Nos hemos saltado la segunda multiplicación de los panes y la curación del ciego de Betsaida. El relato presenta a Jesús en la región de Cesarea de Filipo, que está río Jordán arriba, en las estribaciones del monte Hermón donde nace. Este episodio marca un antes y un después en el evangelio de Marcos. Por una parte, Jesús comienza a proclamar un nuevo mensaje, el de la cruz. En esta enseñanza Jesús va a traspasar el límite de lo comprensible. Comienza también el "camino" hacia Jerusalén donde se consumará su obra.
Seguramente no es un relato histórico. No puedo imaginarme a Jesús preocupándose de lo que pensaban de él los demás. Toda su vida la empleó en descubrir su verdadera identidad y no es verosímil que esperase de los seguidores un conocimiento de su persona y menos aún un reconocimiento de lo que era. Sabía de sobra que no habían entendido nada. EXPLICACIÓN La doble pregunta de Jesús parece suponer que esperaba una respuesta distinta. La realidad es que, a pesar de la rotunda respuesta de Pedro: "tú eres el Mesías", la manera de entender ese mesianismo, estaba lejos de la comprensión de Jesús. Pedro, como se manifestará más adelante, sigue en la dinámica de un Mesías glorioso. Para él es incomprensible un Mesías vencido y humillado hasta la aparente aniquilación total. Apenas tres versículos después, Pedro increpa a Jesús por hablarles de la cruz. El Hijo de hombre tiene que padecer mucho. "Hijo de hombre" significa 'perteneciente a la raza humana, pero en plenitud'. Este hombre; por cierto, es el único titulo que se atribuye Jesús a sí mismo. "Tiene que" no alude a una necesidad metafísica o a una voluntad de Dios externa, sino a la exigencia del verdadero ser del hombre. "Padecer mucho" hace referencia no solo a la intensidad del sufrimiento en un momento determinado (su muerte), sino a la multitud de los mismos que se van a extender durante toda una vida. Jesús proclama, "con toda claridad", cuál es el sentido de su misión, diametralmente opuesta a la que esperaban los judíos y a la que también esperaban los discípulos. Nada de poder y dominio sobre los enemigos, sino todo lo contrario, dejarse matar antes de hacer daño a nadie. Pedro se ve obligado a decirle a Jesús lo que tiene que hacer, porque su postura equivocada le hace pensar que ni Dios puede estar de acuerdo con lo que acaba de proponer Jesús como itinerario de salvación. Como Pedro habla en nombre de los apóstoles, Jesús responde "de cara a los discípulos" para que todos se den por enterados del tremendo error que supone no aceptar el mesianismo de la entrega y de la cruz. Ese mensaje es irrenunciable. Pedro le propone exactamente lo mismo que le propuso Satanás en el desierto: el mesianismo del triunfo y del poder, por eso le llama Satanás. Claro que esa manera de pensar es la más humana que podríamos imaginar, pero no es la "manera de pensar de Dios". "Si uno quiere venirse conmigo, que se niegue a sí mismo..." Lo que acaba de decir de sí mismo, lo aplica ahora a la gente. No es fácil aquilatar el verdadero significado de esta frase; sobre todo si tenemos en cuenta que el texto no dice negar, sino renegar de sí mismo. Aquí el 'sí mismo' hace referencia a nuestro falso yo, lo que creemos ser. El desapego del falso yo es imprescindible para poder entrar por el camino que Jesús propone. "El que quiera salvar su vida, la perderá..." No está claro el sentido de 'psykhe': no puede significar vida biológica, porque diría 'bios'; tampoco significa alma porque los judíos no tenían el concepto de alma, propio de la filosofía griega. Esa imprecisión del lenguaje nos obliga a ir más allá de las palabras. No se trata de elegir entre dos vidas, sino buscar la plenitud de la vida en su totalidad. El que no es capaz de superar el yo y no dejar de preocuparse de su individualidad, malogra toda su existencia; pero el que superando el egoísmo, descubre su verdadero ser y actúa en consecuencia, dándose a los demás, dará pleno sentido a toda la vida y alcanzará su verdadera plenitud humana. APLICACIÓN La inmensa mayoría de los cristianos seguimos en la postura de Pedro. La esencia del mensaje de Jesús sigue sin ser aceptada porque nos empeñamos en comprenderlo desde nuestra raquítica racionalidad. Ni el ADN ni los sentidos ni la razón podrán comprender nunca que el fin del individuo sea el fracaso absoluto. Por eso hemos hecho verdaderas filigranas intelectuales para terminar tergiversando el evangelio. Si creemos que el fruto es la pulpa o la cáscara, los defenderemos con uñas y dientes y no dejaremos que la semilla germine. ¿Quién es Jesús? La respuesta no puede ser la conclusión de un razonamiento discursivo. No servirán de nada ni filosofías ni sicologías ni teologías. Los análisis externos de lo que hizo y dijo no nos lleva a ninguna parte, porque no son comprensibles. Solo una vivencia interior que te haga descubrir dentro de ti lo que vivió Jesús, podrá llevarte al conocimiento de su persona. Jesús desplegó todas las posibilidades de ser que el hombre tiene. La clave de todo el mensaje de Jesús es esta: dejarse machacar es más humano que hacer daño a alguien; morir a manos de otro es más humano que matar. Debemos seguir preguntándonos quién es Jesús. Pero lo que nos debe interesar es un Jesús que encarna el ideal del ser humano querido por Dios, que nos puede descubrir quién es Dios y quien es el hombre. La pregunta que debo contestar es: ¿Qué significa, para mí, Jesús? Pero tendremos que dejar muy claro, que no se puede responder a esa pregunta si no nos preguntamos a la vez ¿Quién soy yo? Porque no se trata del conocimiento externo de una persona: Cuándo y cómo vivió, quiénes son sus padres, en qué cultura se desarrolló, cuál era su entorno social y religioso... Ni siquiera se trata de conocer y aceptar su doctrina. Se trata de algo más profundo y vital: responder a la pregunta, con mi propia vida. Dios no puede querer el sufrimiento. Dios quiere siempre el bien total del hombre. El hombre, como fruto de una larga evolución, es un ser complicado. La razón, recién llegada, se sustenta sobre una estructura, fruto de tres mil ochocientos millones de años de constante evolución. Esta parte superior del ser humano no puede subsistir sin apoyarse en lo biológico, pero puede ir más allá de sus planteamientos. Aquí está el verdadero conflicto. La evolución desarrolló dos mecanismos que la han hecho posible: el placer y el dolor. Todo aquello que favorece la vida biológica y la seguridad del ser vivo, le produce placer; por lo tanto el individuo lo buscará con todo ahínco. Todo aquello que deteriora su estructura física, le producirá dolor y el individuo huirá de ello con violencia. Pero el hombre no puede tener como objetivo lo biológico, sino lo específicamente humano. La razón puede dejarse llevar de las exigencias biológicas y ponerse a su servicio; puede utilizar toda su capacidad para buscar el placer o para huir del dolor. Pero el hombre, desde su vivencia interior, puede descubrir que su meta no es el gozo inmediato, sino alcanzar la verdadera plenitud humana, que le llevará más allá de las simples apetencias de los sentidos y apetitos. Si la mente no cede a las exigencias de la parte inferior, y pretende imponer su criterio de buscar el bien superior, la biología reaccionará produciendo dolor. Este dolor es el que Jesús propone como inevitable para alcanzar la plenitud. La cruz, símbolo de la entrega total, es la meta de la vida humana. La hora de la plenitud de Jesús fue la hora de la muerte en la cruz. Ahí consumó su carrera. Se identifico con Dios que es don total. Ya no necesita más glorificaciones ni exaltaciones; entre otras razones, porque no hay un después, sino un eterno ser en Dios. Jesús vivió y predicó que lo específicamente humano, es consumirse en la entrega al bien del hombre concreto. Meditación-contemplación Y tú, ¿quién dices que soy yo? No me interesa una respuesta teórica. ¿Manifiesta tu vida lo que Jesús vivió y predicó? ¿Te mueve, por encima de todo, el bien de los demás? ..................... En tus manos está dar sentido a tu vida o malograrla. Vivir como simple animal o como verdadero ser humano. Lo que des de ti mismo, se convertirá en vida. Lo que te guardes se convertirá en pura pérdida. ........................ Si permaneces en tu falso yo, no podrás entenderlo. Si descubres tu verdadero ser, ya lo has entendido. Jesús, como hombre, te marcó el camino de la plenitud. No tienes más que seguirlo en su trayectoria humana.
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