Querida hija:
Aunque no sabes leer decidí escribirte unas letras. Desde el momento que supe que venias de camino, ya no me encontraba, me sentía increíblemente emocionado; era de noche y salí para festejar tan hermoso regalo, se lo conté a todo el mundo. Te comento que me dio una alegría profunda el que Dios me eligiese a mi y a tu mamita, para tan digno regalo. Tuvimos toda una preparación para este momento, organizamos todos los detalles. Entonces llego el día, naciste y me robaste el corazón (y no me lo has devuelto)… Cada día que te miro veo el amor de Dios plasmado en tu sonrisa, en tu mirada, en cuando profesas ese tierno titulo con el que me llamas “papito”. Me derrites el corazón jamás me imagino lejos de tu amor, tus abrazos y tu ternura. En la vida, mi amor, solo te pediré una cosa; ama a Dios con todo tu corazón, cuando lo ames tanto como necesitas el aire para vivir, yo podre morir en paz por que se que estarás con El por siempre. Solo deseo eso y mas nada. Te amo mi amor, gracias por hacerme feliz… Cuantas cartas me faltan por escribirte…
0 Comentarios
|