![]() El miedo es la única arma tan mortal que ha destruido al ser humano durante generaciones. En esta ocasión quiero hablar del miedo. En 21 ocasiones a lo largo de la Biblia, tanto en el viejo como en el nuevo Testamento, se habla de cómo no tener miedo. Podemos ver que el miedo formó parte destructiva de la naturaleza humana desde siempre. El miedo tiene y se convierte en miles de formas y actores que comprenden todo el escenario de nuestra vida para que así veamos al miedo en todo. La creación del miedo se ha usado en múltiples ocasiones a lo largo de la historia para dominar pueblos, lograr objetivos complicados de explicar y para cambiar la historia. Pero cuando reducimos el miedo a su esencia, al contacto directo con el ser humano, nos percatamos que el miedo no es otra cosa que la destrucción total de lo que somos para convertirnos en lo que el miedo ha querido que seamos. El debate que tenemos en nuestras mentes sobre a lo que le tenemos miedo y a lo que creemos que le tenemos miedo logra acaparar una gran porción de nuestro tiempo. El propio miedo en su esencia es tan destructivo que su mayor arma es la paralización. Mientras dura el proceso del miedo y de la evaluación del por que tenemos miedo y a que tenemos miedo, el ser se paraliza sin dejar posibilidades a moverse, a pensar, a crear, a sonar. Nuestra capacidad natural a vivir en el miedo es a su vez una manera sencilla de decir no me tengo que mover y por ende me puedo quedar en mi zona de “confort”. Si los pensamos bien somos el rehén de nuestro miedo que nos obliga a quedarnos quieto y no movernos hasta que el diga. Es entonces que descubrimos que tenemos miedo, y buscamos la manera de quitarnos ese algo que nos paraliza y nos mantiene de rehén, y cuando conseguimos quitar eso es ahí cuando somos libres, verdaderamente libres. Esta mis amigos es el arma favorita del demonio, el miedo. Pero entonces Dios levanto su mano y dijo: Porque yo soy el Señor, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré.” Isaías 41,13 Es tiempo de hacer un inventario de lo que nos paraliza en nuestra vida con Dios y soltar las cadenas y abrazar a Dios.
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David Guadalupe EJ
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Marzo 2019
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