BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English
  

Rescates por: Dolores Aleixandre

4/17/2012

0 Comentarios

 
Ya se lo decía el zorro al Principito: “Nada es perfecto”. Lo demuestra el hecho de que hasta la palabra “rescate”, que suena a héroes y a hazañas, tiene también su lado sombrío. Porque si eres un minero chileno atrapado en la mina, esperas con ansia que te rescaten, pero como seas de un país periférico y en Bruselas decidan tu rescate, se te avecina la catástrofe y te echas a la calle a dar voces.

A Jesús tuvieron que rescatarle -lo cuenta Lucas- porque el sistema económico del templo de Jerusalén, mayormente gestionado por los sacerdotes residentes, se sostenía gracias a tarifas establecidas: el primogénito varoncito de cada familia debía quedarse de plantilla en el templo pero, si la familia no estaba por la labor, tenía que rescatarlo entregando a cambio un cordero (adivinen quiénes se lo comían). Si la familia era de pocos posibles, se le aplicaba la tarifa B: un par de tórtolas o dos pichones (sigan adivinando adónde iban a parar los pichoncitos…)

Llegaron José y María con su jaulita para pagar el rescate de su niño, porque ellos eran de pueblo, y con pocas pretensiones, y les hacía poca gracia lo de dejarlo como pupilo entre un personal cuyo fondo de armario, para que nos hagamos una idea, incluía “efod, pectoral, manto, túnica ajedrezada, turbante y banda, todo en oro, púrpura violácea, roja y escarlata y lino”. En comparación con lo que prescribe Ex 28, el atuendo cardenalicio de hoy es ropa de sport, casual fashion que le dicen ahora.

 

Así que, gracias a los dos pichones del rescate, pudieron criarle sano y libre entre los vecinos de Nazaret que eran gente corriente. Lo llevaban a la sinagoga los sábados y fue allí donde debió escuchar por primera vez lo del go’el , una figura clave de la institución familiar de Israel: cuando la vida de alguien estaba en juego, ahí tenía que estar su pariente más próximo para hacerse cargo de su rescate; cuando un hombre era sometido a la esclavitud, redimirle era misión de su go’el(Lv 25, 47); si alguien se arruinaba y tenía que vender la tierra de sus antepasados, correspondía a su go’el rescatar esa tierra (Lv 25,25); y si un hombre moría sin descendencia y el hermano del difunto no quería casarse con la viuda, otro pariente podía convertirse en su go’el e impedir que se perdiera un nombre para siempre (lo cuenta preciosamente la historia de Rut).

En tiempos del exilio, Israel dio un paso de gigante y se atrevió a pensar en Dios como en su familiar más próximo. Y en vez de subrayar su trascendencia, majestad o lejanía, le reconocieron como su go’el que era como decirle: “Tú eres nuestro pariente más cercano y tú sabrás por qué, pero has contraído para con nosotros una responsabilidad gravísima: a ti te corresponde sacarnos de la opresión, arrancarnos de la muerte y darnos un futuro”.

Cuando Jesús escuchó lo del go’el, debió parecerle que era eso lo que mejor encajaba con lo que él quería ser y un día confesó a los suyos que había descubierto el sentido de su vida: “servir y dar la vida en rescate por muchos” (Mc 10,45).

Muy pronto empezó a intuir que rescatar a esa “familia” que somos y a la que se había vinculado, iba a tener un precio mayor del que creía al principio. Pero ya no podía volverse atrás, ya no podía dejar de querernos y de sentirse irremediablemente vinculado a nuestro destino. Se sentía marcado para siempre como go’el de esta humanidad nuestra, terrible y maravillosa.

Quería estar junto a nosotros cuando nuestra vida estuviera en juego, cuando peligrara nuestra libertad, cuando nos amenazaran la ruina y el olvido. Estábamos tatuados en la palma de sus manos y lo supo definitivamente cuando las extendió para que se las clavaran al madero. Se había comprometido a entregar la vida por nosotros y él era un hombre de palabra.

Pero su go’el también tenía palabra y acudió en su rescate resucitándolo de entre los muertos. Lo proclamamos radiantes cada año con el Alleluya pascual.

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture
    Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando

    EL BLOG

    El blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida.

    Picture
    Picture
    Picture
    Picture
    SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...

    Archivos

    Septiembre 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Febrero 2013
    Enero 2013
    Diciembre 2012
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todo

    Canal RSS

    Picture
Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2023
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English