"Cuando surge la necesidad de encontrar un sentido, cuando el hombre (o la mujer), atraído por el conocimiento de sí mismo, comienza a explorar su propio interior, cuando empieza a observar el mundo, a escuchar, a pensar, a meditar, a interpretar, y por lo tanto a elegir, a decidir, a asumir sentimientos y comportamientos, entonces comienza para él (o ella) la vida espiritual".
Así se expresa Enzo Bianchi, monje italiano, fundador y prior de la Comunidad de Bose (Italia), caracterizada por ser ecuménica y mixta, centrada sobre todo en la lectio divina. Miro al mundo en el mapa de la cocina, y leo el comentario. Miro la ciudad desde la terraza, y leo de nuevo el comentario. Miro deambular a las gentes del barrio en esta hora comercial, y pienso en el comentario. De vuelta a casa, me miro en el espejo del baño, y de nuevo viene a mi cabeza el comentario de Enzo Bianchi. Primero tiene que surgir la necesidad de encontrar un sentido. ¿Y si no surge? Después se ha de sentir un fuerte impulso interior que anime a ahondar en el conocimiento sí mismo, cosa que, al menos en un principio, puede producir mucho vértigo. ¿Y si no se siente ese impulso? No habrá exploración interior y tampoco observación del mundo. Sólo habrá una inercia que mueve y hace creer que estamos enteramente vivos, informados, formados, comunicados, relacionados... cuando lo cierto es que hay un porcentaje altísimo de letargo y rutina que envuelve en gris el día a día. Ahora volvamos a la espiral pero haciendo el camino inverso: observaremos el mundo, después de una explotación interior animada por el deseo sincero del conocimiento de uno mismo, porque la necesidad de encontrar un sentido se hizo patente, central y urgente. Entonces escuchar, pensar, meditar e interpretar serán las herramientas para mirar hacia dentro y hacia fuera; ahondando en el conocimiento interior y el de un mundo que está ahí para ser observado con otras claves. Pero el camino sigue, empieza el tiempo de tomar decisiones: elegir, decidir, asumir sentimientos y comportamientos. Eso lleva a pequeños y grandes cambios en la vida personal, matizaciones que eran imperceptibles tiempo atrás. ¿Qué me está ocurriendo? es pregunta corriente en esos momentos. Ha comenzado para ti la vida espiritual. Si crees que no ocurre nada, si no surgen preguntas, si las comodidades son las mismas –interiores y exteriores-, si acabas de volver del cuarto curso de fin de semana sobre temas espirituales, si crees que el mundo gira cada vez más rápido sin contar contigo... da media vuelta y retoma el camino. Vuelve al instante en que sentiste la necesidad de encontrar un sentido y, con confianza, déjate hacer.
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