Leí el título de la noticia ayer, pero hoy he consultado el artículo entero. La noticia escueta decía, “Un párroco de Sevilla impide a un homosexual ser padrino del bautismo de su sobrina”, y también informaba de que el candidato a padrino era Alejandro Rodríguez Portillo, la parroquia, San Eutropio de Paradas, y el párroco Francisco Javier Aranda. Me interesaba saber si el motivo era el homosexualismo, o la falta de fe, de inserción en la comunidad cristiana, y la ausencia de práctica sacramental. El propio párroco afirma que se trata de un joven creyente, practicante y bien adaptado al ritmo y estilo de la comunidad parroquial. entonces, ¿solo por la orientación sexual se puede, otros dirán, se debe, excluir a alguien de la función de padrino de Bautismo? Es lo que voy a intentar responder en este artículo.
Voy a intentar aclararlo desde un punto de vista que pienso dejará iban claro mi pensamiento y el estado de la cuestión. Si una pareja de homosexuales unida en matrimonio tiene hijos, por medio de un vientre de alquiler, ¿esos hijos estarán condenados a no poder ser bautizados nunca, porque sus padres son homosexuales? En este blog ya informé del Bautizo, con fiesta por todo lo grande, de dos niños mellizos, hijos de un matrimonio homo, ambos muchachos creyentes, uno de ellos incluso catequista, así como sus padres, los dos, padre y madre, y cómo lloraban algunos de los asistentes. Me llamó la atención, sobre todo, uno, con pinta de ejecutivo, -después me enteré que era uno de los mejores médicos de Sevilla, no recuerdo en qué especialidad-, quien me mandó un e-mail, emocionado. Decía, entre otras cosas, la alegría que lo había inundado al ver la fiesta en una misa-bautizo, en “una parroquia de la diócesis de Rouco”, con todos cantando y participando, conscientes de lo que hacían, cuando unos años antes eran casi excomulgados por la Iglesia. Pero por lo visto en San Eutropio de Paradas las cosas no han cambiado mucho. Ni mucho, ni poco, ni nada. Parece que el párroco, Francisco Javier, citaba el Catecismo de la Iglesia Católica, olvidando que un Catecismo, o documento que fuere, que enseña algo diferente al Evangelio, no hay por qué seguirlo. El Señor Jesús repitió hasta la saciedad, por lo que no hay ninguna duda de la importancia de la enseñanza, que sus discípulos no juzgarían a nadie, que procurarían quitar antes la viga de us ojo, es decir, que reconocerían que la tenían, antes de intentar retirar la mota del ojo del hermano. Y quiero aprovechar la ocasión para recordar que somos muy laxos los curas admitiendo a cualquier persona para padrino, como si esta tarea fuese propia de parientes, o amigos, por el mero hecho de serlo. Cuando se trata de un compromiso sacramental importantísimo, al que solo se puede acceder, y ejecutar después, por criterios eclesiales, sacramentales, y de profunda fe. Y esto no se solventa solo exigiendo que los padrinos estén confirmados, si bien esto pueda ayudar a discernir la capacitación del candidato. Pero tratándose de creyentes, y de personas comprometidas con la comunidad, el hecho de la orientación sexual carece por completo, sin más, y a no ser que haya algún agravante o hecho especialmente escandaloso, de fuerza y entidad suficiente para apartar a un bautizado de esa función.
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