Hace tiempo no te escribía, debo hacerlo con mas regularidad. Llevo todo el día pensado una línea de reflexión traída de San Ambrosio sobre el poder. No se si sabes el poder que tienes en tus manos. Dominas a un pueblo que por tradición es un pueblo de su iglesia. Escribo iglesia en minúscula, por que muchas veces es mas de su iglesia que de Dios.
Este poder es tan mal mesurado como administrado. Si de verdad se te ha dado el poder de desatar en la tierra y así quedara en el cielo ¿por qué no se usa para combatir al demonio? ¿por qué no se sus para atacar de frente los múltiples problemas? No tiene el obispo el poder de ordenar abrir todas las iglesias, capillas y santuarios todos los días. Si los encargados de los puntos los operan 24 horas al día y administran todo tan eficientemente, por que la iglesia de Cristo, milenaria, no puede hacerlo mejor. ¿por qué cerrados los templos? Si el poder es tan grande ¿por qué no ordenar a los sacerdotes y diáconos dar el 300%? ¿es suficiente lo que dan? O si la respuesta a la premisa anterior es que si la próxima pregunta seria ¿esta dando resultado? No entiendo por que es tan difícil para ti meditarlo. Quiero entender de que sirve el poder sino lo puedo poner a disposición del que grita en el medio del desierto. ¿Quizás es hora de pensar, para que sirvo entonces?
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