Les “pidieron” que fueran el año 1929… y ahora, tras ochenta largos años de servicio y entrega, les han “des-pedido”, de repente, sin aviso previo, conforme al Derecho Canónico, pero de una forma que muchos juzgamos al menos chocante, por el modo en que se ha hecho, menos de acuerdo con el principio universal de los Derechos Humanos.
Publiqué la noticia en el blog el pasado 30 de octubre, después de haberla encontrado, casi por casualidad, en el Boletín de los carmelitas de Burgos, que de vez en cuando leo (http://www.ocdburgos.org/es/noticias/?iddoc=26497 ), para ver, entre otras cosas, las noticias de una editorial que quiero (Monte Carmelo). No sospeché que la noticia (ampliada con cosas que busque en ISAMIS y en HERDALDOS DEL EVANGELIO) fuera a tener tanta repercusión. Muchos me han pedido que la amplié y comente. Lo haría mejor un carmelita, pero yo puedo hacerlo con más objetividad. Lo haré en dos tiempos: a) Presentaré los “pasos” de la misión de los Carmelitas en Sucumbíos y de su abandono forzado: una misión cortada de pronto, con un dictado impuesto desde arriba, una decisión que ellos, los carmelitas de Burgos, has aceptado de forma ejemplar, por que pude ver en el Boletín citado. b) Presentaré después algunos comentarios, seleccionando los que me parecen más significativos, desde diversas perspectivas, dejando que los mismos lectores opinen. Estamos aunque un caso pequeño pero significativo de cambio eclesial La foto que preside este post recoge el momento en que se proclama el “cambio” en la dirección de la misión. Al Obispo Gonzalo se le nota bien, por su estilo, el de siempre. El P. Rafael toma posesión de su prelatura con la botas puestas y la cruz de heraldo-cruzado en las vestiduras. Todo como había supuesto. La otra imagen es el mapa de Ecuador, con la zona de Sucumbío en color ((foto: http://www.ocdburgos.org/es/noticias/?iddoc=26502)) 1. Los carmelitas y la misión de Sucumbíos. El gran cambio. a) Les encomendaron la misión el año 1929, y el año 1936, la Santa Sede la puso bajo la responsabilidad de los carmelitas de la Provincia Canónica de Burgos. Desde entonces han trabajado de un modo ejemplar en aquella tierra, que conozco bien, porque allí, a su vera, dio su vida el obispo. A. Labaka, capuchino, uno de los cristianos ejemplares del siglo XX, de quien hablaré dentro de unos días. Pues bien, tras 80 años de trabajo desinteresado, sin previo aviso, sin consulta con los misioneros y las misioneras, la misma Santa Sede les des-pide. La noticia es simple y ejemplar. Éstos son sus “hitos” principales: b) El año 2008 cumplió 75 años el obispo misionero carmelita, el P. Gonzálo López, y, según Derecho, presentó su renuncia. c) He preguntado sobre el tema a un religioso de Roma, amido de otros tiempos, para cerciorarme mejor, y me ha dicho que La Santa Sede nombró un Visitador Apostólico, para “estudiar” el tema de la prelatura (y para ver la forma de dársela a otro grupo religioso, como ha sucedido), y que dictó su veredicto “secreto”, como se acostumbra en estos casos. d) El 30 del 10 del 2010 la Santa Sede ha nombrado administrador apostólico al P. Rafael Ibarguren, de la Institución Flos Carmeli, y ha encomendado la misión a los Heraldos del Evangelio, despidiendo a los carmelitas, que no esperaban esa solución (aunque el obispo Gonzalo debía estar enterado, de alguna manera). Desde el Derecho Canónico, la Santa Sede tiene todo el derecho de obrar así, actuando como el Dios de Job, de quien se dice: “Dios me lo dio, Dios me lo ha quitado” (cf. Job 2, 10). Pero desde el punto de vista “humano”, esta forma de actuar de la Santa Sede va en contra de algunos Derechos Humanos fundamentales, por su secretismo y decisión unilateral (desde arriba). f) En este contexto ha venido a visitarnos un amigo de Zaragoza (Francisco Mateo), habitual del blog y, como es muy devoto de Santa Teresa, hermos cruzado el río y hemos ido a Alba de Tormes, para rezar ante el sepulcro de la Santa. Él me ha preguntado “cómo pueden darse estas decisiones”, que no lo entiende, y le he contestado que las instituciones verticales (sagradas o políticas) actúan de esa forma, por “dictado” de Dios o del partido, sean de color amarillo o rojo, pardo o negro. Ahora entiendo, me ha dicho, alguna cosa que he leído en Santa Teresa, cuando habla del Nuncio Sega y de lo que les hizo sufrir en la Reforma. Y añadió: “Pero Santa Teresa protestaba, y escribia a Felipe II contra el Nuncio y movía a Roma con Santiago para conseguir lo que pensaba que Dios le pedía… Estos carmelitas ¿no pueden protestanr?”. Yo no supe o no quise responderle… y así le dije: ¿Por qué no rezamos un momento, hoy que es el día de Todos los Santos, incluídos obispos, heraldos y nuncios? Y a partir de aquí sigo ofreciendo algunos recortes de “prensa” sobre la noticia. 2. Noticias de prensa y anejos documentales. Osservatore Romano 31 X 10 Il Santo Padre ha accettato la rinuncia al governo pastorale del Vicariato Apostolico di San Miguel di Sucumbíos (Ecuador), presentata da Sua Eccellenza Reverendissima Monsignor Gonzalo López Marañón, o.c.d., in conformità al canone 401 1 del Codice di Diritto Canonico. Zenit 31-10-2010 http://www.zenit.org/article-37094?l=spanish SUCUMBÍOS, EN ECUADOR, ESPERA OBISPO CON NUEVO ADMINISTRADOR APOSTÓLICO Domingo, 31 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha aceptado la renuncia, por límite de edad, presentada por monseñor Gonzalo López Marañón, carmelita descalzo español de 77 años, vicario apostólico de Sucumbíos, en Ecuador, según ha informado este sábado la Oficina de Información de la Santa Sede. Según ha informado la Oficina de Información de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana el Papa ha nombrado como administrador apostólico del vicariato, mientras se encuentra vacante la sede Sucumbíos, al padre Rafael Ramón Ibarguren Schindler, EP, actual capellán y asistente espiritual del colegio Heraldos del Evangelio Internacional de Asunción en Paraguay. El padre Rafael Ramón Ibarguren Schindler, EP, nació el 26 de junio de 1952 en Buenos Aires (Argentina); fue ordenado diácono el 8 de diciembre de 2004 en Avezzano (Italia) y sacerdote el 15 de junio de 2005 en la Basílica del Carmen en Sao Paulo (Brasil). Pertenece a la sociedad clerical de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli. Realizó sus estudios de filosofía y teología en Sao Paulo- Brasil; obtuvo la licenciatura canónica en Teología Moral con énfasis en Doctrina Social de la Iglesia y el doctorado en Teología en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín. A lo largo de su ministerio sacerdotal, el padre Rafael Ramón Ibarguren Schindler, ha desempeñado los siguientes cargos pastorales: –Desde 2005: Presidente de la Hermandad Centroamericana de los Heraldos del Evangelio, con sede en San José de Costa Rica. –2001-2007: Responsable local de los Heraldos del Evangelio y coordinador de la pastoral con la Arquidiócesis de Managua, Nicaragua. Capellán del colegio Pureza de María de Managua. Miembro del Consejo Consultivo del Hospital de la Mujer Bertha Calderón de Managua; Animación de retiros y charlas para jóvenes en Guatemala, el Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; –2002-2008: Colaborador regular de la página de opinión del periódico La Prensa, Nicaragua. ..2007-2009: Asistente espiritual de la Asociación Salvadme Reina de Fátima (España). –Desde 2009: Consiliario de la Federación Mundial de las Obras Eucarísticas de la Iglesia- Asociación Fieles de Derecho Pontificio y administrador parroquial de la Parroquia de Archicollar Camarenilla en Toledo, España. –Desde 2010: Capellán y asistente espiritual del Colegio Heraldos del Evangelio Internacional de Asunción, Paraguay. Ecclesia Digital: los Heraldos toman posesión del Vicariato de Sucumbíos http://heraldosvalencia.wordpress.com/2010/10/31/virgo-flos-carmeli-asume-el-vicariato-apostolico-de-san-miguel-de-sucumbios/ “Virgo Flos Carmeli” asume el Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos El Vicariato Apostólico de San Miguel de Sucumbíos, en el Ecuador, a partir de las doce de mediodía de hoy, es asumido por la Sociedad de Vida Apostólica Virgo Flos Carmeli -constituída por sacerdotes Heraldos del Evangelio- que recibe el «Ius Commissionis» de la Santa Sede. La opinión de un comentarista: La Culpa la tiene la Teología de la Liberación Un comentarista habitual en mi blog, llamado Hisopo, que parece estar enterado, asegura que la misión de los carmelitas ha fracasado porque ha ido en la línea de la Teología de la Liberación: ] Habrá que enterarse de las razones por las que se ha producido el relevo y que el artículo no dice. La situación de las órdenes tradicionales, como dice el propio Sr. Pikaza, no es precisamente boyante (la primavera postconciliar, ya sabéis)….. De todos modos, seguro que asistiremos a un nuevo ejemplo de contradicción de los progrestas: todos ellos criticarán a estos Heraldos, a pesar de llenarse la boca de las “nuevas realidades eclesiales” (siempre que sean las suyas, por supuesto) o de que el “Espíritu sopla donde quiere” (después de hablar con ellos, naturalmente). Sigue Hisopo 31.10.10 @ 11:26 • En el enlace que ha puesto el blogger sobre la iglesia de San Miguel de Sucumbiós se puede leer la “oferta” de los carmelitas. Leyendo los capítulos relativos a la pastoral podéis leer la crónica de un fracaso total. Con ese currículo lo sorprendente es que no se haya producido antes el relevo. Aviso a los progretas: la comunidad de carmelitas era de la TL. Así que ya podéis ir afilando los sables… Pero la realidad seguirá terne: la TL, dos palabras y dos mentiras, ha sido una higuera seca que no da frutos. Cuanto antes la corten, mejor. En realidad, la táctica de la Iglesia es más inteligente y caritativa: está esperando a que todos sus activistas desaparezcan por ley de vida. Después… la nada. Los modos… Comentario de alquien que habla “con permiso” 01.11.10 @ 13:05 (Ese “con permiso” es una de las autoridades intelectuales y morales de la Iglesia española, cuyo nombre y figura conozco bien, aunque aquí no puedo revelarlo. Dice así en su texto) Los modos. Eso es: los modos. Porque hay maneras y maneras de proceder a un relevo. Se debe procurar que nadie salga herido y que a nadie se le dé la oportunidad de una protesta, por leve que razonablemente que sea. Conozco el asunto. Supe de algunas de sus vicisitudes previas. Creí que se brindaron por parte del Carmelo soluciones adecuadas y sacrificios personales. Han resultado vanos casi todos estos esfuerzos este estímulo. Y ahora -tras más de cien años creando civilización y progreso cristianos en la selva de Sucumbíos- hay que aceptar la radical decisión final de las jerarquías. Lo que no quiere, razonablemente, que haya que estar de acuerdo con las formas usadas para un relevo que casi suena a desahucio. Solamente eso. Ruego por mis amigos misioneros. No les va a ser fácil arrancarse del alma y de los caminos. Pero les deseo, ante todo, libertad interior. Es fundamental para el ejercicio adulto de la fe. Historia del vicariato http://www.isamis.org/web/default.html • 1916. Tratado Colombo-Ecuatoriano, por el que se lleva a cabo la anexión al Ecuador del triángulo de Sucumbíos y otros territorios fronterizos. • 1924. La Santa Sede, crea la nueva Prefectura Apostólica, asignándole los territorios comprendidos entre los ríos San Miguel, Aguarico y Napo. Según los datos de la época, los territorios se calculaban en 67.120 Km2 con 2.500 habitantes • 1929. El obispo de Ibarra, Mons. Alberto Ordóñez, encomienda a los Carmelitas la nueva Prefectura ante la imposibilidad de ser atendida por su diócesis. • 1937. La Santa Sede la puso bajo la responsabilidad de la provincia de San Juan de la Cruz (Burgos) de Carmelitas Descalzos, dándole como primer Prefecto Apostólico al P. Pacífico Cembranos. • 1953. Se crea la Prefectura del Aguarico, desmembrándola del Vicariato del Napo y de la Prefectura de Sucumbíos, quedando ésta reducida a lo que entonces se llamaba Cantón Sucumbíos, con una extensión aproximada de unos 20.000 Km2. • 1929 - 1970. Asentamiento en el Alto Sucumbíos y en las zonas de los ríos Putumayo y San Miguel (década de los sesenta) • 1955. Se nombra nuevo prefecto al P. Wenceslao Gómez, que lo sería hasta su muerte en accidente de aviación en 1968. • 1970 - 2001. Desplazamiento del centro a la zona petrolera • El 29 de marzo de 1967 el consorcio Texaco-Gulf daba a conocer a los ecuatorianos que del pozo Lago Agrio núm. 1, había brotado petróleo de la más alta calidad y en cantidad suficiente para barruntar una gran rentabilidad en su explotación. La población aumenta desenfrenadamente. • 1970. Llega Mons. Gonzalo a la Misión. • 1971. Mons. Gonzalo y otros dos misioneros asisten al Encuentro de Misioneros de Iquitos, que será trascendental para la línea de la misión. • El 2 de julio de 1984. Pasará a Vicariato Apostólico encargado a los carmelitas. Visión teológica y organización pastoral del Vicariato http://www.isamis.org/web/default.html OBJETIVO GENERAL “Liberación integral del hombre y la mujer desde los pobres por la causa del Reino” “Lograr una Iglesia viva y misionera que impulse una nueva evangelización, liberadora e inculturada, que, desde una vivencia profunda de fe en el Dios de la Vida, desarrolle pastorales en las diferentes culturas y anime a las comunidades y a las organizaciones populares, en la lucha por la construcción de un mundo alternativo, coherente con el Reino de Dios” APOYAR Y FORTALECER LAS ORGANIZACIONES POPULARES Y LAS INSTANCIAS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA PARA QUE EL PUEBLO SE VAYA HACIENDO DUEÑO DE SU HISTORIA. • CRITERIOS PASTORALES Manteniendo una estrecha relación entre la Comunidad, la Organización y otros grupos de la sociedad civil basada en el respeto mutuo a la identidad y autonomía de cada una. OBJETIVOS ESPECÍFICOS • Desarrollar un programa de formación y acompañamiento a dirigentes y organizaciones, desde la Palabra de Dios y desde la Doctrina Social de la Iglesia. • Desarrollar un programa de reflexión y análisis de la realidad con gente de las comunidades, movimientos, organizaciones y equipos misioneros, que implique a tod@s en la transformación de la sociedad. • Apoyar la presencia de miembros de las comunidades y misioneros en las organizaciones e instancias de participación ciudadana, en las instituciones políticas y en las luchas populares. ACTIVIDADES • Encuentro mensual (viernes de la primera semana) de ministerios, misioneros y colaboradores de los servicios pastorales y generales. • El Directorio de PASOS elaborará un programa sistemático de formación y acompañamiento de los dirigentes y colaboradores de los Servicios de Pastoral Social y Generales de Isamis. • Promover desde PASOS algunos encuentros de dirigentes de organizaciones afines a la Iglesia. • Crear Comisiones de Pastoral Social zonales y de Sector donde se involucren ministerios y misioner@s • Aprovechar Radio Sucumbíos como instrumento de participación ciudadana. • Apoyar y fortalecer la presencia de Isamis en la ASCIS. Noticia de los Padres Carmelitas. Provincial Ésta es la noticia básica que leí el día 30 de octubre. Está firmada por el Provincial de los Carmelitas, a quien tuve hace tiempo de alumno, y cuya prudencia y espíritu eclesial bien conzco. Es una noticia o, mejor dicho, una notificación admirable, por su prudencia, por su espíritu evangélico. Gracias, amigos carmelitas de Burgos, a quienes mucho debo, por este ejemplo de humanidad y bondad que me habéis dado) . Mañana, día 30 de octubre, el Sr. Nuncio del Ecuador, el Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, y dos obispos vecinos de Sucumbios, en presencia de algunos misioneros carmelitas, traspasarán la Administración de la Iglesia de Sucumbios de los Carmelitas a los miembros de la Sociedad Clerical Flos Carmeli, de Monseñor Gonzalo al P. Rafael, miembros de dicha Sociedad Clerical. Después de tanto tiempo de espera y de incertidumbre nos encontramos con esta noticia, difícil, por lo dura, de asimilar para todos nosotros. Algo tan nuestro, tan entrañable, tan carismático, como ISAMIS, después de mucha vida entregada, pasa a otras manos. ¿Cómo entender todo esto? ¿Cómo vivirla? ¿Cómo responder? - Cercanía y solidaridad con Mons. Gonzalo y con todos los misioneros de ISAMIS. Esto es lo primero que siento. Cuando te arrancan algo que antes te dieron y que has cuidado como al amor de tu alma, se produce un profundo dolor. Este dolor lo sentimos todos los que formamos la Provincia, pero es mucho más intenso en los hermanos nuestros, enviados, que están en este momento en ISAMIS. Por eso, con todos ellos, con todos los hermanos y hermanas que dan la vida en Sucumbíos, nos sentimos hoy especialmente cercanos. - Agradecimiento. Dios ha hecho grandes cosas en la fragilidad de nuestros hermanos misioneros: carmelitas, laicos, religiosos y religiosas de otras congregaciones, animadores, mártires, pobres esparcidos por las comunidades, los que han estado años y los que han estado días, los que han peleado y llorado y gozado con el pueblo de Dios y con la tierra que da pan a los pobres, con los de ayer y de hoy. Por eso, el dolor se vuelve agradecido, se hace pan partido y repartido en eucaristía. Al estilo de Jesús, no queremos vivir las crisis y momentos de cruz de otra manera que no sea en una Eucaristía. ¡GRACIAS! con mayúsculas: este es nuestro grito a Dios y al ISAMIS, animado desde el Carmelo de Teresa y Juan de la Cruz durante tantos años. - Verdad. Este es un momento apto para el comentario fácil, para echarnos culpas unos a otros. No creo que sea este el camino que nos propone Jesús. Más bien creo que es éste un momento para ponernos todos, como seguidores de nuestra Madre Teresa, en verdad ante el Dios, que es amigo de la verdad. Con la verdad, que puede ser manipulada pero no encadenada, podemos seguir construyendo el Reino y seguir trabajando por los paisajes que todavía no existen. Las respuestas a medias, las justificaciones fáciles, el echar la culpa a los otros nos hace infantiles, inmaduros. Son mucho más fecundos los gestos sencillos, las palabras de verdad que nos podemos regalar unos a otros en estos momentos. La verdad no está reñida con la responsabilidad. Cada uno tiene que asumir la suya, y todas se resumen en no habernos dado del todo al que se nos ha dado por entero, en nos haber entregado la vida como nos pide Jesús. - Compromiso. No veo otro camino para nuestros hermanos misioneros y para la Provincia entera, si quiere ser fiel al carisma recibido, que el compromiso misionero de seguir poniendo nuestras vidas al servicio de la Iglesia. No podemos abandonar a las gentes sencillas que siguen a Jesús en medio de tantas dificultades, tenemos que estar con ellos en el momento de la cruz. Este episodio doloroso, humillante, para los que somos carmelitas, debe llevarnos a recrear nuestro compromiso misionero. ¡Aquí estamos, Señor!, tiene que ser nuestro grito. !Aquí está mi vida! ¿Quién sabe si no se estará recreando ya entre las brasas la audacia de un nuevo testimonio profético? - El futuro está en manos de Dios. Porque El camina en medio de la Iglesia, tenemos esperanza. No sabemos cómo serán las cosas mañana, pero sí sabemos que el Señor no abandona a su pueblo. Es fiel. Por eso, creo que en medio de esta decisión que no es fácil de entender, podemos abrir confiadamente las manos y esperar con la esperanza teologal, que va más allá de toda noche, de todo camino ininteligible a nuestros ojos, tan cortos de miras. La acogida cordial de los nuevos hermanos que, nombrados por la Iglesia, se responsabilizan de ISAMIS, es también un gran fruto misionero. El silencio de quien lo ha dado todo y se retira, es la mejor señal de amor a la Iglesia. La obediencia nueva al Espíritu y a sus caminos de todos los misioneros y misioneras, puede hacernos a todos instrumentos dóciles en manos del Espíritu para que lo sembrado con lágrimas sea un día cosecha entre cantares. El dolor de una Provincia, gastada por darse, puede darle una fecundidad nunca antes soñada. Que María, la Viña florida y la Virgen fecunda, nos haga a todos más seguidores de Jesús, anime a Mons. Gonzalo y a todos los misioneros y misioneras de ISAMIS en esta encrucijada de caminos, aliente al P. Rafael y a los hermanos y hermanas que, dando un paso al frente, asumen la responsabilidad de acompañar a esta querida Iglesia, reavive en todos nosotros, carmelitas de Burgos, el espíritu misionero. ¡Animo desde la distancia geográfica, que no de la del corazón! ¡Caminemos con la Madre Teresa, la gran misionera que respondió al “estáse ardiendo el mundo” con el fuego de su corazón enamorado y entregado por la Iglesia! Un abrazo entrañable para todos, especialmente para nuestros hermanos y hermanas que viven esta hora en ISAMIS. Pedro, provincial
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El capítulo 19 de Lucas es el final de la vida de Jesús antes de su entrada en Jerusalén que acabará en su muerte. Los capítulos 20 y 21 narran la última semana de la vida de Jesús y las controversias en el templo con los jefes del pueblo. A partir del capítulo 22 entraremos en los relatos de la pasión.
La escena se desarrolla en Jericó, casi a la orilla del Jordán donde sitúa Lucas tres relatos: la curación del ciego, que citan también Marcos y Mateo, el episodio de Zaqueo, que sólo encontramos en Lucas, y la parábola de las minas, que tiene su paralelo en la de los talentos de Mateo 25. El episodio de Zaqueo recuerda fuertemente al llamamiento de Leví, que conocemos por Marcos 2, Mateo 9 y Lucas 5, que da lugar a la comida en su casa, con sus amigos publicanos, y a la murmuración de los escribas y fariseos. Como en el episodio de Zaqueo, "todos murmuraban". El pasaje se ambienta en un entorno de admiración de la gente por Jesús y, al mismo tiempo, de incomprensión. En el episodio inmediatamente anterior, la gente quiere apartar al ciego, que molesta, y Jesús tiene que ir en contra de la corriente para acercarse e interesarse por él. Aquí, la multitud rodea a Jesús, pero su actuación con Zaqueo les escandaliza. Una vez más, el evangelio está mostrando la situación de Jesús, enfrentado a un pueblo que no se aparta de sus conceptos religiosos, de la idea de un Mesías espectacular que confirma a los buenos y rechaza a los malos, y un pueblo que por tanto es incapaz de recibir la palabra de Jesús que anuncia un reino que no es lo que ellos esperaban. En los momentos que estamos viviendo, no podemos menos de proyectar el mensaje de Jesús sobre nuestra situación. Y no es traer por los pelos el mensaje ni forzarlo. Hablar de lo que esperaban sus coetáneos y lo que Jesús les ofrecía es casi lo mismo que hablar de lo que ofrecen las religiones, al menos algunas de ellas o en algunas ocasiones, para contrastarlo con lo que ofrece Jesús. Los contemporáneos de Jesús estaban dispuestos a aceptar que Jesús era el Mesías, pero no estaban dispuestos a aceptar que el Mesías que esperaban era Jesús, sin poder, sin ambiciones políticas, sin ofertas de predominio del pueblo sobre otros pueblos, sin Templo, sin pureza legal. Jesús hace presente a Dios, pero la gente no lo acepta porque quiere otro dios. La diferencia está en que el dios que ellos buscan ha de ser "nuestro dios", el que resuelva nuestros problemas y nos haga privilegiados. Por eso pedirán siempre a ese dios ayuda para solucionar los propios problemas y prevalecer sobre los demás. Pero el Dios de Jesús es al revés: pide ayuda para solucionar los problemas de todos. Sin privilegios. Los de Jericó apartaban al ciego: querían solamente el espectáculo del desfile triunfal. Y el ciego estorbaba en el desfile. Los de Jericó querían que Jesús fuese de los buenos, y les pareció horrible que se auto-invitase a casa del pecador público número uno de la ciudad, el odiado jefe de recaudadores, y rico. Pero Jesús quería curar: curar al ciego, curar al rico recaudador. El desfile triunfal le traía sin cuidado. (No es casual que el siguiente desfile triunfal, la entrada mesiánica en Jerusalén, acabe tan mal, según el mismo Lucas: Jesús llora y se lamenta por la suerte de Jerusalén y echa a los mercaderes del templo). Los fariseos y sus letrados hacía tiempo que se habían dado cuenta del peligro y acechaban a Jesús casi desde el principio de su predicación. (Varias veces en Marcos 2 y expresamente ya en Marcos 3,6). Y cuando la cosa llegó a Jerusalén, la intervención de los sacerdotes fue fulminante, porque sabían que si Jesús seguía adelante toda su religión se derrumbaba, y con ella su instalación social y su sistema político. Y en una semana, acabaron con él. Jesús fue rechazado. La razón de fondo es que Jesús ofrece la Buena Noticia de "Dios amigo de la vida", amigo de la gente, médico y pastor. Jesús ofrece la Buena Noticia de que religión no es un gorro sagrado que nos ponemos en el Templo y en las Fiestas, sino la vida misma, la honradez, la veracidad, la compasión, la colaboración, el esfuerzo; que ése es el sacrificio agradable a Dios y que para ofrecerlo no hacen falta ritos ni intermediarios. Jesús es el que no hace teología metafísica, sino parábolas. Jesús es el que no ha venido a que le entronicen sino a lavar los pies. Es demasiado: ¿qué hacemos entonces con el Templo, con el poder en nombre de Dios, con la reverencia al sacerdocio por su unción sagrada, con los preceptos, con los premios, con las amenazas ... con todas esas cosas tan irremediablemente conexas con lo que tradicionalmente llamamos "religión". Y, peor todavía: si Dios no va a solucionar mis problemas, ni vamos a ser más que otros porque "Dios está con nosotros"... Entonces, ¿para qué queremos a Dios? Jesús cura al ciego y a Zaqueo, mientras la gente le quiere aclamar como Mesías Rey. Y lo mataron, lo mataron en nombre de SU dios. Nosotros hacemos hoy lo mismo. Dios para que me dé las cosas que creo que necesito. Yo adoro a Dios, cumplo los mandamientos (¡ojalá!) y le pido lo que quiero y él me lo da. Yo cumplo con él, que él cumpla conmigo. Y además, la vida eterna. Exactamente el Antiguo Testamento. ¿Qué significa para nosotros la Buena Noticia, la estupenda novedad de Jesús? Jesús sigue rechazado por la Iglesia exactamente igual que como fue rechazado por los fariseos, los escribas y los sacerdotes. Pero aún más: es rechazado invocando su nombre y proclamando que le siguen. Y aún más, los ricos sacerdotes, los ricos económicos, los poderosos con poder, dicen que le siguen, van a misa, participan en los grandes festivales religioso-folklóricos… la mejor imagen de todo esto es para mí sin duda la entrada de Jesús en Jerusalén, cuando todo el mundo aclamaba y Jesús iba llorando. Dentro de poco tendremos varios espectáculos aclamatorios. Costarán mucho dinero, las masas aclamarán, el Papa disertará sabiamente, asistirán todas las autoridades, cristianas y paganas, honradas y sinvergüenzas, y no servirá para hacer ninguna conversión, ningún seguimiento mejor a Jesús. ¡Qué bien habría quedado en Jericó que hubieran limpiado previamente la calle de mendigos, que Jesús se hubiera hospedado en casa del fariseo o sacerdote más rico y prestigioso. ¡Qué preciosa habría sido la entrada triunfal en Jerusalén si el burro hubiera sido sustituido por un brioso caballo blanco (marca Mercedes a ser posible, blindado y con tapicerías de madera y cuero), si Jesús hubiera entrado en el Templo devotamente, besando al entrar sus losas de mármol, y hubiera presentado un sacrificio por mano del Sumo Sacerdote! Seguramente Israel habría quedado mucho más dispuesto a aclamarle como Mesías. Pero no hay que olvidar que Jesús en Jericó, la opulenta ciudad de las palmeras, triunfa. Triunfa porque un ciego ve y un rico explotador deja de serlo. Lo demás, el desfile, el gentío, las aclamaciones, es mesianismo de falsos dioses, que no siente compasión y no quiere que el mendigo deje de ser desgraciado ni que el pecador tenga salida. Quieren que el ciego siga ciego y que el recaudador reviente. Jesús quiere curar. Y cura, triunfa. Lo mismo le sucederá con la mujer adúltera (Juan 8): quiere salvarla y triunfa, la salva; a costa de jugarse la vida y perderla. ¿Nos tomaremos alguna vez en serio, nosotros, los de las "religiones del Libro", que no está permitido matar ni a Caín, el asesino de su hermano? (Génesis 4,15). ¿Nos tomaremos alguna vez en serio, nosotros, los que decimos que seguimos a Jesús, que no hay más religión que dar de comer al hambriento? Jesús en Jericó, más fuerte que la ceguera y que el dinero. Jesús amigo de la vida, de las personas. Jesús compasivo hasta tener que dar la vida. Jesús, rostro de Dios, negador de falsos dioses. Yo no sé, evidentemente, cómo se puede parar tanta locura, ni soy quién para dictar cuál debe ser la posición oficial de la Iglesia Católica ni tengo autoridad alguna para juzgar a nadie. Pero sí sé varias cosas, las que todos sabemos y debemos proclamar. Sé que debemos ser radicales en el seguimiento de Jesús, y extirpar de la Iglesia, empezando cada uno por sí mismo, todo aquello que se parezca a los criterios y valores que llevaron a Jesús a la cruz: el "dios para nosotros", el preocuparse sólo marginalmente de los pobres, el preferir las ideas a las personas, el imponer ideas desde arriba en vez de sembrar conversión desde dentro... Extirpar de nosotros -desde dentro de nosotros mismos– al fariseo de santidad legal, al escriba de conocimiento estéril, al poderoso sacerdote del Templo único, a los intermediarios, a los santos separados, a los sagrados sin compasión, a los ricos que no comparten, a los políticos que no sirven. Todo eso no es de Jesús, y nosotros, la iglesia, debemos proclamarlo bien alto, bien claro. Sé que el futuro de la humanidad es el estilo de Jesús o la muerte. Sé que la mayoría de las religiones que contemplo son religiones de muerte. Sé que el estilo de Jesús es sembrar, compadecer, con-padecer, curar, respetar, ofrecer luz con buenas obras, ser consecuente hasta el final; y tener fe en todo ello. Sé que el Reino no es ceremonia sacra y triunfal, sino grano de mostaza y pellizco de levadura. Sé que el Hijo de Dios no era sagrado pontífice ni doctísimo escriba ni puro fariseo ni poderoso rey. Y sé que Jesús creía en la cosecha, creía en la virtualidad irrefrenable de la vida encerrada en la semilla y en la levadura. Sé que se sembró. Sé que fue fecundo. Sé que su vida sembrada murió a manos de los sagrados, los doctos y los puros, pero resucitó en un puñado de gente normal llena del Espíritu, un espíritu tan vivo que sigue cambiando hoy la vida de muchas personas. Y confieso que creo en el poder del Espíritu de Jesús, hasta el punto de confesar que es la semilla que puede salvar este mundo de locos y de dioses falsos en que vivimos. MIS PALABRAS PARA TI Creo que son felices los que comparten, los que viven con poco, los que no viven esclavos de sus deseos. Creo que son felices los que saben sufrir, encuentran en Ti y en sus hermanos el consuelo y saben dar consuelo a los que sufren. Creo que son felices los que saben perdonar, los que se dejan perdonar por sus hermanos, los que viven con gozo tu perdón. Creo que son felices los de corazón limpio, los que ven lo mejor de los demás, los que viven en sinceridad y en verdad. Creo que son felices los que siembran la paz, los que tratan a todos como a tus hijos, los que siembran el respeto y la concordia. Creo que son felices los que trabajan por un mundo más justo y más santo, y que son más felices si tienen que sufrir por conseguirlo. Creo que son felices los que no guardan en su granero el trigo de esta vida que termina, sino que lo siembran, sin medida, para que dé fruto de Vida que no acaba. Y creo todo esto porque creo en Jesús de Nazaret, el Hijo, el hombre lleno del Espíritu, Jesucristo, el Señor. Estamos ya en Jerusalén. Ha terminado la subida, que ocupó diez capítulos del evangelio. Ya ha narrado la entrada solemne y la purificación del Templo. Sigue la polémica con los dirigentes. Los saduceos que tenían su bastión en la ciudad, entran en escena.
Era más un partido político que religioso. Estaba formado por la aristocracia laica y sacerdotal. Preferían estar a bien con la Roma ocupante y no poner en peligro sus intereses. Sólo admitían el Pentateuco como libro sagrado. Tampoco admitían las tradiciones como norma de conducta religiosa. No creían en la resurrección. Una vez más, Jesús no responde a la pregunta un poco absurda que le hacen. Responde a lo que debían preguntar. No estoy muy seguro de que nuestras imágenes sobre el más allá, sean menos míticas que las que tenían los interlocutores de Jesús. Cada uno puede recordar la cantidad de formulaciones que ha tenido que oír sobre el cielo, el infierno, el juicio, el purgatorio, etc. Lo que encerraba una verdad desde una visión mítica de la realidad, se convierte en absurdo cuando lo queremos entender como explicaciones racionales. Todos somos conscientes de la dificultad que encierra este tema. No conocemos ni podemos conocer absolutamente nada del más allá. Percibimos la realidad a través de los sentidos y elaboramos racionalmente esos datos que nos llegan por los sentidos. Más allá de eso no puede haber conocimiento racional. No es posible, no es necesario, ni siquiera conveniente, llegar a ninguna conclusión clara y definitiva sobre el futuro concreto del ser humano más allá de la muerte. Lo que nos debe preocupar es cómo vivimos el ahora. El instinto más visceral de cualquier ser vivo, es la permanencia en el ser; de ahí que la muerte se considere como el mal supremo. Para el ser humano con su capacidad de razonar, ningún programa de salvación será convincente si no supera la condición mortal. Si el hombre considera la permanencia en el ser como un valor absoluto, también considerará como absoluta su perdida. Todos los intentos que ha hecho el hombre para encontrar una salida a la certeza de la muerte, surgen de este enfoque de lo que es la vida. Casi todas las religiones tienen como primer objetivo resolver este problema. La necesidad de proyectar nuestros anhelos y expectati vas, que no podemos cumplir en esta vida, en un más allá de la muerte, nace de una falta de acepta ción de nuestra contingencia. Todos querríamos ser eternos en nuestra condición de criaturas. No queremos aceptar que mi manera de existir se debe a Dios, incluida mi limitación. Esa contingencia no es un fallo, sino mi propia naturale za; por lo tanto no es nada que tengamos que lamentar, ni de lo que Dios tiene que librarnos, ni ahora ni después. Mis posibilidades de ser las puedo desplegar a pesar de esa limitación radical. No creo que sea coherente el postular para el más allá un cielo maravilloso mientras seguimos haciendo de la tierra un infierno. Nuestro ser que creemos individual y autosuficiente, hace siempre referencia a otro que me fundamenta, y a los demás que me permiten realizarme. La razón de mi ser no está en mí sino en Otro. Yo no soy la causa de mí mismo. No tiene sentido que considere mi propia existencia como el valor supremo. Si mi existir se debe al Otro, Él será el valor supremo también para mi ser individual y aparentemente autónomo. El pueblo de Israel no empezó a reflexionar sobre el más allá, hasta unos 200 años antes de Cristo. El concepto de resurrección no se acuñó hasta después de las luchas macabeas. Los libros de los Macabeos, se escribieron hacia el año 100 a C. El libro de Daniel que ya habla claramente del más allá, se escribió hacia el año 164 a C. Anteriormente sólo se pensó en la asunción al cielo de determinadas personas que volverían a la tierra para llevar a cabo una tarea de salvación; no se trataba de resurrección escatológica. Incluso en la época de Jesús no había unanimidad entre los judíos, como lo refleja el evangelio de hoy. Para los semitas, el ser humano era un bloque, un todo único, no un compuesto de partes. Eso sí, se podían distinguir en él, distintas facetas o aspectos, que iban desde lo más material a lo más espiritual: a) Hombre-carne. b) Hombre-cuerpo. c) Hombre-alma. d) Hombre-espíritu. Por otro lado, los filósofos griegos consideraron al hombre como compuesto decuerpo y alma. Afirmaban la inmortalidad del alma, pero no concedían ningún valor al cuerpo; al contrario lo consideraban como una cárcel. Para ellos la muerte era una liberación, una ascensión. La imagen de Sócrates bebiendo la cicuta con total tranquilidad y paz, nos puede mostrar esta actitud básica del filósofo griego. Según esto, los semitas creían en la resurrección de los muertos. Al no conocer un alma sin cuerpo, no podían imaginar un ser humano si no existía un cuerpo. Ni siquiera tienen una palabra para esa realidad desencarnada; como tampoco tienen un término para expresar el cuerpo sin alma. La doctrina cristiana sobre el más allá de la muerte, es consecuen cia de la fusión de dos concepciones en principio opuestas, la judía y la griega. La palabra cuerpo significa para los semitas el hombre entero; no cabe, por tanto, una resurrección sin cuerpo. Lo que hemos predicado los cristianos hubiera sido incomprensible para Jesús. La palabra que traducimos por alma en los evangelios, quiere decir simplemente “vida”. El NT no proclama la inmortalidad del alma sino la resurrección de los muertos, y es consecuencia de la experiencia de la resurrec ción de Jesús. Aunque nosotros hoy entendemos la resurrección como supervivencia del alma, no es esa la idea que nos quiere trasmitir la Biblia sobre lo que acontece al ser humano después de la muerte. Nos hemos apartado totalmente del pensamiento de la Biblia y ha prevalecido la idea griega, aunque tampoco la hemos conservado con exactitud, porque para los filósofos griegos no se necesitaba ninguna intervención de Dios para que el alma siguiera viviendo, y la resurrección del cuerpo suponía para los griegos un flaco favor. Para nosotros los cristianos, la base de toda reflexión sobre el más allá, está en la resurrección de Cristo. La experiencia que de ella tuvieron los discípulos es que en Jesús, Dios realizó plenamente la salvación de un ser humano. Jesús sigue vivo con una Vida que ya tenía cuando estaba con ellos, pero que no descubrieron hasta que murió. En él, la última palabra no la tuvo la muerte, sino la Vida. Esto es lo que tiene que darme una confianza total. Mi futuro está en buenas manos porque depende de Dios. Me daré cuenta de esta realidad, si descubro que mi presente también está en Él porque es siempre el mismo. ¿Cómo permanecerá esa Vida? Ni lo sé ni puedo saberlo. No debemos rompernos la cabeza pensando cómo va a ser ese más allá. Lo que de veras me debe importar es el más acá. Descubrir que Dios me salva ahora. Vivenciar que de alguna manera hoy es ya la eternidad para mí. La Vida definitiva consiste, "en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo". Aquí y ahora puedo hacer mía la Vida eterna. Ahora puedo hacer mía la verdadera y definitiva salvación. Los cristianos hemos sido tan retorcidos, que hemos tergiversado hasta el núcleo central del mensaje de Jesús. Él puso la plenitud del ser humano en el amor, en la entrega total, sin límites a los demás. Nosotros hemos hecho de esa misma entrega una programación. Soy capaz de darme, con tal de que me garanticen que esa entrega terminará por redundar en beneficio de mi ego. Lo que Jesús predicó fue que la plenitud humana está precisamente en la entrega total. Mi objetivo cristiano debe ser deshacerme, no garantizar mi permanencia en el ser. Justo lo contrario de lo que pretendemos. Cuando alguien me manifiesta su inquietud por lo que será de él después de la muerte, le pregunto: ¿te ha preocupado alguna vez lo que eras antes de nacer? Tú relación con el antes y con el después tiene que responder al mismo planteamiento. No vale decir que antes de nacer no eras nada, porque entonces hay que concluir que después de morir no serás nada. La eternidad no es una suma de tiempo hacia delante, sino un instante que abarca todo el tiempo posible y la ausencia de todo tiempo. En nuestro lenguaje religioso podemos decir que para Dios eres exactamente igual en este instante que millones de años antes de nacer o millones de años después de morir. El evangelio de hoy terminaba diciendo: "...porque para Él, todos están vivos".¿No podría ser esa la verdadera plenitud humana? ¿No podríamos encontrar ahí el auténtico futuro del ser humano? ¿Por qué tenemos que empeñarnos en permanecer vivos para nosotros, es decir, que nos garanticen una permanencia en el ser individual para toda la eternidad? ¿No sería muchísimo más sublime permanecer vivos sólo para Él? ¿No podría ser, que el consumirnos en favor de los demás, fuese la auténticaconsumación del ser humano? Eso es lo que recordamos en cada eucaristía como praxis de Jesús. “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”. Meditación-contemplación Para Dios todo está siempre en un eterno presente. Esa existencia eterna en Dios, se manifiesta en el tiempo, y da origen a todas las criaturas que forman el universo. Como ser humano puedo vivir mi relación con el Absoluto. ................. La experiencia de lo Absoluto, es mi verdadera Vida. No confundir con mi vida biológica que sólo es un accidente. Cuando tomo lo accidental por substancial, estoy equivocándome de cabo a rabo. ............... Si descubro el engaño, procuraré vivir a tope, es decir, al límite de mis posibilidades más humanas. Mi presente se funde con mi pasado y mi futuro. Desde mi contingencia, puedo experimentar un ahora eterno. Recordad lo que os dije: Un siervo no es más que su amo. Si a mí me han perseguido, a vosotros os perseguirán; si cumplieron mi palabra, cumplirán la vuestra. (Cfr. Jn.15, 20)
Montevideo, 9 de noviembre de 2010 Sin embargo, desde la primera sesión el cardenal Lercaro había dirigido al Concilio un llamado patético tratando justamente de una Iglesia de los pobres. Fue muy aplaudido, pero nada pasó. La mayoría no estaba en la misma mentalidad. Un grupo de unos 50 obispos y unos 30 expertos se reunía a veces en el Colegio belga, animados sobre todo por dom Helder Câmara. Era “el grupo de los pobres”, muy discreto que no parecía integrarse con los demás. Se hablaba de un eventual esquema 14 tratando de los pobres. Pero no se habló más de ese esquema. El grupo permanecía en contacto constante con el cardenal Lercaro que se comunicaba regularmente con Pablo VI. Al final del Concilio, el 16 de noviembre de 1965, un grupo de 40 obispos se reunió en la catacumba de Santa. Domitila y allí firmaron el llamado Pacto de las Catacumbas, por el que los obispos presentes se comprometían a llevar una vida pobre, sencilla. El Pacto de las Catacumbas fue ignorado por los demás obispos, pero tuvo una gran importancia porque fue el origen de la Conferencia de Medellín. Había un grupo considerable de latinoamericanos dentro de los 40.* Durante muchos años, se ha entendido que en el Concilio Vaticano II fue una primavera del Espíritu, que se vio sostenida por la recepción el pueblo de Dios le dio y la forma en que lo concretizo esto se constituyo en una intuición fundante de volver a las fuentes y el camino recorrido por el pueblo de Dios durante ese posconcilio a mi entender paso a formar parte del deposito de la tradición de la Iglesia…Posconcilio en el Espíritu Santo que desplegó la enorme potencialidad creativa de su Pueblo y del acercamiento de este a la humanidad, tiempo de reformar la Iglesia, al decir de Juan XXIII, de sacudir el polvo acumulado por siglos en la cátedra de Pedro… Pero existía mucha resistencia a volver a la fuentes, los siglos en que el poder y el imperio en primera instancia habían modelado a la institucionalidad eclesial, separándola de aquello que nos fue entregado por Jesús de Nazareth, y reconstruyéndola a imagen y semejanza de la institucionalidad imperial, aplastando con la centralización del poder y la norma… las dinámicas carismáticas y construyendo una teología de la institución totalmente extraña a la que Jesús nos da en el evangelio… Estas dos forma de ser Iglesia, la Iglesia del iussum,î (el orden) planteada desde una dinámica que la hace antagónica a la Iglesia del Ruaj (el soplo)…Una es la Iglesia del Orden y toda la actividad que el Espíritu, se despliega a partir de la Jerarquía instaurada en el sacramento del orden, de tal manera, que las manifestaciones del Espíritu Santo en el pueblo de Dios y en la historia, son validadas o invalidadas bajo el criterio la diferencia es la convalidación de la Jerarquía y entiendo que esta es una pirámide vertical y como máximo validante, esta la cúspide de esa pirámide vertical… Todo aquello que no es validado de esta forma es desechado y perseguido, planteado una institucionalidad que reduce a sus propia existencia la existencia de la Iglesia, sin ella, ni las dinámicas Eucarísticas, ni las Dinámicas Diaconales-Testimoniales, son posibles…De alguna manera, todo el universo que gira alrededor de la Jerarquía esta sujeto a las dinámicas que está desplieguen y como objetos subalternos…a la misma.- Mientras que la Iglesia Ruaj, es la Iglesia del Espíritu…Se manifiesta con intensidad en todo el pueblo de Dios es la Iglesia de los anyâ, (anyâ arameo (hebreo ’anî), encorvado, afligido, miserable, pobre** , una Iglesia que reconoce la presencia del Espíritu Santo actuando con dinámicas propias en la historia y que se entiende servidora de estas dinámicas…para lograr concretizar este servicio, en la línea de ese del Espíritu de Jesús, ella misma quiere ser pobre, para volver a la fuente…para volver en fidelidad a lo entregado, al mensaje de Jesús de Nazareth…para desde allí iniciar el camino del discipulado y testigos del Reino de Dios… Esta Iglesia cuya relación reconoce en todos los hermanos la misma dignidad, asienta sus relaciones en la circularidad, que reconoce el servicio de algunos hermanos que la comunidad elige, con la finalidad de ser SUS SERVIDORES y con una misión ministerial, dada por la comunidad… de coordinar y pastorear y confirmar en la Fe…(sostener) y para ayudar a la Iglesia cuyo sentido no es ella misma, sino para estar en el mundo a modo de fermento en la masa (Gadium et spes Nº 40***)…y ser los que en nombre de la comunidad que celebra los sacramentos … la presida…EN UNA ACTO DE SERVICIO, QUE RECONOCE EN TODO EL PUEBLO DE DIOS, LA PRESENCIA DEL ESPIRITU…(A.A. Nº 2) (*a) Esta derramamiento del Espíritu inspiro a un grupo de padres conciliares a redactar, en el marco de una Eucaristía en la catacumba de Santa Domitila lo que se dio en llamar el “el pacto de catacumbas”, a la postres muchos de ellos verdaderos padres de aquella gran intuición refundante de la Iglesia, que fue la II Conferencia General Episcopado Latinoamericano en Medellín y de la teología de la Liberación, en los que muchos hoy reconocemos como la Iglesia a la que el Espíritu Santo nos llama a vivir, Iglesia pobre y perseguida en fidelidad con el evangelio y en comunidades, como una maravillosa intuición que dio calor, vida y color a mucho del caminar eclesial del postconcilio…la Iglesia pobre… Intuición que hoy es retomada por los pastores y los teólogos de nuestro continente de Aparecida…que recoge en si la herencia de Medellín y Puebla que reconoce en el pacto de catacumbas, un acto fundante, de un proceso cuya concreción es la Iglesia de la Comunidades Eclesiales de Base…que aún caminamos en medio de la historia… Al recordar (volver a sentir en el corazón como un acto comunitario), estos años, damos gracias a Dios por aquellos testigos de la primera hora y aquella mítica Eucaristía de algunos padres conciliares, que reunidos en la catacumba de Santa. Domitila, un 16 de noviembre de 1965, vivieron un Pentecostés, que aún ilumina el camino de la Iglesia… El pacto de las catacumbas: una Iglesia servidora y pobre**** Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano II, conscientes de las deficiencias de nuestra vida de pobreza según el evangelio; motivados los unos por los otros en una iniciativa en la que cada uno de nosotros ha evitado el sobresalir y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en el episcopado; contando, sobre todo, con la gracia y la fuerza de nuestro Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y con la oración ante la Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como gracia suya, nos comprometemos a lo que sigue: 1. Procuraremos vivir según el modo ordinario de nuestra población en lo que toca a casa, comida, medios de locomoción, y a todo lo que de ahí se desprende. Cfr. Mt 5, 3; 6, 33s; 8-20. 2. Renunciamos para siempre a la apariencia y la realidad de la riqueza, especialmente en el vestir (ricas vestimentas, colores llamativos) y en símbolos de metales preciosos (esos signos deben ser, ciertamente, evangélicos). Cfr. Mc 6, 9; Mt 10, 9s; Hech 3, 6. Ni oro ni plata. 3. No poseeremos bienes muebles ni inmuebles, ni tendremos cuentas en el banco, etc, a nombre propio; y, si es necesario poseer algo, pondremos todo a nombre de la diócesis, o de las obras sociales o caritativas. Cfr. Mt 6, 19-21; Lc 12, 33s. 4. En cuanto sea posible confiaremos la gestión financiera y material de nuestra diócesis a una comisión de laicos competentes y conscientes de su papel apostólico, para ser menos administradores y más pastores y apóstoles. Cfr. Mt 10, 8; Hech 6, 1-7. 5. Rechazamos que verbalmente o por escrito nos llamen con nombres y títulos que expresen grandeza y poder (Eminencia, Excelencia, Monseñor…). Preferimos que nos llamen con el nombre evangélico de Padre. Cfr. Mt 20, 25-28; 23, 6-11; Jn 13, 12-15. 6. En nuestro comportamiento y relaciones sociales evitaremos todo lo que pueda parecer concesión de privilegios, primacía o incluso preferencia a los ricos y a los poderosos (por ejemplo en banquetes ofrecidos o aceptados, en servicios religiosos). Cfr. Lc 13, 12-14; 1 Cor 9, 14-19. 7. Igualmente evitaremos propiciar o adular la vanidad de quien quiera que sea, al recompensar o solicitar ayudas, o por cualquier otra razón. Invitaremos a nuestros fieles a que consideren sus dádivas como una participación normal en el culto, en el apostolado y en la acción social. Cfr. Mt 6, 2-4; Lc 15, 9-13; 2 Cor 12, 4. 8. Daremos todo lo que sea necesario de nuestro tiempo, reflexión, corazón, medios, etc. al servicio apostólico y pastoral de las personas y de los grupos trabajadores y económicamente débiles y subdesarrollados, sin que eso perjudique a otras personas y grupos de la diócesis. Apoyaremos a los laicos, religiosos, diáconos o sacerdotes que el Señor llama a evangelizar a los pobres y trabajadores, compartiendo su vida y el trabajo. Cfr. Lc 4, 18s; Mc 6, 4; Mt 11, 4s; Hech 18, 3s; 20, 33-35; 1 Cor 4, 12 y 9, 1-27. 9. Conscientes de las exigencias de la justicia y de la caridad, y de sus mutuas relaciones, procuraremos transformar las obras de beneficencia en obras sociales basadas en la caridad y en la justicia, que tengan en cuenta a todos y a todas, como un humilde servicio a los organismos públicos competentes. Cfr. Mt 25, 31-46; Lc 13, 12-14 y 33s. 10. Haremos todo lo posible para que los responsables de nuestro gobierno y de nuestros servicios públicos decidan y pongan en práctica las leyes, estructuras e instituciones sociales que son necesarias para la justicia, la igualdad y el desarrollo armónico y total de todo el hombre y de todos los hombres, y, así, para el advenimiento de un orden social, nuevo, digno de hijos de hombres y de hijos de Dios. Cfr. Hech 2, 44s; 4, 32-35; 5, 4; 2 Cor 8 y 9; 1 Tim 5, 16. 11. Porque la colegialidad de los obispos encuentra su más plena realización evangélica en el servicio en común a las mayorías en miseria física cultural y moral -dos tercios de la humanidad- nos comprometemos: * a compartir, según nuestras posibilidades, en los proyectos urgentes de los episcopados de las naciones pobres; * a pedir juntos, al nivel de organismos internacionales, dando siempre testimonio del evangelio, como lo hizo el papa Pablo VI en las Naciones Unidas, la adopción de estructuras económicas y culturales que no fabriquen naciones pobres en un mundo cada vez más rico, sino que permitan que las mayorías pobres salgan de su miseria. 12. Nos comprometemos a compartir nuestra vida, en caridad pastoral, con nuestros hermanos en Cristo, sacerdotes, religiosos y laicos, para que nuestro ministerio constituya un verdadero servicio. Así, nos esforzaremos para “revisar nuestra vida” con ellos; * buscaremos colaboradores para poder ser más animadores según el Espíritu que jefes según el mundo; * procuraremos hacernos lo más humanamente posible presentes, ser acogedores; * nos mostraremos abiertos a todos, sea cual fuere su religión. Cfr. Mc 8, 34s; Hech 6, 1-7; 1 Tim 3, 8-10. 13. Cuando regresemos a nuestras diócesis daremos a conocer estas resoluciones a nuestros diocesanos, pidiéndoles que nos ayuden con su comprensión, su colaboración y sus oraciones. Que Dios nos ayude a ser fieles * http://www.cristianismeimondavui.org/vincles/ponencia%20J%20Comblin.pdf ** http://ec.aciprensa.com/b/bienaventuranzas.htm *** .. “De esta forma, la Iglesia, “entidad social visible y comunidad espiritual”, avanza juntamente con toda la humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo, y su razón de ser es actuar como fermento” **** AGRADECEMOS EL ENVIO DEL TEXTO DEL PACTO DE CATACUMBAS A LA ENTRAÑABLE GENTE DE AMERINDIA… www.amerindiaenlared.org (*a) Pero siendo propio del estado de los laicos el vivir en medio del mundo y de los negocios temporales, ellos son llamados por Dios para que, fervientes en el espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento. (Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base) Querido Josep Antoni: Recordarás que la última vez que nos vimos, al salir de una misa en que habíamos concelebrado, me preguntaste a bocajarro si podría escribir algo así como mi biografía teológica o un resumen de mi trayectoria en el campo de la teología. No sé si por la pereza inmediata que provoca este tipo de propuestas, creo que te di largas, y hasta te dije que no creo en las autobiografías porque temo que sólo se escriben, y sólo pueden escribirse, para justificación del autor.
Pienso que si san Pablo escribiera hoy a los romanos o a los gálatas que seguimos siendo, completaría su tesis de antaño y diría que “el hombre no se justifica por sus autobiografías sino por la fe…”. Y pensé que hasta aquí habíamos llegado. Pero mira por dónde, últimamente he tenido que releer algunas cosas mías y, sin comerlo ni beberlo, se me han dibujado algunas tesis que quizá marquen algo de aquella trayectoria que me pedías y, sobre todo, me parecen ser unos principios teológicos que me gustaría haber sabido poner en práctica en mi “mester de teología” y transmitir a las futuras generaciones de teólogos. Te los expondré con un orden que en parte es cronológico. Y más allá de si los he cumplido o no, ojalá sirvieran para iluminar un poco los caminos de la teología futura. 1.- Escribí mi tesis doctoral sobre San Ireneo. De él aprendí que toda teología debe ser soteriológica: la teología sólo es una reflexión sobre la salvación cristiana, por más que pueda utilizar palabras abstrusas como consubstancialidad o subsistencia. Pues Dios no se reveló para entretenimiento o curiosidad de intelectuales,sino para la salvación de todo el género humano. Puede ser que entonces no me lo formulase de modo tan nítido, pero debió quedarse grabado en mi inconsciente, sobre todo por el contraste con la teología que había aprendido en este querido Sant Cugat desde el que hoy te escribo. Y sospecho que algo se manifestó en la interpretación que hice de los dogmas cristológicos en La Humanidad Nueva. 2.- El horizonte salvador lleva así, inevitablemente, a la persona humana. Y por ahí, la aportación de Ireneo se me concretó y se me condensó en el Rahner que tanto leía por aquellos tiempos. Toda buena teología debe ser antropología: no reductivamente (sólo antropología), pero sí en el sentido de que cualquier teología que no implique una dimensión antropológica es “música celestial”, con lenguaje nuestro, o es un mero “címbalo que retiñe” con expresión de san Pablo. Porque de Dios no podemos saber lo que es, sino sólo que ha revelado su amor a nosotros. Esto lo encontré formulado más tarde en un párrafo de Simone Weil que he citado varias veces: “no es por la forma en que un hombre habla de Dios, sino por la forma en que habla de las cosas terrenas como se puede discernir mejor si su alma ha permanecido en el fuego del amor de Dios”. Y recuerdo que la primera vez que me invitaron a dar un curso de teología en México, se me pidió un curso de antropología; y el gran amigo entrañable y malogrado que fue Javier Jiménez Limón, que era quien me invitaba (y quien se encargaba de los estudiantes jesuitas de aquella provincia mexicana), me dijo: quisiera que dé usted un curso sobre la antropología que brota de su cristología (que por aquel entonces llevaba sólo dos años en el mercado). 3.- En ese marco encontró perfecta cabida la inquietud que llevaba dentro desde tiempo atrás: no es verdadera antropología aquella que prescinde de los que están en situación de infrahumanidad (las víctimas, los excluidos, los pobres de la tierra) y, por eso, toda teología debe “hablar de Dios desde el sufrimiento del inocente” (como diría más tarde Gustavo Gutiérrez), poniendo en juego lo que se ha llamado el privilegio hermenéutico de los pobres. Si no procede así su reflexión no será más que lo Gutiérrez censura como “teología de los amigos de Job”. Esa interpelación había anidado en mí cuando, siendo estudiante de filosofía, íbamos los domingos a las cuevas y chabolas de inmigrantes en Sabadell. Se agudizó en el trabajo de capellán de inmigrantes con el que me gané la vida en Alemania mientras escribía mi tesis doctoral; y luego se vio corroborada con la teología de la liberación. El humanismo de tipo renacentista que, cuando hablaba del hombre, sólo consideraba a los bien situados y los que ya dan la vida por supuesta, tiene sin duda mil valores pero está radicalmente enfermo. Creo que eso me llevó después a tropezarme con el punto débil de toda nuestra Modernidad y de nuestro progreso que han corrido hacia delante dejando llenas de víctimas las cunetas de la historia. Pienso hoy que, si algún valor u originalidad pudo tener mi cristología (La Humanidad Nueva), que aunque arrastre su novena edición apareció en 1975, estaba sobre todo en el capítulo “Jesús y los marginados” (prácticamente ausente en todas las cristologías de la época), y en el tratamiento del tema del anonadamiento de Dios (kénosis) ausente también en la teología católica de entonces, y tratado de otro modo en la protestante. Y pienso también -y de esto estoy convencido- que toda buena teología habrá de tener en el futuro como mediación primaria las ciencias sociales, sin excluir por ello las otras mediaciones hermenéuticas y semánticas de la filosofía, psicología etc. 4.- Hoy veo normal también que en todo este marco, y ayudado por el otro autor de cabecera de aquellos años “de la tesis”, se abrieran un amplio espacio las intuiciones de D. Bonhoeffer sobre la distinción entre cristianismo y religión, la pregunta por cómo puede ser Cristo señor de los no-religiosos y la necesidad de vivir la fe “ante Dios, sin Dios”. Creo que estas intuiciones me han sido compañías fundamentales a la hora de pensar la presencia del cristianismo fuera de “La Cristiandad” (es decir: en un mundo plural, configurado por estados no confesionales y donde todas las disciplinas humanas reclaman su plena autonomía frente al pensar teológico). Presencia del cristianismo como una voz más que no apela a más autoridad que la verdad de lo que dice, y que no pretende imponer ni condenar ni negar la palabra, sino sólo proponer y ofrecer la suya. Casi diría que esa convicción (que me ha supuesto choques con la iglesia “oficial”, tan aferrada aún a resabios de Cristiandad), se ha hecho más honda en mí, conforme iba creciendo también la convicción de que el cristianismo tiene mucho, muchísimo, que decir al mundo de hoy que le desprecia. 5.- No sé cómo se me fue gestando otra convicción que me parece haber sido también eje de buena parte de mi “mester de teología” y que luego he hallado superconfirmada en quien puede ser otro de mis maestros: me refiero a J.H. Newman, recientemente beatificado, y nombrado cardenal por León XIII para reparar tantos malos tratos recibidos en la iglesia católica precisamente después de su conversión. He solido formularlo hablando de la historia de la Iglesia como lugar teológico. La historia de la Iglesia llevó a Newman a pasar del anglicanismo al catolicismo a pesar de la antipatía que sentía entonces hacia la iglesia católica. Y, sobre todo, le ayudó después a comprender y afrontar muchos problemas de la iglesia de su época, no menores que los que tiene hoy nuestra Iglesia, y ante los que proliferaban reacciones mucho más fundamentalistas que cristianas. Creo que negar ese carácter teológico a la historia de la Iglesia equivale a no creer en el Espíritu Santo. Y recuerdo que esa convicción se me hizo tan seria y tan urgente que, aunque nunca he dejado de rezar el Breviario, decidí un día ya lejano sustituir el Oficio de Lectura por un rato de lectura de la historia de la Iglesia. Eran sólo unos veinte minutos; pero veinte minutos días tras día y año tras año, acaban dando para mucho. Así pude empaparme de miles de páginas de Historias de la Iglesia mutivoluminosas (Rops, Lortz, Fliche-Martin, Pastor, Cristiandad…). Creo que algunos de mis libros (sobre los pobres, sobre el nombramiento de obispos, y desde el ministerio al magisterio eclesial) han intentado ser, no libros históricos, sino reflexiones teológicas que toman la historia de la Iglesia como un “locus theologicus” privilegiado. 6.- Un último rasgo. Hace poco se publicó en Bilbao una tesis doctoral sobre mi método teológico titulada Cauces de la misericordia. El título es una expresión mía que me parece muy apta para ese trabajo. Pero me sorprendió que el autor de la tesis ve toda la fuente de mi teología en los Ejercicios de san Ignacio. Me sorprendió porque, de hecho, no escribí sobre los Ejercicios hasta luego de haber publicado la Cristología, la presentación de Bonhoeffer y algunos textos sobre la teología de la liberación. Hoy no sabría decir si es que la espiritualidad ignaciana me hizo enfocar esos temas de acuerdo con los cinco principios anteriores o si fueron ellos los que me dieron un modo determinado de vivir los ejercicios ignacianos. Pero eso importa poco: creo que el autor de esa tesis puede tener toda la razón al menos en un punto: la perplejidad y el afán de lucidez ante la infinita capacidad de autoengaño que tenemos los humanos. Eso sí que me parece algo muy típico de la espiritualidad ignaciana, que en mí coincidió además con una época de lecturas de Freud (mientras los años anteriores había leído mucho más a Marx, y los posteriores a Nietzsche). Lo puedo formular ahora con una expresión muy querida de Jon Sobrino: no puede haber buena teología sin una decisión radical de “honradez con lo real”. Elijo esa expresión porque la palabra honradez ayuda a marcar que ese autoengaño no es inocente, sino que somos de algún modo responsables de él: nos vamos autoengañando para poder justificarnos. Y ese es el verdadero sentido del pecado, no la mera debilidad ante aquello cuya deshonestidad reconocemos, pero ante lo que somos débiles. Cuando ahora releo alguna cosa mía del pasado y no acaba de gustarme, comienzo preguntándome qué otros intereses no reconocidos pudieron guiarme cuando la escribí (o podrían moverme ahora). * * * Hubiera querido que me salieran siete pasos o siete rasgos, pero sólo salen seis. Y debe ser razonable puesto que siete es el número perfecto y mi teología es muy imperfecta. Así pues, vamos a quedarnos con estos seis, y déjame formularlos ahora más como consejos u horizontes para teólogos futuros que como hipotética autobiografía personal. Resumiendo pues: Ireneo, Rahner, Bonhoeffer, los teólogos de la liberación, Newman y los ejercicios ignacianos me parecen ser los ingredientes de mi “coctel” o los padres de de mi método teológico. Y, por culpa de ellos: - el interés soteriológico, - el interés antropológico, - el interés por los pobres (con la mediación de las ciencias sociales), - el interés secular, - el interés por la historia de la Iglesia - y el miedo a mi capacidad de autoengaño. Con estos compañeros y estos bastones, pero también con esas ilusiones, hemos intentado ir “caminando hacia Dios”, si me permites la cursilería de terminar con el verso de una canción falangista (Montañas Nevadas), que de niño iba yo a veces canturreando por las calles de Valencia, sin saber exactamente lo que cantaba. Un abrazo, y espero que estas líneas sirvan para ceder ante con tu pasado atraco, visto que no fue a mano armada sino con mano eucarística.- Hoy se cumple una semana de la conclusión del viaje papal. Y vamos a concluir nosotros los comentarios al mismo destacando éste de una de nuestras mejores colaboradoras. Ella fue la primera que señaló aquí el desafortunado símbolismo de mujeres limpiando el altar que el Papa) había pringado de aceite a placer. ¿A quién se le ocurrió el desbordante rito? ATRIO añadirá al final del serio comentario de Ana un colofón humorístico.
Después de tantos días y tantos comentarios y opiniones sobre el viaje del Papa, me atrevo a hacer una especie de balance, desgraciadamente negativo, sobre el mismo. Ha sido el reflejo exacto cómo está la iglesia católica en España. Y precisamente porque he visto más aspectos negativos que positivos, me atrevo a hacer la siguiente declaración de protesta. - Protesto porque el Papa que se presentase en España como lo que es, un prepotente soberano absolutista de un estado en el que ni hay democracia ni hay ciudadanas, sólo hay hombres. -Protesto porque Benedicto XVI, en un mundo donde existen miles de millones que mueren de hambre, se presentase ante 150 millones de teleespectadores haciendo ostentación de riqueza y poder. -Protesto porque el Papa haya hecho un viaje tan costoso para objetivos tan exiguos y tan vacuos para sociedad actual como es ir de peregrino a Santiago, pero no como un peregrino “normal”, sino en avión, papamóvil y seis mil policías a su servicio. O que fuese a Barcelona a consagrar un monumento bellísimo, pero que nada tiene que ver con el mensaje de Jesús cuando le dijo a la Samaritana: ha llegado el momento en que a Dios ya no se le adora en el templo, que cuanto hagáis con cualquier pequeño/a, o sufriente o marginado/a conmigo lo hacéis, y quien está unido a mi lo está también con el Padre. -Protesto de que el Papa se atreviese a culpabilizar a un pueblo democrático y a un gobierno democrático de laicidad agresiva, cuando en España, la católica, es una religión cargada de privilegios de los que carecen otras religiones y otras instituciones. -Protesto de que el Papa quiera imponer como única y absoluta, su moral sexual a todas aquellas personas incluidas las que ni son cristianas ni católicas, ni creyentes. -Protesto porque el Papa tenga tan poca sensibilidad humana para los millones de personas que son homosexuales, porque así lo ha querido la naturaleza. - Protesto porque el Papa haya humillado de forma estentórea a las mujeres haciéndolas presentes en actividades de limpieza, al mismo tiempo que las aconsejaba a realizarse en el hogar además de en el trabajo, sin que este mismo deseo fuese también para los hombres. Machismo puro y duro. - Protesto de que el Papa no centrase su mensaje en el problema de la injusticia, de la pobreza y del sistema económico que las hace posible, mientras no perdió ocasión de hablar de la moral sexual católica. -Protesto de que el Papa no haya dado apoyo y esperanza en alguno de los barrios marginales de Madrid o de Barcelona, y sólo ha estado presente donde Jesús nunca hubiese estado. - Protesto de que el Papa eche las culpas de la secularización de la sociedad a los gobernantes y no haya hecho la más mínima autocrítica de la parte que le corresponde. -Protesto de que el Papa no haya hablado de Jesús, su vida y su mensaje de igualdad, de estar al lado de quienes sufren, de justicia social, de reconocimiento como sujetos en igualdad de condiciones a las mujeres, de separación de poderes, de ser un hombre pobre o por lo menos, austero, de vivir en este siglo y no en plena época medieval, de ser uno inter pares, y no el centro del mundo, de la Iglesia, de las ceremonias y de los ritos; para mucha gente, él era dios mismo a quien adorar. - Acuso al Papa de fomentar la papolatría de manera vergonzosa en unas sociedades democráticas e igualitarias. -Protesto de que la Jerarquía eclesiástica organizase todos los actos con un rancio patriarcado machista, con ese número exagerado de cardenales, obispos y clérigos sin que hubiese mujer alguna presente. -Protesto de quienes han echado en cara al Sr. Zapatero de que no fuese a misa, como si la celebración eucarística fuese un acto protocolario más. Intolerable. -Nada de teología, nada de espiritualidad, mucho y puro espectáculo. - o -o -o -o – o – o- o - COLOFÓN HUMORÍSTICO DE ATRIO: Como sigan así las cosas, ¿acabará la Tipografía del Vaticano reeditando esta Guía de la Buena Esposa? Es la última estancia de Jesús en el Templo. A la escena de hoy le han precedido las fuertes polémicas con los jefes religiosos del pueblo y la invectiva de Jesús contra ellos (más amplia y violentamente en Mateo 23) y el elogio de la pobre viuda que echa una monedita en el Tesoro del Templo.
Lucas sitúa a continuación el "Discurso escatológico", del que hoy leemos la primera parte, que se termina con la parábola de la higuera y la exhortación a la vigilancia. El pasaje termina con un dato que parece biográfico: "De día enseñaba en el Templo; de noche salía y se quedaba en el Monte de los Olivos. Y todo el pueblo madrugaba para escucharle en el Templo" (Luc 19,47 y 20.37) El discurso escatológico mezcla, como en los otros evangelistas, cuatro temas: § las predicciones sobre la destrucción de Jerusalén. § las predicciones sobre el final de los tiempos. § el anuncio de que sus discípulos serán perseguidos. § la exhortación a la vigilancia, estad alerta. Los temas se presentan un tanto mezclados, de manera que no es fácil deslindar cuándo está hablando de uno u otro tema, ni cuándo el texto ofrece palabras de Jesús o interpretaciones posteriores de la comunidad. La impresión que se recibe es que se trata de un conjunto un tanto artificial en el que, con motivo de los últimos momentos de vida pública de Jesús, se recogen temas de predicación diversos unidos por la urgencia de responder a la Palabra, como tema espiritual básico. Estos textos nos permiten precisar algo el tiempo en que se escribieron los libros: en tiempos de la destrucción de Jerusalén y en un clima de persecución que afectaba seriamente a los seguidores de Jesús. Por esto, resulta difícil precisar qué hay en ellos de "predicciones" de Jesús y qué de consejos de predicadores para los cristianos que lo están pasando muy mal, especialmente los cristiano-judíos, que ven acabarse su mundo, su capital, su Templo. Si estos predicadores recogen palabras de Jesús, ponen en boca de Jesús sus propias palabras o acomodan a los sucesos, amplificándolas, algunas predicciones de Jesús, es difícil de dilucidar. Es claro que Jesús pronuncia una serie de palabras negando la importancia del Templo, anunciando a sus discípulos que serán perseguidos y tomando pie de todo esto para una exhortación general a estar siempre preparados. Los cristiano-judíos verán desaparecer una de las columnas básicas de su fe: el Templo. Tendrán que entender las palabras de Jesús: el Templo no tiene importancia, es parte de lo antiguo, que está superado. El Templo sí que es un odre viejo, roto por el vino nuevo de Jesús. Pero tendrán que asimilarlo, y la destrucción física del templo les obligará a re-pensar las palabras de Jesús y les hará entenderlas mejor. Entonces surge la pregunta –muy verosímilmente histórica– de los discípulos: “cuándo sucederá todo esto y qué señales anunciarán la catástrofe”. Como casi siempre, dan más importancia a las curiosidades que a la esencia del mensaje. Jesús entonces se eleva de esta pregunta (muy importante para los oyentes, pero intrascendente en sentido verdaderamente religioso) al tema general de la persecución y de la vigilancia. Es muy probable, por tanto, que nos encontremos ante un ejemplo típico de manipulación de las palabras de Jesús. Las preocupaciones de las iglesias alrededor de los años 70 se proyectan sobre la enseñanza de Jesús. La enseñanza de Jesús se centra en que el Templo no tiene importancia, en que los discípulos serán perseguidos y en que todo creyente debe vivir siempre en la despierta atención a la palabra. La aplicación parenética lo ha aplicado a las tribulaciones concretas, interpretándolo todo en género profético. ¿Cuándo sucederá eso, qué señales habrá? A Jesús siempre le preguntan tonterías, le hacen preguntas aparentemente religiosas, pero que son sólo negaciones de lo religioso. La Samaritana le pregunta por el Templo, en Jerusalén o el Garizim. Los discípulos están siempre preocupados por la instauración del nuevo reino, en el que esperan recibir hermosas poltronas de ministros. El escriba le pregunta con qué prójimo está exactamente obligado y con cuáles no. Otra vez le preguntan si son muchos los que se salvan. Ahora le piden señales de los cielos para conocer cuándo llegará el final. A veces parece que Jesús está harto. A todas estas preguntas de curiosidad pseudo-religiosa ha contestado siempre no respondiendo a lo que le preguntaban sino a lo que deberían haber preguntado. A la samaritana: ni este Templo ni el otro Templo, sino en el corazón. A los discípulos: os perseguirán, os echarán de la Sinagoga, estáis llamados a lavar los pies de todos. Al escriba: pórtate tú como prójimo. A "cuántos se salvan": entra tú por la puerta estrecha. Ahora, en mitad del templo: lo que vale es la viuda. También respecto a los últimos tiempos dice lo mismo: ni el Hijo lo sabe, sólo el Padre. O, lo que es lo mismo: ¿qué importa eso?, vive atento a la palabra, que lo demás es tirar la vida. Lo peor es que todos estos subterfugios sirven para eludir la atención a La Palabra. El juicio: ¿se alegran de la condenación? Al leer el texto de Malaquías nos parece sentir que Dios justo y vengador condena al fuego a "los malos" sin la menor piedad, sin rastro alguno de dolor. El amor y la misericordia llegan hasta el día del juicio; después, justicia seca. Dios no tiene sentimientos. Es comprensible que en la prehistoria de la fe alguien tuviese esos pensamientos. Desde Jesús, no. Si alguien se pierde, a Dios se le pierde un hijo; el pastor no ha podido encontrar la oveja que se quedó en el monte, la mujer ha barrido la casa pero no ha aparecido la moneda, el hijo pródigo no ha vuelto a casa (para satisfacción quizás del hermano mayor) ¿Cuándo vamos a hacer teología desde las parábolas, no desde nuestros presupuestos judiciales? ¿Será necesario repetir una vez más que Dios quiere que todos los hombres se salven, y que Dios es, antes que nada "El amor Omnipotente?. Por culpa de predicadores catastrofistas ¿deberemos renunciar a la esperanza en el poder salvador del Padre? ¿Admitiremos sin pestañear que en el Banquete final del reino habrá puestos vacíos sin que a nadie, ni al Padre, le importe? ¿En aquel tiempo? En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo:- "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." ¿En aquel tiempo? En todos los tiempos, en todas las religiones, desde Mesopotamia, pasando por Egipto, Grecia y Roma, incluyendo a Israel, a las basílicas bizantinas, a las catedrales góticas y barrocas, a San Pedro de Roma, a la catedral de Santiago de Compostela, a la basílica (menor) de la Sagrada Familia … ¡mira maestro qué piedras, qué construcciones, qué exvotos, cuánto oro, cuánta riqueza, cuántos personajes sagrados vestidos como reyes, cuántos cálices tachonados de joyas…¡ ¡Mira, mira maestro! Y un día dijo Jesús, a propósito del Bautista (que se vestía con un pellejo de camello y no comía más que saltamontes y miel): “¿qué salisteis a ver al desierto, un hombre vestido con ropas preciosas? No, los que visten así están en los palacios de los reyes”. Tienes razón, maestro, los templos siempre han sido los palacios de los reyes, reyes de la tierra, reyes de poder, de riquezas, que se exhiben y disfrutan de su aparatoso status y gastan más dinero y tiempo en sí mismos y en sus palacios que en cuidar de tu rebaño. Pero también dijiste, Maestro: "Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido." Y, perdóname, me asalta la inoportuna pregunta que te hicieron entonces, y no puedo menos de repetirla: “Maestro, ¿cuándo será destruido todo eso? No me importan gran cosa los palacios de los reyes, pero me importa mucho que se derrumben todas las piedras sagradas, todas las vestiduras regias, todos los alardes de vana pompa. Me importa mucho que Pedro vuelva a ser pobre, que no lleve anillo, que no viaje más que a pie y descalzo, y lo justo para animar la fe, que los pastores no vivan en palacios, que no se vistan con telas costosas, que el oro se gaste sólo en dar de comer a los pobres… ¿cuándo sucederá eso, Maestro? No me lo vas a decir, pero creo en tu palabra y confío en que sea pronto. Hasta creo, en mi ingenuidad, que los signos de crisis y desprestigio de la iglesia son señales de que el proceso ha comenzado, y ha comenzado, como todo lo tuyo, desde abajo, desde la fe de los que quieren seguirte de veras, que están cansados de tanto palacio regio, de tanta pompa y despilfarro, y se van alejando, no de ti, sino de ellos. Sin templos de mármol, sin vestiduras de seda, sin cálices de oro, sin altares, sin poder, sin condenas, sin tiaras, ¿cómo será tu iglesia cuando todo eso se derrumbe? Porque yo creo en ti, Maestro, creo que tu palabra se cumplirá y espero que todo eso se derrumbe. Espero que la única fuerza de tu iglesia sea la de semilla, la del pan y el vino, la de la viuda que echó su monedita, la del samaritano del camino de Jericó, la de la primera comunidad, en la que no había indigentes porque nadie consideraba sus bienes como propios, la del humilde Pedro que aceptaba las recriminaciones del exaltado e intransigente Pablo. Ya sé que todo eso tardará, pero al menos déjame soñar un poco, déjame rezar con tus propias palabras: “¡que venga tu reino!”. SALMO (120 y 125) Levanto mis ojos a los montes, ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Que no deje resbalar tu pie, que no duerma tu guardián. No, no duerme, ni dormita el Guardián de Israel. Es el Señor tu guardián y tu techo, está el Señor a tu derecha. Quien se apoya en el Señor es como el monte de Sión. nada le turba, bien fundado para siempre. Las montañas te rodean, Jerusalén; así rodea el Señor a su pueblo ahora y para siempre. Ataque a la Europa Social por:Vicenç Navarro, catedrático de ciencias políticas y sociales11/13/2010 Este artículo muestra la gravedad de las medidas de austeridad que se están tomando en los países de la Unión Europea que están, además de debilitando la dimensión social de Europa, retrasando su recuperación económica. El artículo señala, en líneas generales, las intervenciones publicas que deberían desarrollarse y que, además de garantizar la fortaleza y expansión de la Europa Social, permitirían salir de la crisis económica y financiera que la UE experimenta.
Hoy en día estamos viviendo un ataque frontal a la Europa Social. La supervivencia de los estados del bienestar de los países de la Unión Europea (y, muy en especial, de los países de la Eurozona) están siendo amenazados debido al desarrollo de políticas de austeridad del gasto público social, como parte de una estrategia de reducción de los déficits públicos y las deudas públicas de tales países. La lista de países y recortes es larga. España e Italia están recortando 15.000 millones de euros y 25.000 millones de euros respectivamente de sus presupuestos. Portugal está bajando su déficit para reducirlo a 3% del PIB en 2013, con unos recortes equivalentes al 6% del PIB en tres años. En Grecia el recorte es incluso más acentuado, 10% en tres años. En Alemania, la canciller Merkel decidió, ya en 2009, eliminar el déficit completamente para el año 2016, recortando 10.000 millones de euros por año. Un tanto semejante está ocurriendo en Francia, bajo la dirección del gobierno Sarkozy. País por país, los recortes son muy acentuados y generalizados. Estas reducciones, sin precedentes en la Unión Europea, se están haciendo bajo el supuesto de que la disminución del déficit es condición indispensable para que se dé la recuperación económica y se inicie, de nuevo, el crecimiento económico. Se asume que el bajísimo crecimiento que hemos visto hasta ahora (el promedio en los países de la Eurozona ha sido sólo de un 1% por año desde 2001) se debe a que existe escasez de dinero en el sector privado, consecuencia del excesivo gasto público. Es más, se nos dice que esta escasez hace subir el precio del dinero (es decir, aumentar los intereses bancarios) y aumentar la inflación. De ahí la necesidad de reducir el déficit y el gasto público. El problema con esta creencia (basada en fe, más que en evidencia) es que cada uno de estos supuestos es erróneo. Y además es fácil demostrarlo. Uno de los países que ha recortado más su déficit en la UE ha sido Irlanda. Tales recortes han contribuido a que su PIB colapsara, descendiendo nada menos que un 9% por año. Nunca un país había visto, desde el colapso de EE.UU. a principios del siglo XX -durante la Gran Depresión-, un colapso de su PIB tan acentuado. Ello determinó, por cierto, el consiguiente aumento del déficit público, mostrando, una vez más, que la mejor manera de reducir el déficit no es reduciendo el gasto público, sino aumentando el crecimiento económico. Un tanto semejante ha ocurrido en Grecia, donde la reducción del déficit impuesto por el F.M.I. ha llevado a un colapso del PIB (que se calcula llegará a ser del 20%). Que ello ocurra no debiera sorprender, pues la enorme recesión, que puede convertirse en depresión, se debe a un problema de demanda, consecuencia de la enorme polarización de la rentas, con descenso de las rentas del trabajo (y consiguiente bajada de la masa salarial como porcentaje de la renta nacional). Tal descenso de las rentas del trabajo ha forzado un enorme endeudamiento de las familias, que al colapsarse el crédito, resultado de la crisis financiera, crea un enorme problema de la demanda, que debe sustituirse rápidamente por la demanda creada con el gasto público. Reducir, en lugar de aumentarse el gasto público es un suicidio, no sólo para Europa, por cierto, sino para la economía mundial. De ahí que dirigentes de la política económica estadounidense como el director de la oficina económica de la Administración Obama, el Sr. Larry Summers, y el homólogo del Ministro de Economía y Hacienda en España, el Sr. Timothy Geithner, hayan criticado duramente las políticas de austeridad seguidas en la Unión Europea. Pero, empeorando todavía más la situación, los poderes financieros, dirigidos por el Banco Central Europeo, están favoreciendo el incremento de los intereses bancarios para finales del 2010, y se resisten también a crear más liquidez (es decir, imprimir dinero) con el argumento de que puede aumentar la inflación, ignorando que el mayor problema que tiene la UE es la deflación, lo contrario a la inflación. Cada una de estas intervenciones mantendrá a la UE y la Eurozona en la Gran Recesión. Y en el peor de los casos pueden llevar a la Gran Depresión. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué estas políticas, tan claramente erróneas, se están realizando? Y la respuesta tiene que ver con el enorme poder del capital financiero por un parte y el gran poder de clase por otra. Éste es responsable de una enorme polarización de la rentas del capital a costa de las rentas del trabajo, polarización alcanzada a base del desarrollo de las políticas neoliberales llevadas a cabo en ambos lados del Atlántico, desde los años ochenta. En realidad, fue esta misma polarización de las rentas la que explica el enorme crecimiento del capital financiero, que se ha beneficiado del elevado endeudamiento, creado por el descenso de las rentas del trabajo. El neoliberalismo es la ideología del capital financiero y de las clases dominantes a ambos lados del Atlántico. Y es el dogma de los establishments financieros, mediáticos y políticos de la UE (hoy controlados por las derechas). ¿Qué es lo que debiera hacerse? La respuesta es bastante fácil. A nivel teórico, la experiencia del siglo XX es aleccionadora. Una, es la corrección de la obscena concentración de las rentas y de la propiedad. Nunca antes (desde los años veinte en el siglo XX) se había alcanzado tal concentración. Se requiere eliminar las reformas profundamente regresivas que tomaron lugar durante estos últimos cincuenta años. Tales cambios generarían enormes recursos al estado, que debieran invertirse en áreas sociales y físicas, creadoras de empleo, así como en nuevas áreas productivas (como, por ejemplo, nuevas formas de energía y transporte), todas ellas actividades que estimularían el crecimiento económico que disminuiría el déficit público y la deuda pública. Estas medidas debieran complementarse con cambios muy sustanciales del sistema financiero, con redefinición de los objetivos de tal sistema, priorizando aquellos que sirven a la economía y no sólo a los banqueros y accionistas. Debiera recuperarse el concepto de servicios financieros, con creación de bancas públicas, redefiniendo las funciones del BCE para convertirlo en un Banco Central (que hoy no lo es), en lugar de ser un lobby de la Banca. Como tal, el BCE debiera responderle al gobierno europeo y al parlamento europeo (tal como ocurre con otras bancas centrales, como el Federal Reserve Board en EE.UU. y el Banco Central de Japón), con la responsabilidad de ayudar a los estados y a la UE a desarrollar sus políticas económicas (incluyendo la compra de deuda pública, revirtiendo los intereses a los países deudores). Una medida inmediata sería la impresión de euros en dosis mucho más acentuadas de lo que hace ahora. El BCE no ha tenido ninguna duda en imprimir millones y millones de euros para salvar a los bancos europeos. Pues bien, el BCE debiera hacer lo mismo para salvar a los estados de la Eurozona. El peligro de inflación no es inmediato. De ahí la urgencia de este tipo de intervención, pues el mayor riesgo es el de la deflación, no el de inflación. Por cierto, existe el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (EBRD) que parece adormecido y que debiera reavivarse para facilitar las inversiones en nuevos sectores productivos y de servicios. Pero además de estas medidas, es importante y urgente hacer cambios importantes en la regulación del capital financiero y de sus mercados. Convendría que se desincentivaran las actividades financieras especulativas, gravando las transacciones a corto plazo (la Tasa Tobin). George Irvin ha calculado que un impuesto de un euro por cada mil de transacción generaría 220.000 millones de euros al año, más del doble del presupuesto actual de la UE. ¿Se tomarán estas medidas? La respuesta depende del cambio de mentalidad de las izquierdas gobernantes en la UE, hasta ahora estancadas en el territorio neoliberal. Su falta de visión, su actitud acomodaticia y su carencia de coraje político les ha convertido en parte del problema, en lugar de en parte de la solución. De ahí que sin una transformación muy importante de estas izquierdas o su substicición por otras, estas alternativas no tendrán lugar. Ni que decir tiene que el poder económico y político y mediático de las derechas es enorme. Pero, por muy fuerte que sea (y lo es) puede vencerse si hay voluntad política, aunque España no es un ejemplo de ello. No ha habido voluntad política del gobierno PSOE de aliarse con las izquierdas, ni en 1993, ni en 2008. Y ello se debe a que el marco conceptual que dirigió sus políticas económicas era neoliberal. Y ahí está la raíz del problema. Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista EL VIEJO TOPO, noviembre de 2010 El conjunto de los españoles nos dispusimos durante semanas para acoger la nueva “visita pastoral” del “Papa” de Roma a nuestro país. Unos con alborozo. La gran mayoría del resto, con respeto.
Las entidades católicas desplegaron por doquier un proselitismo entusiasta y lógico. Las instituciones públicas, de todos los colores políticos, colaboraron lealmente en la organización del evento, sin reparar en gastos. Los medios de comunicación subrayaron la notoriedad del recorrido “papal”. Todos en España cumplieron razonablemente con su papel. Pero Ratzinger comenzó a ofendernos antes de aterrizar en nuestra tierra, y siguió ofendiéndonos hasta el momento su despegue. Muchos no acabamos de entender la razón. Sus manifestaciones sobre la “realización” de la mujer en el hogar destilan machismo trasnochado. Sus alusiones al matrimonio “natural” entre hombre y mujer rezuman intolerancia homófoba. Su condena explícita a la “legislación” sobre el aborto que han aprobado los representantes legítimos del pueblo español puede ser considerada una intromisión inaceptable, bien de un jefe de Estado extranjero, o bien del jefe de una confesión religiosa en un Estado aconfesional Pero, a fin de cuentas, todos estos planteamientos, aún siendo cuestionables, se realizaron en el marco de una liturgia religiosa. Tales palabras pudieron ofender en mayor medida a quienes libremente, algún ministro incluido, decidieron acudir a misa. Las alusiones de Ratzinger al “laicismo agresivo” y las referencias históricas a la España de los años 30 no se hicieron en misa, sino en el avión que le traía a nuestro país y en presencia de periodistas de todo el mundo. No puede hablarse de un “comentario casual a una pregunta improvisada”, porque todos sabemos que los encuentros del “Papa” con la prensa, incluidos los encuentros de “a bordo” están sometidos a un protocolo estricto, y las preguntas de los periodistas han de anticiparse con varios días de plazo. No hubo improvisación. Ni hubo ignorancia, porque el aludido no es hombre precisamente ignorante. Hubo pues voluntad de decir lo que se dijo. Hubo voluntad de ofender. ¿La razón? Difícil de entender. Puede que el revanchismo ante una sociedad que madura y se seculariza. Puede que la impotencia ante una ciudadanía que se libera de viejos atavismos y dogmas. Puede que el intento de explotar una polémica para evitar titulares alusivos a los casos de pederastia en la Iglesia… Pero no, señor Ratzinger. Los españoles no nos merecemos esta ofensa. La España de hoy respeta y defiende la libertad religiosa. La España de hoy contribuye especialmente al ejercicio del culto católico. Algunos consideramos que demasiado, incluso. Y la España de hoy defiende el carácter radicalmente aconfesional de su Estado, como una conquista indeclinable. Piense lo que piense este “Papa”, o cualquier otro. Ha habido ofensa, sí. Pero no esperamos disculpas. Porque aún está pendiente el perdón por cuarenta años de nacional-catolicismo y de paseos del dictador bajo palio, cual santísimo sacramento… Monseñor Ennio Antonelli, niega que la Santa Sede estudie la posibilidad de cambiar su posición sobre los divorciados vueltos a casar, impedidos según la legislación vigente, de recibir la comunión.
Una de los temas más polémicos, que a raíz del ascenso al solio pontificio se dijo que Benedicto XVI podría revisar, en su era el acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar. Pues bien parece que ya le ha dado el carpetazo a la cuestión. El presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Mons. Ennio Antonelli, acaba de negar que la Santa Sede estudie la posibilidad de cambiar su posición sobre los divorciados vueltos a casar, impedidos, según la legislación vigente, de recibir la comunión. Luego vino a decir que pueden ir a misa, pero no comulgar. En declaraciones a un grupo de periodistas recordó que los separados no mantienen un vínculo pleno con la Iglesia Católica a causa de su situación, pero aclaró que esto no los margina definitivamente de la comunidad cristiana, en la cual pueden participar de diversos modos. “Los divorciados vueltos a casar no están en plena comunión con la Iglesia mientras permanezca su situación; es la situación objetiva la que los pone en contraste con el evangelio, con la palabra de Jesús y la Iglesia es fiel a esta palabra”, indicó. “Esto no quiere decir -agregó- que pierdan totalmente la comunión con la Iglesia, no están en plena comunión pero están en ella, pueden participar a la misa sin tomar la eucaristía, pueden ser parte de la vida de la comunidad cristiana y de sus tantas iniciativas”. Según el cardenal a los divorciados se les debe animar a hacer el bien con el sacrificio que son capaces de hacer, sea en su familia como en el ambiente en el cual se encuentran y deben ser orientados a un camino hacia Dios, confiando en su misericordia. Explicó que, como dijo Juan Pablo II: la Iglesia “no puede bajar la montaña” porque “la montaña (de la verdad sobre el matrimonio y la familia) es como es”, pero nosotros “debemos acompañar a cada uno a subir la montaña a su paso, y el paso es diverso”, apuntó. No hace mucho comentaba que este era precisamente uno de los temas que, según el cardenal Carlo María Martini, habría que revisar en un próximo concilio [Ver nota]. Uno se pregunta por qué se le niega la comunión a los que han cambiado de pareja, después de un fracaso en la relación y no se le niega a un banquero que especula, a un empresario que explota, a un abusador de niños, etc. A estos les basta con pasar por el confesionario. Todos conocemos las farsas que son muchas nulidades eclesiásticas, que a veces es cuestión de pagar a buenos abogados para conseguirla. Pedro Miguel Lamet, SJ / Madrid. |
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