BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English
  

La paciencia de Dios por: Dolores Aleixandre

11/29/2011

0 Comentarios

 
Habíamos decidido no esperar más. No era la primera vez que Justo, sin hacer honor a su nombre,  incumplía sus promesas y no era fiel a la palabra que había dado y estábamos ya cansados de él.

Al principio pareció decidido a responder a la llamada que le hizo Jesús y se había adherido con entusiasmo al grupo de los que le seguíamos, pero aquella primera disposición no resistió la prueba del tiempo.

Un día desapareció sin dar explicaciones y supimos que había vuelto a Betsaida, la ciudad donde vivía con su  familia, ayudando a su padre que poseía un gran higueral y vendía cargamentos de higos a los mercaderes que los embarcaban rumbo a Chipre.  

Al cabo de un tiempo reapareció inesperadamente con aire de arrepentimiento y Jesús lo acogió de nuevo sin tener en cuenta nuestro malestar. Caminaba con nosotros pero siempre rezagado y soportaba en silencio las palabras mordaces que algunos le dirigían:

“- ¿Os habéis dada cuenta de que hoy en la sinagoga han hablado de Justo? Parecía que las palabras de Oseas estaban escritas pensando en él: “Vuestra fidelidad es nube mañanera, rocío que se evapora al alba…” (Os 6,4).

Él se mordía los labios para no enzarzarse en la discusión pero debió cansarse de nosotros porque un día que nos alojamos cerca de su pueblo dijo que tenía que acercarse a su casa a recoger un cesto de higos y que volvería pronto, pero llegó la noche y no había regresado.

Estábamos indignados y supusimos que Jesús también, porque un día le habíamos oído descalificar a los que, después de poner la mano en el arado, vuelven la vista atrás. Por eso nos sorprendió que, cuando nos disponíamos a reemprender el camino al amanecer, él propuso que lo retrasáramos para esperar a Justo.

- Pero Maestro, le dijimos,¿es que de verdad crees que va a volver? ¿No te das cuenta de que es inconstante como una hoja llevada por el viento y que sus promesas no valen más que la hierba de un tejado? ¿Vas a permitir que se ría otra vez de nosotros?

En situaciones como éstas Jesús que habitualmente es un gran conversador, no contesta preguntas ni entra en diálogo.

– Ha dicho que va a volver y voy a esperarlo. Vosotros podéis marcharos si queréis.

Nos quedamos también aunque malhumorados porque estaba siendo un otoño muy caluroso y tendríamos que caminar en las peores horas del día. Cerca de mediodía le vimos aparecer a lo lejos cargado con un canasto de higos. Se acercó a Jesús y todos oímos las historias que le contó sobre un encargo de su padre, la enfermedad de un criado y la pérdida de un burro que había tenido que ir a buscar. Le agradecía que no nos hubiésemos marchado sin él y nos invitaba a comer los higos que había traído.

Excepto Jesús, ninguno dimos crédito a sus explicaciones pero como teníamos hambre y los higos estaban deliciosos, nos sentamos a comer. En la sobremesa Jesús dijo:

- Estos higos me han recordado la historia que le oí de niño a Azarías, un vecino de Nazaret. En su patio había una higuera espléndida y a mí de niño me dejaba subirme a sus ramas para comer higos.

 “¿La ves ahora tan hermosa y cargada de frutos? Pues hace muchos años estuvo a punto de secarse y mi padre dijo que iba a cortarla; pero yo le pedí que me dejara ocuparme de ella, la regué, aboné y cuidé tanto que en la primavera siguiente reverdeció y se fue fortaleciendo y ahora es la que da los mejores higos del  pueblo. Y mi padre, ya anciano, me decía con orgullo: “Hijo, ¡qué bien hiciste en no dejarme que la cortara…!”

        

Eso fue lo que me contó Azarías ¿qué os parece?

Hizo una pausa mientras cogía el último higo que quedaba en la cesta y, después de comérselo, nos dijo:

- Esa paciencia que tuvo mi vecino con un árbol ¿no creéis que vale la pena tenerla también con un hombre?

No supimos qué contestarle pero aquel día aprendimos algo más sobre la paciencia de nuestro Dios.

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture
    Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando

    EL BLOG

    El blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida.

    Picture
    Picture
    Picture
    Picture
    SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...

    Archivos

    Septiembre 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Febrero 2013
    Enero 2013
    Diciembre 2012
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todo

    Canal RSS

    Picture
Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2023
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English