Queridos hermanos:
Es el quinto domingo de Pascua. Como he estado insistiendo, los cincuenta días de Pascua, desde el Sábado Santo en la noche hasta la fiesta de Pentecostés, o sea, la venida del Espíritu Santo (14 de Mayo), son considerados por la Iglesia como un solo domingo, el gran domingo, la gran fiesta del Señor. Yo quisiera que no perdiéramos de vista esa figura triunfante de Cristo resucitado. Es este el centro del mensaje del Evangelio. Por eso, cuando en el marco histórico que yo trazo para anunciar ese Cristo resucitado, la atención de muchos sólo se queda fija en el marco y critican como si la predicación se hubiera vuelto política, subversiva, revoltosa y todos esos calificativos que ya se han leído en diversos medios de difusión (de difamación, mejor dicho) contra la persona del obispo y la figura de la Arquidiócesis, se distorsiona la verdad del mensaje. Yo les llamo la atención a que nos fijemos en el centro de mi predicación. No quiere ser otro que un eco del Año Litúrgico. Por eso, voy conduciendo con Uds. esta grey de la Arquidiócesis a lo largo del Año Litúrgico, guiados por la presencia de Cristo. Eso es la liturgia, presencia del misterio salvador de Cristo en la historia del pueblo donde se reflexiona ese misterio. Por eso, lo central es el misterio mismo que salva y, desde ese misterio salvador, se ilumina la realidad que nos circunscribe. Gracias a esto, este misterio salva a los buscamos en nuestra esperanza cristiana, en la figura central del Divino Redentor, la fuerza para dar solución a los problemas tan graves de nuestra Patria. Pero si sólo nos fijamos en el enmarque y solamente miramos la palabra medio de soslayo y no vemos de frente el mensaje divino que nos reclama, entonces en vez de atender con fe, se está escuchando como los fariseos escuchaban a Cristo: a ver en qué lo cogemos, a ver dónde está esa acusación que queremos justificar. Gracias a Dios, apelando al público que me escucha les puedo decir como Cristo a sus enemigos: ¡en público he hablado, preguntad a quienes me han escuchado a ver si es verdad lo que ustedes tratan de esconder en tanta campaña calumniosa! HECHOS DE LA SEMANA. NUEVAMENTE EN CATEDRALUn hecho por ejemplo en esta semana para meditar la palabra de Dios hoy, es que podemos reunirnos nuevamente en la Catedral. El domingo pasado estaba ocupada por el Bloque Popular Revolucionario. Eso me dio ocasión para distinguir netamente que la Iglesia no es el Bloque. Los signos mismos hablan. Han regresado pues, los que ocuparon la Catedral, a sus casas. Muchos dicen que no eran todos campesinos. Yo pregunto ¿quién en El Salvador no tiene cercanías campesinas?. Todos somos campesinos. Pero bien, regresaron a sus casas. Quiero felicitar al cuerpo diplomático y a la Cruz Roja que prestaron servicios tan eficientes. Pero esto mismo nos lleva como salvadoreños cristianos a decir: ¿por qué nuestra gente tiene que acudir a la fuerza, a la voz internacional de la diplomacia, a la Cruz Roja, para resolver el simple hecho de volver a sus casas?. Se ha creado en El Salvador un nuevo género salvadoreño: los desterrados en su propio país. Quiero también aclarar que la ocupación de la Catedral y del Calvario no hay que medirla por la caridad con que hemos ayudado a otros campesinos en otros lugares, por donde la caridad del Buen Samaritano los ha acogido y les ayuda. El tomar una catedral, una iglesia, es también necesitar un signo que, no es el lenguaje normal, para expresar una angustia. Entiéndanme bien porque alguien que escuchó, que leyó en mi articulo de esta semana y en mi entrevista por radio, me dijo: "entonces Ud., está poniéndose más ojo verde a las ocupaciones de los templos?" Le digo: ¡Mucho cuidado!. Yo no he dicho eso. He dicho que se han tomado los templos sin la voluntad de la Iglesia, pero que la Iglesia comprende lo que quiere ser esa expresión. Y ahora puedo decir, cuando ha pasado el conflicto, que no se debe usar la iglesia. Es un Lenguaje tan grave la ocupación de un templo, que no debe de ser ya un recurso corriente. Que quienes quieran usar la Iglesia para esta clase de presiones, tampoco son amigos de la Iglesia; lo que les interesa es su propio interés y les sale sobrando la Iglesia. Por eso hermanos, ni con unos ni con otros; la Iglesia es Iglesia. La Iglesia quiere ser siempre el lugar de oración, el lugar también donde se proclama con libertad la palabra y el derecho de los hombres, pero desde la perspectiva del Evangelio. Por eso, por favor, que no se multipliquen ni se sigan repitiendo estos acontecimientos. HECHOS QUE LAMENTAMOSLamentamos todavía muchas denuncias de capturas: 5 estudiantes de bachillerato, un campesino allá por Cojutepeque. Y sobre todo, lamentamos, hermanos, que arrecia la ola de difamaciones. Hay interés en mantener un ambiente de desprestigio para la Iglesia. Yo invoco al buen criterio de quienes quieren escuchar la verdadera voz de la Iglesia, y sepan distinguir entre un lenguaje que quiere provocar el desorden y una voz de justicia y Evangelio que señala las llagas de una sociedad. La Iglesia no hace lo primero. Querer confundir una especie de azuzar - como se ha dicho -, de levantar al pueblo, con una voz de justicia que reclama paz, pero a base de justicia, y que no puede haber paz verdadera en el pueblo mientras no se pongan esas bases de justicia…. Lo uno sí es subversión, lo otro es Justicia Evangélica. La Iglesia tiene la voz de esa Justicia Evangélica y no se la quiera confundir, no se quiera tener tan mala voluntad que todo lo que la Iglesia señala como necesidad de cambio, como necesidad de un orden más justo, se confunda con una voz revolucionaria. Que quede bien claro esto también, hermanos, la voz de la Iglesia está clamando paz, pero como lo decía aquel santo Pontífice Pío XII "opus justicie pax", la paz sólo tiene que ser fruto de la justicia y no una paz ficticia, una paz que no habla. Por eso, más que este enmarque histórico de nuestra Patria, yo quiero que como reunión de familia que tiene que ser nuestra Misa de la Catedral, nos fijemos, queridos hermanos, miembros vivos de la Iglesia, en qué está haciendo la Iglesia: construyéndose a si misma y cómo los buenos católicos tienen que edificar esa Iglesia. PREPARACIÓN PARA LA FIESTA DE PENTECOSTESLos datos que ahora les doy son datos para darle gracias a Dios porque nuestra Iglesia, a pesar de la persecución y de la calumnia, de la mala interpretación, del mal ambiente que se le quiere hacer, sabe que su avance no depende de las circunstancias exteriores. La solidez de nuestra Iglesia está en afianzarse fielmente a su Cristo, en ser fiel al Evangelio, en desempeñar la misión que Cristo le ha confiado. Y por eso, una de las noticias más bellas, y agradezco la acogida que se le ha prestado, es la celebración de Pentecostés. En la vigilia de Pentecostés el sábado 13 de mayo a las 8 de la noche, tendremos aquí una concentración de jóvenes que ya se están preparando para recibir la confirmación en esa edad que es la propia de este sacramento. Sacramento de jóvenes, sacramento de compromiso cristiano. Son alumnos de bachillerato, de los tres cursos, o jóvenes que, aunque no estén en colegios, ya han cumplido los 16 años. Se están preparando con una buena catequesis para comprender que la Confirmación sólo se recibe cuando se tiene el propósito de seguir fielmente a Cristo, aunque cueste la vida. Si no fuera por la Confirmación no tuviéramos mártires en la Iglesia. La Confirmación es el sacramento de los mártires. Por eso quiero advertirles también que estamos dando el suficiente tiempo para que nuestros queridos párrocos catequicen en sus parroquias. A partir del próximo Año Litúrgico, o sea de diciembre, no habrá más confirmaciones de niños chiquitos, que procuren comprender que la verdadera edad es la de la juventud. REFLEXIÓN DE LAS RELIGIOSASQuiero también anunciar con alegría cómo la Iglesia se construye en el dolor. Las religiosas que trabajan en nuestros pueblos han tenido un día de profunda reflexión, tres días mejor dicho. Y uno de sus propósitos concretos ha sido organizar una misión de pacificación, de reconciliación, de amor cristiano, en aquellas zonas que han sido asoladas por el conflicto reciente. Son campesinos de corazón noble en los cuales no quisiéramos que anidara el odio ni la división y que volvieran por los caminos del mandato de Cristo: amaos los unos a los otros. PASTORAL DE LOS CENTROS EDUCATIVOSTambién quiero anunciar con alegría el esfuerzo que está haciendo la Federación Arquidiocesana del Centro de Educación Católica. Colegios católicos, escuelas parroquiales, están aunando criterios y esfuerzos para ser lo que tiene que ser una escuela católica; un instrumento de la pastoral diocesana. Próximamente tendrán un día de reflexión para seguir profundizando en esta pastoral colegial que, muchas veces, la han querido también confundir, cuando dicen una palabra muy confusa: que los colegios católicos están socializando. ¡Mentira! ¡Es calumnia!. El colegio católico lo que está haciendo es concientizando, haciendo ver que la verdadera educación tiene que ser un reflejo del Evangelio. Y a propósito de esta misión educativa de la escuela y del colegio, hay que estar alerta con las transformaciones educativas, cuando esas transformaciones en vez de formar criterios autónomos, individuos artífices de su propio destino, protagonistas de la historia de su Patria, solamente quiere seguir formando masa, instrumentalizando juventudes, profesiones, para mantener situaciones injustas. Una verdadera reforma educativa tiene que buscar, ante todo, esto que la Iglesia viene señalando hace tiempo: la formación de criterios auténticamente libres, cristianos para que los hombres y las mujeres sepan ser artífices del propio destino de su patria. LA IGLESIA, RETORNO DE CRISTO EN EL ESPIRITUPor eso, queridos hermanos, tendría muchas otras noticias que darles pero quiero entrar más bien en el tema central. Este es el tema central de la homilía : las lecturas que se han hecho hoy pueden resumirse en este título: "La Iglesia, retorno de Cristo en el Espíritu". Lo repito porque aquí está la síntesis de todo mi pensamiento de esta mañana: La Iglesia es el retorno de Cristo en el Espíritu. La Pascua, el misterio pascual, estos días de reflexión de la Iglesia, nos llevan a empalmar la despedida de Cristo de su vida temporal, con la presencia de Cristo en su vida mística y celestial. En otras palabras, el fin de la vida temporal de Cristo empalma con el principio de la historia de la Iglesia. El evangelio de San Juan, en estos bellos capítulos de la despedida en la última cena, se nos presenta como la constitución de la Iglesia, un Cristo que se despide de los suyos, así los llama San Juan a los miembros de la Iglesia, qué honor podernos llamar en esta mañana "los de Jesucristo", y que Jesucristo, mirando a quienes hoy asisten a la Misa, los llama: los suyos, sus discípulos. Con ellos celebra la inauguración de la Iglesia que se va a prolongar en todos los seguidores de Cristo que ahora somos nosotros. Este retorno de Cristo en el espíritu quiere decir, con esa palabra con que Cristo comienza el evangelio de hoy: "tened fe en Dios", confiad un consuelo de ternura ante la tristeza de quienes durante tres años han compartido día y noche los problemas, las esperanzas, las angustias, de su Divino Maestro. Les dice que no se van a quedar solos, que a donde El va ahora, no pueden seguirlo, ya lo seguirán después. El paso de la muerte y de la ascensión a los cielos será también de los suyos, pero El lo hace ahora como cabeza del cuerpo místico, pero que todos lo seguirán un día y que retornará. Este es el tema de la homilía, que no solamente volverá al final de la historia sino que ya, después de resucitado, volverá a convivir en una forma invisible, pero real, en su Iglesia, que esta mañana, abril de 1978, Cristo vive no sólo en su cielo, está aquí. Hermanos, ha vuelto a los suyos en el Espíritu. La Iglesia es el retomo de Cristo en el Espíritu. 1º. CRISTO, VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE, RETORNA EN EL ESPIRITU a) CRISTO, VERDADERO DIOS Y VERDADERO HOMBRE¿Y quién es Cristo en primer lugar, para poder anunciar que aún después de morir volverá a vivir con nosotros?. Es hermoso el diálogo, podíamos decir esta es la primera idea para creer en este Cristo. Lo que aparece en el diálogo del evangelio de hoy, diálogo con los dos apóstoles, con Tomás y con Felipe. Cuando le preguntan ellos todavía ignorantes del gran misterio por qué no ha retornado Cristo en el espíritu, no son mas que hombres que han escuchado misterios tan sublimes que no los pueden captar y uno le pregunta: "¿A dónde vas Señor? Dinos, para seguir el camino". Y Jesús le responde una frase que sintetiza todo el Evangelio y toda su vida: "Yo soy el camino, la verdad y la vida". Y al otro discípulo que le pregunta: "Muéstranos al Padre y nos basta", era el ansia de todo el Viejo Testamento: conocer a Dios. Muéstranos a Dios. La respuesta de Cristo es toda una cristología, un tratado teológico de Cristo: "Felipe, tanto tiempo he estado con ustedes y ¿no me conocen?. El que me ve a mí, ve al Padre. ¿Que no creen ustedes que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?" Queridos hermanos, mientras no tengamos esta idea de un Cristo que es verdadero Dios y verdadero hombre, no hemos comprendido nuestra Iglesia ni el misterio salvador del Señor. Para esto se hizo hombre Dios, para que, por medio de la figura de ese hombre - Dios, nos adentráramos en el misterio de lo divino. Yo soy el camino. Nadie puede venir al Padre sino por mí. Y Dios no ha venido a salvar a los hombres sino por mí. El único medianero: Cristo Jesús. Dichoso el que lo ha conocido y cree en El. Dichoso el que sabe aún que en estas horas obscuras de nuestra historia Cristo vive, vive poderoso como Dios y vive comprensivo como hombre; es hombre de nuestros caminos, es hombre de nuestra historia, es hombre como le canta esa canción que está de moda: el Dios que aparece como obrero, como aquel que pasea por el parque, como aquel que trabaja en las carreteras y remienda llantas en las gasolineras. Dios está encarnado en cada hombre y comprende a cada trabajador, a cada hombre que quiera amarlo y seguirlo. Por eso decía: "Todo lo que hagas con uno de ellos, conmigo lo haces". Es el camino para conocer al hombre, así como es el camino para conocer a Dios. Nadie puede llegar a Dios sino a través de este puente de este camino que es nuestro Señor Jesucristo. b) CRISTO VIENE A SU IGLESIA EN PENTECOSTÉSEse Cristo - Dios al que el Padre exaltó en esta hora de Pascua, es el Cristo que viene en Pentecostés. La venida del Espíritu Santo - entendámoslo bien - es el retorno de Cristo en el Espíritu, es el Espíritu de Cristo que viene a su Iglesia. Espíritu de Cristo con toda su fuerza salvadora, con todo su amor, con toda su valentía para denunciar el pecado, con toda su fuerza para decirle al hombre por dónde está el único camino, por dónde se puede salvar, y señalarle los caminos anchos por donde se pueden perder. Este Cristo viene y dice en la última parte del evangelio de hoy: "Vosotros que creéis en mi, haréis cosas mucho mayores que yo". ¿Qué quiere decir esto?. Que toda la potencia salvífica que El trajo de Dios, la va a confiar a este grupo que ya son la Iglesia naciente; y que a través de los siglos y de los pueblos, esta Iglesia hará cosas mayores que Cristo en el sentido geográfico, numérico, porque Él salvó al mundo con una redención objetiva, muriendo en la cruz y dejando, diríamos, la fuente de la redención, pero sus discípulos tienen que repartir en canales por todo el mundo esa obra salvífica y Él ya mira a su Iglesia extendida por todos los pueblos haciendo cosas mayores que las que El hizo personalmente. Cristo no tuvo ante su presencia física esta muchedumbre que yo tengo aquí en Catedral, ni este auditorio de la radio en esta hora que yo sé que es muy numeroso. Es verdaderamente Cristo que está hablando por mí y me está diciendo: tú estás haciendo cosas mucho mayores que yo, no porque seas más que yo sino porque lo que yo dije tú lo estás repitiendo a través del milagro de la radio; en la atención de esa muchedumbre tú estas repitiendo mi palabra, estás salvando al mundo señalando el camino; y como yo también, recibes la ofensa, la calumnia. También a mí me apedrearon, también a mí me persiguieron, también en mi tiempo hubo gente que aunque yo le señalé con milagros la potencia de Dios, no creyeron en mí, me sentenciaron, me crucificaron porque les estorbaba mi doctrina; así tiene que estorbar la tuya también, pero estás haciendo casas muy grandes porque es Mi Obra la que tú estás continuando. Y cada sacerdote, por más humilde que sea su parroquia, está haciendo cosas más grandes que Cristo en el sentido del evangelio de hoy. Lo mismo el catequista, el padre de familia, el predicador de la palabra, los suyos, sus discípulos, están llevando al mundo la obra redentora del Señor. Cristo retorna, pues, en el espíritu. Es el Espíritu de Cristo el que nos congrega, es el Espíritu del Señor el que todos los domingos mira sus iglesias llenas para transmitirle su verdad y su vida. ¡Que hermosa es la Iglesia!, hermanos, el retorno de Cristo en el espíritu. Cristo está aquí. Y cuando en la hostia consagrada lo adoremos sin verlo, no dudemos, es un retorno de Cristo en Espíritu, es el Espíritu del Señor el que me ungió sacerdote para decir las mismas palabras suyas en la última cena: "Esto es mi cuerpo" y levantar a la vista de todos y adorar yo también, a Cristo que está presente entre nosotros. Cristo está presente en la confirmación de Pentecostés. Cuando el obispo con sus sacerdotes impongan las manos, el Espíritu de Cristo viene a posesionarse de esos jóvenes que hoy se están preparando para recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo que retorna con un Cristo no visible pero sí real, valiente, verdadero. Cristo sigue hablando con voz e inflexiones distintas, según sean sus instrumentos, pero es el mismo Cristo el que habla, y al mismo Cristo al que se. atiende, y al mismo Cristo al que se ofende y se desprecia cuando se calumnia y se desprecia a su Iglesia. 2º. PRESENCIA DE CRISTO EN LA IGLESIA COMO CONSTRUCCION, PUEBLO Y COMUNIDADPor eso, hermanos, un segundo pensamiento. Esta presencia de Cristo que retorna son estas tres figuras que encontramos en las lecturas de hoy. Yo les suplico que las reflexionen mucho. Se presenta hoy como una construcción, la Iglesia como una casa de Dios. La segunda figura es la Iglesia como pueblo de Dios, como una raza elegida. Y la tercera figura es la Iglesia como una comunidad de diaconía, es decir comunidad de servicio, que eso quiere decir diácono, el servidor. a) LA IGLESIA COMO UNA CASA DE DIOSEn primer lugar la Iglesia es una construcción de piedras vivas. La figura es bella. Dice la lectura de hoy que Cristo es la piedra fundamental y sobre esa piedra todos ustedes cristianos, son piedras vivas. No son piedras muertas materiales. Cada hombre con sus cualidades, con sus carismas, con su grado de santidad es una piedra viva. Estamos construyendo un templo y cuando un cristiano muere, esa piedra es colocada en el templo de la gloria. El esplendor de Dios ilumina ese santuario hecho con hombres de las canteras de la tierra, iluminadas con luz de espíritu, con sangre de bautismo, que es sangre de Cristo. ¡Qué bello destino el de la vida humana! Cada hombre es una piedra viva. Hemos pensado, hermanos, que aún cuando envejecemos y enfermamos y nos sentimos inútiles, pobres, marginados, somos piedras que el Divino constructor está labrando para hacerse un templo que ya comienza a esplender en esta tierra. "Pero para ustedes - dice San Pablo - esta piedra que es Cristo, es piedra fundamental". En cambio, hay muchos que la desecharon como inútil, como inservible para sus intereses. Prefirieron las tinieblas, lo material. Para ellos Cristo será piedra de tropiezo, piedra de choque. ¡Qué terrible!. Este Cristo que se está ofreciendo como base para construir la vida de los hombres, muchos hombres la desechan porque quieren poner otros fundamentos, otros ídolos, otros valores y Cristo no encaja bien en esa construcción. Así se explica que la Iglesia, construcción de Dios, no cohesione con la construcción materialista del mundo, así como no pega - los arquitectos lo saben bien - el cemento armado con el lodo. Los materiales se distancian cuando no están hechos para conglutinarse. Todo hombre que no es Espíritu de Cristo, es lodo, es barro, es bahareque, es construcción endeble; no puede subsistir sobre la roca inconmovible de aquel que construye en la sinceridad, en el amor, en la verdad, en la justicia, en todo aquello que es la sinceridad. No puede construir sobre la base de Cristo y Cristo le estorba al que vive de la mentira, al que vive de la hipocresía, al que deja su pluma para destilar veneno, odio y difamación . No puede estar con Cristo una construcción que es de odio y es endeble como el barro. b) LA IGLESIA PUEBLO DE DIOSLa otra bella figura de la Iglesia es pueblo de Dios. Hermanos, yo quisiera que se grabaran profundamente en su vida estas cuatro frases, que son como los cuatro insignes honores del verdadero cristiano. San Pedro nos dice hoy a los bautizados que por el bautismo somos: lº) raza elegida; 2º) sacerdocio real; 3º) nación consagrada y 4º) pueblo adquirido para narrar las maravillas del Señor. Este es nuestro deber, esta es la misión de la Iglesia como pueblo de Dios. RAZA ELEGIDAEs hermoso si ustedes leen la carta I de San Pedro que hoy se ha leído sólo en un trocito, allá al principio. La dedica a los cristianos que están en la dispersión. Es una frase para decirle: "el cristiano por su bautismo constituye una raza elegida". Cualquiera que sea el color de su piel, cualquiera que sea su categoría social, cualquiera que sea su color político, es una raza elegida. Es como los israelitas cuando tenían que emigrar de su nación y vivir en la diáspora. Donde quiera que vivieran, recordaban el origen y el destino de su historia. Así, todo cristiano donde quiera que esté, debe sentir su raza elegida; por el bautismo me he hecho raza de Dios, por el bautismo soy consanguíneo de Cristo, voy llevando en mi sangre, en mis venas, en mi vida, esta dinastía de Dios. ¡Qué honor! SACERDOCIO REALQuiere decir que este pueblo de bautizados tiene verdaderas funciones sacerdotales. ¡Cómo quisiera tener tiempo, hermanos, para describirles en qué consiste la función sacerdotal del pueblo!. Desde el día en que un niño se bautiza, se incorpora a un pueblo puesto en el mundo para dar culto a Dios. Esto es lo sacerdotal, dar culto. Y San Pedro dice que somos sacerdotes para dar culto espiritual a Dios. La vida del bautizado, cualquiera que sea su profesión, es un culto a Dios. Misa no sólo se celebra el domingo en catedral, misa es la del hombre que hace de su vida un culto al Señor. Nunca de sus labios una mentira, nunca en su conciencia un resentimiento, un odio; en su profesión por más humilde que sea, a la gloria de Dios. Y así, está celebrando misa el hojalatero, el carpintero, el barrendero, la señora de mercado, el estudiante, el profesional. Cuántas categorías de vida que están escuchando esta palabra. Y yo les digo, hermanos, todos ustedes son sacerdotes que celebran su misa en su propia profesión, en su propia vida. No pierdan el sentido divino de su existencia. Y cuando el dolor nos pruebe, ustedes queridos enfermitos que me escuchan - se que me están escuchando allá en el querido hospital de la Divina Providencia, como en tantos otros hospitales y en tantos lechos de enfermo - sé que ustedes queridos enfermos, como Juan XXIII, pueden decir cuando le dijeron a Juan XXIII que la enfermedad era grave y que tenía que acostarse, él dijo: "también la cama es un altar, y yo ahora soy la víctima de ese altar". ¡Qué hermoso concepto!. Así puede decir también el trabajador, la empleada que va a su oficio: "también mi oficio es un altar y en ese caso yo soy la víctima sagrada de ese altar, voy a trabajar con gusto, voy a cumplir mi deber". Díganme, hermanos, si esto es subversión. Digan si esto es resolver las cosas y no ponerlas en su puesto, decirle a los políticos: también ustedes pueden ser hostias sagradas para Dios si cumplen su trabajo político con verdadero sentido cristiano. Decirle también al que tiene dinero y haciendas: tú también puedes ser víctima sagrada a Dios; si eres bautizado, eres hostia de un altar si le das un sentido social de justicia, de cristianismo y de hermandad a tus relaciones con todos tus hermanos. Esto es ser cristiano, ser bautizado, ser pueblo de Dios, raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada. Una nación puesta en el mundo para ir proclamando las maravillas del Señor, pueblo adquirido por Dios. Nos ha comprado Cristo con su sangre, no nos pertenecemos a nosotros. Cristo es nuestro dueño, es nuestro Rey y el tiene que gobernar sobre nosotros. Si alguno no quiere que Cristo reine sobre él, haría bien, como hacen - dicen los cristianos allá en Alemania - donde les obligan a pagar un impuesto para ayudar a su propia religión, cuando ya no quieren pagar ese impuesto, van a decir: "yo ya no soy cristiano, bórrenme del libro del bautismo". Seria preferible; no porque no les cobraran un impuesto, sino porque no quiero aportar a esta hora en que el pueblo de Dios tiene que ser pueblo escogido, nación consagrada, valiente comunidad para proclamar las maravillas de Dios y denunciar las injusticias del pueblo que nos circunda. Seria preferible borrarse del libro de la parroquia y no llamarse cristiano, que ser bautizado e ir arrastrando la ignominia de los paganos y pecadores, bautizados pero paganos en el corazón. A esto viene nuestra fiesta de Pentecostés, a revivir esta conciencia cristiana de nuestro pueblo, a decirle como San Pedro en la lectura de hoy que recordemos nuestra dignidad de raza elegida, de sacerdocio real, de nación consagrada y de pueblo adquirido. c) LA IGLESIA COMO UNA COMUNIDAD DE DIACONÍAY finalmente, hermanos, este pensamiento del Cristo que retorna en el espíritu a los suyos, a nosotros, y hace de nosotros una comunidad de servicio, una comunidad de amor, una comunidad de jerarquía, una comunidad de oración. La comunidad, la comunión, es lo característico de la Iglesia. Por eso, el Concilio Vaticano II nos invita a educarnos saliendo de una educación individualista: "mi alma y Dios", y entrar, en cambio, en una espiritualidad de pueblo. Somos un pueblo, una comunidad, una comunión. En griego lo decían los primeros cristianos: somos una "coinonía". Bonita palabra que hoy se ha puesto de moda otra vez cuando en las comunidades de base, en las comunidades parroquiales se va descifrando qué significaba para aquellos antiguos la "coinonía", comunidad, una vida de familia. Y esa vida de familia sus propias características. EL ORDEN DE LOS DIACONOS ¿POR QUE NACIÓ EL ORDEN DE LOS DIACONOS?Nos lo ha contado hoy el libro de los Hechos. Había contiendas (ya comenzaban las divisiones en la Iglesia) entre hebreos y griegos. Decían los unos a los otros: "No nos cuidan bien a nuestras viudas, se descuidan de nuestra gente". Siempre comienza por algo egoísta o materialista la división en la Iglesia. Es el primer rasgo, la primera noticia de la historia de la Iglesia en que aparece una división entre los que forman la Iglesia. No nos extrañemos, hermanos: en "Iglesia de hombres con mañas de hombres", tendrá que haber divisiones de hombres. No nos debe escandalizar , mas bien, fijémonos como se superó aquella crisis. La jerarquía, Pedro y los apóstoles, llaman a la comunidad, la "coinonía" y les dicen: "Ha crecido mucho la comunidad, ya nosotros apóstoles no podemos atenderlos a todos, nosotros no podemos descuidar nuestro deber principal que es la oración y el servicio de la palabra. Escojan, pues, entre ustedes siete hombres llenos del Espíritu Santo". Y escogieron siete, entre ellos el protomártir San Esteban, y les impusieron las manos. ¡Miren hermanos qué bonito gesto de Iglesia, la jerarquía propone el modo, la comunidad participa eligiendo, y los elegidos reciben el poder de la jerarquía!. Otra vez, la Iglesia... la jerarquía. No olvidemos nunca porque el día en que demos a esta comunidad sólo un sentido carismático, un sentido de amor y de comunión y nos olvidemos de la autoridad que es el Papa, los obispos, los sacerdotes, estaremos destruyendo la vértebra de esta comunidad. LA DIACONIA ¿QUE ES DIACONIA?La diaconia es una palabra griega que significa también servicio. Los diáconos y toda la jerarquía es diaconía. Los obispos no mandamos con un sentido despótico. No debe ser así. El obispo es el más humilde servidor de la comunidad porque Cristo lo dijo a los apóstoles, los primeros obispos: "el que quiera ser más grande entre ustedes, hágase el más chiquito, sea el servidor de todos". Nuestro mandato es servicio, nuestra conducción, nuestra palabra, es servicio. Fíjense bien en esto de San Pedro: la misión principal es oración y servir a la Palabra. En este momento, hermanos, yo estoy sirviéndoles a ustedes. Mi predicación es un servicio a la palabra de Dios para transmitirla al pueblo. De ahí mi empeño en preparar lo mejor que puedo con mis pobres alcances, esta homilía, todas mis intervenciones, mis escritos, para transmitir la Palabra tratando de hacerla lo más nítida posible. Y por eso me duele, ¡cómo no me va a doler que al servidor de la Palabra, que al humilde criado de la comunidad de la Arquidiócesis, los señores que reciben este servicio, en vez de agradecérselo lo vituperen! ¡le digan como los señores insolentes a sus pobres cocineras: " ¡eso no sirve!" Hermanos, yo les agradezco a ustedes tantos bellos testimonios de solidaridad, que ya les repetí una vez que le dan ganas de orar como Cristo., sobre todo, entre la gente humilde: Te doy gracias Padre, porque este servicio a la Palabra que yo trato de hacer, me lo comprenden los humildes, los sencillos de corazón; cuando en cambio se torna diatriba, se torna ofensa, y suscita y desata calumnias para todos aquellos que se creen autosuficientes, soberbios, encastillados en su propio modo de pensar y no quieren que nadie les llegue con la doctrina auténtica del verdadero Evangelio. LA SEÑAL DE ESTA COMUNIDAD: EL AMORY es finalmente, hermanos, y con esto termino, un servicio, una comunidad que la resuelve todo el amor. "En esto conocerán que sois mis discípulos". Esta es la señal de esta comunidad: el amor. Yo los invito a todos para terminar esta reflexión, que tratemos de revisar nuestro propio corazón. Si hay amor aún para aquellos que nos ofenden, eres cristiano. ¡Bendito sea Dios!. Si estás guardando un rencor, una rencilla contra aquel que molesta tu situación, que tú mismo sabes que no es cristiana, eso mismo te está diciendo que no eres cristiano. Si tu pagas para escribir o para hablar por radio ofensas contra tu hermano, aunque sea el obispo, no eres cristiano. Tú que te ganas la vida, que por necesidad de tu estómago vendes tu pluma, tu lengua para hablar por radio, servir de intereses mezquinos, no eres cristiano; pero eres más comprensible, te comprendo, tienes hambre y tienes que vender aunque sea tu fama. Cuídense, hermanos, no nos vendamos a nadie. Hemos sido comprados por Cristo y el amor suyo es el que debe de imperar entre nosotros. Celebremos nuestra Eucaristía. ¡Qué honor también saber que ese bautismo que nos ha hecho raza de Dios nos invita a la Eucaristía cada domingo para alimentar nuestra vida divina, nuestra vida divina que es lo más hermoso que Cristo nos ha traído!. Porque Cristo resucitado no se ha ido, ha retornado en el espíritu y su vida de resucitado, su vida inmortal, su vida que muere ya, se quiere hacer nuestra vida; nosotros podemos hacer nuestra esa presencia, esa vida de Cristo entre nosotros por los sacramentos, por la fe. Por eso proclamemos ahora, pues, con una convicción profunda de que Cristo está aquí entre nosotros, el Credo de nuestra Misa.
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Queridos hermanos:
Este domingo es el cuarto domingo de Pascua. Ya saben que son siete los domingos pascuales y todos constituyen una unidad: la proclamación solemne de Cristo vivo que no morirá más, despertando en el pueblo un sentido de confianza, de fe, de magnanimidad. Entre los domingos de pascua, los primeros tres nos narraban episodios de las apariciones de Cristo resucitado, este cuarto domingo viene a ofrecernos como una síntesis preciosísima la figura de Cristo, Buen Pastor. Por eso se llama este domingo, el domingo del Buen Pastor. Por eso, el Papa Pablo VI, desde hace 15 años, ha querido que este domingo del Buen Pastor sea también el domingo de oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas. Tenemos, pues, motivos muy poderosos para que nuestra plegaria, nuestra eucaristía de este domingo, sea verdaderamente un domingo de oración, intensa oración, abrirnos a la esperanza, a la fe de esta Iglesia que ahora prolonga la figura del Buen Pastor gracias a los pastores, a las almas consagradas a El que lo van haciendo presente en formas tan diversas en el mundo. Por eso, las ideas de mi homilía tienen que engarzar todo esto. Yo presentaría estas tres ideas: 1ª) Las circunstancias en que se proclama la resurrección de Cristo. (Hay que tenerlas muy en cuenta para que el evangelio de Cristo resucitado sea el que ilumine nuestra historia). 2ª) Ese mensaje de Cristo resucitado se presenta hoy bajo la figura de un pastor. (Hoy esta es la imagen que debemos de llevar a nuestros hogares, a nuestra sociedad, a nuestro ambiente: Cristo es el Buen Pastor, vive hoy como un pastor que ama a su grey). 3ª) Nosotros somos esa grey, el mensaje se dirige al pueblo como una vocación, un llamamiento (y allí encontraremos pues, el mensaje del Papa en este año, a las vocaciones). 1º. LAS CIRCUNSTANCIAS EN QUE SE PROCLAMA LA RESURRECCION DE CRISTO a)ANUNCIO Y DENUNCIA DE LA PROCLAMACION DEL MENSAJE CRISTIANOLa primera idea es ésta: El mensaje cristiano se pronuncia ante circunstancias concretas. Y esto no es una modalidad de nuestros días, la homilía, cabalmente eso significa. Homilía quiere decir el sermón sencillo del pastor que celebra la palabra de Dios para decirle a los que la están reflexionando: que esa palabra de Dios no es una palabra abstracta, etérea, sino que es una palabra que se encama en la realidad en que vive esa asamblea que está meditando. CRISTO HA RESUCITADO. UDS. LO MATARONY traigo esto -aunque todos los domingos lo recuerdo- porque hoy noto yo en las tres lecturas, cabalmente eso: que tanto el sermón de Pedro, el primer sermón cristiano, acaba de bajar el Espíritu Santo y Pedro se asoma a la puerta del cenáculo y predica y convierte ya a los primeros tres mil, ese primer sermón que es una pauta de la predicación no prescinde de las circunstancias, anuncia el gran mensaje: Cristo ha resucitado para esperanza y perdón de los que lo siguen. Pero en su sermón, Pedro, junto con estas maravillas de la redención cristiana que anuncia, denuncia el gran pecado de los hombres: " ¡Ustedes lo mataron! " Y tanto, que nos dice hoy la lectura: "Los corazones de aquellos hombres se sintieron conmovidos. ¿Qué haremos hermanos?". Eso quiere la Iglesia: inquietar las conciencias, provocar crisis en la hora que vive. Una Iglesia que no provoca crisis, un evangelio que no inquieta, una palabra de Dios que no levanta roncha -como decimos vulgarmente-, una palabra de Dios que no toca el pecado concreto de la sociedad en que está anunciándose, ¿qué evangelio es ése? Consideraciones piadosas muy bonitas que no molestan a nadie, y así quisieran muchos que fuera la predicación. Y aquellos predicadores que por no molestarse, por no tener conflictos y dificultades evitan toda cosa espinosa, no iluminan la realidad en que se vive, no tienen el valor de Pedro de decirle a aquella turba donde están todavía las manos manchadas de sangre que mataron a Cristo: ¡"Ustedes lo mataron!". Aunque le iba a costar también la vida por esta denuncia, la proclama. Es el evangelio valiente, es la buena nueva del que vino a quitar los pecados del mundo. CRISTO HUMILDE ES LLEVADO AL MATADERO LA CAUSA: EL PECADO Y DESCARRIO DE LOS HOMBRESTienen, por ejemplo, en la segunda lectura, donde anuncia las maravillas del Cristo humilde que como oveja es llevada al matadero. Sin embargo, Pedro en esa primera carta denuncia que la causa de esa muerte ha sido el pecado y denuncia el descarrío de los hombres, se alegra de los que ya vinieron de sus malos caminos y están formando la comunidad de Cristo. Aquí entre nosotros, hermanos, somos pecadores, yo el primero. He ofendido al Señor. Pero gracias a Dios escuchamos un día su llamamiento que señaló nuestro pecado y en vez de ensoberbecernos y enconcharnos en nuestro orgullo y calumniar a la Iglesia porque me molesta, acepto mejor ese mensaje. Aquel día, esta oveja descarriada que fui yo, que pudo ser cada uno de ustedes, humildemente se acercó al Señor y le pidió perdón, gracias a que una palabra que me reprendió, gracias a que hubo alguien que me hecho en cara que no debía de ser así. Este es el papel de la Iglesia: no prescindir de las circunstancias y decirle a los hombres su propio pecado para que se arrepientan. YO SOY LA PUERTA. EL QUE ENTRA POR OTRO LADO ES BANDIDOY, sobre todo, hermanos, el evangelio. ¡Qué palabra más valiente la de Cristo! Está usando la comparación: "Yo soy la puerta, sólo por la puerta entran los legítimos dueños del rebaño. El que salta por otro lado es ladrón, es bandido". Miren como en las palabras de Cristo, de quien esperamos siempre amor, dulzura; cuando es necesario coge el látigo y fustiga a los ladrones, a los bandidos y les dice: ¡el que no es pastor sólo entra para matar, para robar, para maltratar! El látigo de Cristo está dando duro a todos estos atropellos de su tiempo. Él siente que la sinagoga ha perdido su sentido de ser representación de la misericordia de Dios y los pastores de Israel, ya denunciados por los profetas, en tiempo de Cristo también se han convertido en malos pastores. El episodio de esta comparación del Buen Pastor está poco después de aquel episodio del cieguito de nacimiento a quien los fariseos, en vez de alegrarse porque se había salvado de la vista, lo excomulgaron: "porque te dejaste operar en sábado". Interesaban más las legalidades que la misericordia. Y a éstos fustiga el Señor, para estos fariseos hipócritas, para estos pastores egoístas, para estas sinagogas sin misericordia, para estas autoridades eclesiásticas de su tiempo, el Divino Profeta, Cristo nuestro Señor que fue duro contra el pecado donde quiera que se encuentre, ya sea en Herodes, en Pilatos, también en los pontífices, en los sacerdotes. Él los reprende; y para ellos es la comparación, para que aprendan a ser como El que es el Buen Pastor y para que su Iglesia sea lo que tiene que ser: una casa de la misericordia del Señor, donde los pecadores no encuentren el reproche, la excomunión, la dureza; sino la acogida, el abrazo de Nuestro Señor que los llama para el perdón. LA HORA DE EL SALVADOR¿Ven, entonces, como las tres lecturas son el modelo de la predicación de la Iglesia? Anuncia las maravillas de la resurrección pero no olvida las circunstancias concretas de pecado en que se anuncia esa maravilla. Por eso, hermanos, con esto quiero justificar el hoy de mis homilías. Yo no sería tampoco el predicador de la palabra de Dios si no tuviera en cuenta que esta palabra del Buen Pastor, en este domingo de abril de 1978 tiene un marco tan trágico donde necesitamos que sobre estas sombras de sangre, de dolor, de depresión, de desolación, se destaque la bella figura del Buen Pastor. No comprenderíamos toda la ternura de Cristo en esta hora de El Salvador, si no tuviéramos en cuenta esta hora de El Salvador. Y ¿qué es esta hora de El Salvador? ¡Parece mentira!, ¡qué densa es nuestra historia, hermanos, domingo a domingo! Cuando terminamos un domingo, yo pienso: y el otro domingo ¿qué voy a decir? si ya lo dije todo. Y, sin embargo, viene otro domingo y trae tanta historia, tanta densidad de historia, que de veras vivimos una patria, una hora, en que somos protagonistas de cosas muy decisivas. b) HECHOS DE LA SEMANA HOSPITALIDAD DE LOS PADRES DOMINICOSLa primera circunstancia que yo quiero recalcar hoy, es ésta que estamos viviendo. Estamos en una Iglesia que no es la Catedral, y es en primer lugar para agradecer la hospitalidad de los PP. Dominicos que apenas supieron mi dificultad de la Catedral ocupada, me ofrecieron su hermosa Iglesia. Yo les agradezco, porque esto, al mismo tiempo que significa la hospitalidad de la comunidad que preside esta Iglesia, le ha dado -como les dije al principio- el sentido peregrino de nuestra Iglesia. La Iglesia no es el templo de concreto, de bahareque o de cualquier material; el templo material no es más que el signo de una tienda de campaña que va caminando y se va posando con el pueblo peregrino a donde quiera que vaya. Hoy somos el pueblo peregrino aquí en la Iglesia del Rosario. ¡Qué bello es pensar que con esta peregrinación va ella, la Virgen Santísima, la Virgen del Rosario tan querida en nuestro pueblo! Amémosla mucho! Y en esta mañana, que las circunstancias nos han puesto bajo su manto bendito, le queremos decir que tenga piedad de este pueblo que sigue peregrinando en medio de tantas angustias e incertidumbre. SIGNIFICADO DE LA OCUPACION DE CATEDRAL Y CUATRO EMBAJADASEsto mismo me lleva a otra circunstancia: no pudimos celebrar en Catedral porque está ocupada. Así como están ocupadas cuatro embajadas. Lo que quiere el Bloque Popular Revolucionario, que se ha arrogado la responsabilidad de esas ocupaciones, es presionar la ciudadanía para que no sea indiferente a lo que está pasando en los campos de El Salvador; y también presionar a los países afectados en sus embajadas para que les ayuden a retornar a sus campos donde ya las lluvias que asoman, piden el cultivo: "si no, nos morimos de hambre, si no hay maíz en nuestros campos, si no fructifican en frijoles nuestras tierras". El campesino tiene razón, quiere volver a sus campos a trabajar y por eso pide el apoyo de aquellos que tienen más voz: la Catedral, las embajadas, los gobiernos; que presionen esta situación y los dejen retornar en paz y encontrar paz allá. Pero no se quieren fiar de promesas, quieren seguridad, garantía, porque dicen que ha habido casos en que retoman confiados y pronto los traen otra vez prisioneros. Quiera el Señor, pues, que esta situación se componga. Al mismo tiempo, quiero felicitar a las delegaciones diplomáticas, porque con un sentido de mucha comprensión han dialogado con los campesinos. Las dos partes pidieron la mediación de la Iglesia y con mucho gusto la Iglesia les ha prestado para sus negociaciones el local del Arzobispado. Ya sé que esto será mal interpretado; pero debe de constar que antes de dar el local del Arzobispado, el Arzobispado insinuó que este diálogo sería mejor en un ambiente diplomático; y los campesinos buscaron ambientes diplomáticos y no los encontraron; entonces el Arzobispado que siempre quiere dar su colaboración de Iglesia, de Evangelio, lo ha prestado de una forma imparcial. Quiero revelar también, que yo personalmente he atendido a la señorita Embajadora de Panamá y me extraña cuando los periódicos han publicado que en el Arzobispado no hubo atención para ella. He estado presente, lo mismo que el querido Obispo Auxiliar Mons. Revelo, en las negociaciones, y hemos sido testigos de la apertura de la diplomacia, de la franqueza de los campesinos, del diálogo que se ha entablado. No sabemos dónde están las negociaciones y por qué todavía siguen las ocupaciones. DIFERENCIA ENTRE IGLESIA Y BLOQUE POPULAR REVOLUCIONARIOY esto me lleva a sacar otra consecuencia muy importante, hermanos. Esta circunstancia de la ocupación de Catedral que no nos ha permitido de celebrar allá la Misa, gracias a Dios, es un testimonio de la diferencia radical entre Iglesia y Bloque Popular Revolucionario. Ha habido una tendencia, diríamos satánica, de querer hacer depender de la Iglesia todas las actividades que se han llevado a cabo por parte del Bloque. Que conste una vez más - y lo he dicho tantas veces- que si la Iglesia tiene perspectivas de justicia social, de caridad, que no está conforme con el actual orden de injusticia que impera, eso no quiere decir que se identifique con todos aquellos que quisieran también el mismo cambio. La Iglesia tiene una perspectiva plenamente evangélica; es el evangelio el que inspira su acogida al campesino que no tiene donde pasar la noche, que tiene hambre y tiene que darle de comer. Es una inspiración de evangelio la que la Iglesia lleva cuando quiere socorrer las necesidades y aboga por las reivindicaciones de justicia, pero no significa eso identificación con otras agrupaciones. Que esto quede muy claro, porque la Iglesia no puede identificarse con ningún partido político ni con ninguna organización de carácter político, social, cooperativo. La Iglesia no tiene sistemas, la Iglesia no tiene métodos, la Iglesia sólo tiene inspiración cristiana, una obligación de caridad que la urge a acompañar a quienes sufren las injusticias y ayudar también a las reivindicaciones justas del pueblo. Allí si la Iglesia está pero sin identificarse con los sistemas y los métodos. Esto, repito, que quede bien claro, porque yo no soy director de ninguna organización política. Yo no soy, ni mis sacerdotes deben de ser, líderes de estos grupos. Si hay coincidencias objetivas, son perspectivas de evangelio las que iluminan. EL SISTEMA ACTUAL DE EL SALVADOR HA LOGRADO EL ENFRENTAMENTO ENTRE CAMPESINOSY a este propósito sí quisiera yo lamentar, queridos hermanos, que precisamente por no confundirse con un sector, con un partido, con método, con una agrupación, la Iglesia está en condiciones de independencia para poder criticar lo malo que se encuentre en cada organización. Y lo dirá sin ambages y lo ha dicho también cuando tanto en las organizaciones del Bloque Popular Revolucionario como también en otras organizaciones de carácter más oficial, la Iglesia denuncia el pecado donde quiera que se encuentre. Y uno de los pecados más grandes es éste, hermanos, que a mí me duele tanto: que el sistema actual de nuestra Patria ha logrado el enfrentamiento de los campesinos. La misma hambre que angustia al hombre del Bloque, es la misma hambre que angustia también al hombre de ORDEN. Y pensar también que el agente de nuestros ejércitos ha salido también del campesinado. Y cuando miro policías cuidando a campesinos, campesinos cuidando a campesinos, ORDEN enfrentándose con el Bloque; digo yo: " ¡qué satánico ha tenido, que ser este sistema que ha logrado aprovechar el hambre de los hombre! ; ganarse el pan aunque sea persiguiendo, enemistándose, dividiéndose, cuando pertenecen a la misma pobreza!" Y en vez de ayudarles en un diálogo constructivo para que unos y otros salgan a un ambiente de más respiro, de más libertad; allí los tenemos enfrentados. Los unos aprovechando las gangas que tienen por pertenecer a algo oficial y los otros como marginados, luchando por meterse en el margen también, a una justa reivindicación. Por eso digo y repito: que no son las represiones ni las violencias las que van a arreglar esta situación. Es necesario que una sana, auténtica democracia, libra los canales del diálogo para escuchar qué angustia tiene el pueblo, el campo y se le den leyes y se le den organizaciones donde de veras se respire un ambiente de justicia y de paz. Mientras no haya esos canales, todo lo demás son parches, y muchas veces parches violentos que como decía Cristo: no hacen más que romper las telas viejas y hacer más trágica la situación de nuestro ambiente. SOLIDARIDAD CON LA ARQUIDIOCESISPor eso también, queridos hermanos, en esta hora del ambiente de nuestra homilía, yo me alegro con esos gestos de solidaridad que han abundado a la luz de la Iglesia, cuando he recibido no solamente los donativos materiales -que han sido abundantes, gracias a Dios- y la comisión tanto de investigación como de ayuda, han tenido este apoyo de nuestras queridas comunidades y también de todos los hombres de buena voluntad. A este propósito quiero leerles este pensamiento de la carta de una persona que desde la Iglesia Bautista ha hecho llegar su socorro: "Debo lamentar -dice- que muchos de nuestros líderes en las diferentes denominaciones protestantes no estén a la altura de las circunstancias; pero puedo asegurarle, aunque Ud., ya lo sabe, que habremos muchos que en lo personal o colectivamente apoyamos de corazón a Ud., y la Iglesia que representa, porque lo que están haciendo es ni más ni menos lo que Cristo demanda de todos nosotros". Así, también, me dio mucho gusto de la diócesis de Santa Ana, llegar un donativo y dice: "Este dinero lo considero de oro -dice el párroco que lo manda- 25.00 Colones, producto de trabajitos del mercado. Y otra señora con 2.00 Colones que tampoco se identificó. Me encargaron que lo saludara. Pienso que esto es un símbolo del corazón de oro de los santanecos, manifestado en esta forma". Y así muchas comunidades parroquiales como San Marcos y otras escuelas, colegios; que de veras les agradezco su corazón de oro cuando la necesidad los llama. En este sentido, también los colegios católicos dedicaron tres días esta semana a reflexionar sobre la realidad de nuestro país. Ya sé que muchos han tergiversado esta actividad y dicen que están socializando a los niños y a las señoritas, que los están comunizando. ¡Nada de eso hermanos! Es la voz del Evangelio que quiere iluminar la educación cristiana de esta juventud para que no viva de espaldas a los problemas, sino que los enfrente y sepa dar su juicio. Esto no es socializar. A una directora de colegio le preguntaron si estaba de acuerdo con el Arzobispo y su línea, y tuvo que afirmar que sí. Yo le agradezco. En cambio otro pliego decía: "Ud., fomenta en su colegio la socialización". Y ella dijo: "esa palabra es muy ambigua, yo no la puedo firmar". Y así es, no podemos acusar a los colegios de socialización porque es muy ambigua la palabra, pero sí de una concientización de justicia social, de evangelio, de caridad de hermanos. ¿Por qué no van a saber? Y en este sentido yo quiero felicitar a la Escuela María Catalina Dimaggio. Me envió un cassette con el resultado de sus tres días de reflexión. Les diré aquí en público, y no me avergüenzo, me hicieron llorar cuando oí señoritas, niñas de nuestras barriadas, sentir el cariño y la gratitud para su Pastor y para su Iglesia que trata de levantar y despertar la dignidad de la persona humana en su trabajo de promoción. Porque hace esto la Iglesia: promover, decirle al hombre que se promueva, que se distinga, que si es cierto que está marginado y es por fruto de su pereza, de su holgazanería, la Iglesia no le puede aprobar esa pobreza. Que conste también esto: que cuando decimos "Iglesia de los Pobres" no decimos Iglesia de los haraganes, no decimos Iglesia de los rateros, de los ladrones, de las prostitutas que se ganan la vida en el pecado. ¡Eso no! Pero sí decimos "la Iglesia de los Pobres" de aquellos que deben de aprender que su pobreza, su rancho, su campo, no es un marco para sentirse distinto de los otros hombres, que a todos nos ha hecho el Señor imagen de Dios y tenemos que respetar y promover esa dignidad. Eso no es comunismo, eso no es subversión, eso es evangelio de aquel que vino a dar su vida por todos los hombres sin excepción ni acepción de personas. LA ACTIVIDAD DE LOS ABOGADOS Por eso también me alegra la actividad de los abogados que han seguido tramitando la amnistía de los prisioneros y tratando de dar el verdadero imperio a la ley. En palabras de ellos mismos: "en nuestro país es una ley, una legalidad que está bien prostituida y que los hombres de la ley, los defensores de esa justicia manchada de tantas injusticias, tienen que ser los que la promueven". ¡Bendito sea Dios! Un abogado que no pertenece a este grupo me dijo: "este es un signo de esperanza para el pueblo". Así lo siento de verdad. AGRADECIMIENTOQuiero agradecer también, y pedir que todos agradezcamos, la recuperación del Ingeniero Gustavo Cartagena que después de su misterioso secuestro ya está salvo. ¡Bendito sea Dios! SOBRE LAS CONFIRMACIONESY finalmente, darles el aviso que por las circunstancias de la Catedral, quedan suprimidas allá todas las actividades litúrgicas de este día y por tanto, también las confirmaciones. No habrán esta semana. Y a propósito de confirmaciones, quiero recordar que el 14 de mayo, fiesta de Pentecostés, los colegios católicos y los grupos juveniles están preparando una hermosa ceremonia de confirmación. En los colegios católicos serán los alumnos de 2º. y 3º. de bachillerato si no están confirmados. En esa edad tienen que confirmarse. Y los que no están en los colegios, pues, jóvenes que pueden tener ya sus 16 años, serán aceptados para esa confirmación juvenil. Quiero pedirles su colaboración en este sentido: de que ayudemos a que la Iglesia realice este sentido verdadero de la confirmación no insistiendo en que confirmen a sus niños chiquitos. No es la edad propia de la confirmación. La Confirmación es sacramento de jóvenes, sacramento consciente del que se bautizó niñito y ya grande quiere tomar conciencia de sus compromisos; y el don del Espíritu Santo que viene a robustecer para su juventud una situación de fe que ya la traía desde su bautismo. Por eso, pues, repito, desde Pentecostés para allá, desde el 14 de mayo, no confirmaremos niños chiquitos, se exigirá una edad y también una preparación catequística. 2º. ESE MENSAJE DE CRISTO RESUCITADO SE PRESENTA HOY BAJO LA FIGURA DE UN PASTOR Ahora bien, hermanos, a nuestro modo, pues, aquí en El Salvador estamos viviendo las circunstancias de hoy. Así como cuando se escribieron las tres lecturas que se han hecho, refleja todavía hoy las circunstancias pecaminosas de aquel tiempo iluminadas por la luz de la fe. A estas circunstancias de 1978, aquí en El Salvador, responde la misma luz de hace veinte siglos: La luz del Buen Pastor. Y esta es la figura central, éste es el segundo punto de mi meditación de esta mañana: el Buen Pastor. Nos lo presentan las lecturas de hoy sobre un fondo de circunstancias pecaminosas. Ya no hay necesidad de repetirlas, basta que vuelvan a leer ustedes con esta explicación las lecturas de hoy y analicen allí cuidadosamente cuántas denuncias a cuántos pecados hace Pedro en su primer sermón, en su primera carta, y que hace San Juan en su propio evangelio que a pesar de ser tan místico, tan elevado tiene, sin embargo, las denuncias más concretas a los hombres más concretos de la historia. Así se explica que los apóstoles tuvieran conflictos y murieran mártires porque nadie tolera que le echen en cara su pecado, a no ser el humilde que busca lo que busca la Iglesia: la conversión. Y con este sentido de conversión la figura de Cristo el Buen Pastor, o la puerta por donde se entra legítimamente al rebaño es toda una lección, toda una inspiración. "Yo soy el Buen Pastor, yo soy la puerta". SEÑOR Y MESIAS: HUMILLÁNDOLO San Pedro en su primer sermón dice: Dios lo constituyó por la resurrección "Señor y Mesías". ¡Qué expresiones más ricas! Quiere decir que Cristo, que mientras vivió encarnado en esta humanidad como hombre de su tiempo, no se distinguía de los hombres que iban por ejemplo, a la sinagoga como ustedes han venido hoy a Misa. Si Cristo viviera hoy, aquí estuviera entre los hombres y no lo distinguiéramos dónde está. Cristo era un hombre como todos los hombres. Pero cuando llegó su hora, y Él dice: "Ha llegado la hora de mi exaltación", ahora lo va distinguir el Señor; primero, humillándolo como no se ha humillado otro hombre. Y allí tenemos la segunda lectura, esa hermosa carta de San Pedro que más parece una página de Isaías: silencioso, oveja llevada al matadero; nos enseñó con su actitud humilde cómo se debe de sufrir. Mesías, el Mesías que encarna todas las profecías del Viejo Testamento: cargará sobre sus espaldas los pecados de todos nosotros. Y San Pedro dice que este Cristo es nuestro Salvador precisamente por su sufrimiento. Mesías, el Mesías que esperaban muchos con un aire de triunfalismo y que se desilusionaban cuando como los discípulos de Emaús iban para sus casas "porque ya hace tres días que lo mataron y -ya ven- acabaron con Él". Nosotros esperábamos una liberación política. Por eso Cristo los comienza a reprender: "¡Oh! insensatos y tardos de corazón ¿ es qué no era necesario que Cristo padeciera todo eso y así entrara en su reino?" Esta es la condición de Cristo. Por eso, hermanos, les digo: la Iglesia no se puede confundir con otros movimientos liberadores ni con el Bloque Popular Revolucionario ni con Partido Comunista ni con nada de esta tierra. Todo lo que en este sentido se diga, es vil calumnia. La Iglesia es este Cristo que dice: Era necesario padecer, no hay liberación sin cruz, no hay liberadores auténticos sin esperanza de otra vida. Hay que trabajar por una tierra más justa sí, pero no esperando aquí un paraíso. El Mesías nos habla de una liberación comprada con sangre y dolor. Y cuánta esperanza da a los liberadores de hoy esta enseñanza de Cristo: del Buen Pastor que da su vida. MESIAS Y SEÑOR: KIRIOS, EMPERADOR, REYPero el otro aspecto: Mesías y Señor, Kirios, emperador, rey. No con un triunfalismo ostentoso de vanidad pero sí con la realeza divina que lo hace omnipotente, que lo hace presente en su Iglesia, que lo hace constructor de la historia, que lo hace piedra fundamental de todos los movimientos humanos, que lo hace brújula que orienta la historia entera hacia su verdadero destino. Señor de la historia, Señor de los tiempos, Señor de la eternidad. Él es la clave que abarca el antes, el hoy y el después. "Cristo siempre", decía San Pablo. Cristo Señor, Cristo vive, Cristo ha resucitado y la muerte no lo dominará más. Pero es un Cristo que se presenta como Buen Pastor. ¡ Qué cosa más hermosa pensar que este poderoso, este rey, este hombre que lleva las marcas de todo el sufrimiento convertidas ahora en estrellas gloriosas, es nuestro gran liberador, es nuestro gran pastor! Yo les invito, hermanos, a que no nos vayamos de nuestra Misa sin arrancar del corazón esas amarguras que muchas veces nos dejan los pesimismos porque se ha perdido la esperanza. Yo les invito a que esta mañana despertemos en nuestros corazones la magnanimidad, la alegría de quien todo lo espera. Yo los invito a todos. Y quién me diera poder insistir en el corazón de los que gobiernan, de los que dirigen con su capital y su dinero los destinos de nuestra Patria. Lo mismo que los campesinos, los pobres, los obreros, los marginados, que unos y otros dijéramos: no hay redención si no nos viene de Cristo. Y humildes, unos y otros, cayéramos, en vez de odiarnos, amándonos y esperando de Cristo el Buen Pastor que conduzca este pueblo; sólo Él lo puede conducir, no hay otro conductor de nuestro pueblo. Si surgen otros prescindiendo de Cristo, Cristo mismo ya lanzó su condenación contra ellos. "Nadie puede entrar a dirigir el pueblo sino por la puerta que soy yo. Y si alguien ha entrado por otro lugar que no es la puerta, ese es ladrón y bandido y los que han entrado con ánimo no de pastores sino de aprovechar la situación, viene a robar, a matar, a maltratar". Hasta al pie de la letra se podría decir esto de muchas personas que no tienen nada de buen pastor y que no les interesa nada del bien común, que les interesa únicamente las ventajas, la situación y quisieran mantener esa situación a fuerza bruta que no es racional. He aquí entonces, pues, la figura del Buen Pastor, la que debe inspirar al padre de familia, a la madre de familia, al obispo, al gobernante, al rico, al pobre, la inspiración del Cristiano: el Buen Pastor, Cristo Mesías y Señor. Qué hermosa meditación podríamos continuar haciendo pero lo que hemos dicho es suficiente para tener una idea del mensaje central de este domingo: Jesús, el Buen Pastor. 3º. NOSOTROS SOMOS ESA GREY, EL MENSAJE SE DIRIGE AL PUEBLO COMO UNA VOCACIONEl tercer pensamiento en este: somos hijos de estas circunstancias, vivimos, protagonizamos estas circunstancias de nuestra Patria, pero gracias a Dios somos cristianos y creemos en un Buen Pastor. Entonces ¿qué? Entonces tu responsabilidad personal. EL PASTOR QUE LLAMA A COLABORACIÓNEste Buen Pastor como nos lo representan las tres lecturas de hoy, es un pastor que llama a colaboración. Miren la primera lectura, San Pedro dice que "Dios, por Cristo, nos ha dado el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo"; y es porque esa promesa que Dios hizo en Cristo vale para ustedes, y para todos sus hijos y para todos los que llame el Señor. Es hermoso, en este día de las vocaciones, pensar que la primera vocación es esa que tienen ustedes de haber venido a Misa porque son cristianos; de haberlos bautizado la ternura de una madre cristiana cuando no nos dábamos cuenta, una mujer bendita de nuestro pueblo. Mi Madre me llevó al bautisterio y desde aquel día soy cristiano, me llamó el Señor, me llamó por el corazón de mi madre. Así somos todos los que estamos aquí, bautizados; hemos sido llamados, llamados a recibir esas promesas de perdón, ese don del Espíritu Santo es para todos nosotros. El Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo nuestro Salvador. COLABORACIÓN EN EL SUFRIMIENTOY en la segunda lectura, también el concepto vocacional cuando dice: "obrar el bien y sufrir es cosa hermosa ante Dios, pues para esto habéis sido llamados ya que Cristo también padeció". Hermanos cristianos, el que piense que el cristianismo es una clave para no sufrir, está equivocado. Aquel que ya dejó de rezar porque le pidió mucho al Señor que lo curara de su enfermedad o le diera una mejor suerte y dice: "si Dios no me oye, yo sigo en la miseria, pobre y desgraciado, ya no rezo más". No ha comprendido la dignidad de su vocación. Nos ha llamado a sufrir, y aquel que no tuvo pecado es Cristo, es el que más ha sufrido. Y ya que estamos en una Iglesia de la Virgen, pensemos que junto a Cristo, el inocente, la Virgen que no tenía mancha también padeció junto a la cruz las siete espadas en su corazón. Porque a esto nos llama el Señor: a sufrir. Pero a sufrir mientras se hace el bien. ¡Miren que contraste, que política la de Dios! De modo que el premio por hacer el bien no va a ser estar bien yo. Dice claramente hoy San Pedro en su carta: "obrar el bien y sufrir". ¡Qué cosa más hermosa ante Dios! Pues para esto habéis sido llamados ya que Cristo también padeció. Por eso les digo, hermanos, una liberación que no quiere ser comprada a base de dolor, de sufrimiento, es una pura mentira. No existe un paraíso en esta tierra. La liberación completa será más allá de nuestra muerte pero ya tiene que comenzar a realizarse en esta tierra. Y es necesario, pues, desinstalarse. Me da pena hermanos, que en esta hora que el pueblo ya no aguanta una situación haya tanta gente indiferente porque prefieren como los de Egipto, muchas veces, seguir comiendo las cebollas de Egipto; y protestaban contra Moisés porque en el desierto sufrían el camino de su liberación: "¿Para qué nos has sacado de Egipto? Aunque éramos esclavos estábamos mejor, comíamos carne, teníamos ollas''. Así es la situación de muchos, prefieren estar bien ¿Hasta cuándo? Y no la liberación definitiva que su pone un sufrimiento, un paso por un túnel obscuro como fue la pasión de Cristo. Y San Pedro nos anima, es una pasión breve. Breve es el sufrimiento pero hay que aceptarlo con toda la alegría con que Cristo se abraza a su cruz y camina al Calvario y cae y en vez de quedarse caído se levanta tres veces, hasta que lo claven en una cruz porque sabe que sólo entonces se consuma la redención. Ya todo está cumplido, hasta el agotamiento. Yo les llamo, hermanos, a que como cristianos no le tengamos miedo al sufrimiento sino que lo sintamos como una vocación genérica de todo cristiano. TODO EL QUE QUIERA SALVARSE TIENE QUE ENTRAR POR CRISTO Y también en el evangelio aparece el sentido de vocación: "Yo soy la puerta. Quien entra por mí se salvará. El que entra por la puerta es pastor de las ovejas". Aquí tenemos, pues, un llamamiento general. Todo el que quiera salvarse tiene que entrar por Cristo. Sin Cristo no hay salvación. Si nosotros que tenemos el honor de ser pastores no seríamos pastores si no nos hubieran llamado por la puerta. El verdadero obispo, el verdadero párroco, el Papa auténtico y único, es aquel que haya entrado por la puerta que es Cristo. El día en que yo no esté ya en comunión -Dios me libre- yo sería un cismático, ya sería un ladrón, un asesino, un bandido como son los párrocos que usurpan iglesias, como es aquella iglesita también del Dulce Nombre de María, donde un grupo de ORDEN se ha posesionado de ella; para que vean que no sólo el Bloque se posesiona sino también los de ORDEN; han quitado muchas ermitas para que no las ocupen los otros, como si la Iglesia fuera un juego al capricho de los hombres. El que no entra por la puerta que es Cristo, es un ladrón. Y solamente el que entra por Cristo y en su nombre predica y anuncia su palabra, ese es pastor. Este es el criterio, entrar por la puerta de Cristo, no entrar por las ventanas ni por las rendijas. Entonces, hermanos, aquí viene el sentido de la vocación. Y termino leyéndoles el hermoso pensamiento de Pablo VI para este día, dice: "Cuando Jesús habla del pastor y del aprisco, se presenta a sí mismo pastor bueno y presenta a la comunidad de creyentes, esto es su Iglesia como aprisco abierto para acoger a toda la humanidad. Ahora bien, para comprender el sentido y el valor de la vocación, se requiere precisamente fijar la mente y el corazón en estas dos realidades: Cristo y la Iglesia. Aquí se encuentra la luz para acoger el apoyo, para perseverar en la vocación comprendida en toda su profundidad libremente escogida, fuertemente amada. Mirad a Cristo, lo decimos en particular a vosotros, jóvenes, con paterno afecto y con gran confianza. Mirad a Jesús de Nazaret hijo del hombre e hijo de Dios, sumo sacerdote del nuevo pueblo de Dios, Pastor eterno de su Iglesia que ha ofrecido la vida por su rebaño tomando la forma de siervo hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz". Después explica el Papa un profundo sentido teológico: "De Cristo, que es el único sacerdote y pastor de todos los hombres, deriva su sacerdocio y su preocupación pastoral a todos los hombres que son llamados a ser sacerdotes y pastores". Por eso la vocación de los seminaristas, de los obispos, de los sacerdotes no se entiende sin tener en cuenta al Cristo que es el único sacerdote ni tampoco se entiende sin comprender la Iglesia como rebaño de Cristo donde Cristo es el pastor y nosotros sólo hacemos su presencia visible en medio del pueblo. Por eso, hermanos, ustedes que me oyen y les agradezco tanto esa atención, es a Cristo a quien ustedes le dan esa atención. Por eso el Papa termina diciendo: "A los jóvenes que procuren conocer estas realidades: Cristo y la Iglesia porque si no, no comprenderán el sentido de su vida. Debemos decir también a vosotros pastores, sacerdotes, religiosas, misioneros, educadores, a vosotros teólogos, a vosotros padres de familia, a vosotros expertos de espiritualidad, de pedagogía, de psicología de las vocaciones, haced conocer estas realidades, enseñad estas verdades, hacedlas comprensibles, estimulantes, atrayentes como sabía hacerlas Jesús maestro y pastor". PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARHe aquí un domingo, hermanos, para que oremos mucho al Buen Pastor, que su presencia valiente y orientadora siga en el mundo en la voz de sus pastores y siga siendo acogida su vocación al cristianismo por hombres que fueron bautizados y que también han perdido, tal vez ya, mucho de la garra cristiana; que sepan que ser cristianos es llamado al sufrimiento, la cruz, pero para salvar al mundo y no tenerle miedo a la hora del sufrimiento y abrazarse fuerte a esa cruz. Que los jóvenes y las jóvenes comprendan el alto designio de que Dios los llama para usar sus rostros como presencia suya en el mundo. Sus manos para manos de Cristo que regaló por dones y dádivas de amor, sus pies para caminar por todos los caminos de la historia llevando la redención y la salvación. Necesita Cristo de nosotros, y en este domingo del Buen Pastor, domingo de las vocaciones, gracias a Dios que tenemos una Iglesia donde abundan y van abundando más los jóvenes y las jóvenes ansiosos de seguir a nuestro Señor Jesucristo. Unidos a Cristo, pues, el Buen Pastor, vamos a hacer nuestra la oración que el Papa hace. Y la vamos a hacer hoy como oración de los fieles. Pero antes, proclamemos nuestra fe. |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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