Ejercer el poder, político o religioso, contra los luchadores por la causa de los pobres es ejercerlo contra Jesucristo
Juan 18,33-37: “Preguntó Pilatos a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó: “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?” Pilatos replicó: “¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí: ¿Qué has hecho?”Jesús le contestó: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”. Pilatos le dijo: “Con que, ¿tú eres rey?”Jesús le contestó: “Tú lo dices: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. 1.-Gracias a Dios que Jesucristo no es Rey de este mundo La fiesta de Cristo Rey, iniciada en 1925 apareció en un contexto social en el que Iglesia se veía en acentuado declive por la influencia de las ideologías republicanas y anticlericales de amplios sectores europeos. Las monarquías europeas se declaraban católicas y los eclesiásticos en general fervientes monárquicos. Declarar a Jesucristo Rey era querer perpetuar la cristiandad medieval en oposición a la secularización del mundo moderno, con la pretensión de que al menos los Estados monárquicos reconocieran oficialmente a Jesucristo como Rey de reyes, y a partir de ahí reconocer el poder temporal del Papa sobre los demás soberanos y sus Estados. La Iglesia quería seguir siendo un poder absoluto, y aún hoy sigue funcionando como una monarquía absoluta, a pesar del C.Vaticano II que intentó poner las cosas un poco en su sitio, porque el Vaticano, y el Papa en concreto, tienen siempre la última palabra, porque en la Iglesia Oficial no hay democracia. Funciona como una monarquía absoluta, a pesar de que Jesús dijo: “mi reino no es de este mundo”. Solo la democracia puede controlar el poder, y no siempre, incluso en países democráticos. Una Iglesia que es verticalista, asimétrica, no democrática, no puede verse libre de corrupción, y quien cuestiona a esa Iglesia acaba fuera. El poder absoluto siempre es malo. 2.-El Papa, los Cardenales y los Obispos deben mirarse ante la imagen de Jesús ante Pilatos: Llamarle a Jesucristo REY desde la imagen que tenemos de los reyes de este mundo resulta una gran ofensa para El, porque en nada se pareció a ellos, pues estos viven en grandes palacios, salones suntuosos, rodeados de lujos, de banquetes, de ropajes, de ceremonias deslumbrantes, de desfiles en carrozas, acompañados a veces en sus bodas de Obispos o Cardenales, como vimos en las bodas reales de España, y algunas europeas. Jesús fue lo contrario de todo eso. Lo cierto es que en muchas ceremonias y recepciones del Papa, y en algunas otras, seguimos viendo mucho de esto, que ya nos cae hasta repugnante, y aun mucho más anticristiano. Pero a muchas gentes, víctimas de una conciencia ingenua, fomentada por la burguesía y cultivada con esmero por el sistema neoliberal de mercado, esas cosas les gustan, y al sistema también, y por eso las fomenta: un pueblo ingenuamente dormido no molesta. 3.-”No he venido para ser servido, sino a servir y a dar mi vida en rescate por todos”. Jesús, después de vivir pobre en Nazaret, trabajar como un esclavo y durante tres años andar de pueblo en pueblo anunciando la liberación a los oprimidos, curando a los enfermos, durmiendo muchas veces al aire libre, anunciando la llegada del Reino de Dios, le interpretan su mensaje como que El quiere ser el rey de los judíos. De hecho en una ocasión quisieron nombrarlo rey por aclamación, pero El no quiso saber nada porque era totalmente contrario a todo triunfalismo y poder, cosa que a la iglesia oficial de ayer, y aun de hoy, y a demasiados seguidores suyos les sigue atrayendo. Jesús es todo lo contrario. El dijo: “Sabéis que los jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande será vuestro servidor, y el que quiera ser primero que sea esclavo vuestro, de la misma manera que el Hijo del Hombre (Jesucristo) no ha venido para ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos”. 4.-La religión que manipula es contraria a Dios y al hombre: Si algo deja claro el relato de la pasión es que Jesús fue condenado a muerte de cruz, asesinado como un esclavo, por la ejecución de la sentencia de Pilatos, representante del poder de Roma, a pesar de no encontrar en El motivo de condena (“no encuentro en él causa de condenación”), pero lo hizo forzado por las autoridades religiosas y gente manipulada por ellas, porque los hechos y las enseñanzas de Jesús eran realmente subversivas para ellos, por cuestionar su situación privilegiada, y para el orden establecido por el Imperio Romano. Toda religión que manipula es falsa. 5.-Ejercer el poder, político o religioso, contra los luchadores por la causa de los pobres es ejercerlo contra Jesucristo: Jesucristo no es Rey de este mundo. Fue un esclavo, y por tanto acusado como un esclavo de ir contra el sistema de poder absoluto impuesto por la religión judía y por Roma. De ahí su condena a morir crucificado, como establecía la Ley romana para los esclavos. Hoy el mayor poder absoluto lo ejercen los bancos, las compañías multinacionales y los gobiernos que los apoyan, sobre todo en el Tercer Mundo contra los oprimidos de la tierra a los que empobrecen hasta la miseria obligándolos a refugiarse en los basureros de las grandes ciudades y a vivir de basura. Es muy triste que ese poder absoluto lo hayan ejercido, aun en nuestro tiempo, las “autoridades” romano-vaticanas contra muchos teólogos y algunos obispos más comprometidos con la liberación de los oprimidos, algunos muertos por la misma causa de Jesús y que siguen sin ser reconocidos como testigos eminentes de la fe 6.-Jesucristo el verdadero Rey de Reyes de los oprimidos del mundo: ¿Podemos llamarle a Jesucristo Rey? Sí, pero solo a condición de entenderlo como uno de los seres humanos más comprometidos con la dignidad del hombre, con la justicia, con la verdad, la libertad, el amor, la igualdad, la vida, la esperanza, la solidaridad, la defensa de los débiles, el compromiso con los pobres, la reivindicación específica y absoluta de la dignidad de la mujer y de los niños porque entonces lo necesitaban más (y aún ahora), la apertura a la dimensión trascendente de la persona humana, la claridad absoluta con que veía el camino que debería seguir la humanidad, el descubrimiento humano de Dios a nivel de la persona humana concreta, la fe y la seguridad con que afrontó las exigencias y los retos que le pedía su misión liberadora integral. Esa es la verdad del hombre. De esa verdad fue testigo Jesús. Y todo esto lo hizo El desde abajo y desde dentro, no desde arriba y desde fuera. Fue a su destino con los pobres de la tierra. De toda esta verdad sí es Jesucristo verdadero Rey de Reyes, “porque El hará justicia a los humildes del pueblo, salvará a los hijos de los pobres. Porque El librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara, se apiadará del débil y del pobre, la vida de los pobres salvará. De la opresión, de la violencia rescatará su vida. Su sangre será preciosa ante sus ojos” (Salmo 72)
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