Vengo de recibir y celebrar la ceniza. Y me ha resultado un tanto frío. Yo creo que podemos celebrar con gestos más vivos, más activos. Y de mayor optimismo.
Más que ceniza, yo pondría un gran brasero donde vayamos echando cosas para quemar que den luz y calor. Acciones que a lo largo de la cuaresma van a ser positivas para iluminar la vida. ¿Qué podemos hacer para las personas entristecidas por el Covid o por otros problemas de la vida? De ahí brota la ceniza. Una biblia: como compromiso y camino a recorrer. Sería bueno el leer los cuatro evangelios a lo largo de los cuarenta días. Colonia: buen olor. Ya nos lo indica Jesús en el evangelio. Como expresión de la alegría de que Dios nos ama y lo celebramos en la experiencia de la vida. He utilizado este símbolo durante varios años y nos pone en pista de conversión a la Presencia del Reino en nuestras vidas. Alimentos. Y quizás para empezar: dulces que podamos llevar a alguna persona mayor, o sola o enferma. O con un compromiso de compartir día a día nuestra vida con los necesitados. Igual es bueno hacer una lista de posibles ayudas a personas que sufren y por lo menos, intentar que estén felices. Me gustaría hacer y vivir una cuaresma de alegría y esperanza. Que para nieblas y obscuridad ya llevamos un año seguido. Y aún los signos aparentemente más serios, pueden estar llenos de expresividad. Tierra y agua, hacen barro. Con él podemos marcarnos la frente y recordar nuestro ser polvo resucitado. Y en lugar del salmo 50, como Leitmotiv de esta temporada, el salmo 8, cantando las grandezas de Dios, aún a pesar de la pandemia. Cambiar las tornas a nuestros sentimientos. Una mascarilla: signo de nuestro silencio orante o de nuestro hablar con las demás personas que se purifica. Un gel: Para limpiar nuestras manos y si puede ser, purificar nuestro corazón. Que sanemos todo lo que toquemos. Y que, como nos dice el papa Francisco, dediquemos la cuaresma a sanar y cuidar los cuerpos y las almas de los sufrientes. Y el gran sigo: el Cirio Pascual: Jesús, Luz que ilumina nuestras vidas y nuestras realidades y que es nuestra seguridad ahora y en la plenitud. Tenemos signos que representan y llevan en sí nuestras vidas y experiencias de toda esta época cuaresmal. Así nuestras celebraciones serán vivas y expresión de nuestras vidas, sentimientos y acciones. Ya sé que no conozco lo que me va a tocar vivir, pero que mi ánimo vaya impregnado en la alabanza, la confianza y la vivencia en Dios mi Salvador.
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