Queridos hermanos, estimados radio-oyentes.
COMIENZA EL AÑO LITURGICO. Hoy es año nuevo en la Iglesia. Hoy es año nuevo en la Iglesia. Hoy comienza el año litúrgico con este domingo que se llama Primer Domingo de Adviento. Siento la impresión, al compartir con ustedes esta primicia del año litúrgico, que vamos a comenzar un nuevo ciclo en esta escuela de la liturgia. Yo les invito a que todos los que estamos en esta reflexión de este momento, que sintamos la impresión del alumno que va a comenzar un nuevo curso. ¡Con qué entusiasmo el alumno siente que va a dar un paso más en el progreso de su formación!, ya sea profesional en una universidad, ya sea el niño pequeño que da también un pasito más en el segundo grado. Pero que de verdad este entusiasmo signifique para nosotros la alegría de un curso nuevo. Me ha gustado mucho el comentario de alguna persona que dice que esta misa de Catedral y mi palabra de Maestro en la fe, es una verdadera universidad; y que son muchos los que van estudiando no sólo intelectualmente su religión sino también en una forma vivencial. Porque la liturgia no es simplemente una fe intelectual sino ante todo una vida. El Concilio, hablando del año litúrgico, lo define: "... en el círculo del año, la Iglesia, desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor". Aquí está, a grandes rasgos, lo que vamos a recorrer a partir de hoy en que nos preparamos para la Navidad, la reflexión del gran misterio de la Encarnación, de una humanidad que espera un Redentor y que vendrá entonces a salvar a este mundo. EL EVANGELIO DEL AÑO: SAN MARCOSY así como en un curso nuevo, hoy también se abre un libro nuevo: el eterno libro del Evangelio. Pero el texto de este año que hoy comienza, según la organización de las lecturas bíblicas, es el evangelio de San Marcos. Ténganlo en cuenta para que en sus hogares ustedes en sus biblias, lo consideren como el libro de texto litúrgico de este año: el evangelio de San Marcos. Me da gusto saber de un testimonio que se remonta nada menos que a los principios del siglo II -recientemente, pues, la historia de Cristo-. Un tal sacerdote llamado Papías cita y comenta otro testimonio más antiguo en que describe cómo fue escrito el Evangelio de San Marcos. Dice que un presbítero les solía contar: "Cuando Marcos actuó como intérprete de Pedro, puso cuidadosamente por escrito, aunque no con orden, todo cuanto éste recordaba de lo que hizo y dijo el Señor". Entonces comenta Papías por su cuenta: "Pedro acostumbraba a adaptar su enseñanza a las necesidades del momento pero sin establecer un orden en los oráculos del Señor..." Lo que les decía el domingo pasado hablando del Papa actual, Juan Pablo II, que decía: "Yo soy el sucesor de Pedro, traigo toda una historia de Papas, de Pontífices pero soy el Obispo de hoy y trataré de iluminar las realidades de hoy". ¡Eso es la homilía, precisamente! La homilía, es decir, esa palabra eterna se aplica hoy a las circunstancias. El mismo San Pedro, según este testimonio del Siglo II, era lo que hacía. No predicaba ordenadamente la vida de Cristo, sino que de la predicación de Cristo sacaba enseñanzas según las necesidades del momento. Así se explica que el secretario de Pedro que era Marcos, escribiera un evangelio del cual dice Papías: "... no con orden, todo cuanto éste recordaba... " No era un orden de quien escribe una biografía. El evangelio hay que leerlo no como una biografía de Cristo, hay que leerlo como una vida, y esto es típico en el Evangelio de Marcos. Cristo más que predicar era presentarse, hacerse presente. Él es la Luz, Él no necesita hablar, Él basta que esté presente como la luz que no habla y está iluminando realidades. Tendremos, pues, como texto este año el ejemplo del primer Papa: San Pedro; hablando del Evangelio y de Cristo no en una ordenada teoría sino en una vivencia práctica que ilumina las realidades de El Salvador, de nuestra semana a semana que va pasando aquí tan densa de episodios, de injusticias; también de cosas bellas. Trataremos de imitar a Pedro, hermanos, y no tomen a mal que el Obispo use la cátedra del Evangelio para predicar el Evangelio. Pero no desencarnado sino encarnándolo, iluminando la realidad de nuestro tiempo. ¿Quién de ustedes no espera hoy una palabra de Evangelio que ilumine la muerte de nuestro querido hermano el P. Ernesto Barrera? ¡Tengo que decirla! ¿Quién de ustedes no espera hoy que se hable también del secuestro de un holandés y de dos ingleses en nuestra Patria? ¡Hay que decirlo también!. Y eso no es dejar el Evangelio para meterse en política, eso es llevar el Evangelio, como Pedro, a las necesidades de los que le escuchaban. ADVIENTO, EL TIEMPO DE LA ALEGRE ESPERANZAHoy voy a tener la oportunidad de predicar, sacando de las lecturas de la Biblia, sobre los sentimientos que un cristiano debe tener en este tiempo de Adviento. Para eso se predica en la Iglesia, para hacer una orientación cristiana, para cristianizar la vida de los que escuchan. Yo no tengo otra pretensión, no soy más que un predicador de la Palabra de Dios y sé que el éxito está en ustedes: en la buena voluntad con que reciben el mensaje de Dios y tratan de hacerlo vida. También yo trataré de vivir estas cuatro semanas de Adviento, de preparación para la Navidad, en la alegre esperanza; pero viviendo estas virtudes que ahora nos señala la Palabra del Señor: 1. Pobreza y hambre de Dios. 2. Vigilancia y fe. 3. Presencia cristiana y activa en el mundo. ¡Esto es Adviento! ¡Este es el mensaje de la alegre esperanza del Adviento! Como ven, la palabra del Evangelio nos trae alegría, nos trae optimismo sin salirnos de la realidad dura que vivimos; en el corazón del cristiano hay alegría, hay esperanza, hay fortaleza; nada nos puede quitar la alegre espera del Señor. 1.- POBREZA Y HAMBRE DE DIOSAdviento es un llamamiento al espíritu de pobreza y del hambre de Dios. a) Tiempo de conversión.Adviento, preparación de Navidad, es tiempo de conversión. El que se convierte, busca a Dios. Pero, ¿cómo va a buscar a Dios el que no reconoce que tiene necesidad de Dios? También, nadie desea la libertad si no se da cuenta que está encadenado, esclavizado a alguna situación. No se puede desear la liberación si no se tiene conciencia de ser oprimido. Por lo tanto, la pobreza es cabalmente eso. Cuando hablamos de la Iglesia de los pobres no estamos haciendo una dialéctica marxista, como si la otra fuera la Iglesia de los ricos; lo que estamos diciendo es que Cristo, inspirado por el espíritu de Dios, dijo: "Me ha enviado el Señor a evangelizar a los pobres". -Palabras de la Biblia-, para decir que para escucharlo es necesario hacerse pobre. La pobreza del Adviento consiste en un hambre de Dios. El pobre tiene hambre y el hambre que el Adviento quiere excitar es la que han escuchado en la primera lectura. b) Situación de regreso del destierro.La primera lectura, de Isaías, describe una situación social y religiosa de los judíos que volvían del destierro pero al llegar a Jerusalén se encontraban con el templo abandonado, se encontraban con un vacío. No encontraban lo que era y debía de ser su comunidad humana: calor, alegría; le faltaba mucho. Entonces, un hombre piadoso de los que regresan del destierro al mirar esa soledad, esas calles abandonadas, esos despojos de una opresión extranjera que ha deshecho la ciudad, se mira así mismo, mira también a los supervivientes que están volviendo del destierro y los mira pesimistas y a muchos de ellos, pecadores. ¡No han aprendido la lección! ¡Dios nos ha castigado por nuestros pecados! Surge entonces -lean enteros los capítulos 63 y 64 de Isaías donde aparece esta bella plegaria de la cual hoy solo se ha sacado un fragmento: "Tu Señor, eres nuestro Padre, ¿por qué nos extravías de tus caminos y endureces nuestro corazón? Vuélvete por amor a tus siervos y a las tribus de tu heredad -y brota aquí una plegaria que es propia de la liturgia de Adviento-. Ojalá rasgases los cielos y vinieras y se derritieran los montes en tu presencia apocalíptica". ¡Esta es el hambre de Dios! El hombre que siente el vacío que se contrapone al hombre autosuficiente; y en este sentido, rico quiere decir el hombre orgulloso, rico quiere decir aún el pobre que no tiene bienes pero que se cree que no necesita de nadie, ni de Dios. ¡Esta es la riqueza abominable a los ojos de Dios, la que dice la Virgen humilde pero enérgica: "Despidió vacíos a los ricos -a esos que creen que lo tienen todo-, y en cambio, llenó de bienes a los hambrientos -a los que necesitan de Dios-" Esta es la primera virtud del Adviento, hermanos. Y yo les suplico que tratemos de vaciarnos de nuestras propias autosuficiencias, que sea una virtud muy propia de esta preparación de Navidad. Hay que esperar el regalo de Navidad no de las riquezas de la tierra, hay que esperarlo todo del único rico: de Dios que viene a llenar el vacío que no lo puede llenar todos los regalos de Navidad cuando hay orgullo y vanidad en el corazón. Examinemos nuestro corazón a ver si tenemos sentimientos de pobre, si de verdad estamos haciendo honor a la Iglesia de los pobres, de los pobres que tienen hambre de Dios, de los que sienten que sin Dios todo es vacío, todo es impuro. Cuando dice el salmista: "Todos éramos impuros, nuestra justicia es como un paño manchado, todos nos marchitábamos como follaje, nuestras culpas nos arrebataban como el viento" ¡Qué hermosa plegaria para que fuera la oración de los salvadoreños! ¡Cuánta paz nos hace falta, cuánta sangre, cuánto crimen, cuánto terror! Y cuando decimos terrorismo no sólo pensamos en aquellos que persiguen los uniformados, sino también en el terrorismo uniformado que también es horroroso y mata, y llena de miedo... c) El motivo de nuestra esperanza: la fidelidad del Señor.La segunda lectura nos habla del motivo de nuestra esperanza, de esa hambre de Dios. ¿Por qué lo esperamos todo de Dios? ¿Será alienación?, como los materialistas nos quieren criticar: ustedes no luchan en la tierra porque lo están esperando todo de Dios. ¡No! Trabajamos, pero lo esperamos todo de Dios porque fiel es el Señor, nos ha recordado San Pablo hoy. Y todo viene de allá arriba la vida la inteligencia, las cualidades de los hombres que pueden hacer una patria mejor, la inteligencia que muchos están ocupando para destruir y oprimir, para enriquecerse egoístamente y no para ser instrumento de Dios en la felicidad de los demás... Por eso la primera virtud de este tiempo es una actitud de esperarlo todo de Dios, pero también actitud que trabaja y pone de su parte lo que como humanos tenemos que hacer. 2. VIGILANCIA Y FE Vigilancia activaLa segunda virtud que aparece hoy en las lecturas bíblicas es la que Cristo nos la dice nada menos que en el Evangelio de San Marcos. Aquí con todo respeto nos inclinamos ante el libro nuevo del año con una página que es como el inicio y la síntesis de lo que nos va a decir, a lo largo de todo el año, San Marcos, el Evangelio más breve porque breve es la Palabra única y necesaria: "Mirad, vigilad; pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje y deó su casa y dió a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. ¡Velad, entonces!". Esto es lo que os digo a todos, velad. Esta es la palabra de orden del Adviento: ¡Velad! ¡Adviento! fíjense bien que aquí les voy a explicar el sentido litúrgico de esta hermosa palabra. a) Adviento es venidaAdviento se le llama a estas semanas de preparación de Navidad porque el espíritu es una espera del que vendrá. San Pablo, en la lectura de hoy, nos habla que estemos preparados para la venida. Y adviento recuerda la primera venida de Cristo que presagiaron los profetas del Viejo Testamento anunciando un Dios que venía a salvar en el dolor y la humildad. Adviento recoge todas las páginas de los profetas. Adviento actualiza en el hambre de Dios de los hombres de hoy, todos los suspiros de los profetas: "¡Ojalá vinieras, Señor, a salvar al pueblo!". Adviento es celebrar la venida de salvación que Cristo realizó hace veinte siglos, pero no es historia, es futuro. Adviento significa también la segunda venida de Cristo cuando vendrá a juzgar, cuando va a venir a comenzar su obra. Ahora estamos trabajando esta obra en la Iglesia haciendo el Reino de Dios. Fuera de la Iglesia también, todo hombre que lucha por la justicia, todo hombre que busca reivindicaciones justas en un ambiente injusto, está trabajando por el Reino de Dios y puede ser que no sea cristiano. La Iglesia no abarca todo el Reino de Dios. El Reino de Dios está más afuera de las fronteras de la Iglesia y, por lo tanto, la Iglesia aprecia todo aquello que sintoniza con su lucha por implantar el Reino de Dios. Una Iglesia que trata solamente de conservarse pura, incontaminado, eso no sería Iglesia de servicio de Dios a los hombres. La Iglesia auténtica es aquella que no le importa dialogar hasta con las prostitutas y los publicanos como Cristo con los pecadores; con los marxistas, con los del Bloque, con los de las diversas agrupaciones, con tal de llevarles el verdadero mensaje de salvación. Cristo viene también a salvar al hombre donde quiera que se encuentre. Quiere salir a todas las encrucijadas y quiere salir este Cristo en su Iglesia, en sus cristianos, a la espera del juicio final, cuando se va a consumar la historia, cuando se creen los cielos nuevos donde no habrá injusticias y se aparten las injusticias en el lugar que les corresponde, porque la última palabra la dirá el Señor. b) Presencia de Cristo en el mundo actualVigilancia y fe, una vigilancia que ya hace presente en medio del mundo actual a ese Cristo que está operando los cielos nuevos. El cristiano no es un hombre que lo espera todo en el futuro, el cristiano sabe que Cristo ya hace veinte siglos que está trabajando en la humanidad y que la humanidad que se convierte a Cristo es el hombre nuevo que necesita la sociedad para organizar un mundo según el corazón de Dios. La restauración del mundo ya está iniciada, dice el Concilio solemnemente: "Desde que Cristo vino trayendo la vida de Dios a injertarla en el corazón de la historia, ya puso la levadura divina en la humanidad, y dichosos los que la encuentren y se incorporen a ella". Por eso repugna, hermanos, que a una Iglesia que trata de hacer presente entre los pecados actuales, entre los errores, actuales, a ese Cristo, se la critica. Se quiere conservar un evangelio tan desencarnado que, por lo tanto, no se mezcla en nada con el mundo que tiene que salvar. Cristo ya está en la historia, Cristo ya está en la entraña del pueblo, Cristo ya está operando los cielos nuevos y la tierra nueva y el trabajo de Adviento es precisamente esa vigilancia y fe: descubrir a ese Cristo que está viniendo continuamente. c) Adviento: vida de la IglesiaEl Adviento no son sólo las cuatro semanas preparatorias de Navidad, sino que Adviento es la vida de la Iglesia. Adviento es la presencia de Cristo valiéndose de sus predicadores, de sus sacerdotes, de sus catequistas, de sus colegios católicos, de toda la obra que quiere realizar el verdadero Reino de Dios, para decirle a los hombres que la profecía de Isaías ya se cumplió: ¡Emmanuel, Dios con nosotros!. Y en este marco de una fe que siente presente a Cristo, yo les invito a todos los que están en misa en Catedral y vienen como comunidad cristiana a crecer en su fe, que a eso venimos a misa a la liturgia de la Iglesia que no es otra cosa que hacer presente el misterio de Cristo a través de los sacramentos, a través de la vida litúrgica. Cuando la Iglesia habla del Año Litúrgico dice: "... que repitiendo año con año el misterio de Cristo que se despliega durante todo el año ante la meditación de sus cristianos, no está siendo simplemente un recuerdo" -como cuando el 15 de septiembre recordamos el 15 de septiembre de 1821, fecha que pertenece a la historia y el 15 de septiembre no es más que un recuerdo-. La liturgia no es historia, no es recuerdo, la liturgia tiene la facultad de hacer presente todo el misterio de Cristo. Por ejemplo, esta temporada de Adviento significa para nosotros católicos, que todo el espíritu de Cristo que viene a salvar al mundo se quiere hacer presente, esperanza, fuerza en el pueblo salvadoreño; y puede salvarnos el Señor hoy, porque todo su misterio salvador se está haciendo presente si lo supiéramos aprovechar. Por los sacramentos, la liturgia hace presente a Cristo entre nosotros. Hay una página bella de un protestante que se hizo católico y dice en su diario íntimo: "Yo no era católico por los sacramentos, yo pensé que eso era invención de los hombres y que estorbaba mis relaciones directas con Cristo. Quería creer en Cristo sin la Iglesia, pero cuando comprendí que los sacramentos son acciones de Cristo, le doy gracias a Dios de que haya una Iglesia que realice en nombre de Cristo, la redención de Cristo". Así hay que mirar los sacramentos. "Cuando me voy a confesar -decía el escritor italiano Manzzonni-, yo no sé si el sacerdote que me da el perdón está más necesitado que yo de ser perdonado, pero en ese momento yo sé que en su palabra y en su gesto: "Yo te absuelvo de tus pecados", no es él, sino que a través de él, es Dios que me perdona". Cristo está presente en la vida de la Iglesia por sus sacramentos, y esto es uno de los matices espirituales de nuestro Adviento, una vigilancia de ese Señor que vendrá un día, o mejor dicho, se descubrirá que ya vivía entre nosotros y no lo conocimos. Y se descubrirá: "Todo lo que hiciste con uno de mis pobres hermanos, conmigo lo hiciste". ¡Qué cerca ha estado Cristo y qué poco lo hemos conocido!. El Adviento debía de llamarnos la atención para descubrir en cada hermano que saludamos, en cada amigo al que le damos la mano, en cada mendigo que me pide pan, en cada obrero que quiere usar el derecho de organización en un sindicato, en cada campesino que va buscando trabajo en los cafetales, el rostro de Cristo. No sería capaz de robarle, de enseñarle, de negarle sus derechos, es Cristo y todo lo que haga con Él, Cristo lo tomará como hecho a Él. Este es el Adviento, Cristo que vive entre nosotros. 3. PRESENCIA CRISTIANA Y ACTIVA EN EL MUNDO a) El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnadoFinalmente, hermanos, Adviento es presencia cristiana en el mundo. Celebremos la Encarnación, no se olviden. Celebramos el gesto infinitamente amoroso de Dios que de tal manera amó al mundo que le dio a su propio Verbo, su propia palabra, su propio Hijo, para que se hiciera hombre en las entrañas de María. María debe ser un personaje central en el Adviento. Gracias a esa mujer purísima, Dios encontró el seno de una mujer santísima donde el santísimo Verbo de Dios se hiciera hombre. Pero fíjense, Cristo se hizo hombre de su pueblo y de su tiempo: vivió como un judío, trabajó como un obrero de Nazaret y desde entonces sigue encarnándose en todos los hombres. Si muchos se han alejado de la Iglesia, es precisamente porque la Iglesia se ha alienado un poco de la humanidad. Pero una Iglesia que sepa sentir como suya todo lo humano y quiera encarnar el dolor, la esperanza, la angustia de todos los que sufren y gozan, esa Iglesia será Cristo amado y esperado, Cristo presente; y eso depende de nosotros. b) Nosotros somos enriquecidos en Cristo: profusión de carismasNosotros somos los que vamos a hacer presente a Cristo. Y aquí invoco la segunda lectura de San Pablo escribiéndole a los cristianos de Corinto. Quien conoce la historia del tiempo de Pablo y lo que era Corinto, una ciudad libertina, sabe que hasta era el dicho que a las mujeres cortesanas las llamaban corintias; y al hombre que se iba a gozar, a darse gusto sin rienda, le llamaban un verbo muy típico: se fue a corintear. Para que tengan una idea de qué sociedad más libertina era donde Pablo fue a ponerla semilla cristiana. ¡Y allí nace una comunidad! para que no tengamos miedo de los ambientes difíciles; y cuanto más difíciles que Corinto sean, más deberíamos de trabajar para poner fermentos en esa sociedad. Entonces San Pablo les dice a los corintios que le da gracias a Dios, y que los tiene presentes en sus oraciones, pues: "... por Cristo habéis sido enriquecidos en todo, en el hablar y en el saber, porque en vosotros se ha probado el testimonio de Cristo. No carecéis de ningún don, vosotros aguardáis la manifestación del Señor". Es como decirle a un grupo de muchachos en San Salvador, aunque miren a sus compañeros libertinos, divirtiéndose en prostitución y en droga: "Ustedes han encontrado la plenitud de la felicidad, sigan viviendo esa alegría íntima. A ustedes les ha dado plenitud de alegría el Señor". Adviento es un llamamiento para decir que aún en el mundo más podrido se puede vivir la alegría más íntima y se puede ser testimonio de Cristo ante una sociedad corrompida. Ante un mundo que necesita transformaciones evidentes sociales, ¿cómo no le vamos a pedir a los cristianos que encarnen la justicia del cristianismo, que la vivan en sus hogares y en su vida, que traten de ser agentes de cambio, que traten de ser hombres nuevos? Porque como dice Medellín: "De nada sirve cambiar estructuras, si no tenemos hombres nuevos que manejen esas estructuras". Hombres con los mismos vicios, con los mismos egoísmos... si se cambian las estructuras, si se hacen transformaciones agrarias y demás, pero vamos a ocuparlas con la misma mente egoísta, lo que tendremos serán nuevos ricos, nuevas situaciones de ultraje, nuevos atropellos. No basta cambiar estructuras, es esto del cristianismo y en esto he insistido. Por favor, entiéndanme que el cambio que predica la Iglesia es a partir del corazón del hombre. Hombres nuevos que sepan ser fermento de sociedad nueva. HECHOS DE LA SEMANA En la Iglesia UniversalAhora, hermanos, precisamente en ese papel de hacer presente a Cristo en la sociedad, deber grave de todo cristiano, reclamo de Adviento y Navidad, es donde yo sitúo todas las semanas este pequeño noticiero que es a la luz del Evangelio. Es desde aquí desde donde yo les digo que nuestra Iglesia goza y sufre. El Papa habló sobre los que son perseguidos por ser fieles a la verdad y a la justicia. Dijo que sus sufrimientos eran iguales a los de Cristo. Mencionó circunstancias muy parecidas a las de nuestras comunidades, aunque Él se refería, según comenta el periódico, a los países tras la Cortina de Hierro. Para que vean que no es el anticomunismo lo que mueve a muchos cuando ese anticomunismo se hace a veces hasta más cruel que el mismo comunismo. Supimos por los periódicos que el señor Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, fue recibido por el Papa actual. Siguiendo la línea de Pablo VI cuando le habló a nuestro Embajador Don Prudencio Llach, recordó Juan Pablo II al Señor Ministro, que en nuestro país es necesario dar libertad a la Iglesia y corregir las evidentes injusticias de nuestro orden social. La Iglesia chilena está presionando al Gobierno, para que aclare la suerte de centenares de personas desaparecidas. Nos unimos a la angustia del Arzobispo de Managua, el cual está haciendo esfuerzos por superar la crisis política de su país por medio de fórmulas pacíficas. Se cumplió el aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño. Y da mucho dolor cuando pensamos que estos derechos son para nosotros pura utopía, como cuando dice el principio Nº. 4: "El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social, tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud. Con este fin deberán proporcionarse tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda y servicios médicos adecuados". EN NUESTRA ARQUIDIOCESISPromulgación de la Instrucción Pastoral sobre los Sacramentos. Yo les anuncio ahora, solemnemente, que en esta fecha he promulgado una Instrucción Pastoral sobre los Sacramentos. Ya saldrá publicada, pero en esta hora solemne de la iniciación del Adviento les llamo, hermanos a que aprovechemos esos tesoros que se llaman los Sacramentos y de los cuales dijo el Papa Pablo VI: "Nunca se insistirá bastante en el hecho de que la evangelización no se agota en la predicación y en la enseñanza de una doctrina porque aquella debe conducir a la vida, a la vida natural, a la que da un sentido nuevo gracias a las perspectivas evangélicas que le abre y a la vida sobrenatural que no es una negación, sino una purificación y elevación de la vida natural. Esta vida sobrenatural encuentra su expresión viva en los siete sacramentos y en la admirable fecundidad de la gracia y santidad que contienen. Pero si los sacramentos se administran sin darles un sólido apoyo de catequesis sacramental y de catequesis global, se acabará por quitarles gran parte de su eficacia". Esto es lo lamentable entre nosotros, que hemos acostumbrado a nuestro pueblo a recibir sacramentos sin conciencia. El domingo pasado -y Yo tengo que lamentarlo también-, aquella muchedumbre de gente que traía niños a confirmar, eran más de dos mil niños, y por puro milagro no se asfixió nadie. Alguien comentaba: " ¡Cómo que era el día del juicio!". Se regó la noticia de que ya no se iba a confirmar más. Lo que he dicho es que no vamos a confirmar niños chiquitos que no se den cuenta. Vamos a esperar niños que, ya siquiera de ocho años para arriba, puedan tener uso de razón y saber un poquito, a la medida de su alcance pero con conciencia, recibir el don del Espíritu Santo. Y lo que estoy diciendo de la confirmación lo digo también del bautismo. Es cierto que hay que bautizar a los niños inconscientes, porque "el que no renaciere del agua y del espíritu, no puede entrar al reino de los cielos", sin embargo es obligación de los padres de familia educar en la fe a ese niño. Y sólo en atención a que el padre de familia se compromete a educar en la fe a ese niño, se le bautiza. Pero si un padre de familia no tuviera conciencia del bautismo, ni siquiera el bautismo se le puede dar a un niño porque los sacramentos no se deben botar sino que son sacramentos de fe; y lo que decimos del bautismo lo decimos también del matrimonio. Vamos a exigir con más rigor a los sacerdotes la obligación que ya dejó mi venerado predecesor Monseñor Chávez, de obligar las charlas presacramentales, instrucciones donde el hombre tome conciencia de qué es lo que va a recibir. Que no se casen las parejas como por una aventura, por unos cuantos años para después separarse. No, el matrimonio, el bautismo, la confirmación son sacramentos de fe, y en los sacramentos se hace presente Cristo Nuestro Señor. Quiero avisar que el 8 de diciembre es la fiesta de la Inmaculada Concepción. Un misterio que en nuestros pueblos se celebra con tanta alegría. No tanto como en Nicaragua, aunque este año quizás la pobre Nicaragua no tendrá las alegrías de sus Purísima. Honrémosla aquí en El Salvador lo mejor que podarnos. Principalmente me han invitado a que les haga propaganda las religiosas de Citalá, que están promoviendo peregrinaciones de los cantones, para culminar el 8 de diciembre con una gran celebración. En Plan del Pino, de donde era uno de los que murieron con Neto Barrera, Valentín Martínez también se está celebrando el novenario a las siete de la noche. Un matrimonio me ruega recordar que su hijo Oscar Roberto Orellana Martínez, ya va a cumplir dos años el 3 de enero, de haber sido capturado en la Colonia Guadalcanal, junto con el campesino Julián Pérez, ambos jóvenes de 20 años. Por versiones de otros prisioneros que han podido escapar, saben que están vivos. En la carta, textualmente me dicen: "Mi pobre esposa está tan grave que sólo la que no es madre no la comprende. ¿No les parece que dos años de ausencia y sufrimientos ya es bastante? Y piden al Gobierno que se les dé libertad o que se les ponga a la orden de los tribunales. Yo me valgo de esta circunstancia para repetir el deseo de la Iglesia: Una Navidad sin presos políticos. Una Navidad que vuelva paz a tantos hogares desasosegados por tantos hijos, esposos, hermanos desaparecidos. Quiero agradecer las múltiples manifestaciones de solidaridad con la petición que miembros del Parlamento Inglés hicieron, para mucha honra mía, de hacerme candidato al Premio Nóbel de la Paz. De manera especial ha habido pronunciamientos apoyando esto: de la CUTS, de la C.T.S. y de otras organizaciones y muchas personas particulares que considero de criterio muy firme y muy sólido. Yo quise agradecer estas muestras de solidaridad escribiendo un articulito como lo hago todas las semanas en La Prensa Gráfica, pero quizá no hubo lugar esta semana, espero que la próxima me lo publiquen. Pero de todos modos, a través de la radio, que gracias a Dios tenemos bastante audiencia, creo que llegará a todos mi agradecimiento. Y quiero decirles que se trata solamente de una candidatura que yo agradezco al Parlamento Inglés. Sé que hay otras personas con muchos mayores méritos que yo. Pero no obstante, sin la pretensión de llegar a obtener ese premio internacional, la voz del Parlamento Inglés ha sido para mí un respaldo muy poderoso que yo agradeceré siempre. ¡Muchas Gracias!... También quiero agradecer las muchas condolencias que han llegado por la muerte violenta del P. Rafael Ernesto Barrera, Párroco de San Sebastián, en Ciudad Delgado. Quiero contarles que el funeral fue verdaderamente impresionante. Creo que fue la voz del pueblo que ama a sus sacerdotes. Lamento, sí, que el Bloque Popular Revolucionario no fue muy oportuno en sus porras y gritos; y en la Iglesia, lugar de oración, más impresionaba el canto cristiano de quienes oraban y recibían el mensaje de esa muerte. Quiero felicitar al P. Plácido porque cumple hoy, primer domingo de Adviento, diez años de trabajar en El Minuto de Dios. Un programa que se pasa por TV Canal 2, todos los domingos a las 9 de la mañana. El otro día me decía que yo le he hecho una competencia desleal, pero creo que él tiene siempre mucho auditorio. El bien que se hace es grande, yo me alegro y le doy gracias al Señor y felicito al sacerdote. Quiero unirme al dolor de la familia del joven José Ricardo Duran, de la Colonia Miramonte, muerto en un accidente de tránsito esta semana. Y lo recuerdo con cariño porque era del fruto espiritual más grande, quizá, del P. Alfonso Navarro a quien asesinaron el año pasado. También me uno al dolor de la religiosa superiora de las Madres del Colegio de la Sagrada Familia, la Madre Carmen María Scaglietti, cuya mamá murió en Costa Rica. En la parroquia de Santa Lucía sucedió una cosa dolorosa pero también noble. Allá el P. Astor presta su Iglesia a los pobres que no tienen donde velar sus cadáveres y estaban velando un difundo cuando aparecieron dos agentes uniformados disparando. Ante el reclamo de la gente, insolentes, insultaron. El Padre que se dio cuenta que pertenecían al cuerpo de vigilantes de la Cárcel de Mujeres, se dirigió allá al comandante, el cual muy noblemente le dio explicaciones y le prometió destituirles. A los pocos días le fue a decir: "Padre, todo está arreglado, ya aquellos hombres han sido destituidos". Yo creo que es un ejemplo, una lucecita en las tinieblas. ¡Qué hermoso fuera que todos esos atropellos de los hombres uniformados, fueran sancionados debidamente! También ellos son ciudadanos y no es lícito que por tener armas se insolenten contra sus paisanos que no las tienen. Lamentamos y nos solidarizamos con los que han sufrido incendios en sus haberes. Y seguimos invocando a quienes deben de investigar qué esta pasando con estos crímenes o estas desgracias que se quedan sin explicación. Queremos unirnos también, a los dos banqueros ingleses. Aún no se han responsabilizado de su secuestro ningún grupo. Pedimos para ellos la libertad a que tienen derecho. En el secuestro del Gerente de la Philips, también nos unimos a él. Ya se responsabilizó la FARN. Vida de nuestras comunidades: DOMINGO 26 (nov.): Gozamos llevando a los sacerdotes de Maryknoll que van a trabajar con nosotros en los pueblos de Dulce Nombre de María y San Francisco Morazán, Departamento de Chalatenango. Fui a San Marcos a dar la confirmación a un grupo de jóvenes que manifestaron su compromiso de querer ser fieles a Cristo que les da su fortaleza. MIERCOLES 29 (nov.): En el Paraíso se tuvo una evaluación donde yo tenía que estar, pero con las circunstancias de la muerte del P. Ernesto Barrera no pude asistir. Fui a San Sebastián, la parroquia del P. Neto, a dar pésame al hogar huérfano. Con gran parte del Presbiterio celebramos los funerales del P. Neto Barrera en la Parroquia de Mejicanos. VIERNES 1 (dic.): Por la noche me encontré con una comunidad donde ciertamente falta y se llora al Párroco, pero es una comunidad viva y cristiana. No crean que es un grupo de revolucionarios, es un grupo de cristianos que atienden con ternura y tratan de seguir lo que les enseñó el P. Barrera, que puso su inquietud juvenil de sacerdote allí en la Parroquia de San Sebastián, Ciudad Delgado. Alguien me decía: "¿Por qué para el P. Neto no se hizo una misa única como cuando mataron al P. Grande?" Les dije: "Son cosas que son muy graves y no me atrevería a decidirlo, pero sí les invito a que hagan un buen funeral al fin del novenario". Yo invito a todos para que el próximo sábado, en la Parroquia del P. Neto, celebremos un sufragio por su eterno descanso. Me contaron en San Sebastián que esa mañana el P. Neto había salido con Valentín Martínez a buscar madera para hacer pupitres para la Escuela Parroquial y no volvieron... Y que en las crónicas, que han tratado de echar tanta tierra, no se menciona para nada el dinero que llevaba el P. Neto, que era bastante para comprar madera SABADO 2 (dic.): Participé en el éxito de un grupo de jóvenes que se graduaban en Corte y Confección en Mercedes Umaña. En San Rafael Cedros también se graduaron otro grupo parroquial. En la noche fui a la parroquia de San Martín, donde robaron las hostias consagradas. El pueblo es muy eucarístico -anoche lo constaté-, se volcó sobre la Iglesia parroquias para hacer este acto de desagravio al Señor. Felicito a la Parroquia y auguro que este golpe de haber perdido su depósito eucarístico los haga más fervorosos. Ayer, también, estuve con otro equipo de sacerdotes de Maryknoll que va a trabajar en la diócesis de Santiago de María en Ciudad Barrios. Una Comisión Investigadora nombrada para investigar las muertes trágicas del P. Barrera y sus acompañantes ha emitido ya dos boletines. El primero se mandó a los medios de comunicación social pero no fue publicado en su integridad y algunos hasta parece que quisieron torcer un poco la información. En él, la Comisión de Investigación ha encontrado evidentes contradicciones. Por ejemplo: en El Diario de Hoy, "... la policía perseguía al conductor del automóvil placa tal..., quien al bajarse del vehículo lo dejó atravesado en la calle frente a la casa". Este vehículo, según el comunicado oficial, "... estaba en el garaje de la casa". Otra contradicción, un medio de información habla de un grupo de "5 jóvenes", La Prensa Gráfica habla de "unos 28 hombres". La Prensa Gráfica informa que "según los jefes del operativo, los que estaban en la casa los recibieron a balazos". Y según versión de testigos presenciales, dicen "... que cada vez que los cuerpos de seguridad disparaban, desde dentro de la residencia, se escuchaban silbidos". El comunicado Oficial y El Diario de Hoy mencionan "cuatro hombres", y La Prensa Gráfica "unos 28". El comunicado oficial es el único, y esto es lo más importante, que menciona con ciertos detalles el caso de José Isidro Paz. El comunicado oficial señala que "... estaba gravemente herido, en trance de muerte". Y según La Prensa Gráfica "... estaba lesionado y abandonó la casa en un descuido de sus demás acompañantes". El mismo periódico publicó una foto en la que aparece saliendo por su propio pie; así lo transmitió también la televisión, donde no daba la impresión de estar tan grave; después El Diario de Hoy informó que salió con las manos en alto. Con respecto a la muerte del Sr. Paz, el comunicado oficial dice: "... que estaba en trance de muerte en un centro hospitalario". Y el Diario de Hoy dice que: "... según fuentes oficiales, murió cuando era trasladado a un centro hospitalario". Y según el boletín del Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Nacional, dice que: "... Portillo Paz falleció en el enfrentamiento". El Boletín de la Comisión Investigadora concluye: "Hay razones bien fundadas para dudar de la veracidad de las distintas versiones hasta ahora publicadas". Por eso emitió un segundo boletín en el cual, lo más grave es esto: " 1º) Existen pruebas contundentes de que el Sr. José Isidro Portillo Paz, uno de los cuatro muertos en el incidente del martes 28 de noviembre, fue capturado vivo y salió por sus propios pies de la casa. Después de haberse presentado a los reporteros y televidentes, fue asesinado por los mismos Cuerpos de Seguridad, cuando estaba en su poder, a consecuencia de un balazo en el cráneo que le destruyó la masa encefálico según el informe del médico forense". Salió por sus pies y el médico forense da un dictamen de ese hombre con el cerebro destrozado por una bala. "2º) El hecho de que los cuerpos de seguridad lo hayan asesinado, es motivo suficiente para creer que lo eliminaron para evitar que ante un tribunal libre de coacciones, hubiera revelado la verdad de los hechos y desenmascarado las maniobras de los cuerpos de seguridad". Hermanos, la Iglesia no cuenta tampoco con mayores medios, pero este hecho no lo olvidemos, y desde nuestros reclamos de los derechos humanos queremos culpar a los cuerpos de seguridad de este asesinato, de un hombre que se pudo salvar y al que se le quitó la vida destrozándole la masa encefálica. "3º) El hecho de que el médico forense no especifique como debería haberlo hecho, si los cadáveres presentaban rigidez cadavérica, ni cuánto tiempo tenían de muertos, nos impide determinar si los otros tres, entre los cuales está el P. Ernesto Barrera, murieron durante el supuesto enfrentamiento o antes. Por esta razón, no nos sorprende que haya personas que aseguren que los habían matado antes del tiroteo." "4º) En cuanto al sacerdote hay fuertes indicios que nos llevan a la presunción grave de que fue torturado y que los tiros mortales le fueron hechos a corta distancia." "5º) Nos parece poco verosímil que cuatro personas con sólo una escuadra Colt automática, calibre 45, y un revolver Smith Wesson 38 cañón largo, se hayan podido enfrentar durante cinco horas en contra de cerca de 150 miembros de los cuerpos de seguridad armados de bazocas, escopetas 12, carabinas Ml, granadas incorporadas en los G3 y pistolas de 9 milímetros, con las que dejaron los cuartos de la casa con infinidad de orificios de proyectiles, los muebles destruidos por los impactos de las balas." "6º) También nos consta que ese mismo día, como a las 7 p.m., fue capturado por los mismos cuerpos de seguridad el joven José David Ramos García, cerca de la casa donde se tuvo el operativo militar. Lo capturaron al estar llorando con evidentes síntomas de un ataque de nervios. Este joven está bajo tratamiento médico psiquiátrico, por lo que no ofrecen credibilidad las declaraciones que haya podido dar". Y en nombre de los derechos humanos, también, digo: es justo que se le deje libre a un pobre enfermo. En cuanto a la filiación y a las actividades políticas del P. Ernesto Barrera, que se han tratado de difamar, yo les digo con toda sinceridad: no tengo conocimiento personal. En todo caso, mi pensamiento lo conocen todos, en la Tercera Carta Pastoral: La Iglesia y las Organizaciones Políticas Populares. Hablo de cual es el papel del sacerdote, y esa es la norma que se exige a todos: "Es normal y frecuente que los mismos sacerdotes y sus más íntimos colaboradores laicos, precisamente por interesarse en una evangelización encarnada y comprometida, sientan al vivo los problemas políticos y como personas y ciudadanos sientan más simpatías por un partido u organización popular que por otros; incluso es comprensible que cuando se les pida que colaboren en orientar cristianamente la dirección de actividades políticas de los cristianos en favor de la justicia, colaboren. Pero es nuestro deber recordarles y pedirles que en cualquier trabajo sacerdotal, en cualquier labor pastoral que les pidan las personas, partidos u organizaciones, tengan siempre como primer objetivo, ser animadores y orientadores en la fe y en la justicia que la fe exige, según los grandes principios cristianos que aquí hemos recordado". También quiero recordarles, a quienes quieran mezclar a la Iglesia con acciones terroristas, los pensamientos que en la Pastoral ya manifesté: "la violencia que algunos llaman "revolucionaria" pero que preferimos calificarla como terrorista o sediciosa, ya que el término "revolucionario" no siempre tiene un sentido peyorativo como el que aquí deseamos definir. Se trata de aquella violencia que Pablo VI llamó "las revoluciones explosivas de desesperación". Esta violencia suele organizarse e intentarse en forma de guerrilla o terrorismo y equivocadamente es pensada como último y único modo eficaz para cambiar la situación social. Es una violencia que produce y provoca estériles e injustificados derramamientos de sangre, lleva a la sociedad a tensiones explosivas, racionalmente incontrolables y desprecia por principio toda forma de diálogo como posible instrumento de solución para los conflictos sociales". Y también, he condenado la violencia fanática, esa que: "...hace "mística" o "religión" de algunos grupos o individuos. Endiosan la violencia como fuente única de justicia y la propugnan y practican como método para implantar la justicia en el país. Esta mentalidad patológica hace imposible detener la espiral de la violencia y colabora a la polarización extrema de los grupos humanos". Aquí tenemos, hermanos, el pensamiento claro de lo que la Iglesia piensa cuando se trata de mezclarla en esas actividades peligrosas de las cuales la Iglesia no es garante ni responsable. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARComo ven, es lo que nos dice el sacerdote Papías cuando habla del Evangelio de San Marcos. Es desordenado porque trata de copiar la predicación de San Pedro, que más que teorías quería iluminar con esta palabra de Dios las realidades de su tiempo, de su Roma, de su imperio de Nerón. Y así se explica que las páginas del Evangelio, también para nosotros, deben ser eso: luz que ilumina los caminos de la justicia y del bien; y desde las cuales se ve y se rechaza también, lo malo de las injusticias, de los atropellos. Les invito a entrar en el Adviento, en esta preparación espiritual de Navidad con ese sentido que les he dicho: hambre de Dios, seamos pobres de espíritu, necesitados de Dios. Vigilemos, estemos atentos a la presencia de Cristo en el pobre, en nuestro amigo, en el hermano, para no tratarlo como no trataríamos a Cristo. Y finalmente, la presencia comprometida de cristianos, en una sociedad donde tenemos que ser heraldos del Reino de Dios. Así sea...
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Queridos Hermanos:
Estamos al fin del año litúrgico y este último domingo la liturgia lo consagra a Cristo Rey. Esta fiesta de Cristo Rey, que antes se celebraba el último domingo de octubre, hoy en una forma más lógica se ha dejado como una bellísima corona para todo el año eclesiástico. Ese misterio de Cristo que se ha ido desplegando desde Adviento, que nos preparó para recibir al Niño Dios, y ese Niño Dios que crece y luego se nos presenta adorado por los magos en la Epifanía; y crece hasta la edad de un hombre que puede cargar sobre sus espaldas una cruz, toda la Cuaresma, llamando a la humanidad a sentirse solidaria con El para ser redimida, muere en una cruz y resucita. Y la Pascua, que llenó cincuenta días de nuestro calendario litúrgico, es el sol que ilumina toda la liturgia de la Iglesia. Los domingos venimos a Misa en una pequeña pascua. Cada domingo es pascua. Cada domingo es el encuentro con el viviente eterno. El dijo que convenía que se fuera, porque su presencia física en el mundo ya era un pequeño estorbo, en cambio, sentado a la diestra del Padre -expresión bíblica para decir participando del poder y de la gloria de Dios- envía desde el cielo su espíritu. Celebramos Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Es el espíritu de la redención, es el espíritu del arrepentimiento de los pecados; es el espíritu heroico de mártires y de cristianos, de religiosos, sacerdotes; de todo ese pueblo selecto que se llama el pueblo de Dios. Alimentado con el espíritu de Dios. Es presencia de Cristo vivo, viviente, resucitado, anunciando esperanzas a la humanidad. Fueron los largos domingos que culminan con este último. Ese misterio con Cristo, pues, que lo empapa todo en el año, hoy como que se resume y se resalta en una figura que bien se llama así: Cristo Rey. Es hermoso como ese Cristo, Rey inmortal de los siglos, vive en la historia concreta de cada pueblo. Yo me alegro de encontrar el pensamiento de ese Cristo encarnándose en nuestros días en la homilía del Papa, cuando tomó posesión de Letrán y se presentó a Roma como el Obispo de Roma. Recordó él la larga historia de Roma que se remonta hasta los orígenes del cristianismo; recordó el origen de esa Basílica de San Juan de Letrán dedicada el precursor San Juan, para decir toda esa historia, todo eso antiguo, todo eso bíblico, no es un museo, sino que es viviente. Y el nuevo Obispo de Roma viene a enmarcarse a esa tradición larguísima, pero para ser el hombre de hoy. Y así les dijo: "En el marco de este maravilloso encuentro de lo antiguo con lo nuevo, hoy, como nuevo Obispo de Roma, deseo dar comienzo a mi ministerio para que con el pueblo de Dios, de esta ciudad y de esta diócesis, que por la misión de Pedro ha llegado a ser la primera en la gran familia de la Iglesia, es la familia de las diócesis hermanas". Y mencionando hechos concretos que le tocan vivirlos a él, hombre de 1978; aunque encadenado a una historia de siglos que lo remonta hasta San Juan Bautista, decía él: "Con cuánto agradecimiento he seguido estos últimos días los muchos episodios, la televisión me los ha hecho cercanos -Juan Bautista, Pedro de Galilea no conocieron la televisión, el nuevo Papa sí es hombre de televisión, pero el espíritu de Pedro y de Juan y de los antiguos está aquí en el hombre que hoy mira televisión y que en esa televisión ve los acontecimientos históricos de la semana, del día-. En esos acontecimientos he visto como a consecuencia de falta de personal en los hospitales, muchos se ofrecieron voluntarios, adultos y jóvenes en especial, para servir con generosidad a los enfermos. Hechos de la semana que él está viviendo, y tiene su valor la búsqueda de la justicia en la vida profesional, tanto más atento debe estar al amor social; por tanto, deseo para esta nueva diócesis mía, para Roma, este amor que Cristo ha querido para sus discípulos. El amor construye. Sólo el amor construye". Digo que para mí es una satisfacción ver esa sintonía de lo que he querido sea, en mi pequeñez, también, para la querida Arquidiócesis. Yo también me siento ligado a mis antecesores, Monseñor Chávez, a Monseñor Belloso, a Monseñor Pérez y Aguilar, y no necesito que me vengan a comparar quién será mejor que yo. Lo que necesito es quién me ayude a vivir este momento presente. La Iglesia no es recuerdos, no es espejo retrovisor nada más. La Iglesia va caminando hacia adelante y necesita también perspectivas nuevas. Demos gracias que toda una tradición nos ha traído a este momento en que hay fe en el pueblo. ¡Benditos sean nuestros antecesores!, pero sepamos ser hombres del momento y sepamos reflexionar en lo de la semana, en lo del momento. Es que a muchos les interesa que no se ponga el dedo en la llaga, que no se mire lo presente; y así quisieran vivir de museos, de recuerdos, de comparaciones con obispos antiguos. El Papa habla, pues, de su momento y yo quiero hablar cada semana del momento que nos toca vivir. Por eso, queridos hermanos, en esta última semana del Año Litúrgico -yo no puedo apartarme de la realidad actual- esta fiesta de Cristo Rey evoca un hermoso recuerdo sacerdotal: ¿Cuántos sacerdotes se ordenaron en las fiestas de Cristo Rey del último domingo de octubre que hoy se pasa esta fecha?. Nada menos ayer platicaba con un joven salesiano que me decía: Somos tres ordenados en Cristo Rey: Héctor Joaquín Mejía, German Escamilla, Napoleón Mejia. Podemos mencionar aquí cuántos recuerdos del Cristo Rey que ha vivido en nuestro pueblo en comunidades, en organizaciones de hombres que lo aman al Señor. En esta semana también yo quiero recordar dándole gracias a Dios la vida religiosa. Hablaba de los salesianos y es por que precisamente esta semana han estado muy numerosos venidos de toda Centro América en Ayagualo. Los saludo y les agradezco todo el bien que hacen a nuestro pueblo. Que el espíritu de Don Bosco siga haciendo tanto bien entre nuestra juventud y entre nuestras familias. También tuve el gusto de saludar a la Madre Superiora General de las Pasionistas, que dirigen aquí los colegios de la Divina Providencia, el Santa Gema de Santiago de María y nos ayudan en la pastoral directa, allí en el pueblo de San José Villanueva, donde hoy debían estar celebrando su fiesta patronal, pero por haber sido víctimas de un robo sacrílego se ha suspendido. Y con un sentido de pastoral, las Hermanas y el Párroco han organizado más bien actos de desagravio y de protesta, porque este latrocinio parece que es algo más que un simple latricinio. También me alegro con ustedes los laicos. El domingo pasado tuvimos una convivencia de representación de laicos. Y yo les decía que lo más grandioso de la Iglesia son ustedes: los que no son sacerdotes ni religiosas, sino que en la entraña del mundo, en el matrimonio, en la profesión, en el negocio, en el mercado, en el jornal de cada día, ustedes son los que están llevando el mundo y de ustedes depende el santificarlo según Dios. Gracias al Señor que este espíritu de santidad laical va despertando cada día más en la conciencia de nuestro Seglares. También en el mundo seglar, saludamos a la Ultrella Nacional de Cursillos de Cristiandad que se está celebrando en Guatemala. Una gran representación de nuestra Arquidiócesis llevó mi mensaje para decirle a Cursillos de Cristiandad que no queremos de ellos metodologías o religiosidades alineantes, desencarnadas, sino que queremos que ese método maravilloso de promover el cristianismo en el hombre de hoy que se llama Cursillo de cristiandad haga de verdad los hombres nuevos que necesita el continente latinoamericano para transformar nuestra sociedad de pagana en cristiana. Deseamos que sea un éxito esa Ultrella donde se reunirán cursillistas no sólo de Guatemala, sino también de otros países centroamericanos. Y también en este sentido les anuncio ya desde ahora que el domingo 17 de diciembre los laicos van a promover una convivencia de Comunidades Eclesiales de Base y Movimiento Laicales. Hay muchos en nuestra diócesis. Y yo les invito a todos aquellos que no pertenecen a movimientos o a una Comunidad de Base que traten de conocerla y de vivirla, porque el cristianismo se vive así, en comunidad, una amistad que se llama comunidad cristiana. Visitando las comunidades esta semana también llevé el saludo filial de la Arquidiócesis a la Reina de la Paz el lunes 20. Quise hacer una Misa muy ítima y privada a los pies de la Virgen, me acompaño Mons. Rivera; y las dos diócesis allá representadas por sus obispos creemos que le hemos rendido un homenaje filial, verdaderamente sincero a la Virgen patrona de El Salvador. El Domingo pasado estuve en Chiltiupán. Quiero felicitar a las hermanas Dominicanas y al Padre Benjamín Rodríguez, porque aquel lugar tan pintoresco (que yo creo que muchos de ustedes no conocen, un verdadero mirador a los horizontes del mar) más que todo vale por el espíritu religioso y comunitario que la pastoral está sembrando allá. He participado también en los proyectos, en los estudios pastorales de la Vicaría de Soyapango. Y ayer una alegría muy íntima en el Cantón María Auxiliadora de la Parroquia de Tenancingo, para confirmar jóvenes. Yo quiero destacar el sentido de los niños. Una niña me dice en su discurso al llegar: "Permítanos que los niños y los jóvenes lo saludemos como a un buen amigo". Les dije: "No me han dicho una palabra más bella, quiero ser el amigo de ustedes y me duele que en estas regiones haya quienes envenenen el alma sembrando y desfigurando la figura del Obispo". Me dijeron: "Escuchamos sus homilías y hemos ofrecidos varias flores espirituales, preparando su visita, como actos de obediencia y trabajo". Las catequistas me informaron de su trabajo y las animo a que sigan adelante. También otro gusto de esos que llegan muy hondo en el corazón la carta de los niños del Cantón El Rosario, Dulce Nombre de María, para decirme que ya está libre su maestro que se habían llevado preso. Y en su carta dice: "Bendito sea Dios que ya salió nuestro maestro y nos pudimos examinar los finales. Pedimos a las Madres Religiosas que nos ayudaran a darle gracias a Dios". En la Parroquia San Marcos, esta tarde a las 5, tendremos una hermosa ceremonia de confirmación de jóvenes. También quiero referirme no sólo a cosas agradables, sino desagradables, el incidente que todos conocen en la iglesia del Rosario con los músicos de la Sinfónica. Yo creo que todo fue una falta de comunicación. El responsable de organizar estas cosas debe de estar más enterado en el momento en que se va a celebrar, para no pasar desapercibido o confundido algo que puede traer alguna trascendencia. De todos modos, de parte de la Iglesia, por esta falta de comunicación yo les quiero pedir perdón a los queridos amigos filarmónicos. También cosas tristes, lo que ya dije de San José Villanueva, robo sacrílego, se ha perpetrado también en Talnique, en Tamanique y el Párroco de Panchimalco también me dice que por no preocuparme más no me lo había dicho, pero que ha habido también allá un robo. También de Tenancingo tengo noticias de que ha habido atropellos de la propiedad de la Iglesia. Pero lo más grave, hermanos, quiero que se fijen. En San Martín no solamente robaron los vasos sagrados, sino que se robaron el Santísimo, no encontramos las hostias consagradas. Esto duele, porque el que tiene fe sabe que en la hostia consagrada está presente el Señor. Ojalá que esta voz llegue a quienes perpetraron un sacrilegio más horrendo, y se trata de la presencia eucarística del Señor. Que lo respeten, que lo devuelvan a la adoración de su pueblo. Y para que todos participemos en un desagravio a la presencia del Señor se ha organizado para el próximo sábado, 2 de diciembre a las 7 de la noche, un acto eucarístico en la Iglesia de San Martín. Allá estaremos y ojalá que el mayor numero de fieles que amen al Santísimo Sacramento se encuentren allá. Ojalá para entonces podamos dar noticias de que han aparecido las hostias. La promoción cristiana entre nosotros va a tener esta semana manifestaciones muy bonitas como es la de Fe y Alegría, el próximo sábado; y la de corte y confección en Mercedes Umaña, donde han tenido la bondad de invitarme. Quiero agradecer también los comentarios que se están haciendo a la Carta Pastoral por parte de la Revista Justicia y Paz que, en este número comenta la violencia. Está a la venta y lo pueden tener como un comentario que trata de hacer muy sencilla la doctrina. También trata de popularizar, de divulgar esta doctrina, una serie de cuadernos de la colección popular El Guanaquito, de UCA, que en seis números va a presentar mi carta pastoral al alcance sencillo del pueblo campesino. Les agradezco, ha sido un esfuerzo muy bello de que una doctrina que interesa a los campesinos se trate de asimilárselas lo más posible. Pueden conseguir también estos cuadernos en la UCA. Quiero pedir una oración también, en esta comunidad de hoy, por el eterno descanso de doña Aminta de Osegueda, esposa de un gran amigo y periodista, director del Diario de Oriente de San Miguel, ya fallecido también. <`P>También prometí a la mamá de Marisela Guadalupe González Flores, que iba a cumplir 15 años y se ahogó en las playas de San Diego, una oración, pues, para que sus 15 años que ha celebrado en la eternidad sean también consuelo para la familia que la llora. Quiero mencionar también, hermanos, en este marco de la comunión de nuestra Iglesia, un sincero agradecimiento al Reino Unido de Inglaterra, que ha tenido ese gesto para mí verdaderamente sorpresivo, de postular mi pobre nombre para el Premio Nobel de la Paz. Han llegado muchas felicitaciones y quiero hacer, pues, a todas estas personas una manifestación sincera de gratitud. Entre las felicitaciones, quiero decirles un pensamiento de la del Colegio de Profesionales de las Ciencias Jurídicas, que dicen entre otras cosas que esta postulación es un aval de parte de las autoridades y gremios auténticamente representativos del pueblo inglés y que ella sola ya es una respuesta de la opinión pública internacional a los detractores de la línea del Arzobispado. Así lo veo, hermanos, como un apoyo que yo agradezco profundamente y quiero aclarar para algunas personas que lo confunden, no se trata del Premio Nobel, simplemente es una postulación, una candidatura. Yo sé que eso es muy difícil, llegar a tener el Premio Nobel; y quiero que sepan que yo soy el primero en comprender que hay otras personas que lo merecen mucho más que yo y que estaré muy alegre si al llegar la adjudicación del premio no se tiene en cuenta esta postulación de Inglaterra, sino que se dará según justicia al que honor merece y me rendiré con cariño, como candidato del Premio Nobel, al que tenga el honor de merecerlo... (aplausos). ¡Qué más quiero que ese aplauso de ustedes!, ni tampoco es porque el aplauso sea una profanación del templo, sino porque es una expresión libre y espontánea de un pueblo que siente, lo que no puede decir con los labios lo dice en esa forma simpática. Yo, pues, quiero agradecer porque todo esto significa que la línea pastoral y evangélica a la que trato de ser fiel no es una locura ni es una subversión sino que simplemente es la humilde fidelidad al mandato del Señor que ahora vamos a reflexionar. También como solidaridad del extranjero quiero anunciarles muchas cartas y cablegramas y diversas formas que llegan de Amnistía Internacional, refiriéndose a nuestra situación y apoyándonos en todo esto. En estos días se han recibido 92 aerogramas, 38 cartas, en todas ellas tratan contra ORDEN y contra su hacer que atropella al campesinado. Son cartas en favor de los derechos humanos, especialmente entre los pueblos de San Pedro Perulapán y Cinquera, en favor de la libertad de los presos políticos; también sintiendo el dolor de nuestro pueblo por su desnutrición infantil. Solidarios también con las luchas reivindicativas de las organizaciones de nuestro pueblo, denuncian capturas concretas completas, hasta de un sacerdote viene, que trabaja en medio de médicos, abogados y miembros de la Acción Cristiana que se pronuncian contra la tortura. Todas estas cartas que están en nuestro archivo son verdadero respaldo, pues, de que la línea de la Iglesia por los derechos humanos es legítima, es sensible en el mundo entero. Quiero alegrarme también con la solidaridad que manifestó la Primera Asamblea de las Iglesias de América Latina -Iglesias Protestantes reunidas en Oaxtepec, México- que en una carta muy bonita dirigida al CELAM se solidarizan con esta línea liberadora del evangelio. Dicen: "Nuestro continente - son palabras del mensaje- necesita desesperadamente del mensaje liberador del evangelio. La defensa de la vida, el ministerio a los Quebrantados, la lucha por la justicia, la afirmación de la dignidad del hombre, la proclamación encarnada y la esperanza del reino son dimensiones esenciales de las buenas nuevas que estamos llamados a proclamar". Yo me alegro porque el protestantismo, que aquí entre nosotros también tiene una rama que simpatiza mucho con nuestra Iglesia, debe de comprender de no dejarse engañar e instrumentalizar el evangelio al servicio de la política, sino al servicio de lo que el Señor quiere, como lo acaban de decir los protestantes de Oaxtepec. Se recibió también -con profunda alegría lo digo- una carta de una religiosa contemplativa que ofrece todo su sacrificio, toda su santidad, por nuestra Arquidiócesis. Y en esta línea de revisión de nuestra semana, desde el punto de vista religioso, todos hemos estado consternados por ese suicidio en masa, que ya cuenta más de 800 muertos para decir, hermanos, un alerta contra la ignorancia religiosa. Estudiemos nuestra religión. Hoy hay una especie de euforia de sectas, allá andan los gnósticos, por allá andan también aquéllos -ni sé como se llaman, pero con unos vestidos muy raros, un corte de pelo también bien estrambótico- todas estas cosas, ¿adonde nos llevan? Miren que la libertad de creer es un derecho humano, la libertad de creer, y el Concilio Vaticano II tiene un documento sobre la libertad de creer; pero dijo el Observatore Romano, periódico oficioso de la Santa Sede, la libertad de creer no exime al hombre de la obligación de buscar la verdad y de aceptar humildemente la fe. La fe cristiana que Dios nos ha revelado cuando se llega a descubrir, el hombre libremente la acepta. Ninguno de los que hoy llenan la Catedral está aquí a la fuerza, esta es la verdadera libertad, libertad de creer, libertad para ir a profesar la verdad que se encontró, la verdad de nuestra fe. Una libertad que lleva a aberraciones tan espantosas como ese suicidio en masa, ¿cómo va a ser la verdad? Es así, hermanos, como vamos ahora a analizar este Año Litúrgico que termina en la última página, también, del evangelio de San Mateo. No es la última página del evangelio, sino el último discurso de Cristo, el discurso escatológico. Como que San Mateo, organizando su evangelio, nos ofrece hoy el resumen más bello, lo más esencial del mensaje que Cristo quiere dejar a los hombres. La escena del juicio universal no debemos de confundirla como que si así va a ser al pie de la letra. Se trata de una reflexión eclesial para presentar en una forma que gane nuestra fantasía, el mensaje de lo esencial del cristianismo. Por eso, en esta fiesta de Cristo Rey, a la luz de las lecturas, yo podría presentar la homilía con este tema: Su reino no tendrá fin, como decimos en el credo. Y hoy meditemos en esa palabra: Su reino no tendrá fin, que yo lo desgloso en estos tres pensamientos sacados de las tres lecturas: 1º) ¿Por qué no tendrá fin el reino de Cristo? Porque Dios es su fundamento. De Dios arranca y hacia Dios va y se realiza en la voluntad de Dios. 2º) ¿Por qué no tiene fin el reino de Cristo?, porque su ley es el amor. Y nos acaba de decir el Papa: sólo el amor construye. Todo reino que se funde en represión, en violencias, en odios, no puede persistir. Su reino es del amor y por eso será un reino eterno. 3º) ¿Por qué el reino de Cristo es reino sin fin?, porque su rey es Jesucristo, el eterno viviente. Digamos aunque sea unos cuantos pensamientos que ahora se me agolpan en la mente, porque lo más bello de este momento de reflexión es esto, meternos de lleno en la palabra de Dios, implicado sí en nuestra historia sin olvidar que tenemos los pies en la tierra y que vamos caminando aquí en El Salvador con estas historias concretas, pero nos metemos de lleno a este reino de Dios, aquí salvadoreños de nuestro tiempo para que nos ilumine... Dije en primer lugar que es un reino que tiene en Dios su fundamento, su origen. En el evangelio de hoy, cuando Cristo llama a los bienaventurados, les dice esta palabra: "Venid, benditos, a poseer el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo". No es un reino improvisado. Miren como la historia comienza por una voluntad de Dios. La historia, si es cierto que los hombres tenemos mucha participación en ella, Dios es el Señor de la historia. La historia arrancó de la voluntad de Dios. La creación fue el primer gesto de Dios, no existía nada, y cuando comenzó a existir, ya tuvo en su mente un reino suyo. Los príncipes de esta creación, los hombres, van a llegar a desembocar en el reino de la salvación, en el reino de la gloria; por eso es eterno el reino de Cristo, porque no ha sido inventado por los hombres sino en la mente de Dios tuvo su origen. Y cuando la segunda lectura de hoy nos dice que Cristo, como un rey que ha conquistado todo bajo su manto, le va a decir al Padre eterno la bella palabra, la satisfacción suprema del hombre que ha cumplido el deber, como lo dijo en la cruz " consumatum est"- todo se ha cumplido-, al fin de los tiempos, me imagino a Cristo, rey universal de las cosas conquistadas por la redención: misión cumplida. Y dice San Pablo: "Entregará su reino al Padre para que Dios sea en todo, en todos". ¿No les parece hermanos que será una gloria muy hermosa, yo criatura de este reino de la creación ser un átomo siquiera en aquel reino que Cristo entregará al Padre y que no perecerá nunca? ¿Quién está solo en la historia ?, ¿quién es un átomo que se pierde en la distancia? Todo está previsto, hasta el niño más chiquito, hasta el campesino cortador de café que no encuentra el aprecio de sus hermanos, hasta el más chiquito encontrará su puesto en este reino que el Cristo entregará al Padre y será todo en todos, sin excepción. ¿Quién será grande en ese reino de los cielos? El que se haya llenado más de Cristo. Si Dios es el origen de este reino y por eso no tendrá fin, Dios es la meta. Dios es la meta. Cuando el Cristo entregue este reino al Padre, comprendemos entonces, ya desde ahora, que sólo Dios es lo absoluto y que todo lo demás es relativo. No se olviden de esta palabra, sólo Dios es el absoluto, sólo Dios abarca la historia desde el principio hasta el fin; y antes del principio ya vivía y después del fin seguirá viviendo. La historia no es más que un pequeño episodio como que Dios está jugando. Cuando termine la historia y Cristo le entregue la historia al Padre, seguirá viviendo este reino como un adorno, como un vestido, como un palacio, como un templo de Dios eternamente. Somos piedras vivas -decía San Pedro- edificando ese reino eterno de Dios. En la primera lectura de hoy aparece como Dios es celoso de esa propiedad de su reino. Yo mismo, al mirar la triste figura de los malos pastores que no saben interpretar la voluntad de Dios para conducirle a su pueblo; pastores que se apacientan así mismo y no a su rebaño; gobernantes y pastores del reino civil y del reino eclesiástico que hacen consistir el reino en una egolatría. No es eso lo que Dios quiere. Y entonces, ese pueblo castigado por la mala conducción de los pastores, "volverá del destierro, -dice Dios- y yo mismo voy a recoger las ovejas que se dispersaron en la tormenta, las voy a cuidar y las voy a entregar a mi hijo el Mesías". Si lo que está pasando hoy en la Iglesia, hermanos, es que el Padre eterno nos ha escogido y nos ha entregado a su Hijo para trabajar su reino. Acuérdense en la última oración de Cristo el Jueves Santo: "Padre, te doy gracias por este grupo de discípulos; son tuyos pero Tú me lo has dado, y te los devuelvo y no se me ha perdido ninguno más que el hijo de la perdición". Se puede perder también el hijo de la perdición, el judas, el que no supo recibir este reino de Dios. Hermanos, yo no quisiera que hubiera un solo Judas en la Iglesia y que todos nos salváramos con Cristo. SU LEY ES EL AMOREs el reino, pues, que tiene a Dios por fundamento. Y segundo lugar, un reino que tiene el amor como ley. No lo olvidemos y precisamente todo el mensaje de la lectura del evangelio de hoy es esto. San Juan de la Cruz tiene un verso preciosísimo, cuando dice: "Y en la tarde de tu vida te examinarán sobre el amor". Sobre esto nos examinarán. No me examinarán a ver si ganaste mucho dinero, a ver si ganaste muchos aplausos, si fuiste grande según el mundo, si te aplaudieron. Nada de esto. Todo eso pasa. Te examinarán sobre el amor. La esencia del mensaje de Cristo está en la página del juicio final, como nos lo presenta hoy San Mateo: "Tuve hambre y me distéis de comer, Tuve sed y me distéis de beber". No es que San Mateo renuncia a la fe, la fe es el primer impulso del hombre para acercarse a Cristo; pero una fe que no cuaja en el amor práctico, de obras, es una fe muerta. Y cuántos hay que dicen: si yo ya lo conozco a Cristo, yo trato de rezarle. Sí, le rezas como el sacerdote del evangelio que dejó herido al pobre samaritano, al pobre judío porque tenias prisa de ir a rezar. La fe no basta. Muchos se han querido envalentonar cuando el Papa, en esta semana, ha dicho a los religiosos que no se radicalicen en política. Ya ven que el Papa dice que no se metan en política. Fíjense bien, ya les he dicho sean críticos en oír. El Papa lo que condena es la radicalización. Si un sacerdote o un religioso solamente se hace horizontalista, solamente luchas por las cosas de las redenciones temporales, sí ha traicionado su vocación. Lo que el Papa ha dicho es lo que yo humildemente digo también en mi carta Pastoral, cuando les digo a los sacerdotes que la mejor misión que la liberación de los hombres espera de ellos es motivarlos con esta alta liberación de Cristo. Pero el Papa no excluye, si acabamos de oír su homilía en San Juan de Letrán donde él dice que como Obispo nuevo de Roma se solidariza con estas reivindicaciones del pueblo que él tiene que apacentar. El ha dicho que la lucha por los derechos humanos es una tarea actual de la Iglesia; pero radicalizarse en política sería, según la página del evangelio de hoy, dedicarse sólo a dar de comer a los que tienen hambre, dedicarse de dar agua al que tiene sed, dedicarse sólo al hombre. Pero lean todo el pasaje de hoy cuando los que se van a salvar, admirados de que nunca han visto a Cristo y él dice: "tuve hambre y me disteis de comer", le pregunten, ¿cuándo, Señor? El va a decir esta palabra, y esto es lo interesante: "Siempre que lo hicisteis con uno de mis hermanos chiquitos, conmigo lo hicisteis." Lo horizontal se hace vertical cuando nuestra caridad la motiva el verdadero amor a Dios. Por eso, cuando despreciamos al pobre, al cortador de café o de caña o de algodón, al campesino que hoy va en caravanas buscando el sustento de todo el año, pensemos, hermanos, no lo olvidemos, es el rostro de Cristo. Rostro de Cristo entre costales y canastos de cortador; rostro de Cristo entre torturas y maltratos de las cárceles; rostro de Cristo muriéndose de hambre en los niños que no tienen que comer; rostro de Cristo, el necesitado que pide una voz a la iglesia, ¿cómo se la va a negar la Iglesia, si es Cristo que le está diciendo habla por mí? Yo no quiero estar aquella hora del juicio final a la izquierda "apártate maldito al fuego eterno, porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve necesidad y no me atendisteis". Te precisó más la pureza de tu ortodoxia; te precisó más el tiempo tranquilo de tu oración; te precisó más tu congregación, tu colegio, para no contaminarte con los miserables; te preocupó más tu prestigio social y económico y político, y por eso despreciaste al que era yo pidiéndote socorro. Este es el criterio con el que Cristo nos va juzgar. Su reino es el amor, un amor que construye. Qué sorpresas nos llevaremos en aquella hora. Cómo trastorna esta página del evangelio lo que nosotros creemos necesario. Yo oí esta semana un comentario del discurso del Papa: Ya ven que el Papa ya está poniendo las cosas en su puesto, les ha dicho a los religiosos que usen su hábito. Si eso es bien secundario, lo que el Papa les ha dicho sí, que sean orgullosos de su hábito; pero el hábito no hace al monje, lo que hace al monje es el amor, es el amor a Cristo que se traduce en beneficencia y en amor al prójimo. Por más acicalado que vaya un sacerdote o una religiosa, si es el sacerdote que abandona al herido en el camino no es buen sacerdote aunque se vista bien. Yo tampoco estoy defendiendo la secularización de algunos, sino que estoy diciendo lo esencial del evangelio, ¡no lo accidental!. Y digo que en aquella hora nos vamos a llevar sorpresas, cuando veamos que lo que yo creía que era necesario Cristo ni le hará caso y lo que yo no creía necesario, será lo que Cristo está examinando. ¿Cómo trataste al hambriento, al sediento.. al que me representaba? Y en estos países Cristo está tan profusamente presente, queridos hermanos, que sería una lástima haber vivido como saturado de la presencia de Cristo (porque estamos saturados de pobres) y no haberlo conocido. Haber vivido tantos altos, tal vez en las comodidades, en las riquezas, en el bienestar político y no nos preocupamos de aquel Cristo que estaba a nuestras puertas o que lo encontrábamos en las calles. Yo le pido perdón a Dios en esta mañana por no haber sido siempre el cristiano que Dios va a examinar a la hora de la muerte. Y quiero reparar mi falta para decirle a todos ustedes, mis hermanos, con quienes comparto la responsabilidad de ser Iglesia, Reino de Dios, que de veras hagamos del Reino de Dios que somos, como ley, el amor. SU REY ES JESUCRISTO, EL ETERNO VIVIENTEY, finalmente, el reino de Cristo será eterno porque el rey es Cristo. La segunda lectura es preciosa en este sentido. Pero fijémonos en el evangelio. Es original San Mateo cuando dice, llamando a Cristo: un nombre que no se lo dio Cristo y que lo rehuyó el mismo. Cuando lo quisieron hacer rey, huyó. Pero San Mateo, ya con los primeros cristianos, sí lo consideran un rey, no en el sentido temporal en que lo quedan los judíos, sino el rey verdadero. Entonces dirá el Rey, convocando a todas las naciones de la tierra, cuando venga en su gloria y se sentará en el trono, dirá el Rey, -con esta imagen se describe lo que les decía los domingos pasados-, tres palabras que han hecho clásica la espera de los cristianos: parusía, palabra griega que en la antigüedad usaban para designar cuando un gobernante iba a llegar a un pueblo, era la parusía. O la palabra Epifanía, que significa la manifestación, cuando se va a presentar un rey, cuando va a ser coronado un Papa, su Epifanía. O la palabra Apocalipsis, también significa revelación, manifestación. Estas tres palabras son las que tenía en mente San Mateo al describirnos: "Cuando venga el Rey entre sus ángeles y se siente en el trono para convocar a todas las naciones. Esa sí que será la gran parusía, la Epifanía, el Apocalipsis de Cristo". Tiene, según la segunda lectura o todavía en el evangelio, los tres poderes de un rey, no es un rey de burla, no es el rey que ante Poncio Pilato es objeto del ludribio de los soldados que lo coronan de espinas y se ríen de él. Será distinto aquel rey; es el mismo, pero no vendrá para sufrir sino para juzgar. Y en el evangelio de hoy aparece con los tres grandes poderes de toda autoridad: Poder legislativo, poder judicial y poder coactivo. Legislativo, el poder de dar leyes. Judicial, el poder de aplicar esas leyes, de hacer un juicio a los hombres que violan las leyes. Y el poder coactivo, la facultad de castigar a los rebeldes. Cuando Cristo juzga según la ley del amor, es legislador y es juez, y apartará a unos para condenar y a otros para salvar. El Juez Supremo. Entonces resplandecerá la verdadera justicia que hoy es tan ridícula hasta en los más altos tribunales. Este sí será el alto tribunal ante el cual no habrá sobornos. Y el poder coactivo no porque se tengan armas en las manos, sino porque se tiene el poder de la razón y del derecho y de la fuerza, podrá hacer que su palabra se realice: "Id malditos al fuego eterno", y así será porque el evangelio de hoy termina: "E irán estos pobres al castigo eterno, mientras que los otros irán al reino que no tiene fin". San Pablo nos presenta hoy este reino con una amplitud cósmica, es toda la creación la que Dios ha querido poner bajo el imperio de Cristo. Quiso instaurar todas las cosas en Cristo, El es la clave de la creación. Por eso la llama San Pablo también hoy primicia. Es una palabra también muy bíblica, muy litúrgico que significa lo primero de una cosecha. Cuando se trae al templo las primeras mazorcas, las primeras cosas que produjo la siembra, es la primicia. Y la cosecha a que se está refiriendo aquí es la cosecha de la resurrección. La resurrección de todos nosotros está garantizada, como cuando se garantiza la cosecha con la primicia. Si así produjo las primeras mazorcas, que milpa la que vamos a tener. Si esta cosecha de resurrección es tan espléndida, Cristo resucitado, ¡todos vamos a resucitar! Cabeza de la humanidad, porque si por un hombre vino la muerte al mundo, si hoy morimos todos, es porque la sentencia de muerte dada al primer padre Adán se sigue cumpliendo en toda su descendencia. La muerte es un misterio de solidaridad. Así también, la resurrección y la vida eterna es solidaridad con un segundo Adán que se vino a hacer cabeza del género humano por la redención. La importancia del bautismo. Por el bautismo un niño se incorpora a esta cabeza de la redención. Por eso decia Cristo: "Si no renacen ustedes del agua y del Espíritu Santo, no pueden entrar en el reino de Dios". La necesidad del bautismo. La confirmación no es tan necesaria como el bautismo, es una confirmación del bautismo. Por eso se está dejando para cuando ya los niños se den cuenta. El otro domingo, primer domingo de Adviento, no vamos a confirmar niños chiquitos que no se den cuenta. Sí seguirá urgiendo la obligación de bautizarlos cuanto antes, porque el bautismo si es incorporar al niño a la redención de Cristo, y esperemos que tenga uso de razón para que esa incorporación la ratifique con su propio conocimiento, entonces se confirmará. Es inmortal y de una victoria absoluta. San Pablo nos presenta hoy que serán aniquilados los principados, los poderes, las fuerzas; y que los enemigos de Cristo serán constituidas escabel, alfombra de sus pies. Es un rasgo bien pintoresco para que toda la soberbia y audacia que hoy se envalentona contra la Iglesia de Cristo: a la persecución, el odio, la difamación, éste será el destino. "Pondré a tus enemigos por escabel de tus pies". Y cuando hayan sido dominadas todas las potestades, entregará el reino al Padre. Este es el liberador auténtico, la liberación de todas las esclavitudes. Por eso, cuando anunciamos aquí este reino de Cristo no nos estamos apartando de nuestra historia, estamos diciendo también que estas páginas de violencia que estamos viviendo será sometida al Reino de Dios y quienes han sido culpables serán escabel de sus pies, si no se convierten a tiempo. Por ejemplo, han continuado los incendios. Por lo menos 5 ó 6 en estos últimos días. ¿Y por qué se quedan en el misterio? ¿Y por qué no se refleja ya la justicia de Dios, frente a tantas manos que pueden ser criminales? También hemos lamentado estos días dos secuestros: el gerente de Televisión y el gerente de la Phillips de El Salvador. También recibimos hoy una voz a través de la Amnistía Internacional, y aquí en el país, que insisten en la amnistía de los presos políticos. Allá en Argentina se dijo una frase muy bonita: "Una Navidad sin presos políticos". Hoy cumplen dos años de desaparecidos Lyl Milagro Ramírez, Manuel Alberto Rivera Vázquez, capturados por la Guardia Nacional el 26 de noviembre de 1976. También cumplen un año de desaparecidos el profesor Efrain Arévalo Ibarra y el jornalero Alfredo Mendoza, y llegan noticias de atropellos de Cinquera. Por esto hermanos, esta voz de libertad, "una Navidad sin presos políticos", prescindiendo de las motivaciones que puedan tener quienes la pidan, como Iglesia de Cristo soy solidario con esa voz. La Iglesia se sitúa en esta perspectiva que hemos meditado hoy. Estuve en la cárcel y no hicisteis nada por mí. Yo le diré al juez Supremo: Señor hemos hecho todo lo posible, pero las fuerzas del mal han sido poderosas, hasta que Tú las pongas por escabel de tus pies. Mientras tanto, yo invito a todas las fuerzas nobles de El Salvador ¡que reaccionen! Y fíjense lo que pido: la libertad de quienes están sufriendo injustamente. Que sean puestos a los tribunales para que se les juzgue o que se les dé libertad. También en El Salvador queremos hacer una Navidad sin estas torturas y tormentos de las Cárceles Secretas. Nuestra emisora (YSAX) va a presentar todos los jueves, de las 5:30 a las 5:45, un programa dedicado a la defensa de la justicia y de la ley en este sector que hoy necesita tanto, de los trabajadores del campo. No es que vamos a ser voces de falsas denuncias, sino que vamos a informar sobre las quejas que se hayan presentado al Ministerio de Trabajo y los resultados que hayan obtenido de esa intervención del Ministerio. Comprendemos que el Ministerio de Trabajo es el responsable de la situación laboral del país. El carga con esa situación de huelgas, de descontentos en las fábricas o en las cortas de café y demás campos de trabajo. Decimos, pues, que hay que recurrir allí. Y la YSAX se hará eco de ese recurso y de las noticias que salgan también de ese Ministerio de Trabajo. Esperamos, pues, que esta publicidad estimule un poco el cumplimiento de unas leyes que no se cumplen. Y finalmente, les pido un sentimiento de solidaridad con Nicaragua. Está viviendo momentos muy difíciles. Yo recibí una copia de un telegrama que las asociaciones y grupos católicos han dirigido al Papa, apoyando a su Obispo Monseñor Obando Bravo; y también señalando que el Señor Nuncio no lo ha sabido apoyar debidamente y pidiendo que el Santo Padre mire con justicia y apoye al Pastor que ellos sienten muy cerca de su situación. Pidamos para todas estas situaciones del país y del mundo, que son muchas más, pero que en un día de Cristo Rey nos hace ver la necesidad de esta celebración. Pasemos al altar, donde Cristo se hace presente, todavía oculto, pero somos su pueblo, somos su reino y tengamos fe. Vivamos esta fe en Cristo, vivámosla manifestándola en el amor a nuestros hermanos. Que en la tarde de la vida, el juez Supremo de la historia y de cada uno de nosotros, nos juzgará sobre el amor. Sepamos trabajar, ya desde ahora, aquel juicio que va a ser definitivo. Así sea. Creemos en un solo Dios, Padre todopoderoso... Queridos hermanos:
Todos los que han seguido con atención el Año Litúrgico se dan cuenta que a lo largo de todos los domingos se va recorriendo a la luz de un evangelio -en este año ha sido el evangelio de San Mateo- las enseñanzas del Señor que iluminan la vida de nuestra comunidad, la Iglesia. El evangelio de San Mateo, pues, lo mismo que el Año Litúrgico, están llegando a su fin. Podríamos decir que éste es ya el último, porque el próximo domingo la liturgia va a recoger en la fiesta de Cristo Rey -que ya no es el último domingo de octubre, sino que es al final del Año Litúrgico- como una corona de todo el misterio de Cristo que hemos tratado de ir reflexionando durante el año, nuestro avasallaje como miembros dichosos de ese Reino de Dios. Este último tramo del evangelio de San Mateo recoge el discurso de Cristo, llamado discurso escatológico, donde nos habla del fin de los tiempos. Eso quiere decir escatología, lo último, lo definitivo y desde el domingo pasado estamos, pues, en este estudio escatológico según la mente del mismo Jesucristo Nuestro Señor. Es una meditación de fin de año. Es una meditación que nosotros los cristianos queremos invitar a hacer, para mirar con claridad la perspectiva de nuestra meta. Hacia dónde vamos en esta peregrinación de los años, de los meses, de las semanas; porque es maravilloso, y hoy la teología lo va descubriendo cada vez más, que Dios salva en la historia. La salvación es un hecho histórico, no del pasado, sino la historia presente de cada pueblo, de cada hombre, de cada comunidad. Y esto es interesante que lo tengamos muy en cuenta, porque los hechos históricos, si nosotros los enfocamos directamente semana a semana, no es por un afán de salirnos del evangelio y de la mente de la Iglesia, sino para que esa salvación que Dios está haciendo de los salvadoreños, encarnada en su propia historia, la busquemos allí donde la debemos de buscar, en nuestros hechos históricos. Es la vida de la Iglesia de la Arquidiócesis, de cada parroquia, de cada cantón, de cada comunidad; y es también la historia civil que nos circunscribe donde no todo es bueno según el reino de Dios, sino donde grandes realidades de nuestra fe y de nuestra esperanza en Cristo chocan con actitudes ateas, materialistas, egoístas, atropelladoras y es natural entonces que comprendamos que el reino de Dios que se va construyendo en la historia tiene que chocar con realidades históricas y esto no es meterse en política, sino simplemente es buscar la salvación de Dios en nuestra historia. Por eso voy a titular la homilía de hoy: La Iglesia, una comunidad en espera activa del retorno de Cristo. Esta es la Iglesia, una comunidad, activa, trabaja, choca, vive su fe. Es activa y vive en espera. En espera del retorno de Cristo, como lo proclamamos en nuestro Credo: "...desde allí ha de venir a juzgar...", ha de volver el Señor. Aquí tenemos los tres conceptos que yo quiero desarrollar en esta mañana: 1º) Una comunidad en espera. 2º) Esa espera no le quita su actividad, al contrario es una espera activa, si no, no es cristiana. ¿Y qué es lo que espera? 3º) El retorno. ¿Cómo es ese retorno de Cristo que esperamos? Decía que es una comunidad. Y esto ya todos los domingos lo voy repitiendo, porque uno de los mensajes más apremiantes de la Iglesia de hoy es que los cristianos salgan de una mentalidad individualista. Que ya no hablemos de mi salvación, mi religión, sino que la vivamos como Dios quiere que la vivamos: en pueblo. Nuestra salvación. Nuestro peregrinar por la historia vamos como pueblo, como el pueblo israelita por el desierto: iba junto, comunitariamente, así vamos. Y por eso una de las alegrías más grandes pastorales es que vayan surgiendo por todas partes las comunidades. Pero para que no se pierdan de su orientación, estas reflexiones de la palabra de Dios nos vienen a decir cuál es el testigo. Así lo hicieron las comunidades en todos los tiempos. Las tres lecturas de hoy son reflexiones de comunidades: El libro de la Sabiduría que nos ha presentado a la mujer modelo es una reflexión de la sabiduría del pueblo de Israel que vivía esta filosofía como pueblo, era su sabiduría popular, era su creencia, en que no es la vanidad de la mujer lo que cuenta, sino su temor de Dios, su interioridad. Cuando en la segunda lectura San Pablo se dirige a la comunidad de Tesalónica está orientando comunitariamente y aquella comunidad recibía la carta del apóstol. -Voy a atreverme a compararme como cuando yo no pude ir a San Antonio Los Ranchos y les mandé una carta- San Pablo no podía visitar personalmente las comunidades, pero las alimentaba con su palabra y allí nos quedaron esos recuerdos de sus cartas, preciosísimas, para que las comunidades de hoy confronten con el espíritu de las comunidades primitivas y ¿qué otra cosa es el evangelio de San Mateo? ¿Los cuatro evangelios? Son reflexiones de apóstoles que contaban su vivencia, su experiencia de contacto directo con Cristo, en una comunidad donde reflexionaban; y luego inspirados por Dios escribían de tal manera que el Cristo que conocemos en los evangelios es el producto de la reflexión comunitaria. Qué precioso saber entonces que en la Catedral de San Salvador, en este domingo 19 de noviembre de 1978, lo mismo que todas las comunidades hermanas distribuidas en toda la Arquidiócesis, yo sé que a esta hora hay muchos que están pendientes de la radio y en comunidad están reflexionando o los que tienen misa a esta hora están con sus párrocos reflexionando estas mismas cosas. Somos la comunidad, pues, que está alimentando su fe, conociendo su verdadero espíritu, su estilo, su caminar, en la misma fuente donde se alimentaron las comunidades de todos los siglos y las comunidades del Viejo Testamento. Dios nos ha revelado su voluntad, conocerla comunitariamente y marchar comunitariamente con esa voluntad de Dios, eso es ser pueblo de Dios; eso es vivir la alianza con el Señor, a eso venimos a Misa los domingos. UNA COMUNIDAD EN ESPERAPero esta comunidad, digo en mi primer pensamiento, es una comunidad en espera. ¿Qué quiere decir? Es la característica del cristiano. Por eso se llama comunidad escatológica, ciencia de lo último, comunidad que vive pendiente del desarrollo hasta su última consecuencia. ¿Hacia dónde va la historia? ¿Hacia dónde va mi vida? ¿Hacia dónde va esta Iglesia? Lo escatológico. Ya se anunció en el Antiguo Testamento muchas veces y lo hemos comentado aquí: el día del Señor. Los profetas hablaban: el día del Señor, como un día en que Dios nos espera con los brazos abiertos para premiar nuestros méritos buenos o nos espera con su ira para castigar nuestras malas acciones. Ese día del Señor, en el pasado, como todavía no había venido Cristo, era muy como nebuloso. Los profetas no tuvieron la dicha que nosotros cristianos tenemos de conocer que Cristo, que ya vino hace veinte siglos, es el que vino a iniciar el día del Señor. Vivimos ya la última fase de la historia, Cristo es, como lo vamos a ver después, la clave, el desenlace, la meta, el día del Señor. Y como Cristo y los apóstoles anunciaban ese día del Señor también, como ya próximo, surgían ideas como ahora surgen también en algunas sectas protestantes -si ya tal año va a ser el día que viene el Señor- y lo esperaban próximo. Es que Cristo quiso dejar como una mística de sus cristianos la incertidumbre. Y San Pablo les escribe hoy a los tesalonicenses: "Acerca de la fecha, no puedo escribirles, eso es incierto, solamente les digo lo que el Señor anunció que vendrá ese día como un ladrón nocturno y como ustedes no son hijos de la noche, sino hijos del día, vivan en espera". A los tesalonicenses que amparándose en esa proximidad -ya va a ser el juicio final- no trabajaban, se habían hecho algunos holgazanes, para eso sí era la religión opio del pueblo. San Pablo les recuerda: Hay que trabajar; el que no trabaja que no coma, no sabemos cuando será el día en que el Señor nos va a asumir. También surgió en Tesalónica una duda: desde que Pablo nos anunció la proximidad del Día del Señor, mueren algunos, siguen muriendo. ¿Cuál será la suerte de los que murieron y de nosotros que estemos vivos cuando venga el Señor? Y San Pablo les resuelve -Uds. lo han leído en la epístola, se lee en algunas misas de difuntos- acerca de los difuntos no queremos que estéis ignorantes, ellos van a resucitar también, y nosotros, si estamos vivos, también nos vamos a transformar; aunque no pasemos por la muerte, nos transformará, porque para participar en esa fase escatológica, última, definitiva del reino de Dios, la vida eterna, que ya se inicia en esta tierra, Dios necesita transformar al hombre. Por eso han de resucitar los muertos. Los que hicieron el bien resucitarán para la vida eterna y los que hicieron el mal resucitarán también para ignominia y castigo. También los que están vivos van a ser transformados para ser arrebatados con el Señor a su gloria, los que hicieron el bien, los que están haciendo el bien, los que están trabajando según la voluntad de Dios y los que no, aunque estén vivos no escaparán a la ira del Señor, los transformará de una vida mortal que se acaba con la muerte en una vida eterna, pero para sufrir eternamente; les dará una inmortalidad de dolor, la segunda muerte que llama la Biblia, estar muriendo sin poder morir. Cosa tremenda de veras, el día del Señor. No es fantasía, queridos hermanos, esto es lo que le da a nuestra religión su carácter escatológico. Por eso hemos de vivir pendientes de ese desenlace final. ¿Cómo vivimos? -yo quiero preguntarles ahora en la realidad de este noviembre de 1978- le preguntaban a uno de los santos jóvenes de nuestro santoral: ¿Si supieras que hoy es el día del juicio qué harías? ¿qué haríamos? Y los estudiantes que eran todos ellos, unos decían: pues yo correría a la iglesia a rezar, a arrepentirme de mis pecados para acogerme en gracia de Dios. Otro decía: yo iría a confesarme para no estar en pecado, y este santo decía: no, yo seguiría jugando, porque sé que estoy haciendo la voluntad de Dios y si así me coge el Señor, me coge haciendo su voluntad. Esta es la vida tranquila del cristiano, estar donde Dios quisiera encontrarme a la hora de mi muerte. Por eso les quiero preguntar, hermanos, y a mí mismo también: ¿Estamos en este momento dónde Dios quisiera encontrarme, si en este momento fuera ese día sorpresivo como ladrón para arrebatar mi vida? ?Cuántas desgracias y muertes lamentamos semana a semana! Todos esos que han sido asesinados o han muerto en accidentes o en incendios o en terremotos o en choques de aviones. Han sido tantos en este semana. ¿Los habrá encontrado el Señor viviendo su escatología, pendientes del desenlace de su vida? ¿Estamos todos los salvadoreños donde debíamos estar? Por eso es que me gusta iluminar este momento con la realidad histórica, no es por molestar a nadie, sino para cumplir mi misión profética de Pablo que les dice a los tesalonicenses: "...estén donde deben estar, no les puedo decir la fecha". Nadie le puede señalar a nadie cuándo va a morir. Solamente como cristiano tiene que decirle: camina por donde debes caminar para que el Señor te encuentre en el camino recto. Hermanos, yo quiero aquí, cuando hablo de la comunidad que espera, recordar que esta semana ha sido también una vida comunitaria muy bella de nuestra Arquidiócesis. Muchos están de veras donde debían estar, pero lamentablemente muchos no están donde deben estar; porque pasemos al segundo pensamiento... ESA ESPERA NO LE QUITA SU ACTIVIDAD, AL CONTRARIO ES UNA ESPERA ACTIVAUna espera activa. Cuando la primera lectura de hoy nos habla de la mujer que se caracteriza por su fortaleza, que no pone su gloria en su hermosura o en su vanidad, sino en el temor de Dios, esta es la que hay que alabar dice la Sagrada Biblia. Qué hermoso mensaje para la mujer. Vana es la hermosura, frágil la belleza, los profetas la parangonaban con la yerba que a la mañana está esbelta y a la noche no es más que zacate seco que se agarra con un puño como hierbas que se pueden arrancar. La mujer que teme al Señor, la hacendosa, la que es gloria de su marido, la que no le teme a los inviernos ni a los malos tiempos porque siempre está prevenida, la mujer con sentido escatológico, esa es la que merece toda alabanza. Es difícil para la mujer, cuya naturaleza es la vanidad, saber comprender que no está en ser admirada en sus cosas exteriores su verdadera grandeza, sino que sea alabada por Dios en el interior de su espíritu y que sea verdadera gloria de su familia y de su esposo; no por los esplendores externos, sino por su virtud, por su cristianismo. Y aquí es donde el evangelio se sitúa también hoy. La hermosa parábola que comentábamos el domingo pasado, también en el sermón escatológico de Cristo, las diez doncellas que esperaban para acompañar al esposo, cinco prudentes estaban preparadas y fueron recibidas al festín, cinco no supieron esperar, se durmieron imprevistas. Y cuando fueron a comprar aceite se cerraron las puertas del festín y al llegar tocando todas atrasadas, el Señor les dice: no las conozco. ?Qué triste será esa hora de aquellos que no han vivido su sentido estalógico en vigilia, no como los que son sorprendidos por el ladrón en la hora de la noche! Pues bien, el evangelio de hoy más bien nos invita a una espera activa. Un Señor confió a sus empleados su finca, sus haberes y marchó a tierras lejanas. Después de mucho tiempo, volvió. En esto está la espera, después de mucho tiempo, no sabemos cuándo, pero Cristo quiso dejar con esta expresión que ese tiempo que los cristianos han de pasar entre su esperanza y la realización de su esperanza puede ser muy largo. Hay edades muy ancianas entre nosotros, dichosos los viejitos que como el anciano Simeón viven esperando y cuando tienen en sus brazos al Jesús redentor, cantan como el cisne para morir: ya puedes enviar a tu siervo en paz, porque siempre viví esperando esta esperanza. La enseñanza de la parábola de los talentos, queridos hermanos, yo la encuentro en una forma moderna en el Concilio, en la constitución de la Iglesia en el mundo actual, cuando nos habla de que este mundo con sus progresos prepara el material del Reino de Dios y por eso no hay que descuidar trabajar en este mundo. Pero inculca en el cristiano: no hay que vivir conforme a los pensamientos de este mundo, sino vivir de la esperanza escatológica. Ante el peligro de los tesalonicenses modernos -que los hay muchos-, ah, pues si las cosas de la tierra no valen, vamos a dedicarnos sólo a las cosas celestiales. Y viven una piedad desencarnada; y se escandalizan cuando el Arzobispo predica los deberes de la tierra; y llaman comunista a su predicación, porque les está exigiendo justicia social a los cristianos; y llaman que ya se está metiendo en política cuando reclama los deberes cristianos del político, del gobernante, del guardia nacional, de los cuerpos de seguridad. Si son cristianos no deben de olvidar que existe una sanción eterna y a los jueces que se dejan sobornar y a todos aquellos que quieren jugar con las leyes del estado y de la tierra, el sentido escatológico de mi religión les recuerda: vendrá el juez, aquél que no se deja sobornar; aquél que sacará a la luz el atropello de todas las ilegalidades que se hicieron en el país. Predicar esto, hermanos, es ponerse en la situación de Cristo que quiere, ... que quiere de verdad un cristianismo auténtico, integral. Es muy bonito vivir una piedad de sólo cantos y rezos, de sólo meditaciones espirituales, de sólo contemplación, ya llegará eso en la hora del cielo donde no habrá injusticias, donde el pecado no sea una realidad que los cristianos tenemos que destronar. Ahora, les decía Cristo a los apóstoles, contemplativos en el Tabor, queriendo quedarse allí para siempre: bajemos, hay que trabajar. Por eso dice el Concilio, Gaudium et Spes, nº. 39: "La espera de un tierra nueva no debe amortiguar, sino más bien avivar la preocupación de perfeccionar esta tierra donde crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera anticipar un vislumbre del siglo nuevo". A esto estamos llamados, cristianos, a reflejar ya en la peregrinación de la tierra, a través de nuestro sentir y de nuestro vivir escatológico, reflejar -miren que bonito- reflejar como la aurora que no es todavía el sol, pero ya refleja al sol que viene. La vida cristiana debía ser como aurora del siglo nuevo. La vida cristiana llena de esperanza, llena de fe, llena de santidad, debía de reflejar a los hombres de la historia que no todo se termina en esta tierra, que hay un Reino de Dios hacia el cual caminamos y seremos felices, donde habrá justicia y amor consumados, sin peligros de profanación; pero mientras tanto no somos más que un vislumbre, una aurora, un anuncio. El cristiano que no anuncia este sol que viene no es auténtico cristiano. El cristiano que ofrece una redención, una liberación política, económica (solamente de la tierra) y se olvida de anunciar estos grandes valores de la eternidad, no está dando a los hombres la verdadera liberación. Por eso dije en mi Carta Pastoral que la Iglesia apoya el esfuerzo liberador de todas las organizaciones mientras esos esfuerzos son justos. Pero no se identifica con esas organizaciones, sino que les da a las organizaciones y a los hombres que trabajan por lo justo un ámbito más amplio. La verdadera liberación, la meta de la verdadera libertad. Pablo VI, que ilumina mi pensamiento continuamente en estos aspectos, hombre que supo comprender su tiempo y no traicionó nunca su eternidad, viene diciendo que si un cristiano, incorporándose, por ejemplo, a alguna agrupación política popular o un sacerdote o un obispo, traicionara esa liberación eterna y no anunciara la liberación del pecado y la auténtica liberación que Cristo ha traído al mundo; y únicamente circunscribiera sus esfuerzos liberadores a las cosas políticas o sociales o económicas de la tierra, está mutilando, no está dando la verdadera fuerza que la liberación cristiana anuncia a los hombres. Compréndanlo, hermanos, compréndalo sobre todo ustedes, queridos cristianos, que pertenecen a agrupaciones políticas populares: No vendan su fe y su esperanza eterna por intereses inmediatos. Y óiganlo bien los que me detractan, que yo no estoy predicando una liberación de revolución, que jamás he predicado la violencia, al contrario, que he descrito en mi Carta Pastoral que detesto la violencia cuando se hace con una mística como si fuera el único medio para arreglar las cosas. Yo abogo por la idea cristiana de la paz y les digo a todos los que trabajan por la liberación de la tierra; los que buscan en esta temporada de las cortas de café y de la caña y de algodón mejores sueldos, un trato mejor para los trabajadores: eso está muy bien, pero no concreten solo en ese esfuerzo, incorporen ese esfuerzo y también incorporen esa aflicción de nuestro pueblo que ahora sale de sus casitas, de sus cantones, casi en una dolorosa emigración para las fincas a buscar el único ingreso del año y no encuentra trabajo; y encuentran atropellos y encuentra que le hace trampa y encuentran que le roban, que lo engañan a él, al miserable. ¿Cómo va a haber un sentido de justicia eterna en esas relaciones? Pues a unos y a otros les digo: acuérdense de lo eterno. Entonces dice el Concilio: "Por eso, aunque hay que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de Cristo, sin embargo, el progreso temporal en cuanto puede contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino de Dios". Los cristianos no somos retrógrados, sabemos, como dijo el Señor Presidente también, que los países tiene que progresar. Pero quisiéramos decirle que no basta el progreso del país, que es necesario que ese progreso se base sobre cimientos de justicia, porque, si no, la seguridad nacional solamente será seguridad para aquellos que enriquecen y el progreso beneficiará siempre a una minoría. El progreso tiene que beneficiar a todos y para eso se necesitan -como él mismo lo ha señalado ante aquellos reaccionarios que no quieren admitir reformas sociales- que las leyes, el poder moral del Estado no sólo reprima como si fuera objeto de represión, y confundir con terrorismo también los esfuerzos justo de los campesinos y de los necesitados. También hay que reprimir, y con fuerza, esas fuerzas reaccionarias que no admiten los cambios sociales, las transformaciones de nuestra sociedad. El progreso lo amamos, pero no simplemente por ser progreso, sino cuando el progreso de verdad no solamente sea seguridad nacional para unos pocos y miseria creciente para la mayoría. Que sea progreso de verdad, pero que a través de leyes justas llegue como un beneficio para todos los necesitados, ya que a todos los salvadoreños les ha dado el Señor las riquezas de nuestra tierra. Por eso, dice el Concilio -una cosa muy hermosa, queridos cristianos- para que no nos cansemos nunca de hacer el bien: estamos en la espera, pero que no sea holgazanería. Una espera activa y entonces los bienes de la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad, en una palabra todos los frutos excelentes de la naturaleza y de nuestro esfuerzo, después de haberlos propagado por la tierra en el espíritu del Señor y de acuerdo con su mandato, volveremos a encontrarlos limpios de toda mancha, iluminados y transfigurados cuando Cristo entregue al Padre el reino eterno y universal. Reino de verdad y de vida; reino de santidad y gracia, reino de justicia, de amor y de paz. ¡Qué bella esperanza! De modo de lo que ahora trabajemos, aun cuando ahora nuestra predicación, contracorriente, parece como arar en el mar sabemos que la vamos a encontrar produciendo muchos frutos de conversión, de santidad, y sobre todo, espero de veras con la alegría de un cristiano que todos ustedes que compaginan y se solidarizan con esta doctrina de la Iglesia que no es mía, sino de la Iglesia actual, sigan trabajando por la verdadera dignidad humana, sigan siendo valientes en predicar la doctrina de Cristo, no tengan miedo a las denuncias del pecado en el mundo, encarnen la religión en las realidades de nuestra historia; porque después de haberlo encarnado y trabajado en nuestro mundo está la promesa de Cristo: lo encontraremos. Me imagino yo como cuando se saca de una mina las vetas de oro vienen revueltas con tierra, pero un proceso químico bota la escoria y va quedando el oro puro. Dichoso aquél que de su vida ha hecho una mina de trabajo, no importa que ahora se mezcle entre las maldades de la tierra. Y el Concilio nos recuerda que el pecado está trabajando también. El reino de Satanás también es una espera, porque también han de resucitar los emisarios del diablo, que los hay muchos entre nosotros. Están esperando el reino definitivo, resucitarán para ignominia, porque el progreso del mundo -dice el Concilio- hoy se ve afeado por el pecado de los hombres. De allí que el progreso del mundo no se identifica con el reino de Dios, porque el progreso puede ser egoísmo como lo acabo de decir. El progreso, la seguridad nacional, puede ser, beneficiar solamente a unos, y eso es el pecado. Entonces, el progreso verdadero no se identifica con el reino de Dios. Es ambivalente el progreso, mucho cuidado. Cuando adquiera en un puesto, un cargo con mayor sueldo, denle gracias a Dios, pero tengan mucho miedo. Cuando vayan progresando socialmente, políticamente, económicamente, denle gracias a Dios; pero mucho cuidado, porque ese progreso es ambivalente, es decir, vale para el bien y vale para el mal. El destino del hombre al ser puesto en esta tierra como el Señor al que los dejó con cinco talentos, con dos talentos, no hay dos hombres iguales. La Iglesia no predica una igualdad absoluta, lo que predica es una justicia entre las desigualdades, un amor fraterno, como no hay dos hermanos iguales; pero cuando se aman cómo comparten fraternalmente las preocupaciones, los haberes y también sus aflicciones. Así también, dice el Concilio recordando una frase de la Carta de San Pablo a los Romanos, ustedes que viven en el mundo, empujando al mundo hacia el progreso, no se conformen a la figura de este mundo, es decir, a la vanidad, a la malicia que transforma en instrumento de pecado la actividad humana que Dios ha querido ordenar al servicio de Dios y al amor de los hombres; para eso trabajamos. Entre nosotros hay muchos esfuerzos, bendito sea Dios, de este trabajo de promoción, de hacer progresar al hombre. En estos días he asistido a academias de costura, de confección. Hoy he recibido a la entrada de la Iglesia un precioso navideño recuerdo hecho en Chalatenango, en La Palma, donde la Semilla de Dios es un testimonio de este progreso. Ojalá se mantengan siempre muy cristianas estas cosas. Y yo les he dicho siempre en estas ocasiones, la Iglesia no promueve academias de costuras o talleres, etc., sólo por hacer progresar materialmente a la gente, quiere poner en el corazón la verdadera sabiduría, un espíritu, una mística para decirle que el progreso no se debe de confundir con el Reino de Dios pero ayuda al Reino de Dios. ¿Somos de verdad la comunidad que espera activa? Analicen ustedes mismos, hermanos, en estos hechos de la semana. HECHOS DE LA SEMANAPasado mañana en San Miguel es el día de la Virgen de la Paz, un saludo cariñoso a la Madre de todos los salvadoreños, ya que en 1966, precisamente el 21 de noviembre, el Papa Pablo VI la proclamó patrona de todo el país. Si no tengo dificultades, pienso irla a visitar el lunes 20, mañana, hacia el medio día. También es una comunidad que se alegra, aquí en la Arquidiócesis, de encontrar sintonía con el pensamiento del Papa actual. Volvió a pedir lo que ya dijo en su homilía de inauguración: "que se abran los sistemas económicos y políticos a Cristo". Lo que les acabo de estar diciendo. Los sistemas tienen miedo -dice el Papa- hay temor al hombre y a su libertad responsable, temor que suele agravar el nexo entre la violencia y la represión. ¿Quien no encuentra aquí una sintonía del Papa con lo que su pobre Arzobispo les está predicando? NO basta la represión, no hay que tener tanta desconfianza de la libertad responsable de los hombres, hay que abrir las puertas a Cristo y a una mayor participación de todos los salvadoreños al bien común de la nación. Exhortó el Papa a defender los derechos humanos como la gran tarea de nuestro tiempo. Yo quiero agradecer al Señor Napoleón Navarro Oviedo la feliz ocurrencia de aumentar en afiches que se pueden poner en las puertas una noticia de la Prensa Gráfica, donde el Papa se refiere a esto, dice el Papa: "no podemos considerar al hombre al servicio del sistema, sino que el sistema debe estar al servicio del hombre. Es necesario por consiguiente que cada cual se defienda del endurecimiento del sistema". Van a decir que el Papa es subversivo y de veras lo es. En un ambiente donde el sistema quiere jugar con los hombres, el Papa les dice a los hombres: no, no es el hombre para el sistema, sino el sistema al servicio del hombre. Y aclaró que se refería a sistemas sociales políticos y culturales. Su discurso fue interrumpido varias veces por aplausos, ¿será que los busca para su vanidad?, ¿o será que el pueblo siente la sintonía del pensamiento de la Iglesia cuando aplaude a un orador sagrado como al Papa en esta ocasión? También exhortó al ecumenismo como una necesidad pastoral y espiritual. Y yo quiero decirles con alegría también que ya hemos platicado con los hermanos evangélicos y tendremos pronto una convivencia para planear y trabajar en este sentido de un ecumenismo auténtico. Les suplico sus oraciones, porque se trata de una fuerza que sólo Dios puede dar. Una alegría muy grande también fue el telegrama que me enviaron los sacerdotes que hicieron ejercicios espirituales, dice: 'Treinta y un sacerdotes reunidos en retiro como fruto práctico de detenida reflexión sobre identidad sacerdotal, queremos reiterarle nuestra comunión con usted, con su labor pastoral y con su palabra, conscientes de que nuestro sacerdocio sólo tiene sentido cuando hay comunión con el Obispo". Bendito sea Dios, yo les agradezco y quisiera que todos pidieran de veras, si quieren ser cristianos, estar en comunión, más confianza con su pastor. También he tenido la alegría de participar en reuniones vicariales, donde los sacerdotes y las fuerzas vivas de la pastoral se reúnen en sectores de nuestra diócesis, por ejemplo, en Mejicanos, ayer en Chalatenango, donde se hacia una evaluación bastante a fondo del trabajo de la vicaría episcopal que preside allá el P. Fabián Amaya, y donde participaron sacerdotes, religiosas y laicos; y donde se incorporó ya al equipo el nuevo sacerdote Rafael Urrutia, donde ya estaba incorporado otro nuevo sacerdote el P. Héctor Figueroa, donde hay muchas esperanzas de veras, de una pastoral muy viva. Una nota quiero destacar y es que entre las fuerzas vivas se presentó en Chalatenango un Patronato Pro-Seminario. Allá vamos a tener un gran sector del Seminario Menor y quiero unir esta idea con la que me encontré al entrar a Catedral. Un querido amigo del Club Serra estaba pegando allá en la puerta unos afiches que ustedes lo pueden ver al salir y donde la idea es esta: ¿Cómo podemos hacer para que el reino de Dios siga caminando en el mundo? Y contesta: Momento de vocaciones sacerdotales, religiosas. El Club Serra, lo mismo que el Patronato Chalateco Pro-Seminario, han puesto el dedo en la llaga. Eso es lo que más urge en nuestra Iglesia, que fomentemos las vocaciones sacerdotales y religiosas. Hubo junta también del Senado, o sea la representatividad de los presbíteros en un grupo de sacerdotes que se llaman los senadores al que se unen también los vicarios. Tuvimos una reunión muy positiva, y un informe que yo les quiero dar es que desde hace varios meses este cuerpo de senadores tomó a su cargo un encargo mío de hacer una encuesta de las relaciones entre los presbíteros y el Obispo. Ayer se hizo la recogida de la tabulación, después se va hacer una interpretación sociológica, teológico y pastoral, y daremos a conocer a ustedes; pero les puedo adelantar que me ha llenado de mucho optimismo que esta encuesta mayoritariamente es muy positiva y que estoy muy contento de que todos mis sacerdotes, por lo menos en su inmensa mayoría, están bien solidarios con la pastoral que va tratando de conducir humildemente el Arzobispo de San Salvador. También quiero felicitar a la vicaría de la Asunción, comprende todo ese sector de Flor Blanca, San José de la Montaña, Colonia Escalón, San Benito, la Ceiba, dos iniciativas preciosas: Un curso de teología, yo asistí a la clausura del primer ciclo, eran como 60 personas que han estado muy fieles a recibir instrucciones sobre dogmática, sobre moral, sobre pastoral, sobre documentos actuales de la Iglesia, y manifestaban su satisfacción de conocer lo que muchas veces ignorantemente se critica. Yo les supliqué que ellos, seglares que tienen acceso a esas categorías sociales y políticas y dirigentes profesionales, conociendo la mente y el espíritu de la Iglesia, sean testimonio y no dejen que la pobre Iglesia sea tan calumniada, sobre todo tan ignorantemente calumniada. Los seminaristas mayores también me han dado una gran satisfacción, a pesar de su vacación, se reunieron tres días de convivencia para reflexionar sobre temas de su vocación en la actualidad. También me alegro anunciarles que en la Universidad José Simeón Cañas desde el 15 de noviembre, se está llevando un mes de enseñanza teológico sobre temas actuales, principalmente de eclesiología. Si tienen oportunidad, yo les invito a estos cursos que son muy necesarios en nuestro tiempo. También una mirada a la parroquia de Cristo Redentor, en su sector El Carmen, donde me dieron la alegría de una reunión de varias comunidades para celebrar las confirmaciones de varios jóvenes. En la Parroquia La Luz también una alegre promoción del 9º grado en la Escuela Madre Catarina Di Maggio y una promoción de la Academia Madre Scagglietti, donde se ve pues que la Iglesia, en su modestia, está trabajando en la promoción de nuestra gente pobre. En Hopango también celebramos el día patronal de San Cristóbal con una confirmación de jóvenes y un diálogo muy interesante de los jóvenes con su Obispo. Y esta tarde a las cuatro espero estar en la comunidad de Chiltiupán. Hoy también los laicos han promovido una reunión de reflexión en el salón San José de la Montaña. Quiero recordarles que desde el 3 de diciembre, o sea dentro de quince días, entrará en vigencia la norma de no confirmar niños inconscientes. Si quieren estudiar a fondo el tema de la confirmación, les recomiendo la lectura de nuestra revista Búsqueda, toda ella dedicada al Sacramento de la Confirmación. Y próximamente de mi parte también publicaré una instrucción sobre los sacramentos, necesaria y obligatoria en nuestra Arquidiócesis. Monseñor Obando, Arzobispo de Nicaragua, por mi medio agradece a todos ustedes, en una carta del 13 de octubre los generosos donativos que ya le fueron entregados. Puedo asegurarle Monseñor, dice, que sus palabras me han confortado en estos momentos difíciles que estamos viviendo. Por los periódicos nos hemos dado cuenta de la dificultad que están pasando nuestros hermanos nicaragüenses, muchos huéspedes en Honduras, muchos también aquí entre nosotros. Yo les suplico que no cerremos la puerta de la caridad a esta situación y que hagamos mucha oración, porque parece que las mediaciones internacionales no han funcionado en Nicaragua, ante el capricho de quien se empeña en no renunciar; y hay el peligro de una nueva guerra civil. Mucha oración, pues, para que vuelva la paz y la tranquilidad a aquel país. Hay un pronunciamiento, que les recomiendo lo estudien, de la Universidad José Simeón Cañas sobre la situación de El Salvador y estoy muy de acuerdo en su serio análisis. No es la represión el remedio, ni siquiera suavizar la represión, sino una respuesta a las verdaderas causas del mal. Y hago mío el llamamiento de la UCA a las instituciones y a los hombres con vocación universitaria a buscar esas respuestas. He recibido también una carta de Arcatao y lo digo aquí porque es la comunidad cristiana que se han solidarizado con nuestro hermano Cecilio Ramírez, capturado en julio de 1977 en Honduras, donde había ido a buscar a su abuelito y después no se supo nada hasta que Reynaldo Cruz Menjívar lo menciono en sus declaraciones como agonizando en la cárcel secreta de la Policía de Hacienda. La Comunidad de Arcatao reitera su petición de que sea puesto en libertad lo más pronto posible, si es que todavía vive, o que sea puesto a la disposición de los tribunales. También, hermanos, quiero transmitirles el pensamiento de una maestra compañera de José René Franco y Carlos Zelaya Rosa, profesores, que murieron acribillados a balazos en San Miguel. Lamentemos también desde esa comunidad que tiene que vivir su mística de espera activa del testimonio al evangelio, recordando que esta semana ha sido una semana de violencia: Las FPL destruyen tres helicópteros en San Miguel. ERP toman varias radiodifusoras, desde donde se pública lo que el gobierno no permitió como condición para liberar del secuestro al señor Monedero. Asesinaron al detective Elpidio Aquiles Aguilar Chacón, no se ha aclarado el motivo ni se sabe tampoco quién se atribuye el asesinato. Hubo un prolongado enfrentamiento armado en San Miguel, donde murieron tres que se dice que son guerrilleros. La versión es que también murieron agentes de seguridad. Mataron a dos jóvenes en Cuscatancingo. FPL asesinó al juez de San José las Flores, José Arnulfo Vides. FPL hizo estallar bombas en un restaurante de San Salvador y en la Policía de Hacienda en Metapán. ERP, también, estalla bombas en la sub-estación de luz, provocando un apagón de varias horas en la zona occidental de San Salvador. Quiero lamentar también, y solidarizarme con los que sufren atropellos. El Arzobispo también se encuentra entre los atropellados por el poder ejecutivo, en el caso del cambio arbitrario e ilegal de los estatutos de Cáritas. En Cáritas no me interesa ninguna otra cosa, sino que me preocupa sentar un antecedente muy peligroso para la Iglesia de una indebida intromisión del poder civil en la ley de la Iglesia. También lamentamos esa semana nuevos incendios: Tipografía el Planeta, Plantel, Talleres y Bodegas de la Alcaldía de San Salvador. Problemas laborales que ya se han mencionado otras veces, también pido a Dios que se arreglen pronto esas situaciones. Si quiero referirme al menor Julio César Velázquez, que a pesar de la petición de exhibición personal, no se ha resuelto. Es hijo de 17 años de Santos Velázquez asesinado por desconocidos y que era una persona que se preocupaba de la situación de miseria en las zonas marginales. También me solidarizo con la comisión de Derechos Humanos, que visitó en el hospital a Isabel Rodríguez Barrera y ha constatado que aunque no tiene causa judicial, no se pone a la orden de ningún tribunal y está vigilado estrictamente por cuerpos de seguridad. Pero hay una nota de optimismo hermanos, el miércoles de esta semana fue aprobada la ley de lo contencioso administrativo. Nuestro ministerio es, también, iluminar con alegría las esperanzas que puede haber en el pueblo. Ya tendremos entonces en la Corte Suprema de Justicia un tribunal que dirimirá los litigios entre un funcionario de administración pública y otra autoridad o particular que reclama contra las resoluciones definitivas de la administración pública. Felicitamos a la Asamblea por ese esfuerzo de justicia, que ojalá no se vaya a frustrar con aquellos del famoso dicho: "Hecha la ley, hecha la trampa". Y terminemos nuestra homilía para acércanos ya al altar con el hermoso pensamiento de las lecturas de hoy que hemos titulado: Una comunidad en espera activa del retorno de Cristo. Ya vamos a decir en la Misa junto a la hostia consagrada: "Ven Señor Jesús". No olviden, hermanos, que vivimos en verdad la espera de alguien que vive y que viene. No nos va a engañar. Esta espera ha tomado en la Iglesia nombres muy preciosos, ya les describí la vez pasada la "parusía", nombre de origen griego que significa la presencia, la aparición de un gobernador, de un emperador que llega. Nosotros esperamos al gran emperador, Cristo Nuestro Señor. También se le llama la Epifanía, nombre también griego que representa la manifestación de Dios. Dios se va a hacer público, su imperio va a ser manifestado al mundo. Dichosos lo que lo esperaron y vivieron activos en su espera. También se le llama el Apocalipsis, nombre que tomó el último nombre de la Biblia. Apocalipsis es manifestación, revelación, por eso se describe con términos apocalípticos. No nos dejemos conducir de las figuras un poco imaginativas de la Biblia. Como cuando San Pablo habla que Cristo vendrá en las nubes y que nosotros le saldremos al encuentro. Son términos apocalípticos, lo que interesa en la realidad, que va a aparecer y que todos los que lo esperaron con una actividad cristiana encontrarán en la recompensa, como lo ha dicho el evangelio de hoy. "Bien, siervo bueno, entra en el gozo de tu Señor". Que dichosa será aquella felicitación del Señor. Pero, hermanos, esa escatología de la Epifanía, de la parusía, del Apocalipsis, hay que vivirla ya. Ya un día les expliqué que la escatología no es sólo esperar un futuro; hay una escatología del presente, y si quieren tener ideas más claras de esto, lean el evangelio de San Juan y las cartas de San Juan, es el hombre que vivió mejor la escatología del futuro que ya en el presente. Les dije una vez que el cristiano es como péndulo que vive estos dos términos: ya, todavía no; ya, todavía no Ese es el ritmo del cristiano. Ya, si estoy en gracia de Dios, ya estoy en el Reino de los Cielos. Si estoy esperando al Señor ya, ya vivo, dice el Concilio, el Reino de Dios ya está presente misteriosamente en la historia. Ya está entre nosotros el reino de Dios, lo dijo Cristo: el Reino de Dios está en vuestro corazón. Entremos al corazón y vivamos ya, ahora, este mismo domingo. Convirtámonos, vivamos la alegría de la escatología. Cristo ya inició la escatología desde que resucitó de entre los muertos. Ya puso El la esperanza que le dijo a Marta ante el muerto Lázaro: "El que cree en mi, aunque muera vivirá". Ya vive, Cristo está vivo y esto es lo hermoso de nuestro domingo, venir a Misa el domingo es venir al encuentro con el Señor. Un día ya no será en las manos de un pobre sacerdote la hostia consagrada, ya no necesitaremos misas... Imaginemos, queridos hermanos, que estamos formando parte de aquel auditorio íntimo de Nuestro Señor Jesucristo cuando pronunció este famoso discurso llamado el discurso escatológico. Está en los capítulos 24 y 25 de San Mateo, ya casi al final. Ha salido del templo de Jerusalén donde, según los domingos pasados, tuvo aquellas discusiones que ya presagiaban el desenlace trágico: los enemigos lo odian demasiado, le tienen demasiada envidia y eso no se va a quedar así. Qué triste cuando a un profeta le han señalado ya su destino de sangre. Cristo sale del templo y se dirige a la colina occidental del Monte de los Olivos, desde allá todavía ahora se contempla, no ya el templo que estaba viendo Jesucristo, ya que estaba para terminar la reparación que estaba haciendo Herodes, maravillosa, sino que ahora se contempla una explanada, un desierto donde se yerguen unas mezquitas musulmanas, pero en tiempo de Cristo, desde la colina sentado con sus discípulos le dicen los apóstoles comentando, mira que maravilla de templo y Cristo comienza a decirles: "Ya veis, no quedará piedra sobre piedra", y comienza el largo sermón escatológico en que, como todos los profetas, viendo hacia el futuro, describe como dos planos, como una fotografía en dos planos: uno próximo que es la destrucción de Jerusalén, el año 70 por los romanos, ese templo quedará destruido, no quedará piedra sobre piedra. Y otro plano más remoto, el fin del mundo.
Estas catástrofes de las ciudades, estos terremotos, estas guerras que acaban con las bellezas de nuestros edificios, no son más que signos de la destrucción final, cuando se bambolearán también hasta los soles y las estrellas; y cuando aparecerá el Hijo del Hombre en la majestad de su gloria llamando a los muertos: vengan a juicio. El fin del mundo, la catástrofe final. Léanlo, queridos hermanos, todo ese capítulo 24, que por razones de tiempo no nos lo ofrece hoy la Iglesia, pero sería muy buena meditación para las comunidades de base en esta semana. En cambio, recoge una parábola de ese sermón, cuando Cristo advirtiéndoles ese fin del mundo, esa destrucción de Jerusalén -va a venir cuando menos lo piensen, por eso hay que estar preparados así como cuando hay ladrones no se duerme, porque el ladrón espera el momento del descuido para meterse, así será la venida del hijo del hombre-. Y entonces les compara con dos preciosas parábolas, una de ellas es la que nos lee hoy el Evangelio este domingo y otra que se va a leer el próximo domingo, ya al final del Año Litúrgico, que sólo nos quedan 15 días ya para terminar el año Litúrgico y comenzar el nuevo Año con la preparación de Navidad. Aprovechemos esta observación, pues, de fin de año, como una advertencia del Divino Maestro acerca de nuestro futuro, no juguemos con la vida. Todo eso que les acabo de decir se parece a diez jóvenes que, según la costumbre de los tiempos de Cristo, acompañaban una boda. El novio iba a recoger a la novia y en eso consistía el matrimonio, cuando el novio la tomaba con la autorización de sus padres, la llevaba a su casa, ya se había creado un nuevo hogar y lo acompañaban en gran fiesta amigos y amigas del novio. Diez amigas son las protagonistas de la parábola de hoy. Yo quiero titular esta homilía de hoy con un título bellísimo que Cristo nos lo sugiere hoy: El reino de los cielos, un matrimonio entre Cristo y la Iglesia; o con otras palabras: La Iglesia, esposa de Cristo. Esta comparación de la redención, del amor con que Dios se preocupa de la humanidad, creándola, dándole inteligencia, capacidades, mimándola, conduciéndola en la historia, es muy usada en el Antiguo Testamento. El amor de Dios a su pueblo predilecto lo compara con el amor del esposo a la esposa. Por eso cuando Cristo, cargado de reminiscencias y promesas del Viejo Testamento, predica su evangelio, la comparación también brota a sus labios y él mismo se compara con el novio y dice -cuando los fariseos lo criticaban porque sus discípulos y El no ayunaban- dice: "¿Cómo van a ayunar los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? No es tiempo de ayuno, es tiempo de fiestas, ya vendrá el tiempo en que van a tener que llorar y ayunar anunciando su pasión". También cuando a Juan Bautista le preguntaban si él era el Mesías dice: "No, yo no soy más que así como amigo del novio, el novio es el que tiene a la esposa. Yo me alegro con él como el amigo de uno que se va a casar se alegra con él, pero no es el esposo". Y en el Apocalipsis, qué bella aparece esta imagen: "Vi -dice San Juan- como una nueva Jerusalén que descendía del cielo, algo así como una novia vestida de gala para el matrimonio. Y siempre el novio miró hermosa a su novia, aquel día en que su hogar se la va a entregar honestamente vestida de blanco, ante el altar de Dios, la ve resplandeciente y parece algo celestial." Así compara el Apocalipsis la esposa Iglesia, la nueva Jerusalén, la ciudad de Dios, la esposa del cordero. Por eso, cuando el Concilio Vaticano II, que escoge en la Biblia las imágenes de la Iglesia, se refiere a esta comparación del novio y de la novia y pronuncia estas palabras que parece un epitalamio: "La Iglesia es también descrita como esposa inmaculada del Cordero inmaculado, a la que Cristo amó y se entregó por ella para santificarla, la unió consigo en pacto indisoluble e incesantemente la alimenta y la cuida. A ella, libre de toda mancha, la quiso unida a sí y sumisa por el amor y la fidelidad. Y, en fin, la enriqueció perpetuamente con bienes celestiales para que comprendiéramos la caridad de Dios y de Cristo hacia nosotros que supera toda ciencia. Sin embargo, mientras la Iglesia camina en esta tierra lejos del Señor, se considera como en un destierro, buscando y saboreando las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios, donde la Iglesia (vida de la Iglesia) esta escondida como Cristo en Dios, hasta que aparezca con su esposo en la gloria". En esta bella descripción de la Iglesia, yo encuentro los tres pensamientos que precisamente nos ofrecen las tres lecturas de hoy: ¿Qué es un matrimonio? 1º) Es una Alianza; 2º) Es una espera y 3º) Es una consumación, una fiesta de bodas. EL MATRIMONIO ES UNA ALIANZALa primera lectura, que precisamente siempre se busca para primera lectura como un eco del Viejo Testamento anunciando el Evangelio. Si Cristo nos va a hablar hoy de que la Iglesia y Él forman un matrimonio, nos va a buscar la primera lectura un pasaje en que se refleje lo que es una boda. Y nos describe el libro de la Sabiduría, el afán de Dios buscando a los hombres y la dicha de los hombres abiertos a esa búsqueda de Dios. El haber venido a Catedral esta mañana, y todos aquellos que hoy domingo asisten con verdadero sentido de fe y de búsqueda de Dios a los templos, es precisamente lo que nos describe la primera lectura de la Sabiduría tomada hoy del capítulo 6, dice que todo el diálogo en Dios y el hombre arranca por iniciativa de Dios. Radiante e inmarcesible es la sabiduría, pero al mismo tiempo espera de los hombres una aceptación, una apertura. Hay hombres que le cierran el corazón a la sabiduría de Dios. La comparación podíamos usarla, ya que estamos hablando de una boda, cuando se encuentran dos corazones que simpatizan comienzan a amarse, comienza a crecer el amor de los novios y un día es tan grande ese amor que ha crecido de aquel primer encuentro, que ya llega a firmarse una alianza eterna. El día en que la novia y el novio se convierten en esposa y esposo ante el altar, aquel encuentro tal vez fortuito se ha convertido en una alianza firme hasta la muerte. Así también Dios, como el enamorado, busca la humanidad que, como una enamorada, también lo busca y lo ama. Tal es la bella descripción de la primera lectura. La sabiduría se anticipa a darse a conocer a los que la desean. Quien temprano la busca, no se fatigará. A tu puerta la hallará sentada (el amor que busca). Quien vela por ella pronto se verá colmado por ella. Ella misma lo busca por todas partes a los que son dignos de ella; en los caminos se le muestra benévola y sale al encuentro en todos sus pensamientos (Qué bella descripción de los enamorados! El pensamiento está obsesionado. El amor Dios lo ha dado, por eso es triste prostituir el amor. El atractivo del hombre y de la mujer es un don de Dios, que se describe con rasgos tan divinos en la Biblia misma que los hombres debían de pensar siempre con respeto en ese atractivo, en esa obsesión, en esa búsqueda del uno para la otra. Y cuando llega la hora en que se creen suficientemente fuertes para amarse para toda la vida, se rubrica la alianza. A muchos tal vez se les hace difícil, como a mi se me hacía también, comprender cómo es eso de que Dios se enamora de la humanidad. Tal vez nosotros varones sentimos una especie de repugnancia de sentirnos como amados por un Dios, como si fuéramos la parte femenina de ese amor. No tiene nada que avergonzarse. Lo que quiere destacar aquí no es varón o hembra, lo que quiere destacar es la alianza entre el amor eterno y la humanidad creada por amor. Eso es lo que hemos de ver. Cuando llegué a comprender que el matrimonio más que la conjunción de dos sexos es una alianza de dos hijos de Dios, comprendí también lo que significa en el Génesis: "hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". Una jovencita en un colegio me preguntaba una vez: ¿A quién se refiere, al varón o a la mujer? Y le dije: A los dos, porque el hombre no está completo si no es cuando encuentra su conjunción en el otro sexo y su perfeccionamiento en el amor; es entonces, cuando un hombre y una mujer se aman tan entrañablemente de poderse entregar el uno al otro para toda la vida, cuando el hombre y la mujer son verdadera imagen de Dios. Dios es amor y nunca el hombre y la mujer son imágenes de Dios tan perfectas como cuando se aman. Cuando rubrican esa alianza. Por eso hermanos, el pacto entre Cristo y la Iglesia es el símbolo que se oculta detrás de cada matrimonio. Por eso, decía San Pablo hablándole a los casados: "y qué gran misterio el de vuestro amor, pero yo lo digo pensando en Cristo y en la Iglesia". Cuando un hombre y una mujer se aman con la pureza, con la entrega, con la santidad con que Cristo y la Iglesia se aman y reflejan ante el mundo la indisolubilidad del amor con que Cristo se unió para siempre a su Iglesia. Cuando comprende que el matrimonio es un signo del amor de Dios a la humanidad, entonces se comprenderá también lo que es pertenecer a una Iglesia y desde la Iglesia amar entrañablemente, fielmente al divino esposo de la Iglesia: Nuestro Señor Jesucristo. Pero así como en una alianza matrimonial los bienes son comunes, por eso aquella ceremonia tan bonita -aunque no es obligatoria, pero expresa mucho- en que el esposo le entrega a la esposa las moneditas que se llaman las arras, son el signo de la entrega de los bienes mutuos, todo es común entre ellos dos. Así también Pablo llama al Espíritu Santo: arras del matrimonio de Cristo a su Iglesia. Porque cuando Cristo muere por su Iglesia, santificándola, lavándola con el baño de sangre de la cruz, y después resucita recuperando toda la gracia que habíamos perdido por el pecado, todo ese tesoro de la redención, lo entrega en el espíritu: "Recibid el espíritu, son las arras de este matrimonio", y en ese espíritu, nos acaba de decir el Concilio, la Iglesia encuentra todos los bienes con los cuales va a santificar a los hombres. En otro capítulo el Concilio explaya más esta idea del Cristo en alianza con la Iglesia en aquella hora de la Pascua. Cristo -dice el Concilio- levantado sobre la tierra atrajo hacia sí a todos y, habiendo resucitado de entre los muertos, envió sobre los discípulos a su espíritu vivificador y por él hizo a su cuerpo, que es la Iglesia, sacramento universal de salvación. Estando sentado a la derecha del Padre, actúa sin cesar en el mundo para conducir a los hombres a la Iglesia y, por medio de Ella, unirlos así más estrechamente y para hacerlos partícipes de su vida gloriosa alimentándolos con su cuerpo y su sangre. La plenitud de los tiempos ha llegado, pues, a nosotros y la renovación del mundo está irrevocablemente decretada; y en cierta manera se anticipa realmente en este siglo, pues la Iglesia ya aquí en la tierra está adornada de verdadera santidad, aunque todavía imperfecta. Saboreemos este presente de la Iglesia, queridos hermanos, nosotros no tenemos que esperar hasta la hora de nuestra muerte para ver cuánto nos ama Dios y nos enriqueció con los dones de la redención. Ya ahora todo católico que vive la plenitud de su Iglesia, que se alimenta de su palabra, que vive de su esperanza, que tiene en su corazón la fe en la vida eterna, ya vive. Una matrimonio con Cristo, un cielo, una eternidad feliz. La restauración universal ya está decretada, desde el día en que Cristo murió en una cruz pagando por los pecados de los hombres y resucitó con una nueva vida, en la entraña de la historia ya está el germen de una vida nueva y la Iglesia es la depositaria de ese germen; la Iglesia es la que predica la redención. Nos acaba de decir el Concilio: "Cristo sentado a la diestra del Padre, viviente para siempre, está actuando en el mundo por medio de la Iglesia". La Iglesia, su esposa, es como la administradora en la tierra de los eternos bienes de la redención. La Iglesia en la tierra no solamente salva a los que viven en sus entrañas, sino que desde sus entrañas, donde Cristo vive como el esposo vive en el amor de la esposa y actúa a través de su fidelidad y de su sumisión a él, Cristo en la Iglesia es el redentor de la humanidad hoy, en 1978 como lo fue desde hace veinte siglos. Cristo desposado con su Iglesia, le ha dado a la Iglesia como arras los frutos de la redención para que los administre en su palabra, en sus sacramentos, en su perdón, en su esperanza, en su predicación de la liberación de toda esclavitud. Yo les invito, queridos hermanos, a que vivamos este presente y que sintamos de veras la alegría de poseer una Iglesia en cuyas entrañas Cristo está actuando, Cristo está vivo, Cristo no podrá morir, es el esposo que ama a esta esposa Iglesia, con la cual se desposó hace veinte siglos. EL MATRIMONIO ES UNA ESPERAPero mi segunda idea es ésta: El matrimonio es una espera, sobre todo cuando ese matrimonio como que provisionalmente ha enviudado. Por eso, nos dice el Concilio: "Pero mientras peregrina en la tierra como en un destierro, saborea las cosas del cielo donde su esposo la espera". Una esposa viuda puede comprender, como lo puede comprender aquella esposa que llora el destierro de su esposo. ¿Cuándo lo dejarán volver a la patria? Es el amor de los brazos tendidos. Por eso el Concilio, recogiendo esa inspiración que Dios le va dando a su esposa Iglesia en la tierra, dice, una frase bellísima: "Por eso el Espíritu y la esposa claman al Señor Jesús: Ven". Así terminaban las ceremonias antiguamente: Maranata. Ven, esperamos. Así lo decimos todavía en nuestra consagración cuando levante la hostia y les diga: Este es el sacramento de nuestra fe. La voz de ustedes es la voz de la Iglesia: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. (Ven Señor Jesús! Qué hermoso es cuando el que clama es un pueblo que ha puesto toda su esperanza en el Señor Jesús y sabe que estos dolores de parto, que son las situaciones actuales de una historia patria, de una naturaleza que gime bajo el pecado, bajo la represión, bajo la esclavitud, bajo el dolor, bajo la injusticia, está clamando por ese cielo nuevo, esa tierra nueva que nos dará el Señor Jesús. Esta es otra hora que hay que vivir, queridos hermanos, no estamos todavía en el cielo. Cierto que tenemos como Iglesia la garantía de que Cristo vive en nosotros, pero es un Cristo oculto, un Cristo que cuando se siente cerquita en la Eucaristía nos hace exclamar: (déjate ver ya, ven Señor! Es la esposa enamorada que desde el destierro clama por darle un beso, darle un abrazo, vivir para siempre unida con él. Esto es un momento precioso, hermanos, ¿cuánto durará? Precisamente aquí es donde la parábola de las doncellas encuentra su lugar: Según la costumbre de Israel, como les dije antes, el novio iba acompañado de amigos y amigas a recoger a su novia para hacerla su esposa; y era fiesta que duraba toda la noche y naturalmente no era la puntualidad lo característico, sino que era toda la noche consagrada a esa fiesta y por eso las diez doncellas que iban a acompañar al novio se durmieron. Pero cinco estaban preparadas, sus lámparas tenían reservas de aceite. Las otras cinco eran imprudentes, no habían preparado aceite y cuando a la media noche se acababa de quemar ya casi el aceite que tenían las lámparas; y un grito de júbilo se oye en la noche: el novio llega, vamos a acompañarlo. Las que tenían aceite cargaron con nuevo aceite sus lámparas y lo pudieron acompañar, pero las que ya tenían agotado el aceite, dijeron: préstennos aceite porque no tenemos. Y les dicen las otras: puede ser que no nos ajuste ni a ustedes ni a nosotros, vayan a la tienda a comprarlo mejor. Falta de previsión. Es el discurso escatológico de Cristo. Nos está diciendo: estad preparados porque a la hora en que menos penséis será el encuentro del novio a la novia que está en el destierro, a la Iglesia. La hora que la antigua teología llamó con una palabra griega muy simbólica, la "parusía". Era la palabra griega con que se designaba el aparecimiento de un Dios oculto o la llegada de un emperador, de un gobernante a una ciudad y se le preparaba un gran recibimiento. Se le llamaba la parusía. Aquí también, la Biblia mencionando la venida del Mesías, la segunda venida a juzgar a la historia. La venida de Cristo cuando viene a recoger nuestra vida en la hora de nuestra muerte, es la parusía, es el encuentro, es la espera de la vida que va a culminar en un encuentro. Dichoso si estábamos prevenidos con las lámparas de la fe encendidas con aceite de caridad y de buenas obras. ¡Ay, de nosotros si a la hora de la parusía Cristo nos encuentra con la lámpara apagada y sin aceite con el alma en pecado, con la vida desprevenida! Este es el objetivo principal de la homilía de hoy, un llamamiento a vivir esa espera que el Concilio también nos describe maravillosamente cuando dice: "Mientras moramos en este cuerpo, vivimos en el destierro lejos del Señor; y aunque poseemos las primicias del espíritu, gemimos en nuestro interior y ansiamos estar con Cristo. Este mismo amor nos apremia a vivir más y más para aquel que murió y resucitó por nosotros. Por eso procuramos agradar en todo al Señor y nos revestimos de la armadura de Dios, para permanecer firmes contra las acechanzas del demonio y resistir en el día malo. Y como no sabemos el día ni la hora, es necesario, según la amonestación del Señor, que velemos constantemente para que terminado el único plazo de nuestra vida terrena, merezcamos entrar con él a las bodas y ser contados entre sus elegidos y no se nos mande como a siervos malos y perezosos: id al fuego eterno, a las tinieblas exteriores donde habrá llanto y rechinar de dientes". Son palabras de evangelio, tomadas por el Concilio para advertirnos lo más importante que la Iglesia tiene que avisar a la humanidad. Somos la esposa en el destierro, vamos a salir al encuentro del esposo, estemos preparados, no sea que como a las vírgenes imprudentes nos cierre la puerta de su festín y nos diga: no os conozco. Aquí es, hermanos, donde yo quiero reivindicar para la Iglesia esa misión tan difícil, pero tan necesaria de predicar al mundo presente sus deberes temporales. Cuando el Concilio habla de que la Iglesia está en el mundo para servirle al mundo, el mayor servicio es precisamente éste: exhortar a los cristianos, ciudadanos de la ciudad temporal y de la ciudad eterna, a cumplir con fidelidad sus deberes temporales, guiados siempre por el espíritu evangélico. Hermanos, qué bella descripción ha hecho de cada uno de nosotros el Concilio: Ciudadanos de la ciudad temporal, salvadoreños con compromisos en esta tierra, manejando unas fincas o una hacienda o un capital o el trabajo simplemente. Ciudadanos de esta tierra: abogados, profesionales, políticos, vendedoras de mercado, gente que se gana la vida cumpliendo deberes temporales, ciudadanos de esta tierra, a éstos habla la Iglesia. Pero al mismo tiempo, ciudadanos de la ciudad eterna, desterrados; pero al mismo tiempo caminando hacia nuestra patria. Se equivocan, dice el Concilio, -fíjense bien aquellos que dicen que la Iglesia se meta a la sacristía y no se meta a proclamar los deberes de justicia y a reclamar los derechos humanos de la humanidad- se equivocan los cristianos que pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más perfecto cumplimiento de todas esas tareas, según la vocación personal de cada uno. Aquellos que dicen: el obispo sólo está predicando política; porque está hablando de derechos humanos; porque está denunciando injusticias; porque está señalándole a los hombres sus deberes políticos, sus derechos de asociación, hermanos, solamente estoy diciendo que como ciudadanos del cielo tenemos una conciencia de la cual tenemos que dar cuenta a Dios y que haríamos muy mal -entonces sí viviríamos lo que el comunismo dice: la religión opio del pueblo- cuando quisiéramos decir que por estar esperando la ciudad futura, vivimos de cualquier manera la ciudad presente. Por eso no es menos grave el error de quienes por el contrario piensan que pueden entregarse totalmente a los asuntos temporales, como si éstos fuesen ajenos del todo a la vida religiosa, pensando que ésta se reduce meramente a ciertos actos de culto y al cumplimiento de determinadas obligaciones morales. Cuántos han llegado a esto que dice el Concilio: "el divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de la época". Aquellos que hacen consistir la religión solamente en unos cuantos actos de culto, pero después de ese culto -un Te Deum por los 15 años, unas bodas en las cuales el matrimonio no se consideró amor de Cristo a la Iglesia, si no simple relación social y a ver si estuvo mejor que el otro matrimonio que dio tantos miles de gastos-. Todo este culto a veces para pagarse de la vanidad humana, pero luego vivir afuera de esos actos de culto, con injusticias, atropellando el derecho de agrupación de sus obreros que se quieren sindicar, no pagando bien a los cortadores, -ah, pero es muy religioso porque va Misa todos los domingos-. De nada sirven estos actos de culto divorciados de la vida diaria. La Iglesia tiene que predicarle al hombre que en los asuntos temporales tiene que pensar en que hay que dar cuenta a Dios. El Concilio dice esta frase que yo les suplico grabársela profundamente en su corazón: "El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta sobre todo para con sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su eterna salvación". ¿Qué quiere decir, hermanos? Lástima que nuestra religión ha traicionado a veces el Evangelio. Y por contentar a los grandes señores y a las grandes señoras les ha dicho que bastaban esos actos de culto y los ha expuesto a perderse para siempre. Estamos volviendo a una religión del auténtico evangelio, donde Cristo nos dice: que el reino de los cielos se parece a las diez doncellas que salieron a encontrar al esposo. ¡Ay, si no aprovecharon las horas de su vida para cargarse de buenas obras y encontrar con caridad y amor, práctico al Señor! De nada servirá ser virgen, sino se tiene amor. Como decía San Bernardo hablando de ciertas vírgenes: Puras como ángeles, pero soberbias como demonios. Las virtudes cristianas tienen que ser íntegras. Es una redención integral la que Cristo ha venido a predicar. No quiere apariencias, quiere sinceridad. También, queridos hermanos, si el matrimonio es espera. No olvidemos una cosa, que la Iglesia, dice el Concilio, está en está fase temporal todavía. Yo quisiera aprovechar para decirle a los que se han casado que también su matrimonio está en una fase de espera, que el matrimonio nunca está hecho, que todos los días es necesario perdonarse, ayudarse, perfeccionarse. El hombre que quiere encontrar en su esposa un ángel perfecto; o la esposa que quiere encontrar en su esposo un ser ya celestial, está muy equivocado. Son dos seres de carne y hueso, herederos de taras y herencias de familias; y hay que aprender a tolerarse muchas cosas. La Iglesia necesita también que el esposo divino le tolere muchas cosas. Todavía vive -dice el Concilio- en esta fase temporal donde los mismos sacramentos, las instituciones, su jerarquía, sus sacerdotes, sus elementos tienen que adolecer de muchas imperfecciones; pero ya tiene una santidad aunque sea imperfecta, hay buena voluntad, anda buscando la hora de la perfección. No hay que olvidarse de esto para no exigirle a la iglesia en la tierra lo que tendrá esta Iglesia cuando sea la Iglesia de la consumación perfecta. LA IGLESIA ES UNA CONSUMACIÓNY este es mi tercer pensamiento, hermanos. Pero antes de mirar esta Iglesia de la consumación perfecta, esta Iglesia que el Apocalipsis nos describe como la nueva Jerusalén (ciudad santa que baja como vestida de novia del cielo para entregarse al esposo) no olvidemos que todavía no hemos llegado a esa Iglesia y es precisamente en esta Iglesia de la tierra donde yo sitúo todos los domingos la semana de nuestra historia. No se molesten hermanos, porque olvidar qué es una Iglesia que peregrina en esta semana de noviembre de 1978 es desencarnar el misterio de la Iglesia como esposa, que camina hacia el encuentro definitivo, hacia la consumación de su vida celestial. Y ¿qué encontramos en esta Iglesia de esta semana? Permítanme, hermanos, la alegría de decirles que la mayor satisfacción de esta semana ha sido sentirme junto con toda la Arquidiócesis en comunión con el Papa. Para aquellos que quieren ver mi actitud pastoral y la línea Pastoral de la Arquidiócesis como un divorcio de la verdadera doctrina y actitud de la Iglesia, les quiero recordar que el Papa Juan Pablo II se ha expresado así al dirigirse al Arzobispo de la Arquidiócesis: "Vaticano 30 de octubre. Excelencia: Con motivo de la elección del Supremo Pontificado de su Santidad Juan Pablo II, ha querido a Ud. expresarle su cordial felicitación en nombre también de todos los miembros de esa comunidad eclesial. Tengo el placer de comunicarle que el Santo Padre ha recibido con profunda complacencia esta delicada prueba de filial cercanía, que se ha manifestado especialmente en la plegaria por las intenciones del nuevo Pastor de la Iglesia Universal. Al asegurarle que su Santidad le queda muy agradecido, gustosamente le transmito su paternal bendición para cada miembro de esa porción de la grey de Cristo. Suyo, devotísimo en el Señor, Cardenal Villot, Secretario de Estado". El Papa que nos ha escrito por medio de su Secretario es el que este domingo está tomando posesión de la Catedral de Roma, que es San Juan de Letrán, y el Papa en esta semana ha recibido a los sacerdotes y a las religiosas de su diócesis para exhortarle al clero al fiel cumplimiento de sus deberes sacerdotales, especialmente del celibato como una claridad y expresividad de la misión del sacerdote; lo mismo que les decía a las religiosas y a los religiosos, la vocación religiosa significa un amor exclusivo a Dios. Y dijo también que si es Pastor de la Iglesia Universal es porque es Obispo de Roma y esto significa la ceremonia de este domingo al ir a tomar posesión de la Catedral de San Juan Letrán, que es la catedral de Roma, el Papa está diciendo que él es el auténtico sucesor de Pedro en la sede de Roma, desde donde es Pastor de toda la Iglesia Universal. Y con esta explicación, el Papa ha dado la explicación también de por qué pudo romper esa tradición del Papa no italiano. Si como Obispo de Roma es conveniente que sea italiano, como pastor del mundo el Obispo de Roma no es necesario que sea italiano, porque tiene que tener relaciones con el universo. Alegrémonos, pues, en este día con el Obispo de Roma que es al mismo tiempo nuestro pastor universal. En esta semana también he tenido alegrías sacerdotales muy grandes, como fue la que ya anuncié de los 25 años de servicio parroquias del Padre Teodoro Alvarenga en Santo Tomás; y fui testigo del agradecimiento de un pueblo cuando ve en su sacerdote el servidor de su comunidad desde su consagración a Dios. También una alegría muy íntima, sacerdotal, al celebrar con los sacerdotes que cumplieron 25 años de vida sacerdotal y con el Padre Platero que cumplió 50 años de vida religiosa una Eucaristía a la que asistieron también quienes ya no ejercen el ministerio sacerdotal, pero como laicos o como reducidos al estado laical manifestaron su cariño fraternal para el sacerdocio y el respecto que en su vida llevan al carácter sacerdotal que siempre es imborrable en ellos. Yo quiero alegrarme, porque muchos de nuestros hermanos que fueron sacerdotes y ya no ejercen no deben sentirse apartados, sino que el carácter que siempre los ha marcado para toda la eternidad, los hace sentirlos muy cercanos también a la vida de la Iglesia. La Confederación de Religiosos eligió su nueva directiva la semana pasada. Les deseamos muchos éxitos, ya que el objeto de esta organización de religiosos es el perfeccionamiento de su consagración a Dios que, como decía el Papa, es la expresión de un amor exclusivo a Dios. También una alegría muy profunda haber compartido con unos treinta sacerdotes siquiera un rato de su retiro espiritual, que les dirigió el P. Jesús Delgado, sobre el tema de la identidad sacerdotal. El diálogo con su obispo fue muy franco y les agradezco ese sentido de solidaridad que mostraron casi todos los sacerdotes en retiro. Luego, hermanos, recorremos también estas comunidades que forman nuestra comunidad arquidiocesana. Ayer, con la alegría patronal de la ciudad de San Martín, se destacó en el programa la participación de un grupo juvenil. También una anticipada felicitación a Candelaria de Cuscatlán, donde el 15 de Noviembre celebra la fiesta patronal del Dulce Nombre de María. Un sentido de agradecimiento a la parroquia de La Palma, cuyo párroco, querido P. Vito Guarato, vino a expresarme en nombre de su parroquia y de su Provincial Franciscano, un sentido de profunda solidaridad con el ministerio arzobispal y dijo que allá en su parroquia hace orar a los enfermos por el Arzobispo y por la Arquidiócesis. ¡Qué riqueza más bella la de estas plegarias! Dios los bendiga. También en la hojita que publica en La Palma hay un "alerta" que no hay que dejarlo perder, que se refiere al engaño de los protestantes, cuando, como por ejemplo el día de difuntos, van predicando contra los sentimientos católicos de la oración por los muertos o van vendiendo libros protestantes en nombre del Arzobispo. Mañana, en Cantón San Antonio Manaquil de San José de Las Flores, Chalatenango, a las nueve de la mañana, se celebrará la fiesta patronal. En Arcatao, las Hermanas que dirigen la pastoral de aquella comunidad hacen un llamamiento de alerta contra las falsas denuncias que algunas veces enemigos de la Iglesia quieren hacer como para comprometer la palabra de la Iglesia. Mucho cuidado porque necesitamos que vengan bien respaldadas esas denuncias para poderlas mencionar. La comisión de Reflexión de Laicos tiene el encargo del Arzobispo de reunir mensualmente cuatro representantes laicos de cada Vicaría. La primera reunión va a ser el próximo domingo 19, en la casa parroquias de San José de la Montaña. Suplico, pues, a todas las Vicarías mandar a sus cuatro representantes, sumarán unos 40 ya que son diez las Vicarías de la Arquidiócesis. Esta comunidad también lamenta, en esta semana, que el Poder Ejecutivo del país ha atropellado un derecho del Arzobispo, al cambiar los estatutos de Cáritas de El Salvador sin la autorización del Arzobispo como lo mandan los mismos estatutos. Pueden leer en Orientación la carta dirigida al Señor Presidente. La respuesta que ha dado el Señor Ministro del Interior agrava más este atropello, pues es una autoridad civil que para dar una explicación del atropello se mete a dar una interpretación arbitraria de las leyes canónicas que deben ser respetadas por la autoridad, ya que la Iglesia tiene personería jurídica y se rige por propias leyes. También lamento que en El Diario de Hoy una organización fantasma se vale de un sofisma -sofisma como ustedes saben es un falso argumento- para querer encontrar una coincidencia entre un editorial de Orientación y un comunicado de las FPL. El sofisma consiste en confundir fechas distintas, llamándolas simultáneas: 1972 a 1978. La misma persona puede ser de distinto parecer, y quiere aparecer esta comunicación como si el mismo individuo fuera miembro de la Iglesia y miembro de estas fuerzas. También consiste el sofisma en confundir lugares como si Santa Ana fuera parte de la Arquidiócesis de San Salvador; y, sobre todo, en confundir las razones: Orientación trata de una cosa y el pronunciamiento trata de otra cosa. Orientación no hace propaganda ni está en connivencia con las FPL, sino que simplemente está, como dice la Carta Pastoral, de acuerdo con las justas reivindicaciones de los obreros. Por eso les digo, hermanos, hay que aprender a leer con sentido crítico, porque si no los sofismas son armas de la mentira. En el próximo número de Orientación podrán encontrar ustedes una explicación de lo que aquí brevemente he dicho. Esta comunidad también tiene que lamentar esta semana, porque vive en la tierra, que ha sido una semana de violencia. El sábado 4 fue sacado violentamente de su casa Antonio Crespín Velásquez y llevado esposado con rumbo desconocido. El lunes 6 las FPL asesinaron al industrial Roberto Saade y a su acompañante Santos Elpidio Saldaña para vengar el asesinato de Guillermo Rivas. Ese mismo día, los trabajadores Oscar Monterrosa y Enrique Antonio Orellana fueron sacados violentamente de sus casas por 18 hombres disfrazados de campesinos con pelucas y armas automáticas. Se desconoce su paradero. El martes de esta semana, otro movimiento armado (el PRP) colocó 40 cargas explosivas en distintos sitios del país. La mayoría de ellas explotaron causando cuantiosos daños materiales. Ese mismo martes asesinaron al Señor Santos Velasquez Núñez, miembro de la Unión de Pobladores de Tugurios. El asesinato lo atribuyen a los Cuerpos de Seguridad. El miércoles 8, el doctor Ricardo Avila Moreira, Primer Magistrado de la Cámara Primera de lo Penal, sufrió un atentado del que salió herido. Se le atribuye también este atentado a las FPL. El mismo miércoles murió el policía nacional, Rodolfo Alvarado Montes, que fue atacado el 30 de octubre por supuestos terroristas. El jueves 9 asesinaron al Señor Pedro Juan Cortés Ventura, juez Primero de Paz de Tecoluca, miembro de ORDEN y del PCN. Ninguna organización se ha atribuido este asesinato. También esta semana los diarios han publicado varios casos de desaparecidos; aunque algunos de ellos no se sabe si se trata de capturas o simplemente gente que se pierde. Son ellos: Francisco Baltasar Campos, desapareció el 25 de octubre, dicen que lo han visto en las cárceles de la Policía Nacional, aunque ésta niega que lo tenga capturado. También se mencionan nombres de desaparecidos: Gilberto Antonio Rivera el 6 de septiembre; José Adán Vásquez el 2 de noviembre; Santos Angel Vásquez Rodríguez, desaparecido el 30 de octubre, Socorro Jurídico asegura que fue capturado; Rigoberto Esquivel Ponce, desaparecido desde finales de octubre, anciano de 65 años. En esta misma semana, el 6 se celebró el aniversario de la captura del Profesor Efrain Arévalo Ibarra, miembro del Consejo Ejecutivo de ANDES, fue capturado por la Policía Nacional, pero desde entonces este cuerpo de seguridad niega tenerlo. También este día se está cumpliendo un año del asesinato del industrial Raúl Molina Cañas. También tengo el encargo de Julio Alberto Reynosa Vallecillos, de la Parroquia de Ataco, de denunciar la tortura de que fue víctima antes de escaparse del país. También los conflictos laborales que no tienden a solucionarse, en ADOC, en Sacos Sintéticos, se teme a la organización sindical y se despiden a posibles líderes. La huelga decretada por los obreros en Sacos Cuscatlán esta semana aún sigue. Fuimos informados que hay esperanzas de diálogo y esperamos que lleguen a un pronto arreglo. También buenas noticias de las obreras de Fantasías y Novedades, cuando dicen que el Ministerio de Trabajo ha logrado reconocer que ha habido serias fallas en la relación obrero-patronales. Ojalá esta intervención del Gobierno fructifique en una justa concordia. Como ven, queridos hermanos, esta semana trágica tiene diversos orígenes. Yo quiero recordarles y esto no lo hacen los legionarios fantasmas, que en el mismo número de Orientación donde encontraron ellos motivos para su sofisma se publicó la Carta Pastoral que claramente dice la postura de la Arquidiócesis frente a la violencia y frente al derecho de organización. Sólo quiero recordarles que si la Iglesia distingue clases de violencias -y todas estas víctimas que hoy he mencionado tienen orígenes distintos- sin embargo digo en la Carta Pastoral: "no podemos poner toda nuestra confianza en métodos violentos, si somos cristianos de verdad o simplemente hombres honrados. Proclamamos la supremacía de nuestra fe en la paz y hacemos un llamamiento a todos a hacer esfuerzos positivos por su construcción. Pero la paz en la que creemos es fruto de la justicia. Los conflictos violentos, como lo muestra un simple análisis de nuestras estructuras y lo confirma la historia, no desaparecerán hasta que no desaparezcan sus últimas raíces; mientras tanto, mientras se mantengan las causas de la miseria actual y se mantengan la intransigencia de las minorías más poderosas, que no quieren tolerar mínimos cambios, se recrudecerá más la explosiva situación. Y si se quiere seguir usando la violencia represiva, desgraciadamente no se hará más que aumentar el conflicto y hacer menos hipotético y más real el caso en el cual el recurso a la fuerza como legítima defensa va ser justificado. Por eso creemos que esta es la tarea más urgente: la construcción de la justicia social". Y por último, hermanos, el tercer pensamiento de la homilía que nos lleva ya al altar. Este matrimonio es un encuentro y una alianza y una espera, que camina hacia una consumación. Consumación, aquella Iglesia del cielo donde reinará la justicia; donde no lamentaremos semana tras semana el dolor de tantos atropellos; donde cielos nuevos y tierra nueva cantarán el matrimonio bendito de Dios con la humanidad así como Él la soñó. Y por eso quiero terminar con un pensamiento bellísimo del Concilio, cuando se refiere a la Virgen María llevada en cuerpo y alma al cielo, dice que Ella, gloriosa allá en el cielo en el cuerpo y en el alma, es el principio y el modelo de aquella Iglesia que se consumará en el futuro; pero mientras tanto es estrella de luz que acompaña en esperanza y en consuelo, al pueblo de Dios peregrinante todavía en la tierra. Y termino con este recuerdo de la Virgen, porque el corazón vuela este día 12, cuando está comenzando en San Miguel la novena de Nuestra Señora de la Paz, para pedirle a Ella, en nombre de toda la Arquidiócesis, que haga más comprensiva la misión de esta esposa Iglesia, que ella madre de la Iglesia, que ya disfruta la alegría de la Iglesia consumada, nos haga vivir la esperanza y la apertura de corazón para poder recibir el mensaje que Cristo trae a la humanidad para que nos preparemos como las vírgenes prudentes, al encuentro con el Señor. Así sea. Creemos en un solo Dios... |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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