1.- La caída de Jerusalén.
Inevitablemente el Brexit me ha hecho pensar en las lecturas del libro de los Reyes que aparecen en las misas de estos días: “Jerusalén nunca será tomada. Dios la protege”. Mientras tanto el pueblo seguía siendo infiel y sus profetas amenazaban que las cosas podían acabar mal. Y al final pasó: no pudo con nosotros el Senaquerib griego pero lo ha hecho el Nabucodonosor británico… Los judíos no se lo creían. Pero al final tuvieron la sensatez de reconocer que, por criminal que fuera el rey de Babilonia, también ellos tenían buena parte de culpa en lo que les había ocurrido. ¿Podríamos reaccionar nosotros de una manera similar? Vamos a intentarlo. 2.- Para empezar: si Europa había abandonado la Unión Europea desde hace tiempo, tampoco es de extrañar que hoy la abandone Gran Bretaña. Aunque no lo reconozcan, los temores del sr. Junker y sus secuaces no son simplemente económicos: en fin de cuentas, según dicen los técnicos, peor le irá a Gran Bretaña. Lo que disgusta a los actuales dictadores europeos es que se ponga de relieve que no hay nada ilusionante en la Europa que ellos están forjando y desfigurando. La historia muestra que, cuando aparecen tsunamis nacionalistas simultáneos en varios sitios, son síntomas no de un supuesto sentimiento patrio, sino de un descontento más radical y más profundo: son comparables a lo que I. Ellacuría llamaba el “análisis de heces”, que puede reflejar que algo funciona bastante mal en nuestras vísceras interiores. Para mí, ese algo es sencillamente la justicia económica. 3.- Desde los comienzos, Gran Bretaña declaró que entraba en la UE no por compartir un proyecto común, sino por intereses económicos. Desde entonces ha ido poniendo obstáculos a lo mejor de la UE: consiguió que, en la llamada constitución, las normas de economía liberal fuesen obligatorias y las de justicia social sólo recomendaciones; y así es imposible construir una verdadera unión. Ha ido jugando además a conseguir ventajas personales para ella sola si queríamos que se quedara…. La verdad es que, en esas condiciones, mejor no quedarse. Me permito recordar (para no ser malentendido) que, hace ya casi 50 años, escribí desde Londres que hay muchas cosas admirables en lo “british” y que sería una pena que Europa las perdiera. Pero lo admirable británico son cosas como la Carta Magna o figuras como Shakespeare. No personajes como la señora Thatcher, Tony Blair o Nigel Farage. 4.- Un último punto debe quedar a la reflexión de los políticos y los juristas. No sé quién dijo que los referéndums los gana siempre el diablo (de hecho Franco los ganó siempre). Pero me sorprende que si, para cambiar una Constitución, se considera necesaria una mayoría de unos tres quintos, para algo todavía más serio como es una ruptura entre países, baste con una mayoría mínima: porque diferencias del 51 y el 49% son muy oscilantes, pueden cambiar según cómo soplen los vientos, y será normal que quien hoy perdió ese referéndum, intente repetirlo mañana con la esperanza de ganarlo entonces, y sin tener en cuenta que los perdedores de mañana podrán pedir repetirlo pasado mañana. El caso de Escocia ilumina esto. Pero naturalmente, estas cosas no pueden legislarse cuando ya “se ve venir al lobo” sino que han de estar decididas y establecidas desde mucho antes. Este es otro de los puntos sobre los que me parece deberíamos reflexionar. 5.- Ahora, con Brexit o sin Brexit no olvidemos que por mucho que puedan separarnos las fronteras políticas, siempre contingentes, nos une más la condición de seres humanos y (dicho cristianamente) de hermanos como hijos de un mismo Padre.
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Desde que lo eligieron Papa, Francisco ha insistido varias veces, sobre todo hablando a los jóvenes, en la importancia de la vocación religiosa y sacerdotal. El tema de la vocación es el principal de las lecturas de hoy, con la contrapartida del posible rechazo.
La vocación de Eliseo (1ª lectura) Todo empieza con una orden de Dios a Elías: ungir como profeta a Eliseo. La unción, que se hacía derramando aceite sobre la cabeza, era típica de los reyes, y este es el único caso que recuerdo de la unción de un profeta. En la mentalidad mediterránea antigua, el aceite no solo era bueno para la comida; también se le atribuían cualidades curativas (por eso se ungía a los enfermos) y religiosas (la unción simboliza una relación especial con Dios). Elías cumple la orden, pero sin cumplirla. Va en busca de Eliseo, que debía ser hijo de un multimillonario porque está arando con doce yuntas de bueyes. En vez de ungirlo, le echa su manto por encima. Es la única vez que menciona la Biblia este gesto, pero debía ser conocido, porque Eliseo, después de un momento de desconcierto (que no se cuenta, pero se supone), sale corriendo detrás de Elías y se muestra dispuesto a seguirle. Sólo pone una condición: despedirse de sus padres. A Eliseo le parece una petición lógica, y se la concede. Pero la despedida no consiste en dar un beso a los padres. Es algo más solemne e incluye a toda la familia: mata la yunta de bueyes y organiza un asado para toda su gente. Sin prisas, porque unos bueyes no se matan en cinco minutos, ni la carne se prepara en un cuarto de hora, ni se come todo en un rato. Cuando termina la despedida, que pudo durar uno o varios días, Eliseo marcha con Elías y se pone a su servicio. Rechazo y seguimiento (evangelio) El fragmento elegido para este domingo consta de cuatro escenas muy breves. Las tres últimas están relacionadas por el tema del seguimiento de Jesús; la primera habla de lo contrario: el rechazo. Escena 1: el rechazo de los samaritanos Samaritanos y judíos se odiaban desde el siglo X a.C., cuando el norte se separó del sur después de la muerte de Salomón. Pero el dinero es el dinero. Y los samaritanos actuaban del modo siguiente: a los galileos que atravesaban su territorio camino de Jerusalén no les vendían nada; pero en el viaje de vuelta a Galilea ya no había problema en venderles lo que necesitaran, pagándolo adecuadamente (es lo que ocurre en el evangelio de Juan, cuando los discípulos van a comprar pan al pueblo mientras Jesús habla con la samaritana). Como Jesús y los discípulos se dirigen a Jerusalén, es normal que no los reciban. Pero Santiago y Juan, que debían pasarse el día tronando (Jesús les puso de mote “los hijos del trueno”), le proponen vengarse haciendo que caiga un rayo del cielo y los consuma. Esta reacción, que nos resulta tan desproporcionada y extraña, se comprende recordando una tradición del profeta Elías. Una vez, el rey de Israel mandó un capitán con cincuenta soldados para que le dijese: “Profeta, el rey te manda que vayas a verlo”. Elías respondió: “Si soy profeta, que caiga un rayo y te mate a ti con tus hombres”. Y así ocurrió. El rey repite la orden con otro capitán y otros cincuenta soldados, que quedan tan chamuscados como los primeros. En el tercer intento, el capitán no ordena nada; se arrodilla ante el profeta y le suplica que perdone su vida y la de sus acompañantes. Elías accede y va a visitar al rey. La moraleja de este relato es que el profeta merece el máximo respeto; y quien no lo respete merece que lo mate un rayo caído del cielo. Así piensan Santiago y Juan. Jesús, el gran profeta, merece todo respeto; si los samaritanos no lo reciben, que caiga un rayo y los parta. Jesús, que supera a Elías en poder, lo supera también en bondad y ve las cosas de manera muy distinta. Lucas termina diciendo: Él se volvió y les regañó. ¿Cómo les regañó? ¿Qué les dijo? Algunos textos posteriores ponen en boca de Jesús estas palabras: “No sabéis a qué espíritu pertenecéis”, es decir, “no tenéis ni idea de cuál es mi forma de pensar y de sentir”. Y se marcharon a otra aldea. Es una pena que este texto, exclusivo de Lucas (no se encuentra en Marcos ni Mateo), no lo tuvieran en cuenta los que instituyeron la Inquisición, que es una forma de defender a Jesús mediante el fuego. Escena 2ª: uno se ofrece a seguir a Jesús La iniciativa parte del individuo, no de Jesús. Éste parece desanimar, subrayando su pobreza y vida dura. No imagine que el seguimiento será fácil y coronado por el éxito humano. Escena 3ª: Jesús invita a otro a seguirlo En este caso la iniciativa parte de Jesús. Se trata de una orden escueta y tajante, más de que una invitación: “Sígueme”. El otro pide permiso, como Eliseo, no para despedirse de sus padres, sino para enterrar a su padre. La respuesta de Jesús parece inhumana: “deja que los muertos entierren a sus muertos”. La costumbre judía era enterrar al difunto inmediatamente después de muerto (Hechos de los Apóstoles 5,6.7; 8,2). Por consiguiente, no se trata de que el protagonista de la escena esté velando a su padre y Jesús le ordene abandonar al difunto para seguirlo. Lo que pide es que le permita seguir viviendo con su padre hasta que muera; luego lo seguirá. Incluso así, las palabras de Jesús siguen siendo terriblemente exigentes. El que quiera seguirlo tiene que cortar radicalmente con la familia, como si todos hubieran muerto, para ir a anunciar el reino de Dios. Es posible que los evangelios estén reflejando en esta escena lo que le ocurrió al mismo Jesús. Su familia pensaba que estaba loco (Marcos 3,21), y una vez fueron todos a Cafarnaúm con intención de llevárselo a Nazaret a descansar. El evangelio de Juan (7,5) dice expresamente que “sus hermanos no creían en él” (aunque sabemos por el libro de los Hechos y las cartas de Pablo que, más tarde, sí lo aceptaron). En Jesús se cumplió plenamente la necesidad de considerar muerta a la familia para dedicarse a anunciar el evangelio. Escena 4ª: otro se ofrece con condiciones Este es el episodio que empalma mejor con la vocación de Eliseo. Las cosas importantes de la vida diaria, como despedirse de los padres, son compatibles con el seguimiento de Elías. No hay prisa de ningún tipo. Pero aquí está en juego algo mucho más importante y urgente. A veces se comenta que estas personas no siguieron a Jesús. Lucas no dice nada. Por otra parte, esa cuestión es secundaria. Lo importante de los relatos de vocación y de seguimiento es que son relatos de “revelación” de Jesús, nos ayudan a conocerlo mejor. Algo queda claro: la dureza de su vida, desprovisto incluso de casa y familia. Volviendo a la primera escena, el rechazo de los samaritanos, podemos encontrar cierta relación con las tres siguiente. Jesús, que renuncia a todo por predicar el Reino de Dios, no recibe a cambio el agradecimiento y la aceptación de todos. Hay gente que lo rechaza. Pero eso no es motivo para desear su castigo. Reflexión final Aparte del Padrenuestro, Jesús no insistió mucho a sus discípulos en qué debían pedir. Pero el evangelio de Juan pone en su boca una petición muy importante: “La mies es mucha, los obreros pocos. Pedid al Señor de la mies que mande operarios a su mies”. Este domingo es muy adecuado para recordar la necesidad de pedir por las vocaciones y ponerla en práctica. Todos los evangelios proponen la subida de Jesús a Jerusalén como un marco teológico, pero Lc le da un énfasis especial. Comienza con las frases programáticas que hemos leído hoy, y termina con la expulsión de los vendedores del templo. Bajo capa de trayectoria geográfica, se esconde una trayectoria espiritual: Subida al Padre a través de la muerte. “Cuando iba llegando el tiempo de que se lo llevaran a lo alto, también él resolvió ponerse en camino para encararse con Jerusalén”. La frase es un resumen de la vida y muerte de Jesús, incluida la resurrección y glorificación. Este evangelio deja claro lo que va a pasar. Por muy desagradable que pueda parecer, es aceptado expresamente por Jesús, tal vez como la única manera de convencerles de que todo lo que había hecho y enseñado, era lo correcto.
El episodio de los discípulos rechazados, tiene mucha miga. Los samaritanos eran considerados herejes por los judíos, que no perdían la ocasión de humillarlos y despreciarlos. No es de extrañar que ellos a su vez, tomaran la revancha cuando podían. Si los enviados hubieran propuesto bien el mensaje de Jesús, si hubieran comunicado las verdaderas intenciones de Jesús al subir a Jerusalén, no solo no les hubieran rechazado, sino que les hubieran aceptado con los brazos abiertos. Nada más de acuerdo con sus intereses podían esperar los samaritanos. Alguien que fuera capaz de criticar tan duramente lo que se cocía en el templo, tenía que tener toda su aprobación. Pero seguramente les hicieron pensar en una subida “para hacerse cargo del reino”, que era lo que los discípulos esperaban. Tergiversaron el mensaje y fueron rechazados de plano. La reacción de los Zebedeos no tiene pérdida. Piensan en un nuevo Elías, que había mandado bajar fuego del cielo que consumió a los emisarios del rey. Pretenden que Jesús haga honor a su condición de profeta poderoso. Otra tentación constante del hombre, poner a Dios de su parte contra todo aquel que le lleve la contraria. Jesús les “increpó” (el mismo verbo que emplea para expulsar demonios). En otras traducciones se añade: “No sabéis de qué espíritu sois”. ¿Por qué a través de la historia, olvidando esta actitud de Jesús, nos hemos seguido comportando como Santiago y Juan? Siempre que ha tenido el poder suficiente, la Iglesia ha respondido con violencia contra todo el que no aceptara su doctrina o sus normas. Ni siquiera la libertad religiosa, que es un derecho básico de todo ser humano, ha sido capaz de aceptarla hasta que ha perdido la capacidad de imponer su absolutismo. Como el domingo pasado, se trata de responder a la pregunta: ¿Quién es Jesús? Si de verdad aceptásemos el espíritu de Jesús, la primera consecuencia sería la tolerancia. Jesús no impone nada, simplemente propone la buena noticia del Reino y deja en libertad para aceptarla o rechazarla. Su mensaje entraña una oferta de verdadera liberación, pero como tal, solo puede interesar a los que sienten que están oprimidos por realidades que no les dejan ser ellos mismos. Toda falta de identificación con el otro, supone una falta de identificación con el Dios de Jesús. Lo que nos separa de los demás, nos separa de Dios. A continuación, presenta Lc tres candidatos a seguirle. No olvidemos que se encuentran en Samaría, tierra hostil al judaísmo oficial. A pesar de ello, algunos manifiestan la intención de seguir a Jesús. Naturalmente se trata de un montaje literario para incrustar tres máximas claves en el pensamiento de Jesús. Por lo tanto lo importante son las respuestas, que a cada una de las propuestas da Jesús; no los interlocutores, que ni siquiera tienen nombre. Con frases cortas y tajantes se intenta aclarar una actitud vital sin miramientos de ninguna clase. Se quiere resaltar la radicalidad del mensaje y por lo tanto del seguimiento. Esa exigencia es una oferta, no una imposición (en contra de lo que acaban de manifestar los discípulos). Cada uno es libre de aceptarla o no. Ni siquiera se dice si los aspirantes la aceptaron. Esa exigencia no es un capricho de Dios, sino que la pide la misma naturaleza de la oferta de salvación que nos hace Jesús. Nuestra condición de criaturas, y por lo tanto limitados, es la que nos obliga, una vez tomado un camino, a tener que abandonar todos los demás. La renuncia a aquello que me gusta, dejará de ser renuncia si lo hago con conocimiento y libertad, para convertirse en elección de lo mejor. No siempre, lo que me causa más placer, lo que menos me cuesta, lo que más me agrada, lo que me pide el ADN, es lo mejor para alcanzar la plenitud del ser humano. La vida es por naturaleza lucha y superación. Si desaparece la tensión interna es que ha llegado la muerte. Nuestra religión nos ha presentado el seguimiento de Jesús como una renuncia. La utilización de este concepto es la mejor señal de que no hemos entendido nada. No se trata de renunciar, sino de elegir lo que de verdad es bueno para mi auténtico ser. Dios quiere nuestra plenitud. Tenemos que superar la idea de un Dios, que para ser Él más, tiene que humillar al hombre. No, la causa de Dios es la causa del hombre. Dios está identificado con su criatura; por lo tanto, la mayor gloria de Dios es que la criatura llegue a su plenitud. No tenemos que amar a Dios sobre todas las cosas; tenemos que amar a Diosen todas las cosas. Pero si las cosas ocupan el lugar de Dios, me estoy apartando de mi verdadera meta. La 1ª máxima: “Las zorras tienen madrigueras, los pájaros nido, pero el Hijo de Hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. En el ambiente de itinerancia en el que se desarrolla esta parte del evangelista, no se hace hincapié en la pobreza, sino en la disponibilidad. El que quiera seguir a Jesús tiene que estar completamente libre de trabas. Ni siquiera la seguridad de un hogar debe impedirle estar dispuesto siempre para la marcha. No son las posesiones o las relaciones sociales lo que impiden el seguimiento sino el estar apegado a cualquier cosa que te impida ser realmente tú mismo. La 2ª: “Deja que los muertos entierren a sus propios muertos”. Es también radical, pero no debemos entenderla en sentido literal. Lo que le pide a Jesús al aspirante, no es no enterrar a su padre que había muerto, sino que le dejara cumplir con el precepto de atender a su padre anciano hasta que muriera. Jesús antepone las exigencias del Reino a la obligación prescrita por la Ley de atender a los padres en su ancianidad. La Ley debe ser superada por una total disponibilidad hacia todos, no solo hacia los seres queridos. La enigmática respuesta de Jesús da a entender que él había pasado a la vida, pero que los que se quedaban en casa de su familia, permanecían en la muerte espiritual. La 3ª: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás, no vale para el Reino de Dios”. Despedirse de su familia no debemos entenderlo como “decirles adiós”. En aquella sociedad despedirse significaba dedicar días o semanas a celebrar la separación. El significado es muy parecido a la anterior, pero aquí se quiere resaltar la apertura integral a todos los seres humanos. Ya no hay particularismos, ni siquiera existe “mi familia”. Ahora toda la humanidad es mi familia. El círculo familiar suele ser la excusa donde camuflo un egoísmo amplificado que me impide darme a todos. El mal uso que se ha hecho de esta frase, sobre todo en ambientes de vocación religiosa nos obliga a repensarla bien. Las exigencias radicales que propone Jesús en el evangelio, debemos interpretarlas desde la perspectiva del Reino. No se refiere tanto a la materialidad de las realidades que hay que abandonar, cuanto al despego de toda seguridad que es la verdadera exigencia del seguimiento. Se trata de vivir una escala de valores de acuerdo con el Reino, pero no quiere decir que haya que renunciar a todo lo humano para llevar una vida desencarnada. Decíamos el domingo pasado que todo lo humano debe de ser incorporado a la vida. La familia, la amistad, el compromiso social son valores que pueden ser incorporados al mensaje de Jesús, siempre que no les demos un valor exagerado y confiemos solo en ellos. Meditación-contemplación ¡No sabéis de qué espíritu sois! La mayoría de los cristianos no nos hemos enterado. Si te preocupa que alguien te rechace, es que no has entendido lo que realmente eres. .................... Si aún somos capaces de rechazar al otro, es que seguimos sin confiar en lo que somos. Por eso necesitamos de seguridades externas. No tienes que librarte de los demás, sino de ti mismo. .............................. La necesidad de juzgar, de condenar, de rechazar a los demás, es la mejor prueba de incomprensión del evangelio. Todos los fundamentalismos son fruto de la misma actitud, una falta de confianza en Dios y en la Vida. No se puede servir a dos señores. Y mucho menos a tres, cuatro, o los que se nos antojen. Pero lo hacemos. Ahí está el culto a nuestra imagen (¡cuánto tiempo gastamos en cultivarla!), el afán de prestigio (¡cuánto invertimos en sobresalir en lo que sea para despertar admiración!), el deseo de tener los mejores medios que nos hagan la vida y la evangelización supuestamente más fácil (¡poderoso caballero es don Dinero!), o el apego desordenado a las personas (¡qué difícil es desprenderse de los afectos!). Pero en este episodio del evangelio del domingo 26 de junio, el Señor nos recuerda que, si queremos aceptar su invitación, hay que dejar todo lo demás en un segundo plano. Solo Dios debe ser el primero y lo primero. Y lo dice con contundencia, sin paños calientes: El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.
Jesús quiere ser claro en este momento en el que ya ha tomado la decisión de ir a Jerusalén, con lo que eso significa. La cruz a un paso. Cuanto más radical es la entrega, más tentaciones aparecen en el camino. Quiere fortalecer nuestro deseo y hacer consciente en nosotros que, para seguirle, es fundamental que Él esté en el centro de nuestra vida de forma absoluta. Para que entendamos la exigencia del seguimiento, el evangelista Lucas recoge tres encuentros: - En el primero, un discípulo le dice al Señor, con cierta ingenuidad y llevado por un “golpe de afecto”: te seguiré adondequiera que vayas. La respuesta del Maestro le debió de dejar perplejo: el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza. Una buena forma de rebajar impulsos platónicos. De hecho, no habían encontrado alojamiento en su trayecto a Jerusalén. - En el segundo, el Señor llama de forma directa, sin rodeos, a otra persona que le contesta con una evasiva: Déjame primero ir a enterrar a mi padre. Una excusa para no decir a las claras: “tengo otros compromisos a los que atender; cuando esté libre ya iré”. Lo malo es que hasta nosotros mismos terminamos creyendo que, efectivamente, iremos después, cuando hayamos solucionado todo lo que tenemos pendiente. Un engaño habitual. - El último personaje, en línea con el anterior, también “da largas”: te seguiré, pero déjame despedirme primero de mi familia. La cuestión era dilatar en el tiempo el momento decisivo de dejarlo todo por Él, incluidas las personas con las que tenemos un vínculo especial. No terminamos de “arrancar”, como sí hizo Eliseo -tal y como recoge la primera lectura-, quien había pedido despedirse de los suyos para convertirse en discípulo de Elías, no en un futuro, sino en el presente: Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo. Y así lo hizo. Seguir a Jesús posee un halo de romanticismo con tintes bohemios que resultan atractivos; pero esa imagen “alternativa”, debe ir acompañada de una disponibilidad inmediata en la respuesta y de fidelidad en la dureza del camino. Es lo que tiene la entrega. Que exige una desposesión radical, sin paliativos. La ventaja, sin embargo está en que, cuando el Señor es el primero y lo primero, emerge tras la renuncia –tal y como nos recuerda san Pablo en la segunda lectura– la verdadera y añorada libertad. No lo veo claro. Veo que hay una gran conmoción en el mundo cristiano ante las actitudes, palabras y hechos del papa. Pero, siendo sincero, lo que yo estoy palpando, es que no estamos avanzando gran cosa en la vivencia cristiana. La participación en las celebraciones, los grupos de catequesis de jóvenes y de adultos, el compartir y la justicia con los empobrecidos, no la veo crecer.
Es más, sigue su curso de decaimiento. Todos decimos “¡qué papa más majo!” pero ahí se queda todo. Estoy notando en nuestro país que las orientaciones episcopales y pastorales no avanzan en línea de evangelio. Quiero señalar varias causas que a mi me parece que habría que trabajar: 1. Anuncio del evangelio. No estamos cambiando el lenguaje y seguimos repitiendo los mismos conceptos y con las misas expresiones de hace muchos siglos. Ante el cambio enorme cultural, a mi entender, se requiere un lenguaje distinto y una insistencia enorme en la vida y hechos de Jesús. En el credo de la misa y en la catequesis, afirmamos expresiones muy abstractas, conceptuales y no recordamos la vida de Jesús. Una primera labor, sería poner la vida y el misterio de Jesús con palabras castellanas que tengan incidencia y entren en nuestras vidas (¿qué dice hoy eso “de engendrado, no creado”?) ¿No sería bueno una labor de traducción a nuestros días? Y recordar más dichos y hechos de Jesús, no filosofía, menos teología y más palabras y dichos de Jesús. 2. Hemos imaginado a Dios muchas veces a nuestra manera. Así estamos todo el día intentando conquistarle, conseguir su ayuda. Precisamos el salto de vivir a Dios, en quien estamos, existimos y vivimos. Y nuestras oraciones que no sean solo pedir, sino acoger, celebrar, vivir, agradecer. Hablamos mucho en la misa y contemplamos poco. Hay poco silencio, poca contemplación del misterio y de la vida. 3. Se precisa una revisión de signos de poder que en otro momento decían algo de evangelio. Cambiarlo por formas de hoy día, sacadas del evangelio: la custodia, el palio, los estandartes, las ropas… Son signos de poder y mando de otros momentos. Hoy contrastan con el Evangelio. He puesto en los altares, carteles, tales como “presos refugiados”… 4. Todas las oraciones acaban pidiendo la vida eterna. Si ya Dios nos la da en Jesucristo, ¿no sería preferible llevar esa salvación a las realidades de hoy en los hermanos que sufren? 5. Los fieles responden generosamente siempre que se trata de mejorar el edificio del templo, comprar nueva s imágenes, poner nuevos adornos… ¿No podríamos caminar hacia emplear ese dinero en crear fuentes de vida para los empobrecidos? 6. Partimos en nuestras celebraciones de una cosmogonía judía, cielo arriba… ¿No es preciso cambiar ese lenguaje y descubrir a Dios en lo santo de cada persona y de cada cosa, porque Él está ahí presente? 7. Es precioso partir de que hoy muchas personas no son creyentes sino religiosas. Eso requiere transmitir, contagiar las Palabras, hechos, vida, muerte y resurrección de Jesús. Aprender a vivir el silencio y la presencia de Jesús. En el evangelio Jesús provocaba con su palabra y sus hechos. Siento que hoy es preciso el escándalo como lo hacia Jesús y como impacta. Los paños calientes dulcifican pero no sanan. No entro en multitud de acciones que requieren un cambio radical. Pero sí quiero remarcar la necesidad de implicación de los seglares. Necesitamos una iglesia construida y edificada por seglares, donde no sean simplemente miembros obedientes sino donde sean parte activa, deliberante y comprometida. Bonita ocasión tenemos con la escasez de sacerdotes. Es una oportunidad para ser una iglesia de todos-as. Nuestras parroquias se van quedando solamente con personas mayores. Lo considero una llamada. No pasa nada. Purifiquemos nuestra fe. Pasemos de la religiosidad a una fe cristiana. Todos admiramos los gestos, los hechos, los dichos del papa, pero si la base no cambiamos, nos quedamos en la admiración, en el aplauso, pero no llevamos nuestras vidas al evangelio. Sueño con una iglesia en la que todas las personas leyésemos de nuevo el evangelio letra a letra y lo aplicásemos a nuestra vida. Eso sí que nos va a transformar. Los actos masivos, las declaraciones no acaban de cambiarnos. Si no tienen tiempo para el capítulo 8 de Amoris laetitia, ¿con qué párrafo se quedarían? Alguien dice que con la nota de pie de página 351. Otros preferirán el número 300, que aclara bien la diferencia entre dos cuestiones: La pregunta por la nulidad matrimonial es cuestión canónica. La pregunta por la comunión de divorciados es cuestión de conciencia.
Una pareja (que llevaba, por cierto, unos años lamentando su propia situación de divorciados vueltos a casar y echando de menos los sacramentos) respondió así: “Nosotros nos quedamos con la nota 351, menos mal que nos la descubrieron los periodistas al preguntarle al Papa por ella. Repite las dos frases famosas de Francisco: la confesión no es una sala de tortura y la comunión no es premio para fuertes, sino medicina para débiles. Lástima, decían, que solo diga eso en una nota de letra pequeña de una carta de más de trescientas páginas...” Pues tenéis razón en lo primero (la importancia de esas dos citas), pero no en lo segundo (que solo sea esa pequeña nota la que os da luz verde para acudir a los sacramentos). Yo me quedaría con el párrafo número 300, toda una página entera sobre el discernimiento; distingue las cuestiones canónicas, que se tratan por vía jurídica según normativas de derecho canónico, y las cuestiones de conciencia, que se tratan por vía de discernimiento, ante Dios en oración y con la ayuda del acompañamiento pastoral. El problema de solicitar una declaración de nulidad del matrimonio anterior es una cuestión que se trata por vía judicial canónica. El Sínodo de 2014 propuso al Papa que se reformasen “los procedimientos para el reconocimiento de los casos de nulidad” (Relatio Sinodi, 2014, n.48). El Papa respondió creando la comisión para estudiarlo y publicó (sin esperar al Sínodo siguiente) el Motu proprio Mitis Dominus Iesus, con el que descentraliza el tratamiento canónico de estos casos y reforma la normativa correspondiente. En el Sínodo del 2015 los obispos propusieron (Relatio final, 2015n.84) que “las personas bautizadas divorciadas y vueltas a casar civilmente sean integradas en las comunidades cristianas de diversas maneras posibles evitando dar lugar a escándalo”, Francisco recoge la propuesta y la hace suya, pero esta vez la respuesta a una pregunta sobre pastoral de sacramentos no remite a la vía jurídica, sino a la vía espiritual y moral del discernimiento (que es el gran tema de este capítulo de Amoris laetitia). Al hacerlo así, Francisco va mucho más lejos que el Sínodo, porque da los pasos siguientes: 1) separa la cuestión de conciencia de las cuestiones canónicas al recomendar la vía del discernimiento y acompañamiento pastoral en el foro interno, 2) da el criterio central de ese discernimiento: la lógica de la misericordia, la acogida e integración y el acompañamiento eclesial del camino de discernimiento, 3) deja en manos de la iglesia local las orientaciones concretas sobre el modo de acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento, y 4) No opta por imponer autoritariamente una sola de las varias alternativas sugeridas por el Sínodo. Por todo esto, es ese número 300 de Amoris Laetitia el que yo salvaría de la quema en caso de fuego y me llevaría esas líneas para que no se perdieran: “Se trata, dice, de un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que orienta a esas personas creyentes a la toma de conciencia de su situación ante Dios. La conversación con el sacerdote en el foro interno, contribuye a la formación de un juicio correcto sobre aquello que obstaculiza la posibilidad de una participación más plena en la vida de la Iglesia” Algunos habrían preferido que el Papa eligiese, entre las varias maneras de integrar estos casos mencionadas por los obispos, una determinada manera y que la impusiese como normativa canónica. Pero eso habría sido caer en el gran fallo que tenía bloqueda esta cuestión. Había que evitar la juridificación de los sacramentos. Además, eso habría ido en contra de la importante y necesaria descentralización que Francisco quiere promover. Este párrafo en que opta por el discernimiento acompañado y la solución de fuero interno, deja abierta la posibilidad de que según los casos, lugares, tiempos, personas y circunstancias resulten diferentes respuestas, aun en casos semejantes. Eso no tiene nada que ver con el miedo a la ética de situación que arrastraban desde Pío XII la mayoría de los pontificados anteriores. Es más bien un ejemplo de ética responsable de los valores y de las situaciones a la luz del Evangelio. Con razón cita Francisco mucho a santo Tomás en estos párrafos. Así se ha enseñado en muchas clases de teología moral renovada después del Vaticano II. Y así lo practicábamos muchos en el ministerio pastoral con matrimonios, o en el consultorio o en el confesonario, porque nos parecía que era de sentido común y de sentido evangélico... Lo nuevo ahora es que desde la voz del Papa nos animan a seguir haciéndolo así: “No debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Solo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares...” (AL 300) Deo. Después de que hayamos conocido esta semana que la Congregación para la Vida Religiosa ha llamado a Roma a la presidenta de las Hermanas de Loretto para que informe "de algunas áreas preocupantes de su actuación", llega la noticia, de la mano del National Catholic Reporter, que el Vaticano ha mandado cartas con la misma invitación a un "diálogo" a otras 14 comunidades de monjas más.
"Lo que estamos haciendo", afirmó al NCR João Braz de Aviz, el prefecto de dicha Congregación, "es que cuando concluyó la visitación en los Estados Unidos… había unas congregaciones [con las cuales] teníamos todavía que hablar, establecer un diálogo, sobre algunos puntos". "Ya hemos hablado con -creo- cuatro o cinco", dijo el cardenal. "Aún tenemos que hablar con otras 10". La "visitación" a la que se refirió el cardenal fue una investigación sobre la conducta y rectitud doctrinal de 341 institutos de religiosas estadounidenses -a los que dan vida más de 50.000 mujeres- que empezó en 2008 y concluyó en 2014. Este proceso fue marcado por temores de una "caza de brujas" y alegaciones de malentendimiento premeditado, pero esta vez, en esta fase de "diálogo" que se ha abierto, Braz de Aviz se manifiesta determinado a evitar los malentendidos que admite que hubo. "Sabemos los problemas que había al principio de las investigaciones: antes no estaba bien", dijo el prefecto al NCR. "Diría que este seguimiento se está haciendo con más cuidado porque antes, habría sido fácil que hubiera una desavenencia innecesaria. De verdad, no es necesario". El cardenal Braz de Aviz además afirmó al portal católico estadounidense que la nueva ronda de conversaciones con las religiosas de los EEUU supone "escuchar a lo que dicen [las comunidades] de manera transparente, sin miedo, sin juzgar". "Lo que más me ha gustado ha sido que el clima de este diálogo es muy sereno", confirmó Braz de Aviz. "Hay voluntad de escuchar de los dos lados. Hay entendimiento". La carta a las Hermanas de Caridad de la Beata Virgen María Aparte de las Hermanas de Loretto, la única otra congregación de religiosas a la cual se sabe que ha escrito Roma es la de las Hermanas de Caridad de la Beata Virgen María. La presidenta de esta comunidad, Teri Hadro, dijo ayer miércoles al Global Sisters Report que les había llegado una carta de Roma pidiendo respuestas por "su disensión pública de la enseñanza de la Iglesia". "Es una carta muy cordial", dijo Hadro a esta publicación. "Creo que es simplemente porque [Roma] tiende a interpretar algunas cosas como disensión que en realidad no lo son". Es una cuestión de prioridades, explicó la superiora Hadro, que para su congregación son las de hacer llegar alimentación, agua y alojamiento temporal para gente marginalizada. "Dado que nos centramos en estos asuntos y no en el derecho a la vida desde la concepción" -algo que ha sido la preocupación numero uno de los obispos de los EEUU por al menos la última decada- "nuestro silencio está siendo interpretado como disensión", dijo Teri Hadro. "No creo que este sea el planteamiento que tengan las mujeres religiosas". "Probablemente tenemos los mismos valores y prioridades que los obispos, pero en un orden diferente. Y me parece que hay belleza en esto, porque nuestro papel en la Iglesia es diferente al de los obispos", precisó aún más la presidenta de las Hermanas de la Caridad. En cuanto a las razones por las que el Vaticano lanza esta nueva fase de "seguimiento" de las religiosas de los EEUU, Hadro se atrevió a sugerir tres principales: 1), el empeño de Roma de buscar un "rédito" tras su "inversión" de tiempo, energía y dinero en la investigación original; 2), el deseo de los nuevos oficiales que han llegado a la Congregación para la Vida Religiosa después de 2008 de contentar a sus predecesores; y 3), las importantes diferencias a la hora de entender la vida religiosa que existen en Europa, en la jerarquía y en las congregaciones de mujeres en los EEUU. Y que todo el proceso se deba a malentendidos ha quedado claro, para Hadro, en la única recomendación de Roma que hasta el momento ha querido hacer pública: que las religiosas de su comunidad estudien ‘Laudato Si', la encíclica del Papa Francisco sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible. "El hecho es que las hermanas ya estaban leyendo ‘Laudato Si' antes de que la encuadernaran", dijo la superiora. "Para nosotras, esta recomendación no tiene sentido porque ya la hemos seguido". “Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40).
Me estremece esta palabra y me invita a entrar dentro de mí descalza para poder introducirme en la realidad de los demás con respeto sagrado. Calzado son, para mí, los prejuicios, juicios, exigencias…etc. La Palabra me bautiza constantemente y me sacraliza, por eso me causo un profundo respeto: Soy tierra sagrada. Al darme cuenta de esta realidad se me salen los zapatos de los pies para poder entrar en mi santuario interior descalza. Allí me espera el Señor Jesús para recordarme que lo que haga conmigo misma, con él lo hago, y con todos los hermanos. ¿Qué hago conmigo misma? Entro en mi aposento y pido al Señor luz para mí, transparencia ante él. Deseo verme por dentro para conocerme tal como soy; sin componendas y sin componentes, en verdad, con humildad, en pobreza. Sin disculparme, sin engañarme, porque es muy fácil que todo esto me suceda y no me de cuenta. Profunda sinceridad, porque si me pongo ante mí con respeto y dejo que la LUZ me ilumine, además de verme yo, veo a Jesús que vive en mí y con él veo a todos los hermanos del mundo. Solo puedo descalzarme ante los demás si soy yo misma y no pretendo ser otra persona, aunque sea mejor que yo. Solo puedo descalzarme cuando siento mi pobreza de forma especial, y solo desde mi necesidad bañada en la transparencia de Jesús el Señor, que incesantemente se derrama sobre mi vida, se puede realizar este sacramento de amor y comunión. Solo en pobreza puedo reconocer a los hermanos como tierra sagrada, en la que Dios ha plantado su misterio y florece y fructifica constantemente. “Lo coronaste de gloria y dignidad” (Sal 8). Hoy apenas si queda un rescoldo en forma de infierno como estado del espíritu y, además, haciendo recaer el castigo en el propio sujeto. Ya no hay castigos infinitos ni penas tremebundas. El porqué tiene mucho que ver con el nivel de instrucción de las masas en otro tiempo crédulas.
La Iglesia utilizó durante siglos el infierno para infundir pavor, alzándose ella como medio para superar angustias y otorgar perdones. El miedo psicológico siempre ha sido un arma poderosa para controlar conductas, afectos y adhesiones. Aparte de concepciones mitológicas que hunden sus raíces en épocas prehistóricas, ¿puede haber sustento doctrinal en los escritos fundacionales del cristianismo que respalden la aterradora literatura posterior? Cuando Jesús se refiere en los evangelios a la gehena, ¿a qué se refería, al infierno donde purgarían sus pecados los proscritos de Dios o a la expulsión de la sociedad de aquellos cuya conducta era antisocial? La Iglesia oficial optó por el lugar de perdición –hoy dicen que no es un lugar sino una situación– donde son achicharrados… ¡los que a nosotros, y a los curas, no nos caen bien y votan al partido comunista! Sea lo que sea, lugar o situación, ahí están las pinacotecas para dar testimonio de lo que los fieles amenazados imaginaban con terror en el alma. La Gehena desde al menos el siglo VII a.c. era un lugar situado fuera de las murallas de la ciudad –el valle de Hinon– donde se tiraban desperdicios, basuras, animales muertos… que luego un funcionario municipal se encargaba de quemar después de haber esparcido azufre por encima para que ardiera mejor. Sugestiva comparación, símil o metáfora para identificar la Gehena con el infierno cristiano: ¡pecador, arderás en el infierno, ese lago de azufre que arde por toda la eternidad! No podemos olvidar que los primeros Evangelios, de los que no se conserva ningún original, se escribieron mucho tiempo después de la muerte de Jesús, al menos una generación, cuando ya había una comunidad de prosélitos que habían empezado a elaborar doctrina al dictado de mentes calenturientas como la de Pablo de Tarso. De algunas referencias de Jesús a los castigos que merecerían los explotadores, los tiranos, los hipócritas… la Iglesia pasó a castigos eternos por cometer el pecado mortal de imponer impuestos a los curas o juzgarlos por tribunal civil. Es un decir. La Gehena es citada una docena de veces en los Evangelios, siempre en el sentido de “lugar de castigo y condenación”. Un sitio real reconocible por todos. Es fácil imaginar lo que podría sentir la audiencia pensando en un aherrojamiento y pasada nocturna por el estercolero de la ciudad, con la posibilidad, si se dormían, de ser rociados con azufre y sufrir graves quemaduras. Pero el infierno es una mentira, un invento de la Iglesia para tener controladas las mentes enfebrecidas de sus prosélitos. Ni ha existido ni puede existir si mantienen lo que dicen que es Dios, sumo amor, por más que lo afirme el Concilio de Letrán y lo reafirme cualquier Ratzinger hecho papa. No vengan con la paparruchada de que no es Dios el que condena sino el hombre el que se aparta de Dios: el infierno es el destino final de quienes se apartan de la Iglesia y al que esta maternal Iglesia conduce como castigo por tan tremendo delito. ¿Alguien puede pensar que Dios, que todo lo controla, que rige los destinos de la Humanidad, que vela por sus hijos, que puede alejarlos del peligro… pueda disponer de un calabozo de torturas, de un lugar destinado a tormentos eternos para castigar a sus hijos desobedientes? Eso sería un monstruo, un sueño espeluznante de la razón. La razón hecha Iglesia. Insistan, hoy, que el infierno no es eso, que no es un lugar sino una situación espiritual de apartamiento de Dios… [Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno". Catecismo, 1033”] Todavía los recuerdos de infancia de quienes tienen suficientes años para ello pueden retrotraerse a imágenes terroríficas que parían las mentes calenturientas de frailes, monjas, párrocos y demás servidores eclesiásticos. La infancia de cualquier creyente les condena. Pero reconvertidos en mansos y melosos como hoy lo están, ¿no pueden recapacitar en la perversa Iglesia del pasado de la que la actual es hija y beneficiada? La que ha sido, volverá a ser lo que fue, si se dan las condiciones favorables. Para incordiar esas mansas conciencias que hoy día predican un infierno que no es, volvamos a egregios personajes de la Iglesia recordando lo que ellos recordaban. · Fuego inextinguible… Ignacio de Antioquía a los Efesios. · …no lo podemos expresar con palabras… Juan Crisóstomo. · El fuego del infierno no tendrá luz. San Basilio. “Apartará del calor el resplandor”, San Alberto Magno. · Si el cuerpo de un condenado saliera del infierno, por su hedor morirían todos los hombres. San Buenaventura. · Fetidez asquerosa… lamentos desesperados… estrechez… amontonamiento. Sto. Tomás de Aquino. · ...ardiente pez dentro de tus entrañas... Pedro Damián · Hasta el tormento de hielo se padecerá allí. Jerónimo. Añádanse y léanse las alucinantes visiones de tanto iluminado como ha generado la Iglesia: Teresa de Jesús, Juan Bosco, Faustina Kowalska, Antonio Mª Claret, los videntes de Fátima, etc. etc. ¿Qué, no creen ya en el infierno? ¡Pues es dogma de fe! ¿O las decisiones conciliares tienen fecha de caducidad? De tales temores vacíos se libran las personas normales que no pueden entender que haya personas crédulas que den asentimiento a semejantes dislates. Como un trágico cuento de nunca acabar, nuevamente, el Mar Mediterráneo – en este caso frente a las costas libias - se convierte en el cementerio para hombres y mujeres – incluidos menores de edad.
Ellos buscan mejores perspectivas de vida y encaminan sus pasos y se lanzan, en precarias embarcaciones a navegar, para llegar a una Europa que se resiste a aceptar su responsabilidad en la mayor ola migratoria desde la Segunda Guerra Mundial. Seres humanos venidos del África Subsahariana, del Magreb, del Sahel, África Oriental, pero también de Eritrea y Siria. Mostrando con ello que las guerras y la crónica situación económica de subdesarrollo que vive África son causas que alientan el desplazamiento de millones de seres humanos, que miran desde la orilla sur del mediterráneo las luces de una Europa opulenta y lejana. DESDE PUERTOS LIBIOS ZARPA LA MUERTE Los días 25 y 26 de mayo, dos naufragios volvieron a poner a Libia en el centro noticioso, tragedias que siguen sumando muertos. En este caso 50 fallecidos y un tercer naufragio, el pasado viernes 27 que incrementaría aún más el número de víctimas – sigando por el Alto Comisionado Para Los refugiados de las Naciones Unidas – ACNUR – en 700 víctimas. Según cifras entregadas por la Organización Internacional Para las Migraciones – OIM – los rescatados de aguas del mediterráneo cercanas a Libia, en la semana comprendida entre el lunes 23 y el viernes 27 de mayo suman 14 mil personas. En lo que va corrido del año han sido, aproximadamente, 195 mil los inmigrantes que han llegado por mar a Europa, de los cuales 40 mil han arribado a Italia. De ese total han perdido la vida 2.000 personas. Ciudadanos de Eritrea, Somalia, Siria, Mali, Senegal, Sierra Leona, Costa de Marfil, Etiopia, Libia han sido, fundamentalmente, los pasajeros de los barcos que se volcaron frente a las costas libias. Abarrotados de desesperados, estas embarcaciones más que plataformas para una mejor vida, sirvieron de salto a la muerte. Desde el año 2011 a la fecha, Libia ha sido el centro de gran parte de las tragedias de naufragios en el Mediterráneo. Coincidente con la invasión de ese país, que terminó con la ejecución, en octubre del año 2011, de Muammar el Gadafi y el fin del gobierno de la Jamahiriya destruyendo así a uno de los Estados más estables y prósperos de África, que fue capaz de utilizar la riqueza hidrocarburífera de su país para sostener programas sociales, que permitió a 7millones de libios disfrutar de los mejores indicadores de desarrollo humano, la tasa de mortalidad infantil más baja y la expectativa de vida más alta de África. Altos estándares de salud, educación gratuita, un sistema económico que permitió subsidiar los gastos cotidianos de la sociedad libia, como también atraer a cientos de miles de inmigrantes que encontraron en suelo libio trabajo y derechos negados en sus países de origen. Indudablemente el gobierno libio estaba fuera de los estándares de las democracias representativas, pero lo "paradójico” es que esa condición no fue impedimento para que, sobre todo en la última década previo a su caída,El Gadafi haya establecido fuertes lazos políticos y económicos con los gobiernos de los mismos países, que organizaron su derrocamientoy establecieron el papel de Libia como un Estado que permitiese detener el flujo de inmigrantes desde el continente africano hacia Europa. Muammar el Gadafi estableció así estrechas contactos con el ex Primer Ministro Silvio Berlusconi de Italia, José Maria Aznar de España, el ex Presidente francés Nicolás Sarkozy y el ex Primer Ministro Inglés Tony Blair. Cooperó con los servicios de inteligencia de España e Inglaterra para desarticular comandos, tanto de la ETA como del Ejército Repúblicano Irlandés. Cumplió las exigencias internacionales, para levantar las sanciones establecidas tras el atentado contra el avión de PanAm en los cielos de la ciudad escocesa de Lockerbie el año 1988. Los ataques de la organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN – digitados por Washington y bajo el pretexto de democratizar el país – el mismo con el cual tenían excelentes relaciones, pero que había decidió buscar derroteros distintos en materia económica y ampliar su base de socios comerciales - destrozaron el país norafricano convirtiéndolo en el depósito y centro de tráfico de armas más grande del mundo. Fragmentando al país en zonas dominadas por distintos sectores políticos: unos, más cercanos a occidente, otros, aliados de grupos takfirí liderados por un aliado incondicional de Estados Unidos como es el caso de Abdelhakim Belhadj(1 Pié de Página). Un país que cuenta con dos poderes ejecutivos enfrentados, además de un Gobierno de Unidad Nacional creado en las oficinas de la OTAN y de la cual se espera por la alianza noratlántica la excusa de una autorización, para volver así a invadir el país, ahora, bajo el pretexto de combatir a las bandas terroristas ligadas al salafismo. Poco se ha modificado el escenario que describíamos hace un año atrás sobre Libia"que constata un territorio fragmentado, convertido en coto de caza de grupos y empresas transnacionales, que al amparo del apoyo a las distintas facciones en pugna esquilman sus riquezas naturales. En específico, aquellos que lucharon contra Gadafi y sirvieron a los intereses de actores de mayor peso formaron milicias en base a criterios regionales, tribales y religiosos, que se han intensificado y hecho irreconciliable cualquier idea de establecer un Estado Unitario.En este escenario de confrontación la Unión Europea ha declarado su intención de promover una intervención política y militar para establecer un gobierno de Unidad Nacional. La lógica detrás de esto radica en la ubicación de Libia en el concierto mediterráneo y el papel que desempeñó en los últimos años del régimen de Gadafi: servir de freno a las oleadas de inmigrantes subsaharianos que buscaban allende el mediterráneo el bienestar que se les negaba en sus pueblos. Sume a ello los fabulosos contratos de explotación de petróleo y gas que se firmaron con empresas europeas” En ese contexto, tras la muerte de Muammar El Gadhafi, comenzó el lento y sostenido proceso de concretar en Libia, el mayor centro de salida de inmigrantes del continente africano, cuyo destino principal es Europa. Proceso que bajo El Gadafi estaba controlado, gracias a acuerdos establecidos con la Unión Europea, por ejemplo con Italia que proporcionaba, a la par de acuerdos de compra de petróleo y gas, unidades navales de patrullaje, apoyo diplomático, político y acceso al círculo de gobiernos de la unión Europea. Todo ello se rompió en mil pedazos. Se calcula hoy que 800 mil personas se encuentran en las costas libias dispuestas dar el salto, desde una orilla del otrora Mare Nostrum, para embarcarse camino a Europa, utilizando para ello a las mafias, que año a año se embolsan cerca de 4 mil millones de dólares en este tráfico de personas. LOS RESPONSABLES DE LA TRAGEDIA No es posible quedarse sólo en la constatación de número de muertos, naufragios, luchas tribales, la presencia de 1.700 grupos armados, un tráfico de armas considerado el más grande y multimillonario del mundo, que ha llenado de armas al Magreb, el Sahel y el Mashrek africano. No es posible analizar la fragmentación de un país sin examinar cómo se llegó a este estado de cosas. Y la respuesta a esta pregunta surge nítida: la ambición, la codicia, la pugna hegemónica de las potencias occidentales decididas a invadir un país y apoderarse de su riquezas hidrocarburíferas en aras de ampliar su radio de influencia en el norte africano, como una manera de direccionar a sus intereses el denominado Despertar islámico. No es casual la invasión y destrucción del Estado libio. Se dio en el marco de un proceso de ofensiva de Washington y sus aliados europeos en el Magreb, Oriente Medio y Asia central. El propio presidente estadounidense estadounidense BarackObama, reconoció que su mayor fracasofue no plantearse dos veces en pensar en las consecuencias de la intervención de Libia en 2011, después de la cual el país norteafricano se vio sumido en el caos absoluto. Palabras típicas de los mandatarios estadounidenses, que luego de invadir, agredir, influenciar, financiar o realizar operaciones clandestinas destinadas a derrocar gobiernos suelen tener una autocrítica, que sólo sirve para confirmar la doble moral de esta potencia. Operaciones que significaron la caída del régimen de Hosni Mubarak en Egipto. La agresión sostenida contra Siria e Irak a través del uso de las bandas takfirí como EIIL – Daesh en árabe – y el Frente al Nusra, junto a decenas de otros movimientos salafistas financiados, armados y avalados por la Casa al Saud. La agresión de la Monarquía saudí contra Yemen y el apoyo a la represión de la sociedad bahreiní bajo el régimen de los Jalifa. Sumemos las operaciones de la entidad sionista contra la Franja de Gaza y las maniobras de desestabilización que el régimen de Erdogan lleva a cabo, tratando de situar a Turquía como la mayor potencia regional a través de una ideología militarista:el neo- otomanismo.Todas ellas maniobras políticas y militares estratégicas, destinadas a intensificar la islamofobia, cercar a la República islámica de Irán y al mismo tiempo detener la ampliación de la Federación Rusa hacia el occidente. En el caso libio, a Europa poco le importa el número de muertos que el Mediterráneo día a día se lleva a sus profundidades. Escaso interés tiene en ofrecer mejores perspectivas de desarrollo económico, de comercio justo, de relaciones solidarias con el continente africano, que impidan, desde la base, el que sus hombres y mujeres abandonen sus países natales. A Europa no le quita el sueño que cientos de miles de posible de inmigrantes se hacinen en las costas de Zabratha, Misrata, Trípoli o Zuwara esperando el momento de zarpar camino a la frontera sur europea. Y menos le remece la conciencia que muran cien, mil o decenas de miles de sers considerados de segunda categoría. A Europa lo que verdaderamente le importa es que ninguno de esos "indeseables” toque suelo europeo y para ello está utilizando la excusa de sostener que apenas el Gobierno de Unidad Nacional libio lo autorice"la OTAN estaría dispuesta a volver a intervenir si el gobierno de Fayez al Sarraj interpone una solicitud al respecto. Estamos dispuestos a ayudar a Libia para que construya sus propias instituciones de Defensa en caso de ser solicitados”señaló el jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte – OTAN - Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa conjunta con el Primer Ministro de Italia, Matteo Renzi, en Roma. A pesar de la parafernalia mediática representada por los reclamos de países europeos, alarmados ante la "avalancha de refugiados” tal temor dista mucho de la realidad. Pues, cuando hablamos de refugiados, la carga mayor no se la llevan los países más desarrollados, sino que justamente aquellos más carenciados o donde ya existen dificultades. Un 86% de los refugiados en el mundo también calificados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas Para los Refugiados - ACNUR – como personas en situación de desplazamiento forzado tanto interna como externa – calculados en 60 millones – viven en países no desarrollados. Esta cifra representa un 30% mayor que hace una década atrás. Países como Irán, Turquía, El Líbano son hoy por hoy las naciones que más refugiados acogen en su territorio. He ahí el meollo del asunto, la hipocresía de un occidente, que a pesar de haber desintegrado un país, desestabilizado toda la zona del Magreb y Oriente Medio y generado el mayor número de desplazados y refugiados en los últimos 70 años, desea continuar el trabajo de destrucción, de crímenes y sometimiento para millones de seres humanos. Invadir Libia hoy, para Washington, Francia, Gran Bretaña e Italia, principalmente, no es para hacer florecer al otrora ejemplo de Estado en África, es lisa y llanamente para frenar la salida de decenas de miles de hombres y mujeres, que a riesgo de su vida zarpan desde puertos libios para ingresar a la fortaleza europea. La meta es reflotar a Libia como Gendarme, como lo fue en los últimos años de El Gadafi. Ha trascendido que el gobierno de Londres definió el envió de Buques de Guerras a la zona del Golfo de Sirte – en aguas territoriales libias – con la excusa de frenar, tanto el tráfico de personas como de armas, que se han incrementado en el país norafricano desde la ejecución del ex líder libio Muammar El Gadafi, en octubre del año 2011 a manos de los rebeldes financiados por occidente. En Japón, donde se realizó el último encuentro del denominado Grupo de los Siete – G7 – la oficina de comunicaciones del Primer Ministro Inglés, David Cameron – uno de los principales responsables de la debacle libia – señaló que su país está buscando los caminos y soluciones tendientes a acabar con la crisis de los refugiados que zarpan de puertos libios a Europa. Según lo sostenido por el gobierno inglés, la línea de trabajo de Cameron va encaminada a consensuar con el Consejo de Seguridad de la ONU la posibilidad de desplegar sus buques de Guerra en aguas libias , ya que eso requiere la aprobación de la Organización de las Naciones Unidas – ONU – pero, la historia nos ha mostrado en múltiples ocasiones, que a las potencias occidentales las negativas de organismos internacionales o los vetos de algún miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, no son un impedimento, para llevar a cabo sus planes de agresión, ataques e invasión sobre pueblos como el serbio, libio, sirio o cualquiera que responda a la denominación de enemigo de Washington y sus aliados de la OTAN. Lo más probable es, que en pocos días, no sólo sean visibles naves de Guerra Inglesas, sino también, en plena operación de intervención, a la VI Flota Estadounidense del Mediterráneo, con sede en la ciudad italiana de Nápoles, que proveerá toda la potencia destructiva que dicha Flota pose y que ya el año 2011 bajo el marco de la Resolución N°1973 del Consejo de seguridad de la ONU puso en actividad portaviones, buques de asalto anfibio, buques de apoyo logístico, destructores, aviones y hombres enmarcados en las denominadas Task Forces. Todas ellas, fuerzas que se encontrarán que en el Mediterráneo hay también fuerzas navales de la Flota del Mediterráneo de la Federación Rusa y de la República Popular China, que a través de la 20 Flotilla naval que el año 2015 ejecuto importantes ejercicios navales con la Flota rusa estacionada en el puerto sirio de Tartus y unidades venidas desde el Mar Negro. La operación militar que Washington y sus socios europeos están tramando: especialmente Francia, Inglaterra e Italia, se hace bajo el supuesto objetivo es impedir que negros, árabes, pobres y marginales salgan por puertos libios y sigan incomodando a las sociedades Europeas. Y uso el concepto de pretendido o aparente objetivo, pues el fondo de la política del Leading From Behind de Washington es hacer que otros actúen en función de sus intereses regionales. En materia de inmigrantes, ya se encuentra controlada la zona de África Occidental a través del trabajo de la Monarquía marroquí y sus enclaves de Ceuta y Melilla. La zona de Oriente Medio a través de la labor represiva del régimen turco y su acuerdo de control con la Unión Europea. La decisión ahora es ocupar Libia y con ello impedir que la frontera sur europea se vea desbordada. Mientras ello no suceda la fosa común en que se ha convertido el Mar Mediterráneo seguirá cobrando su cuota diaria de muertos. |
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