BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English
  

Los mansos y las bienaventuranzas por: Gabriel Mª Otalora

2/8/2023

0 Comentarios

 
La mansedumbre no tiene buena prensa, al menos en la sociedad de hoy. Creo que es en parte porque suena demasiado a debilidad y a convertir a los mansos en potenciales víctimas de las personas autoritarias y soberbias. Y en parte también porque el nombre de “manso” no tiene buena prensa siendo difícil asociar la actitud de mansedumbre con una promesa de felicidad: Bienaventurados los mansos, nos dice Jesús. El orgullo ha sido entendido como una virtud y la mansedumbre como una debilidad. Confieso que me resulta demasiado chocante el contraste, seguramente porque no he reflexionado lo suficiente sobre el tesoro que anida en esta actitud.
Sin embargo, llevo unas semanas dando vueltas precisamente a esta Bienaventuranza que me resulta contracultural -sin duda- pero al mismo tiempo me llama a que profundice un poco más para acercarme al mensaje que atesora el Evangelio en esta dicha prometida: felices serán los que se comporten con verdadera mansedumbre… y no solo eso, “heredarán la tierra”.
En este comienzo de año quiero compartir algunos destellos de esta actitud que nos propone Jesús y que abunda tan poco en el seno de la Iglesia. Para suscitar una reflexión en este sentido, veamos algunas de las actitudes de quienes se comportan con mansedumbre a la que nos invita el Maestro:
La mansedumbre está muy emparentada con la humildad, la actitud más importante para vivir en cristiano.
La paciencia como arte para la buena vida, también está emparentada con la mansedumbre.
Los mansos se caracterizan porque son dueños de sí, lo cual ya nos indica un nivel de madurez importante. Viven una pacífica posesión de sí mismos sin necesidad de atacar nada ni a nadie.
Con muy poco, lo tienen todo porque se poseen a sí mismos. Suena muy de cerca a lo que dicen los psicólogos de las personas maduras y equilibradas.
Quien practica la mansedumbre tiene que domeñarse. Ser manso con criterios evangélicos no es ser pánfilo ni carente de personalidad. Viven desde el verdadero amor que acoge y no juzga, ayuda con benevolencia sin desahogar reproches.
Viven en el instante presente, disfrutan y agradecen la vida.
Han experimentado que su fuerza está en su debilidad apoyados en el centro indestructible de su yo sagrado, su ser esencial que se sabe envuelto por la Presencia.
Son el mejor ejemplo del rostro amoroso de Dios, contemplativos en la acción.
Son personas que sonríen desde el corazón, que han aprendido a escuchar y transmiten verdadera paz.
En definitiva, las personas mansas tienen una gran fuerza interior en la confianza de saberse en las manos de Dios. Nada que ver con la debilidad.
Quienes viven la mansedumbre llevan a la práctica el binomio “Dios me ama inmensamente, luego deposito mi total confianza en Él”. Es un ejemplo de aceptación nada resignada ante los embates inevitables y las decepciones de la vida que tan bien protege al corazón de las amarguras. El manso de corazón no se enfrenta a los demás como si fueran sus enemigos. Los respeta y los valora porque sabe que también han sido creados a la imagen de Dios. En definitiva, vive con la expectativa de que siempre aprenderán algo gracias a las experiencias que Dios trae a su vida. Muestran, nada menos, que el amor de Dios a todos los seres humanos.
La mansedumbre es una cualidad que crece a la medida en que permitimos que el Espíritu Santo transforme nuestra alma, a la escucha siempre, para transformarnos y transformar nuestro alrededor a través de esta fortaleza de las Bienaventuranzas. No hay mejor oración. Pero estamos tan centrados en el hacer que se nos olvidan las abundantes llamadas del Evangelio para adecuar nuestras actitudes a la Misión encomendada de evangelizar. Y la mansedumbre es el aceite que necesita nuestro motor cercano a griparse, tantas veces. Hacer y hacer... olvidando que “Sin mí no podéis hacer nada” hace que nuestra mediocridad pervierte la imagen del Reino.
Rescatemos el verdadero valor de la mansedumbre; demos la importancia que tiene.
0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture
    Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando

    EL BLOG

    El blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida.

    Picture
    Picture
    Picture
    Picture
    SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...

    Archivos

    Septiembre 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Febrero 2013
    Enero 2013
    Diciembre 2012
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todo

    Canal RSS

    Picture
Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2023
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English