Nueva Evangelización y cambio social
• La Nueva Evangelización surge como respuesta ante el divorcio entre fe y vida que ha producido clamorosas situaciones de injusticia, desigualdad social y violencia. • Su finalidad es dar respuesta a la nueva situación que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la modernidad. Ha de tener en cuenta la urbanización, la pobreza y la marginación. Pero de acuerdo a los resultados se puede concluir que la Nueva evangelización en América esta lejos de concluir tras interpretar los signos de los tiempos, porque no ha logrado hasta el momento unir como parte de un mismo proceso la misión de llevar a todos los puntos de cada región la Buena noticia y a la vez la lucha pacífica por la justicia. • Evangelizar es también lograr que las comunidades cuenten con una voz propia a favor de los oprimidos. • Esto es, lograr bajo un solo impulso misionero la Nueva Evangelización y el cambio social. Justicia y bien común en las primeras comunidades (Porta Fide) • Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la enseñanza de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos (cf. Hch 2, 42‐47) • Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones a favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos (cf. Lc 4, 19) • Sin embargo la solución a la crisis actual de miseria y hambre no vendrá de las decisiones y medidas del sistema financiero nacional e internacional que se muestra ajeno a la realidad de los más necesitados e indefensos. • Administra el dinero injustamente repartiendo más a quienes menos necesitan y golpeando a quienes mas carecen de lo indispensable para vivir. Ignoran a las víctimas que el sistema produce, porque andan vacíos de compasión y pasan con indiferencia ante los que sufren. La solución desde la base de la estructura social • La sobrevivencia alimentaria es la base en la que se asienta cualquier estructura social y a partir de ella se levanta la formación de determinada estructura jurídico‐política, así como una determinada formación religiosa. Esto ha sido una constante histórica. • Veamos como Jesús atendía este primer paso de sus primeros discípulos a los que daría el mensaje evangélico y convertiría en pescadores de hombres (LUCAS 5, 1-11 )Estaba Jesús en cierta ocasión junto al lago de Genesaret y la gente se agolpaba para oír la Palabra de Dios, vio entonces dos barcas a la orilla del lago; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, que era de Simón, le pidió que la separase un poco de tierra. Se sentó y estuvo enseñando a la gente desde la barca. Jesús enseña desde el lugar de trabajo cotidiano de unos pescadores, reconociendo la dignidad del trabajo humano por la sobrevivencia. La barca es su púlpito. Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: « Rema mar adentro y echad vuestras redes para pescar. » Simón respondió: « Maestro, hemos estado toda la noche faenando sin pescar nada, pero, puesto que tú lo dices, echaré las redes. » Lo hicieron y capturaron una gran cantidad de peces. Como las redes se rompían, hicieron señas a sus compañeros de la otra barca para que vinieran a ayudarlos. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al verlo, Simón Pedro cayó a los pies de Jesús, diciendo: Apártate de mí, que soy un pecador. » Pues tanto él como sus hombres estaban sobrecogidos de estupor ante la cantidad de peces que habían capturado Entonces Jesús a partir de su realidad como comunidad de pescadores le dijo a Simón << no temas, desde ahora serás pescador de hombres >> Jesús insiste en un Reino como presencia de Dios en el corazón del hombre, sin que eso quiera decir que el Reino sea pura interioridad sino que se traduce en una nueva vida, que se expresa en alta fraternidad. Es preciso conectar salvación, con las aspiraciones y necesidades de las personas. • Se trata de transformar la pobreza social en pobreza evangélica que dará el sustento material y espiritual a la razón de la existencia de Jesús de Nazareth: hacer presente el Reino de los cielos. • Para el cristianismo, la raíz de la lucha por la justicia y la igualdad es el amor. • La realización de la justicia y la igualdad sin fraternidad termina engendrando nuevas formas de deshumanización. • La construcción del amor y la fraternidad presuponen un tipo de sujeto humano, con unas determinadas actitudes, bien descritas en el Sermón de la Montaña (Mt. 5,6 y 7). Veamos como Jesús se preocupaba por las necesidades de vida de los seres humanos aún antes de darles la Buena Noticia. (Marcos 7, 31-37)Dejó el territorio de Tiro y marchó, por Sidón, hacia el lago de Galilea, atravesando el territorio de Decápolis. Jesús sale de la región “sagrada” de Palestina, para entrar en el territorio pagano. Su horizonte evangelizador es universal pero PRIMERO LES DICE A LOS PAGANOS COMO VIVIR EN SOLIDARIDAD. Jesús, al abrir los oídos y soltar la lengua a una persona, no sólo le devuelve la salud, también la reintegra SU CAPACIDAD DE VER Y LUCHAR por una vida social con todos sus derechos. En el tiempo de Jesús, sordomuda es una persona con dificultades para decir lo que piensa y está impedida para tomar iniciativas y decisiones. Jesús resuelve el problema de la incomunicación humana. ¿Qué podemos y debemos hacer los laicos contra la pobreza y el hambre que padece nuestro prójimo? • ¿Cómo podemos impulsar la nueva evangelización con un cambio social que supere la injusticia? LUCHA SOCIAL POR EL ACONTECER DEL REINO Los laicos agrupados en las mas diversas formas comunitarias constituimos una esperanza en el surgimiento del acontecer del Reino en nuestro Siglo XXI como lo fueron las primeras comunidades cristianas tras la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. • Si unimos nuestros esfuerzos al campo sacerdotal, mediante la economía solidaria, vivencia fraternal, lucha por la justicia, defensa de los derechos humanos y de la tierra, con autonomía y fuerza propia y ajenos al clientelismo y control político, podremos lograr para la inmensa mayoría de los pobres y marginados la salvación en el aquí y el ahora ante la opresión y sufrimiento que prevalece Recordemos el mensaje de Juan Pablo II a una favela de Brasil, en 1980 “Ustedes deben ser siempre los primeros en desear superar las malas condiciones, darse la mano unos a otros para buscar juntos mejores días; no esperar todo de fuera, sino comenzar a hacer todo lo posible, procurar instruirse para tener más posibilidades de mejorar; estos son algunos pasos importantes en su camino”. Apliquemos estas enseñanzas en nuestras comunidades: • Comercialización directa de productos del campo. compras en común de productos industriales. • Promover pequeñas empresas familiares y comunitarias. de: albañiles, plomeros, electricistas, etc. • “Invasión verde” de todos los espacios comunitarios susceptibles de ser sembrados con hortalizas, verduras y árboles frutales, sembrando en jardines, camellones, y las orillas de los cerros, o en las azoteas de las casas. • Impulsar crianza de animales, como conejos, borregos, peces, abejas, etc., dependiendo de la región y condiciones. Estas actividades comunitarias y solidarias, llevadas al mayor número de habitantes en colonias urbanas y rurales cercanas a cada parroquia, además de ayudar a su sobrevivencia, darán la organización social que por su extensión se podrá convertir en una voz y una acción decisiva en la lucha pacífica por la justicia ¡Recuperemos la fascinación por Cristo, mediante una práctica eclesial de un auténtico humanismo, comprometido con la DEFENSA Y PROMOCIÓN DE LA VIDA, para construir sobre roca la causa de la Nueva Evangelización que ha iniciado Benedicto XVI y que ahora a en manos de nuestro Papa Francisco!! LOS TRES SENTIDOS DEL ACTUAR EN LA ESTRATEGIA DE LAS COMUNIDADES PARROQUIALES El marco de referencia es que el injusto sistema económico y social prevaleciente, llamado neoliberalismo, se encuentra en una crisis general y permanente de la cual no tiene posibilidad de recomponerse, encaminándose a un posible colapso que pone en peligro nuestra existencia como especie y la del planeta mismo. 1er. Sentido. En primer lugar y de acuerdo a este marco de referencia , el impulso en las comunidades, sobretodo en las acciones relativas a su soberanía alimentaria, economía solidaria, derechos humanos y defensa de la tierra, podrán asegurar su sobrevivencia en una situación de desastre generalizado del sistema neoliberal prevaleciente. 2o.Sentido. En segundo lugar, la organización social lograda mediante la sobrevivencia comunitaria nos dara la posibilidad de acciones de lucha pacífica tales como el dejar de hacer masivamente los trabajos que nos son impuestos a cambio de míseras condiciones de pago. Se demostrará que los poderosos necesitan a los pobres mucho mas que los pobres a ellos. 3er.Sentido. En tercer lugar, las acciones solidarias de sobrevivencia y de lucha que lleven a cabo las comunidades, tendrán que realizarse de acuerdo al proyecto de Jesús de caridad, solidaridad, humildad, justicia y paz. Y si se logra este objetivo, estarán construyendo las comunidades con sus hermanos, aquí y ahora, la antesala del Reino que soñamos y que tenemos prometido en la Esperanza. CONSTRUIR EL REINO AQUÍ Y AHORA SE CONVIERTE EN FORMA SIMULTANEA EN UNA MISION DE EVANGELIZACION Y DE CAMBIO SOCIAL CONTRA LA MISERIA Y EL HAMBRE “La liberación integral comienza en la historia y culmina en la eternidad”
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El pontífice aprovechó su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud para hacer una severa autocrítica del desempeño de la institución y exponer con minuciosidad los modos en que, a su juicio, debe anunciarse hoy el Evangelio para detener la sangría de fieles y volver a entusiasmar a la gente.
El viaje del Papa Francisco a Brasil fue mucho más que una visita a un país, por más exitosa que haya sido su presencia en la nación con más católicos del mundo. Incluso trascendió largamente su motivo formal: presidir una nueva edición de la Jornada Mundial de la Juventud, pese a su descollante actuación. El pontífice argentino aprovechó el viaje al coloso sudamericano para presentar el modelo de Iglesia que quiere para los próximos años o, dicho de otra manera, para señalar el rumbo del gran cambio que aspira poner en marcha en el catolicismo de comienzos de milenio. Casi todos sus discursos, improvisaciones y gestos pusieron de manifiesto una serie de pautas para despabilar a la Iglesia y revitalizar el anuncio del Evangelio en tiempos en que vastos sectores de la sociedad parecen sentirse cada vez menos atraídos por lo religioso o se entusiasman con otras confesiones religiosas o con movimientos espiritualistas o, directamente, abrazan la increencia. Es cierto que a partir del día después de su elección como pontífice Francisco viene dando pistas de hacia dónde quiere que rumbee el clero y los laicos más comprometidos. Desde su recordada frase “cómo anhelo una Iglesia pobre y para los pobres”, hasta sus pedidos para salir al encuentro de la gente con un mensaje comprensivo, realizó varias referencias en ese sentido. Pero nunca como en Brasil el Papa fue tan minucioso y a la vez tan descarnado en su análisis acerca de cómo la Iglesia lleva adelante su misión en la actualidad. Las circunstancias -o la voluntad de Dios, si se lo ve con ojos de fe- determinaron que trazara las directrices en el país donde la sangría de fieles es particularmente significativa. En los últimos 40 años los católicos pasaron de ser el 91 % de la población al 64 %, mientras que los evangélicos treparon del 4 % al 22 %, según el censo nacional. Y una reciente encuesta del diario Folha de San Pablo reveló que la merma de católicos sigue y que hoy suman el 57 %. Los discursos a los miembros de la mesa coordinadora del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y a los obispos brasileños, así como su homilía en la misa con el clero que acompañó a los participantes de la Jornada Mundial de la Juventud, fueron donde el pontífice más y mejor expuso sus directrices. Y especialmente en el mensaje al Episcopado brasileño, donde realizó la autocrítica más severa y exhaustiva. Allí disparó que “a veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera también una racionalidad ajena a nuestra gente. Sin la gramática de la simplicidad, la Iglesia se ve privada de las condiciones que hace posible `pescar’ a Dios en las aguas profundas de su misterio”. Más adelante fue aún más crudo. “Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quizá la Iglesia tenía respuestas para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta”. Pese a todo, Francisco llamó al clero y a los laicos a no caer en el lamento y la desesperanza. Por lo pronto, dijo que “necesitamos una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de Jerusalén, vagan sin meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo, impotente para generar sentido”. Y añadió. “Ante este panorama hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar; una Iglesia que acompañe en el camino poniéndose en marcha con la gente; una Iglesa que pueda descifrar esa noche que entraña la fuga de Jerusalén de tantos hermanos y hermanas; una Iglesia que se dé cuenta de que las razones por las que hay gente que se aleja contienen en sí mismas los motivos para un posible retorno, pero es necesario saber leer el todo con valentía”. En la homilía al clero de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa fue donde más se explayó sobre su recurrente exhortación a salir al encuentro de la gente. “No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, en nuestra institución parroquial o en nuestra institución diocesana cuando tantas personas están esperando el Evangelio”, afirmó. Y aclaró: “No es un simple abrir la puerta para que vengan, para acoger, sino salir por la puerta para buscar y encontrar”. Pidió, en fin, a los sacerdotes, y religiosos y religiosas que impulsen a los laicos a ser “callejeros de la fe”. Y a estar especialmente cerca de los pobres. En ese sentido, citó a la Madre Teresa: “Es en las `favelas’, en los `cantegriles’, en las `villas miseria’ donde hay que ir a buscar y servir a Cristo”. Con todo, Francisco recordó que la acción misionera de todo cristiano comienza “en la propia casa, el ambiente de estudio o trabajo, en la familia y los amigos”. Ante la mesa coordinadora del Celam, el Papa relegó el papel de gendarme de la ortodoxia doctrinaria de la Iglesia, al señalar que “debe ser facilitadora de la fe y no tanto controladora de la fe”. Y tuvo definiciones fuertes sobre el papel del obispo. “Debe conducir, que no es lo mismo que mandonear”, dijo. Además, señaló que “han de ser pastores, cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre; pacientes y misericordiosos. Hombres -dijo- que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior como simplicidad y austeridad de vida. Hombres agregó- que no tengan ´psicología de príncipes’. Hombres que no sean ambiciosos y que sean esposos de una Iglesia sin estar a la expectativa de otra”. Y les pidió “cercanía, ternura, caricia”. En fin, Francisco advirtió sobre el riesgo de ideologizar el mensaje del Evangelio, sea desde “el liberalismo de mercado hasta la categorización marxista”. O de la clericalización del laico, sea porque “el cura lo clericaliza o porque el laico pide por favor que lo clericalice”. Y consideró que esto “explica en gran parte la falta de adultez y de cristiana libertad en parte del laicado latinoamericano”. A la vez que pidió a los jóvenes “hacer lío en las diócesis”, en referencia a que la Iglesia necesita de su audacia creativa. Y llamó a ir contra la corriente ante una “cultura del descarte” de las personas, regida por “los dogmas de la eficiencia y el pragmatismo”. Por otra parte, pidió ampliar el compromiso de la mujer en la Iglesia promoviendo “su participación activa en la comunidad eclesial”. En la rueda de prensa que ofreció en el avión que lo llevó de regreso a Roma diría que la Virgen María “es más importante que los discípulos” de Jesús y que la acción de la mujer en la Iglesia no debe limitarse a ser catequista o presidente de la Cáritas parroquial. Pero reiteró la oposición de la Iglesia al sacerdocio femenino. Francisco también dio otras claves ante los periodistas. Dijo que no habló del aborto en la Jornada Mundial de la Juventud porque todos conocen la posición contraria de la Iglesia y porque prefirió ante los jóvenes hacer propuestas entusiasmantes antes que formular condenas. Por lo demás, su posición sobre los gay -de profundo respeto y cercanía espiritual- si bien no implicó un cambio doctrinario, significó un cambio de estilo, más comprensivo, con la relevancia que tiene haber sido evidenciado por un Papa. En definitiva, los cambios que el Papa está promoviendo en la Iglesia no pasan ni por el celibato optativo, ni el sacerdocio femenino, sino por un cambio de actitud que muestre a la institución más cercana a la gente. Es cierto que no descartó el levantamiento -al menos en ciertos casos- de la prohibición de la comunión a los divorciados en nueva unión, pero su urgencia es lograr que la Iglesia toque el corazón de la gente con el anuncio de Jesús. Y para ello no hacen falta muchos recursos, sino “la creatividad del amor”. Toda esta parte de Lucas reúne muchas enseñanzas y sucesos de la vida de Jesús englobadas literariamente en el gran viaje hacia Jerusalén, convocando multitudes y sufriendo la hostilidad y el acoso de los jefes y letrados.
Los temas concretos del fragmento de hoy son tres imágenes: el fuego, el bautismo y la división. Jesús presenta su predicación y su trabajo total como un fuego que tiene que hacer arder al mundo entero. No es ésta una imagen evangélica habitual, ni ha sido apenas utilizada. El fuego ha sido en el AT una imagen de Dios y de su acción sobre los humanos: fuego para purificar, para iluminar, para propagarse. Y el Espíritu se entregará a la Iglesia en forma de lenguas de fuego. Lo menos que podemos decir del espíritu de Jesús es que es "ardiente". Podríamos pensar si la habitual mansedumbre con que representamos a Jesús no es una domesticación que nuestra conveniencia impone a su verdadera imagen, la que se desprende directamente de los textos evangélicos. Jesús habla frecuentemente de su "bautismo", no refiriéndose al Jordán, sino a la cruz. Quizá la expresión más evidente sea la respuesta a las aspiraciones "ministeriales" de los Zebedeos, a las que Jesús contrapone: "¿podéis beber el cáliz que yo de he de beber, bautizaros con el bautismo que yo he de recibir?" (Mt 20, Mc 10), es decir, ¿podéis soportar lo que yo voy a padecer?... textos que se relacionan directamente con los anuncios de la Pasión y la incomprensión de los discípulos respecto a la misma. La consecuencia de todo lo anterior es que Jesús sabe que el resultado de su misión no será la conversión global, la adhesión de Israel, sino la división: con Él o contra Él. Y que esta división hará que los que opten por Él sean perseguidos, como Él mismo lo será. Ante todo, debemos reflexionar sobre la imagen que tenemos acerca de la vida y figura de Jesús. Treinta años de vida oscura; de uno a tres años de vida "pública", que empiezan con un enorme impacto popular y se deslizan hacia el seguimiento de un grupo más reducido y más fiel; y un violento desenlace producido por el enfrentamiento mortal con las autoridades religiosas de Israel. Es una vida violenta: sorpresa, impacto, enfrentamiento, muerte. La sociedad de Jesús le responde con violencia, porque se ha sentido agredida y teme por su supervivencia. La doctrina y el modo de actuar de Jesús ha sido un agresión, un fuego; la sociedad teme ser consumida por ese fuego; e intenta apagarlo, matarlo. La acción de los enemigos de Jesús se representa también en el agua, que puede ser mortal. Se recobra el viejo significado agua = muerte (las aguas del caos primordial, el diluvio, el Nilo, el mar "Rojo"...) las aguas caerán sobre el fuego de Jesús intentando ahogar su fuego. Son las aguas mortales de la religión deformada: la Ley más que la persona: el culto más que la vida: la justicia más que la compasión. Jesús vuelve a encender el fuego de la persona, la vida, la compasión, y entonces los legistas, los sacerdotes y los fariseos no tienen más remedio que apagar ese fuego. Esta imagen de Jesús, tan real e indiscutible, nos propone dos vías de reflexión de gran trascendencia. Ante todo a nivel personal. La vida interior de todo seguidor de Jesús es violencia, porque partimos de la situación existencial del pecado, de la instalación, de la conformidad con lo vulgar o lo meramente agradable. Y la llamada de la Palabra es "sal de tu tierra, sal de la cómoda esclavitud... al desierto, hacia la libertad". Es la motivación de toda la ascesis cristiana: arrancarse del cómodo y ficticio paraíso (interior y exterior). Seguir a Jesús es siempre preferir la puerta estrecha y la senda empinada, es venderlo todo por el Tesoro, dejar las redes en la barca... Los evangelios están llenos de estas imágenes. A nivel comunitario, la iglesia es un poderoso fermento de cambio. Una comunidad de seguidores de Jesús actúa con criterios, maneja valores, actúa de forma radicalmente opuesta a la sociedad en que se inserta: no valora el poder, la instalación, la riqueza, el dominio; no pretende preferentemente disfrutar ni imponer; no piensa ante todo en ganancias ni en prestigios sociales... Si los criterios y valores de estas comunidades fueran mayoritarios en la sociedad occidental, toda la trama económica y política de esta sociedad quedaría destruida. Una iglesia verdaderamente seguidora de Jesús sería un peligro público, sería atacada, la sociedad reaccionaría como se reaccionó con Jesús. Pero de hecho no es así. Los cristianos occidentales tenemos la tentación de que nuestra fe no altere demasiado nuestras costumbres. El seguimiento de Jesús puede no significar un esfuerzo para salir de sí mismo y liberarse de los pecados. El sacramento del bautismo puede no ser una adhesión personal al crucificado, ni el sacramento de la penitencia suele ser expresión de nuestra constante pelea con nuestros pecados, ni la Eucaristía es comunión con la fe de los demás y un compromiso vital con el Libertador y para la Liberación. Es más conveniente priorizar la imagen del perdón de los pecados (no detestados), de la comunión personal con Cristo (no transformadora, estéril). El conocimiento de "Abbá" puede no impulsarnos y comprometernos a ser Hijos sino más bien simplemente a tranquilizarnos porque entendemos a Dios como Juez corrupto, bonachón, que pasará por alto nuestra mediocridad. Si así fuera, el fuego se habría extinguido. Ni la Palabra nos quema por dentro, ni los cristianos quemamos en la sociedad. La Palabra serviría para tranquilizar nuestra mediocridad y la Iglesia se convertiría en una religión más, expresión sacra de la idiosincrasia de un pueblo y los mecanismos tradicionales de su sociedad. De ser así, habría desaparecido la fuerza incontenible del grano de mostaza, el poder de fermento de la levadura... Se habría extinguido el fuego. La división, el padre contra el hijo... ¿cómo no va a haber división si alguien se toma en serio el Evangelio? "Todos los que quieran vivir religiosamente, como Jesús, serán perseguidos". La elección de carrera, el status de vida elegido, los amigos, el club a que se pertenece, invertir o colaborar... ¿cómo no van a dividir a las personas estas elecciones que constituyen el tejido habitual de nuestras vidas? Dios es Amor. La imagen del Espíritu es el fuego. El fuego quema la ofrenda. El fuego es lo que hace válido el cirio, que se consume para ser luz... Este domingo es una magnífica invitación a un examen en profundidad de lo que significa para nuestras vidas la fe en Jesús. Ardiente o tibio, agresivo o domesticado, salir o seguir instalado, ponerse al servicio o conformarse... Contemplar cómo cambió a Jesús el fuego del Espíritu, qué peligroso lo hizo. Mirar mi vida, tan poco peligrosa para nadie. Mirar la iglesia, intentar descubrir en ella dónde quema el Espíritu... El hecho de que la Asunción sea una de las fiestas más populares de nuestra religión no garantiza que se haya entendido siempre correctamente. Todo lo que se refiere a María tiene que ser tamizado por un poco de sentido común que ha faltado a la hora de colocarle toda clase de capisayos que la desfiguran hasta hacerla inútil. La mitología sobre María puede ser positiva, siempre que no se distorsione su figura, alejándola tanto de la realidad que la convierte en una figura inservible para un acercamiento a la divinidad.
La Asunción de María fue durante muchos siglos una verdad de fe aceptada por el pueblo sencillo. Solo a mediados del siglo pasado, se proclamó como dogma de fe. Es curioso que, como todos los dogmas, se defina en momentos de dificultad para la Iglesia. En este caso no fueron las discusiones teológicas las que provocaron la definición de una verdad de fe sino la intención de dar al pueblo una confirmación oficial de sus intuiciones sobre María. De esta manera se intenta apuntalar los privilegios, que la sociedad le estaba arrebatando. El dogma dice: "La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial". Hay que tener en cuenta que una cosa es la verdad que se quiere definir con un dogma, y otra muy distinta la formulación en que se expresa esa verdad. Ni Jesús ni María ni ninguno de los que vivieron en su tiempo, hubiera entendido nada de esa definición. Sencillamente porque está hecha desde una filosofía completamente ajena a su manera de pensar. Para ellos el ser humano no es un compuesto de cuerpo y alma, sino una única realidad que se puede percibir bajo diversos aspectos, pero sin perder nunca su unidad. Cuando el dogma habla de "en cuerpo y alma", no debemos entenderlo como lo material o biológico por una parte, y lo espiritual por otra. El hilemorfismo, mal entendido nos ha jugado un mala pasada. Los conceptos griegos de materia y forma, son ambos conceptos metafísicos. El dogma no pretende afirmar que el cuerpo biológico de María está en alguna parte, sino que todo el ser de María ha llegado a identificarse con Dios. No podemos entender literalmente el dogma. Pensar que un ser físico, María, que se encuentra en un lugar, la tierra, es trasladado localmente a otro lugar, el cielo, no tiene ni pies ni cabeza. Hace unos años se le ocurrió decir al Papa Juan Pablo II que el cielo no era un lugar, sino un estado. Se armó un gran revuelo en los medios de comunicación, aunque nunca la doctrina oficial había dicho que el cielo está allá arriba. Pero me temo que la inmensa mayoría de los cristianos no ha aceptado la explicación, porque está demasiada arraigada la idea de un cielo como lugar a donde irán los buenos. Cuando nos dicen que fue un privilegio, porque los demás justos serán llevados de la misma manera al cielo, pero después del juicio final, ¿de qué están hablando? Para los que han terminado el curso de esta vida, no hay tiempo. Todos los que han muerto están en la eternidad, que no es tiempo acumulado, sino un instante eterno. La materialización del más allá, como si fuera un trasunto del más acá, nos ha metido en un callejón sin salida; y parece que muchos se siguen encontrando muy a gusto en él. Del más allá no podemos saber nada. Lo único que podemos descartar es que sea prolongación de la vida de aquí abajo, de la que conocemos sus condicionantes. No sé lo que pensó Pío XII al proclamar el dogma, pero yo lo entiendo como un intento de proponer que la salvación de María fue absoluta y total, es decir, que alcanzó su plenitud. Esa plenitud solo puede consistir en una unificación e identificación con Dios. Como en el caso de la ascensión, se trata de un cambio de estado. María ha terminado el ciclo de su proceso de maduración terreno y ha llegado a su plenitud. Pero no a base de añadidos externos, como puede ser: sentarla en un trono, coronarla, declararla reina, etc., sino por proceso interno de identificación con Dios. En esa identificación con Dios no cabe más. Ha llegado al límite de las posibilidades. Esa meta es la que nos espera a todos. En lenguaje bíblico "cielos" significa el ámbito de lo divino, por tanto María está ya en "los cielos". Que nadie piense que vamos contra el dogma de la Asunción. Lo que pretendemos es superar una manera de entenderlo que es ininteligible hoy. Es imposible meter las realidades trascendentes en conceptos humanos. Lo vamos a seguir intentando, pero al hacerlo debemos tener en cuenta la precariedad de los resultados. Los conceptos utilizados no podemos entenderlos en sentido estricto, por eso la manera de entenderlos será siempre acomodada al universo conceptual que en ese momento utilizamos. El paradigma que nos permite interpretar la realidad en un momento determinado de la historia y de la cultura, no podemos elegirlo a capricho, viene dado por una infinidad de condicionantes que no tenemos más remedio que aceptar, si no queremos quedar aislados y sin posibilidad de entendernos con los demás. Es inútil pretender seguir usando en el ámbito religioso un universo conceptual ya superado. Lo único que conseguiremos será entrar en una esquizofrenia intelectual que puede engañarnos pero no satisfacernos. Los cristianos tenemos todo el derecho de seguir utilizando a María como medio para acercarnos a la divinidad. No tiene importancia que al hacerlo, nos alejemos de la paisana de Nazaret que fue la madre de Jesús. Lo que importa es que la María mitificada nos ayude, de verdad, a entender mejor el mensaje de Jesús. Desde el momento en que Jesús fue entendido como Hijo de Dios, hemos caído en la trampa de divinizarlo y alejarlo de nuestra humanidad. Esa separación ha llegado a ser tan abismal y lo ha alejado tanto de nosotros que ya no podemos encontrar en él el modelo de ser humano, aunque el único título que Jesús se dio a sí mismo fue el de "Hijo de hombre". Sin esa indispensable conexión con lo humano, lo colocamos de entrada en el ámbito de lo divino y no lo podemos percibir como uno de nosotros. El principal objetivo de todo lo que se ha dicho de María, sería precisamente superar este escollo, y descubrir en ella la figura completamente humana que nos permita acercarnos a la divinidad descubriéndola en ella. Precisamente porque no existe el peligro de confundirla con Dios, podemos ensalzarla hasta el infinito y ver en ella reflejada toda la fuerza de la divinidad. De esta manera podemos entender que esa misma divinidad está también involucrada en nuestra propia existencia. No debemos desmantelar toda la riqueza teológica que hemos volcado sobre María durante muchos siglos. Lo que debemos hacer es traducir al lenguaje de hoy todos esos conceptos que ya no son comprensibles para nuestra manera de entender el mundo. Si esta tarea la llevamos a cabo con humildad y coherencia, podemos descubrir un filón de posibilidades de comprensión de la figura de Jesús y de la verdadera encarnación. Es verdad que el pueblo sencillo no se equivoca nunca. Pero los que interpretamos las convicciones de ese pueblo, sí podemos equivocarnos y darles un sentido que no tuvieron en su origen. Debemos estar mucho más atentos a lo que vive la Iglesia como pueblo de Dios, que a lo que nos dicen los teólogos o los especialistas de la religiosidad. Cuando se habla de la infalibilidad, hay que tener en cuenta que es siempre la expresión de un sentir de la comunidad, no de la ocurrencia de una persona por muy Papa que sea. Que esta fiesta nos invite a mirar a María con nuevos ojos, para que sea un acicate que nos lleve a descubrir la cercanía de lo divino a todas y cada una de las criaturas. La meta de todo ser humano es la misma que alcanzó María y que hoy celebramos. Dios está haciendo cosas grandes en cada uno de nosotros, aunque vivimos sin enterarnos de ello. Meditación-contemplación El Magníficat es una excelente oración, resumen de las aspiraciones de un pueblo, que confía plenamente en Dios y en la salvación que había prometido a los antepasados. .......................... Este cántico pone en boca de María estos sentimientos y nos invita a desarrollarlos interiormente. Teniendo en cuenta que las obras de Dios nunca se manifiestan en fenómenos espectaculares. .......................... Su mejor obra la desplegó Dios en el seno de María, solo porque ella fue capaz de decir "Fiat". La seguirá desplegando en cada uno de nosotros, en la medida que sepamos estar, como ella, disponibles. Toda esta parte de Lucas reúne muchas enseñanzas y sucesos de la vida de Jesús englobadas literariamente en el gran viaje hacia Jerusalén, convocando multitudes y sufriendo la hostilidad y el acoso de los jefes y letrados.
Los temas concretos del fragmento de hoy son tres imágenes: el fuego, el bautismo y la división. Jesús presenta su predicación y su trabajo total como un fuego que tiene que hacer arder al mundo entero. No es ésta una imagen evangélica habitual, ni ha sido apenas utilizada. El fuego ha sido en el AT una imagen de Dios y de su acción sobre los humanos: fuego para purificar, para iluminar, para propagarse. Y el Espíritu se entregará a la Iglesia en forma de lenguas de fuego. Lo menos que podemos decir del espíritu de Jesús es que es "ardiente". Podríamos pensar si la habitual mansedumbre con que representamos a Jesús no es una domesticación que nuestra conveniencia impone a su verdadera imagen, la que se desprende directamente de los textos evangélicos. Jesús habla frecuentemente de su "bautismo", no refiriéndose al Jordán, sino a la cruz. Quizá la expresión más evidente sea la respuesta a las aspiraciones "ministeriales" de los Zebedeos, a las que Jesús contrapone: "¿podéis beber el cáliz que yo de he de beber, bautizaros con el bautismo que yo he de recibir?" (Mt 20, Mc 10), es decir, ¿podéis soportar lo que yo voy a padecer?... textos que se relacionan directamente con los anuncios de la Pasión y la incomprensión de los discípulos respecto a la misma. La consecuencia de todo lo anterior es que Jesús sabe que el resultado de su misión no será la conversión global, la adhesión de Israel, sino la división: con Él o contra Él. Y que esta división hará que los que opten por Él sean perseguidos, como Él mismo lo será. Ante todo, debemos reflexionar sobre la imagen que tenemos acerca de la vida y figura de Jesús. Treinta años de vida oscura; de uno a tres años de vida "pública", que empiezan con un enorme impacto popular y se deslizan hacia el seguimiento de un grupo más reducido y más fiel; y un violento desenlace producido por el enfrentamiento mortal con las autoridades religiosas de Israel. Es una vida violenta: sorpresa, impacto, enfrentamiento, muerte. La sociedad de Jesús le responde con violencia, porque se ha sentido agredida y teme por su supervivencia. La doctrina y el modo de actuar de Jesús ha sido un agresión, un fuego; la sociedad teme ser consumida por ese fuego; e intenta apagarlo, matarlo. La acción de los enemigos de Jesús se representa también en el agua, que puede ser mortal. Se recobra el viejo significado agua = muerte (las aguas del caos primordial, el diluvio, el Nilo, el mar "Rojo"...) las aguas caerán sobre el fuego de Jesús intentando ahogar su fuego. Son las aguas mortales de la religión deformada: la Ley más que la persona: el culto más que la vida: la justicia más que la compasión. Jesús vuelve a encender el fuego de la persona, la vida, la compasión, y entonces los legistas, los sacerdotes y los fariseos no tienen más remedio que apagar ese fuego. Esta imagen de Jesús, tan real e indiscutible, nos propone dos vías de reflexión de gran trascendencia. Ante todo a nivel personal. La vida interior de todo seguidor de Jesús es violencia, porque partimos de la situación existencial del pecado, de la instalación, de la conformidad con lo vulgar o lo meramente agradable. Y la llamada de la Palabra es "sal de tu tierra, sal de la cómoda esclavitud... al desierto, hacia la libertad". Es la motivación de toda la ascesis cristiana: arrancarse del cómodo y ficticio paraíso (interior y exterior). Seguir a Jesús es siempre preferir la puerta estrecha y la senda empinada, es venderlo todo por el Tesoro, dejar las redes en la barca... Los evangelios están llenos de estas imágenes. A nivel comunitario, la iglesia es un poderoso fermento de cambio. Una comunidad de seguidores de Jesús actúa con criterios, maneja valores, actúa de forma radicalmente opuesta a la sociedad en que se inserta: no valora el poder, la instalación, la riqueza, el dominio; no pretende preferentemente disfrutar ni imponer; no piensa ante todo en ganancias ni en prestigios sociales... Si los criterios y valores de estas comunidades fueran mayoritarios en la sociedad occidental, toda la trama económica y política de esta sociedad quedaría destruida. Una iglesia verdaderamente seguidora de Jesús sería un peligro público, sería atacada, la sociedad reaccionaría como se reaccionó con Jesús. Pero de hecho no es así. Los cristianos occidentales tenemos la tentación de que nuestra fe no altere demasiado nuestras costumbres. El seguimiento de Jesús puede no significar un esfuerzo para salir de sí mismo y liberarse de los pecados. El sacramento del bautismo puede no ser una adhesión personal al crucificado, ni el sacramento de la penitencia suele ser expresión de nuestra constante pelea con nuestros pecados, ni la Eucaristía es comunión con la fe de los demás y un compromiso vital con el Libertador y para la Liberación. Es más conveniente priorizar la imagen del perdón de los pecados (no detestados), de la comunión personal con Cristo (no transformadora, estéril). El conocimiento de "Abbá" puede no impulsarnos y comprometernos a ser Hijos sino más bien simplemente a tranquilizarnos porque entendemos a Dios como Juez corrupto, bonachón, que pasará por alto nuestra mediocridad. Si así fuera, el fuego se habría extinguido. Ni la Palabra nos quema por dentro, ni los cristianos quemamos en la sociedad. La Palabra serviría para tranquilizar nuestra mediocridad y la Iglesia se convertiría en una religión más, expresión sacra de la idiosincrasia de un pueblo y los mecanismos tradicionales de su sociedad. De ser así, habría desaparecido la fuerza incontenible del grano de mostaza, el poder de fermento de la levadura... Se habría extinguido el fuego. La división, el padre contra el hijo... ¿cómo no va a haber división si alguien se toma en serio el Evangelio? "Todos los que quieran vivir religiosamente, como Jesús, serán perseguidos". La elección de carrera, el status de vida elegido, los amigos, el club a que se pertenece, invertir o colaborar... ¿cómo no van a dividir a las personas estas elecciones que constituyen el tejido habitual de nuestras vidas? Dios es Amor. La imagen del Espíritu es el fuego. El fuego quema la ofrenda. El fuego es lo que hace válido el cirio, que se consume para ser luz... Este domingo es una magnífica invitación a un examen en profundidad de lo que significa para nuestras vidas la fe en Jesús. Ardiente o tibio, agresivo o domesticado, salir o seguir instalado, ponerse al servicio o conformarse... Contemplar cómo cambió a Jesús el fuego del Espíritu, qué peligroso lo hizo. Mirar mi vida, tan poco peligrosa para nadie. Mirar la iglesia, intentar descubrir en ella dónde quema el Espíritu... “Asunción es tranformación, Asunta es abosorbida por la vida”
“Hoy conmemoramos la muerte como absorción por la Vida” Asunción no es transportar míticamente un cadáver por los aires para reanimarlo en lo alto de los cielos Felicidades, prima Asunción, sobrina Asun y amigas Asuntas, todas las que celebráis onomástico el 15 de Agosto. Ya sabéis que Asunción significa Absorción y Asunta significa Absorbida por la Vida. Por lo tanto, querida Asunción, querida Asun, querida Asunta, enhorabuena por el nombre tan bonito que tenéis. Sois Asuntas quiere decir que os llamáis Asumidas, Absorbidas, Renacidas, Recreadas, Transformadas, Transfiguradas, destinadas a pasar el umbral del tránsito de crisálidas a mariposas de vida eterna. Me preguntaron las alumnas en clase de teología si hay que creer que a la madre de Jesús no la enterraron y tuve que volver a aclararles lo que significa Asunción, para evitar un suspenso en el examen de hermenéutica y evolución de los dogmas. La Asunción no es un privilegio excepcional exclusivo de María, sino el símbolo de nuestro propio destino al morir para entrar en la vida definitiva. Asunción no es transportar míticamente un cadáver por los aires para reanimarlo en lo alto de los cielos, sino pasar por la muerte y dejarse absorber por el Espíritu en el seno de la Vida de la vida. Asunción significa que morir es nacer; nacer muriendo y morir naciendo. Si pudiéramos contemplar el nacimiento de una criatura desde el interior del seno materno, el vídeo proyectaría la imagen de alguien que desaparece por un túnel de muerte. Pero, vista desde la vida verdadera, esa presunta muerte se vería como un nacimiento, un renacer y una nueva creación. María, como Inmaculada y Asunta, es un icono de esperanza. Por cierto, que Inmaculada y Asunción, como metáforas de fe, son algo así como en matemáticas el cero y el infinito. Cero e infinito no son como los demás números, son imágenes-límite y metáforas fronterizas. Inmaculada y Asunción son metáforas de esperanza, expresiones simbólicas de plenitud en los límites de nacimiento y muerte, y de trascendencia de los límites en el horizonte de la vida eterna… Hubo entre el alumnado quienes no acababan de conformarse con estas interpretaciones y seguían preguntando: “Entonces, en qué quedamos? ¿qué conmemoramos el 15 de agosto, una muerte, un nacimiento, una resurrección o una asunción?” Y tuve que insistir reiterativo: Conmemoramos la muerte como absorción por la Vida, la muerte de María como Asunción, imagen esperanzadora de nuestra propia muerte como entrada en la Vida. María murió y la enterraron, como Jesús murió y lo enterraron. La fe en la resurrección no necesita una tumba vacía. La Asunción no necesita “ángeles aviadores” que transporten un cadáver incorrupto a un paraíso en lo alto de las nubes. Asunción no es eludir la muerte (como creyeron algunas tradiciones extraviadas sobre la llamada ‘dormición’), sino ser recreada y transformada tras morir del todo, para renacer a la vida que no muere. Lo dijo el Papa Pío XII al proclamar esta enseñanza solemnemente en 1950: “Lo esencial del mensaje es reavivar la esperanza en la propia resurrección”, que no consiste en revolotear por las nubes un alma separada, ni en reanimar un cadáver o dejar una tumba vacía o volver a esta vida, sino en ser asumida la persona en el misterio original de la Vida de la vida. Lo dijo san Pablo escribiendo a la comunidad de Corinto: que la victoria sobre la muerte consiste en que cuando morimos la muerte es absorbida por la vida divina (cf. 1 Co 15, 54). Y lo dijo muy bien Martín Descalzo en su poema: Y entonces vio la luz. La luz que entraba por todas las ventanas de su vida. Vio que el dolor precipitó la huida y entendió que la muerte ya no estaba. Morir sólo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva. Es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba. Acabar de llorar y hacer preguntas; ver al Amor sin enigmas ni espejos; descansar de vivir en la ternura; tener la paz, la luz, la casa juntas y hallar, dejando los dolores lejos, la Noche-luz tras tanta noche oscura No sé si los lectores la compartirán, pero es posible que muchos de ellos abrigaran la certeza de que el Papa Francisco, en su viaje a Brasil, -a la cristiandad, a la humanidad- iba a repetir lo de siempre, lo que otros Papas anteriores: doctrinas y normas, preceptos y leyes , dogmas y , a la par, reproches y anatemas contra el abandono e infidelidades de los cristianos.
Llevábamos mucho tiempo escuchando en tono casi obsesivo la voz de muchos dirigentes eclesiásticos, que no cesaban de repetir: no a la ausencia de la práctica religiosa, no a la secularización, no al Estado aconfesional, no al relativismo moral, no a la politización izquierdosa de la fe, no a la autonomía de la ciencia y de la libertad, no al aborto, no a la homosexualidad, no a la igualdad de la mujer, no a la aceptación intraeclesial de los divorciados, no… De repente, y confirmando los gestos y palabras que en su breve recorrido de Obispo de Roma había ido proyectando, el Papa Francisco se muestra con una frescura y libertad, con una cercanía y comprensión del pueblo, con un enseñar nuevo, limpio y simple que penetra y cautiva , y asombra a muchos doctos y fariseos de nuestro tiempo. Dice: “La barca de la Iglesia no tiene la potencia de los grandes transatlánticos que surcan los océanos. Y, sin embargo, Dios quiere manifestarse precisamente a través de nuestros medios, medios pobres, porque siempre es él el quien actúa. -La Iglesia no puede alejarse de la sencillez. Sin la garantía de la simplicidad la Iglesia se ve privada de las condiciones que hacen posible “pescar” a Dios en las aguas profundas de su misterio.-Tal vez la Iglesia se ha mostrado demasiado débil, demasiado lejana de las necesidades de los que la han abandonado, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido; tal vez el mundo parece haber convertido a la Iglesia en una reliquia del pasado, insuficiente para las nuevas cuestiones; quizás la Iglesia tenía repuesta para la infancia del hombre, pero no para su edad adulta”. El Papa Francisco no parece hablar muy preocupado por la doctrina de la Iglesia ni se afana por defenderla, sino que sus palabras mencionan una y otra vez, ante todos los públicos, una realidad nueva, frente a la cual, como ocurriera en otro tiempo, la gente queda encandilada y se llena de gozo y entusiasmo. Parecía que ya no era un obispo mal encarado, sino un descubridor de la sublime figura de Jesús de Nazaret. Dice: “Como Pablo y Bernabé anunciamos el Evangelio a nuestros jóvenes para que encuentren a Cristo, luz para el camino y se conviertan en constructores de un mundo más fraterno. En realidad, nuestro vivir en Cristo marca todo los que somos y lo que hacemos. La eficacia y fecundidad de nuestro servicio apostólico quedan garantizadas por nuestro ser fieles a Jesús. Permanecer con Cristo no es aislarse, sino permanecer para ir al encuentro de los otros. Es en las favelas, en los cantegriles, en las villas miseria, donde hay que buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría. Jesús, el buen Pastor, es nuestro verdadero tesoro, tratemos de fijar cada vez más nuestro corazón en él (Cf. Lc 12,34)”. (Catedral de San Sebastián, Río de Janeiro, 27 de julio de 2013) Ya no era el superconocido y prohibido por nuestros obispos, teólogo José Antonio Pagola (por su libro JESUS, Una aproximación histórica, en poco tiempo vendidos más de 140.000 ejemplares) quien despertaba admiración y aplausos, sino él, un Papa directo, popular, no controlado, que venía poseído por la misma pasión: anunciar la gran novedad de Jesús de Nazaret, -descuidada, dejada en la penumbra y hasta secuestrada-. Novedad la de este hombre Jesús de Nazaret que, según José Antonio Pagola: “Ha marcado decisivamente la religión, la cultura y el arte de Occidente hasta imponer incluso calendario, que ha tenido como nadie un poder grande sobre los corazones, que ha expresado como nadie las inquietudes e interrogantes del ser humano, que ha despertado ingentes esperanzas y que todavía hoy, frente a la crisis de ideologías y religiones, sigue alimentando la fe de millones y millones de hombres y mujeres”. Y el Papa Francisco proseguía en su principal empeño: “Quisiera que hoy nos preguntáramos todos: ¿Somos una Iglesia que vuelva a nuestras fuentes de modo que ellas despierten la fascinación por su belleza? Se requiere una Iglesia con una pastoral que no es otra cosa que el ejercicio de la maternidad de la Iglesia. Sin la misericordia , poco se puede hacer hoy para insertarse en un mundo de “heridos” que necesitan comprensión, perdón y amor. – En el ámbito social, la Iglesia sostiene el derecho de servir al hombre en su totalidad, diciéndole lo que Dios ha revelado sobre el hombre y su realización y ella quiere hacer presente ese patrimonio inmaterial sin el cual la sociedad se desmorona, las ciudades se verían arrasadas por sus propios muros, barrancos y barreras. La Iglesia tiene el derecho de mantener encendida la llama de la libertad y de la unidad del hombre” (A los obispos del Brasil, 27 de julio de 2013). Yo he quedado sorprendido: el papa no ha hablado de prohibiciones eclesiales, no ha reclamado el absolutismo de la verdad católica, no ha hablado ni una sola vez del aborto, ha mirado a todos, a todos les ha invitado a compartir y convivir en respeto y fraternidad, desde la defensa de los grandes valores, que nos enriquecen mutuamente. Y ha hablado con fuerza, eso sí, de los ídolos y falsas ilusiones sembradas por doquier por el depredador y homicida neoliberalismo. No Occidente, sino ciertas ideologías devastan la conciencia y los hábitos éticos que más profundamente tejen nuestra humanidad. Y el Nazareno, recuperado de nuevo, sin tantas cosas que lo oscurecen y lo han traicionado, ha sido el anuncio central, la enseñanza atractiva y más conmovedora que ha estado en los labios del Papa Francisco: “Ayudemos a los jóvenes a darse cuenta de que ser discípulos misioneros es parte esencial del ser cristiano, y que el primer lugar que se ha de evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio o de trabajo, la familia y los amigos. No podemos quedarnos enclaustrados en la parroquia, en nuestra comunidad, cuando tantas personas están esperando el Evangelio. No es un simple abrir la puerta para acoger, sino salir por ella para buscar y encontrar. Pensemos con decisión en la pastoral desde la periferia, comenzando por los que están más alejados… Tengan el valor de ir contra corriente, en sus manos tienen los elementos para que nuestra civilización sea verdaderamente humana: el encuentro , la acogida de todos, la solidaridad y la fraternidad”(En la catedral de San Sebasttián, Rio de Janeiro, en la Misa con obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas, 27 de julio de 2013).“ Me he acordado que algo nuevo estaba aconteciendo, que se estaban cumpliendo las palabras de otro gran teólogo mal visto en nuestra larga restauración: “Siempre que la Iglesia ha pasado por momentos de crisis , relajación o desorientación, los cristianos más lúcidos (…) han vuelto al seguimiento de Jesús para encontrar orientación, identidad, relevancia y gozo en la vida cristiana”.(Jon Sobrino, Seguimiento, en Conceptos Fundamentales de Pastoral, Madrid, 1983, p. 936). Me he acordado también, de por qu é los grandes de nuestro tiempo, civiles o religiosos, no han podido o querido comprender las palabras del gran exegeta Joachim Jeremías: “Jesús invita a su mesa a los publicanos, a los pecadores, a los marginados, a los reprobados; él llama al gran banquete a las gentes “de los caminos y las lindes” (Lc 14,16-24). Cada página del Evangelio nos habla de escándalo, de la agitación , de la inversión de valores que Jesús provoca llamando precisamente a los pecadores. Continuamente se le pidieron las razones de esta actitud incomprensible y, continuamente, sobre todo por medio de sus parábolas, Jesús dio la misma respuesta: Dios es así. Dios es el Padre que abre la puerta de la casa al hijo pródigo ; Dios es el pastor que se llena de alegría cuando encuentra la oveja perdida; es el rey que invita a la mesa a los pobres y mendigos”. Y he seguido acordándome, cómo no, de tantos exegetas y teólogos –censurados y proscritos- que con rigor y gran amor a la Iglesia, han tratado de presentar y recuperar la imagen histórica y liberadora del Nazareno: -“Si la Iglesia predica la cruz, pero no sufre ella misma, si se entrega al orden del poder y no se opone a él en nombre de la justicia y en su apuesta por los marginados, no sigue a Jesús” (E. Käsemann). “Jesús estaba situado en ese lugar social que son los pobres y, desde ese lugar, que purificaba e iluminaba su corazón, es desde donde estaba con Dios y con las cosas de su Padre. Y su estar con Dios no era ajeno a su estar con los pobres, entre quienes quiso poner su morada” — “Por más escandaloso que resulte en una situación como la de América Latina, gran parte de los cristianos, incluidos religiosos, sacerdotes, obispos y cardenales, no sólo no cuentan con el carisma del profetismo, sino que lo contradicen y lo constituyen en antisigno como perseguidores de profetismo y favorecedores de las estructuras y fuerzas de dominación “ (Ignacio Ellacuría). “Lo nuevo y lo importante del momento presente estriba en el papel que la fe en el Dios liberador está jugando en este proceso de percibir y sacudir las causas de la injusticia” (Gustavo Gutiérrez). -“Para el Papa Juan Pablo II la reevangelización de Europa requiere superar la modernidad y todos los valores modernos y regresar al primer milenio. Yo critico este retorno porque los valores modernos de la libertad de conciencia, de la religión, de la tolerancia no son, desde luego, los valores del primer milenio”. (E. Schillebeeckx). - “Del caracter absoluto del cristianismo hemos pasado a otorgar carácter absoluto a la Iglesia, a los dogmas, a la moral y, durante siglos, hasta a las formas litúrgicas” (Manuel Fraijó). – “Muertos los ídolos y fantasmas, creo firmemente en El, creo únicamente en El, el Dios Hombre que ha asumido y revolucionado y solucionado la historia humana, y es el Rostro verdadero del Dios vivo y el Rostro primogénito del Hombre Nuevo. (Obispo Pedro Casaldáliga). No sé si Francisco, el nuevo obispo de Roma, ha vuelto con toda su fuerza a Jesús, consciente de que la crisis de la Iglesia y de la la llamada sociedad cristiana está en que se han apilado normas y normas, fardos enteros, para regular y oprimir la vida de los cristianos dejando en la trastienda el anuncio que el apóstol Pedro hizo ante los jefes y senadores de su pueblo: ”Quede bien claro para vosotros y para todo Israel que ha sido por obra de Jesús Mesías, el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de la muerte, por quien hemos sanado a este enfermo. Jesús es la piedra que desechastéis vosotros los constructores y que se ha convertido en pìedra angular. La salvación no está en ningún otro, es decir, que bajo el cielo no tenemos los hombres otro diferente al que debamos invocar para salvarnos”. Me resulta normal poder concluir con estas palabras del Papa Francisco: - Si la Iglesia como Institución se funcionaliza, “Entonces pretende tener luz propia -la gran tentación de la Iglesia es tener luz propia- y deja de ser ese “mysterium lunae” del que nos hablan los Santos Padre. El misterio de la luna. Se vuelve cada vez más autrorreferencial y se debilita su necesidad de ser misionera. De “Institución” fundada por Jesucrsito,se transforma en “Obra”. Deja de ser Esposa para terminar siendo Administradora: de Servidora se transforma en Controladora”. Aparecida quiere una Iglesia Esposa, Madre,Servidora, facilitadora de la fe y no tan to controladora de la fe” ( Al Comité de Consejo Episcopal Latinoamericano y del Caribe –CELAM- (Río de Janeiro, 28 de julio de 2013) . - “El mandato de anunciar el evangelio para toda la Iglesia no nace de la voluntad de dominio o de poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido a nosotros y nos ha dado, no algo de sí, sino todo él, ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la miseri- cordia de Dios. Jesús no nos trata como a esclavos, sino como a hombres libres, amigos, hermanos; y no sólo nos envía , sino que nos acompaña, está siempre a nuestro lado en esta misión de amor” ( Vigilia de Oración con los jóvenes en el Paseo Marítimo de Copacabana 27 de julio de 2013). La Teología de la Liberación y el nuevo pontífice. El otro Papa, el otro Boff por: Sergio Ferrari8/14/2013 En torno a la visita del Papa Francisco a Brasil en los últimos días de julio el teólogo brasileño de la liberación y de la ecología Leonardo Boff no escatimó sus elogios hacia el nuevo Obispo de Roma. A quien considera un hombre “libre de espíritu”; le emparenta en ciertas virtudes al mismo Francisco de Asís y lo reivindica por su “espléndido rescate de la razón cordial”. Para Boff, el jefe vaticano es “una figura fascinante que llega al corazón de los cristianos y de otras personas”.
El legado mayor durante su visita a Brasil, fue su (propia) figura, enfatizó Boff en una entrevista con este corresponsal apenas finalizado el periplo del Pontífice. “Representó el más noble de los líderes, el líder servidor que no hace referencia a sí mismo sino a los demás, con cariño y cuidado, evocando esperanza y confianza en el futuro…”. En el diálogo Boff, -quien había sido duramente condenado al “silencio y obediencia” por el Vaticano en 1985 por su conceptualización y compromiso con la Teología de la Liberación-, reivindicó lo que para él son los aspectos esenciales que dejó este primer contacto del Papa con Latinoamérica. Presentó una “visión humanística en la política, en la economía, en la erradicación de la pobreza”. Criticó duramente el sistema financiero…definió a la democracia como ‘humildad social’, reivindicó el derecho de los jóvenes a ser escuchados”, enumera Boff. Subrayando el aporte del Pontífice en el campo de la ética, “fundada en la dignidad trascendente de la persona”, y expresada de esta forma en su “discurso recurrente”. El teólogo brasilero y premio Nobel alternativo de la paz de 2001 consideró, sin embargo, que durante la estadía brasileña del Sumo Pontífice fue el “campo religioso el más fecundo y directo”. El discurso “más severo lo reservó para los obispos y cardenales latinoamericanas (CELAM). Reconoció que la Iglesia – y él se incluía- está atrasada en lo que se refiere a la reforma de sus estructuras…Criticó la ‘psicología principesca’ de algunos miembros de la jerarquía”. Anticipando, además, los dos ejes principales de la pastoral según la visión del nuevo Papa: “la proximidad al pueblo…y el encuentro marcado de cariño y ternura…”. Habló incluso -enfatiza Boff en su diálogo-, “de la revolución de la ternura, cosa que él demostró vivir personalmente”. Desde el mismo día de la elección del Cardenal Jorge Bergoglio al papado, Leonardo Boff, quien en 1992 asqueado por el mal trato vaticano había quitado el sacerdocio, reorientó bruscamente su respetada voz hacia la defensa del nuevo Pontífice. Nunca entró en el debate sobre el rol jugado por el Cardenal y la jerarquía católica argentina durante la última dictadura militar. Apenas seis años atrás, en mayo del 2007, a las puertas de la 5ta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe que se realizaría días más tarde en Aparecida y donde Bergoglio jugó un rol muy importante, Boff había catalogado a una buena parte de la jerarquía católica como de “burócratas de lo sagrado” en una entrevista anterior con este corresponsal. Exteriorizando así su lectura entonces escéptica hacia la situación general de la Iglesia; su incapacidad estructural al cambio; y su rigidez para abrirse a los grandes temas desafiantes de la humanidad, en particular la ecología y la propia renovación institucional interna. Los dos Papas anteriores, Juan Pablo II y Benedicto XVI fueron para Boff y numerosos teólogos, principalmente de América Latina, los principales responsables de tratar de deslegitimar la Teología de la Liberación; sus teóricos y promotores; así como sus propuestas organizativas, en particular las Comunidades Eclesiales de Base, tan ampliamente desarrolladas en todo el continente. Había sido el Cardenal Ratzinger, entonces Prefecto para la Congregación de la Doctrina y de la Fe y posteriormente Papa Benedicto XVI, uno de los responsables directos de la sanción vaticana contra Boff. Le elección del primer Papa latinoamericano en marzo pasado, sin embargo, se convirtió en un verdadero shock de esperanza y punto de partida de un cambio radical de percepción y valoración de parte del teólogo de la liberación. Quien no ha escondido su deseo explícito, antes o después, de ser recibido por Francisco I y a quien le ha hecho llegar como regalo, durante su estadía en Río de Janeiro, un ejemplar de su último y sugestivo libro: Francisco de Asís y Francisco de Roma: ¿una nueva primavera en la Iglesia? Todas señales que indicarían la apertura de un proceso paulatino hacia la eventual “normalización” de relaciones entre Boff –en tanto cabeza visible de ese sector castigado de la iglesia popular- y el poder jerárquico romano. Aunque el desenlace del proceso de acercamiento queda abierto, los signos indicativos, reforzados durante el viaje del Papa Francisco a Brasil, son relevantes. En primer lugar, la voluntad explícita de Boff y Francisco de avanzar en el proceso de encuentro. La existencia de importantes canales que facilitan la comunicación casi directa entre ambos. Sin menospreciar, adicionalmente, las actualizadas reflexiones de Boff – y otros referentes del sector popular de la Iglesia- (ver recuadro) que en los últimos cuatro meses no ha dejado de reivindicar las virtudes del nuevo Papa. A partir de quien, el teólogo brasilero, cree percibir la posibilidad del cambio interno de una Iglesia hasta ahora dirigida, casi exclusivamente, por los burócratas de lo sagrado. *Sergio Ferrari, colaboración de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria presente en Brasil ______________________________________________________ Comentario Los teólogos de la liberación y el Papa Francisco Sergio Ferrari Los gestos de simplicidad, de modestia y de cercanía a la gente de parte del Papa Francisco han sido hasta ahora, para teólogos como Leonardo Boff, la prueba más contundente de un cambio positivo dentro de la Iglesia desde marzo de este año. Es posible que en el caso del premio Nobel alternativo 2001, pesen también factores subjetivos para enfatizar las señales de apertura. Llegando a los 75 años, Boff, que nunca renunció a su profunda fe, a su pertenencia a la Iglesia y a su adhesión a los valores cristianos, quiere terminar sus días en “paz” con la institución donde nació, creció y “militó”. La reconciliación de la Iglesia con Boff – luego de condenarlo al silencio total en 1985- sería, formalmente, el reconocimiento de un error o exceso institucional. No sólo hacia el teólogo brasilero sino sobre todo hacia la Teología de la Liberación, nacida en América Latina y enraizada sólidamente en ese continente. La visión positiva hacia Francisco es compartida total o parcialmente por otros referentes de esa línea de pensamiento. Su compatriota y amigo, Frei Betto, en una carta pública que le envió al Papa días antes de su viaje a Brasil, enfatizaba: “Usted inyectó en todos nosotros renovadas esperanzas en la Iglesia Católica al adoptar actitudes más próximas al Evangelio de Jesús que las rúbricas monárquicas predominantes en el Vaticano…”. Y reivindica el gesto del Papa de criticar abiertamente, en la isla de Lampedusa, “la globalización de la indiferencia”. Por su parte, el teólogo jesuita salvadoreño – de español- Jon Sobrino, otro referente del sector popular de la Iglesia, subrayaba en junio en un artículo publicado en la revista de la Universidad Centroamericana de su país, que “después de dos meses y medio de ser elegido, el Papa Francisco sigue su camino de un modo claro y coherente”. Insistiendo que se respiran aires de cambio, como los del Vaticano II (Concilio reformador en los años sesenta) y de Juan XXIII (el Papa bueno). Aunque enfatizaba que está por verse como se posicionará ante el capitalismo internacional y como emprenderá de verdad la reforma de la Curia… El sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez, uno de los padres fundadores de la Teología de la Liberación, manifestó en los últimos meses una particular esperanza en la dinámica actual de la Iglesia. Gutiérrez acaba de publicar en Italia el libro “De la parte de los pobres, Teología de la Liberación, Teología de la Iglesia” (Ediciones Messaggero, Padua, Emi). Antología de ensayos, impresa en Alemania en el 2004 y escrita a cuatro manos junto con el arzobispo alemán Gerhard Ludwig Müller, actual Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y amigo íntimo de Gutiérrez. Recientemente Müller declaró que «El movimiento eclesial teológico de América Latina, conocido como “teología de la liberación”, que después del Vaticano II encontró eco en todo el mundo, debe ser considerado, según mi parecer, entre las corrientes más significativas de la teología católica del siglo XX». Si bien las señales de acercamiento entre Roma y la Teología de la Liberación transitan una primera etapa, nunca en los últimos treinta años habían sido tan significativas, bilaterales y consecuentes como en los últimos cinco meses. 1, VALORANDO EL CONJUNTO, PERO SIN INGENUIDADES.
Los artículos de esta semana de Lucia Ribeiro, socióloga de prestigio nacional; de Eduardo Hoornaert, historiardor, teólogo; Ivone Gebara, téologa; Demétrio Valentin, obispo de Jales,sp; J.Batista Libanio sj, teólogo; Luis Eduardo Gomes de Souza, filósofo, sociólogo; P.Manoel Godoy, director de Instituto Teológico; P.Wolf, de Lages,sc; e otros más , nos han inspirado y ayudado a ver, todavía más claramente, los muchos aspectos válidos y también los controvertidos de la JMJ (Jornada Mundial Jóvenes-Rio 2013). Antes de cuestionar para construir, es importante colocar las cosas en contexto mucho más amplio. -No se trata de poner en tela de juicio al conjunto del mencionado encuentro de los jóvenes en Rio. Al contrario, mi equipo y yo lo consideramos como un evento, bien logrado, máxime por la presencia y actuación de nuestro Papa Francisco. A pesar de los contratiempos de ocasión se cumplió toda la programación y los discursos pontificios han sido pronunciados y llevados a todo el mundo, por un eficiente sistema de TV. La Iglesia católica ganó una presencia altamente positiva en la opinión pública, sea en Brasil, como también en muchas otras partes del mundo. Sobra repetir lo que ha sido confirmado por todos: Papa Francisco conquistó los corazones, dio un mensaje sencillo y profundo, a nivel de todos los que lo pudieron acompañar. El nos ha animado, llenado de júbilo y de claridad, sin dejar de ser proféticamente coherente con la fe católica. Impresionante lo que se pudo realizar, en una semana, con más de tres millones de participantes, moviéndose diariamente de un extremo a otro de la ciudad de Rio y haciendo frente a varias dificultades e improvisaciones de última hora, como ya mencionamos. —————-- 1 Del 3 al 10 Agosto 2013 2 Todos en el Brasil, fuente: Unisinos y Amerindia 3 Transferir a Copacabana, y de última hora, los eventos finales previstos para el “Campus Fidei”; mantener la programación a pesar de las amenazas de posibles manifestaciones contestatarias del pueblo bajando a las calles y plazas; moverse en un vehículo con el Papa dando y recibiendo saludos, permaneciendo con la ventana abierta; uso de un “papamovel” no brindado; frio, lluvia a descubierto sobre millones de participantes; varios imprevistos en el sistema de transportación de los participantes, sea por el Metro como por los buses; cambio de helicóptero por avión de Rio de Janeiro a São José dos Campos; fidelidad al horario a pesar del constante detenerse del carro, para que Bergoglio pudiera besar a los niños y hasta bajar del Fiat para abrazar personas con limitaciones físicas; tomar el mate que se le ofreció en camino; recibir lo que lanzaba como regalo al carro abierto…” —————- Por todo eso, sentimos todavía mayor la responsabilidad de cuidar para que el entusiasmo justo no se nos envuelva en ingenuidades confortables y finalmente dañinas. No vamos hacer acusaciones, sino mencionar puntos para reflexionarlos más hondamente, a fin de no sucumbir a manipulaciones (sea de la Media, como de los que se empeñan en imponernos una visión pre-vaticana propia de algunos movimientos católicos juveniles, que han alcanzado la posibilidad de ejercer poder decisorio en la preparación y organización de esas jornadas mundiales 2. UN CUADRO ECLESIAL INCOMPLETO Abajo indicaremos las razones por las cuáles tales “imposiciones” nos molestan como Iglesia de América Latina-Caribe y todavía más, como es una desconsideración con el proceso Iglesia en el Brasil, fruto de tantos años y de heroicos esfuerzos. Estamos diciendo que en la estructura de la jornada y en las orientaciones de los grupos que la han organizado, no se comunicó, no se compartió, lo específico y creativo del caminar de la Iglesia latino-americana-caribeña (y en el caso, brasileña), de las últimas décadas, particularmente a partir de Medellin hasta Aparecida. Lo subraya Hoornaert: “Nada da capacidade inventiva, da originalidade e da vitalidade do catolicismo latino-americano dos últimos 50 anos, nenhuma referência aos círculos bíblicos, às comunidades de base, aos mártires numerosos – Dom Oscar Romero, Dom Angelelli e Padre Enrique de Recife são apenas exemplos -, nada que lembrasse a geração de bispos representada pela figura de Dom Helder Câmara”. ————————- 4 Como lo advierte Manuel Godoy: “Grandes eventos da Igreja têm sido o momento forte de afirmação dos novos movimentos de corte fundamentalista e integralista” 5 Sabemos que muchos grupos de jóvenes, particularmente los que vinieron del exterior, tuvieron una previa oportunidad de convivencia en diócesis brasileñas (Campinas,sp; Caxias,rs…etc) – No nos estamos refiriendo a esa experiencia, que en muchos lugares, según nos han informado, han sido de gran provecho. Nos estamos concentrando sobre lo que aconteció en la semana de Rio. 6 Consideramos referencias del proceso teológico-pastoral latino-americano-caribeño-brasileño que no pueden dejar de ser considerados cuando nuestra Iglesia celebra su historia reciente y la comparte con cristianos de otras partes del mundo: La opción por las CEBs; la religiosidad popular católica, los mártires; la Palabra de Dios en las manos del Pueblo como Palabra Orante; el ecumenismo de base; la Iglesia que procura ser samaritana, pobre y de los pobres; la misión hacia los últimos, para que sean sujetos en la sociedad y en la Iglesia; la emtodologia pastoral del ver, pensar, actuar, evaluar, celebrar como comunidad y constantemente; la teologaiq ue es primero un modo de vivir; el cuidado con la creación-ecologia; el compromiso socio-politico y la ciudadanía. Es cierto que ningún de esos aspectos ha sido expolicitamente negado. Pero el hecho de que, muchos de ellos, no han sido tomados en cuenta, no deja de ser significativo. Por qué? ——————-- En efecto, la organización de la última semana en Rio, por lo menos, lo que ha sido filtrado por los canales mediáticos (TV) ha revelado una perspectiva pre-Vaticana II. Cuál ha sido el lenguaje subliminal de ver la playa de Copacabana inundada de confesionarios; el Papa privilegiando algunos cinco jóvenes y perdiendo la oportunidad de una celebración penitencial comunitaria con preparación colectiva y libertad de atendimiento personal de cada penitente. - La bendición del Santísimo y misa, todo al mismo nivel (es una vuelta atrás de Sacrossanctum Concilium, la Constitución sobre la Liturgia, Vaticano II) - “ El Padre Nuestro, oración comunitaria por excelencia, se cantó en latín apenas por un pequeño coro cuando no por un único cantor (Lo recuerda Lucia Ribeiro) - Insignificante ha sido la participación de los jóvenes “comunes”, particularmente de las camadas más pobres de las favelas, como protagonistas en la vía crucis (aparecieron si, actores, artistas de novelas, padres cantores, etc. Lo que se resiente es la ausencia de los “otros”). —————-- 7 Sobre o clero, vale o que o mesmo Eduardo H., comenta: “Achei o comportamento dos bispos bastante formal e distante dos leigos, pelo menos nas celebrações .Eles ficavam confinados em compartimentos exclusivos e tudo deu uma impressão muito hierárquica, como nos ‘bons tempos’. Lembrei-me com saudade de posturas de liberdade e autonomia por parte de bispos, por ocasião da visita do papa João Paulo II aos Brasil em 1980. Pensei em Dom Antônio Fragoso, que se apresentou ao papa em vestes civis e, diante da pergunta (recriminatória): ‘Os bispos no Brasil andam assim?’, respondeu ‘sim’. 8 Lo importante de las constituciones conciliares no vino a flote: Pueblo de Dios, la pequeña comunidad eclesial (LG 26), el protagonismo de la Palabra, la visión de Sacrossanctum Concilium, la Iglesia levadura del Reino, el Ecumenismo aconteciendo, el clero con el pueblo y no arriba en los primeros lugares… La Biblia, por supuesto estuvo como parte de la celebración eucarística (faltaba más!), pero no ha sido como la locomotora a jalar los temarios de las celebraciones. 9 Sin disminuir la importancia de la presencia eucarística, aprovechar la ocasión de retomar que Jesús no pedía a sus discípulos que se preocuparan en adorar, sino que se trataba de seguirlo hasta los confines de la tierra —————————– La visibilidad de otro modo de ser Iglesia ha sido mínima o casi inexistente. La Tienda de los Jóvenes, también mencionado por Lucia, estuvo organizada en el barrio Higienópolis, zona norte, lejos del centro y con poca repercusión (evidentemente). Y la misma socióloga continua: – “No se dio espacio en la Jornada, a que se pudiera ver un cristianismo que todavía inspira el compromiso de los movimientos sociales por habitación, tierra, derechos humanos, liberación y promoción de las mujeres, de los niños, etc.” Ivone Gebara también se refiere a esos aspectos. (Publicaciones Unesinos, 10 de Agosto). El cristianismo de las CEBs, de las iniciativas inspiradas por la teología de la Liberación, aún estando presente en muchos de los participantes, ha sido sofocados por la fuerza de lo que la media decidió fortalecer o “desconocer”. Fue lo que, por ejemplo, pasó cuando de la visita del Papa a la favela de Varginha (Rio), cuando el se dio cuenta de un grupo de evangélicos a la puerta de su Iglesia de la Asamblea de Dios. Papa Francisco, cambió su programación, fue al encuentro de aquellos cristianos, los saludó y dialogó con el pastor y los evangélicos. Juntos rezaron la oración enseñada por Jesús, el Padre Nuestro. El Papa, por su cuenta, no dejó de oportunamente mencionar las CEBS. En el discurso al CELAM, la propuesta de retomada de los grupos bíblicos, de las CEBs y de los consejos pastorales, vino del propio Papa, que en otros momentos también añadió que la comunidad eclesial (Se entiende: en todos sus niveles) es el espacio para la experiencia cristiana) En resumen se puede decir que faltó, por lo menos, rescatar la perspectiva de una Iglesia pluralista, que tiene que buscar una unidad en la diversidad, con actitud de respeto a las diferencias eclesiales legítimas, pero manteniendo un diálogo permanente entre todos (Jn 14,2: Muchas moradas…; y el tan recordado texto de Marcos; “No andan con nosotros, y les hemos prohibido). Entendemos que para algunos brasileños la Iglesia católica dio la imagen de apropiarse de los espacios, servicios y dinero públicos, en un Estado laico. La presencia de los protestantes – Pastores, líderes y pueblo – ha sido mínima, sea en el arriba mencionado evento “no programado” en Varginha, como en Aparecida, y en las grandes celebraciones de Copacabana. Es evidente que el JMJ de Rio, no ha sido un encuentro pensando y vivido ecuménicamente. Y por qué no? 3. EL FRUTO DE TANTO TRABAJO ACOGIENDO LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU —————————- 10 Que mucho más que una ciencia sistemática es, primero de todo el modo de vivir el evangelio) ————————-- Consideramos referencias del proceso teológico-pastoral latino-americano-caribeño-brasileño que no pueden dejar de ser considerados cuando nuestra Iglesia celebra su historia reciente y la comparte con cristianos de otras partes del mundo: La opción por las CEBs; la religiosidad popular católica, particularmente en su perspectiva liberadora, los mártires; la Palabra de Dios en las manos del Pueblo como Palabra Orante; el ecumenismo de base; la Iglesia que procura ser samaritana, pobre y de los pobres; la misión hacia los últimos, para que sean sujetos en la sociedad y en la Iglesia; la metodología pastoral del ver, pensar, actuar, evaluar, celebrar como comunidad y constantemente; la teología que es primero un modo de vivir; el cuidado con la creación-ecología; la pastoral de la tierra, de los niños, de los indígenas… el compromiso socio-político y la ciudadanía. Es cierto que ningún de esos aspectos ha sido explícitamente negado. Pero el hecho de que, la mayoría de los mismos, no ha sido tomada en cuenta, no deja de ser significativo. Por qué? ———————- 11 Ese modelo de Iglesia, es fruto del Espíritu y de la importante colaboración de tantos anónimos, que gastaron sus vidas buscando ser fieles al Evangelio, al Vaticano II, a lo que nuestros Pastores nos indicaron en las asambleas generales de Medellín, Puebla, Santo Domingo, Aparecida. De entre ellos nomblamos, por lo menos a Helder Câmara, Luciano Mendes, Antônio Fragoso, Ivo Lorscheiter, Aloysio Lorscheider, Fernando Gomes, Evaristo Arns, Avelas brandão Vilela, Eugenio Sales, Waldir Calheiros, Tomas Balduino, Luís Fernandes, Pedro Casaldáliga, Caramuru de Barros, Zilda Arns, Paulo Freyre, Pedro Ribeiro y dezenas de otros/as, entre teólogos, biblistas, coordenadores/as de comunidades, que todavia vivem. ——————-- Recuerdo que, cuando era niño, el modo como me explicaban este tipo de textos me resultaba altamente amenazador. Algo similar a cuando, en casa, mi madre nos decía: "Si no te portas bien, se lo diré al padre cuando vuelva".
Mi imaginación infantil montó toda una escenografía en torno a un "final del mundo" que vendría por sorpresa y que no pintaba demasiado bien, ya que una indefinida y negra amenaza parecía sobrevolar todo el escenario. Desconozco si esta imaginería era generalizada entre los niños de mi generación. Pero, en mi caso, y a pesar de la confianza que todo lo religioso despertaba en mi interior, coloreó de temor la imagen de Dios, y no favoreció precisamente que percibiera a Jesús como un amigo cercano. De ese modo, lo que me llegaba, tanto de casa como de la escuela, parecía encontrar confirmación también en la religión, en el orden sagrado de lo divino: en todos esos ámbitos, el mensaje venía marcado por palabras como "cumplimiento", "obediencia", "mérito", "premio", "castigo", "temor"... Un mensaje, por tanto, generalizado y, en ese sentido, inapelable, que fortalecía al superego en su afán de exigencia y perfeccionismo..., con la amenazadora culpabilidad al fondo. Ahora comprendo que, con todos los matices posibles, es lo que ocurre cuando la religión se hace autoritaria: la alegría es sustituida por el temor, la libertad por la sumisión, la espontaneidad por la amenaza, la "buena noticia" por la "espada de Damocles"... Me costó mucho tiempo liberarme de toda aquella presentación infantil, que había hecho cuerpo en mi interior. Y hubo varios factores que me ayudaron en todo ese proceso: desde el estudio al encuentro con personas libres; desde el trabajo psicológico al diálogo y la amistad con personas no religiosas... Y, en todo ello, una sensación profunda y estable de confianza, que constituía –antes incluso de yo saberlo- la columna vertebral de la espiritualidad, tal como me era regalado vivirla. Hoy, puedo ver el engaño de aquella lectura, y también comprender a las personas que la hacían. Ponían toda su buena voluntad, transmitían lo que consideraban más adecuado, utilizaban su propio "idioma" y eran hijos de un contexto sociocultural y religioso que les condicionaba profundamente. Pero no dejo de ver que lo que recibí de ellos no era tanto "evangelio", la buena noticia de Jesús, como una religión domesticada, al servicio de aquellos mismos "valores" que entonces predominaban. La realidad, sin embargo, es bien distinta de lo que se enseñaba. Las palabras de Jesús no contienen nada de amenaza ni de perfeccionismo; no alimentan el superego ni sostienen ninguna idea de mérito. Son palabras de sabiduría que invitan, al contrario, a despertar a la Realidad que somos. Despertar es una de las palabras básicas de todas las tradiciones de sabiduría. Todas ellas nos alertan de que estamos sumidos en el sueño de la ignorancia, creyendo ser lo que no somos y desconectados de lo que realmente somos; y esta es –siguen diciendo- la fuente de todo sufrimiento. En el evangelio, es también frecuente la llamada a despertar. Y ahora incluso podemos entender esas palabras con una profundidad mayor: "el Señor" que viene no es alguien separado que trae su contabilidad para "pagar a cada uno según sus obras". Se trata de nuestra identidad más profunda que late generalmente escondida, debido a nuestra ceguera. En realidad, si se entiende bien, la "venida" no es algo que ocurra en un futuro más o menos lejano, sino que tiene lugar ya aquí y ahora..., en cuanto le abrimos la puerta. Nuestra verdadera identidad –"el Señor"- acecha la posibilidad de salir a la luz y de mostrarse en toda su belleza. Soy consciente de que las primeras comunidades estaban imbuidas de una profunda esperanza apocalíptica y ansiaban la venida gloriosa del Señor Jesús resucitado, en unaParusía que creían absolutamente próxima. Sin embargo, trascendido aquel nivel mítico y el modelo dualista, desde la perspectiva no-dual, "el Señor" es la misma Identidad que todos compartimos, y que brilló de un modo especial en el sabio de Nazaret. Basta acallar la mente para poder experimentar esa identidad que "duerme" bajo el bullicio mental y emocional que, paradójicamente, también la expresan. Al saborearla, salimos del sueño. Al permanecer anclados en ella, nuestra percepción de la realidad se modifica. Estamos "atentos", en la atención plena de quien no desconecta de quien es, en la Presencia consciente y amorosa que nos constituye, como constituía a Jesús. Eso es la liberación de todo miedo –los miedos nacen cuando nos identificamos con cualquier realidad impermanente porque, al desaparecer ella, tememos desaparecer también nosotros– y la fuente de todo Gozo: "Dichosos ellos". |
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