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Sobre la inoportunidad del Adviento por: Dolores Aleixandre

12/1/2012

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Sí, inoportunidad, no me arrepiento del título, esa ha sido mi impresión después de hacer una lectura seguida de los textos de Adviento. Vienen cargados de tantas palabras resplandecientes: alegría, seguridad, gloria, esplendor, paz, confianza, salvación…, que esa insistencia luminosa resulta casi insultante en estos tiempos de tanta oscuridad.

Puestos a elegir, preferiríamos otras promesas más cercanas a nuestra realidad: en vez de colinas que se abajan y valles que se levantan, esperaríamos el anuncio de que bajan las hipotecas, desciende la prima de riesgo y se eleva la responsabilidad de los bancos que han dejado sin ahorros a tantas familias.

Estupendo que lo torcido se enderece, pero nos suena a música celestial mientras continúen los métodos tortuosos de muchos empresarios para solicitar EREs y mandar al paro a tanta gente.

Baruc nos exhorta a envolvernos en el manto de la justicia de Dios y es una magnífica cobertura pero ¿de qué les va a servir a los inmigrantes sin papeles si se quedan sin la sanitaria?

La teología y sus eruditos se defienden: “Se trata de una perspectiva escatológica”, distinguen. Claro, pero sólo con eso no llego a fin de mes, piensa más de uno.

Jesús, que afortunadamente no era un erudito, propone otras salidas: da por sentada la existencia de situaciones desastrosas que nos sacuden llenándonos de ansiedad y preocupación pero, donde nosotros no vemos más que catástrofes, él ve “señales”.

La condición para descubrirlas es “levantar los ojos”, ir más allá de lo inmediato que nos ciega y atrapa en redes de deseos insatisfechos, en obsesiones por retener modos de vida que considerábamos definitivos, en temores que embotan nuestro corazón impidiendo el fluir de la vida.

Y esas “señales” ¿dónde buscarlas?: en el desierto, responde el evangelio de Lucas en el 2º Domingo, en esos lugares marginales que nos obligan a afrontar sin distracciones esas preguntas de las que tratamos de escapar, que nos inquietan más allá de lo económico y que se enmascaran bajo pretextos de impotencias y desánimos.

Los personajes políticos y religiosos nombrados (Poncio Pilato, Herodes, Anás, Caifás….) quizá fueron peores que los que hoy nos gobiernan pero, a pesar de sus poderes e intrigas, no consiguieron extinguir la esperanza que convocaba la voz profética de Juan desde la periferia.

En la tercera semana las señales se vuelven más concretas: hay que abrirse a la alteridad hasta llegar a compartir con otros, hay que salir del estrecho círculo de “lo mío” para que la esclavitud del poseer deje paso a la libertad de preferir el bien mayor de la relación: la alegría de que una túnica sobrante abrigue ahora el cuerpo aterido de un hermano.

Las señales de la cuarta semana nos devuelven a la belleza de lo pequeño, a la humildad de lo cotidiano: Dios elige como morada a Belén, un pueblo insignificante; y un sencillo saludo, esa experiencia universal de acogida del otro, desencadena un torrente de comunicación entre dos mujeres embarazadas que se llenan de alegría, bendicen y se ríen juntas mientras la vida crece en sus entrañas.

No son señales fáciles ni evidentes porque el Evangelio es siempre un tesoro escondido, un don exigente, una gracia cara. Después de todo, quizá el Adviento pueda conducirnos “oportunamente” hacia ese júbilo que se atreve con tanto descaro a prometer.

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Una misión… ¿dos Iglesias? por: Gabriel Mª Otalora

11/30/2012

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La Iglesia llamada misionera es la que trabaja en el Tercer Mundo. Mujeres y hombres, sacerdotes, religiosos y laicos ayudan a los que no tienen lo necesario, desposeídos muchas veces hasta de su dignidad. Se ha incardinado en sus culturas para hacerse una más entre ellas asumiendo su misma realidad pero tratando de dignificarla ayudándoles a salir de ella. En ocasiones, “solo” se trata de miseria, otras veces tiene que convivir con amenazas y violencias; la Iglesia es profeta y testigo de Cristo desde su compromiso por transformar los corazones a través de su implicación radical para cambiar la realidad injusta con actitudes de amor comprometido. A la manera del Maestro.

Por otra parte, en el Primer Mundo las cosas ya no son como eran. Los índices de pobreza, paro, exclusión social, soledad… crecen sin parar dejando cada vez más gente en la marginación social, el desempleo, los desahucios, la desesperación. La sociedad posmoderna que hemos creado, superficial y materialista, no ofrece soluciones vitales al desamparo integral de esta crisis. Al revés, recorta servicios básicos. Pero a diferencia del Tercer Mundo, muchos de nuestros representantes eclesiásticos no están centrados en la denuncia profética del pecado estructural, sino en el culto, los ritos, el derecho canónico, la ortodoxia. Existe una resistencia a dejar de ser influyentes en lo que no deberíamos serlo, como la inmunidad del Estado vaticano, sus nuncios y las relaciones de poder que Jesús de Nazaret solo tuvo precisamente para transformarlo en amor; nunca para reforzarse desde el poder humano.

¿Por qué resulta fuera de lugar imaginarnos a obispos europeos haciendo labores como las de Castellanos en Bolivia, Casaldáliga en Brasil o Abelardo Mata en Nicaragua, a pie de calle trabajando por los derechos humanos más elementales a riesgo de perder estatus y la propia vida? Así vivieron Hélder Cámara o Romero, entre otros muchos. La realidad misionera en India, Latinoamérica, África u Oriente, no debe tener un fundamento diferente a la misión en Occidente: es la misma Buena Nueva. Los recortes en el sur de Europa son tan fuertes que la situación real es objetivamente mala, con grandes bolsas de marginación y precariedad en aumento a las que Cáritas y otras instituciones admirables atienden a duras penas. ¿Pero es suficiente dejarlo todo en manos de estas instituciones solidarias? ¿No deberíamos los demás dar un paso al frente en la Iglesia, empezando por sus rectores -Rouco y compañía- para cambiar el acento del apostolado y parecernos todos más a Jesucristo?

En el Tercer Mundo también dan importancia a la liturgia, a los ritos y signos, pero allí son la expresión de una vivencia, y por eso sus celebraciones son más alegres, sentidas y fraternas. Mientras que nuestras celebraciones, son mucho más rutinarias y pomposas, con un boato oficial difícil de digerir. Si en “misiones” todos hacen de todo, incluida la denuncia y defensa de las injusticias económicas, es tiempo de imitarles en la radicalidad de su apuesta por la dignidad del ser humano, arriesgando como ellos. Si el reino de Dios no es de este mundo, es porque no es un reino de dominación sino de servicio: “Dónde el ser humano padece dolor, injusticia, pobreza o violencia, allí debe estar la Iglesia con su vigilante caridad y la acción de los cristianos” (Juan Pablo II). En el Tercer Mundo igual que en el Primero.

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Iglesia nuestra ¿Quo vadis? por: Luis Carlos Saiz Fernández

11/29/2012

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Siempre que he rememorado mi historia de fe he terminado dando gracias a Dios por el privilegio de sentirme "hijo del Concilio" (del Vaticano II, se entiende). Al nacer en 1972, quiero pensar que en mi infancia y juventud fue algo natural el encontrar laicos, sacerdotes y religiosos empapados hasta el tuétano de su espíritu.

La fe que se me transmitía iba indisolublemente unida a la alegría, el buen humor y ¿por qué no? incluso la travesura sana, a la sencillez y cercanía de los testigos, al aprecio sincero de tantas posibilidades bellas que tiene nuestro mundo, a la solidaridad vivida como consecuencia directa del ser hermanos, a la experiencia litúrgica honda y creativa... y tantos etcéteras como queráis.

Sabéis a lo que me estoy refiriendo. Aquella evangelización prendió en mí porque acompañó con respeto mi maduración personal, me ofreció un horizonte de sentido donde otras instancias se quedaban cortas y, en definitiva, se recogía y vivía lo mejor del ser humano tomando como referencia la vida y obra de Jesús de Nazaret. No hizo falta mucho más, así de ¿sencillo?

Han pasado cerca de 40 primaveras desde aquella experiencia primigenia que hasta hoy ha seguido alimentando, con caras diversas pero estilo siempre reconocible, mi apuesta por el Dios de Jesús. A mi lado se encuentran mis dos pequeños, de dos y cuatro años. Y cuando pienso en el entorno eclesial que paulatinamente va imponiéndose en nuestra sociedad, el tinte de fondo que previsiblemente mis chiquillos perciban en el futuro, no puedo sino constatar que nuestra Iglesia, nuestra querida Iglesia, ha virado el timón, ha modificado el plan estratégico, está dejando de confiar en la forma de presentarse al mundo que a mí me cautivó.

Cierto será admitir que a mí me ganó, pero no a muchos de mis coetáneos. Somos pocos, sí, y cada día seremos menos durante algún tiempo. Sospecho que justamente esta patente "falta de eficacia" puede estar en la raíz del cambio de planteamiento. Son tiempos duros que parecen exigir repliegue, alta cohesión de grupo, coraje para vivir la fe en un mundo de lobos. La consigna sería: Si el mundo nos desprecia, dobleguemos al mundo con la fuerza de Cristo. Ese será nuestro martirio.

Y así va transcurriendo el tiempo, con batallas parciales ganadas pero la sensación de que la guerra, si es que podemos denominarla así, se juega en otro lado. Mientras ante lo externo nuestra reacción habitual peca de defensiva, reticente por defecto, la descalificación mutua no resulta desgraciadamente una excepción entre las distintas sensibilidades de Iglesia. Aspiramos a mediar en la sociedad, a ser testimonio vivo de lo más santo que reside en el ser humano y, sin embargo, ¿no estamos en ocasiones demasiado lejos de encarnar para el increyente ese "mirad cómo se aman" tan fructífero en el pasado? Haciéndonos eco de la inquietud de Lohfink con la vista puesta en una actitud autocrítica constructiva, podemos preguntarnos ¿en qué medida nos acercamos a la Iglesia que Jesús soñó dejar como herencia al mundo? Cada cual puede (y debe) emitir su diagnóstico particular, para bien de la Iglesia y, por encima de todo, de las personas que nos miran. Puedo equivocarme, pero existe la posibilidad de que hoy Jesús pasara a nuestro lado y, al modo de aquel relato bien conocido con Pedro como protagonista nos expresara con una cierta tristeza: Iglesia mía, ¿adónde te diriges? ¿cuáles son tus verdaderas prioridades? ¿recuerdas mi invitación a ser "sal" y "luz"? Iglesia mía, ¿quo vadis?

A debatir estas cosas y disfrutar de la convivencia comunitaria dedicamos un grupito de creyentes todo un fin de semana del ya lejano mes de Junio en Mangirón, un pueblecito de la sierra madrileña. Tuvimos la suerte de contar con dos personas cualificadas para aportar su punto de vista con distintas perspectivas, que era de lo que se trataba. Los planteamientos de Raquel Mallavibarrena, laica y portavoz de Somos Iglesia y Redes Cristianas, se confrontaron con los de Ángel Cordovilla, sacerdote diocesano experto en teología dogmática y profesor en Comillas. Raquel reivindicó una Iglesia de iguales y de adultos, donde se abolieran los estamentos clerical/laical dando relevancia a los ministerios y carismas, donde se considerara al cristiano como último responsable de sí en aquellas esferas que le competen, donde se habilitaran más cauces a la expresión democrática y se abandonara el anacronismo del Estado Vaticano. Abogó también por una Iglesia que sea consecuente con lo que predica y que encarne los Derechos Humanos, que conceda un margen amplio a la investigación teológica y que anteponga la misericordia a la reprobación. Una Iglesia comprometida desde su raíz con la pobreza, sin apego a los poderes de este mundo. Por último subrayó la idea de Juan Martín Velasco de que el futuro de la Iglesia está en la comunidad, comunidades minoritarias pero significativas y creativas. Una llamada a "no apagar el Espíritu". Por su parte, Ángel abordó su exposición desde otro ángulo, comenzando por reconocer que su discurso nace de su propia historia personal, parcial y limitada, pero lógicamente ligada a su ser sacerdote. Para él la Iglesia es una mezcla de Misterio y realidad histórica que no debe perder mucho tiempo en mirarse a sí misma. Es preciso ser fieles al origen y a la misión, la palabra clave sería "fidelidad". Vivimos en un cambio de época donde todo está en cuestión, la crisis no es tanto de Iglesia como de Dios y de fe. Reconoce que el catolicismo vive aún en una estructura medieval que en un tiempo forjó una cultura, un espacio, un tiempo, pero que actualmente puede no ser idónea (por ejemplo, la parroquia se acomoda mejor a una sociedad agraria, ya minoritaria). La Iglesia está volcada a una Nueva Evangelización que trata no sólo de evangelizar a las personas o las estructuras, sino a los ambientes o escenarios: la cultura, la educación, la inmigración... Ángel considera que la reforma de la Iglesia ya se está produciendo, es permanente, aunque siempre se nos quede corta. Hay que reformar todo lo que impida la fidelidad a su naturaleza y dificulte su misión. Se debería trabajar paralelamente la reforma estructural y la conversión personal de sus miembros. Y nunca olvidar que "somos iglesia" por gracia.

Como veis, dos enfoques con acentos dispares que luego, en el tiempo de diálogo, se fueron aquilatando y contrastando. Obviamente no hubo consenso en todo lo que se discutió, que por limitaciones horarias tampoco fue en exceso extenso. Lo que para unos era materia reformable para otros era nuclear. Donde para unos el Pueblo de Dios representaba el último fundamento de la Iglesia, para otros la Sucesión Apostólica determinaba la garantía de una Iglesia verdaderamente conectada con su inspirador. Se apuntó como gran reto el hacer bueno el calificativo de católico = universal y el convencimiento general de que primero deberemos entender hacia dónde se dirige la sociedad para luego discernir el hacia dónde de la Iglesia.

En cualquier caso lo verdaderamente importante comenzó al término del diálogo. Doble banquete, para ser más exactos. Primero, el de la Eucaristía. Cada cual con su carisma y ministerio, nos dirigimos a alabar, compartir, dar gracias y, en definitiva, rememorar lo que nos vincula por encima de todo. Y segundo, no por ello menos importante, el de las ensaladas, el hornazo salmantino, la cervecita bien fría y la charla de todo un poco. Allí nos dimos cuenta de que, aunque podíamos seguir sin estar de acuerdo en algunos puntos de eclesiología, prevalecía sin rastro de duda la calidad humana de la gente y el saberse tocados por un mismo Dios. Dios que, en esencia, nos quiere y punto. Quisiera creer que en aquellas dos mesas con abundancia de viandas materiales y espirituales, aún permanece el rescoldo de lo que en mi juventud me ganó para Cristo y mañana ofreceré "con temor y temblor" a mis propios hijos. Y luego, que sea lo que Dios quiera...

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Los curas casados: invisibilizados e integrados por: Cecilia Aldini

11/28/2012

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Miles de sacerdotes optaron por su realización como seres humanos y renunciaron al celibato. En su mayoría, continúan con el compromiso comunitario que los llevó a ser curas.
Horacio Gallo formó una familia y es psicólogo, por eso sigue escuchando y conteniendo a hombres y mujeres como cuando era un cura católico. (Foto: Télam) Horacio Gallo formó una familia y es psicólogo, por eso sigue escuchando y conteniendo a hombres y mujeres como cuando era un cura católico. (Foto: Télam)

Muchos miles de curas en todo el mundo se casaron, tienen pareja y formaron familia, lo que demuestra que la búsqueda de la plena realización de las personas desbordó hace tiempo la prohibición de la iglesia católica, que apenas consiguió clausurar el debate formal sobre el celibato, coincidieron especialistas.

No es fácil encontrarlos a simple vista porque son maestros, delegados de trabajadores, integrantes de colectivos sociales, profesores universitarios o investigadores que, en su mayoría, continúan con el compromiso comunitario que los llevó a ser curas.

“Yo no me fui para casarme. Dejé la iglesia porque fui fiel al proyecto de Jesús de Nazareth, lo que me llevó a trabajar por la plena realización del ser humano. En ese camino, opté por tener una pareja”, dijo a Télam Ruben Dri, quien fue cura del movimiento para el tercer mundo en Chaco y cuando se alejó de la iglesia en 1976 eligió compartir su vida con una compañera.

La opción por los pobres nace de la búsqueda “de esa realización plena del hombre, en la que tener una pareja y formar una familia es parte de esa libertad, que no solo no desmerece la función sacerdotal sino que la engrandece”, dijo Dri, docente universitario, escritor y filósofo que hoy integra el colectivo Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”.

“Estoy en desacuerdo con la iglesia católica, que a los sacerdotes que forman una familia les niega la administración de los sacramentos, al tiempo que acepta en sus filas a un Christian Federico von Wernich, condenado por delitos de lesa humanidad”, sostuvo Dri.

Para el ex cura, “formar una familia, optar por tener una pareja, no es para nada incongruente con la vida de servicio a la comunidad. Lo han demostrado tantos religiosos que, separados de la iglesia, han seguido trabajando con un compromiso mayúsculo”, dijo.

También para la brasileña María Das Dores Campos Machado, socióloga y catedrática de la Universidad Federal de Rio de Janerio, “gran parte de los curas que se agrupan ‘por el fin del celibato’ han seguido trabajando en torno a la ‘Santa Madre Iglesia’”.

“Están muy poco visibilizados pero se han integrado a los movimientos eclesiales de base, muchos de ellos con destacada responsabilidad en el campo editorial de las comunidades de Brasil”, señaló en diálogo con la agencia Télam cuando participó hace dos semanas de las jornadas “Modernidad, Secularización y Religión” en el centro cultural Haroldo Conti, en la Ex ESMA.

El argumento que esgrime la iglesia católica, “que bajo este papado se niega a hacer del celibato una opción”, se basa en “la exclusividad del cura para ejercer su función sacerdotal”, postura que para Dri no hace más que esconder la concepción “dualista” de Platón asumida por la teología católica.

Para Eduardo de la Serna, integrante del movimiento “Opción por los pobres” (OPP), “hoy por hoy no creo que la jerarquía católica defienda el celibato por una motivación económica, ya que los bienes de los sacerdotes no pasan a ser patrimonio de la institución”, y atribuyó más esa posición conservadora a “una actitud rígida frente al sexo, al que sigue asociándose al miedo, a la represión, a la sensación de pecado o, al menos, a la sensación de que mancha”.

“Si el celibato fuera optativo -opinó De la Serna en diálogo con Télam-, sería distinto desde el punto de vista del ‘signo’ porque mostraría al sacerdote célibe como quien ‘eligió no casarse’, lo cual fortalecería el signo”.

De la Serna se preguntó si en términos de la “tan mentada exclusividad, los rabinos, los imanes, los pastores evangélicos de las más diversas confesiones no están plenamente dedicados a Dios y al pueblo”.

En muchos pueblos de Italia, Alemania, Bolivia, y Perú, entre otros países, se conoce a la mujer del cura y nadie objeta sobre el tema, ni los obispos, siempre que no se “ventile demasiado”, sostuvo De la Serna.

Revisar el celibato, afirmó, “aceleraría otro debate que no se quiere dar: el rol del cura en la comunidad, un sacerdote sin poder, que trabaje para mantenerse; un ministerio abierto a todos también necesitaría un cambio de mentalidad en el pueblo de Dios”.

“Psicólogo Cristiano”

Horacio Gallo formó una familia y es psicólogo, por eso sigue escuchando y conteniendo a hombres y mujeres como cuando era un cura católico y recorría las localidades bonaerenses de Florencio Varela, Quilmes y Berazategui en su carpa misionera itinerante, un espacio abierto a la religiosidad popular.

“Mi crisis no fue vocacional, fue afectiva. Por eso hoy sigo escuchando y conteniendo a las personas que sufren, trato de llevarles alivio; claro, ahora con las herramientas que me dio la Psicología, pero mi vocación es la misma”, dice a Télam Gallo, de 45 años, que fue sacerdote de la diócesis de Quilmes entre 1996 y 2002, en tiempos en que Jorge Novak era el obispo.

Hoy Horacio convive con su mujer, una profesora de economía de 42 años, con quien espera su primer hijo; junto a ella, que es madre de dos chicos de una anterior pareja, construye su nuevo proyecto de vida en una casa, también en Florencio Varela, a escasas cuatro cuadras de la capilla donde oficiaba de cura.

“La conocí cuando yo era cura pero nos volvimos a encontrar y formamos pareja varios años después de que yo dejara el sacerdocio”, explica desde su gabinete de psicólogo, ubicado en la planta alta de una casa austera pero amplia y luminosa.

A 10 años de la decisión de alejarse del ministerio de la iglesia, Horacio cuenta que siempre le costó pensar “en renunciar a la paternidad”.

“Cuando me di cuenta de que como sacerdote las visitas a casas de familia me llenaban de alegría, se me aclaró el panorama de mi vida. Me daba nostalgia ver a chicos jugar con sus padres, compartir una mesa”, recuerda.

Al tiempo, pudo dar el paso que deseaba dar. “Pedí permiso al obispo sucesor de Novak (fallecido un año antes) para alejarme de la función sacerdotal con una frase que aún hoy recuerdo: ´si me quedo no seré un cura feliz´”, cuenta.

No pasó mucho tiempo en que comprendió que sostener su vocación y tener una familia no eran incompatibles. “Acá estoy: cambié confesionario por diván”, bromea con una sonrisa franca, mientras sigue caminando los barrios atendiendo pacientes y organizando talleres “ad honorem” en parroquias o colegios.

“Mi deseo de ser padre nació de la experiencia sacerdotal de ser Padre, tal como hoy día algunos niños y adultos de la comunidad insisten en llamarme”, cuenta, y enseguida define: “Mi tarea como sacerdote no distaba tanto de la actual. Antes, las personas buscaban orientación en temas existenciales y domésticos, ahora también. Solo que ya no puedo administrar más los sacramentos”.

Para Gallo la vida parece no haber cambiado tanto: “Todo lo que hacía antes, por estar integrado a la misma comunidad, lo hago ahora: si un vecino se tiene que mudar lo ayudamos entre todos, si un parto se adelantó, allá vamos”, sostiene este hombre que se considera “un psicólogo cristiano que echa mano también de los conocimientos de la teología”, que fueron parte de su formación.

El celibato no es un dogma, solo existe una cita en el evangelio que sugiere su práctica; y en 2011 se difundió un documento que firmó inclusive el actual papa, Benedicto VI, cuando era un joven de 42 años, en el que se puso en duda el sentido de mantener la regla.

No obstante, “la jerarquía católica sostiene el argumento de la supuesta pérdida de efectividad a la hora de administrar los sacramentos, atender a la comunidad y llevar adelante una familia, lo que en miles de casos en todo el mundo quedó refutado”, argumenta Gallo.

“La realidad de la pobreza te pone en otro sitio; vivir en una barriada popular, además de dificultades te da una oportunidad: sentirte parte de la comunidad”, dice, y aclara que “su transformación también se dio en un contexto social, “donde la relación con los sacerdotes es de más cercanía”.

De tanto en tanto, él y su pareja participan de celebraciones o actividades en alguna capilla de algún sacerdote amigo, con el afecto de por medio, y una mirada inclusiva del mundo donde “tener una familia o ser célibe debería ser, para ambos, un acto de libertad”, concluye.

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Las cosas no son lo que parecen por: Enrique Martínez Lozano

11/27/2012

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“Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”: Palabras sabias, de exquisita hondura espiritual que, sin embargo, con demasiada frecuencia son leídas justo en el sentido opuesto. Con lo cual, quedan devaluadas y desvirtuadas, generando actitudes contrarias a las que pretendían.

Parece evidente que se trata de una afirmación radicalmente inclusiva. Por ello, cuesta trabajo entender cómo, posteriormente, se ha podido caer en reduccionismos y exclusivismos que separaban o incluso condenaban a quienes no se ajustaran a las formulaciones doctrinales dictadas y vigiladas por el magisterio oficial.

Es tal el contraste entre aquella afirmación de Jesús y lo que ha sido la práctica habitual (oficial) de la Iglesia, que reclama un análisis que ayude, por un lado, a desenmascarar la trampa y, por otro, a recuperar el sentido genuino de la expresión que estamos comentando.

En realidad, la trampa no es difícil de comprender. De hecho, se produce siempre que se absolutiza el modelo mental (o dual) de conocer. Tal absolutización –que lleva a pensar que las cosas son como nuestra mente las ve- desemboca necesariamente en la objetivación de todo lo real.

El motivo es muy simple: dado que pensar es delimitar, todo lo pensado es convertido en objeto (algo delimitado). De ese modo, el Ser se transforma en un ente, Dios en un ídolo, los humanos en individuos objetivados, la naturaleza en mero objeto para satisfacer nuestras necesidades…

Ello significa que el modelo mental, tan eficaz en el mundo de los objetos, desfigura radicalmente la realidad cuando pretende explicar aquello que no es objetivable.

Y eso es precisamente lo que ocurre con la “verdad”. Dado que la mente no puede apresarla, inevitablemente la convierte en “creencia”. Y una vez producido el equívoco, atribuye, engañosa y peligrosamente, a su creencia los rasgos de la verdad. De ese modo, quien tiene una creencia se cree automáticamente en posesión de la verdad. Ha nacido la exclusión de quienes piensan distinto, el fanatismo y el proselitismo. Todo ello desde una actitud arrogante, que pretende autojustificarse apelando nada menos que a “la verdad”.

Pero todavía podemos preguntarnos algo más: ¿cómo se explica esa tendencia tan frecuente a apropiarse la verdad? La razón hay que buscarla, a mi modo de ver, en la necesidad de seguridad. De ahí que el fanatismo esconde siempre pánico ante la inseguridad, que trata de alejar aferrándose a la idea de ser portador de una “verdad absoluta”. De ese modo, no solo cree sentirse seguro, sino que se otorga además un estatus de superioridad sobre los otros, a la vez que sacia la necesidad del ego de “tener razón”. Son demasiadas “ventajas” como para que los humanos no hayan caído y sigamos cayendo en semejante trampa.

Si venimos a lo concreto de la frase que estamos comentando, nos hacemos conscientes de la lectura equivocada que se ha hecho de ella. El razonamiento que se hacía era el siguiente: “Jesús es la verdad -«Yo soy el camino, la verdad y la vida»-; nosotros creemos en Jesús, luego nosotros tenemos la verdad. Y la prueba de que poseemos la verdad es que escuchamos a Jesús”.

En su simpleza, este silogismo parece irrebatible. Y quizás sea ese el motivo por el que ha funcionado tan eficazmente, configurando tanta rigidez mental en no pocos cristianos.

Sin embargo, es en su simpleza, donde se oculta la trampa, porque no hace otra cosa que jugar con las palabras. Una vez que reduce la “verdad” a una “creencia”, todo lo demás es mera consecuencia errónea.

Se ha confundido la verdad con el asentimiento mental a Jesús (así se entendía, generalmente, la fe), dando por supuesto que, una vez dado ese asentimiento, automáticamente uno se convertía en portador de la verdad absoluta, otorgándose una supuesta superioridad moral sobre quienes no asentían.

La realidad, sin embargo, es otra. Y las cosas parecen ser justo al revés de lo que aquella idea supone.

La clave se encuentra, precisamente, en lo que entendemos por “verdad”. Si tenemos en cuenta que, en cualquier caso, nunca puede ser un “contenido mental” –que sería solo una “idea de la verdad”, nunca la verdad misma-, se nos hace patente que debemos buscar por otro lado. En efecto, cualquier contenido mental es solo un “mapa”, más o menos acertado, pero nunca el “territorio”.

De la misma manera que nadie puede conocer el territorio sin adentrarse en él, por claros que le parezcan los mapas que posee, tampoco es posible conocer la verdad hasta que no lasomos. Y a partir de aquí, se ilumina, tanto el motivo de la trampa comentada, como el camino adecuado para comprender en toda su hondura y sabiduría la afirmación de Jesús.

En cierto modo, podría decirse que la verdad no pasa tanto por la mente, cuanto por la vida; ni por el pensar de una determinada manera, cuanto por el serla.

De entrada, lo que eso requiere no es absolutizar una idea determinada, sino situarse en una actitud honesta y determinada por vivirse en verdad. Por eso, frente al fanatismo que denota encierro y estrechez, la verdad requiere apertura humilde, cuestionamiento y flexibilidad.

Y es precisamente la persona que vive esto la que, por usar las palabras de Jesús, “es de la verdad”, aunque no tenga ninguna creencia.

Finalmente, ¿qué significa “escuchar la voz” de Jesús? Al hilo de lo que vengo diciendo, no se trata del mero asentimiento mental a su figura ni a su palabra, sino más bien de reconocerseen su persona y en su mensaje.

Jesús es consciente, como todos los sabios, de vivirse en la verdad de lo que es. No porque tenga algún “contenido mental” más del que otros carezcan, no porque posea algún “mapa” más elaborado, sino porque se ha adentrado en el “territorio” de su verdadera identidad. Y, al vivirlo, al experimentarlo, lo ha conocido.

La invitación de Jesús es, por tanto, absolutamente inclusiva: toda aquella persona que, desde una actitud de búsqueda sincera y humilde, se “adentre” en la experiencia de su propia verdad, sentirá necesariamente la “sintonía” con Jesús, así como con todos aquellos que lo han vivido.

Esa “sintonía” o re-conocimiento no es algo superficial, sino que nace nada menos que del hecho de descubrir experiencialmente que el Territorio en el que nos adentramos es siempre “compartido”, que nuestra identidad de fondo –más allá del yo individual, al que la mente se aferra- es una y la misma, en la no-dualidad: no somos iguales, pero somos lo mismo. ¿Cómo no sería este reconocimiento fuente de una actitud inclusiva y amorosa hacia todos los seres, si el bien de cada uno de ellos es mi propio bien?

Desde esta experiencia, es fácil percibir la dolorosa paradoja en la que cae la persona fanática o simplemente excluyente: creyendo tener la verdad, se halla justo en la dirección opuesta a aquella que le permitiría experimentarla.

Es solo en la experiencia, donde venimos a descubrir que los criterios de verificación de la misma no son otros que la sabiduría y la compasión. Por eso, quien ha “visto”, como Jesús, hace suya para siempre la “regla de oro”: “Trata a los demás como quieres que ellos te traten a ti”.

Una breve anotación para terminar: ¿No resulta también paradójico que esa afirmación sabia y totalmente inclusiva de Jesús se lea en el día en que se celebra la fiesta de “Cristo Rey”, título que ha dado lugar a no poco fanatismo excluyente?

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Rapidísimas por: Onell A. Soto

11/26/2012

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Por un faltante de siete votos en la Cámara de los Laicos, el Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra no aprobó la ordenación y consagración de mujeres al episcopado. Los votos de los obispos y los clérigos sí llegaron a las dos terceras partes requeridas. Según reglas internas la moción no podrá presentarse hasta el sínodo de 2015. La noticia fue recibida con tristeza por muchas personas que daban por cierta la aprobación. Cada elección es una sorpresa, dice un viejo refrán.

A pesar de los esfuerzos por salvarle la vida al tres veces campeón mundial el puertorriqueño Héctor “Macho” Camacho tuvo que ser desconectado de los aparatos que lo mantenían con vida. Tenía 50 años. La prensa internacional ha cubierto el hecho con abundante material destacando la personalidad del púgil. Camacho fue víctima de un atentado perpetrado por desconocidos en Bayamón en el murió su amigo de la infancia Yamil Mojica.

En Italia ha aparecido un nuevo libro que trata de aclarar la historia de una dinastía familiar que produjo dos papas, cardenales, poetas y guerreros. “Los Borgia, la leyenda negra” escrito por Mario Del Bello, periodista e historiador dice haber tenido acceso a documentos secretos del Vaticano. “Se ha escrito tanto de esta familia que es difícil separar los hechos de la ficción”, dice el autor. El libro está siendo traducido a varios idiomas.

Ramón Benito de la Rosa, arzobispo católico romano de Santiago de los Caballeros en la República Dominicana, ha exhortado a toda la ciudadanía a luchar contra la violencia intrafamiliar que se ha acentuado de forma alarmante en todo el país. En varias ciudades dominicanas se realizaron marchas bajo el lema “Un paso por mi familia” para crear conciencia de la situación.

El presidente egipcio Mohamed Morsi ha sido acusado por los jueces del país de “expandir sus poderes” causando graves divisiones en el pueblo. Muchos manifestantes han salido a la calle pidiendo su renuncia con un indeterminado saldo de muertos y heridos.

Una larga lucha entre autoridades de la Iglesia Católica Romana y el sacerdote Roy Bourgeois de la orden Maryknoll en Nueva York culminó con la deposición del clérigo. El motivo de la disputa fue la ordenación de mujeres al sacerdocio. La Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano se adelantó en decretar que Bourgeois había sido “reducido al estado laical”.

En un censo nacional en Bolivia no podrá usarse la clasificación de “mestizo” según deseos del presidente Evo Morales, que afirma que muchas personas se clasificarían así para no pertenecer a ninguna de las 40 etnias del país. En un prominente lugar de La Paz apareció un cartel escrito a mano que decía “No soy aymara. No soy quechua. Soy mestizo”.

La propuesta del presidente Felipe Calderón de cambiarle el nombre al país de Estados Unidos Mexicanos a sólo México, ha desatado una lluvia de propuestas en las redes sociales. Desde hace casi 500 años el nombre del país ha cambiado en varias ocasiones. Después de la colonia fue llamado virreinato de la Nueva España y posteriormente Imperio Mexicano. Entre los nombres sugeridos se encuentran "República Amorosa", "Territorios Guadalupanos", "Burritoslandia" y "Gloria".

Un encuentro convocado por la Escuela de Derecho de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, auspiciada por la Orden Jesuita, analizó recientemente la situación de los derechos humanos en el continente. Los académicos concluyeron que aunque hay mejoras en la situación general, se ciernen nuevos riesgos como el auge de formas delictivas que involucran de modo creciente a los jóvenes, regímenes políticos que afectan las libertades públicas y la persistente inequidad que limita el acceso a los derechos fundamentales.

Casi la totalidad de los hispanos estadounidenses tiene una Biblia en su casa pero menos del 10% la lee y apenas una cuarta parte la emplea para adoptar decisiones sobre temas de gran importancia para ellos como la educación o el trabajo, según un sondeo encargado por organizaciones cristianas y difundido por el Barna Group.

George Edward Haynsworth, ha fallecido de un ataque cardíaco a la edad de 90 años. Fue obispo de Nicaragua desde 1967 hasta 1979 y sirvió en forma interina en las diócesis de Guatemala, El Salvador y Honduras. En 1980 fue nombrado oficial para América Latina del Centro Episcopal de Nueva York. Se le recuerda como un hombre sencillo con verdadera pasión por la misión de la iglesia. Le sobreviven su esposa Sara Elizabeth y tres hijos adultos.

VERDAD. Sé fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida. Apocalipsis 2:8.

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Yo soy... y soy rey, en Jesús quieren decir lo mismo por: Fray Marcos

11/25/2012

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Es muy importante que tengamos una pequeña idea del momento y por qué motivo se instituyó esta fiesta. Fue Pío XI en 1925, cuando la Iglesia estaba perdiendo su poder y su prestigio acosada por la modernidad. Con esta fiesta se intentó recuperar el terreno perdido ante un mundo secular, laicista y descreído. En la encíclica se dan las razones para instituir la fiesta: recuperar el reinado de Cristo y de su Iglesia. Para un Papa de aquella época, era inaceptable que las naciones hicieran sus leyes al margen de la Iglesia y sin tener en cuenta su poder y sus directivas.

El contexto del evangelio es un jugoso diálogo entre Pilato y Jesús inmediatamente antes de condenarle a muerte. Es muy poco probable que sea histórico, pero eso no le resta nada de su importancia, todo lo contrario, nos está transmitiendo lo que una comunidad muy avanzada de finales del siglo I pensaba sobre Jesús. Dos breves frases puestas en boca de Jesús nos pueden dar la pauta de reflexión: "mi Reino no es de este mundo" y "yo para eso he venido, para ser testigo de la verdad".

EXPLICACIÓN

¿Qué significa un Reino que no es de este mundo? Se trata de una expresión que no podemos "comprender" porque todos los conceptos que podemos utilizar son de este mundo. ¿En qué estamos pensando los cristianos cuando después de estas palabras, nombramos a Cristo rey, no solo del mundo, sino del universo? Que me lo expliquen, porque soy incapaz de entenderlo.

Tal vez encontremos una pista en la otra frase: "he venido para ser testigo de la verdad". Pero solo si no entendemos la verdad como verdad lógica (adecuación de una formulación racional a la realidad) sino entendiéndola como verdad ontológica, es decir, como la adecuación de un ser a lo que debe ser según su esencia. Jesús siendo auténtico, siendo verdad, es verdadero Rey

Cuando los hebreos entran en contacto con la gente que vivía en ciudades, descubren las ventajas de aquella estructura social y los mismos israelitas piden a Dios un rey. Esto fue interpretado por los profetas como una traición (el único rey de Israel es Dios); pero al final tienen que ceder. El rey era el que cuidaba de una ciudad o de un pequeño grupo de pueblos. Tenía la responsabilidad de que hubiera orden en las relaciones sociales. Lo mismo les defendía de los enemigos, que se preocupaba de los alimentos, que impartía justicia. A lo largo del AT, se va espiritualizando esa idea del rey, llegándose a identificar con la del Mesías, y termina por ser la imagen clave para toda la apocalíptica. El final de la historia será un Reino de Dios que termina venciendo el reino del mal.

Solo en este contexto podemos entender la predicación de Jesús sobre el Reino de Dios. Sin embargo el contenido que él le da, es más profundo. En tiempo de Jesús, el futuro Reino de Dios se entendía como una victoria del pueblo judío sobre los gentiles y una victoria de los buenos sobre los malos. Jesús predica un reino de Dios muy distinto; un Reino del que nadie va a quedar excluido, y del que forman parte las prostitu¬tas, los pecadores, los marginados...

También los gentiles están llamados y muchos judíos se quedarán fuera. El Reino que Jesús anuncia no tiene nada que ver con las expectativas de los judíos de la época. Por desgracia tampoco tiene nada que ver con las expectativas de los cristianos de hoy.

El "poder" se presenta en los evangelios, como una tentación: "Te daré todo el poder de estos reinos y su gloria" (Lc 4, 6). En Juan, la multitud quiere llevárselo para proclamarle rey, pero él se marcha a la montaña, él solo. Toda la predicación de Jesús gira en torno al "Reino"; pero no se trata de un reino suyo, sino de "el Reino de Dios". Jesús nunca se propuso él mismo como objeto de su predicación. Es un error confundir el "reino de Dios" con el reino de Jesús.

La encíclica dice: "a Cristo le compete en sentido propio y estricto, como hombre, el título de Rey". ¿De qué reinado está hablando? Siempre que nos imaginamos a Jesús-el-Cristo separado de Dios, aunque sea sentado a su derecha, patinamos.

La característica fundamental del Reino predicado por Jesús es que ya está aquí, aunque no se identifica con las realidades mundanas. No hay que esperar a un tiempo escatológico, sino que ha comenzado ya, pero supera la idea de un reino externo: "No se dirá, está aquí o está allá, porque mirad: el reino de Dios está dentro de vosotros".

No se trata de preparar un reino para Dios, se trata de un reino que es Dios. Cuando decimos "reina la paz", no estamos diciendo que la paz tenga un reino. Se trata de hacer presente a Dios entre nosotros, siendo lo que tenemos que ser; pero después de haber descubierto a Dios reinando en lo más hondo de nuestro corazón.

No es un reino de personas físicas, sino de actitudes vitales. Cuando me acerco al que me necesita, hago presente el Reino de Dios y cuando me preocupo de mí pisoteando a los demás, excluyo de mí y de mi entorno el Reino.

En el evangelio que acabamos de leer podemos encontrar alguna pista para descubrir el verdadero sentido que puede tener esta fiesta. Cuando Pilato pregunta a Jesús si era rey, responde: "mi reino no es de este mundo... mi reino no es de aquí". Pilato no entiende nada. Nosotros lo hemos entendido mal. Para Juan, la palabra "mundo" tiene varios significados. Aquí no significa la materialidad de lo creado, sino la manera injusta como los hombres se relacionan entre sí.

Jesús es lo contrario de lo que se entiende por un rey. Es el reino del amor y de la entrega al servicio a los demás. Para reinar de esa manera no necesita ni soldados ni poder. Lo va a demostrar entregando su vida en la cruz. Estaremos en la verdadera perspectiva si no olvidemos que Jesús reinó desde la cruz. Aceptar la muerte como entrega total, es toda su gloria y todo su poder. Jesús hace presente el Reino que es Dios, cuando se olvida de sí mismo y pone todo lo que es al servicio de todos.

Otra clave para orientar bien esta fiesta puede ser lo que dice Jesús a Pilato. "Yo para eso he nacido, para ser testigo de la verdad". Pero ¡ojo! No se trata de morir por una doctrina teórica. Se trata de morir por el hombre. Se trata de dar testimonio de lo que es el hombre en su verdadera realidad.

El "Hijo de hombre" (único título que Jesús se aplica a sí mismo), nos da la clave para entender lo que pensaba de sí mismo. Se considera el hombre auténtico, el modelo de hombre, el hombre verdad. Su intención es que todos lleguen a identificarse con él. Jesús es la última referencia para todo el que quiera llegar a manifestar en su vida la verdadera calidad humana.

Poco después del párrafo que hemos leído, Pilato saca afuera a Jesús, después de ser azotado, y dice a la multitud: "Este es el hombre". Jesús no solo es el modelo de hombre, sino que exige a sus seguidores que demuestren con su vida, que responden al modelo que ven en él.

Jesús dice: "soy rey", no: soy el rey. Indicando así que todo el que se identifique con él, será también rey. Esa es la meta que Dios quiere para todos los seres humanos. Rey de poder solo puede haber uno. Reyes servidores debemos ser todos. No se trata de que un hombre reine sobre otro, sino de un Reino donde todos se sientan reyes porque todos están al servicio de todos. Como Jesús, debemos identificarnos con Dios hasta tal punto, que todo lo que haga manifieste mi verdadero ser y haga presente a Dios.

Mucho me temo que no sea este el sentido que le damos a la fiesta. Cualquier connotación que el título tenga con el poder, tergiversa el mensaje de Jesús. Una corona de oro en la cabeza y un cetro de brillantes en las manos de Jesús, son mucho más denigrantes que la corona de espinas y la caña que le pusieron los soldados. Si no nos damos cuenta de esto, es que estamos proyectando sobre Dios y sobre Jesús nuestros propios anhelos de poder.

Ni el "Dios todopoderoso" ni el "Cristo del Gran Poder" tienen absolutamente nada que ver con el evangelio. El Dios de Jesús es el "Abba", padre y madre que cuida de nosotros entregándonos todo los que Él es en cada instante. Ni se impone ni nos gobierna ni nos domina. Es esta realidad la que tenemos que descubrir y hacer presente en nuestra vida. Esto es también lo que tenemos que expresar en todas nuestras relaciones con los demás.

Meditación-contemplación

Dijo Jesús: yo he venido para ser testigo de la verdad.

Está hablando de la verdad ontológica.

No se refiere a verdades doctrinales o científicas.

Está hablando de la verdad de su ser.

..............

Ser verdadero es lo contrario de ser falso.

Falso es todo aquello que aparenta ser una cosa

y en realidad es lo opuesto.

Ser Verdad es ser lo que somos sin falsearlo.

................

Lo que los demás ven en mí,

¿es lo que soy en lo hondo del mi ser?

El más alto objetivo de tu vida

es descubrir tu verdadero ser y manifestarlo en todo momento.

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Los obispos presionan al Gobierno para que ‘restaure’ el matrimonio en España por: Juan G. Bedoya

11/24/2012

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La Conferencia Episcopal denuncia “su destrucción por vía legal” y recuerda su doctrina tras el aval del Constitucional a las bodas gais.
“Las leyes están para cambiarlas cuando no son justas”, dicen
En España no existe el matrimonio, los españoles han perdido ese derecho, sostienen los obispos. Lo afirman “sin temor a incurrir en exageración alguna”, en una llamada nota doctrinal aprobada ayer por la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE).

Los prelados no citan al PP ni al Gobierno, pero apremian a los políticos católicos a que “actúen de acuerdo con su conciencia, más allá de cualquier disciplina de partido”. “No digo que no se pueda sacar esa conclusión, pero no está en el texto”, reconoció el portavoz episcopal, Juan Antonio Martínez Camino, cuando se le preguntó si la asamblea episcopal estaba presionando con esa nota al Ejecutivo que preside el católico Mariano Rajoy. “Las leyes están para cambiarlas cuando no son justas. Y hay caminos políticos y legales para cambiarlas. Es imperativo procurar por medios legítimos promover un cambio legal, donde los derechos de todos sean respetados”, añadió.

Célibes por vocación o rigurosa exigencia centenaria de su Iglesia, los obispos sostienen que sin un matrimonio como el que ellos promueven (eclesiástico, indisoluble y de esposo y esposa), no hay ni familia, ni sociedad, ni, incluso, salida de la crisis económica actual. La aversión de las jerarquías católicas a la legislación civil sobre la materia viene de lejos. A mediados del siglo XIX, ya calificaron como “la legalización del concubinato universal” la introducción en España del matrimonio civil.

Hasta entonces solo cabía casarse ante un cura. Hoy, en cambio, los matrimonios por lo civil superan ya a los que se celebran por un rito católico. Cuando el anterior Gobierno reformó el Código Civil para abrir la puerta al matrimonio entre personas del mismo sexo, los obispos afirmaron que era lo peor que les había ocurrido en 2000 años de historia. Lo dijo en conferencia de prensa su portavoz, que además de secretario general de la CEE es prelado auxiliar del cardenal Antonio María Rouco en el arzobispado de Madrid.

La asamblea plenaria episcopal inicia la nota emitida ayer, aprobada por unanimidad, diciendo que “se ve en el deber de recordar” su doctrina matrimonial a causa de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional declarando plenamente legal la legalización por el Gobierno Zapatero de los matrimonios gais, en 2005. Dicen: “Es una legislación gravemente injusta porque no reconoce netamente la institución del matrimonio en su especificidad, y no protege el derecho de los contrayentes a ser reconocidos en el ordenamiento jurídico como esposo y esposa; ni garantiza el derecho de los niños y de los jóvenes a ser educados como esposos y esposas del futuro; ni el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre en el seno de una familia estable”.

“No son leyes justas las que no reconocen ni protegen estos derechos tan básicos sin restricción alguna. Por eso, es urgente la reforma de nuestra legislación sobre el matrimonio”, añaden los prelados, citándose a sí mismos en un documento del verano pasado que titularon La verdad del amor humano. “Asistimos a la destrucción del matrimonio por vía legal, por lo que, convencidos de las consecuencias negativas que esa destrucción conlleva para el bien común, alzamos nuestra voz en pro del matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Recordamos además que todos, desde el lugar que ocupamos en la sociedad, hemos de defender y promover el matrimonio y su adecuado tratamiento por las leyes”, añaden.

La reclamación a los políticos “para que asuman su responsabilidad” la hacen apelando a “la recta razón”. Afirman: “En esta materia tan decisiva se exige que todos actúen de acuerdo con su conciencia, más allá de cualquier disciplina de partido. Nadie puede refrendar con su voto leyes que dañan tan gravemente las estructuras básicas de la sociedad. Los católicos, en particular, deben tener presente que, como servidores del bien común, han de ser también coherentes con su fe”.

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¿Jesucristo Rey? por: Faustino Vilabrille

11/23/2012

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Ejercer el poder, político o religioso, contra los luchadores por la causa de los pobres es ejercerlo contra Jesucristo
Juan 18,33-37:
“Preguntó Pilatos a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó: “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?” Pilatos replicó: “¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí: ¿Qué has hecho?”Jesús le contestó: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”. Pilatos le dijo: “Con que, ¿tú eres rey?”Jesús le contestó: “Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser tes­tigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”.

1.-Gracias a Dios que Jesucristo no es Rey de este mundo

La fiesta de Cristo Rey, iniciada en 1925 apareció en un contexto social en el que Iglesia se veía en acentuado declive por la influencia de las ideologías republicanas y anticlericales de amplios sectores europeos. Las monarquías europeas se declaraban católicas y los eclesiásticos en general fervientes monárquicos. Declarar a Jesucristo Rey era querer perpetuar la cristiandad medieval en oposición a la secularización del mundo moderno, con la pretensión de que al menos los Estados monárquicos reconocieran oficialmente a Jesucristo como Rey de reyes, y a partir de ahí reconocer el poder temporal del Papa sobre los demás soberanos y sus Estados. La Iglesia quería seguir siendo un poder absoluto, y aún hoy sigue funcionando como una monarquía absoluta, a pesar del C.Vaticano II que intentó poner las cosas un poco en su sitio, porque el Vaticano, y el Papa en concreto, tienen siempre la última palabra, porque en la Iglesia Oficial no hay democracia. Funciona como una monarquía absoluta, a pesar de que Jesús dijo: “mi reino no es de este mundo”. Solo la democracia puede controlar el poder, y no siempre, incluso en países democráticos. Una Iglesia que es verticalista, asimétrica, no democrática, no puede verse libre de corrupción, y quien cuestiona a esa Iglesia acaba fuera. El poder absoluto siempre es malo.

2.-El Papa, los Cardenales y los Obispos deben mirarse ante la imagen de Jesús ante Pilatos:

Llamarle a Jesucristo REY desde la imagen que tenemos de los reyes de este mundo resulta una gran ofensa para El, porque en nada se pareció a ellos, pues estos viven en grandes palacios, salones suntuosos, rodeados de lujos, de banquetes, de ropajes, de ceremonias deslumbrantes, de desfiles en carrozas, acompañados a veces en sus bodas de Obispos o Cardenales, como vimos en las bodas reales de España, y algunas europeas. Jesús fue lo contrario de todo eso. Lo cierto es que en muchas ceremonias y recepciones del Papa, y en algunas otras, seguimos viendo mucho de esto, que ya nos cae hasta repugnante, y aun mucho más anticristiano. Pero a muchas gentes, víctimas de una conciencia ingenua, fomentada por la burguesía y cultivada con esmero por el sistema neoliberal de mercado, esas cosas les gustan, y al sistema también, y por eso las fomenta: un pueblo ingenuamente dormido no molesta.

3.-”No he venido para ser servido, sino a servir y a dar mi vida en rescate por todos”.

Jesús, después de vivir pobre en Nazaret, trabajar como un esclavo y durante tres años andar de pueblo en pueblo anunciando la liberación a los oprimidos, curando a los enfermos, durmiendo muchas veces al aire libre, anunciando la llegada del Reino de Dios, le interpretan su mensaje como que El quiere ser el rey de los judíos. De hecho en una ocasión quisieron nombrarlo rey por aclamación, pero El no quiso saber nada porque era totalmente contrario a todo triunfalismo y poder, cosa que a la iglesia oficial de ayer, y aun de hoy, y a demasiados seguidores suyos les sigue atrayendo.

Jesús es todo lo contrario. El dijo: “Sabéis que los jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande será vuestro servidor, y el que quiera ser primero que sea esclavo vuestro, de la misma manera que el Hijo del Hombre (Jesucristo) no ha venido para ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos”.

4.-La religión que manipula es contraria a Dios y al hombre:


Si algo deja claro el relato de la pasión es que Jesús fue condenado a muerte de cruz, asesinado como un esclavo, por la ejecución de la sentencia de Pilatos, representante del poder de Roma, a pesar de no encontrar en El motivo de condena (“no encuentro en él causa de condenación”), pero lo hizo forzado por las autoridades religiosas y gente manipulada por ellas, porque los hechos y las enseñanzas de Jesús eran realmente subversivas para ellos, por cuestionar su situación privilegiada, y para el orden establecido por el Imperio Romano. Toda religión que manipula es falsa.

5.-Ejercer el poder, político o religioso, contra los luchadores por la causa de los pobres es ejercerlo contra Jesucristo:

Jesucristo no es Rey de este mundo. Fue un esclavo, y por tanto acusado como un esclavo de ir contra el sistema de poder absoluto impuesto por la religión judía y por Roma. De ahí su condena a morir crucificado, como establecía la Ley romana para los esclavos. Hoy el mayor poder absoluto lo ejercen los bancos, las compañías multinacionales y los gobiernos que los apoyan, sobre todo en el Tercer Mundo contra los oprimidos de la tierra a los que empobrecen hasta la miseria obligándolos a refugiarse en los basureros de las grandes ciudades y a vivir de basura. Es muy triste que ese poder absoluto lo hayan ejercido, aun en nuestro tiempo, las “autoridades” romano-vaticanas contra muchos teólogos y algunos obispos más comprometidos con la liberación de los oprimidos, algunos muertos por la misma causa de Jesús y que siguen sin ser reconocidos como testigos eminentes de la fe
6.-Jesucristo el verdadero Rey de Reyes de los oprimidos del mundo:

¿Podemos llamarle a Jesucristo Rey? Sí, pero solo a condición de entenderlo como uno de los seres humanos más comprometidos con la dignidad del hombre, con la justicia, con la verdad, la libertad, el amor, la igualdad, la vida, la esperanza, la solidaridad, la defensa de los débiles, el compromiso con los pobres, la reivindicación específica y absoluta de la dignidad de la mujer y de los niños porque entonces lo necesitaban más (y aún ahora), la apertura a la dimensión trascendente de la persona humana, la claridad absoluta con que veía el camino que debería seguir la humanidad, el descubrimiento humano de Dios a nivel de la persona humana concreta, la fe y la seguridad con que afrontó las exigencias y los retos que le pedía su misión liberadora integral. Esa es la verdad del hombre.

De esa verdad fue testigo Jesús. Y todo esto lo hizo El desde abajo y desde dentro, no desde arriba y desde fuera. Fue a su destino con los pobres de la tierra. De toda esta verdad sí es Jesucristo verdadero Rey de Reyes, “porque El hará justicia a los humildes del pueblo, salvará a los hijos de los pobres. Porque El librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara, se apiadará del débil y del pobre, la vida de los pobres salvará. De la opresión, de la violencia rescatará su vida. Su sangre será preciosa ante sus ojos” (Salmo 72)

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Rouco reclama una “urgente reforma” de las leyes sobre el matrimonio por: Juan G. Bedoya

11/22/2012

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Los obispos creen “gravemente injusta la legislación actual porque no garantiza “el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre en el seno de una familia estable”
El cardenal llama a difundir la instrucción ‘La verdad del amor humano’

Los obispos siguen empeñados en execrar del matrimonio entre personas del mismo sexo pese a estar avalado ya por el Tribunal Constitucional. Peor. A la jerarquía del catolicismo español es toda la legislación sobre el matrimonio la que ahora le parece “gravemente injusta” porque, dice, “no reconoce netamente la institución del matrimonio en su especificidad, y no protege el derecho de los contrayentes a ser reconocidos en el ordenamiento jurídico como esposo y esposa; ni garantiza el derecho de los niños y de los jóvenes a ser educados como esposos y esposas del futuro; ni el derecho de los niños a disfrutar de un padre y de una madre en el seno de una familia estable”.

Lo dijo esta mañana el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, que es, además, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Esta institución fue creada en 1966, por mandato del Concilio Vaticano, y celebra esta semana su asamblea general número cien. La llamada ‘plenaria’ la abrió Rouco con un largo discurso ponderativo de la misión de la CEE, en su opinión una pieza fundamental en este medio siglo para la Iglesia romana en España y también para la sociedad en su conjunto. “Los años postconciliares son inimaginables en cada una de nuestras diócesis y en el conjunto de ellas sin el trabajo llevado a cabo por los obispos en la Conferencia Episcopal”, dijo.

Pese a un repaso muy optimista de sus tareas pastorales, el discurso del cardenal presidente fue sombrío, con especial fijación en los asuntos de familia, sobre los que los prelados han fijado una pastoral muy exigente, además de urgente, aprobada en la última plenaria bajo el titulo de La verdad del amor humano. Es en este texto donde los prelados beben la doctrina con la que responden ahora a la decisión del Constitucional acerca de la legislación sobre el matrimonio.

Los obispos deciden esta semana la fecha de beatificación de otros 500 mártires de la II República

Insiste Rouco: “No nos corresponde a los obispos pronunciarnos sobre la pertinencia jurídica de los actos de los tribunales. Pero sí tenemos el deber de ayudar al discernimiento necesario acerca de la justicia de una legislación como la referente al matrimonio, que toca tan de lleno el corazón de la vida de las personas y que condiciona tan decisivamente la vida de la sociedad y el futuro de nuestro pueblo. Por eso, es urgente la reforma de nuestra legislación sobre el matrimonio. Y es tanto o más urgente que la Instrucción sobre La verdad del amor humano sea conocida por todos en nuestras parroquias, colegios y en cada lugar de la actividad apostólica de la Iglesia”.

Enfrascado en materias doctrinales y en ponderar y enumerar los muchos frutos del Concilio Vaticano II con motivo del cincuentenario de su inauguración, Rouco tuvo unas pocas palabras sobre la crisis que se vive en España. Dijo: “Es una crisis global y extensiva que no parece tocar fondo, una situación en la que la tensión social crece y en la que determinadas propuestas políticas han venido a añadir elementos de preocupación en momentos de por sí ya difíciles. Exhortamos una vez más a los gestos de ayuda concreta con quienes más sufren las consecuencias de la crisis. Por pequeños que parezcan, los gestos de caridad no solo ayudan a quienes lo necesitan, sino que también ayudan a revisar el propio estilo de vida y a adoptar formas de ser y de actuar más responsables con la familia, los vecinos y la comunidad política”.

Entre las acciones que los obispos van a aprobar esta semana dentro de su plan pastoral se encuentra “la preparación y celebración en octubre de 2013 de una ceremonia de beatificación de mártires”, en principio no menos de quinientos. La Conferencia Episcopal sostiene que la II República Española (1931-1936) maquinó una persecución religiosa en toda regla y que muchas víctimas católicas de la guerra civil posterior, desatada por un criminal golpe militar respaldado con entusiasmo por la inmensa mayoría de la jerarquía eclesiástica del momento, merecen ser elevadas a los altares de esa iglesia.

Rouco lo explica de esta manera: “Al terminar el Año de la fe, se celebrará la beatificación conjunta de un buen número de mártires del siglo XX en España, procedentes de muchas diócesis, cuyo testimonio e intercesión son de gran valor para el crecimiento en la certeza y en la alegría de la fe de todo el Pueblo de Dios. La Iglesia que peregrina en España ha sido agraciada con un gran número de estos testigos privilegiados del Señor. Los mártires del siglo XX en España son un estímulo muy valioso para una profesión de fe íntegra y valerosa.

Los preparativos para la beatificación están avanzados, porque la mayoría de las Causas que integran el grupo ya tienen el decreto correspondiente y se prevé que las otras lo podrán tener antes del verano próximo. De modo que, si Dios quiere, se reunirá un grupo de mártires en torno a los quinientos. En esta Asamblea tenemos previsto determinar el lugar en el que se celebrará esta ceremonia de beatificación interdiocesana, un gran broche de comunión y testimonio para el Año de la fe”.

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