Entrevista al filósofo, teólogo, profesor e investigador Rubén Dri, a partir de su libroLa Iglesiaque nace del pueblo: de la Iglesia oligárquica a la popular(Biblos). “La iglesia actual, presidida por Francisco, sigue siendo una iglesia del poder”.
AGENCIA PACO URONDO – ¿Cuál es la génesis del libro, que se está ahora reeditando? Rubén Dri – El libro surge de la necesidad que había en la década del ´80, eran momentos de mucha desolación, habíamos sido derrotados, entre exiliados, presos, torturados, muertos y desaparecidos. En el año 1982, estando exiliado en México, algunos compañeros me piden que escriba algo, por la necesidad de rememorar lo que habíamos realizado, el proyecto de Iglesia que teníamos, con la intención de la resurrección.Es decir, que eso no había muerto, que era un proyecto que seguía vivo, independientemente de que estábamos en una situación prácticamente de viernes santo, de muerte. APU – ¿Por qué habla de dos Iglesias? RD – La tesis fundamental del libro es que hay dos modelos de Iglesia. Se puede decir que hay una cantidad de expresiones de las iglesias (católica, protestante, ortodoxa, etc). Pero en realidad son distintas expresiones de dos modelos de Iglesia. Una es la iglesia que surge con los primeros grupos cristianos, es decir, laiglesia de las asambleas, que comienzan a recuperarse del asesinato de Jesús por el Imperio Romano. Son los cristianos que sienten que Jesús vive, que vive en ellos. Comienzan a reconstruir el proyecto de Jesús en un contexto diferente, y se llaman a sí mismos iglesias, porque se manejan de manera asamblearia en el ámbito del Imperio. Retomando el proyecto de Jesús que era antiimperial, de una nueva sociedad denominada Reino de Dios, donde todo se compartía, en la que el poder era servicio, una sociedad de hermanos. Unos siglos después, en el IV y V, en esos espacios que se fueron creando aparecen espacios de poder que se expresan en los obispos, en el episcopado monárquico. Entonces el poder político romano que primero reprimió al movimiento cristiano porque deslegitimaba el poder imperial; ahora se encuentra con un movimiento que negocia con el poder imperial. Y se generan los dos poderes que van a caracterizar toda la historia de occidente: el poder político y el poder religioso, el poder del Estado y el poder de la Iglesia. Luego con el Edicto de Milán en el 312 de Constantino se proclama la libertad de culto y comienzan a darle los privilegios que tenía la religión pagana romana a los católicos. De hecho las basílicas que conocemos, de San Pedro o San Juan de Letrán, eran edificios oficiales de la religión pagana romana. Luego en el 380 el emperador Teodosio proclama al catolicismo como la religión oficial del Imperio Romano. Se condena a las otras iglesias y religiones, por lo tanto una iglesia que había sido perseguida ahora pasa a ser perseguidora. Esta es laiglesia sacerdotal, que se construye con el epicentro del poder del papado en el Vaticano, con el poder monárquico de los obispos en sus diócesis, y el poder del párroco en su parroquia. Es una iglesia del poder que siempre negocia con los poderes. Pero que nunca pudo suprimir completamente a esa otra iglesia que se inspira en la construcción que hicieron las primeras asambleas, que eso es lo que denominamos una iglesia que nace del pueblo, que nace de abajo. Ese abajo es el lugar sociológico del nacimiento de la iglesia, que a su vez pasa a ser el lugar teológico. Es decir, el Dios que inspira la iglesia, que le da fuerza, ¿dónde está, arriba o abajo? Nos jugamos como los primeros cristianos en que está abajo, que está con el pobre, con el oprimido, con el trabajador. Y que se construye asambleariamente, horizontalmente, como una sociedad de hermanos, eso que nosotros conocemos como socialismo o comunismo. En último término, la realización de un socialismo plenamente democrático, construido con poder popular, sería el Reino de Dios, eso que quería Jesús y los primeros cristianos. Y en esto entra en conflicto con la iglesia sacerdotal, que teóricamente dice lo mismo pero que en la práctica siempre negocia con los poderes. Porque además se ha construido como una institución que para sostenerse necesita que no se cuestione radicalmente la sociedad de la cual se constituye como una legitimación. La iglesia actual, presidida por Francisco, que ha cambiado actitudes frente a los feligreses, frente a los pobres, que trata de acercarse y tener actitudes humanas, sigue siendo una iglesia del poder. Que se dice pobre pero sigue teniendo el banco, sigue teniendo una cantidad de propiedades que no pagan impuestos (algo que se instaló en el 380 y se mantuvo a través de más de dos milenios). Sociológicamente es una iglesia de las clases dominantes, del poder, que puede tener buenas actitudes, no significa que condenemos todo. Hay actitudes de Francisco en este momento con las cuales no podemos no estar de acuerdo. Pero eso no significa que hay una verdadera revolución, y que pasa a ser la iglesia popular, la iglesia del pueblo. Es la iglesia de los pobres, pero no porque queramos que todos seamos pobres, sino porque es el sujeto que lucha contra la dominación, por la plena realización de ser humano. APU – Me interesa que marca en el libro que esta iglesia popular no es anti-institucional, sino que intenta que esa institución sirva como un camino hacia la liberación. RD – Exactamente, que sea un camino a la liberación y por lo tanto tiene que cambiar la institución. No puede haber un papado así, que es un rey, un monarca. Independientemente que sea un buen monarca, Francisco es un buen monarca: quiere estar con los pobres, tiene gestos de caridad, etc. Pero no deja de ser un monarca, la base no tiene ninguna posibilidad ni de elegirlo ni de cambiarlo. Pero la institución tiene que cambiar en la medida que cambie todo el proyecto, es todo un proceso, no es algo que se realiza de un día para el otro. Tampoco significa que todos los que están en la institución trabajan para las clases dominantes. De ninguna manera, hay una cantidad de comunidades, de sacerdotes, que están con el Pueblo, que trabajan popularmente. La realidad nunca es blanco/negro, yo hablo de dos modelos, que son dos proyectos, dos maneras de construir. Pero siempre nos manejamos en el ámbito de contradicciones. APU – Lo que se plantea es que más allá que estos gestos de Francisco no sean profundos, sí han generado en los ámbitos populares mucha expectativa ante su papado. RD – Genera mucha expectativa, genera nuevas acciones, genera asamblea de hecho. Pero además tiene que ver con intervenciones de la iglesia a favor de los inmigrantes, por la paz. Hay muchos sucesos que a pesar de la institución realmente se hacen y favorecen a los sectores populares, al ser humano. APU – ¿Este papado estaría inscripto en la iglesia de la cristiandad? RD – La iglesia de la cristiandad considera que la sociedad es cristiana y que por lo tanto debe someterse a las directivas de la iglesia. Por eso en la edad media los valores de la sociedad eran los que establecía la iglesia. Por el contrario, la iglesia popular no considera que hay una institución que establece los valores sino que surgen desde abajo, son como un fermento que debe estar en la sociedad, y no como una autoridad que debe imponerse. No se establecen con un poder de coerción, sino que los valores cristianos se introducen en la sociedad para transformarla. Este papado está inscripto en la iglesia de la cristiandad, pero no con una forma represiva, con limitaciones que se auto-impone. No aplica medidas represivas con determinados comportamientos, como el divorcio, que son cuestionamientos internos a la iglesia de la cristiandad. APU – En el libro realiza un desarrollo de estos dos modelos en la historia argentina. RD – Desde la época de la independencia se conforma una iglesia de la cristiandad, pero con contradicciones internas. Podemos ver esbozos de una iglesia popular desde la lucha de los caudillos, donde había curas populares que estaban con los sectores populares. Los que acompañaban a Artigas en la construcción de una sociedad completamente democrática. Esos curas no institucional o jurídicamente, sino de hecho, pertenecían a esta iglesia popular. Cuando se construye el Estado moderno luego de la Batalla de Pavón en 1862, Mitre y quienes lo siguen se preocupan del nombramiento de los obispos, por ejemplo, porque la iglesia oficial retoma el poder. Luego sufre una crisis muy fuerte con la Generación del ´80, que es una segunda fundación de Estado argentino oligárquico. Que surge con un conflicto muy grande con la iglesia, que se manifiesta cuando se discute la ley de educación 1420, porque la iglesia de la cristiandad sostiene que debe darse educación religiosa en las escuelas porque la sociedad es cristiana y tiene que haber una educación religiosa. Luego cosas como el registro civil en las parroquias, que fue una necesidad histórica, pero que en ese momento la iglesia siente que le quitan esos poderes que tenía, y pierde poder político. Lo va a reconquistar a través de un trabajo que realiza con la sociedad civil, con los colegios religiosos, con el diarioEl pueblo, la revistaCriterio, la Acción Católica. De modo que cuando se configura un nuevo movimiento popular, político con un gran liderazgo de Perón; ya la iglesia está en posición de poder nuevamente. Por eso en el Movimiento Peronista entra la iglesia, que será unaiglesia populista,que yo distingo de la popular. Porque será una iglesia que negocia con el poder, pero mirando hacia abajo tratando de favorecer la acción social. Es una iglesia que mira al Pueblo, pero desde el poder. Luego se dan diversas contradicciones, y podemos tener una iglesia clase media con Illia, o desarrollista con Frondizi. Y entra en una gran crisis a mediados de la década del ´60, cuando surge el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSPTM). Es la época del Concilio Vaticano II, con dos grandes Papas, y una gran apertura y con una creatividad muy fuerte en el seno de la iglesia. Con el surgimiento de una iglesia popular que recupera los valores de lo que habían sido las primeras comunidades cristianas. Con una claridad política, que atraviesa toda América Latina. La expresión más significativa de esa Iglesia fue el MSPTM, pero ni fue lo único ni la totalidad, el movimiento tercermundista era mucho más que los curas. Abarcaba a sectores sociales comprometidos, laicos, religiosos, religiosas, también de la jerarquía. Obispos como Angelelli, Ponce de León, De Nevares, pertenecían a esta iglesia. Y que va a ser reprimida ferozmente porque cuestionaba todo, desde la práctica. Al poder político, al militar, y desde dentro al poder de la iglesia, como institución. Esa experiencia termina con la muerte de Paulo VI, ante la ofensiva del neoliberalismo. Luego la iglesia elimina a un Papa para poder elegir a otro que se alinea completamente al neoliberalismo en la lucha contra el comunismo. Y hace tabla rasa con todo lo que se había realizado hasta ahí. Entonces ahora viene un nuevo Papa que suscita muchas esperanzas pero ¿qué va a pasar después? Lo pueden cambiar por otro Papa que vuelva a lo anterior, de ahí mi desconfianza a la institución: no puede ser que se cambie un Papa y se cambie toda la iglesia. Esa institución debe transformase, para lo que se precisa fuerza popular, fe, energía. Y en un proceso mayor, yo sigo manteniendo la utopía pero trato de mantener los pies sobre la tierra, para saber qué es lo que puedo hacer en este momento y saber qué es lo que se puede hacer desde el cristianismo. APU – Algo que aparece en el libro es la figura de los mártires… RD – El concepto del martirio es muy importante en el cristianismo, que fue elaborado a partir de la práctica, por los primeros cristianos durante la represión romana. En esos momentos dar testimonio de la fe era dar testimonio del proyecto de Jesús de Nazaret, anti-imperial. Quienes se jugaban por ese proyecto y afrontaban incluso la muerte pasaban a ser los testigos de ese proyecto. Mártir quiere decir testigo. Y aquí quienes la dictadura hizo desaparecer, torturó y persiguió, el caso del Monseñor Angelelli, de los curas y los laicos; dieron testimonio de su fe en el proyecto cristiano, de Jesús, de una nueva sociedad. APU – En ese marco, las canonizaciones nunca recuerdan estos casos… RD – No, la canonización es un acto de poder hecho desde arriba. Y ahí encontramos contradicciones tremendas: Francisco canoniza a Paulo VI, y santifica juntos a Juan XXIII y a Juan Pablo II. Son dos iglesias totalmente contrapuestas. Juan Pablo II canonizó al fundador del Opus Dei, que es todo lo contrario a una iglesia que nace del pueblo. Es un reconocimiento oficial que hace la iglesia a determinadas personas que practicaron la virtud cristiana de una manera heroica, esta es la definición que da la iglesia, el modelo que propone. Francisco es un gran político, la iglesia sacerdotal interviene políticamente de un modo muy fuerte. Hay políticas de Francisco con las que estamos de acuerdo, pero también hay políticas con las que no podemos estar de acuerdo. Y una es esta, las canonizaciones contradictorias. Como cuando se canonizan a los “mártires españoles que mataron los rojos”, y no se dice nada de la participación de la iglesia con el franquismo en las matanzas que se realizaron. APU – El libro es del ´82, decía con la intención de ver qué quedaba de esa experiencia de una iglesia popular. Pasados tantos años, ¿qué analiza que continúa? RD – Continúan muchas cosas, siento que esas experiencias no se pierden. Hoy lo siento y lo veo en este proyecto político, cómo se está llevando adelante, no sería posible sin esa experiencia. Es decir, gran parte del cristianismo hoy está presente en los grupos juveniles y de base que hoy trabajan por una nueva sociedad. Que lo hacen de un modo más explícito como cristianos o no pero con esos mismos valores, porque lo importante del cristianismo no es si creemos explícitamente en Dios, que nunca se sabe bien qué es. Sino si creemos y actuamos de acuerdo a esta fe que tenemos en que Dios está presente en la sociedad y en nosotros, y que lo importante es lo que podamos hacer para transformarnos y transformar la sociedad. 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Edward L. Bernays, sobrino de Sigmund Freud y uno de pioneros en el estudio de la psicología de masas, escribió en su libro Propaganda (1.928), “La manipulación deliberada e inteligente de los hábitos estructurados y de las opiniones de las masas es un elemento importantes en las sociedades democráticas. Aquellos que manipulan este oculto mecanismo de la sociedad constituyen un gobierno invisible que es el verdadero poder dirigente de nuestro país. Somos gobernados, nuestras mentes están amoldadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran medida por hombres de los que nunca hemos oído hablar”. Asimismo, fundamenta el sustento de todos los sistemas de gobierno en la “manipulación de la opinión pública”, al afirmar que “ los Gobiernos, ya sean monárquicos, constitucionales, democráticos o comunistas, dependen de la aquiescencia de la opinión pública para llevar a buen puerto sus esfuerzos y, de hecho, el Gobierno sólo es Gobierno en virtud de esa aquiescencia pública”.
En otro de sus libros, “Cristalizando la opinión pública”, desentraña los mecanismos cerebrales del grupo y la influencia de la propaganda como método para unificar su pensamiento. Así,según sus palabras “la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía. Este es uno de los principios más firmemente establecidos por la psicología de masas”, por lo que la propaganda del establishment será dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan. Así, el estadounidense Harold Lasswell (uno de los pioneros de la “mass comunicación research”), estudió después de la Primera Guerra Mundial las técnicas de propaganda e identificó una forma de manipular a las masas ( teoría de “la aguja hipodérmica o bala mágica”), teoría plasmada en su libro “Técnicas de propaganda en la guerra mundial (1.927) y basada en “inyectar en la población una idea concreta con ayuda de los medios de comunicación de masas para dirigir la opinión pública en beneficio propio y que permite conseguir la adhesión de los individuos a su ideario político sin tener que recurrir a la violencia”, fruto del encefalograma plano de la conciencia crítica de la sociedad actual favorecida por una práctica periodística peligrosamente mediatizada por la ausencia de la exégesis u objetividad en los artículos de opinión y el finiquito del código deontológico periodístico que tendría su plasmación en la implementación de la autocensura y en la sumisión “nolis volis” a la línea editorial de su medio de comunicación (fruto del endemismo atávico de la servidumbre a los poderes fácticos del status quo) y que habrían convertido al periodista en mera correa de transmisión de los postulados del establishment o sistema dominante. El actual sistema dominante o establishment de las sociedades occidentales utilizaría pues la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas. Así, el sociólogo y filósofo alemán Herbert Marcuse, en su libro “El hombre Unidimensional (1.964), explica que “la función básica de los medios es desarrollar pseudonecesidades de bienes y servicios fabricados por las corporaciones gigantes, atando a los individuos al carro del consumo y la pasividad política”, sistemas políticos que serán caldo de cultivo del virus patógeno conocido como “autos-kratos” o autocracia, forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres, llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes totalitarios (inflexible, centralista y autoritario), lo que confirma el aforismo de Lord Acton “El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente”. Hasta los curas han dejado de creer. Hasta los cardenales han perdido la fe. La Conferencia Episcopal ha abandonado la fe mariana, la fe en Mariano. Libre ya del intrigante y vanidoso pájaro espino de mal agüero, Rouco Varela, que descansa entre oropeles en su ático, la curia española ha empezado a sacudirse la caspa de las sotanas como pedía el Papa Francisco y le ha echado la cruz al gobierno de Rajoy, aunque sin nombrarlo. Pero “el que tenga ojos para ver, que vea y el que tenga oídos para oír, que oiga”, que decía Jesucristo. En su último documento público, han negado el milagro de la recuperación y han reconocido, por fin, que hay una España que se muere, como escribió Machado. Con la Iglesia se ha topado el PP, eso sí que es un milagro.
Los obispos han entrado en Génova como Cristo en el templo, con el látigo, y le han soltado una filípica al gobierno de padre y muy señor mío. Le han dicho a Rajoy que la crisis no se habrá terminado hasta que no salgan de ella “los más necesitados”, que defienda “el estado social del bienestar dotándolo de recursos suficientes”, que no basta con acabar con el paro si no se crea empleo “digno y estable”, que proteja a las personas de la “avaricia personal” y la “codicia financiera” de los bancos, que ponga en marcha políticas de “redistribución de bienes” para acabar con la pobreza, que ataje “lo antes posible” la corrupción y la “grave deformación del sistema político” con “transparencia y honradez” y que acoja a los inmigrantes que vienen huyendo del horror, a quienes reconoce su aportación a nuestra sociedad. Los curas se han vuelto del 15M. Poco más y se hacen de Podemos. Aunque yo les veo más de Ciudadanos. A dios rogando, le han dado con el mazo a los recortes de Mariano, a su reforma laboral, a sus casos de corrupción, al rescate a la banca, a la subida de impuestos, a la falta de transparencia y al maltrato y expulsión de inmigrantes. Si fueran un partido, esto era una moción de censura. También han hecho acto de contricción los prelados y han reconocido que no han sabido “responder con prontitud a los lamentos de los más necesitados”. Siguen sin hacerlo. No basta con confesar, hay que hacer propósito de enmienda. Hasta que no les vea abrir sus puertas para dar cobijo a los desahuciados, cumplir el Concordato y renunciar a vivir a costa del Estado, devolver los inmuebles de los que se siguen apropiando y repudiar el lujo asiático del ático de Monseñor, no me lo creo. Hasta que no lo vea no lo creo. Soy como Santo Tomás, hombre de poca fe en estos hombres de fe. El que no se lo cree es Mariano que debe de estar preguntándose: “Señor, por qué me has abandonado”. Sin duda porque él les abandonó antes a ellos al no completar la reforma del aborto que pactaron. También se lo recuerdan los obispos, que “el derecho a la vida es innegociable”. El presidente les dio el beso de Judas y le han crucificado. No le viene bien al PP que le dé la espalda, a las puertas de unas elecciones, un aliado con tanto púlpito y predicamento entre su electorado más viejo. Rajoy se queda más solo que Cristo en el monte de los olivos. Él es el único que sigue creyendo en sí mismo: viendo las orejas al lobo, ayer aclaró que sigue siendo el candidato. Habrá que ver si el PP soporta el calvario. Habrá que ver si el oprobio de la Iglesia tiene efecto en los votantes. De momento las encuestas muestran que a algunos no les afecta ni lo de Rato, como tampoco antes les afectó la Gürtel, Bárcenas, Bankia, las tarjetas black, las preferentes o los recortes. De momento el PP sigue siendo el partido más votado, lo cual no es sólo un milagro, es un pecado. Volver a votar a los partidos de la corrupción y las puertas giratorias, cuando hay otras opciones, es aprobar su gestión de recortes, rescates, reformas y robos. No tiene perdón de dios. No les perdones, Señor, porque saben muy bien lo que hacen. En los domingos anteriores se han recordado diversas apariciones de Jesús resucitado. A partir de este domingo y hasta la Ascensión las lecturas del evangelio, tomadas siempre del evangelio de san Juan, se centrarán en diversos aspectos de la relación entre Jesús y el cristiano: buen pastor, vid y sarmientos, mandamiento nuevo, oración sacerdotal.
No es fácil encontrar una relación entre las tres lecturas de hoy porque se usan imágenes muy distintas: piedra angular para hablar de Jesús (1 lectura); padre e hijos para hablar de Dios y nosotros (2ª lectura); pastor y rebaño, para hablar de Jesús y nosotros (evangelio). Buscando una relación entre ellas la vería en el ritmo del tiempo de Jesús y de nosotros. Pasado y presente de Jesús (Hechos de los apóstoles 4,8-12) Se supone conocido el relato anterior. Pedro y Juan suben al templo para la oración de media tarde y en la puerta Hermosa encuentran tendido a un lisiado que les pide limosna. Pedro lo agarra de la mano derecha, lo levanta y lo cura. Ante el asombro del pueblo, Pedro pronuncia un discurso en el que atribuye la curación a Jesús (este discurso se leyó en parte el domingo pasado, 3º del ciclo B). Los sacerdotes, el comisario del templo y los saduceos, se irritan al escuchar sus palabras y al día siguiente los convocan ante el Consejo y los interrogan. Para comprender la respuesta de Pedro debemos recordar que, para un judío, el nombre equivale a la persona. El nombre de Jesús es Jesús. En las pocas palabras que pronuncia Pedro se resume el pasado y el presente de Jesús. El pasado ofrece una imagen de él totalmente pasiva: no se recuerda su predicación ni sus milagros. Sólo se cuenta lo que hicieron con él las autoridades judías y Dios. Las autoridades lo rechazaron y crucificaron; Dios los resucitó y convirtió en piedra angular. De esto se deduce su situación presente: él es quien ha curado al lisiado, y el único que puede salvarnos a todos nosotros. Presente y futuro del cristiano (1ª carta de Juan 3, 1-2) La 1ª lectura habla del pasado y el presente de Jesús. Esta 2ª, de nuestro presente y nuestro futuro. El presente: somos hijos de Dios. El futuro: seremos semejantes a Dios. Cuando nace un niño siempre se buscan parecidos con el padre, la madre y otros miembros de la familia. Para el autor de la carta, nuestra semejanza con Dios no es algo que se perciba ya desde ahora; se manifestará en el futuro. Pero eso no impide que seamos ya realmente hijos de Dios. Lástima que esto no se valore. Si fuéramos hijos de un deportista famoso o un cantante de moda, todos querrían hacerse una foto con nosotros. Presente y futuro de Jesús (evangelio de Juan 10, 11-18) La imagen del pastor era frecuente en el Antiguo Oriente para referirse al rey: simbolizaba la relación correcta con sus súbditos, que no debía ser despótica sino preocupada por su bienestar. Jesús se la aplica, pero llegando a un extremo que no se da entre los pastores: da la vida por sus ovejas. Es cierto que un pastor, a diferencia del asalariado, está dispuesto a luchar con el lobo para defender al rebaño. Pero no es normal que esté dispuesto a morir por sus ovejas. A tanto no llega. Jesús, en cambio, ve así su misión: dar la vida por ellas. No lo hace por obligación, forzado, sino libremente. Sabiendo que esa vida que entrega la podrá recuperar. Y esto tampoco puede hacerlo un pastor normal y corriente. Aunque el evangelio hable de Jesús como "el buen pastor" debería haber dicho: bueno y absolutamente excepcional. Este pasaje del evangelio concede también especial importancia al futuro de Jesús: a su labor con respecto a otras ovejas, a las que debe buscar para que haya un solo rebaño y un solo pastor. Es una referencia a las comunidades cristianas que se irían formando en países paganos y a todos nosotros. Relacionando las tres lecturas, Jesús, buen pastor, nos ha salvado y nos ha conseguido el ser hijos de Dios. A nosotros nos corresponde escuchar su voz y agradecerle el don que nos ha hecho. El texto que acabamos de leer está enmarcado en un contexto más amplio de polémica entre Jesús y los judíos (fariseos), después de la curación del ciego de nacimiento. Quien no entra por la puerta, es ladrón y bandido. Quien no es dueño de las ovejas, sino asalariado, no está dispuesto a dar la vida por ellas. No se trata de una propuesta anodina sino de una denuncia en toda regla. Todo poder que no se pone al servicio del pueblo es contrario a Dios. Hemos abandonado los relatos pascuales, pero no nos salimos del tema pascual. El único mandato que Jesús recibe del Padre es dar Vida.
No es verosímil que Jesús se declarara pastor de nadie. Este evangelio se escribió setenta años después de morir Jesús y nos cuenta no lo que dijo sino lo que aquellos cristianos pensaban de Jesús. Ellos sí se sentían dirigidos por Jesús e intentaban seguir sus directrices. En el AT el título se aplicaba a Dios o a los dirigentes. En tiempo de Jesús, el pastor era, casi siempre, el dueño de un pequeño número de ovejas, a las que cuidaba como si fueran miembros de la familia, incluso, cobijándolas bajo el mismo techo, llamándolas por su nombre propio. Es natural que así fuera, porque de ellas dependía el sustento de la familia. La figura del pastor modelo está en contraposición con la figura del mercenario. El pastor que es dueño de las ovejas, actúa por amor y no le importa arriesgar su propia persona para defenderlas de cualquier peligro. El mercenario actúa por dinero, las ovejas le traen sin cuidado. En (4 Esd 5,18) dice: "No nos abandones como un pastor su rebaño en poder de lobos dañinos". La figura del lobo está en paralelo con la del ladrón y bandido, (de la que habla un poco más arriba) que arrebata y dispersa. Precisamente lo contrario de lo que hace Jesús, reunir las ovejas dispersas (11,52) La imagen del pastor fue muy utilizada en el AT. Se aplicó a los dirigentes, muchas veces para llamar la atención de que no cumplían con su deber de cuidar como debían del pueblo. También se aplicó al mismo Dios que, cansado de los malos pastores, terminaría por apacentar Él mismo a su rebaño. La única idea original de Jn es la de dar la vida por las ovejas. Seguramente es una interpretación de la vida y muerte de Jesús como servicio a los hombres. Hay que recordar una vez más, que no se trata de un discurso de Jesús, sino de una manera de trasmitir lo que los cristianos de aquella comunidad pensaban sobre él. Yo soy el buen pastor. No se trata de resaltar el carácter de bondad o dulzura. La traducción oficial devalúa la expresión. "Bueno" en griego, sería (agathos). (Kalos) significa bello, ideal, excelente, único en su género. Denota perfección suma. No se dice sólo de las personas (el vino en la boda de Caná (2,10). Pastores "buenos", puede haber muchos. Pastor ideal sólo puede haber uno. El tomar el evangelio que acabamos de oír como excusa para hablar de los obispos y de los sacerdotes como pastores, no tiene ni pies ni cabeza. La tarea de los dirigentes no tiene nada que ver con lo que nos quiere decir el evangelio. El buen pastor se entrega él mismo por las ovejas. La vida (psukhên) se identifica con la persona. En griego existen tres palabras para designar vida: "bios", "zoê") y "psukhê". No significan exactamente lo mismo, y por eso pueden causar confusión. Psukhên significa persona, es decir, capacidad de sentimientos y afectos. "Tithesin" no significa dar, sino poner, o mejor, exponer, arriesgar. Como pastor excelente, Jesús pone su persona al servicio de los demás durante toda la vida. Jesús se desvive por los demás. Dice el DRAE: desvivirse: Mostrar incesante y vivo interés, solicitud o amor por una persona. Es exactamente lo que queremos decir aquí de Jesús. La entrega de la vida física, es la manifestación extrema de su continua entrega durante su vida. Quien no ama hasta dar la vida no es auténtico pastor. El máximo don de sí es la comunicación plena de lo que él es. No se trata de que, por su muerte, se nos conceda algo venido de fuera. Se trata de que su Vida, puesta al servicio de todos, prende y se desarrolla en los demás. Darnos sin límites, será la prueba de que su Vida está en nosotros. Conozco a las mías y las mías me conocen. No se trata de un conocimiento a través de los sentidos o de la razón. En el AT el conocimiento y el amor van siempre juntos. Ese conocimiento mutuo es una relación íntima, por la participación del Espíritu. Esta reciprocidad nos lanza a años luz de la simple imagen de oveja y pastor. Este mutuo conocimiento-amor, lo compara con el que existe entre Jesús y el Padre. La comunidad de Jesús no es una filiación externa, sino una experiencia-vivencia de amor. No se trata de la pertenencia a una institución, sino de la unidad de ser y acción en el mismo Espíritu. El descubrimiento vivencial del amor de Dios al hombre lleva a dar la vida. Tengo otras ovejas que no son de este atrio. Sitúa Jn su evangelio en el amplio contexto de la creación. De ahí deduce la visión universalista de la misión de Jesús. Los supuestos privilegios del pueblo de Israel, desaparecen. Ya en el prólogo habla de la "luz que ilumina a todo hombre". Nada que ver con creernos elegidos o pensar en un Dios propiedad exclusiva nuestra. Todas las religiones han caído en esa trampa; la nuestra ha sido la más exagerada en esa reivindicación de una exclusividad de Dios. "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Aún hoy, la idea que tenemos de ecumenismo es raquítica; unirnos todos los que creemos en Cristo. ¿Para hacer frente a los adversarios de una manera más eficaz? Un solo rebaño, un solo pastor. La ausencia de conjunción "y" o preposición "con" entre los dos términos, indica que la relación entre Jesús y el rebaño no es de yuxtaposición ni de compañía. Jesús como fuente de Vida es el aglutinante que constituye la comunidad como tal. No puede ser encerrada en institución alguna, ni nacional ni cultural ni religiosa. Su base es la naturaleza del hombre acabado por el Espíritu que da cohesión y unidad interior. Jesús no ha creado un corral (la Iglesia) donde meter sus ovejas, todos los hombres forman parte de su rebaño. Esto seguimos sin entenderlo, después de dos mil años. La disposición a dar Vida, empalma estos relatos con el tiempo de Pascua que estamos celebrando. La raíz de la experiencia pascual es que Jesús sigue vivo y comunica Vida a la comunidad. Como los primeros cristianos, nosotros tenemos la misma posibilidad de hacer nuestra esa Vida. Se trata de la misma Vida de Dios, de su amor que se nos entrega incondicionalmente. "El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come vivirá por mí". El que me come, quiere decir el que me hace suyo, el que se identifica con mi manera de ser, de pensar, de actuar, de vivir. Si Jesús es pan de Vida, no es porque lo podemos comer a él, sino porque nos capacita para dejarnos comer. En la medida en que cada uno de nosotros hayamos hecho nuestra esa Vida, estaremos dispuestos a desvivirnos por los demás. Como la vida biológica, esta Vida es un "movimiento desde dentro". El salir de sí mismo e ir a los demás para potenciar su misma Vida, no debe depender de las circunstancias; es un movimiento que tiene su origen es esa misma Vida que se me ha comunicado y que no tiene más remedio que manifestarse en la entrega a lo otros, sin ninguna clase de distinción. El amor que nos pidió Jesús, está reñido con cualquier clase de acepción de personas. No estamos acostumbrados a tener este detalle en cuanta, y así creemos que es amor lo que no es más que recíproco interés o simpatía visceral. Amar y servir al que me ama y sirve, no es garantía ninguna del amor cristiano. El ayudar al que puede ayudarte y ser amable con la persona que puedo necesitar, no es más que un sutil despliegue de egoísmo. Si no atendemos a este detalle en nuestras relaciones con los demás, fácilmente podemos creernos en la cima del cristianismo, simplemente porque somos capaces de sacrificarnos por aquellos de los que dependemos. Meditación-contemplación "Yo doy mi vida por las ovejas". Trata de descubrir el verdadero sentido de esta frase. No se trata de dar la vida muriendo, Sino de poner toda tu vida al servicio de los demás. ....................... Solo lo que se da, se gana. Todo lo que se guarda, se pierde. Si te empañas en salvaguardar a toda costa tu vida, Habrás desperdiciado tu existencia. ................... Nadie va a exigirte que entregues tu vida muriendo. Pero, de tu vida solo permanecerá lo que entregues. No pienses en grandes sacrificios y renuncias. Date poco a poco en las cosas más sencillas de cada día. La imagen del pastor –entrañable en la tradición bíblica y, específicamente, en la cristiana- resulta, para la mayoría de nuestros contemporáneos, anacrónica o incluso peligrosa, por las connotaciones que, desde una perspectiva como la nuestra, encierra. Esta situación nos obliga a hacer un esfuerzo para entender, tanto la causa por la que llegó a ser tan querida en la tradición cristiana, como el motivo por el que hoy suscita indiferencia o incluso rechazo.
En la Biblia, como en otras sociedades antiguas, la imagen del pastor se aplicaba al rey del pueblo, y evocaba guía y cuidado. Como el pastor, el rey tenía la responsabilidad de conducir al pueblo y velar por él. Traspasada a Yhwh, el salmista podrá cantar: "El Señor es mi pastor, nada me falta" (Salmo 23), y dará origen a una percepción de lo divino como cuidado amoroso, que permite vivir en una confianza inquebrantable. El cuarto evangelio aplicará la imagen a Jesús, y la comunidad cristiana primitiva empezará a dibujarlo como un pastor que carga sobre sus hombros la oveja encontrada (con el trasfondo de la parábola de Lc 15,4-7). Será presentado como guía que conduce, alimenta y protege..., hasta el extremo de entregar la propia vida en favor de las ovejas, tal como afirma el texto que leemos hoy. No es extraño que esta alegoría haya dado pie a una espiritualidad y una devoción extensa y profunda a lo largo de toda la historia cristiana. Guía, cuidado y protección conectan profundamente con necesidades básicas del ser humano. Es innegable, también, que esa devoción produjo frutos abundantes de confianza y de compromiso. La imagen del pastor llegaría a adquirir, desde el inicio mismo del cristianismo, tal entidad que toda la tarea de la Iglesia habría de recibir la denominación de "pastoral", incluidos los responsables de la misma, a quienes se designaría "pastores". ¿A qué se debe que esa misma imagen hoy provoque indiferencia o rechazo? Al propio cambio sociocultural. Para empezar, es comprensible que imágenes propias de una cultura agraria no sean significativas para quienes vivimos en una sociedad industrial avanzada; se ha perdido la referencia. Pero no es solo que no sea significativa. Provoca incluso rechazo de entrada porque, en nuestra cultura, evoca actitudes de dominio o, al menos, de paternalismo y del correspondiente "borreguismo". Poder y sumisión son realidades correlativas, que se reclaman y se sostienen mutuamente. Traigo un texto de José Antonio Marina que lo expresa con claridad: "En las sociedades orientales antiguas –Egipto, Asiria, Judea- el arquetipo del gobernante es el pastor, que guía y conduce a sus ovejas. Basta que el pastor desaparezca para que el ganado se disperse. Su papel consiste en salvar al rebaño. Esta figura del monarca implica una figura correlativa del súbdito. Es una oveja que no puede dirigir sus actos, no sabe dónde están los pastos y, si no fuera por el pastor, se perdería y se la comería el lobo. Resulta cuando menos anacrónico que la figura del pastor siga usándose en la pastoral cristiana". Otra expresión fundamental es la de "dar la vida", como equivalente de un amor que no se pone medida. En el extremo opuesto de la voracidad egoica que ve a los otros y a las cosas como objetos con los que saciar el propio vacío, el amor de quien ha trascendido su yo no busca sino ofrecer, "dando la vida" día a día. Es un amor que anhela la unidad. A veces, la expresión "traer a todos a este redil" se ha entendido como mandato proselitista para "convertir" a los otros, sumándolos a las propias creencias. Una lectura de ese tipo solo puede ser mítica. Es propio del estadio mítico creerse en posesión de la verdad absoluta y sentirse urgidos a llevarla o imponerla a los otros, incluso "por su propio bien": para sacarlos de la "mentira" y traerlos a la luz. Pero, como ha escrito lúcidamente Raimon Panikkar, "la imagen del «único pastor y el único rebaño» es una imagen escatológica que no se debe aplicar en la historia". Más en concreto, en el texto que estamos analizando, parece que se trata de un añadido, por parte de un glosador posterior, con el que se pretendía fomentar la unidad de los miembros de la comunidad, provenientes tanto del judaísmo como del paganismo. Dios ha resucitado a Jesucristo y se nos ha aparecido a nosotros que hemos comido y bebido con él después de haber resucitadode entre los muertos.
Vosotros también habéis comido con él, ¿no? ¿Recordáis la invitación del principio de la Semana Grande?: Mira que estoy a la puerta llamando: si uno me oye y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos (Apoc 3,19) ¿Has abierto la puerta, para que se sentara a tu mesa? ¿Qué hace Pedro en su primer testimonio de Jesús Resucitado? Nos traza un sencillo plano de la trayectoria de Jesús durante su vida humana: Dios lo consagró y ungió con el ES con poder, pasó por todas partes haciendo el bien, curando, lo mataron colgándolo del madero de la cruz y Dios al tercer día lo ha resucitado. Hoy, después de los días de Semana Santa, puedes decir y cantar desde el corazón la antífona: Realmente el Señor ha resucitado, aleluya. A él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Porque, verdaderamente solamente se puede cantar de verdad ese aleluya si el Señor ha pasado curando y sanando tu corazón. Y entonces podemos decir y cantar el salmo: Hoy es el día en que ha obrado el Señor, alegrémonos y celebrémoslo... Esta experiencia se resuelve en una profunda e íntima alegría que se manifiesta en un canto de comunión con los hermanos. Nos lo pone de relieve las palabras de este gran poeta que es Juan Maragall: "Es la alegría del Resucitado, la más fuerte que puede haber, porque brota del dolor y de la muerte. Este es el día que hizo el Señor; regocijémonos con él. El día que hizo el Señor; el mundo vuelve a ser tal cual salió de las manos de Dios. ¡Oh la siempre renovada visión del primer día del mundo! ¡Oh la eterna visión de primavera en el fondo del alma humana! He aquí que resurge como nuevo en los aires el día de la Resurrección del Señor. Hoy es también el primer día de la primavera. No importa que haya entrado ya en el tiempo hace unos días, si hoy la divina solemnidad de la Pascua la llenó de sentido. Hoy el hombre sabe lo que es primavera, y por primera vez dignamente la canta. Cuando sonaron las campanas de Pascua todo prorrumpió en júbilo, la noche se llenó de estrellas y de cantos, el día amaneció con otra luz... Los campos eran los mismos de ayer, igual su verdor, igual el sol y las nubes lo mismo; pero nosotros lo veíamos ya todo de una manera nueva. ¿Qué ha pasado? Era la resurrección, era la fiesta que llevábamos dentro, que nos iluminaba todo lo de fuera. La primavera se hace Resurrección, se ha humanizado. Es el día que hizo el Señor, regocijémonos con él. Nosotros lo vemos todo de una manera nueva". Lo vemos todo de una manera nueva... Estas palabras de Maragall me traen el recuerdo de una experiencia profunda, bellísima, que viví en la Parroquia en una Vigilia Pascual en la cual hubo el bautizo de varios niños. En un momento de la celebración miré al primer banco de la iglesia y contemplé a una de las madres mirando a su hijo recostado en una cuna. Se me quedó grabada en el corazón la mirada de aquella madre... Era la mirada de una madre que continúa dando calor de vida al hijo. La mirada de la madre, siempre es una fuente de vida para su hijo. Pues no dudéis que esta es también la mirada de Dios en el interior de vuestro corazón. Esta mirada de Dios en nuestro interior nos pone la fiesta en el corazón, y su Palabra nos da capacidad para iluminar lo de fuera. Y la fiesta del corazón nos proporciona una mirada maternal, nos da una capacidad de mirar lo de fuera de nosotros con ternura, la ternura de un Dios resucitado. Es la mirada que nos permite humanizar todas las cosas, nuestra vida, nuestra relación con los demás. Reconoce tu mirada y descubre si la noticia de la resurrección llegó a tu corazón. En estos 50 días de las fiestas de Pascua, además de cantar con fe el ALELUYA, pon atención a si ves las cosas, las mismas cosas de antes, con una mirada nueva, con una mirada humanizadora. Será una hermosa garantía de tu fe en el Resucitado. Antes de quedarme embarazada, nunca me había planteado cómo quería que fuese mi parto. A menudo, como mujeres, pensamos en si queremos o no tener hijos, qué implicaciones tendrá, de qué modo haremos compatible la maternidad con la vida personal y profesional. Como feministas reivindicamos el imprescindible derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, al aborto, a la conciliación, a repartir el trabajo de cuidados, a la igualdad. Sin embargo, creo, hay un derecho que se nos pasa por alto exigir: el de cómo queremos parir.
Parece que el parto es un mero trámite. Antes y después del mismo, levantamos la voz para reivindicar nuestros derechos, pero los ignoramos a menudo a la hora de dar a luz. No obstante, el parto no solo es un inevitable sino un momento crucial en nuestras vidas y la de aquellos que van a nacer. De aquí que una vez supe que iba a tener un hijo y me planté qué parto quería, no dejara de sorprenderme no solo cómo de olvidado teníamos dicho acontecimiento sino la poca importancia que le dábamos, tanto en lo personal como en lo colectivo. El debate sobre el parto respetado es, tanto en espacios activistas como cotidianos, ese gran ignorado. Hablar del momento de parir significa referirse a un simple procedimiento, que en muchos casos, al menos por parte de amigas y conocidas, ha sido vivido con dolor y no pocas veces con angustia, miedo e impotencia, y no por el parto en sí sino por la alta intervención médica, a menudo evitable. No en vano, el alumbramiento es tratado en la mayoría de hospitales más como una operación quirúrgica que como un proceso natural. Cesáreas programadas e innecesarias, oxitocina administrada antes de tiempo, separación injustificada de madre y bebé al nacer, partos inducidos arbitrariamente, mal suministro de la epidural, rotura no necesaria de la bolsa de aguas… por solo citar algunas de las prácticas vividas por amigas y conocidas. Todas ellas justificadas facultativamente porqué “era necesario para el bebé” o “no había otra opción”. ¿Seguro? A las madres, las “fuerzan” a creerlo y muchas, después del dolor, afirman que “al final todo se olvida”. Pero, ¿cuánto tiene que haber sufrido una madre para querer olvidar parte de un episodio tan importante como el parto de su bebé?. Violencia contra mujeres y pequeños Las estadísticas confirman estas experiencias que, desde mi punto de vista, solo pueden calificarse como violencia contra mujeres y pequeños. En el Estado español, en 2011, según datos del Ministerio de Sanidad, el número de cesáreas realizadas en hospitales públicos fue de un 21,88% sobre el total de los partos realizados. Se trata del doble del que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera justificable. En los hospitales privados, el porcentaje es aún más elevado. La episiotomía (incisión en la zona del periné para facilitar la salida del bebé) se realiza en torno al 43% de los partos vaginales (una cifra que alcanzaba el 89% en 1997) en la sanidad pública, mientras que en países como Suecia o Dinamarca solo se práctica entorno al 7% de los casos. Una intervención que a posteriori puede generar problemas sexuales, incontinencia urinaria, debilitamiento de los músculos perineales, etc. Pero, ¿a caso las mujeres aquí tenemos un periné distinto a las de otros países europeos? Claro que no. El alto número de cesáreas y episiotomías son tan solo una muestra de las consecuencias que los partos altamente medicalizados en el Estado español tienen en madres e hijos. El sistema económico exige partos rápidos y “eficientes”, a costa del bienestar de la mujer y el pequeño. Evidentemente que si una cesárea o una episiotomía es necesaria, adelante. La intervención médica no es mala per se. Sin embargo, hoy el problema reside en que muchas de estas prácticas se realizan de forma rutinaria, siendo, en la mayoría de los casos evitables, como muestran las estadísticas de otros países y las recomendaciones de la OMS. La capacidad de decidir de las mujeres a la hora de parir, parece, se queda a la puerta de quirófanos y hospitales. De ser protagonistas, pasamos a ser, en el mejor de los casos, espectadoras de un parto donde otros deciden por nosotras. Los deseos, las necesidades y las expectativas que tenemos no cuentan, e incluso a veces ni siquiera nos las planteamos… porque nadie nos ha preguntado. De aquí que muchos partos sean vividos de forma traumática. A pesar de que en los últimos años se han dado mejoras significativas en la atención al parto en centros hospitalarios, con la erradicación de algunas prácticas, la concienciación de más profesionales y la aprobación de La Guía sobre la Atención al Parto Normal, por parte del Ministerio de Sanidad, y su aplicación en algunos hospitales, el total respeto a la voluntad de las parturientas está aún lejos de lo deseable. Aunque éste pueda variar en función del centro y/o de los profesionales. Pero, ¿parir es cosa de médicos o de mujeres? Para mí, la respuesta es obvia. Sin embargo, durante décadas y aún en la actualidad nos han hecho creer que como mujeres no estamos preparadas para dar a luz por nosotras mismas, no podemos, no sabemos… y así, con el tiempo, nos han secuestrado el parto. La actitud paternalista, en muchos casos, nos inhibe como parturientas. Y la estrategia del miedo hace mella. Otra cara más del control patriarcal sobre el cuerpo de la mujer. Parto en casa No obstante, el parto es un derecho, donde la mujer y el pequeño deberíamos ser los auténticos protagonistas, y ante todo tiene que ser respetado. En los últimos años, una oleada de mujeres, organizadas en espacios y asociaciones varias, se han alzado reivindicando este derecho, porque el parto es nuestro. Una de las opciones de parto que poco a poco se ha ido recuperando es la del parto en casa, donde la mujer es plenamente protagonista y su parto del todo respetado. Aunque el porcentaje sobre el conjunto de alumbramientos es muy bajo, un 0,2% del total, y el servicio público de salud ni siquiera contempla dicha opción, en 2013, según el Mapa del parto en casa en España, se llevaron a cabo una media de 800 partos planificados en el hogar, casi la mitad en Catalunya. A pesar de que muchos tachan de “irresponsable” esta práctica, considero que se trata de una de las opciones de parir más seguras. Teniendo en cuenta, evidentemente, que el parto hospitalario es imprescindible en determinadas circunstancias de riesgo. En Gran Bretaña, el Instituto Nacional de Salud (NICE)publicó en 2014 un informe donde recomendaba el parto en casa atendido por comadronas en embarazos de bajo riesgo. Según dicho trabajo, las ventajas residían en una reducción drástica del número de cesáreas, episiotomías, inducciones y el uso de forceps y ventosas debidos a los partos altamente medicalizados en centros hospitalarios. A diferencia de aquí, en Gran Bretaña el parto en el hogar está cubierto por el sistema público de salud. En Holanda, el número de partos en casa es el más elevado de toda Europa, con un 20% del total, y son varios los informes que señalan que el porcentaje de complicaciones es inferior incluso al que se da en hospitales. Aunque es importante señalar, en estos tiempos neoliberales y privatizadores, que no se puede utilizar por parte de los gobiernos la demanda del parto en casa como una estrategia para recortar gastos en sanidad y que éste debe de incorporarse con plenas garantías en el sistema público de salud. De hecho, según la OMS es igual de recomendable un parto en el domicilio que uno en el hospital. Yo parí en casa. Varias conocidas y profesionales me animaron a hacerlo. Finalmente consideré que esta era la opción más respetuosa y segura tanto conmigo como con el bebé. Solo es necesario ver las estadísticas y, como decíamos anteriormente, las dinámicas en otros países. El parto natural y, en particular, el parto en casa es una de las experiencias más intensas y únicas que puede vivir una mujer y con un vínculo más estrecho con su bebé. No se trata de sacralizar el parto, pero sí reivindicar este derecho y experiencia que nos han arrebatado. Parir en casa no es cosa de “imprudentes”, “locas” e “insensatas” es una opción pensada, meditada y preparada. A menudo, más que un parto medicalizado en un hospital, donde a veces ni sabemos con qué nos vamos a encontrar. Muchos, algunos de buena fe otros no tanta, intentaran disuadirnos en este camino. La clave: una buena información, saber que puedes parir y estar bien acompañada, tanto de las personas que amas como de una buena comadrona con quien tengas plena confianza. Quiero terminar por agradecer y dedicar este artículo a todas aquellas mujeres que me animaron a tirar adelante el parto en casa (comadronas, doulas, mujeres que así lo habían hecho, otras que así lo quieren hacer), y en particular a la comadrona Blanca Lainez, que me acompañó en el momento de parir, por su profesionalidad y cariño, y al increíble equipo de Cos cooperativa y su compromiso con el embarazo, el parto y la crianza consciente y natural. Porque el parto es nuestro. Que no nos arrebaten este derecho. La comunidad cristiana, una magnífica praxis socio-económica por: Jesús Mª Urío Ruiz de Vergara4/22/2015 Veamos, en primer lugar, la 1ª lectura del domingo, y de hoy, martes de la 2ª semana de Pascua:
“En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno”. (Hch 4, 32-35). Una de mis últimas entregas tenía por título ¿Jesús, ¿muere para la “salvación de las almas”? Lo dudo mucho (30/03/2015), en la que insistía en la importancia, y más que importancia, en el protagonismo, del cuerpo dentro de la antropología bíblica, y, como consecuencia, cristiana. Y cómo Jesús, en el Evangelio, aparece resolviendo problemas “corporales” de las personas. Y, de vez en cuando, también perdonando pecados. Pero esta dedicación, llamémosla espiritual, es poco frecuente, y plantea problemas, como demuestra la sorpresa-reproche-indignación de los fariseos, preguntándose, “¿Quién es éste para perdonar pecados? Solo Dios puede hacerlo”. De hecho la descripción de la 1ª comunidad cristiana, que hacen los Hechos de los Apóstoles en este párrafo, insiste en aspectos nada espirituales, ni cultuales, ni litúrgicos, ni místicos, ni piadosos, sino que habla del tipo de vida de los fieles. Es verdad que en la famosa caracterización del estilo de vida de la primera comunidad paradigmática de Hch 2,42, a éstos elementos corporales, mundanos, podíamos decir, añade estos otros dos más espirituales y cultuales: “eran constantes en escuchar las enseñanzas de los apóstoles, (en la comunidad de vida, en el partir el pan, éstos dos aspectos presentes en la caracterización del primer texto de hoy), y en las oraciones”. Además, sabemos que partir “el pan” abraza los dos significados: compartirla comida, y celebrar juntos la Eucaristía). Se ha dicho muchas veces, y yo lo repito aquí, que el Cristianismo no es una moral, sino un estilo de vida, que se consigue con el seguimiento de Jesús. Pero este seguimiento no es posible sin un conocimiento de las palabras, los hechos y los gestos del Maestro de Nazaret. Y el conocimiento que se requiere no tiene por qué ser exhaustivo, sino el que nos dejaron, de manera autorizada, los que fueron testigos, o discípulos de éstos, del profeta de Nazaret. Por eso la fuente de inspiración de los fieles seguidores de Jesús son, sobre todo, los escritos del Nuevo Testamento, (NT), sin abandonar ni dejar de lado los del Antiguo (AT), que fueron los escritos con los que se formaron creyentes el mismo Maestro, y los que lo rodeaban. Esta dependencia de la Palabra de Dios es fundamental y decisiva. Algo que, desgraciadamente, ha sido dejada de lado más veces de lo que hubiera sido prudente, para caer en las redes de pensamientos filosóficos momentáneos, transitorios y relativos. Y uno de los pensamientos que más daño nos ha hecho a los que queremos seguir el estilo de vida de Jesús es, justamente, de los más bellos y atractivos de la Historia de la Filosofía; y, por eso mismo, más peligroso. Me refiero al platonismo, con su carga de espiritualismo descarnado, considerado este concepto en su completo y peculiar sentido: el ser humano como espíritu puro, que solo alcanza la carne por una desgraciada caída original, que condena al ser humano a liberarse del cuerpo. Esto es, justamente, lo que la Biblia no solo nunca ha enseñado, sino que ha negado siempre, y además, rotundamente. Y lo que quiero señalar al afirmar que la comunidad cristiana, en su género de vida, constituye una auténtica, verdadera y constatada realidad sociológica, es que significa mucho más que un vano y estéril ejercicio espiritualista, que ha sido ejercida, y vivida intensamente, durante tres siglos, y que se convirtió en un género de vida comunitario, socio-psico-económicamente válido, sin fisuras, y casi perfecto. A la vez que una maravillosa demostración práctica de que algo que desde planteamientos socio-filosóficos, como el Marxismo, por ejemplo, es un puro un sueño utópico, se pudo convertir en una realidad no solo deseable, sino posible y eficaz. Y ello no por la generosidad o el sentido social de los miembros de la comunidad cristiana, sino por la voluntad de seguir la invitación de Jesús a vivir un estilo de vida diferente, solo accesible desde el Espíritu de Dios, derramado sobre los que han resucitado para una vida nueva. Llevamos semanas viendo aparecer en los grandes medios de comunicación de nuestro país que en Venezuela hay que restablecer la democracia, que la oposición política es reprimida y maltratada, que no hay libertad de expresión, que hay desabastecimiento y muchas muertes violentas. Y, para agrandar la legitimidad de este clamor se nos repite que en nuestro Congreso no pocos diputados denuncian la arbitrariedad con que los opositores venezolanos son detenidos y piden que los “democratas” Leopoldo López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos y otros sean excarcelados, y que semejante pronunciamiento se ha hecho también en el Parlamento Europoeo, por el Secretario General de la ONU, la OEA y otros Gobiernos y que 23 expresidentes americanos piden que se restablezca la democracia en Venezuela.
Reconozco como superhábil el manejo para condicionar y moldear la opinión de quienes simplemente se guian por esta información mediática interesada y manipuladora. La verdad es otra: en Venezuela desde la llegada de Hugo Chavez ha regido una democracia acreditada en todas las elecciones por la voluntad del pueblo depositada limpia y libremente en las urnas. Ni una sola, pudo ganar la oposición. En la última, ya con Maduro creyeron que , toda la oposición unida, podían ganar. Y de nuevo perdieron por más de tres millones de votos. Y esto es lo que exasperados no aceptaron ni estaban dispuestos a tolerar y diseñaron otra estrategia de oposición violenta , antidemocrática, para desestabilizar el país, y poder tumbar a un Gobierno , que no habían podido lograr democráticamente. Ninguno de estos grandes medios nos cuentan los avances y logros de la revolución bolivariana si se la compara con los Gobiernos de los 70 años anteriores: ha habido en tan solo 10 años un incremento del gasto social de 772.000 millones de dólares; construcción de más de 700.000 viviendas; la escolarización de niños ha pasado de 6 millones (1998) a 113 millones (2013); construcción de 22 nuevas universidades; aumento de profesores de 65.00 a 350.00; enseñanza pública totalmente gratuita desde la infancia hasta la universidad; personas con pensión antes de Chavez 387.000, ahora 2.100.000; médicos por 10.000 habitantes en 1998,18;, en el 20, 58; país con el nivel más bajo de desigualdad (según el Coeficiente Gini): Venezuela; salario mínimo en 1998 lo equivalente a 16 dólares, en 2012 son 330 dólares; extracción anual de petróleo 500.000 mil millones de barriles, ahora mil millones; medios de comunicación en propiedad y control privado (no estatal) en torno al 80 %, etc. Lo que es una democracia se defiende ejerciendo en ella la oposición democráticamente (debate, diálogo, cooperación, oposición leal…) no con violencia e inmoralmente. No se trata de restablecer la democracia en Venezuela, sino de aceptarla, mal que no responda a los intereses, monopolios y privilegios de ciertas minorías del país y otras foráneas. Los denominados y más ensalzados opositores de la revolución bolivariana no son demócrata, ni disidentes políticos sino , como han dicho diputados del Congreso español, criminales , que actúan fuera de ley, y merecen la cárcel. Demasiado saben los grandes medios de comunicación quiénes son esos opositores y, sin embargo, los presentan ante la opinión pública como héroes de la resistencia y víctimas. ¿Por qué , aceptada con admiración su enorme e innegable calidad periodística, no se publica la posición de Eduardo Galeano (y otros) referente a Venezuela con el relieve con que se hace por ejemplo con Mario Vargas Llosa? Afortunadamente, aun sin el espacio público de esos grandes medios y sin la omnipotencia de su “ilimitada e “inmoral” libertad, disponemos de otra información, -amplia y contrastada- que nos permite librarnos del engaño e hipocresía de quienes nos dicen servir a la democracia, a los derechos humanos, a la libertad de expresión, emancipación de los pueblos y otras retóricas resabidas. |
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