(I PARTE: El mundo como orden y Dios como parte de ese orden del mundo. Dios dio todo el poder sobre el mundo al Papa. -La doctrina social de la Iglesia y sus silencios- Biblia y Jesús quieren el cambio al que se oponen el Imperio, los sacerdotes y doctores de la ley. Con fidelidad hasta la muerte. Para Marx la humanidad está en un constante proceso de cambio, en la búsqueda de cambio hasta una transformación total. El mensaje cristiano es materialista. El amor no es algo espiritual, es algo práctico: dar de comer, dar habitación, visitar a los presos. El evangelio es fundamentalmente materialista. Y tenemos una filosofía espiritualista para explicar un mensaje materialista.) (Págs. 1-9.)
José Comblin: En fe y política habría entonces que partir de una distinción muy clara. La fe y política “no es” Iglesia y política. Porque entre la fe y la Iglesia las relaciones son ambiguas, naturalmente. Entonces, para empezar creo que uno de los grandes obstáculos es la doctrina social de la Iglesia. Ya es hora de volver al Marxismo. Porque cada vez más, claramente, consta que EL PRIMER FILÓSOFO CRISTIANO FUE KARL MARX. Todos los demás fueron griegos. Santo Tomás de Aquino es griego, toda la tradición escolástica es de la filosofía griega y que no se combina muy bien con el cristianismo, pero ha tenido consecuencias muy fuertes, muy grandes. Es que la filosofía griega entiende el mundo como orden. Es un conjunto de diversas cosas que forman el orden permanente, constante. Y Dios es parte de ese orden del mundo. Entonces ahí él está en la cumbre, está manteniendo la unidad de todas esas cosas ordenadas. De tal modo que toda la actividad humana se inscribe dentro del orden. Hay que actuar para preservar el orden, para mantener el orden, entonces para impedir las fuerzas de disolución que hay, las fuerzas de destrucción. Mantener la armonía del universo. Ese universo no puede cambiar. El orden no puede cambiar. No cambia. Así como Dios no cambia, nada cambia. El ser humano no cambia. La sociedad no cambia. Todo lo que vemos en la naturaleza es parte del orden. Por ejemplo hay esclavos y dueños de esclavos. Es parte del orden del mundo. Hay gente que nació para ser esclavo y hay gente que nació para ser dueño de esclavos. Eso es parte del mundo. Para los filósofos griegos es una evidencia. Eso ni se discute, ni se discute. Entonces que hayan pobres o ricos es lo normal. Es lo bueno. Hay que mantener eso. Eso es parte del universo tal como Dios lo creó. Hay ricos y pobres porque Dios quiso que fuera así. Hay guerras porque Dios quiere que fuera así. O sea, todo lo que sucede, todo es parte del orden. Y no se puede querer cambiar. Eso es actuar contra la voluntad de Dios. Dios ha establecido las cosas así y no se pueden cambiar. Querer cambiar es una rebelión contra Dios. Es una impiedad. Hay que mantener. Por eso había emperadores, reyes establecidos por Dios. ¿Cuándo se sabía que Dios ya no aceptaba ese emperador? Cuando un general lograba destruir el poder del emperador y se establece él mismo como emperador. La estructura es igual pero Dios escogió ahora una persona en lugar de otra, pero el sistema es igual. Y las leyes sociales son el reflejo de la voluntad de Dios. Del orden del universo tal como está establecido desde siempre y para siempre. Santo Tomás reconoce que la teoría de Aristóteles dice: “que el mundo no tuvo comienzo y no tendrá fin, sencillamente existe.” Y Santo Tomás dice: “de hecho, si no fuera por la revelación no sabríamos que el mundo empezó”. Aceptaríamos lo racional, que es pensar que el mundo existe y no tiene comienzo, no tiene fin, existe sencillamente. siempre igual. Bueno, esa es la filosofía que inspiró la Iglesia católica desde el siglo XIII. O sea, desde el momento en que adoptó la filosofía griega, los grandes, Aristóteles sobre todo, como modo de orientación, modo de pensar del cristianismo. Entonces de ahí que Dios es parte de ese conjunto. Es como el conjunto, no puede cambiar. Siempre es igual. O sea, nunca manifiesta sentimientos, nunca manifiesta voluntades o proyectos o cosas así no… es siempre igual. Es lo que mantiene la unidad. Él mismo es uno. Él representa la garantía de todo lo que existe en este mundo. Esa idea de Dios se instaló en la teología. O sea, la teodicea de Aristóteles entró en la teología cristiana. Cuando se habla de Dios se empieza con eso, con la teodicea de los filósofos griegos. Yo había estudiado eso en el seminario, en la facultad de teología. Me imagino que hoy todavía en la facultad de teología se enseñan esas cosas. Ahora el problema es que cómo destacar o situar lo que la Biblia dice. Lo que Jesús dice. Y cómo situar esto que está en los evangelios, “que a Dios nadie lo conoce”. O sea, todos los raciocinios filosóficos, ¿qué pueden decir de Dios? No tienen valor ninguno. No dicen nada de verdad. Es la expresión de una cosmología, pero arbitraria, que no tiene fundamento. Que se transmite en una cultura. Y entonces la concepción cristiana, evangélica, de Dios ocupa poco espacio en los tratados teológicos sobre Dios. Es así. La enseñanza del cristianismo empieza por la revelación de un Dios pagano. Con un valor conceptual que impresionó a los medievales, naturalmente y que desde entonces conservó… desde entonces se conservó. Uno puede imaginar que esa conservación no es totalmente inocente. O sea, la visión del mundo que viene de uno y que representa el poder total. Ese poder se va distribuyendo así en varios niveles dentro del mundo. Hay animales más poderosos y hay animales menos poderosos. O sea, hay toda una escala de niveles de poder. Bueno, y desde la edad media, desde Gregorio VII en el siglo XI y los Papas del siglo XIII. En el siglo XIII ahí se funda la Inquisición y, después de algunas décadas, la tortura como medio legítimo de investigación de la Inquisición. O sea, es el poder. El Papa que se afirma siempre con más fuerza. Y que aparece como procedente de Dios. Dios ha enviado a su hijo a la Tierra, su hijo en la Tierra ha dado todos los poderes a San Pedro. Y ahí la doctrina que se enseñó a los indígenas aquí. Entonces hay un solo Dios que tuvo un solo hijo que vino a la Tierra y ese hijo de Dios que vino a la Tierra dio todo poder sobre el mundo al Papa. Todo. Sobre todas las naciones. Todo. Y el Papa, en su amor lleno de benignidades, ha dado esta parte del mundo a su hijo amado el rey de España. O sea, fue el Papa en nombre de Dios que ha delegado el poder para eso. Entonces ahí se explicó a los indígenas que el dueño de toda su tierra era el rey de España porque era él a quien el Papa había dado todo el poder. ¿Y qué podían decir los indios? Ah… no podían decir nada. Entonces ahí sí es la voluntad de Dios mismo. Claro que algunos se rebelaron un poco. O sea, no aceptaron tan fácilmente esa revelación. Pero eso es. Esa concepción de un mundo ordenado, unido. En el que hay un poder que unifica, que reúne. Eso es muy simpático para la curia romana. O sea, de ahí se saca un paralelo. Esa concepción del mundo conviene muy bien para explicar, para racionalizar el poder del Papa. ¿Por qué el Papa puede justificar su poder sobre el mundo entero? Sobre todos los países del mundo. Todas las regiones sean cristianas o no. Él tiene autoridad sobre todo. Ah… porque representa esa autoridad de Dios. Esa filosofía combina muy bien con las pretensiones de los Papas. Las pretensiones de la curia romana que fue construyendo ese poder y que continúa. Porque claro que las naciones modernas han rechazado el dominio del Papa. Pero se quedó con los católicos, los que aceptaron la religión cristiana y que no se rebelaron como lo hicieron los protestantes. Y todas las guerras de la religión no lograron eliminar a los protestantes. Incluso ahora están en plena expansión. América Latina que fue presentada como un continente católico, pero que en 20 años más será un continente evangélico. Y las previsiones ahí ya son muy… muy claras por parte de los sociólogos. Pero en fin… son las derrotas del poder del Papa. En la medida en que perdía poder afuera reforzaba su poder dentro de los fieles. Y a cada año el poder del Papa aumenta. Porque hacen nuevas leyes. Más decretos. Más decisiones. O sea, aumenta la presencia de su poder. Y entonces… ¿Y la política? Ahí se entiende muy bien que durante siglos el Papa haya luchado contra el Emperador Germánico, contra los reyes de Francia, de Inglaterra. Ahí para mostrar que el rey es él. Entonces peleas, discusiones. En toda la edad media, en la mitad del tiempo, los reyes han sido excomulgados porque no querían aceptar que el único rey verdadero es el Papa. Entonces ahí discusiones, conflictos. Toda la historia de las guerras. Toda la historia durante tantos siglos. Y entonces nosotros tenemos una doctrina social que parte de ese sistema. El orden. Y sobre todo del orden social, la Iglesia es la maestra que enseña. O sea, ella sabe qué es el orden. Cómo se estableció el orden. Los filósofos griegos habían explicado cuáles eran las condiciones. Hay que practicar la justicia. Hay que practicar la prudencia, la templanza. Y entonces eso. Todas esas virtudes que son las condiciones del orden del mundo. Por eso la Iglesia tiene el secreto del orden del mundo. Aunque encuentre mucha oposición… encuentra mucha oposición. Con esa concepción del orden social se pueden hacer cambios menores dentro del sistema. Pero no hay como justificar un cambio de sistema. Eso sería cambiar el mundo que Dios ha hecho. Eso no se puede… eso no se puede cambiar. Ahí, por ejemplo, ¿por qué la Iglesia nunca, o sea, el Papa… porque al final quien habla en la Iglesia es el Papa, los demás obedecen. Y entonces nunca ha condenado el capitalismo o entonces enseñado la necesidad de “otro orden social”?. Ah… bueno porque aprendió eso en la teología medieval de los filósofos griegos. Es impensable cambiar el orden. Entonces todas las virtudes se practican dentro del orden. Pero esa idea de cambiar, eso no tiene fundamento. O sea, no cabe dentro de la visión del mundo que tienen. El padre Calvez en su último libro sobre “los silencios de la doctrina social de la Iglesia” pregunta con soltura… “¿y por qué la Iglesia nunca se dispone a condenar el capitalismo?”… Ahí un silencio tan prolongado. Aún hoy. Después de una crisis así tan inmensa que ha hecho tantas víctimas. No. Hay que adaptar un poco, algunas normas para los bancos. Un poquito ahí de disciplinar el mercado y así. Pero no se imagina que se podría imaginar otra forma de orden social. Esto no cabe dentro del sistema teológico. Y ahí entonces, bueno eso es lo que han aprendido los obispos, lo que han aprendido los sacerdotes, y lo que se transmitió a los laicos que estaban interesados. Esa doctrina. Entonces esa doctrina está toda basada en una filosofía que no tiene ningún fundamento cristiano y ninguna raíz cristiana. Entonces y ahora… ¿y ahora qué? Bien, si examinamos la concepción del mundo que tiene Marx, que era judío, claro que no se olvidó de todas sus raíces judaicas, es decir, tiene una visión del mundo que tiene inspiraciones bíblicas. Ahora en la Biblia la historia de la humanidad es la búsqueda de un cambio. O sea, es la historia de una lucha entre una parte de la humanidad, que es esclavizada, dominada, explotada y otra parte que domina, que explota. Es la historia de un conflicto permanente. En la Biblia se llama pecado. O sea, no es algo que representa la voluntad de Dios. La situación actual es el pecado del mundo. Eso es lo que Dios no quiere. Entonces en la Biblia Dios es el que quiere cambiar. No es el que garantiza el orden. Es el que considera que lo que existe es desorden. Y eso es lo que hay que cambiar, transformar. Y toda la historia de la Biblia, toda la historia del pueblo de Israel. El pueblo de Israel en contra de sus vecinos. Dentro del pueblo de Israel los profetas contra los sacerdotes, contra los doctores. Contra los reyes, las autoridades. Así. Los que quieren mantener la situación de pecado que es la situación contemporánea, actual, y los que quieren cambiar. O sea, ser “otra” sociedad humana. Otra concepción de la vida humana. Toda la historia del antiguo testamento es de ese conflicto. Entonces si se dice “la Biblia contiene la palabra de Dios”. Bueno, contiene el conflicto permanente entre la palabra de Dios y la palabra contra Dios. Entonces que pelean constantemente. Y los profetas… pocos. Pocos al frente de un poder, el poder de la costumbre, el poder de las “infiltraciones”, de la dominación, el poder de los sacerdotes, todo eso. Bien. De tal modo que ahí cuando llega Jesús el conflicto alcanza su punto culminante. Jesús representa la voz de los pobrecitos galileos. Los que no son esclavos son tratados como casi esclavos. La tierra pertenece a grandes latifundiarios. Los barcos para pescar en el lago pertenecen a los grandes propietarios. Cuando Jesús dijo a Pedro y a Andrés y a Juan… “¡Vengan conmigo!”. Y se fueron con él. ¿Y el barco? Si el barco fuera de ellos no lo habrían dejado así, sencillamente. Pero como el barco era del propietario no les importó y se fueron. Sencillamente. O sea, no eran propietarios. Eran pescadores. Eran trabajadores al servicio de un patrón. Ahí Jesús no buscó al patrón. Jesús buscó a los empleados del patrón. Y los demás, igual. Otro era un guerrillero. El otro un cobrador de impuestos. O sea, un gran pecador y así. O sea, fue a buscar en el fondo a los que representaban el pueblo oprimido para anunciarles que la cosa va a cambiar. Y ahora viene el reino de Dios. O sea, el concepto fundamental es el concepto de cambio. Novedad. Otro sistema. Otra forma de sociedad. Ese es el tema básico fundamental. Pero después, entrando en el conjunto de la cultura griega, ahí ese tema fundamental se fue disipando, desapareciendo progresivamente y ya no se trata de buscar qué significado tiene. Cuál es el alcance de ese mensaje. Entonces lo que Jesús viene a anunciar es justamente un mundo diferente. Y se opone frontalmente a los que defienden, los que representan el desorden tradicional. O sea, el imperio romano. Al final Jesús fue condenado como terrorista y subversivo por el representante del imperio romano. Y ese sabía bien lo que hacía. Y ese tipo de hombre era peligroso para el sistema. Era peligroso para la tranquilidad de la dominación romana. Bueno, después los sacerdotes que son la principal fuerza económica. Porque el templo de Jerusalén es un gran negocio. Ahí toda la carne se va al templo. Porque hay que ofrecer tantos sacrificios. Y entonces los grandes vendedores de carne son los sacerdotes. Y es una gran fortuna. Verdad que no son iguales todos los sacerdotes. No. Hay algunos que son más importantes y otros menos importantes. Hay incluso un jefe, un jefe de los sacerdotes. Y ahí había previsto que se renovarían a cada año. O sea, que el sumo sacerdote podría robar durante un año. Así como era permitido a los procónsules romanos. Un procónsul era nombrado por un año. O sea, permiso para robar durante un año. Porque habían otros que estaban esperando también. Para poder entrar también en la misma función. Pero en el caso del templo de Jerusalén ejercía Caifás que ya estaba ahí hacía 21 años. O sea, la ley prohíbe que se quede 2 años. Y logró, bueno, habrá aprendido el arte de la corrupción, ciertamente, y logró permanecer 21 años. Podía robar durante 21 años. De todo el comercio de la carne y de todos los objetos ofrecidos, las limosnas ofrecidas al templo y así. Bueno. Entonces, Jesús se opone a los doctores de la ley. A todo el sistema legal. ¿Por qué? Porque si se toma globalmente el sistema de las leyes es un sistema que garantiza la dominación sobre los pobres. En eso no se ha cambiado mucho a pesar de la democracia. Las constituciones y las leyes son las que justifican la dominación de la clase dominante sobre las otras. Con palabras bonitas totalmente, discursos bonitos, de igualdad, de libertad, pero al final si se examina el contenido se ve que se trata de justificar la situación establecida. O sea, la desigualdad. Toda la concentración del poder en algunas pocas manos y después una gran masa que está ahí nada más que para servir a los demás. Ahí entonces comienza con Jesús la oposición antigua entre los profetas y los dominadores. Eso alcanza su punto culminante. Ahí viene la oposición total, la oposición radical. Y entonces, la oposición entre todos los poderes concentrados por un lado. Y un hombre que sólo tiene su palabra. Una palabra peligrosa. Porque justamente va anunciando a los pobres que todo eso va a cambiar. Que se va a hacer una transformación total de esa sociedad. Un hombre peligroso. Pero mantiene su mensaje. Mantiene ese anuncio contra todas las autoridades. Y lo matan por dar ese mensaje. Porque con su mensaje destruye los fundamentos de los poderes establecidos. Entonces lo matan. Lo matan y él mantiene su testimonio hasta el final. Mantiene su testimonio hasta el final. Y le preguntan… ¿Tú eres el Mesías? Porque pensando el Mesías sólo puede ser el jefe supremo que viene a justificar y bendecir todo el sistema. Los sacerdotes, las leyes. Y hace exactamente lo contrario. ¡Entonces claro que es una mentira! ¡Es blasfematorio! El que dice que es el Mesías y que en realidad viene a destruir los poderes establecidos. Pero permanece fiel a su testimonio hasta la muerte. Es decir que, en esa conducta él representa justamente al hombre transformado. El que es fiel a la verdad. Y sacrifica su vida para permanecer fiel. Para no desmentir. Y en la víspera de su muerte, sabiendo el peligro en que estaba, podía huir fácilmente. La policía de ese tiempo no era tan bien organizada como hoy. Entonces, era fácil. Estaba en el jardín de Getsemaní, en la noche podía huir. En 24 horas estaba fuera del país. Fácil. Y claro que esa fue la tentación del diablo. Entonces decir… “todavía hay tiempo”. Y puede ser fácil, fácil. Así como le decían a Oscar Romero, que también sabía que iban a matarlo. No sabía el día, pero sabía. Tenía seguridad. Las señales eran tan evidentes y tan fuertes. Él sabía eso. Y lo presionaban. O sea, iba al aeropuerto, tomaba el avión y en 15 minutos estaba en Costa Rica. Entonces, era tan fácil escaparse de la muerte. Era tan fácil. Pero era como desmentir todo el testimonio que había dado. A la hora del peligro ahí todo eso se apaga. O sea, no he dicho nada… no he dicho nada… está bien. Huyen. Pero Jesús es justamente lo que un ser humano renovado es tal como Dios lo cree. Es fiel a la palabra. Fiel al mensaje. Fiel a la verdad. Y por eso Dios lo hizo el jefe de la humanidad. Renovado. El primero. El primero de los seres humanos que son radicalmente, totalmente fieles hasta la muerte. Entonces ese es el primero que va a reunir en sí a todos sus seguidores, todos lo que van a querer seguir el camino semejante. Bueno. Esa es la visión de base del mensaje cristiano. Entonces, ¿cuál es la filosofía que sirve mejor para expresar esa doctrina en forma filosófica, racional? Es naturalmente una filosofía que enseña que la humanidad está cambiando en un proceso constante de cambio, en la búsqueda de cambio. No de una humanidad estable. Siempre la misma. Obedeciendo siempre al mismo orden en que acepta las estructuras establecidas. Y necesita una filosofía que justamente quiere una transformación total. Una transformación radical. Y entonces si se ve en la historia de la filosofía europea quien enunció una filosofía semejante. Ahí… bueno, fue Marx. Entonces fue el primero que de hecho tuvo una visión de la humanidad como un proceso de lucha. Como un proceso de emancipación. Como un proceso de transformación de todo el orden universal. De todo el orden de la sociedad. Él entonces proporciona conceptos mucho más interesantes que todos los filósofos griegos que han desviado sistemáticamente la actitud de los cristianos que se han mostrado tantas veces opuestos a las trasformaciones. O sea, no faltaron revolucionarios en la historia cristiana. Pero siempre aplastados por los poderosos. Por los poderes de la Iglesia que contaban con una filosofía que los condenaba. Entonces, muchos hubo. Muchos fueron sacrificados. Muchos fueron quemados. Muchos. A partir de una filosofía que justamente no combinaba con el cristianismo. Primera cosa. Segunda cosa. Es que el mensaje cristiano es materialista. Y rápidamente el cristianismo orientado por las filosofías griegas se hizo espiritualista. O sea, que la tarea básica del cristiano, del ser humano es salvar su espíritu. Su alma. Y la tarea básica del cristiano es salvar su alma. Hasta hace poco en todas las santas misiones el tema básico de la misión era “salva tu alma”. Eso es como el deber. Y todas las preocupaciones del cristiano es sobre su alma. ¿Cómo está su alma? ¿En el camino de la salvación o está en el camino de la perdición? Ahora, lo que sucedía en el mundo material, en el mundo de la comida, en el mundo de la habitación. Ah… eso no importa para los cristianos. Importa su alma. Tiene que salvar su alma. Eso es lo que importa. Eso viene naturalmente de la filosofía griega de nuevo. Que es una filosofía hecha para las elites. Para los propietarios. Para los que tienen su vida material garantizada. Y que explotan a los demás. Entonces, para ellos, bueno, lo interesante es la búsqueda de la reflexión, de la inteligencia, las artes, una vida de pensamiento. Una vida de cosas espirituales. Y lo material es algo indigno. O sea, el trabajo fue, en toda la civilización griega antigua grecorromana, fue una indignidad. Una humillación. Entonces, la misma palabra trabajo, trabajo ¿de donde viene? Viene de la palabra latina “tripalium”. Y “tripalium” es un instrumento de suplicio. O sea, es un sistema para destruir el cuerpo humano, en medio de palos. Bien, es decir, el trabajo es un suplicio. El trabajo es para la gente que no vale, abyecta. Ahora una persona libre, una persona que se estima, que merece estima, no trabaja. O sea, para eso hay empleados. Para eso hay esclavos. Pero él no trabaja. Esa idea naturalmente de que un hombre verdadero es un hombre que no trabaja, eso perseveró. Y hasta hoy los grandes ricos del mundo son los que pueden vivir muy bien sin trabajar. Es una señal de superioridad. Y se supone que viven de cosas espirituales. Cosas del espíritu que es mucho más digno que un trabajo material. Entonces esa despreocupación por el mundo material, ahí penetró profundamente. Penetró profundamente en toda la mentalidad. En toda la estructura medieval hay 3 órdenes: Primero, el Clero. Segundo, la nobleza. Y tercero, los trabajadores. Todos los privilegios pertenecen o a la nobleza, o al clero. ¿Y los otros? Ah… los otros que trabajen. Ahí están como esclavos para trabajar. No tienen valor ninguno. Y humanamente no tienen valor ninguno. Entonces, son los ignorantes, despreciados. Bueno, eso continúa. Eso continúa. Cuando el Papa Pío XII condenó a los sacerdotes obreros el motivo era que eso no era de la dignidad sacerdotal. Trabajar con las manos y celebrar la eucaristía con las manos de un obrero. Ah… eso no puede ser. No es digno. No es digno del sacerdote. O sea, una idea que viene de lejos. Que no viene del evangelio, pero que sí viene del modo de vivir de las elites grecorromanas, y así era. Y una vez que los sacerdotes entran en la clase superior, ahí trabajar es contra el honor. Es destruir su prestigio. Es destruir. Todavía subsisten cosas. Entonces cuando yo estaba en Talca y que un día Don Carlos González, el Obispo de Talca, en aquel tiempo me dijo un día… “que por qué no hacemos un seminario especial para los campesinos”. Entonces, que en fin… ya tiene más edad y hacer todo un curso secundario…, o sea, no tiene preparación intelectual. ¿Por qué no hacer una preparación especial? Y así lo hicimos. Entonces así nació justamente el seminario rural. ¿Pero qué pasó? Es que los sacerdotes se indignaron. Eso era una ofensa a la dignidad sacerdotal. Y pensar que ese campesino de ahí, es padre. Ah… ¿Cómo… con esas manos… con esa ropa… con ese modo de hablar? Ah… eso es una indignidad. O sea, cosa que viene de la adopción de la filosofía griega en aquel tiempo basada en el menosprecio al trabajo. Y entonces falta de consideración de la vida material. Si sus esclavos tienen hambre ni se dan cuenta. La forma de como viven, en la habitación que tienen. No importa. Todo lo que es material no importa. Sólo lo espiritual es digno de consideración. Bueno, entonces tenemos una filosofía espiritualista que sirvió como base para toda la teología moral, toda la teología de la vida humana. Siempre una moralidad establecida para gente que no trabaja. Que no obedece. Que no es sumiso. Que no es esclavo. Una moral hecha para los que tienen todo. Los que no tienen problema. Y sobre todo que no trabajan y viven del trabajo de los otros. Bueno, esa es la moral que se enseñó. Y es claro que no combinó muy bien con el modo de vivir, con las aspiraciones, con los sentimientos de la gente pobre. De los campesinos. De los artesanos. No combinaba muy bien. Pero en fin se decía… bueno, ellos son ignorantes, no saben y así. Como cuando llegué a Brasil hace 50 años. Todavía el régimen de vida en las haciendas era de casi esclavitud. Haciendas de café. Ahí entonces, ¿qué pasó? Un día un venerable canónigo, yo iba a celebrar misa al principio, a aprender portugués. Y ahí me decía… ah, ustedes que vienen de Europa, ustedes son felices, porque ahí tienen gente culta. Formada. Preparada. Aquí mire… aquí sabe… nuestro pueblo es gente buena, pero son tan ignorantes. Tan ignorantes. Y obviamente es algo que no vale absolutamente. La conciencia que tenía era justamente entre dos razas. Los dominadores, que son los blancos. Y después los mestizos, los negros, que son tan inferiores, tan inferiores. No creo que eso haya desaparecido completamente todavía. O sea, las funciones más duras, más bajas siempre son asumidas por negros. Y los negros siempre tratados como inferiores. Aún hoy, después de la ley que establece que es crimen cualquier discriminación racial. Es crimen. Claro, es crimen. Pero pocas veces alguien ha sido condenado. Y esa discriminación es permanente, es constante. Bueno, entonces para decir que estamos con una filosofía espiritualista. Ahora si vemos el Evangelio… El Evangelio es materialista. O sea, ¿qué es lo hay que hacer? “Hay que amar a los despreciados, a los abandonados”. O sea, el amor no es algo espiritual. El amor es algo práctico. Es dar de comer. Es dar habitación. Es visitar a los presos. Es en fin… ayudar en las necesidades materiales. O sea, el amor no es una cosa espiritual, es una cosa muy concreta. Muy material. Lo que importa es justamente realizar actividades materiales y cambiar el modo de ser de la propiedad, por ejemplo. El modo de tratar los objetos, los alimentos. Es decir, algo material. Y los que dicen… “señor… señor…” que hacen oraciones bonitas, ahí Jesús denuncia… “eso es la apariencia, eso no vale, lo que vale es algo material…”. Y entonces, sentimientos religiosos. Eso no vale, eso no vale. Lo que vale es materialmente lo que hacen. El Evangelio es fundamentalmente materialista. Y entonces tenemos una filosofía espiritualista para explicar un mensaje materialista. Eso funciona, pero en la práctica tiene mucha dificultad. ¿Por qué se demoró tanto para ver la miseria de los obreros? ¿Por qué se demoró tanto para condenar la esclavitud? El gran abogado que luchó contra la esclavitud en Brasil, que es el último país que abolió la esclavitud. Entonces decía… “nunca un obispo o un sacerdote he encontrado que quiera acompañarnos en la lucha contra la esclavitud…” Y claro, ¿por qué? Ah… porque todos tenían esclavos. Y entonces ahí estaban muy apegados a eso. Pero para ellos no había contradicción con el evangelio. Ah… se podría decir… “¿Y dónde estaba el amor a los menospreciados? ¿Dónde estaba la caridad? ¿Dónde está? Ah… tenía sentimientos bonitos. Yo quiero a Jesús. Le tengo tanto amor… tanto amor. Y yo tengo tanto amor a Dios. Tanto… tanto. Pero por eso no es ser cristiano. Cristiano es dar de comer a quien tiene hambre. ¿Y que haces tú? ¿Hay alguien que se muere por la explotación del trabajo? Un esclavo en la caña de azúcar. Vivió 6 años ahí, no aguantaba más. Trabajar desde sol a sol. Así no aguantaba más. Con mala comida. Y eso no. Pero el amor a Dios era tan grande. Las procesiones de la fiesta de la virgen eran tan bonitas, tan bonitas. Claro. Y… bueno, no se daban cuenta. ¿Y por qué no se daban cuenta? Ah… porque tenían una teología que justamente era espiritualista. O sea, no llamaba la atención. No destacaba lo que es básico. O sea, una filosofía que decían en la edad media que es servidora de la teología - ancilla theologie. No era servidora, era la que mantenía prisionero el evangelio. Pero que no servía, dominaba. Y hacía que quedaran escondidos los aspectos más básicos, más fundamentales.
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando
EL BLOGEl blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida. SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...
Archivos
Septiembre 2022
Categorias |