Se nos acaban los curas. Llega el día del seminario y volvemos sobre lo mismo: que hay que rezar por las vocaciones sacerdotales y que a ver si animamos a los jóvenes a hacerse curas.
Se nos acaban los curas. “Hazte cura”, dice el lema de este año, “por Cristo y por los demás”; “para dar a conocer el seminario, corazón de la diócesis”. Se nos acaban los curas. ¿Qué diría Jesús? ¿Cómo nos miraría? Me imagino su cara al vernos tan preocupados, su rostro sonriente y compasivo. Se nos acaban los curas… sin darnos cuenta. En las ciudades seguimos teniendo misas y sacramentos para elegir. En los pueblos se acercan para las fiestas y dicen la misa mayor ¿Qué más se puede pedir? Se nos acaban los curas. A las parroquias se les empieza a llamar “unidades parroquiales y de atención pastoral” y nos piden que colaboremos todos, que “don José” vendrá de vez en cuando. Se nos acaban los curas. Parece que este es el mayor problema y la más grande necesidad que tenemos los católicos en los comienzos del siglo XXI. Se nos acaban los curas. ¿Qué curas? Los curas solitarios y entregados totalmente a su labor de pastores, los curas sin familia y a tiempo completo, los curas varones y de ninguna manera mujeres, los curas de parroquia y sin hogar… Se nos acaban los curas de hoy porque su media de edad es de 67 años y un 40% pasan de los 75. Según cuentan en España hay todavía unos 18.000 sacerdotes diocesanos, pero los que fallecen duplican a los que se ordenan. Se nos acaban los curas… y ahora qué. No cabe ninguna duda de la cura que han supuesto muchos sacerdotes a lo largo de la historia. No sería ningún disparate otorgar un “premio Nobel” a este colectivo. No pararíamos de contar las bondades de su buen hacer por toda la tierra… pero, ojo, entre nosotros son una parte y no lo son todo. ¿Se nos acaban los curas? Cuidemos a los que quedan, recemos por los que fallecen y busquemos la manera de distribuirnos las tareas en comunidad. ¿Se nos acaban los curas? Sería bueno volver los ojos atrás, a los orígenes, y volver a comprender cómo vivir en cristiano en nuestros tiempos. ¿Se nos acaban los curas? Los tiempos anteriores no son más importantes que los primeros. En los primeros tiempos se repartían las tareas. ¿Se nos acaban los curas? Busquemos de entre nosotros quién se puede encargar de animar la fe, coordinar la pastoral, dinamizar las celebraciones… ¿Se nos acaban los curas? Volvamos nuestros ojos a la mirada que Jesús dirigió a mujeres y hombres para que le siguieran y no discriminemos nunca más en la Iglesia. ¿Se nos acaban los curas? La comunidad permanece y en ella la mayoría vive en familia; no deberíamos privarnos de personas vocacionadas por el hecho de estar casadas. ¿Se nos acaban los curas? También se irán acabando los obispos tal y como los solemos ver hoy en día. “Nadie es más que nadie entre vosotros”, se nos dijo. ¿Se nos acaban los curas? Que la comunidad los busque entre las personas a las que Dios suscite pasión por servir en la comunidad. Que la comunidad rastree de entre nosotros el rostro de Dios para que se haga presente. Que la comunidad elija a sus dirigentes, animadoras y animadores… servidores. Se nos acaban los curas pero queda mucho Reino por hacer.
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