BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  

Otra Navidad por: Matilde Gastalver

12/28/2011

0 Comentarios

 
Por primera vez se ha hecho presente el frio en este invierno, como si el sol supiera que las dificultades en las que vivimos nos hacen sentir la necesidad de su calor y que su luz nos deje ver todo de forma diáfana.

Esta mañana ya muy pronto la luna dibujaba su silueta menguante en un cielo limpio y despejado ¡Cuarto menguante! Como el cuadro que me pintó mi hija y que tengo en mi habitación; lo primero que veo cuando me levanto.

He meditado muchos estos días con esa luna menguando, esa fase en la que todo se va ocultando, como el otoño, como la misma vida. Como mi tía, mi segunda madre, la madre que no es biológica pero que ya estaba en la casa antes de que naciéramos todos. Vino a la boda de su hermana y nunca se fue porque siempre la necesitaron para dar una mano.

Mi tía Felisa, una mujer castellana que nació en un cuatro de diciembre de un invierno muy crudo, en un pueblo mísero y en una familia muy pobre. La segunda de muchos hermanos que desde pequeña tuvo que hacer trabajos varoniles para ayudar al padre porque no había chicos en edad de hacerlo.

Con muy pocos años estaba sirviendo fuera de casa en Madrid y desde entonces ha vivido entregada a todos los servicios, al cuidado desmedido. Austera, dura, fuerte, inquebrantable. Inventora de mil platos nuevos con las mismas patatas, con lo mínimo administraba milagros en una familia de trece donde sólo uno (papá) traía ingresos para mantenernos. Mientras mamá criaba al último bebe llegado, la tía mantenía al resto en mil labores que acababan más tarde que el día y empezaban antes que él.

Hace unas semanas la tumbó una infección y no puede salirse del hoyo donde ésta la ha tirado; esa mujer fuerte y resuelta es ahora un cuerpecillo pobre, desvalido, incapaz de nada, necesitada de todo. Nos turnamos las tres hermanas para cuidar de ella en las noches, para que mamá pueda aguantar el resto del día.

¡Cuántos regalos nos dan estos días cansados! De tantas cosas importantes, hay un momento especial que el amor se cuida de que no sea humillante sino sacramental: limpiar su cuerpo con cuidado, hidratarla y masajearla con cremas, perfumarla, ponerle el camisón limpio, peinarla despacio y recoger sin que lo vea el pelo que se le cae.

¡Cuánto cariño pueden dar unas manos que acarician! Pienso en Jesús lavando los pies en la cena de despedida. Este es el mismo ritual, un ritual de despedida lleno de amor y delicadeza, como si las manos fueran palabras que acariciaran el alma y pudieran llenarla de promesas imposibles de esperanza que se escapa.

Como la luna cuando se despide a nuestra vista, como las hojas de los árboles que caen dulcemente alfombrando aceras. Como la lluvia copiosa en las tardes de invierno, como el mar cuando se retira de la playa: todo es bello y todo está bien.

Sin embargo siento tristeza, no sé estar alegre y hago esfuerzos para disimular lo que siento cuando ella llora sabiéndose tan poco. Me contagia ese dolor que tenemos al despedirnos, al ver esconderse la luna o la vida.

Esta mañana he salido muy pronto de la casa de mis padres hacia mi trabajo. Como todas las noches he dormido muy poco y muy mal, despertando sobresaltada por cualquier ruido temiendo haberme dormido y que se me levantara, espiando el ritmo de sus respiraciones. El frio en la cara, el cielo tan nítido, la luna en lo alto y solo unos días para navidad. ¡Dios mío, la navidad!

En la primera hora de guardia en mi trabajo he empezado a leer un librito que presentan mañana, es de un amigo que hace mucho que trabaja en prisión: “Lo que esconde una semilla. Ante el dolor de los presos”.

He ido devorando las páginas hasta acabarlo. Historias, retazos del patio de prisión, de conversaciones, de confesiones y heridas, de vidas rotas por el dolor, de pozos inaccesibles de desesperanza, de Dios habitándolo todo callado como siempre. También de Navidad, de Dios hecho hombre en un lugar para animales, un lugar profano. De muerte y vida, de mucho dolor, y de silencios. De horas de patio, de acompañamiento, de sentir el dolor, de escuchar torpemente.

 

Estar, sólo este verbo. Saber estar a cada momento, y si no sabemos, volver a empezar para intentar aprender. Leía esas historias para mí tan conocidas, entendía bien sus palabras que me devolvían mil historias vividas entre los internos.

Decía mi amigo Lorenzo que la cárcel puede ser para un creyente un lugar para la mística como también lo es de injusticia social. Sí, un lugar para la mística, porque donde terminan todas las razones y solo está el sinsentido y la pobreza, ahí está Dios. Cuando ya no nos queda esperanza y chocamos con todos los límites ahí, en nuestras miserias, en el barro quebrado en el que nos reconocemos, Dios habla. Quizás solo lo oigan algunos pastores como aquella otra noche que nos cuenta Mateo.

Yo quisiera evitar el dolor de mi tía, el dolor inútil, la desesperanza, la injusticia de un sistema que crea pozos hondos para ocultar sus miserias y los caminos sin salida para los que castiga. Quisiera parar la luna para que no se oculte, que nunca se fueran nuestras golondrinas…

Pero hay un ritmo, un sentido en todo, incluso en el sinsentido. HayVida en nuestras pobres vidas, en las vidas rotas de tantas prisiones, en nuestros dolores, en nuestros propios límites. Me pregunto si no es eso la Navidad.

Muchos no están alegres estos días, ni esperan, ni tienen. Muchos tienen sitios vacíos en sus mesas puestas, otros no pueden poner mesa ni casa siquiera. Y las rejas… ¡tantas rejas!

Todos los años celebramos Navidad queriendo inventar la alegría. Hoy me pregunto por qué no dejamos la navidad y celebramos las bienaventuranzas. Deberíamos recuperar uno de los 365 días del año para celebrar la misericordia absoluta sin condiciones ni matices, el consuelo más dulce, la compañía inquebrantable, la elección de los últimos, de los malos, de los torpes, de los pobres porque así es nuestro Dios. El que enjuga nuestras lágrimas, abre sus oídos a nuestros dolores, toma en sus brazos nuestra pequeñez y no pide cuentas de nada.

Ese día no podrían robárnoslo las grandes superficies, ni siquiera los oficios religiosos. Sería como la salida del sol, como los gorriones que revolotean al atardecer, como la luna ocultándose, como el misterio de la vida que nace o muere, como el milagro de no desesperar entre rejas, pero ¿no es precisamente eso la Navidad?

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture
    Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando

    EL BLOG

    El blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida.

    Picture
    Picture
    Picture
    Picture
    SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...

    Archivos

    Febrero 2023
    Enero 2023
    Septiembre 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Febrero 2013
    Enero 2013
    Diciembre 2012
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todo

    Canal RSS

    Picture
Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2023
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor