Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las
siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén. 1. Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia...", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia. 2. Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes. 3. Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne. 4. En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos. 5. El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones. 6. El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente. 7. De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario. 8. Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones. 9. Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad. 10. Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio. 11. Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían. 12. Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición. 13. Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas. 14. Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas. 15. Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación. 16. Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación. 17. Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad. 18. Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad. 19. Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello. 20. Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso. 21. En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa. 22. De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida. 23. Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos. 24. Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas. 25. El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia. 26. Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión. 27. Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando. 28. Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios. 29. ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual. 30. Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria. 31. Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo. 32. Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias. 33. Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios. 34. Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres. 35. Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o confessionalia. 36. Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias. 37. Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias. 38. No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina. 39. Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición. 40. La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello. 41. Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad. 42. Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia. 43. Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias. 44. Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo mas, liberado de la pena. 45. Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios. 46. Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias. 47. Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación. 48. Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo. 49. Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios. 50. Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas. 51. Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester. 52. Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda. 53. Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias. 54. Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella. 55. Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias. 56. Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios. 57. Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran. 58. Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior. 59. San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época. 60. No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro. 61. Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa. 62. El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios. 63. Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros. 64. En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros. 65. Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes. 66. Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres. 67. Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias. 68. No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz. 69. Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas. 70. Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado. 71. Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito. 72. Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito. 73. Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias. 74. Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad. 75. Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios. 76. Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa. 77. Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa. 78. Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12. 79. Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo. 80. Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo. 81. Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos. 82. Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante? 83. Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos? 84. Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada? 85. Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia? 86. Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes? 87. Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias? 88. Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes? 89. Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces? 90. Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos. 91. Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían. 92. Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz. 93. Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz. 94. Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno. 95. Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz. Wittenberg, 31 de octubre de 1517.
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Hace pocos días, un periodista de Madrid preguntaba a un obispo de estas tierras: “¿Es posible perdonar?” El obispo, no sé si pensándolo y sopesando o sin pensarlo, como si tal cosa, respondió: “El perdón conlleva primero una dinámica de que quienes han infligido el daño, se arrepientan. Que sean conscientes del mal causado, que tengan la capacidad de pedir perdón. Pero tiene que ser un deseo sincero de reparar. Solo entonces, quienes han sufrido serán capaces de presentar esa grandeza de ánimo de poder otorgar el perdón”.
Estas palabras me estremecieron. Sentí como si de pronto el evangelio quedara en blanco, como si el mundo quedara a la deriva, sin perdón, sin revelación, sin Dios. ¡Dios mío, un mundo sin perdón, un mundo sin piedad, un mundo sin quicio! Y corrí a verlo en el libro santo, por si las palabras más sagradas hubieran desaparecido, por si el evangelio ya no fuera más que un triste recuerdo. Pero no, allí estaban las historias y las palabras que trastornan el mundo y, a la vez, lo llenan de consuelo. Allí estaban las palabras de Jesús en Mateo 5: “Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero yo os digo: a quien te abofetee en la mejilla derecha, preséntale la otra”. Allí estaba la oración de Jesús en Mateo 6: “Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Allí estaba la respuesta del Maestro en Mt 18: Entonces se acercó Pedro a Jesús y le preguntó: “Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano cuando me ofenda? ¿Siete veces?”. Jesús le respondió: No te digo siete veces, sino setenta veces siete”. Allí estaba el insólito mandamiento de Jesús en Lucas 6, sin concesión ni resquicio: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten a vosotros. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a quienes los aman”. Y allí estaba Jesús, al final, asfixiándose en la cruz entre dos crucificados y diciendo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. En esas palabras renace el mundo, en ellas se sostiene, en ellas se vuelven a iluminar las tinieblas de la cruz y del caos. ¡Hágase la luz! Y la luz se hizo. Y, a pesar de todos los males, todo era bueno. Besé el libro. También el obispo besa el evangelio con ternura y ceremonia antes de explicarlo a los fieles desde su cátedra. Pero hace unos días –era la víspera de su toma de posesión–, el obispo hablaba ante un periodista, y un periodista formula preguntas insidiosas, es su oficio, y la pregunta sobre el perdón era seguramente insidiosa, y tal vez buscaba hurgar en las heridas de este pueblo vasco con su historia dolorosa, con su presente crucial. Comprendo que el obispo deba calcular su respuesta y que, ocasionalmente, hable más para los partidos que para las personas, y mire a los políticos a izquierda y derecha antes de hablar. Así tendrá que ser, pero es una pena, y yo sigo sin comprender las palabras que dijo, si las dijo así. ¿Es posible perdonar? Jesús lo hizo. Él sí, pero a nosotros ¿solo nos será posible perdonar a posteriori y con condiciones? Pues no lo sé, pero Jesús pensaba de otro modo. Y si existe en el mundo un perdón como el de Jesús, habrá de ser gratuito y sin condiciones, por inverosímil que nos pueda parezca. Las condiciones pueden facilitar el perdón, ¡y ojalá se dieran siempre! ¿Pero dejaremos este mundo a la deriva cuando no se den las condiciones deseables? Jesús no lo hizo. Jesús creó las condiciones perdonando primero, y a eso nos llamó. Si Jesús, antes de perdonar, hubiera exigido que los soldados y los sumos sacerdotes y Poncio Pilato se hubieran arrepentido y fueran conscientes del daño causado y fueran capaces de pedir perdón y tuvieran deseos sinceros de reparar, si Jesús hubiera puesto todas esas condiciones para perdonar, yo os aseguro: se habría prolongado hasta hoy la noche negra de aquel viernes, aquel viernes no hubiera sido santo y todavía estaríamos esperando la pascua, el evangelio y no el sepulcro hubiera quedado vacío. Pero Jesús perdonó primero. “Perdónales porque no saben lo que hacen”. Perdonó, es decir, supo mirar con bondad a sus malhechores; es decir, supo ponerse en su lugar; es decir, los excusó; es decir, los rehabilitó; es decir, los curó; es decir, los humanizó. El perdón fue primero. Y entonces se curaron también todas las heridas de Jesús, y en la cruz floreció la Pascua. El hombre se hizo Dios. Me hago cargo de que esto es demasiado, para mí mismo en primer lugar. Pero ¿qué es el evangelio sin este exceso? ¿Para qué llamarnos cristianos si no es para eso? ¿Y a dónde puede caminar este mundo, si no hay perdón que lo cure? Solo el que perdona puede curarse, sólo el que perdona puede curar. Y si perdonas solamente al que te pide perdón y al que “expía sus culpas”, ¿qué mérito tendrás? Perdonar no es ignorar, ni consentir, sino confiar en el otro. Perdonar tampoco es absolver a un culpable, sino mirar en el otro el bien en lo más profundo de su mal. El que perdona no humilla, sino que se pone en el lugar del otro. Como antes Confucio y Buda y Mahavira y como luego Rabbí Hillel y el Profeta Muhammad, Jesús dijo: “Trata al otro como querrías que el otro te tratara a ti si tú te encontraras en su misma situación”. Y en eso consiste la magnanimidad o la grandeza de ánimo: ensanchar la propia alma hasta el alma del otro. Sin duda, el que hizo daño algún día deberá pedir perdón, y solo entonces podrá curar la herida que se infligió a sí mismo cuando hirió al otro; ahora bien, tanto más fácilmente llegará a pedir perdón –como el centurión junto a la cruz de Jesús–, cuanto más incondicionalmente se sienta perdonado –como el centurión junto a la cruz de Jesús– . Pero ¿habrá esperanza en este mundo, habrá esperanza de otro mundo, mientras todos los heridos exijan de sus respectivos victimarios el arrepentimiento, la petición de perdón y la reparación como condición previa para el perdón? No digo que no deba existir el Derecho, y no me atrevo a decir que en este mundo tal como es no deba existir el castigo. Sea, si así debe ser, pero ¡cuán triste me parece que tenga que ser así! El Evangelio no es así. Dios no es así, por mucho que nosotros lo hayamos deformado con nuestros viejos esquemas de culpa y castigo o de ritos penitenciales para obtener el perdón. Jesús no fue así. Y creo que el Evangelio del perdón que restaura y cura es la única alternativa, y que de ese evangelio estamos llamados a ser sacramento todos los seguidores de Jesús. Y creo además que todas las cosas, de lo más hondo de sí, nos gritan el Evangelio del perdón primero. También el humilde riachuelo de Arroa Behea oculto entre matas y alisos que pasa aquí debajo sin apenas murmurar. También el bobtail peludo y bonachón que va y viene junto a un niño pequeño, llevado de la mano por su madre y su abuela. ¿Y el lobo? Sí, también el lobo, como aquel de Gubbio. El hermano Francisco vivió algún tiempo en esa bella ciudad medieval de la Umbría italiana, cerca de Asís. Y cuentan las Florecillas que allí, con su mansedumbre y llamándole “hermano”, amansó a un lobo hambriento y feroz que hacía estragos. Lo amansó con su mansedumbre, ¿cómo si no? Y logró que la gente de la región, amansada también, se aviniera a dar de comer al lobo, que sin hambre es como un bobtail pacífico y juguetón. ¿Es duro este lenguaje? ¿Es ilusorio? Tal vez. Pero creo que es lo único razonable. No habrá paz en este pobre mundo sin perdón primero. Para orar. CAÍN Lleva el destino a cuestas, con el saco, muerto el amor y la tristeza viva. Le escuece el alma en el mirar opaco. Es una soledad a la deriva. Ha cruzado la Isla, el Araguaia, la sociedad, el tiempo, el mal. Rehúye la luz del sol y el sueño de la playa. Huye de todos, de sí mismo huye, condenado a vivir su vida muerta. Si ha violado la ley, la paz presunta, a él le hemos matado la paz cierta. Quizás sea un Caín, pero es humano, Y por él Dios, celoso, nos pregunta: –Abel, Abel, ¿qué has hecho de tu hermano? (Pedro Casaldáliga) Este artículo cuestiona la imagen de Mario Vargas Llosa promocionada por los medios de mayor difusión en España, presentándolo como el gran defensor de los derechos humanos y de la libertad. El artículo cita como ejemplo de esta actitud adulatoria el artículo de Javier Cercas publicado en El País, titulado “La izquierda y Vargas Llosa” (17/10/2010).
El artículo presenta datos y argumentos que cuestionan tal imagen que no se corresponde con la realidad. Mario Vargas Llosa ha sido el mayor portavoz que el neoliberalismo tiene en el mundo político-cultural, siendo su selectiva atención a los derechos humanos un instrumento en su lucha ideológica en contra de los gobiernos de izquierda en América Latina. Una característica de gran número de políticos, periodistas o escritores que dicen promover la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica y otros continentes es su selectiva interpretación de lo que son los derechos humanos. Sus preocupaciones se centran exclusivamente en los derechos humanos de los disidentes en países con gobiernos con los que tales supuestos defensores de los derechos humanos están en desacuerdo. Con ello, están utilizando el noble concepto de derechos humanos para sus intereses políticos. Un ejemplo de ello es el recientemente galardonado Premio Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Tal autor ha estado utilizando la causa de los derechos humanos para agredir verbalmente a los gobiernos venezolano, boliviano, ecuatoriano, cubano, argentino, brasileño, entre otros, todos ellos gobernados por partidos de izquierda o centro izquierda. Me parece muy bien, e incluso loable, que se critiquen comportamientos represores de los derechos civiles de los ciudadanos de aquellos países cuando ello ocurra. Pero lo que es denunciable es la enorme selectividad y sesgo en tales denuncias. Vargas Llosa raramente incluye entre sus críticas a gobiernos conservadores y neoliberales. El asesinato de más de 2.000 personas falsamente acusadas de terroristas por las fuerzas armadas del gobierno Uribe en Colombia, y la brutal represión que está existiendo en Honduras, nunca ha sido sujeto de crítica por parte de tal autor. La violencia que ocurre en Venezuela sí que ha sido criticada. La que tiene lugar en Colombia (el país del mundo donde se asesinan más sindicalistas) nunca ha sido criticada. Y así un largo etcétera. Su sensibilidad hacia los derechos humanos ha tenido siempre una coloración política, definitiva y clara. Ha estado siempre puesta a disposición de una sensibilidad política, reproduciendo la guerra fría. Este sesgo claramente político conlleva, pues, una interpretación muy reduccionista de lo que son derechos humanos. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948, incluye como tales, no sólo los derechos políticos y civiles (los derechos derivados de la libertad de organización y de opinión), sino también los derechos económicos y sociales, tales como el derecho al trabajo, a un salario justo, a la salud y a la educación y a la seguridad social que, en gran manera condicionan la existencia, a su vez, de los derechos políticos y civiles. En realidad, es difícil hablar de los segundos independientemente de los primeros. Y un ejemplo de ello es EEUU, donde la enorme concentración de las rentas y de la propiedad dificulta enormemente la expresión democrática, pues tanto los medios de comunicación como los órganos representativos están claramente controlados (los medios) e influenciados (el Congreso Estadounidense) por los grupos económicos, enormemente poderosos, que limitan tales derechos. El Presidente Obama de EEUU ha alertado, con razón, de las enormes limitaciones que comporta para la democracia de aquel país la enorme influencia que los lobbies económicos y financieros tienen sobre las instituciones representativas estadounidenses y sus derechos políticos y sociales. La evidencia existente y documentada en la literatura científica muestra claramente que la enorme concentración de la riqueza económica dificulta el desarrollo de la democracia pues, en cualquier país, poder económico se traduce en poder político. Esta traducción se hace a través (entre otros instrumentos) de los medios de información y persuasión que, controlados por tales grupos, configuran los parámetros dentro de los cuales tiene lugar el supuesto debate y competitividad política. No es, pues, de extrañar que todos los gobiernos de centro izquierda e izquierda en aquellos países latinoamericanos tengan enfrentamientos con los poderes mediáticos en sus intentos de diversificar las ofertas mediáticas muy limitadas y reducidas existentes en aquellos países. La supuesta “defensa de la libertad de expresión” es, en realidad, en muchos de aquellos países la defensa de monopolios mediáticos e informativos que dificultan enormemente la expresión y desarrollo democrático. Presentarse, pues, como defensores de los derechos humanos, sin nunca referirse a los derechos económicos y sociales es un sesgo que refleja una enorme insensibilidad hacia el hecho evidente de que los derechos políticos están claramente determinados por los derechos económicos y sociales. Y los países de Latinoamérica son un claro ejemplo de esta realidad. Aquel continente se caracteriza por tener las desigualdades de riqueza más acentuadas del mundo, lo cual explica la escasez de sistemas democráticos en la historia de aquel continente y las enormes limitaciones de tales sistemas. Ni que decir tiene que en aquellos países donde hay democracia, existe competitividad política, pero tal competitividad está tan desequilibrada, con gran escasez de recursos para las opciones de izquierdas frente al gran apoyo de bloques económicos y mediáticos de las derechas, que tal competitividad toma lugar predominantemente entre partidos de derechas (conservadores versus liberales) con escaso espacio democrático para las izquierdas. Las últimas elecciones en Colombia son un reflejo de ello. De ahí se deriva que la expresión libertad tiene significados muy distintos según el grupo y la clase social que la utiliza. Como bien dijo el Presidente Abraham Lincoln de EE.UU., “En teoría todos declaran su amor a la libertad. Pero la libertad de la clase de propietarios no es la misma que la libertad de los que trabajan para los propietarios. Y las instituciones del estado favorecen sistemáticamente el entendimiento que de la libertad tienen los primeros a costa de los segundos”. Esto ocurre no sólo en América Latina, sino en la mayoría de países incluyendo EEUU. Como dijo recientemente Richard Trumka, el Secretario General de los Sindicatos estadounidenses (AFL-CIO), “Si un trabajador al salir de una fábrica conduce su coche con imprudencia y atropella al dueño de la fábrica, es probable que pierda el carnet de conducir y vaya a la cárcel, además de pagar una elevada multa. Pero si el dueño de la fábrica daña la salud de sus 500 trabajadores por utilización imprudente de productos nocivos, casi nunca perderá su licencia de dirigir la empresa, y nunca le enviarán a la cárcel. Y es probable que, incluso, no reciba una multa”. Dentro de este marco, ¿de qué derechos humanos y de que libertad habla Mario Vargas Llosa? Es importante y necesario que se denuncien las violaciones de los derechos humanos y la reducción de la libertad donde ello ocurra. Pero esta denuncia pierde credibilidad cuando se expresa selectivamente en contra de ciertos estados y cuando se escogen unos derechos a costa de otros tan o más importantes que los que Mario Vargas Llosa escoge como motivo de su atención. Comentarios sobre el artículo de Javier Cercas, laudatorio de Mario Vargas Llosa Una última observación. Escribí este artículo que el lector acaba de leer el pasado viernes. Siempre lo escribo el viernes para que mi columna aparezca el lunes. Pero al leer el artículo de Javier Cercas sobre Mario Vargas Llosa, escrito ayer, domingo día 17 de octubre, titulado “La Izquierda y Vargas Llosa”, me siento en la necesidad de comentarlo, pues su tono, predeciblemente halagador de Mario Vargas Llosa, va acompañado de una serie de observaciones, algunas insultantes, sobre las izquierdas, que merecen una respuesta. Pero primero analicemos los halagos. Cercas repite el aplauso a Vargas Llosa por “nadar contra corriente”. Tal frase parece indicar que sus ideas han sido siempre contrarias a las estructuras de poder político y mediático en América Latina y en el mundo, lo cual es fácilmente demostrable que no ha sido el caso. Antes al contrario, Mario Vargas Llosa ha sido el portavoz del neoliberalismo que ha sido la ideología y el proyecto promovido por las estructuras del poder en América Latina y EEUU durante los últimos treinta años. Sólo hace unos pocos años que gobiernos de izquierda han roto con tal ideología. Las amplias cajas de resonancia que Mario Vargas Llosa tiene en aquellos continentes se deben a su continua hostilidad a estos gobiernos de izquierda, no a las fuerzas político-económico- intelectuales dominantes en ellos. En el mismo tono laudatorio poco creíble, Cercas añade que Vargas en defensa de los derechos humanos nunca se ha servido de ellos. ¿Cómo explica Cercas, la selectividad en su defensa de los derechos humanos, que excluye a aquéllos próximos a él por su ideología? Igual de errónea es su aseveración de que Mario Vargas Llosa siempre separa –según Cercas- la crítica de las ideas de las críticas a las personas, añadiendo que “Vargas Llosa nunca considera que un hombre equivocado es un hombre inmoral”. Tengo que admitir que tuve que leer esta frase dos veces. Le aconsejo a Cercas que lea los artículos y escrito de Vargas Llosa sobre Chávez, sobre Evo Morales y sobre Fidel Castro. Inmoral es el término más amable que Vargas Llosa utiliza para definirlos. Uno puede estar en desacuerdo con las políticas e incluso con las personas a las que Mario Vargas Llosa critica, pero debiera haber límites en cuanto a la manera que esta crítica se expresa, límites que Vargas Llosa y otros pensadores neoliberales han traspasado con creces. Por último, Cercas, no sólo alaba acríticamente a Vargas Llosa, sino que de una manera condescendiente aconseja a las izquierdas que aprendan de Vargas Llosa e incorporen en su ideario elementos de su filosofía. No sé a que izquierdas se está refiriendo Cercas, pues tanto en Latinoamérica como en Europa hay una gran diversidad de izquierdas. Pero si las izquierdas gobernantes en Europa están en profunda crisis, se debe precisamente a haber ignorado –como Vargas Llosa ha hecho siempre- que los determinantes de los derechos civiles y políticos son –tal como he indicado en este artículo- los derechos básicos económicos, laborales y sociales. Este olvido ha facilitado su transformación en partidos socioliberales que han causado su ruina electoral. Al revés que lo que sugiere Cercas, le aconsejo a las izquierdas que estén tan lejos como sea posible del neoliberalismo, eliminando sus valores dentro de sus proyectos políticos. (Para una lectura más extensa de este artículo leer mi ensayo “The economic and political determinants of human (including health) rights” Routledge, Kegan Paul (US) y Tavistock Publishers (UK). 1986. Colgado en mi blog www.vnavarro.org, sección Inglés) Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital EL PLURAL, 18 de octubre de 2010 Las mujeres católicas que aspiran al sacerdocio enfrentan una dura temporada de tormentas, iniciada en el pontificado de Benedicto XVI. Algunos creen que el ministerio femenino es sólo cuestión de tiempo, pues la Iglesia echará mano de las mujeres para paliar la merma de sacerdotes, que amenaza su sobrevivencia en varios lugares del planeta.
En el papado de Juan Pablo II (1978-2005) los católicos pasaron de 758 millones a 1.071 millones, medidos por cantidad de bautismos, acompasando apenas el crecimiento de la población mundial. En el mismo período, el número de sacerdotes cayó 3,7 por ciento y el de monjas 20,9 por ciento, según el Anuario Pontificio. Pero algunas mujeres no gustan de ese argumento. ” Es la primera vez que me dicen que las mujeres que estamos a favor de la ordenación lo hacemos para la sobrevivencia de la Iglesia”, contestó a IPS la teóloga uruguaya Gladys Parentelli, coordinadora del movimiento Somos Iglesia en Venezuela e integrante de su consejo mundial. ”Éste sería un argumento ante la jerarquía de la Iglesia, porque a ésta le preocupa mucho la falta de vocaciones de varones. Sin embargo, las que luchamos por la ordenación, lo hacemos porque tenemos vocación y, como bautizadas, tenemos pleno derecho a ello, a pesar de lo que diga el Vaticano”, replicó. Los papas Pablo VI (1963-1978) y Juan Pablo II se encargaron de poner una lápida al reclamo, alegando razones teológicas y de tradición, e insistiendo en que las mujeres tienen otros espacios en los que desarrollar sus vocaciones. ¿Por qué no le basta ser monja o catequista?, preguntó IPS a la diseñadora puertorriqueña Ivelisse Colón Nevárez, activa aspirante al sacerdocio católico. ”Porque uno lo siente como un llamado de Dios. Si yo hubiera recibido un llamado a la vida monástica, créame que hace tiempo estaría en un convento, y no escribiéndole esto”, contestó por correo electrónico Colón Nevárez. ”Las vocaciones sacerdotales y monásticas son distintas. El sacerdote es ordenado para varios propósitos: celebrar la Eucaristía, el centro de la fe católica, ser un cura de almas, que vela por el bienestar espiritual de los fieles, confiesa y absuelve, da dirección espiritual, aconseja y consuela”, entre otros. ”La vida monástica es servicio, pero desde otra perspectiva”, dijo. ”El sacerdote es como la cabeza, los monjes el corazón y los hermanos y hermanas activos, las manos y los pies de la Iglesia”, añadió Colón Nevárez, quien pertenece a la Órden Franciscana Seglar (laica) y a la organización Women Priests (Mujeres Sacerdotes). No le basta que las mujeres puedan ser el corazón, los pies o las manos. En 2002, el obispo argentino Rómulo Braschi ordenó a cuatro alemanas, dos austríacas y una estadounidense en un barco que navegaba por el río Danubio. Las siete mujeres fueron excomulgadas. Apelaron y enviaron cartas públicas al Vaticano, asegurando que celebraban misa y daban los sacramentos. El fallo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y su posterior ratificación no dejaron resquicios. Una prohibición definitiva fue reiterada en un documento posterior, firmado en 2004 por el entonces prefecto de la Congregación, Joseph Ratzinger, el actual Papa. Sin embargo, el sacerdocio femenino y el celibato opcional son para algunos teólogos y movimientos católicos las soluciones para revertir la caída de las vocaciones. ”Solemos pensar que (ese problema) es más grave en Latinoamérica (que tiene casi la mitad de los católicos del mundo), porque la pobreza y la escasez de carreteras y medios de comunicación hace más difícil el contacto de los sacerdotes con sus fieles”, dijo Colón Nevárez. En México hay un sacerdote por cada 7.200 feligreses, y la edad promedio de los párracos es de 65 años. En Brasil, el país de mayor población católica, esa relación es de 7.300 fieles por cada sacerdote, pese a una política local de estímulo a las vocaciones que permitió elevar la cantidad de sacerdotes de 14.000 a 17.000 en la última década. Hay además 37.000 religiosas consagradas, cantidad estancada en Brasil, dijo la investigadora Silvia Regina Fernandes, del Centro de Estadística Religiosa e Investigaciones Sociales. Es raro que las monjas sigan estudios superiores, como los sacerdotes, lo que las coloca en ”inferioridad intelectual”, añadió Fernandes. El estancamiento femenino obedece a la diferencia de tratamiento, dijo a IPS la activista Regina Soares, de Católicas por el Derecho a Decidir. Las mujeres no sólo están impedidas de acceder a la toma de decisiones. Los seminaristas son mantenidos por la Iglesia y pueden dedicarse al estudio, mientras las mujeres deben estudiar y trabajar para sustentarse. Luego de ordenados, los sacerdotes obtienen su puesto en una parroquia, con remuneración y buenas condiciones de vida, que incluyen a veces ”teléfono celular y hasta automóvil”, sostuvo Soares. En cambio, religiosas y laicas brasileñas ampliaron su acción tradicional en hospitales y escuelas a partir del Concilio Vaticano II (1962-1965) y fueron ”sostén de las comunidades eclesiásticas de base” y del movimiento hacia las periferias pobres de las grandes ciudades y del interior del país, dijo Soares. Un ejemplo fue la monja estadounidense Dorothy Stang, asesinada en febrero en la Amazonia por defender derechos de los campesinos. En Brasil no hay un movimiento organizado por el sacerdocio femenino, sino manifestaciones dispersas y la ”incomodidad” de la discriminación, relató Soares. Colón Nevárez cree que la pobreza y el aislamiento pueden determinar ”que sea difícil organizar movimientos pro ordenación de la mujer. Yo misma no conozco un solo grupo pro ordenación latinoamericano. La mayoría de la gente que me ha contactado está por su cuenta, sin un grupo que la apoye”, explicó. Parentelli dijo conocer ”una legión de mujeres que hubieran deseado ser sacerdotisas, pero nunca lo plantearon porque comprendieron que era una lucha perdida”. Inclusive ”la mayoría de las teólogas que conozco, en todos los países latinoamericanos, obtuvieron sus títulos en universidades protestantes, como la Universidad Bíblica Latinoamericana de Costa Rica, o estudiaron en Europa o Estados Unidos”, relató. En Venezuela ”ha aumentado el ingreso de jóvenes a los seminarios en tal forma que rechazan ingresos por falta de espacio”, añadió. Pero ”se ha dicho que un porcentaje significativo corresponde a quienes no tienen oportunidad de ingresar a una universidad”, dijo Parentelli. ”En el medio rural venezolano, el bautismo fue tradicionalmente hecho por laicos, el ‘rezador’ o la ‘rezadora’”, pues ”nunca hubo vocaciones numerosas”. Ante la escasez, la jerarquía eclesiástica ”decidió ordenar como diáconos a laicos casados y pedir a las mujeres tomar tareas de los curas”, sostuvo. ”En las comunidades excluidas del campo y la ciudad, el rol del párroco ha sido tomado por monjas y laicas que cumplen casi todas sus funciones (menos decir misa, consagrar y unir matrimonios). También coordinan círculos de estudio de la Biblia y acompañan a las personas en todo momento”, aseveró. Los sacerdotes ”se ocupan de actividades más intelectuales como ser rector de universidad, dirigir centros de investigación, ser capellanes militares, apoyar al gobierno u oponerse a él, escribir libros, ser expertos en problemas legales o técnicos”, relató Parentelli. Congregaciones de monjas con colegios para niñas y jóvenes, ”los abandonaron para dedicarse a tareas pastorales, entre las más importantes se encuentran la del Sagrado Corazón y la de San José de Tarbes, con 25 casas en Venezuela”, afirmó. Algunos afirman que en los primeros siglos de la era cristiana las mujeres ejercieron el ministerio y el púlpito. Y señalan como pruebas frescos y mosaicos, escritos sagrados y hasta la prohibición misma de ordenar sacerdotisas, librada en el siglo X. ”En la Iglesia primitiva las mujeres servían como diaconisas y hasta es posible que haya evidencia de que presidían lo que ahora llamamos misa. La tradición no se para en un determinado momento de la historia, también abarca el presente”, dijo en una carta poco antes de morir en 2001, a los 84 años, el sacerdote estadounidense John J. Egan. La curia romana está lejos de admitirlo. ”La Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres”, afirma la declaración vaticana Inter insigniores, de 1976. ”Cristo lo estableció así al dar su constitución fundamental a la Iglesia, al asignarle su antropología teológica”, eligiendo apóstoles sólo entre los hombres, y ”la misma Iglesia ha seguido así siempre”, abundaba Pablo VI en su alocución sobre ”El papel de la mujer en el designio de la salvación”, de 1977. Esos dictámenes fueron refrendados por Karol Wojtyla durante su papado como Juan Pablo II. ”Del nuevo pontífice es muy poco o nada lo que se puede esperar”, pues promovió la idea de que la no ordenación de la mujer era ”una enseñanza ‘infalible’, cosa que no es correcta”, dijo Colón Nevárez. La española aspirante al sacerdocio Mercedes Carrizosa dijo en 2002 al diario madrileño El País que, ”cuando no le quede más remedio, la Iglesia echará mano de la mujer y del hombre casado o como sea”. Carrizosa, licenciada en teología, describió que algunas parroquias deben contentarse con una misa grabada. Mientras tanto, la frustración ”no es mía, sino del pueblo de Dios. Cuando visité comunidades muy aisladas de Perú atendidas por monjas, vi que tenían que viajar seis horas por río para traer a Jesús enlatado”, agregó. * Con aporte de Mario Osava (Brasil). (FIN/2005) Abril 30/09 (Tomado de ips.noticias.net) Abril 9/10) Articulo que hoy toma vigencia en nuestro medio. Admcion. Fotos tomadas de internet y del blogst de +Bridget Mary Meehan, ordenaciones celebradas en Febero 6/10). Ronaldo Muñoz fue alumno del Papa Ratzinger, quien le calificó con distinción máxima una tesis que luego, durante la dictadura, terminó quemada por los militares. Es de los Sagrados Corazones y pudiendo dedicarse a pastorear a los ricos, decidió irse a una población y servir a los pobres. Representa, por ello, a la Iglesia popular, que se escandaliza con la pobreza antes que con el sexo; a la, que reclama derechos para el pobre y no caridad.
Oírlo, es escuchar fuertes críticas al actual sistema económico, críticas muy ligadas al sentido común, que normalmente no entran en el debate porque los medios las califican de resentidas o de izquierda. Y, sin embargo, este sacerdote que ha dedicado su vida a los pobres, tiene mucho derecho a decirlas. Un buen punto de vista para partir este año electoral. En la década del 70, usted optó por el trabajo con los pobres. ¿Le parece que la iglesia ha seguido con esa línea o se ha vuelto más elitista? -Diría que ha habido retrocesos. Con Juan Pablo II nos abrimos a los pobres, pero para adentro él fue un hombre muy concentrador de poder. Eso se manifestó en el cuidadoso nombramiento de obispos conservadores manejados por la curia romana, y por la formación de curas que pensaron a la Iglesia para adentro, preocupados de la doctrina, de la catequesis y de construir iglesias, cuando lo que teníamos que hacer era salir a escuchar a la gente. Eso hizo que el clero se concentrara en los sectores de clase media para arriba y en los sectores populares quedáramos muy pocos. ¿Ya nadie quiere ser el cura de la población? -Hay pocos curas para los sectores populares, que es mucha gente y muchos curas para los ricos que es poca gente. Los Legionarios, por ejemplo. -Claro, pero no sólo con ellos. También los del Opus Dei y Schoenstatt, que son espiritualistas y elitistas, todo lo contrario a la opción por los pobres. Ellos pueden querer beneficiar a los pobres, pero desde arriba para abajo, y hace muchos años que no creo que la sociedad se arregla así. No quiero idealizar a los pobres, pero hoy ser un trabajador es una humillación, porque se los mantiene todo el tiempo con la idea de que van a perder la pega y se quedarán sin nada. Sobre todo en crisis, donde las ganancias son privadas y las pérdidas se nacionalizan. La Legión y el opus, además tienen universidades donde no entran pobres. -Es que hoy la universidad no es para los pobres, sino para hacer más eficientes y, ojalá, más generosos a los ricos. ¿Qué hace un cura que opta por los ricos? -No sé si hacen menos sacrificios, pero proyectan una imagen de más comodidad. Ofrecen un servicio a la gente del barrio o al círculo de amigos que se estrecha a su alrededor, organizan visitas a los enfermos, construyen iglesias y recolectan algún dinero para los pobres. Pero ese es el esquema de la limosna y no el de la solidaridad fraterna. Es simplemente dar un poco de lo que sobra para quedar tranquilo con la conciencia. Pero la gente no quiere que le tiren la plata, quiere ganársela con dignidad para que sus hijos estudien. Sin embargo, lo que gasta el Estado en la educación de un niño pobre es un 15 por ciento de lo que gasta una familia de clase alta en la educación de sus hijos. ¿Cómo se puede hablar de igualdad de oportunidades en esas condiciones? En Alemania hay escuelas diferentes para la mano de obra y para los que piensan y ninguno de ellos se mezcla. Es terrible, pero son menos hipócritas que acá, donde todo se maquilla. En sus inicios, usted tuvo mucho contacto con las clases acomodadas. ¿Cuánto cambiaron los ricos en este tiempo? -Los de ahora son más ostentosos. Se conectan más con el jet set dominante del planeta que con las poblaciones. Leen el Times y The Economist, que no enchufan con las mayorías chilenas. Es lo mismo que pasa cuando uno lee El Mercurio, que cubre los intereses de los dominantes, su economía y su vida social, pero está desconectado de la realidad de la gente. ¿Y cómo es esa realidad? ¿Han cambiado los pobres en chile? -Hay menos pobreza material, pero también menos dignidad. El pobre sabe que el país no funciona para él, aunque hay ciertos adelantos en salud o las salas cunas. Se dice que en este sistema la gente es libre de cambiarse de trabajo si no le gusta… -Para el pobre la libertad se reduce a decidir si sigue trabajando miserablemente o lo deja y se queda sin nada. No es la única causa, pero por eso hay tantas personas en el alcohol y las drogas. De acuerdo a su experiencia, ¿qué otras cosas están dañando a las poblaciones? -El juego. No sólo se construyen lujosos casinos para la clase media, sino que se está casinizando a las poblaciones con las máquinas tragamonedas. Eso provoca más empobrecimiento, porque todo está pensado para sacarle la mayor cantidad de plata a los pobres. Hace un par de números publicamos la historia de una familia que llevaba 30 años viviendo en el Mapocho. ¿Qué le pasa cuando ve ese tipo de pobreza? -Este es un país escandalosamente desigual. Muy poca gente acumula de tal manera la riqueza, el bienestar, la seguridad y el lujo que llega a ser obsceno. Ellos son los dueños del país y tienen la supervivencia asegurada y no saben qué es el hambre. En cambio, los pobres saben perfectamente cómo viven los ricos, porque ellos construyen sus casas, son las nanas de los niños, cuidan sus jardines y saben cuánto cuesta una mansión. Una vez un trabajador me comentó que la empresa para la que trabajaba, terminaba una mansión en La Dehesa y, paralelamente, 300 viviendas sociales en una población y ¡la mansión costaba más que las viviendas! ¿Cómo cree que se resuelve esto? o hay que dejar que pase porque así es la vida… -Mientras los ricos no tengan contacto con las carencias y valores de los pobres no se puede hacer nada. A los ricos se les oculta la realidad con las carreteras hundidas que pasan por Santiago, pero los pobres ven a los autos pasar por ahí. Con los ricos hay que hacer puentes. ¿Qué sienten los pobres al ver el mundo de los ricos? -Amargura. Pero eso no aflora porque la gente pobre tiene miedo. ¿Y se ponen resentidos? Esa es una palabra muy manipulada. La clase dominante usa ese término para referirse a los pobres que se atreven a organizarse y levantan la voz. ¿Qué ha pasado con la preocupación hacia los pobres que tenía la Concertación? Recuerdo que Patricio Aylwin hablaba de deuda social. Es decir, que los pobres tenían el derecho de recibir, que eran acreedores. Pero en tiempos de Eduardo Frei ya no se habló de eso. Me parece que perdieron el contacto con la gente. Hace poco los parlamentarios se trataron de auto-entregar 100 mil pesos para gastos en bencina. ¿Qué significan 100 mil pesos en una población? Ese el ingreso total de muchas familias. Con 100 mil pesos comen cinco personas durante un mes y pagan el Transantiago. Los políticos no podrían vivir con ese sueldo. Ni se imaginan cómo es. Por eso pienso que los altos funcionarios deberían vivir una vez al año entre los pobres con el sueldo mínimo, como una escuela. Porque mucha gente que era del Mapu o del MIR y que hablaban mucho de los ‘derechos de los trabajadores’, hoy dirigen empresas, y me parece que perdieron el horizonte. Ya casi no se habla de derechos. Se habla de caridad, de compasión… -Así es. El AUGE, por ejemplo, ha revivido el tema de los derechos, pero en muy inferior calidad y oportunidad. Los tiempos de espera son enormes y la gente en vez de exigir rapidez hace lo imposible por encalillarse para tener una atención privada. Mire, yo tuve el primer síntoma de mi cáncer y a los cinco días tenía un diagnóstico preciso con tratamiento de especialistas que prepararon mis operaciones de acuerdo al tiempo que más le convenía a mi organismo. Eso es inalcanzable para la mayoría. De hecho, una persona me dijo: ‘si mi mamá hubiese tenido una atención como la de usted, todavía estaría viva’. La señora había muerto, después de haber esperado seis meses por una hora. La atención llega, pero muchas veces es demasiado tarde. ¿Por qué la gente no reclama? Hay miedo de hacerlo, porque si alguien reclama la hojita de solicitud de la operación pueden pasarla más abajo y tener que esperar un mes más. Entonces la gente se termina resignando. ¿Qué pasó con los grupos que en los 70 exigían sus derechos? Eso lo ahogó en sangre el terrorismo de Estado. EMPRESARIO Y ¿PRESIDENTE? Uno de los ricos de los que hemos hablado puede ser Presidente de chile. ¿Qué le pasa con eso? -Bueno, no sólo Sebastían Piñera está moldeado por la experiencia empresarial. Eduardo Frei también. Él comenzó con las políticas de apertura económica más a fondo e hizo que los empresarios cogobernaran. Pero lo cierto es que Piñera controla el poder económico y si es presidente va a controlar el Poder Ejecutivo. Entonces estaremos peor de lo que estamos ahora. ¿Quién le va a hacer algún contrapeso? Hace unas semanas Piñera pasó el weekend con un grupo de pobres y la nota salió en el Mercurio. ¿Qué le parece? -Que es marketing. Yo no digo que Piñera sea un hombre perverso o maligno, pero nunca se ha puesto en el pellejo de un pobre y sería un retroceso para Chile. Con Frei son distintos hasta por ahí no más, pero sería peor tener a la Alianza gobernando en vez de la Concertación. Porque el gran poder no está en la política sino que en el empresariado y la Alianza representa eso. PEDOFILIA ¿Cómo le parece que la Iglesia ha enfrentado la pedofilia? -Muy mal. Pero se ha aprendido y rectificado. Ahora se trata de hacer las cosas más transparentes que antes. Es abominable y condenable silenciarlo. La gente de Iglesia está para servir a la vida y no para corromperla. No hay que fusilarlos, pero hay que sacarlos de circulación. Si hay alguien peligroso para la sociedad son los curas pedófilos, por el daño a los niños y a la familia. Con eso también la Iglesia pierde autoridad para hablar de sexualidad. ¿Qué tiene que hacer la Iglesia para evitar la pedofilia? -Sacar de circulación a los que tienen estas inclinaciones. La Iglesia está desesperada por tener curas, pero lo que necesitamos son cristianos conscientes. Jesús nunca pensó una Iglesia con curas y eso empieza en el siglo III. Muchas cosas que hoy parecen normales son relativamente recientes, como que el Papa nombre a los obispos, que lo inició Juan Pablo II. Lo mismo pasa con eso que para ser cura hay que ser célibe, porque en el segundo milenio era normal que los curas fueran casados. El tema no es que todos los curas deban casarse, sino que sólo se acepte a los curas siendo célibes. Contra eso estoy yo. ¿Deberían haber curas casados? -Debe ordenarse sacerdotes a matrimonios con liderazgos y conciencia que la misma comunidad presente al obispo. ¿Es muy revolucionario discutir eso? -Yo lo discuto en todas partes y una buena proporción de los curas piensa así, pero no se atreven a decirlo porque las autoridades superiores lo encuentran muy revolucionario. Pero esa discusión en la Iglesia va a venir. VALORES ¿Cómo vio la discusión sobre la repartición de la píldora del día después? -No comparto la postura de la jerarquía de la Iglesia, pero la respeto. Una de las heridas que tiene nuestro pueblo y los medios de comunicación, incluido The Clinic, es que han trivializado el sexo y con eso no estoy diciendo que la Iglesia fuese coherente, porque durante mucho tiempo tuvimos una posición muy negativa frente a la sexualidad, y hoy pagamos las consecuencias de eso. ¿Es partidario de repartir la píldora del día después? -El problema no está ahí, sino que en una formación más humana, donde los adolescentes accedan a una cultura de la sexualidad diferente. Pero la píldora es una solución de emergencia. -Claro, así como “Un techo para Chile” lo es para las casas. Pero siguen siendo un parche. Mucha gente de población dice que lucha para tener una casa digna, pero son los sueldos de las personas los que deben permitirle a esa gente tener una casa. Entonces “Un techo para Chile” es una ayuda para los empresarios porque les permite pagar sueldos que no alcanzan para una casa. Y pueden decir, para qué quieren más si ya tienen casa. Ese paralelo con la píldora sirve para decir que la píldora soluciona sólo algunos efectos de esta orfandad afectiva. Uno puede discutir por qué la píldora se le prohíbe a los pobres y no a los ricos. Pero sigue siendo un tema secundario y pareciera que fuera el gran problema valórico que tiene Chile ¡y eso es una mierda, un engaño y una trampa! Hay que ir a la raíz y lo demás es hipocresía. ¿Dónde está el problema de raíz, entonces? -En el conjunto de condiciones empobrecedoras y humillantes en que vive la mayoría de los habitantes de nuestro país. Eso degrada no sólo el sexo, sino que también la amistad, el afecto y el valor de la solidaridad. Es muy difícil que se reteja una red social diferente a la de ir a una oficina de un municipio o esperar a un camión del barrio alto con cajas de navidad y abalanzarse como si fuésemos perros sobre un montón de huesos. Se necesitan condiciones para el crecimiento humano, pero los discursos de la reforma educacional apuntan a que seamos trabajadores mejor calificados, para que ganemos más, consumamos más y así los ricos tengan cada vez más. No apuntan a formar personas vinculadas con el resto. ¿Cuáles son las discusiones valóricas que se van a dar en adelante? -Me rebelo con esa identificación entre los valores y la sexualidad. El gran valor que se ha perdido es la solidaridad. No somos para nada solidarios y nos engañamos con esto de la Teletón. ¿Cree que con la crisis que viene haya más efervescencia social este año? Dios quiera que lo que pasó con los estudiantes de enseñanza media, con los trabajadores forestales, los subcontratados del cobre, los pescadores artesanales y las temporeras se siga dando. Tiene que hacerse. Son signos nuevos, positivos, y que van en la línea de exigir y luchar por una sociedad más abierta, justa y humana. Y humana para todos, pobres y ricos. Las nanas de los más acomodados dicen que les da pena cómo viven sus patrones con ese afán de tener cosas o hacerse cirugías, y ellas no lo dicen en sentido irónico. ¿Ese fenómeno es nuevo? Sí, hoy la riqueza está más concentrada. También ahora hay sectores medios que acceden a cosas que antes no podían, como el auto último modelo y vacaciones lujosas en el extranjero. Pero es una vida hueca, a veces acompañada de crisis de pareja, niños abandonados y adicciones. Es una vida… ¿cómo calificarla? En realidad son máquinas, cosas, más que personas. ¿Qué tan vigentes están las ideas de la teología de la liberación? Siguen vigentes, pero más segregadas en distintas teologías que han recogido algunas ideas. ¿En los 70, los teólogos de la liberación fueron muy desacreditados en chile? Pasaba de todo. Éramos muy solicitados por muchos obispos, pero para los más cercanos al régimen militar, que eran como cinco, éramos personas no gratas y poco confiables. De todas maneras, eran una minoría y no tenían peso en el episcopado chileno. ¿Cómo era esa desconfianza? Descalificativa y desacreditadora como cura, sobre todo en lo que escribíamos en los libros y documentos que circulaban en la Iglesia. ¿Qué tan vinculada estuvo la Iglesia a la dictadura? No hubo mucha vinculación como Iglesia, pero algunos obispos se mantuvieron muy cerca del régimen y muchos no vieron o creyeron no ver las atrocidades que se estaban cometiendo en los derechos humanos y en la economía también. ¿No se derechizó la Iglesia? Diría que no hubo una derechización, pero era muy ideológica. A partir de la década del 90 la Iglesia vivió un repliegue, una vuelta sobre si misma, y bajó su interés por la realidad social. Durante el gobierno militar se quemaron libros suyos. ¿Eso fue lo más cerca que estuvo de la represión? No, también estuve detenido con otras 15 personas de la comunidad de la población Malaquías Concha, de la Granja, en abril de 1974. ¿Cómo fue eso? Estábamos en una reunión con los pobladores donde buscábamos la solución a la falta de alimento de los niños y llegaron los Carabineros porque dos personas nos denunciaron que estábamos organizando otra cosa. Fuimos maltratados física y psicológicamente y después nos entregaron a los militares que nos llevaron a Villa Grimaldi. ¿Qué pasó después? Nos interrogaron y a algunos jóvenes los torturaron. Estuve todo el tiempo con los ojos vendados, en un clóset de menos de un metro cuadrado. Me preguntaban para hacerme entrar en contradicciones, porque querían sacarnos alguna confesión que dijera que en la capilla se guardaban armas. Y eso no era verdadero. Lo más duro que vivimos esa noche fue la simulación de un fusilamiento de todo el grupo y un joven se puso a gritar de miedo. Por supuesto, lo que nos hicieron no es nada comparado a las atrocidades que supimos que en ese lugar se cometieron. ¿Cómo salieron libres? Todo esto pasó en un sólo día y salimos por la presión que hizo el Cardenal Raúl Silva Henriquez, que se enteró por un cura. Entrevista realizada por The Clinic (Chile. Enero 2009) - ¿ Ecumenismo?...
- Si, la labor a favor de la unión de los cristianos. - ¡ Ah, si, si. Es algo tan poco conocido¡ Diálogos como este hablan a las claras de que nuestros cristianos se hallan muy alejados de este campo de la actividad eclesial. Tiene tan escaso reflejo en los planes pastorales de parroquia, diócesis o a nivel nacional que pasa desapercibido, infravalorado, desconocido todo lo referente al Movimiento Ecuménico. Párrocos, obispos, responsables de movimientos están sumergidos en cantidad de tareas y no encuentran el menor hueco para algo que, por otra parte, parece a todos ellos cosa de unos cuantos empeñados en algo sin vigencia en nuestro suelo. Aquí los protestantes siempre tuvieron poco que hacer, fueron muy anticatólicos y su número sigue muy escaso. Los ortodoxos tampoco, aunque ahora hayan llegado tantos de los países del Este europeo. Y fuera de estas consideraciones ¿Qué resta por decir?. D. Julián García Hernando, el gran ecumenista español muerto el año pasado, juntamente con D. José Sánchez Vaquero en Salamanca, el P. Joan Botam en Barcelona y el también fallecido P. Juan Bosch en Valencia o Joan Misser, el laico iniciador del movimiento ecuménico en nuestra nación, en tantos escritos acerca de la búsqueda de la unión cristiana, han dicho cosas bellísimas todos ellos y nos han ofrecido definiciones espléndidas. El P. García Hernando, señala en dos folletos sobre este tema: Ecumenismo. ¿Por qué y para qué? y Ecumenismo cosa de creyentes, unas bonitas palabras sobre ecumenismo: “El ecumenismo es una marcha hacia la unidad por la oración y el diálogo por la unión” PRODUCTO DEL ESTUDIO, DIÁLOGO Y ORACIÓN.. Y no se puede olvidar el énfasis que ponía al explicar el nº 4 del Decreto conciliar sobre Ecumenismo Unitatis Redintegratio, donde el Concilio Vaticano II brinda una exhaustiva definición acerca del ecumenismo: “Por Movimiento Ecuménico se entienden las actividades e iniciativas que según las variadas necesidades de las Iglesias y las características de la época, se suscitan y se ordenan a favorecer la unidad de los cristianos. Tales son, en primer lugar todos los esfuerzos para eliminar palabras, juicios y acciones que no respondan, según la justicia y la verdad, a la condición de los hermanos separados y que, por lo mismo, hacen más difíciles las relaciones mutuas con ellos; en segundo lugar, en las reuniones de cristianos de diversas Iglesias o Comunidades organizadas con espíritu religioso, el diálogo entablado entre peritos bien preparados, en el que cada uno explica con mayor profundidad la doctrina de su Confesión y presenta con claridad sus características. Porque por medio de este diálogo, todos adquieren un conocimiento más auténtico y un aprecio más justo de la doctrina y de la vida de cada Comunión; además consiguen también las Comuniones una mayor colaboración en aquellas obligaciones que en pro del bien común exige la conciencia cristiana, y, en cuanto es posible, se reúnen en la oración unánime. Finalmente todos examinan su fidelidad a la voluntad de Cristo sobre la Iglesia, y, como es debido, emprenden animosamente la tarea de renovación y de reforma”.(UR,4) CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 3 Al leer esta completa explicación de lo que es el ecumenismo, no puedo por menos de recordar ciertos nombres, muñidores de este párrafo de Unitatis Redintegratio y de esta parte en concreto: el cardenal Bea, Mons. Willebrands, Mons.De Smet, el P. Congar, el P. Duprey y toda la lista de teólogos ecumenistas conciliares, comprometidos seriamente con un ecumenismo serio en la Iglesia católica. Es conocido cómo el cardenal Bea quería una definición clara y contundente de qué es el ecumenismo y cómo pidió a sus colaboradores un máximo esfuerzo en este punto. Todos lo entendieron y compartieron. Podía salir una definición larga, pero nítida. Podía ser más una explicación que los estrictos cauces de una definición, pero que al leerla, primero los Padres Conciliares y después toda la Iglesia católica, comprendieran bien qué se entiende por ecumenismo. Los católicos iniciaban su andadura ecuménica y debían hacerlo por caminos seguros y claros. Fue, sin duda, una de las partes llevadas con más ahínco a la oración. Porque aquel grupo de teólogos ecuménicos, capitaneados por el más grande y humilde de ellos, el cardenal Bea, habían decidido desde el primer momento, además de no regatear tiempo y tiempo al estudio, al diálogo, a la consulta, emplear otro tanto en llevar a la oración todo aquello. Cada día, antes de comenzar aquellas agotadoras jornadas de estudio, todos juntos se adentraban en larga oración. Sólo así pudo culminar en esta maravilla de Decreto sobre el Ecumenismo, cuando hasta antes en la Iglesia católica no existía apenas experiencia acerca del Movimiento Ecuménico. Es más, se había esquivado durante años el acercarse a participar en nada de estos temas, como se ha explicado muy bien en libros y artículos. Ciertamente, en el nº 4 de Unitatis Redintegratio queda perfectamente aclarado qué es el Movimiento Ecuménico. Ello explica que la Iglesia católica se introdujera desde ese 21 de noviembre de 1964, fecha de la aprobación del Documento, en una apasionante labor ecuménica, no exenta, efectivamente, de posiciones incluso contrarias, o lo que es peor desinteresadas por estas magníficas propuestas del Documento conciliar y, juntamente con la Constitución Dogmática Lumen Gentium o Gaudium et Spes propulsoras de toda la reforma del Concilio Vaticano II. Poco o nada se ha olvidado señalar en esos párrafos. De forma gradual va apareciendo el objetivo final: la unión en una sola Eucaristía de la una y única Iglesia de Cristo. Con muy buena pedagogía señala en una advertencia general y cuatro puntos lo básico de la labor ecuménica. Se ha escrito mucho acerca de este nº 4 del Decreto sobre Ecumenismo. Lo hago ahora al encontrarme frecuentemente con grupos, ,particularmente de laicos, pues ellos son la verdadera realidad ecuménica en España, y pienso que frente a labor tan ardua conviene que conozcan con claridad estos objetivos perseguidos en este punto del Decreto y los medios que el Concilio presenta como punto de partida. CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 4 A DIARIO EL ESPÍRITU PROMUEVE LA UNIÓN Con “iniciativas y actividades” se practica el ecumenismo. Cabe perfectamente dentro de la pastoral de la Iglesia y en él pueden con facilidad intervenir los fieles laicos. ¿Quién de ellos en su vida eclesial no tiene iniciativas?. Subraya el Concilio que el ecumenismo es propio de todos los católicos, ( UR,1 ) clero y fieles. Cuando el cristiano conoce la situación de separaciones y desconocimiento mutuo entre las diferentes Iglesias le surgen de inmediato esas iniciativas. Actúa el Espíritu en él, pues como bautizado y parte del Cuerpo de Cristo está llamado a ser ministro de reconciliación y constructor de unidad. Muchas veces las iniciativas se quedan en reflexiones y deseos, pero algunas se traducen en actividades, en realizaciones útiles para lograr el mejor entendimiento entre los cristianos. Desde el principio se pone la práctica ecuménica como posibilidad de todos. Es más, en ese nº 1 se especifica que es “vocación y gracia” para todos los católicos. Quiere decir que estamos llamados a hacer ecumenismo y que, además, supone una gracia, que el Señor está con nosotros cuando nos ocupamos del compromiso por la causa de la unión de los cristianos. Tales iniciativas y actividades las suscita el Espíritu Santo con frecuencia. Si echamos mano de la historia hallamos que desde el principio de las separaciones cristianas, sean las del tiempo del Nuevo Testamento, sean las posteriores en Oriente, se trate de las separaciones de Focio y Celudario, de las del tiempo de Lutero u otras del siglo XVI, posteriores o de nuestros tiempos, siempre el Señor ha puesto la inquietud por la unión en el corazón de los cristianos. Sin salir de los tiempos más cercanos, recordamos el comienzo del Octavario de Oraciones por la Unión de las Iglesias suscitado en 1908 por dos anglicanos; traemos a la memoria la Asamblea Misional de Edimburgo de 1910, cuyo centenario estamos a punto de iniciar, evento suscitado asimismo entre los misioneros de las Iglesias protestantes. Posteriormente llenó el Espíritu la Iglesia de diversos movimientos hacia la unión: las Conferencias de Lausana (1927), Edimburgo (1937), los movimientos Faih and Order, Conferencia de Lund, Evaston... para culminar en la fundación del Consejo Ecuménico de las Iglesias en 1948 y en el Vaticano II en 1962-65, cuando se adhirió la Iglesia católica al Movimiento Ecuménico y después tantos y tantos diálogos ecuménicos entre todas las Iglesias. No se puede dudar de que diariamente el Espíritu promueve la búsqueda del encuentro entre los cristianos y de que nosotros somos instrumentos en sus manos. Aparece de forma nítida cuando hallamos que cada uno de esos acontecimientos, y el de la vida diaria, se “suscitan y ordenan según las variadas necesidades de las Iglesias y de las características de la época”. Características y necesidades muy distintas fueron las de 1910 en Edimburgo, las de 1954 en Evaston o las de 1948 en Amsterdam y de 1962-65 cuando el Vaticano II. Características y necesidades muy distintas nos embargan ahora en nuestros días y diferentes en cada Iglesias e incluso en cada nación. Sin embargo, en cada momento y lugar el Espíritu de Dios ha convocado personas y realizado acontecimientos capaces de disipar negros nubarrones y fertilizar campos baldios para el encuentro de los cristianos. En España somos testigos de estas acciones de Dios, tanto en la Iglesia católica como en las protestantes. Es conveniente, tal vez, subrayar para nosotros las Iglesias en España, el vocablo características. Entre nosotros son muy singulares. La historia nos ha configurado de forma especial en muchos terrenos y también en el religioso. Iberia, Hispania, Alándalus, Sefarat..., cruce de culturas y razas, hizo a los pobladores de nuestras tierras bien celosos de su independencia y sus tradiciones. Amasados con esas circunstancias y la unidad en la fe, continua médula de toda la vida y acción nacional, el español se cerró a múltiples influencias exteriores. Las realidades históricas de los siglos XIV- XVII influyeron profundamente y nos moldearon de una manera determinada, con tanta repercusión hoy en el rechazo, o peor en la CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 5 indiferencia, de la acción ecuménica. Son cuestiones a saber y entender, si queremos realizar en nuestros días una labor ecuménica eficiente entre nosotros, las distintas Iglesias cristianas en España. Con estas premisas debemos avanzar en el conocimiento de cuanto enseña la Iglesia qué es el ecumenismo y lograr que nuestro compromiso ecuménico sea fuerte, nacido de la vocación y el convencimiento. SUPERAR PALABRAS Y JUICIOS OFENSIVOS NOS CONDUCE AL DIÁLOGO Al avanzar por este nº 4 de Unitatis Redintegratio se advierte que el trabajo de sus redactores fue enorme y, además, bendecido por Dios. Seguramente que hoy día, cuando la marcha del ecumenismo en estos más de 40 años ha sido vertiginosa, habrá que matizar términos y añadir conceptos, dada la riqueza que la práctica ecuménica ha supuesto para todos los cristianos abiertos a su acción. Es preciso, sin embargo, repasar primero los fundamentos contenidos en este Documento, añadiendo que muchas de sus propuestas se encuentran aún sin llevar a la práctica y que, al menos aquí, entre nosotros, muchos de sus presupuestos nos resultan todavía poco conocidos. Una vez situados en las condiciones iniciales: “iniciativas y actividades según las necesidades y características de las Iglesias”, se abren ante nosotros los requisitos elementales del ecumenismo, cosas sencillas, lógicas, diríamos, sobre las que es necesario reflexionar para utilizarlas como punto de partida de nuestro quehacer ecuménico. Entramos así en las cuatro partes o puntos que el Concilio enumera como sustanciales para una verdadera búsqueda del acercamiento cristiano. Habla lo primero de esfuerzos. Quienes estamos desde hace años en la vocación ecuménica entendemos perfectamente el significado: fuerza, casi violencia constante, tesón, empeño, ánimo, todo ello. sin desfallecer, sólo puede obtenerse de Dios. ¿Para qué todo eso?. Para cambiar la mente y el corazón con respecto al trato con nuestros otros hermanos cristianos. Empezando por lo que parece más elemental: “eliminar palabras”. Todavía se califica a los que no son de nuestra Iglesia con vocablos ofensivos, despectivos, humillantes. No cabe, si son hermanos nuestros, como no se permite en una familia. Nos lleva a investigar y descubrir qué palabras son ofensivas. Hay Iglesias de la Reforma y aún anteriores, como las bautistas provenientes de la reforma radical, a quienes les resulta hiriente la palabra protestantes, pues ellos no se consideran tal sino originarios de reformas anteriores a Lutero. A otras, como la Iglesia Evangélica Española, les parece una denominación normal al considerarse procedentes de la Reforma luterana. A los católicos no nos gustaría que ellos nos llamaran papistas, como se hizo en siglos anteriores. Son pequeños datos por los cuales entendemos el grado de conocimiento mutuo para actuar con la exquisita fraternidad necesaria cuando la familia cristiana se decide a reanudar sus relaciones. Ya la palabra herejes parece alejada de nuestro vocabulario. ¡Menos mal¡. La palabra es siempre portadora de un mensaje y exterioriza lo que llevamos en nuestro interior. El lenguaje en todo, pero muy especialmente en el ecumenismo, diálogo entre cristianos, mantiene una CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 6 singular primacía . Muchas veces San Pablo nos advierte sobre el uso de las palabras entre nosotros . Nuestras palabras son como continuación de la Palabra. Llevamos dentro nuestro pensamiento que forma juicios. Si éstos son negativos, acumulados levantan un muro inexpugnable. Siempre nos llevarán a desconfiar, encontrar engaños, falta de verdad, hipocresía, segundas intenciones, en los otros. Como tales juicios negativos se han practicado tanto y durante tantos años, apartarlos realmente requiere tiempo, empeño y, sobre todo, conocimiento y amor del otro. Los católicos enjuiciamos de esa manera a los no católicos y éstos a nosotros. De esta manera tiene fácil explicación nuestra acción antiecuménica, poco ecuménica o nada interesada en el acercamiento, puesto que en nuestro interior existe el rencor o la indiferencia, muy bien expresados por nuestras palabras. Todo esto nos exige la conversión del corazón, tan extensa y profundamente tratada en el nº 7 de este Documento sobre el Ecumenismo. No deja ya de vislumbrase otra de las propuestas centrales del Movimiento Ecuménico: el conocimiento de la propia iglesia y de las otras para actuar según la “justicia y verdad”, es decir, la necesidad de una buena formación tal como detalladamente se trata en el nº 10. Si se da un conocimiento mutuo ( nº 9 ) poco profundo aparecen frecuentemente juicios inexactos y hasta ofensivos. Cuando la formación es amplia y segura se “eliminan” muy pronto prejuicios y faltas a la verdad. Las acciones ecuménicas son la expresión externa del ecumenismo, sólo posibles cuando antes las personas han cambiado mente y corazón. De ello dan fe todos cuantos entregan su vida a la vocación hacia el acercamiento de los cristianos. “Separados” los denomina el Decreto sobre Ecumenismo, palabra utilizada todavía en aquellas fechas, hace más de 40 años, y ahora superada e incluso algo mal sonante, después de tanto diálogo entre teólogos, jerarquías y hasta fieles. Este mismo Documento esboza más adelante, al analizar con gran acierto lo que son las diversas Iglesias tanto ortodoxas como reformadas, que el título a usar en nuestro trato mutuo es el de “ hermanos en Cristo”, adornados como están por la gracia, los dones del Espíritu Santo, la Palabra de Dios y tantas otras cosas. CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 7 FUERA MIEDOS, ÉL NOS PRECEDE En segundo lugar se da un paso adelante: las “reuniones” entre cristianos. Son una de las actividades principales en el Movimiento Ecuménico. Se dirige el Documento a las reuniones de peritos o teólogos. En estos últimos años el diálogo ecuménico teológico ha sido incesante, profundo, fraterno y ciertamente positivo. El diálogo católico-ortodoxo, desde antes, pero especialmente en el siglo XX y en concreto en la última década, es abundante y rico en propuestas y consecuencias. En www.centroecuménico.org se encuentra, en la sección “Ecumenismo hoy” y con el título “De las separaciones al encuentro: 15 siglos de desconocimiento y un intenso diálogo católico-ortodoxo” , una completa información de la mayor parte de los documentos de este diálogo. Los logros en el diálogo con anglicanos, luteranos y otras Iglesias protestantes es también nutrido e importante. En cuarenta años la Iglesia católica ha realizado una labor ecuménica insospechada. Como el ecumenismo es vocación de todos los cristianos podemos estar seguros de que el diálogo ecuménico es también propio del pueblo cristiano, no sólo de los teólogos. Aunque a veces se encuentran laicos teólogos entre los católicos, capacitados para este quehacer , practicado en ocasiones muy positivamente, no hay que olvidar que el Pueblo de Dios cuenta también con el sensus fidei, que podemos llamar también en este terreno el sensus ecumenicus, por el cual tienen mucho que decir y hacer en el Movimiento Ecuménico de nuestros días. Existe un ecumenismo teológico, imprescindible, pero no el único. Tiene que hacerse siempre un ecumenismo espiritual, ya secular e insustituible. Un ecumenismo pastoral también, tan importante en nuestros días, en donde se incluyen decenas y miles de laicos de todas las Iglesias de forma activa. Pero se da asimismo el llamado “ecumenismo del pueblo”, subrayado así por el patriarca armenio Arán I en la XIX Asamblea del Consejo Mundial de las Iglesias, en Porto Alegre (Brasil), a finales de febrero de 2004. Es el pueblo hoy día quien reclama con mayor urgencia la unión de los cristianos y por todas las partes del mundo soplan en nuestro tiempo vientos de unidad. Si la formación es el sistema óseo del ecumenismo y el diálogo su corazón, la oración es su alma (UR, nº 8). Queda establecido de esta manera el corpus ecuménicus: oración, formación, diálogo. Este de la oración es asunto a tratar muy particularmente en la actualidad ecuménica. Esta parte de Unitatis Redintegratio subraya con respecto a esos encuentros que: “cada uno explica con una mayor profundidad la doctrina de su Comunión y presenta con claridad sus características. Porque, por medio de este diálogo todos adquieren un conocimiento más auténtico, un aprecio más justo de la doctrina y de la vida de cada comunión”. Es verdaderamente admirable como ya en 1964 la sensibilidad ecuménica católica pudiera formular este contenido: hablar con profundidad y claridad y escuchar con atención e interés. Esto es el diálogo. Sin duda los peritos y obispos recordaban por aquellos días en que se daban los últimos toques a este Documento el capítulo que acerca del diálogo había escrito por entonces el Papa Pablo VI en su encíclica “Ecclesiam Suam”. Cierto, ahora se expresaría con palabras más contundentes, si cabe, después de tanta práctica dialogal, pero lo que entonces nos dejaron es de tal sabiduría y realidad que nos ofrece, aún ahora, unas posibilidades de interpretación riquísimas. En el diálogo ecuménico, completamente necesario a todos los niveles: teológico, espiritual, pastoral, entre todas las Iglesias, en plan nacional, regional, diocesano, parroquial y de grupos, CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 8 se precisa el claro conocimiento de la propia Iglesia, su doctrina, espiritualidad, liturgia, tradiciones, vida cristiana, etc y el deseo de exponerlo nítidamente al otro hermano o a los otros interlocutores. A la par escuchar al otro, tratar de comprender su explicación y circunstancias, preguntar sin reticencias y hacer una síntesis clara de lo escuchado. Por tanto, el diálogo entre cristianos es libertad, igualdad y reciprocidad. Dialogando ninguna de las partes debe considerarse superior ni en doctrina, ni en tradiciones, ni en posibilidades intelectuales y menos por el número de fieles o extensión territorial. El Documento en diversos lugares ha señalado con bastante acierto las cualidades y riquezas de las distintas Iglesias (números 3 y 13-14), datos muy importantes antes de nuestro diálogo. Toda acción ecuménica tiene hoy día como punto de partida la igualdad y reciprocidad. También, naturalmente, el diálogo siempre en la caridad. Cada Iglesia debe revisar y poner en análisis las propias cuestiones, pues el diálogo no menoscaba la propia identidad. De esta forma, más que llegar a declaraciones, las Iglesias llegarán a compartir dones. Todas ellas están repletas de riquezas a compartir con los otros hermanos. Un ejemplo se encuentra en el tema de unidad y pluralidad. La católica se ha calificado siempre por ser la Iglesia de la unidad y casi de la uniformidad. Aunque de aquí se han derivado inconvenientes, también dimanan cosas positivas. Son las que puede compartir con las otras Iglesias. A la vez aquellas, que han cultivado la pluralidad, de la que se han sucedido algunos inconvenientes, pero también aspectos muy positivos, pueden enriquecer a la católica con aquellos aspectos enriquecedores de la pluralidad. Unidad y pluralidad se transforman de este modo en dones a compartir por las Iglesias. La primordialidad de la Palabra de Dios de las Iglesias protestantes, las tradiciones y la liturgia por parte de las ortodoxas, el sentido de sacramentalidad de la católica, especialmente después de la renovación conciliar, son, entre otros, dones para compartir unas y otras Iglesias. Entra todo en ese diálogo constante, sincero, de la caridad que el Espíritu Santo prende en los cristianos. Cuando las Iglesias han entrado en diálogo: cercanía, conocimiento, estima, solidaridad, todo un índice de aspectos positivos entran en juego. Es, en cambio, lastimoso comprobar como aquí entre nosotros nunca las Iglesias han entrado en diálogo con la Iglesia católica que, como mayoritaria, según consta en el Directorio de Ecumenismo de 1993, debería ser la primera en salir al encuentro de las otras. Tal vez alguno de los obispos responsables de las Relaciones Interconfesionales, allá hace años, acaso el Dr. Briva Mirabent o el Arzobispo Torrella, mantuvieran especial cercanía con alguna Iglesia. Fue algo aislado, sin continuidad. El diálogo existente entre católicos, ortodoxos y protestantes en España es y ha sido una conversación entre amigos, algunos de los dedicados al ecumenismo, nada más, lleno de fraternidad y cercanía pero, por tanto, sólo con proyección en pequeños grupos y tiempos muy determinados. Acaso en estos momentos hasta habría que reducirlo al mero trato personal. ¿ Qué presente y futuro puede tener entonces nuestro ecumenismo?. CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 9 TESTIMONIO COMÚN PARA QUE EL MUNDO CREA En tercer lugar aborda el Decreto sobre Ecumenismo, como consecuencia de lo anterior, la colaboración mutua en tantos asuntos de la vida, concernientes a la acción y testimonio cristiano: educación, familia, sanidad, pobreza, migraciones... y muchos más señalados concretamente en el citado Directorio de Ecumenismo. Esta colaboración se produce frecuentemente en la mayoría de los países. Aquí el déficit en este terreno es notable, tan solo existen ciertas colaboraciones con Caritas y en el terreno de los emigrantes. Quiere en este tercer punto el Documento recogerlo todo en el marco de la oración, de la que he subrayado que Unitatis Redintegratio dice que es el alma del ecumenismo. Alrededor de la oración ha surgido siempre el Movimiento en pro de la unión cristiana desde los primeros tiempos de la Iglesia. Desde que en el siglo XX comenzó a celebrarse el Octavario de Oraciones por la Unión de las Iglesias, en el año 1.908 el ecumenismo ha comenzado a la sombra de esta oración. En España, igualmente, comenzó a la sombra de la Semana de la Unidad, primero en Barcelona, hacia 1956, después en Salamanca y desde 1962 o 1964 en Madrid con una influencia decisiva en todas las diócesis. Estos pasos y, sobre todo, la oración, conducen a los cristianos hacia la actitud fundamental de: “examinan su fidelidad a la voluntad de Cristo sobre la Iglesia y como es debido aprenden animosamente la tarea de esta renovación y de reforma” (UR,4)Solamente con estas disposiciones de aceptar la voluntad de Dios y emprender la renovación, comenzando por la del corazón, y la conversión diaria ( UR, 7 ) , podemos los cristianos llegar a la unión de todos nosotros. Nos hallamos muy distantes de lo que el Concilio nos pide. ¿Qué falla de todo lo que aquí se nos propone? ¿Nos seguimos desconociendo, tratando con dureza, nos estamos todavía echando en cara asuntos del pasado o matices teológicos, no hemos sido capaces aún de dialogar sobre ellos, pensamos y nos juzgamos de forma ofensiva aún, damos alas a nuestra indiferencia permaneciendo cada cual en la seguridad, más o menos real, que le brinda su Comunión, no creemos importantes para nuestros días dar testimonio común ante la sociedad, acaso nuestra oración no sea constante ni unánime, tal vez nuestros corazones estén aún altivos y soberbios?. Da la impresión de que nos hemos fabricado y aposentado en un ecumenismo cómodo: oraciones oficiales en la Semana de la Unidad, si cabe, alguna reunión ecuménica y poco más. CENTRO ECUMÉNICO “MISIONERAS DE LA UNIDAD” http://www.centroecumenico.org C/ José Arcones Gil, 37, 2º - 28017 MADRID (España) Email: [email protected] JOSÉ LUIS DÍEZ MORENO ¿Qué es ecumenismo? pág. 10 Cumplimos con lo elemental y nuestras conciencias se quedan tranquilas, adormecidas mejor. Todo esto no es conforme ni a la voluntad de Cristo en su Evangelio, ni a la voluntad de las Iglesias, según tantos documentos, ni para los católicos es conforme con las enseñanzas del Concilio Vaticano II o con documentos posteriores como el Directorio de Ecumenismo de 1993, donde se nos deja clara la posición de todos los nosotros con respecto a la práctica ecuménica en nuestros días. LA GRAN RIQUEZA EN UNITATIS REDINTEGRATIO Los últimos párrafos de este espléndido nº 4 vienen a ser como conclusiones de lo expuesto: realizado por los fieles en comunión con los pastores conduce el ecumenismo a la unión entre todos los cristianos, encaminándose a la plenitud de esa unión en una y única Eucaristía. Puedo a este respecto ofrecer mi experiencia y testimonio de que las contadas veces que en una reunión ecuménica interconfesional e internacional, ocasión en que el obispo local según indica el nº 8 de este mismo documento, puede conceder la hospitalidad eucarística, mi sentimiento y el de todos los presentes ,de diversas Iglesias europeas, fue verdaderamente positivo, de agradecimiento al Señor y de verdadera añoranza de que esa unión eucarística llegue a ser definitiva comprometiéndonos a una constante oración y conversión de vida para lograrlo. Recuerda luego como los católicos debemos ser los primeros en salir al encuentro de nuestros otros hermanos, nos indica cómo debemos exigir la unidad sólo en lo indispensable, la libertad en lo demás y la caridad en todo Son aspectos importantísimos tratados con verdadero acierto después en el Directorio de Ecumenismo. La Iglesia católica está llamada a este quehacer ecuménico y enriquecida por la gracia. Lo cual no quiere decir que las demás Iglesias no gocen de esa misma riqueza también. Ella quiere que todo ello resplandezca para el aumento del Reino de Dios. Se precisa que, por otra parte, los católicos reconozcamos los bienes cristianos, procedentes del patrimonio común de todos. Sabemos que cuanto la gracia realiza en los otros cristianos contribuye a nuestro bien, como con nuestra vida cristiana contribuimos al bien de ellos. Todo lo verdaderamente cristiano jamás se opone a los bienes genuinos de la fe en los otros. Por estos aspectos tan positivos para el encuentro de la unión cristiana se recomienda a todos la práctica del ecumenismo y especialmente a los obispos para que la promuevan en sus respectivas iglesias. Esto es propio, además, de todo cristiano, según sus posibilidades. ¿No significa ya un comienzo de unión? Creo muy necesario para todos nosotros releer todo el Documento y en particular este número sobre qué se entiende por ecumenismo. Reflexionar sobre ello nos lleva a descubrir nuevas posibilidades de enriquecer nuestra labor ecuménica o, por lo menos, a no olvidar la riqueza y posibilidades de actuación que nos sigue ofreciendo el Concilio. ¿Por qué no leerlo juntos, por qué no ponerlo en común, dejar que nos interpele y nos denuncie de demasiada indiferencia ecuménica, incluso a quienes nos dedicamos a la vocación ecuménica?.Ocurre que corremos en pos de pequeños comentarios ecuménicos, y está bien, olvidando el torrente ecuménico que sigue manando de estos documentos conciliares. A nuestro país aún le falta experiencia de gobierno democrático. La actividad política se ha limitado, en la mayoría de los casos, al mimetismo empresarial y a dirigir la maquinaria administrativa sin programación y con técnicas de supervisión directa. El político se convierte, entonces, en una mezcla de gestor y amo, sin tener que ser ni una cosa ni la otra.
Se olvida que el principio participativo es consustancial a la democracia y que la participación activa de la sociedad es el respaldo básico en el que se fortalece el sistema democrático. La participación sirve como motor para que los gobiernos ajusten sus actuaciones a planteamientos realistas y acordes con las exigencias del bien común en cada momento. Por ello, el gobernante debe contar con los ciudadanos y responder ante ellos del éxito o fracaso de su actuación ya que los ciudadanos son los titulares del poder y responsables del comportamiento político y social de sus representantes. Conviene tener presente que el principio participativo desvanece aquella vieja idea de disociación entre súbdito y soberano. El pueblo no debe ser agente pasivo de las decisiones del gobernante. En el concepto de poder, propio de la democracia, ciudadano y gobernante son las dos caras de una misma realidad.: “Unos gobiernan a instancias de otros, bajo la responsabilidad de todos”. Limitar la democracia a emitir un voto cada cuatro años es una idea errónea. Una sociedad es democrática cuando sus ciudadanos participan en los asuntos públicos.Por ello, nadie debe arrogarse ser dueño de las decisiones que afectan a todos. Los partidos políticos deben presentar en sus listas electorales a gente con capacidad de diálogo y receptores de las iniciativas ciudadanas. Las propuestas, elaboradas por grupos y asociaciones desprovistas de intereses partidistas, la mayoría de las veces, serán más económicas y beneficiosas que lo que se gestiona desde el poder. Al ciudadano que aporta ideas, de ninguna de las maneras habría que verlo como enemigo sino como agente capaz de implicarse en beneficio del bien común. No hay que tener reparo en afirmar que el déficit de muchos ayuntamientos es debido, además de una mala gestión, a que han aumentado sus plantillas como si de grandes empresas familiares se tratase, sobrepasando los límites de su capacidad presupuestaria; cosa que se podría evitar si hubiese una clara participación ciudadana, llevándose a cabo actuaciones sin coste alguno. Por falta de diálogo y consenso en la elaboración de leyes, cada vez que un partido llega a gobernar emprende cambios y reformas normativas para poder aplicar “su concepción” sobre la materia que se trate. Así el Sistema Educativo ha recibido tantos cambios como gobiernos han existido. Nuestro Parlamento dedica demasiado tiempo en leyes que después no se aplican. La desconexión entre ciudadanos y las discusiones parlamentarias suelen dar una imagen negativa de la eficacia del trabajo parlamentario y mucho más de la dudosa necesidad del Senado. Difícilmente el ciudadano puede comprender que la administración en la misma medida en que se multiplica es más dudosa su utilidad: Junta Andalucía, Provincia, Diputación, Delegado del Gobierno, Subdelegado de la Junta, Coordinador del Gobierno Central, Mancomunidad, Ayuntamientos. ¿Para qué sirven todos? Ensanchar la democracia no es tener más aparatos burocráticos administrativos, sino dejar espacio para que cada ciudadano encuentre cauces no sólo para ser escuchado, sino también para tomar parte en la gestión. La experiencia nos demuestra que el trabajo del voluntariado disminuye los gastos económicos de muchos servicios que se prestan, entrando de lleno en el derecho básico a participar siempre que se respete la independencia y funcionamiento democrático y participativo de los movimientos asociativos. Como todo el mundo sabe, la física y las matemáticas están llenas de leyes y axiomas: hay una ley de gravedad y una ecuación de Einstein, hay un principio de Arquímedes y un teorema de Pitágoras… Y así sucesivamente. Pues bien: lo mismo ocurre en la política, sobre todo en política económica. Para muestra, basten algunos botones.
1.- Principio de Cascos: en política económica las decisiones que se toman siempre tienen efectos a largo plazo y no suele recogerlos quien las tomó. Incluso puede suceder que, a corto plazo, tengan unos efectos contrarios a los que serán sus resultados verdaderos. Se llama así a este principio en recuerdo de un ministro español que infló una burbuja inmobiliaria que, años más tarde, fue uno de los factores internos que llevaron a su país a una crisis descomunal. Y, cuando le criticaban porque en el país se estaba especulando desmesuradamente con la construcción, el ministro respondía que, si se construyen tantas casas, es porque “los españoles son suficientemente ricos para comprarlas”. Lo que ocurría en realidad es que unos pocos solos compraban muchas casas y otros “ninjas” compraban casas que nunca iban a poder pagar. Hasta que estalló la crisis. Pero entonces el ministro del ramo ya era otro. También se conoce a este principio como la ecuación de Regan-Thatcher: quitar al estado todos sus fondos bajando impuestos a los amigos y privatizándolo todo, hasta convertir al estado en un “ninja” (iniciales de “no incomes job, non assets”) y luego, cuando llega la crisis provocada por sus amigos, reprenderlo públicamente con toda razón, si se endeuda para gastos sociales por encima de sus posibilidades que son ya nulas. Se le llama así por paralelismo con la otra ecuación de Gay-Lussac llamada “ecuación de los gases perfectos”: pues ésta es la ecuación de los millonarios perfectos… 2.- Ecuación de Wall Street: como consecuencia del anterior, en política económica la derecha siempre comete las injusticias (hasta que tanta injusticia acaba constándole el poder); y la izquierda siempre trata de arreglarlas. Hasta que tanto sacrificio acaba echándola del poder. 3.- Teorema del remendón: como los efectos son a largo plazo, los gobernantes siempre acaban pareciendo culpables de las injusticias cometidas por sus predecesores, o beneficiándose y atribuyéndose los resultados de terapias aplicadas por sus predecesores. Por ejemplo: supongamos que un país entra en profunda crisis en el 2009 por errores que comenzaron hacia el 2000, y va saliendo de la crisis hacia 2013; pues bien: el gobierno que heredó esa situación aparentemente boyante pero tóxica será declarado culpable de ella y perderá las elecciones siguientes. Mientras que el gobierno que le haya sucedido se atribuirá la cosecha de una siembra reparadora, hecha antes de llegar él al poder. 4.- Principio de D. Mariano: en política son mucho más eficaces las fotos retocadas y las palabras bien sonoras y vacías de contenido, que las imágenes reales y los contenidos de cualquier discurso. Este principio no necesita demostración porque la experiencia lo confirma constantemente. 5.- Principio de la DDR: los éxitos deportivos de un país son inversamente proporcionales a su nivel de madurez política y democrática. Porque inflan el ego y lo adormecen inyectando una total despreocupación por las cuestiones sociopolíticas. El nombre de este principio (al que otros llaman principio de la roja) viene de la antigua Alemania comunista que maravillaba siempre al mundo con sus triunfos en olimpíadas, y mantenía así una población suficientemente satisfecha en la dictadura. 6.- Ecuación de Victoria Kent: sólo una educación larga, paciente y de calidad construye un electorado realmente democrático. Victoria Kent, en contra de todos sus ideales y sus principios, se opuso al sufragio femenino porque adivinaba que, si votaban las mujeres, ganarían las derechas. Toda su vida se arrepintió de ello, y comprendió que la solución no era negar el voto a las mujeres sino educarlas aunque esto requiriera más tiempo y esfuerzo (no sé si sabía que lo mismo le había ocurrido a Proudhon respecto al sufragio universal que primero vindicó a rajatabla y al que luego se opuso porque “el pueblo estaba alienado”). Vaya usted a saber si esa es la razón por la que, en mi infancia, tarareábamos aquello de “se lo puedes pedir a Victoria Kent – que lo que es a mí – no ha nacido quién”… 7.- Axioma de Berlusconi: en un país con escasa educación democrática, la corrupción nunca implica pérdida de votos para quienes la practican. Incluso puede hacer ganar votos porque muchos votantes envidian a esos corruptos y quisieran poder lucrarse como ellos. 8.- Hipótesis del concejal: “Haga patria, mate un cura” decían antaño en El Salvador. Lo cual entre nosotros significa: cuando pintan bastos en las próximas elecciones, úselos Ud para golpear con ellos a la Iglesia, a los curas, o a los papas. Puede tacharlos de criminales, de genocidas de culpables de no sé cuántos miles de muertes. A ver. NB. Parece que la exactitud de este principio no está aún confirmada del todo. 9.- Ley de la gravedad capitalista: para que los ricos salgan de las crisis que ellos crean es preciso que los pobres trabajen más y ganen menos. Ésta es una ley muy elemental que todo el mundo conocía. Algunos la atribuyen a nDíaz Ferrá pero no fue él su descubridor: sólo tuvo la ingenuidad de proclamarla en voz alta, como el niño aquel que dijo que el rey iba desnudo. 10.- Y para terminar: principio de Lim-Piao: el nivel de reconocimiento del grado en que un país guarda los derechos humanos es directamente proporcional a la amplitud de sus reservas petrolíferas o a la extensión de sus posibilidades de mercado; no necesariamente al nivel de respeto a esos derechos. Porque, como ya enseñó Felipe González: lo importante es que el gato cace ratones, no que sea blanco o negro. El próximo 6 de noviembre del 2010 realizará el Papa Benedicto XVI otro viaje a España, visitando Santiago y Barcelona. Será recibido por los Reyes y el Presidente Rodríguez Zapatero, quien, según la prensa (1 ), hablará con el Papa sobre la próxima ley de Libertad religiosa. El carácter de esta visita, los gastos que supone y el objeto de la entrevista de nuestro Presidente con el Papa, ha suscitado numerosas campañas de rechazo a dicha visita, como la que se celebrará en Madrid, el 23 de octubre, promovida por Europa laica (2 ), con el lema ¡Por un estado laico!
Y, como es natural, ante esta clase de convocatorias se dan diversidad de opiniones de si apoyarlas o rechazarlas, diversidad que proceden, a mi entender, de cierta confusión terminológica entre estado laico, laicidad y laicismo. ¿Es el estado laico sólo aconfesional o también laicista? ¿Qué diferencia existe entre laicidad y laicismo? Intentar aclarar el contenido de estos términos es el propósito de este artículo. 1.- Estado laico. Desde Hegel y Marx se admite que la función del Estado moderno y democrático consiste, ante todo, en ordenar la vida del pueblo frente a sus necesidades y dificultades materiales. El Estado es un “estado de necesidades” y procurar satisfacerlas será su función primaria, es decir, que todos los ciudadanos tengan acceso a unas mínimas condiciones básicas de subsistencia, expresadas posteriormente por la ONU en su Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre de 1948. No entra, pues, dentro de la función del Estado el determinar el sentido último o absoluto de la realidad y de la vida, lo que reconocemos como “sagrado o transcendente” y que está vinculado a una determinada religión o cosmovisión. Frente a este sentido último de la realidad, frente al punto de vista de las cosmovisiones o religiones de sus ciudadanos, el Estado moderno-democrático es pluralista y neutral. El primer sentido, por tanto, de un Estado laico es ser neutral frente a las cosmovisiones y religiones de sus ciudadanos, respetarlas a todas, ser profano, diferente y distante de lo “sagrado”(3). “En una sociedad democrática ninguna persona es más sagrada que otra. No hay personas sagradas ni consagradas… Lo laico es lo común, lo que iguala a todos y a todas por nuestros orígenes más radicales, no por lo sagrado de la religión” (4 ). Esta neutralidad del Estado frente a las religiones incluye, por tanto, su aconfesionalidad, es decir, el que haya una separación real entre Estado y confesiones religiosas, de modo que ninguna religión sea declarada religión de estado, ni religión declarada de la mayoría. Y del principio de neutralidad y aconfesionalidad se deriva el que las leyes de la sociedad laica “marcan los límites socialmente aceptables dentro de los que debemos movernos todos los ciudadanos, sean cuales fueren nuestras creencias o nuestras incredulidades. Son las religiones quienes tienen que acomodarse a las leyes, nunca al revés” (5 ). En este sentido, los EEUU fueron siempre reconocidos como el estado laico por antonomasia al establecer en la Primera Enmienda de la Carta de Derechos de los ciudadanos, de 1791, la prohibición de adoptar una religión como “religión oficial del estado (6 ). Y así lo reconocieron también los observadores franceses Alexis de Tocqueville y Gustave de Beaumont enviados, en el s.XIX, por el gobierno francés, para estudiar la situación penitenciaria de los EEUU (7 ). Este último reconocía que: “En ninguna parte es más estable la separación de la Iglesia y el Estado que en América del Norte…En los EEUU no existe religión del estado, ni religión declarada como la de la mayoría, ni preeminencia de un culto sobre otro” (8 ). Ahora bien, hablamos de neutralidad no sólo frente a las Religiones, sino también frente a las cosmovisiones, sean religiosas o no. Esto significa que el Estado laico debe ser neutral y respetar no sólo a los creyentes de una religión, sino también a los increyentes, agnósticos y ateos que poseen cosmovisiones diferentes de las religiosas. Y aquí entra la laicidad o el laicismo del Estado laico. 2.- Laicidad del Estado. Laicidad es un término que se utiliza frecuentemente, pero no está aún admitido por la Real Academia española. ¿Qué se entiende por laicidad? Según el Prof. Dionisio Llamazares (9 ) son tres las características que comprende este término, deducidas de una sentencia del Tribunal Constitucional español: Neutralidad religiosa, Separación entre Estado e Iglesias o confesiones religiosas y Cooperación estatal con las confesiones. Las dos características primeras no necesitan aclaración alguna, según lo dicho arriba. Sí la necesita la tercera característica, la cooperación. ¿Debe el Estado cooperar con la Religión? ¿Qué clase de cooperación podrá establecerse entre estas instituciones? A mi entender, esta propuesta de cooperación procede de las relaciones del Estado con la Religión que estableció la Primera Enmienda a la Constitución de los EEUU. Según hemos visto, en ella se prohíbe la adopción de una religión como religión de estado, pero también se autoriza y se fomenta el libre ejercicio de la misma, prohibiéndose que se establezcan leyes que lo impidan. Esto supone, como decíamos en nuestro artículo anteriormente citado (10), una clara separación del Estado y las confesiones religiosas en EEUU, pero es una separación relativa no absoluta, pues existe un reconocimiento de la Religión en general. Tanto Alexis de Tocqueville como Gustave de Beaumont señalan que la religiosidad de los ciudadanos norteamericanos ejerce una influencia poderosa en la vida pública norteamericana, pues “un principio establecido por el legislador de EEUU es que, para ser buen ciudadano es necesario ser religioso”(11). Este reconocimiento de la necesidad de la Religión se amplió en algunos estados a cooperar y sostener con fondos públicos a algunas confesiones protestantes (12), práctica que observamos también en muchos Estados europeos, en virtud de los Concordatos y Acuerdos del Vaticano con los mismos. Esta neutralidad del Estado frente a las confesiones religiosas en particular pero, al mismo tiempo, de cooperación y ayuda a la Religión en general y con algunas confesiones religiosas en particular, es lo que Llamazares denomina laicidad y el Prof. Luca Diotallevi denomina “religious freedom”(13). El Estado laico practica una laicidad, cuando, pese a ser neutral frente a las confesiones religiosas, fomenta públicamente la Religión en general y coopera con las confesiones religiosas en particular. Ahora bien, esta laicidad de estado adolece de dos carencias fundamentales. Ante todo, tal laicidad supone una discriminación de los agnósticos y ateos que no profesan religión alguna. Este estado laico admitirá la libertad religiosa, pero no reconocerá la libertad de conciencia de los que no practican una religión. Por otra parte, habrá que determinar qué clase de cooperación existe entre el Estado y las confesiones religiosas. Esta cooperación en muchos Estados puede reducirse al mínimo, en otros, en cambio, llevarse a extremos difícilmente aceptables. En España, por ejemplo, esta cooperación está fijada en los Acuerdos firmados entre el Estado español y la Sta. Sede de 1976 y 1979. En ellos se establecen numerosos privilegios para la Iglesia católica, difícilmente admisibles: en educación y asuntos culturales, como la enseñanza religiosa en todos los centros de educación y el estatuto laboral de los profesores de religión; económicos, como la asignación tributaria del IRPF y exenciones fiscales como el Impuesto de construcciones y el IBI; legales, como el reconocimiento de personalidad jurídica civil de las entidades eclesiásticas y el reconocimiento de efectos civiles del matrimonio canónico; y, finalmente, otros como el nombramiento del Vicario general castrense y la asistencia religiosa a las fuerzas armadas (14). Tales privilegios, a nuestro parecer, sobrepasan la cooperación del Estado con las confesiones religiosas, que requiere la laicidad, pues suponen una verdadera subordinación de éste a la Iglesia católica. Subordinación que nos recuerda doctrinas eclesiásticas medievales, difícilmente admisibles. Además son hoy motivo de constantes problemas y conflictos, que dificultan la convivencia ciudadana y enfrentan a los españoles, como ponen de manifiesto las campañas convocadas contra la venida del Papa, a las que aludíamos al principio. Por ello, abogamos por la derogación total de estos Acuerdos y establecer otros principios de cooperación o profesar el laicismo. El paso de una separación relativa a una absoluta entre el Estado y las confesiones religiosas, es decir, de la laicidad del Estado practicada en los EEUU a un laicismo de Estado, cambió en 1947 en virtud de la famosa sentencia del juez Hugo Black: Everson vs. Board of Education (15). 3. Laicismo del Estado. Reconocemos que el significado del término “laicismo” está muy contaminado por su carga peyorativa, procedente de la Revolución francesa y comunista. En sentido genérico, entendemos el laicismo como lo define el Diccionario de la Real Academia: “Laicismo (de laico). Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa”. En este sentido genérico lo entienden también diversas organizaciones que se declaran laicistas, como la Asociación Europa laica la que, en su carta programática, dice: “entendemos por laicismo el establecimiento de las condiciones jurídicas, políticas y sociales idóneas para el desarrollo pleno de la libertad de conciencia, base de los Derechos Humanos… marco jurídico adecuado y efectivo que lo garantice y lo proteja frente a toda interferencia de instituciones religiosas que implique ventajas o privilegios” (16). Sin embargo, en ámbitos religiosos se entiende por Laicismo la exclusión de la religión del espacio público y su circunscripción al ámbito privado o personal. Así lo expresa un conocido teólogo: “Laicismo es la tolerancia de la religión por el Estado pero sólo en el ámbito privado y personal, no reconociéndolas como entidades cívicas o como instituciones de derecho público” (17). Este sentido negativo es el que adoptaron los revolucionarios franceses y, posteriormente, el marxismo-comunismo (18). A pesar de esa carga peyorativa creemos, no obstante, que puede darse un sentido positivo al término laicismo, sentido que fue introducido por el juez Hugo Black, en EEUU en 1947, en su famosa sentencia Everson versus Board of Education, citada anteriormente. En ella el juez Black interpreta la separación o neutralidad del Estado y las confesiones religiosas, establecida en la Primera Enmienda a la Constitución de EEUU (19), en un sentido estricto o absoluto, en clave de total neutralidad del Gobierno con todo lo que se relacionase con la religión. Esta separación absoluta elimina, ante todo, la cooperación con las confesiones religiosas, como pudiera ser “el destinar –dice la sentencia- dinero del erario público, grande o pequeño, a apoyar actividades o instituciones religiosas, cualesquiera que ellas sean o cualquiera que sea la forma que adopten para enseñar o practicar”(20), que era lo que el ciudadano Everson había impugnado en el Estado de New Jersey, porque este Estado pagaba con fondos públicos el transporte escolar a colegios confesionales (21). Posteriormente John F. Kennedy admitiría también esta tesis del juez Black, en su famoso discurso de Houston, en 1960, antes de ser elegido Presidente (22). Esta doctrina sienta las bases de un laicismo de Estado, diferente de su laicidad, en el sentido de que el Estado es neutral frente a las confesiones religiones y frente a la Religión en general, excluyendo “cualquier cooperación” con ellas, que era la tercera característica de la laicidad, requerida por el Prof. Llamazares. Esto suponía secularizar el espacio público norteamericano, en el sentido de que el Estado excluye toda relación o cooperación con las confesiones religiosas. No discriminaría a ningún ciudadano por su religión, pero tampoco a ningún agnóstico o ateo, por lo que se reconocería tanto la libertad religiosa como la libertad de conciencia de todo ciudadano. Podríamos denominar a esta tesis como laicismo positivo del Estado. Laicismo porque privatiza la manifestación religiosa del gobernante y excluye toda cooperación estatal con la religión en general, pero positivo, porque admite a las confesiones religiosas como entidades de derecho público y, por tanto, la práctica pública y social de la religión por estas instituciones y por los ciudadanos particulares, del mismo modo que admite la cooperación con todas las Asociaciones civiles, legalmente reconocidas, sean religiosas o no. Laicismo, por tanto, distinto y diferente del “laicismo negativo” de los revolucionarios europeos, tanto franceses como marxistas, para quienes la religión, aunque respetada, pertenece al ámbito privado o particular y se prohíbe su manifestación pública, porque no tiene carta de derecho público. Para nosotros también, este laicismo positivo es el que debe regular las relaciones entre el Estado laico y las confesiones religiosas. A mi entender, se debe abandonar la laicidad de Estado y pasar al laicismo positivo del Estado, en el sentido expuesto. Como conclusión podríamos establecer estos puntos: 1.- El Estado moderno-democrático es un Estado laico, es decir, profano, aconfesional y neutral, no sólo frente a las religiones sino también frente a las cosmovisiones no religiosas, agnósticas y ateas. Neutralidad que el estado laico podrá expresar en practicar una laicidad o ser laicista. 2.- El Estado laico practicará una laicidad cuando, aún siendo neutral frente a las confesiones religiosas en particular, fomenta la Religión en general y coopera con las confesiones religiosas en particular. Esta separación relativa entre el Estado y las confesiones religiosas es la admitida en diversos Estados europeos y en los EEUU, basada en la interpretación dada a la Primera Enmienda de la Carta de Derechos. El Estado admite una libertad de religión, pero no una libertad de conciencia. En España, sin embargo, esta cooperación se transforma en subordinación del Estado a la Iglesia católica, según los Acuerdos de 1976 y 1979, firmados por el Estado español y la Sta. Sede y es fuente de conflictos entre los ciudadanos, por lo que abogamos por su derogación. 3.- A partir de la sentencia del juez Black: Everson versus Board of Education, en 1947, se propone un laicismo positivo del Estado, en clave de total neutralidad del Estado con todo lo que se relacione con la religión. Este laicismo positivo establece una separación absoluta y estricta entre el Estado y las confesiones religiosas, excluyéndose toda cooperación pública con la Religión y las confesiones religiosas en particular. Sin embargo, esto no implica la prohibición de la práctica pública de la religión por parte de los ciudadanos, ni tampoco de prácticas agnósticas y ateas. Este laicismo positivo del Estado admite tanto una libertad de religión como una libertad de conciencia. Laicismo positivo de Estado que admitimos y proponemos como sustituto de la laicidad de estado, por ser distinto del laicismo negativo que propugnaban los revolucionarios franceses y comunistas. NOTAS 1) JULIANA, Enric. “Zapatero quiere ser recibido por el Papa durante su visita”. La Vanguardia, 27/09/2010: [En línea: http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20100927/54012367689/zapatero-quiere-ser-recibido-por-el-papa-durante-su-visita-iglesia-roma-vega-benedicto-xvi-vaticano-.html] 2) En línea: http://www.laicismo.org/europa_laica/destacados/por_un_estado_laico_ya_convocatoria_civica_de_un_acto_laicista_en_madrid.html . Consulta 23/09/2020. 3) MARDONES, José Mª. “La laicidad compartida: Religión y Democracia”, en Éxodo, nº 80: Laicidad y religión, sept.-octubre 2005, pp. 35-40. José Mª CASTILLO. Ser cristiano en nuestra sociedad plural y laica. Valencia: Pro manuscripto, 2009, en p.10 dice que “fanum, en la religión romana antigua, era el “lugar sagrado”. Por eso se comprende que “pro-fano” es lo que está fuera del fanum, es decir, al margen de “lo sagrado”. 4)GACIA MAURIÑO, José Mª. “la Larga marcha: desde una laicidad proclamada a una laicidad realizada”. [En línea: http://www.ccp.org.es/node/372. Consulta 13/08/2010]. 5)SABATER, Fernando. Laicismo: cinco tesis. [En línea: http://biblioweb.sindominio.net/pensamiento/laicismo.html. Consulta 13/09/2010] 6) La Carta de Derechos (en inglés, Bill of Rights) es el término por el que se conocen las diez primeras enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos de América. Estas enmiendas limitan el poder del gobierno federal y garantizan los derechos y libertades de las personas. El texto de la 1ª dice así: “ El Congreso no aprobará ley alguna por la que adopte una religión oficial del estado o prohíba el libre ejercicio de la misma, o que restrinja la libertad de expresión o de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a pedir al gobierno la reparación de agravios”. “Carta de Derechos de los Estados Unidos”. Wikipedia. [En línea: http://es.wikipedia.org/wiki/Carta_de_Derechos_de_los_Estados_Unidos . Consulta 02/07/2010] 7)MORENO DE LA FUENTE, Antonio. “Laicidad o laicismo en EEUU y España”. [En línea: 8)Ibid., pp.5-6. 9)LLAMAZARES FERNÁNDEZ, Dionisio. “Los acuerdos del Estado español con la Santa Sede”. Osservatorio delle libertà ed istituzioni religiose, Novembre 2005, p.5. [En línea http://www.olir.it/areetematiche/103/documents/Llamazares_Fernandez_Acuerdos.pdf . Consulta 18/06/2010]. 10)En nota 7. 11)BEAUMONT, Gustave: “C’est un principie du legislateur des Etats-Unis que, pour être bon citoyen, il faut être religieux”. Vid. MORENO DE LA FUENTE, Antonio. Laicidad y la laicismo…, pag. 5. 12)MAGISTER, Sandro. La dottrina del cattolico Kennedy? Da dimenticare. [en línea: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342344. [Consulta 01/07/2010]. En los siguientes artículos se continúa el debate: [En línea: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342853 http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342971. [Consulta 01/07/2010]. Sobre la interpretación del discurso del obispo católico de Denver, Charles J. Chaput, véase nuestro art. Laicidad o laicismo en EEUU…, citado en nota 6. 13)LLAMAZARES FERNÁNDEZ, Dionisio. “Los acuerdos”…, p.5. DIOTALLEVI, Luca. Una alternativa alla laicità. Rubbettino, Soveria Mannelli, 2010, reseñado por Sandro MAGISTER: Se possiamo non dirci laici. [En línea: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342306. Consulta: 05/07/2010]. 14) Véase LLAMAZARES FERNÁNDEZ, Dionisio. Los acuerdos…, citado en nota 9. 15) MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Julio Luis. Consenso público y moral social. Madrid: Pontificia Universidad de Comilla, 2002. Este autor analiza en la pp. 376 y ss. dicha sentencia y sus antecedentes. [En línea: http://books.google.es/books?id=mxD8Nd3yk6wC&pg=PA376&lpg=PA376&dq=Everson+vs.+Board+of+Education+Juez+Hugo+Black&source=bl&ots=XW4r0lG5zK&sig=1AwSm4h1DU-syE7WxC16sGtLDMA&hl=es&ei=7ZGcTK2jN9vNjAf2yaWODQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=9&ved=0CEEQ6AEwCA#v=onepage&q&f=false . Consulta 23/09/2010]. 16) Europa laica: quienes somos. [En línea http://www.laicismo.org/europa_laica/europa_laica/quienes_somos/europa_laica.html#ppal . Consulta 21/09/2010] 17) ESTRADA, Juan A. “Laicidad y religión en la sociedad española”. Éxodo. Laicidad y Religión. Del conflicto a la convergencia, nº 80, (septiembre-octubre) 2005,p.12. 18) Véase MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Julio Luis. Consenso público y moral social…, pp.372-373. Para este autor (en p. 373) Marx es el primer hombre postmoderno, para quien el hombre razonable es el ateo. De hecho Marx en “La cuestión judía” se expresaría así: “El hombre se emancipa políticamente de la religión al desterrarla del derecho público al derecho privado”. Karl MARX- Friedrich ENGELS. Sobre la religión. Vol. I. Edición preparada por Hugo Assmann y Reyes Mate. Salamanca: Sígueme, 1979, p.117. Por otra parte, es conocido el ateísmo militante de la desaparecida URSS y de otros estados comunistas. 19) Véase nota 6. 20) MARTINEZ MARTINEZ, Julio Luis. Consenso público…, p. 377. 21) Ibid. 22) MAGISTER, Sandro. La dottrina del cattolico Kennedy? Da dimenticare. [en línea: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342344 y siguientes artículos: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342853 http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1342971 [consulta 01/07/2010]. Sobre la interpretación de este discurso del obispo católico de Denver, Charles J. Chaput, véase nuestro art. Laicidad o laicismo en EEUU…, citado en nota 7. Antonio Moreno de la Fuente. Sevilla 30 de septiembre del 2010 Pablo de Tarso, que da nombre a la más rica y poblada ciudad del Brasil, fue sin duda un hombre singular. Uno de los primeros discípulos de Jesús, es acerca de él de quien tenemos más información, gracias a las cartas que escribió, de las que conocemos 13, y al relato del evangelista Lucas, con quien hizo viajes misioneros, titulado Hechos de los Apóstoles, documentos que integran el Nuevo Testamento y que son considerados por la Iglesia fuentes de revelación de Dios.
Pablo, o Saulo, nacido probablemente en el año 1 de nuestra era y fallecido en el 64, a los 63 años de edad, en Roma, hablaba de sí mismo sin el menor pudor y se gloría de su cultura (2 Corintios 11,6) y de su título de “ciudadano romano” (Hechos 16,37), heredado de su padre. Lo que comprueba que cierta dosis de narcisismo o vanidad no es perjudicial para la santidad… O mejor, demuestra que los santos son tan humanos como cualquiera de nosotros, imperfectos y pecadores. La diferencia es que, en todo, buscan realizar la voluntad de Dios. Observe el lector cómo se presenta Pablo: “Soy judío de Tarso de Cilicia, ciudadano de una ciudad famosa” (Hechos 21,39), circuncidado al octavo día, de la raza de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo, hijo de hebreos según la Ley (de Moisés), fariseo… Considerado irreprensible por la justicia de la Ley” (Filipenses 3,5-6). Como casi todos los judíos insertos en la cultura griega, él añadió a su nombre judío, Saulo, otro griego, fonéticamente semejante, Pablo. Sus padres habían emigrado desde Palestina a Tarso. Judíos piadosos, se resistieron a la idea de matricular al hijo en escuelas griegas. Cuando cumplió los 14 años Pablo fue enviado a Jerusalén, donde vivía su hermana casada y estudió en la más renombrada escuela rabínica de la época: “a los pies de Gamaliel” (Hechos 22,3). Sus textos demuestran que tenía una sólida formación teológica. Y era un escritor eximio. Su “Himno al Amor” (1 Corintios 13, 1-13) es uno de los más hermosos poemas de la literatura universal. Aunque yo hablase / la lengua de los hombres y de los ángeles, / pero no tuviese amor, / sería como bronce que suena / o campana que retiñe… La conversión Pablo se encontraba entre los que apedreaban al joven levita Esteban, condenado por “blasfemia” por haberse hecho cristiano. Las ropas de los ejecutores fueron depositadas “a los pies de un joven llamado Saulo” (Hechos 7,58). El mismo Saulo se arrepiente más tarde: “Señor, cuando era derramada la sangre de tu testigo Esteban yo estaba presente (…) y custodiaba las ropas de quienes lo mataron” (Hechos 22,20). Saulo se volvió un acérrimo enemigo de los cristianos: “Perseguí a muerte esta doctrina, acosando y encarcelando a hombres y mujeres” (Hechos 22,4). Su irá recaía especialmente sobre los cristianos “ecuménicos”, que se exiliaron en Damasco. Los judeocristianos de Jerusalén, más apegados a la ley mosaica, no fueron molestados por él. Él mismo narró lo que le sucedió a los 28 años. “Fui con el objetivo de apresarlos (a los cristianos) y traerlos prisioneros a Jerusalén, donde serían castigados. Pero, yendo de camino y aproximándome a Damasco, hacia el mediodía, de repente me rodeó una luz intensa del cielo. Caí por tierra y oí una voz que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Respondí: “¿Quién eres, Señor?” Y él me dijo: “Soy Jesús Nazareno, al que persigues” (Hechos 22,5-10). Pablo dice que cayó. No se sabe si del caballo, del carro o sencillamente que se cayó al caminar… El hecho es que el martirio de Esteban le había causado un fuerte impacto. Quizás el neocristiano hubiera preferido, al abrazar el seguimiento de Jesús, incorporarse a la comunidad de Jerusalén. Pero fue en Damasco, predicando en las sinagogas, donde despertó su vocación apostólica. Poco después se retiró al desierto, quizás para prepararse, espiritual y teológicamente, en alguna comunidad judeocristiana “ecuménica”. ¡Permaneció allí trece años! No se sabe nada de ese período de su vida. La misión A los 41 años Pablo se dirigió a Jerusalén para “visitar” al jefe de la naciente iglesia, Pedro (Gálatas 1,18). De allí regresó a su ciudad natal, Tarso, de donde tuvo que huir, repudiado por los judíos. Se dirigió a Antioquía, donde había una floreciente comunidad cristiana. De Jerusalén le enviaron un ayudante: Bernabé. Pablo y Bernabé iniciaron sus viajes misioneros en el año 45, por Chipre, donde el segundo había nacido. Recorrieron los 150 kms de extensión de la isla, de Salamina a Pafos, sembrando la fe cristiana. Entre los judíos no tuvieron éxito, pero fue recompensado por una importante conquista entre los paganos: la conversión, en Pafos, del procónsul Sergio Paulo. Pablo dedicó más de 14 años a viajes misioneros. Recorrió casi 15 mil kms y enfrentó todo tipo de dificultades: fue azotado, apedreado, apresado, asaltado; naufragó, se vio traicionado, pasó hambre, frío y noches sin dormir (2 Corintios 11,24-27), expuesto “al peligro en todo momento” (1 Corintios 15,30). Valiente, nunca guardó resentimiento. Una característica de Pablo era su capacidad de inculturación. A los judíos les predica en las sinagogas. En Listra, a falta de sinagoga, se dirigió a las puertas de Júpiter, donde los paganos creyeron ver a Mercurio, el dios de la elocuencia, en forma humana… (Hechos 14,11). No siempre resulta fácil hacer coincidir el cambio de nuestro modo de pensar con nuestro modo de actuar. Fue lo que les pasó a los judeocristianos de Jerusalén y a Pedro. Ellos creían que un pagano convertido al cristianismo debería, en primer lugar, aceptar ciertos rituales judíos, como la circuncisión y las prácticas de pureza. Pero Pablo disentía de tal recomendación. Para él un pagano podía abrazar la fe en Cristo sin la menor observancia de la ley mosaica. Ante tal incertidumbre, en el año 51 participó, en Jerusalén, en el primer concilio de la historia de la Iglesia. Por la Carta a los Gálatas sabemos cuál fue la actitud de Pablo en dicho concilio. Acusó a los partidarios de la circuncisión de “falsos hermanos” y de “intrusos que se infiltran para espiar la libertad que tenemos en Jesucristo a fin de esclavizarnos” (Gálatas 2,4). Lucas nos hace saber que “la discusión fue larga” (Hechos 15,7) y que al final llegaron a un acuerdo, con ciertas concesiones a los más tradicionalistas. Sin embargo poco después, en Antioquía, ocurre un incidente entre él y Pedro. He aquí lo que Pablo escribió en la Carta a los Gálatas (2,11-14): “Cuando Pedro fue a Antioquía yo le enfrenté en público porque él estaba ciertamente equivocado. De hecho, antes de que llegaran algunas personas del grupo de Santiago [obispo de Jerusalén], él comía con los paganos; pero, después que llegaron, Pedro comenzó a evitar a los paganos y ya no se mezclaba con ellos, pues tenía miedo a los circuncidados. Los demás judíos también comenzaron a fingir y hasta Bernabé se dejó llevar por la hipocresía. Cuando vi que ellos no estaba actuando rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, le dije a Pedro, delante de todos: “Tú eres judío, pero estás viviendo como los paganos y no como los judíos. ¿Entonces cómo puedes obligar a los paganos a vivir como judíos?” Pablo no estaba en contra de que los judeocristianos observaran la ley mosaica. Tomaba esa situación con tolerancia. La cuestión se complicó cuando notó que Pedro cambió su modo de actuar y pasó a admitir que la salvación no vendría sólo como don gratuito de Cristo, sino también por el cumplimiento de la ley de Moisés. Al retomar sus antiguas costumbres judías, Pedro hizo que los paganocristianos se sintieran inferiores a los judeocristianos, como si fueran fieles de segunda clase. El ejemplo Pablo se ufanaba de no ser una carga para las comunidades que le acogían. Se mantenía con su oficio de fabricante de tiendas y de objetos de cuero (Hechos 18,3). En ese sentido, abdicaba de su origen elitista y se igualaba a siervos y esclavos, únicos que, en aquella cultura helenizante, hacían trabajos manuales. De tal modo sembraba el mensaje de Cristo en la base social del Imperio Romano. Pablo era un pedagogo. No se enclaustraba en un templo esperando que los fieles vinieran a su encuentro. Al llegar a Atenas, donde la comunidad judía era pequeña, se dirigió al ágora, donde se reunía el pueblo para debatir temas diversos. Fue tratado de “charlatán” (Hechos 17,18) que anunciaba un par de nuevas divinidades: Jesús y Anástasis. Porque predicaba la Resurrección, en griego ‘anástasis’. Le sugirieron ir al Areópago, la colina de Marte, donde se reunían los interesados en filosofía. Pablo ejercitó allí toda su pedagogía evangelizadora: valoró a sus oyentes como “extremadamente religiosos” (Hechos 17,22) y al encontrarse con un altar dedicado “al Dios desconocido”, supo sacar provecho: “Aquel que veneran sin conocerle, a ése les anuncio” (Hechos 17,23). Y, parafraseando a Arato, poeta conocido por los griegos, concluyó que Dios “no está lejos de cada uno de nosotros; es en él en quien vivimos, nos movemos y existimos” (Hechos 17,27-28). Para tiempos de fundamentalismos religiosos, Pablo nos dejó un legado importante por su testimonio de quien pasó de perseguidor a perseguido; de miembro de la élite a predicador itinerante viviendo en comunidades populares; de fariseo intolerante a cristiano dotado de espíritu ecuménico; de legalista a misericordioso. Pablo supo ser griego con los griegos y judío con los judíos; respetó a la jerarquía de la Iglesia sin dejar de criticar incluso al papa, Pedro; demostró que lo contrario del miedo no es el valor sino la fe. Con toda justicia Pablo admitió en la 2ª Carta a Timoteo (4,7-8): “Combatí el buen combate, terminé mi carrera, mantuve la fe. Ahora sólo espero la corona de la justicia que el Señor, juez justo, me dará en aquel Día”. Místico, Pablo se atrevió a exclamar: “Ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20). [Autor de la novela "Un hombre llamado Jesús", entre otros libros. http://www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.Copyright 2010 - Frei Betto - No es permitida la reproducción de este artículo por cualquier medio, electrónico o impreso, sin autorización. Le invitamos a que se suscriba a todos los artículos de Frei Betto; de este modo usted los recibirá directamente en su correo electrónico. Contacto - MHPAL - Agência Literária ([email protected]) Traducción de J.L.Burguet]. * Escritor y asesor de movimentos sociais |
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EL BLOGEl blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida. SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...
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