Queridos hermanos:
INTRODUCCIÓN Domingo Gaudete = Alegraos. Es una liturgia de alegría y esperanza En el año litúrgico este domingo toma un nombre que es signo de alegría. Comenzaba el Introito -tomando la palabra de San Pablo- "gaudéte". Y así se llamaba: el Domingo Gaudéte, que quiere decir: "alegraos!" Es una liturgia de alegría y de esperanza la de este domingo. La oración que se ha cantado al principio de la misa pide a Dios poder llegar a los gozos de la gran salvación y celebrarla con fervorosa alegría. - Se diría que es una anticipada felicitación de Navidad Podía decirse, en este ambiente en que ya circulan las tarjetas de felicitación de Navidad, la Iglesia también nos da su felicitación. Pero no en una forma superficial, de conveniencia, de relación social; sino un mensaje que nos lleva a profundizar el por que de esta alegría y que aún aquellos que sin creer en Cristo ven acercarse la Navidad sienten que algo alegre se acerca al mundo. - Alegría de ser sujeto-objeto de la historia de salvación La alegría es la que estamos celebrando por la venida de Dios a la historia. Alegría de haber sido los confidentes del señor que nos hace conocer su proyecto de salvación para todos los hombres. Y nos hace a nosotros los hombres objeto y sujeto de ese proyecto; y nos llama a nosotros los hombres a colaborar con él en la salvación del mundo. - Juan Bautista, símbolo del hombre con que cuenta Dios para esa historia Por eso, el domingo pasado ya les anticipaba el tema de este domingo bajo el mimo signo de Juan Bautista, a quien el domingo pasado presentábamos como el Precursor y el modelo de todos los hombres que Dios necesita para hacer presente en el mundo su Buena Noticia de salvación. La Iglesia, la comunidad cristiana, todos seguimos siendo en el mundo Precursores de la venida del Señor a salvar al mundo. El predicador de las exigencias morales que nos dispone a ser receptores de la venida de Dios Pero hoy Juan Bautista se presenta como el educador, el moralista, el predicador que nos va a decir las exigencias morales que requiere en el hombre la aceptación de esa salvación que Dios trae. Es un mensaje de austeridad pero al mismo tiempo como condición para una profunda alegría. DIOS TRAE LA ALEGRIA DE SU LIBERACION PARA TODOS LOS HOMBRES CONVIRTAMONOS A ÉL1º) Dios ha venido a nuestra historia 2º) Liberación bajo el signo de la alegría 3º) Conversación a Dios, único camino de la alegre Liberación 1- DIOS HA VENIDO A NUESTRA HISTORIAAnte todo, ratifiquemos esta idea que viene siendo la que se celebra durante todo el Adviento preparatorio de la Navidad: la presencia de Dios en la Historia. - Esa venida es el objeto de la celebración de Adviento El título de esta temporada "Adviento" celebra, precisamente, el advenimiento: el Dios que viene a los hombres. Era el anuncio de los profetas que culmina en aquel nombre que Isaías le dá al Dios que viene a salvarnos: "Enmanuel", Dios con nosotros. - Esa noticia es el mensaje de Juan Bautista en el Evangelio de hoy El evangelio presenta precisamente, a Juan en un momento histórico: "…Siendo emperador Tiberio, siendo Procurador de Palestina, Poncio Pilato". Mencionando a los cuatro Tetrarcas y a los pontífices del tiempo. En ese marco histórico-religioso el Espíritu Santo hizo oír la voz a Juan hijo de Zacarías que se crecía en el desierto y de ahí salió por toda la región del Jordán anunciando la venida de Dios: "El Reino de Dios ha llegado ya. En medio de vosotros está alguien a quien vosotros no conocéis, él es grande…" Es la Buena Nueva que nos ha mencionado el evangelio hoy en boca de Juan Bautista. El anuncia la gran noticia: ¡que Dios ha venido! Y esta sigue siendo la gran noticia de los cristianos. El cristiano que no sienta con alegría esa cercanía de Dios en la historia no ha comprendido la esencia de su fe. a) Ya desde el Antiguo testamento; Idea de la presencia de Dios - No es una idea abstracta, estática, metafísica de Dios Esta es la convicción que nos quiere, también, afianzar la primera lectura. Uno de los profetas nos anuncia ese Dios que viene, que existe no como algo estático, metafísico, un concepto catequístico de Dios. Sino que es un Dios vivo, un Dios que se anuncia en la primera lectura de hoy como Rey de Israel: "…en medio de tí, y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero que salva". - Es un Dios viviente, que acompaña la historia La idea de Dios en el Antiguo Testamento. Es bueno que en nuestro tiempo -y gracias a Dios así está sucediendo- va liberando una idea estática de Dios; y nos va ofreciendo un Dios dinámico, un Dios que camina con su pueblo, un Dios que actúa y que inspira a los hombres en sus esfuerzos liberadores, un Dios que no mira con indiferencia el clamor de los que sufren, que como en Egipto escucha la esclavitud, el latigazo, la marginación, la humillación. Y está dispuesto en su momento a enviar un guía, un redentor; está en medio de nosotros. Esta es la gran noticia que Juan Bautista nos comunica. b) En el Nuevo Testamento Cristo es el Dios visible en la historia - Concilio Vaticano II En nuestro tiempo. El Concilio Vaticano II después de hablarnos cómo Dios se revela en su creación, por medio de una naturaleza tan elocuente de la presencia de Dios entre nosotros, envió a su propio Hijo para darnos una revelación más íntima, sobrenatural. Y en Cristo tampoco vino en una forma estática -sólo a contemplar-, sino que vino a meterse en la historia, a salvar la historia, a poner el germen de salvación en las historias de todos los pueblos y sembrar su esperanza y su fe en el corazón de todas las razas. Ese Cristo es la plenitud de la revelación, es el signo de que Dios está en medio de nosotros amándonos, comprendiéndonos, haciendo suya toda la vivencia de los hombres en cualquier sentido, menos en el pecado del cual, precisamente, trata de liberarnos para que seamos lo que tenemos que ser. "Dios está con nosotros -dice el Concilio- a través de Cristo para librarnos de las tinieblas del pecado y la muerte, y hacernos resucitar a una vida eterna". (D.V.4) - Juan lo anuncia dinámico, salvador Juan Bautista predicaba tanto esta presencia de Cristo que nos cuenta el evangelio: "…muchos pensaban: ¿si no será El mismo, el Mesías que ha de venir?" Y Juan Bautista supo identificarse: "No, yo no soy. Yo no soy más que la voz que lo anuncia. Yo no soy digno ni siquiera de soltarle la correa de su sandalia. Yo apenas anuncio penitencia para que se preparen a recibirlo; y por eso bautizo pero con agua -despertando una disposición moral en el corazón-. Pero viene alguien que no sólo bautiza con agua sino que va a poner un germen de vida eterna. El bautiza en fuego y en Espíritu Santo y ya está en medido de nosotros". - San Pablo: El Señor está cerca La segunda lectura de donde toma su nombre este domingo nos exhorta, precisamente, a la alegría porque: "El Señor está cerca". ¿Ven, queridos hermanos, como la presencia de Dios en la historia es una tesis sustancial de la Biblia, de la revelación de Dios? Ningún cristiano debe sentirse sólo en su caminar, ninguna familia tiene que sentirse desamparada, ningún pueblo debe ser pesimista aún en medio de las crisis que parecen más insolubles como la de nuestro país, Dios está en medio de nosotros. Tengamos fe en esta verdad central de la sagrada revelación. Dios está presente, no duerme, está activo, observa, ayuda y a su tiempo actúa oportunamente. Por eso la presencia de Dios despierta en el corazón la verdadera alegría: "Alegraos en el Señor!; de nuevo os repito: ¡alegraos porque Dios está cerca!" Es el gran llamado de este domingo hecho por San Pablo no sólo a la comunidad de los Filipenses, sino a los cristianos de todos los tiempos: Dios está cerca, fuente de alegría. 2- LIBERACION BAJO EL SIGNO DE LA ALEGRIAa) Estad siempre alegres Es la nota típica de este domingo: que Dios ofrece la liberación bajo el signo de la alegría. Como quisiera yo, queridos hermanos, y todos los que a través de la radio están en este momento de reflexión en la Palabra de Dios conmigo, que sacáramos este domingo el sentimiento optimista de la alegría verdadera: "Estad siempre alegres en el Señor!" - Base: El Señor está cerca ¿En qué se basa? En la cercanía de Dios. Dios es alegría, Dios no quiere la tristeza, Dios es optimista, Dios es posibilidad de todo lo bueno, Dios es omnipotencia para hacer el bien y el amor. ¿Quién puede estar triste con la presencia de un Dios que lo llena todo? - Se expresa en que Nada os preocupe -dice San Pablo-. Manifestad esa alegría en oración, acción de gracias, petición de lo que necesitamos, reconocimiento de nuestras limitaciones pero sabiendo que alguien puede llenar lo que a mí me falta". - Equivale a la paz de Dios En las crisis de los pueblos saber que Dios tiene la clave de la historia en su mano y sabrá sacar a flote toda esa tremenda situación de la Patria, equivale esta alegría, a la Paz de Dios que sobrepasa todo juicio. Y así dice San Pablo: "que ella custodie vuestros corazones, y vuestros pensamientos en Cristo Jesús". b) Calidad de esta alegría. - No es una alegría de mundo De placeres, las falsas alegrías que los hombres llaman felicidad y que no son más que amargura, zozobra, asquerosidad. Es la alegría que produce paz de Dios en el corazón. Alegría que se puede tener aún medio de las tribulaciones porque es una alegría que dimana de la redención. Y la redención se ha hecho con cruz, el dolor del hombre es cruz y que como cruz trae redención, y debe de dar paz, alegría de pascua, esperanza de resurrección. No es conformismo porque el conformismo tampoco es alegría. El conformismo es un hombre pesimista, un hombre determinista que cree que todo le viene impuesto de arriba y que él no tiene acción alguna. Ese es un concepto falso, diría yo: "blasfemo!", de la voluntad de Dios. El que no quiere salir de su situación de oprimido, de su situación de marginación creyendo que esa es voluntad de Dios, está ofendiendo a Dios. Dios no quiere la injusticia social!… La alegría debe dar ánimo y debe de ser impulso de acción en el hombre Y cuanto más necesitado, y más marginado, y más oprimido, tiene que responder no con odio, ni resentimiento, sino con la alegría santa de quien confía en el omnipotente, como cuando María perteneciente a un pueblo oprimido bajo el imperio Romano decía con santo optimismo y con santa alegría: "El llena de bienes a los humildes y a los pobres, y despide vacíos a los auto-suficientes. El, si es necesario, derribará del trono a los poderosos y ensalzará a los humildes". Esta es la santa alegría, la de María, la de la Virgen, la de los verdaderos felices aún estando junto a la cruz. Sepamos distinguir, pues, esta gran fuerza de Dios que nos dá la alegría. - Esta alegría debe de ser testimonio frente a toda la humanidad. San Pablo dice: "Que vuestra mesura sea conocida por todo el mundo…" Queridos cristianos, nuestra actitud cristiana frente a las situaciones y coyunturas de los pueblos no tiene que confundirse con actitudes revolucionarias que no creen en Dios. Tiene que ser la alegría de la esperanza que trabaja aún unido a aquellos que no tienen fe ni esperanza, pero poniéndole un elemento nuevo: No dejándose subordinar, sino impulsando con nuevas motivaciones la lucha de la tierra; que no será eficaz mientras no cuente con esta trascendencia del que dá optimismo y alegría, y les puede comunicar fermento y fuerza a todas las luchas de la tierra. Es triste que los cristianos, en vez de ser fermento de las organizaciones políticas populares, fermentos de cristianismo, impulsos de alegría y de lo sobrenatural, sean tan cobardes que se dejen manipular y pierdan su fe, cuando ellos debían de dar fe a las fuerzas liberadoras del mundo. Yo quiero, hermanos, con este mensaje de este domingo que de veras recobremos nuestro orgullo santo de ser cristianos y de confiar con optimismo en el Señor y en nuestra fe. Y que desde esa fe sepamos incorporar a la gran liberación de Cristo la lucha de nuestro pueblo. No estamos contra la lucha prolongada, la tenemos más prolongada nosotros desde hace veinte siglos en que venimos luchando contra todas las tiranías y contra todas las esclavitudes, pero en nombre de Aquel que no se conforma con ningún proyecto concreto de la tierra porque está dispuesto a criticar siempre para dar mejores horizontes a los hombres que de veras quieren a la humanidad y quieren siempre un mundo mejor. Esto lo encontrarán siempre en una fe optimista y alegre como la que profesa nuestro cristianismo. c) Descripción de la transfiguración de un estado de pecado a una fiesta de la amistad con Dios La primera lectura de hoy es típica para cantar la verdadera alegría del que cree en Dios. El profeta en todo ese capítulo tercero -que yo les recomiendo que lo lean íntegro y no sólo el pasaje que se ha leído hoy- describe la tristeza de un pueblo que ha caído en el pecado, y ha sido deportado al destierro, y está humillado pero no pierde su optimismo. Y comprende que es castigo de Dios lo que está sufriendo y le pide perdón a Dios y se convierte. Conversión que constituirá el resto de Israel y el espíritu de pobreza Hay en esta conversión una promesa de salvación cuando el Profeta anuncia el gran día del Señor. Dice: "ese día no tendrás que avergonzarte de todas esas veces en que me traicionaste. Pues de en medio de tí yo arrancaré a aquellos que se jactan de su orgullo y tu no seguirás vanagloriándote en mi monte santo. Dejaré subsistir dentro de ti a un pueblo humilde y pobre que buscará su consuelo y su fuerza sólo en Dios. Aquellos que queden de Israel no se portarán injustamente, ni dirán más mentiras, ni se hallarán en su boca palabras engañosas". Por primera vez en la Biblia el Profeta Sofonías nos dice en que consiste el espíritu de pobreza. Es ese pueblo humilde y sencillo que ha puesto en Dios solo su esperanza, es ese pueblo en el cual ya no están incrustados los orgullosos, los vanidosos, todos aquellos que hacían despreciables al pueblo. Es el pueblo seleccionado por el dolor y el sufrimiento que se ha convertido a Dios y que en medio del pueblo de Israel constituye ese resto de esperanza. Queridas comunidades cristianas, ahí está el retrato de lo que tenemos que ser. Unas comunidades en las cuales pongamos toda nuestra confianza en Dios. Y de nosotros no participen en el falso orgullo aquellos que creen poner sus fuerzas en las cosas de la tierra. La verdadera pobreza es preocuparse preferencialmente por los pobres como si fuera nuestra propia causa. Y por eso, también, sentir que uno es pobre y que necesita de Dios la fuerza en todas las situaciones. De modo que las lecturas de hoy nos esclarecen y esto es un tema que en la Biblia lo podemos encontrar abundante, los salmos, los evangelios-: "Alegraos que vuestra recompensa será grande en el cielo. En esta tierra tendréis muchas tristezas, pero alegraos porque vuestra alegría nadie os lo podrá quitar". Como quisiera, hermanos, sí, de veras este sería el deseo más grande de mi mensaje de esta mañana, de alegría y de esperanza: que decayera de todo corazón el pesimismo, la depresión. Y que, en cambio, cuanto más oscuro se presente la perspectiva sintamos más clara nuestra confianza en aquel que todo lo puede. 3º. CONVERSION A DIOS, UNICO CAMINO DE LA ALEGRE LIBERACION- Señalo ahora el camino por donde podemos adquirir esa alegre liberación que debe disfrutar ya todo cristiano Porque quiero decir esto: que el que tiene esta alegría y está liberado interiormente de todas esas depresiones ya es un hombre promovido y está más dispuesto que nadie a trabajar la promoción de todos lo demás. Mientras haya un corazón deprimido por el odio, por la venganza, por la violencia esos no son auténticos instrumentos de la liberación que Dios quiere. Son Uds. Queridos cristianos, purificados en su pecado, optimistas en la espera, confiados en su pobreza, apoyados en la cruz los que están ofreciendo al país y al mundo la verdadera salvación. Y ya la disfrutan, ya son libres, nadie es tan libre como aquel que no está amarrado a las pasiones y al pecado. Cuanto más grave, cuanto más injusto, cuanto más constituye las estructuras injustas de nuestro pueblo, todos esos encadenados a las coyunturas es la hora de que por encima de toda la fuerza liberadora vendrá de aquí del Señor. El camino no es otro que la conversión. Conversión hacia Dios Recuerdan el domingo pasado cuando decía en aquel marco histórico de Palestina el Espíritu del Señor inspira a Juan Bautista que salga del desierto y vaya a predicar. Y decía él que, él era la voz del profeta que clama en el desierto: "preparad los caminos, todo cerro sea allanado, toda hondonada sea terraplenada, todo camino torcido, enderécese". Son imágenes orientales para expresar situaciones morales. - Decía Juan a las multitudes Por eso, el evangelio dice a continuación allí: "Decía pues, a las multitudes que venían a él de todas partes para que los bautizara: "Raza de víboras, ¿quién les ha dicho que evitarán el castigo que se acerca? Muestren los frutos de una sincera conversión en vez de pensar: Nosotros somos hijos de Abraham. Porque yo les aseguro que de esas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham. Ya llega el hacha a la raíz de los árboles y todo árbol que no de fruto va a ser cortado y hechado al fuego". - Conversión-Bautismo - ¿Qué hacemos? Y allí encaja la perícopa que se ha leído en el evangelio de hoy: "Entonces le preguntaba la gente "¿Qué hacemos?" Y él contestó: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene y el que tenga comida, haga lo mismo". - Se le acercan de todos los ambientes. Juan a nadie rechaza Vinieron también unos publicanos -eran los cobradores de impuestos que cometían muchas injusticias-… Y a éstos les decía Juan: "No exijáis más de lo establecido". La corrupción gubernamental, ¡Corríjase! Caminos tortuosos… -Unos militares le preguntaron: "¿Qué hacemos nosotros?" él les contestó: "No hagáis extorsión a nadie, ni os aprovechéis con denuncias, sino contentaos con la paga". Y así iba señalando Juan a cada categoría sus propios deberes, la conversión. Y después al hombre que de veras se convertía sólo a esos los llevaba a las aguas del Jordán y los bautizaba. Era un signo de purificación pero que expresaba una actitud interior. Si un hombre no quería dejar sus malos caminos no podía bautizarse. Juan Bautista, pues, predicaba y bautizaba, daba un signo de conversión. - Todos buscaban la redención Fíjense en esta lectura que hemos hecho: "Todos buscaban la redención". La redención es universal, Dios viene a la historia ofreciendo salvación a todos los hombres. Preciosa aquella plegaria de nuestra misa, la cuarta oración eucarística que dice: "Dios tiene su mano para que la encuentre todo el que la busca con sincero corazón". No es necesario, a veces, haber conocido el cristianismo. Los que no lo pudieron conocer pero en sus religiones paganas buscan con sincero corazón la honradez, el servicio al Dios entendido a su modo. Dios los está salvando. Quien sabe si dentro de nuestra Iglesia no existe la fe y la búsqueda de Dios como existe, tal vez, fuera de los límites de nuestra Iglesia. ¡Gracias a Dios tenemos gente muy santa en nuestra Iglesia! Cuando yo rezo en la eucaristía: "No te fijes en mis pecados, sino en la fe de tu Iglesia", pienso en tantos corazones anónimos, pobrecitos, sencillos que son la fuerza de nuestra Iglesia. Pero esta mañana estamos comprendiendo como a Juan, signo de la predicación de la Iglesia, se le busca de todas partes, de todos los ambientes llegaban a él. Y se han mencionado dos ambientes bien difíciles cuando se tiene en cuenta la historia de Israel: los publicanos y los militares. Los publicanos eran hombres despreciables, en otro aspecto, igual que las prostitutas, gente de la cual no se tenía como honor acercarse a ellos, al contrario. Y a estos seres marginados moralmente, Juan les enseña que también para ellos hay caminos de salvación. Y Cristo decía un día: "…pueda ser que los publicanos y las prostitutas entren al reino de los cielo y no vosotros, fariseos hipócritas que hacéis consistir la religión en apariencias; y en vista de que sois los buenos despreciáis a los demás que son los malos" ¡Quién sabe quien es más malo y más bueno ante la presencia de Dios!. También para los soldados hay llamamientos a conversión. Cuántos dicen hoy: "Nada bueno se puede esperar de los militares". Yo creo que aquí está un reto en el evangelio de hoy para saber que no hay hombre condenado en vida y que todo hombre por más malo que haya sido, y por más lastre que haya llevado, existe un llamamiento de Dios llamándolo a conversión. Y es una esperanza cuando surge de la misma podredumbre un brote de buena voluntad. Y es señal de que un pueblo no ha sido perdido del todo cuando hay siquiera una chispita de salvación en medio de las crisis más oscuras del pueblo. Por eso, hermanos, y ésto no está siendo apoyo a ninguna opción política sino simplemente el llamamiento de Juan que deja acercarse también a los soldados para decirles lo que tienen que hacer, si de veras quieren entrar en el Reino de Dios. Juan no se vende a nadie, la Iglesia no se vende a nadie, la Iglesia está comprometida sólo con el Reino de Dios y exige las exigencias del Reino de Dios a todo a aquel que se le acerca. No debe de rechazar a nadie si la buscan con sincero corazón. - Llama Juan a todos y les exigía un compromiso personal de justicia La conversión es algo personal. Así como también el pecado es algo personal y sólo tiene que purificarse un hombre cuando el hombre mismo se arrepiente y busca los caminos de la justicia. No bastan mensajes y proclamas de buena voluntad. Juan sólo bautizaba a los hombres que de verdad habían roto con el pasado. Y de aquel pasado del que rompía la conversión exigida por Juan Bautista, se encontraron muchos en el grupo de los apóstoles del Señor. La Iglesia ha nacido de pecadores, no lo olvidemos, queridos cristianos. La Iglesia es santa porque lleva el espíritu de Dios que la anima pero es pecadora y está necesitada de conversión porque la componemos nosotros los hombres mal inclinados y, a veces con un pasado que tal vez nos avergüenza pero que una vez que nos hemos convertido tratamos!, ¡tratamos! de seguir al Señor. No es que ya lo sigamos con perfección pero el esfuerzo de seguirlo hace el verdadero discípulo de nuestro Señor Jesucristo. - Esta es la pauta de la Iglesia que quiere que la gente se libere de las cosas irresponsables de su propio ambiente Pablo escribía a los romanos: "…el que mentía, ya diga la verdad; el que robaba, póngase a trabajar…" Como podíamos continuar estas frases de San Pablo: El que era malo, puede comenzar a ser bueno; y será feliz con la felicidad que no encontró robando, ni extorsionando, ni haciendo el mal torturando; todo ese pasado no podía dar felicidad, ni podía ser solución de la Patria. ¡Conviértase! Y encuentra que la felicidad es colaborar con amor por el bien de todos. La conversión lleva a compartir El que tenga dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene que comer, participe aunque sea de lo poquito que tiene. Esto es una sociedad solidaria, es la que la Iglesia promueve preocupada por dar a todos lo necesario y no aceptar ciegamente la diferencia nacida del dinero o de la fuerza. "No abusen de la gente" -decía Juan Bautista- y la Iglesia repite: "No abusen". No hay hombres de dos categorías. No hay unos que han nacido para tenerlo todo y dejar sin nada a los demás. Y una mayoría que no tiene nada y que no puede disfrutar la felicidad que Dios ha creado para todos. Esta es la sociedad cristiana que Dios quiere en que compartamos el bien que Dios ha dado para todos. ¿Creen Uds., hermanos, que es cristiana la actitud de algo que me llegó cuando venía hoy a misa, un telegrama: "Ruégale en homilía domingo como defensor de la justicia ataque el pecado de usura según el evangelio; a un matrimonio empleado público por trescientos colones un abogado les ha embargado en cuatro años, a pesar de haber descontado ¢2.574.00 y no quiere atender a las súplicas de retirar el embargo". ¡Esto es infernal, cuánta conversión se necesita en todo ésto…! - La conversión ser duradera y profunda si somos capaces de criticar nuestra falsa manera de ver el mundo y a los hombres Quiero insistir en ésto, hermanos, porque yo creo que lo que hoy más necesita un salvadoreño madura es sentido crítico. No estén esperando hacia dónde se inclina el obispo, o que dicen otros, o que dice la organización. Cada uno debe ser un hombre, una mujer crítica: "por sus frutos se conoce el árbol". Miren que produce y critiquen de acuerdo con las obras: al gobierno, a la organización política popular, al partido político, al grupo tal. No se dejen llevar, no se dejen manipular. Son Uds., el pueblo, el que tiene que dar la sentencia de justicia a lo que el pueblo necesita… Por eso cada uno tiene que ver al mundo con sus propios ojos. Y tiene que prescindir del ambiente en que se encuentra. Yo pienso: ¡Cuántas pobres empleadas tienen que pensar como piensan sus señoras! No tiene que ser así, tienen que pensar libremente. Y así se manipulan muchedumbres porque se les tiene cogido del hambre a mucha gente. Hay que saber criticar y ver al mundo y a los hombres con criterios propios y un cristiano tiene que aprender a afinar sus criterios cristianos. El rico tiene que criticar en su propio ambiente de rico: el por qué de su riqueza, y por qué a su lado hay tanta gente pobre. Si es un rico cristiano ahí encontrará el principio de su conversión, en una crítica personal: ¿Por qué yo rico y por qué a mi alrededor tantos hambrientos?… El esposo infiel se convertirá y será un esposo modelo cuando tome consecuencia de su machismo y por que no es capaz de tener con su esposa unas relaciones de adulto maduro cristiano… Lo que yo quiero decir con todo ésto es que no vivamos de lo que dicen los otros, que no vivamos del ambiente. La conversión que Juan Bautista pide era a cada hombre: "¿De dónde vienes?, ¿del ejército? Pues, si quieres entrar en el Reino de Dios tú piensa en eso y conviértete al Señor. ¿De qué grupo viene? ¿De los publicanos?, ¿de las rameras? No importa, comienza a ver al mundo con tus ojos de hijo de Dios y no sigas haciendo lo que estas haciendo". Hermanos, ¡a cuántos está perdiendo el pecado del ambiente que está privando a los hombres de su propio criterio! ¡A cuántos está llevando a sospechar de otros, hasta del obispo, porque quieren que piense como ellos o ellos pensar como el otro! ¡No!, yo les ofrezco aquí unas reflexiones a la Palabra de Dios con el fin de que cada uno de Uds., asimile y desde su propia personalidad actúe como cristiano si de verdad quiere hacer honor a la fe que profesa y no ser víctima del manipuleo ni del ambiente. - Otra característica de la conversión de Juan que no sólo es personal sino que va buscando una renovación social No basta la conversión de un publicano, de un soldado, de un borracho. Hay que descubrir la red de complicidades que permite el hecho de la prostitución a gran escala. ¡Si es que ya se ha hecho un sistema! Y cuando se dice quienes son los dueños de ciertos moteles y de ciertas casas de prostitución se queda uno horrorizado. A veces, los mismos puritanos que condenan la inmortalidad del pueblo están formando parte de ese sistema: de corromper al pueblo en borracheras y prostituciones…! La conversión que Juan pide es -traducida a términos modernos- que cada hombre descubra el circuito económico que nace del alcoholismo. Que vergüenza que hasta el mismo Estado tiene que ser cantinero, vende-guaro para poderse sostener…! En esta hora de revisiones los encargados de la economía del país debían de sanear las fuentes de nuestra economía y no permitir que el pobre pueblo, para aportar a la economía del país tenga que envenenarse comparando guaro mientras se deja sin impuesto otras cosas que podían venir a sustituir esas fuentes ya podridas de ingreso al país… Una verdadera conversión cristiana hoy, tiene que descubrir los mecanismos sociales que hace del obrero o del campesino personas marginadas. ¿Por qué sólo hay ingreso para el pobre campesino en la temporada del café, y del algodón, y de la caña? ¿Por qué esta sociedad necesita tener campesinos sin trabajo, obreros mal pagados, gente sin salario justo? Estos mecanismos se deben descubrir no como quien estudia sociología o economía, sino como cristianos para no ser cómplices de esa maquinaria que está haciendo cada vez gente más pobre, marginados, indigentes… Sólo por este camino de conversión se podrá encontrar la verdadera paz en la justicia. Por eso, la figura de Juan Bautista en pleno Adviento es la figura de la Iglesia y la figura de la comunidad cristiana, que lejos de andar buscando soluciones por proyectos de venganzas y violencias, busca en la raíz el verdadero mal de nuestra sociedad: en el pecado. Y busca una conversión que redunde también en conversión del pueblo, no de cada individuo solamente. Y Juan Bautista, cuando al predicar todo ésto se preguntaban: "¿Será él el Mesías?", decía: "No, yo no más que un simple precursor. Yo bautizo en agua". Es un rito nada más para expresar la interioridad del hombre. Pero así como el agua una vez que se escurra deja seco y como antes al hombre, también esta actitud moral si no es perseverante sólo será conveniencia y a veces oportunismo: como hoy las cosas políticas van por ese lado son los más morales de la población. Pero si después cambian las cosas volverán a cambiar ellos. Ahí tiene los medios de comunicación social prestándose al manipuleo y al sostenimiento de un pecado de injusticia social que no se puede defender con nada… Por eso la Iglesia apoya todo aquello que fomenta el cambio estructural. No se queda ahí, naturalmente, porque la Iglesia ha dicho en la voz de Pablo VI: "cambiar estructuras sin cambiar los corazones de los hombres es simplemente poner las nuevas estructuras al servicio de nuevos pecados". "Lo que se necesita es el hombre nuevo -decía Medellín-. Y para tener un continente nuevo no basta cambio de estructuras sino cambio de corazones". ¡Esta es la pretensión que yo tengo, queridos hermanos, como Pastor! Yo no estoy defendiendo aquí en una u otra coyuntura el estar bien, o el estar bien con el gobierno o con tal o cual categoría. Lo que estoy tratando es de iluminar cualquier coyuntura que sea con la Palabra de justicia del Señor y exigir a todos los sistemas, a todos los partidos, a todas las organizaciones, a todos aquellos que de veras aman el bien del país: ¡qué se conviertan! Y desde la perspectiva de una conversión evangélica sepan dar al pueblo la medicina que este pueblo necesita… HECHOS DE LA SEMANAEn este ambiente, pues, este mensaje del evangelio de hoy cuyos tres pensamientos he desarrollado a mi manera -espero con la comprensión de todos Uds., veamos la vida de nuestra Iglesia para ver si verdad va por esos caminos del Precursor anunciando el Reino de Dios y alegrarnos. O si hemos desviado el sentido de nuestra comunidad, mi pensamiento cristiano se habrá, tal vez, mezclado con ideas de la tierra no sólo para iluminarlas sino porque me han influenciado ya mi modo de pensar. Es hora de conversión, es hora de purificación, es hora de ser como Juan Bautista la voz clara que anuncia al que va a venir a salvar al mundo. En este ambiente les ofrezco las noticias de nuestra Iglesia y Uds., juzguen por que caminos marcha. EN NUESTRA ARQUIDIOCESISDesde Holanda recibí un telegrama de Mons. Rivera y de Mons. Urioste, que como Uds., saben, fueron a representar a la Arquidiócesis invitada en Holanda para promover una colecta que allá se hace beneficio de los pueblos del Tercer Mundo. Honor para nuestra Arquidiócesis haber sido el vocero de esta promoción…! Brevemente el telegrama dice: "Gira solidaridad muy positiva. Hoy almorzamos reunión Episcopado Holandés pleno". Con todos los obispos de Holanda tuvieron el honor de compartir esta gira de Solidaridad. Quiero agradecer al periódico "El Independiente" que el 8 de diciembre dedicó su edición a nuestros seis sacerdotes asesinados con un título muy sugestivo: "Predicaban la vedad y por eso los mataron"… Una página llenaba con las fotografías de los sacerdotes, y el editorial estaba dedicado a ellos. Yo quiero agradecer este gesto de solidaridad que mucho nos anima y lamentar que el Sr. Director de "El Independiente" Don. Jorge Pinto h., se encuentre bastante mal de salud en un centro hospitalario de esta ciudad. Que Dios le conceda pronto su salud. Aprovecho para agradecerle también, el envío constante de su servicio de información. Me refiero aquí a la vida de varias comunidades que me han expresado, para consuelo mío, un testimonio de solidaridad, de adhesión firme a la línea del Arzobispado. Lamentan que: "…hay comunidades que se hagan cómplices de sus adversarios secundando la duda, interpretando su actitud como una opción política…" Cuánto consuelo me dá ésto porque jamás he pretendido yo llevar en mi línea pastoral, sino simplemente una opción pastoral que ilumine a todas las comunidades. Me ha dado mucho gusto, pues, que muchas comunidades han expresado su sintonía y su comprensión con su obispo. Más aún, me ha conmovido lo que dijo cierta comunidad: "…su servicio a este reino de hermanos es de tales dimensiones que resulta difícil criticarlo responsablemente, sin embargo, ese es el feliz riesgo que han corrido quienes tratan de anunciar el Reino de Dios; ayudar a crecer a sus hermanos cristianos animándolos a ser corresponsables del Reino de Dios propuesto por el Señor. Su radicalidad cristiana nos ha mostrado claramente una cosa: el Reino de Dios se hace avanzar sólo con la radicalidad de Cristo… etc." También me dio mucho gusto esta carta porque viene de un miembro del Bloque Popular Revolucionario quien me escribe: "…yo lamenté cuando escuché la noticia de que Ud., no fue admitido por el Bloque cuando ofreció cierta mediación. Lo he sentido y ofrezco trabajar con Ud., hasta que terminemos de solucionar estos problemas, porque también con toda valentía y fuerza de mi alma estoy dispuesto a ayudarle a que se termine nuestro camino. Yo estoy dispuesto y consciente que Ud. y yo estamos trabajando por una justicia tan integral de Dios y le recomiendo a Ud., con toda mi fuerza que sea como siempre nos ha dicho… siga luchando por una justicia que libere a todo nuestro pueblo de la injusticia social y espiritual… etc." Es muy aleccionadora para mí esta carta porque lo que dije en mi Cuarta Carta Pastoral: Siento como Pastor que tengo un deber para con las organizaciones políticas populares. Aún cuando ellas desconfíen de mí, mi deber es defender su derecho de organización, apoyar todo lo justo de sus reivindicaciones. Pero así, también, quiero mantener mi autonomía para criticar todos sus abusos de organización, para denunciar todo aquello que ya significa una idolatría de la organización; y llamarlos, en cambio, a un diálogo de búsqueda entre todos. Las fuerzas organizadas son poderosas en una sociedad y lo pueden todo cuando son capaces de dialogar. Pero también disminuyen las fuerzas cuando son fanáticas y no quieren más que su propia voz. La palabra del Arzobispo, pues, no es una oposición sistemática a las organizaciones. Y me dá gusto cuando uno de ellos reconoce en qué puntos caminamos juntos para saber comprender, también, las diferencias cuando la Iglesia no esté de acuerdo. - Las religiosas de pastoral parroquial tuvieron sus ejercicios espirituales y al terminar escribieron una carta muy bonita de la cual tomo este pensamiento: "Es maravilloso constatar que estando insertas en el pueblo es como podemos colaborar con Ud. para que lleve a cabo su misión y siga adelante. Es esta fuerza la que enriquece también nuestra espiritualidad". Hablando de religiosas, las Dominicas de la Anunciata que trabajan en El Salvador: en el Colegio de Fátima, en la Escuela Masferrer de Santa Tecla, en la obra de promoción de Santa Tecla, y en la Escuela San Martín de Porres, Quezaltepeque y Suchitoto, han tenido la visita de su Superiora General. Han celebrado su Capítulo Provincial, han reelegido como Provincial a la Madre Nieves. Hay mucho entusiasmo en una Congregación que ha dado mucho a la Iglesia y promete dar mucho más. ¡Nuestras felicitaciones! Dos religiosas belgas de Quezaltepeque que sufrieron un accidente grave todavía se encuentran en la policlínica. Hacemos votos para que pronto vuelva a la salud y a sus trabajos en la parroquia de Quezaltepeque. Las Mercedarias Eucarísticas celebraron, como otras congregaciones, sus ejercicios espirituales que son una temporada de renovación en este tiempo de las vacaciones de sus actividades educacionales. Las Oblatas del Sagrado Corazón tuvieron fiesta de 25 años de consagración, tres religiosas; y 50 años de vida fiel una Oblata secular a la que mucho estimamos y a quien le deseamos muchas felicidades. Por las comunidades. Cursillos de Cristiandad celebró una tanda de cursillos para señoras; y esta semana otra para hombres en la Diócesis de Santiago de María. Que Dios haga florecer cada vez más este encuentro de tantos hombres y mujeres con el Señor. En la Parroquia de la Divina Providencia, Colonia Atlacatl, una bonita primera comunión. Los Padres Redentoristas, las Eucarísticas y los catequistas merecen toda felicitación En el cantón El Espino de San Pedro Perulapán, también una bella fiesta de la Inmaculada, organizada por su Párroco, el P. Solórzano y sus colaboradores muchos laicos que ya llevan avanzada la ermita de aquel cantón. La Colonia Delicias del Calvario de Santa Tecla, celebró la fiesta de Guadalupe el 11 por la noche. En cambio, el propio día 12, la Colonia Guadalupe de Soyapango y la parroquia del Dulce Nombre de María donde fui a compartir las alegrías de estas fiestas populares que me hicieron constatar lo que dice Puebla acerca de la devoción a María: Que forma parte de la identidad de nuestro continente Latinoamericano. Y que gracias a María nuestro pueblo trae la historia de nuestra Patria a iluminarla con la fe de nuestra Iglesia. Ocasiones bellas, pues, que hay que mantener. Como también fue la de Suchitoto con su fiesta de Santa Lucía y la Iglesia repleta de fieles. En el Centro Ana Guerra de Jesús donde se hace muy buena promoción de las señoras del mercado hubo una convivencia especial ayer por la tarde. Quiero avisar que los jóvenes tienen una cita para el día 22 y 23 de diciembre, o sea el próximo sábado por la tarde, toda la noche y amanecer el domingo. Aquí en Catedral recibirán sus ministerios varios jóvenes seminaristas. La convivencia posiblemente sea en San José de la Montaña. Al final de la misa un seminarista les informará mejor. Estaré el próximo martes en San Laureano de Ciudad Delgado, en Quezaltepeque el 19 donde celebran a San José; y en Santo Tomás el 21 donde celebran como patrono a Santo Tomás. Quiero avisarles que la emisión de homilías ha terminado su primer ciclo del Año Litúrgico. Y se puede conseguir una colección completa en la venta de material de pastoral. En la Y.S.A.X., hay programas muy buenos donde los pueden ver, en la edición de Orientación de esta semana. También les recomiendo la difusión de nuestro periódico ORIENTACION. Es gesto de ser buen católico colaborar a difundir los medios de nuestra Iglesia. Agradece a su amigo Jesús -así lo llama- su salud recuperada la Srta. Evelyn Verónica López. Y encomienda una oración especial en esta misa la Sra. Clotilde Pineda de Mejía. Quiero hacer de mi parte un llamamiento también. Me he informado que la Cruz Roja está en situación muy difícil económicamente y todos aquellos que saben el bien que hace esta institución harían bien en ayudarle para que no vaya a suprimirse una institución de tanto bien para nuestro pueblo. EN LA IGLESIA UNIVERSALLevantando nuestra mirada los horizontes mundiales me ha dado gusto leer en el periódico que la influencia de la Iglesia católica se hizo sentir este año. Y el mencionar junto a la actitud maravillosa del Papa Juan Pablo II, que la Iglesia asumió un papel mucho más activo en la solución de los grandes problemas latinoamericanos, se mencionen la Iglesia en Nicaragua y en El Salvador, donde los Arzobispos se pronunciaron abiertamente contra los regímenes autoritarios de esos países… La Jerarquía Episcopal que se reunió en Manila, dejó también una expresión de sentir más la obligación de compartir su misión de Iglesia identificándose con los pobres… Y con humildad confiesan y se arrepienten de la incongruencia entre las palabras y los actos que hizo que la Iglesia tuviera en Asia la reputación de no estar apasionadamente preocupada por los derechos de los pobres ni comprometida con su liberación total de la injusticia y la opresión. En esta mañana en que hemos hablado de conversión quisiéramos también para todos los miembros de nuestra Iglesia esa conversión hacia los pobres con sinceridad… Un dato, también glorioso de nuestra Iglesia, terminó con mucha fama sus días en este mundo el famoso obispo de Norte América Mons. Fulton Sheen. Más de 80 años de edad, cargado de méritos ha ido a recibir su recompensa del Señor. Oremos por él. El Papa instó a los obispos del Ecuador a que iluminen los desafíos que plantean las desigualdades desorbitadas de las riquezas diciéndoles que ante estos desafíos han de dar una orientación y respuesta desde el evangelio siguiendo la tradición de los grandes principios de la enseñanza social de la Iglesia. EN LA VIDA CIVILEn vez de darles yo esta mañana un conjunto de hechos que han abundado tanto en esta semana yo quiero más bien cumplir esta recomendación del Papa a los obispos del Ecuador apoyando el acto principal de esta semana. Sin duda y en torno de él voy a tratar de mencionar los otros hechos que la Iglesia tiene también que iluminar en su historia. LA REFORMA AGRARIASin duda, el hecho central de esta semana ha sido el anuncio de la Reforma Agraria… Esta promesa ha despertado gran expectativa entre la mayoría de la población: los trabajadores del campo; y también mucho temor y hasta agresividad en la pequeña minoría poderosa: los grandes latifundistas. Con respecto a esta medida gubernamental y las diversas reacciones que ha suscitado, a mí no me toca pronunciarme desde un punto de vista técnico económico. No opino, pues, de las ventajas o riesgos económicos que una reforma agraria presupone o sobre método que se debería seguir. Eso no me toca a mí, no soy técnico. Pero sí es mi deber decir mi punto de vista como Pastor a partir del Plan de Dios sobre los bienes de la tierra. I) La realidad de los trabajadores del campo. No cabe duda que es muy dolorosa y alarmante la situación de los trabajadores del campo. Los últimos datos proporcionados por el mismo Ministro de Agricultura deben hacer reflexionar no sólo a los que directamente tienen que ver con este problema agrario sino a todos los salvadoreños. Según las notas -Uds. Las oyeron-: El 67% de madres campesinas da a luz sin ninguna asistencia médica. 60 de cada 1.000 niños que nacen en el campo mueren. Sólo el 37% de las familias campesinas tienen acceso a fuentes de agua. El 73% de los niños campesinos están desnutridos. El 50% de la población rural no sabe leer. Más de 250.000 familias rurales viven en viviendas de una sola habitación siendo que el número es -Término medio- 5, 6 miembros por familia. Esta escandalosa situación que sufren nuestros hermanos campesinos en gran parte se explica cuando se cae en la cuenta de la injusta y desproporcionada distribución de la tierra que aún existe en el país. Según los datos del mismo Ministro por una parte, el 99% de los propietarios poseen apenas el 51% de toda la tierra. Quiere decir que casi todos se distribuyen la mitad de todo El Salvador; y en cambio ni 1%, un 0.7% de los propietarios poseen el 40% de la tierra. Y ciertamente esta tierra es la de mejor calidad. II-) Postura de la Iglesia ¿Cuál es la postura de la Iglesia en este momento? Ya la determinó el Concilio Vaticano II. Me cabe la satisfacción de que estas cosas que yo predico siempre tienen el respaldo del Magisterio solemne de la Iglesia. - Concilio Vaticano II "En muchas regiones -dice el Concilio- económicamente menos desarrolladas existen posesiones rurales extensas y aún extensísimas mediocremente cultivadas o reservadas sin cultivo para especular con ellas, mientras la mayor parte de la población carece de tierra o posee solo parcelas irrisorias y el desarrollo de la producción agrícola presenta caracteres de urgencia. No raras veces los braceros o los arrendatarios de alguna parte de esas posesiones reciben un salario o beneficio indigno del hombre, carecen de alojamiento decente y son explotados por los intermediarios. Viven en la más total inseguridad y en tal situación de inferioridad personal que apenas tienen ocasión de actuar libre y responsablemente, de promover su nivel de vida y participar en la vida social y política. Son, pues, -dice el Concilio-, necesarias las reformas que tengan por fin, según los casos, el incremento de las remuneraciones, la mejora de las condiciones laborales, el aumento de la seguridad en el empleo, el estímulo para la iniciativa en el trabajo; más todavía, el reparto de las propiedades insuficientemente cultivadas a favor de quienes sean capaces de hacerlas valer. En este caso deben asegurárseles los elementos y servicios indispensables, en particular los medios de educación y las posibilidades que ofrece una justa ordenación de tipo cooperativo. Siempre que el bien común exija una expropiación, debe valorarse la indemnización según equidad, teniendo en cuenta todo el conjunto de las circunstancias". (GS.71) De modo que la transformación que ahora se proyecta en El Salvador está respaldada por el Concilio Vaticano II… - Juan Pablo II Oaxaca Más claro todavía -porque es más moderno- el pensamiento de Juan Pablo II cuando habló en Oaxaca. Fíjense las frases del Papa: "A los campesinos de Oaxaca. El mundo deprimido del campo, el trabajador que con su sudor riega también su desconsuelo, no pude esperar más a que se reconozca plena y eficazmente su dignidad no inferior a la de cualquier otro sector social. Tiene derecho a que se le respete, a que no se le prive con maniobras que a veces equivalen a verdaderos robos de lo poco que tienen. A que no se impida su inspiración a ser parte en su propia elevación. Tiene derecho a que se le quiten barreras de explotación hechas, frecuentemente, de egoísmos intolerables y contra lo que se estrellan sus mejores esfuerzos de promoción. Tiene derecho el campesino a la ayuda eficaz que no es limosna ni migajas de justicia para que tenga acceso al desarrollo que su dignidad de hombre y de hijo de Dios merece. Para ellos hay que actuar pronto y en profundidad. Hay que poner en práctica transformaciones audaces, profundamente innovadoras, hay que emprender, sin esperar más, reformas urgentes. No puede olvidarse que las medidas a tomar han de ser adecuadas. La Iglesia defiende, sí, el legítimo derecho a la propiedad privada, pero enseña con no menor claridad que sobre toda propiedad privada grava siempre una hipoteca social para que los bienes sirvan a la destinación general que Dios les ha dado. Y si el bien común lo exige, no hay que dudar ante la misma expropiación hecha en la debida forma…" No quiero cansarlos con más citas pero yo traía aquí también señalada la cita del Papa en Puebla, la cita del Episcopado Guatemalteco, del Episcopado Hondureño y varios textos de Medellín que respaldan plenamente la necesidad y la obligación de una transformación agraria en nuestro país. - Carta Pastoral de los Obispos de Nicaragua A quienes quieren tildar de comunismo esta medida yo quiero recordarles también -y por no abusar de su tiempo no les leo- La Carta Pastoral de los obispos de Nicaragua donde tienen un apartado, que a mí me parece sumamente original, sobre el socialismo: "Se oye expresar, a veces, el temor de que el presente proceso se encamine hacia el socialismo y se nos pregunta que pensamos…" Y los obispos dicen lo que piensan: "Hay una clase de socialismo que no se puede tolerar porque no es evangélico, ni cristiano… Pero hay otra clase de socialismo que no contradice en nada, sino que más bien, es la realización de un evangelio de justicia social en el mundo". Pueden leerlo, pues, y les recomiendo mucho esa aquilatación sobre el socialismo que hoy es un problema muy actual en nuestro ambiente también. Esa es la doctrina de la Iglesia. III-) Postura de la Arquidiócesis Quiero preguntarme ahora ante Uds.,: ¿Cuál es la postura de la Arquidiócesis? Ya la conocen. No puede ser otra que la de tratar de aplicar esa postura general de la Iglesia señalando los derechos y obligaciones a los distintos protagonistas de esta transformación agraria: a) En primer lugar, quiero decir que por defender esta línea de la Arquidiócesis que es la línea de la Iglesia han sufrido y tendrán que sufrir muchos que traten de identificarse con este pensamiento. Tal es el caso del Padre De Sebastián con cuyos conceptos sustanciales la Arquidiócesis está plenamente de acuerdo. Y lamenta que por defender intereses egoístas, se le haya tratado de ofender y de crear antecedentes para una posible amenaza más grave. Pero en lo sustancial, repito el P. De Sebastián está en la línea pastoral de la Arquidiócesis en cuanto al asunto que estamos tratando. Puede contar, pues, plenamente con el respaldo de nuestra Arquidiócesis. b) Refiriéndome al Gobierno y a las Fuerzas Armadas: que no cree en el pueblo falsas esperanzas. Si han prometido una Reforma Agraria realicenla a pesar de las reacciones de esa minoría de 2,000 latifundios dueños del 40% de la tierra. No se dejen intimidar… Mucho menos vayan a dejarse sobornar. El dinero es poderoso y ahí se cuentan millones. Un peligro positivo y yo lo señalo porque puede ser también una frustración para nuestro pueblo. No se dividan, únanse cuando la lucha es dura y cuando no se deben de buscar en el interior del Gobierno, ventajas políticas. No están ahí para pelear por el poder sino para defender al pueblo… No es que la Junta tenga derecho a hacer una transformación agraria, TIENE OBLIGACION DE HACERLA… La Palabra de Juan Pablo II es todo un lema: Que se les quiten a los campesinos y a los pobres las barreras de la explotación. También me parece importante que el actual Gobierno realice las reformas no como un regalo que la Junta da al pueblo para ganarse su apoyo. La reforma agraria es una conquista que el pueblo ha merecido con su sangre derramada… Por eso decimos a las organizaciones: que estimamos sus luchas reivindicativas y que en todo eso están en esta larga lucha que no la han iniciado ellos sino la Iglesia desde hace 20 siglos, para traer al mundo una justicia más grande… Deben, pues, hacer sentir al pueblo que no es un regalo que se les hace para que permanezcan pasivos, sino que es el fruto que han logrado porque han empezado a estar activos y a participar más en el proceso económico y político del país… La Junta de Gobierno no ha iniciado un proceso, sino que tiene que incorporarse a un proceso que ya lo llevaba el pueblo… Y este es el gran, anhelo; que pueblo y gobierno se entiendan para sus justas reivindicaciones. Siempre lo dijimos así en el anterior Gobierno: el problema no está entre la Iglesia y el Gobierno, si no entre el Gobierno y el pueblo y la Iglesia está con el pueblo… También que la reforma agraria no debe de hacerse con la intención de encontrar una salida al modelo económico capitalista que permita continuar su desarrollo y seguir acumulando y concentrando las riquezas en pocas manos, ahora desde el sector industrial comercial o financiero. Tampoco debe de hacerse para volver a adormecer al campesino e impedir que siga organizando y aumentando su participación política, económica y social. La reforma agraria no debe hacer a los campesinos dependientes del Estado sino que debe dejarlos libres frente al Estado… Hoy más que nunca, si el Gobierno quiere ganarse la confianza del pueblo tiene que vigilar mucho con esas reliquias de represión que todavía se están sintiendo en muchas partes. Que vigile mucho. Sabemos que elementos de ORDEN y de otros oficialistas no quieren secundar si es que sinceramente se está ofreciendo al pueblo -un respiro de libertad y se están viviendo episodios de represión oficial en algunas partes. Finalmente la reforma agraria salvadoreña debe tener una perspectiva amplia no sólo orientarse a la redistribución de tierra, sino de los recursos sociales. Que haya para todos los campesinos y pobres: médicos, escuelas, hospitales, electricidad, agua, etc… En una palabra, tender al desarrollo integral humano. c) También me quiero dirigir en este momento y en este asunto tan grave y delicado a los sectores económicamente poderosos que van a ser afectados por la reforma agraria. Quiero dirigirme a Uds., queridos hermanos, no como Juez ni como enemigo, sino como Pastor y como salvadoreño hermanos de todos los salvadoreños. Me interesa invitarlos a que caigan en la cuenta de la responsabilidad tan grande que tienen en estos momentos de colaborar a que la crisis económica, política y social del país sea superada sin acudir a la violencia. Esas demostraciones de tiroteos y, sobre todo el temor que se tiene -si es que no es verdad- de que la derecha está ingresando armas al país y va a pagar mercenarios. No es así como se defiende un bienestar. - Medellín. Quiero recordarles lo que Medellín dice a este respecto: "Si se retienen celosamente sus privilegios y, sobre todo, si los defienden empleando Uds. mismos medios violentos, se hacen responsables ante la historia de provocar "las revoluciones explosivas de la desesperación" -son todavía palabras de Medellín dirigiéndose a la oligarquía… De su actitud depende, pues, en gran parte el porvenir pacífico de los países de América Latina". (2, 17)… A través del clamor del pueblo salvadoreño, a través del intento de reforma agraria, a través de estos signos de los tiempos, Dios les está llamando como ha llamado este domingo por la voz de Juan Bautista: "Al que tiene dos túnicas que dé al que no tiene; y el que tiene que comer, que dé al que no tiene"… - En estos días nos ha dado ejemplo la Madre Teresa de Calcuta quien fue a recibir el Premio Nobel de la Paz. Renunció al banquete de gala con que debería haberse celebrado aquella entrega. Y dedicaron los $30.000.00 que iba a costar una comida para gastarlo en servicio de los pobres de la India… Ahora reflexionamos con la mente de la Madre Teresa: "Qué insulto es para el mundo que se gaste en el banquete de una noche lo que puede servir para 400 personas en un año!… Queridos hermanos, poderosos de lo económico, es probable que en estos momentos ante la amenaza de una reforma agraria haya en uds., desánimo, temor y quizá odio, y hasta la decisión de oponerse por todo los medios posibles a que se lleve a cabo esa reforma. Probablemente hay algunos que aún prefieren destruirlo todo dañando radicalmente la economía del país con tal de no compartirlo con quienes muchos años se han aprovechado de su fuerza de trabajo… La Iglesia que les ha servido tanto, les dice hoy: este es el momento de manifestarse como cristianos generosos y de amar como Jesús nos ha amado el cual siendo rico se hizo pobre por nosotros… - Puebla. Recuerden que el llamamiento de Puebla a la opción preferencial por los pobres no es una demagogia para sembrar distinción de clases. Puebla lo dice claramente: Es un llamamiento a todas las clases sociales para tomar como propio el problema de los pobres que es el problema de Jesús que va a decir en el juicio de nuestra vida: "Todo lo hagas con uno de ellos conmigo lo haces". Su experiencia productiva, sus talentos que en parte les han permitido acumular tanta riqueza, continúen desarrollandolos. Pero ahora no sólo en beneficio de Uds., mismos, sino de toda la colectividad salvadoreña… d) Por otra parte también quiero dirigirme a los trabajadores del campo que aún no están organizados y que más bien se inclinan a permanecer pasivos en esta coyuntura decisiva. A los que se contentan con esperar para ver si les toca la oportunidad de beneficiarse con esta reforma, a los que quieren ser sólo expectadores a ver como el Gobierno cumple sus promesas. A todos Uds., les recuerdo también lo que dice Medellín: -Medellín. "Son, también, Uds., responsables de la injusticia todos los que no actúan en favor de la justicia con los medios que disponen, y permanecen pasivos por temor a los sacrificios y a los riesgos personales que implica toda acción audaz y verdaderamente eficaz. La justicia y, consiguientemente, la paz se conquista por una acción dinámica de concientización y de organización de los sectores populares, capaz de urgir a los pobres públicos, muchas veces impotentes en sus proyectos sociales sin el apoyo popular". (2, 18)… Yo me solidarizo con la esperanza del Sr. Ministro de Agricultura que confía que el campesino ha dejado de ser silencioso y va a defender sus derechos por tanto tiempo negados, es decir, va a defender el proceso de Reforma Agraria y no se va a permitir que este proceso se desvíe, no lo va a permitir, promoviendo nuevas reformas de dependencia, opresión o explotación del campesino… e) Otra palabra quiero decir a los miembros de las organizaciones políticas populares y también organizaciones populares militares. Durante esta semana se han intensificado las luchas reivindicativas; y los grupos armados, por lo menos algunos, han realizado acciones militares violentas. Y parece ser que están formando un Ejército Popular. La Iglesia en Medellín reconoció el derecho que tienen de presionar y urgir a los poderes públicos, pues muchas veces sin estas presiones son impotentes para realizar los proyectos sociales. Más, aún, en este momento en que hay también un sector interesado en frenar la reforma agraria las organizaciones tienen especial responsabilidad de presionar para que se realice y sea en beneficio de los más necesitados… Pero, no deben de hacerlo por métodos violentos armados. Medellín reconoce que el poner su esperanza de la violencia ante la gravedad de la injusticia y las resistencias ilegítimas al cambio "encuentra frecuentemente su última motivación en nobles impulsos de justicias y solidaridad". Pero deben de considerar como dice también Medellín que el conjunto de las circunstancias de nuestro país, la enorme dificultad de la guerra civil, los males atroces que engendra, la preferencia del cristiano por la paz debe llevarlos a colaborar para que el progreso del pueblo concientizado y organizado se ponga al servicio de la justicia y de la paz. La postura de la Arquidiócesis con respecto a las luchas y justas exigencias de estas organizaciones será la misma que Pablo VI dijo: "Trataremos de ser capaces de comprender sus angustias y transfomarlas no en cólera y violencia, sino en energía fuerte y pacífica de obras constructivas". No aprobamos los asesinatos que esta semana se han realizado mucho menos el repugnante acto de Nejapa. Aquella población está horrorizada. No se hagan justicia Uds. mismos, urjan al Gobierno para que la realice como es su obligación. Pero el que derrama sangre de hermano por propia cuenta sepa la sentencia del Señor. "El que a hierro mata a hierro muere. Y que la sangre del asesinado clama al cielo". - También quiero referirme en este momento a las fuerzas de presión que se han querido ejercer en el campo de los algodoneros. Un llamamiento de parte de varias personas que trabajan en ese sector, para que agilicen el diálogo entre la parte patronal de algodoneros y el Bloque a fin de dejar el cauce que el pueblo necesita. En el mercado hemos sido solicitados para decir una palabra a fin de que agilicen también un diálogo que normalice pronto la vida donde se ganan el sustento tantas familias de nuestro pueblo: el mercado. - Tengo también una súplica especial de parte del Cuerpo de Paz en favor de una señorita que está entre los rehenes en el mercado de San Jacinto. A las Ligas Populares 28 de Febrero les invito cordialmente a que traten de realizar con las autoridades respectivas un arreglo para esta situación tan embarazosa. - Acerca de una intervención del secuestro del Sr. Batle quiero decir que de mi parte tengo siempre la buena voluntad de hacerlo. Pero tampoco seré ingenuo en creer cualquier comunicado. Identifíquese debidamente y de mi parte haré todo lo que pueda por volver el don de la libertad a alguien que se le ha quitado injustamente. - También la carta de agradecimiento de parte de la familia Hill, a cerca del secuestro del Sr. Jaime Hill Argüello: "Queremos expresarle nuestro agradecimiento por su gesto ante la situación por la que pasa nuestro hermano. El que es ahora víctima de una injusticia y de una amenaza y por eso Ud. ha salido en su defensa. Nuestro hermano fue secuestrado el 31 de octubre de este año. No pretendemos dramatizar sentimientos pero Ud. podrá comprender perfectamente, los momentos que viven nuestros padres, la esposa e hijos de nuestro hermano y que vivimos todos lo que le queremos… "Así es, y, otra vez, en nombre de esta familia lo mismo que los familiares de los otros secuestrados: Quiero suplicar -como decía el Papa en Irlanda- de rodillas si es necesario, para que devuelvan la libertad a esos seres hermanos nuestros y la tranquilidad a esos queridos hogares. f) Por último, quiero referirme también en este aspecto a los cristianos y en especial al sector del clero y de las religiosas y de los religiosos. Queridos hermanos: en estos momentos que estoy pidiendo a todos los salvadoreños a que participen en una más justa redistribución de las riquezas y recursos, me parece importante que nosotros: los sacerdotes y los religiosos y religiosas, sin maternos en instancias que no los corresponden, en comunión con el obispo iluminemos al pueblo desde el evangelio y la enseñanza auténtica de la Iglesia, sobre los derechos y deberes que le impone la hora actual. Y también nosotros revisemos como debemos redistribuir nuestros ingresos y recursos al servicio del pueblo. "Que tenemos que hacer" preguntaban a Juan Bautista. También nosotros tendríamos que preguntar al Precursor: ¿Qué tenemos que hacer para que los sacerdotes que trabajan en zonas pobres tengan las mismas posibilidades que los que trabajan en las zonas ricas; para que haya proporcionalmente el mismo número de sacerdotes y servicios pastorales para los cristianos que viven en el campo y en la ciudad? Como dice Medellín: "La situación presente exige de obispos, sacerdotes, religiosas y laicos el espíritu de pobreza, que rompiendo las ataduras de la posesión egoísta de los bienes temporales, estimule al cristiano a disponer orgánicamente la economía y el poder beneficio de la comunidad. La pobreza de la Iglesia y de sus miembros en América Latina debe ser signo y compromiso, signo del valor inestimable del pobre a los ojos de Dios, compromiso de solidaridad con los que sufren."… Espero que continuemos haciendo esfuerzos para que lleguemos a vivir el ideal sugerido por Medellín a los religiosos cuando les dijo: Que podamos cada vez más hacer participar de nuestros bienes a los demás, especialmente a los más necesitados, compartiendo con ellos no solamente lo que sobra, sino lo necesario y dispuestos a poner al servicio de la comunidad humana, los edificios y los instrumentos de sus obras. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR.El mensaje de este domingo es mensaje de alegría. Que no nos quite la alegría la necesidad de esta austeridad. No puede haber alegría profunda sin una cruz de austeridad. Yo creo que nuestro pueblo que sabe sonreír, que sabe ser feliz, que no tiene por naturaleza inclinaciones a resentimientos y odios, sino cuando los envenenan. Este pueblo aprenderá a sonreír, ser verdaderamente alegre cuando se realice una verdadera transformación, que como dice San Pablo: "Saque de la esclavitud del pecado una naturaleza que Dios la hizo para compartir con todos sus hijos". Así sea…
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Queridos hermanos:
Introducción: Sentido del Adviento: - Inicio del Año Litúrgico; ¡Qué consuelo da saber que Dios va con nosotros en la historia! Esto es, precisamente, el sentido de este tiempo de Adviento. Al mismo tiempo que se inicia el Año Litúrgico celebramos ese gran acontecimiento: "del Dios con nosotros" como lo anuncio el Profeta Isaías cuando dijo que: una virgen concebiría y daría a luz a un niño que se llamaría así "Emmanuel, Dios con nosotros". - Historia de la salvación en la historia de los pueblos Celebramos con este título el Adviento, el advenimiento de Dios a nuestra historia. Dios ha querido tejer la historia de la salvación de los hombres en nuestra propia historia humana. De modo que nuestra historia humana será salvación para los hombres si refleja los proyectos de la historia de la salvación de Dios, y los hombres en la historia del pueblo tienen que saber que la historia no termina con el tiempo, sino que está ya incrustada en la eternidad de Dios y que Dios es, por tanto, el dueño de la historia. - La Iglesia mantiene el designio de Dios El tremendo papel de la Iglesia es mantener en la historia de los hombres el proyecto de la historia de Dios. Reflejar esa historia de Dios en los acontecimientos concretos del pueblo para poder aprobar todo aquello que refleje ese proyecto de la salvación de Dios en la historia; y con la santa libertad de Dios, también, rechazar en la historia de los hombres todo aquello que no corresponde al proyecto, al designio de Dios que quiere salvar a la humanidad. Por eso la Iglesia tiene que mantenerse sin identificación con los proyectos históricos de los hombres, aunque tiene que iluminarlos todos. Pero la liberación que la Iglesia predica tiene que ser desde la perspectiva de la liberación de Dios Nuestro Señor. Por eso explicaba el Papa Pablo VI -y yo quisiera que todas las comunidades cristianas que nos encontramos esta mañana en la reflexión de este Adviento tuviéramos en cuenta esta orientación necesaria hoy más que nunca.- "Muchos cristianos generosos, sensibles a las cuestiones dramáticas que lleva consigo el problema de la liberación, al querer comprometer a la Iglesia en el esfuerzo de liberación, han sentido con frecuencia la tentación de reducir su misión a las dimensiones de un proyecto puramente temporal, de reducir sus objetivos a una perspectiva antropocéntrica -es decir, que tiene al hombre como centro de la historia- la salvación, de la cual la Iglesia es mensajera y sacramento, a un bienestar material. La actividad de la Iglesia, olvidando toda preocupación espiritual y religiosa, la quisieran reducir a iniciativa de orden político o social. Si ésto fuera así, la Iglesia perdería su significación más profunda, su mensaje de liberación no tendría ninguna originalidad y se prestaría a ser acaparado y manipulado por los diversos sistemas ideológicos y los partidos políticos. No tendría autoridad para anunciar de parte de Dios, la liberación. Por eso quisimos subrayar en la misma alocución del Sínodo la necesidad de reafirmar claramente la finalidad específicamente religiosa de la evangelización. La evangelización perdería su razón de ser si se desviara del eje religioso que la dirige ante todo: el Reino de Dios en su sentido plenamente teológico". - Se explicita el proyecto de Dios El adviento, entonces, viene a recordarnos -con la riqueza de sus lecturas que se van haciendo estos domingos- cuál es el proyecto de Dios, cuál es su historia de salvación a la cual tenemos que orientar las fuerzas reivindicadoras, las liberaciones, los esfuerzos humanos de las historias del tiempo de los hombres. Por eso, todos estos cuatro domingos nos van a explicitar el proyecto de Dios. - Síntesis de la historia de salvación El domingo pasado -que no tuve la dicha de compartir en esta catedral con Uds. Pero cuya representación llevada por el P. Fabián Amaya ha sido auténticamente la voz de la liturgia y de la Palabra de Dios- nos presentaba la síntesis de la historia de la salvación desde el principio hasta el fin. Al principio, una iniciativa de Dios y una promesa de arrancar de un vástago de David, un hijo en el cual se iba a encarnar el Hijo de Dios. Y el Hijo de David aparecería como el redentor de los hombres. Ese es el inicio de la historia de la salvación: la promesa y la iniciativa de Dios que en la historia se vale de un hijo de un rey para hacerlo redentor de los hombres. El fin de esta historia nos los presentaba el evangelio el domingo pasado cuando Cristo; frente al templo de Jerusalén, cuenta el fin de ese tiempo y el fin de la historia. Entonces dice: "Verán al Hijo del Hombre que viene con gran poder y majestad". Y la segunda lectura nos presentaba como a ese Hijo de Dios, que viene ya en su fase definitiva de la redención de los hombres, saldrá al encuentro una humanidad santa redimida. Somos nosotros, y tenemos la dicha de haber vivido y desarrollado en nosotros la historia de la salvación. Juan Bautista signo de los hombres que Dios necesita El segundo y el tercer domingo de Adviento -o sea, este de hoy y el que viene nos van a presentar, en el símbolo de Juan El Precursor, como Dios se vale de los hombres para que colaboren en la historia de la salvación. Este domingo y el otro domingo serán las condiciones que Dios pide a los hombres para incorporarlos en la historia de la salvación. - Preparativos inmediatos para el nacimiento de Dios en la Historia. Y el cuarto domingo, ya en las vísperas de la Navidad, nos presentara los preparativos inmediatos en que María tiene un papel tan preponderante para que ese Rey de la gloria, Señor de la eternidad, se venga a hacer, también, Señor de la historia; nazca en Belén para nuestra historia. Toda la Navidad será celebrar la venida de Dios a hacerse caminante con los hombres en la historia de todos los pueblos. De ahí la importancia de esta temporada, sobre todo, para quienes sentimos el anhelo profundo de la liberación de nuestro pueblo, pero no confundiendo con proyectos de la tierra el gran proyecto de Dios, sino iluminar con ese proyecto de Dios los proyectos redentores de los hombres. Yo quisiera, queridos hermanos -los que están aquí en la catedral y los que a través de la radio vamos a reflexionar en esta presencia de Dios que quiere valerse de los hombres para salvar al mundo-, que si de veras queremos ser la comunidad cristiana que Cristo quiere organizar en torno de él con su fe, con su amor, con su esperanza, para ser luz del mundo y salvación de los pueblos, nos fijemos bien en las reflexiones que la Palabra de Dios nos sugiere, para que hagamos verdaderamente de nuestras comunidades parroquiales, de nuestras comunidades eclesiales de base, de nuestras reflexiones bíblicas en familia, de nuestro vivir cristiano, verdaderamente la comunidad de Cristo de la cual nos va a hablar hoy San Pablo en la epístola. DIOS VIENE A SALVAR EN LA HISTORIA Y CON LA COLABORACION DE LOS HOMBRES.1º Dios viene a salvar en la historia de los hombres. 2º El Precursor, símbolo de la colaboración humana en la historia de la salvación 3º Nuestra Iglesia y nuestra historia. 1- DIOS VIENE A SALVAR EN LA HISTORIAYo encuentro en las lecturas de hoy dos descripciones sumamente expresiva. a) El marco histórico-político en que se introduce el ministerio de Juan. Acaban de escuchar en el evangelio de hoy un marco histórico político: "En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato Gobernador de Judea… Y después describe la situación política de Palestina sometida al Imperio Romano y gobernada por cuatro Tetrarcas -Tetrarquía quiere decir la distribución entre cuatro-. Cuatro reyes gobernaban bajo el Imperio de Roma la tierra en que vivió Jesús. Y en ese marco histórico político, también una historia eclesiástica: "… bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás…" Aquí está el marco, la historia en que precisamente comienza San Lucas a describirnos la Palabra de Dios. En ese marco:"… vino la Palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto". No podía ponerse un prólogo más solemne y más encarnado en la historia del momento precioso en que Dios viene a hacerse un caminante de nuestra historia. Así es siempre: Dios irá trabajando su salvación contando con los emperadores, con los reyes, con los gobernantes, con los sacerdotes del tiempo; son los hombres que van enmarcando en historia de la tierra, el momento de Dios. - La historia que tejen las intrigas sirve a Dios para tejer su salvación. En estos cuatro reyes de la Palestina, entre esas intrigas de los palacios, entre aquellas superficialidades de una religión que se ha hecho tan legalista que ya tiene que preguntar cuál es el primer mandamiento para honrar a los hombres víctimas de esas intrigas, de esas subordinaciones, de unos imperios sobre otros pueblos. Los momentos cambiarán pero el proyecto de Dios será siempre el mismo: salvar a los hombres en la historia. Por eso, la Iglesia encargada de llevar ese proyecto de Dios, no puede identificarse con ningún proyecto histórico. La Iglesia no pudo hacerse aliada del Imperio Romano, ni de Herodes, ni de ningún rey de la tierra, ni de ningún sistema político, ni de ninguna estrategia política humana; los iluminará todos, pero ella se conservará siempre auténticamente la que va anunciando la historia de la salvación: el proyecto de Dios. b) Una ciudad de la geografa humana, se hace signo de la capital del Reino de Dios. Es otro rasgo precioso que confirma mi pensamiento: Dios salva en la historia, es la primera lectura de hoy. Baruc, un profeta que recoge los sentimientos religiosos que han dejado como herencia los profetas, recoge aquel momento en que después del cautiverio de Babilonia cuando otro imperio, el de Persia, se ha llevado prisioneros a los hijos de Israel que lloran su cautiverio; los profetas anunciaban el retorno del destierro a Jerusalén. - Las vicisitudes de un pueblo que vuelve de su destierro, signo de la redención de Dios. Aquí aparece otra vez la historia de un pueblo humillado en el destierro, pero animado por la historia de la salvación. Precisamente ese destierro va a ser el signo de la necesidad de los hombres para ser salvos; por su fuerza no pueden, vendrá Dios. Este era el anuncio de los profetas. En este tiempo de Adviento cuando se anuncia la salvación en Cristo, se recuerdan estos episodios para ver como Dios va salvando a los hombres en la historia. - Jerusalén desde que David la hizo sede de su reino, tiene una proyección mesiánica. Y la bella comparación de la capital de Israel: saqueada, destruida, deshecha, hace soñar con una nueva Jerusalén. Los profetas hablan de la nueva Jerusalén, la que van a encontrar los desterrados cuando vengan. Y en el camino del retorno por el desierto se irá anunciando con una voz -aquella voz de los heraldos que anunciaban el paso del rey-: "Preparad los caminos porque Dios viene conduciendo al pueblo. Enderezad las sendas tortuosas -y como una obra de arquitectura, de ingeniería, haciendo una hermosa carretera, una avenida, describe preciosamente ese retorno en la historia-, Dios ha mandado a bajarse a todos los montes elevados, a todas las colinas encumbradas, ha mandado que se llenen los barrancos hasta allanar el suelo, para que Israel camine con seguridad, guiado por la gloria de Dios… Jerusalén, ciudad de esta tierra, la ocupa la Sagrada Revelación de Dios para describirnos las maravillas de su reino y de su redención. Su nombre será: "Paz en la justicia, Gloria en la piedad". Hace una invitación a la Capital del reino de Dios simbolizado en Jerusalén: "Ponte en pie, Jerusalén, sube a la altura, mira hacia oriente y contempla a tus hijos, reunidos de oriente a occidente, a la voz del Espíritu, gozosos, porque Dios se acuerda de tí. A pie se marcharon, conducidos por el enemigo, pero Dios te los traerá con gloria, como llevados en carroza real". ¿Ven cómo los acontecimientos de los pueblos los aprovecha la historia de la salvación para sembrar en los hombres la esperanza, el arrepentimiento, el retorno a Dios, la alegría de sentirse acompañados por Dios en la historia? Esta es la enseñanza de este primer pensamiento, queridos hermanos, en este tiempo de adviento. Una gran esperanza de que Dios va con nuestra historia. Dios no nos ha abandonado, Dios va sacando partido hasta de las injusticias de los hombres esperando el retorno para que también la salvación, aquí en El Salvador, puede llamarse con el dulcísimo nombre que la llama la Palabra de Dios hoy: "Paz en la justicia, Gloria en la piedad". Hagamos lo posible, pues, para que nuestra historia salvadoreña sea de verdad una historia de salvación. 2- EL PRECURSOR, SIMBOLO DE LA COLABORACION HUMANA EN LA HISTORIA DE LA SALVACIONa) La persona En este tiempo de Adviento y, principalmente, en este domingo y en el que viene, cuando la Iglesia nos quiere presentar la figura providencial, maravillosa, de Juan Bautista. - Anunciado por los profetas Había sido anunciado por los profetas un heraldo, un ángel que iría anunciando delante de la venida de Cristo, que ya se acercaban los tiempos. Algunos lo confundieron con Elías que había sido arrebatado a los cielos y se creía que iba a venir a anunciar la venida de Dios al mundo. Pero Cristo interpreta esa tradición y dice: "Elías ya vino" y se refiere a Juan Bautista. Las lecturas de hoy interpretan ese personaje misterioso de la tradición judía encarnado en Juan el Bautista. Juan es la figura central del Adviento porque él es el ángel, el Precursor, el que va anunciando que Jesús ha venido ya. b) La misión El evangelio de hoy de San Lucas -que será el evangelio de todo el año identifica aquella voz que anunció Isaías: "Recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: "Una voz grita en el desierto: preparad el camino del Señor, allanad su senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torció se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios". - Conversión bautismo Era la voz de la esperanza pero poniendo condiciones para ese encuentro con Dios, de las cuales vamos hablar más explícitamente el próximo domingo pero ya hoy se insinúan en la predicación y en el bautismo de Juan: "Conviértanse, bautícense". El bautismo era un rito de penitencia. Todo hombre que reconocía sus pecados iba a purificarse, a manifestar de alguna manera su deseo de limpieza espiritual: no más manchas, no más inmundicias morales en el corazón; y así se convertían. Y sólo los que se convierten, verán; el Señor retorna a su pueblo. c) La comunidad cristiana, contiene la obra del Precursor De allí que ahora nos interesa que la misión de Juan Bautista se haga presente aquí en El Salvador. Y se hace presente, porque lo hermoso de la liturgia de esta mañana es que nosotros, la comunidad cristiana, somos esa misión profética de Dios anunciando la salvación del Pueblo. - Pueblo y Pueblo de Dios Yo quiero insistir, queridos hermanos, en una distinción que debe de estar en nuestro tiempo muy bien clarificada: No es lo mismo decir el pueblo, que decir el Pueblo de Dios. ¿Qué diferencia hay? El pueblo es todo lo que habita la Patria. Todo ese es el pueblo salvadoreño, incluyendo los que no creen, los indiferentes. Todos aquellos, crean o no crean, son el pueblo. Pero cuando decimos el Pueblo de Dios, queremos decir la comunidad cristiana; entre los salvadoreños, aquellos que han recibido el mensaje de Cristo, que se han convertido, y para manifestar esa conversión se han bautizado y están preparando -como decía Juan Bautista- "un pueblo perfecto para la venida del Señor". De allí que el pueblo de Dios es una selección. No lo decimos con orgullo, ni soberbia porque, talvez, nosotros no somos el Pueblo de Dios cuando no estamos convertidos de verdad. Pueblo de Dios también es, aún fuera de las fronteras de la Iglesia, todos aquellos que no han conocido a Cristo pero han puesto en Dios su esperanza y su confianza. Por eso podemos decir: "no están todos los que son, ni son todos los que están". - Colaboradores en la obra del Evangelio De allí la necesidad de que nosotros, en esta mañana, si de veras sentimos que Dios quiere hacer la historia de la salvación con los hombres y mujeres que crean en él y que formen con él la comunidad de amor -como la llama San Pablo hoy-; tenemos que buscar en nosotros la identificación del Precursor, de Juan Bautista, y que San Pablo, en su epístola de esta mañana a los Filipenses, les dice: "Uds. han sido colaboradores míos en la obra del evangelio, desde el primer día hasta hoy. "Estos son la comunidad que salva al pueblo: los que han colaborado en la evangelización. - Que vuestra comunidad de amor crezca "Testigo me es Dios… Y esta es mi oración -dice San Pablo-: que vuestra comunidad de amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. "Me alegro mucho de poder decir esta distinción para poder reclamar a todos aquellos que quieren sentir el inmenso honor de llamarse Iglesia, comunidad cristiana, que no basta el título ni la apariencia de reunirse en torno de la Biblia. Que lo que Dios nos pide es algo más profundo: es sentimientos de precursor, conversión de Juan Bautista, identidad de un hombre que en medio de imperios y de reinos, y de sistemas políticos, se mantiene auténticamente el misionero de Cristo. ¡Y vaya si en los tiempos de Juan Bautista no había una gran maraña política! Había grupos políticos como los hay hoy. Había quienes estaban a favor del imperio, quienes estaban contra el imperio; y en la facción de la oposición del imperio había diversos partidos, lo que llamaríamos hoy también, organizaciones políticas populares. Había también brazos armados de esas organizaciones. La historia del tiempo de Jesús es maravillosamente igual a nuestro tiempo. Y Juan Bautista no se hace facción, sino que se hace heraldo del Rey. A todos -como lo vamos a ver el próximo domingo dirá una palabra de salvación. No hay exclusivismos en su corazón, a todos los llama el Señor para formar su pueblo. Pero, sí, también, es valiente para rechazar aunque se llame rey a aquel que está cometiendo pecado. Y, precisamente, por llamarle la atención a Herodes paga con su cabeza la valentía de reclamar el pecado al mismo rey, pero Juan no se identificó con ninguna facción. - Como Juan Bautista en su marco histórico-político la comunidad cristiana ilumina con su amor a los pueblos y comunica la salvación, la conversión, el bautismo… sin identificarse sino salvando… trascendiendo desde adentro… La comunidad cristiana tiene que ser la que crezca en el amor, en la fe, en la palabra de Dios. El Pueblo de Dios tiene que ser en sus comunidades la expresión de este amor que salva. La comunidad está salvando hoy a la Patria en la medida en que es verdadera comunidad cristiana. Queridos hermanos, queridos sacerdotes, queridos agentes de pastoral, queridas religiosas que trabajan en la pastoral, queridos catequistas, celebradores de la Palabra, ¡cuánta gente trabajando en la Pastoral! ¡Bendito sea Dios! Pero tengamos en cuenta de hacer de verdad la Iglesia; que sea Precursor del Señor, sea de verdad. Que nuestro trabajo de Iglesia se identifica tan íntimamente con Cristo que su amor es el amor de la comunidad, que su iluminación es la iluminación de la comunidad, que pensamos como Cristo piensa y buscamos la liberación de nuestro pueblo desde esa perspectiva: de la historia de la salvación que debe de iluminar todas las salvaciones en la historia. No hay más que una historia de la salvación y desde ella iluminaremos las salvaciones, las liberaciones, las reivindicaciones de todos los hombres; que serán auténticas en la medida en que se identifiquen o que aspiren, que se orienten a la salvación en Cristo. Y serán espúreas, serán falsas, en la medida que se alejan de los sentimientos de Cristo. Y se alejan de Cristo por el odio, por la venganza, por las parcializaciones, por los radicalismos. No pueden ser salvaciones de Cristo más que aquellas que buscan en la fuerza del Señor la salvación, el bien común del pueblo, y no el bien de una facción popular nada más. Como Juan Bautista, en el marco político histórico la Iglesia tiene que ser el clamor del Señor, la voz que clama siempre en el desierto: "Preparad los caminos del Señor!" Un llamamiento a todos los corazones para que de veras busquen el encuentro que nos hará felices ya en esta tierra. Porque quiero también subrayar esto, queridos hermanos: en la medida en que nosotros buscamos esta historia de salvación, estamos siendo también encarnados en la historia de nuestro pueblo. Se quiere pensar muchas veces que ya ese sentido religioso de la comunidad cristiana nos aleja, nos aliena -como se dice hoy- de las realidades de la tierra. Pero estamos, cabalmente, enseñando esta mañana que Dios quiere salvar en la historia y que cuanto más historia de El Salvador sea la nuestra, más estará Cristo en nuestras propias entrañas. No necesitamos, pues, importar a El Salvador, imperialismos de ninguna clase. Aquí está en nuestro pueblo la salvación de Dios, aquí esta Cristo, es salvadoreño, es historia de nuestro pueblo. Y los que comprendan mejor esta historia comprenderán mejor como quiere Dios liberar y salvar a este pueblo de El Salvador. No tenemos que aprender de otras partes lo que ya tenemos aquí por nuestra fe en nuestro propio pueblo. 3- NUESTRA IGLESIA Y NUESTRA HISTORIAUds. mismos, analizando esta Palabra de Dios tan providencial que se nos ha dado hoy, vean que cosas hay en nuestra Iglesia y en nuestra historia que van reflejando en El Salvador la historia de la salvación de Dios. Y, al revés, que cosas pueden haber en nuestra historia salvadoreña y aún dentro de nuestra Iglesia salvadoreña, que no reflejen ese Reino de Dios y que, por tanto, tenemos que arrancarlo como pecado. Porque pecado es todo aquello que se opone al designio salvador de Dios en la historia. CÓMO HA SIDO NUESTRA SEMANA ECLESIAL EN NUESTRA ARQUIDIOCESISCelebramos ayer la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Varias comunidades y todo el pueblo de Dios, en general, celebra en ese misterio de la Virgen María la aurora de la liberación del pueblo. María sin pecado, elevada al cielo, limpia, después de pasar por la historia del mundo, es la imagen perfecta de una Iglesia que quiere ser en el mundo colaboración de la salvación de Dios como lo fue María. Nadie como María colaboró para salvar al mundo, pero nadie como María se mantuvo también tan solidaria con su Dios; y por eso es la fuerza salvadora y ella misma es la imagen en su persona de la liberación humana. El Papa decía en Puebla: "En América Latina la devoción a la Virgen forma parte de su propia identidad". No se puede entender la historia latinoamericana si no es con la devoción a la Virgen. Y eso lo hemos sentido en el día de la Inmaculada Concepción; no tanto, tal vez, como en Nicaragua donde constituye casi una fiesta nacional, pero María en este misterio es muy amada en nuestras comunidades. Yo quiero evocar aquí, como viviendo nuestra historia, la imagen de la Purísima Concepción de Cojutepeque; allá estaba la Capital de la República cuando el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854. Se le puso la corona, que ostenta allá en Cojutepeque, como el signo de la fe y de la creencia del pueblo salvadoreño en el dogma de la concepción Inmaculada de María. Pero muchos otros lugares la celebran con mucha piedad. Yo tuve la dicha de celebrar la fiesta de la Inmaculada en un pueblo de Guatemala, junto al pintoresco lago de Amatitlán donde la Congregación de Carmelitas Misioneras de Santa Teresa tienen una casa de retiro espiritual y donde 8 jóvenes hicieron su profesión religiosa, entregándose así al servicio de Dios en una fiesta tan simpática de la Virgen. Tuve la grata sorpresa de que en aquellas alturas de Carmel Juyú, se escucha perfectamente nuestra radio Y.S.A.X., y sin duda que me están escuchando. Reciban un saludo y un agradecimiento por lo amable que fue la hospitalidad que allí me brindaron y la alegría que sentí de celebrar la fiesta de la Virgen en medio de tanta generosidad de entrega a ella. Hablando de religiosas, celebraba allá 2 años de vida consagrada a Dios la Madre Marta Alicia Reyes. Así como también entre nosotros celebraba ayer sus bodas de Plata religiosa la Hna. Nelly Rodríguez del Colegio Sagrado Corazón. Celebró su primera misa en Ahuachapán el P. Alejandro Pineda Rodríguez. Otro homenaje a la Virgen de nuestro pueblo. Se celebró en Tonacatepeque la fiesta Patronal de San Nicolás Obispo. Y se prepara allá una fiesta de Confirmación para el día 30 de diciembre en que muchos jóvenes van a recibir el sacramento del Espíritu Santo. En la Diócesis de Santiago de María otro acontecimiento eclesial, signo de la presencia redentora de Cristo entre nosotros: 25 años de vida de aquella diócesis regida por Mons. Rivera y Damas. El 2 de diciembre de 1954 Pío XII soñaba con lo que ahora es ya realidad: una presencia de Iglesia que, precisamente, en el 25 aniversario se reflexionó sobre la teología de la Iglesia particular y del Obispo. Donde hay una sede episcopal y hay un obispo sucesor de los apóstoles, hay una presencia especial de la salvación de Dios en la historia: la Iglesia. Y la Iglesia ha trabajado allá intensamente, gracias a Dios. Lamentamos en estas celebraciones la actitud irrespetuosa y ridícula del BPR que en plenas fiestas se fue a ocupar el quiosco del parque y se propuso hacer ruido; pero la fiesta no pudo fracasar gracias a la organización. Se constató que no eran jóvenes de Santiago de María. Sentimos, de verdad, que actitudes tan ridículas ofendan tanto los sentimientos sencillos de un pueblo. Mons. Rivera y Mons. Urioste partieron esta semana para Holanda a representar a nuestra Arquidiócesis que fue invitada por una institución Ecuménica de Solidaridad, a fin de llevar la voz de América Latina en la promoción de una colecta que se hace en Holanda para ayudar a la promoción de nuestros pueblos. Esta semana que viene estarán trabajando en este sentido nuestros queridos hermanos Mons. Rivera y Mons. Urioste. Les encomiendo a sus oraciones para que sus voces expresivas de la situación del país de América Latina produzca en los corazones generosos de los cristianos de Holanda el sentido de comunión y de ayuda para nuestros pueblos. A propósito de estas organizaciones, tuvimos esta semana las visitas de dos instituciones de Alemania: ADVENIAT Y MISEREOR, cuyos dos representantes se dieron cuenta de la utilidad que aquí se le da a los subsidios tan generosos que nos vienen de los cristianos de Alemania. Una de esas obras es el trabajo de las religiosas en los pueblos. El representante de ADVENIAT pudo saludarlas a todas, ya que se encontraban haciendo sus ejercicios espirituales. Se dio cuenta de la inmensa labor que, gracias a esta ayuda alemana, podemos hacer entre nosotros. Como ven, el sentido misionero de la Iglesia es una actualidad. En Chalatenango varios jóvenes realizan un curso de nivelación cultural. Me dio gusto, en la visita que les hice, ver el sentido optimista de poder encontrar posible su ascenso al sacerdocio. Pidámosle mucho al Señor para que estos jóvenes, ya de vocaciones tardías, de veras puedan ser sacerdotes que serán muy generosos porque comprenden que su vocación es doblemente meritoria. Hay en nuestra Arquidiócesis comunidades catecumenales que están prosiguiendo sus programas en estos días. Son también vida de esta comunidad que se alimenta de la palabra de Dios y de la vivencia cristiana de la fe. Hoy en la noche se clausura un Cursillo de Cristiandad. Es un método de espiritualidad laical que no ha perdido su actualidad y que, gracias a Dios, fomenta la conversión y el apostolado de muchos seglares. Otra actividad de nuestra comunidad de amor y de fe son las escuelas de FE Y ALEGRIA. La semana pasada clausuraron sus labores en cinco academias donde se promueven a oficios jóvenes de ambos sexos. Está celebrando el 10o. aniversario y es digno de todo encomio este trabajo de promoción entre todos nosotros. En la comunidad parroquial de Quezaltepeque se está ya en vías de solucionar el cisma que ha molestado aquella población. Quiero recordarles que gracias a Dios, el P. Roberto ha sido fiel a su ministerio parroquial a pesar de sus dificultades. Espero la ayuda de aquella comunidad para que se solucione pronto y ya no exista más que un solo rebaño bajo un solo Pastor. En la Parroquia de San Martín hubo una falsa alarma. Se denunció que el Párroco, el P. Rutilio Sánchez tenía un depósito de armas. Esto iba a provocar un operativo de la Policía Nacional, pero ésta tuvo la prudencia de acudir primero al Arzobispo, quien intervino, de acuerdo con el Párroco, a que se hiciera un cateo en el convento parroquial. De modo que el mismo Padre Tilo y con dos testigos del Arzobispado revisaron la casa habiendo concluido de que se trataba de una pura calumnia. Queda así, pues, limpia la fama de aquel convento. Alguna mala interpretación ha querido complicarme a mí como haciéndome responsable de entregar al Padre Tilo a la policía. Quiero protestar por estas interpretaciones tendenciosas ya que comprendo que hoy hay un afán en desprestigiar al Arzobispado, pero puedo poner aquí como testigo al mismo Padre Tilo y a la Curia Arzobispal: que se trató precisamente de una defensa del Padre Tilo y no de una traición a él… Trabaja nuestra comunidad cristiana al organizar confirmaciones como la que celebramos en el templo del Corazón de María, organizada por todos los párrocos de la Vicaría de la Asunción Flor Blanca. Celebramos con fervor el aniversario de dos padres asesinados en la fecha del 28 de noviembre. Hace nueve años el P. Nicolás Rodríguez y hace un año el Padre Ernesto Barrera. Coincidencia de un doble crimen que debe de hacernos reflexionar: "una sociedad que mata a sus sacerdotes". Retornó de su viaje de salud el P. Mariano Brito, Canciller de la Curia y párroco de la Colonia Luz. Además de su salud recuperada trae muchos testimonios de solidaridad, así como experiencias pastorales de comunidades cristianas en América del Sur. Con tristeza quiero decir que las Religiosas del Buen Pastor, que han sido unos verdaderos ángeles en la Cárcel de Mujeres, van a tener que dejar ese servicio de la Iglesia por razones que son insuperables para ellas. Pero siempre han prometido cooperar en la pastoral carcelaria de la Arquidiócesis. Ojalá el Ministro de Justicia, de quien dependen las cárceles, logre el milagro de que las hermanas no se vayan. Se va de nuestra diócesis la Hermana Rosa Beatriz Vaquerano que trabajaba con tanto celo pastoral en Plan del Pino. Se va para España pero esperamos que también ha de regresar. Dos religiosas belgas sufrieron en un accidente, golpes serios; y les pido oraciones por su pronta recuperación. Los Padres Pasionistas han consagrado ya en su Congregación al primer joven salvadoreño. Esperamos que después de él vayan viniendo más religiosas pasionistas. Se confirma la presencia entre nosotros del Abad Roger de Taizé en la comunidad juvenil navideña que está preparando nuestro Seminario, para el sábado 22 y domingo 23, celebrando toda una vigilia de la noche del sábado al domingo. Ya irán dando detalles, pero quiero avisar a todos los jóvenes que no dejen de participar y de ponerse en contacto con este hombre providencial que ha arrastrado la juventud de todo el mundo y que actualmente se encuentra en América del Sur. Ha tenido que cambiar su plan de trabajo para poder vivir a pasar con nosotros la Navidad los días 22 y 23 de diciembre. En ella serán promovidos algunos seminaristas a los ministerios; o sea, un paso más adelante en su anhelo al sacerdocio. Vamos a celebrar el día de la Paz, como lo quiere el santo Padre, el 1o. de enero. El Papa que ha trabajado tanto por la unidad en este tiempo, nos da ejemplo de que también nosotros trabajemos por ese don de la unidad de las Iglesias cristianas. Ya desde ahora les aviso a los católicos y también a los protestantes de buena voluntad: que nos preparemos a celebrar la Semana de la Unidad que es tradicionalmente del 18 al 25 de enero. El Papa tuvo en estos días intervenciones que son muy valiosas para nosotros. Yo quiero recordar sus pensamientos porque iluminan maravillosamente nuestra historia de El Salvador. El Papa, Pastor de esta Iglesia que mantiene la historia de la salvación en el mundo, ilumina la historia de todos los pueblos porque él es el Pastor de todo el mundo. De ahí que nosotros podemos sacar de sus alocuciones mucha luz para la historia de El Salvador, como cuando afirmó cuál es el verdadero sentido del progreso. Dijo el Papa: "En el evangelio hay una invitación al progreso. Hoy el mundo está lleno de invitaciones al progreso; nadie quiere ser un "no progresista". Se trata, sin embargo, de saber en que modo se debe y se puede "ser progresista"; en que consiste el verdadero progreso". Y respondiendo el Papa comentó con los textos litúrgicos del Adviento, precisamente, que: "… el verdadero progreso es aquel que lleva en sí el sentido profundo de la verdad de Cristo. No puede haber progreso sin Cristo". Por eso el Adviento nos pone en una coyuntura maravillosa en esta hora de El Salvador, cuando se anuncia que Dios salva al pueblo en la historia, y se salvará y progresará en la medida en que el pueblo se adhiera, se una a ese Cristo que es el Dios salvador. El Papa también hizo una maravillosa interpretación en que se conjuga el concepto de lo público y de lo privado. El Papa, haciendo un llamamiento a los hombres del derecho y, en general, al mundo, dice: "Mientras en ciertos países hay sistemas jurídicos en los cuales lo público tiene prioridad hasta reducir a casi nada lo privado; en otros hay, al contrario, sistemas jurídicos que someten las exigencias e intereses colectivos, incluso los fundamentales a lo privado y a los intereses individuales. En ambos casos -dijo el Papa- el hombre es víctima en su dimensión privada o social del uso del poder legislativo como instrumento de dominación del individuo o de la colectividad, en vez de como instrumento de justicia". Por eso el Papa afirmó que es urgente frenar valientemente el fenómeno preocupante de la explotación de lo privado para fines públicos por una parte; y la manipulación de lo público para fines privados, por otra parte. ¿Ven uds. la actualidad de este concepto cuando aquí unos pocos quieren legislaciones sólo a su favor y las mayorías no importan? Que conveniente es tener en cuenta lo que el Papa ha dicho: "El criterio -dice- para orientarse en esa compleja materia es sólo uno: el respeto a la persona humana". Sea pobre o rico el hombre es lo principal en el sistema social de un país. También el Papa se refirió al papel de la mujer en el mundo y a la misión de los maestros. En cuanto a la mujer, el Papa dice: "Que la aportación esencial en esta coyuntura de la sociedad es especialmente un compromiso y un testimonio -no ambigüos- a favor de todo cuanto sienta las bases de la verdadera dignidad del hombre, de su éxito a nivel personal y comunitario". Y el Papa llamó la atención para que no se manipule el sentido de la mujer subordinándolo a causas, a veces, egoístas. En cuanto a los maestros les dijo que: era un deber estar al día en sus conocimientos y en su pedagogía, y saber ser los realizadores del ideal del hombre en los niños y en la juventud que se les confía. Se celebra en Manila una reunión de obispos y cardenales de 44 países para ver como la Iglesia se sintoniza bien con las preocupaciones del continente Asiático. Eso me dá una alegría a mí de pensar de que en nuestra América Latina las reuniones de Medellín y de Puebla han anticipado lo que hoy apenas se está procurando en otras partes. Sólo les quisiera pedir a uds., cristianos de América Latina, que sepan hacer honor al esfuerzo de una Iglesia que ha querido poner en sintonía el mensaje de la historia de la salvación con la salvación de nuestros pueblos. Y que sepamos ser de veras lo que buscan los obispos en Asia: una Iglesia en el momento en que vive el pueblo. El Consejo Mundial de Iglesias, según dijeron nuestros periódicos, ha manifestado su interés para que los Derechos Humanos sean materia de su trabajo pastoral también en los campos protestantes. La Srta. Marta Benavides que ha venido con una misión especial del Consejo de Iglesias junto con el Sr. Pineda, hicieron esta declaración: En los últimos días han visto manifestaciones populares sin incidentes, los grupos populares se expresan por los medios de comunicación, se resuelven conflictos laborales, pero también en la misma prensa han visto posiciones de sectores que no están de acuerdo con ciertos cambios. "Indudablemente -dicen- aquí hace falta mucho trabajo, hay fascismo también y algunos rescoldos de corrupción administrativa". Lo que yo quiero comentar de estas apreciaciones del campo protestante es: como, también, entre nuestros hermanos separados hay preocupación por los derechos humanos. Y lamentar, al mismo tiempo, que muchas confesiones cristianas no católicas entre nosotros, se han ido por un cristianismo tan espiritualista que creen que es traicionar al evangelio el preocuparse de las cosas de la tierra. Desgraciadamente el protestantismo que más se ha extendido en El Salvador es este, que considera casi a la Iglesia católica como que se ha hecho comunista y que se ha apartado del evangelio. Nos da tristeza, también, que por seguir esta línea alienante, que no molesta, ni inquieta las injusticias de la tierra, muchas confesiones protestantes encontraron en el régimen oficial el apoyo que se le negó a la Iglesia. A la Iglesia se le persiguió porque predicaba la justicia, el orden en el pueblo, y a los protestantes no se les ha hecho más que ventajas, precisamente, por adormecer al pueblo… Ojalá, pues, que esta misión que ha enviado a El Salvador y a Centro América el Consejo Nacional de Iglesias de Estados Unidos, haga despertar a nuestros hermanos protestantes de su adormecimiento de una falsa espiritualidad. Y esto lo digo con más razón de nuestros católicos que están pensando todavía que el evangelio puede prescindir de la justicia en el mundo, y no es verdadero evangelio de Cristo aquel que no se preocupa de la realidad en que vivimos los hombres en la tierra. HECHOS EN NUESTRA HISTORIA DE EL SALVADOREsto que he dicho, queridos hermanos, es como el alimento de nuestra comunidad cristiana. Pero desde aquí, esta comunidad -que proyecta la historia de Salvación al pueblo- tiene que mirar con perspectiva salvífica de Dios los acontecimientos de la semana. Pero son tan complicados, tan densos los derechos de estos últimos días, que en vez de narrar aquí una crónica, voy a decir, mejor, unos conjuntos de principios que iluminen la realidad de El Salvador. Porque, por otra parte, yo me alegro mucho de que la Iglesia ya no sea necesariamente la voz de los que no tienen voz. Hoy muchos pueden hablar ya y están hablando. Muchos a quienes servimos de voz hoy son voces auténticas que comentan los hechos del pueblo. Muchas voces cobardes ya se atreven a salir. Ojalá la valentía invadiera a nuestro pueblo y de veras se organizara, hubiera presiones pero de legítima inteligencia para que el pueblo camine a su progreso. La Iglesia ojalá un día -como dijo el Papa en la OEA- ya no tenga que preocuparse de los derechos de los hombres porque ya la civilización de ellos los hace capaces de vivir esos derechos ellos mismos, y que la organización del país vaya siendo un día la expresión del respeto al derecho humana. Entonces la Iglesia podrá dedicarse más directamente a su tarea específica de evangelización. Es lo que ya intento yo hacer aquí, porque siempre tendrá que iluminar desde la historia de la salvación a los hombres en la historia para que se salven. Esto es lo que yo pretendo al presentar ahora no hechos separados, sino principios iluminadores de estos hechos. El conflicto más vistoso en esta semana es el que ha surgido entre los intereses de las mayorías y los intereses de las minorías. Este conflicto se ha manifestado esta semana tanto en el orden económico como en el orden político. En cuanto a lo económico el sector oligárquico como algunas organizaciones populares, también ha decretado paros en la producción para defender sus intereses. Los algodoneros lo hicieron hasta que los cuerpos de seguridad desalojaron el plantel "Entre Ríos". Entre paréntesis quiero decir que la intervención que suplicó a la Iglesia en esta ocupación de "Entre Ríos", no tenía otra finalidad que colaborar a una solución pacífica, a evitar violencias sangrientas; y, gracias a Dios, algo pudo hacer la Iglesia en este sentido. Pero el estudio de fondo tiene que iluminarse con estos principios. Para la semana próxima las 35 asociaciones agrícolas, industriales, comerciales y de servicio que componen ANEP, han decidido organizar un paro de medio día en la zona metropolitana para solidarizarse con aquellos que están sufriendo las presiones más o menos, violentas que en forma más o menos adecuada defiende los intereses del sector mayoritario. Por su parte los campesinos y obreros organizados también han decretado paros en las haciendas e industrias, reteniendo algunas veces a rehenes hasta lograr alcanzar sus exigencias. Los primeros, o sea el sector de la oligarquía, han pedido la intervención de los cuerpos de seguridad para salvar sus intereses y su propiedad privada. Los segundos, es decir, los sectores obreros y campesinos -en algunas ocasiones se han apoyado en grupos populares armados- para urgir sus demandas. Es probable -ojalá me equivoque- que las fuerzas de derecha al ver que las fuerzas armadas ya no están tan a la mano de ellos, traten-ellos- de hacer grupos armados y defender así sus intereses. Ciertas hojas y campañas en los barrios elegantes indican algo de este peligro de la fuerza armada de la derecha. ¿Dónde está la justicia? Hay que estudiar cada caso concreto. Sería interminable si aquí quisiéramos analizar. Solamente quiero recordar los principios que ya los puso el Papa: ¿Cuál es el fin del progreso? No que unos pocos los tengan todo y otros no tengan nada, sino que el progreso es el alcanzar todos la verdad de Cristo, la salvación. También el Papa nos ha dicho que el criterio en todas estas relaciones es el hombre, el criterio de justicia que ha de prevalecer no ha de ser el de garantizar la conservación de lo que se ha adquirido, sino velar para que las riquezas de la sociedad y la propiedad privada misma, cumplan su función social; que las propiedades permitan satisfacer las necesidades fundamentales de todos los salvadoreños. Con respecto a la diferencia que el Decreto de Salarios Mínimos ha establecido y que ha sido causa de varios malestares hay que recordar que ciertamente el criterio ha sido que el salario mínimo de los cortadores de café puede ser pagado por el producto del café, no así el algodón y la caña de azúcar. Pero preguntémonos ¿si esta razón objetiva justifica una diferencia tan grande de ¢6.25 entre unos y otros, siendo así que todos los que trabajan tienen las mismas necesidades? Con ésto no quiero decir que al igualar los salarios a ¢14.25 haya de recaer sólo en los productores. Yo he sido testigo de lo que sufren, sobre todo, productores pequeños ante las presiones y exigencias que son imposible satisfacer. Pero aquí es donde viene la intervención del gobierno, él debe de buscar como redistribuir los ingresos que Dios dá para la bondad de todos los salvadoreños. Caso parecido es una carta de la Asociación de Empresarios de Autobuses Salvadoreños en que dicen que han presentado una plataforma de peticiones, y sólo se les dá palabras pero no se les ha concebido lo que piden. Recuerdan como la Junta Revolucionaria se comprometió con el Bloque Popular Revolucionario a bajar las tarifas actualizadas en cinco rutas primarias. Y dicen los transportistas: "Nosotros estamos de acuerdo en bajar las tarifas, pero que se nos de lo que pedimos". Es el caso, pues, en que el bien común puede pedir la intervención del gobierno para subsidios, para que haya justicia en el pueblo. Aún en países de mayores recursos económicos sabemos como hay hoteles hasta de turismo que se tienen que subvencionar con subsidios del mismo Estado. Cuánto más cuando no se trata de lujo, sino que se trata de la subsistencia de nuestro campesino que no tiene en el año otro ingreso más que el salario de sus cortas de café, de algodón y de caña. Que lo tenga en cuenta todo ésto el bien común para que el malestar que ahora existe en toda esta situación se resuelva pronto. Surge siempre la necesidad de unas estructuras de justicia de distribución, mejores que las que nos dominan. Es urgente y, ojalá, que en esto sean fuertes los hombres del gobierno para llevar adelante estos cambios a pesar de todos los sombrerazos y amenazas de la clase adinerada; que no se detengan como se detuvieron regímenes anteriores cuando vieron la necesidad del cambio de estructuras, pero no se atrevieron porque el poder del dinero era más fuerte que la voluntad del gobierno… Yo quisiera que la preocupación principal de ANEP y de todos los que defienden sus intereses no fuera mantener su posición, sino ver como la economía del país permita que todos los salvadoreños puedan sostener con el fruto de su trabajo dignamente a sus propias familias. Este es el ideal que tenemos que buscar entre todos… Por otra parte yo quiero suplicar también a los trabajadores del campo y a los obreros que no acudan a la violencia para defender sus intereses, sobre todo, cuando tienen delante unos interlocutores que les hablan de sus grandes dificultades, casi imposibilidades. Que hagan lo posible por el diálogo y por agotar todos los medios pacíficos. Ha habido medidas muy positivas esta semana como ha sido la congelación de tierras por la que se prohíbe transferir tierras mayores de 100 hectáreas. Con esta medida se quiere asegurar la posibilidad de una futura Reforma Agraria. En el campo político: También este conflicto entre las mayorías y la minoría. Se ha manifestado a través de muchos pronunciamientos de distintas organizaciones, partidos y gremios apoyados por varias manifestaciones. De distintos modos se pretende presionar a la Junta para que opte por medidas económicas-políticas que favorezcan más a unos intereses que a otros. Para resolver los conflictos en este terreno político deben de prevalecer los criterios que antes hemos dicho: el hombre ante todo y la búsqueda de la verdad como cima del verdadero progreso. Con respecto a las manifestaciones, he visto que distintas organizaciones populares, como de la misma burguesía, están promoviendo movilizaciones de mujeres. No se olviden lo que el Papa ha dicho: que la participación de la mujer en la política es válida pero tiene que ser una participación crítica. Que no se preste la mujer a instrumentalizarse en beneficio de unos intereses, sobre todo, si son egoístas. Que la mujer sea crítica para analizar en que tiene que participar y en que no… La mujer salvadoreña ha sido siempre una mujer muy digna. Ojalá que haga honor a su tradición y no se deje manipular, sobre todo, cuando es contra su voluntad. El otro problema que yo quería enfocar es el de los desaparecidos y de los presos políticos. Se han dado algunos pasos. El primer informe de la Comisión hace unas recomendaciones muy valiosas como cuando dice de someter a los tribunales a los verdaderos responsables de esta situación. Y cuando dice de prohibir para el futuro la existencia de esas cárceles misteriosas… Dos recomendaciones para mí son de mucho valor hoy. La primera es: que la voz que hemos estado clamando a cerca del Sacristán de Soyapango encuentra eco en la misma Comisión Investigadora cuando dice, en la recomendación tercera: "Que se inicie inmediato proceso contra la persona responsable de la detención y desaparecimiento del Sacristán Tomás Flores García, quien el día 16 de octubre de este año fue capturado por la Policía de Hacienda en la ciudad de Soyapango y aún no ha aparecido. Y de acuerdo a la prueba recogida podemos sentar la presunción grave de su muerte en el recinto de ese cuerpo. Esta prueba queda a disposición del Tribunal que instruya el proceso respectivo". Tenemos, pues, una luz muy clara de lo que hemos estado clamando. Sabemos -por prueba de la misma Comisión Investigadora- de dónde desapareció el sacristán de Soyapango. Nos ha alegrado también la recomendación quinta: "Que se indemnice a los parientes de los desaparecidos políticos cuya muerte se presume o compruebe en la cuantía en que se restablezca como resultado de un estudio socio-económico que se haga al respecto". Por su parte creo que la Junta ha tomado cartas en el asunto y está para cumplir estas recomendaciones. Ojalá con toda eficacia. Quiero agradecer la respuesta que la misma Comisión Investigadora me envió en atenta carta del 3 de diciembre a mi reclamo o sugerencia de la homilía de hace 15 días. En la que me explican cual es el objetivo de la Comisión y como lo que yo pedí en la homilía de hecho ya estaba en las recomendaciones que ellos han hecho a la Junta. ¡Muchas gracias por esa atención y por esa clarificación! Hay un temor en todo esto y es: que los pasos que se van dando nos parecen pasos muy pequeños y a un ritmo demasiado lento. Urge que se agilicen los trámites para que en un plazo relativamente breve veamos frutos concretos en la solución de estos problemas tan sentidos por el pueblo. Yo creo que se están maneando mucho en los legalismos y legalidades. ¿Por qué antes no se hablaba de tanto respeto a la Constitución? Se pisoteó la Constitución como se quiso y ahora que se trata de restablecer, precisamente, el respeto a los derechos humanos no deben de ser las leyes las que estorben a este proceso de la dignidad del hombre. Yo quiero recordar aquí la gran frase de Jesucristo cuando hablaba del sábado: "No es el hombre para la ley, sino la ley para el hombre". Y ojalá que un gobierno de hecho, de pasos de hecho. Y no se deje enredar en tantos legalismos para volver pronto la paz al país. Otro enfoque de la historia de la salvación a la historia de nuestro pueblo: los secuestros. Esta semana fue secuestrado por segunda vez el Sr. Adolfo Mc Entee. Tampoco ha sido liberado el embajador de Sudáfrica por el cual también ofrecí mis servicios, ni los Sres. Jaime Batlle y Jaime Hill. Nuevamente hago un pedido encarecido a los captores para que respeten la dignidad y la libertad de estos hermanos nuestros. En este capítulo de los secuestros también lamento el atropello al niño Fidel Angel Argueta Morales de 13 años, por cuyo rescate se pedían ¢250.000 a una familia cuyas condiciones económicas no permiten tan elevada suma. Gracias a Dios el caso ya se resolvió positivamente. Pero quiero detenerme a comentar para felicitar a la familia de Fidel por haberlo recuperado; y por la unidad, valentía y espíritu cristiano con que afrontaron el problema. Quiero felicitar también a sus vecinos, sus amistades, a los medios de comunicación, a los Boy Scouts, etc., por la forma espontánea y generosa con la que colaboraron con la familia para que pudiera recuperar al niño secuestrado. La misma familia de Fidel me ha pedido que agradezca a todos los que les ayudaron, invite a todos los cristianos a que reflexionen lo que supone secuestrar a un niño de 13 años y el sufrimiento que todo ésto causa. Colaboremos para evitar que se repitan estos hechos, sobre todo, cuando tienen visos de crímenes comunes. Por eso también quiero unirme en solidaridad cristiana a la familia del niño Douglas Vladimir Fuentes quien fuera víctima en Apopa junto con un sereno. He recibido un testimonio en que aclara las tergiversaciones de "El Diario de Hoy". Y dice que el niño estaba sentado en las gradas junto con su mamá a las 8:30. El sereno llegó a cobrar, llegó un carro y de él bajaron dos sujetos y el sereno se puso entre la mamá y el niño. El niño recibió el balazo que le atravesó la cintura por el costado. Murió antes de llegar a la clínica. Se cuentan otros detalles, pero me interesa mucho de la carta esta observación: "Monseñor, no se si en este proceso morirá más gente así por no depurar rápidamente los equipos de seguridad y continuaremos viendo morir lentamente a nuestro pueblo de enfermedades sociales pues muchos militares solo tratan de salvar el feudalismo en su provecho. Opino que la Fuerza Armada debe incorporarse a la revolución del pueblo para que de veras desaparezca el aparato que todavía se siente fuerte de la represión del Estado…" A este propósito hay unos informes confidenciales de camiones, radio patrullas, que se han visto como adquisiciones de la Fuerza Armada ¿Qué se pretende con todo esto? Finalmente, nuestro Socorro Jurídico ha denunciado más lugares de cementerios clandestinos y ha puesto al servicio de la Comisión Investigadora varios detalles y capturas que se han revelado después ya que por miedo no se había hecho antes. El Socorro Jurídico también ha ayudado a la solución de algunos conflictos laborales como la fábrica de LEON y lo está haciendo en HILASAL, en ARCO y en IMES. Por último, quiero agradecer a la familia de Don. Carlos Ayala y Doña Cecilia de Ayala un donativo de un órgano para nuestra catedral. La generosidad con que de él se desprendieron me ha impresionado mucho y Dios les va a pagar este donativo. Quiero terminar agradeciendo -las felicitaciones que me han llegado con motivo del título Doctor Honoris Causa que me va a conferir la Universidad de Lovaina el próximo 2 de febrero… Como lo he dicho en repetidas ocasiones: todos estos honores no los siento míos, ni me inspiran vanidad, sino que me dan la alegría de compartir con Vds., queridos hermanos, una línea pastoral de defensa evangélica de la dignidad humana y de los derechos del hombre. Y que es a uds., a quien se condecora con todos estos honores. Y en nombre de Ud., iré a recibirlo si Dios quiere… PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARFinalmente, para terminar con el pensamiento evangélico de hoy, vemos como la variedad de acontecimientos que entretejen tan enmarañadamente nuestra historia no lograr enredar la hebra de oro de la salvación de Dios que se va anunciando a los pueblos. Lo que hemos dicho en las lecturas de hoy tan evidentemente: que Dios salva a los pueblos en su historia, es una realidad también para El Salvador. Dios está salvando a El Salvador en su historia. Tengamos mucha esperanza, vivamos nuestra Navidad no como un diciembre sin Navidad, sino como un diciembre negro pero que en su negrura deja ver la esperanza clara de un Salvador de la historia que vendrá a salvar a nuestra Patria. Así sea… Queridos hermanos:
LA FIESTA DE CORPUSEl jueves de esta semana era la fecha propia para celebrar el Corpus en el calendario oficial y mundial de la Iglesia; pero los Obispos de El Salvador, como los episcopados de otros países, han pedido el permiso a la Santa Sede de trasladar estas fiestas muy importantes del Señor, al domingo siguiente, a fin de que todos los que asisten a misa el domingo y no pueden asistir entre semana, disfruten el precioso mensaje de esas fiestas litúrgicas. Esta fiesta litúrgica, pues, que se ha trasladado a este domingo, se llama la Fiesta del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Lo que ordinariamente decíamos: la fiesta de Corpus, palabra latina que significa el cuerpo. Siendo, pues, hoy la fiesta del Cuerpo y de la Sangre del Señor, vamos a llamar a esta homilía con este titulo: Cristo, el pan vivo que da vida al mundo. Porque eso es la Eucaristía. LA EUCARISTIA¿Qué es la Eucaristía? Es el sacramento o misterio de la presencia de Cristo bajo las apariencias del pan y el vino. Sacramento es un signo sensible que puede caer bajo el dominio de nuestros sentidos, como es el pan y el vino que lo palpamos, lo saboreamos. Nuestros sentidos captan la realidad de un signo, pero luego viene la fe y descubre un elemento interior, lo significado por ese signo. Así como cuando vemos que sale humo detrás de una pared, sólo vemos el humo; es el signo pero luego el conocimiento dice: allá hay fuego, allá se está quemando algo. La realidad es el fuego, el signo es el humo; así también el signo es el pan y el vino. El gusto, el oído, los sentidos -dice Santo Tomas- perciben sabor de pan y sabor de vino, pero tu fe cree firmemente que en ese sabor de pan y de vino ya no está presente lo que los filósofos llaman la substancia, es decir, lo que le da subsistencia a ese pan, a esos sabores, sino que sólo han quedado las cosas accidentales pero que lo substancial se ha transformado en la presencia verdadera del Señor; el cuerpo y la sangre del Señor, son la realidad que se oculta, que se encierra en ese signo visible. Por eso, cuando el sacerdote consagra el cuerpo y la sangre del Señor, se realiza lo que en teología se llama la transubstanciación, quiere decir, que en vez de la substancia de la subsistencia del pan y del vino, se ha colocado en su lugar la presencia real de Cristo, y Cristo queda en verdadera, real, sustancialmente presente en esa hostia que sigue teniendo sabor de pan, en ese cáliz que sigue teniendo sabor de vino, pero que ya no se trata como pan y como vino sino que ya está presente el Señor. Este es el misterio que celebramos hoy. Y ojalá, queridos hermanos, que al hacer estas reflexiones a la luz de la Palabra de Dios, nuestra fe en la Eucaristía crezca esta mañana y que nuestra asistencia a misa no sea simplemente un acto rutinario. No venir por costumbre, no venir por curiosidad, sino venir verdaderamente movidos porque venimos cada domingo a encontrarnos con el gran misterio de la presencia del Señor. Y cuando salgamos de misa, ojalá como Moisés cuando bajaba del Sinaí, que hasta su rostro sensiblemente se había transformado en luminoso porque había estado en la presencia del Señor. Yo les suplico, que pongan todo empeño, a pesar de que allá afuera se empeñan en turbarnos nuestra tranquilidad, que reflexionemos en que de verdad cada domingo tenemos esa dicha. Y a eso nos convencen las tres lecturas de hoy. CRISTO, EL PAN VIVO QUE DA VIDA AL MUNDOLa primera lectura del Viejo Testamento prefigura en las intervenciones de Dios, a través de la peregrinación del desierto, la realidad que en el cristianismo vivimos: la Eucaristía. Ya está presagiada en aquella histórica peregrinación del desierto. La segunda idea será esta: esa prefiguración, esa profecía del Viejo Testamento se realiza plenamente en Cristo, presente en la hostia. Y de eso nos habla la segunda lectura y sobre todo el evangelio de San Juan. Y en tercer lugar, el tercer pensamiento que sacamos de estas lecturas, es que esta Eucaristía que nos ha congregado y nos congrega siempre a los cristianos, es el alimento y la fuerza de cohesión de esta comunidad que se llama la Iglesia. Y al hablar de esta comunidad que es nuestra Iglesia en San Salvador, mencionaré los hechos históricos por donde va pasando la peregrinación en esta semana, así como el peregrino de Israel atravesaba esas circunstancias históricas durante cuarenta años. LAS INTERVENCIONES DE DIOS A TRAVÉS DE LA PEREGRINACIÓN DEL DESIERTO, PREFIGURAN LA EUCARISTÍAEn primer lugar, el capítulo 8 del Deuteronomio, de donde está tomada la primera lectura, es un momento solemne en la historia del Exodo. Moisés, después de hacer la alianza entre Dios y el pueblo, allá en el Monte Oreb, peregrinó cuarenta años por el desierto. Y ya nos encontramos en otra montaña: El Moab. Y desde El Moab, Moisés le recuerda a su pueblo las tentaciones, las dificultades que ha atravesado durante cuarenta años y mirando al futuro ya para entrar a la tierra prometida, le exhorta a ser fiel a ese Dios que les ha acompañado. Este es el momento solemne en que Moisés viendo hacia atrás el largo recorrido del Exodo, mira hacia el futuro de la historia de Israel y allí es donde se manifiesta en esta nueva alianza del Viejo Testamento, el recuerdo de las tentaciones y las razones por qué Dios tentaba al pueblo; y, finalmente, las intervenciones de Dios en favor de ese pueblo. a) LAS TENTACIONESMoisés le recuerda al pueblo cómo ha salido de una esclavitud. Era esclavo del Faraón, era un pueblo sometido a las humillaciones y ese pueblo sometido a la esclavitud es sacado por Moisés gracias a intervenciones divinas: las ocho plagas de Egipto para convencer al Faraón -que así son los tiranos, cuesta convencerlos- hasta que llega el máximo castigo de la muerte de los primogénitos de Egipto entonces si sale el pueblo y comienza una peregrinación bien difícil. Allí le recuerda ahora en las lecturas, Moisés, al pueblo; "Recuerdan cuando sintieron hambre y ustedes hasta blasfemaban y suspiraban por volver a comer las cebollas de Egipto". Como que les parecía mejor la esclavitud. Qué le costó a Moisés convencer a un pueblo que va, precisamente, hacia su liberación, pero que le duele sufrir las condiciones de esa liberación. Recuerden también, les dice Moisés, la sed que sintieron y como también ustedes pusieron a prueba al mismo Dios cuando casi blasfemaban contra Él: "¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Para que muriéramos de sed en el desierto?" Y recuerdan sobre todo, el duro desierto por donde han pasado ¡qué sequedad, sin una gota de agua! ¡qué alimañas del desierto: alacranes, serpientes! ¡qué difícil ha sido todo ésto, son las tentaciones, las dificultades de la peregrinación! ¿POR QUE LO PERMITE DIOS?Y Moisés les da una razón a estos peregrinos que ya han pasado esa tribulación. "¿Por qué permitió Dios todo esto? -les dice-. Para afligirte, para ponerte a prueba, para conocer tus intenciones a ver si eres fiel a sus preceptos. Hermanos, no olvidemos esta palabra de hoy, es la respuesta a muchas inconformidades, a las situaciones difíciles de la historia. Como Moisés preguntémonos cuando hay tribulaciones en la sociedad, cuando nos encontramos como en estos días como en un callejón sin salida, ¿por qué lo permite Dios? Y Moisés les recuerda al pueblo; para afligirte, para ponerte a prueba, para conocer tus intenciones. Son las dificultades, las piedras de toque en que se conoce el oro fino de los verdaderos hombres, de los verdaderos cristianos. Así como también es en esas circunstancias cuando los hombres blasfeman, cuando los hombres critican contra Dios y su reino, contra Moisés que los guía y prefieren vivir en sus comodidades aunque sea como esclavos. ¡Qué cuesta comprender que las pruebas de Dios, las dificultades del camino, son las monedas con que se compra la libertad, la dignidad, la alegría de ser libres! "Y recuerden -les dice Moisés finalmente- que esas pruebas con esas intenciones divinas, fueron aminoradas, fueron al fin un recuerdo del que Dios vino a protegernos también". Y entonces les recuerda Moisés cómo los sacó de Egipto. Es una realidad, ya salimos de aquella esclavitud y cómo cuando en el desierto sufríamos la angustia de la soledad, de la intemperie, el hambre, la sed, allí estaba Dios con nosotros. b) PRESENCIA DE DIOS BAJO SIGNOS SACRAMENTALESY aquí vienen los preciosos signos sacramentales. Miren cómo se bosqueja ya la presencia de Dios bajo signos sacramentales. Moisés les menciona cuatro: El primero, la nube que los defendía del sol. Cuenta el Exodo que una nube en la que Dios iba, refrescaba los ardores de aquel sol del desierto. Les recuerda Moisés: cuando teníamos hambre, amaneció junto a nuestros campamentos una cosa misteriosa que hizo preguntar en hebreo a los israelitas "¿Manu?", que quiere decir "¿qué es esto?" El maná es un interrogante, un alimento misterioso que Dios mandaba a nuestra hambre. El maná un signo sacramental. Y cuando nos moríamos de sed Dios me mandó golpear con la vara misteriosa la roca, y de la piedra salió agua en la que apacentaron su sed todos ustedes y hasta los animales que traíamos. Y según una leyenda de los rabinos, aquella piedra iba siempre acompañando al pueblo peregrino, y cada vez que había sed, Moisés golpeaba la roca y brotaba el agua. Era signo también sacramental de una presencia de Dios en medio del pueblo. Y el otro signo es el mar. El mar se abre de par en par para dejar pasar al pueblo que va de su cautiverio, mientras que al pasar Israel, se cierra otra vez sobre los ejércitos de Egipto que perecen mientras Moisés canta al otro lado: "¡Cantemos al Señor que ha hecho maravillas, ha liberado a su pueblo!" Aquí ven las señales sacramentales. Lo que importa para la Biblia no es la nube ni el maná ni el mar ni la roca, lo que importa es algo más grande: la presencia de Dios. Y por eso, el Deuteronomio comenta la palabra que Cristo usó también en sus tentaciones del desierto. "Para que aprendieras que no sólo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." Este texto es clásico en la Biblia, tan clásico que aquí se expresa toda la teología de la Palabra de Dios. Cuando el lector en este ambón lee la Biblia, termina diciendo: Palabra de Dios. Y Moisés en este lugar, al narrar la protección de Dios en el hambre de los israelitas haciendo llover mana, pan misterioso, es cuando dijo esa palabra: ."Ya ven que no sólo de pan vive el hombre." No sólo las comidas de Egipto, no sólo las comidas que amasamos con nuestras manos, Dios tiene una palabra creadora, una palabra que hace brotar pan y que podría convertir en pan las piedras del desierto. Una palabra omnipotente, una palabra que cuando se hace persona divina, es el Hijo de Dios, el Verbo, la Palabra que se encarna y es Jesucristo. Esto es lo que interesa, que en esos sacramentos está la palabra omnipotente encerrada de Dios. LA PREFIGURACION EUCARISTICA DEL VIEJO TESTAMENTO SE REALIZA PLENAMENTE EN CRISTO, PRESENTE EN LA HOSTIA.Por eso, el segundo pensamiento lo saco de la segunda lectura. San Pablo, escribiéndole a los corintios trata de explicarles precisamente lo que Moisés predicaba a Israel. Pero Moisés no conoció a Cristo más que en promesas, Pablo tampoco conoció personalmente a Cristo porque lo perseguía; pero ya convertido ha descubierto quién es Cristo. Y en su preciosa epístola a los Corintios dice: Yo les voy a contar lo que he recibido de aquellos que tuvieron la dicha de comer y beber y platicar y andar con Él: que Él inventó este sacramento, que el pan se convierte en su cuerpo y el vino en su sangre. Y todo esto que pasó Moisés con su pueblo, cuando atravesó el desierto, sucedía en figura; figura, preanuncio, profecía, promesa. Ahora en cambio, los cristianos ya tenemos el cumplimiento de esa promesa y de esa profecía. Y aquí San Pablo nos enseña que, sobre todo, en los dos signos del desierto: la piedra, que hace brotar agua Dios, y el hambre que queda saciada con el maná, están los dos signos prefigurativos de este gran sacramento que es la Eucaristía, en el pan y el vino de nuestras misas que ya la celebraba San Pablo. ENSEÑANZA PAULINA SOBRE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICAPablo vivió unos treinta años después de Cristo; escribia esta página. Tengan en cuenta ésto: Treinta años después que Cristo celebró la Eucaristía, Pablo escribe con el recuerdo tan fresco que nos enseña, que ya desde los primeros tiempos los cristianos, como este domingo 28 de mayo de 1978, se reunían. Naturalmente no había templos pero ya había seguidores de Cristo. Y Pablo les enseña a aquellas comunidades qué es lo que sucede cuando nos reunimos a celebrar la Eucaristía. NOS ALIMENTAMOS CON LA PALABRA DE DIOSEn primer lugar, nos alimentamos con la palabra de Dios. La Eucaristía siempre se celebró después de una lectura de la Biblia y de una homilía en la cual el apóstol, el obispo, el sacerdote preparaba el espíritu para luego celebrar esa palabra que se hace presencia de Dios: la Eucaristía. Y han escuchado en la carta de San Pablo hoy, cómo está evidente la presencia de Cristo en la hostia. "El cáliz de nuestra acción de gracias", dice la lectura de hoy. "Ese cáliz ¿no nos une acaso a todos en la sangre de Cristo?" ¡En la sangre de Cristo! "Y el pan que partimos, la hostia de trigo ¿no nos une a todos en el cuerpo de Cristo?" Qué palabras más evidentes de que ya San Pablo enseña la sangre, el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo. Tan presente, que San Pablo en ese capitulo que hemos leído, nada más un pasaje -yo los invito como siempre a leer entero el capítulo 10 y el capítulo 11 de la primera carta de San Pablo a los Corintios- donde describe maravillosamente lo que es la misa. Dice que aquellos Corintios que se habían convertido del paganismo, de adorar falsos dioses, que antes ofrecían sacrificios a los ídolos y que después de ser cristianos y asistir a misa querían volver a participar de aquellos sacrificios, cometían una horrenda idolatría. ¿Por qué? Porque el que ha comido de la carne de Cristo que se ofreció en la Eucaristía, es participación de la vida de Cristo, porque Cristo está presente allí. Y que después de eso, ir a participar del altar idolátrico, es también hacerse participante de los ídolos; y como los ídolos son dioses falsos inspirados por el demonio, comer carne sacrificada a los ídolos es sentarse a la mesa del diablo, dice San Pablo. Qué preciosa aplicación podíamos hacer, hermanos. Hoy no existen aquellos ídolos de los corintios: de oro, figuras de animales, de mujer, de estrellas, de soles, pero hoy existen otros ídolos que tantas veces los hemos denunciado. Y un cristiano que se alimenta en la comunión eucarística donde su fe le dice que se une a la vida de Cristo, ¿cómo puede vivir idólatra del dinero? ¿idólatra del poder? ¿idólatra de sí mismo, el egoísmo? ¿Cómo puede ser idólatra un cristiano que comulga? Pues, queridos hermanos, hay muchos que comulgan y son idólatras. Y en nuestro siglo XX, en este mismo año, San Pablo podía repetir a muchos cristianos de San Salvador y de las comunidades que están meditando esta palabra, si de verdad creen que Cristo está presente y se unen con Él en el momento de la comunión. ¿cómo es posible que después vivan tan inmorales, tan egoístas, tan injustos, tan idólatras? ¿Cómo es posible que pongan más su confianza en las cosas de la tierra que en el poder de Cristo que se hace presente en el gran sacrificio? PRESENCIA DE LA VIDA DE CRISTO QUE TRAE DEL PADREEsta presencia de Cristo sigámosla analizando en las lecturas de hoy. Para Cristo mismo en el Evangelio, es una presencia de su vida que trae del Padre. Así como yo vivo por el Padre -hay una corriente de vida entre Dios Padre y Dios Hijo que soy yo- así, todo aquel que come esta Eucaristía, vive por mí. ¡Que maravilla la de la Eucaristía! FUERZA LIBERADORACuando vayamos a comulgar hoy, oigamos esta palabra de Cristo: En este momento, tú que recibes la hostia consagrada, te estás alimentando de mi misma vida y esta vida mía la recibo del Padre. De modo que el Padre, Yo y tú somos una sola vida. Y así como para venir a comulgar y hacerse digno de esta vida divina tuviste que purificarte de tus pecados, liberarse de tus pecados, mi presencia eucarística es la gran fuerza liberadora. No lo olvidemos, queridos hermanos, hoy cuando hay tantas fuerzas que luchan por la liberación temporal de los hombres, nuestra liberación cristiana parte de aquí: de la Eucaristía de la fuerza redentora de Cristo. Una liberación que ante todo quiere vernos libres del pecado. Si no hay libertad del pecado, si un hombre no se ha identificado con la fuerza divina de Cristo que lo une al Padre, al Creador, no puede ser un liberador eficaz. Por eso la Iglesia identifica su liberación, sus denuncias, sus anuncios, desde esta perspectiva de fe de la vida de Dios. Y si un cristiano mutila esta liberación y prescinde de estar en gracia de Dios y de vivir la comunión con Cristo, no es un liberador cristiano. ASPECTO SACERDOTALEn esta presencia de Cristo hay otro aspecto, un aspecto sacerdotal. Cristo se hace presente en la hostia como sacerdote de la humanidad. Lean por ejemplo el Apocalipsis o la Carta a los Hebreos, qué preciosas descripciones del culto que Cristo, en nombre de toda la humanidad, tributa al Padre. ¿Desde dónde está Cristo ejerciendo su sacerdocio aquí en la tierra? Desde allí, de la Eucaristía. Es precisamente esa hostia consagrada de nuestra Misa la que une al pueblo peregrinante que todavía va entre la sequedad del desierto, entre las serpientes y los alacranes del desierto del Exodo, pero va peregrino de la tierra prometida y al altar de nuestra misa como que se asoma el Cristo glorioso con nuestros hermanos que ya están en la tierra prometida. ¡Qué hermosa es la misa, sobre todo cuando se celebra con una Catedral llena como la de nuestros domingos, o cuando se celebra también humilde en las ermitas de los cantones, con una gente llena de fe que sabe que Cristo, el Rey de la gloria, el Sacerdote eterno, está recogiendo todo lo que le traemos de la semana: penas, fracasos, esperanzas, proyectos, alegrías, tristezas, dolores! Cuántas cosas le trae cada uno de ustedes, hermanos, en su misa dominical. Y el Eterno Sacerdote las recogen en sus manos y por medio del sacerdote, hombre que celebra, las eleva al Padre. ¡Es el fruto del trabajo de toda esta gente! Unido a mi sacrificio presente en este altar, esta gente se diviniza y ahora sale de la Catedral a seguir trabajando, a seguir luchando, a seguir sufriendo, pero siempre unida con el Eterno Sacerdote que queda presente en la Eucaristía para que lo sepamos encontrar el otro domingo también. Hermosa la misa como sacrificio, no inventado por los hombres sino presencia inventada por Cristo, tal como nos lo enseñan las lecturas de hoy. ALIMENTOEstá allá también como alimento y como comunión. Cristo es alimento. Más les dice Cristo a los que lo escuchaban en Cafarnaún, el precioso capítulo 6º de San Juan, aquel sermón que Cristo pronunció después de la multiplicación de los panes, cuando la muchedumbre lo buscaba para hacerlo rey. Cristo les dice: "No me busquen por el pan que perece. Yo soy el pan que da la vida eterna." Yo les ofrezco la verdadera vida; la que tendrán para ser eficaz en su trabajo, el político, el sociólogo, el empresario, el profesional, el estudiante, el jornalero, Yo les doy la verdadera vida. Yo soy el pan que ha bajado del cielo, el que come de este pan vivirá eternamente. Cristo tuvo mucho cuidado de no ser mal entendido porque había mucho sentido de antropofagia cuando le preguntaron: ¿Cómo podemos comer su carne? No somos antropófagos, no comemos gente. Cristo les dice: No me entiendan así. Yo soy el pan vivo, Yo voy a resucitar, Yo voy a transformar este cuerpo mortal en un cuerpo espiritual, Yo voy a estar presente en las comunidades cristianas no repartiendo así, físicamente carne de hombre, sino dándoles mi cuerpo, pero no un cuerpo entendido así materialmente, con ojos meramente de carne, es un cuerpo espiritual, es el misterio del cuerpo místico. Pero es cierto que cuando recibimos la hostia, recibimos a Cristo. Todo entero, dice el catecismo, glorioso como está en el cielo. Cristo resucitado, Cristo vida, Cristo pan vivo que desciende del cielo. Éste es el que nos alimenta en este sentido haciéndonos verdadera comunidad. LA EUCARISTÍA, ALIMENTO Y FUERZA DE COHESION DE LA COMUNIDADY ya estoy tocando el último punto de esta reflexión. Cristo es el alimento y la fuerza que da cohesión a nuestra comunidad. EL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO, FUERZA DE UNIDADDice San Pablo en la lectura segunda hoy: "El pan es uno y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo porque comemos todos del mismo pan." ¡Qué preciosa evocación de la unidad de los cristianos! Nuestra unidad, queridos hermanos, no se basa en ideales de la tierra. Si ya en esta tierra los hombres cuando logran exponer bien un ideal y preguntan ¿quién me quiere seguir para realizarlo?, siguen muchos ese ideal, pero viven de un ideal a veces de un hombre, y cuando ese hombre o ese ideal desaparecen, o es traicionado, todo se desbarata. Pero Cristo puso una fuerza mucho más vigorosa, una fuerza divina que nadie la puede destruir: su cuerpo y su sangre, su presencia de resucitado, su vida de Dios. Dichoso el pueblo que llega a tener fe y a descubrir que Cristo es su razón de ser. En Cristo pone toda su esperanza y comulga. Y todos los que vamos a comulgar esta mañana sentiremos esta realidad. Aunque somos muchos y tal vez ni nos conocemos, venimos de distintos rumbos, vivimos en rincones y en lugares muy apartados, sin embargo, somos un sólo cuerpo porque nos alimentarnos de un mismo pan. Los antiguos gozaban mucho en esta comparación. Decían que así como los granitos de trigo recogidos de las diversas montañas, amasados hacían un solo pan que luego se convertía en un sólo Cristo; así, también los hombres, recogidos de diversos países, de diversas razas, de diversas categorías, no somos mas que granitos de trigo; y recogidos en nuestra fe, amasados en el amor y en la esperanza, unidos a Cristo-Eucaristía, ya no somos dispersos, ya somos un solo pueblo de Dios alimentado con la presencia del Señor. LOS CRISTIANOS EN EL MUNDO HAN DE SER LO QUE ES EL AGUA EN EL CUERPOY esta presencia la llega a traducir para los hombres de hoy y precisamente para ustedes los laicos, los que no son sacerdotes ni religiosos, ustedes señores y señoras, casados; ustedes profesionales; ustedes que viven en el mundo, oigan este texto del Concilio Vaticano II a los laicos. Lumen Gentium 38. "Cada laico debe ser ante el mundo un testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y una señal del Dios vivo. Todos juntos, y cada uno de por sí, deben alimentar al mundo con frutos espirituales y difundir en él, el espíritu de que están animados a aquellos pobres mansos y pacíficos que el evangelio llama bienaventurados. En una palabra -concluye el Concilio citando un texto de los primeros siglos del cristianismo- lo que es el alma en el cuerpo, esto han de ser los cristianos en el mundo." Hermanos, hoy van a salir ustedes de la Catedral con la fe iluminada por la presencia de Cristo en nuestro altar, y los que han comulgado van a salir también repletos del Espíritu de Cristo. ¿Cuándo será el día en que todos los que vienen a misa están tan unidos a Dios, tan lejos del pecado, de las pasiones, de las locuras de la tierra, que se identifican tanto con Dios, que al salir de la Catedral o de la Iglesia parroquias o donde quiera que se celebra la Eucaristía, van a ser en el mundo almas del mundo, a poner fermento de Eucaristía en la familia, en la profesión, en el trabajo, en la vida social? Nos faltan muchos cristianos de esos, que vivan de verdad la Eucaristía. El Corpus viene a recordar precisamente nuestro deber de este punto de fe. Si creemos de verdad que Cristo, en la Eucaristía de nuestra Iglesia, es el pan vivo que alimenta al mundo, y que yo soy el instrumento como cristiano que creo y recibo esa hostia y la debo llevar al mundo, tengo la responsabilidad de ser fermento de la sociedad, de transformar este mundo tan feo. Eso sí sería cambiar el rostro de la patria, cuando de veras inyectáramos la vida de Cristo en nuestra sociedad, en nuestras leyes, en nuestra política, en todas las relaciones. ¿Quién lo va a hacer? ¡Ustedes! Si no lo hacen ustedes los cristianos salvadoreños, no esperen que El Salvador se componga. Sólo El Salvador será fermentado en la vida divina, en el reino de Dios, si de verdad los cristianos de El Salvador se proponen a no vivir una fe tan lánguida, una fe tan miedosa, una fe tan tímida; sino que de verdad como decía aquel santo -creo que San Juan Crisóstomo-: "Cuando comulgas, recibes fuego; debías de salir respirando la alegría, la fortaleza de transformar el mundo." Hermanos, ojalá que la comunión de este Corpus de verdad sea para transformarnos en fuerza de Dios. HECHOS DE LA SEMANAY ahora sí, siendo que esta es la vida de nuestra comunidad, yo quiero pasar brevemente una revista por esta comunidad que vive de esta Eucaristía. HECHOS ECLESIALESY me da mucho gusto haber recibido de comunidades lejanas telegramas como este de Las Flores de Chalatenango: "celebramos Corpus solemnísimo, concurridísimo. Varias peregrinaciones pidiendo Dios lluvia. Gran demostración de fe, amor hacia Santísimo Sacramento". Hemos tenido noticia del, fervor de la Eucaristía en los pueblos y yo mismo he sido testigo. Esta semana, el Seminario celebró también su Corpus el jueves. Y celebraron deteniendo la procesión del Santísimo en varios altares donde los jóvenes desarrollaron estos pensamientos: "La Eucaristía, vida de Dios en nosotros", "Pan de fraternidad", "Alianza nueva", "Sacrificio- Sacramento", "Pan de los pobres", "Compromiso social". He citado esto, hermanos, para que se vea qué es lo que se enseña en el Seminario. Esta, la fe que esos futuros sacerdotes han de ir a predicar. Y hay que decirlo muy claro cuando hay tendencias tan criminales para decir que el Seminario es una escuela de guerrilleros. El Seminario es escuela de apóstoles donde hay que llevar a predicar esta gran verdad de que nuestra fuerza está en Cristo. Y ésta semana han tenido una vivencia muy hermosa en esa educación cristiana. Yo también he visitado otras comunidades, donde en torno del altar de la misa hemos vivido el fervor de aquellas comunidades. No es cierto, hermanos, que se está muriendo la fe. Hoy, más que nunca, se vive una Eucaristía, un compromiso con Cristo que no es beatería ni tradiciones superficiales. Por ejemplo, el 16 de mayo, yo celebré la Virgen de los Desamparados, en el Cantón El Zonte de Chiltiupán. ¡Qué fervor el de aquella comunidad! Yo celebré el 23 de mayo la Eucaristía en El Carmen de Cuscatlán, bendiciendo un templo renovado y saludando allí un testimonio de lo que es un sacerdocio fiel hasta la vejez. El querido Padre Miguel Rodríguez, rodeado de jóvenes sacerdotes y de otros, ofrecía al Señor con qué alegría un templo y con qué respeto y cariño acogía con su pueblo al Obispo, que junto con el pueblo ofrece al Señor una Eucaristía sabiendo que éste es el centro y la fuerza de una unidad. Yo quiero agradecer sobre todo a los maestros y alumnos, a la juventud y a las asociaciones cristianas, a los del comité de la parroquia, por ese esfuerzo de mantener siempre entusiasta la fe eucarística. También celebré en la parroquia de María Auxiliadora el 24 de mayo. Y he disfrutado aquel espíritu de Don Bosco que compaginó en su corazón de santo estos tres grandes amores que él llamaba las tres blancuras. La blancura eucarística, cuánta comunión, qué fervor eucarístico el de aquella Iglesia. La blancura de la Virgen, bajo el título de María Auxiliadora, qué imán más poderoso para atraer la Santísima Virgen María, sobre todo, cuando en la mañana celebraban miles de jóvenes, asistiendo y alimentándose con la Eucaristía en honor a la Virgen María Auxiliadora. Y la blancura del Papa, la fidelidad al Papa es también un signo de nuestro catolicismo, estamos también tratando de vivirlo lo más intensamente posible. Y siempre en esta línea eucarística, yo quiero recordarles que el primero de cada mes, y por tanto en esta misma semana, a las 5 de la tarde, siempre es Corpus en la linda capilla del Hospital de la Divina Providencia donde se celebra una hora santa de expiación por las necesidades de nuestra Arquidiócesis y del mundo. Yo les invito, el primero de junio a las 5 de la tarde, en la capilla del Hospital de la Divina Providencia. Y en la blancura del Papa, queridos hermanos, también quiero invitar a la Diócesis entera a que nos preparemos a celebrar como verdadera fiesta de Iglesia, el día del Papa. El día del Papa es el día en que coronan al Pontífice que reina en ese tiempo. Nuestro Papa, Pablo VI, fue coronado el 30 de junio. Ya desde ahora les aviso que todas las parroquias y todas las comunidades han de ser invitadas y son ya. Vayan preparando una participación entusiasta en la celebración del día del Papa que será el 30 de junio. Ya iremos dando más detalles. En el amor a Cristo se destaca esta semana, y lo aviso a la comunidad que cree en Cristo, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Ya saben que en San Salvador tenemos un monumento de nuestra devoción al Corazón de Jesús, es la Basílica del Sagrado Corazón allí en la Calle Arce, donde el viernes 2 de junio a las 6 de la tarde, vamos a celebrar la Eucaristía. Ojalá veamos llena aquella gran Iglesia de la Basílica para celebrar en honor del Sacratísimo Corazón de Jesús. Y también en honor de la Virgen, la blancura inmaculada de María, nos invita esta mañana a las 10'30, a todos los legionarios de María en la Basílica para celebrar la reunión anual que se llama ACIES de la Legión. Y por mi parte, hermanos, yo invito a toda la comunidad de la Arquidiócesis a rendir un homenaje de clausura del mes de mayo, el miércoles de esta semana, 31 de mayo en la misa de 12, aquí en Catedral, para honrar a la Virgen con una corona de fervor en este mayo que yo sé que se ha distinguido en muchas comunidades cristianas. El amor a la Virgen, la devoción a Nuestra Señora, está muy lejos de pasar de moda, es una devoción cada vez más fresca, más tierna y lo vamos a demostrar entonces el próximo miércoles. Esta Iglesia que está viviendo estas vivencias tan bellas, tan animadoras, es el Israel de Dios -así lo llama San Pablo- el Israel espiritual, el pueblo de Dios, que al mismo tiempo va pasando por el sequedal del desierto, por las tentaciones del hambre y de la sed, por las pruebas de la vida. HECHOS DE LA VIDA CIVILY así tenemos también que señalar nuestro camino a través del mundo. Los tres secuestros, en misterioso silencio. Unido a los reclamos, también manifestaciones de reclamo de otras agrupaciones. Ha sido una semana también de difamaciones muy mal tendenciosas. Quiero repudiar los ataques contra mi hermano en el episcopado, Mons. Aparicio. También quiero hacerme solidario repudiando las sospechas tendenciosas vertidas contra ciertos sacerdotes que trabajan en comunión conmigo. Y también, lamentar la tortura de que fue objeto el P. Francisco Mejía Alvarado y otros atropellos causados en el convento de Cinquera por parte de la Guardia Nacional. Allá se evocaba que el Padre ya no era cura porque estaba suspendido. Quiero decirles que un sacerdote, aun cuando esté suspendido, mantiene su carácter sacerdotal y que la suspensión es una pena disciplinaria que depende de la responsabilidad de su propio Obispo. Pidamos a Dios para que pronto se resuelva este problema de nuestra hermana diócesis de San Vicente; pero los sacerdotes son sacerdotes y los guardias que tocaron al P. Francisco quedan excomulgados porque todo aquel que pone manos violentas en un sacerdote, cae por el mismo hecho en excomunión. También otra noticia tendenciosa, del joven Estefan Turcios, a quien se señala como seminarista ya próximo a la ordenación y que ha sido sorprendido en actos terroristas o subversivos. Ya hemos declarado que fue seminarista hasta 1972 y que lo que con él se está cometiendo es una injusticia sea o no sea seminarista, porque se le capturó el 14 de abril mientras recogía ayuda para damnificados de San Pedro Perulapán. Eso era lo que andaba haciendo. Y se le dejó en prisión hasta casi un mes cuando se le pasó a los tribunales, torturado bárbaramente. Los mismos periódicos publicaron que necesitaba 10 días de curación. Esta es la verdad. La publicación de ORDEN contra el terrorismo, es difamatoria contra la Iglesia. Y queremos repetir que la Iglesia, por señalar las raíces de nuestros males y por defender los derechos de los hombres, no es terrorista ni está en connivencia con terroristas sino que simplemente está cumpliendo su deber evangélico. Y aquellos grupos que quieran manipular a la Iglesia, sean para difamarla o sea para ampararse en ella, están abusando de la misión de la Iglesia. La misión de la Iglesia puede coincidir con los reclamos de justicia que hacen otras agrupaciones pero que son independientes de la vida de la Iglesia. La perspectiva de justicia de la Iglesia es desde la luz del Evangelio. Y yo quiero recordar a todas las agrupaciones, a todos los grupos políticos, subversivos o también gubernamentales, que no manejen la Iglesia para sus fines, que mantengan el respeto a la autonomía de la perspectiva evangélica de la Iglesia. El señalamiento de la Iglesia acerca de la causa de nuestros males, me da mucho gusto verla coincidir con unas palabras del mismo Señor Embajador de Estados Unidos, en su discurso a los rotarios en esta semana, cuando dice esto: "Si el cambio ha de venir, es prudente que tratemos de canalizarlo de una manera positiva y constructiva. Simplemente con resistirlo no se logra nada positivo. Una resistencia inmutable al cambio inevitable, trae consigo el riesgo de portarlo a resultados violentos y destructivos. Cuando esto sucede, todos salimos perdiendo". Estamos de acuerdo con el Señor Embajador y ésta es la posición de la Iglesia: que si señala la necesidad de cambios es porque hay muchos sordos que no quieren oír la necesidad del cambio. Pero que el cambio, que es necesario, no se va a hacer "aguantándola" o diciendo "esperen", y mucho menos con fuerzas represivas, que la violencia llama violencia. Sino, como dice el Señor Embajador, constructivamente. Por eso queremos también hacernos solidarios, al mismo tiempo que agradecemos el apoyo de la Universidad Centroamericana, hacer nuestro este llamamiento. Un llamamiento a todos los profesionales, instituciones culturales, asociaciones civiles y comunales para que realicen una seria reflexión sobre el compromiso social y moral que tenemos, de no aceptar por irracional y anti-humana la institucionalización del uso de la fuerza; y aunemos esfuerzos para contribuir a la solución de los problemas del país. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARTerminamos, hermanos, donde quería terminar precisamente después de mencionar, como Moisés, por donde hemos pasado esta semana, ¡por qué sequedales del desierto, entre escorpiones y culebras! Pero Dios va con nosotros, la presencia de la Eucaristía. Vamos a celebrar nuestra Misa con aquel amor y confianza conque el pueblo de Israel vio al mismo tiempo que sentía hambre, que sentía sed, que sentía el sol del desierto, la desesperación, a veces, la tentación de blasfemar, la duda contra Dios. Puede ser natural en nosotros también todo eso, pero siempre oigamos a la Iglesia en el signo de la protección de Dios, de la roca que echa agua, del pan que Dios da por milagro, del mar que se abre, de la nube que cubre y, sobre todo, de nuestra Eucaristía, pan y vino que nos da la presencia de Cristo. Celebremos, digo, nuestro Corpus renovando en nosotros la confianza de esta Iglesia que no se va a apoyar en las fuerzas de la tierra, en las idolatrías, sino en la fuerza del Señor que no nos defraudará en nuestra confianza. Con estos sentimientos de Corpus, invito a toda la comunidad: hagan lo posible de venir a las 4 de la tarde para tributar honores muy especiales a Nuestro Señor, presente en el Santísimo Sacramento. De pie por favor. Creemos en un solo Dios... Queridos hermanos y estimados radio-oyentes:
Con el domingo recién pasado culminaba el Tiempo Pascual y aquellas semanas que llamamos del Tiempo Ordinario, que se interrumpieron cuando comenzó la Cuaresma, vuelven ahora a retomarse. Quedamos allá en el domingo sexto y comenzó el primer domingo de Cuaresma y siguieron los domingos de Pascua hasta Pentecostés; ¡el tiempo más luminoso del año: la Pascua! Ahora continuamos en el domingo 7º., tocaría hoy, pero como la Iglesia quiere presentarnos como una síntesis de todo ese año litúrgico, en este domingo, se coloca aquí, junto con el domingo 7º., la fiesta de la Santísima Trinidad. Como quien ha recorrido un río hacia arriba, y ahora se encuentra con la fuente de donde nace ese torrente que es nuestra redención: el misterio de Cristo. EL DIOS DE NUESTRA FEToda esta vida de fe que nos congrega todos los domingos, toda esa religión del corazón del hombre, toda esa ansia en la búsqueda de Dios, encuentra este domingo su respuesta. Repito, como quien tiene la dicha de encontrarse allá donde nace el río que se convierte en torrente que hace brotar energías, vida, fecundidad por todas partes. Por eso, podemos llamar esta homilía de hoy: el Dios de nuestra fe. Este Dios de nuestra fe es un fenómeno que en muchos hombres y sociedades se ha degenerado. De allí que hoy tenemos necesidad de tomar una conciencia clara de este Dios tal como nos lo presenta la fe iluminada por la palabra del mismo Dios que bondadosamente se ha querido revelar y que en las tres lecturas de hoy nos ofrece una imagen muy exacta. ABSTRACCIONES Y CARICATURAS SOBRE DIOSPero antes de presentar esa imagen, fijémonos en las caricaturas de Dios que se han fingido los hombres. Algunas no son caricaturas, son abstracciones, elucubraciones, pero que dejan frío el corazón y no conmueven con la ternura de un Padre que nos da la vida y que esta con nosotros. EL DIOS DE LOS FILOSOFOSAsí tenemos el Dios de los filósofos, el dios metafísico, el dios que se descubre a través de las criaturas. Esto es legítimo y Dios se revela en las criaturas. Y cuando uno mira el esplendor del sol, la fecundidad de las cosechas, la belleza de un atardecer en el mar, la majestad de un volcán, la tranquilidad de una laguna, Dios se revela. Pero estas elucubraciones, estas deducciones filosóficas que nos llevan a eso que llamaban y llaman los filósofos "el primer motor", el "gran pensamiento que rige la creación", no llena las angustias, las vivencias, las esperanzas íntimas del corazón. Y así tenemos que teniendo a la mano esos argumentos de la creación, el Dios que allí se revela, no nos parece un dios íntimo; y para muchos, precisamente esa metafísica, esa filosofía, les seca el corazón y el cerebro y hasta los lleva a veces al ateísmo, al materialismo. Y ahí tenemos uno de los fenómenos más dolorosos de nuestro tiempo: el ateísmo, o por lo menos la indiferencia frente a Dios. Este Dios desconocido o despreciado o negado, del cual hasta se ha llegado a decir "la muerte de Dios", "Dios ya murió", ciertamente es un Dios que no llena, es un Dios fingido, un Dios que es el producto, a veces, del vacío moral de las personas. Queridos hermanos, el ateísmo, la negación de Dios, casi siempre va junto con un vacío moral del hombre o del pueblo. Un pueblo, un hombre, donde la ternura de Dios se ha disipado, donde interesa que no exista Dios para hacer injusticias, para cometer el pecado que Dios castiga, es inspiración de un ateísmo práctico. Y por eso, ateo no sólo es el marxismo, ateo práctico es también el capitalismo, ese endiosar el dinero, ese idolatrar el poder, es poner ídolos falsos para sustituir al Dios verdadero. Vivimos tristemente en una sociedad atea. O porque unos favorecen una revolución sin Dios queriendo resolver los problemas simplemente a fuerza humana o porque se está demasiado bien y se idolatra, como si fuera un Dios, el bienestar, las riquezas, las cosas de la tierra. ¡También eso es materialismo ateo! EL DIOS DE LOS FARISEOSHay otra forma falsa de Dios y es aquella que fustigó nuestro Señor Jesucristo cuando se encontró en el mismo templo donde el hombre debe ir a encontrarse con Dios. Se encontró una religión superficial, legalista, utilitaria: los fariseos. ¡Qué latigazos morales los del Divino Maestro que dice: "A Dios no se le adora en un templo o en otro, a Dios se le adora en todas partes en espíritu y en verdad.!" Porque ese Espíritu y esa verdad se habían disipado en un entresijo de leyes, una casuística, un conjunto de prácticas exteriores; un Dios, fruto de una legalidad como que si estuviera contento con sólo ver que se lavaba las manos, como si estuviera contento con aquellos fariseos de vestimentas raras en las plazas proclamando a Dios. Y Cristo les dice: "¡hipócritas, parecen sepulcros blanqueados por fuera pero por dentro llenos de podredumbre!" ¡Cuántas fachadas de piedad, por dentro no son más que ateísmo! ¡Cuántas formas de rezos, cuántas prácticas religiosas meramente exteriores, rituales, legalistas! ¡No son el culto que Dios quiere! Y aquí no importa que arrasemos en esta acusación a nosotros mismos, los ministros sagrados, que muchas veces hemos hecho de nuestro culto un negocio; y puede entrar el Señor con el látigo en el templo: "Mi casa es casa de oración y ustedes la han hecho cueva de ladrones". Este Dios ritualista, este Dios de exterioridades, este Dios de beaterías, este Dios que en el fondo del corazón de quien le está diciendo que lo ama, está recibiendo el ultraje más grande de quien desobedece a su ley y ha hecho consistir su religión, su voluntad santísima, en cosas meramente legalistas y humanas. ¡Qué cuidado tenemos que tener nosotros, queridos hermanos sacerdotes, religiosos, religiosas, seglares piadosos, asociaciones piadosas! Cuantas veces nos creemos los buenos y los otros son los malos. Cuántas veces frente a Dios nos parecemos al hombre de la plegaria que se acercaba atrevido hasta el altar para decirle: yo no soy como los otros hombres: adúlteros, pecadores, injustos, ni como ese publicano que está allí golpeándose el pecho. Y Cristo dice después de esa oración hipócrita: "Salidos del templo los dos, y el publicano humilde el que no se reconocía digno ni de levantar la mirada a Dios, salió justificado. No el otro, el fariseo, el hipócrita, el soberbio, el beato que despreciaba a los otros, porque el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado." EL DIOS ESPIRITUALISTAOtra forma falsa de un Dios, queridos hermanos, parecida a la anterior, es el Dios espiritualista, es el Dios desencarnado, es el Dios del sacerdote y del levita que pasaron cuando vieron herido al pobre judío y no le hicieron caso. Es el Dios de aquellos que dicen: "¡Ah, la Iglesia ya se metió a política, sólo habla de socialismo, sólo habla de cosas terrenales!" Y es porque ellos quisieran que no se hablara de esas cosas, que no se le hiciera caso al hombre herido. ¡Eso no es religión para ellos! Religión es ir como el sacerdote y el levita al templo a orar y no tener tiempo para atender las necesidades materiales de la tierra. Y se olvidan que Cristo no justificó esa piedad falsa que se desentiende del hombre. Y en cambio alabó como verdadero prójimo al samaritano, que sin ser sacerdote ni levita ni gloriarse de piadoso, se bajó de su cabalgadura y le hizo el bien al herido sin fijarse a quién. Este es prójimo, dice Cristo, haz como él. Este es el verdadero Dios. Por eso, cuando a Cristo le preguntaron: ¿Cuál es el principal mandamiento de la ley? Él juntó los dos preceptos: "El Primero es este: Amarás al Señor tú Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todo tu ser. Y el segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo." Cuando la Iglesia predica un Dios desencarnado, cuando los predicadores del evangelio decimos que no tenemos que ocupamos de las cosas de la tierra para alabar solamente a Dios, cuando unas sectas protestantes predican un evangelio y critican a la Iglesia Católica porque reclama los derechos humanos, es el falso modo de adorar a Dios, aunque sea en templos católicos. El verdadero culto a Dios tiene que ser éste: el que encarna ese temor, ese amor, esa adoración, esa fe a lo absoluto, a lo trascendente, en la historia del tiempo, en el momento que se vive. Y desde la fuerza de Dios que trasciende nuestra debilidad, se hace omnipotente la voz de la Iglesia para fustigar, para no dejar pasar el pecado de los hombres que ofende a Dios. Sería falso dios aquel que predicara a Dios y lo elogiara y no le importara que los hombres injustos pecaran contra Él. Estos son falsos conceptos de Dios de nuestra fe. ¿Cuál es el verdadero Dios de nuestra fe?. En las tres lecturas de hoy, hay tres conceptos bellísimos que yo les suplico, hermanos, no se fijen tanto en esta parte negativa, repugnante, odiosa. Solamente la he dibujado así, a grandes rasgos, para que no caigamos en un falso culto a Dios, para que estemos alerta en esta hora de confusiones y no nos dejemos seducir por falsos conceptos religiosos que son muy utilizados para mantener situaciones muy pecaminosas. Sí, fijémonos mas bien en el Dios de Moisés, en el Dios de Cristo, en el Dios de Pablo. Son las tres grandes palabras de hoy. 1º. EL DIOS DE MOISESMoisés, en uno de los capítulos más bellos del Exodo, en el capítulo 34. Yo les invito a que lo lean en sus propias Biblias, este día, no sólo el pequeño pasaje que se ha extraído hoy, sino todo el capítulo. Es un bellísimo momento del pueblo de Israel que siente la presencia de su Dios que a veces se aleja por la mala conducta de los hombres. En este pasaje de Moisés del Exodo, por lo menos estos dos conceptos se descubren y se destacan: 1º, es un Dios monoteísta y 2º, es un Dios vivencial. a) UN DIOS MONOTEISTA¿Qué quiero decir? Monoteísta, un sólo Dios. El Antiguo Testamento no conoció la Santísima Trinidad. El Antiguo Testamento conoció al Dios único. La Santísima Trinidad nos la vino a revelar después Cristo, pero el Antiguo Testamento que trataba de educar la religión de un pueblo que vivía en medio de un politeísmo espantoso; politeísmo se llama ese fenómeno de muchos dioses: poli, muchos, teísmo, dios; un sistema de muchos dioses. A cualquier fenómeno se le erigía un dios: el dios de la tormenta, el dios de la fecundidad, el dios de la ira, etc. Tantos eran que en el Panteón de Roma donde los romanos recogían los dioses de todos los pueblos conquistados, ya no cabían tantos dioses. Y este era el peligro que Moisés, capitaneando el pueblo de Israel que salía precisamente de Egipto politeísta, de un Egipto donde había muchas formas de dioses, Él, que ha recibido del Dios verdadero el encargo de educar en el monoteísmo, en un solo Dios; Dios le reveló esta forma cuando le pregunta Moisés: "Si mi pueblo me pregunta cuál es el dios que me ha enviado, ¿qué le voy a responder?" Y por primera vez en la historia sonó el sagrado nombre: Yahvé. "Dirás al pueblo de Israel soy el que soy." ¿Qué quiere decir esta frase? Hay dos corrientes que explican. Una corriente filosófica quisiera presentar la esencia misma de Dios, el ser. Pero hay otra corriente más simpática y hoy tiene mucha simpatía en el mundo, la explicación histórico-salvífica, es decir: Yo soy el que estoy en medio del pueblo, yo soy la esperanza, la actividad, la protección. No soy un extraño a ustedes, estoy en medio de ustedes. Este es el Dios de Moisés. Por eso digo un dios monoteísta, un solo Dios a quien los judíos en su famosa oración del semá clamaban día y noche: "Oye Israel, uno solo es el Dios, lo amarás con todo tu corazón, con toda tu mente, con todo tu ser". Hasta el israelita más niño sabía repetir esa fórmula del monoteísmo: Uno sólo es el Señor. b) UN DIOS VIVENCIALPero ese Dios uno y único, es un Dios vivencial. Un Dios que vive la historia, un Dios que no es absoluto lejano, un Dios que el pueblo lo siente en las vicisitudes de la historia y él sabe, ese pueblo que tiene su propia historia, que Dios lo ha escogido como un padre a su primogénito. Así se llama Israel en la Biblia, el pueblo primogénito, el más querido, el que siente a Dios como un Padre, el que va con él en todas las situaciones difíciles o gloriosas de la historia. Miren, hermanos, cómo ha pasado todo ese concepto a nuestra hora actual. He aquí unas palabras del Concilio Vaticano II en que, ni más ni menos, el Dios de los cristianos de 1978 es este Dios monoteísta y vivencial. Y por eso quisiera que esta homilía despertara en el corazón de los hombres, principalmente de los más alejados, de los más pesimistas, de los más injustos, de los más pecadores, la conciencia que debió despertar Moisés cuando reclamaba la adoración y el cariño, la gratitud, el amor, la obediencia, a este Dios que no es un extraño sino que va con nosotros. El Concilio Vaticano II dice esto: "El pueblo de Dios movido por la fe que le impulsa a creer que quien lo conduce es el Espíritu del Señor que llena el universo, procura discernir en los acontecimientos, exigencias y deseos de los cuales participa juntamente con sus contemporáneos, los signos verdaderos de la presencia y de los planes de Dios. La fe todo lo ilumina con nueva luz y manifiesta el plan divino sobre la entera vocación del hombre. Por ello orienta la mente hacia soluciones plenamente humanas." ¡Qué preciosa teología de los signos de los tiempos! Los mismos signos de los tiempos, lo estamos viviendo los que tenemos fe en Dios y los que no tienen fe en Dios. El Salvador, este pequeño país, está compuesto de crédulos y de incrédulos, de hombres de fe y de hombres sin fe. Unos y otros viven los mismos signos, unos y otros viven las realidades de las cuales voy a hablar al final, unos y otros han sentido en esta semana los secuestros, las violencias, las injusticias. Pero mientras para el que no tiene fe esto supone un callejón sin salida, un fracaso de la historia: para quienes tienen fe -dice el Concilio- sabiendo que al pueblo creyente lo va conduciendo el Espíritu de Dios, lo hace interpretar en una forma más humana los acontecimientos de la historia. Este es el Dios verdadero, el Dios vivencial, el Dios de Moisés, el Dios de la historia que no solamente salva en la historia de Israel sino que salva en la historia de El Salvador, y ha puesto una Iglesia para que proclame esa fe en el Dios verdadero y purifique del pecado la historia y santifique la historia para convertirla en vehículo de salvación. Esto quiere la Iglesia en El Salvador: hacer de nuestra historia patria no una historia de perdición, no una historia de ateísmo, no una historia de abusos y de injusticias; sino hacer una historia que corresponda a los ideales de Dios que ama a los salvadoreños. Si Moisés hubiera sido salvadoreño en 1978, hubiera oído junto a la zarza ardiendo, la misma voz del Yahvé que escuchó cuando lo mandó a sacar al pueblo de la tiranía del Faraón: "Soy el Dios que está con vosotros." Hermanos, llenémonos de esta gran confianza en este día en que nuestra Iglesia nos invita a ir a las fuentes de nuestra esperanza, de nuestra religión; encontrarnos con el Dios verdadero, el Dios que nos ama como padre a su familia. 2º. EL DIOS DE CRISTONo es difícil entonces pasar al segundo pensamiento. Como dice San Pablo, una frase pintoresca, bellísima: ¡El Dios de nuestro Señor Jesucristo! Repitámoslo mil veces en nuestra meditación y sepamos que ese Dios de mi pueblo es el Dios de nuestro Señor Jesucristo. Para eso vino Cristo al mundo. Aquí tenemos la tercera lectura de hoy, el evangelio, en que el mismo Cristo nos está diciendo la gran revelación: "Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo, para que no perezca ninguno de los que creen en Él sino que tenga vida eterna". Para esto viene el mensajero de la vida eterna, el Hijo único de Dios, aquel que en su esencia divina ha recibido en calidad de Verbo, de Hijo, toda la naturaleza eterna de Dios, toda la vida que no tiene fin, la luz de todas las tinieblas, la solución de todos los problemas, el amor de todas las desesperanzas, la alegría de todas las tristezas. Quien tiene a este Hijo de Dios no le falta nada. EL QUE CREE EN MI, NO SERA CONDENADO"El reino de dios ya está dentro de vosotros -decía Cristo- si lo aceptáis". Por eso la tremenda palabra con que termina hoy el evangelio: El que cree en Él, no será condenado, pero el que no cree -óiganlo bien hermanos- el que no cree en este Hijo de Dios. . . El que no cree en este Cristo, el que no cree en esta Iglesia que es su esposa y su prolongación, ¿qué sucede con él? No habla en futuro que será condenado, sino que aquí traslada el futuro del que será condenado ya con una condenación presente, dice: "El que no cree ya está condenado porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios." Ya es un infierno el corazón del hombre incrédulo. No sé cómo pueden vivir los hombres sin fe. No sé cómo pueden vivir los materialistas. No sé cómo pueden vivir los idólatras de las idolatrías de la tierra, los que por defender estas cosas mezquinas, pasajeras del mundo que han de dejar con su muerte, dejan de amar y de creer a aquel que trajo la vida eterna y nos pide como condición para dárnosla, que creamos en Él y que nos demos así como el Padre en señal de amor nos entrega a su Hijo. Fíjense qué palabra, es palabra sacrificial, "entregar". Como cuando Dios le pide a Abraham que le sacrifique a su hijo Isaac, Abraham se lo entrega; como cuando una persona enamorada le pide a otra persona objeto de su amor: si me quieres entrégame tal cosa, y a veces, entrégate a ti mismo. Esa entrega, ese darse, Dios lo ha realizado: "De tal manera amo Dios al mundo que nos entregó a su Hijo para que salvara al mundo". Pues así también dice Cristo en respuesta: "el que cree en Él. . ." Creer es entregarse, creer no es sólo asunto de cabeza. Las verdades eternas sí hay que creerlas, pero no basta. Dice Santiago: "También el diablo cree que Dios existe y, sin embargo, no se salva nunca". Creer no es sólo cosa teórica, creer es un acto de voluntad, creer es María cuando le dice al ángel: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Eso es fe: entregarse. Fe es la del niño cuando el papá poniéndole las manos le dice: "¡tírate!" Y el niño se lanza al vacío con la seguridad de que las manos de su padre no lo dejarán caer. Esto es fe. Esto es lo que dice Cristo: "El que cree en Mí, no será condenado". El que se entrega, el que no desconfía, el que aún en las horas más difíciles cree y espera, no será condenado; pero el que no cree, el que no quiere dar el brinco a los brazos de Cristo porque está más aferrado a sus cosas terrenales, el que no cree, el que no tiene confianza en Dios, el que no cree que Dios va con nuestra historia y nos va a salvar, ya está condenado, ya su vida es un infierno. Por eso quizás hay tanto infierno en nuestro ambiente, porque son acciones diabólicas las que estamos sufriendo... y la fe en el corazón de los salvadoreños. DIOS ES AMOR QUE PARTICIPA CON TRES PERSONAS: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO¿Qué otra cosa es el Dios de nuestro Señor Jesucristo? El Dios de nuestro Señor Jesucristo no es un Dios único y solitario. Aquí viene la gran revelación que le da nombre a la festividad de este domingo, domingo de la Santísima Trinidad. Fue Cristo el que nos vino a hablar de que Él es Hijo de un Padre; y que con el Padre nos enviará después de su muerte y su resurrección, un Espíritu Santo que vendrá a enseñarnos la verdad y a fortalecer esta Iglesia. He aquí la revelación grande. Dios no es un ser solitario, Dios es tres, Dios es familia, Dios es comunión, Dios es amor que participa con tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Allá en el Jordán, cuando Juan Bautista bautiza a Cristo, el evangelio nos hace esta gran revelación: La voz del Padre que se oye: "Ese es mi Hijo muy amado", y la presencia del Espíritu que exhala el amor del Padre y del Hijo en forma de una paloma blanca que posa sobre la cabeza del bautizado divino, el Espíritu Santo. Lo mismo fue en el Tabor, el Padre y la nube luminosa que es como el Espíritu y el Hijo envuelto en esa nube de amor y de gloria: Padre Hijo y Espíritu Santo. A Cristo le debemos la gran revelación de que Dios puede ser amor porque no es un gran egoísta solitario. Es amor porque se transmite y se entrega toda su naturaleza divina. Sin perderla, el Padre da al Hijo y al Espíritu Santo; sin perderla, el Hijo la da al Padre y al Espíritu; y sin perderla, el Espíritu la da al Hijo y al Padre. El gran misterio que solamente cuando Dios nos conceda en la gloria lo que los teólogos llaman el 'Lumen gloriae" -la luz de la gloria- para comprender las cosas sobrenaturales, veremos qué inmensa fuente de luz, de alegría, de amor, tiene que ser la Santísima Trinidad. Tal vez el nombre, un poco femenino, no nos dice toda la majestad y la belleza de ese Dios trino y uno, de ese Dios majestad y poder, de ese Dios amor y sabiduría; de ese Dios creación de todo cuanto existe. Ahí sí vendría bien, a la luz de este amor trinitario, comprender la belleza de la creación. Sólo cuando vemos al Dios de nuestro Señor Jesucristo iluminando nuestras auroras y nuestros mares y nuestros volcanes, entonces sí comprendemos que Dios haya creado un mundo por amor para darlo a sus hijos, con quienes quería entablar una comunión de familia. Y así la tierra se comprende que gima bajo el peso del pecado, porque los hombres no han sabido comprender que todo cuanto se ha creado es para la felicidad de todos los hombres y no para instalarse cómodamente en esta tierra. 3º. EL DIOS DE SAN PABLO.Y finalmente, queridos hermanos, el Dios de San Pablo. Y aquí sintámoslo ya nosotros una sola cosa con Pablo, el gran cristiano, el Dios de nuestra comunidad. Es la segunda lectura donde se contiene uno de los pasajes más nítidos de las funciones de esa Santísima Trinidad en relación con los hombres. Y si nuestro Dios es un Dios vivencial, un Dios de nuestra historia, un Dios de nuestra Iglesia, aquí tenemos hermanos, para profundizar ¿qué está haciendo este Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo? No solamente conversando y siendo felices allá en su cielo y olvidándose de la tierra, como tres grandes señores que sumamente felices no les importa la caravana de peregrinos que ha creado. No, al revés. Ese Dios como que vuelca toda su capacidad de Dios sobre esta comunidad que quiere ser la Iglesia; y la Iglesia, fermento de la comunidad de toda la humanidad. Miren lo que dice San Pablo: "La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros". A mí me parece esta palabra como la de la primera lectura cuando nos dice: "El Señor bajó en la nube y se quedó con Moisés allí y Moisés pronunció el nombre del Señor". Esto es la Iglesia, un Sinaí donde Dios ha bajado y se queda con nosotros. ¡Ah! si lo sintiéramos hermanos. ¡Ah! si sintiéramos esa presencia divina como la sentía Moisés en la cumbre del Sinaí. La Iglesia es el Sinaí donde ha bajado la Trinidad Santísima en esas tres grandes donaciones que San Pablo menciona hoy: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo", el Hijo en primer lugar porque Él fue el mensajero y por Él conocimos lo primero. Él nos dio la gracia. Gracia quiere decir el perdón de sus pecados; gracia quiere decir el habernos hecho hijos de Dios; gracia quiere decir el bautismo que hizo de tu niño, de un hijo de la carne un hijo de Dios; gracia quiere decir la mano del confesor que tú, agobiado de pecados, sientes que te quita toda la carga; yo te absuelvo de tus pecados; la gracia de nuestro Señor Jesucristo es mi mano cuando dentro de un momento les voy a dar la comunión, el cuerpo de Cristo, la vida de Dios. Mi palabra no es mía sino palabra de Dios y si llega al corazón de muchos que necesitan luz, consuelo, alegría, esperanza, no es virtud mía, es Dios que por mi medio está comunicando la gracia de nuestro Señor Jesucristo. El amor de Dios, el amor del Padre, de allá arrancó todo. Tanto amó Dios al mundo, hermanos, no nos hemos redimido porque haya existido un sólo hombre que haya sido digno de atraer de Dios su perdón, su reconciliación. Todo arrancó de una iniciativa divina, no lo olvidemos. Cuando nos sintamos mejores que otros no nos enorgullezcamos porque todo procede de Dios. El que tú no hayas caído en crímenes que criticas, se lo debes a Dios que no te haya dejado caer. Y el pecador que ha caído en los abismos más profundos, sepa que su redención no depende de él sino de Dios. Pídale misericordia. Por eso decimos al principio de la Misa: "Dios tenga misericordia de nosotros". La iniciativa de Dios, de donde arrancó el deseo de enviar a su Hijo, todo fue una iniciativa de Dios, el amor del Padre. Y cuando el Padre envió al Hijo y el Hijo redimió al mundo muriendo en la cruz y retornando al cielo, de aquel cielo viene -dice San Pablo- la comunión del Espíritu Santo. Comunión, una vida común, un lazo que une la vida de Dios y la vida del hombre. Una corriente que circula de Dios a la humanidad y de la humanidad a Dios. Esta es la religión, esta es la Iglesia. Por eso en la Iglesia están estas energías: la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo. Miren cómo la Trinidad Santísima logra entonces hacer de los hombres la comunión, la comunidad. Y esto es la Iglesia. "La Iglesia -dice el Concilio desde su primera línea- es el sacramento que une a los hombres con Dios y une a los hombres entre sí. Ahora si quiero fijarme, queridos hermanos, cuando yo pienso en esta comunidad de hombres y concretamente de nuestra querida Arquidiócesis, la siento tan divina que siento aquí la iniciativa de Dios que nos congrega, la gracia de Jesucristo que nos da fe y la comunión en el Espíritu Santo que nos aglutina, que nos eleva, que nos alegra, que nos consuela. Pienso en este instante, en esta comunidad Arquidiócesis, peregrina en estos cuatro departamentos, tan bonita, tan encantadora en sus Comunidades de Base, donde los hombres, los jóvenes, las mujeres, se conocen cada vez más íntimamente y sienten que en su corazón que los une, está el amor del Padre, la gracia del Hijo y la comunión del Espíritu Santo. Por eso insisto tanto, queridos hermanos, en que haya más y más Comunidades de Base. No es un invento de nuestros últimos tiempos, es la gran necesidad de que los hombres cristianos se conozcan, se amen, vivan juntos concientizándose en esta energía divina. HECHOS DE LA SEMANA HECHOS ECLESIALESEs aquí donde yo quisiera ahora alegrarme con esta comunidad que ha vivido en esta semana momentos muy felices, como fue el día del Seminario. El resultado ha sido mucha oración por los seminaristas y también mucha ayuda, aunque no toda la necesaria, pero de manera especial quiero agradecer a la Jornada del Sacrificio Voluntario que por medio de la Srita. Refugio Alvarez, entregó como fruto de su sacrificio 1.000,00 colones para el Seminario. En este mismo ambiente y como un signo sensible de esta comunidad que es la diócesis, se levanta este templo, la Catedral, que precisamente por ser el signo de la Iglesia tiene que ser el blanco de las contradicciones, objeto de muchas murmuraciones pero también objeto de mucha generosa colaboración. Yo les invito a mirar hacia arriba cuando salgan de la Misa y se den cuenta de lo avanzado que van los trabajos de nuestra cúpula y que nos animemos a ayudarla, que la construcción de una Iglesia tiene que ser el producto de todo: No tiene que ser solamente la ayuda, el subsidio, la cosa oficial, sino que tiene que ser el esfuerzo -aunque pequeñito- de todos los que nos sentimos miembros de esa Iglesia significada en su Catedral. Me quiero alegrar también al hablar de esta comunidad que el espíritu de Dios ha creado en nuestra tierra, mi visita inolvidable a la Laguna, a Comalapa, a la Junta. Tres pintorescas comunidades en aquellas pintorescas lejanías del departamento de Chalatenango. ¡Qué amor del Padre hay en aquellos corazones, qué gracia de Jesucristo hay en la santidad de aquella gente y qué comunión en el Espíritu hay en aquel amor que hacía sentir un sólo corazón y una sola alma en las misas que allá celebré, y sobre todo en las reuniones que luego tuvimos con los agentes de pastoral! Igualmente sentí esta comunión en el Espíritu, anoche, cuando estuve en la colonia Morazán junto con las religiosas de la Asunción y los que allá patrocinan la co-familia de Dios. Zona muy pobre pero que el amor la hace feliz. Hablando también de estas misioneras, alma del trabajo en aquella zona chalateca, las Carmelitas Misioneras, a quienes felicito de todo corazón. Y una felicitación también a las Franciscanas de la Inmaculada que ayer celebraron 50 años de vida en El Salvador; desde que Monseñor Belloso y Sánchez las instaló en Zacatecoluca y que ahora florecen con muchas vocaciones en todo Centro América. Esta comunidad Arquidiócesis, quiere también avisar para que celebremos con mucho entusiasmo nuestro Corpus que va a ser el próximo domingo. Propiamente sería el jueves de esta semana; pero como ya lo hemos dicho, estas fiestas importantes se trasladan al domingo. Y el domingo a las 4 de la tarde, aquí en Catedral, les espero a todos para que celebremos nuestra solemnidad de Corpus como un homenaje a aquel Cristo que es alma de nuestra Iglesia. HECHOS DE LA VIDA CIVILAhora bien, hermanos, desde esta comunidad animada por el Espíritu de Dios, como Israel en Egipto o en su peregrinar por el mundo, sentimos también que va pasando nuestra peregrinación por horas muy difíciles. Y aquí quiero mencionar atentados terroristas de esta semana. Se ametralla la Corte Suprema de Justicia. Se secuestra a don Ernesto Sol Meza, a don Luis Méndez Novoa y al Sr. Fujío Matsumoto. Y una vez más tenemos que decir no a la violencia y recordar ante estos tres nombres y estas tres familias que están sufriendo esta situación, la palabra y el recuerdo del Papa Pablo VI que, precisamente en estos días, ha pronunciado otro No a la violencia a propósito del secuestro y asesinato del político y cristiano, Aldo Moro. Por falta de tiempo no les leo el precioso mensaje escrito con su propio puño y letra del Papa Pablo VI a los secuestradores para decirles: "No los conozco, pero sí que deben tener un poquito de sentimiento humano con alguien que no merece esa suerte, que es digno de todo nuestro aprecio". Podemos decir, hermanos, la violencia no se puede justificar, siempre es inútil, siempre hace mucho mal. Y sí es cierto que en la moral católica hay situaciones de guerra justas, pero es cuando se han agotado todos los medios razonables, pacíficos. Y por eso también, en esta señalación de represiones y de violencias, mencionemos la toma de la Cruz Roja por el Comité de Madres de Presos Políticos. Mencionemos el ejército reprimiendo una manifestación de campesinos en Zacatecoluca y como consecuencia: dos muertos perseguidos hasta el Cantón El Espino. Recordemos también que hace un año fue ocupada y ultrajada la población de Aguilares, profanada la parroquia, expulsados tres sacerdotes que nos ayudaban tanto en aquella región. He de mencionar también en este ambiente de violencia, el ultraje de que fue víctima el querido sacerdote Francisco Mejía, recordándoles que todo aquel que pone manos violentas en un sacerdote, queda por el mismo hecho excomulgado; y aunque no se crea en la excomunión es un hecho que Dios margina de la comunión de su amor en el espíritu a aquel que comete pecados tan graves. También en esta semana se terminó la última etapa del Seminario sobre la Reforma Educativa y quiero felicitar a los representantes de la Iglesia que hicieron oír la voz de sus criterios. Y espero que una representación tan conspicua, como fue la de la Iglesia aquí en San Salvador, sea tenida en cuenta por las autoridades de educación, ya que la Iglesia habla con un sincero amor al pueblo, por el cual se ha tenido ese seminario. También se entregó, como se había prometido, el nombramiento de Ciudadano Meritísimo a nuestro querido Mons. Chávez y González. Como yo tenía que andar en aquella misión por los pueblos de Chalatenango que ya mencioné, no pude estar con él. Mi criterio al respecto, ya lo dije en una homilía hace quince días. También quiero decirles que Monseñor Revelo bendijo el principio de un edificio para ayudar a los damnificados de los incendios. Ha sido una presencia de la Iglesia con una clase de gente que merece el apoyo de nuestra Iglesia. Por eso les suplico que en este gesto, miren eso, la presencia de una Iglesia que no puede desentenderse de aquellos que sufren. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAREsto es, hermanos, la realidad de nuestro peregrinar actual por la vida, pero ante todo que no se nos olvide que este peregrinar de nuestra historia en medio de tantas vicisitudes, va acompañada de aquel Dios de Moisés, de aquel Dios de nuestro Señor Jesucristo y de este Dios que está presente en nuestra comunidad porque es el amor del Padre, la gracia de nuestro Señor Jesucristo y la comunión en el Espíritu Santo. Nuestra fe proclamémosla ahora, limpia de toda falsa idea de Dios, para creer y con amor agradecer al Dios presente en nuestro pueblo. El credo será cantado. Creemos en un solo Dios, Padre. . . Queridos hermanos:
Es el quinto domingo de Pascua. Como he estado insistiendo, los cincuenta días de Pascua, desde el Sábado Santo en la noche hasta la fiesta de Pentecostés, o sea, la venida del Espíritu Santo (14 de Mayo), son considerados por la Iglesia como un solo domingo, el gran domingo, la gran fiesta del Señor. Yo quisiera que no perdiéramos de vista esa figura triunfante de Cristo resucitado. Es este el centro del mensaje del Evangelio. Por eso, cuando en el marco histórico que yo trazo para anunciar ese Cristo resucitado, la atención de muchos sólo se queda fija en el marco y critican como si la predicación se hubiera vuelto política, subversiva, revoltosa y todos esos calificativos que ya se han leído en diversos medios de difusión (de difamación, mejor dicho) contra la persona del obispo y la figura de la Arquidiócesis, se distorsiona la verdad del mensaje. Yo les llamo la atención a que nos fijemos en el centro de mi predicación. No quiere ser otro que un eco del Año Litúrgico. Por eso, voy conduciendo con Uds. esta grey de la Arquidiócesis a lo largo del Año Litúrgico, guiados por la presencia de Cristo. Eso es la liturgia, presencia del misterio salvador de Cristo en la historia del pueblo donde se reflexiona ese misterio. Por eso, lo central es el misterio mismo que salva y, desde ese misterio salvador, se ilumina la realidad que nos circunscribe. Gracias a esto, este misterio salva a los buscamos en nuestra esperanza cristiana, en la figura central del Divino Redentor, la fuerza para dar solución a los problemas tan graves de nuestra Patria. Pero si sólo nos fijamos en el enmarque y solamente miramos la palabra medio de soslayo y no vemos de frente el mensaje divino que nos reclama, entonces en vez de atender con fe, se está escuchando como los fariseos escuchaban a Cristo: a ver en qué lo cogemos, a ver dónde está esa acusación que queremos justificar. Gracias a Dios, apelando al público que me escucha les puedo decir como Cristo a sus enemigos: ¡en público he hablado, preguntad a quienes me han escuchado a ver si es verdad lo que ustedes tratan de esconder en tanta campaña calumniosa! HECHOS DE LA SEMANA. NUEVAMENTE EN CATEDRALUn hecho por ejemplo en esta semana para meditar la palabra de Dios hoy, es que podemos reunirnos nuevamente en la Catedral. El domingo pasado estaba ocupada por el Bloque Popular Revolucionario. Eso me dio ocasión para distinguir netamente que la Iglesia no es el Bloque. Los signos mismos hablan. Han regresado pues, los que ocuparon la Catedral, a sus casas. Muchos dicen que no eran todos campesinos. Yo pregunto ¿quién en El Salvador no tiene cercanías campesinas?. Todos somos campesinos. Pero bien, regresaron a sus casas. Quiero felicitar al cuerpo diplomático y a la Cruz Roja que prestaron servicios tan eficientes. Pero esto mismo nos lleva como salvadoreños cristianos a decir: ¿por qué nuestra gente tiene que acudir a la fuerza, a la voz internacional de la diplomacia, a la Cruz Roja, para resolver el simple hecho de volver a sus casas?. Se ha creado en El Salvador un nuevo género salvadoreño: los desterrados en su propio país. Quiero también aclarar que la ocupación de la Catedral y del Calvario no hay que medirla por la caridad con que hemos ayudado a otros campesinos en otros lugares, por donde la caridad del Buen Samaritano los ha acogido y les ayuda. El tomar una catedral, una iglesia, es también necesitar un signo que, no es el lenguaje normal, para expresar una angustia. Entiéndanme bien porque alguien que escuchó, que leyó en mi articulo de esta semana y en mi entrevista por radio, me dijo: "entonces Ud., está poniéndose más ojo verde a las ocupaciones de los templos?" Le digo: ¡Mucho cuidado!. Yo no he dicho eso. He dicho que se han tomado los templos sin la voluntad de la Iglesia, pero que la Iglesia comprende lo que quiere ser esa expresión. Y ahora puedo decir, cuando ha pasado el conflicto, que no se debe usar la iglesia. Es un Lenguaje tan grave la ocupación de un templo, que no debe de ser ya un recurso corriente. Que quienes quieran usar la Iglesia para esta clase de presiones, tampoco son amigos de la Iglesia; lo que les interesa es su propio interés y les sale sobrando la Iglesia. Por eso hermanos, ni con unos ni con otros; la Iglesia es Iglesia. La Iglesia quiere ser siempre el lugar de oración, el lugar también donde se proclama con libertad la palabra y el derecho de los hombres, pero desde la perspectiva del Evangelio. Por eso, por favor, que no se multipliquen ni se sigan repitiendo estos acontecimientos. HECHOS QUE LAMENTAMOSLamentamos todavía muchas denuncias de capturas: 5 estudiantes de bachillerato, un campesino allá por Cojutepeque. Y sobre todo, lamentamos, hermanos, que arrecia la ola de difamaciones. Hay interés en mantener un ambiente de desprestigio para la Iglesia. Yo invoco al buen criterio de quienes quieren escuchar la verdadera voz de la Iglesia, y sepan distinguir entre un lenguaje que quiere provocar el desorden y una voz de justicia y Evangelio que señala las llagas de una sociedad. La Iglesia no hace lo primero. Querer confundir una especie de azuzar - como se ha dicho -, de levantar al pueblo, con una voz de justicia que reclama paz, pero a base de justicia, y que no puede haber paz verdadera en el pueblo mientras no se pongan esas bases de justicia…. Lo uno sí es subversión, lo otro es Justicia Evangélica. La Iglesia tiene la voz de esa Justicia Evangélica y no se la quiera confundir, no se quiera tener tan mala voluntad que todo lo que la Iglesia señala como necesidad de cambio, como necesidad de un orden más justo, se confunda con una voz revolucionaria. Que quede bien claro esto también, hermanos, la voz de la Iglesia está clamando paz, pero como lo decía aquel santo Pontífice Pío XII "opus justicie pax", la paz sólo tiene que ser fruto de la justicia y no una paz ficticia, una paz que no habla. Por eso, más que este enmarque histórico de nuestra Patria, yo quiero que como reunión de familia que tiene que ser nuestra Misa de la Catedral, nos fijemos, queridos hermanos, miembros vivos de la Iglesia, en qué está haciendo la Iglesia: construyéndose a si misma y cómo los buenos católicos tienen que edificar esa Iglesia. PREPARACIÓN PARA LA FIESTA DE PENTECOSTESLos datos que ahora les doy son datos para darle gracias a Dios porque nuestra Iglesia, a pesar de la persecución y de la calumnia, de la mala interpretación, del mal ambiente que se le quiere hacer, sabe que su avance no depende de las circunstancias exteriores. La solidez de nuestra Iglesia está en afianzarse fielmente a su Cristo, en ser fiel al Evangelio, en desempeñar la misión que Cristo le ha confiado. Y por eso, una de las noticias más bellas, y agradezco la acogida que se le ha prestado, es la celebración de Pentecostés. En la vigilia de Pentecostés el sábado 13 de mayo a las 8 de la noche, tendremos aquí una concentración de jóvenes que ya se están preparando para recibir la confirmación en esa edad que es la propia de este sacramento. Sacramento de jóvenes, sacramento de compromiso cristiano. Son alumnos de bachillerato, de los tres cursos, o jóvenes que, aunque no estén en colegios, ya han cumplido los 16 años. Se están preparando con una buena catequesis para comprender que la Confirmación sólo se recibe cuando se tiene el propósito de seguir fielmente a Cristo, aunque cueste la vida. Si no fuera por la Confirmación no tuviéramos mártires en la Iglesia. La Confirmación es el sacramento de los mártires. Por eso quiero advertirles también que estamos dando el suficiente tiempo para que nuestros queridos párrocos catequicen en sus parroquias. A partir del próximo Año Litúrgico, o sea de diciembre, no habrá más confirmaciones de niños chiquitos, que procuren comprender que la verdadera edad es la de la juventud. REFLEXIÓN DE LAS RELIGIOSASQuiero también anunciar con alegría cómo la Iglesia se construye en el dolor. Las religiosas que trabajan en nuestros pueblos han tenido un día de profunda reflexión, tres días mejor dicho. Y uno de sus propósitos concretos ha sido organizar una misión de pacificación, de reconciliación, de amor cristiano, en aquellas zonas que han sido asoladas por el conflicto reciente. Son campesinos de corazón noble en los cuales no quisiéramos que anidara el odio ni la división y que volvieran por los caminos del mandato de Cristo: amaos los unos a los otros. PASTORAL DE LOS CENTROS EDUCATIVOSTambién quiero anunciar con alegría el esfuerzo que está haciendo la Federación Arquidiocesana del Centro de Educación Católica. Colegios católicos, escuelas parroquiales, están aunando criterios y esfuerzos para ser lo que tiene que ser una escuela católica; un instrumento de la pastoral diocesana. Próximamente tendrán un día de reflexión para seguir profundizando en esta pastoral colegial que, muchas veces, la han querido también confundir, cuando dicen una palabra muy confusa: que los colegios católicos están socializando. ¡Mentira! ¡Es calumnia!. El colegio católico lo que está haciendo es concientizando, haciendo ver que la verdadera educación tiene que ser un reflejo del Evangelio. Y a propósito de esta misión educativa de la escuela y del colegio, hay que estar alerta con las transformaciones educativas, cuando esas transformaciones en vez de formar criterios autónomos, individuos artífices de su propio destino, protagonistas de la historia de su Patria, solamente quiere seguir formando masa, instrumentalizando juventudes, profesiones, para mantener situaciones injustas. Una verdadera reforma educativa tiene que buscar, ante todo, esto que la Iglesia viene señalando hace tiempo: la formación de criterios auténticamente libres, cristianos para que los hombres y las mujeres sepan ser artífices del propio destino de su patria. LA IGLESIA, RETORNO DE CRISTO EN EL ESPIRITUPor eso, queridos hermanos, tendría muchas otras noticias que darles pero quiero entrar más bien en el tema central. Este es el tema central de la homilía : las lecturas que se han hecho hoy pueden resumirse en este título: "La Iglesia, retorno de Cristo en el Espíritu". Lo repito porque aquí está la síntesis de todo mi pensamiento de esta mañana: La Iglesia es el retorno de Cristo en el Espíritu. La Pascua, el misterio pascual, estos días de reflexión de la Iglesia, nos llevan a empalmar la despedida de Cristo de su vida temporal, con la presencia de Cristo en su vida mística y celestial. En otras palabras, el fin de la vida temporal de Cristo empalma con el principio de la historia de la Iglesia. El evangelio de San Juan, en estos bellos capítulos de la despedida en la última cena, se nos presenta como la constitución de la Iglesia, un Cristo que se despide de los suyos, así los llama San Juan a los miembros de la Iglesia, qué honor podernos llamar en esta mañana "los de Jesucristo", y que Jesucristo, mirando a quienes hoy asisten a la Misa, los llama: los suyos, sus discípulos. Con ellos celebra la inauguración de la Iglesia que se va a prolongar en todos los seguidores de Cristo que ahora somos nosotros. Este retorno de Cristo en el espíritu quiere decir, con esa palabra con que Cristo comienza el evangelio de hoy: "tened fe en Dios", confiad un consuelo de ternura ante la tristeza de quienes durante tres años han compartido día y noche los problemas, las esperanzas, las angustias, de su Divino Maestro. Les dice que no se van a quedar solos, que a donde El va ahora, no pueden seguirlo, ya lo seguirán después. El paso de la muerte y de la ascensión a los cielos será también de los suyos, pero El lo hace ahora como cabeza del cuerpo místico, pero que todos lo seguirán un día y que retornará. Este es el tema de la homilía, que no solamente volverá al final de la historia sino que ya, después de resucitado, volverá a convivir en una forma invisible, pero real, en su Iglesia, que esta mañana, abril de 1978, Cristo vive no sólo en su cielo, está aquí. Hermanos, ha vuelto a los suyos en el Espíritu. La Iglesia es el retomo de Cristo en el Espíritu. 1º. CRISTO, VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE, RETORNA EN EL ESPIRITU a) CRISTO, VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE¿Y quién es Cristo en primer lugar, para poder anunciar que aún después de morir volverá a vivir con nosotros?. Es hermoso el diálogo, podíamos decir esta es la primera idea para creer en este Cristo. Lo que aparece en el diálogo del evangelio de hoy, diálogo con los dos apóstoles, con Tomás y con Felipe. Cuando le preguntan ellos todavía ignorantes del gran misterio por qué no ha retornado Cristo en el espíritu, no son mas que hombres que han escuchado misterios tan sublimes que no los pueden captar y uno le pregunta: "¿A dónde vas Señor? Dinos, para seguir el camino". Y Jesús le responde una frase que sintetiza todo el Evangelio y toda su vida: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Y al otro discípulo que le pregunta: "Muéstranos al Padre y nos basta", era el ansia de todo el Viejo Testamento: conocer a Dios. Muéstranos a Dios. La respuesta de Cristo es toda una cristología, un tratado teológico de Cristo: "Felipe, tanto tiempo he estado con ustedes y ¿no me conocen?. El que me ve a mí, ve al Padre. ¿Que no creen ustedes que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?" Queridos hermanos, mientras no tengamos esta idea de un Cristo que es verdadero Dios y verdadero hombre, no hemos comprendido nuestra Iglesia ni el misterio salvador del Señor. Para esto se hizo hombre Dios, para que, por medio de la figura de ese hombre - Dios, nos adentráramos en el misterio de lo divino. Yo soy el camino. Nadie puede venir al Padre sino por mí. Y Dios no ha venido a salvar a los hombres sino por mí. El único medianero: Cristo Jesús. Dichoso el que lo ha conocido y cree en El. Dichoso el que sabe aún que en estas horas obscuras de nuestra historia Cristo vive, vive poderoso como Dios y vive comprensivo como hombre; es hombre de nuestros caminos, es hombre de nuestra historia, es hombre como le canta esa canción que está de moda: el Dios que aparece como obrero, como aquel que pasea por el parque, como aquel que trabaja en las carreteras y remienda llantas en las gasolineras. Dios está encarnado en cada hombre y comprende a cada trabajador, a cada hombre que quiera amarlo y seguirlo. Por eso decía: "Todo lo que hagas con uno de ellos, conmigo lo haces". Es el camino para conocer al hombre, así como es el camino para conocer a Dios. Nadie puede llegar a Dios sino a través de este puente de este camino que es nuestro Señor Jesucristo. b) CRISTO VIENE A SU IGLESIA EN PENTECOSTÉSEse Cristo - Dios al que el Padre exaltó en esta hora de Pascua, es el Cristo que viene en Pentecostés. La venida del Espíritu Santo - entendámoslo bien - es el retorno de Cristo en el Espíritu, es el Espíritu de Cristo que viene a su Iglesia. Espíritu de Cristo con toda su fuerza salvadora, con todo su amor, con toda su valentía para denunciar el pecado, con toda su fuerza para decirle al hombre por dónde está el único camino, por dónde se puede salvar, y señalarle los caminos anchos por donde se pueden perder. Este Cristo viene y dice en la última parte del evangelio de hoy: "Vosotros que creéis en mi, haréis cosas mucho mayores que yo". ¿Qué quiere decir esto?. Que toda la potencia salvífica que El trajo de Dios, la va a confiar a este grupo que ya son la Iglesia naciente; y que a través de los siglos y de los pueblos, esta Iglesia hará cosas mayores que Cristo en el sentido geográfico, numérico, porque Él salvó al mundo con una redención objetiva, muriendo en la cruz y dejando, diríamos, la fuente de la redención, pero sus discípulos tienen que repartir en canales por todo el mundo esa obra salvífica y Él ya mira a su Iglesia extendida por todos los pueblos haciendo cosas mayores que las que El hizo personalmente. Cristo no tuvo ante su presencia física esta muchedumbre que yo tengo aquí en Catedral, ni este auditorio de la radio en esta hora que yo sé que es muy numeroso. Es verdaderamente Cristo que está hablando por mí y me está diciendo: tú estás haciendo cosas mucho mayores que yo, no porque seas más que yo sino porque lo que yo dije tú lo estás repitiendo a través del milagro de la radio; en la atención de esa muchedumbre tú estas repitiendo mi palabra, estás salvando al mundo señalando el camino; y como yo también, recibes la ofensa, la calumnia. También a mí me apedrearon, también a mí me persiguieron, también en mi tiempo hubo gente que aunque yo le señalé con milagros la potencia de Dios, no creyeron en mí, me sentenciaron, me crucificaron porque les estorbaba mi doctrina; así tiene que estorbar la tuya también, pero estás haciendo casas muy grandes porque es Mi Obra la que tú estás continuando. Y cada sacerdote, por más humilde que sea su parroquia, está haciendo cosas más grandes que Cristo en el sentido del evangelio de hoy. Lo mismo el catequista, el padre de familia, el predicador de la palabra, los suyos, sus discípulos, están llevando al mundo la obra redentora del Señor. Cristo retorna, pues, en el espíritu. Es el Espíritu de Cristo el que nos congrega, es el Espíritu del Señor el que todos los domingos mira sus iglesias llenas para transmitirle su verdad y su vida. ¡Que hermosa es la Iglesia!, hermanos, el retorno de Cristo en el espíritu. Cristo está aquí. Y cuando en la hostia consagrada lo adoremos sin verlo, no dudemos, es un retorno de Cristo en Espíritu, es el Espíritu del Señor el que me ungió sacerdote para decir las mismas palabras suyas en la última cena: "Esto es mi cuerpo" y levantar a la vista de todos y adorar yo también, a Cristo que está presente entre nosotros. Cristo está presente en la confirmación de Pentecostés. Cuando el obispo con sus sacerdotes impongan las manos, el Espíritu de Cristo viene a posesionarse de esos jóvenes que hoy se están preparando para recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo que retorna con un Cristo no visible pero sí real, valiente, verdadero. Cristo sigue hablando con voz e inflexiones distintas, según sean sus instrumentos, pero es el mismo Cristo el que habla, y al mismo Cristo al que se. atiende, y al mismo Cristo al que se ofende y se desprecia cuando se calumnia y se desprecia a su Iglesia. 2º. PRESENCIA DE CRISTO EN LA IGLESIA COMO CONSTRUCCION, PUEBLO Y COMUNIDADPor eso, hermanos, un segundo pensamiento. Esta presencia de Cristo que retorna son estas tres figuras que encontramos en las lecturas de hoy. Yo les suplico que las reflexionen mucho. Se presenta hoy como una construcción, la Iglesia como una casa de Dios. La segunda figura es la Iglesia como pueblo de Dios, como una raza elegida. Y la tercera figura es la Iglesia como una comunidad de diaconía, es decir comunidad de servicio, que eso quiere decir diácono, el servidor. a) LA IGLESIA COMO UNA CASA DE DIOSEn primer lugar la Iglesia es una construcción de piedras vivas. La figura es bella. Dice la lectura de hoy que Cristo es la piedra fundamental y sobre esa piedra todos ustedes cristianos, son piedras vivas. No son piedras muertas materiales. Cada hombre con sus cualidades, con sus carismas, con su grado de santidad es una piedra viva. Estamos construyendo un templo y cuando un cristiano muere, esa piedra es colocada en el templo de la gloria. El esplendor de Dios ilumina ese santuario hecho con hombres de las canteras de la tierra, iluminadas con luz de espíritu, con sangre de bautismo, que es sangre de Cristo. ¡Qué bello destino el de la vida humana! Cada hombre es una piedra viva. Hemos pensado, hermanos, que aún cuando envejecemos y enfermamos y nos sentimos inútiles, pobres, marginados, somos piedras que el Divino constructor está labrando para hacerse un templo que ya comienza a esplender en esta tierra. "Pero para ustedes - dice San Pablo - esta piedra que es Cristo, es piedra fundamental". En cambio, hay muchos que la desecharon como inútil, como inservible para sus intereses. Prefirieron las tinieblas, lo material. Para ellos Cristo será piedra de tropiezo, piedra de choque. ¡Qué terrible!. Este Cristo que se está ofreciendo como base para construir la vida de los hombres, muchos hombres la desechan porque quieren poner otros fundamentos, otros ídolos, otros valores y Cristo no encaja bien en esa construcción. Así se explica que la Iglesia, construcción de Dios, no cohesione con la construcción materialista del mundo, así como no pega - los arquitectos lo saben bien - el cemento armado con el lodo. Los materiales se distancian cuando no están hechos para conglutinarse. Todo hombre que no es Espíritu de Cristo, es lodo, es barro, es bahareque, es construcción endeble; no puede subsistir sobre la roca inconmovible de aquel que construye en la sinceridad, en el amor, en la verdad, en la justicia, en todo aquello que es la sinceridad. No puede construir sobre la base de Cristo y Cristo le estorba al que vive de la mentira, al que vive de la hipocresía, al que deja su pluma para destilar veneno, odio y difamación . No puede estar con Cristo una construcción que es de odio y es endeble como el barro. b) LA IGLESIA PUEBLO DE DIOSLa otra bella figura de la Iglesia es pueblo de Dios. Hermanos, yo quisiera que se grabaran profundamente en su vida estas cuatro frases, que son como los cuatro insignes honores del verdadero cristiano. San Pedro nos dice hoy a los bautizados que por el bautismo somos: lº) raza elegida; 2º) sacerdocio real; 3º) nación consagrada y 4º) pueblo adquirido para narrar las maravillas del Señor. Este es nuestro deber, esta es la misión de la Iglesia como pueblo de Dios. RAZA ELEGIDAEs hermoso si ustedes leen la carta I de San Pedro que hoy se ha leído sólo en un trocito, allá al principio. La dedica a los cristianos que están en la dispersión. Es una frase para decirle: "el cristiano por su bautismo constituye una raza elegida". Cualquiera que sea el color de su piel, cualquiera que sea su categoría social, cualquiera que sea su color político, es una raza elegida. Es como los israelitas cuando tenían que emigrar de su nación y vivir en la diáspora. Donde quiera que vivieran, recordaban el origen y el destino de su historia. Así, todo cristiano donde quiera que esté, debe sentir su raza elegida; por el bautismo me he hecho raza de Dios, por el bautismo soy consanguíneo de Cristo, voy llevando en mi sangre, en mis venas, en mi vida, esta dinastía de Dios. ¡Qué honor! SACERDOCIO REALQuiere decir que este pueblo de bautizados tiene verdaderas funciones sacerdotales. ¡Cómo quisiera tener tiempo, hermanos, para describirles en qué consiste la función sacerdotal del pueblo!. Desde el día en que un niño se bautiza, se incorpora a un pueblo puesto en el mundo para dar culto a Dios. Esto es lo sacerdotal, dar culto. Y San Pedro dice que somos sacerdotes para dar culto espiritual a Dios. La vida del bautizado, cualquiera que sea su profesión, es un culto a Dios. Misa no sólo se celebra el domingo en catedral, misa es la del hombre que hace de su vida un culto al Señor. Nunca de sus labios una mentira, nunca en su conciencia un resentimiento, un odio; en su profesión por más humilde que sea, a la gloria de Dios. Y así, está celebrando misa el hojalatero, el carpintero, el barrendero, la señora de mercado, el estudiante, el profesional. Cuántas categorías de vida que están escuchando esta palabra. Y yo les digo, hermanos, todos ustedes son sacerdotes que celebran su misa en su propia profesión, en su propia vida. No pierdan el sentido divino de su existencia. Y cuando el dolor nos pruebe, ustedes queridos enfermitos que me escuchan - se que me están escuchando allá en el querido hospital de la Divina Providencia, como en tantos otros hospitales y en tantos lechos de enfermo - sé que ustedes queridos enfermos, como Juan XXIII, pueden decir cuando le dijeron a Juan XXIII que la enfermedad era grave y que tenía que acostarse, él dijo: "también la cama es un altar, y yo ahora soy la víctima de ese altar". ¡Qué hermoso concepto!. Así puede decir también el trabajador, la empleada que va a su oficio: "también mi oficio es un altar y en ese caso yo soy la víctima sagrada de ese altar, voy a trabajar con gusto, voy a cumplir mi deber". Díganme, hermanos, si esto es subversión. Digan si esto es resolver las cosas y no ponerlas en su puesto, decirle a los políticos: también ustedes pueden ser hostias sagradas para Dios si cumplen su trabajo político con verdadero sentido cristiano. Decirle también al que tiene dinero y haciendas: tú también puedes ser víctima sagrada a Dios; si eres bautizado, eres hostia de un altar si le das un sentido social de justicia, de cristianismo y de hermandad a tus relaciones con todos tus hermanos. Esto es ser cristiano, ser bautizado, ser pueblo de Dios, raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada. Una nación puesta en el mundo para ir proclamando las maravillas del Señor, pueblo adquirido por Dios. Nos ha comprado Cristo con su sangre, no nos pertenecemos a nosotros. Cristo es nuestro dueño, es nuestro Rey y el tiene que gobernar sobre nosotros. Si alguno no quiere que Cristo reine sobre él, haría bien, como hacen - dicen los cristianos allá en Alemania - donde les obligan a pagar un impuesto para ayudar a su propia religión, cuando ya no quieren pagar ese impuesto, van a decir: "yo ya no soy cristiano, bórrenme del libro del bautismo". Seria preferible; no porque no les cobraran un impuesto, sino porque no quiero aportar a esta hora en que el pueblo de Dios tiene que ser pueblo escogido, nación consagrada, valiente comunidad para proclamar las maravillas de Dios y denunciar las injusticias del pueblo que nos circunda. Seria preferible borrarse del libro de la parroquia y no llamarse cristiano, que ser bautizado e ir arrastrando la ignominia de los paganos y pecadores, bautizados pero paganos en el corazón. A esto viene nuestra fiesta de Pentecostés, a revivir esta conciencia cristiana de nuestro pueblo, a decirle como San Pedro en la lectura de hoy que recordemos nuestra dignidad de raza elegida, de sacerdocio real, de nación consagrada y de pueblo adquirido. c) LA IGLESIA COMO UNA COMUNIDAD DE DIACONÍAY finalmente, hermanos, este pensamiento del Cristo que retorna en el espíritu a los suyos, a nosotros, y hace de nosotros una comunidad de servicio, una comunidad de amor, una comunidad de jerarquía, una comunidad de oración. La comunidad, la comunión, es lo característico de la Iglesia. Por eso, el Concilio Vaticano II nos invita a educarnos saliendo de una educación individualista: "mi alma y Dios", y entrar, en cambio, en una espiritualidad de pueblo. Somos un pueblo, una comunidad, una comunión. En griego lo decían los primeros cristianos: somos una "coinonía". Bonita palabra que hoy se ha puesto de moda otra vez cuando en las comunidades de base, en las comunidades parroquiales se va descifrando qué significaba para aquellos antiguos la "coinonía", comunidad, una vida de familia. Y esa vida de familia sus propias características. EL ORDEN DE LOS DIACONOS ¿POR QUE NACIÓ EL ORDEN DE LOS DIACONOS?Nos lo ha contado hoy el libro de los Hechos. Había contiendas (ya comenzaban las divisiones en la Iglesia) entre hebreos y griegos. Decían los unos a los otros: "No nos cuidan bien a nuestras viudas, se descuidan de nuestra gente". Siempre comienza por algo egoísta o materialista la división en la Iglesia. Es el primer rasgo, la primera noticia de la historia de la Iglesia en que aparece una división entre los que forman la Iglesia. No nos extrañemos, hermanos: en "Iglesia de hombres con mañas de hombres", tendrá que haber divisiones de hombres. No nos debe escandalizar , mas bien, fijémonos como se superó aquella crisis. La jerarquía, Pedro y los apóstoles, llaman a la comunidad, la "coinonía" y les dicen: "Ha crecido mucho la comunidad, ya nosotros apóstoles no podemos atenderlos a todos, nosotros no podemos descuidar nuestro deber principal que es la oración y el servicio de la palabra. Escojan, pues, entre ustedes siete hombres llenos del Espíritu Santo". Y escogieron siete, entre ellos el protomártir San Esteban, y les impusieron las manos. ¡Miren hermanos qué bonito gesto de Iglesia, la jerarquía propone el modo, la comunidad participa eligiendo, y los elegidos reciben el poder de la jerarquía!. Otra vez, la Iglesia... la jerarquía. No olvidemos nunca porque el día en que demos a esta comunidad sólo un sentido carismático, un sentido de amor y de comunión y nos olvidemos de la autoridad que es el Papa, los obispos, los sacerdotes, estaremos destruyendo la vértebra de esta comunidad. LA DIACONIA ¿QUE ES DIACONIA?La diaconia es una palabra griega que significa también servicio. Los diáconos y toda la jerarquía es diaconía. Los obispos no mandamos con un sentido despótico. No debe ser así. El obispo es el más humilde servidor de la comunidad porque Cristo lo dijo a los apóstoles, los primeros obispos: "el que quiera ser más grande entre ustedes, hágase el más chiquito, sea el servidor de todos". Nuestro mandato es servicio, nuestra conducción, nuestra palabra, es servicio. Fíjense bien en esto de San Pedro: la misión principal es oración y servir a la Palabra. En este momento, hermanos, yo estoy sirviéndoles a ustedes. Mi predicación es un servicio a la palabra de Dios para transmitirla al pueblo. De ahí mi empeño en preparar lo mejor que puedo con mis pobres alcances, esta homilía, todas mis intervenciones, mis escritos, para transmitir la Palabra tratando de hacerla lo más nítida posible. Y por eso me duele, ¡cómo no me va a doler que al servidor de la Palabra, que al humilde criado de la comunidad de la Arquidiócesis, los señores que reciben este servicio, en vez de agradecérselo lo vituperen! ¡le digan como los señores insolentes a sus pobres cocineras: " ¡eso no sirve!" Hermanos, yo les agradezco a ustedes tantos bellos testimonios de solidaridad, que ya les repetí una vez que le dan ganas de orar como Cristo., sobre todo, entre la gente humilde: Te doy gracias Padre, porque este servicio a la Palabra que yo trato de hacer, me lo comprenden los humildes, los sencillos de corazón; cuando en cambio se torna diatriba, se torna ofensa, y suscita y desata calumnias para todos aquellos que se creen autosuficientes, soberbios, encastillados en su propio modo de pensar y no quieren que nadie les llegue con la doctrina auténtica del verdadero Evangelio. LA SEÑAL DE ESTA COMUNIDAD: EL AMORY es finalmente, hermanos, y con esto termino, un servicio, una comunidad que la resuelve todo el amor. "En esto conocerán que sois mis discípulos". Esta es la señal de esta comunidad: el amor. Yo los invito a todos para terminar esta reflexión, que tratemos de revisar nuestro propio corazón. Si hay amor aún para aquellos que nos ofenden, eres cristiano. ¡Bendito sea Dios!. Si estás guardando un rencor, una rencilla contra aquel que molesta tu situación, que tú mismo sabes que no es cristiana, eso mismo te está diciendo que no eres cristiano. Si tu pagas para escribir o para hablar por radio ofensas contra tu hermano, aunque sea el obispo, no eres cristiano. Tú que te ganas la vida, que por necesidad de tu estómago vendes tu pluma, tu lengua para hablar por radio, servir de intereses mezquinos, no eres cristiano; pero eres más comprensible, te comprendo, tienes hambre y tienes que vender aunque sea tu fama. Cuídense, hermanos, no nos vendamos a nadie. Hemos sido comprados por Cristo y el amor suyo es el que debe de imperar entre nosotros. Celebremos nuestra Eucaristía. ¡Qué honor también saber que ese bautismo que nos ha hecho raza de Dios nos invita a la Eucaristía cada domingo para alimentar nuestra vida divina, nuestra vida divina que es lo más hermoso que Cristo nos ha traído!. Porque Cristo resucitado no se ha ido, ha retornado en el espíritu y su vida de resucitado, su vida inmortal, su vida que muere ya, se quiere hacer nuestra vida; nosotros podemos hacer nuestra esa presencia, esa vida de Cristo entre nosotros por los sacramentos, por la fe. Por eso proclamemos ahora, pues, con una convicción profunda de que Cristo está aquí entre nosotros, el Credo de nuestra Misa. Queridos hermanos:
Este domingo es el cuarto domingo de Pascua. Ya saben que son siete los domingos pascuales y todos constituyen una unidad: la proclamación solemne de Cristo vivo que no morirá más, despertando en el pueblo un sentido de confianza, de fe, de magnanimidad. Entre los domingos de pascua, los primeros tres nos narraban episodios de las apariciones de Cristo resucitado, este cuarto domingo viene a ofrecernos como una síntesis preciosísima la figura de Cristo, Buen Pastor. Por eso se llama este domingo, el domingo del Buen Pastor. Por eso, el Papa Pablo VI, desde hace 15 años, ha querido que este domingo del Buen Pastor sea también el domingo de oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Tenemos, pues, motivos muy poderosos para que nuestra plegaria, nuestra eucaristía de este domingo, sea verdaderamente un domingo de oración, intensa oración, abrirnos a la esperanza, a la fe de esta Iglesia que ahora prolonga la figura del Buen Pastor gracias a los pastores, a las almas consagradas a El que lo van haciendo presente en formas tan diversas en el mundo. Por eso, las ideas de mi homilía tienen que engarzar todo esto. Yo presentaría estas tres ideas: 1ª) Las circunstancias en que se proclama la resurrección de Cristo. (Hay que tenerlas muy en cuenta para que el evangelio de Cristo resucitado sea el que ilumine nuestra historia). 2ª) Ese mensaje de Cristo resucitado se presenta hoy bajo la figura de un pastor. (Hoy esta es la imagen que debemos de llevar a nuestros hogares, a nuestra sociedad, a nuestro ambiente: Cristo es el Buen Pastor, vive hoy como un pastor que ama a su grey). 3ª) Nosotros somos esa grey, el mensaje se dirige al pueblo como una vocación, un llamamiento (y allí encontraremos pues, el mensaje del Papa en este año, a las vocaciones). 1º. LAS CIRCUNSTANCIAS EN QUE SE PROCLAMA LA RESURRECCION DE CRISTO a)ANUNCIO Y DENUNCIA DE LA PROCLAMACION DEL MENSAJE CRISTIANOLa primera idea es ésta: El mensaje cristiano se pronuncia ante circunstancias concretas. Y esto no es una modalidad de nuestros días, la homilía, cabalmente eso significa. Homilía quiere decir el sermón sencillo del pastor que celebra la palabra de Dios para decirle a los que la están reflexionando: que esa palabra de Dios no es una palabra abstracta, etérea, sino que es una palabra que se encama en la realidad en que vive esa asamblea que está meditando. CRISTO HA RESUCITADO. UDS. LO MATARONY traigo esto -aunque todos los domingos lo recuerdo- porque hoy noto yo en las tres lecturas, cabalmente eso: que tanto el sermón de Pedro, el primer sermón cristiano, acaba de bajar el Espíritu Santo y Pedro se asoma a la puerta del cenáculo y predica y convierte ya a los primeros tres mil, ese primer sermón que es una pauta de la predicación no prescinde de las circunstancias, anuncia el gran mensaje: Cristo ha resucitado para esperanza y perdón de los que lo siguen. Pero en su sermón, Pedro, junto con estas maravillas de la redención cristiana que anuncia, denuncia el gran pecado de los hombres: " ¡Ustedes lo mataron! " Y tanto, que nos dice hoy la lectura: "Los corazones de aquellos hombres se sintieron conmovidos. ¿Qué haremos hermanos?". Eso quiere la Iglesia: inquietar las conciencias, provocar crisis en la hora que vive. Una Iglesia que no provoca crisis, un evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha -como decimos vulgarmente-, una palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en que está anunciándose, ¿qué evangelio es ése? Consideraciones piadosas muy bonitas que no molestan a nadie, y así quisieran muchos que fuera la predicación. Y aquellos predicadores que por no molestarse, por no tener conflictos y dificultades evitan toda cosa espinosa, no iluminan la realidad en que se vive, no tienen el valor de Pedro de decirle a aquella turba donde están todavía las manos manchadas de sangre que mataron a Cristo: ¡"Ustedes lo mataron!". Aunque le iba a costar también la vida por esta denuncia, la proclama. Es el evangelio valiente, es la buena nueva del que vino a quitar los pecados del mundo. CRISTO HUMILDE ES LLEVADO AL MATADERO LA CAUSA: EL PECADO Y DESCARRIO DE LOS HOMBRESTienen, por ejemplo, en la segunda lectura, donde anuncia las maravillas del Cristo humilde que como oveja es llevada al matadero. Sin embargo, Pedro en esa primera carta denuncia que la causa de esa muerte ha sido el pecado y denuncia el descarrío de los hombres, se alegra de los que ya vinieron de sus malos caminos y están formando la comunidad de Cristo. Aquí entre nosotros, hermanos, somos pecadores, yo el primero. He ofendido al Señor. Pero gracias a Dios escuchamos un día su llamamiento que señaló nuestro pecado y en vez de ensoberbecernos y enconcharnos en nuestro orgullo y calumniar a la Iglesia porque me molesta, acepto mejor ese mensaje. Aquel día, esta oveja descarriada que fui yo, que pudo ser cada uno de ustedes, humildemente se acercó al Señor y le pidió perdón, gracias a que una palabra que me reprendió, gracias a que hubo alguien que me hecho en cara que no debía de ser así. Este es el papel de la Iglesia: no prescindir de las circunstancias y decirle a los hombres su propio pecado para que se arrepientan. YO SOY LA PUERTA. EL QUE ENTRA POR OTRO LADO ES BANDIDOY, sobre todo, hermanos, el evangelio. ¡Qué palabra más valiente la de Cristo! Está usando la comparación: "Yo soy la puerta, sólo por la puerta entran los legítimos dueños del rebaño. El que salta por otro lado es ladrón, es bandido". Miren como en las palabras de Cristo, de quien esperamos siempre amor, dulzura; cuando es necesario coge el látigo y fustiga a los ladrones, a los bandidos y les dice: ¡el que no es pastor sólo entra para matar, para robar, para maltratar! El látigo de Cristo está dando duro a todos estos atropellos de su tiempo. Él siente que la sinagoga ha perdido su sentido de ser representación de la misericordia de Dios y los pastores de Israel, ya denunciados por los profetas, en tiempo de Cristo también se han convertido en malos pastores. El episodio de esta comparación del Buen Pastor está poco después de aquel episodio del cieguito de nacimiento a quien los fariseos, en vez de alegrarse porque se había salvado de la vista, lo excomulgaron: "porque te dejaste operar en sábado". Interesaban más las legalidades que la misericordia. Y a éstos fustiga el Señor, para estos fariseos hipócritas, para estos pastores egoístas, para estas sinagogas sin misericordia, para estas autoridades eclesiásticas de su tiempo, el Divino Profeta, Cristo nuestro Señor que fue duro contra el pecado donde quiera que se encuentre, ya sea en Herodes, en Pilatos, también en los pontífices, en los sacerdotes. Él los reprende; y para ellos es la comparación, para que aprendan a ser como El que es el Buen Pastor y para que su Iglesia sea lo que tiene que ser: una casa de la misericordia del Señor, donde los pecadores no encuentren el reproche, la excomunión, la dureza; sino la acogida, el abrazo de Nuestro Señor que los llama para el perdón. LA HORA DE EL SALVADOR¿Ven, entonces, como las tres lecturas son el modelo de la predicación de la Iglesia? Anuncia las maravillas de la resurrección pero no olvida las circunstancias concretas de pecado en que se anuncia esa maravilla. Por eso, hermanos, con esto quiero justificar el hoy de mis homilías. Yo no sería tampoco el predicador de la palabra de Dios si no tuviera en cuenta que esta palabra del Buen Pastor, en este domingo de abril de 1978 tiene un marco tan trágico donde necesitamos que sobre estas sombras de sangre, de dolor, de depresión, de desolación, se destaque la bella figura del Buen Pastor. No comprenderíamos toda la ternura de Cristo en esta hora de El Salvador, si no tuviéramos en cuenta esta hora de El Salvador. Y ¿qué es esta hora de El Salvador? ¡Parece mentira!, ¡qué densa es nuestra historia, hermanos, domingo a domingo! Cuando terminamos un domingo, yo pienso: y el otro domingo ¿qué voy a decir? si ya lo dije todo. Y, sin embargo, viene otro domingo y trae tanta historia, tanta densidad de historia, que de veras vivimos una patria, una hora, en que somos protagonistas de cosas muy decisivas. b) HECHOS DE LA SEMANA HOSPITALIDAD DE LOS PADRES DOMINICOSLa primera circunstancia que yo quiero recalcar hoy, es ésta que estamos viviendo. Estamos en una Iglesia que no es la Catedral, y es en primer lugar para agradecer la hospitalidad de los PP. Dominicos que apenas supieron mi dificultad de la Catedral ocupada, me ofrecieron su hermosa Iglesia. Yo les agradezco, porque esto, al mismo tiempo que significa la hospitalidad de la comunidad que preside esta Iglesia, le ha dado -como les dije al principio- el sentido peregrino de nuestra Iglesia. La Iglesia no es el templo de concreto, de bahareque o de cualquier material; el templo material no es más que el signo de una tienda de campaña que va caminando y se va posando con el pueblo peregrino a donde quiera que vaya. Hoy somos el pueblo peregrino aquí en la Iglesia del Rosario. ¡Qué bello es pensar que con esta peregrinación va ella, la Virgen Santísima, la Virgen del Rosario tan querida en nuestro pueblo! Amémosla mucho! Y en esta mañana, que las circunstancias nos han puesto bajo su manto bendito, le queremos decir que tenga piedad de este pueblo que sigue peregrinando en medio de tantas angustias e incertidumbre. SIGNIFICADO DE LA OCUPACION DE CATEDRAL Y CUATRO EMBAJADASEsto mismo me lleva a otra circunstancia: no pudimos celebrar en Catedral porque está ocupada. Así como están ocupadas cuatro embajadas. Lo que quiere el Bloque Popular Revolucionario, que se ha arrogado la responsabilidad de esas ocupaciones, es presionar la ciudadanía para que no sea indiferente a lo que está pasando en los campos de El Salvador; y también presionar a los países afectados en sus embajadas para que les ayuden a retornar a sus campos donde ya las lluvias que asoman, piden el cultivo: "si no, nos morimos de hambre, si no hay maíz en nuestros campos, si no fructifican en frijoles nuestras tierras". El campesino tiene razón, quiere volver a sus campos a trabajar y por eso pide el apoyo de aquellos que tienen más voz: la Catedral, las embajadas, los gobiernos; que presionen esta situación y los dejen retornar en paz y encontrar paz allá. Pero no se quieren fiar de promesas, quieren seguridad, garantía, porque dicen que ha habido casos en que retoman confiados y pronto los traen otra vez prisioneros. Quiera el Señor, pues, que esta situación se componga. Al mismo tiempo, quiero felicitar a las delegaciones diplomáticas, porque con un sentido de mucha comprensión han dialogado con los campesinos. Las dos partes pidieron la mediación de la Iglesia y con mucho gusto la Iglesia les ha prestado para sus negociaciones el local del Arzobispado. Ya sé que esto será mal interpretado; pero debe de constar que antes de dar el local del Arzobispado, el Arzobispado insinuó que este diálogo sería mejor en un ambiente diplomático; y los campesinos buscaron ambientes diplomáticos y no los encontraron; entonces el Arzobispado que siempre quiere dar su colaboración de Iglesia, de Evangelio, lo ha prestado de una forma imparcial. Quiero revelar también, que yo personalmente he atendido a la señorita Embajadora de Panamá y me extraña cuando los periódicos han publicado que en el Arzobispado no hubo atención para ella. He estado presente, lo mismo que el querido Obispo Auxiliar Mons. Revelo, en las negociaciones, y hemos sido testigos de la apertura de la diplomacia, de la franqueza de los campesinos, del diálogo que se ha entablado. No sabemos dónde están las negociaciones y por qué todavía siguen las ocupaciones. DIFERENCIA ENTRE IGLESIA Y BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIOY esto me lleva a sacar otra consecuencia muy importante, hermanos. Esta circunstancia de la ocupación de Catedral que no nos ha permitido de celebrar allá la Misa, gracias a Dios, es un testimonio de la diferencia radical entre Iglesia y Bloque Popular Revolucionario. Ha habido una tendencia, diríamos satánica, de querer hacer depender de la Iglesia todas las actividades que se han llevado a cabo por parte del Bloque. Que conste una vez más - y lo he dicho tantas veces- que si la Iglesia tiene perspectivas de justicia social, de caridad, que no está conforme con el actual orden de injusticia que impera, eso no quiere decir que se identifique con todos aquellos que quisieran también el mismo cambio. La Iglesia tiene una perspectiva plenamente evangélica; es el evangelio el que inspira su acogida al campesino que no tiene donde pasar la noche, que tiene hambre y tiene que darle de comer. Es una inspiración de evangelio la que la Iglesia lleva cuando quiere socorrer las necesidades y aboga por las reivindicaciones de justicia, pero no significa eso identificación con otras agrupaciones. Que esto quede muy claro, porque la Iglesia no puede identificarse con ningún partido político ni con ninguna organización de carácter político, social, cooperativo. La Iglesia no tiene sistemas, la Iglesia no tiene métodos, la Iglesia sólo tiene inspiración cristiana, una obligación de caridad que la urge a acompañar a quienes sufren las injusticias y ayudar también a las reivindicaciones justas del pueblo. Allí si la Iglesia está pero sin identificarse con los sistemas y los métodos. Esto, repito, que quede bien claro, porque yo no soy director de ninguna organización política. Yo no soy, ni mis sacerdotes deben de ser, líderes de estos grupos. Si hay coincidencias objetivas, son perspectivas de evangelio las que iluminan. EL SISTEMA ACTUAL DE EL SALVADOR HA LOGRADO EL ENFRENTAMENTO ENTRE CAMPESINOSY a este propósito sí quisiera yo lamentar, queridos hermanos, que precisamente por no confundirse con un sector, con un partido, con método, con una agrupación, la Iglesia está en condiciones de independencia para poder criticar lo malo que se encuentre en cada organización. Y lo dirá sin ambages y lo ha dicho también cuando tanto en las organizaciones del Bloque Popular Revolucionario como también en otras organizaciones de carácter más oficial, la Iglesia denuncia el pecado donde quiera que se encuentre. Y uno de los pecados más grandes es éste, hermanos, que a mí me duele tanto: que el sistema actual de nuestra Patria ha logrado el enfrentamiento de los campesinos. La misma hambre que angustia al hombre del Bloque, es la misma hambre que angustia también al hombre de ORDEN. Y pensar también que el agente de nuestros ejércitos ha salido también del campesinado. Y cuando miro policías cuidando a campesinos, campesinos cuidando a campesinos, ORDEN enfrentándose con el Bloque; digo yo: " ¡qué satánico ha tenido, que ser este sistema que ha logrado aprovechar el hambre de los hombre! ; ganarse el pan aunque sea persiguiendo, enemistándose, dividiéndose, cuando pertenecen a la misma pobreza!" Y en vez de ayudarles en un diálogo constructivo para que unos y otros salgan a un ambiente de más respiro, de más libertad; allí los tenemos enfrentados. Los unos aprovechando las gangas que tienen por pertenecer a algo oficial y los otros como marginados, luchando por meterse en el margen también, a una justa reivindicación. Por eso digo y repito: que no son las represiones ni las violencias las que van a arreglar esta situación. Es necesario que una sana, auténtica democracia, libra los canales del diálogo para escuchar qué angustia tiene el pueblo, el campo y se le den leyes y se le den organizaciones donde de veras se respire un ambiente de justicia y de paz. Mientras no haya esos canales, todo lo demás son parches, y muchas veces parches violentos que como decía Cristo: no hacen más que romper las telas viejas y hacer más trágica la situación de nuestro ambiente. SOLIDARIDAD CON LA ARQUIDIOCESISPor eso también, queridos hermanos, en esta hora del ambiente de nuestra homilía, yo me alegro con esos gestos de solidaridad que han abundado a la luz de la Iglesia, cuando he recibido no solamente los donativos materiales -que han sido abundantes, gracias a Dios- y la comisión tanto de investigación como de ayuda, han tenido este apoyo de nuestras queridas comunidades y también de todos los hombres de buena voluntad. A este propósito quiero leerles este pensamiento de la carta de una persona que desde la Iglesia Bautista ha hecho llegar su socorro: "Debo lamentar -dice- que muchos de nuestros líderes en las diferentes denominaciones protestantes no estén a la altura de las circunstancias; pero puedo asegurarle, aunque Ud., ya lo sabe, que habremos muchos que en lo personal o colectivamente apoyamos de corazón a Ud., y la Iglesia que representa, porque lo que están haciendo es ni más ni menos lo que Cristo demanda de todos nosotros". Así, también, me dio mucho gusto de la diócesis de Santa Ana, llegar un donativo y dice: "Este dinero lo considero de oro -dice el párroco que lo manda- 25.00 Colones, producto de trabajitos del mercado. Y otra señora con 2.00 Colones que tampoco se identificó. Me encargaron que lo saludara. Pienso que esto es un símbolo del corazón de oro de los santanecos, manifestado en esta forma". Y así muchas comunidades parroquiales como San Marcos y otras escuelas, colegios; que de veras les agradezco su corazón de oro cuando la necesidad los llama. En este sentido, también los colegios católicos dedicaron tres días esta semana a reflexionar sobre la realidad de nuestro país. Ya sé que muchos han tergiversado esta actividad y dicen que están socializando a los niños y a las señoritas, que los están comunizando. ¡Nada de eso hermanos! Es la voz del Evangelio que quiere iluminar la educación cristiana de esta juventud para que no viva de espaldas a los problemas, sino que los enfrente y sepa dar su juicio. Esto no es socializar. A una directora de colegio le preguntaron si estaba de acuerdo con el Arzobispo y su línea, y tuvo que afirmar que sí. Yo le agradezco. En cambio otro pliego decía: "Ud., fomenta en su colegio la socialización". Y ella dijo: "esa palabra es muy ambigua, yo no la puedo firmar". Y así es, no podemos acusar a los colegios de socialización porque es muy ambigua la palabra, pero sí de una concientización de justicia social, de evangelio, de caridad de hermanos. ¿Por qué no van a saber? Y en este sentido yo quiero felicitar a la Escuela María Catalina Dimaggio. Me envió un cassette con el resultado de sus tres días de reflexión. Les diré aquí en público, y no me avergüenzo, me hicieron llorar cuando oí señoritas, niñas de nuestras barriadas, sentir el cariño y la gratitud para su Pastor y para su Iglesia que trata de levantar y despertar la dignidad de la persona humana en su trabajo de promoción. Porque hace esto la Iglesia: promover, decirle al hombre que se promueva, que se distinga, que si es cierto que está marginado y es por fruto de su pereza, de su holgazanería, la Iglesia no le puede aprobar esa pobreza. Que conste también esto: que cuando decimos "Iglesia de los Pobres" no decimos Iglesia de los haraganes, no decimos Iglesia de los rateros, de los ladrones, de las prostitutas que se ganan la vida en el pecado. ¡Eso no! Pero sí decimos "la Iglesia de los Pobres" de aquellos que deben de aprender que su pobreza, su rancho, su campo, no es un marco para sentirse distinto de los otros hombres, que a todos nos ha hecho el Señor imagen de Dios y tenemos que respetar y promover esa dignidad. Eso no es comunismo, eso no es subversión, eso es evangelio de aquel que vino a dar su vida por todos los hombres sin excepción ni acepción de personas. LA ACTIVIDAD DE LOS ABOGADOS Por eso también me alegra la actividad de los abogados que han seguido tramitando la amnistía de los prisioneros y tratando de dar el verdadero imperio a la ley. En palabras de ellos mismos: "en nuestro país es una ley, una legalidad que está bien prostituida y que los hombres de la ley, los defensores de esa justicia manchada de tantas injusticias, tienen que ser los que la promueven". ¡Bendito sea Dios! Un abogado que no pertenece a este grupo me dijo: "este es un signo de esperanza para el pueblo". Así lo siento de verdad. AGRADECIMIENTOQuiero agradecer también, y pedir que todos agradezcamos, la recuperación del Ingeniero Gustavo Cartagena que después de su misterioso secuestro ya está salvo. ¡Bendito sea Dios! SOBRE LAS CONFIRMACIONESY finalmente, darles el aviso que por las circunstancias de la Catedral, quedan suprimidas allá todas las actividades litúrgicas de este día y por tanto, también las confirmaciones. No habrán esta semana. Y a propósito de confirmaciones, quiero recordar que el 14 de mayo, fiesta de Pentecostés, los colegios católicos y los grupos juveniles están preparando una hermosa ceremonia de confirmación. En los colegios católicos serán los alumnos de 2º. y 3º. de bachillerato si no están confirmados. En esa edad tienen que confirmarse. Y los que no están en los colegios, pues, jóvenes que pueden tener ya sus 16 años, serán aceptados para esa confirmación juvenil. Quiero pedirles su colaboración en este sentido: de que ayudemos a que la Iglesia realice este sentido verdadero de la confirmación no insistiendo en que confirmen a sus niños chiquitos. No es la edad propia de la confirmación. La Confirmación es sacramento de jóvenes, sacramento consciente del que se bautizó niñito y ya grande quiere tomar conciencia de sus compromisos; y el don del Espíritu Santo que viene a robustecer para su juventud una situación de fe que ya la traía desde su bautismo. Por eso, pues, repito, desde Pentecostés para allá, desde el 14 de mayo, no confirmaremos niños chiquitos, se exigirá una edad y también una preparación catequística. 2º. ESE MENSAJE DE CRISTO RESUCITADO SE PRESENTA HOY BAJO LA FIGURA DE UN PASTOR Ahora bien, hermanos, a nuestro modo, pues, aquí en El Salvador estamos viviendo las circunstancias de hoy. Así como cuando se escribieron las tres lecturas que se han hecho, refleja todavía hoy las circunstancias pecaminosas de aquel tiempo iluminadas por la luz de la fe. A estas circunstancias de 1978, aquí en El Salvador, responde la misma luz de hace veinte siglos: La luz del Buen Pastor. Y esta es la figura central, éste es el segundo punto de mi meditación de esta mañana: el Buen Pastor. Nos lo presentan las lecturas de hoy sobre un fondo de circunstancias pecaminosas. Ya no hay necesidad de repetirlas, basta que vuelvan a leer ustedes con esta explicación las lecturas de hoy y analicen allí cuidadosamente cuántas denuncias a cuántos pecados hace Pedro en su primer sermón, en su primera carta, y que hace San Juan en su propio evangelio que a pesar de ser tan místico, tan elevado tiene, sin embargo, las denuncias más concretas a los hombres más concretos de la historia. Así se explica que los apóstoles tuvieran conflictos y murieran mártires porque nadie tolera que le echen en cara su pecado, a no ser el humilde que busca lo que busca la Iglesia: la conversión. Y con este sentido de conversión la figura de Cristo el Buen Pastor, o la puerta por donde se entra legítimamente al rebaño es toda una lección, toda una inspiración. "Yo soy el Buen Pastor, yo soy la puerta". SEÑOR Y MESIAS: HUMILLÁNDOLO San Pedro en su primer sermón dice: Dios lo constituyó por la resurrección "Señor y Mesías". ¡Qué expresiones más ricas! Quiere decir que Cristo, que mientras vivió encarnado en esta humanidad como hombre de su tiempo, no se distinguía de los hombres que iban por ejemplo, a la sinagoga como ustedes han venido hoy a Misa. Si Cristo viviera hoy, aquí estuviera entre los hombres y no lo distinguiéramos dónde está. Cristo era un hombre como todos los hombres. Pero cuando llegó su hora, y Él dice: "Ha llegado la hora de mi exaltación", ahora lo va distinguir el Señor; primero, humillándolo como no se ha humillado otro hombre. Y allí tenemos la segunda lectura, esa hermosa carta de San Pedro que más parece una página de Isaías: silencioso, oveja llevada al matadero; nos enseñó con su actitud humilde cómo se debe de sufrir. Mesías, el Mesías que encarna todas las profecías del Viejo Testamento: cargará sobre sus espaldas los pecados de todos nosotros. Y San Pedro dice que este Cristo es nuestro Salvador precisamente por su sufrimiento. Mesías, el Mesías que esperaban muchos con un aire de triunfalismo y que se desilusionaban cuando como los discípulos de Emaús iban para sus casas "porque ya hace tres días que lo mataron y -ya ven- acabaron con Él". Nosotros esperábamos una liberación política. Por eso Cristo los comienza a reprender: "¡Oh! insensatos y tardos de corazón ¿ es qué no era necesario que Cristo padeciera todo eso y así entrara en su reino?" Esta es la condición de Cristo. Por eso, hermanos, les digo: la Iglesia no se puede confundir con otros movimientos liberadores ni con el Bloque Popular Revolucionario ni con Partido Comunista ni con nada de esta tierra. Todo lo que en este sentido se diga, es vil calumnia. La Iglesia es este Cristo que dice: Era necesario padecer, no hay liberación sin cruz, no hay liberadores auténticos sin esperanza de otra vida. Hay que trabajar por una tierra más justa sí, pero no esperando aquí un paraíso. El Mesías nos habla de una liberación comprada con sangre y dolor. Y cuánta esperanza da a los liberadores de hoy esta enseñanza de Cristo: del Buen Pastor que da su vida. MESIAS Y SEÑOR: KIRIOS, EMPERADOR, REYPero el otro aspecto: Mesías y Señor, Kirios, emperador, rey. No con un triunfalismo ostentoso de vanidad pero sí con la realeza divina que lo hace omnipotente, que lo hace presente en su Iglesia, que lo hace constructor de la historia, que lo hace piedra fundamental de todos los movimientos humanos, que lo hace brújula que orienta la historia entera hacia su verdadero destino. Señor de la historia, Señor de los tiempos, Señor de la eternidad. Él es la clave que abarca el antes, el hoy y el después. "Cristo siempre", decía San Pablo. Cristo Señor, Cristo vive, Cristo ha resucitado y la muerte no lo dominará más. Pero es un Cristo que se presenta como Buen Pastor. ¡ Qué cosa más hermosa pensar que este poderoso, este rey, este hombre que lleva las marcas de todo el sufrimiento convertidas ahora en estrellas gloriosas, es nuestro gran liberador, es nuestro gran pastor! Yo les invito, hermanos, a que no nos vayamos de nuestra Misa sin arrancar del corazón esas amarguras que muchas veces nos dejan los pesimismos porque se ha perdido la esperanza. Yo les invito a que esta mañana despertemos en nuestros corazones la magnanimidad, la alegría de quien todo lo espera. Yo los invito a todos. Y quién me diera poder insistir en el corazón de los que gobiernan, de los que dirigen con su capital y su dinero los destinos de nuestra Patria. Lo mismo que los campesinos, los pobres, los obreros, los marginados, que unos y otros dijéramos: no hay redención si no nos viene de Cristo. Y humildes, unos y otros, cayéramos, en vez de odiarnos, amándonos y esperando de Cristo el Buen Pastor que conduzca este pueblo; sólo Él lo puede conducir, no hay otro conductor de nuestro pueblo. Si surgen otros prescindiendo de Cristo, Cristo mismo ya lanzó su condenación contra ellos. "Nadie puede entrar a dirigir el pueblo sino por la puerta que soy yo. Y si alguien ha entrado por otro lugar que no es la puerta, ese es ladrón y bandido y los que han entrado con ánimo no de pastores sino de aprovechar la situación, viene a robar, a matar, a maltratar". Hasta al pie de la letra se podría decir esto de muchas personas que no tienen nada de buen pastor y que no les interesa nada del bien común, que les interesa únicamente las ventajas, la situación y quisieran mantener esa situación a fuerza bruta que no es racional. He aquí entonces, pues, la figura del Buen Pastor, la que debe inspirar al padre de familia, a la madre de familia, al obispo, al gobernante, al rico, al pobre, la inspiración del Cristiano: el Buen Pastor, Cristo Mesías y Señor. Qué hermosa meditación podríamos continuar haciendo pero lo que hemos dicho es suficiente para tener una idea del mensaje central de este domingo: Jesús, el Buen Pastor. 3º. NOSOTROS SOMOS ESA GREY, EL MENSAJE SE DIRIGE AL PUEBLO COMO UNA VOCACIONEl tercer pensamiento en este: somos hijos de estas circunstancias, vivimos, protagonizamos estas circunstancias de nuestra Patria, pero gracias a Dios somos cristianos y creemos en un Buen Pastor. Entonces ¿qué? Entonces tu responsabilidad personal. EL PASTOR QUE LLAMA A COLABORACIÓNEste Buen Pastor como nos lo representan las tres lecturas de hoy, es un pastor que llama a colaboración. Miren la primera lectura, San Pedro dice que "Dios, por Cristo, nos ha dado el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo"; y es porque esa promesa que Dios hizo en Cristo vale para ustedes, y para todos sus hijos y para todos los que llame el Señor. Es hermoso, en este día de las vocaciones, pensar que la primera vocación es esa que tienen ustedes de haber venido a Misa porque son cristianos; de haberlos bautizado la ternura de una madre cristiana cuando no nos dábamos cuenta, una mujer bendita de nuestro pueblo. Mi Madre me llevó al bautisterio y desde aquel día soy cristiano, me llamó el Señor, me llamó por el corazón de mi madre. Así somos todos los que estamos aquí, bautizados; hemos sido llamados, llamados a recibir esas promesas de perdón, ese don del Espíritu Santo es para todos nosotros. El Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo nuestro Salvador. COLABORACIÓN EN EL SUFRIMIENTOY en la segunda lectura, también el concepto vocacional cuando dice: "obrar el bien y sufrir es cosa hermosa ante Dios, pues para esto habéis sido llamados ya que Cristo también padeció". Hermanos cristianos, el que piense que el cristianismo es una clave para no sufrir, está equivocado. Aquel que ya dejó de rezar porque le pidió mucho al Señor que lo curara de su enfermedad o le diera una mejor suerte y dice: "si Dios no me oye, yo sigo en la miseria, pobre y desgraciado, ya no rezo más". No ha comprendido la dignidad de su vocación. Nos ha llamado a sufrir, y aquel que no tuvo pecado es Cristo, es el que más ha sufrido. Y ya que estamos en una Iglesia de la Virgen, pensemos que junto a Cristo, el inocente, la Virgen que no tenía mancha también padeció junto a la cruz las siete espadas en su corazón. Porque a esto nos llama el Señor: a sufrir. Pero a sufrir mientras se hace el bien. ¡Miren que contraste, que política la de Dios! De modo que el premio por hacer el bien no va a ser estar bien yo. Dice claramente hoy San Pedro en su carta: "obrar el bien y sufrir". ¡Qué cosa más hermosa ante Dios! Pues para esto habéis sido llamados ya que Cristo también padeció. Por eso les digo, hermanos, una liberación que no quiere ser comprada a base de dolor, de sufrimiento, es una pura mentira. No existe un paraíso en esta tierra. La liberación completa será más allá de nuestra muerte pero ya tiene que comenzar a realizarse en esta tierra. Y es necesario, pues, desinstalarse. Me da pena hermanos, que en esta hora que el pueblo ya no aguanta una situación haya tanta gente indiferente porque prefieren como los de Egipto, muchas veces, seguir comiendo las cebollas de Egipto; y protestaban contra Moisés porque en el desierto sufrían el camino de su liberación: "¿Para qué nos has sacado de Egipto? Aunque éramos esclavos estábamos mejor, comíamos carne, teníamos ollas''. Así es la situación de muchos, prefieren estar bien ¿Hasta cuándo? Y no la liberación definitiva que su pone un sufrimiento, un paso por un túnel obscuro como fue la pasión de Cristo. Y San Pedro nos anima, es una pasión breve. Breve es el sufrimiento pero hay que aceptarlo con toda la alegría con que Cristo se abraza a su cruz y camina al Calvario y cae y en vez de quedarse caído se levanta tres veces, hasta que lo claven en una cruz porque sabe que sólo entonces se consuma la redención. Ya todo está cumplido, hasta el agotamiento. Yo les llamo, hermanos, a que como cristianos no le tengamos miedo al sufrimiento sino que lo sintamos como una vocación genérica de todo cristiano. TODO EL QUE QUIERA SALVARSE TIENE QUE ENTRAR POR CRISTO Y también en el evangelio aparece el sentido de vocación: "Yo soy la puerta. Quien entra por mí se salvará. El que entra por la puerta es pastor de las ovejas". Aquí tenemos, pues, un llamamiento general. Todo el que quiera salvarse tiene que entrar por Cristo. Sin Cristo no hay salvación. Si nosotros que tenemos el honor de ser pastores no seríamos pastores si no nos hubieran llamado por la puerta. El verdadero obispo, el verdadero párroco, el Papa auténtico y único, es aquel que haya entrado por la puerta que es Cristo. El día en que yo no esté ya en comunión -Dios me libre- yo sería un cismático, ya sería un ladrón, un asesino, un bandido como son los párrocos que usurpan iglesias, como es aquella iglesita también del Dulce Nombre de María, donde un grupo de ORDEN se ha posesionado de ella; para que vean que no sólo el Bloque se posesiona sino también los de ORDEN; han quitado muchas ermitas para que no las ocupen los otros, como si la Iglesia fuera un juego al capricho de los hombres. El que no entra por la puerta que es Cristo, es un ladrón. Y solamente el que entra por Cristo y en su nombre predica y anuncia su palabra, ese es pastor. Este es el criterio, entrar por la puerta de Cristo, no entrar por las ventanas ni por las rendijas. Entonces, hermanos, aquí viene el sentido de la vocación. Y termino leyéndoles el hermoso pensamiento de Pablo VI para este día, dice: "Cuando Jesús habla del pastor y del aprisco, se presenta a sí mismo pastor bueno y presenta a la comunidad de creyentes, esto es su Iglesia como aprisco abierto para acoger a toda la humanidad. Ahora bien, para comprender el sentido y el valor de la vocación, se requiere precisamente fijar la mente y el corazón en estas dos realidades: Cristo y la Iglesia. Aquí se encuentra la luz para acoger el apoyo, para perseverar en la vocación comprendida en toda su profundidad libremente escogida, fuertemente amada. Mirad a Cristo, lo decimos en particular a vosotros, jóvenes, con paterno afecto y con gran confianza. Mirad a Jesús de Nazaret hijo del hombre e hijo de Dios, sumo sacerdote del nuevo pueblo de Dios, Pastor eterno de su Iglesia que ha ofrecido la vida por su rebaño tomando la forma de siervo hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz". Después explica el Papa un profundo sentido teológico: "De Cristo, que es el único sacerdote y pastor de todos los hombres, deriva su sacerdocio y su preocupación pastoral a todos los hombres que son llamados a ser sacerdotes y pastores". Por eso la vocación de los seminaristas, de los obispos, de los sacerdotes no se entiende sin tener en cuenta al Cristo que es el único sacerdote ni tampoco se entiende sin comprender la Iglesia como rebaño de Cristo donde Cristo es el pastor y nosotros sólo hacemos su presencia visible en medio del pueblo. Por eso, hermanos, ustedes que me oyen y les agradezco tanto esa atención, es a Cristo a quien ustedes le dan esa atención. Por eso el Papa termina diciendo: "A los jóvenes que procuren conocer estas realidades: Cristo y la Iglesia porque si no, no comprenderán el sentido de su vida. Debemos decir también a vosotros pastores, sacerdotes, religiosas, misioneros, educadores, a vosotros teólogos, a vosotros padres de familia, a vosotros expertos de espiritualidad, de pedagogía, de psicología de las vocaciones, haced conocer estas realidades, enseñad estas verdades, hacedlas comprensibles, estimulantes, atrayentes como sabía hacerlas Jesús maestro y pastor". PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARHe aquí un domingo, hermanos, para que oremos mucho al Buen Pastor, que su presencia valiente y orientadora siga en el mundo en la voz de sus pastores y siga siendo acogida su vocación al cristianismo por hombres que fueron bautizados y que también han perdido, tal vez ya, mucho de la garra cristiana; que sepan que ser cristianos es llamado al sufrimiento, la cruz, pero para salvar al mundo y no tenerle miedo a la hora del sufrimiento y abrazarse fuerte a esa cruz. Que los jóvenes y las jóvenes comprendan el alto designio de que Dios los llama para usar sus rostros como presencia suya en el mundo. Sus manos para manos de Cristo que regaló por dones y dádivas de amor, sus pies para caminar por todos los caminos de la historia llevando la redención y la salvación. Necesita Cristo de nosotros, y en este domingo del Buen Pastor, domingo de las vocaciones, gracias a Dios que tenemos una Iglesia donde abundan y van abundando más los jóvenes y las jóvenes ansiosos de seguir a nuestro Señor Jesucristo. Unidos a Cristo, pues, el Buen Pastor, vamos a hacer nuestra la oración que el Papa hace. Y la vamos a hacer hoy como oración de los fieles. Pero antes, proclamemos nuestra fe. Queridos hermanos:
EL AÑO LITÚRGICONo es una paralela que va con el año civil, sino que diríamos, es como la hebra de oro que va engarzando nuestra historia concreta, nuestro año 1978. Por eso quisiera que tuviéramos muy presente el sentido, la mística, el mensaje que la Iglesia va dando domingo a domingo y que al escuchar a través de mi pobre palabra este mensaje divino, no se tenga en cuenta como decimos en la misa: "no te fijes en mis pecados sino en la fe de tu Iglesia". Deficiencias humanas puede haber, pero lo que interesa es que a pesar de las deficiencias humanas el mensaje está iluminando esta realidad; y si no ilumina nuestra realidad será una paralela que no se encuentra nunca con la vida. De allí que la homilía- y así se llama aunque se quieran reír de la palabra- ya es una palabra consagrada para explicar que el celebrante de la Misa tiene que aplicar las lecturas que se han hecho a la situación concreta de la asamblea que se reúne para decirles: esto no es consideración histórica, esto es realidad de nosotros hoy; esta palabra que se ha leído, aunque fue escrita hace muchos siglos, es palabra de un Dios eterno hablándole hoy aquí a sus salvadoreños reunidos en la Catedral o aglomerados en torno de un aparato de radio para reflexionar. El Año Litúrgico se encuentra hoy como cuando el sol se encuentra al medio ida, en su cenit. El tiempo pascual son siete semanas, los cincuenta días desde la resurrección de Cristo hasta Pentecostés, que quiere decir plenitud. Es la luz de la redención en su momento culminante, es el misterio pascual, es la luz del resucitado que no ha muerto, que vive en su Iglesia y que le está hablando a los que lo siguen hoy en 1978. Hoy terminan los tres primeros domingos del tiempo pascual en que la Iglesia como esposa embelesada en el recuerdo de su hermoso resucitado, recuerda pasajes históricos de esa revelación, de esa resurrección. Hoy se ha leído el pintoresco relato de Emaús que ustedes cantan en una canción de comunión: "Por la calzada de Emáus, un peregrino iba conmigo; no le conocí al caminar pero cuando partió el pan lo conocí; es El, que va conmigo". Desde el domingo siguiente, cuatro domingos todavía del tiempo pascual, van a tomar enfoques sintéticos como resúmenes del Cristo que vive. EL DOMINGO DE LAS VOCACIONESEl domingo próximo es el domingo del Buen Pastor; hermoso pensar que este Cristo que vive, me ama, me conoce por mi nombre como lo vamos a ver el próximo domingo. Sólo quiero adelantarles este detalle: que el Papa ha querido que el domingo del Buen Pastor sea también el domingo de las "vocaciones". Y por eso, ya desde ahora se los aviso para que toda la semana sea de una intensa oración por las vocaciones. El Papa expresamente ha dicho que no se trata de pedir limosna, se trata de despertar conciencia en el pueblo: El sacerdote, la religiosa, el seminarista, todas esas personas que inspiradas por un ideal de consagración a Dios lo buscan más de cerca al Señor, son personas que han recibido esa inspiración de Dios, de la vocación, y que el pueblo entero está comprometido a pedir para que no falten en su servicio, sacerdotes, religiosas, y gracias a Dios, seminarios como los de hoy, que se encuentran llenos de jóvenes buscando este anhelo sacerdotal. Mucha oración hermanos, la oración es la paga para comprarle -diríamos- a Dios esta gracia tan inmensa que se llama vocación. Y si jóvenes de ambos sexos sienten ese llamamiento, esa vocación a la vida consagrada, ésta es una semana muy propicia para pensar mucho en esto. LAS LECTURAS LITÚRGICASLas lecturas primeras durante todo este tiempo pascual están tomadas del libro de los Hechos de los Apóstoles, ese momento precioso, histórico, en que la vida de Cristo que ya terminó con la crucifixión en el Calvario, se ha convertido en una vida mística; es la Iglesia, es la historia de la Iglesia naciente. Lean mucho en esta temporada de Pascua los Hechos de los Apóstoles; sobre todo, léanlos en comunidad. Queridas Comunidades Eclesiales de Base, miren en los hechos de los Apóstoles la inspiración de esa vida eclesial de nuestro tiempo. Y las segundas lecturas, que siempre es una carta de un apóstol, está tomada de la 1 Carta de San Pedro, el testigo fidedigno, el que en esta mañana precisamente aparece en las dos lecturas anunciando al pueblo el eran "kerigma". Así se llama "kerigma", el anuncio, la noticia, la gran revelación que Cristo murió bajo la maldad de los hombres pero que Dios convirtió ese crimen en redención de todos, porque lo resucitó y resucitado vive para salvación de todo el que crea en El. Este es el gran kerigma de la Iglesia, el gran anuncio que seguimos predicando como Pedro. Los Predicadores, catequistas, celebradores de la palabra no tienen que salirse de esa gran noticia: que Cristo murió por nosotros y que Cristo resucitó para restaurarnos nuestra vida. Este es el mensaje. HECHOS DE LA SEMANAY estos domingos tan iluminadores, tan consoladores, tan llenos de esperanza y de vida en el Cristo vivo que vive aquí en su Iglesia, El Salvador lo va pasando en la realidad de nuestra vida salvadoreña. Y aquí es donde, hermanos, mi palabra encuentra tantos obstáculos. No es que yo sea el poseedor de la única verdad, sería un loco si yo qusiera ser el poseedor de la verdad. Si quisiera que todos pensarán como yo. Gracias a Dios que tengo más apertura para buscar entre todos la verdad y recriminar cuando alguien quiere monopolizar un hecho y manipularlo a su gusto. PROFESIÓN DE FE AL SANTO PADREQuiero hacer profesión de fe solemne en este momento de mi adhesión al Santo Padre. El Papa ha sido siempre para mí una iluminación y pienso morir fiel a él. También quiero profesar mi comunión con el cuerpo episcopal del mundo. SOLIDARIDAD DEL CARDENAL HUMEAgradecer a obispos tan conspicuos, como el que en esta semana me manda un mensajero, y un mensaje especial, el Cardenal Arzobispo de Westminster, Cardenal Hume; expresa su admiración, su cariño para esta Arquidiócesis e invita a su Pastor - cuando le sea posible- ir a hacer una visita a su sede de Inglaterra. Muchas gracias por este inmenso dolor que manifiesta mi comunión con el episcopado universal, así como agradezco tantas muestras de solidaridad de queridos obispos de Centro América, del continente y hasta de Europa. Lo cual indica, pues, que el obispo de San Salvador, aunque no sea infalible porque no es el Papa ni posee toda la verdad, sin embargo solidario con su clero, con su pueblo, va peregrinando en busca de esa verdad. Y esta presencia de la Catedral llena y esa solidaridad de tantos aparatos de radio que ahora están anunciando allá sobre las plazas de los pueblos o de los cantones o de muchos grupitos que en tomo de un radio están meditando y se quedarán después meditando esta palabra, me está diciendo, hermanos, que esta palabra nunca se quedará sola sino que es una búsqueda sincera en comunión con mi pueblo de esa verdad. Y desde esa verdad que trato de predicar y de seguir, ilumino estos hechos para que no se dejen manipular solamente de una parte y hacer, en cuanto de la Iglesia nuestra depende, la justicia, la verdad, la voz de los que no se oyen. CONSIDERACIONES SOBRE SAN PEDRO PERULAPANEn nuestra radio católica, en esta semana, el Vicario del departamento de Cuscatlán relató la desolación que se nota al llegar a ciertos cantones de San Pedro Perulapán. "Campos abandonados cuando ya va llegando la hora de la siembra. ¿Quién los va a sembrar?", decía él. "Animalitos huyendo como sin dueños: cuches, gallinas, que han desaparecido sus dueños, andan huyendo bajo una -que ya es común llamar en esos lugares- guerra psicológica": el temor se nota en muchos semblantes y dicen con dolor: "nos han robado, nos han matado, nos han herido". Humillados algunos han salido de la cárcel narrando la crueldad de esos lugares; y, sobre todo, hermanos, al Pastor le duele. Ya tuvimos una reunión con los sacerdotes de aquel departamento. Nos duele, sobre todo, la siembra de la desunión y el espíritu de venganza que puede fermentar en estas circunstancias. Preguntaba el Vicario sobre una madre esposada "¿qué hijo la puede ver con indiferencia?" Ojalá, y este es el trabajo que nos proponemos los sacerdotes en esa región, el Ministerio de la reconciliación sea nuestro gran deber. Por eso me duele cuando la calumnia más burda contra mi palabra es que estoy sembrando odio. No tuviera oyentes tan nobles que me están escuchando si mi siembra de la palabra fuera siembra de rencor. No sería tampoco un loco para pretender que esta Catedral llena, salga de aquí en una manifestación de odio y de violencia. Al contrario, yo creo que el atractivo de la predicación de hoy es porque se predica el verdadero amor, el perdón, la justicia, la paz. Pero no una paz ganada con represión, una paz que no es de cementerios, una paz que se construye sólida sobre bases de justicia y de amor. Por eso decimos que la paz que aquí predicarnos es la paz de Cristo de la que El dijo que siembra división. La paz verdadera también siembra división porque no todos comprenden la profundidad de justicia donde están las raíces de la paz y sólo quisieran una predicación muelle, suavecita, que no ofenda y que predique una falsa paz. EL TRABAJO DE LA COMISIÓN DE SOLIDARIDADAnte esta situación, yo quiero anunciarles con alegría que nuestra Iglesia ha trabajado. Una comisión de solidaridad ha tomado muy en serio, sobre todo, dos aspectos, dos subcomisiones en el Arzobispado. La una, para recoger testimonios y tratar de aportar algo a la verdad que todos tenemos que buscar; y segundo, la comisión de ayuda, recogiendo, haciendo propaganda, donativos, dinero, víveres, ropa, medicinas y luego buscando la manera de hacerlo llegar pronto al que lo tiene necesitado. En cuanto a la comisión de investigación se ha editado un boletín que no voy a quitarles el tiempo en leerlo, pero si alguno lo quiere se lo podemos proporcionar en el Arzobispado donde están recogiendo muchos informes, no a base de chismes o de terceras personas. Hemos reclamado que hablen lo que ellos vivieron, lo que ellos han sentido y visto; y allí tenemos, hermanos, un resumen tremendo de unos 68 desaparecidos, 6 muertos, 4 de ellos decapitados, 14 heridos. El boletín saca sus conclusiones que yo tampoco las voy a leer porque coinciden con el pensamiento que muchas veces he relatado aquí en esta Catedral: que mientras no haya un orden justo siempre estará sembrado de discordias el ambiente y así tendremos que no hay raíces de justicia y, por tanto, tendrá que haber frutos de violencia. DECLARACIONES DEL PRESIDENTE DEL CONSEJO CENTRAL DE ELECCIONESYo traía para leerles, y es una esperanza, que el Presidente del Consejo Central de Elecciones al entregar las credenciales a los diputados nuevos les dice: que piensen en unas legislaciones más modernas, que vean, sobre todo, la situación del campesinado. Ojalá estos bellos augurios no sean simples promesas sino que de verdad tengamos entre los nuevos legisladores de la Patria, gente más comprensiva de que no es con leyes represivas con que se intenta justificar tanta crueldad como se va a hacer el verdadero progreso de la Patria sino leyes, como les dijo el Presidente del Consejo Central de Elecciones a los nuevos diputados, leyes que correspondan y que inspiren instituciones y relaciones entre los que tienen el capital y los que producen el trabajo. ¡Magnífico!, eso es lo que hemos clamado siempre: una justicia, unas leyes que sean cauces donde las inquietudes políticas del pueblo y de los hombres encuentren su expresión y no sean tenidas como clandestinas para ser reprimidas tan brutalmente. Si se reprimen, denle cauces por donde salir legítimamente para que todos, principalmente jóvenes y gente experimentada, sepa aportar lo mucho que cada salvadoreño puede para el bien de nuestra Patria. SOBRE LA COMISIÓN DE ABOGADOS Y BACHILLERESEn el orden también de felicitación quiero agradecer mucho y felicitar a la comisión de abogados, diez abogados y siete estudiantes de Derecho que han tomado en serio la solicitud de una amnistía. Ya presentaron - como vieron en el periódico- su solicitud a la Asamblea. Y a este grupo de abogados y de bachilleres yo les diré que es una esperanza para nuestro pueblo. Ojalá que sean nobles como verdaderos hombres del Derecho. Yo espero mucho de ellos y los animo en el nombre del Señor y del pueblo, que sepan hacer justicia y que todos sus conocimientos legales no sean para establecer legalmente atropellos sino para legalizar posiciones que caminen hacia la justicia y que sepan ser lo que dice la Biblia: defensores del pobre, del desposeído, del que no tiene voz. VIDA DE LAS COMUNIDADESDesde nuestra Iglesia tenemos que lamentar el atropello a la Iglesia de Monte San Juan y a su querido Párroco el Padre Toñito Alfaro. Que sepan que estamos plenamente con ellos en esta hora de prueba. Quiero agradecer la acogida que me dieron en esta semana las comunidades de San Juan Opico a donde fui a dejar su nuevo Párroco, el Padre Jorge Salinas. La comunidad de San Rafael Cedros, cuyo Párroco el Padre Leopoldo Deras, tuvo la bondad de invitarme a un grupo de confirmación que había preparado y darme una acogida inesperada de pueblo y de escuelas en aquella hermosa iglesia. Y el Dulce Nombre de María, un pueblecito pintoresco allá en Chalatenango, también me dio una acogida muy fervorosa. Allá están las Hermanas Oblatas del Sagrado Corazón adonde llegaron también las Carmelitas Misioneras de la Laguna. Y las dos comunidades compartieron un diálogo con su Pastor estudiando los problemas pastorales de aquella región. Les anuncio también con alegría que en esta semana ha quedado erigida la nueva parroquia en la Col. Miralvalle. Va a ser dedicada a Nuestra Señora de la Presentación; la bonita imagen que tenemos aquí, la primera imagen de María que se veneró en El Salvador, que estaba en la Iglesia de San José y cuando se quemó la hemos traído aquí y la llevaremos procesionalmente cuando esté la Iglesia de la Colonia Miralvalle para que sea la patrona y el símbolo del cariño de un pueblo que nació para ser de María, y por María, de Cristo. Los PP. Agustinos han sido encargados de esta nueva parroquia así como la colonia Miramonte está también a su cargo. Les agradecemos y los felicitamos por su trabajo pastoral. Quiero agradecer también como un gesto de comunión, la visita que me hicieron los PP Paulinos de Centro América, reunidos aquí de las cinco repúblicas y de Panamá. Fueron a manifestarme su solidaridad y a decirme que estaban plenamente de acuerdo con esta pastoral de nuestra Arquidiócesis. EL MISTERIO PASCUALY todo eso, queridos hermanos, en un marco pascual que yo quisiera que fuera como el núcleo doctrinal. Me alegro mucho cuando otros que no quieren llamarla homilía, me la llaman catequesis. Me da mucho gusto sentirme catequista de la Diócesis. He aquí la catequesis de esta mañana, la llamaremos: "El misterio pascual", porque todas las lecturas de hoy son un enfoque precioso del Misterio Pascual. El Concilio Vaticano II no se entendería si no se tiene una idea de lo que es el misterio pascual que le ha dado origen y le da estilo a la Iglesia de todos los tiempos. La Iglesia no es mas que una mensajera del misterio pascual. 1º. ¿OUE ES EL MISTERIO PASCUAL?El Concilio lo define así: "Cristo Señor llevó a cabo la obra de la redención humanidad de la perfecta Glorificación de Dios que prefiguraron los prodigios del pueblo del Antiguo Testamento. Esta obra, Cristo la llevó a cabo principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y gloriosa ascensión. Por este misterio Pascual, muriendo, destruyó nuestra muerte y resucitando reparó la vida, pues del costado de Cristo dormido en la Cruz nació el admirable sacramento de toda la Iglesia". ¡Qué precioso texto! Me parece que es el resumen de las tres lecturas de hoy. Y si comprendemos un poquito el misterio pascual, hermanos, tendremos también cariño y gusto para venir a Misa todos los domingos y celebrar la Semana Santa como una fiesta pascual. Son los dos focos pascuales de la Iglesia: la misa dominical y la fiesta de Pascua que estamos celebrando durante cincuenta días, desde la resurrección de Cristo el Sábado Santo en la noche, hasta la venida del Espíritu Santo en Pentecostés. Cincuenta días en que la Iglesia considera un solo domingo, una sola gran fiesta, la fiesta del misterio, de la bienaventurada pasión y muerte, de la gloriosa resurrección y ascensión de Cristo a los cielos. Estos dos aspectos de Cristo: sufriendo y muriendo para destruir nuestra muerte y nuestros pecados, y resucitando y subiendo al cielo para restituirnos la vida y abrirnos las puertas de la esperanza, eso es lo que llamamos el Misterio Pascual. ¿POR QUE LO LLAMAMOS MISTERIO PASCUAL?Porque esta obra la realizó Cristo en un ambiente de Pascua. Fíjense bien cómo fue una Pascua la que Cristo llamó: "su hora". "Se acerca mi hora, la hora en que el Hijo del Hombre será glorificado " "la Pascua". Y cuando llegó la hora, manda a sus discípulos a preparar la Pascua en Jerusalén. En segundo lugar se llama pascual este misterio de Cristo porque Cristo en aquella cena y desde que Juan Bautista lo presentó al mundo, lo llamó el Cordero Pascual. Ese es el cordero que se inmola en la Pascua y que los israelitas comen para significar su protección de Dios, su sacrificio a Dios. Aquel jueves Santo, cuando todas las familias hebreas comían el cordero pascual, Cristo también con sus discípulos comía un corderito pero El estaba pensando que ese cordero ya iba a terminar su misión: "Mañana Viernes Santo seré yo, colgado en una cruz, el cordero sangriento que quita los pecados del mundo". ¡Cordero Pascual! En tercer lugar se llama este misterio de la redención; y misterio pascual, porque aquella cena del jueves Santo sirvió a Cristo para empalmar la Pascua del Viejo Testamento con la Pascua de los cristianos. Hoy, por ejemplo, estamos celebrando la misa; ese altar es el altar de la pascua donde se inmola el cuerpo y la sangre del Señor. El es el cordero; y yo cuando tenga el honor de enseñárselos en la hostia les voy a decir: "Este es el Cordero de Dios, el que quita los pecados del mundo". "Tomad y comed -dice Cristo-". Esta es la Pascua en la cual se inmola con la sangre divina el cordero que quita los pecados del mundo. Y la Eucaristía quedará, hermanos, tanto como misa, como sagrario, como procesión de Corpus, como visita al Santísimo. Todo ese culto precioso que nuestra Iglesia tributa a la hostia consagrada, es el amor de la esposa que ha recibido en herencia de su esposo desaparecido, pero que aparecerá. El gran regalo de su pascua es la Eucaristía. Por eso venir a misa es ser agradecidos, venir a misa es sentirse el Israel espiritual, venir a misa es sentarse con Cristo en los bancos de la última cena y prolongarla hasta este domingo de 1978. La misa de cada domingo, la misa de nuestros difuntos, la misa de la primera comunión, la misa del matrimonio, la misa para pedir luz y consuelo al Señor, es el sacrificio de Cristo, es la cena del Señor haciéndose Pascua en todas las circunstancias de la vida. Y por eso el Concilio aconseja que a las misas de difuntos no se les dé ese tono tétrico, sombrío, como si todo se ha acabado, sino que tenga un sentido pascual. La misa del difunto ahora hasta se presenta en ornamentos blancos y hasta se cantan aleluyas, porque aunque esté llorando la familia doliente, esas lágrimas se iluminan con la Pascua de Cristo. 2o. LA PASCUA DEL VIEJO TESTAMENTO, LA PASCUA QUE CRISTO RECOGIO¿Qué es la Pascua? Para comprender esa pascua que Cristo quiso traer como herencia para entregarla con su propia redención al pueblo cristiano, remontémonos hermanos. Y este es mi segundo pensamiento: la Pascua del Viejo Testamento, la Pascua que Cristo recogió. Los historiadores encuentran que la pascua de los judíos tiene un origen natural más antiguo al pueblo de Israel. Posiblemente es una fiesta en una noche de plenilunio del equinoccio de primavera. Esta luna llena de la Semana Santa servía a los pastores para cantar su alegría de que ya estaban pasando los fríos del invierno y ya venía la primavera. Pascua significa paso, el paso del invierno a la primavera; se celebraba con una noche de plenilunio porque en la primavera ya vamos a emigrar del desierto a las tierras donde hay pasto. También, cuando ya la era de agricultores prevalecía en Israel, se recogió otra fiesta junto con la Pascua que la llamaban la fiesta de los ácimos y que Cristo también la celebraba; la fiesta en que los agricultores recogían la cosecha de trigo y para significar el paso de la cosecha vieja a la cosecha nueva se comía pan sin levadura, que no participara el viejo pan, la vieja cosecha, sino que fuera todo nuevo para darle, gracias a Dios por el trigo nuevo. Este es el origen de los ácimos, el paso de lo viejo a lo nuevo, paso de la vieja cosecha a la nueva cosecha. Entonces este concepto de pascua, de paso, fue lo que asumió Israel naciente en Egipto, cuando Dios revela al pueblo perseguido y oprimido que esa noche, también de un plenilunio de primavera, pasará Dios con su ángel y las puertas que estén marcadas con la sangre del cordero que van a comer las familias israelitas no van a perecer, pero aquellas puertas de los egipcios que están sin esa protección de la sangre, verán con angustia que todos sus primogénitos van a morir. Y aquella noche del exterminio pasó Dios, la pascua de Dios, el paso de Dios ¡Qué terrible el paso de la justicia de Dios para poner en su puesto a un pueblo opresor, ingrato con los peregrinos de Israel! Todos los primogénitos de Israel murieron. En cambio, las familias marcadas con la sangre del cordero comían su pascua vestidos ya de peregrinos porque aquella noche comenzó el éxodo. La pascua es éxodo, salida, salir ya del pueblo que los tiene cautivos y esclavos "para una tierra que yo les mostraré". Y salieron. "Esa noche se celebrará -les mandó decir Moisés- todos los años de la historia". Significaba, pues, una noche de liberación: el paso de la esclavitud a la libertad, el paso de la opresión a una tierra de promisión el paso también del mar rojo que iba a confirmar con un milagro estupendo donde pasaba el pueblo de Israel y donde quedaba sepultado el ejército de los egipcios; el paso se celebró cuando el pueblo peregrino llegaba por Guilgal el primer sacrificio en la tierra prometida ¡Qué alegría, que gratitud! La pascua desde entonces se comenzó a celebrar año con año como una fiesta de independencia, como una fiesta del paso de esclavitud a salvación, una fiesta de vida, una fiesta en que se reconocía al Salvador-Dios por medio de un instrumento que era Moisés. Era una fiesta de agradecimiento a la que se fueron uniendo otros elementos bíblicos, por ejemplo: la creación del hombre, la alianza, el sacrificio de Isaac. Todo esto venía enriqueciendo como un río que nació pequeñito y que llega torrencial a la plenitud de los tiempos. Cuando Cristo celebró su Pascua con sus discípulos, era toda esa historia la que venía. Y ahora comprendemos el sentido de nuestras lecturas de hoy. La Pascua cristiana, la Pascua que Cristo celebró asumiendo todos esos viejos símbolos del Viejo Testamento para llenarlos de la realidad redentora que El iba a realizar con su muerte, con su resurrección y con su ascensión a los cielos. La pascua es ese misterio de Cristo porque en ese Cristo muerto por nosotros, resucitado por nosotros, viviente por nosotros, eternamente, nosotros vemos el estilo de nuestra Iglesia. No comprenderá a su Iglesia el católico que no tiene ideas del Misterio Pascual. Por eso he querido que en el ámbito de esta Pascua de 1978, vivida en El Salvador muy parecida a los israelitas de Egipto, recordemos que Dios va con nosotros. 3º. EL SIGNIFICADO PARA LOS CRISTIANOS DE LA PASCUA QUE CRISTO NOS DEJO¿Qué significa para los cristianos la pascua que Cristo nos dejó? Y este es mi tercero y último pensamiento. La Pascua cristiana tiene estas cuatro características: 1) Una pascua que es causa de nuestra salvación, una pascua liberadora. 2) Una pascua sacramental, signos que ahora encierran y ocultan realidades divinas que no vemos, eso es lo sacramental. 3) Pascua eclesial, pascua comunitaria, pascua que no la tiene que vivir individualmente cada hombre sino en pueblo, en común y 4) Pascua escatológica, pascua de esperanza. ¿Qué quiere decir? Es lo que nos dice hoy en la primera lectura San Pedro predicando su primer sermón del cristianismo: "Rompiendo las ataduras dé la muerte". O cuando dice en su epístola de hoy: "Os rescataron". ¿Y de qué nos rescataron? Nos rescataron de un proceder. "Ya sabéis con qué os rescataron -dice la epístola en el versículo 18- de ese proceder inútil recibido de vuestros padres. No con bienes efímeros: con oro o plata, sino a precio de sangre de Cristo". ¡Esta es la redención, un rescate que no se compra con oro ni plata! Por eso, ahora fijémonos en el evangelio. En el versículo 21 decían los discípulos desengañados, desilusionados que iban para Emáus en la tarde de Pascua: "Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel y ya ves, hace dos días que sucedió esto". Esta es la desilusión cuando se buscan liberaciones temporales. Hermanos, yo quiero insistir mucho en esto porque me están acusando que yo predico una liberación revolucionaria de la tierra. Nadie cree esa tontera, pero yo quiero afianzar una vez mas que la liberación que yo predico no es esta que llevaba desilusionados a los discípulos de Emáus. Los mismos apóstoles cuando iban acompañando a Cristo para su ascensión le preguntan: " ¿Señor, ya vas a liberar a Israel? " Era una esperanza política, una esperanza de tierra, una esperanza miope, sin horizontes. Es la esperanza que tienen muchos movimientos liberadores de nuestro tiempo, los que no esperan con la esperanza cristiana sino que creen que lo van a resolver todo a fuerza de violencia, de odios, de luchas de clase. Esa no es la liberación de Cristo, esa no puede ser la liberación de la Iglesia. A estos discípulos que iban con esa ilusión tronchada, Cristo les dice: " ¡Que necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! " Un cristiano no puede olvidar que la verdadera pascua que Él celebra todos los domingos en su misa, que la verdadera esperanza que el cómo cristiano abriga en su corazón, es una liberación del pecado, una liberación que nos hace verdaderamente romper las cadenas que nos atan íntimamente y que nos aseguran romper también las cadenas de la muerte y del infierno y tener la santa libertad que tienen los hijos de Dios. No hay hombre más libre que el que se ha liberado del pecado, del temor de la muerte y del infierno porque sabe que ama a Dios y sigue a Cristo que está vivo y que le dará la verdadera liberación. La verdadera liberación es la que Cristo comenzó a analizarles a los discípulos de Emáus: "¿No era necesario -les pregunta- que el Mesías padeciera todo eso y así entrara en su gloria? Y comenzando por Moisés y siguiendo con los profetas, les explicó lo que se refería a Él en toda la escritura". La redención, la liberación que la Iglesia predica y espera, no es una liberación que desilusiona. Aún cuando las cosas salgan mal, aún cuando haya que morir en una cruz, aún cuando haya que ser torturado y muerto en la indignidad de quienes no quieren el grito de la verdadera liberación, son episodios de la guerra de Cristo salvando al mundo. No olvidemos, hermanos, que la redención todavía se está haciendo y por eso morimos, por eso hay cementerios. Si Cristo triunfó de la muerte ¿por qué mueren los hombres? Por eso, porque no está terminada la redención. Y San Pablo ya dice: "La última enemiga de Cristo en ser vencida será la muerte. Esto que nos ha dicho San Pedro en su epístola de hoy, el cordero que fue inmolado... Cuando se está construyendo un edificio, no queremos desilusionarnos al ver allí andamios, materiales revueltos. ¡Se está construyendo! El día de la inauguración quitaremos andamios, barreremos bien y veremos que construcción más hermosa. Así es la liberación de Cristo: se está trabajando ahora, por eso hay escombros de muerte, por eso hay andamiajes imperfectos, por eso hay hasta en la misma Iglesia, pecado y deficiencia, porque no es todavía la Iglesia triunfante del cielo, es la que se construye todavía entre hombres pecadores, envidiosos, mezquinos, como somos todos los hombres. Se está trabajando la redención. Por eso, no queramos esperar un paraíso, una redención que la vamos a hacer sólo con brazos humanos, sólo con ideologías de la tierra. La Iglesia no puede ser comunista, la Iglesia no puede ser liberadora de liberaciones terrenales solamente. Las inspira, sí, porque ella lleva una esperanza que es la fuerza que puede dar eficacia a todas las liberaciones si se quieren hacer cristianas. UNA PASCUA SACRAMENTALDecimos que la pascua nuestra es una pascua sacramental. Es decir ¿qué es un sacramento? Sacramento -ya les di la definición una vez- es una señal sensible que oculta una gracia invisible. Vamos a recibir la comunión, un sacramento, siento sabor de pan pero mi fe descubre que en ese signo del pan está presente Cristo. Yo voy a levantar una hostia de pan pero ya convertida en cuerpo de Cristo y todos la adoramos porque sabemos que está oculto sacramentalmente en el signo del pan y del vino la presencia misma de nuestro Señor Jesucristo. Esto quiere decir, hermanos, que toda aquella fuerza liberadora de Cristo en el Calvario, resucitando y subiendo al cielo, está con esta Iglesia. Ya les leí al principio el precioso pensamiento del Concilio cuando dice que "del costado de Cristo dormido nació el admirable sacramento de la Iglesia". La Iglesia es un gran sacramento, es la presencia de Cristo en el mundo. Ustedes, hermanos, yo, seamos santos, transparentemos la presencia de Cristo liberador en el mundo. Esto es, ser sacramento. Sacramento, también, porque en cada sacramento que la Iglesia da, es Cristo que va presente con su fuerza, con su vida divina; quiere decir que el cielo ya está en esta tierra, que el reino de los cielos ya está en medio de vosotros. Todo aquel que cree en la vida sacramental de la Iglesia, todo aquel que lleva a bautizar un niño, el que confiesa para perdón de sus pecados sus propias culpas, todo aquel que viene a misa con una fe y una esperanza de apoyar en Cristo sus problemas, siente que Cristo resucitado y glorioso vive aquí en esta Iglesia, sigue perdonando, sigue triunfando en la muerte, está trabajando la gran liberación de los hombres. El pasaje del evangelio es típico, hermanos. Cristo va caminando con los discípulos camino de Emáus y -diríamos bromeando como que les va tomando el pelo. "Sólo Ud. -le dicen- no sabe lo que ha pasado en Jerusalén. Que raro, si todo mundo habla". "¿De quién?", Les dice Cristo haciéndose el ignorante. "De Jesús de Nazaret que era grande profeta. Habla anunciado que iba a librar a Israel, pero ya ve, son tres días, ya se tronchó toda la esperanza. Es cierto que unas mujeres andan diciendo por allí que lo han visto resucitado, pero a El no lo han visto". ¡Este es el cálculo humano cuando perdemos de vista la presencia de Cristo escondido en aquel peregrino! Y por eso, cuando llegan al castillo de Emáus, el peregrino les dice: "muchas gracias por su compañía yo sigo adelante". Y le dicen: "quédate con nosotros Señor, ¿no ves que ya es muy tarde?" Se los había ganado. Y cuando prepararon su cenita y se sentaron a cenar, Jesús debió hacer un gesto tan divino al partir el pan, que lo conocieron; pero cuando lo conocieron desapareció. Y entonces el comentario: "¿Qué no ardía nuestro corazón cuando íbamos con Él y nos iba platicando por el camino? Corramos a avisar a los once". Y corrieron a Jerusalén apuntarse en comunidad. Esto es el sacramento. Por eso, hermanos, estamos haciendo conciencia de que los sacramentos hay que recibirlos con más conocimiento. No vale traer un niño a confirmación sin saber lo que va a recibir. O hacer una fiesta de bautismo sólo por la fiesta y no saber qué es el sacramento. Va pasando Cristo disfrazado de peregrino y no lo conocemos, como aquella bonita canción: "Soy el Señor y no me conocéis, soy vuestro Dios que está presente en la misa de domingo y os aburre mi misa". Esto es la causa por qué no somos católicos ni participamos los sacramentos porque como los peregrinos de Emáus vamos con Él y no lo conocemos. Sólo al partir el pan, ahora si, lo conocí. Conozcámoslo, hermanos, no es necesario verlo. " ¡Bienaventurado el que sin ver cree!", Le dijo el domingo pasado Cristo a Tomás y ahora les da la lección a estos dos discípulos desapareciendo cuando ya lo conocieron. No le gusta ser visible mientras dure esta vida que debe de ser de fe y de esperanza. UNA PASCUA COMUNITARIAY por eso, hermanos, una tercera nota de nuestra pascua es que es comunitaria. Desde Moisés mandó: "mate cada familia un cordero y si la familia es chiquita llame a vecinos y entre varios vecinos coma la Pascua". De allí fue era una fiesta de familia que se llegó a hacer una fiesta de Patria, de tal manera que para la pascua aún ahora los judíos de distintos puntos del mundo procuran estar en Jerusalén, en Israel, para celebrar con sentido patriótico la Pascua. Como si nosotros el 15 de septiembre procuráramos venir de donde estemos para celebrar comunitáriamente la fiesta de nuestra independencia. Pues este sentido comunitario es el quo yo veo desde el principio de la lectura primera cuando dice Pedro con los once. Miren hermanos cómo Pedro, el Papa, con los once, con el cuerpo episcopal, mientras un apóstol esté unido con Pedro está significando comunión. El Obispo de ustedes, hermanos, está en comunión con Pedro que hoy se llama Pablo VI. Bien recuerdo aquellas palabras que me dieron tanto ánimo el año pasado: " ¡Animo, ánimo me dijo el Papa- Usted es el que manda!" Y no puedo olvidar, pues, que en la presencia de mi comunión con el Papa está también el secreto de mi palabra y de mi orientación a mi pueblo; el día en que el Papa me desconozca, no esté de acuerdo con lo que yo predico o hago, me lo hará ver. Y entonces les diré con toda humildad: "hermanos, perdónenme, los estuve engañando, yo me retiro, que venga otro de más confianza del Santo Padre". Pero mientras tanto, Pedro y los once, y yo estoy entre esos once, porque ahora ya no son once, son como dos mil y pico de obispos que estuvieron en un Concilio y que siguen gobernando la Iglesia en toda la faz de la tierra, que está en comunión con el episcopado mundial, es la que da este sentido de comunión de Iglesia. Por eso, hermanos, también sientan la Pascua como una familia, sientan su misa del domingo así como están ahora. Yo quizás abuso de la bondad de ustedes al prolongarme tanto pero cuando yo los miro a Uds., tan felices y contentos sentados en esas bancas para la misa del domingo, como que fuera una sola familia de Dios, escuchando a través de su humilde mensajero el mensaje del Padre, y cuando como ayer que anduve allá por Dulce Nombre de María y me decían gentes humildes de los campos cómo escuchan esta palabra y les sirve de consuelo, de esperanza, de aliento, me venían ganas hasta de llorar y decir como Cristo: "Te doy gracias Padre porque ocultas estas cosas a los orgullosos y soberbios del mundo y las revelas a los pobrecitos. Te doy gracias porque me das garganta y voz, porque pones a mi disposición una radio que ojalá se conserve para consuelo de tanta gente". Esto, hermanos, es la comunión. Vivimos esa comunión en el humilde regalo del campesino. Allá en Dulce Nombre de María me regalaron los primeros potajes, me regalaron una matatilla tejida para mí. ¿Quién no va a agradecer estos gestos bondadosos de nuestra gente sencilla para sentir que está en comunión con su Pastor? ¡Gracias por manifestarme tantas veces esa comunión! Y sin comunión no hay Iglesia. Y la Pascua tiene que ser esta Iglesia. La verdadera Iglesia vive la comunión pascual. PASCUA ESCATOLÓGICAY finalmente, hermanos, la pascua de los cristianos es una pascua escatológica. Es escatológico el acontecer, la salvación final, al final de los tiempos. San Pedro nos ha dicho hoy que Cristo era el cordero previsto desde antes de la creación y que vendrá manifestado al final de los tiempos. Entre ese cordero anunciado antes de los tiempos y que vendrá como juez de la historia al final de los tiempos, está la historia que vamos tejiendo. Por eso los hombres de la historia tienen que partir de aquel cordero que vivió antes de la historia y que está como meta de la historia. No perdamos de vista esa perspectiva cuando luchamos por un mejoramiento sin horizontes escatológicos, que estamos perdiendo la visual. Cuando tenemos fe y esperanza en ese Cristo que ha de volver, en ese más allá que está después de nuestros fracasos y de nuestra muerte y de nuestras dificultades, mientras tengamos presente ese horizonte, es la Iglesia de la Pascua, la Iglesia de la esperanza. Y el evangelio nos dice también este sentido escatológico: ¡necios, insensatos! ¿qué no convenía padecer todo eso y después entrar en la gloria? Hay que padecer y no deben de asustamos ni escandalizamos los dolores, los fracasos inesperados. Cuántas veces oímos llorar junto a un ser querido a la familia, casi blasfemando: "si Dios ama ¿por qué me lo quitó?" Dios te ama y por eso te lo quitó porque ya te lo adelanta y allá te quiere encontrar con él. Y el que lucha por la liberación y ve que fracasan sus esfuerzos, le viene la tentación: "esto no se arregla con esperanza cristiana, hay que coger la violencia". ¡Mentira, Dios es paciente porque es eterno, espera con El el cielo definitivo, el triunfo definitivo, la verdadera pascua! Por eso, hermanos, me dieron risa cuando en un periódico interpretaban esta predicación mía como si fuera una subversión a la democracia y que yo estoy proponiendo un socialismo ¡Qué tontera! Si la Iglesia no puede proponer ningún sistema, la Iglesia no tiene sistemas sociales, la Iglesia no tiene partidos políticos, la Iglesia da una inspiración de esperanza, un sentido escatológico a la historia y manda a sus hijos que son ustedes que viven en el mundo y tienen que hacer el mundo, a construir según sus propios criterios una democracia más perfecta, un sistema social más justo. ¡A Uds., les toca hacerlos! Ya bastante tenemos en la Iglesia con recordar esta esperanza cristiana que será siempre la critica de todos los sistemas. Y por eso los critica, porque desde una perspectiva del eterno sistema de la felicidad eterna va diciendo a cada sistema histórico: eso no está bueno, eso es injusto, eso es mejor de otro modo, eso. Porque ilumina desde la perspectiva- de la esperanza la realidad de la tierra. Y esa es la misión de la Iglesia. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARHermanos, celebremos nuestra Eucaristía de hoy, verdadero sacramento de la Pascua, y yo quiero terminar leyendo estas palabras que San Pedro dirigió a la primera muchedumbre cristiana que escuchaba y les decía: "Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte, no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio pues David dice: " tengo siempre presente al Señor -esta es la bonita plegaria del cristiano- con Él a mi derecha no vacilaré por eso, se me alegra el corazón, exalta mi lengua y mi carne descansa esperanzada porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción? Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia." ¡Qué bella la esperanza cristiana! Aún cuando estemos atormentados por la peor de las torturas, poderle decir al Señor: tú vas a mi derecha, tú no dejarás que mi vida perezca. ¡Animo, hermanos, y con esta esperanza y esta fe pascuales, proclamemos ahora nuestra profesión de fe! Queridos hermanos:
Después de escuchar la palabra de Dios en esta tarde del Viernes Santo, narrándonos la tragedia del Calvario, mejor sería guardar silencio y con el corazón agradecido adorar al Divino Redentor. Pero es necesario, es obligación del celebrante, aplicar esta palabra eterna a los que estamos viviendo esta ceremonia. Y es que la liturgia no es simplemente un recuerdo, la liturgia es actualización; aquí en la Catedral esta tarde de marzo de 1978, Cristo nos está ofreciendo la fuente inagotable de su redención a los que hemos venido con fe, con esperanza, a contemplar este misterio de la redención. Es como si en este momento lo que se acaba de leer estuviera pasando aquí ante nuestros ojos y fuéramos nosotros los que nos estamos salpicando con esa sangre que se derrama en el Calvario. Las tres preciosas lecturas nos dan la medida sin medida de este gesto de amor que se llama la redención. La primera lectura nos presenta el abatimiento de Cristo hasta la profundidad de una humillación que no tiene nombre. La segunda lectura, carta a los Hebreos exalta ese personaje humillado en la cruz hasta las alturas del cielo hecho pontífice supremo de nuestra salvación. Y el precioso relato de la pasión que los jóvenes seminaristas acaban de hacer, nos dice cómo sucedió todo esto: la humillación y la exhaltación. La ceremonia del Viernes Santo, que substancialmente dentro de unos minutos consistirá en la adoración de la cruz, no es una ceremonia triste, es una ceremonia que canta el triunfo de la cruz, es un canto triunfal a la bandera más gloriosa que se ha extendido en la historia: la santa Cruz. La Cruz significa la humillación de Cristo pero también significa la exaltación del Hijo de Dios redentor de los hombres. Por eso, si se han fijado, con esa finura que la fe tiene, al escuchar el relato de la pasión escrito por aquella pluma mística de San Juan el evangelista, se descubre que todo parece un canto de triunfo hasta en las horas más humillantes que allí relata. Juan tiene una perspectiva de cielo, de triunfo y la proyecta sobre esa sangre y sobre ese dolor que él va narrando pero con una visión celestial: el cordero silencioso que se humilla es el Hijo de Dios que será, y ya está desde esta misma tarde, exhaltado. 1º. EL SIERVO DE DIOS, COMO UN CORDERO ES LLEVADO AL MATADERO a) EL SUFRIMIENTO DE CRISTOPor eso, hermanos, el primer pensamiento de hoy tenía que ser este del profeta Isaías: "¡ El siervo de Dios, como un cordero llevado al matadero, cargó sobre sus espaldas las iniquidades de todos los hombres! ¡Y lo vimos y no parecía cara de hombre, era horroroso, se volvía el rostro al mirarlo, daba asco, daba miedo, un matado como no ha habido otro matado, un torturado que ha superado todas las torturas, una humillación hasta el abismo! "El profeta Isaías por inspiración de Dios nos anticipa, siete siglos antes, lo que está sucediendo esta tarde: la humillación del Cordero. Son palabras inigualables. Por eso decía que más que hablar, es necesario amar, meditar, mirar, así sea necesario hasta con repugnancia el rostro como ha quedado de Cristo, como un gusano que se revuelca en el polvo de la tierra, entre salivazos y sangre; entre dolores inauditos, verdaderamente un deshecho de la humanidad. No se puede describir, hermanos, es necesario que cada uno, este Viernes Santo, vea con los ojos del alma esa víctima cómo la han dejado nuestros pecados. Porque Cristo no padece por culpa suya, Cristo se ha hecho responsable de los pecados de todos nosotros. El que quiera medir la gravedad de sus pecados, mire a Cristo crucificado y diga con lógica: ¡así lo he dejado yo! yo lo he matado por limpiarme de mis suciedades, El se hizo sucio por limpiarme de mis abominaciones, El se ha hecho abominable hasta la palabra que parece una blasfemia, pero lo dice la Sagrada Escritura: "El que no tenía pecado, por nosotros se hizo pecado, maldición, castigo de Dios". Eso es Cristo, el pararrayo de la humanidad, allí descargaron todos los rayos de la ira divina para librarnos a nosotros, que éramos los que teníamos que sucumbir porque hemos puesto la causa de la maldición cada vez que hemos cometido un pecado. Da lástima, hermanos, que en la Semana Santa, los cristianos no lloremos con profundo dolor el haber sido la causa del sufrimiento de Cristo; y que en vez de purificamos y de convertimos, hagamos de la Semana Santa como una cita para el pecado. Como si no fuera suficiente ya lo que hemos cargado sobre las espaldas humildes del Redentor, seguimos cargando y pecando y ofendiendo más y más al Señor. b) EL SUFRIMIENTO DE NUESTRO PUEBLOPero aquí en la profundidad de esta humillación, mientras miramos a Cristo clavado en la cruz nos invita la Sagrada Palabra a descifrar un misterio de actualidad. Si Cristo es el representante de todo el pueblo en sus dolores, en su humillación, en sus miembros acribillados con unos clavos en una cruz, tenemos que descubrir el sufrimiento de nuestro pueblo. Es nuestro pueblo torturado, es nuestro pueblo crucificado, escupido, humillado al que representa Jesucristo Nuestro Señor para darle a nuestra situación tan difícil un sentido de redención. No es extraño, hermanos, que al sentirse así el pueblo humillado como Cristo, quiera sacudir sus cruces, quieran botar los clavos, los azotes; quiera liberarse. Y surgen los liberadores del pueblo pero muchos en un sentido falso. Yo quisiera, hermanos, que al mirar a Cristo crucificado en esta tarde de Viernes Santo, y mirar en sus miembros también a nuestro pueblo sacrificado, tratáramos de ver en qué consiste la redención que Cristo nos está ofreciendo en sus carnes benditas para nuestro pueblo. Y la clave es muy sencilla: basta escuchar de aquellos labios moribundos las siete palabras que como un testamento de su espíritu nos está dejando para que comprendamos los ideales de la liberación cristiana. El Papa Pablo VI ha dicho que la Iglesia de nuestros días no puede ser indiferente a las ansias liberadoras del pueblo, que una Iglesia que no se ponga a sentir como propia la angustia, la pena, el sufrimiento del pueblo, no seria la auténtica Iglesia de la redención. Pero el Papa recogiendo las voces del episcopado ha dicho también cómo es la liberación que la Iglesia ofrece. Porque si la Iglesia en sus ansias de liberación se dejara manipular por una liberación que no es cristiana, por una liberación de odios, de revoluciones, de violencias, perdería su fuerza, no sería la verdadera redención de Jesucristo. c) LA LIBERACION QUE LA IGLESIA OFRECEPor eso, hermanos, a quienes ansían con sinceridad y con una gran sensibilidad social un mundo mejor, una patria mejor, a quienes quieren limpiar las escupidas del rostro de la Patria, a quienes quieren limpiar la sangre que chorrea nuestro pueblo, le conviene escuchar de los labios del gran liberador Jesucristo, cómo debe de ser la liberación que la Iglesia y sus cristianos ofrecen a esta patria, a este mundo, a esta situación. " ¡PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN!"Oigamos la primera palabra de Cristo.-" ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen! " Qué lejos está el liberador del odio, del resentimiento, de la venganza. El que podía desatar las fuerzas de la naturaleza y hacer añicos a los enemigos que lo han crucificado. El que podía liberarse haciendo polvo a sus perseguidores, no quiere violencia. Cuando un día Juan y Santiago al ver la ingratitud de los samaritanos que no le daban posada, le pedían permiso para pedir que lloviera fuego sobre aquella ciudad, Cristo les dice: "Ustedes no saben de qué espíritu son, el Hijo del Hombre no ha venido a perder sino a salvar, a dar su vida para salvación de los otros". Esta es la liberación cristiana. Los cristianos de la Iglesia tienen que ofrecer su colaboración a la liberación de nuestro pueblo pero a partir del amor, a partir del perdón, a partir de esta súplica de Cristo: " ¡Padre, perdónalos ... "¡ACUÉRDATE DE MI CUANDO ESTES EN TU REINO!"La segunda palabra de Cristo es al buen ladrón. El ladrón que descubre que en su compañero de suplicio hay algo más que hombre, le dice: "Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino". Y el crucificado divino se vuelve al ladrón y le dice: "Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso". El liberador de los hombres sabe que el paraíso no está en esta tierra pero que un hombre acribillado con la cruz como el ladrón, puede aspirar a un paraíso y lo tendrá si tiene fe. La liberación, hermanos, la liberación cristiana es trascendente. Los cristianos sabemos que en esta tierra no puede haber un paraíso, tampoco queremos adormecer a nadie porque la religión no tiene que ser opio del pueblo, la religión no es conformismo, la religión no es pereza sino que le dice a los cristianos: desarróllense, promuévanse, supérense, pero con la esperanza de un paraíso que sólo existe más allá de la historia. Tampoco condescendemos con una liberación que solamente está esperando el cielo y que se conforme aquí con la tierra, con la esclavitud. ¡De ninguna manera! Los cristianos sabemos que el paraíso tiene que reflejarse también en esta tierra y que los que aquí trabajan por la implantación de un reino del cielo en las relaciones de los hombres, más humanas menos opresivas, menos deprimentes, más iguales, donde nos sintamos todos hermanos, es necesario que refleje aquel cielo en esta tierra para que los peregrinos de la tierra seamos felices en esta tierra y también en la eternidad. "!AHÍ TIENES A TU MADRE, AHÍ TIENES A TU HIJO!"La palabra de Cristo viene enseguida con un diálogo amoroso con su santísima Madre y con el discípulo amado: "Ahí tienes a tu madre. Ahí tienes a tu hijo". La liberación de Cristo, hermanos, es ternura, es amor, es la presencia de una madre bondadosa: María. Y María es el modelo de quienes colaboran con Cristo para la liberación de la tierra y la adquisición del cielo. María en su cántico de acción de gracias proclama las grandezas de Dios y también proclama que Dios desecha el orgullo de los poderosos y enaltece a los humildes, nos enseña que el camino de la liberación verdadera, de la redención cristiana, es el camino de la humildad, el camino del amor, el camino de una entrega como la de María que será también para amamos y encontrar en ella el camino blanco que nos lleva a Jesús. " ¡TENGO SED!"Después, Cristo Nuestro Señor sintiendo lo que sentían los crucificados: la fiebre, la sed, el desangramiento, grita con el ansia de sus fauces resecas con una queja de verano: " ¡Tengo sed! ". La liberación de Cristo no rehuye las angustias fisiológicas del hombre, siente el hambre de los que no tienen lo suficiente para comer, la angustia de quienes no ganan lo suficiente, la sed; la sed de Cristo, hermanos, es la señal de que también se preocupa y siente la angustia temporal de los que peregrinamos en la tierra, y también la redención de Cristo tiene que ver en el bienestar de la garganta, del estómago, del cuerpo humano, de la vivienda, del alfabetismo, de todas esas necesidades que hacen de la tierra el camino hacia Dios, la promoción humana. La sed de Cristo era una sed auténtica. Los místicos han querido trasladarla a una sed misteriosa de almas. Puede ser, pero ante todo era sed de verdad, sed de agua, quería agua y no había para sus fauces a quienes le dieron hiel y vinagre. " ¡DIOS MIO!, ¿POR QUE ME HAS DESAMPARADO?"Después, Cristo, la angustia del espíritu la manifiesta en ese grito misterioso de quien siente la soledad en el dolor: " ¡Dios mío!, ¡Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?". Queridos hermanos, cuando llega la hora de la prueba, cuando llega la hora en que hasta la fe parece oscurecerse, cuando se eclipsa la esperanza, cuando el pueblo parece que queda sin horizontes, no olvidemos que esta tarde del Viernes Santo, también El sintió la angustia, el misterio del abandono hasta de Dios, se sintió casi sin el amor del Padre, sin esperanza su vida. ¿Qué extraño, hermanos, en las horas de angustias, de torturas, de prisiones injustas, de situaciones que no tienen explicación, nos volvamos al Padre con la confianza de un hijo para decirle: Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Pero con la seguridad de que Dios solamente está sometiendo a prueba la voluntad en la obediencia y en el amor para sacar a flote esa angustia del hombre. " ¡TODO SE HA CUMPLIDO!"Si Cristo ve que todo se ha cumplido y dice esa voz que parece una voz de creación: "Todo se ha cumplido". Qué hermosa es la vida del hombre cuando retorna a la hora de la muerte a la casa del Padre y le puede decir: ¡todos los detalles de mi vida han sido reflejo de tu voluntad divina! Qué triste en cambio tiene que ser la presencia de un réprobo ante Dios. La presencia de un rebelde que le quiere decir a Dios: Señor no obedecí tus leyes, creí que era libre y que la libertad consistía en sacudir tus mandamientos. Quise buscar los caminos de la felicidad no por tus leyes sino por mis caprichos, por mis pasiones, por mis vicios. ¡Qué hermosa la vida, hermanos, cuando a pesar de las pruebas, sabemos que toda va siendo calcada en la voluntad del Señor! Procuremos que esta tarde el mensaje de Cristo muriendo en la cruz se refleje en nuestra vida entregada a su voluntad santísima. " ¡PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU!"Y así fue como la última palabra que brota del Señor es la entrega confiada de la vida y de la muerte en los brazos del Señor. Ahora ya aflora otra vez a los labios de Cristo la confianza filial: " ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" Y a la hora de nuestra muerte sintamos que la presencia del Padre recoge nuestra vida, nuestro espíritu y trasciende con la satisfacción de haber dejado en la tierra una lucha inspirada en el amor y en la fe y en la esperanza. No sangre, no violencia. Que triste será dejar, hermanos, en la huella de la vida, torturados, desaparecidos, matados, terrorismo, incendios, crímenes. ¡Qué cuenta tendrán que dar a Dios esas manos manchadas de sangre que empuñaron látigos y dieron puntapiés a sus hermanos! ¡Qué triste será en aquella hora no poderle decir: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu", cuando lo que presenta en la hora de la muerte no es un espíritu que ha trabajado en la tierra el amor, la esperanza y la fe, sino la lucha sangrienta que no la quiere Dios! 2º CRISTO NO HA MUERTOY así, hermanos, ante este cadáver de Cristo, nosotros reflexionamos esa segunda preciosa lectura de Pablo: " ¡Cristo no ha muerto! " Lo más bello de la Semana Santa no es esta tarde. SI, quizá esta tarde es la más conmovedora, ver que un Dios por mi amor se hizo hombre y por mi amor se dejó matar. Pero lo bello es que esa muerte fue rubricada por la potencia de Dios y dentro de tres días, mañana por la noche, cantaremos la victoria de la resurrección, luz y esplendor, la rúbrica de Dios, para decir: el que llevó los pecados de los hombres para clavarlos en la cruz ha sido aceptado el sacrificio. Y el hombre que quiera puede ser perdonado, solidarícese nada más con la pasión, la muerte de Jesucristo, y sepa que por más grande que sean los crímenes y los pecados, Dios los perdonará. Y por eso, hermanos, la liturgia preciosa de esta tarde, ya la vamos a hacer, es una oración universal. Ahora la Iglesia siente que en su corazón es como el de María, ancho como el mundo, sin enemigos, sin resentimientos; va a orar por todos, a pedir por los pecadores para que se conviertan, por los mismos que la escupen y la calumnian para que no vayan a morir en la desgracia de odiarla sino que se conviertan, y con los que son felices, como el buen ladrón, encuentren un paraíso aún después de haberla ofendido. Vamos a pedir por los gobernantes, instrumentos de Dios para hacer paz, justicia en el mundo y no el atropello de la dignidad humana. Vamos a pedir por los que no tienen fe para que encuentren en el camino de luz de la fe, la felicidad que Cristo nos ofrece comprada con su sangre y su dolor esta tarde. Hermanos, es el Sumo Pontífice, dice San Pablo, que ha penetrado los cielos y que desde su cielo, ahora, sin venganzas, con amor infinito en la voz de su Iglesia que peregrina en la tierra, nos está diciendo cómo nos amo cuando murió en la cruz y cómo nos sigue ahora cuando peregrinamos nosotros en pos de él. Oremos entonces... Queridos hermanos:
Con esta ceremonia en honor de la institución de la Eucaristía se inicia lo que litúrgicamente se llama el Solemne Triduo Pascual. Tres días para celebrar el acontecimiento religioso cristiano más grande de la historia y naturalmente, del año litúrgico. San Agustín llamaba a este triduo: la fiesta de la Pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Esta noche, pues, es como una síntesis, como un resumen de toda la Pascua que estamos celebrando. Para comprenderlo, las lecturas de hoy nos han colocado en una historia vieja de Israel que desemboca en Cristo Nuestro Señor y que El, Cristo, la encarga a su Iglesia para que la lleve hasta la consumación de los siglos. He aquí tres pensamientos de esta noche santísima del jueves Santo: una historia de Israel. Un Cristo que la encarna Y una prolongación eucarística hasta la consumación de los siglos. 1 º UNA HISTORIA DE ISRAELLa vieja historia nos la ha contado el libro del Exodo que se acaba de leer. Los judíos celebraban en esta luna llena del mes de Nisan, un mes hebreo que coincide con nuestro marzo-abril. "Este será el primer mes del año -les había dicho- celebraréis la Pascua". La Pascua era la celebración de dos grandes ministerios del Viejo Testamento: la liberación de Egipto y la Alianza con el Señor. Pascua y Alianza. La Pascua era aquel momento en que los israelitas esclavizados por el Faraón en Egipto no podían salir hasta en la décima plaga terrible, que consistió en que todos los primogénitos de Egipto iban a morir esa noche. Y para que se libraran las familias hebreas Dios les dijo, por medio de Moisés, que mataran un cordero y que con su sangre marcaran los dinteles de las puertas porque esa noche iba a pasar el ángel. El paso del ángel, eso quiere decir la Pascua: el paso de Dios que para los egipcios va a ser castigo y para Israel va a ser liberación. Y aquella noche, mientras los egipcios lloraban a sus primogénitos que morían, los israelitas marcados con la sangre del cordero, salían de la esclavitud todas las familias para atravesar el desierto y encaminarse hacia la tierra prometida. Todos los años celebraban algo así como nuestro 15 de septiembre, la fiesta de la emancipación, la fiesta de la libertad, la fiesta en que Dios pasó salvando a Israel. Y al mismo tiempo que hacían actualidad esta fiesta del pasado, recordaban que había una alianza entre Dios y aquel pueblo, por la cual Israel se comprometía a respetar la ley de Dios y Dios se comprometía a proteger de manera especial a ese pueblo. La Pascua y la Alianza encontraron eco en fiestas que ya se celebraban entre los pastores pero que a través de estas revelaciones y de estos signos, tenían ya un sentido de profecía. La Pascua y la Alianza iban a encontrar una personificación cuando el más grande de los judíos, el nacido de Abraham, de David, de la descendencia santa de Israel, va a celebrar la Pascua. Esta noche, Cristo Nuestro Señor, como buen israelita, con su grupo de israelitas que eran los apóstoles formando una familia, mandaron también a matar su corderito para comerlo en la noche del jueves Santo como lo comían todas las familias de Israel, recordando la vieja historia de la liberación y de la Alianza. ¡Cómo bullían en la mente de Cristo tantos recuerdos de la historia sagrada, cómo se hacían presente en la vida del Señor esta noche de emociones profundas toda la historia de Israel! No ha habido un patriota con más cariño a su pueblo, y a su tierra, y a sus costumbres, que Nuestro Señor Jesucristo. Cuando queramos ser auténticos salvadoreños miremos a Cristo que fue el auténtico patriota que vio la historia de su pueblo, que sintió como suya y como presente la esclavitud de Egipto, y vivió con agradecimiento a Dios la libertad y la alianza entre Dios y el pueblo. Todo eso había en el corazón de Cristo esta noche de tantos recuerdos. Pero que para El significaba un misterio especial. 2º. UN CRISTO QUE SE ENCARNAEste es el segundo pensamiento de esta noche: Cristo encarna toda la historia de la salvación. Le habla dicho Cristo a la samaritana: "Y llega el tiempo en que ni en Jerusalén ni en este monte se ha de adorar a Dios porque Dios busca adoradores en espíritu y en verdad". Habla dicho Cristo en estos días y había sido una de las acusaciones mas graves en el tribunal de esta noche ante el Sanedrín. "Ha dicho que va a destruir el templo y que lo va a reedificar en tres días". Y el evangelio aclara: lo que había dicho es destruir este templo que era su cuerpo porque su cuerpo era el templo donde se daba cita la alianza, la victoria de Dios, la libertad del pueblo de Israel. El era templo, víctima, sacerdote, altar. El es todo para la redención. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la gratitud del pueblo israelita a su Dios que lo ha liberado. En Cristo Nuestro Señor se encarna toda la esperanza patriótica de Israel, toda la esperanza de los hombres. Cristo Nuestro Señor siente esta noche que El es el cordero que quita los pecados del mundo, que es su sangre la que va a marcar de libertad el corazón del hombre que quiera ser verdaderamente libre. El es el sacerdote que eleva ya desde esta noche, la adoración al Padre y trae del Padre el perdón, las bendiciones a su pueblo. Mañana, Viernes Santo, cuando el tormento de Cristo culmine con su crucifixión en la cruz, ya queda aquí desde esta víspera, desde esta noche, el memorial de esa pasión. Cristo muriendo en la cruz, es el cordero cuya sangre marcando los corazones de quienes creen en El, serán libres, no padecerán los tormentos del pecado. El es el que viene a quitar el pecado del mundo, el que viene a llenar de esperanza los corazones. ¡Dichosos, hermanos, los cristianos en esta noche, cuando celebramos en esta catedral, lo mismo que en las iglesias parroquiales, en las ermitas, en las comunidades de toda nuestra Arquidiócesis, la cena con el Señor! Hoy formamos parte de su familia israelita para matar el cordero que es el mismo y comer su carne que es nuestra comunión: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Tomad y bebed, este es el cáliz de mi sangre que se derrama por vosotros para perdón de los pecados". 3º. PROLONGACION EUCARISTICA HASTA LA CONSUMACION DE LOS SIGLOSEste es el tercer pensamiento: la Eucaristía. El cuerpo y la sangre del Señor que se hacen presentes en el altar cada vez que un sacerdote celebra la Misa, es todo el sacrificio de Cristo en la Cruz, es toda la historia de Israel; desemboca allí, en el altar. Más aún, en la eucaristía nos acaba de decir San Pablo: "se anuncia la muerte del Señor hasta que vuelva". El pueblo cristiano es un pueblo que vive de un recuerdo, el del calvario; pero no como un recuerdo sino que se hace actual, más aún, se hace esperanza de futuro; ese Cristo que se hace presente en nuestra hostia de la Misa, es un Cristo que volverá, es un Cristo que ha de venir a juzgar la historia, es un Cristo en el cual todos los pueblos encuentran la solución de sus problemas, la solución definitiva. Sólo. en El se puede encontrar porque El es la esperanza de un pueblo que peregrina en la historia martirizado, atormentado pero con la esperanza de una liberación que ha de venir definitiva. Por eso, hermanos, nuestra misa de esta noche tiene que ser una oración de agradecimiento al Señor, de agradecimiento porque nos ha redimido y porque todo su dolor de la cruz, ha quedado prisionero en esa hostia consagrada del altar; y que por su sangre, que rubricó la alianza entre Dios y los hombres, se hace fresca sangre que esta misma noche está sirviendo para afirmar el pacto, la alianza eterna entre nosotros y Dios. Dichoso el pueblo cristiano que más que el pueblo de Israel que rubricó con sangre de corderos su alianza con Dios, nosotros cristianos rubricamos con sangre de Dios, con sangre de Cristo, con cuerpo inmolado de Cristo en una cruz y presente en nuestra hostia, el amor que Dios nos tiene y la esperanza que nosotros ponemos en El. Por eso, hermanos, la Pascua cristiana que celebramos esta noche, precisamente apoyándose en los méritos del crucificado de mañana, Viernes Santo, y en la Resurrección de Cristo celebrada el Sábado Santo en la noche, esta Pascua que es pasión, muerte y resurrección de Cristo, ha querido el Señor que la celebremos en un marco de amor y de humildad. UN MARCO DE AMORPor eso el relato evangélico de hoy comienza con esa frase tan estupenda: "Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar -Paso Pascua- de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amo hasta el extremo ". A lo largo de toda la historia nadie conoce un amor, diríamos, tan loco, tan exagerado: de darse hasta quedar crucificado en una cruz. No hay amigo que haya dado su vida por el amigo con tanto derroche de dolor y de amor como Cristo nuestro Señor. Este es el marco de nuestra Pascua. Y por eso Cristo nos dice: esta será también la señal del cristiano, este mandamiento nuevo os doy. Es un mandamiento que esta noche se hace fresco en nuestra memoria y en nuestra vida: que os améis como yo os he amado. Esta es la gran enfermedad del mundo de hoy: no saber amar. Todo es egoísmo todo es explotación del hombre por el hombre. Todo es crueldad, tortura. Todo es represión, violencia. Se queman las casas del hermano, se aprisiona al hermano y se le tortura, se hacen tantas groserías de hermanos contra hermanos. Jesús, cómo sufrirás en esta noche al ver el ambiente de nuestra Patria de tantos crímenes y tantas crueldades. Me parece mirar a Cristo entristecido desde la mesa de su Pascua mirando a El Salvador y diciendo: Y yo les había dicho que se amaran como Yo los amo. Reflexionemos, hermanos, en esta noche en que el marco del amor es un reclamo para celebrar nuestra Semana Santa. No está celebrando su Semana Santa quien está abrigando en su corazón sentimientos de egoísmo, sentimientos de crueldad para con el hermano. Solamente celebra la Pascua con Cristo el que sabe amar, el que sabe perdonar, el que sabe explotar las fuerzas más grandes que Dios ha puesto en el corazón del hombre, es el amor. Queridos jóvenes, los devotos de la violencia y del vicio, los que ya han perdido su fe en el amor y piensan que el amor no arregla nada, aquí está la prueba de que sólo el amor lo arregla todo. Si Cristo hubiera querido imponer la redención a fuerza de armas o a fuerza de incendios y violencias, no hubiera logrado nada. Inútil, más odio, más maldad. Pero porque Cristo puso la clave en el corazón de la redención, en esta noche nos dice: "Este es mi mandamiento: que os améis como yo os he amado". Y para que veáis que no sólo son palabras, esperad ya esta noche, esta noche en que voy hasta sudar sangre ante la maldad de los hombres y el dolor de mis sufrimientos; y mañana, cuando como cordero silencioso me veáis pasar con la cruz a cuestas y morir en un calvario, sabed que no llevo ningún resentimiento para nadie, que desde el fondo del alma voy gritando: " ¡Padre perdónalos porque no saben lo que hacen!". Miremos, hermanos, el gesto del amor personificado. Y en nuestras tentaciones de venganzas, de resentimientos, de egoísmos, de crueldades, no miremos el ejemplo triste de los hombres que se odian; levantemos la mirada hacia el amor que se hace cordero, que se hace comida, que se hace pascua, que se hace alianza. UN MARCO DE HUMILDADY Cristo nos enseña también que para llegar a esas alturas, el camino es la humildad. Y por eso obliga a los sacerdotes más que a predicar con palabras a predicar con un gesto que ahora vamos a desarrollar aquí en la Catedral, como en todos los templos donde se está celebrando la Semana Santa. Cristo nos dice: "me llamáis maestro y Señor y lo soy, pues si yo soy vuestro maestro y vuestro Señor haced lo que yo hago". Y despojándose, comienza a sentirse esclavo postrándose ante los apóstoles para lavarles los pies. Era el servicio de los esclavos lavar los pies de los comensales, lavar los pies, como el servicio humilde del lustrador que ante el señor a quien le limpia los zapatos está como un siervo; también Cristo, más todavía, siendo Dios -dice San Pablo- se despoja de su categoría de Dios y aparece como un hombre cualquiera, como un esclavo. Esta noche, humillándose ante los pies de sus apóstoles, ante el misterio Judas y mañana con la muerte de los esclavos, porque la crucifixión no se daba a los ciudadanos romanos sino a los esclavos del pueblo romano. Esclavo el que es Dios, humilde el Señor de los señores. ¡Qué gran ejemplo para esta hora de orgullos, de variedades y de soberbias! Por falta de humildad el mundo es que está como esta, porque nadie quiere ser inferior a nadie, porque queremos que el mundo gire a nuestro alrededor, porque nos hemos endiosado, porque nos hemos idolatrado. Es necesario- hermanos, botar tantos ídolos, el del yo ante todo, para que seamos humildes y solo desde la humildad sepamos ser redentores, sepamos ser colaboradores de la verdadera colaboración que el mundo necesita. Liberación que se grita contra otros, no es verdadera liberación. Liberación que procura revoluciones de odios y de violencias quitando la vida de los demás o reprimiendo la dignidad de los otros, no puede ser verdadera libertad. La verdadera libertad es aquella que se hace violencia a sí misma y como Cristo, casi desconociéndose que es soberano se hace esclavo para servir a los demás. Estos son los verdaderos liberadores que en esta hora tremenda están pidiendo a nuestra Patria corazones humildes, corazones en los cuales brille el amor como característica cristiana. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARHermanos, recojamos de nuestra Pascua, de nuestro jueves Santo de 1978, todas estas lecciones preciosas del Divino Redentor. Y ya que necesitamos la liberación de tantas esclavitudes, hoy nos hemos asomado donde está la clave para romper tantas cadenas y tantas cárceles, en el amor, en la humildad, en Cristo. Nuestra esperanza puesta en El, un cristiano vivido con autenticidad, una Iglesia que siga proclamando ante el mundo que sólo en Cristo está la esperanza. Imitándolo a El en el amor y en la humildad está el verdadero camino. Asistamos pues ya a este gesto que indignamente voy a tratar de imitar en el Divino Maestro y Señor, para predicar a ustedes, hermanos, no sólo con la palabra sino como yo les suplico que lo hagamos siempre: con el ejemplo silencioso, callado, del amor y de la humildad. Hermanos sacerdotes:
...que en esta mañana junto con el Obispo son ante el pueblo de Dios el signo más elocuente de la presencia misericordiosa del Redentor en el mundo. Queridas religiosas; Queridos fieles: En las lecturas del evangelio encontramos el modelo de una homilía. Después que Cristo lee el pasaje bíblico de Isaías dice estas palabras: "Hoy se cumplen aquí estas cosas". Ese es el papel de la homilía : decir que la Palabra de Dios que se ha leído no es una historia del pasado, sino que se está realizando aquí en medio de nosotros. Y si siempre es así: que donde quiera que se celebre la Misa y proclama la palabra de Dios un sacerdote o un cristiano, allí se está realizando esa palabra y está iluminando esa realidad de manera especial. Hermanos, esto tiene actualidad el Jueves Santo por la mañana. Hoy se están cumpliendo aquí esas cosas. ¿Qué cosas? La maravilla del espíritu de Dios que ha querido ungir a la humanidad con su propia dignidad y hacerlo participante de su vida divina. Esta es la Misa Crismal, la misa del Santo Crisma, la Misa en que rendimos honor al Espíritu Santo que unge con su fuerza divina al presbiterio para hacerlo ministro de la misericordia de Dios para el pueblo, y unge también al pueblo con el carácter sacerdotal que ustedes, queridos laicos, han recibido desde el día del bautismo. LA UNCION¿Que es la unción? La unción, significa una participación de los poderes divinos, de la dignidad divina y por eso sólo el Espíritu de Dios puede ungir. Esta Misa en que vamos a consagrar, a bendecir aquellos aceites sagrados que son el signo de esa unción del Espíritu de Dios al mundo, a la humanidad, es el recuerdo y la realidad de tres unciones que vamos a celebrar esta mañana. 1º. La unción personal de Cristo. 2º. La unción de nosotros los ministros, los del sacerdocio ministerial. 3º. La unción del Espíritu de Dios a todo el pueblo de Dios. 1º. LA UNCION PERSONAL DE CRISTOEn primer lugar es Cristo el ungido; eso quiere decir Cristo: el ungido, el ungido por excelencia. Pero si nosotros hombres para ser ungidos se nos aplica el aceite sagrado que es el signo de la unción, a Cristo no fue necesario administrarle un sacramento porque su humanidad fue ungida desde el principio de su ser. La unción de Cristo consiste en que el Espíritu Santo, como le anunció el ángel a María, forma en las entrañas de la Virgen un ser humano, alma y cuerpo; y a esa alma y a ese cuerpo que comienza a ser el hombre Cristo, el Espíritu Santo lo asume a la vida divina de tal manera que los miembros de Cristo son al mismo tiempo miembros de Dios. Habla el lenguaje de un hombre de la tierra, pero su lenguaje transmite directamente el mensaje de Dios. Sufre los tormentos de la pasión y no es simplemente un hombre el que está sufriendo, sino que en ese hombre está la dignidad de Dios; y por eso el sufrimiento de la pasión de Cristo tiene el poder redentor porque está esa humanidad que sufre, ungida desde las entrañas de su madre Santísima con la potencia, con la virtud del Espíritu Santo. Cristo pues, es la plenitud, es la fuente de la unción divina. Si Dios ha querido comunicar su vida a los hombres, comienza por hacer Dios a un hombre que al mismo tiempo que hombre, es Dios, Cristo, el Niño Dios, el joven, el hombre: es Dios y es hombre. Esta es la unción substancial de nuestro Señor Jesucristo. Y ahora en la mañana del Jueves Santo, cuando vamos a adentramos a meditar en la pasión y en la resurrección de ese hombre que redimió al mundo y le devolvió la vida perdida por el pecado, ¡qué hermoso pórtico este de la celebración de los santos óleos: la celebración de la unción! Diríamos que esta mañana es una fiesta en honor del Espíritu Santo que unge a Cristo y le venimos a decir: Gracias Divino Espíritu que tuviste la potencia de hacer en las entrañas de una Virgen, un ser humano capacitado para ser ungido con la vida de Dios. 2o. LA UNCION DE LOS DEL SACERDOCIO MINISTERIAL EL OBISPO Y LOS SACERDOTESY esa vida de Dios que Cristo recibe ya en el principio de su ser, la unción única, la plenitud de la gracia, la fuente, de allí deriva para todo hombre que quiera creer en Cristo, la unción del cristianismo. Pero para poderse hacer capaz, esa fuente que es Cristo y llevar esa vida de Dios a todo el mundo, a todos los hombres, necesitaba un organismo, un canal y eso somos los sacerdotes. En cada diócesis un obispo rodeado por estos colaboradores necesarios que son los presbíteros, son el instrumento: obispo y sacerdotes, para poder llevar la vida de Dios al pueblo, el perdón de Dios al pueblo que peca, el alimento de Dios en la hostia consagrada al pueblo que necesita alimentarse, el perdón de Dios al niño que nace manchado con el pecado original. La fuerza del Espíritu Santo en la confirmación que da el obispo; la santificación del amor, cuando un hombre y una mujer quieren hacer de su amor una señal del amor de Dios, allí está también un sacerdote dándole el sentido divino a ese amor del matrimonio. Y cuando llega la hora de emigrar de la tierra a la eternidad, allí está también el instrumento de la misericordia de Dios, un sacerdote llevándole el viático, la última absolución, la unción del enfermo, el espíritu de Dios que unge los miembros del enfermo para poderse hacer capaz de redimir al mundo como miembros de Cristo crucificado y tener también la fuerza para emprender el viaje a la eternidad. Hermanos, cuando pensamos esta mañana en el Espíritu Santo ungiendo al sacerdote, ¡qué respeto nos merece este hombre hoy,- tan vilipendiado como Cristo, el gran bienhechor de la humanidad!; pero incomprendido, el que predica el mensaje de salvación y se le distorsiona porque estorba en este mundo. El que convive con el pobre, con el miserable, con el campesino y lo defiende y quiere como Cristo nuestro Señor predicar la liberación a los pobres, a los oprimidos, a los prisioneros, a los que sufren. Este es Cristo que está en medio de nosotros, como dice el Concilio en la persona del Obispo, a quien asisten los presbíteros: es Cristo que está presente para enseñar, para santificar y para gobernar, para conducir al pueblo de Dios. QUE DIOS PAGUE EL HABER SIDO FIELES A VUESTRA ORACIONYo quiero aprovechar esta mañana sacerdotal para decirle a mis queridos sacerdotes presentes en esta ceremonia o que no han podido venir porque precisamente están allá en los pueblos lejanos atendiendo sus ministerios, quiero decirles a mis hermanos sacerdotes: mil gracias queridos hermanos, que Dios os pague el haber sido fieles a vuestra vocación. Y, sobre todo, el sentir que sólo en comunión con el obispo, que aunque sea el más indigno de los sacerdotes es el signo de la unidad sacerdotal y del cual como que depende toda la vida espiritual de la diócesis. Y por eso el sacerdote necesita estar en comunión con el obispo. No se entiende un ministerio sacerdotal al margen del obispo; no se entiende una palabra de sacerdote dicha en un templo, que no esté acorde con la predicación, con la enseñanza del obispo; no se concibe un sacerdote administrando sacramentos si no está conectado con aquel que es como la fuente en la diócesis, como signo de esa fuente que es Cristo. Por eso, gracias queridos sacerdotes, por que en la casi totalidad del clero, todos dan este testimonio de comunión con su obispo. LO QUE MAS ANHELA EL OBISPO ES LA UNIDAD CON SU CLEROSi en algo el obispo ha ofendido a un sacerdote y por eso tal vez no exista la plena unidad con él, en esta mañana en que Cristo nos pide la unión sacerdotal como señal de su presencia, de su gracia, de su vida al pueblo, yo, queridos hermanos, les quiero pedir perdón. Yo quiero decirles que el obispo nada anhela como la unidad con su clero y que nada le aflige tanto como el cisma, la separación, la desunión de sus sacerdotes. Y que el pueblo nos está reclamando esa unidad porque el pueblo es el que sufre víctima de la desunión si existiera, así como el pueblo es el que se beneficia en la exuberancia de una vida espiritual en la medida en que permanecemos unidos con el obispo, y el obispo y los sacerdotes tratamos de estar unidos con la fuente de la gracia que repartimos con Cristo Nuestro Señor. Por eso, hermanos sacerdotes, en esta mañana es nuestra responsabilidad sacerdotal, el objeto principal de nuestro culto en las ánforas sagradas que ustedes mismos van a traer para que las consagremos, y que la gracia de los sacramentos siga siendo fuente de vida para el pueblo, está simbolizada nuestra ordenación sacerdotal en esta mañana de Jueves Santo. Queridos hermanos sacerdotes, ¡qué hermoso es hacer un recuerdo de aquella mañana inolvidable en que nuestras manos tendidas ante un obispo eran ungidas con ese sagrado Crisma que ahora vamos a consagrar! yo, como obispo, recuerdo aquel día también. Fue en 1970, un 21 de junio, allá en el estadio de los Hnos. Maristas, ante un pueblo que veía como una catequesis la unción episcopal. El sagrado Crisma que ahora yo voy a consagrar, fue el que ungió mi cabeza para hacerme Pastor, entonces colaborador del venerado anciano Mons. Chávez y González a quien ahora tengo el honor inmerecido de estar sucediendo. Y así ustedes, queridos sacerdotes, recordarán la mañana inolvidable de su ordenación sacerdotal. ¡Qué hermoso, hermanos, fieles, muchos de ustedes familiares de sacerdotes, o pueblos, comunidades donde están siendo conducidas con tanto amor y tanta sabiduría por estos dirigentes del pueblo de Dios! Démosle gracias al Señor por haber escogido a estos hombres desde su seno materno para la gran vocación sacerdotal. Esta mañana vamos a renovar con los queridos sacerdotes, nuestros compromisos sacerdotales y vamos a pedir a ustedes, pueblo de Dios, que recen mucho por nosotros para que seamos dignos de esta unción del Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo el que nos capacita por medio del carácter sacerdotal que ha marcado nuestra alma para siempre, es el Espíritu Santo al que ofendemos cuando despreciamos al sacerdote, es el Espíritu de. Dios al que honramos cuando atendemos así como el honor que me están haciendo en esta mañana ustedes de atenderme, no a una palabra de hombre sino aquel del que pudo decir Cristo al pronunciar su homilía: "el Espíritu de Dios sobre mí, a evangelizar me ha enviado". Sigue diciendo Cristo en sus sacerdotes : es el Espíritu de Dios". Yo les agradezco, hermanos, esas múltiples manifestaciones de oración, de solidaridad que han manifestado al magisterio del obispo durante este año recién pasado, año tan difícil pero año tan consolador cuando hemos visto florecer la palabra de Dios por todas partes gracias a la unidad, a la colaboración, a la fidelidad con que los sacerdotes todos estamos tratando de ser servidores de Dios, de su palabra, de su espíritu; para ustedes pueblo llamado por Dios, a ser también un pueblo sacerdotal. 3º. LA UNCION DEL ESPIRITU DE DIOS A TODO EL PUEBLOY esta es la tercera idea: la unción que celebramos esta mañana, no sólo unge a Cristo en su persona, en su naturaleza humana que se hace tan íntimamente naturaleza de Dios, sino que nos ha ungido también a nosotros los presbíteros el día de nuestra ordenación sacerdotal. Pero es todo esto en función de ustedes, hermanos, en función de ustedes hasta el punto que Cristo mismo puede decir: "no he venido a que me sirvan sino a servir y dar mi vida por ustedes". Y así cada uno de nosotros, sacerdotes, sabemos que nos hemos ordenado no para nosotros sino para ustedes. Si algo tenemos que cuidar para nosotros, no nos viene de la ordenación sacerdotal, nos viene precisamente del bautismo que con ustedes hemos recibido. CON UDS. SOY EL CRISTIANO, PARA UDS. SOY EL OBISPOY esta mañana, aquí en la Catedral de San Salvador, haciendo mía la palabra del famoso obispo San Agustín puedo decirles: "con ustedes soy el cristiano, para ustedes soy el Obispo." El cristiano es un nombre que me llena de esperanza y me hace esperar la redención y la salvación mía también. El nombre de Obispo es mi responsabilidad que me hace temblar pero que al mismo tiempo me hace confiar en la potencia de Dios que me ha dado este cargo. Así puede decir cada sacerdote también: para ustedes somos el presbiterio, para ustedes somos los cristianos. Antes que ser sacerdotes somos cristianos y cristianos con ustedes, creemos las mismas verdades, esperamos la misma esperanza, tratamos de amarnos; con ustedes tenemos unos y otros que amarnos también en señal de cristianismo. Antes que sacerdotes y obispos, somos cristianos, somos pueblo de Dios. Y por eso, hermanos, comprendámonos mutuamente en este sublime ministerio del sacerdocio; y ustedes, pueblo sacerdotal, sepan descubrir su grandeza, el Espíritu Santo los ungió, nosotros sacerdotes fuimos instrumentos cuando en la pila bautismal no sólo el agua del bautismo lavaba el pecado original sino que el Crisma que ahora vamos a consagrar, también ungió la cabecita del niño que se bautizaba para significar que desde este momento ya es participante del Cristo sacerdote, profeta y rey. Y así todos ustedes, queridos hermanos religiosos, religiosas y laicos, que no han recibido otro sacramento distinto del bautismo, por el bautismo, así como nosotros bautizados, llevamos esa marca de la unción del Espíritu Santo, el carácter del cristiano, el pueblo de Dios, ungido para ser pueblo sacerdotal, pueblo profético, pueblo que debe de reinar con Cristo y hacer reinar los principios divinos del Evangelio. Pueblo sacerdotal inmerso en tantas ocupaciones en el mundo. Piensen las diversas ocupaciones que están presentes en esta reflexión, tal vez profesionales, profesores, obreros, campesinos, vendedoras del mercado, señoras de su casa, cocineras, todo eso es pueblo de Dios que está santificando todos esos ambientes del mundo. La santidad de Ustedes allá en el siglo es la santidad que santifica al mundo. LA UNCIÓN DEL PUEBLOEsta mañana, hermanos, Cristo que va a morir por nosotros nos pide la colaboración de nuestra santidad personal, que es redención que nos salvó del pecado original y nos incorporó a su cuerpo místico para hacer prolongación de Cristo en el mundo y en la historia, ese Cristo que nos hizo por el bautismo miembros suyos, nos está pidiendo, hermanos, comprender nuestra dignidad, nuestra responsabilidad y hacer de nuestra vida un verdadero sacramento de la misericordia, de la gracia, de la verdad, de la justicia de nuestro Dios. Un pueblo profético, un pueblo que anuncia las maravillas de Dios y que denuncia la maldad de los hombres. Un pueblo que se une en la santidad de una doctrina y que reclama en las exigencias de Dios ante los hombres que atropellan la dignidad humana, que abusan de su poder, de sus riquezas, pueblo que tiene que proclamar la justicia del Señor, pueblo profético. Por eso no se entiende que un bautizado sea un cobarde, mucho menos un traidor, porque sería un Judas. Todos llevamos esa responsabilidad como pueblo ungido por el Espíritu Santo. Queridos hermanos, vamos a celebrar en la consagración de las tres ánforas que ya van a ser traídas al altar, esta triple consagración: La consagración de Cristo, el sacerdote eterno, el Profeta único, el Rey universal pero que ha hecho derivar a estos queridos hermanos sacerdotes y a este indigno servidor de ustedes, su dignidad de sacerdote, profeta y rey para conducir, para guiar al pueblo de Dios en el ministerio sacerdotal y que en tercer lugar ha ungido a ustedes pueblo de Dios, para que como pueblo de Dios celebremos las maravillas de su redención en esta Semana Santa, no como algo extraño sino como algo que somos nosotros como pueblo ungido que nos identifica con Cristo, somos los protagonistas del Cristo que va con su cruz a cuestas. El pueblo que sufre, del pueblo que muere en la cruz, pueblo acribillado pero del Cristo que después de tres días, resucita llenando las esperanzas después del sufrimiento. Pueblo salvadoreño que por el bautismo se ha hecho pueblo de Dios, hagamos honor a esta unción que juntos, como pueblo sacerdotal vamos a celebrar agradecidos al Señor. |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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