La Teología de la Liberación, en cuanto teología católica, urge a la Iglesia a convertirse en la Iglesia de los pobres… (Jorge Costadoat, SJ).
La Teología de la liberación, como asegura G. L. Müller, es teología católica. El nuevo Prefecto de la Congregación para la Fe habla en términos generales, lo cual equivale a decir que es “católico” que una teología intente formular la fe y que, en el intento, unos ensayos resulten mejores que otros. Así se entiende que el Card. Ratzinger en 1984 haya publicado un documento muy crítico hacia ella (al menos a lo que él entendió por ella) y, acto seguido, haya publicado otro documento en el que acoge sustancialmente su aporte (1986). Este ir y venir en el pensamiento de la fe constituye a la teología cristiana en cuanto tal, y no debiera nunca dejar de ser característica suya. Por lo cual no se entiende el maltrato que han recibido los teólogos latinoamericanos del post-concilio. Pero este es ya otro tema. Por ahora cabe destacar que es teología católica y, en consecuencia, un aporte a la teología de la Iglesia católica: 1) Debe celebrarse, por tanto, que Dios opta por los pobres, y que esta opción debe traducirse en una opción preferencial de la Iglesia por los pobres. En Aparecida Benedicto XVI aseguró que la opción por los pobres es inherente a la fe en Cristo. En breve, no se puede ser “cristiano” si no se toma partido por los pobres en contra de la injusta pobreza. ¿Están nuestras sociedades dispuestas a renunciar a llamarse “cristianas” ya que su opción real es el consumo, la competencia, la concentración de la riqueza, todo lo cual al menor costo posible: bajos salarios y desocupación? 2) La Teología de la liberación, en cuanto teología católica, urge a la Iglesia a convertirse en la Iglesia de los pobres. Esto no solo es legítimo afirmarlo. Ha de ser realizado. La Teología de la liberación, con pleno derecho, pide a los católicos no solo una conversión a un estilo austero a favor de los que no tienen. Los católicos deben compartir todo lo necesario para sacar de la miseria a los que viven en ella. ¡Cómo es posible que en Santiago de Chile haya gente que muera de frío en las calles, hoy que los medios sobran para evitarlo! Caridad, lucha contra la injusticia, olfato solidario… Todo esto está faltando. Pero falta lo más importante: una Iglesia que reciba de los pobres su mirada sobre el mundo, su modo de sufrir, su capacidad de lucha y de espera. Estamos, en realidad, a la espera de la Iglesia que la Teología de la liberación ha generado en los barrios populares: una iglesia alegre, participativa, compasiva, con apertura a la totalidad de la vida humana y exigente sociopolíticamente hablando. Una Iglesia con sentido común para interpretar la doctrina de la Iglesia universal y, por esto, una Iglesia que va abriendo un camino a un catolicismo entumido. En suma, la revalorización de la Teología de la Liberación representada en la asunción al cargo de Prefecto de la Congregación de la Fe de Müller da fuego y autoridad a la Iglesia cuando esta más lo necesita. Centro Teológico Manuel Larraín
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Queridos amigos y amigas,
Gracias por los correos y por rezar por nosotros. Las conexiones a internet no andan bien a causa de la situación y por eso pensé que es mejor escribirles a todos y contarles como van las cosas. He puesto las direcciones que tengo y espero que llegue a destino este correo. Estamos viviendo momentos de mucha tensión y miedo. Hay gente que huye de Damasco, hay gente que no sabe qué hacer y están encerrados en sus casas. Hay gente que está bloqueada en algún lugar de la ciudad o en las afueras y no puede llegar a destino. Hay confusión y las noticias no son ciento por ciento confiables. Desde el domingo la ciudad vive horas de angustia. Disparos de armas pesadas, de metralletas, helicopteros que sobrevuelan sin parar… Hace dos noches que no se duerme bien. Anoche casi no dormi, como creo que también les paso a mucha gente. Mientras escribo, cuando son las 22.27 hrs., se escuchan explosiones y disparos. Estamos en el centro de la ciudad, cerca de todo lo que significa poder y seguridad, pero ahora estamos tan vulnerables..Se habla de guerra, de una guerra civil, y la verdad es que tenemos miedo. Comparto el miedo de muchos no sabemos que pasara dentro de poco, o mañana, o la próxima semana. Nuestra misión es ayudar espiritualmente, sostener a nuestros cristianos, darles animo y decirles que no están solos, que aquí estamos, con ellos en las buenas y ahora en las malas. Solo Dios sabe cuanto me cuesta encontrar palabras para animar a la gente a no perder la esperanza. A veces ni yo puedo conmigo mismo, y entonces con lágrimas, porque soy solo un hombre, le pido a Dios, que es ternura, amor, compasión, que me sostenga. Tengo que ser fuerte y valiente, para ayudar. Tengo que tener tranquilidad en el corazón para saber infundirla en mis hermanos y hermanas. El evangelio de hoy, Mateo 11, 28-30, habla de encontrar refugio en Dios, habla de su yugo que “es suave y su carga ligera”, pero cuesta llevarlo. De dónde viene la fuerza para seguir?, de la fe. Creo en Dios, y se que El nos ama y que nunca abandona. Lo miro en la cruz -tengo un crucifijo grande frente a mi- y entonces encuentro consuelo, y entiendo que el “yugo que el llevó y soporto” era muchísimo mas grande que el nuestro, y entonces vuelve la paz al corazón. Así transcurren mis momentos. Hoy, día normal de trabajo, con 43 grados de calor, esta ciudad siempre llena de vida, estaba casi desierta… Hoy no encontramos pan. Nos dijeron que debemos abastecernos de comida. Nos dicen que en los próximos días se sucederán los cortes de electricidad, que las comunicaciones estarán malas, en fin, que viviremos lo que ya llaman “guerra”. Desde hace días que no tenemos gas. Cuesta caro, y hay que hacer colas para obtenerlo, así es que el único balón de gas lo cuidamos como “hueso santo”, y se cocina con electricidad. El motor que nos da energía eléctrica cuando ésta se corta, funciona con un derivado del petróleo que ahora no se encuentra… así es que hay que cuidarlo…,en fin, hay que cuidar todo, y no enfermarse He vivido tantas cosas en mi vida, pero esta es fuera de lo común. Hoy el Nuncio Apostólico decía que tenía la impresión de que “estaba cayendo con los ojos cerrados a las profundidades del infierno”… esa impresión, que refleja lo que vemos y oímos, lo que estamos viviendo, yo la comparto. El infierno es el “lugar” donde ya no hay esperanza, y aquí parece que eso ya nos está pasando… Por favor recen por nosotros. Recen por nuestro presente y nuestro futuro. Recen para que esto no siga adelante y alguien salve lo que aun se puede salvar. No me iré de aquí. Soy sacerdote, “padre”, en la buenas y en las malas, y ahora tengo que estar con mi gente, con nuestra gente (en este convento somos dos). Tengo que compartir con este pueblo en el que Dios me puso, todo lo que la gente vive, y compartirlo codo a codo, como diría san Pablo -que en esta ciudad encontró a Jesús tanto tiempo atrás- “reír con los que ríen, llorar con los que lloran”. La misión de un “padre” es la de estar con sus “hijos”, quererlos, protegerlos, ayudarlos, no dejarlos solos, animarlos, sacrificarse por ellos si es necesario. Todo esto suena fuerte pero es así, y yo lo siento así. Pido a Dios que me de la fuerza para seguir adelante, como diría el padre Hurtado: “contento Señor, contento”. Escriban cuando puedan, ayuda mucho a no sentirse solo. Recen por mi mamá, a la que quiero con locura, por mis hermanas, ellas no tienen mi “vocación de misionero” y sufren mucho con todo esto. Que Dios las sostenga y refuerce en la fe y en la esperanza de que todo esto pasará. Gracias por haber tenido la paciencia de leer este largo correo. Necesitaba desahogarme un poco después de un día de tanta tensión. Necesito prepararme para otra noche movida… Un abrazo y que Dios los bendiga y proteja siempre. Paz y bien! Fr. Gabriel de Jesús en Damasco La liturgia del ciclo B inserta a partir de este domingo, el cap. 6 de Juan. Leeremos todo el capítulo, que es el más largo y denso de todos los evangelios, y que nos va a ocupar cinco domingos. En sus 71 versículos, partiendo de la multiplicación de los panes y peces, elabora toda una teología del seguimiento. En el fondo se trata de un proceso de iniciación catequética, que en la realidad duraba varios años y que, al final, obligaba a tomar una decisión definitiva: el bautismo.
El evangelio de Juan fue escrito por iniciados y para iniciados. Se da por supuesto que todos comprenden los signos e imágenes que constantemente se emplean. Ya sabéis que este evangelio es completamente esotérico. La numerología, la cábala, el tarot, lo impregnan todo. Los 22 capítulos del evangelio se corresponden con las 22 cartas del tarot. La 6ª (el enamorado) representa un joven en una encrucijada de caminos, ante dos doncellas. Una, de amarillo y verde, representa la vida sensitiva. Otra, de azul, representa la vida espiritual. El joven se ve en la necesidad de elegir uno de los dos caminos. EXPLICACIÓN (Si queréis profundizar en el tema, leed el comentario al evangelio de Juan de J. Barreto y J. Mateo). "El monte" es el lugar donde habita la divinidad. Jesús subió al lugar que le es propio. Sentarse es el símbolo de enseñar, como los rabinos. "Estaba cerca la Pascua", no es un dato cronológico, sino teológico. La gente no sube a Jerusalén, como era su obligación, sino que busca en Jesús la liberación que el templo no puede dar. El dinero tiene un significado profundo. El dinero es lo que había desplazado a Dios del templo, utilizado por el sistema opresor, es el causante de la injusticia y del hambre. Comprar pan, es obtener un bien necesario para la vida, a cambio de dinero, inventado para dominar. El vendedor dispone del alimento; lo cede solo bajo ciertas condiciones dictadas por él. La vida no está al alcance de todos, sino mediatizada por los que detentan el poder. Jesús no acepta tal estructura, pero quiere saber si sus discípulos la aceptan. Felipe no ve solución. Doscientos denarios era el salario de más de medio año de trabajo. Andrés muestra otro posible horizonte; una solución distinta a la del comprar. Habla de los panes y los peces que descubre, como algo de lo que se puede disponer. El muchacho (muchachito, doble diminutivo), representa al insignificante grupo de los discípulos. Los números son símbolos. 5+2=7 indica totalidad. Todo se pone a disposición de los demás. Al decir que son de cebada, pone en relación este episodio con el de Eliseo; pero marca una gran diferencia: él dio de comer a cien con veinte panes. Jesús da de comer a cinco mil con cinco. De todas formas, la propuesta de Andrés no sirve. No hay medios suficientes. Comer recostado era signo de hombres libres. Jesús quiere que todos se sientan personas con su propia responsabilidad. No quiere servidumbres ni dependencias de ninguna clase. Aquí está ya apuntando a la falsa interpretación del signo. "El lugar" (con artículo determinado) era como se designaba el templo. Ahora Dios no está en el templo sino donde está Jesús. La mucha hierba, signo de la abundancia de los tiempos mesiánicos. "Dijo la acción de gracias". eucaristhsaV= "habiendo dado gracias". Este dato tiene mucha miga. Se trata de conectar la comida con el ámbito de lo divino (los sinópticos hablan de elevar la mirada al cielo). Se reconoce que el alimento es don de Dios para todos; no puede un ser humano apropiárselo para después sacar provecho de su venta. Una vez liberado del acaparamiento egoísta, todos tendrán acceso a ese bien necesario. Se sustrae de su finalidad primera que es alimentar, y se eleva el nivel para convertirlo en signo de Vida. Solo en este nuevo espacio fuera del egoísmo, es posible el compartir. "Recoged los pedazos que han sobrado". Lo sobrado, no tiene sentido de resto o desperdicio sino de sobrante, sobreabundante. En la Didaché se llama al pan eucarístico "los trozos" (klasma). Deben recogerlos porque la comunidad tiene que continuar la obra de la entrega. Otra gran diferencia con la experiencia del Éxodo. El maná no duraba de un día para otro; lo que Jesús ofrece tiene valor permanente y hay que cuidarlo. Recordemos que en los Hechos se llama a la eucaristía "la fracción del pan". No es pan, sino pan partido. "Llenaron doce canastas". "doce" no hace referencia a los apóstoles. En Juan no se identifica a los discípulos con los 12. Es más probable que haga referencia a las doce tribus de Israel, como símbolo de todo el pueblo que había acompañado a Moisés por el desierto. El profeta que tenía que venir al mundo estaba anunciado en Dt 18,15. Se trata de un profeta como Moisés que haría los mismos prodigios que él. No reconocen la novedad de Jesús. Siguen creyendo en una salvación venida de fuera, al estilo del AT. Más tarde se establece una clara distinción entre el alimento que les da Jesús y el maná. El intentar hacerle rey demuestra que no han entendido nada. La multitud queda satisfecha con haber comido. La identificación con Jesús y su mensaje no les interesa. Sus intereses están muy lejos de la actitud de Jesús. Jesús quiere liberarles, ellos prefieren seguir dependiendo de otro. Jesús les pide generosidad; ellos prefieren recibir gratis. Jesús quiere asociarlos a su obra; ellos quieren descargar en un jefe su responsabilidad. La solución no es el dinero o un milagro externo, sino el saber compartir todo con todos. La verdadera salvación no está en que alguien solucione nuestros problemas. La liberación está en superar el egoísmo y estar dispuesto a dar a los demás lo que uno tiene y lo que uno es. "Se retiró a la montaña él solo" En algunos manuscritos se dice que 'huyó' al monte. Jesús sube a lo alto, mientras los discípulos bajaban... Ante la total incomprensión de la gente, Jesús no tiene alternativa, se vuelve al monte (lugar de la divinidad). Completamente solo, como Moisés después que el pueblo traicionó a su Dios, haciéndose un ídolo. Este paralelo con Moisés, muestra la gravedad de lo sucedido. Haciendo de Jesús un Mesías poderoso, repiten la idolatría de los israelitas en el desierto. Ambos quieren adorar a Dios, pero bajo la falsa imagen (ídolo) que ellos mismos habían hecho de Él. APLICACIÓN El dinero sigue siendo hoy la causa de toda desigualdad. Todo tiene un precio, incluídos los bienes espirituales. La gratuidad y el compartir son conceptos que han desaparecido de nuestra sociedad. Conocemos bien la alternativa; seguimos ante la encrucijada pero aún no hemos tomado una decisión. No somos conscientes de que no tomar el camino espiritual, es ya dejarnos llevar por el hedonismo. La búsqueda de placer a cualquier precio es la tónica de nuestra sociedad. En el mejor de los casos, nos empeñamos en ir por dos caminos opuestos al mismo tiempo. Jesús pudo escapar de la pretensión de aquella gente, pero de nosotros no ha podido escapar y lo hemos proclamado rey (Rey del universo). Cada uno de nosotros debemos examinar los motivos que nos mantienen unidos a Jesús. ¿Por qué somos cristianos? ¿Por qué venimos a misa? Yo os lo voy a decir: para asegurarnos sus favores aquí abajo y además, garantizarnos una eternidad dichosa en el cielo. ¡Qué poco han cambiado las cosas! También nosotros seguimos sin querer saber nada del servicio y la entrega a los demás. Seguimos tratando de poner lo espiritual al servicio de lo material, que es lo que de verdad nos interesa. No nos interesa lo que Dios quiere para nosotros, sino lo que nosotros esperamos de Dios. No nos importa la visión trascendente de la vida, sino que el Todopoderoso se ponga a nuestro servicio. Si todos los que nos llamamos cristianos empezáramos a compartir, como Jesús nos pide en el evangelio, se produciría la mayor revolución de la historia humana. Si esperamos a compartir cuando hayamos cubierto todas nuestras necesidades, nunca compartiremos nada, porque la técnica del capitalismo hedonista es precisamente aumentar las necesidades a medida que se van satisfaciendo. Meditación-contemplación "Se retiró a la montaña él solo". Una vez más queda clara la actitud de Jesús. Él no quiere estar por encima de los demás. Tampoco quiere que la gente se esclavice. ................ La auténtica salvación no puede venir de fuera. La verdadera esclavitud viene del falso yo. Jesús quiere personas libres y responsables. No acepta títeres ni gregarios que dependan de los demás. ....................... Debes tomar las riendas de tu propio destino y escapar de la tiranía de ego que te atenaza. El horizonte de tu plenitud está dentro de ti. Lo externo ni te tiene que atar ni te puede liberar. La cuestión básica es, naturalmente, es si la obediencia religiosa tiene por objeto controlar o liberar a la persona… El religioso hace voto de obediencia, no de infancia perpetua ni de dependencia ni de irreflexión.
Si lo que pretende la obediencia es el control, el sistema raya la inconsecuencia. La verdad es que resulta muy sencillo controlar a los niños. Lo único que una persona necesita para asegurar el control sobre otra es una autoridad capaz de respaldar sus amenazas con la fuerza correspondiente. Hacer equivalente el voto de obediencia a la promesa de vivir una vida controlada, haciendo cosas banales, imposibles o incluso personalmente destructivas, ridiculiza su significado. La obediencia no puede reducirse a un ejercicio consistente en saltar obstáculos cada vez más altos. La función de la obediencia no consiste en menoscabar o manipular la voluntad humana. La obediencia, por el contrario, libera al alma humana para cosas más grandes que las banales exigencias cotidianas o el capricho espiritual de unos guías arbitrarios. La obediencia libera, no reduce ni, mucho menos, esclaviza a la persona. El objeto del voto no es lograr marionetas humanas. Eso es algo que, sencillamente, no constituye el propósito espiritual que induce a los adultos a entregar su vida para cumplir la voluntad de Dios en la vida religiosa en un periodo en el que esa obediencia de marioneta pone en peligro a la población del planeta. La obediencia genuina exige considerable madurez, así como la suficiente independencia, autonomía y humildad como para arriesgarse a la inquietud personal que puede conllevar la defensa ante la autoridad de una postura impopular o contraria. La obediencia escucha a todos y todo a través del filtro de la Escritura, la voz de Dios y la llamada de Jesús a un mundo necesitado de Eucaristía y en búsqueda de las bienaventuranzas. En definitiva, pues, la obediencia verdadera hace que el alma se remonte sobre las trivialidades organizativas y las instituciones humanas y vaya hacia un estado de mayor humanidad que no sabe de falsas limitaciones, no tolera reglas que hagan imposible el reino de Dios, no respeta leyes que interfieran en el Espíritu y no se inclina ante nadie que no se incline previamente ante la Voluntad de Dios respecto de la humanidad y ante los propios gobernados. Es una empresa de iguales en busca de la Voluntad de Dios, no un ejercicio de niños que pretendan tener satisfechas y contentas a todas las figuras paternas de la vida. Cuando el voto de obediencia funciona bien, la conformidad y el cumplimiento, las recompensas y los sistemas, no ocupan el lugar de Dios. Cuando la autoridad funciona bien, el liderazgo significa más que coerción, las preguntas son más importantes que las respuestas y proporcionar ideas es más importante que recibir órdenes… Sólo quienes carecen de liderazgo recurren a la autoridad. Sólo quienes insisten en su propia autoridad destruyen toda posibilidad de obediencia y toda esperanza de liderazgo. La ingenuidad teológica de los neoconservadores fundamentalistas norteamericanos llega hasta la ridiculez de decir que hay que defender la Creación frente al Big Bang. Y la ingenuidad anti-teológica hace decir, al público mal informado en el bando contrario, que hay que defender el Big Bang en contra de la Creación. Como si no supiéramos que son dos maneras de percibir y expresar la misma realidad, científica y mitopoéticamente.
¿La primera partícula o la última? ¿Partícula maldita o bendita, divina o atea? ¿Qué etiqueta le colgamos al bosón de Higgs? En los comentarios a la ligera sobre el descubrimiento de los investigadores del CERN, se precipitaron las ideologías religiosas, al unísono con las antireligiosas, para usar la noticia en favor de la Creación, por un bando, o de su rechazo, por el contrincante. Si viviera Laín Entralgo, puntualizaría que la investigación cuántica sobre las partículas subnucleares pertenece al dominio de “certidumbres empíricas sobre lo penúltimo”, compatible sin conflicto con la certeza de las “creencias en incertidumbre sobre lo Último”. Así escribía nuestro gran médico filósofo en el ensayo que le mereció, en 1999, el Premio Jovellanos: “Para la mente humana, lo cierto es y será siempre penúltimo, y lo último es y será siempre incierto… Los saberes científicos nos ilustran con verdad y evidencia acerca de cómo son las cosas, cómo se nos muestran, cómo han llegado a ser lo que son y cómo hacen lo que hacen, no qué son para mostrársenos como se nos muestran… En el arte de bien combinar entre sí lo que para el hombre es cierto y penúltimo (los resultados de la mejor ciencia…) y lo que es último e incierto (lo que enuncian las creencias, sean profanas o religiosas, cuando son la respuesta razonable a preguntas últimas), está la clave de la armonía intelectual” (Qué es el hombre, pp. 220-23). Con semejante armonía respondía Fabiola Gianotti, coordinadora de experimentos en el proyecto de búsqueda de la incógnita partícula; fue sensata, además de exacta, científica y religiosamente, su contestación: “La ciencia seguramente nunca podrá demostrar ni la existencia ni la inexistencia de Dios”. Pero aún quedan resabios de la apologética decimonónica del “Dios-tapa-agujeros”; se defendían contra la ciencia haciendo cantar en la catequesis del parvulario los ripios de la causalidad: “No hay reloj sin relojero / ni mundo sin Creador /el que no lo vea está ciego/ que el mundo lo hizo Dios”. Esta confusión de poner la fe en la creación al nivel de las causas físicas, solo sirve para provocar su rechazo. No es extraño que Hawkins, como científico no creyente, ironice cuestionando: “Si el universo no tiene límites ni fronteras, ni principio ni fin, ¿Qué sitio queda para un creador?” No era con aquella apologética anticuada, sino con mejor teología como respondía a Hawkins el sacerdote anglicano, matemático y físico, John Polkinghorn: “El lugar que queda para el Creador no es un sitio al principio, sino en todos y cada sitio. La creación no es algo que Dios hiciera hace quince billones de años, sino algo que está haciendo aquí y ahora continuamente” (Cf. The Faith of a Physicist, p.73). El papel divino no es un puntapié inicial al balón del big bang para desencadenar la evolución. No comparemos la acción creadora con un saque de honor al comienzo, sino con al aire que se respira durante toda la competición. Imaginemos el despliegue de la evolución cósmica como una línea sinuosa, con avances y retrocesos por la superficie de una esfera. Para hablar de creación trazaremos un radio hasta cada punto de la superficie, todos equidistantes del centro. La creación no es algo pasado, está ocurriendo continuamente. “Te proclamo algo nuevo, secretos que no conoces”, dice Isaías, “ahora están siendo creados, y no antes…” (Is 48, 7). Por eso, la búsqueda científica de la teoría única no es incompatible con el retorno a la unidad primordial por la mística. Pseudo-ciencias y pseudo-religiones, ideologizadas, son incompatibles. Ciencia y espiritualidad, con docta ignorancia, son hermanables. Ciencia y mística coinciden en plegarse a la realidad, reconocer ignorancia y salir de sí, pasando por la nada para preguntar por todo. En corrientes de pensamiento orientales no se han desarrollado teorías complicadas sobre evolución o creación, materia y espíritu, fragmentación y unidad. Pero se ha cultivado el retorno a la unidad primordial mediante prácticas corpóreo-espirituales como el yoga: respiración y contemplación. Al periodista que entrevistó a Higgs en el laboratorio y viajó luego a Bombay para un reportaje sobre el ashram de Swami en Vrindavan (India), le vino bien gustar durante el vuelo unos versos de La Divina Comedia. La sugerencia de Dante vale para pasar del bosón al yoga: “En su hondura descubrí cómo se adentra / atado con amor en un volumen / cuanto por el mundo se desencuaderna”. (Nel suo profondo vidi che s’interna,/ legato con amore in un volume, / ciò che per l’universo si squaderna. Canto 33, del Paraíso). Nada satisfacía aquella permanente inquietud interna. Las verdaderas pistas no estaban en Google, a click de ningún mouse. La demanda del alma no hallaba puerto por más vueltas que dábamos en el océano infinito de la red, no encontraba respuestas por más que explorábamos en el último rincón de las librerías del ramo. Aporreábamos sin suerte una y otra vez los misterios de la existencia humana. ¿Dónde se escondía el libro de instrucciones de este misterioso y apasionante juego por nombre "vida"?
"Esoterismo", "ocultismo", "hermetismo" eran las ciencias limitadas, difíciles, en alguna medida prostituidas, que apenas podían responder a esa agitación desbordada. Fue cuando nos susurraron que nada, ni nadie donde asirse representaba en realidad la prueba inicial del aspirante. Seguramente nada, ni nadie podría satisfacer por entero los grandes, los trascendentales interrogantes que todo ser humano, creyente o no, se ha de hacer en algún instante de la vida, a saber: ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Gigantes, inabarcables cuestiones para la limitada conciencia humana, sin embargo en algún momento había que ponerse a la búsqueda. De lo contrario, otros, desde la tuerta autoridad de una ciencia o una religión separadas, iban a seguir respondiendo siempre por nosotros. Los tratados comenzaron a desfilar ante nuestra mirada insaciable. Encontramos consuelo en las formulaciones de lo que se conoce por Sabiduría Arcana, Ciencia espiritual, Enseñanza inmanente, Teosofías, sólo restaba reinventarnos, comenzar a hacer de la Palabra carne. Nos pusimos a caminar con esos pequeños atisbos de verdad. Así proseguimos en nuestros días, así va llegando la hora en que ceden los pudores, en que se rinden las cautelas durante tanto tiempo guardadas. Hemos cuidado las formas, la compostura por demasiado tiempo. Hemos silenciado a la espera de la clara oportunidad. Seguramente esa hora comienza a llegar. Cada quién traza sus propios mapas en medio de las encrucijadas del presente, del gran desnortamiento de nuestros días. Nadie puede marcar a nadie la senda, a lo sumo sugerir ir más allá de lo que nunca fuimos, a lo sumo invitar a la valentía de revisar la pesada mochila de creencias que cada día caducan. A lo sumo encarar el postulado de que hay Mapa colectivo, Plan fascinante e inabarcable, Propósito del que podemos ser cada vez parte más activa. Intentamos compartir algo de esa minúscula luz que nos está alcanzando. Preparamos los temas y sentimos el pudor de la supina ignorancia, el rubor de que apenas tenemos algo que decir. ¿Qué contar a los compañeros de las convivencias y campamentos de los próximos días? Quizás sincerarnos con la liberadora confesión de que no sabemos nada, pero que estamos en camino, que somos asistidos, que vivimos la hora grande. ¿Qué compartir sino la dicha de estar reunidos, con disponibilidad de servicio en este tiempo único? Quema en el interior una anhelo de luz. Poco más estamos en condiciones de ofrecer. Convencidos de que va cediendo el tiempo de las bocas cerradas, por dónde empezar. Recuerdo los Foros interreligiosos que hemos organizado en Estella, medio camuflados y con recelo a compartir diáfanos rasgos de identidad. Durante muchos años soportamos esa condición de apátridas espirituales sin siquiera derecho a regio cobijo divino. Ante ciertos miembros de las grandes religiones institucionalizadas éramos los advenedizos, "los sin fundamento" de la última hora. Estábamos obligados a dar una talla que no se homologaba a otros. Los del "abrazo fácil", éramos también los precursores de una nueva fe de folklore. Alentamos los más amplios círculos de sincero encuentro entre los diferentes, sin embargo cuántos años de nuestras vidas no han sido marcados por la palabra "secta". Por cuánto tiempo hemos callado nuestro, tan profundo como humilde, sentir de que todos los credos son manifestaciones temporales y por lo tanto caducas de un mismo Credo. Los Grandes Seres, inspiradores de las religiones, ya estaban unidos antes de pisar tierra, ya veían levantarse los ejércitos en Sus Nombres antes de salir de sus santos vientres. Arriba siempre han trabajado estrecha, íntimamente unidos. La chispa de la confrontación siempre ha saltado aquí abajo, entre quienes se proclamaban sus seguidores. Jesús el Cristo y Gautama Buda estaban/están confabulados. Se dividieron entre sí el terreno, las geografías de dentro y de fuera. Ni de lejos se disputaron ni las unas, ni las otras. Su apostolado vestía diferente túnica, progresaba en diferente idioma, se anclaba en diferente espacio/tiempo, pero siempre fue uno solo. Mejor que nadie sabían que sólo hay una Causa, sólo un Empeño. Eran/son leales a la misma, oculta y silente conspiración de la Luz, el Amor y la Compasión. Llega la hora en que nuestro particular credo se ajuste a una realidad cada vez más cósmica, cada vez más reveladora y sorprendente, cada vez más infinita. No sé porqué nos desmelenamos en medio de este julio en que se consagran tantas crisis. Ningún ápice de resentimiento en esta sucinta recapitulación, cada quien ha de asumir plenamente su rol escogido en cada contexto. Llega sin embargo con este verano un renovado impulso de desnudo, de confesar sin ambages ya nuestra identidad, ya nuestra falta de ella. De cualquier forma aquí estamos, aplastados por los interrogantes, pero con una luz en el fondo del ser que ya nunca morirá. Hoy anuncian que sube el IVA, pero desconocen que también aumenta por doquier una intensa claridad. Sí, hay Propósito Divino, hay Grandes Seres que lo custodian, hay Shambala o como le queramos llamar al Gobierno espiritual del Planeta. La verdadera vida está más allá de este burdo tacto y a lo largo de las existencias cada ser humano habrá de atravesar los portales de su propia iniciación Las verdades que pregona la Sabiduría inmemorial están ahí, más allá del Google de nuestra pantalla, en el otro monitor más oculto del alma. No importa nuestra filiación religiosa, nuestra condición social, nuestra ubicación en el tiempo, nadie puede esquivar los portales de su superación personal, de su iniciación en etapas de más y más pureza y donación. Podemos dilapidar crédito, fundir confianza adhiriéndonos públicamente a los postulados superiores de la Arcana Sabiduría, pero hasta dónde tiraríamos de credos que ya no nos proporcionan recorrido, que apenas nos sirven para interpretar la vida, el mundo y sus misterios. Hasta dónde iríamos con un Padre antropomórfico de la mano, junto a un Dios de fruncido ceño, vinculado exclusivamente a nuestro minúsculo planeta que además nos concede una sola vida en la materia para llegarnos a Su vera. Sí, preferimos correr el riesgo del desnudo. Preferimos cumplir con nuestra parte. ¿Si ayer los discípulos e iniciados no callaron con la hoguera por horizonte, al sostener firmes la temblorosa llama de la Sabiduría inmortal y del Amor fraterno, cómo habremos de callar nosotros en esta hora tan definitiva, con todos los medios a nuestro alcance? Ahora, que el verbo sea prudente, sea comedido y escalonado. Ahora ,que el verbo esté a la altura de las grandes, de las sublimes verdades que, poco a poco y de forma medida, el Cielo va depositando en nosotros. Ahora, estemos a la altura en humildad, en prudencia por supuesto en exquisito respeto. Los velos son rasgados en vísperas de la Aurora. Podemos contribuir con humildad al flujo de esa Luz, ahora más que nunca urgida. Amamos la Sabiduría inmortal, subyacente en la Madre Naturaleza, proclamada, con mayor o menor volumen, desde una u otra colina por los Grandes Maestros que siempre han sido. Deseamos fundirnos con Ella. ¿Ciego nuestro amor? Amamos una Verdad que desconocemos, pero que desearíamos poder testimoniar con la virtud. Nos rendimos a esa Verdad sin principio ni fin, sin dueños ni tutores, sin exclusividades ni intermediarios. Vamos tras ella con tanto denuedo como despiste. En realidad sólo sabemos que la vida no es una broma pesada, por el contrario, es una aventura apasionante que merece ser vivida en entrega y generosidad absolutas. En realidad sólo sabemos que se nos reclama un enorme esfuerzo de superación y así ser penetrados por más y más Luz, por más y más eterno e inmarcesible Amor, y así poder estar a la altura en esta hora grande de prueba y graduación. La Teología de la Liberación, en cuanto teología católica, urge a la Iglesia a convertirse en la Iglesia de los pobres…(Jorge Costadoat, SJ).
La Teología de la liberación, como asegura G. L. Müller, es teología católica. El nuevo Prefecto de la Congregación para la Fe habla en términos generales, lo cual equivale a decir que es “católico” que una teología intente formular la fe y que, en el intento, unos ensayos resulten mejores que otros. Así se entiende que el Card. Ratzinger en 1984 haya publicado un documento muy crítico hacia ella (al menos a lo que él entendió por ella) y, acto seguido, haya publicado otro documento en el que acoge sustancialmente su aporte (1986). Este ir y venir en el pensamiento de la fe constituye a la teología cristiana en cuanto tal, y no debiera nunca dejar de ser característica suya. Por lo cual no se entiende el maltrato que han recibido los teólogos latinoamericanos del post-concilio. Pero este es ya otro tema. Por ahora cabe destacar que es teología católica y, en consecuencia, un aporte a la teología de la Iglesia católica: 1) Debe celebrarse, por tanto, que Dios opta por los pobres, y que esta opción debe traducirse en una opción preferencial de la Iglesia por los pobres. En Aparecida Benedicto XVI aseguró que la opción por los pobres es inherente a la fe en Cristo. En breve, no se puede ser “cristiano” si no se toma partido por los pobres en contra de la injusta pobreza. ¿Están nuestras sociedades dispuestas a renunciar a llamarse “cristianas” ya que su opción real es el consumo, la competencia, la concentración de la riqueza, todo lo cual al menor costo posible: bajos salarios y desocupación? 2) La Teología de la liberación, en cuanto teología católica, urge a la Iglesia a convertirse en la Iglesia de los pobres. Esto no solo es legítimo afirmarlo. Ha de ser realizado. La Teología de la liberación, con pleno derecho, pide a los católicos no solo una conversión a un estilo austero a favor de los que no tienen. Los católicos deben compartir todo lo necesario para sacar de la miseria a los que viven en ella. ¡Cómo es posible que en Santiago de Chile haya gente que muera de frío en las calles, hoy que los medios sobran para evitarlo! Caridad, lucha contra la injusticia, olfato solidario… Todo esto está faltando. Pero falta lo más importante: una Iglesia que reciba de los pobres su mirada sobre el mundo, su modo de sufrir, su capacidad de lucha y de espera. Estamos, en realidad, a la espera de la Iglesia que la Teología de la liberación ha generado en los barrios populares: una iglesia alegre, participativa, compasiva, con apertura a la totalidad de la vida humana y exigente sociopolíticamente hablando. Una Iglesia con sentido común para interpretar la doctrina de la Iglesia universal y, por esto, una Iglesia que va abriendo un camino a un catolicismo entumido. En suma, la revalorización de la Teología de la Liberación representada en la asunción al cargo de Prefecto de la Congregación de la Fe de Müller da fuego y autoridad a la Iglesia cuando esta más lo necesita Vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas (Mc 6, 34)
Estaba Jesús sentado en las riberas del siglo XXI. Una multitud procedente de cada rincón de los espacios y de cada momento de los tiempos acudió a escucharle, hambrienta de su palabra. Aunque lo que en verdad querían aprender era la lección de las obras, materia en la que el predicador del Sermón de la Montaña era realmente experto. Todos sabían que los verdaderos maestros no son nombres estampados sobre cubiertas de libros, ni bibliotecas repletas de pensamientos. Son miradas, gestos y actos que manifiestan la realidad de cada día: básicamente, maneras de ser y de comportarse. Le buscan a él con el espíritu del hombre que peregrinó hasta una insigne figura del judaísmo jasídico: "El hecho de que yo haya viajado al encuentro de Maggid no ha sido para escuchar de él su doctrina, sino para ver cómo se ata y se desata los zapatos de fieltro". Nunca había resonado con tanta fuerza sobre la piel mundo el bíblico lamento de Jeremías: "Pues así dice Iahveh, el Dios de Israel, tocante a los pastores que apacientan a mi pueblo. Vosotros habéis dispersado las ovejas mías, las empujasteis y no las atendisteis. Mirad que voy a pasaros revista por vuestras malas obras". Nos quejamos hoy de la desbandada de la feligresía. Pero de lo que más se lamenta el Profeta es de las extraviadas conductas de los responsables del rebaño. Jesús retomó el lamento en su tiempo y se hace eco ahora en quienes batallan por reavivar su espíritu: "pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa" (Jn 10, 12) No estaría demás traer a la memoria al pastor de Esopo, que se entretenía asustando una y otra vez a los vecinos con la venida del lobo (¿Las cuatro postrimerías de Muerte, Juicio, Infierno y Gloria? Pero ojo con la demoledora moraleja del fabulista: A un mentiroso acaba no creyéndole nadie ni cuando dice la verdad. Y en nuestro caso, porque posiblemente nuestros pastores no han "anulado aún en su carne la Ley de los Mandamientos con sus preceptos", como apunta san Pablo que hizo Jesús. Los cristianos padecen hoy una crisis de fe bajo el peso de unos fondos dogmáticos de inversión de muy baja calidad que se crearon a partir de hipotecas doctrinales de dudosa solvencia. El hecho ocurrió hace generaciones, y su valor actual de mercado es negativo. Con tales activos tóxicos en el haber, la cristiandad puede llegar rápidamente a sentirse insolvente si sus máximos representantes –sus pastores- no aceptan la apremiante demanda de cambio hecha clamor en las voces de su rebaño. El de Tarso apunta este ineludible quehacer en Ef 2, 14-16. "Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad" anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz". Vivimos una época –los dos últimos siglos lo avalan- en la que muchas cosas viejas se hunden, lo cual significa que muchas cosas nuevas deben surgir. Un cambio necesario que afecta fundamentalmente a unas estructuras domésticas, diseñadas hace ya veinte siglos, que hoy resultan a todas luces teológicamente desfasadas en cuanto a sus bases doctrinales, y manifiestamente incómodas en cuanto a sus posibilidades de habitabilidad: ¡Qué arriesgado es seguir poniendo vino nuevo en odres viejos! La Iglesia, que ha asumido la representación de Dios en la Tierra, ve ahora puesto en tela de juicio su papel de mediación, frente a tantas incongruencias difícilmente justificables, entre su decir y su hacer. Pretendió ostentar la perfección del Ser Supremo, pero la realidad del hombre acabó evidenciando la debilidad natural de todo ser humano. El sueño del Gigante de barro, de Nabucodonosor, pudiera ser una advertencia elocuente. El profeta Daniel lo interpretó de la siguiente manera: "Tú, oh rey, mirabas, y he aquí una gran estatua. Esta estatua, que era muy grande y cuyo brillo era extraordinario, estaba de pie delante de ti; y su aspecto era temible. La cabeza era de oro fino; su pecho y sus brazos eran de plata; su vientre y sus muslos eran de bronce; sus piernas de hierro y sus pies en parte eran de hierro y en parte de barro cocido. Mientras mirabas, se desprendió una piedra, sin intervención de manos. Ella golpeó la estatua en sus pies de hierro y de barro cocido y los desmenuzó. Entonces se desmenuzaron también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro; y se volvieron como el polvo de trigo en las eras en verano. El viento se los llevó, y nunca más fue hallado su lugar" (Dan 2, 31-35) La escena se sitúa en el regreso de los apóstoles de aquella misión que Jesús les había confiado, como leíamos el domingo pasado. Podemos imaginarla bien. La gente que no les deja ni respirar, ni comer; los discípulos cansados del viaje, deseando contar a Jesús lo que les había sucedido. Parece como si Jesús les dijera:
- Vámonos en la barca. Buscamos una cala escondida, pescamos un poco, hacemos unos peces a la brasa y me vais contando cosas.... Pero la gente se da cuenta, se les adelantan y al desembarcar, allí están todos. Y Jesús se conmueve de tanta fidelidad. ¡Adiós excursión con los amigos!. Con toda la paciencia del mundo, Jesús se pone a enseñarles muchas cosas, porque ve que están "como ovejas sin pastor". REFLEXIÓN El evangelio de Marcos muestra una de las escenas más interesantes de la predicación de Jesús en Galilea, precisamente porque no tiene ningún mensaje escondido, ningún carácter simbólico. Es un suceso que nos acerca extraordinariamente bien al conocimiento de Jesús, y de Dios. El evangelista es aquí más bien cronista. En otros sucesos encontramos segundas intenciones, proclamaciones de fe, mensajes envueltos en los sucesos. Aquí no hay más mensaje que contemplar cómo es Jesús con sus amigos, cómo reacciona cuando le estropean una excursión. Ante todo, el texto es para disfrutarlo, en especial por la enorme atracción que ejerce Jesús sobre la gente. No le dejaban ni comer, le seguían con fascinación, porque curaba a sus enfermos y porque "jamás ha hablado nadie como ese hombre". Porque hablaba de Dios de forma que entusiasmaba, porque hablaba de Dios y le entendían, porque, como constatan los de Emaús, oyéndole ardía el corazón. Es necesario que nos abandonemos un momento al gozo de esta contemplación de Jesús querido, admirado, seguido, atropellado por la gente. El texto es, además, para conocer el ambiente que reinaba entre Jesús y sus discípulos, sus amigos. El Maestro y el Señor no se pondrá a lavar los pies de los discípulos en la última cena por excepción. El Maestro y el Señor es maestro de cordialidad, señor de la amistad. Está alegre de volver a verles, y ellos de verle a él; deseoso de tener un rato tranquilo para descansar con ellos. Pero el Maestro y el Señor es, sobre todo señor de la compasión. Es un rasgo sobresaliente del carácter de Jesús, motivo de varios de sus milagros. Toda esa gente que ha venido corriendo por la costa, dando un largo rodeo, hambrienta de oírle, no puede ser defraudada. Están hambrientos de la Palabra. Sus pastores no les alimentan bien, los tienen abrumados con la Ley, con los impuestos, con los tabúes. Y Jesús se pone a hablarles, de muchas cosas. Es una de las mejores imágenes de Jesús: un buen pastor, el que se preocupa de las ovejas, el que les busca buenos pastos, el que las guarda de peligros, el que se tira al monte a buscar una que se la ha perdido, el que siente enorme alegría cuando la encuentra. Finalmente, el que llega hasta dar la vida por esas ovejas. Una interpretación superficial pero importante de la muerte de Jesús nace de aquí: Jesús pudo evitar la muerte, pudo esfumarse, escapar de Judea, perderse en cualquier estado cercano, ganarse la vida de mil maneras... Pero no podía abandonar al rebaño, a los que creían en él. Fue consecuente hasta la muerte por sus ovejas. Este texto nos lleva de nuevo a la consideración del domingo pasado: nos sirve para conocer a Jesús, nos conduce a la admiración por él... Y desde la fe entendemos que ahí es donde conocemos a Dios. Jesús es así porque se parece a su Padre, porque en él está el Espíritu. En ese Jesús cercano, compasivo, amistoso, poderoso para curar, consecuente hasta dar la vida, en él y sólo en él conocemos cómo es Dios. Una vez más, "el que me ve, ve a mi Padre". CONSIDERACIÓN AÑADIDA Una peligrosa tentación de este domingo, especialmente para los predicadores, sería aprovechar la ocasión para tronar contra los malos pastores, porque "vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis...", pensando que hacen una correcta aplicación actual de la palabra de Jesús. Pero hacen más, hacen una aplicación y una interpretación, mezclando la palabra de Jesús con su propio juicio. Y es demasiado frecuente (y ha sido escandalosa y dañinamente frecuente), hacer este tipo de apropiación de la Palabra, sin distinguir entre el mensaje de Jesús y nuestro propio mensaje. Tuve yo un compañero sacerdote que decía "Palabra de Dios", no al terminar la lectura del evangelio, sino al terminar la homilía... y no había manera de convencerle del disparate que estaba cometiendo. Mucho me temo que en la Iglesia pueda pasar esto con más frecuencia de lo que parece. De hecho muchos de los sermones y discursos de los eclesiásticos hablan poquito de Jesús, poquito de sus parábolas... y mucho de doctrinas eclesiásticas más o menos razonables y oportunas, pero que no pueden pretender ser palabras de Jesús. Creo que la iglesia necesitamos más Jesús, Jesús directo en estado puro, y menos atribución de Palabra Divina a nuestras propias interpretaciones. Para comprender los distintos aspectos del evangelio de hoy, tenemos que tener presente el contexto. Los apóstoles acaban de volver de la misión a la que Jesús les ha envidado (evangelio del domingo pasado). Entre el envío y el regreso, nos ha contado la muerte de Juan Bautista.
El hecho de retirarse a un sitio tranquilo y apartado, puede tener dos motivos aparentes: que los discípulos descansen del trabajo, o que, ante el peligro de Herodes, buscasen menor notoriedad. Pero estos motivos nos dirían muy poco. Lo importante está un poco más allá. Marcos nos está diciendo que los discípulos necesitan una seria reflexión sobre el éxito de su misión, como Jesús necesitó meditar sobre su mesianismo. EXPLICACIÓN Después de la misión de los doce, se vuelven a reunir y se cuentan las peripecias de la tarea que acaba de terminar. Parece ser que les ha ido bien y vienen encantados (Lucas lo dice expresamente). La euforia de la gente que les busca ratifica esa visión. El éxito se les está subiendo a la cabeza y no les deja tomar la postura adecuada. "Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco". El mismo Jesús que les empujó a una actividad febril entre la gente, les lleva ahora a un alejamiento de esa misma gente para dedicarse a ellos mismos. No se trata solamente de la preocupación por su cansancio. Se trata, sobre todo, de que entiendan bien el sentido de lo que está sucediendo y no se dejen llevar por falsos espejismos. Por dos veces se dice que van al desierto, para dejar claro que necesitan una reconversión. El texto griego no dice 'lugar tranquilo o despoblado' sino 'lugar desértico'. La diferencia es importante si tenemos en cuenta el significado que Marcos da al desierto, como lugar de lucha contra el falso mesianismo. Inmediatamente después de ser bautizado, Marcos coloca a Jesús en el desierto, para que allí aclare cuál va a ser su verdadera misión, superando la tentación de un mesianismo triunfalista. Después del primer éxito en la sinagoga de Cafarnaún y la curación de la suegra de Pedro, se marcha él solo al desierto (exactamente la misma expresión). Ahora Jesús pretende que una reflexión calmada, haga superar el estado de euforia. "Se les adelantaron". Los planes van a ser frustrados por una urgencia mayor, la de la gente que le esperaba. En la profunda humanidad manifestada por Jesús en el evangelio de hoy, tenemos que descubrir su verdadera divinidad. Es de notar que el relato habla ahora del grupo. "Los reconocieron", "se les adelantaron". Al incorporar a los doce a su propia misión, queda establecido el grupo como comunidad. La búsqueda de la gente refleja una carencia de apoyo y estímulo que posibilita la tarea de Jesús. Como la hemorroísa, como Jairo, el pueblo oprimido descubre su necesidad de salvación y la busca en Jesús. "Como ovejas sin pastor". Es una imagen clásica en el AT. En una cultura en que la ganadería era el principal medio de sustento, todos sabían perfectamente lo que se estaba insinuando con la imagen del pastor. Siguiendo la primera lectura (Jr 23,1-6), Jesús hace una crítica a los dirigentes que, en vez de cuidar de las ovejas, las utilizan en beneficio propio. Siempre ha pasado lo mismo. Nunca han faltado pastores, pero han sido tantas las ofertas y hechas con tanta persuasión, que el pueblo se ha sentido indefenso ante las ofertas más disparatadas. "Le dio lástima". Hoy no le conmueve un ciego o leproso, sino la gente normal, que anda descarriada. La 'compasión' sería una manera más adecuada de expresar el amor, superando los malentendidos que la palabra 'lástima' puede comportar. Podemos sentir lástima de una persona, pero no mover un dedo para sacarle de su lastimosa situación. En todos los tiempos podemos constatar políticos y eclesiásticos que no tienen en cuenta al pueblo a la hora de tomar sus decisiones. La actitud de Jesús (enseñar y dar de comer) es el mejor antídoto contra la tentación de buscar en la gente el aplauso y la sumisión. "Y se puso a enseñarles con calma". Una manera muy sutil de decir que por encima de los planes de Jesús, está la necesidad de la gente. Por cierto, el texto griego no dice "con calma", sino "muchas cosas". La verdad es que del contexto se deduce que dedicó todo el día a esa tarea, pues a continuación Marcos narra la primera multiplicación de los panes, que empieza advirtiendo de que 'se hizo tarde'. El tiempo es lo más preciado que tenemos porque es limitado. Tener tiempo para los demás es la mejor manera de responder a las exigencias del evangelio. En realidad, la vocación del cristiano es ésta: ser para los demás. APLICACIÓN Se cumple la promesa de Jeremías. Jesús es el único pastor. Como dice Juan, él es el modelo de pastor, el único que no nos va a engañar ni se va a aprovechar de nosotros. Con todos los demás que se presenten como intermediarios, hay que tener cuidado, porque nos pueden desviar poniendo sus intereses por delante de los nuestros. Es una tentación en la que los seres humanos caemos casi siempre; incluso cuando hablamos de Dios es para manipularlo y ponerlo a nuestro servicio. También hoy andan las ovejas sin pastor. No faltan pastores, pero cada uno las manda por un camino diferente. No sé lo que pasaría en otras épocas, pero si hay una característica de la nuestra, es precisamente la desorientación. Es urgente descubrir el verdadero mensaje de evangelio para poder superar tanta ideología y legalismo como se le ha adherido a través del tiempo. Cuando Pablo dice que derribó el muro que los separaba (Ef 2,13-18), no se refiere a una situación externa, sino a una actitud interna de fidelidad a sí mismos, que permite a los seres humanos superar la barrera del odio. Lo que nos separa es siempre nuestro "ego" (falso yo). Nuestro verdadero ser, lo que hay de Dios en nosotros, es idéntico en todos. Cuando en el evangelio Jesús invita a los apóstoles a retirarse al "desierto", está tratando de decirnos que solo en el silencio y en el recogimiento interior, podemos encontrar el verdadero ser, y solo después de saber donde está, podemos indicar a los demás el camino para encontrarlo. Sin vida interior, sin meditación profunda, no puede haber una verdadera vida espiritual. Sin esa vivencia no podemos ayudar a los demás a descubrir el manantial de agua viva que llevan dentro. Si encontramos a Dios en nosotros, llevarlo a los demás se convertirá en la tarea más urgente y más fácil de nuestra vida. El evangelio de hoy es un reconocimiento de la necesidad del silencio para recuperar la armonía interna, amenazada por el exceso de actividad en cualquier orden de cosas. El estrés que hoy padecemos se debe a que no tenemos tiempo para nosotros mismos. Esta falta de tiempos tranquilos nos impide asimilar y ordenar los acontecimientos, que de esa manera, nos pueden destrozar, como la comida no digerida y por lo tanto indigesta. Busca en tu interior y descubre allí el verdadero guía. No mendigues más agua que se te da a cuentagotas y por un precio; busca la fuente que está siempre manando y a tu entera disposición. Las mediaciones serán buenas en la medida que no se conviertan en fines o en medios para que otro se aproveche. Te ayudará todo aquel que te ayude a entrar dentro de ti y a ser fiel a las exigencias que nacen de lo hondo del ser. La exigencia fundamental del ser humano es el amor. Sin ser amado puedes desplegar tu humanidad, sin amar, no. El dedicarse a los demás y la dedicación a uno mismo no son dos aspectos que se puedan separar. La contemplación y la acción no pueden disociarse. Ni una ni otra serían auténticas si las separáramos. Todo acercamiento a Dios lleva directamente a los demás. Todo verdadero acercamiento a los demás, nos acerca inevitablemente a Dios. Si en nuestra vida somos capaces de olvidar uno de los dos aspectos, será la señal de que nos estamos equivocando de objetivo y además, nos estamos alejando del evangelio. Meditación-contemplación Acción o contemplación ha sido el caballo de batalla de la vida espiritual. No hay tal oposición entre una y otra. La acción sin contemplación sería estéril. La contemplación sin acción sería una falacia. ................ Al verdadero Dios solo se llega a través del ser. Descubrir tu verdadero ser es identificarte con los demás. Una auténtica vida espiritual te llevará a la preocupación sincera por el otro. .............. Cuando la entrega al otro no es fruto de una programación, es en sí misma, una verdadera oración. Un verdadero contacto con Dios en la oración, es ya en sí, una acción en beneficio de todos. |
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