![]() Muchas veces quizás hemos escuchado o leído el pasaje bíblico en el que Jesús hace alusión y reflexión a los niños. Y otras tantas veces hemos tenido la oportunidad de escuchar a personas, pastores o sacerdotes que nos reflexionan de la importancia de la inocencia de un niño como característica ideal para con la que Jesús nos quiere envolver en su predica. Dentro de mi meditación he retomado este versículo y he querido mirarlo desde otra óptica. He encontrado dos argumentos fundamentales con los que Jesús reflexionaría hoy si estuviese al lado nuestro. Quizás son los mismo que quiso meditar con sus discípulos pero no lograron ver la majestuosidad de su análisis. Hay dos cosas que todo niño o niña tiene con su padre o madre; confianza y obediencia. Los niños (as) depositan una extrema confianza sobre sus padres por que entienden que ellos son su centro. Los niños tratan de no alejarse mucho de ellos para no perderse. Cuando tienen miedo por la oscuridad o por los monstruos, ellos buscan refugiarse en los brazos de sus padres por que sienten que nada malo les pasará si están con ellos. Entonces la pregunta sería, si Dios desde el momento de la creación ha tratado de mantener un vínculo particular con el ser humano y por muchas razones no se lo hemos permitido la invitación a ser como niños(as) no será acaso ¿qué Dios quiere que realmente lo tratemos como Padre? Cuantas veces ponemos confianza en creernos de verdad que lo que Dios esta haciendo es lo correcto y eso nos llevará a algo que se llama su voluntad. Esa espera necesaria para poder se como niños no se aleja en anda en la inclusión real en nuestra vida de la confianza plena y absoluta en Dios. La segunda en definitiva es la obediencia. La obediencia tiene un problema muy grande en encontrar su lugar en la sociedad moderna. A todo padre le gusta que su hijo o hija sea obediente. La base de la obediencia esta unida al proceso de formación y educación en el que el niño aprende sobre los peligros de la vida y sobre la oportunidades que tiene para brillar. Partiendo que todo padre o madre quiere lo mejor para su hijo(a) es posible reflexionar que esa obediencia natural que los niños emanan como parte del proceso se da y se manifiesta con el fin de someterse a sus padres para así crecer, madurar y florecer. Si Dios quiere que me parezca a un niño no querrá también que sea obediente. Esa obediencia plena en la que se manifiesta el amor solemne de un hijo con su padre o madre es la virtud de la que Dios nos quiere recordar y rescatar. Si decimos que amamos a Dios y Dios es lo mas grande del universo, ¿cómo es posible que confiemos y seamos obedientes a personas que aunque nos aman, siguen siendo personas, y como no amamos al Dios único y verdadero?
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La historia del cristiano no termina en derrota. La historia del cristiano debe por naturaleza terminar en victoria. La victoria es producto del amor sencillo y a la vez sublime del Redentor…de Cristo.
Pero de verdad ¿no existe nada mejor que ser tu mismo? Que sucede si en el ejercicio de aparentar y de tratar de enseñar al mundo que hay algún grado de originalidad y perfección en la vida y pretendo traducirlo al mundo como bendición de Dios y es un engaño tal para creerme la historia de la bendición de Dios. Creo firmemente que el ser humano que piensa que no hay otra versión de el mejor se engaña y lo hace con el convencimiento de levantar su autoestima. Si la autoestima que nos enseñan a tener como amor propio. Pero resulta ser que el Dios del cual reclamamos la bendición estableció que el primer amor es para El, no como usted o yo queramos definirlo, sino completo y único. No puede existir nada tan grande ni que te cause tantas emociones que Dios. De ahí dió paso al segundo precepto, amar al prójimo. No mencionó después que me a mi, o sea Dios, ámese usted…no. El señaló un amor al prójimo único y perfecto que suele doler y lastimar el orgullo y los pensamientos que tenemos, pero con el fin de mantenernos unidos del amor divino. Nuestra manera de simplificar la vida sin tener en cuenta al Dios verdadero, nos lleva a errores magistrales que son alimento para el demonio. Si muchas veces no queremos hablar del demonio pero si, ese mismo que esta alimentando falsas actitudes o pensamiento engañosos con el fin de hacer crecer el abismo entre Dios y el hombre. Si yo puedo reconocer que no hay tal efecto de pretender que no hay mejor versión de mi, y dejar que Dios haga lo que entiende, cuando lo entienda, y desde la visión que quiera nuestra vida entonces seria sencilla. No seamos hipócritas ante nosotros mismos, y menos ante Dios. Así dice la carta a los Efesios: “Pero no es eso lo que ustedes aprendieron de Cristo, si es que de veras oyeron predicar de él y fueron enseñados según la verdad que reside en Jesús. De él aprendieron que es preciso renunciar a la vida que llevaban, despojándose del hombre viejo, que se va corrompiendo por la seducción de la mal, para renovarse en lo más íntimo de su espíritu y revestirse del hombre nuevo, creado a imagen de Dios en la justicia y en la verdadera santidad. Por eso, renuncien a la mentira y digan siempre la verdad a su prójimo, ya que todos somos miembros, los unos de los otros. Si se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la noche los sorprenda enojados, dando así espacio al demonio.” (Efesios 4, 20-27) ![]() Hoy estaba guiando en la tarde y me percato que esta caminando en el otro extremo una señora que conozco desde hace muchos años. Ella se llama Toña. Ella desde que sus nietos eran bien pequeños los llevaba a la Iglesia a pie. Ahí logró que se convirtieran en monaguillos y que se dedicaran a servir a Dios y se apartaran de las posibilidades de quedarse en la calle haciendo solo Dios sabe que. Toña es una persona muy humilde y sencilla, cariñosa y piadosa. Ella camina todos los días para llevar a sus nietos a cumplir con sus deberes y vive a plenitud su experiencia personal en la Eucaristía. ¿Qué mas hace falta para ser santo(a)? Estas letras esperan ser un tributo a esa mujer sencilla que no es grande de estatura pero si de amor y de su gran temor al Señor. Le enseñó a sus nietos el valor profundo de entregarse al Señor, de temerle y de amarle. Su piedad y desprendimiento le abrazan la caridad del amor de Dios. Estoy seguro que Dios se siente mas orgulloso de Toña que de muchos que nos llamamos cristianos. Que mas valioso de encargarse de que sus hijos y los hijos de sus hijos, vivan a plenitud el amor de Dios. Que mas valioso de no estar envuelta en problemas ni en chismes sino acercarle a Dios aquellas almas que El puede usar para su gloria y honra. Aunque no leas mis palabras quiero que sepas que personas como tu son las que el papa Francisco debe resaltar en los altares. Personas que viven a Cristo y no le enseñan a sus hijos y nietos, odios, destrucción y maldad. Solo le ensañan a vivir a Dios. Cuando Dios te lleve a su lado, que se que lo hará, yo me encargaré de recordarle a los Obispos de tu diócesis que es justo y necesario presentar tu causa de santidad, por que hiciste lo que el beato Carlos Manuel dijo: “hacer lo que nos toca y hacerlo bien.” |
David Guadalupe EJ
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Marzo 2019
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