BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English
  

El espiritu se expresa en todo por: Enrique Martínez Lozano

5/29/2011

0 Comentarios

 
Es la primera vez que, en el cuarto evangelio, se habla del Paráclito, del que se dice que es “el Espíritu de la verdad”, enviado por el Padre. Así es como se habla de él en cada una de las cinco ocasiones que se menciona en estos capítulos (14,16.26; 15,26; 16,7-11.13-15).

El término griego “paráklētos” significa, literalmente, “el que es invocado” o “el que es llamado al lado de”. La traducción al latín era sencilla: “ad-vocatus” (literalmente: “llamado junto a”); por ese motivo, en la versión al castellano se impuso el término “abogado defensor” (o, sencillamente, “defensor”); más por la palabra latina que por el significado original, que insistía sobre todo en la presencia incondicional del Espíritu.

De hecho, el término “Espíritu” parecía aludir a Dios mismo en cuanto interiorizado en el ser humano, como fuente de todo dinamismo.

El cuarto evangelio habla, sin embargo, de “otro Paráclito”. El primero, para la comunidad joánica, es el propio Jesús, quien aparece a continuación prometiendo su regreso.

A lo largo de todo el llamado “testamento espiritual”, queda patente el amor de Jesús hacia su grupo –y a todos los creyentes, en él representados-, que en ocasiones alcanza expresiones entrañables de interés, delicadeza y ternura. Aquí aparece una muestra. En un contexto de desconcierto y temor, es el que va a ser condenado quien los fortalece: “No os dejaré desamparados”.

La promesa alude a la resurrección: Después de ese “poco”, el “mundo” no lo verá, pero los suyos lo verán… y vivirán, porque él mismo sigue viviendo.

Se repite, por dos veces, que el “mundo” no puede “recibir” el Espíritu, ni puede “ver” a Jesús. Para comprender el texto con exactitud, conviene saber que, en el cuarto evangelio, el término “mundo” reviste tres significados diferentes: 1) como espacio físico, 2) como objeto del amor de Dios: “Tanto amó Dios al mundo…” (3,16), y 3) como fuerza opuesta a los valores del evangelio y, por tanto, a la vida de las personas.

No se trata, pues, de personas, sino de la mentira –producto de la ignorancia y de la inconsciencia- que nos ciega y nos incapacita para “ver” el Misterio en todo y para vivir conscientemente “conectados” por el Espíritu, dejándonos conducir por él, como nuestra Fuente o Dinamismo interior.

El Espíritu –afirma el texto- “vive en vosotros y está con vosotros”. Desde la mente dual, corremos el riesgo de querer imaginarnos al Espíritu como una Realidad separada que, eventualmente, podemos acoger en nuestro interior. Una tal representación es engañosa y únicamente puede provenir de la mente fragmentadora.

La realidad es otra. Seamos o no conscientes de ello, el Espíritu está ya en nosotros; siempre ha estado y siempre estará, porque nos constituye en lo más íntimo y nuclear de nuestra identidad. Es cierto que el texto evangélico lo asocia a la muerte-resurrección de Jesús –como don de la Pascua-, pero se trata sólo de desvelar lo que siempre ha sido.

En cuanto tomamos distancia de la mente dual, “recibimos” el Espíritu, es decir, “vemos” todo lo que es como “expresión” de ese mismo Espíritu que en todo se manifiesta. No sólo no es una presencia separada que puede o no venir a nuestro interior, sino que nos constituye en nuestra Identidad más profunda.

De manera que, más que un yo habitado por el Espíritu –a un nivel relativo, esto es también cierto-, somos el Espíritu viviéndose en forma de yoes concretos. Recordemos, una vez más, las palabras de Teilhard de Chardin: “No somos seres humanos viviendo una aventura espiritual, sino seres espirituales viviendo una aventura humana”.

La pregunta que surge de aquí es básica: ¿cómo nos percibimos habitualmente? ¿Como un yo despistado, perdido en una interminable cháchara mental? ¿Como un yo separado en su forma particular que quiere “recibir” el Espíritu para sentirse fortalecido?... ¿O como el Espíritu sin forma que, más allá del yo relativo, quiere expresarse en nosotros como se expresó en el propio Jesús? A mi modo de ver, la “conversión” consiste, precisamente, en vivir este paso: del yo al Espíritu.

Al vivirlo, es cuando experimentamos la verdad de las palabras de Jesús: “Entonces sabréis que yo estoy con mi Padre, vosotros conmigo y yo con vosotros”. Se barrunta la Unidad profunda, se adora, se saborea y se vive. A partir de ahí, venimos a descubrir que quizás se trata sólo de eso: de comprender quiénes somos. Eso es salir de la ignorancia, despertar, venir a la luz, “recibir” el Espíritu…

        

De esa comprensión básica, nace una actitud y un modo de vivir caracterizado, dice Jesús, por “guardar mis mandamientos”. ¿De qué se trata?

Para un judío, amar a Dios significaba cumplir sus mandamientos, es decir, ser fiel a la alianza. Del mismo modo, amar a Jesús –encontrarse con él y con lo que él vivió- significa guardar sus “mandamientos” o su “palabra” (como se dirá más adelante).

Pero sabemos que, para el cuarto evangelio, hay un solo mandamiento: “Os doy un mandamiento nuevo: amaos los unos a los otros. Con el mismo amor con que yo os he amado, amaos también los unos a los otros. Por el amor que os tengáis los unos a los otros, reconocerán todos que sois discípulos míos” (13,34-35).

Al resumir toda la Ley en ese mandamiento “nuevo”, lo que Jesús está haciendo no es sino poner palabras a lo que él mismo ha vivido. Amar a Jesús, por tanto, no es otra cosa que vivir como él vivió. No se trata de un “amor romántico” al margen de la vida cotidiana –no es el que dice: “Señor, Señor”, había advertido ya el Maestro: Mt 7,21-, sino el que, sintiéndose uno con él, deja vivir al Espíritu, que es amor.

 

El amor se convierte así en la consecuencia y en el camino. Es consecuencia de la comprensión: quien descubre su identidad más profunda, donde encuentra el Espíritu, no puede no amar; pero, al mismo tiempo, vivir el amor al otro es preparar el camino para que se nos regale la visión. Y es en la vivencia del amor donde, tal como lo había prometido, Jesús se nos revela: todo converge y se unifica. Sentir amor, ser amor, dejar que el Amor sea… Esa es la experiencia del Espíritu.

Seguramente fue esa misma experiencia la que inspiró a Louis Evely esta oración:

        

DIOS…

Tú eres

lo esencial de mi vida.

Tú eres

más real que yo mismo.

Tú eres

todo cuanto me desborda.

Tú eres

certidumbre que dinamiza mi querer.

Tú eres

yo,

pero mucho más que yo.

Tú eres para mí

mucho más otro

que lo son todos los otros.

Tú eres

lo que me habita

y lo que yo habito.

Me pertenezco a mí mismo

en la medida

en que me doy a ti.

Me afirmo a mí mismo

afirmándote a Ti.

Soy yo mismo

siendo Tú.

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture
    Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando

    EL BLOG

    El blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida.

    Picture
    Picture
    Picture
    Picture
    SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...

    Archivos

    Septiembre 2022
    Enero 2022
    Diciembre 2021
    Noviembre 2021
    Octubre 2021
    Septiembre 2021
    Agosto 2021
    Julio 2021
    Junio 2021
    Mayo 2021
    Abril 2021
    Marzo 2021
    Febrero 2021
    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Febrero 2013
    Enero 2013
    Diciembre 2012
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todo

    Canal RSS

    Picture
Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2023
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English