Queridos hermanos:
Santísima Trinidad. Fiesta de Dios. Corona del Misterio de Cristo y del Año Litúrgico. Hoy es la fiesta de la Santísima Trinidad. No se trata de otra cosa, sino nada menos que de una fiesta en honor de Dios. La Trinidad es la expresión cristiana para designar el Dios verdadero que, siendo uno solo, tiene tres personas distintas que se llaman: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Es muy lógico que después de haber celebrado el misterio de Cristo que salvó al mundo, nos remontemos con Él hacia las alturas de donde procedió esa redención; y también, después de haber recibido el Espíritu que vino de lo alto para infundirse como vida cristiana a esta Iglesia que somos nosotros, nos remontemos como quien va río arriba. A través del Espíritu llegamos hacia la fuente de lo divino y eso quiere ser la fiesta de hoy: un remontarnos al origen y a la finalidad de todo el misterio de Cristo que seguimos viviendo en la Iglesia. Viene a ser esta fiesta como una corona del Tiempo Pascual, de la celebración de nuestra redención que -como lo hemos repetido muchas veces- tuvo su iniciativa en el Padre que nos amó y envió a su Hijo para salvarnos y operar allá esa redención; y el Hijo retornando al Padre -misión cumplida-, los dos, nos envían al Espíritu Santo. - Sólo la fe en Dios descifra el problema del hombre y del mundo. Así tenemos que esta fiesta no es sólo una fiesta de Dios, sino una fiesta de todo el pueblo creyente en Dios. Es fiesta de todos los que creemos y tenemos esa fe bendita en Nuestro Señor. Yo los felicito de todo corazón a los que guardan esa fe. Y me alegro que el venir a misa el domingo significa esa fe que nos aglutina, que nos une como una sola familia: la familia de Dios. Porque si no hay fe en Dios, todo el misterio del mundo y del hombre se torna un misterio insalvable, ¡un absurdo!, ¡no tiene sentido!, sobre todo cuando el mundo se revuelve como está revuelta nuestra Patria, nuestro pueblo, nuestra situación; como está revuelto hoy Nicaragua, como hay tantas cosas que no se explican y sólo con una fe profunda en Dios, remontándose hasta esa altura, hasta ese mirador, podemos tener una perspectiva que nos haga ver el por qué hasta de lo que nos parece absurdo en la tierra. Y esto es el mensaje de la palabra divina en la fiesta de la Santísima Trinidad. Ya que hemos ido enlazando el mensaje de la Cuaresma, de Semana Santa, de Pascua, en una idea que le va dando unidad a todo los domingos, la idea de la alianza entre Dios y los hombres, también miremos hoy la fiesta de la Santísima Trinidad, bajo el signo de la alianza. POR SU ALIANZA, DIOS NOS ADOPTA EN SU MISMA FAMILIA Este es el título que refleja así, con palabras muy imperfectas, la gran realidad que queremos llevar en nuestra mente en esta mañana: Por su alianza, la alianza que Dios quiso hacer con los hombres, los hombres son adoptados a la misma familia de Dios. Somos hijos adoptivos de esa familia de Dios si aceptamos participar en esa alianza que Dios nos ofrece esta mima mañana. 1.- El "Dios de nuestros padres" (Monoteísmo de Israel). ( En la primera lectura vamos a descubrir esta realidad). 2.- El "Dios de Jesucristo" (es Familia: Padre, Hijo y Espíritu Santo). En el evangelio, donde Jesucristo resucitado se presenta lleno de todo el poder de Dios para mandar a los apóstoles a predicar su mensaje al mundo, encontramos un avance notable en la revelación del Dios de nuestros padres y así lo llama San Pablo y lo vamos a llamar esta mañana: el Dios y padre de Nuestro Señor Jesucristo. 3.- Los hombres hechos familia de Dios por el Espíritu Santo. Idea tomada de la segunda lectura, donde San Pablo deriva las consecuencias de ese Dios familia: enviándonos a una alianza por medio del bautismo, los hombres nos hacemos miembros adoptivos de esa familia divina, el gran misterio de la adopción, obra del Espíritu Santo enviado por el Padre y por el Hijo, para hacer de todos los hombres, la familia de Dios, el pueblo de Dios. Así sacaremos como una luz muy clara para constituir, específicamente, la familia de Dios. No confundir el pueblo de Dios, la familia de Dios, formada por sólo aquellos que quieren aceptar la alianza con Dios, con todo el pueblo en general. No hay que confundir, hermanos, el pueblo, con el pueblo de Dios. En El Salvador, todos somos el pueblo pero, el Pueblo de Dios sólo es conformado por aquellos que creen en este misterio de Dios y se incorporan a esta alianza. La Iglesia, por tanto, que quiere ser esa familia de Dios porque cree en el Padre y en la redención del Hijo y en la santificación del Espíritu Santo y trata de alimentarse con la palabra de Dios y con los sacramentos y vivir una vida netamente de Iglesia, no debe confundirse con ninguna otra agrupación humana. Ella es luz de todas las agrupaciones humanas, de Ella salen hombres creyentes en Dios para ser fermento de todos los sectores de mundo: de lo político, de lo social, de lo económico, pero no se confunde Ella con esas mismas instituciones. Es necesario tener bien clara esta idea, y hoy, la fiesta de la Santísima Trinidad, nos va a dar la oportunidad de clarificar todavía más este pueblo de Dios que lo formamos los que creemos seguir a Dios y nos alimentamos de su Espíritu. Y en la medida en que nosotros formemos íntegramente la familia de Dios, el pueblo de Dios, seremos también un grupo humano luminoso, útil, fermento de esperanza, germen de unidad, claridad en el mundo. Yo les invito para que seamos verdaderamente cristianos, verdaderamente Iglesia, lo cual no quiere decir que ya nos desentendemos de las luchas del mundo. ¡De ninguna manera! Yo estoy sintiendo que alguien se interesa en tergiversar mi predicación por más clara que quiere ser. Yo he dicho siempre que la Iglesia no se identifica con la política, ni con las luchas temporales; pero sí he dicho que esta Iglesia da luz y fermento a todas las luchas temporales; que la Iglesia no está en el mundo como una segregación para ser guardada en un camarín, sino que la Iglesia se conserva nítidamente familia de Dios para poder ser fermento de Dios en medio de todas las luchas, combates y aspectos de la humanidad. La Iglesia es servidora de la humanidad. Lo acaba de decir el Papa este mismo domingo al despedirse de Polonia cantando con la juventud: "Abramos fronteras, en la Iglesia no caben imperialismos; la Iglesia es servicio, la Iglesia es servicio del mundo". 1.- EL "DIOS DE NUESTROS PADRES" (MONOTEÍSMO DE ISRAEL) Es la primera lectura donde nos presenta dos maneras de llegar al conocimiento de Dios. Comienza la lectura: "Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos que te han precedido desde el día en que Dios creó al mundo: ¿qué nación ha oído la voz de Dios como la ha oído Israel?". Quiere decir que desde la creación del mundo, Dios se revela en la creación a todos los pueblos, a todos los hombres; pero que existe una voz específica que se llama revelación, por la cual Dios no se hace descubrir por la naturaleza, sino que habla directamente Él. Habla, se revela. - Se puede conocer a Dios por la vía intelectualista. El primer conocimiento reconoce ya la carta de San Pablo a los Romanos: " Lo invisible de Dios, se deja ver a través de sus obras, su poder eterno y su divinidad, de modo que son inexcusables todos aquellos que niegan a Dios". Tengamos muy en cuenta este pensamiento que el Concilio Vaticano I, el siglo pasado, definió como dogma de fe: "la posibilidad de la inteligencia humana, sin necesidad de religión, por su propia luz natural descubre a Dios en la creación". Pero esto se llama un camino intelectualista, una reflexión que de las creaturas nos remonta al Creador, y por eso dice San Pablo: "Los que no reconocen a Dios son inexcusables, porque tienen ante sus ojos, abierto el libro de la creación". Por eso, según nuestra fe cristiana, el desconocimiento de Dios, la negación de Dios, siempre implica un pecado moral. El que niega a Dios no lo niega sólo porque no lo ha podido descubrir, lo niega porque lleva en su moral algo que no lo deja ver (a Dios) y por eso son inexcusables. Tienen pecados los ateos, los que se glorían de no creer en Dios; no es una fanfarronada, no es un orgullo, tristemente es una verdad; pero es una verdad que no arranca de la imposibilidad de conocerlo, es una triste verdad que arranca de un pecado que se lleva en el alma. - El desconocimiento de Dios implica falta moral: vaciedad de pensamiento, oscurecimiento de la razón, endurecimiento del corazón, ceguera y hasta locura. Sólo los locos son ateos o los pecadores. Nadie se gloríe, por amor de Dios, a decir: "yo no creo en Dios". Es lástima que hay gente que se gloría de muy científica y por su ciencia dicen que ya no creen en Dios. Antes de ayer me encontré con una viejecita enferma de un hospital. ¡Qué sentimiento de Dios tiene esta mujer!. Me dice: "yo he tratado de inculcarles la fe en Dios a mis hijos, después se han ido por ahí y yo no sé cómo andan ahora". Esta es la verdad; lo que les inculcó con ternura y santidad de madre, se pierde. Se pierde en el colegio, en la universidad, en los libros, en los grupos donde se prescinde de Dios y se va haciendo ese endurecimiento u oscurecimiento o los vicios; porque no hay peor cuchillo para un pecador que su fe en Dios que le está reclamando: no lo hagas. Por eso, mejor bota la idea de Dios para pecar libremente. El ateo no es ninguna gloria, es fruto de un pecado, de una situación que no es digna del hombre. - El Dios de los filósofos..." El Concilio Vaticano II ha dicho que la más alta vocación del hombre es llegar a la comunicación con su Dios que lo creó por amor, pero cuando el hombre descubre en su vida: no me he hecho yo solo, ni mis padres; mis padres no fueron más que instrumentos de Dios. Mi vida es de Dios. Y llega en la reflexión, y si es posible en la contemplación que es el grado más alto de oración, a platicar con Dios como de un amigo a otro amigo, entonces ésta es la promoción más alta que un hombre puede alcanzar; entrar en la comunión con su Dios. Pero este es el Dios de los filósofos, el Dios de las reflexiones; o como decía Tertuliano, allá por el siglo IV: "el Dios de Atenas no es el mismo Dios de Jerusalén". El Dios de Jerusalén, el que se revela en la Biblia, no pide tantas elucubraciones, tantas metafísicas. - Dios se revela a su pueblo por la vía de la historia, entablando una alianza con un pueblo escogido. Es hermoso, en la lectura de hoy, cuando Moisés -el hombre que trató con Dios íntimamente- le dice a su pueblo: "¿Hubo jamás un pueblo como el nuestro? ¿ Se oyó cosa semejante? ¿Hay algún pueblo que haya oído, como tú has oído, la voz del Dios vivo hablando desde el fuego?". Y sigue una narración de prodigios bíblicos. "¿Algún Dios intentó jamás venir a buscarse una nación entre los otros pueblos, por medio de pruebas, signos, prodigios y guerra; con mano fuerte y brazo poderoso, por grandes terrores como todo lo que el Señor, vuestro Dios, hizo con vosotros en Egipto?. ¡Qué bella es la revelación! La revelación no necesita ir por la creaturas rastreando y llegar al fin a formarse una religión al gusto del hombre que la inventó. Esta es la diferencia entre las religiones humanas, inventadas por los hombres y por los pueblos, de la gran religión que Dios ha revelado. Él habla, el Dios vivo, Él se presenta a su pueblo escogido buscando una nación como un novio busca una novia para hacerla su esposa. Dios busca entre los pueblos, un pueblo para hacer un pacto con Él y el pacto de Dios con ese pueblo se manifiesta en una especie de exclusivismo. Como el novio ama con exclusividad a su novia sobre todas las otras jóvenes. Dios amó durante todo el Viejo Testamento, con una preferencia maravillosa, lo que Moisés está reconociendo: ¿Dónde hay otra nación que se gloríe de este noviazgo con Dios?". - El "Dios de los padres", es el Dios de la alianza, de la historia de cada pueblo. Menciona prodigios que es necesario tenerlos muy en cuenta en esta hora en que nuestros pueblos luchan por su liberación, por su libertad, por su dignidad; porque es hermoso remontar este Dios que es el mismo Dios de nuestro pueblo, el Dios de nuestros padres, por signos, con brazo fuerte. ¡Prodigio y guerra! También usó la guerra Dios, como signo de su predilección para salvar la libertad de su pueblo con mano fuerte y brazo poderoso. El Dios de los que creemos en Dios, de los que no somos ateos, no es un Dios débil. Quién no sabe si es más débil el ateo. No hay gente más miedosa, ni que rece con más miedo en la hora de la prueba, que los que dicen que no creen en Dios. El hombre que sabe que Dios existe, el hombre que sabe que Dios es el Dios de nuestro pueblo, el que va con nuestros signos, el que va con nuestras guerras y nuestras luchas, el que va con el pueblo en sus justas reivindicaciones, este Dios maravilloso, es el Dios que los cristianos hemos seguido adoptando. Este es el Dios de la revelación, no necesita grandes abstracciones ni filosofías de Atenas. No es un Dios de los filósofos, es el Dios que decía Cristo: "Padre, te doy gracias porque has revelado estas cosas a los sencillos, a los humildes -el Dios de los humildes-; y las has escondido a los sabios, a los orgullosos". ¡El Dios de los humildes! Démosle gracias a Dios en esta fiesta de la Santísima Trinidad, que siendo tan grande, tan elevado, tan altísimo, ha querido que lo descubriéramos no ha través de sus prodigios de la naturaleza, maravillosos, sino con la sencillez de un niño que aprende de su mamá: ¡se bueno porque Dios te mira! Dios te quiere, Dios quiere a los niños buenos. Eso que aprendimos, es la Biblia en los labios de nuestras madres, es Moisés en los labios de nuestros catequistas, es la Biblia enseñándonos al Dios de nuestros padres, el Dios de la revelación cristiana al que Cristo vino a perfeccionar, haciéndose Él mismo un hermano nuestro para enseñarnos el camino de Dios. Cómo sentimos a Dios en nuestra historia de esta semana... Pero antes de hablarles del Dios de Jesucristo y del Dios que nos viene a traer el Espíritu Santo, yo quisiera detenerme aquí, hermanos, y la disgresión histórica que sabemos hacer al final de la homilía, yo la quiero poner aquí, en este marco del Dios de nuestros padres. No es simplemente recordar la historia de Egipto, del éxodo, de la tierra prometida donde el Dios de Israel se mostró como u Dios que está presente. Tengamos muy en cuenta esto: es el Dios que ahora en 1979 está en Nicaragua, y está en El Salvador, y está en Polonia donde el Papa también ha desenmascarado el desorden. Es el Dios que habla justiciero y fuerte y, si es necesario, también, con la guerra; y si es necesario, también, con su palabra que desenmascara. DIOS EN LA HISTORIA DE TRES PUEBLOS ¿Qué ha pasado en esta semana sumamente reflexiva, a la luz de este Dios de Israel?. Mirémoslo, Dios en El Salvador. HECHOS: DIOS EN EL SALVADOR El Partido UDN denunció la aparición de 22 cadáveres, muchos de ellos con señales de tortura que no han podido ser identificados, además de otros asesinatos, cuyas víctimas han sido reconocidas por sus familiares. Ese mismo comunicado atribuye esta extrema violencia que vive el país, a los organismos policiales ligados con el Gobierno y declara: "que llama la atención que este método puesto en práctica tantas veces en nuestro país por los cuerpos de seguridad, como en otras ocasiones, se da siempre cuando se ha decretado Estado de Sitio". Ya lo decíamos también nosotros al principio, que ojalá el Estado de Sitio no coincidiera, como sabe coincidir en nuestra historia, con el atropello de la dignidad y de la libertad del hombre, que no sea pretexto. El Dios de nuestro pueblo, no puede mirar bien una ley dada, así con carácter simplemente represivo. El Dios de nuestro pueblo está al lado de esos cadáveres que claman al cielo. Está al lado de esas familias huérfanas y desamparadas. ¿Cómo no va a estar, el Dios de nuestro pueblo, con 14 maestros que ha sido matados desde el 24 de abril a esta fecha? En el mes del maestro tenemos que recordar estos nombres entre los cadáveres: Noel Saúl Ramos, Ricardo Villalobos, Emma Guadalupe Carpio, Rafael Vásquez Marín, Antonio Merino, René Mauricio Pacheco, Orlando Guerrero Chamul, Pedro Federico Colorado, Francisco Borja Carranza, René Guevara, Lázaro Arias, José Manuel Funes Minero, Manuel de Jesús Chávez, Héctor Joaquín Torres. ¡Catorce hombres, mentores de nuestra niñez, asesinados! Quiero unir a esta denuncia, el ataque sistemático, malicioso, contra la educación de nuestros Colegios Católicos. Se confunde -y lo he repetido mil veces- el trabajo que la Iglesia lleva en sus colegios por la vigilancia, por el despertar de una conciencia cristiana, crítica; una educación liberadora, una educación que haga del educando un artífice, un hombre útil, una mujer útil para crear un porvenir mejor en su patria. Cuando se hace esto se dice que en el colegio se da indoctrinación marxista. Es fácil poner esa etiqueta para luego hacer odiosa la labor educativa cristiana, que no puede prescindir, como lo repitió Pablo VI claramente, de la promoción auténtica del hombre. La misma Ministro de Educación ha lamentado que el magisterio esté en esta ola de violencia y que sigan siendo víctimas, tantos ciudadanos de diversos sectores. También han amenazado de muerte y reprimido a sindicalistas de la Luz Eléctrica. Capturaron recientemente a dos sindicalistas en el Cerrón Grande. El 4 de junio, en la sala de control de la planta geotérmica de Ahuachapán, un sujeto enmascarado entró a dejar unas cartas de amenazas a directivos y trabajadores, a nombre del movimiento armado de Unión Guerrera Blanca. Este sindicato jugó un rol determinante en la serie de huelgas que se realizaron durante el pasado mes de marzo. Hay una lista de personas que han sido capturadas y las cuales no han sido pasadas a los tribunales y se teme por su vida: Oscar Atilio Chicas; Julián Mejía Ardón, campesino; Sara Brizuela; Manuel Barahona Chávez, campesino; Cruz Flores, Domingo Murcia, Manuel Antonio Mejía, María Reina Mejía, Carlos Mejía, Blanca Elia Beltrán. También un estudiante de 18 años, Carlos Durán, capturado y luego asesinado, su cadáver apareció en el Playón. Numerosas personas han recibido amenazas por teléfono y por cartas anónimas. El director del periódico La Crónica denuncia esta amenaza y ha tenido el valor de responsabilizar de lo que le pueda suceder, al mismo Gral. Romero. El 5 de junio, una cosa horrorosa, en el Hospital de Usulután -todos leyeron en el periódico- fue acribillado a balazos el reo Manuel Rodas Umaña que se encontraba recuperándose después de haber sido capturado y herido el 4 de febrero. Estaba a la orden del Juez Primero de Primera Instancia. Los asesinos friamente bajaron después del hecho como si no hubiera ningún impedimento para ellos. Se trata de decir que habrá una investigación exhaustiva de estos hechos pero todo se queda en promesas. Quisiéramos de nuevo recordar: el papel del Poder Judicial en nuestra Patria duerme, mientras hay tantos crímenes y tanto luto en tantos hogares. Él Gobierno ha mostrado en otras ocasiones que es capaz de detener estas olas de extrema derecha y ahora quisiéramos que se hiciera un esfuerzo eficaz para que cesara, de este sector, tanto crimen. No vamos a ocultar tampoco del otro extremo. No estamos de acuerdo con las acciones terroristas; y también, las acciones de los movimientos políticos militares han cometido excesos. En un enfrentamiento con la Guardia Nacional murieron 2 supuestos miembros de la FPL y un guardia. Fueron asesinados 3 miembros de las FARN en circunstancias todavía no claras. No se han difundido noticias sobre la suerte de tres secuestrados, por los cuales también hemos clamado: los dos ingleses y últimamente el Sr. Miguel Miguel. El 3 de junio las FPL queman tres avionetas en Santa Ana; y quemaron una gasolinera en Sonsonate y quemaron la Alcaldía de San Martín, y cuatro alcaldías más. No se sabe quién destruyó el puesto de Guardia Nacional de la Hacienda e Ingenio El Cataño, el 4 de junio. Sigue siendo un misterio el asesinato del Sr. Encargado De Negocios de Suiza. Esperamos que se estén poniendo los medios para investigar tantas cosas. Y repito: de ninguna manera la Iglesia puede aprobar estos terrorismos inspirados, tal vez, en el resentimiento o en la venganza. Por otra parte, nuestro pueblo ha recibido testimonios de solidaridad muy valiosos que yo quiero agradecer aquí en público, porque han venido hasta de otras partes: de Francia, de Venezuela, de Costa Rica. Pero quiero aclarar también -ya lo hemos hecho en los periódicos y en los medios de comunicación- que yo no he pedido a ningún comunista de Costa Rica que promueva una condena a nuestro Gobierno. Es mentira, yo no lo he hecho. Lo divertido es que los medios de comunicación que estuvieron repitiendo esa noticia, cuando se les mandó la aclaración del Secretariado del Arzobispado, a pesar de la aclaración, lo siguieron publicando, el mismo que sin duda era un campo pagado, un anuncio. ¿Quién lo paga?, ¿quién se interesa por calumniar al Arzobispo? Este es nuestro pueblo. Y yo quería enmarcarlo en esa reflexión de un Dios que busca a un pueblo para orientarlo por caminos de paz y de santidad. Un Dios que con brazo fuerte quiere corregir los desórdenes. Lo dijo el Papa ahora al celebrar la última Misa en Polonia, ante el patrono de Polonia, el patrono del orden moral: nuestra historia ha pagado un caro precio por defender el orden moral porque nuestra fe no fomenta nunca el desorden. El Dios del orden eterno, no puede querer estos desórdenes en nuestra Patria Yo quisiera pedir a todos los que tienen fe en ese Dios, que intensifiquemos nuestra oración pero también nuestro compromiso con esta Iglesia del orden santo de Dios para que trabajemos en la medida de nuestras influencias y posibilidades; los que tienen también vocación política, trabajen desde un campo político que es un deber del ciudadano. Ustedes trabajen, sobre todo los laicos, recuerden que una fe en Dios que no se traduce en un trabajo por restablecer un orden más justo en el país en el que Dios ha colocado a ese creyente en Dios, no es una fe verdadera. Tiene cada uno de ustedes, como yo, desde mi papel pastoral, el deber de buscar en su puesto, en su lugar, en su patria, en sus influencias si las tiene sobre el gobierno o sobre los grupos organizados, en los campos políticos, sociales, económicos, un compromiso de trabajo. Todos tenemos que trabajar para que este pueblo que no sólo ha sido escogido por Dios sino bautizado con su nombre santo: El Salvador, sea verdaderamente un pueblo en el cual actúa y vive con brazo fuerte, con brazo poderoso. DIOS EN EL PUEBLO DE POLONIA Pero fijémonos en otro pueblo: el pueblo de Polonia. En estos días en que el Papa lo ha visitado, es un ejemplo de que aún en las peores catástrofes y bajo los peores regímenes, la fe del pueblo mantiene la esperanza y se mantiene unido y se mantiene siempre dispuesto a trabajar para que Dios reine. Me da mucho gusto ver la coincidencia de los pensamientos de Papa en Polonia con los de la línea del Arzobispado en el Salvador. Cuando el Papa dice: "Las relaciones normales entre la Iglesia y el Estado en Polonia, están vinculadas a la causa de los fundamentales derechos humanos". Y cuando asegura: "ningún diálogo verdadero podrá tener lugar -expresó el Sumo Pontífice- a menos que las autoridades respeten las convicciones de los creyentes, aseguren todos los derechos de la ciudadanía y también establezcan condiciones normales para la actividad de la Iglesia". ¿Qué otra cosa hemos dicho? No nos hemos cerrado nunca al diálogo pero me parece que el Papa da también las mismas condiciones para un diálogo fructuoso: "que se creen condiciones en que se respete al pueblo, al que la Iglesia no puede desamparar". Jamás nuestra Iglesia dejará sólo a nuestro pueblo que sufre... Fue hermosa la oración del Papa a la Virgen María, de la cual es tan devoto el pueblo de Polonia, y dijo: "Madre de la Iglesia, haz que la Iglesia pueda gozar de libertad y paz en el cumplimiento de su misión de salvación y con este fin adquiera madurez, una nueva madurez de fe y unidad interior. Ayúdanos a superar la oposición y las dificultades, ayúdanos a superar las grandes amenazas morales contra las esferas fundamentales de la vida y del amor". Dijo que: "la justicia y la paz, sólo pueden ser protegidos a través del respeto por los derechos de los pueblos y las naciones y no a través del odio, la guerra y la autodestrucción". DIOS EN EL PUEBLO DE NICARAGUA Finalmente, en esta revisión del pueblo de Dios, de los pueblos bajo la guía de Dios, quiero solidarizarme esta mañana y pedirles a todos ustedes, por los sufrimientos y preocupaciones de nuestro hermano pueblo de Nicaragua. Allá los Obispos, en una hermosa coincidencia con la línea arzobispal de El Salvador, escribieron una carta en la situación difícil del pueblo, entre la cual hay una invitación a las autoridades, a constatar una serie de procedimientos contrarios al orden cívico que constituyen ya actos rutinarios; y viene una lista muy parecida a la de El Salvador: "desaparición de personas, encarcelamientos sin causa, multas onerosas, torturas, asesinatos de inocentes, ajusticiamiento de prisioneros, profanación de cadáveres; allanamientos de hogares, hospitales, templos, colegios, cierre arbitrario de emisoras; persecución y difamación contra Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos". Los obispos de Nicaragua añaden que: "Es doloroso constatar el estado de inseguridad y hasta de desesperación que angustia a nuestro pueblo -nicaragüense-. Los subterfugios legales cerraron ayer un camino pacífico hacia la democracia; el exterminio aplasta hoy toda posibilidad de un justo y cívico reclamo nacional". "Nuestro pueblo tiene derecho a ser gestor de su propio destino". ¡Esto es lo que quiere la Iglesia! La Iglesia no es un partido de oposición, la Iglesia es una fuerza de Dios inspiradora en el pueblo para que el pueblo sea artífice de su propio destino. La Iglesia no quiere imponer sistemas políticos o sociales, no debe, no es su competencia, pero la Iglesia llama a la libertad de los pueblos para que no se imponga un sólo patrón impositivo sino para que los hombres promuevan, desde sus conocimientos y sus técnicas, lo que el pueblo merece, lo que el pueblo cree que quiere. Artífice de su propio destino, libre para elegir su propia conducción al destino que Dios le señala. Por eso, hablando siempre de Nicaragua, espero que la declaración de "no-intervención" de fuerzas salvadoreñas en favor de aquella tiranía, sea verdadera y que si alguna intervención vale, es precisamente esta que han dicho los obispos de Nicaragua: "una intervención en favor del pueblo para que busque con libertad su propio destino..." Estos tres rasgos de El Salvador, de Polonia, de Nicaragua, nos da una pauta para comprender la fe en Dios que deben tener los pueblos. El Papa en Polonia sabe que se enfrenta con un Gobierno ateo y en cierto sentido tiene más libertad para gritar la libertad religiosa de su pueblo, pero cuando esa característica de ateísmo se camufla bajo una hipocresía cristiana, entonces es difícil hablar como se habla, aquí en América Latina, como lo ha hecho en Nicaragua y tratamos de hacerlo aquí en el Salvador. No es partido de oposición sino defensa del Dios que quiere libres a los pueblos y de la libertad y dignidad que Dios quiso para Israel como lo ha mencionado Moisés que llevaba en carne propia el recuerdo de la esclavitud de Egipto, de los capataces que humillaron a un pueblo; pero, ¡con qué gratitud invita a Israel a mirar al Dios bondadoso que lo ha librado con brazo fuerte, con mano generosa!. Eso pedimos al Señor: que libre de tanta situación difícil la libertad, la dignidad de nuestros queridos pueblos. 2. EL DIOS DE JESUCRISTO SE REVELA COMO UNA FAMILIA: PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO Ahora bien, -ya seré más breve en las otras dos consideraciones-. El Dios de nuestros padres en el cual nos hemos entretenido bastante porque sigue siendo el Dios de El Salvador, el Dios de Nicaragua, el Dios que todo hombre de buena voluntad puede encontrar y apoyarse en Él. - Título en el Nuevo Testamento: "el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo". Cuando vino Jesucristo en la plenitud de los tiempos, se llama el "Dios de Nuestro Señor Jesucristo". No contradice todo lo que hemos dicho sino que lo perfecciona, porque el Dios de la Antigua Alianza era un Dios monoteísta. No hay más que un sólo Dios, le dice a Moisés después de contar estas maravillas. Reconoce pues y medita en tu corazón que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra. No es un Dios lejano, sí, trascendente, infinito, pero un Dios cercano aquí en la tierra, no hay otro y a ese único Dios que los israelitas no conocieron más perfectamente que como un Dios poderoso, Dios del pueblo, Dios de los patriarcas, Cristo lo vino a perfeccionar en su revelación. - Cristo revela su "misión" y plenitud de su poder como "enviado" del Padre. Cuando nos aparece en el Evangelio de hoy: "id a bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo". El Dios de Jesucristo es un Dios-Familia, no es un Dios solitario, es uno y único pero en Él hay tres personas: el Padre engendra al Hijo por un proceso misterioso de la eternidad y, entre el Hijo engendrado y el Padre engendrador, una corriente que es también persona, amor, el espíritu de amor, el Espíritu Santo, los identifica, los une. Este es el proceso trinitario que Cristo vino a revelar cuando vino continuamente a hablarnos del Padre: "mi Padre os ama" y cuando nos hablaba: "os enviaré el Espíritu" y esa promesa del Dios de Jesucristo, se cumple cuando Jesucristo muere pagando nuestros pecados, y resucita, y vuelve al cielo; y al decir al Padre: "misión cumplida" la corriente trinitaria que no se ha interrumpido, se extiende. Enviemos al Espíritu que une al Padre y al Hijo en el amor eterno; sea también corriente que engarce los corazones de los hombres. Y vino el Espíritu Santo, enviado como fuerza de la vida de Dios para hacer de los hombres una sola familia. - Cristo vino a revelar al Padre Pero fijémonos en este Cristo que nos revela al Padre. Lo que decíamos: no viene a revelarnos un Dios de Atenas ni un Dios de los filósofos viene a revelarnos a un Dios vivo a un Dios amor y no necesita grandes lecciones. Se presenta para decirle a los apóstoles: "el que me ve a mí, ve al Padre" o como decía San Pablo: "toda la gloria del Padre se revela en el rostro de Cristo su Hijo". Este es el papel de Cristo, por eso el Concilio lo llama la plenitud de la revelación. Ahora conocemos, porque Cristo lo ha dicho, que el Padre nos tiene tanto amor que pudo mandar a su Hijo para morir por nosotros. Y todas aquellas bellas parábolas de Cristo son revelaciones de Dios. La oveja perdida que el pastor va a buscar con amor, el hijo pródigo que después de dilapidar toda su fortuna vuelve desnudo de bienes y de gracia y el padre lo abraza y lo viste otra vez. Es el Dios que Cristo nos viene a revelar. El Dios de Jesucristo, es el Dios de la misericordia. Por eso los cristianos, más que los israelitas de Moisés, hemos de darle gracias porque no en una zarza ardiente hemos conocido a Dios. Cristo es la zarza del Nuevo Testamento. En Cristo arde el amor y la plenitud de Dios. Quien conoce a Cristo ha encontrado a Dios. Nadie conoce al Padre sino al Hijo y a quien el Hijo se lo quiera revelar. Qué hermoso será tener fe cristiana, fe en Cristo; pero no una fe teórica, una fe académica, una fe sólo de la cabeza, sino una fe como lo que significa fe, entrega, confianza. "En Ti Señor he puesto toda mi esperanza y no quedaré confundido". Creer en Cristo revelador del Padre, es aceptar esa fe que nos hace verdaderamente libres. 3. LOS HOMBRES POR EL ESPIRITU SANTO, ENTRAN A FORMAR PARTE DE LA FAMILIA DE DIOS a) El Espíritu Santo es enviado por el Padre y el Hijo a los hombres. La segunda lectura nos habla de esa humanidad admitida a la familia de Dios. - Efecto: la adopción Como se siente dichoso y agradecido, el hijo de un pobre que ha sido adoptado por una familia que le va a dar todos sus estudios y le va a hacer todo lo que quiera para el desarrollo de su personalidad. Pero, ¿qué es esto sino una pálida imagen de lo que es la obra del Espíritu de Dios que vino a adoptar, es decir a invitar a los hombres? ¿Quieren ustedes que esa vida del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo que es unidad que es comunión, que es amor, que es entrega, que es luz, vuelva aquí también y haga de los hombres también amor, unidad, entrega, comunión, generosidad?. Y San Pablo lo dice hoy: dichosos los que aceptan esa invitación, los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. b) Cualidades del efecto de familia Habéis recibido ese espíritu y ¿qué produce en nosotros?. Si por el Bautismo y por vivir en gracia de Dios pertenecemos a esa familia divina, aquí están las consecuencias en la segunda lectura de hoy. - No esclavitud... ni temor... Habéis recibido no un espíritu de esclavitud para recaer en el temor. Cuando vivimos un ambiente de temor, de tensión, de miedo, tenemos que recordar esto. No habéis recibido espíritu de esclavitud, habéis recibido capacidad de ser libres y, por eso, toda lucha por la libertad corresponde también a los designios de Dios no sólo en Israel sino en la santidad del Nuevo Testamento. - Espíritu de hijos... "Abba", Padre Un espíritu de hijos adoptivos que nos hace gritar: ¡Abba!. Era la palabra aramea, en la que Cristo habló cuando le oraba al Padre. Abba, quiere decir: papá, padre. Y nos enseñó también: Padre Nuestro, pero cuando estamos en gracia de Dios esto lo decimos porque el Espíritu da testimonio en el interior del hombre que somos de verdad hijos de Dios. Nos ha adoptado, nos ha enviado la corriente de filiación divina que nos eleva, no sólo en la eternidad después de nuestra muerte, sino ya aquí. El que vive en gracia de Dios y gracias a Dios tenemos tantos santos en nuestra Iglesia, tantos hombres y mujeres verdaderamente santos, porque los ha engarzado Dios en su vida trinitaria. Muchos de ellos también trabajan y todos deben trabajar por estas justas reivindicaciones de nuestro pueblo, pero desde estas perspectivas de la vida de Dios que le da una sólida firmeza a nuestros ideales y a nuestras pretensiones. Y para terminar, cito un pensamiento de San Cipriano que lo recogió el Concilio, cuando después de describir la obra del Padre en la Iglesia, la obra del Hijo y la obra del Espíritu Santo, al sentirnos como arropados en el amor de la Santísima Trinidad, como invitados a formar parte de su familia, a elevarnos para hacer de la tierra una imagen de ese cielo hacia el cual aspiramos, termina diciendo: "Y así toda la Iglesia -es decir, todos nosotros- aparece como un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Así sea...
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Queridos hermanos:
Pentecostés es una fiesta de juventud. - Dos expresiones de juventud. Por eso me alegro de poner en el altar de la celebración de esta mañana como dos magníficos ramos de juventud: los jóvenes que se han preparado para recibir hoy ¡el don del Espíritu Santo! y ¡la juventud del Seminario! –Cerca de 400 muchachos en el Seminario Mayor Interdiocesano y en los diversos seminarios menores de la diócesis y de las congregaciones religiosas -. Todo esto nos está diciendo que la Iglesia es siempre joven y que la juventud, tanto la que ha sido llamada a la vida consagrada –que llena seminarios, noviciados, casas de formación- como la juventud que no siente ese llamamiento pero que tiene que seguir en el mundo un compromiso para el cual ha recibido su vida, es signo de una Iglesia siempre joven, siempre en fase de renovación. Y el Espíritu Santo es el alma de esa renovación, de esa espiritualidad. - Corresponde al anhelo de los hombres hoy: justicia, verdad, trascendencia. Si en algún año la fiesta de Espíritu Santo recobra una actualidad urgente, creo que es hoy cuando vemos tanta confusión, tantas voces falsas de redención, tanto materialismo, tanto egoísmo, tanto odio, tanta violencia. Es un momento precioso para sentir que esa ansia de justicia, de verdad, de absoluto, de trascendencia, corresponde a un anhelo profundo del hombre que nadie lo puede llenar si no es el Espíritu mismo de Dios que viene a tomar posesión y a llenar ese inmenso vacío que –el hombre- como San Agustín va buscando en el mundo soluciones y no puede encontrar: "Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón anda inquieto hasta descansar en Ti". Se explica que ustedes, queridos jóvenes, busquen muchas veces esos caminos de lo espiritual en doctrinas que en vez de llenara hacen más misteriosa la sed de infinito que todos llevamos. Cuántos buscan en falsos gnosticismos, en espiritualismos de tipo oriental; o quién sabe lo que es peor: en evasiones de las drogas, del vicio, del placer, o buscando en las luchas falsas de la violencia, de la revolución, de la guerrilla. ¡Cuanta juventud se pierde! que lleva el ansia de la justicia, de lo absoluto, de lo espiritual, que está como intoxicada en medio de un mundo que no se levanta más allá de las tejas. ¡No pierdan esa ansia, nunca!, pero no la busquen por caminos torcidos. Explicación de la fiesta de Pentecostés - Fiesta bíblica La Iglesia tiene una respuesta y es la que está dando este día: "Pentecostés". Es una fiesta de origen bíblico. Nació como una fiesta de acción de gracias en el tiempo de la recolección. Pentecostés suena a 50 días, 7 semanas. Siete semanas después que se recogía la primera gavilla, cuando ya se terminaba la cosecha iban a ofrecer al Señor las primicias y a darle las gracias por ella. -"Fiesta de la alianza del Sinaí" Posteriormente los judíos le dieron también el sentido de aniversario de la fiesta de la Alianza de Dios con Moisés en el Sinaí, y renovaban en Pentecostés los compromisos de la Alianza. -"Fiesta cristiana" Pero el cristianismo le dio otro sesgo más profundo: Pentecostés, número 50, símbolo de perfección, de plenitud. Desde la resurrección de Cristo hasta hoy 50 días, la plenitud pascual como el gozo completo que decía Cristo. La paz que nadie puede turbar. Se celebra como plenitud de la resurrección de Cristo y de su Ascensión a los cielos. La venida del Espíritu de Cristo enviado por al Padre y por el Hijo como lo había prometido el Señor: "Les conviene que me vaya porque si no me voy y no soy glorificado, no les puedo enviar al Espíritu". Los mandó estar en oración cono han estado estos jóvenes preparándose para la Confirmación. Un día como éste, vino el Espíritu: es el nacimiento de la Iglesia, es la clausura de la Pascua, es el tiempo que marca profundamente el espíritu de nuestra misa de cada domingo y nuestra vida cristiana donde quiera que se desarrolle. Tenemos que ser un testigo de Pentecostés, del espíritu de Cristo que ha venido a sus cristianos. RESUMEN DEL CICLO PASCUAL: "LA ALIANZA DE DIOS CON LOS HOMBRES" Me alegro de presentar en este domingo, de la plenitud pascual, como un resumen desde toda la temporada en que hemos estado celebrando la redención cristiana. Recordarán los que han seguido el hilo de estas predicaciones –y no se fijan solamente en los aspectos que tocan las realidades políticas y sociales de la tierra y me han calumniado diciendo que es una predicación política la mía- los que han seguido con sinceridad, con lealtad cristiana mi catequesis durante la Cuaresma, la Semana Santa, la Pascua, que la hebra principal que va uniendo mi pensamiento con el de ustedes como comunidad que quiere alimentarse de la palabra de Dios, ha sido una reflexión larga y profunda sobre la Redención presentada este año bajo el signo de la Alianza entre Dios y los hombres. - Cuaresma: las alianzas antiguas, presagio y preparación Fueron los domingos de Cuaresma los que aprovechamos siguiendo las lecturas bíblicas par bosquejar aquellas preparaciones que presagiaron y anunciaron la redención de los hombres. El arco iris con el que Dios señala a Noé la primera alianza del hombre, señor de la naturaleza, que no volverá a ser destruida por un diluvio pero que los hombres se comprometen a conservar y cuidar, a repartir justamente, a considerar los dones de Dios en la naturaleza; no para derrocharlos. Hicimos una aplicación bien urgente de la conservación de los bienes que nos comprometen con Dios. Es espantoso oír por todas partes que va escaseando la gasolina, que el aire se está corrompiendo, que no hay agua, que hay regiones de nuestra capital donde el agua apenas llega por minutos y a veces nada, que los mantos de agua se están secando, que aquellos ríos pintorescos de nuestras montañas han desaparecido. La alianza del hombre con Dios no se está cumpliendo porque el hombre es el Señor de la naturaleza y se está convirtiendo en un explotador de la naturaleza. Hemos dicho también que la alianza significada en la circuncisión aparecía en los domingos de Cuaresma, Abraham y luego Moisés y luego los profetas anunciando que Dios hará una nueva alianza con los hombres. - Semana Santa: celebración de la alianza nueva Y vino la Semana Santa, y la Semana Santa la presentamos como la celebración de esa alianza ya presente. El Domingo de Ramos, el pueblo que sale al encuentro del mediador de la alianza. El Jueves Santo, la ley de la alianza: el amor. El Viernes Santo, el precio de la alianza; la vida misma de Cristo. - Pascua: cosecha de los frutos de la alianza nueva El domingo de Pascua y todo el tiempo pascual: la flor y el fruto de la alianza, la alegría pascual, la vida eterna, la renovación del mundo iniciada en el Cristo resucitado. Así llegamos, el domingo pasado, a la Ascensión del Señor que nos eleva en una invitación de trascendencia para darle sentido a las cosas de la historia y de la vida. Cuando se pierde esa perspectiva del camino del Redentor que nos invita a consumar la alianza con el Padre absoluto de todas las cosas, los hombres rompen la alianza con Dios y quieren resolver los problemas a solas, en la historia, ineficazmente. Por último, llegamos a la clausura de toda esta temporada preciosa: el Espíritu Santo. PENTECOSTÉS, VENIDA DEL ESPIRITU QUE VIVIFICA LA NUEVA ALIANZA 1.- Los signos visibles de Pentecostés. 2.- La presencia invisible del Espíritu vivificante. 3.- La Iglesia, alianza vivificada por el Espíritu. 1. – LOS SIGNOS VISIBLES DE PENTECOSTES a) Sentido de los signos Los signos los hemos escuchado hoy. Pero antes quisiera que reflexionáramos cómo la Iglesia continuando con la pedagogía de Dios, habla por signos. El signo es como un lenguaje, ya así como el que no entiende un idioma sólo percibe los signos pero no sabe lo que están diciendo, así sucede con el que recibe los signos, los sacramentos, sin una catequesis como la que ha preparado esta confirmación de hoy. - Los sacramentos y la Iglesia: signos de la gracia y de la alianza nueva: Hoy en la confirmación. Los signos son lenguaje incógnito y por eso no le hemos dado el sentido de nuestro Bautismo, de nuestra Confirmación, de todos los sacramentos. El amor del matrimonio no es simplemente el amor de ese hombre y de esa mujer, hay un signo en ese amor y el que no lo descubra, no vive la profundidad de su matrimonio. La Confirmación es un signo y el que no lo ha descubierto es como un lenguaje incógnito. ¿Qué significa la mano de un obispo ungiendo la frente de un muchacho? Si no tiene conocimiento de eso, el que va a recibir ese sacramento, mejor que no lo haga, ¿para qué venir a hacer un signo sin significado? - Los signos de Pentecostés Así sucedería también si Pentecostés no tuviera catequesis, una profundización. Los signos que hoy aparecen: un ruido del cielo, un viento huracanado, unas lenguas de fuego que se posan sobre los apóstoles y la Virgen; y el evangelio nos da otro signo: un Cristo resucitado que sopla, exhala aliento sobre los apóstoles. ¡Esos son signos! Pero ¿qué significa un hombre soplando sobre otros hombres? ¿Unos huracanes y unos vientos y una lenguas de fuego? Esos son los signos de Pentecostés. 2. LA PRESENCIA INVISIBLE DEL ESPIRITU VIVIFICANTE Necesidad de descubrir el significado de los signos ¿Cuál es el contenido de invisible de ese signo? Es necesario descubrir el significado de los signos de Pentecostés para comprender esta mañana lo que significa esta muchedumbre de Catedral y las comunidades donde se reúnen hoy, a su misa de cada domingo, y el sentido cristiano de la vida. No tiene sentido si no descubrimos lo que ha pasado este domingo cuando bajo esos signos del soplo de Cristo y del viento huracanado y de las llamas, se esconde algo invisible, muy grande. El contenido de los signos de Pentecostés Lo voy a reducir a estas cuatro notas que son como el mensaje de Pentecostés. - El don del Espíritu. - El perdón de los pecados y la vida de Dios se retorna a los hombres. - La fe. - La capacidad de ir por el mundo a predicar en todas las lenguas, el mensaje único que salva. - El contenido del don del Espíritu Santo Dentro de un momento le voy a decir a cada muchacho y muchacha, poniéndole el santo crisma en la frente: "Por esta señal recibe el don del Espíritu Santo". ¿Qué es el don? En la primera lectura nos dice: "Se llenaron del Espíritu Santo". Y Cristo explica el sentido de su soplo: "Recibid el Espíritu Santo". Son gestos parecidos a los del Génesis cuando sobre el caos de la nada, sopla Dios su palabra omnipotente: "Hágase la Luz, háganse las cosas y fue la creación y vio Dios que todo era bueno". Pentecostés es un nuevo Génesis. Hoy nace el mundo nuevo, hoy el Espíritu de Dios se da en un don. Dichoso el hombre que lo comprende porque en su corazón ya ha nacido la eternidad; porque en su corazón ya ha nacido la esperanza de un mundo mejor; porque no se dejará abrumar por los problemas históricos, políticos y sociales; porque sabe que por encima de todo el soplo del Espíritu está alentando una vida que nadie la puede detener y vendrá. Por eso el Concilio comentando este don del Espíritu que dice: "...fue enviado el Espíritu Santo para que los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu"(L 6.4) ¡Qué profundo pensamiento! ¡El Espíritu viene! ¿Qué es ese Espíritu? El que une en la eternidad con relaciones misteriosas al Padre y al Hijo: "Todo lo del Padre es mío y todo lo mío es del Padre". ¿Quién hace esa comunión absoluta entre las personas de la Trinidad Santísima? La fuerza que une es el Espíritu Santo. Por eso ese mismo Espíritu que une al Padre y al Hijo se nos comunica y dichosos aquellos que entran en esta corriente que arrolla al hombre a unirlo con el Padre y el Hijo. La expresión del Concilio es incomparable: "...para que los fieles tengan acceso al Padre por medio de Cristo en el Espíritu Santo". El Espíritu nos une a Cristo y Cristo es el Hijo que está unido con el Padre. Unidos por el Espíritu en el Hijo somos una familia con el Padre. Este es el pueblo de Dios. No confundamos al pueblo, pueblo, con el Pueblo de Dios. Así como las organizaciones político-populares no deben decir: somos el pueblo, sino una parte del pueblo. La Iglesia tampoco puede confundirse con todo el pueblo porque hay muchos incrédulos que no creen en esta comunión del Espíritu. Pero gracias a Dios hay muchos de esos fieles que dice el Concilio: "...se dejan arrebatar por la fuerza del Espíritu a unirse con Cristo y unidos con Cristo, tienen en Cristo el acceso al Padre". Ya desde esta vida, vivimos en la eternidad, no esperamos morir para poseer la vida eterna. El cristiano que se ha dejado invadir por el Espíritu y se ha unido a Cristo, ya está viviendo en la comunión con el Padre. La muerte nos será más que como romper el vaso que ocultaba esa realidad. Qué hermosa es la vida cristiana vista así, bajo la efusión del don del Espíritu. Queridos jóvenes que van a ser confirmados hoy, esto es lo que va a pasar hoy con ustedes. Ustedes van a ser invadidos por el Espíritu de Dios y por ese Espíritu que es el Espíritu de Cristo, se van a unir a Cristo; y en Cristo mantienen una relación íntima con el Padre. Pertenecerán, se robustecerán en esta fuerza de la vida divina. - El perdón de los pecados y la gracia de adopción ¿Qué otra cosa es el contenido de los signos de Pentecostés? Cristo ha dicho: "A quienes perdonareis los pecados, les quedan perdonados"; es una expresión para decir: toda la fuerza de la redención que arranca al hombre del pecado y lo hace hijo de Dios por la gracia. Esto da el Espíritu Santo. Hay una relación entre la verdadera promoción humana. Promoción humana no es sólo sacar de la pobreza al hombre para que tenga dinero. Si no ha entrado en esta promoción de hacerse hijo de Dios, de nada sirve tener dinero y nada estorba ser pobre. La verdadera promoción es aquella que eleva al hombre hasta hacerlo santo. Esta es la verdadera promoción: la santidad. El Espíritu de la Santidad, se da precisamente para arrancar a los hombres de sus pasiones, de sus idolatrías, de sus pecados, de sus desórdenes, de sus egoísmos, de sus injusticias. Denle gracias a Dios que la Iglesia cumpla este deber, y no se disgusten cuando la Iglesia señale el pecado en el mundo y quiera arrancar a sus hijos de ese pecado. Cuando la dice a la fuerza política: no abusen; cuando le dice a la fuerza económica: no abusen; no se está metiendo la Iglesia más que en cumplimiento de su deber de derrocar el pecado del mundo e promover a los hombres por el verdadero camino de la promoción y de la santidad. - La fe ¿Qué otra cosa contiene este don del Espíritu?: La fe. La segunda lectura de hoy ha dicho una cosa que, si no la comprendemos bien, nos puede dar hasta risa de ridículo: "Nadie puede decir Jesús es Señor, si no es bajo la acción del Espíritu". Claro que materialmente cualquiera puede decir: "Jesús es Señor", pero la estamos entendiendo como una profesión de convencimiento y como una profesión que lógicamente me lleve a adorar sólo a Jesús y no estar queriendo hacer adulterios en mi corazón, reconociendo a Jesús como Señor pero en cambio viviendo de otros ídolos: el dinero, las fuerzas sociales, los materialismos de la tierra. Cuantos hay que mejor no dijeran que son cristianos porque no tienen fe; tienen más fe en su dinero y en sus cosas que en el Dios que construyó las cosas y el dinero. Por eso, Jesús es Señor, sólo lo puede decir el que tiene fe. Y eso nos da el Espíritu. Nadie puede decir con una convicción de lógica de fe: "Jesús es el único Dios", "Jesús es el Señor", más que el que ha sido envuelto en el ropaje de la fe y ungido por ese conocimiento que sólo Dios tiene. Cuando Pedro le dijo a Cristo que preguntaba: "¿Quién dicen los hombres que soy Yo?" Y oyó las diversas opiniones de los hombres: unos que eres un profeta, que eres un gran filósofo, que eres un gran hombre. "No me llena –dice Cristo -, ustedes que han vivido conmigo tanto tiempo, que han estado con la palabra de revelación que soy Yo, ¿quién dicen que soy Yo?" Y Pedro levanta la voz: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". A este dijo el Señor Jesús y por eso Cristo lo felicita: "Bienaventurado Simón de Jonás, porque lo que has dicho no te lo ha revelado la carne ni las sangre, sólo el Espíritu de Dios, mi Padre, te lo ha podido inspirar esa fe en mi persona divina". Sólo el que tiene fe animado por el Espíritu, puede creer en Cristo. Por eso, con tristeza lo digo, y con triste experiencia, hay muchos que se dicen cristianos y que rezan a Cristo pero no lo conocen como Señor porque son cristianos sin fe, porque tenemos entre nosotros muchos paganos bautizados y confirmados, porque han recibido los signos pero que no han estudiado el contenido de los signos porque no se han dejador invadir del Espíritu, al contrario lo han rechazado. Si en algo me entristece mi ministerio es el rechazo que se le da muchas veces, como si yo quisiera hacerles el mal y no el bien. Sólo me consuela que Cristo también, que quiso comunicar esta gran verdad, también fue incomprendido y lo llamaron revoltoso y los sentenciaron a muerte como me han amenazado a mí en estos días. - La capacidad de predicar a todos: lenguas y pueblos ¿Qué otra cosa da el Espíritu? ¡Esto es hermoso comprenderlo! ¡El hecho de Pentecostés es maravilloso! "¿Cómo es esto que los oímos hablar en nuestra propia lengua siendo galileos, siendo judíos?" ¡El don de predicar en todo el universo! Aquel milagro se está realizando hoy porque lo que yo estoy diciendo aquí, en la Catedral de San Salvador, con mi pobre español, lo está diciendo en Norteamérica, en ingles, el predicador de la misa de este domingo; y lo está diciendo en los dialectos de nuestros indígenas el misionero que se adentra en las selvas de Guatemala o de Colombia o de cualquier parte del Sur; o lo está diciendo en francés, en el Canadá y en Francia, el sacerdote de aquellas regiones; o en italiano, o en los inmensos dialectos del Africa. Es la misma Iglesia que está predicando en muchas lenguas, esta mañana y siempre, el mensaje de Dios. Y es un mensaje que no lo podemos alterar. Es divertido, yo he recibido en esta semana acusaciones de los dos extremos: de la extrema derecha, porque soy comunista; y de la extrema izquierda, porque ya me estoy haciendo de derecha, yo no estoy ni con la derecha ni con la izquierda, estoy tratando de ser fiel a la palabra que el Señor me manda predicar, al mensaje que no se puede alterar, al que a unos y a otros les dice lo bueno que hacen y las injusticias que cometen. Hemos dado ya, creo, muy claro testimonio de que el don del Espíritu, al que trato de ser fiel, da esta capacidad también de poder identificar la Iglesia verdadera y sólo la mala voluntad puede identificar esa Iglesia con otros lenguajes, con otros idiomas, en la Babilonia de nuestro tiempo donde cada uno se quiere adjudicar el triunfo, hasta los mismo grupos reivindicadores están en rivalidad unos con otros, qué clara es la voz de la Iglesia. Hasta poder llegar a decir como Cristo un día: "no les puedo predicar otra cosa si ustedes también, por esto que les digo, se quieren ir..." Entonces Pedro también contesta: "¿A quién iremos Señor? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna". No se fijen hermanos en las deficiencias que puede tener un predicador, traten de pedirle al Espíritu Santo comprender el mensaje que quiere llevar en obre del Evangelio y de Jesucristo. 3. LA IGLESIA, ALIANZA NUEVA VIVIFICADA POR EL ESPIRITU - Pentecostés inaugura los tiempos mesiánicos profetizados como tiempos del Espíritu Pentecostés de hace veinte siglos no hizo más que inaugurar una época nueva. Ya la anunciaron los profetas, la era mesiánica, como una era nueva inspirada por el Espíritu. Los tiempos que vivimos después de Cristo se llaman los tiempos del Espíritu. - La Iglesia y los sacramentos signos de la alianza nueva Es el tiempo en que la Iglesia va siendo como el signo, como el germen, como la fuerza que unifica en la fuerza de Dios a los hombres. Y dice el Concilio: "No se asusten si es un pequeño grupo la Iglesia en comparación de la inmensa mayoría de la humanidad". "No temáis –dijo Cristo -, pequeño rebañito, porque a vosotros se os ha dado el Reino de Dios". Deberíamos de sentir este santo orgullo de poseer en nuestra Iglesia el germen de un mundo nuevo, la fuerza de una esperanza, la luz clara que clarifica todas las oscuridades y nebulosidades. La iglesia es el signo de la presencia de Dios que ha comenzado a hacer la nueva creación desde aquel soplo de Cristo resucitado: "Recibid el Espíritu nuevo". - El Espíritu vivifica la unidad en la variedad: diversidad de carisma... vocaciones... Por eso, en la segunda lectura de hoy –yo quiero fijarme mucho -, allá aparece ese prodigio de la Iglesia: unidad en la diversidad. Porque uno sólo es el Espíritu, a unos se les da un carisma, a otros se les da otro carisma; a uno se le da una vocación, otro tiene otra vocación. El día del Seminario que es hoy, debemos de recordar esto: hay jóvenes llamados a la vida consagrada y hay jóvenes que no son llamados a esa vida, pero tienen que ser cristianos: como ingenieros, como médicos, como abogados, como obreros, como campesinos, como señoras del mercado, como señoras de su hogar; no importa el puesto, lo que importa es lo que dice la lectura de hoy: "todos bebemos del mismo Espíritu". El Espíritu le da la unidad. San Pablo compara esa unidad en la diversidad, con el cuerpo: así como en el cuerpo hay órganos con funciones tan diversas pero todos conspiran a la unión del organismo, así el Espíritu Santo ha dado dones, vocaciones, carismas para que todo conspire hacia la unidad. ¡Hacia la unidad! No nos dividamos. Si yo no comprendo al otro cristiano, respételo, porque él, si de veras ama a la Iglesia, está sirviendo a la unidad que yo también sirvo desde mi perspectiva con tal que sea sincero mi amor a la Iglesia y no sea criticarla porque no se acomoda a mis caprichos. Yo tengo que acomodarme a la voluntad de Espíritu Santo que es unidad y vida de esa Iglesia. Queridos jóvenes de la confirmación y queridos jóvenes del Seminario, yo siento optimismo al pensar en ustedes como renovación, ola renovadora de la Iglesia. ¿Quién puede describir la riqueza de cada uno de ustedes si se dejara impulsar por el Espíritu de Dios? ¡No maten los ideales que Dios tiene en la vida de cada uno de ustedes! El seminarista, para que llegue a ser un sacerdote santo según el corazón de Dios; y el laico, que sacará un bachillerato o una profesión en la universidad, o será un humilde obrero, o un campesino, no importa lo que sea, sea instrumento del Espíritu Santo en el puesto donde le toque desarrollar su vida. HECHOS ECLESIALES A la luz de esta perspectiva es como nosotros miramos la realidad que estamos viviendo, realidad que estamos encarando nosotros, peregrinos en 1979. El Pentecostés de hoy este: nosotros, enmarcados en una situación difícil que hasta nos puede absorber nuestra capacidad de Espíritu Santo. Desde ayer, el Papa, cabeza de este pueblo de Dios, ha peregrinado a Polonia y en el centro de Varsovia, después de que un representante del Gobierno comunista le da la bienvenida y le dice que están trabajando por la paz y la unificación del país, el Papa contesta su preocupación por el respeto a los derechos humanos en su país y le dice: "No puede haber paz sin libertad" Esta es la voz de la Iglesia. Y es que ese mismo Espíritu que anima al Papa en su función universal y en Polonia, en un ambiente de una comunidad cristiana mandada por una autoridad comunista, se siente con esa santa libertad que en un país como México también, le hace decir cosas de acuerdo con nuestras realidades latinoamericanas. Y es el mismo Espíritu que tiene que hablar en otras situaciones para decir: "Ojalá no se llamaran cristianos los que así atentan contra la libertad de la propia iglesia". También es el Espíritu Santo el que anima a esa juventud que se va renovando ya en nuestros seminarios. En este día del Seminario yo les recomiendo que reflexionen esas respuestas de los seminaristas en el periódico ORIENTACION, que han contestado: "¿Por que quiero ser sacerdote?". Uno dice: "Para poder salvar al pueblo del pecado y llevarlo por el camino de Cristo"; otro dice: "Para poder responder fielmente al llamado del Señor que voy clarificando en el caminar de mi formación"; otro dice: "Para promover la justicia en los individuos y en la sociedad, luchar por la paz y la unidad fomentando la fraternidad, entregando mi amor y mi vida a Dios y los hombres, mis hermanos"; otro dice: "Porque quiero correr el riesgo que muy pocos jóvenes saben ver". Óiganlo jóvenes, el Seminario, la vocación al sacerdocio no mutila, al contrario, creo que son ustedes con sus condicionamientos en su vida laical en el mundo, sobre todo en ciertas esferas sociales, los que mutilan las ansias de un joven. Me dio mucho gusto escuchar: "para correr el riesgo que muchos jóvenes no saben ver, porque quiero ser en el pueblo de Dios signo de unidad y proclamar la buena nueva a los necesitados, porque de esa forma hago presente a Cristo y su Evangelio en el mundo, de una manera más completa y más entregada". Y fíjense lo que dice un muchacho del Seminario: " El sacerdocio, en estos momentos, es para unos una necesidad y para otros, locura". El seminarista se identifica con la cruz de la cual dijo San Pablo: "es necedad para los gentiles y locura par los judíos". Y así sucesivamente. En este día del Seminario yo quiero agradecer voces que han llegado como aliento de otros Seminarios. Del Seminario San Felipe de Jesús. Los Angeles-California, expresa su admiración por nuestra Arquidiócesis y promete orar por la paz de El Salvador. Del Seminario de la Inmaculada Concepción, de Nueva York, Ramón Roldén escribe: "Aunque nunca nos hemos encontrado, admiro su lucha que vale mucho para el mundo de hoy, donde el miedo y la injusticia domina la vida de demasiados... Rezaré con Ud. y con su gente todos los días". Seminaristas unidos con sacerdotes, religiosos y laicos en número de unos 230 en San José de Costa Rica, han enviado también un testimonio de solidaridad: "Nos unimos a la opinión mundial condenando la violación institucionalizada de los derechos humanos, nos solidarizamos con Ud. Y con su Iglesia en la denuncia de una situación de pecado que clama al cielo y nos unimos con el compromiso pastoral-liberador de su Arquidiócesis..." Esta comunidad ha vivido en estos días, en estas semanas, acontecimientos muy desoladores. Por no abusar del tiempo, solamente me refiero a la reunión de reflexión de las religiosas, para analizar el caso de las religiosas Guadalupanas sacadas de Arcatao hacia Guatemala en forma engañosa; aunque, gracias a Dios, el Gobierno aquí corrigió su error, aunque las está acusando sin poder comprobar ni definir bien de qué las acusa, yo quiero decir: que están plenamente apoyadas por su Arzobispo; y lo que predican, de ninguna manera está fuera de la línea que la Iglesia quiere que se predique hoy. Lo mismo quiero defender al P. Modesto Villarán, de Soyapango y al P. José Luis Burguet como fieles colaboradores a quienes conozco profundamente y de quienes no voy a creer las viles calumnias que se han publicado en estos días. Quiero sentir también y sintamos como comunidad, la trágica muerte del P. Cabanillas, que fue párroco en San Jacinto y murió allá en un choque de tránsito, por Santa Rosa de Lima. Quiero felicitar a varias comunidades, tanto de religiosas como de laicos, que están promoviendo oración. Mucha oración hay en nuestra Diócesis. No hay duda que el Espíritu de Dios sabrá responder a esa oración que yo la siento como una fuerza vital en la pastoral de muestra Arquidiócesis. Aprovecho esta fiesta del Espíritu Santo para recordarles que el Espíritu ora en nuestro corazón la oración más bella que puede surgir al cielo porque la inspira el mismo Espíritu de Dios en nosotros para que sigamos, como una comunidad religiosa me decía: "pedimos mucho por Ud. Para que le dé siempre el don del discernimiento". Es lo que más hace falta ahora, saber discernir entre lo bueno y lo malo; entre lo engañoso, lo ambiguo y lo verdadero. Con la ayuda del Espíritu Santo, creo que vamos llevando este deber tan difícil pero tan consolador cuando cuenta con tanta oración. Mientras la YSAX dure en sus trabajos de reparación –son muchas las preguntas que están llegando- les pido que procuren tener contacto con el pensamiento de la Arquidiócesis a través del periódico ORIENTACION y de los Boletines que se van a mandar a todos los Párrocos para que los lean en todas sus misas. HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL Supieron ustedes que nuestra Catedral y la Iglesia del Calvario fueron ocupadas por el FAPU en estos días. Yo quiero solidarizarme con Mons. Modesto López, cuando dijo que: la Iglesia ciertamente es para el pueblo pero que tiene una finalidad, y es orar; y que no echemos a perder esa misión de la Iglesia pervirtiendo sus fines con otros fines profanos. Esta semana se ha caracterizado también por la violencia y la tensión. El secuestro del Sr. Miguel Miguel, el asesinato del Sr. Delegado de Suiza, el asesinato de varios dirigentes sindicales y magisteriales. Haciendo un resumen de las muertes violentas de mayo, resultan 115 muertos, tanto de cuerpos de Seguridad, de ORDEN, de BPR, y de otras agrupaciones, como de transeúntes. Y se han acrecentado un número trágico de gente que aparece asesinada en los caminos. Nuestra Comisión de Socorro Jurídico ha tenido que acudir a muchos lugares para ayudar a las familias –10 familias por lo menos- a identificar cadáveres en exhumaciones. Dice el Socorro Jurídico que dentro de poco, tal vez, en vez de defender vivos estará solamente desenterrando muertos. También 55 capturados en este mes, de los cuales 30 han entrado en el número de los "desaparecidos". Triste condición de nuestro país. Hay una madre de un desaparecido que está sumamente grave del corazón y, sin embargo, no encuentra una respuesta a la pregunta: ¿dónde está mi hijo?, 92 heridos, 64 vehículos quemados; 28 locales quemados, ametrallados, apedreados, destruidos, entre estos la Inspección General de Servicios Eléctricos, de donde tuve una grata impresión de que los servicios de muchas de estas oficinas son para el bien del pueblo, y para tener, ellos, que sustentar a sus familias. Una violencia así, indiscriminada, o tal vez aprovechando la revoltura de las circunstancias para tener venganzas de otro tipo, son violencias irracionales. Quisiéramos llamar a no abusar de la situación de Estado de Sitio. Si es cierto que se capturaron las gentes que participaban en un velorio, dejando sólo al muerto, ¿cómo se entiende la ley? Este es fruto de los legalismos, cuando el hombre está muy por de la ley y se olvidan del gran principio humano "No es el hombre para la ley, sino la ley para el hombre..." En este ambiente de la semana violenta, yo dirigí un comunicado en que me refería de manera especial a los extranjeros, ya que lo motivó la muerte del delegado del Embajador de Suiza y de la situación de los diplomáticos en la Embajada francesa; recordaba que: "no se justifican estas acciones violentas contra extranjeros enviados para mantener y estrechar los lazos de amistad de su pueblo con el nuestro que siempre se ha caracterizado por su hospitalidad y presionarlos para violar sus principios de no-intervención". Pero advierto también a las comisiones diplomáticas que: "Otra es la fuerza con que desde sus relaciones diplomáticas, pueden colaborar con nuestro pueblo en su justa defensa de los derecho humanos, que por ser humanos, universales y explícitamente aceptados por todos los pueblos civilizados, sobrepasa los límites de la no-intervención". También decía que los ciudadanos de otros países que vienen a trabajar con nosotros: "Cuánto beneficio sacaríamos si ellos y nosotros realizáramos el deseo que se expresó en Puebla: "que nos ayuden con magnanimidad a vencer las barreras de nuestro subdesarrollo, respetando nuestra cultura, nuestros principios, nuestra soberanía, nuestra identidad, nuestros recursos naturales. En este espíritu, creceremos juntos, como hermanos de la misma familia universal". Y en este llamamiento decía que ante la desesperación de muchos, la Iglesia tiene siempre una palabra de esperanza, "Ni la violencia de la injusticia social o de la represión, ni la violencia de las reivindicaciones inspiradas en soberbias, venganzas o resentimientos pueden ofrecer la solución a la evidente descomposición socio-política del país, sólo pueden abrir una salida eficaz a esta encrucijada, el retorno sincero a la justicia y al amor, el respeto mutuo de los derechos humanos y el mutuo entendimiento de todos los salvadoreños admitidos sin parcialidad a un verdadero diálogo sobre las bases de una credibilidad reconquistada con hechos que logran ganar la confianza perdida". Y a los cristianos, de manera especial, les pido poner en práctica la fuerza de su oración que confía en el Dios que puede hacer nuevas todas las cosas. PENSAMIENTO FINAL Dejarse conducir por el Espíritu. Así termino recordando que estamos en esta fiesta del Espíritu que renueva el mundo y que nuestra Patria no debe desesperar, que en este día en que se abren las puertas del cielo para enviarnos ese soplo de Dios, le abramos el corazón a la esperanza y cada uno de nosotros, sea un colaborador de Dios para ser artífice de paz, de amor, de justicia. Esto de manera especial lo digo por los jóvenes que hoy celebran su día junto al Espíritu Santo: Los seminaristas y sobre todo, los que van a pasar para recibir la Santa Confirmación..." Queridos hermanos:
Circunstancias. Anécdotas: el capitán del barco al aprendiz de marinero que se mareaba al subir al mástil: "Mira para arriba". Desde que era seminarista escuché algo que hoy, en estas circunstancias, me viene muy a la mente y quisiera transmitirle a ustedes. Es la historia de un aprendiz de marinero que lo mandaron a componer algo en el mástil y desde aquella altura, al mirar el mar revuelto, se mareaba y estaba para caer; el capitán que se dio cuenta, le dice: " ¡Muchacho, mira hacia arriba!". Y fue su salvación. Mirando hacia arriba dejó de ver aquel mar revuelto que lo mareaba y pudo hacer su operación tranquilo. - También aquí esta semana el ambiente ofrece la imagen de un mar alborotado y muchos se marean. Mirar para arriba... Tal la fiesta litúrgica de la Ascensión. Digo que me viene esta comparación porque la mayoría de nuestros hermanos salvadoreños como que se encuentran así, viendo el mar alborotado de nuestra historia, confusos, casi pierden la esperanza. Y es oportuno cómo, en estas circunstancias de nuestra historia, aparece el año litúrgico ofreciéndonos hoy como un grito de alerta: ¡miran hacia arriba! Es la fiesta de la Ascensión del Señor. Aquel cuerpo de hombre, que es al mismo tiempo Dios, subiendo sobre el vaivén de las cosas de la tierra para situamos en una perspectiva de eternidad sobre las cosas que pasan: creo que es la mejor orientación en esta hora de confusiones. Nuestro ambiente está muy tenso. Hay muchos muertos que ya se han presentado ante el tribunal de Dios a dar cuenta de su actuación en la vida; casi, diríamos, que la Patria se ha convertido en un campo de guerra. Hay muchos hogares de luto. Muchos sin duda tendrán la esperanza cristiana y orarán con serenidad, pero hay otros que anidan sentimientos de venganzas, de rencores, de violencia. Hay muchos heridos. Hay dos fuerzas en choque ensangrentadas y temerosas mutuamente. Hay mucho odio, hay mucho miedo, hay tensión y alarma; y el pueblo, bajo un Estado de Sitio como que se torna más tímido por una parte y por otra, tal vez, más agresivo. En una palabra, nos toca vivir esta celebración de la Ascensión del Señor cuando todo aquí abajo en la tierra nos invita a no evadir -el cristiano no huye- sino a encarnarse más en la historia pero con una perspectiva de cielo. El cristiano juzga la historia con criterios de eternidad. - La Catedral como otros templos desocupados, parece una nave que se rehace después del vendaval... He aquí que el llamamiento desde esta Catedral -lástima que nuestra emisora también nos está sometiendo a prueba, un desperfecto técnico no ha permitido transmitir hoy esta homilía- es también el símbolo de una nave que se rehace después de un vendaval. Nos la han ocupado, estaba cerrada al culto; y esta semana, por fin, gracias a Dios, se abre nuevamente al culto. El estimado rector de la Catedral ha rezado sobre el templo las plegarias de desagravio que se acostumbran para abrir nuevamente al culto estas naves que siguen balanceándose sobre el mar de la historia. - La vida y la muerte necesitan un sentido; ¿qué sentido tiene el gobierno de un pueblo, las reivindicaciones del pueblo, el bienestar del dinero, la miseria, la marginación? Pero quienes entran a esta nave que es símbolo de la unidad y de la doctrina, de la serenidad y de la voz eterna de la Iglesia, aún cuando se altere con otras voces porque no encuentran otros cauces donde pronunciarse, la voz de la Iglesia seguirá siendo conocida y quiere ser, a pesar de la distorsión y de la mala voluntad, de la calumnia y de la difamación, la voz que predica el mensaje eterno del Señor que desde las alturas del cielo atrae hacia sí a todas las cosas, para decimos el sentido de la vida y de la muerte, el sentido del gobierno y de las luchas reivindicadoras, el sentido del bienestar, la miseria, de la marginación, las situaciones de pecado, para que ya hagamos de esta tierra, iluminados por esa visión de la eternidad, lo que debe ser la tierra: no un campo de guerra, no un desahogo de pasiones, sino la antesala del cielo, la peregrinación de los hermanos, todos hijos de Dios, en pos de aquella cabeza como acabamos de cantar en la oración: cabeza que ya entró al cielo y que va arrastrando en pos de sí a todos los que lo quieran seguir con amor, con fe, con esperanza. - Sólo Cristo puede dar sentido a la vida; y la fiesta de la Ascensión es una perspectiva certera desde la eternidad. Esta es la verdadera gracia pascual que hemos estado meditando durante todo este tiempo de la resurrección de Cristo. El cumplimiento de tantas bendiciones de Dios con que culmina ahora en este mensaje de la Ascensión, el regalo estupendo del Cristo subido a los cielos y de un llamamiento que nos dice a los hombres el sentido verdadero de la vida y de la muerte. LA ASCENSION DEL SEÑOR, PROCLAMACIÓN DE LA TRASCENDENCIA HUMANA 1.- Cristo, fuente de la trascendencia cristiana 2.- La Iglesia, una misión de trascendencia 3.- Todo hombre tiene una vocación de trascendencia. 1. CRISTO, FUENTE DE LA TRASCENDENCIA CRISTIANA ¿Qué quiere decir trascendencia? Es como irrumpir circunscripciones. Es como no dejarse aprisionar por la materia. Es como decir el hombre en su reflexión: estoy por encima de todas las cosas que me quieren encadenar; ni la muerte, ni la vida, ni el dinero, ni el poder, ni los halagos, nada puede sustraer al hombre de esta vocación trascendental. Hay algo más allá de la historia, hay algo que transpone los umbrales de la materia y del tiempo, hay algo que por eso se llama lo trascendente, lo escatológico, el más allá, la meta final. Dios que no se deja abarcar por las cosas sino que lo abarca todo, esa es la meta a la que nos llama Cristo resucitado. a) ¿Qué celebra la Iglesia en la Ascensión del Señor? Como hecho histórico, le pone dimensiones históricas. Cuarenta días después de resucitado, después de haber hablado con sus apóstoles del Reino de Dios, después de haberse aparecido innumerables veces. Todos estos acontecimientos históricos que el evangelista tenía que situarlos, al menos, en un término simbólico. Cuarenta días no es una dimensión cronológica de exactitud. En el Evangelio quiere decir un número simbólico, lo necesario como para empalmar la enseñanza del Dios que vino trayéndonos el mensaje, con unos hombres que se habituaron a ser testigos del Cristo resucitado. Es como número de perfección, como número de cuaresma, como número de plenitud, como número de coordinación entre el mensaje que Cristo trajo y el que los hombres han de llevar. Cuarenta días, como quien dice, ya empalmó completamente Cristo con la humanidad. - Celebramos más bien el hecho teológico: la glorificación de Cristo. En nuestra catequesis de la Ascensión, más que la dimensión de 40 días, lo que interesa es que aquí celebramos un hecho teológico. El hecho de la glorificación del Hijo de Dios. Poco antes de morir, Cristo engloba en una sola palabra la hora de la glorificación: tanto la muerte como la resurrección, como la Ascensión y el envío del Espíritu Santo. Todo es un sólo hecho teológico: "Os conviene que Yo me vaya porque si no me voy y no soy glorificado por el Padre, no podré enviaros el Espíritu que empalmará mi vida divina con la vida divina de vosotros: la Iglesia". El hecho teológico que hoy celebramos es lo que más interesa, es el hecho de que Cristo ha sido asumido con todos sus méritos, con todas sus enseñanzas, con toda su Iglesia; es un sólo Cristo y la Iglesia que es hoy asumido a la gloria del Padre. Por eso Cristo se presenta más que todo, hoy, camino hacia la trascendencia. b) Cristo, camino hacia la trascendencia El Evangelio nos ha dicho: "El Señor Jesús, después de hablarles subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios". Esta expresión: "sentarse a la derecha de Dios" no hay que tomarla en sentido literal, porque Dios no tiene cuerpo, no tiene derecha ni izquierda; pero era el concepto tomado del Salmo 110: "Dijo el Señor a mí Señor, siéntate a mi derecha". Un salmo que canta la realeza del rey de Israel. Para los orientales, para los hebreos, el reinado, la autoridad, era una participación de Dios y el rey como que estaba sentado a la derecha de Dios participando de su realeza. Así se explica la expresión de nuestro Credo: "Subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre". Quiere decir, ha sido asumido para participar de la autoridad, de la grandeza, de la gloria de Dios. Es un hombre que nació de una mujer pero encarnando una persona divina; y cuando cumplió su misión histórica en la tierra, no sólo lo divino sino lo humano, lo que nació de María, lo que lleva nuestra humanidad, un hombre de carne y hueso como nosotros, ha subido también a hacerse Dios, a participar de lo divino. Cristo es Dios, Cristo es hombre que sentado a la derecha de Dios disfruta todas las prerrogativas de Dios. Y nosotros que hemos sido llevados con Él, hemos recibido también esa vocación de lo divino. Es camino hacia la trascendencia y nos levanta a ver más allá de la historia. - Nos levanta a ver más allá de la historia La primera lectura de hoy nos invitaba, con los apóstoles, a "aguardar a que se cumpla la promesa de mi Padre". Él es el que lo da todo y los hombres tememos que esperar de aquella trascendencia, la fuerza que puede transformar este mundo. - La segunda lectura, lo llama "el Padre de la gloria... su poder por encima de todo poder". Allá está la verdadera trascendencia de donde deriva la inteligencia de los hombres, la capacidad organizativa de los seres hermanos. Todas las capacidades que los hombres tenemos han venido de allá, de la fuente de la trascendencia y por eso se orientan hacia allá. Nos ha hablado la lectura sagrada de hoy, de la potencia del Espíritu Santo. Dice que Cristo: "Movido por el Espíritu..." es elevado. El camino de la trascendencia sólo lo puede recorrer la fuerza del espíritu. Es el triunfo de Cristo sobre toda la naturaleza. Un día dijo Cristo: "Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré todas las cosas hacia Mí". Y Cristo aparece hoy, en esa plenitud de su destino. San Pablo descubre el secreto de los proyectos de Dios y encuentra a Cristo como en la cima de todos los ideales de Dios. Todo fue creado por Él y para Él. Toda creatura, así sea el hombre más inteligente, es creatura. No tiene razón de ser si no es orientándose hacia aquel por quien fueron hechas todas las cosas y para el cual son todas las cosas. En la segunda lectura de hoy, también se habla del Cristo que planifica todo, en todo. Es decir, la creatura está vacía cuando se la quiere divorciar del Creador. Así como un rayo de luz, cuando se quisiera separar del foco, se convierte en tinieblas, el hombre, la creatura, el sol, la estrella, todo cuanto existe, si se separa de esa plenitud que le da el ser, queda vacío. El hombre es un absurdo, cuando no se orienta hacia Dios. Cristo aparece hoy como la clave de toda la historia, como fuente de la trascendencia. 2. LA IGLESIA, UNA MISION DE TRASCENDENCIA a) Empalme de la vida de Cristo con la misión de la Iglesia. "Id por todo el mundo..." Escuchábamos hoy en el Evangelio al clausurar San Marcos sus paginas sagradas: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación". Y en la segunda lectura, que es una reflexión sobre esa gloria que Cristo hace suya en esta fiesta de Ascensión, se nos presenta también a la Iglesia como cuerpo que completa la existencia de esa cabeza gloriosa: Cristo; y que desde esa Iglesia, que es su cuerpo, Cristo es rey del universo. ¡Qué honor para los que formamos la Iglesia! Nosotros somos la plenitud de Cristo, nosotros somos como el complemento del Dios que se hizo hombre. b) La trascendencia de Cristo no se va con Él, sino que se queda en la historia para que la Iglesia la siga proclamando. La Iglesia tiene que realizar en la historia la gran misión de Nuestro Señor Jesucristo. Y si la misión de Cristo es una misión de trascendencia, la Iglesia no se puede entender sin un sentido profundo de trascendencia. - El Señor actuaba con ellos. La Ascensión hace a Cristo más presente en la vida de toda la Iglesia. ¿Qué quiere decir esto? En el Evangelio de hoy, cuando nos dice de los primeros creyentes de Cristo que hacían signos: no les hacían daño los venenos, hablaban diversos lenguajes, eran signos del poder de Dios para decir que con la Iglesia iba esa potencia del Dios que lo ha creado todo. El sentido de los carismas, el sentido de estos prodigios de las curaciones, de las lenguas, no son juguete, no son exhibicionismos ni vanidades, sucedieron en un tiempo cuando se necesitaba, como dice San Agustín, "para regar el arbolito de la Iglesia". Como todo arbolito que se riega necesita esa agua de los prodigios de Dios, una vez que el árbol se ha hecho corpulento, ya no lo estamos regando. Aunque florece el árbol, y cada floración, y cada cohollo es como una vida nueva que en el árbol, a veces centenario y quizás milenario, está indicando que hay vida, ternura, hay frescura, así es la Iglesia. La Iglesia sigue siendo ese prodigio de Dios en la historia pero lo será mientras se oriente en su función trascendente. Yo quiero recalcar mucho este sentido, queridos hermanos, para que comprendamos en una hora de tantas confusiones, qué es la Iglesia y qué no es la Iglesia. - La Iglesia y el hombre en Cristo... Dice el Papa en su Encíclica Redemptor Hominis: "Jesucristo es el camino principal de la Iglesia. Él mismo es nuestro camino hacia la casa del Padre y es también el camino hacia cada hombre". ¡Miren que imagen más bella! Cristo es camino que nos lleva a la trascendencia del Padre, pero Cristo también es el camino de la Iglesia que lo lleva a cada hombre. En este momento, ustedes para mi no son una multitud, son un conjunto de hombres. Cada uno tiene un camino que lo conecta con Dios; y la misión de la Iglesia que predica, y santifica, y orienta, es, precisamente, poner en contacto a cada uno de ustedes con Dios. Y nos dice el Papa: "Cristo es el camino por el cual la Iglesia camina hacia cada hombre". Los caminos que ustedes han traído hoy, para que nos reunamos todos en Catedral, son caminos de la Iglesia. Mi palabra en este momento está caminando por caminos de Iglesia a cada uno de ustedes y no tendría ninguna eficacia si no fuera que camina por el camino verdadero que es Cristo. Si yo no les predicara a Cristo, si no los llamara a todos: a justos y pecadores, a opresores y oprimidos -como se gusta decir hoy- no caminara por caminos de Iglesia. A todos tiene que llegar este camino si quieren ser salvos y la Iglesia es la encargada de caminar este difícil camino de Cristo en conexión con cada hombre. "En este camino que conduce de Cristo al hombre, en este camino por el que Cristo se une a todo hombre, la Iglesia -óiganlo bien- no puede ser detenida por nadie..." Me alegro que esta mañana el aplauso es para el Papa y que mi pensamiento coincida plenamente con el de Él. La Iglesia no quiere otra cosa más que llevar a Cristo al hombre y en este camino nadie la puede detener. "Esta es la exigencia del bien temporal y del bien eterno del hombre". Fíjense: el bien temporal no es meterse en política. Cuando la Iglesia habla también del bien temporal, sabe que no lo alcanzará el hombre mientras no respete el camino que conecte al hombre con Cristo. Esta es la exigencia del bien temporal y del bien eterno del hombre. "La Iglesia, en consideración de Cristo y en razón del misterio, que constituye la vida de la Iglesia misma, no puede permanecer insensible a todo lo que sirve al verdadero bien del hombre, como tampoco puede permanecer indiferente a lo que lo amenaza. El Concilio Vaticano II ha expresado esta solicitud fundamental de la Iglesia, a fin de que "la vida en el mundo sea más conforme a la eminente dignidad del hombre en todos sus aspectos, para hacerla "cada vez más humana". Esta es la solicitud del mismo Cristo, el Buen Pastor de todos los hombres -y dice el Concilio- "... la Iglesia que por razón de su ministerio y de su competencia, de ninguna manera se confunde con la comunidad política y no está vinculada a ningún sistema político, es al mismo tiempo el signo y la salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana". Esto hace la Iglesia en medio de todas las complicaciones políticas, Ella no hace política, Ella se acerca a la política para defender al hombre en su trascendencia y para decirle a todos los regímenes, sean totalitarios o democráticos, sean comunistas, socialistas o de cualquier signo histórico: la Iglesia no profesa ningún sistema porque a todos los sistemas les tiene que decir: lo importante es el hombre y su trascendencia y hay que respetar esa trascendencia, esa unión del hombre con Dios, la cual hay que respetar bajo cualquier sistema político. 3. LA VOCACION TRASCENDENTE DE TODO HOMBRE a) Llamamiento universal. Nadie excluido. Predicar a toda creatura. En la fiesta de hoy, y por lo que acabamos de estar diciendo, cada hombre, cada uno de nosotros, aunque hubiera aquí algún ateo que se gloría de no creer en Dios, no es él el que define su naturaleza y su relación con su Creador. Aún protestando de Dios, el hombre siempre es un ser trascendente hacia Dios y siempre, hasta en el incrédulo, se tiene que verificar lo que decía San Agustín, el gran humanista, que también caminó por caminos de incredulidad y no fue feliz hasta llegar a decir esta frase: "Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón anda inquieto hasta descansar en Ti". Sólo Dios es el punto de gravedad en que el hombre descansa. Como cuando la piedra ha llegado al abismo, como cuando Cristo ha subido hasta Dios. Por eso, Cristo subiendo a los cielos, aquellos músculos, aquellos nervios, aquella vida nacida de una mujer como la nuestra, que también nació de una mujer, nos está diciendo el verdadero destino trascendente de nuestra vida. El misterio del hombre, dice el Concilio Vaticano en una frase genial: "El misterio del hombre, solamente puede esclarecerse por el misterio del Dios que se hizo hombre", si no fuera por Cristo, el Hijo del hombre, todos los hombres no seriamos más que un absurdo. Si tienen sentido las luchas reivindicativas de la dignidad, de la libertad, de la igualdad de los hombres, solamente será a la luz de Cristo. Por eso el Papa decía también a los hombres de hoy, a los que luchan por la libertad y por las justas reivindicaciones: "No le tengan miedo a Cristo, ábranle las puertas: las puertas de la política, las puertas de la economía, las puertas de la sociología, todo recobra sentido cuando lo ilumina la luz del Dios que se hizo hombre". Y si no es así tendremos lo que hemos tenido en estos días: sangre, violencia, venganza, odio; el hombre un lobo para otro hombre, cuando no lo hace otro Cristo su fe en el Señor. - Cuestión de vida o muerte: el que crea se salvará y quién se resista a creer, se condenará. Hay en la palabra de hoy, una disyuntiva de vida o muerte. Cuando Cristo manda a predicar su mensaje, dice: "El que crea se salvará y el que no quiera creer, se condenará". Este es el anatema más espantoso; nadie es condenado por Dios, Dios ha mandado llamar a todos. "Id y predicad este mensaje a todos". Se condena el hombre por sí solo. El hombre que se abre a ese mensaje de salvación, se salva porque encuentra el camino de Dios; pero el hombre, que más creído de sus propias industrias, cree ser más sabio que Dios y rechaza los mandamientos y la fe, no puede entrar en el Reino de los Cielos. Si en alguna parte se entra libremente, es al cielo. ¡Nadie es metido a la fuerza! Sólo se salva el que libremente se quiera salvar, pero el que no se quiera salvar libremente, a alguna parte tiene que ir y Cristo lo ha dicho hoy. - Meditación personal de la trascendencia. Necesidad de vivir la esperanza cristiana... Yo quisiera que nos fijáramos mucho en la segunda lectura donde está el problema de la trascendencia del hombre con unas pinceladas inimitables. San Pablo dice como en una plegaria que esta mañana se elevará en pos de Cristo que va a los cielos: "Que el Dios del Señor nuestro, Jesucristo..." ¡Qué expresión más dulce! Siempre para San Pablo, Dios es el Dios de Jesucristo, el Dios de los cristianos no tiene que ser otro, es el Dios de Jesucristo, el del que se identificó con los pobres, el del que dio su vida por los demás; el Dios que mandó a su Hijo Jesucristo a tomar una preferencia, sin ambigüedades, por los pobres; sin despreciar a los otros, los llamó a todos al campo de los pobres para poderse hacer iguales a Él. Nadie está condenado en vida, sólo aquel que rechaza el llamamiento del Cristo pobre y humilde y prefiera más las idolatrías de su riqueza y de su poder. "…el Padre de la gloria -lo llama San Pablo también hoy-, os dé espíritu de sabiduría y de revelación para conocerlo". Esto es un privilegio, una gracia de Dios, llegar a conocer a Dios. Hermanos, yo creo que muchos creen que conocen a Dios y en cambio están adorando ídolos. La Iglesia no quiere ser ya cómplice de falsos dioses. La Iglesia ha tomado un camino bien claro para encontrar al verdadero Dios de Nuestro Señor Jesucristo y no apañar con piedades hipócritas, falsas adoraciones de falsos dioses. Es el Dios verdadero el que debe de iluminar vuestros ojos, vuestro corazón, para conocerlo donde está el verdadero Dios, y no tenerle miedo a los ídolos que quieren competir con ese Dios, pero, que según la misma lectura de hoy, quedan vencidos por el Dios único y verdadero. "Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál es la riqueza de gloria que da en herencia a los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el Cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro". Este es el absoluto, esta es la fuerza, esta es la gloria, esta es la riqueza, esta es la verdad. No fanaticemos la lucha por las cosas de la tierra. - Aplicación a la actividad política. Entre lo bueno y justo de las organizaciones que buscan reivindicaciones en medio de tanto pecado e injusticia, da lástima que la perspectiva sea miope y sólo se queden al alcance de bienes temporales, de libertades de la tierra, de igualdades aquí no más en el mundo cuanto más. Cuando yo escribí en mi Carta Pastoral el servicio que la Iglesia presta a las justas reivindicaciones de los hombres fue, precisamente, englobar todos esos esfuerzos nobles de libertad, de justicia en la gran liberación, en la liberación de Cristo que está por encima de todas las potestades no sólo en el presente sino en el futuro. Por eso, cuando hablo hoy de que todo hombre tiene una vocación trascendente, yo quiero recordarles, hermanos -porque la hora es bien oportuna y me alegro que fue bien oportuno también decir en la Carta Pastoral antes de que se sacudieran estos vendavales de hoy-, el pensamiento sereno de la Iglesia: "Para luchar por la justicia en una "organización popular" no es necesario ser cristiano ni reconocer explícitamente la fe en Cristo. Se puede ser un buen político o trabajar bien por la realización de una sociedad más justa sin ser cristiano, con tal que se respete y se tenga en cuenta el valor humano y social de la persona". Quede bien claro eso. Ninguna organización puede reivindicarse el título cristiano; si es una lucha política, es campo abierto a creyentes y no creyentes; y nadie identifique una organización, mucho menos de fuerza terrorista con la Iglesia; como si toda reivindicación, aunque fuera a fuerza de violencia, quisiera ampararse en la Iglesia. Queda bien clara esa definición. "Pero los que se profesan cristianos y como tales se organizan, tienen la obligación de confesar su fe en Cristo y de usar, en su actividad social y política, aquellos métodos que estén de acuerdo con dicha fe". Sigo explicando como el fanatismo político, la euforia de las reivindicaciones, puede hacer olvidar las exigencias de la fe cristiana, puede hacer olvidar que la política no es la única dimensión del hombre. Y que para un cristiano la fe es lo primero. Por eso, yo reclamo que si algunos cristianos habiendo sido motivados en un principio por su fe cristiana para tomar un compromiso en favor de los pobres, lamentablemente perdieron aquella fe y la consideran ahora sin valor, como decimos vulgarmente se aprovechó como una escalera y después, se le da la patada. Y esto puede suceder con la Iglesia para quienes la quisieron utilizar; cuando ya no les sirve la Iglesia les sale sobrando. ¡No nos extrañe!, solamente les pediré esto: los exhortamos a la sinceridad y a no utilizar una fe que ya no tienen para conseguir sus objetivos políticos, por más justos que fueren. Yo quiero esta reflexión, hermanos, muy nítida en nuestro tiempo, no porque queramos volvernos contra las reivindicaciones justas del pueblo; lo hemos prometido y nos lo exige nuestro compromiso pastoral. La Iglesia del Vaticano II, de Medellín, de Puebla, es bien clara para pedirle a los pastores estar con el pueblo en sus justas reivindicaciones; pero el pueblo de sus justas reivindicaciones tampoco se identifica con las organizaciones, sobre todo cuando ellas ya quisieran ir por otros caminos que no son los de la fe del pueblo. El pueblo sea fiel a su fe y si alguno del pueblo quiere incorporarse a alguna organización, si quiere mantenerse fiel a su fe, tenga en cuenta lo que hemos dicho: la preferencia principal de un cristiano no es el marco político de un sistema o de un grupo, sino su fe en Cristo, la que nunca debe traicionar y ante la cual tiene que estar dispuesto a dejarlo todo, pero no a dejar a Nuestro Señor Jesucristo. Esto quiero decir cuando digo que el hombre tiene una vocación trascendente. Me da pena, hermanos, pensar cuántos muertos se han presentado ante el tribunal de Dios en estos días. Ciertamente, Dios habrá tenido en cuenta los móviles justos de cada hombre. ¡Nosotros no podemos juzgar a nadie que haya muerto, sólo Dios juzga! Pero, ciertamente, que allá lo que vale es, ante el tribunal del Señor, esta trascendencia del hombre que trató de ser justo y buscó la justicia pero con Cristo, la justicia del Reino de Dios, no otra justicia. La justicia del Reino de Dios que es la que brillará por toda la eternidad. Esta es la Iglesia que yo quisiera, hermanos, que tuvieran clara conciencia de que se está construyendo. Por eso hagamos ahora un recuento de nuestra historia concreta, de esta Iglesia, pero no olvidemos este sentido trascendente, esta misión trascendente, esa fuente de trascendencia que es Cristo resucitado. Yo quisiera que lo principal de mi mensaje, los domingos en Catedral -o en otra iglesia cuando la Catedral esté ocupada-, no tenga que ser otro más que éste que le mandó a decir Cristo en el Evangelio de hoy: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio". ¡Qué no se nos distorsione por favor! Que si hemos de tocar las tristes realidades de nuestro ambiente y arde que se toquen esas realidades, no es porque nosotros las queramos ni las provoquemos, sino que las iluminamos con la intención que se vean y se curen. Un sentido de conversión, de Reino, de vida eterna. HECHOS ECLESIALES Quiero alegrarme del desalojo de nuestros templos y poder celebrar ya aquí nuestra Eucaristía. Yo quiero felicitar y agradecer mucho al querido rector de la Catedral, a Monseñor Modesto López por su prudencia y su lealtad con que ha sabido manejar la situación. Quiero unirme a las preocupaciones de los otros párrocos que tuvieron que soportar también igual prueba en su fidelidad sacerdotal, porque fueron ocupadas y ya desalojadas El Rosario, Concepción y últimamente Suchitoto, donde se veló un matado del F.A.P.U. Me preocupa no contar ahora con nuestra emisora, pero se trata de fallos técnicos y espero que muy pronto podamos estar otra vez en comunión a través de la radio. Lamento el robo sacrílego de la Iglesia de Tocanacatepeque, una reliquia del patrón San Nicolás, el cáliz con su patena y un acetre, fueron desaparecidos. En mayo, la devoción a la Virgen en nuestra Iglesia no ha disminuido. Si es cierto que otras preocupaciones violentas nos llevaron la atención, siempre hemos pensado en María, nuestra Madre, y a Ella hemos encomendado situaciones difíciles de nuestra Iglesia. En María Auxiliadora, el 24, se celebró con toda la pompa que allí lo saben hacer los Padres Salesianos. Me alegra que comunidades eclesiales de base hayan celebrado una semana de oración, todavía hoy y mañana. Hoy, en parroquia Miramonte y mañana en Ermita de Los Pinos se está celebrando esta oración a las 7 de la noche. Clausuremos el mes de mayo el jueves de esta semana 31, en que la liturgia celebra la fiesta de la visita de la Virgen a su prima Santa Isabel. Quiero recordarles que el próximo domingo es la fiesta de Pentecostés. La solemne clausura del tiempo Pascual, la manifestación espléndida de la Iglesia, impulsada por el Espíritu Santo. Coincide con esa fiesta, el día del Seminario. También, que todo el pueblo sienta que hay que orar, apoyar moral y económicamente la obra de la formación de nuestros futuros sacerdotes. También quisiera que Pentecostés, el próximo domingo, se distinguiera por una celebración de juventud. Los jóvenes que no estén confirmados, prepárense como ya lo están haciendo varios, para que a esta hora, a las 8 a.m. el próximo domingo, les podamos dar aquí, el sacramento del Espíritu Santo, la fuerza propia de una juventud que quiere comprometerse con el Señor. Yo quiero agradecer múltiples testimonios de solidaridad que han llegado en las circunstancias que ha vivido nuestro pueblo y nuestra Iglesia. Vienen principalmente del Secretariado de Justicia y Paz de Barcelona y de París; del Comité por Libertad de Santo Domingo; del Servicio Ecumenique d'entraide de París; del Instituto Ecuménico para el Desarrollo de los Pueblos también de París; de una comisión francesa de Justicia y Paz y de más de 200 sacerdotes, seminaristas, religiosas y laicos, de San José, Costa Rica. Este domingo el Papa ha consagrado en Roma 26 nuevos obispos, entre ellos el nuevo Obispo de Estelí, Nicaragua. Monseñor Obando, Arzobispo de Managua, como ustedes saben, ha sido amenazado y se informa que ha sido llamado a Roma también, donde estará sin duda en la ordenación de este nuevo Obispo nicaragüense. Una oración para orar por nuestro hermano país de Nicaragua. HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL Desde esta Iglesia hemos mirado con tristeza y preocupación como ha continuado esta semana el derramamiento de sangre y consecuentemente un estado de tensión en el pueblo. Frente a la Embajada de Venezuela se sofocó una manifestación del BPR, dejando un saldo de 14 muertos y 16 heridos. Se asesina al Señor Ministro de Educación, Dr. Carlos Antonio Herrera Rebollo. Queremos unirnos a esta oración de su familia y a su condolencia, su sufrimiento, lo mismo que a la de su fiel motorista, el Sr. Fabio Rivas. Así como hemos orado por estos muertos, yo les pido oraciones ahora por ese grupo que cayó junto a la Embajada de Venezuela y otros muertos más. La U.G.B. se atribuye otros dos asesinatos. Asesinan al Contador Carlos Humberto Montoya Ortiz que fue tesorero de la Fundación Promotora de Cooperativas que es asesorada por el Arzobispado. Él fue un buen colaborador de la Iglesia y la Iglesia se une al sufrimiento de su familia y a la oración por su eterno descanso. Se publicó sobre un enfrentamiento cerca de la Embajada de Chile en que murieron tres personas, parece que un policía y dos civiles. Continuó la quema de buses en San Salvador y en Santa Ana. Se han multiplicado operativos combinados entre el ejército, los cuerpos de seguridad y ORDEN para catear cantones, capturar campesinos y han sido asesinados cuatro de ellos. Yo quiero mencionar aquí, porque creo que esta mención de algo ayuda a esos atropellos de nuestra pobre gente, que han sido capturados varios campesinos y aún no han sido consignados a los tribunales, no se vayan a dar por "desaparecidos". La familia con quienes yo comparto su preocupación son: Andrés Molina Clímaco, de San Nicolás Lempa; Jorge Antonio Ascensio Alvarez, de Zacatecoluca; Herminio de J. Orellana, en Tecoluca; Adilio Pedro Abrego, en Tablón, Chalatenango; Lucio Cándido Alfaro, en Tecoluca; Luis Alfredo Amaya Dubón, en Jiquilisco; Salvador Arana Flores, en San Salvador; José Milagro Clavel Romero, en El Tablón Chalatenango; Edgar Antonio Fuentes, en San Salvador, es obrero; Marta Alas, en la Reubicación de la ciudad de Chalatenango; Cecilio Alas, también en el mismo lugar y Mizael Guillén, fueron capturados con ellos otras personas de las cuales no se tiene noticia. Quiero recalcar de manera especial el caso de los hermanos Joaquín y Eduardo Gavidia, que después de capturados aparecieron asesinados, uno en Guacotecti y otro en un municipio de Cabañas el 22 de mayo, con visibles señales de tortura. Ante estos hechos, ¿qué ha hecho la Iglesia?. Yo tengo a la mano un llamamiento del Sr. Obispo de Santa Ana, Mons. Barrera y Reyes, al clero y al pueblo salvadoreño en que nos llama a la reflexión y a la colaboración para buscar una paz sobre bases de justicia. Y sus recomendaciones finales son éstas: 1) Un alto inmediato de las partes involucradas en el conflicto a todo recurso a la violencia. 2) Pongámonos en una actitud sincera de aportar lo que esté de nuestra parte para construir en base sólida la paz que anhelamos. 3) Que todos los que tengan una responsabilidad, grande o pequeña, creen las condiciones propicias para acercamos al objetivo común que es la paz. 4) A todos los salvadoreños, que nos comprometamos a orar insistentemente para que no nos conformemos con meras intenciones, sino que procedamos a conquistar la paz. Recordemos al Papa Juan Pablo I que decía "El mundo va mal, porque hay más batallas que oraciones". También de mi parte y ante el conflicto desatado violentamente junto a la Embajada de Venezuela y la situación de las embajadas, hice un llamamiento que fue publicado en algún periódico, no en todos, y que yo quisiera que lo conociéramos para que colaboráramos intensamente con lo que la Iglesia desea: "Una vez más con profunda pena tenemos que reprobar la nueva masacre cuyo saldo es por lo menos de 14 muertos y el asesinato del Ministro de Educación... Con ellos ya asciende a 85 el número de muertos y 86 los heridos que ha habido desde el 1 de mayo hasta hoy a causa del conflicto entre el Gobierno y algunas organizaciones populares. Nos duele que continúe este derramamiento de sangre, pero lo que más nos da pena es que hasta estos momentos no hayamos visto que alguna de las partes esté dando pruebas de querer terminar con el conflicto. Más bien este tiende a agravarse y a seguir enlutando a innumerables familias de todas las clases sociales de nuestro país. Se repiten una vez más, las mismas acciones de represión y de venganza. Como Arzobispo de San Salvador hago un llamado a las conciencias y al corazón de los responsables para que en lugar de continuar mostrando su postura firme e intransigente, cedan y busquen la forma de cortar lo más pronto posible esta cadena interminable de hechos sangrientos. Lo que ahora importa, no es mostrar al país y al mundo quién es el más fuerte, fuerte o el vencedor, sino quién es el más responsable y humano, capaz de detener esta espiral creciente de violencia. Pido a todos que no se dejen llevar por los sentimientos de orgullo, odio y venganza, sino que hagan lo posible para que en estos momentos se impongan la razón y el perdón. Hago un llamamiento especial a las personas o instituciones que tienen posibilidad de influir sobre el Gobierno o los dirigentes del Bloque Popular Revolucionario para que se acerquen a ellos no para endurecerlos sino para convencerlos de que cedan y tomen actitudes constructivas que logren una rápida solución de esta crisis. Por parte de la Arquidiócesis ofrezco, una vez más, nuestra disponibilidad de servicio a la causa de la paz. Quiero también dirigirme en forma muy cordial a los familiares de las víctimas de estos días para acompañarlos en su dolor y ofrecerles nuestras oraciones por ellos y los que han muerto. Invito a todos los cristianos y hombres de buena voluntad a que oremos y contribuyamos a salir de la crisis". Dentro del marco de nuestra Iglesia, quiero contarles la alegría de haber visto que han regresado las dos hermanas que Migración obligó a salir de Arcatao. Diciendo que fue una equivocación les han abierto otra vez las puertas para que regresen, aunque se cierne sobre ellas una amenaza de ambigüedades, acusaciones que no se prueban ni se concretan. La suerte de nuestra Iglesia es predicar una verdad que no es comprendida ni siquiera para acusarla. Por lo cual quiero comunicarles también en el marco del Estado de Sitio: que fue promulgado desde el 24 de mayo, por 30 días. Quiero recordar que el Estado de Sitio es disminuir el uso de ciertos derechos. Espero que no es prohibición de reuniones con fines culturales e industriales. Nuestra reunión de esta mañana en la Catedral, es perfectamente lícita, como lo puede ser la reunión religiosa de cualquier parroquia y cantón dentro del marco religioso-cultural que la Iglesia predica. - Además quiero recordar que entre las limitaciones del Estado de Sitio, la misma Constitución no toca el artículo 157 que se refiere a la libertad religiosa; con lo cual, pues, no se vaya a alegar Estado de Sitio para perseguir la labor evangelizadora de nuestra Iglesia ni nuestros trabajadores de la evangelización teman mientras se mantengan en el marco cultural-religioso-evangelizador de nuestra predicación. - También, a este propósito, yo quiero decirles a los que decretan el Estado de Sitio que no vaya a suceder lo que la experiencia nos ha dado en la historia: que junto al Estado de Sitio que suprime ejercicios de derechos a otros, como que autoriza el crimen de extrema derecha y la difamación de la Iglesia y de sus ministros... En otras palabras, que la ley sea pareja. Que si se coartan derechos, sobre todo se coarte el abuso de atacar a la Iglesia y que a la Iglesia se le respete en aquello que la ley también le garantiza. Acerca de las ocupaciones de embajadas, continúan Venezuela y Francia. El Gobierno pone una alternativa a los ocupantes: o entregarse a la captura o buscar el asilo de Panamá. Panamá, por su parte, ha ofrecido el asilo a los ocupantes de las Embajadas, pero el Bloque Popular Revolucionario parece que hasta ahora no lo ha aceptado. De mi parte hago un llamamiento a la reflexión a unos y a otros que puedan mediar, para que este conflicto no provoque más derramamiento de sangre y más violencia sino que en una solución justa y razonable, se lleve a un feliz término. Finalmente, se tuvo la primera sesión de trabajo para el Foro Nacional convocado por la presidencia de la República. Ustedes se han dado cuenta de varios comunicados que expresan el escepticismo y la poca credibilidad que se ha dado a esa invitación. En la misma reunión de trabajo hubieron ausencias muy significativas. La Conferencia Episcopal fue invitada, la cual envió dos representantes. Por mi parte, quiero dejar constancia de mis deseos: mis deseos son que se construya con hechos la credibilidad y la confianza que debe estar a la base de un diálogo. Yo creo en la necesidad de un diálogo verdaderamente necesario y urgente, pero tiene que ser un diálogo sobre bases de credibilidad y de confianza y eso es lo que pediría yo para que un Foro fuera eficaz. Los hechos son los que hablan mejor que las promesas... Quiero terminar informando, con alguna esperanza, la noticia de que los dos banqueros secuestrados por la F.A.R.N., parece que están vivos y que todavía hay posibilidades de negociación. ¡Ojalá! Yo les hago un llamamiento una vez más, en favor de esas vidas y para que no haya allí otro foco de malestar. PENSAMIENTO FINAL Terminemos, hermanos, acercándonos al altar con la visión clara y luminosa del Cristo subido a los cielos como una perspectiva de trascendencia. No olvidemos este mensaje de trascendencia y no nos dejemos encerrar en el marco material en que se desenvuelve a veces nuestra vida. Sepamos romper todas aquellas cosas que nos quisieran esclavizar a cualquier clase de servidumbre. Sepamos mirar por encima de todo, más allá de la historia y del tiempo, la figura de un Cristo que nos dice desde su eternidad: Él es la cabeza, y quiere hacer de todos nosotros los miembros de su Cuerpo Místico, para que en pos de esa cabeza, después de haber cumplido como Él la misión en pro de la libertad y de la dignidad de los hombres en esta tierra, sepamos disfrutar la alegría de la justicia eterna junto al trono del Padre de la gloria. Así sea... Hermanos:
No olvidemos que hoy día domingo es día del Señor y que la Iglesia ha organizado en torno del misterio del Señor, Jesucristo, todo el año litúrgico; que no sean las circunstancias temporales, políticas, etc. las que nos hagan perder de vista la perspectiva de nuestro viaje, de nuestro itinerario. La Iglesia conduce a la humanidad por en medio del vaivén de la historia con un horizonte muy seguro y lo principal de nuestra palabra quiere ser eso: la orientación que, la Iglesia nuestra Madre y Maestra, nos ofrece en medio del tiempo. Así es como el año litúrgico se va desarrollando en tomo de la sólida meditación del misterio salvador de Jesucristo. - Año litúrgico: el tiempo pascual toca a su fin: Ascensión, Pentecostés. No olvidemos que nos encontramos ya llegando casi al término del tiempo litúrgico de la Pascua. Tiempo pascual que abarca desde la noche de la resurrección del Señor: el Sábado Santo hasta el domingo próximo que es la venida del Espíritu Santo: Pentecostés, palabra de plenitud que significa cincuenta días de pascua. Son los cincuenta días que quieren subrayar bien hondo en la espiritualidad de los cristianos, el motivo de su fe, de sus esperanzas, de sus alegrías, de su caminar sereno en medio del tiempo. Cristo ha resucitado y vive en medio de nosotros. - Frutos pascuales. Cada domingo hemos señalado uno... Todo este tiempo pascual, los cincuenta días que ya están llegando a su término, tienen como objeto ofrecernos como en una síntesis, todas las riquezas de los trabajos de Cristo, de su redención que se nos ofrece como dones pascuales, dones de la Pascua que hemos ido meditando en estos domingos después de la Semana Santa. El próximo domingo será ya la fiesta de la Ascensión del Señor y dentro de quince días coronaremos nuestra Pascua con la fiesta de Pentecostés, fiesta de la venida del Espíritu Santo, a inaugurar y a presentar al mundo la Iglesia que ahora somos nosotros que continúa caminando con la seguridad de que Cristo vive en medio de ella. - Hoy: el amor. El amor es el estilo y espíritu de la Nueva Alianza. Entre los dones pascuales que hemos ido presentando, destacando de la liturgia en estos domingos, es el amor. Toda la palabra de hoy nos habla del don más grandioso de la Pascua: el amor. El amor es el estilo y el espíritu de la nueva alianza que Dios ha querido pactar con los hombres. La alianza y la pascua son inspiraciones de Dios, bajo este espíritu de Dios que es el amor. - Diversas alianzas que Preparaban esta alianza de amor. Recordarán ustedes que toda la cuaresma estudiamos esos proyectos de Dios en el Antiguo Testamento: las viejas alianzas que no eran más que presagios de la Nueva Alianza. Y la Semana Santa la celebramos bajo ese título: la celebración de la alianza nueva. El Jueves Santo, recuerdo en la Misa de la Institución de la Eucaristía, hablamos precisamente del amor que caracteriza esa alianza que es Cristo, Dios quiere firmar con los hombres. Hoy retorna ese tema porque todas las lecturas nos hablan del amor. Al leer hoy la palabra de Dios, me he acordado de una síntesis que el Concilio Vaticano II hizo cuando habla de la Iglesia como nuevo Pueblo de Dios. "El nuevo Pueblo de Dios -dice el Concilio- tiene por cabeza a Cristo... Su dignidad y libertad -de este pueblo de Dios- es la de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo. -Y sobre todo esta frase-, este Pueblo de Dios tiene por ley el mandato nuevo de amor como el mismo Cristo nos amó a nosotros. Y tiene como fin -fíjense cuál es el fe de la Iglesia en la tierra- el dilatar más y más el Reino de Dios, iniciado por el mismo Dios en la tierra. Para eso estamos nosotros congregados en nuestra Misa dominical; para eso nos hemos bautizado; para eso integramos el Pueblo de Dios; para vivir esta dignidad y esta libertad de los lujos de Dios y para colaborar con toda nuestra vida a que se implante ese Reino de Dios en el mundo. Pero no seremos buenos constructores de ese reino de Dios, si no comprendemos esto sobre todo: nuestra ley es el mandato nuevo del amor. A esto se refiere toda la liturgia de la Palabra de hoy. Hay muchos -y en nuestro tiempo abundan- que han perdido su fe en el amor. El Documento de Puebla -que ya está circulando- dice entre otras cosas: "A primera vista el amor parece una expresión sin la energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época". ¡Qué certeza esta idea! Para muchos, esto que voy a predicar esta mañana se margina por sí solo, no le dan importancia, no quieren oír hablar de amor, quieren hablar sólo de violencia, de odio, de reivindicaciones justas, de derechos. Todo eso no es el lenguaje de Jesucristo y de su Iglesia. Las reivindicaciones, las luchas sociales que la Iglesia acompaña, las acompaña con amor, y les dice a todos los protagonistas de la historia que sin la fuerza del amor no se construye nada sólido. Muchos piensan -dice Puebla- que el amor... "es una expresión sin la energía necesaria para enfrentar los graves problemas de nuestra época. Sin embargo -continúa diciendo-, os aseguramos no existe palabra más fuerte que ella en el diccionario cristiano. Se confunde con la propia fuerza de Cristo. Si no creemos en el amor, tampoco creemos en AQUEL que dice: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros como Yo os he amado". Yo quisiera que en esta mañana -a la luz de nuestras reflexiones sobre la Palabra de Dios que nos inculca el amor como la energía del cristiano- nosotros reconfirmáramos nuestra fe en el amor. El amor no es cobardía, el amor no es pasivismo; el amor es fuerza, tan fuerza que es la única que ha salvado al mundo. ¡No hay otra salvación más que la del amor de Cristo que nos trajo el amor redentor de Dios! EL DON MÁS GRANDE DE LA PASCUA: EL DINAMISMO DEL AMOR 1. Dios es amor y fuente del amor. 2. Cristo es la revelación del amor de Dios entre los hombres. 3. Los cristianos somos los responsables del dinamismo del amor. Si el mundo no se salva a pesar de que hay tantos cristianos, es porque no hemos respondido a esa tremenda responsabilidad: somos los depositarios de la energía salvadora del amor. Y el llamamiento de esta mañana es: hacer uso, poner en experiencia, la energía del amor que depositado está en nuestro corazón. 1. DIOS ES AMOR Y FUENTE DE AMOR Invitación de las lecturas a una alta contemplación. Hoy las lecturas nos remontan a la más alta contemplación. Hoy nos hemos remontado como el águila hasta los cielos más elevados: allá donde nace el amor. a) Dios es la fuente del amor Hoy nos ha dicho el mismo Jesucristo en el evangelio que se ha leído: "Como el Padre me ha amado, así os he amado Yo". Y San Juan que escribió esa preciosa frase de Cristo por su propia cuenta; como asimilando toda esa lección de Cristo, dice: "El amor es de Dios. Dios es amor". - Origen de las relaciones divinas Cuando la Palabra de Dios nos ofrece estas revelaciones tan altas, podemos decir; que el origen de las relaciones divinas, como el Padre engendra al Hijo en el Espíritu Santo por toda la eternidad, es su actividad de pensamiento, de amor, de caridad por los siglos eternos. Diremos que nos ha revelado Cristo: "Así como mi Padre me ha amado..." quiere decir: esta es la relación entre el Padre y el Verbo que soy Yo hecho carne, es relación de amor. La fuerza que une a las tres personas de la Trinidad Santísima en la intimidad grandiosa de Dios, es el amor. Por eso el Concilio Vaticano II, teniendo en cuenta estas perspectivas altísimas de Cristo y de su evangelio en la Ultima Cena, dice: "El Señor... abriendo perspectivas cerradas a la razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la unión de las Personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre... no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás". "Como mi Padre me ha amado, así os amo yo y así tenéis que amarnos vosotros". ¿Cómo ama el Padre al Hijo? Dándole toda su naturaleza de Dios, entregándosele por completo. No son tres dioses -dice el catecismo- sino un solo Dios, una sola naturaleza que se entrega por amor a las tres divinas personas. Qué hermoso sería el mundo el día en que los hombres pusieran toda la plenitud de su desarrollo, toda la grandeza de sus ideales, en darse a los demás. Lo que empequeñece a los hombres, como por un imposible también destruiría a Dios, es el egoísmo. El día en que el Padre diga: toda mi naturaleza para mí, nada para los demás, no existiría Dios ya. Dios es amor; Dios es darse; Dios es entregarse, todo es común en las tres divinas personas. Como el Padre me ama, entregándome todo, así yo os amo, entregándoos todo. b) Dios tomó la iniciativa de esta alianza del amor "El amor es de Dios -nos ha dicho la segunda lectura-, Dios es amor", pero ahora descendemos de esa fuente altísima con la palabra de Dios, que estamos autorizados para decir que toda la iniciativa de venir a redimir a los hombres, partió del amor de Dios. Y San Juan nos ha dicho en la segunda lectura de hoy: "En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo..." El amor es iniciativa, el amor no está esperando gratitudes ni admiraciones, sino que ama como las madres aman, sin esperar del hijo que ni cuenta se da de sus desvelos, de sus sacrificios. Así nos ama Dios, se entrega a nosotros aun cuando nosotros no pensábamos en Él, aun cuando éramos sus enemigos por el pecado. Él miró nuestra desgracia y manda a su Hijo a salvar al mundo. Miren cómo estamos aprendiendo en la misma escuela de Dios, la generosidad que hoy hace falta en el mundo. No es necesario esperar que el desgraciado tienda su mano para pedirme. Yo debía tener, como Dios, la iniciativa de socorrer aun cuando él no se acuerde de mí. Por eso decimos que Dios es la fuente del amor. Y cuando Cristo concreta esta iniciativa de Dios en su relación con los apóstoles, les dice esta bella palabra que se dice en el día de nuestra ordenación sacerdotal: "No me habéis elegido vosotros, Yo os he elegido". Somos amigos no porque ustedes me hayan buscado. Yo os he buscado. Ustedes me han sabido responder, pero Yo tuve la iniciativa de llamarlos. Qué dulce es pensar, que esta mañana, todos los que estamos aquí es por iniciativa de fe; porque hemos venido a adorar a nuestro Dios en el día domingo, porque buscamos a Dios; no somos nosotros los que hemos tenido la iniciativa de venir a Misa, es Dios que nos ha dado la salud, que nos ha dado la buena voluntad, que nos ha dado la iniciativa misma para que nosotros como que creamos que nosotros buscamos a Dios. Pero Cristo nos revela: no son ustedes los que me han buscado. Yo los he llamado, Yo les he dado capacidad de venir. Ustedes han sabido responder, pero Yo estoy al principio de esta relación de amor que existe entre ustedes y Yo. Es hermoso pensar que Dios toma la iniciativa en esta alianza de amor y a que nosotros no nos toca otra cosa que responder. El amor no lo creamos nosotros, lo ha creado Dios; y si la madre es capaz de amar a su Hijo, es porque Dios ha puesto en el corazón de la mujer, amor de madre. Si hay matrimonios que se aman hasta la muerte con una fidelidad ejemplar, ese amor viene de Dios. Si hay amor a nuestra patria y hay amor en nuestro sacerdocio para el servicio del pueblo, con toda sinceridad amamos y quisiéramos parecemos a Dios, es porque de Dios deriva el amor. Es una mañana ésta, para darle gracias a Dios por la gran cantidad de amor que tenemos en nuestro corazón. ¿Quién de nosotros no es capaz de amar, de perdonar, de comprender? ¡Qué riqueza, qué ánforas llenas de amor las que están aquí haciendo esta reflexión! Pensar que todas esas ' ánforas las ha llenado Dios y nuestra capacidad de tener distintos modos de amar, es porque Dios nos lo ha dado. El amor es de Dios -dice San Juan-, es de Dios, respetémoslo, no lo profanemos, no lo prostituyamos convirtiéndolo en falso amor. ¡Conservémoslo, acrezcámoslo, es de Dios! ¡Dios es amor! 2. CRISTO ES LA REVELACION DEL AMOR DE DIOS ENTRE LOS HOMBRES a) Su relación con nosotros ejemplariza su relación con el Padre. Comienza el evangelio diciéndonos: "Como mi Padre me ha amado, así os he amado Yo". ¿Queréis conocer el amor que existe en mi Padre? Fijáos cómo Yo os amo. Es la revelación. Y cuando lleva este amor del Redentor de los hombres a dejarlo crucificado, deshecho por amor a nosotros, comprendemos: así lo ama el Padre a Él y así nos ama Dios a nosotros: desinteresadamente. b) El Padre lo envía Cristo nos revela el amor del Padre porque es el Padre quien lo envía, nos lo ha revelado la segunda lectura de hoy: "En esto se manifiesta el amor que Dios nos tiene: en que Dios mandó a su propio Hijo para que vivamos por medio de Él". Diríamos que es una locura la de un padre al entregar a su hijo para redimir a otro ser extraño. Pues esa es la locura de Dios: nos dio a su propio Hijo para salvamos a nosotros que éramos sus enemigos. Tomó la iniciativa y Cristo nos ha revelado que La ha venido, no por voluntad propia, sino enviado por el Padre. Siempre se presentó así, enviado por el Padre: la doctrina que les predico, es el Padre que me manda a decírsela. Todo es originario en Dios. - En Cristo, Dios entabla con los hombres una serie de relaciones que a la luz de la palabra de Dios, hoy domingo del amor, pueden resumirse así como he tratado de resumirles yo. - En Cristo, Dios nos revela su amor. ¡Qué preocupación la de Cristo al predicar! Convencernos que Dios nos ama: "mi Padre os ama". ¡Qué mensaje más bello! Sólo eso que nos hubiera dicho Cristo: "vengo a revelarles que el Dios que los ha creado, los ama. Y en los momentos difíciles de su historia -como está hoy nuestra Patria- y en los momentos amargos de nuestro hogar desolado, de nuestra enfermedad, de nuestra tristeza; cuando parece que el hombre puede decir como Cristo en la cruz: "Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¡No nos ha desamparado, es cuando está más cerca! Esta aquilatando tus méritos. Te está probando que en la hora de la amargura no te abandonará y te hará asumir después, en la gloria de tus méritos, esos momentos amargos que ahora no los comprendes, como el oro no comprende cuando está en el crisol, todo el fuego que lo está madurando. - En Cristo, Dios nos perdona. Nos lo ha dicho la segunda lectura hoy: "Dios envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados". Hermanos, no confiemos que Dios nos va a perdonar por nuestros méritos humanos. Si confiamos que Dios me va a perdonar y me va a dar su cielo a pesar de mis muchos pecados, es por Cristo Nuestro Señor que pagó por mí. Recordemos la historieta que les conté un día, de la artista que había puesto todo su afán en ganar aplausos y en vanidades. Y a la hora de morir lloraba ante el sacerdote: Padre, ¡me siento vacía! mis manos están vacías para presentarme a Dios. El sacerdote tuvo la feliz ocurrencia de ponerle su crucifijo en sus manos: "ya no están vacías, preséntese con Cristo". ¡Cristo es el mérito de todas las manos vacías! Hagamos nuestros los méritos de Cristo crucificado. Dios.-, lo envió para que fuera propiciación por nuestros pecados. Si no nos perdona Dios en atención a nuestra humildad, a nuestra pequeñez, a nuestra oración, nos perdona en atención a que Cristo cargó sobre sus espaldas mis pecados y los pagó en la cruz. Cuando yo hago mía, por una solidaridad de fe y de amor, la muerte de Cristo en la cruz, Dios me perdona; no por mí, sino por el Cristo que se dejó crucificar por sus pecados. Él es propiciación por nuestros pecados. En Cristo, Dios me revela su amor, su perdón; me perdona por más graves que sean mis culpas. - En Cristo, Dios establece una relación de amistad ¿Qué otra relación establece Dios con los hombres en su Hijo Jesucristo? Lo más hermoso, hermanos, una relación de amistad. Nos lo ha revelado Cristo en el evangelio de hoy. "Ya no os llamaré siervos, esclavos, criados, -porque esa categoría de relaciones entre el patrón y el esclavo, no entabla confianza-, Yo os llamo ya amigos, porque os he revelado todo lo que " Padre me ha dicho". El hijo entra en la confidencia de la familia y vosotros sois hijos y sois sus amigos. Yo tuve la dicha de conocer la tumba que la tradición dice que es la tumba de Abrahám. Un solo nombre lo dice todo: "El Kalil", "El Amigo". Así lo define la Biblia a Abrahám: "el Amigo de Dios". El que platicaba con Dios como un amigo o como nos dice la Biblia de Moisés: platicaba cara a cara con Dios, como un amigo platica con otro amigo. Esta es la relación que ha establecido Dios con sus cristianos. En Cristo Jesús nos ha mandado a llamar para decimos: ya no los quiero llamar siervos, les voy a llamar amigos ¡Qué hermosa liberación!, somos libres porque Dios nos ha hecho casi sus iguales, sus amigos. Ya no hay secretos entre Dios y yo. Platicamos como amigo con amigo. Todos ustedes, queridos hermanos, pueden hoy mismo entablar con Dios una conversación de amigos. Esto es revelar Cristo el amor que el Padre nos tiene. Quiere hacerse nuestro amigo. Si conmovió tanto Juan Pablo II en su viaje a México, es porque, ante todo, quiso aparecer como el amigo. Se ponía los sombreros de los mejicanos, abrazaba a los niños de las mujeres mejicanas, conversaba con los obreros y los mendigos; un amigo en medio de amigos: el Papa. Pero más que el Papa es Dios que en Cristo se ha querido hacer amigo de todos los hombres, hasta del más grande pecador si se arrepiente. - En Cristo nos ha revelado el Padre una relación de consuelo y alegría. En estas horas de pesimismo de la patria, cuando muchos creen que ya no hay remedio, qué hermoso es oír a Cristo que nos dice en el evangelio de hoy: "Para que por estas palabras tengáis mi alegría y tengáis la plenitud de la alegría". No hay derecho para estar tristes. Un cristiano no puede ser pesimista. Un cristiano siempre debe de alentar en su corazón la plenitud de la alegría. Hagan la experiencia, hermanos, yo he tratado de hacerla muchas veces y en las horas más amargas de las situaciones, cuando más arrecia la calumnia y la persecución, unirme íntimamente a Cristo, el amigo, y sentir más dulzura que no la dan todas las alegrías de la tierra. La alegría de sentirse íntimo de Dios aun cuando el hombre no lo comprenda a uno. Es la alegría más profunda que pueda haber en el corazón. Cristo, que estaba precisamente en la noche trágica de su vida cuando al día siguiente hasta sus discípulos lo iban a abandonar, les dice esta palabra de alegría, -Él sin duda, que al subir al Calvario en medio de las amarguras de la pasión, en el fondo de su alma había una plenitud de alegría porque estaba haciendo la voluntad de su Padre, y sentía que Dios no lo abandonaba aun cuando aparentemente parecía un abandono de Dios-: "Para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud". - Finalmente, en el evangelio de hoy se revela otra maravilla que Cristo hace en nombre del Padre: personificar nuestra oración. Hoy nos lo ha dicho: "Todo lo que pidáis a mi Padre en mi nombre, se os dará". ¡Qué más queremos! Y quien nos ha dado a su propio Hijo, ¿cómo nos va a negar lo demás que vale menos que su Hijo? No hagamos consistir la vida en bienes transitorios. Pidámosle al Padre los grandes bienes pascuales. Pidamos para nuestra tierra, para nuestra Patria la paz, la justicia, el amor. Si no lo hemos alcanzado es porque no hemos puesto en práctica estas promesas de Dios. Pero el día en que todo el pueblo salvadoreño, convencido de que Cristo, el Divino Patrono de la Patria, el Divino Salvador del Mundo, ha entablado con Dios y los salvadoreños unas relaciones tan profundas de amor, entonces los salvadoreños nos convertiremos al Señor en el amor, en vez de idolatrar los falsos dioses de la riqueza, del poder y de las cosas de la carne, del dinero, de las cosas de la tierra. Lamentablemente esto es lo que pasa, que hemos roto la alianza de amor y no amamos a Dios sobre todas las cosas, sino que sobre Dios amarnos como aquel avaro: mi dios es mi dinero; o como aquel lujurioso: mi dios es el placer de la carne; o como el político: su dios es el poder. Porque hacemos consistir en estos dioses nuestra oración y no en Cristo. ¡Por eso El Salvador está tan mal! Convirtámonos al Señor en el amor y creamos en el amor. Creamos en Cristo que nos ha revelado el amor. No dudemos de Él y tengamos -plena confianza y todo lo que pidiéremos en el amor, lo alcanzaremos. 3. LOS CRISTIANOS SOMOS LOS RESPONSABLES DEL DINAMISMO DEL AMOR El amor de Dios en Cristo hizo nacer la Iglesia. Eso es la Iglesia: ustedes y yo ¿Por qué? Porque dice el Concilio Vaticano II, que toma conciencia de lo que es ser Iglesia: "La Iglesia es el sacramento, es decir, signo e instrumento de la íntima unión de los hombres con Dios y de los hombres entre sí". No hay una definición más bella de la Iglesia que ésta que define el amor que nos debe de unir con Dios y del amor que nos debe unir entre nosotros. Esto es Iglesia. a)Estamos comprometidos por una alianza que es un mandato de amor Cuando en el corazón de un cristiano crece su amor hacia Dios y crece su amor hacia el prójimo, entonces ese cristiano está haciendo Iglesia. Yo quisiera subrayar hondamente este pensamiento porque hay muchos que aun perteneciendo a la Iglesia con estas perspectivas de unidad y de comunión con Dios y con los hombres, ponen más confianza en sus opciones políticas. Creen más en el Bloque Popular Revolucionario, creen más en FAPU, creen más en ORDEN, creen más en sus organizaciones terrenales y se olvidan que la fuerza de esas cosas es pasajera, tanto más cuanto más violenta y más crean en la fuerza del odio; pero cuanto más se pone la confianza en unir por el amor a los hombres entre sí y unirlos con Dios, se hace Iglesia, se hace comunión. Yo quisiera que mis queridos hermanos sacerdotes y las comunidades religiosas y las comunidades eclesiales parroquiales y de base, tuvieran en cuenta que esto es hacer Iglesia. Y se medirá la eficacia de un sacerdote y de una comunidad en la medida en que se sepa hacer comunión; comunión, es decir, amor que une a los hombres entre sí y los une con Dios. Por más brillante que sea la obra de un sacerdote o de una comunidad, pero no deja como huella la comunión en el amor, no ha hecho Iglesia; lamentablemente ha hecho nada más que un cascarón que se rompe frágil. No deja huella lo que no siembra amor. Yo quisiera, queridos cristianos, hoy cuando hay tanto fanatismo en las fuerzas políticas y en las fuerzas de la violencia, que no nos dejáramos alucinar por esas luces de bengala. Yo quisiera que en la serenidad tranquila de nuestra fe, viéramos que lo único consistente es la comunión que Cristo nos ha dejado. Por eso, el tercer pensamiento nos dice: somos responsables de esa comunión que de Cristo hemos heredado como un gran don pascual. Estamos comprometidos por una alianza que al mismo tiempo es un mandato. Dos veces aparece en el evangelio de hoy la palabra terminante de Cristo: "Este es mi mandamiento", y al final dice: "esto os mando". Así terminante, el que puede mandarnos porque nos ha hecho herederos, porque nos ha comprado con su sangre y somos suyos, nos ha dicho: esto es lo que yo pido a cambio de mi sacrificio, a cambio de mi redención: "que os améis los unos a los otros". - Amar: Criterio para saber si somos de Dios... La segunda lectura de hoy es profunda. Yo quisiera que la reflexionaran ustedes en sus casas. Si no la llevan en sus hojitas, léanla en sus Biblias, la 1ª. Carta de San Juan. Quizás es más profunda que su mismo evangelio, cuando dice: "El que ama, ha nacido de Dios, quien no ama, no ha conocido a Dios". Por eso San Juan de la Cruz escribía en uno de sus versos: "En la tarde de tu vida, te examinarán sobre el amor". Si amas, eres de Dios, has conocido a Dios y vivirás con Dios para siempre. Si no amas, no eres de Dios, no has conocido a Dios. Qué triste es decir: hay muchos hermanos nuestros que no han conocido a Dios porque en su corazón nunca sonrió el amor. Porque en su corazón siempre hubo amarguras de violencias, de venganzas y de odios. b) Universalismo del amor: "Está claro, Dios no hace distinciones, acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea". La primera lectura como que nos da una pauta de los peligros en que puede escollarse nuestro amor: Riesgos. - Cuando el hombre puede divinizarnos La primera lectura nos relata cuando San Pedro invitado por un pagano, el centurión Comelio, fue desde Joppe porque Dios lo mandaba llamar por medio de unas visiones que lo hizo encontradizo con este pagano, con este centurión. Nos dice que al llegar a la casa del centurión, el centurión Comelio se arrodilló como reconociendo en él algo divino, y Pedro le dice: "No, no hagas eso, yo no soy más que un hombre como tú". - Cuando un pueblo o grupo humano se cree superior y discrimina Y cuando ven que el Espíritu Santo se ha dado a aquellos paganos -según los judíos, Dios solamente tenía relaciones con el pueblo judío y los gentiles eran tratados como perros, como gentiles (gente aparte), hasta en el templo de la oración de Jerusalén había un atrio que dividía a los gentiles: el atrio de los gentiles. De allí no podía pasar un gentil a la zona de los judíos, porque hasta había sentencia de muerte si pasaba. Eran los exclusivismos, creían que Dios sólo amaba a los judíos- se admiran que Dios de su espíritu a los gentiles. Aquí hay muchas lecciones que comentar en este momento en que estamos reflexionando sobre el amor. Si Pedro no hubiera sido humilde y se hubiera dejado adorar como Dios, no hubiera hecho el prodigio que hizo: de bautizar en nombre de Dios a unos que estaban lejos de su fe. Y si los judíos hubieran permanecido en su sentido de discriminación, los gentiles no hubieran dejado bautizar a los gentiles. Dios no hubiera abierto esa compuerta entre el pueblo judío y el pueblo gentil. Dios no hubiera cumplido la promesa de los profetas: de hacer un solo pueblo en la fe en nuestro Señor Jesucristo. - El don del Espíritu es para todos ¿Qué es lo que hizo capaz a la Iglesia de abrazar a todas las razas sin tener discriminación para nadie? El amor que Cristo le enseñó a tener. "El Espíritu Santo -nos dice la primera lectura de hoy- no tiene acepción de personas". "Está claro -dijo Pedro- que Dios no hace distinciones, acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea". Y cuando vio estos prodigios, San Pedro se pregunta: "¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?" Y los bautizó y comenzó la Iglesia Universal. Hermanos, lo que puede estorbarnos en nuestro amor son estos sentidos de pequeñez, de mezquindad, de egoísmo, de discriminación. Aquel sí, aquel no; ustedes sí, ustedes no. Son los hombres los que han marcado fronteras en los pueblos de la tierra. Son los hombres los que discriminan las razas unas de otras. Dios no discrimina a nadie. Ojalá tuviéramos un corazón tan amplio como el de Dios para no discriminar y un corazón tan humilde como el de Pedro, para no dejarnos endiosar. Esto estorba, esto hace mal. Cuando la política endiosa, cuando el dinero endiosa y los hombres que están arriba en política o en poder económico, se creen dioses para despreciar a los otros, entonces es cuando están las raíces del mal como lo están en nuestra pobre sociedad. Es necesario retornar a la sencillez de Pedro por más rico que lo sentían, dueño nada menos que de Dios. "No, yo soy como todos los demás y el don que Dios me ha dado es para compartirlo con todos". Vamos a compartirlo y a convivirlo, el Espíritu de Dios se dará también a ustedes. - Puebla: la civilización del amor: "¿Qué nos impone el mandamiento del amor? Si hubiera tiempo, hermanos -siento que el tiempo ha transcurrido mucho yo quisiera recalcar el Mensaje de Puebla a los pueblos latinoamericanos, cuando los llama a todos -y por tanto a ustedes que me están escuchando- a ser constructores de la civilización del amor. Si quiera unos conceptos voy a tomar para que resumamos la palabra de Dios hoy, y vean cómo la Iglesia, predicando en América Latina, como está predicando ahora en el púlpito de la Iglesia del Rosario en San Salvador, es la Iglesia del Evangelio del Amor; creo que nadie será capaz, por más vil y calumniador que se sienta, de decir que yo hoy he predicado la violencia o he estado contra alguien. He predicado el amor desde las mismas páginas de la palabra santa. Desde la palabra de los obispos unidos en Puebla, quiero decirles: ¿qué nos impone el mandamiento del amor? "El cristiano sobrepasa las categorías de todos los regímenes y sistemas". Grábense bien esta palabra: el amor cristiano sobrepasa las categorías de todos los regímenes y sistemas. Me ha dado risa cuando en esta semana me preguntan que ¿si es cierto que mi predicación ya cambió?, ¿que si ahora estoy más con unos que con los de antes?; ¿que si ya no estoy con los grupos?. Queridos hermanos, seamos sinceros, nunca he estado a favor de nadie porque he estado únicamente comprometido con mi Dios. Y siempre he predicado mi autonomía para poder alabar lo bueno que hay en cualquier ser humano, así como para poder reprochar con toda libertad, lo malo e injusto que existe en cualquier ser humano; para eso está la Iglesia. Las coyunturas políticas de los pueblos cambian; y la Iglesia no va a ser juguete de ese vaivén de las coyunturas. La Iglesia siempre tendrá que ser el horizonte del amor de Dios que he tratado de esclarecer en esta mañana. Por eso el amor cristiano sobrepasa las categorías de todos los regímenes y sistemas. Si hoy es democracia, si mañana es socialismo, si después es otra cosa, eso no es competencia de la Iglesia. ¡Háganlo ustedes que son el pueblo, ustedes que tienen el derecho a organizarse con la libertad que tiene todo pueblo! Organicen su sistema social, la Iglesia se quedará siempre al margen, autónoma, para poder en cualquier sistema que sea, ser la conciencia, el juez de las actitudes de los hombres que manejan o que viven en esos sistemas o regímenes, "porque trae consigo la fuerza insuperable del Misterio Pascual, del valor del sufrimiento de la cruz y las señales de victoria y resurrección". Siempre busquen esto en la Iglesia, hermanos. No busquen a qué lado político está la Iglesia. Busquen su virtualidad de cruz y de resurrección. Busquen a Cristo en la Iglesia. Busquen al Señor humillado en la crucifixión así como glorioso y victorioso en su Pascua. Busquen siempre en la Iglesia el don pascual del amor y lo encontrarán. Otra cosa no pueden encontrar en su Iglesia. Y si alguien quiere manipular la Iglesia para sus intereses políticos, está buscando mal, allí no encontrará. El amor produce la felicidad de la comunión y aspira a los criterios de la participación... La civilización del amor repudia la violencia, el egoísmo, el derroche, la explotación y los desatinos morales". No me voy a prolongar más, pero ya el Documento de Puebla que pueden ir teniendo en sus manos, les da toda esa doctrina para que vayamos conociendo a nuestra Iglesia cada día más. HECHOS ECLESIALES La Iglesia se concreta así en la comunidad; y la comunidad tiene sus efemérides, sus acontecimientos que hay que saberlos distinguir también de las coyunturas políticas. Les decía al principio que vamos caminando en el año litúrgico, esto sí es vida de la Iglesia, y que dentro de quince días celebraremos Pentecostés; y con Pentecostés, la venida del Espíritu Santo, vamos a celebrar el día del Seminario. Esto nos interesa: tener seminarios donde los jóvenes que van a continuar la misión de Cristo aprendan esos criterios de auténtica Iglesia. Yo quiero saludar esta mañana al simpático grupo del Seminario Menor de Chalatenango, donde allá hay una verdadera cantera de vocaciones. Chalatenango ha sido tierra que nos ha provisto de muchas vocaciones sacerdotales y por eso hemos querido hacer un esfuerzo y sostener allá un Seminario Menor, del cual tenemos hoy una participación muy entusiasta en la parte del canto de esta mañana, y así como tenemos también aquí nuestro Seminario Menor, y nuestro Seminario Mayor, es de todos ustedes, queridos hermanos, así a todos nos toca apoyarlos moral, espiritual y también económicamente. El próximo día del Seminario haremos una colecta específica, para ayudar a esta gran obra que tanto nos cuesta, pero que nos inspira sacrificio con mucho amor. Quisiera hacer un llamamiento a la juventud para el día de Pentecostés. Los que no se han confirmado, que se preparen para dentro de quince días. Aquí en la Misa de 8, si hay jóvenes de confirmación, celebraremos la venida del Espíritu Santo con ese sacramento de la Confirmación. Ya algunos grupos se han anunciado y espero que algunos se sumen a ellos. Y los que ya somos confirmados, aprovechemos la fiesta de Pentecostés para renovar nuestro compromiso con el Espíritu Santo. Como comunidad Iglesia, inspirado en el amor de Dios, no debemos olvidar la presencia y el cariño de María, Madre de la Iglesia, el 24 de mayo, ustedes saben, es la fiesta de María Auxiliadora. Los PP. Salesianos, gracias a Dios, mantienen este culto a la Santísima Auxiliadora. Queremos que todos, en estos últimos días de mayo, intensifiquemos nuestra oración. Cabalmente, por eso quiero hacerme eco de la iniciativa de la CONFRES (Conferencia de Religiosos de El Salvador), que junto con un pronunciamiento de solidaridad -con el llamamiento que el Arzobispo ha hecho para solucionar el problema de El Salvador, llaman a una vigilia de oración en una fecha que se anunciará próximamente. Quiero agradecer y felicitar a las comunidades eclesiales de base por su iniciativa de tener una semana de oración. Ojalá que encuentren mucha participación, ya que desde el martes de esta semana, martes 22 de 7 a 9 de la noche, en diversas parroquias se comenzará así: el jueves 24, en El Despertar, San Antonio Abad; el viernes 25, en Zacamil; el sábado 26, en San Francisco Mejicanos; el domingo 27, en Miramonte y el 28 en Plan del Pino. Bendito sea Dios, que hay inspiración de plegaria en nuestra Iglesia. Todos oremos -mucho poniendo por intercesora a la Santísima Virgen. Quiero agradecer la atención que me dispensaron en la parroquia de Colón, ayer, cuando fui a visitar una zona rural para dar también allá el sacramento de la Confirmación, a jóvenes. Saludo al nuevo Superior y párroco de esta Iglesia del Rosario, P. Rodríguez que junto con el P. José Luis y con la comunidad dominicana, seguirán dándole exquisita atención a esta Iglesia de la Virgen del Rosario, que hoy, con tanto sentido de hospitalidad, nos acoge en nuestras misas dominicales mientras dure la ocupación de Catedral. En la vida de nuestra Iglesia ha habido también horas dolorosas. Por ejemplo, el ultraje que esta semana se hizo a la Comunidad de Religiosas Guadalupanas, en Arcatao. Las Hnas. Nicolasa Ramírez y Beatriz Velásquez, fueron subidas a un carro de Migración, diciéndoles que había un asunto de Migración y que después las iban a llevar a su Colegio Guadalupano aquí en San Salvador. Lo cual no fue más que un engaño, porque fueron a dejarlas en la frontera de las Clúnamas y allá, apenas con Q 3.00, a las pobres las despachan a media noche hasta Guatemala, donde han tenido que correr aventuras de desterradas por nuestra Iglesia. Gracias a Dios que parece que todo se arreglará y volverán. Todavía no puedo decir la última palabra, pero espero que no sea más que un incidente -muy desagradable por cierto-, en que la Iglesia lamenta esta falta de comprensión y de relaciones meramente humanas. Quiero solidarizarme con el P. Walter Guerra, Párroco de Armerda, que me enseñó sus dedos pulgares todavía muertos por la amarrada que le dieron y los golpes que le dieron en la cara, teniéndolo como el instigador de la revoltosidad en Armenia. Gracias a Dios, que el pueblo entero no pensó así y que lo defendió oportunamente. En ORIENTACION de hoy, pueden ver los relatos de lo que sucedió en Armenia. Anoche tuve noticias de un atentado de incendio contra el convento de Tamanique. No sabemos el origen, pero ciertamente ha habido mano criminal que regó gasolina y comenzaba a prender fuego el convento, donde la Madre Juanita realizaba una obra pastoral muy de acuerdo con la línea pastoral de la Iglesia. Quiero unirme a la preocupación del Colegio de la Asunción por la muerte en asesinato de su policía que vigilaba el tránsito y hacía simplemente un oficio de colaboración con el Colegio, el Sr. Flamenco. Para él también nuestras oraciones. En la Parroquia Miramonte, hubo intento de bloquear y de intimidar una procesión de antorchas que la parroquia habla organizado en el segundo aniversario de la muerte del P. Navarro. Queridos hermanos, yo creo que todo esto son notas que con toda razón se puede llamar persecución. Esto no es un estímulo para la Iglesia, sino un estorbo a su trabajo. HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL Viendo ya la perspectiva desde nuestra comunidad, continúa sin resolverse el conflicto entre el Gobierno y el BPR. Se mantiene tomada nuestra Catedral. Yo quiero agradecerle a Mons. Modesto López Portillo, y a sus colaboradores, la fidelidad con que están cuidando los intereses de nuestra Catedral. Lo mismo que a los trabajadores, por la prudencia con que van llevando la construcción de la obra en estas circunstancias. La Embajada de Francia continúa ocupada y el Sr. Embajador Especial demuestra el dolor que le causa la incomprensión ante una pretensión de diálogo. Dentro de la Embajada hay una anciana de 70 años; hay personas con complicaciones en el corazón y tienen que dormir en el suelo. ¡Un trato más humano para ellos siquiera! Y la Embajada de Venezuela, también continúa con sus rehenes. También se tomaron otras iglesias en estos días. La de María Auxiliadora, aquí en la capital; El Calvario; en Apopa, en Suchitoto, en San Antonio de los Ranchos, en Aguilares y San Martín de Porres en Santa Ana. Además de otros locales como la Escuela Joaquín Rodezno y la planta central de Pan Lido. El saldo que ya va dejando este conflicto es espantoso. Y por lo menos se suman 54 muertes de ambas partes; 70 heridos, 25 capturados, 3 expatriados, 30 vehículos quemados. También el FAPU sufrió represión al querer hacer una manifestación. Tuvo de saldo un muerto y 6 heridos, se tomó el templo de Soyapango y El Calvario. Ante este conflicto, el Arzobispo ha hecho un llamamiento. Yendo más a fondo en buscar una solución a nuestra crisis misma estructural, yo quisiera repetir mis puntos de vista brevemente, para pedir que la solución justa y razonable sería reconocer el aviso que se ha cometido con tres líderes que aún no han sido consignados ni puestos en -libertad y que se sancione a los responsables de la violación de estos Derechos, conforme la ley. Está escrito mi pronunciamiento y salió en los periódicos. "No basta con que continúe negándose que estén en las cárceles de los cuerpos de seguridad. Existen razones suficientes para pensar que estas tres personas han sido capturadas por ellos. Otros casos similares han sido investigados, comprobados y denunciados por organismos internacionales que han venido a investigar este tipo de violaciones. Negar que tienen capturados a estos líderes, es aún entrar más en la desconfianza popular y el descrédito internacional. Reconocer la falta y castigar a los responsables, es signo de querer empezar a solucionar los graves problemas de nuestra Patria y es un medio de adquirir credibilidad para poderlo hacer". Pero también escribo esto: "En caso de que el Gobierno errónea e injustamente siga obstinado en no reconocer este abuso de poder, proponemos a los dirigentes del BPR pongan un plazo corto para terminar este conflicto. Ya han alcanzado los objetivos que se propusieron al organizar las medidas de presión que han estado realizando estos días. Lograron la libertad de su Secretario General y del estudiante de la UCA, consiguieron que a nivel nacional e internacional, se supiera que los cuerpos de seguridad han desaparecido a otros tres capturados, han tenido el apoyo y la solidaridad de miles de personas que los acompañaron a enterrar a las víctimas de la masacre del 8 de mayo. Si el Gobierno no cede consignando o liberando a los tres líderes que faltan, es porque probablemente haya que temer algo fatal. De este hecho la mayoría del pueblo ya está enterada y convencida. Existen otros motivos de carácter popular y aun humanitario que deben moverlos a no ser intransigentes, sino más reflexivos y consecuentes para terminar con las quemas de los buses, tomas de templos y embajadas, etc. Necesitamos crear un clima que permita plantear, estudiar y resolver los problemas estructurales que están a la raíz del creciente malestar popular. El pueblo, sobre todo el no consciente ni organizado, está molesto con las quemas de buses porque han sido nocivas para sus intereses. Las personas que el Bloque está reteniendo en las embajadas, necesitan gozar de su libertad y algunas de ellas restablecerse de la tensión que han vivido en estos días. Hace falta que la Catedral y los demás templos ocupados, prosigan la labor pastoral en beneficio del pueblo. Continuar manteniendo las tomas y agitando el país nos parece desproporcionado a los objetivos que les falta por alcanzar. Queremos decirlo claramente: NO LO APROBAMOS. Esto en cuanto a la situación coyuntural. Con estas circunstancias, han llegado algunas muestras de solidaridad de carácter internacional y nacional al Arzobispado. Quiero agradecer de manera especial la carta de Adveniat: "Sufrimos con las familias afectadas y sumergidas en luto por sus maridos, padres y hermanos muertos en estos actos de violencia. Queremos acompañar a su Excelencia, como padre y pastor de la Arquidiócesis, en el dolor. Y yo personalmente recordaré en la Santa Misa, las almas de los difuntos, rogando a Nuestro Señor, por la pronta convalecencia de los heridos. Mons. Esteleleri Director de Adveniat" Así han llegado otras cartas. Quiero agradecer las referencias del periódico El Independiente, que ha iniciado su tercera etapa. Además del pronunciamiento del Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional, a la cual me referí el domingo pasado, en esta semana se han pronunciado en la crisis actual, la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, el Partido político MNR, la Confederación de Religiosos y Religiosas y también la Presidencia de la República, en el discurso que todos escuchamos. Nos alegra que el Sr. Presidente esta vez no haya reaccionado recrudeciendo la represión y esperamos que los hechos se encargarán de dar credibilidad ante el escepticismo con que muchos han acogido sus palabras. Hubiéramos deseado de nuestra parte, oír una respuesta concreta a las peticiones hechas acerca de los desaparecidos, que son el motivo inmediato de las fuertes tensiones políticas de estos días. Por nuestra parte ya les leí cuál es nuestro pensamiento. Acerca de las palabras en general de ese mensaje presidencial, yo solamente quisiera decir: 1º) Que la Iglesia ya ha dicho su opinión y ha expresado su buena voluntad en ese mensaje que está a la vista de todos. 2º) Que necesita hechos concretos como signos de credibilidad para las promesas que ahí se hacen; y 3º) Que la Iglesia buscará siempre en toda relación, el servicio a la vocación integral del hombre, tanto en lo personal como en lo social, es decir, la reciente Conferencia de Puebla confirmó la opción de Medellín al compromiso preferencial por los pobres, por lo que procuraremos seguir fieles defensores de los justos intereses del pueblo. Estamos convencidos que cuanto más se les margine y explote, más expuestos están a reaccionar con una violencia desesperada y mayor es la injusticia que se comete estructuralmente en contra de ellos. En cualquier sistema o coyuntura política, la Iglesia -repetimos- no se identifica con ninguna opción concreta política, sino que apoya lo que en ella haya de justo, así como está dispuesta a denunciar siempre a lo que tenga de injusto. No dejará de ser voz de los que no tienen voz, mientras haya oprimidos, marginados de la participación en la gestación y en los beneficios del desarrollo del país. La Iglesia no dejará de predicar el amor mientras exista egoísmo, rencor y odio entre los hombres y ofrece todos los medios que están a su alcance como cooperación para solucionar nuestras grandes dificultades. Esperarnos que todos los sectores respondan con responsabilidad y generosidad y no se quede todo en una mera manifestación de juicios, soluciones, ofrecimientos, sino que colaboremos todos eficazmente para salir de esta crisis. En cuanto a los pronunciamientos de la UCA y del BPR, queremos dejar a los técnicos y al pueblo, que opine sobre sus análisis y soluciones. Por nuestra parte sólo queremos subrayar en el pronunciamiento de la UCA, su petición de cese de la represión, de las capturas ilegales y de la tortura; que se reconozca y favorezca el derecho de organización campesina y sindical, y que se esclarezca la suerte de todos los desaparecidos después de haber sido capturados por los cuerpos de seguridad. Como solidarios con el sufrimiento humano y las preocupaciones de la familia, queremos también llevar al público de nuestra Catedral, de nuestra Misa dominical, la queja de la Confederación Universitaria de Trabajadores Salvadoreños, acerca de su Secretario de Finanzas, José Guillermo Rivas Flores, quien fue capturado por la Policía Nacional. A los demás trabajadores, ya los dejaron libres pero de él todavía no se sabe. Queremos unirnos a la aflicción de las familias que han visto capturados a sus seres queridos y esperan saber algo de su suerte: José Armando Flores León, en la ciudad de Santa Ana; Andrés Molina Clímaco, campesino en San Nicolás Lempa; Héctor Antonio Benítez Castellón y Alejandro Humberto Alarcón, en Santa Ana; José Amilcar Matéu y Naún Choto en El Congo; Carlos Delgado y Blanca Alas, campesinos en la población de San José Las Flores de Chalatenango; Jorge Antonio Ascencio Alvarez, campesino, en la Iglesia de Santa Lucía de Zacatecoluca; Pedro Abrego en El Tablón, Dulce Nombre de María; Lucio Cándido Alfaro, campesino, en El Carao y Juan Francisco Romero, capturado a inmediaciones de la estación del ferrocarril, en Zacatecoluca. PENSAMIENTO FINAL - Terminamos donde había comenzado, hermanos, un llamamiento al amor. La situación de nuestro país está muy lejos de este mensaje que la Sagrada Biblia nos ha dejado en esta mañana, pero ojalá como cristianos en esta reflexión y ante situaciones concretas en que más se transpira el odio, la venganza, los intereses de la tierra que las grandes aspiraciones que Cristo vino a traer al mundo en su siembra de amor y de elevación hasta la unión con Dios de donde procede el amor que vino a salvarnos, nosotros cristianos, depositarios de todo este mensaje del amor de Cristo, hagamos de nuestra parte todo lo que esté a nuestro alcance, para cumplir lo que Cristo Nuestro Señor nos ha dejado en las palabras bíblicas de esta mañana: "Esto os mando, que os améis como Yo os he amado". Así sea... Queridos hermanos:
Saludo al regresar de Roma Yo siempre creo que lo mejor de un viaje es el retorno al hogar. Se aprende mucho, se viven experiencias nuevas, se enriquece la vida pero, sobre todo, cuando uno va como peregrino y como Pastor, todo ese enriquecimiento, todas esas experiencias las asimila en función de la casa que se le ha confiado. Trayendo, pues, a ustedes de Roma emociones nuevas, impresiones nuevas, mi retorno a ustedes es lo más grande de mi viaje y les agradezco que en esta iglesia de El Rosario, convertida en un hogar donde estamos como en familia, me hayan dado una acogida tan calurosa que para mí es un nuevo motivo de estímulo para seguir conviviendo y compartiendo las alegrías y las tristezas, las preocupaciones, las tragedias, las angustias y las esperanzas de este pueblo que, juntos, vamos peregrinando. Motivo principal Como ya les dije al principio, el motivo principal de mi viaje a Roma fue atender una amable invitación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata, cuyo fundador el P. Francisco Coll Guitart, iba a ser beatificado hace 15 días, el domingo 29 de abril. Eran dos los nuevos hombres elevados al honor de los altares: junto con el P. Coll estaba otro misionero francés, el P. Santiago Desiree Laval. Acto principal: 29 de abril. Beatificación La Basílica Vaticana, la más grande del mundo, era incapaz de abarcar aquella muchedumbre que tuvo que quedarse gran parte afuera y que aplaudía enardecida en el momento en que, después de cantar como lo hemos hecho hoy: "¡Señor ten piedad!", los postuladores de las causas de beatificación le pedían al Papa la gracia de proclamar, con su magisterio supremo de la Iglesia, que estos dos hombres merecían el honor de los altares y ser propuestos como modelo de virtud al pueblo cristiano de todo el universo. En respuesta, el Papa pronuncia las palabras que decretan la beatificación. Es un paso ya próximo a la canonización cuando un hombre es autorizado para recibir el culto de la Iglesia Universal. El P. Coll queda ya en ese proceso, cercano a la canonización. Esperamos verlo llegar muy pronto. Cuando el Papa lee ese decreto de la beatificación, se descorre la cortina que cubre las imágenes de los dos nuevos beatos en la gloria de Bernini -que es como el fondo de la Basílica- una inmensa imagen de siete metros; en la proporción de la Basílica parece tan natural; queda descubierta y se ilumina ante la alegría de todos que siguiendo la invitación del Papa cantaban: --"Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor". Y prosigue la misa, ya frente a dos nuevos santos que la humanidad ha podido ofrecer al Señor. A pesar de todo lo hermoso de esto y de las ceremonias que luego se sucedieron, yo quiero aquí compartir con los PP. Dominicos la alegría que traigo de haber estado en la casa generalicia, de haber estado en la iglesia principal de los Dominicos, Santa María de la Minerva, donde se tuvo una Misa solemne en honor del nuevo Beato; y después en la iglesia de los PP. Claretianos, ya que el P. Claret, fundador de los Misioneros del Corazón de María, tuvo gran amistad con el nuevo Beato. Peregrinación por la cuna del Santo Luego, pasando por España siempre en la misma peregrinación, visité los lugares donde nació y donde ejerció su ministerio sacerdotal Francisco Coll. Creo que termina esta peregrinación ahora aquí con todos ustedes, mis queridos hermanos, presididos por la comunidad de los PP. Dominicos y las Hermanas Dominicas de la Anunciata, que quieren así unirse en el fervor de esta iglesia dedicada a la Virgen del Rosario y a su fundador, al honor que le tributan al nuevo Beato en todo el mundo ya que es una Congregación esparcida por muchos horizontes de nuestra geografía. Urgencia de regresar: noticias del país Estando allá me llegaron las noticias de la triste situación de nuestra Patria. Y es penoso sentirse señalado fuera del país, como viviendo en un país donde la violencia parece como la respiración cotidiana. Se ven, allá fuera, versiones que aquí adentro no las podemos ver, se tienen impresiones más crueles de las que aquí mismo vemos; pero, a veces, la insensibilidad de Europa frente a América hace sentir el corazón más dolorido y sentirse uno de América Latina en Europa, como un misionero, como un despertador de la conciencia, de la fraternidad universal para pedir comprensión y amor para nuestras grandes problemáticas de América Latina. En este sentido pude cumplir ese deber cuando me llamaron a una entrevista en Radio Vaticana, cuando tuve oportunidad de platicar con el mismo Santo Padre y con otros colaboradores suyos en el gobierno central de la Iglesia y en todo lo que fue ese viaje de peregrinación: no solamente con mi fe, sino también con mi gran amor al País para traer nueva fortaleza, nueva iluminación. ¡Cómo quisiera yo que al regresar, queridos hermanos, pudiera darles a todos ustedes ese optimismo, esa alegría, esa esperanza, esos aires nuevos que nuestra fe cristiana produce donde quiera que se va implantando! La Palabra de hoy coincide con el mensaje de los dos nuevos "Beatos" Por eso creo que el mensaje que vamos a sacar de la palabra de Dios puede prescindir de un viaje a Europa, de unas impresiones tan grandiosas como las que yo he vivido, porque tenemos siempre la fuente que alimenta aquella misma santidad y aquella misma grandeza del culto, de la liturgia, del Papa y de los obispos de todo el mundo, aquí en nuestro marco concreto de El Salvador. La palabra de Dios se hace nuestra y el mensaje de Dios, que todos los domingos y todos los días se proclama desde el altar de la Iglesia, tiene que ser alimento de vida. Los dos son dos vidas, testimonio de la riqueza pascual Me acuerdo cuando el Papa, describiendo la figura de los nuevos beatos, hablaba precisamente del Tiempo Pascual que hemos tratado de vivir desde la Cuaresma como preparación y, ahora, como ir recogiendo los valores que la Redención de Cristo nos ha dejado al morir el Señor en la cruz y al resucitar, ofreciéndonos una nueva vida, alegría, esperanza. El mundo se ilumina a pesar de sus tragedias y de sus dolores con esta esperanza y esta fe de la palabra de Dios, de nuestro creer y esperar en el Cristo que vive y no morirá jamás, y que tiene el poder para salvar a todos los pueblos. El Papa decía: "este mensaje de Pascua se hace más luminoso ahora, cuando podemos presentarlo encarnado en dos hombres de esta tierra y casi contemporáneos nuestros. Cristo sigue siendo el atractivo, desde su eternidad, para todos los hombres que quieren hacer el bien a sus hermanos". Y empezó el Papa a iluminar la figura de los dos beatificados como grandes evangelizadores, como grandes catequistas, como hombres que en ambientes políticos, difíciles como los de nosotros, supieron ser superiores a toda desesperación; y, aun, como el P. Coll, teniendo que sufrir las consecuencias de la persecución que cerró los conventos dominicanos y tuvo que emigrar, llevar por el mundo -sin contar con la protección de un convento-, su vocación dominicana que lo hizo tan fecundo hasta producir esa obra maravillosa de la Congregación de las Religiosas Dominicas de la Anunciata que prolongan en el mundo su espíritu. Por eso, volvamos a las páginas de la Biblia; abramos allí el mensaje que se nos ha leído hoy. En el domingo de hoy hay una frase que da el tema a nuestra reflexión. Dice Cristo en el Evangelio: "Yo soy la vid, vosotros sois los sarmientos". LA GRACIA, EL DON DIVINO DE LA PASCUA QUE LA IGLESIA DISTRIBUYE A LOS HOMBRES 1 ¿Qué es la gracia? a) Perdón del pecado. (Aspecto negativo. Quita de la vida del hombre lo que le separa de Dios. b) Comunión en la vida de Dios: : - por amor y - por la verdad que Él nos ha revelado. (Aspectos positivos). 2 Relación entre la Gracia y la Iglesia: La Iglesia signo visible y administradora de la gracia. 1. ¿QUÉ ES LA GRACIA? Tratemos de comprender qué es la Gracia. Yo quisiera, queridos hermanos, y a los queridos periodistas que están aquí con nosotros, decirles que cuando lleven el mensaje de una de nuestras homilías no se fijen solamente en la iluminación que este mensaje da a la triste realidad de nuestro pueblo, porque entonces sí aparece como un discurso político. Que se fijen, ante todo, que lo principal de mi mensaje es la teología de la palabra de Dios. Que lo que venimos a reflexionar nuestros domingos a la iglesia es la revelación en la palabra divina del Señor. Que esta mañana la curiosidad que alguno ha traído a ver qué dice el arzobispo acerca de las matanzas de la semana, no es eso lo principal. Las vamos a iluminar pero desde esta teología sublime de la trascendencia de la palabra de Dios. Por eso, aunque no hubiera descripciones de nuestras realidades, la palabra de Dios siempre será necesario reflexionarla y será como la base de nuestra vida cristiana. Palabra sintética de un gran contenido teológico Yo me fijo, por ejemplo, cuando pregunto hoy no por un capricho de nadie, sino porque la palabra de Dios nos sugiere hablar de la Gracia, ¿qué es la gracia? Es casi como una palabra sintética de un gran contenido teológico; es decir, recoge en esa palabra que la teología ha inventado la gracia, un conjunto de riquezas y valores que Cristo en su Evangelio ha ido regando, distribuyendo a manos llenas. La labor de la teología es sistematizar esa palabra que Cristo distribuye sin ninguna preocupación de hacer teología, sino como un Pastor bueno -como acaba de cantar el coro que reparte y da a su rebaño el alimento que necesita. El Evangelio de hoy, la comparación y síntesis más exacta: vid y sarmiento... (Los campos de Europa en primavera... en verano...) En el Evangelio de hoy nos ha aparecido la palabra gracia y, sin embargo, todo él es una definición de la gracia. Cuando Cristo compara: "Yo soy la vid y vosotros sois los sarmientos. El sarmiento lleva frutos si permanece unido a la vid, pero si es cortado de la vid, ya no recibe la savia de la cepa y se marchita y muere y no sirve más que para ser echado al fuego" - ¿Qué es esto en el lenguaje de Cristo? Una definición bellísima de la gracia. He pasado por los campos de Europa precisamente hoy cuando comienza la primavera. Uno de los espectáculos más primorosos de la primavera que comienza son los viñedos que comienzan a retoñar. En Europa pasa el invierno frío como la muerte, ha dejado sin hojas la vegetación, entre ellos las vides. Los que cultivan las vides cortan toda la ramazón y dejan solamente la cepa, el tronquito. Esos tronquitos, esas cepas, están retoñando ahora. Vieran qué gusto da ver como que la vida comienza en aquella muerte y esas ramitas que ahora son tiernas, en mayo van creciendo y se van extendiendo y les ponen en qué apoyarse porque luego comienzan a echar los racimos de uva. Allá por agosto, en lo que se distingue bien el calor del verano, comienzan a recoger los racimos de uva. Entonces comprende uno la comparación de Cristo: Yo soy la cepa, Yo soy como el tronquito que está en la tierra sacando el jugo, la vid; las ramitas son ustedes y si permanecen unidos a esta cepa, comenzarán a producir los grandes racimos. Y mi Padre es el agricultor, Él cortará esos racimos para que echen más, para que produzcan más. Permaneced unidos conmigo; si no permanecéis unidos conmigo, moriréis. "Sin Mí nada podéis hacer". No se trata del hacer natural, hay muchos pecadores que están haciendo mucho. Todos los trabajos de la tierra se pueden hacer sin vivir en gracia de Dios; y hasta puede darse el caso que un profesional, un artista, un artesano sea buen profesional, buen artista y no se preocupa de vivir en gracia de Dios; pero todo lo que está produciendo es como una cepa arrancada, no circula por allí la vida de la vid; no está unido a Cristo y puede producir muchos frutos en la tierra, grandes organizaciones, pero no produce para la vida eterna. Cuando Cristo dice: "Sin Mí nada podéis hacer" se está refiriendo a ese quehacer que permanece para la vida eterna. Ese quehacer que cuando se trata de un P. Coll o de los hombres que han sido beatificados, o aunque no hayan sido beatificados, cuántas de nuestras gentes -humildes mujercitas de nuestro campo, hombres honrados de nuestros pueblos- han vivido preocupados de permanecer unidos a Cristo; a la hora de la muerte son felices, sus manos están llenas de racimos, obras buenas para la vida eterna que nadie se las puede quitar. ¿De qué sirve pasar la vida únicamente para hacer dinero, únicamente para estar bien y estar subiendo políticamente, si cuando menos se piensa se corta la vida? y ¿qué queda de todo lo que aquí en la tierra se ha trabajado? Solamente queda esa unión con Dios. a) El perdón de los pecados ¿Qué es, pues, la gracia? En la palabra de hoy encuentro, en primer lugar, el perdón de los pecados. El gran milagro de la gracia, lo primero que hace, es convertir a un hombre que encontraba su placer, su gusto, en las cosas de la tierra, en los placeres del vicio de la carne, en la idolatría del dinero; no confiaba más que en la fuerza del poder político o en el dinero; pero llega un momento en que la verdad de Dios le descubre la vanidad de todas esas cosas y descubre la belleza de vivir unido a Cristo por la gracia, por el amor. Es cuando dice Jesucristo, en el Evangelio de hoy, "vosotros estáis limpios por las palabras que os he hablado". Quiere decir que el mensaje que se predica limpia el pecado. Si hay una alegría profunda para el que predica, es oír que en el corazón del hombre ha cambiado el aspecto de su vida. Y le puede decir Cristo: "ya estás limpio por las palabras que te he mandado decir". Si yo predico, hermanos, no es buscando otra cosa más que la conversión. Cuando denunciamos crímenes e injusticias, nosotros no buscamos venganzas, ni odios, sino que queremos la conversión del pecador. Cuántas veces hemos dicho ya que son muchas las veces que hemos tenido que denunciar manos manchadas de sangre, no para pedir venganza contra ellas, sino para obtener su conversión: ¡lávense en el arrepentimiento, conviértanse al Señor! "Ya estáis limpios por las palabras que habéis oído". ¡Dichoso el hombre que escucha la palabra con sinceridad de conversión! Esto es la gracia: cuando el hombre siente que le han quitado de encima un peso enorme, el peso que le oprimía, el del pecado. Y lo queremos decir con palabras que la segunda lectura nos ha mencionado hoy, es "No amemos de palabra ni de boca sino con obras y con la verdad"; y nos ha hablado de tranquilizar la conciencia, de guardar los mandamientos, de hacer lo que Dios quiere. Todo esto está en esta línea de la Gracia, de quitar el pecado del hombre. Todo esto está en la línea de convertir y de poner la felicidad del hombre, que no la puede encontrar en la tierra ni en los bienes transitorios, mas que en el amor y en la unidad con Jesucristo, cepa de vida eterna. b) Comunión en el amor y en la verdad Es también, digo, comunión en el amor y en la verdad. Si Cristo no hubiera hecho otra cosa más que quitar del corazón del hombre la pesada lápida del pecado, ya era bastante bienhechor; pero Cristo ha hecho algo más: la gracia de la Pascua. La gracia de la redención es algo positivo, no solamente es quitar el pecado, sino que es dar algo nuevo que el hombre no tenía, y son dos cosas: el amor y la verdad En la Palabra de hoy encontramos estos dos tesoros cuando Cristo habla: "Permaneced unidos conmigo. Permaneced en mi amor. Este es mi mandamiento" ¿Qué es un mandamiento?, dice la segunda lectura: que amemos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos -a otros tal, como nos lo mandó. Que creamos en el nombre de Jesucristo y nos amemos como el Señor nos mandó. Aquí están los dos aspectos de la gracia. Como verdad, creer en lo que Cristo ha traído, creer en el nombre de "Jesús", es todo el contenido de ese nombre. Es decir "ese Cristo es Dios que ha venido a la tierra", es aceptar su Evangelio, es creer en todo lo que Él ha hecho y ha predicado. Esta es la verdad suprema, la que nos hace verdaderamente libres y la que pone la base del verdadero amor; que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. No es un amor de romanticismo y de sentimentalismo, es un amor de obras y de verdad; es un amor que despoja del egoísmo para compartir con nosotros la felicidad que se tiene; es un amor que tiene el valor y la audacia de perdonar hasta la mano que te hiere para decir como Cristo: "Padre, perdónalos, no saben lo que hacen"; es un amor que lleva a identificarse hasta con el más odioso; es un amor que no divide sino que une, que pone las bases de la verdadera paz. Esto es la civilización del amor que los obispos en Puebla anhelan para toda América Latina. El amor no es débil. Muchos que han puesto su confianza en la violencia y en el odio y creen que así se va a componer la sociedad, están ignorando que la fuerza no es el odio ni la violencia, eso es debilidad; la fuerza es el amor y si no hemos visto una transformación por amor es porque no hemos ensayado de verdad la fuerza del amor. Quisiéramos verla realizada sin poner nosotros el contributo de ese amor auténtico. Amor y verdad Cuando se habla también de libertad, la palabra es muy bonita y se ama mucho en nuestro tiempo, sin embargo, en la encíclica nueva de Juan Pablo II quiere unir este concepto de la libertad, de los derechos del hombre, con el concepto de la verdad "Jesucristo -dice el Papa- sale al encuentro del hombre de toda época, también de nuestra época, con las mismas palabras: "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres". Estas palabras encierran una exigencia fundamental y al mismo tiempo una advertencia: las exigencias de una relación honesta con respecto a la verdad, como condición de una auténtica libertad; y la advertencia, además, de que se evite cualquier libertad aparente, cualquier libertad superficial y unilateral, cualquier libertad que no profundiza en toda la verdad sobre el hombre y sobre el mundo. También hoy, después de dos mil años, Cristo se nos aparece como Aquel que trae al hombre la libertad basada sobre la verdad, como aquel que libera al hombre de lo que limita, disminuye y casi destruye esta libertad en sus mismas raíces, en el alma del hombre, en su corazón, en su conciencia. Qué confirmación tan estupenda de lo que han dado y no cesan de dar aquellos que, gracias a Cristo y en Cristo, han alcanzado la verdadera libertad y la han manifestado hasta en condiciones de constricción exterior". Entonces el Papa menciona como Cristo, en el curso de tantos siglos, comenzando por los apóstoles ha comparecido junto a hombres juzgados a causa de la verdad y ha ido a la muerte con hombres condenados a causa de la verdad. ¿Acaso cesa El de ser continuamente portavoz y abogado del hombre que vive en espíritu y en verdad? Sea ésta una palabra de aliento para que en un ambiente de mentira, de distorsión, de falsificación, sepamos que por allí no se respira la libertad. La libertad tiene que ser esto que nos acaba de decir el Papa: "el producto de la verdad"; y Cristo irá con el hombre de la verdad, aun cuando sea llevado a los tribunales y aun como cuando frente a Poncio Pilato, le pregunta " ¿qué es la verdad? ". Él dice: " Yo para eso he nacido, para dar testimonio de la verdad". Cristo acompaña a todas las víctimas de la verdad. Por eso la gracia es la verdad comulgar con la verdad que el Señor nos ha revelado, comulgar sobre todo con el amor que Dios nos ha revelado en su Hijo Jesucristo. "Mirad, dice el Evangelio, cómo ha amado Dios al mundo, que le ha dado a su propio Hijo, para que el mundo sea salvo por Él". Y aquel Cristo, enviado por el Padre como testimonio del amor, nos dice todos los días y lo va a decir dentro de un momento en la Misa: "Tomad y comed, esto es mi cuerpo, ésta es mi sangre que se derrama por vosotros. Yo soy el que me entrego por la vida de mis hermanos y a la gloria de mi Padre". ¡Esto es amor! Amor es darse, amor es entregarse sin reservas; amor es querer sin egoísmo, amor es no explotar sino servir, amor es todo eso que nos enseña la religión. Comulgar con el amor que Dios tuvo al mundo enviándonos a su Hijo, eso es la gracia Que nos amemos como Dios nos ha amado, éste es el mandato nuevo de la ley cristiana y ésta es la gracia. Por eso, cuando se trata de beatificar o canonizar a un hombre, es aquí donde se le examina su amor. El amor es la santidad y la medida de la santidad. Si un hombre sabe desprenderse de sí mismo y amar, es santo; si un hombre habla mucho de santidad pero no sabe amar, no es santo. Miremos a la luz de esta verdad, en la que 'se nos examinará en la tarde de la vida, como dice el poeta San Juan de la Cruz: "En la tarde de la vida te examinarán sobre el amor", y si pasas este examen, te salvarás y serás santo en la medida en que apruebes. Ojalá que con una nota lujosa, con un buen diez de examen, pases el examen del amor. Pero si no te encuentran válido en el amor no entrarás en el reino de los cielos. El que odia, aunque sea luchando por reivindicaciones de la tierra, pero si odia, no está construyendo la verdadera libertad; el que hace violencias, porque cree más en la violencia que en el amor, no está construyendo la verdadera libertad -libertad de apariencia, como ha dicho el Papa-, sino libertad fundada en la verdad y en el amor. Esta es la comunión con el Señor que nos invita Cristo cuando dice: "Permaneced unidos como la vid y los sarmientos". 2. RELACIÓN ENTRE LA GRACIA Y LA IGLESIA LA IGLESIA SIGNO VISIBLE Y ADMINISTRADORA DE LA GRACIA Pablo sospechoso... su seguridad: su vocación... y su comunión con la Iglesia Aquí quiero fijarme en la primera lectura. ¡Qué preciosa descripción de Pablo, perseguidor! Por eso era todavía sospechoso en las comunidades de la Iglesia. Llega a Jerusalén y no le tienen confianza, dice el libro de los Hechos. A pesar de que ya había hablado con Cristo, que ya había conversado del nombre del Señor con otros gentiles, fue a Jerusalén para confrontar con Pedro y los apóstoles; y sólo cuando ha confrontado su predicación y su doctrina con los pilares de la Iglesia, entonces ya lo admiten; es un "predicador", ya pertenece a la jerarquía del cristianismo, y desde allí todavía sufre la persecución que tiene que sufrir el verdadero predicador. Unos filósofos griegos hasta trataron de eliminarlo. Esta es la suerte de todo aquel que va predicando el nombre de Jesús: trataron de eliminarlo, completaron contra él; pero entonces los cristianos lo mandaron para otra parte. Huir no es cobardía cuando se puede hacer el bien en otro lado. Allá Pablo comienza a predicar la gran doctrina que lo ha hecho tan santo y tan famoso: la de la libertad en Cristo Nuestro Señor. a) Iglesia jerárquica, institución... Pero aquí tenemos dos cosas en la lectura de hoy: una, conexión con lo jerárquico. Pablo, a pesar de que ya lleva en su corazón la vocación, ha visto a Cristo, les contó a los apóstoles cómo había platicado con el Cristo resucitado cuando lo derribó camino de Damasco. Sabe él que lo va predicando es Cristo que le ha hablado a él, sin embargo, necesita una confrontación con aquellos que Cristo ha puesto para ser los guardianes de la revelación; y sólo cuando esa vocación de Cristo se conecta con esta misión de los apóstoles, Pablo ya es un "apóstol", ya es un obispo, ya es un predicador de la Iglesia Cristiana. Esto necesitamos todos los que predicamos también: una vocación en la que sentimos el llamamiento de Cristo. Pero no basta, sino una comprobación jerárquica que nos una al magisterio autorizado de la Iglesia. Mi visita al Papa... Esto lo acabo de vivir por mi parte con gran alegría cuando el lunes, de esta semana que acaba de pasar, el Santo Padre tuvo la bondad de recibirme en una audiencia privada. Ya lo había saludado el miércoles pasado cuando fuimos a la audiencia pública que llena toda la plaza de San Pedro y él invita a los obispos para que suban a su tribuna, a su tarima y desde allí impartir con él la bendición a todo el pueblo. Después saluda uno a uno; y cuando le dije mi nombre y mi cargo aquí en San Salvador, me dijo que esperaba poder platicar en privado. Me valió mucho esa palabra para poder, luego, pedir la audiencia que el Papa mismo me habla insinuado; y el lunes, a medio día, tuve la dicha de estar conversando con el Papa, escuchar de sus labios mismos la consolación de decirme: "ya comprendo que el ambiente en que usted tiene que llevar su pastoral es muy difícil, muy difícil. Me dio, naturalmente, las orientaciones, los consejos que un jefe Supremo de la Iglesia tiene que dar a un colaborador en una situación difícil también: "mucha prudencia; mucho cuidado; pero también la audacia, la denuncia cuando se trata de casos muy graves. Tiene que hacerse también". La Iglesia tiene que cumplir ese deber de estar acompañando al pobre, de ser voz de los que no tienen voz; pero, precisamente, para no quemarse en esa misión, el Papa tiene la prudencia de aconsejar el cuidado de mantener siempre esa autoridad de la Iglesia. Y citó muchas veces, comparando con mi situación, su pastoral que él también tuvo que desarrollar. Me dijo: "En ambientes muy difíciles en Polonia, donde el Gobierno tampoco es un gran colaborador de la Iglesia, la Iglesia tiene que ir también sorteando las dificultades para llevar el mensaje de Cristo a los corazones". Habló mucho de ustedes, queridos hermanos. Cómo el Papa trata de amar y de escuchar, a través de sus obispos, la voz de todo su pueblo! Un gesto que me quedó grabado para siempre es la atención con que Juan Pablo II escucha. Cuando terminaban sus frases y yo comenzaba a hablar, él se ponía todo atención, hasta físicamente se inclinaba para escuchar, como para comprender. Yo entiendo que él, que inesperadamente fue sacado del ambiente de Polonia para un cargo tan difícil como es el ser Pastor de todo el mundo, sin haber tenido antes experiencias de curias romanas, de trabajo universal, está ahora muy atento a escuchar los diversos horizontes del mundo para poder ser el Pastor de todos En conjunto, pues, este momento es que la Biblia hoy nos ha dicho: "Pablo subiendo a Jerusalén y hablando con Pedro...", se realizaba en mi pobre vida, también yendo a Roma y platicando con el nuevo Papa. Debió ser lo mismo que sacaba San Pablo: tenemos que ir a sufrir, tenemos que ser mal interpretados, tenemos que enfrentarnos con audacia a situaciones' muy difíciles, pero vamos unidos en esa comunión que nos conecta con aquel que ha sido puesto para ser la autenticidad de la doctrina que Cristo ha traído al mundo. b) Iglesia, Pueblo de Dios Pero hay otro polo, queridos hermanos, y quiero subrayar esto: son ustedes. ¡Qué bonito termina la primera lectura de hoy!: "En tanto la Iglesia iba creciendo en fidelidad al Señor, se iba extendiendo más bajo la fuerza del Espíritu". Créanme, ahora cumplo el deber de decirles: me he sentido muy orgulloso de mi Arquidiócesis cuando he recorrido mundos tan diversos, porque por todas partes se habla de nosotros y se quiere conocer la experiencia de nuestra Iglesia. En Europa, cuando estaba junto a la tumba del P. Claret, allá en Vich, cerca de Barcelona, me recordaba un P. claretiano que el P. Claret -fue obispo en Santiago de Cuba y después pasó a España, allá murió y fundó la congregación de los Claretianos- tenía esta frase: "América es la viña nueva, Europa es la viña vieja". Y que ponía toda su ilusión y su esperanza en esta América a donde luego llegaron sus misioneros. Y ahora que hablamos de la viña, de la vid y los sarmientos; y cuando nos dice el libro de los Hechos que la Iglesia del pueblo iba creciendo en fervor, en fidelidad al Señor, impulsada por la fuerza del Espíritu; yo creo, hermanos, que no hay el peligro, o si lo hay cuidémonos, que el Papa trató de desenmascarar en su discurso de Puebla: "Mucho cuidado, dijo el Papa cuando se habla de la Iglesia del pueblo, porque la podemos convertir en una democracia", como que si el pueblo es el que dispone y los ministros, los sacerdotes, tenemos que hacer lo que el pueblo diga, ¡No es eso!, si fuera así, sería un mal sentido de Iglesia. Pero la Iglesia a la que me estoy refiriendo en la palabra de los Hechos de los Apóstoles, la Iglesia que crece en la fidelidad al Señor y en el impulso del Espíritu Santo, ésta es nuestra Iglesia: sacerdotes, religiosas laicos, comunidades de pueblos y cantones que tratan de alimentar su meditación en la palabra del Señor. Yo veo que están creciendo en fidelidad al Señor. Y por eso les llamaría yo la atención, como el Papa lo hizo a los obispos en Puebla: que cuando hay un gran peligro de convertir la Iglesia en un grupo político, sí la echamos a perder; pero cuando la Iglesia mantiene su fidelidad al Señor y su impulso del Espíritu Santo y desde esa luz ilumina y participa en las realidades políticas, entonces es la Iglesia que necesita nuestro tiempo. No es una Iglesia que por mantenerse fiel al Señor y bajo el impulso del Espíritu tenga que renunciar a las realidades de la tierra. Eso sería una desencarnación, eso sí seria opio del pueblo, eso sí sería una religiosidad alienante; y, por desgracia, hay muchos que piensan todavía en una piedad así, sin compromiso. Pero sepamos equilibrar este pueblo, sobre todo, este pueblo nuestro tan angustiado, tan problematizado, tan necesitado de reivindicaciones justas. Tiene que encontrar en el fermento del evangelio y de sus cristianos la fuerza que lo transforme; pero lo transformará el cristiano que se mete en política en la medida en que sea fiel al Señor y se mantenga bajo el impulso del Espíritu Santo. En su propia vocación, cada hombre tiene que ser un mensajero del Espíritu y del Señor para transformar la sociedad en que vive. ¡Esta es la Iglesia que yo sueño!, ¡ésta la Arquidiócesis que yo le pido al Señor!: Un pueblo que vaya creciendo en la fidelidad al Señor y que se deja llevar por el impulso del Espíritu Santo. La Iglesia no quiere ser una fuerza de oposición política; ¡jamás!. Jamás lo he dicho, ni seré. ¡La Iglesia no quiere ser un partido más de subversión, no lo será nunca, no lo puede ser!. Si la Iglesia subvierte, si la Iglesia inquieta, si la Iglesia es tildada de marxista, de política, de comunista, que eso quede solamente en el campo de la calumnia por parte de aquellos que no resisten que haya una Iglesia que desde la fidelidad al Señor y desde el impulso del Espíritu, denuncia todas las injusticias que se cometen en cualquier sector de la humanidad, Esta es la Iglesia que tenemos que construir, queridos hermanos. Yo les invito, todos los domingos, a que construyamos esta verdadera Iglesia de fidelidad al Señor y a dejarse llevar por el impulso del Espíritu Santo. Por eso digo que la Iglesia, que es ese pueblo de Dios, nos da también a los Pastores la garantía de estar proclamando la verdadera fe que Cristo nos ha revelado; por eso, desde esta perspectiva de la Iglesia, miremos las perspectivas del mundo. HECHOS ECLESIALES En primer lugar, esta comunidad que trata de ser fiel al Señor y con la cual es mi gran responsabilidad de Pastor, yo la siento casi palpable esta mañana, en esta misa, en que la Arquidiócesis se une a la alegría de las Hermanas Dominicas y de los Padres Dominicos ya que el P. Coll vestía el hábito dominico. Era un dominico, un hijo de Santo Domingo de Guzmán, y el espíritu de Santo Domingo lo irradió y lo heredó a esta comunidad de las Dominicas de la Anunciata. Cuando ellos, los Padres y las Religiosas, bajo esta inspiración están haciendo tantas obras entre nosotros, toda la Arquidiócesis se alegra como se alegra con los diversos carismas de las diversas congregaciones, de las diversas parroquias y comunidades; ya que entre todos le damos la riqueza espiritual y verdadera de nuestra Iglesia. A este propósito, me alegro con una comunidad que cuenta con sacerdotes y religiosas -que según me han contado- han sido un modelo de participación en la angustia del pueblo cuando se ofrecieron el 8 de mayo a ir a colaborar en el hospital y a limpiar, vestir y a sepultar a los muertos que quedaron en la Catedral. Yo me siento verdaderamente orgulloso de que haya en nuestra diócesis una comunidad donde religiosas de diversos sectores, de diversas congregaciones, al llamamiento de la necesidad en el mundo, dejan una reunión de pastoral y se van a servir, ¿en qué podemos servir al hermano?, en quien quiera que sea. Esta comunidad también siente que es suyo el problema de todos los que la componemos. Pasado mañana es día de las enfermeras; yo quiero anticipar una felicitación a ese gremio de la humanidad que comparte el sufrimiento de nuestros dolores e invitarlas si alguna me escucha y hace llegar esta invitación a otras enfermeras, enfermeros, médicos y trabajadores de hospitales, mañana a las 4 de la tarde, en el Hospital de la Divina Providencia. Quiero adelantar este homenaje a las enfermeras; las invito para que vayamos a reflexionar un poquito ante el médico divino, Jesucristo, en la misión de la enfermera en el mundo. En esta Iglesia del Rosario nos sentimos también una comunidad bajo la protección de la Virgen María. Quiero hacerme eco a la insistencia del Papa para que los católicos seamos muy devotos de la Santísima Virgen María y recemos, si es posible, con frecuencia el Santo Rosario. A propósito, hoy día 13 de mayo, se celebra a la Virgen de Fátima. Allá en Planes de Renderos, a las 4 de la tarde hoy, hay un espectáculo muy típico, muy bonito nuestro:. la procesión de las palmas y la misa en honor de la Virgen. Yo les invito, si tienen tiempo, a que vayan a Planes de Renderos y participen en esta peregrinación, no por turismo, sino por oración. Vayamos a orar a la Virgen por las necesidades de nuestra Patria. Esta comunidad también siente la venida litúrgica del Espíritu Santo. Dentro de Tres semanas, el 3 de junio, vamos a celebrar el día de Pentecostés que nuestros sacerdotes, en la reunión última tuvieron, han recordado que es el día del Seminario; y que, por tanto, lo convertiremos en una plegaria por nuestras vocaciones y en un llamamiento a apoyar la obra del Seminario. También, el día del Espíritu Santo que viene a la Iglesia, sería bueno para esa fecha, como el año pasado, preparar las confirmaciones de nuestros jóvenes. Yo invito a las diversas comunidades que preparen jóvenes y que nos avisen para que si es posible, en la misa del día de Pentecostés, podamos administrar el sacramento de la Confirmación a muchos jóvenes de nuestra comunidad arquidiocesana, como lo vamos a hacer el sábado que viene en la Parroquia de Colón, donde varios cantones van a unirse para recibir el sacramento de la Confirmación. Junto a la memoria del Seminario, quiero recordar en esta comunidad de la Arquidiócesis, a queridos sacerdotes que ya no están con nosotros pero que su memoria vive con nuestro cariño. Murió, como ustedes saben, trágicamente el P. Benito Alfaro en los días que yo estuve ausente, Párroco de San Rafael, Chalatenango. Hoy lo encomendaremos mucho en nuestra misa y me uno íntimamente al sufrimiento y a la orfandad de su familia. Iban cuatro niños con él en el vehículo que chocó, pero los niños, gracias a Dios, quedaron salvos. Se celebró ayer y antes de ayer, el aniversario segundo de la muerte trágica del P. Alfonso Navarro. Yo agradezco a quienes todavía le celebran con cariño su mensaje que trajo al mundo. Recordamos también, con mucho cariño, al Padre Segura que murió el 1º de mayo hace un año. El Seminario, como es justo, se conmovió ante este recuerdo y celebró una preciosa misa en sufragio por él. Me uno al dolor de tantos hogares de luto en estas circunstancias. Por tanto difunto pido oraciones, tantos acontecimientos que nos han traído amargura y sufrimiento. Entre estas familias de luto yo quiero recordar, por petición especial, a don Andrés Orellana Mejía, de Cancasque, en su aniversario de muerte; y pedir para que todos nuestros difuntos también encuentren esa gloria de la alegría que Cristo promete. Quiero ofrecerles un nuevo servicio de comunicación social de nuestro Arzobispado: Un boletín semanal titulado "Noticias y Comentarios", cuyo objeto es llevar una verdad comprobada y depurada frente a tantas maneras de distorsionar la vida en nuestro País. A este propósito, quiero recomendarles que nos apoyen, nos ayuden en el sostenimiento entusiasta de nuestro periódico ORIENTACION, que todas las semanas- trata de ser un reflejo de la situación del país y del mensaje que la Iglesia quiere llevar a esa situación. Lo mismo, su apoyo para nuestra emisora Y.S.A.X., que ciertamente está cumpliendo una gran misión y por eso tiene que sufrir la persecución como todo lo de la Iglesia. Estamos llevando también un esfuerzo para divulgar las encíclicas y las homilías. Hay una oficina aquí, al lado poniente de la Catedral, donde pueden adquirir estos folletos para que sean materia de reflexión en su vida cristiana. Esta comunidad se une a la comunidad de la diócesis de Santa Ana, donde han estado celebrando las bodas de Plata de Mons. Benjamín Barrera y Reyes, obispo de Santa Ana, que cumple 25 años. Desde el 5 de mayo de 1954 comenzó a pastorear como obispo aquella diócesis hermana. HECHOS DE LA REALIDAD NACIONAL Terminando ya, hermanos, quiero decirles mi impresión al regresar, ¡Qué doloroso es peregrinar representando una diócesis enclavada en un país convulsionado! Pero, ¡cuánto bien se puede hacer como misionero de esa diócesis para aclarar informaciones tergiversadas, para despertar insensibilidades, para promover la comunión de la oración y de la solidaridad con otras comunidades! Este ha sido mi peregrinar en estos días que he estado ausente de la diócesis. Pero al volver, el gran consuelo de encontrarse con su familia, la familia de la diócesis, es un consuelo que se torna participación en la angustia y en la tensión. He tratado de informarme y concebir un criterio justo y evangélico de lo que está pasando entre nosotros. Según la realidad, tenemos que lamentar hechos que todos ustedes ya conocen, pero que quisiera recordarles brevemente como una densa semana vivida en estos días: -La Catedral y otras embajadas tomadas. –Policías asesinados. -Boicoteado el transporte. -Una cruel masacre en la que se disuelve a fuerza de balas una manifestación pacifica, dejando un saldo muy elevado de muertos y heridos. Este día se agregan otros cuatro que van a ser sepultados después de una misa que se ofrecerá por ellos en la Basílica -a las 11 de la mañana. -Un informe oficial de la Policía Nacional- en que no reconoce su error, sino que culpa a los manifestantes de haber iniciado el tiroteo. -Una promesa del Presidente de hacer una minuciosa investigación sobre la masacre y la amenaza de decretar estado de Sitio. ¿Qué pensar ante todos estos hechos?. Ante todo, pregunto: ¿Por qué hemos tenido que llegar a estas situaciones?. ¿Las causas últimas?. Yo quiero solidarizarme con un pronunciamiento muy prudente y sabio que ha sido escrito por el Consejo Superior Universitario de la Universidad de El Salvador, donde dice: "Es un hecho de aceptación general, tanto nacional como internacionalmente, que la crisis que conmueve periódicamente a la sociedad salvadoreña encuentra explicación, en último término, en la naturaleza altamente desigualitaria en que los diferentes sectores participan en los procesos de producción y distribución del ingreso del país. No puede ignorarse que en los últimos años, la producción se ha incrementado apreciablemente; pero tampoco se puede negar que la expansión económica no ha generado un proceso paralelo de democratización social, en cuanto a la participación en el goce de sus frutos por los sectores mayoritarios de la población. Por otra parte, estos sectores no sólo son marginados por las formas prevalecientes de organización social de producción, sino que reciben las consecuencias de la crisis económica que desde mediados de los años sesenta perdura hasta hoy. Al mismo tiempo se ha venido desarrollando y consolidando una tendencia hacia las formas autoritarias de conducción de la sociedad, negando en la misma medida las formas orgánicas de expresión de los intereses de todos los sectores, y conduciendo por ello, a una crisis de representatividad y legitimidad del Poder Político y del Estado de Derecho mismo. Al negarse a los sectores populares, dentro de este marco general, las posibilidades efectivas de participación orgánica en el goce de los frutos del proceso productivo, los conflictos se presentan con mayor frecuencia y con más intensidad, obligando a dichos sectores a buscar métodos alternativos, como mecanismos de presión social, tratando con ello de que sus intereses sean atendidos, y generando con ello reacciones y respuestas cada vez más autoritarias y represivas de parte de los sectores que controlan el Poder Político Este proceso irracional no hace sino abonar el terreno para que los conflictos sociales y políticos tiendan a dirimirse con un método inconsecuente, que la Universidad de El Salvador definitivamente rechaza, y que es la VIOLENCIA. A continuación hace una comparación con lo que pasó en la Universidad: cómo los caminos de la represión no son conducentes y que la reivindicación de un (Urden más racional se hace imperativo urgente. La Iglesia está muy de acuerdo con este pronunciamiento y cree que allí está la causa última de esta situación. La causa próxima, como todos la han conocido, es la captura ilegal de cinco líderes del Bloque Popular Revolucionario. Ya dos de ellos fueron liberados, pero no se dice nada de los otros tres quienes consta que fueron capturados por los cuerpos de seguridad y no han sido consignados a los tribunales. La única forma razonable y justa para resolver este conflicto, que actualmente aflige al País, no es reprimiendo y amenazando con "estado de sitio", sino respondiendo a las demandas justas que se están haciendo. ¿Qué se han hecho los tres líderes que aún no han sido liberados?. No es sólo el Bloque Popular Revolucionario quien hace esta pregunta, es todo hombre de buena voluntad en El Salvador que pide al Gobierno el respeto de la ley y de la libertad de sus hermanos... Quisiera agregar también -muchas gracias por esa aprobación- que no son estos tres los únicos que están desaparecidos... que sólo a partir del 22 de febrero -prescindamos de lo anterior- hasta el 8 de mayo, tenemos la lista de 13 nombres, capturados y desaparecidos, que sumados a los anteriores, suman ya por lo menos 127 desaparecidos. ¡Son nuestros hermanos y queremos saber dónde están!... Se ha prometido que se hará una investigación exhaustiva. ¡Cómo nos gustaría!, es lo justo. Pero tenemos un temor, -si una investigación va a correr la misma suerte de la que el 14 de septiembre se pidió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que observase e investigase la situación de los derechos humanos en El Salvador, no hay mucho que esperar. Ciertamente es lo justo, pero con el fin de aceptar responsabilidades, de sancionar a los culpables y de enmendar errores. Para mí, esto es lo más grave: que se cometen errores y no se reconocen. Todos tenemos que reconocer nuestros errores y no distorsionar la verdad para una aparente salvación del honor. Por otra parte, yo quiero decir con franqueza: es mi deber repudiar las fuerzas de la violencia y los atropellos a la libertad de acción como: en la quema de vehículos, el ametrallamiento de residencias, ocupaciones de oficinas o de locales destinados al pueblo. Hay un principio de moral inconmovible que proclama: "no hay que hacer el mal aunque sea para lograr bienes". En mi Tercera Carta Pastoral, sobre la violencia, recuerdo una serie de detalles morales que no deben olvidar los que dirigen estas estrategias de presión, bajo pena de estar cometiendo ellos mismos lo que dicen condenar. Mayor razón, entonces, para que los encargados de promover el bien común conjuren a tiempo y prevengan, con leyes justas y actuaciones honestas e imparciales, la necesidad de llegar a estos excesos que tenemos que lamentar con vergüenza. Me permito hacer un atento llamamiento a los países amigos, cuyas embajadas se han visto afectadas por esta situación, a que interpongan la fuerza de sus relaciones diplomáticas para obtener, dentro de nuestro País, una situación menos inhumana. La franqueza de un Senador en los Estados Unidos, creo que es un ejemplo reciente que es digno de imitarse cuando se tiene verdadera solidaridad internacional. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR Vamos a terminar después de esta perspectiva de nuestra historia concreta que, vuelvo a repetir, no es el objeto central que ilumina con la luz de mi predicación. Recordemos que el centro de nuestra predicación v de nuestra reflexión: "Yo soy la vid vosotros sois los sarmientos. Permaneced unidos conmigo". Sólo esto nos puede dar la verdadera dignidad y la verdadera libertad. No nos dejemos ilusionar por apariencias de libertad. Busquemos la libertad en la verdad y la verdad está solamente donde está Cristo: "Yo soy la verdad". El Cristo que nos ofrece este gran don de la Pascua, el don de su gracia, la participación de su vida y de su verdad, nos está esperando en el altar. Y esta vez para recibir con agasajo de agradecimiento a las Hermanas Dominicas de la Anunciata y a los Padres Dominicos, ofreciendo un hermano, flor de santidad, para el cielo; y a toda la comunidad de la diócesis de la que yo quisiera decir la hermosa frase de la primera lectura de hoy: "La Iglesia iba creciendo en fidelidad al Señor y se movía impulsada por el Espíritu de Dios". Así sea... Queridos hermanos:
Para los que están escuchando por radio y han manifestado su descontento con las interferencias de los domingos pasados, creo que será como una buena noticia la que publicó El Mundo el viernes de esta semana. Es una carta del Señor Presidente de ANTEL, en que dice: "Cumpliendo con instrucciones superiores emanadas de la Presidencia de la República y en mi carácter de Presidente de ANTEL, le informo a usted y a la ciudadanía salvadoreña que merece todo nuestro respeto, que esta Institución no ha tenido ninguna injerencia, como maliciosamente se ha dado a entender por otras publicaciones, en las interferencias que han venido ocurriendo en la citada emisora Y.S.A.X. Al respecto, considero oportuno comunicarle que ANTEL, como organismo estatal encargado del control técnico de la instalación y operación de equipos tales como radiodifusión, sonora y televisión, radioaficionados, bandas ciudadanas, ha ordenado que se efectúe una minuciosa investigación conducida por su departamento radio-eléctrico, a efecto de deducir responsabilidades en el caso aludido. Y de obtener resultados concretos, proceder de acuerdo con la ley a penar a los infractores que provocan estas situaciones". Para terminar la carta dice: que siguiendo fielmente los postulados dictados por el Supremo Gobierno, reitera que en ningún momento se ha vulnerado el derecho de libre expresión consagrado en nuestra Carta Magna y que es respetuosa de los derechos que asisten a los diferentes medios de comunicación social de la República" etc. Quiero agradecer y espero que esta promesa sea eficaz, y que podamos ahora comunicarnos libremente ya que, como lo acaba de confesar la misma ANTEL, en sus manos está poder poner remedio cuando suceden estas cosas tan desagradables. Ojalá, pues, que la voz del Pastor pueda llegar hasta todos sus fieles que tienen interés en escuchar su palabra. Pascua y Año Litúrgico: Triduo Pascual. (Muerte, sepultura y resurrección). La palabra de hoy no es mía, como nunca ha sido mi palabra, es la palabra de Dios que yo trato únicamente de comentar y aplicar a la realidad. Nos encontramos ya en el segundo domingo de Pascua. Para comprender la Pascua es necesario comprender esos tres días grandes de la Semana Santa que se llaman el Triduo Pascual, en que celebramos: la muerte, el sepulcro y la resurrección de Cristo. Esos tres aspectos que el Viernes Santo y el Sábado en su silencio y en su alegría de la noche de la Vigilia Pascual, quieren marcar para todo el año la característica de nuestra fe. Octava de Pascua Toda esta semana se llama la Octava de Pascua que se está clausurando con este domingo. Tiempo Pascual Luego continúan 50 días que se llaman el Tiempo Pascual. Ahora estamos en el segundo de los siete domingos que llenan el Tiempo Pascual, que se va a coronar con la fiesta de Pentecostés, que significa: 50 días, la plenitud de la Pascua, la venida del Espíritu Santo. Quiero recordarles que todos los domingos que venimos a Misa es el ciclo ordinario, semanal, de celebrar la Pascua. Todos los domingos los cristianos nos reunimos en nuestra Misa dominical a celebrar esos tres grandes acontecimientos; muerte, sepultura y resurrección del Señor. Más aún, cada vez que asistimos a una Misa, sea por motivo de un matrimonio, de una primera comunión, de un funeral, no olvidemos que vamos a celebrar la Pascua. Cada Misa es celebración de Pascua. Por eso, en el momento trascendental de la consagración el sacerdote dice: "Este es el sacramento de nuestra fe". Y el pueblo dice una proclamación pascual: "Anunciamos Tu muerte, proclamamos Tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!". El pueblo cristiano vive de esa esperanza. Cristo vive y nosotros caminamos hacia su encuentro. Cada domingo, cada misa que se celebra, es un recuerdo de esa presencia y de esa esperanza. Relación entre el tema de Cuaresma: las alianzas con Dios... y el tema de Pascua: "los bienes de la nueva alianza". Ahora bien, queridos hermanos, el año litúrgico gira en torno de este misterio. Por eso la Semana Santa es como el sol de todo el año litúrgico, sobre todo: su Pascua. Y quiere grabar bien hondo el sentido pascual durante estos siete domingos, que yo quisiera que enlazáramos las ideas de toda la Cuaresma, que han traído un programa de predicación. Yo quisiera que lo principal de mi predicación lo recogieran como una catequesis, como una predicación de la palabra de Dios. Naturalmente que hay gente que sólo está esperando aspectos políticos, polémicos y creen que toda mi predicación es política y es polémica, y que estoy subvirtiendo con mi predicación. El objetivo principal de mi predicación es el anuncio de este misterio. Recordarán que la idea que ha venido uniendo los domingos de Cuaresma ha sido: las Alianzas de Dios con los hombres. Alianza del Viejo Testamento: Noé, Abraham, Moisés, los profetas, y así llegamos a la Semana Santa que la titulamos en nuestra predicación del Domingo de Ramos, de las dos misas del Jueves Santo, de la ceremonia del Viernes Santo y la Vigilia Pascual y del domingo recién pasado, el domingo de Resurrección, todo ese conjunto de Semana Santa: "La celebración de la Nueva Alianza". Ahora continuaremos en esta misma línea, recogiendo los frutos de la Alianza Nueva. La Pascua es un tiempo propicio para quedarnos, como los apóstoles frente al sepulcro vacío, meditando lo que significa para nosotros que un Redentor haya muerto por nosotros, haya resucitado para devolvernos la vida. Y en esa devolución de la vida hay un conjunto de cosas que es el trabajo de un cristiano a lo largo de toda su vida: reflexionar los frutos mesiánicos, recoger la rica cosecha de la redención. Todo lo que anunciaron los profetas en las viejas alianzas no eran más que promesas, esperanzas y por eso los profetas le fueron dando a la Alianza un término más comprensivo: el testamento. El Viejo Testamento, el Nuevo Testamento. San Pablo llega a decir: "Un testamento no tiene eficacia hasta que muere el testador". Y mira la muerte de Cristo el Viernes Santo como -yo la titulé en la predicación del Viernes Santo- "El precio de los bienes de la Alianza". Era necesario que Cristo muriera, que sufriera por obediencia esa pena de muerte; pero al resucitar, incorporando todo su dolor se presenta al Padre y el Padre cumple con la muerte del testador, todos los bienes del testamento. Así se llama nuestra Era Cristiana: la Era del Nuevo Testamento, La Alianza Nueva. Veremos a lo largo de estos domingos, los diversos frutos. PASCUA CELEBRACIÓN DE LOS BIENES DE LA NUEVA ALIANZA Bajo este titulo podíamos comprender los domingos que faltan de la celebración pascual. Y cada domingo iremos arrancando uno a uno, esos frutos, esas riquezas, esos bienes de la Nueva Alianza. 1º. El don del Espíritu. 2º. El don de la fe (Comunidad de fe). 3º. El don del amor sobrenatural (Comunidad de amor). 1. EL DON DEL ESPÍRITU a) El gesto creador: sopló sobre ellos. En la primera idea que yo encuentro al leer el Evangelio es ese gesto de Cristo resucitado soplando sobre los apóstoles -como cuando el Eterno Padre, al crear al nuevo hombre de barro de la tierra, sopla el espíritu de vida-, dice una palabra: "Recibid el Espíritu Santo". Detengámonos en ese gesto parecido al del Génesis, porque Cristo, con su Nueva Alianza, es un nuevo Creador. Creador de un nuevo Espíritu. Relación entre glorificación de Cristo y el don del Espíritu. Recibid el Espíritu Santo. Cristo había dicho en la noche del Jueves Santo a sus apóstoles: "Les conviene que Yo me vaya, no estén tristes. Porque si Yo no me voy, no les puedo enviar al Espíritu Santo". Es decir, la condición que el Padre me ha puesto para devolverles la vida divina que se ha perdido por el pecado, el Espíritu de Dios que venga a vivificar a la humanidad, es necesario que después de padecer la cruz y la sepultura, Yo resucite. Y mi humanidad, este hombre concreto: Jesús de Nazaret asumido por lo divino, sea glorificado y sea adorado como Dios y como Dios junto al Padre, les enviaré el Espíritu de Dios. Según el Evangelio de San Juan, no hubo que esperar la fiesta de Pentecostés, cincuenta días después de la Resurrección. Ya la misma Resurrección de Cristo era su glorificación y en la misma noche del domingo en que resucitó, en esa misma noche, ya aparece Cristo con este gesto creador del nuevo Espíritu: Recibid el Espíritu Santo. - Nace la Iglesia para prolongar a Cristo. "La Iglesia imagen y semejanza de Cristo". ¿Qué da ese Espíritu a esa comunidad naciente de apóstoles, donde ya falta el traidor, pero que será suplido por otro y será sucedido por otros y otros, y será nuestra comunidad que hoy llena la Catedral y la que a través de la radio -tal vez- está escuchándonos? Somos la comunidad, que en la voz del Espíritu, en la promesa, en el soplo de Cristo, ha recibido el Espíritu. Recibid el Espíritu Santo. - La misma sumisión: "... como mi Padre me envió..." Cristo mismo explica: "Como mi Padre me envió, así Yo os envío". Quiere decir, nace la Iglesia con este soplo de Cristo y la misión que esa Iglesia llevará al mundo, a todos los siglos, no será otra que la de Cristo muerto y resucitado. La Iglesia celebra su liturgia, predica su palabra, solamente para eso: para salvar del pecado, para salvar de las esclavitudes, para derribar las idolatrías, para proclamar al único Dios que nos ama. Esta será la difícil tarea de la Iglesia y por eso Ella sabe que al cumplir esta misión, que a Cristo le hizo ganarse una cruz y unas humillaciones, tendrá que estar dispuesta también a no traicionar ese mensaje y si es necesario, como Él, a sufrir el martirio, sufrir la cruz, la humillación, la persecución. El mismo poder: perdonar (entendido también como Palabra que denuncia el pecado y llama a conversión). ¿Qué otra cosa le da el Espíritu si le ha dado toda la vida de Cristo a la Iglesia y le ha dado también el poder de perdonar? Dice Cristo, en la misma noche de su Resurrección: "Recibid el Espíritu Santo, a quienes perdonaréis que les queden perdonados sus pecados y a quienes se los retuviereis, les queden retenidos". Es decir, sólo Dios puede perdonar los pecados que ofenden a Dios. La Iglesia es una presencia de Dios misericordioso en el mundo. Así como Dios perdona al que pide perdón, la Iglesia será, como dice San Pablo: ministros de la reconciliación. Allí está la pila bautismal para reconciliar al recién nacido con la gracia de Dios, allí están los confesionarios para que los arrepentidos reciban la absolución de la Iglesia representada en el sacerdote. Y cuando dice que el Espíritu le ha dado el poder de perdonar, quiere decir que le ha dado la capacidad de predicar la conversión. De llamar las injusticias por su propio nombre, de decir a los pecadores: conviértanse que Dios los quiere perdonar; de ponerse solidaria de lado de los que sufren para decirles: ánimo, Dios va con el que sigue a Dios. Esta es la misión del perdón, de la reconciliación, de la Iglesia; que en el fondo de su dureza, como Madre que no sabe alcahuetear las debilidades e injusticias de sus hijos, corrige, enmienda, orienta, para que tenga buenos hijos, para que sean dignos de la filiación divina. b) Capacidad de predicar la verdad sobre Cristo: "El Espíritu da testimonio porque el Espíritu es la verdad". En la segunda lectura de hoy, también, encontramos que ese Espíritu que Dios ha dado a su Iglesia, da testimonio de Cristo". Porque es el Espíritu de la verdad" -dice San Juan en su epístola de hoy-. Quiere decir que la Iglesia animada por el Espíritu de Dios, lleva la capacidad de la verdad. Queridos hermanos, llevar la capacidad de la verdad es sufrir el tormento interior que sufrían los profetas. Porque es mucho más fácil predicar la mentira, callar la verdad, acomodarse a las situaciones para no perder ventajas, para tener siempre amistades halagadoras, para tener poder. ¡Qué tentación más horrible la de la Iglesia! y, sin embargo, Ella, que ha recibido el Espíritu de la verdad, tiene que estar dispuesta a no traicionar la verdad, y si es necesario perder todos los privilegios, los perderá, pero dirá siempre la verdad. Y si la calumnian, sabe Ella que la calumnian por decir la verdad. Esta es la misión que Cristo confió a la Iglesia, en la misma noche de su Resurrección. - Capacidad de engendrar hijos de Dios: Los sacramentos: insinuados en el agua y la sangre... y en los otros signos. Hay otra capacidad que le da el Espíritu a la Iglesia. Cuando Juan habla hoy de la sangre, y del agua, y de los signos, está sugiriendo, en aquellas primitivas comunidades cristianas, ese signo que todos conocen: los signos sacramentales. El agua, que lava el pecado original del niño; el pan y el vino, que se convierten en cuerpo y sangre del Señor; la mano del sacerdote, que absuelve o que unge, son signos de la presencia del Espíritu en su Iglesia. Son los sacramentos que santifican a los hombres. Son los sacramentos que santifican todas las diversas condiciones de la vida del hombre, del hogar, de la sociedad. - "Para que tengáis vida en su nombre" Por eso también el Espíritu le da a la Iglesia, en el soplo que Cristo le infundió, la capacidad de santificar, de convertir, de alimentarse de la vida de Dios. De que el que ya es santo, se santifique más. Y de que seamos cada día una comunidad verdaderamente pueblo de Dios, agradable al Señor. Esta es la razón de predicar en la Iglesia. Naturalmente, hermanos, esto es bien difícil, porque predicar la virtud ante el vicio, es provocar conflictos con el vicio. Predicar la justicia ante las injusticias y los atropellos, es provocar conflictos. El Evangelio que la Iglesia predica siempre provocará conflictos. Siempre que la Iglesia quiere ser coherente con su fundador, con el soplo del Espíritu que le dio el mensaje de llevar al mundo, o traiciona su fidelidad a ese Espíritu o pierde las ventajas del mundo pecador. Y es preferible quedarse con el Cristo que muere pero que después resucita, a las ventajas de los perseguidores de Cristo que por salvar su vida en este mundo, la perderán. 2. EL DON DE LA FE. (COMUNIDAD DE FE. FRUTO DEL ESPÍRITU) Ese soplo de Cristo, que es su Espíritu dado a la Iglesia, logra crear una comunidad de fe. Así se llama la Iglesia: comunidad de fe. Quiere decir que una comunidad Iglesia no es una comunidad con ideales políticos, subversivos, comunistas, sociológicos: No, la Iglesia lleva unos criterios de fe que son los que caracterizan toda su vida. a) Episodio de Tomás, necesidad de la fe. El episodio de Santo Tomás y la segunda epístola explicándonos las relaciones de la fe con Dios, son un bello comentario a este pensamiento que estoy sugiriendo: el don pascual de la fe, el don de la Nueva Alianza, creer en Cristo como mediador de la Alianza entre Dios y los hombres. - Ver-tocar... lo sensible es otra categoría, puede ser búsqueda de fe o confirmación de la fe, pero no la fe. El proceso de Santo Tomás es muy interesante para todos nosotros. La primera aparición de Cristo: no encontró a Tomás. Y cuando llegó Tomás, los apóstoles, compañeros, le dicen: "Hemos visto a Cristo, ha resucitado". Y Tomás quiere someterlos a prueba. Fíjense cómo el espíritu de Tomás coincide con el espíritu critico de los modernos. La técnica de hoy quiere medir, quiere palpar, quiere constatar evidencias. Eso es lo que quería Tomás. "Si yo no meto mi dedo en la llaga de sus manos y si no meto mi mano en su costado, no creo". "Ocho días después -fíjense qué expresión más bonita: ¡ocho días después!, como que ya Juan está canonizando nuestra reunión dominical, el domingo siguiente, como si yo les dijera hoy: el otro domingo nos vamos a reunir. Ya se insinúa, pues, la celebración dominical estaban reunidos y Tomás estaba allí..." Cristo, gozando de esas cualidades de los cuerpos resucitados que no necesita que le abran las puertas -es ya un cuerpo espiritual- se presenta en medio de ellos. Un fantasma -diríamos nosotros-, sin embargo, se enfrenta al incrédulo. "Ven, mete tu dedo en mis manos, mete tu mano en mi costado y palpa que Yo soy". Tomás, no nos dice el Evangelio si metió su dedo y su mano, lo que sí nos dice es su reacción de fe: cayó ante Cristo diciendo el grito más hermoso de la fe que se conserva en el Evangelio: " ¡Señor mío y Dios mío!" ¡Esto es creer, no es necesario palpar! Cuando queremos evidencias, cuando queremos sentir las verdades de la fe, estamos imitando la incredulidad de Tomás. Y Cristo le dice a Tomás: "porque has visto, has creído. Bienaventurados los que sin ver, creen". Ustedes y yo, queridos hermanos, vivimos de una fe porque creemos sin haber visto. Y muchos dicen que esto es una estupidez, pero yo les digo: no hay sabiduría más grande que esta que Cristo predica este domingo: la FE. ¡Esta es la victoria que vence al mundo!. Dice la segunda carta de San Juan, hoy: "¡La victoria que vence al mundo, es creer que Jesucristo es Dios!" La Y.S.A.X. ha sido intervenida nuevamente, lamentamos que la eficacia de ANTEL no ha llegado todavía a corregir estas cosas... Quiero interpretar ese aplauso como un repudio a esta acción indigna de oponerse al derecho de expresar nuestra fe. ¡Si no estoy hablando más que de nuestra fe!... Creo que ha vuelto a escucharse la radio. Quisiéramos que este mensaje que estoy tratando de hacerlo absolutamente evangélico, nos hiciera pensar que el don más precioso de nuestra religión es la fe. - La fe es creer: la Palabra... el testimonio de la experiencia de la Resurrección, la presencia del Espíritu en la comunidad. Creer no es palpar, no es meter el dedo en las llagas de Cristo. No es la evidencia científica, sino que es la aceptación de la palabra de Dios. La aceptación de una palabra que unos testigos de la experiencia pascual anuncian con tanta convicción, que todo el mundo dice: ¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo está presente por el espíritu que Él dio a su Iglesia! Cristo vive en la santidad del pueblo que lo sigue. Cristo está presente en la valentía de su Evangelio que se predica en el mundo. Cristo es el testimonio del Espíritu Santo y de la comunidad que lo acepta y lo siente presente. Esta fe hermanos, es la que hace bella la comunidad de los que nos reunimos a meditar en la palabra de Dios. Cuando San Juan termina el Evangelio de hoy, dice: "Estas cosas se han escrito para que ustedes crean." Según el verbo griego que aquí se usa, indica una continuidad. Dice, para que ustedes sigan creyendo, sigan creciendo en la fe. Cada domingo que ustedes asisten a la misa, y el predicador comenta la palabra de Dios o ustedes la reflexionan en sus comunidades pequeñas, en su hogar, leen esa palabra escrita para que su fe crezca. La palabra del Señor es el fermento que hace creer en el Dios verdadero. - Contenido de la fe: la verdad sobre Cristo. (Puebla, la verdad sobre la Iglesia y el hombre). Pero esta fe tiene un contenido. Cuando escuchábamos al Papa Juan Pablo II en Puebla, me pareció escuchar la síntesis más hermosa del contenido de la fe cuando Él invitaba a los Obispos, maestros de la fe, a predicar la verdad sobre Cristo, la verdad sobre la Iglesia y la verdad sobre el hombre. Otro aspecto de nuestra reunión fue "La Pastoral Vocacional que nos ha de llevar a contar con un número suficiente de sacerdotes y ministros debidamente preparados para el trabajo evangelizador en las circunstancias especiales de nuestros pueblos". Un tercer aspecto del estudio del SEDAC en Costa Rica fue: "La actitud de la Iglesia frente a otras Confesiones Cristianas y frente al avance, con profundas implicaciones socio-políticas, de numerosas sectas que constituyen una grave amenaza a la unidad de nuestros pueblos". Así como hemos defendido el verdadero ecumenismo, el acercamiento sincero de católicos y protestantes, en Costa Rica dijimos también que hay mucho peligro de división en aquellas sectas que no por un sentido ecuménico, sino que con compromisos socio-políticos, se están prestando al mantenimiento de situaciones injustas en nuestros países. Y finalmente se estudió: "Las tensas relaciones entre la Iglesia y el Estado en la mayoría de nuestros países, cuyos regímenes se inspiran en la ideología de la Seguridad Nacional". Como ven, los temas corresponden claramente a la problemática eclesial y a las relaciones de la Iglesia con el mundo civil, sobre todo con los gobiernos de Centro América. En todas nuestras deliberaciones tuvimos en cuenta que nuestros países son predominantemente católicos y que esperan, con razón, una palabra orientadora de sus obispos. Este pensamiento aumenta nuestro sentido de responsabilidad y nos impulsa a señalar los caminos que lleven, no sólo a la formación de comunidades vivas y operantes, sino a animar a los cristianos a buscar con sentido realista y responsable, la solución de los graves problemas socio-políticos que afligen a nuestras naciones. Dijimos allá que: "La Iglesia no puede renunciar a su misión evangelizadora que lleva, si es genuina y auténtica, a la defensa de los derechos humanos, a la liberación de todas las esclavitudes y especialmente del pecado, aunque esto le cueste la pérdida de privilegios y la lleve hasta a sufrir persecución y martirio". Da gusto encontrar entre los obispos de Centro América, gente muy comprometida en esta línea que, gracias a Dios, lleva también nuestra Arquidiócesis. "Sin embargo -fíjense bien en esto-, jamás aceptará la Iglesia hipoteca alguna con ideologías o métodos que utilizan la lucha de clases, el engaño y el terrorismo, para conseguir sus fines. No creemos en la violencia de cualquier signo, como camino adecuado para resolver los problemas de nuestros países, porque somos conscientes de que el Evangelio de Cristo ofrece el único camino válido para forjar una sociedad justa y humana, en la que estén satisfechas las necesidades vitales de todos los hombres. Es necesario, sin embargo, que todos los que creen en Cristo depongan actitudes de egoísmo o de apetencias extremadas y busquen la justicia con medios eficaces pero legítimos. Como pastores, conscientes de que nuestra misión no es política, ni técnica, sino eminentemente espiritual y religiosa, queremos asumir plenamente el pensamiento de Puebla y del magisterio del Sumo Pontífice y hemos aceptado el compromiso de impulsar en nuestras respectivas diócesis el conocimiento, la profundización y la aplicación concreta de las grandes pastorales y de las opciones prioritarias asumidas por la Iglesia en América Latina, seguros de que éste será nuestro aporte para alcanzar en nuestros países la ansiada paz que sólo puede venir como fruto de la justicia y de la verdad". Como ven, los ideales de nuestra reunión Centroamericana, no son más que un reflejo del compromiso de Puebla y de las enseñanzas del Papa... También, en esta hora de comunión, comunidad de amor, acordémonos de nuestros hermanos de Nicaragua. Me di cuenta, a través de sus obispos, como está sufriendo aquel pueblo. Y para colmo, en esta misma semana, el Papa expresó su pesar por los sufrimientos y privaciones que ha experimentado el pueblo nicaragüense. Dijo que todos los católicos rezáramos mucho, pidiendo por la protección de las poblaciones amenazadas de ataques y represalias. Ya anteriormente 30 obispos de América Latina en Puebla, que se solidarizaron con la Arquidiócesis de San Salvador, manifestaron también su solidaridad con Nicaragua y dijeron que: Nicaragua les parecía un ejemplo claro del martirio a que someten a los pueblos las tiranías de todo tipo. Y desearon que haya pronto una nueva Nicaragua, en la que el pueblo rija sus propios destinos como expresión de igualdad entre todos... En esta hora de alegría y de comunión con nuestros hermanos que gozan y de sufrimiento con los que sufren, yo les invito, hermanos, a que nos solidaricemos con la Congregación de las Hermanas Dominicas de la Anunciata. Su fundador el P. Francisco Coll Guitart, un dominico misionero catalán, fundó esta congregación el siglo pasado; y, aquí entre nosotros, es una congregación que tiene muchos méritos pastorales. Esta congregación es la que dirige el Colegio Ntra. Sra. de Fátima en Santa Tecla; el Colegio Católico de Suchitoto y el Colegio también de Quezaltepeque; la escuela San Martín de Porres que está anexo a la Iglesia de El Rosario y la Escuela Masferrer en Santa Tecla. Allá en Santa Tecla, también, tiene una obra de promoción, así como en Chiltinpán tiene una obra pastoral misionera. Como ven, son 7 obras de las Hermanas Dominicas que merecen, en esta hora de comunión de la Comunidad de la Arquidiócesis, les expresemos nuestra felicitación, nuestra gratitud, porque su fundador va a recibir, como el primer beatificado por Juan Pablo II, la autorización de una vida que merece ser imitada: Un cristiano que ha llegado al Reino de los Cielos y que ha dejado en la tierra una obra tan benéfica como es la Congregación de las Dominicas de la Anunciata. Por mi parte quiero agradecerles a las Hermanas, que han querido que yo vaya a participar del júbilo de la beatificación, en Roma misma, el próximo domingo. Así es que, con el permiso de la Comunidad de la Arquidiócesis, yo voy a estar en Roma gracias a esta invitación de las Dominicas, el próximo domingo, asistiendo a la beatificación del P. Coll... Naturalmente que todo el que va a Roma, sobre todo, si es pastor, su gran anhelo es mirar al Papa. Veré al Papa y platicaré con Él. Yo nunca he estado opuesto a la línea del Papa. Seguiré todo lo que el Papa dice. Ya sé que allá, adelante, están muchas denuncias contra mí. Hay muchas informaciones que están diciendo de lo torcido de mi pastoral y sé que el Papa me preguntará sobre ello, aunque le diré: Santo Padre, Usted envió ya una visita Apostólica que pudo consultar a muchos testigos, al pueblo, y no hago más que remitirme a lo que Su Santidad disponga; pero de mi parte sepa, que he predicado el Evangelio y que estoy dispuesto a seguir predicando en defensa del querido pueblo, que el Señor me ha encomendado, ese Evangelio del Señor. Al regresar de Roma, espero que no sean más de dos semanas, yo quisiera que celebráramos una misa de acción de gracias al nuevo Beato, Beato Francisco Coll, junto con todas las obras de las Hermanas Dominicas, aquí en la Arquidiócesis. Y así veremos como un santo del cielo puede realizar obras muy enraizadas en la tierra. Y esta es la imagen de la Iglesia que no se olvida de la tierra aún cuando ha escalado las alturas de la eternidad. Visitaré, después de la misa, a San Pedro Perulapán donde vamos a tener una renovación pascual de los compromisos bautismales. Esta noche, a las seis y media yo les invito a ir a celebrar la fiesta patronal de la Parroquia de la Resurrección que es la Parroquia de la Colonia Miramonte, donde vamos a tener la Misa patronal. REALIDAD NACIONAL Ahora bien, hermanos, esta Iglesia que trata de construirse en la fe y en el amor, como lo acabo de decir del P. Coll, que desde su eternidad sigue trabajando en la tierra, es una Iglesia que no se puede desinteresar de los intereses sociales, políticos, económicos. No es técnica en esas materias, pero, sí es la voz profética que debe anunciar a los técnicos su deber en el manejo de las áreas técnicas de la tierra. En este sentido yo quiero referirme a las noticias que he encontrado al regresar de Costa Rica. En primer lugar, cómo los algodoneros, también algunos cafetaleros de Santa Ana y también la industria del henequén, han hecho peticiones de incentivos económicos para invertir, y que si no tienen esos subsidios podrán verse incapacitados de sembrar o de mermar sus industrias y así someter a mayor crisis, sobre todo, a los pobres trabajadores que no tienen más ingresos que los que les producen estos cultivos. Comentando esta situación, yo diría: que el Gobierno, si puede, tiene la obligación de incentivar todo aquello que se produce en nuestra Patria. Pero también quiero decir a los productores: que no se dejen llevar únicamente de una lógica del sistema actual, en el cual no se invierte si no se prevén grandes ganancias. Ya ellos mismos anuncian que la crisis afectará mucho más a los pobres jornaleros. Entonces diría: que con un criterio cristiano, ya que el Señor nos está mandando las lluvias -hemos de pedirle que sea un invierno normal- que riegan ya nuestras tierras, nos está insinuando que Él quiere la felicidad de todos. Quiero decir que tanto algodoneros, como cosechadores de henequén, de café, etc., tengan en cuenta el principio cristiano que hoy nos ha dicho la palabra de Dios: "El Compartir". Es decir: no se debe de invertir sólo con la esperanza de acaparar grandes ganancias. Aunque no sean grandes las ganancias, y aún cuando hubiera riesgos de pérdidas, el fin del cultivo tendría que ser este fin cristiano y humano: dar trabajo, compartir los bienes, la tierra que el Señor nos da y nos riega, que seamos hermanos, que seamos cristianos y que no dejemos morir de hambre a otros, solo por el riesgo de no haber querido exponernos a obtener las ganancias que en otras ocasiones se han tenido. Quiero fijarme también, cómo, para estos comunicados de los grandes productores y cultivadores, hay campo en la prensa, y hay noticias, y hay aceptación y audiencias en los Gobiernos. En cambio, cuando nuestros pobres piden con la misma justicia simplemente rebajas de precios y situaciones más justas en su vida campesina, no hay para ellos un lugar en la prensa, no hay para ellos tampoco una audiencia en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, ni en el Banco de Fomento Agropecuario. Esto indica la situación injusta en que se mueve nuestra situación. Y esto no es estar provocando, es simplemente comentar en familia cómo Dios nos está pidiendo a la luz de la palabra de hoy, una comunidad de amor, más fraternal, en que no veamos únicamente nuestras propias ventajas, sino que sepamos hacer justicia, sobre todo, a quienes por ministerio, por gobierno, tienen que ser los procuradores del bien común. Otro aspecto de mi comentario a la luz del Evangelio de hoy, que choca horriblemente con el mensaje del espíritu de amor que debe hacer nuestra comunidad, es la violencia. Queridos hermanos, no sólo los de buena voluntad que me escuchan, sino todos aquellos que ya perdieron su fe en el amor y han puesto toda su confianza en las armas, en la represión, en la violencia, en la reacción. ¡No es ese el camino! Ya en esta semana, por ejemplo, para mí ha sido muy dolorosa la noticia del atentado contra el Dr. Fernando Augusto Méndez. También las interferencias de nuestra radio, son manifestaciones de una violencia que no quiere oír la voz de la justicia. Si no se pone paro a esta espiral de violencia podemos acabar muy mal. Yo veo que el pueblo salvadoreño tiene grandes capacidades de diálogo, de inteligencia, y yo apelaría a esa gran capacidad para buscar soluciones a sus problemas. Porque desde el 10. al .19 de abril, se pueden contar ya 85 asesinatos. Ha aparecido un manifiesto de extrema derecha que quiere infundir fuerzas de represión. Yo invitaría al Gobierno a que así, como en cierta ocasión cuando comenzaba este período presidencial y se amenazaba a los Jesuitas y la UGB fue eficazmente parada en su pretensión de sangre, lo cual parece que en el Gobierno hay una voz eficaz para poder detener, también, que en esta situación en que esas nuevas voces de organizaciones clandestinas se dejan oír, haga sentir esa eficacia que entonces se oyó sin necesidad de recurrir a la represión, sino, simplemente, llamando a la concordia a los hombres. La violencia represiva no se justifica con el pretexto de querer contrarrestar el comunismo. Acordémonos que el comunismo es una realidad, ciertamente, pero es un fantasma para muchas situaciones y es un pretexto para quienes quieren confundir el reclamo de lo justo con el comunismo. Ya les dije el otro día: no todo lo que se llama izquierda, es marxismo o comunismo. Hay, sí, mucho de violencia y la Iglesia no puede estar con esa táctica de la violencia y del odio, pero hay mucho de justo y allí la Iglesia defiende lo justo que pueda haber en los reclamos de los que sufren. El Papa nos ha dado una pauta muy útil, cuando dice: "La forma más eficaz para combatir el comunismo, es practicar la justicia social que cree los prerequisitos para una vida más humana y más segura". En este capitulo de la violencia, yo quiero llamar la atención de la misericordia o simplemente de la justicia, sobre esa zona de Cinquera, donde ya ha habido más de diez operativos militares, un saldo de por lo menos 12 muertos y 49 capturados. Nos dice de una zona que para nosotros, tal vez, pasa desapercibida pero donde se está sufriendo mucho. Lo mismo, invitaría las miradas, como me la invitaron a mí también en esta semana, a mirar esas zonas de tugurios: en el Modelo 1, en el Modelo 2 y en Las Mercedes; que amenazan con despachar 130 familias. ¿Adónde pueden ir? Una sabiduría, o como dijo el Papa en la Carta Octogésima Adveniat: provocar la inventiva de los hombres de la política, de la técnica, de la capacidad. La Iglesia no puede dar la solución técnica, pero sí llama la atención. No se arregla el asunto con echar fuera 130 familias, sino que ver como se les arregla o se les remienda un poco su tugurio o se les da una solución más digna. Aquí, la Iglesia se gloría de su obra de Vivienda Mínima que está contribuyendo, dentro de sus capacidades, a solucionar este tipo de situaciones. Queridos hermanos, podríamos seguir hablando, solamente quisiera tratar para terminar: el que unidos y solidarios con nuestros hermanos que sufren, invitar al Ministerio del Trabajo a investigar qué es lo que en verdad hay sobre los salvadoreños trabajadores que han regresado de Arabia Saudita. Yo les comunico por mi parte, que también me duele la situación de compatriotas nuestros, aquí más cerca, en EE.UU. Cuando regresaba Mons. Rivera de Venezuela dice: "volé en el vuelo 503 de Guatemala a El Salvador y aunque ya he hecho muchas veces este recorrido, esta vez me invitó a una profunda reflexión. La mayor parte de los pasajeros estaba integrado por jóvenes obreros y campesinos salvadoreños deportados de los EE.UU. No obstante, el venir en avión y volver al hogar natal, se les veía desilusionados, incomprendidos, casi defraudados. Conseguir la visa, no les fue posible, por eso se lanzaron a la aventura de entrar a como diera lugar. Algunos lograron burlar la vigilancia y se han quedado allá trabajando y ganando. Otros han logrado legalizar su condición migratoria, pero ellos eran deportados, eran devueltos en avión al solar natal. Casi cada tarde, en el vuelo 503, llegan muchos deportados. Esto me hacía pensar: Una nación que ve que a sus hijos los sacan de todas partes, debe andar mal. Y me preguntaba: ¿Por qué se emigra? ¿Por qué se nos saca de todas partes? Estas preguntas me atormentaban, y merecen una respuesta. Todos debemos estar en grado de responderlas. Quizá, cuando conozcamos el documento de Puebla, estemos en grado de hacerlo. La Iglesia no puede prescindir, hermanos, de estas situaciones. Hermanos nuestros en Arabia Saudita, en Estados Unidos, en cualquier parte del mundo donde sean maltratados, ¡son hermanos nuestros! Cometerán injusticias, ilegalidades, llamémoslos a conversión o júzgueseles o resuélvaseles el problema. Como digo, a la competencia de la Iglesia no llega la técnica de estas soluciones pero señala la obligación de quienes tienen el deber de hacerlo, servidores del pueblo desde sus puestos de política y de profesión, con sus capacidades intelectuales. Hermanos, todos somos, y todos tenemos que ver por buscarle a nuestra Patria una solución. PENSAMIENTO FINAL La Iglesia en este domingo ha dado un aporte muy valioso. Desde la liturgia de la palabra, ha señalado cómo Cristo ha infundido un nuevo espíritu a la humanidad: su mismo Espíritu de resucitado, Espíritu de esperanza, Espíritu de fe. De ese Espíritu ha brotado la comunidad cristiana que es comunidad de fe y de esperanza, comunidad de amor. Logremos realizar entre nosotros esa comunidad de fe y de amor. Comunidades de las parroquias, comunidades de base, comunidad de la Arquidiócesis, hagamos empeño de que este soplo de Cristo no se quede inutilizado entre nosotros. Contamos con la fuerza del Resucitado y nuestra Iglesia tiene que florecer si de verdad somos dóciles a ese soplo que Cristo imprimió a nosotros, su Iglesia, en la misma noche de la Pascua. Así sea... Queridos hermanos sacerdotes, queridos hermanos:
INTRODUCCIÓN - La Misa Crismal es un homenaje al Espíritu Santo en la Semana Santa. El Espíritu Santo es el alma de la Nueva Alianza ya que desde la Cuaresma hemos tratado de seguir el pensamiento de la Revelación Divina en esta perspectiva: de un Dios incansable en el amor, renovando alianzas con los hombres. Llegamos al Jueves Santo en que la promesa que venía anunciándose en esas alianzas antiguas, se está ya celebrando. En esta misa, que es la única que se celebra en todas las catedrales y que se llama la Misa Crismal, queremos rendir un homenaje al espíritu de Dios, al Espíritu Santo que es el que realiza la Alianza Nueva prometida por Dios. - El "crisma", es signo de la unción del Espíritu Santo. Es el signo del Santo Crisma que dentro de unos momentos vamos a consagrar, la liturgia quiere representar ante el pueblo y ante los sacerdotes, la presencia del Espíritu Santo que unge al mediador de la Nueva Alianza, Jesucristo Dios y Hombre verdadero: profeta, sacerdote y rey de la humanidad. Y que nos unge a todos nosotros que crecemos en Él, y Él nos hace partícipes de esa unción divina. Sin el Espíritu Santo no se comprende todo lo divino y eficaz de la redención cristiana. Es el Espíritu Santo, en esta mañana, el centro de nuestra adoración de nuestra gratitud; y reconocemos en Él, la fuerza que impulsa a Cristo al supremo sacrificio por nosotros y que nos une a nosotros en Cristo Redentor. EL ESPÍRITU SANTO, ALMA DE LA NUEVA ALIANZA En esta mañana, la liturgia quiere destacar sobre todo, tres obras maestras de la "unción" del Espíritu Santo: 1º. Cristo. 2º. El pueblo Sacerdotal. Pueblo de fieles bautizados y entresacados del pueblo. Unos ministros de Dios para ese pueblo: los presbíteros. 3º. Los Sacramentos. Por los cuales el Espíritu Santo realiza continuamente la alianza por la cual Él nos da su vida, nos santifica, nos perdona y nosotros nos consagramos, somos su pueblo, alimentamos nuestra entrega al Señor. 1. CRISTO En primer lugar, la obra maestra del Espíritu Santo que estamos celebrando esta mañana, es la unción de Cristo. - "El Espíritu del Señor sobre mí''. Leemos en la primera lectura que hemos escuchado hoy: "El espíritu sobre mí". Y comentando esa profecía de Isaías, el Mesías dice: "Hoy se cumple esta escritura". El Espíritu de Dios sobre mí, yo soy la obra maravillosa del Espíritu Santo. - Una unción substancial. El ser humano asumido por la segunda persona de la Santísima Trinidad. Obra del Espíritu Santo: la unción de Cristo es una unción substancial, una unción que no le viene de afuera, sino que de su misma originalidad, de su mismo principio, es ya obra maravillosa del Espíritu Santo. Cuando el ángel le anuncia a María que ella va a ser Virgen y Madre del Dios que se hace hombre y la Virgen pregunta: "¿Cómo puede ser esto?". -El ángel le explica que será obra del Espíritu Santo. Gracias al Espíritu Santo aquella humanidad: cuerpo y alma, formada en las entrañas virginales de María, que debía de nacer como todos los niños que nacen: hombre, naturaleza y persona humana, es también divina. El Espíritu Santo asume esa criatura nueva de las entrañas de María y en sus mismas entrañas injerta, diríamos, la segunda persona de la Santísima Trinidad, por lo cual María va a dar a luz, no un simple niño, sino un Niño-Dios. Y María se llamará por eso, Madre de Dios. Valor Divino de las acciones de Cristo. También, cuando Cristo comenta la profecía de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí... Hoy se cumple esta escritura", nos quiere decir: Yo que aparezco en medio de los hombres como un hombre cualquiera, llevo la unción del Espíritu, llevo la persona de Dios que le da valor divino a todos mis actos humanos. Y si al quedar clavado en una cruz, mis brazos humanos van a ser capaces de salvar al mundo de todos sus pecados, no es porque sea la sangre de un hijo de María, es porque siendo hijo de María estoy ungido como verdadero Hijo de Dios y tiene valor divino todo lo que yo sufra. - El Espíritu es la fuerza que lo resucita. Verdaderamente el Cristo, el Mesías, es obra del Espíritu de Dios. Y por eso, cuando llegó la hora de su glorificación, el Espíritu Santo lo impulsa a la gran obediencia de su pasión. Llevado por el Espíritu, abraza la cruz; impulsado por el Espíritu muere por la redención de los hombres; pero también en la fuerza del Espíritu, resucita. Dios lo resucita por el espíritu de vida por el cual está ungido y la muerte no lo puede vencer. El Espíritu hace de Cristo la fuente de todos los bienes mesiánicos. Si Cristo ahora pasa a su cielo derramando sobre la humanidad el perdón, la santificación, el consuelo, la verdad que guía a su Iglesia, todo eso' lo debemos a que este Hijo de la Virgen fue ungido por el Espíritu Santo y ahora está sentado a la derecha del Padre; para expresar, que esa humanidad, nacida de las entrañas de una mujer, ha sido glorificada hasta la categoría de Dios, como dice la epístola de San Pablo: "Dios le ha dado un nombre sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos". Y así tenemos, queridos hermanos, al mediador de la Nueva Alianza, al artífice de la relación reanudada entre el cielo y la tierra, al consumidor de la redención humana, al sacerdote que penetró los cielos y continuamente, eternamente está santificando este mundo con su ministerio de eternidad sacerdotal. Ojalá pudiéramos hoy abrir los ojos de nuestra fe y mirar que el protagonista de la Semana Santa, el Cristo que marcha con su cruz a cuestas y muere en el Calvario y lo vamos a sepultar, no para dejarlo definitivamente en el sepulcro, sino para resucitar y triunfar, es la obra maravillosa del Espíritu Santo. 2. El PUEBLO SACERDOTAL Una segunda obra del Espíritu Santo es que toda esa dignidad divina de Cristo, esa unción por la cual el hijo de María es el Hijo de Dios, esa obra que sólo la podía realizar la omnipotencia del Espíritu de Dios, todo eso divino, santo redentor que Cristo tiene; todo eso sacerdotal por lo cual Cristo ofrece su sacrificio por el perdón de los pecados del mundo, todo eso se nos hace a nosotros también, una participación. "...Nos ha convertido en un reino y hecho sacerdotes de Dios su Padre..." Por eso, en la lectura de hay, en el Apocalipsis hemos leído lo que San Juan escribe: "Nos ha hecho sacerdotes y reino para Dios". Eso podemos decir nosotros en este Jueves Santo y a eso venimos en la liturgia crismal del Jueves Santo por la mañana: a sentirnos sacerdotes, pueblo sacerdotal que por el bautismo nos conformamos con ese Cristo divinamente redentor. El Concilio Vaticano II capta y, diríamos, como que retrata de cuerpo entero esta escena bellísima de la Catedral llena de fieles y presidida por sus presbíteros, para decirnos así: "El Nuevo Pacto, la Nueva Alianza que llamamos también el Nuevo Testamento, lo estableció Cristo convocando un pueblo de judíos y gentiles, que se unificara no según la carne, sino en el Espíritu, y constituyera el nuevo pueblo de Dios. Pues quienes creen en Cristo, renacidos no de un germen corruptible, sino de uno incorruptible: "no de la carne sino del agua y del Espíritu Santo, pasan: a constituir un linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición". ¡Cuánto elogio para ustedes, queridos hermanos, para nosotros hijos de la carne, a quienes nuestros padres cristianos nos llevaron a las aguas bautismales para incorporarnos en esta estirpe regia, en este pueblo sacerdotal! Es una mañana como para irle a dar un beso a la pila bautismal de nuestra parroquia, como para irle a dar un abrazo de gratitud a la madre querida que nos llevó con nuestro padrino o nuestra madrina al bautismo para hacernos cristianos. Es una mañana para decirle al Señor: gracias por haberme hecho participante aunque pobre, aunque para los ojos del mundo no signifique nada; sin embargo, esa participación de dignidad sacerdotal eterna, me hace grande, me hace divino y me capacita para ser un pueblo que te sepa dar el verdadero culto. - Dos participaciones: -el sacerdocio común del bautismo; -el sacerdocio ministerial o jerárquico. Pero aquí encontrarnos el misterio de esa diferencia que separa y al mismo tiempo une, estas dos categorías que estamos viendo en la Catedral. Aquí, rodeando el altar, los presbíteros; y ustedes el pueblo sacerdotal. Continúa diciéndonos el Concilio: "El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico, aunque diferentes esencialmente y no sólo en grado, se ordenan, sin embargo, el uno al otro, pues ambos participan a su manera del único sacerdocio de Cristo". Ustedes pueblo sacerdotal y nosotros, entresacados del pueblo para servir sacerdotalmente a ustedes, que recibimos la imposición de manos y el carácter sacerdotal para representar a Cristo y guiar al pueblo, hay una diferencia esencial. Pero no una diferencia que nos distinga y aparte, sino para complementarnos mutuamente. - El sacerdocio ministerial. Carta de Juan Pablo II a todos los sacerdotes de la Iglesia. Yo quiero aquí, subrayar un gesto precioso del Papa Juan Pablo II: fechada el Domingo de Ramos, para que llegue a todos los sacerdotes el Jueves Santo, ha escrito una carta que se titula: "Carta del Sumo Pontífice a todos los sacerdotes de la Iglesia con ocasión del Jueves Santo". En nuestra tipografía, gracias a Dios, pudimos multiplicarla y hacerla llegar este día no solo al presbiterio de la Arquidiócesis, sino a las otras cuatro Diócesis de El Salvador, donde está llegando este día. El Papa dice, a propósito del pensamiento del Concilio: no nos fijemos tanto en lo teórico de esta distinción esencial: entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial o jerárquico, más bien, diremos su aspecto existencial, amoroso, de servicio, de entrega. Subraya el Santo Padre que esa diferencia nos hace ver, ante todo, la riqueza del eterno sacerdocio de Cristo; que así como el sol se multiplica en mil criaturas, su sacerdocio también puede tomar configuraciones tan diversas: en el padre de familia, en el profesional, en el mundo del laicado y en el campo estrictamente del presbiterio: sacerdotes jerárquicos o ministeriales. - La diferencia entre los dos sacerdocios... para servicio. El Papa analiza esas dos palabras: "jerárquico", "ministerial", para decir: allí esta esa diferencia. Más que todo una diferencia que, además de darnos a conocer una riqueza del sacerdocio de Cristo, nos llena de amor, de un agradecimiento, para darle a nuestro presbiterado el sentido de un servicio; porque si el Señor nos ha querido destacar del pueblo y darnos su autorización para actuar en su nombre en medio del pueblo, es para servir, para santificar, para enseñar, para guiar a ese pueblo a su verdadera meta. Y cuando hablamos de un sacerdocio jerárquico, no quiere decir una potestad superior, eso mismo le da su característica de servicio, porque es presidir, gobernar; pero gobernar en el sentido de servicio, de conducir, de servir a ese pueblo señalándole el verdadero camino. - El carisma pastoral... diligencia en la iglesia. El Papa, entonces nos recuerda en esta carta preciosa: que hay un sentido, un carisma -lo llama él-, un carisma pastoral por el cual nosotros, presbíteros, por nuestra vocación especial y por nuestra unción especial el día de la ordenación sacerdotal, nos configuramos con el Buen Pastor que da la vida por las ovejas y que nos obliga a una diligencia, a un celo por el reino de Dios mucho más fino y generoso que el de ustedes, los seglares. Nosotros les decimos a ustedes su responsabilidad del sacerdocio común del bautismo pero, nosotros, con nuestro presbiterado, llevamos una responsabilidad más delicada que, justo por ustedes, se nos hace llevadera cuando se compenetra el sentido de ese sacerdocio común que ayuda, que colabora con ese sacerdocio ministerial. - El compromiso del celibato... fidelidad de la palabra. Allí saca también, el Santo Padre, nuestro compromiso del celibato. Y antes de discutir -dice el Papa- las razones en pro y en contra de sacerdotes célibes o casados, más bien diremos que el celibato es un carisma que el hombre que lo aceptó, antes comprobó si lo tenía; y que la Iglesia, poniéndolo como condición de su sacerdocio, lo aceptó libremente. Se trata de una palabra de honor dada a Jesucristo, y más que aspectos canónicos o conveniencias de otro tipo, hay que mirar eso -dice el Papa-: "La palabra empeñada al amor de Jesucristo a su Iglesia". Y cuando hay amor, no se buscan razones; cuando hay amor, hay entrega y la misma entrega, la misma alegría de servir y de seguir a Cristo, hace que ese carisma que lleva consigo la carga pesada de no tener un hogar, de no tener una familia a la cual dar el apellido, sin embargo participa de la gran paternidad de Dios; y da al mundo el testimonio de una madurez, de una libertad que el hombre ha sabido optar y sabe dar honor a la palabra dada; y, ésa es expresión de su dignidad personal. - El pueblo necesita sacerdotes... Finalmente, el Papa dice: a los sacerdotes que han puesto su mano en el arado y que no vuelven su vista atrás, sino que generosamente siguen el surco trabajando con el Señor; pero también a aquellos que miran hacia atrás y, como arrepentidos de la generosidad dada al Señor, sienten la crisis, la duda de su vocación y de su identidad, el Papa nos invita, a unos y a otros, a esta perspectiva que a mí me ha conmovido hondamente. "Pensad en los lugares en donde esperan con ansia al sacerdote y donde, desde hace años, sintiendo su ausencia, no cesan de desear su presencia. Y sucede alguna vez -me imagino yo que el Papa que en sus correrías pastorales por Polonia, se encontraba con escenas como esta que nos describe ahora- que se reúne el pueblo "...en un Santuario abandonado y ponen sobre el altar la estola aún conservada y recitan todas las oraciones de la liturgia eucarística; y he aquí que en el momento que corresponde a la transubstanciación desciende de en medio de ellos un profundo silencio, alguna vez interrumpido por un sollozo... ¡Con tanto ardor desean escuchar las palabras, que solo los labios de un sacerdote puede pronunciar tan eficazmente!" Solo el sacerdote puede decir: esto es mi cuerpo, y dar al cuerpo el alimento, al pueblo de Dios. Y cuando no hay sacerdote, que preciosa escena: el pueblo puede recitar todas las plegarias de la misa, pero al llegar el momento de consagrar, guardan silencio, nadie puede decir nada, falta un sacerdote. ¡Tan vivamente desean la comunión eucarística, de la que únicamente en virtud del ministerio sacerdotal pueden participar!, como esperan también ansiosamente oír las palabras divinas del perdón -Sólo el sacerdote puede decir-: Yo te absuelvo de tus pecados. Tan profundamente sienten la ausencia de un sacerdote en medio de ellos. Estos lugares no faltan en el mundo. "En consecuencia si alguno entre vosotros -dice el Papa a nosotros los presbíteros- duda del sentido de su sacerdocio, si piensa que ello es 'socialmente' infructuoso o inútil, ¡medite en esto!". Les digo que para mí esta carta, sobre todo en este pensamiento, me hace sentir el deseo de seguirle sirviendo al Señor. Y yo suplico al pueblo santo de Dios, sobre todo, pensando en escenas como esta, ¡cuántos pueblos y cantones tienen que guardar ese silencio ante la palabra que no se puede decir, porque sólo el presbítero la puede pronunciar! Hay que meditar en esto para que les dé perseverancia, santidad, fervor a todos nuestros queridos hermanos sacerdotes y suscite en los hogares vocaciones que vengan a llenar los puestos vacíos. 3. LOS SACRAMENTOS - Signo de las ánforas de los Santos Oleos. Finalmente hermanos, este homenaje al Espíritu Santo, lo vamos a representar en las ánforas que ya van a llegar al altar. Los tres óleos o aceites: el crisma, el óleo de enfermos, el óleo de los catecúmenos, son como la fuente de la vida sacramental, como aquel río que el profeta vio salir del Santuario. Aquí, en la Catedral, dentro de la unidad de la liturgia y de toda la Diócesis, se consagran; y de aquí van a ser llevados por los sacerdotes, como ríos de gracia y de santidad, para administrar con ellos los siete Sacramentos que dan la vida sacerdotal al pueblo de Dios. - "El carácter sagrado y estructurado del pueblo sacerdotal se actualiza por los Sacramentos". Y es el Espíritu Santo el que los vivifica: El bautismo, regeneración como hijos de Dios; la Confirmación: fuerza especial del Espíritu de Dios; la Eucaristía: unión de nuestra vida con el sacrificio de Cristo; la Penitencia: que nos reconcilia con Dios y con la Iglesia; la Unción de los enfermos que asocia la debilidad y el sufrimiento del hombre con la Pasión redentora de Cristo y hace del enfermo un miembro doliente, redentor del Cristo crucificado; el Orden Sacerdotal: que capacita a un hijo del pueblo de Dios, para apacentar en nombre de Cristo a la Iglesia del Señor; y al Matrimonio: signo y participación del amor fecundo que une a Cristo con su Iglesia y que se refleja en el hogar cristiano. ¡Qué bella realidad la del Espíritu Santo animando de vida esos siete ríos de la ciudad de Dios: los siete sacramentos! A eso hemos venido esta mañana a la Catedral: a sentirnos, junto con nuestros presbíteros, el pueblo de Dios que se santifica para Dios. Aprovechemos, queridos hermanos, esta bella liturgia crismal del Jueves Santo que tenemos el privilegio de celebrar nosotros en la Catedral y que no se celebra en ningún otro templo de la diócesis, para expresar, así, la unidad de nuestra fe, de nuestra vida cristiana. Y ya que esto es el alma de la Alianza Nueva, el Espíritu de Dios, reiteremos nuestro respeto, nuestra obediencia al Espíritu Santo que aletea en el corazón de cada cristiano, invitándolo a ser un miembro vivo y digno de ese pueblo sacerdotal, en el cual, Dios, tiene sus ilusiones. PENSAMIENTO FINAL Vivamos un cristianismo que verdaderamente haga honor a esa dignidad que Cristo nos ha conferido junto con su amor. Al entregarse a la muerte en la cruz, nos da su dignidad sacerdotal repartida en el sacerdocio común de los fieles; y para nosotros presbíteros, privilegiados del Señor para servirles mejor a ustedes, a quienes nos convoca la Iglesia Madre en esta mañana, para reiterar en torno del Obispo, necesitado más que nadie de la ayuda de los presbíteros y del pueblo sacerdotal, reiterar, entre todos, este compromiso bellísimo del sacerdocio de Cristo, que se ha hecho nuestro sacerdocio. NOTA: Estas homilías -y otras-, del Señor Arzobispo de San Salvador, que son transmitidas por la YSAX al pueblo salvadoreño, han sido interferidas por medios ilegales, impidiendo a los salvadoreños escuchar la voz de su Pastor.
Queridos hermanos, estimados radioyentes: La liturgia de hoy es como la peregrinación de la Cuaresma que está llegando a su meta y como la Cuaresma nos ha servido para recorrer también la historia de la alianza de Dios con los hombres. Hoy nos encontrarnos con la Alianza Nueva y eterna que es el motivo de las celebraciones de Semana Santa. HOY VIENE EL MEDIADOR DE LA NUEVA ALIANZA 1º. Un pueblo sale jubiloso al encuentro del Mediador que llega. 2º. Un Mediador que se identifica como siervo con el pueblo. 3º. Una alianza Nueva en que Dios comparte con los hombres la glorificación del Hijo. 1°. UN PUEBLO QUE SALE JUBILOSO AL ENCUENTRO DEL MEDIADOR QUE LLEGA a) El pueblo que encontró a Jesús. Un ambiente nacional de frustración... unidad: perdida, sin independencia, pobre, religiosidad falseada. En primer lugar yo miro hacia todos ustedes y a mí mismo, y me siento parte de una humanidad que salió hace veinte siglos al encuentro de Dios que venía a salvar en la historia. Hace veinte siglos era la población de Jerusalén con sus jóvenes, con sus niños que cortaban ramas de los arboles y salían al encuentro del Señor. Era un pueblo que había perdido su unidad, su independencia. Un pueblo pobre y con una religiosidad que se había falseado. Quedaba, así, un resto que siempre se iba salvando en la historia de Israel y así se llama en la Biblia: "el resto de Israel". En ese "resto" está la salvación que Dios trae, porque de allí procede el Hijo de David que hoy es aclamado: ¡Bendito el que viene! ¡Hosanna al Hijo de David! b) Domingo de Ramos hoy. Los pueblos de la tierra hoy. La redención es un problema concreto de cada hombre. Esta procesión que hemos traído desde la Iglesia de El Calvario, recuerda que en la larga historia de los hombres hoy somos nosotros los protagonistas en el encuentro de Jesús. Y el Papa, en su reciente encíclica, dice que el problema de la redención de Jesús toca a cada hombre: " . . . no se trata del hombre abstracto sino real, del hombre concreto, histórico; se trata de cada hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención... el hombre es su única e irrepetible realidad humana". Los que le salieron al encuentro a Jesús en Jerusalén, hace veinte siglos, fueron hombres de su tiempo, llevaban la historia de su pueblo, las frustraciones y esperanzas de Israel. Hoy, aquí, somos los salvadoreños con nuestra propia historia y no solo así como un pueblo en general, somos cada uno de nosotros. - Los rostros de los hombres latinoamericanos. Sentimos que Cristo es mi Redentor como redentor de todo el pueblo y siento que de esta procesión se destaca eso que en Puebla se acaba de escribir: el rostro del hombre latinoamericano. "Rostros de indígenas y con frecuencia también de afro-americanos que viviendo marginados y en situaciones infrahumanas, pueden ser considerados los pobres entre los pobres. Rostros de campesinos -continúa Puebla-, que como grupo social viven relegados en casi todo nuestro continente, careciendo de tierra, en situación de dependencia interna y externa, sometidos a sistema de comercialización que los explota. Rostros de obreros con frecuencia mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos. Rostros de marginados y hacinados urbanos, con el doble impacto de la carencia de bienes materiales, frente a la ostentación de la riqueza de otros sectores sociales. Rostros de sub-empleados y desempleados, despedidos por las duras exigencias de crisis económicas y muchas veces de modelos de desarrollo que someten a los trabajadores y sus familias a fríos cálculos económicos". En esta procesión podríamos ver lo que Puebla continúa mirando en América Latina: "Rostros de Jóvenes, desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad, y frustrados, sobre todo en zonas rurales y urbanas marginales, por falta de oportunidades de capacitación y ocupación. Rostros de niños, golpeados por la pobreza desde antes de nacer, por trabárseles sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias mentales y corporales irreparables que los acompañarán toda su vida; los niños vagos y muchas veces explotados de nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral y familiar. Rostros de ancianos, cada día más numerosos, frecuentemente marginados de la sociedad del progreso que prescinde de las personas que no producen". Esta es la procesión de nuestro Domingo de Ramos. Podíamos continuar citando aquí realidades de nuestra hora. - La realidad de nuestra patria. Son los pobres de los cuales se acaba de analizar en la realidad de nuestra Patria, allá en la Comisión Educativa Permanente del Consejo Interamericano Económico y Social de la OEA, en que participaron: tres ministros nuestros, el Presidente del Banco Central de Reserva y el Embajador Salvadoreño ante los EEUU. Y donde confesaron una población salvadoreña que desde 1974, ha ido cada vez desnutriéndose más, porque en un 16% son inferiores las proteínas, a lo que se recomienda para un ser normal. Y hay todavía un sector más necesitado, dijeron allá, que es un 44% inferior a lo recomendado. Lo cual quiere decir en el pueblo salvadoreño, que ahora peregrina en pos de Cristo, altos niveles de desnutrición como elementos importantes en una tasa de mortalidad infantil y, también, muertes de desnutrición de adultos como el que murió esta semana en Santa Ana: don Juan Portillo Alvarez, del cual se dijo que había sido por desnutrición. Es el pueblo que peregrina hoy junto al Redentor el que tiene un 48 % de las viviendas rurales sin servicios de agua potable, y un 66% de las casas del país sin electricidad; y en el campo no hay, en el 93% de las habitaciones, la corriente eléctrica. Un pueblo con un 35% de analfabetos. Son informes en los cuales se reconocen otros déficit que dicen lo lamentable de este pueblo que va esperando de Cristo, la gran liberación. Da una esperanza oír la palabra del Ministro de Justicia que declaró allá mismo que: "la justicia social es la única arma capaz de vencer a los enemigos de la democracia y de los supremos valores de la humanidad". ¿Qué otra cosa ha gritado la Iglesia de Jesucristo ante estas realidades espantosas de nuestro pueblo? Es el pueblo que ahora pide al Señor: Señor, inspira unas estructuras más humanas, más fraternales, en que haya verdaderamente un deseo de la liberación de nuestro pueblo. Es el pueblo que ahora va en pos del Divino Mesías que trae redención. - Un pueblo que va creciendo en la espiral de la violencia. En esta semana han sido 26 las víctimas de la violencia. Se golpean zonas, donde unas familias, por ejemplo, en Cinquera, la familia Gámez, ya tiene cinco hombres asesinados y uno de ellos a pesar de ser un enfermo mental, se le tortura bárbaramente. Llegan noticias de atropellos en otros lugares. Prisioneros que pasarán la Semana Santa esperando que se les pase a los tribunales, después de haber sido capturados el 30 de marzo; su dignidad, su libertad, se está violando. También así: Cecilio Antonio Murillo, 40 años, con cuatro hijos menores; Antonio de Jesús García, 41 años, 3 hijos menores; Fermín Landaverde, 40 años, 6 hijos menores; Tranquilino Pocasangre, 30 años, 2 hijos menores; Ricardo Hernández Barrera y Francisco Rosa, también casados y que dejan familia en la orfandad; mientras, pasarán su Semana Santa carentes de una justicia que le estamos pidiendo al Señor para nuestro pueblo. Gracias a Dios, de los secuestrados queda libre un hombre del Japón, que desde su Patria inspira un telegrama de agradecimiento a la Iglesia de El Salvador. También lamentamos que ante dos hermanos nuestros de Inglaterra la FARN haya dicho que ya el caso estaba cerrado. Sin embargo, en este domingo de esperanza, nos abrimos también a la esperanza de la Comisión de Derechos Humanos. La Iglesia, que, con Jesucristo trae la libertad de los hombres, la libertad de todo aquello que hace sufrir, clama y hace llegar su voz a quienes son causantes de esta separación de sus hogares, de estos hermanos. El padre de uno de los secuestrados ingleses sufre grave enfermedad, casi agónico allá en la patria donde espera a su hijo. Ha venido un periodista inglés del Daily Record para ver que puede hacer para salvar a sus dos paisanos. La Iglesia tiende su mano, la mano de Cristo liberador y alza su voz para decir: todavía es tiempo salvemos esas vidas. Quiero hacer eco a la palabra del Papa en este Domingo de Ramos cuando dice: "Estas violencias me han causado profunda amargura a mí y a todo aquel que tiene sentimientos cristianos de respeto por la vida, que es un regalo sagrado de Dios". El Papa dice que invita en esta semana Santa, a orar; porque las mentes de todos acaben por entender el orden divino de amor mutuo que es la única base de una sociedad justa y pacifica. Este es el pueblo que hoy sale al encuentro del Divino Mesías. c) La fuerza que nos salvará viene de fuera... salimos a encontrarlo... "Bendito el que viene"... La trascendencia... Y salimos al encuentro, queridos hermanos, a decir: ¡Bendito el que viene!, porque sabemos que la redención de los pueblos tiene que venir de Dios y esta es la invitación también de la Semana Santa. Oremos para que Dios no nos niegue sus fuerzas liberadoras que trajo en Cristo Jesús. Cristo es Dios que viene. Cristo es el Redentor que trae la libertad y la dignidad que hemos perdido. Cristo viene y es este gesto de la liturgia de esta mañana: salirle al encuentro, estar aquí para esperarlo. Cumplir el deber de escuchar su palabra, es toda una esperanza. Yo siento, queridos hermanos, una impresión en diversos sectores de una búsqueda de soluciones a nuestra situación nacional. Hay voces sanas, hay corazones nobles que andan buscando en este momento qué poder hacer. La Iglesia esta dispuesta a tender su mano a todo esfuerzo que sea siempre para la verdadera significación y libertad de este pueblo, para el cual siempre la Iglesia vive. 2°. UN MEDIADOR QUE SE IDENTIFICA COMO SIERVO CON EL PUEBLO Por eso, mi segundo pensamiento es mirar ese Mediador que viene, Dios todo poderoso, sin embargo -nos dicen las lecturas de hoy-, ha querido identificarse con la figura de un siervo que se humilla hasta la muerte para confundirse con la miseria humana y darle un sentido divino a las justas reivindicaciones de la postración de los pueblos; pero al mismo tiempo, para sembrar una esperanza que no deben de poner sólo en las fuerzas de la tierra. "Si Dios no construye la ciudad -dice la Biblia-, en vano trabajan todos los que la construyen". a) "El Siervo de Yahvé..." Ya, en la primera lectura de hoy, un hombre misterioso que se llama el Siervo de Yahvé, aparece a pesar de su buena voluntad, escupido, golpeado; pero a pesar de todo, obediente a la voluntad de Dios que lo manda a salvar. Esta figura misteriosa anunciada varios siglos antes, se comprende en esta mañana cuando se ha leído aquí, frente a nosotros, la pasión de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Qué relato más conmovedor!, ¡qué siervo de Yahvé: el Hijo de Dios que se despoja de su dignidad divina para hacerse un hombre como todos y aparecer cargando sobre sus espaldas las miserias de todos nosotros. b) La "Kénosis". Y cuando el relato del Evangelio pone a los labios del seminarista que representa hoy a Cristo: ¡Dios mío!. ¡Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?", es como que esa kénosis, esa humillación del Hijo de Dios que se hizo hombre, ha llegado hasta el colmo, ha llegado hasta sentir el abandono de Dios. c) La humanidad doliente... ¡Qué bien se identifica Cristo con el sufrimiento de nuestro pueblo! Así parecen clamar muchas cosas, muchos tugurios, muchos en las cárceles y en el sufrimiento, muchos hambrientos de justicia y de paz. "¿Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado?" No nos ha abandonado. Es la hora en que el Hijo de Dios va pasando con toda su carga de pecado por la obediencia que Dios le pide para poder perdonar esos pecados de la humanidad de donde derivan todas las injusticias, todos los egoísmos. De nada hubiera servido una redención política como la esperaban muchos contemporáneos de los que salieron a encontrar a Jesús el Domingo de Ramos. Una liberación del yugo de Roma no hubiera sido la libertad verdadera porque hubieran caído bajo otros yugos. Los pueblos parecen no aprender la lección de estarse dominando y explotando unos de otros. Sólo hay un verdadero libertador: Dios que nos ha traído la liberación del pecado, donde tiene su raíz todo el malestar de los hombres. Por eso hay que comprender a Cristo identificándose con la humanidad doliente. Sintamos ahora mucha simpatía por Él y cuando lo vamos a acompañar con su cruz a cuestas, sudando sangre, llorando con lágrimas de un dolor casi sin esperanza en lo humano, pensemos en la situación misma nuestra, pero con una esperanza divina como la que Cristo quiere inspirarnos. 3º. UNA ALIANZA NUEVA EN QUE DIOS COMPARTE CON LOS HOMBRES LA GLORIFICACION DEL HIJO Y por último, queridos hermanos, esa obediencia heroica hasta la muerte, que identifica a Cristo como el mismo pecado del mundo para ser castigado en la cruz, es la Alianza Nueva. Esta es la sangre que se derrama: alianza eterna y nueva para todos los hombres que quieran alcanzar el perdón. Es la glorificación que lo espera después de esta heroicidad de haber dado su vida por nosotros. Acabamos de escuchar en las dos lecturas, que después de pasar por esta kénosis humillante de siervo y muerto en la cruz, "Dios le dará un nombre sobre todo nombre, para que a su nombre se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos". b) Este era Hijo de Dios. Y en el evangelio de San Marcos. que se ha leído en forma tan solemne hoy, hemos escuchado el testimonio de un pagano. EL soldado que debía dar testimonio de que ya estaba muerto; el centurión que le va a decir a Poncio Pilato y al pueblo entero y al mundo: "verdaderamente este era un Hijo de Dios". Cristo ha vencido, su humillación no ha sido un fracaso. La cruz es el camino para la glorificación y esta es la esperanza que yo quisiera que todos reflexionáramos en nuestra Semana Santa. c) Nuestra participación: perdón... filiación divina... incorporación a Cristo... Iglesia. La Iglesia, esto es lo que esta trabajando, haciendo en el corazón de hombre un monumento a la esperanza. La Iglesia por eso no puede estar de acuerdo con las fuerzas que ponen su confianza sólo en la violencia. La iglesia no quiere que la confundan con liberaciones únicamente políticas y temporales. La Iglesia si se preocupa por esas liberaciones de la tierra y le duele los hombres sufridos, analfabetos, sin luz, sin techo, sin hogar. Pero sabe que allí no está únicamente la desgracia del hombre. Está más adentro, más profunda, en el corazón, en el pecado; y la Iglesia, por eso, al apoyar todas las justas reivindicaciones del pueblo las quiere elevar a liberarse de esa cadena que es el pecado, la muerte, el infierno. Y para decirle a los hombres que trabajemos por ser libres de verdad pero a partir del propio corazón: la libertad de los hijos de Dios, la que nos hace hijos de Dios, la que nos quita las cadenas del pecado para que en la Semana Santa celebremos juntos la alegría de nuestra Pascua. VIDA DE LA SEMANA Por eso, hermanos, la Iglesia, a la que me estoy refiriendo, es también una Iglesia concreta: nuestra Iglesia La que he visitado en esas comunidades tan simpáticas de catequesis, como el domingo pasado en Oratorio Festivo Ricaldone, o ayer en el cantón El Pepeto o en San Antonio Abad. O la convivencia de 200 maestros seglares de colegios católicos, que se reúnen para reflexionar qué significa la Semana Santa hoy, y cual es la misión de un maestro, hoy, aquí en El Salvador, dando su conciencia a una educación liberadora. Es la comunidad de las vendedoras del Mercado Central que recuerdan el cuarto aniversario de la inauguración, con una misa de acción de gracias al Señor. Unidos en el dolor, somos la Iglesia que llora la muerte de tantos hermanos. Principalmente pidiendo oración, hoy, por la mamá de un sacerdote: la mamá del P. Próspero Díaz, párroco de Candelaria, doña Mercedes Díaz, que murió en esta semana. Lo mismo que amigos que nos han pedido muchas oraciones por sus difuntos. Es la Iglesia que va a ser testificada por religiosas, sacerdotes, catequistas, en diversas comunidades, para promover una Semana Santa que nos acerque más a Dios. Quiero felicitar y animar todos esos grupos misioneros que se destacan a nuestra campiña para llevar el mensaje de la cruz y de la resurrección. De manera especial y como un aviso, quiero decirle al cantón Mizata de la parroquia de Teotepeque: que llegarán tres religiosas mañana para anunciarles la Semana Santa, en la liturgia de nuestra Iglesia. Ojalá que el Mayordomo y los fieles, les den una acogida fervorosa. AVISOS DE SEMANA SANTA Es la Semana Santa que va a celebrar ese misterio aquí en nuestra Catedral. Esperamos que la radio pueda serviros mejor que hoy. Y que el Jueves Santo se comparta con la ceremonia de Catedral, a las 9 y media de la mañana, la misa de la consagración de los óleos, o sea, los sagrados aceites que servirán para administrar los sacramentos en toda la Diócesis. Por eso vienen sacerdotes de toda la Diócesis, porque ese día vamos a entregar también un mensaje que el Papa ha preparado para todos los sacerdotes del mundo; ya que ese día, Jueves Santo nació nuestro sacramento sacerdotal y renovamos, los sacerdotes, nuestro compromiso sacerdotal. Por la tarde tendremos la celebración de la Institución de la Eucaristía, procesión al "Monumento". Por la noche a las 10.00 p.m. la Procesión del Silencio. Los sacerdotes estaremos animando reflexiones para los que quieran llevar sus aparatos de radio o los que quieran organizar grupos de reflexiones en sus barrios, en sus hogares, en torno de esa noche tan rica de misterio. La noche en que Cristo fue tan humillado y ofreció por nosotros, el silencio de su pasión. El Viernes Santo, a las 11 a.m. transmitiremos el Vía Crucis desde Catedral. A las 4.30 de la tarde, la liturgia del Viernes Santo; y desde la 1.30 de la tarde hasta las 9 de la noche, acompañaremos también por la radio, el Santo Entierro que sale de la iglesia del Calvario y que invita a todos a hacer una tarde de reflexión ante el Cristo que muere para poder arrancar aquel grito de agradecimiento de San Pablo: "me amó y se entregó a sí mismo, por mí". Pero, ante todo, hermanos, yo quiero pedirles la más entusiasta colaboración para celebrar la Pascua. Este Cristo que ahora entra haciéndose siervo y humillándose hasta la muerte no lo vamos a dejar en el fracaso del Calvario, vamos a acompañarlo hasta el desenlace de su resurrección. Cantaremos los aleluyas de la Pascua aquí, en este mismo lugar, el sábado próximo, Sábado Santo a las 7 de la noche. Será la solemne Vigilia Pascual, en la cual hemos estado haciendo un llamamiento especial a la juventud. Y cuando termine la Semana Santa, el Sábado Santo a las 7 de la noche, quisiéramos ofrecer a nuestra patria como regalo de la Iglesia, la mejor contribución para renovar la vida de nuestro país: no podemos continuar así, pero no habrá una patria nueva si no hay salvadoreños renovados por dentro con la fuerza de la redención de Cristo. Esta es la contribución de la Iglesia. Yo quisiera hacer un llamamiento a todas aquellas organizaciones que se sienten liberadoras de nuestra patria por caminos muy distintos a la Iglesia, que en estos días, dediquen unos momentos a la reflexión. Que por favor no vayan a ocupar el lenguaje de la Iglesia que quiere transmitir esto que yo les he dicho hoy tan claramente: la liberación del pecado. No lo vayan a confundir manipulándolo para sus fines específicos de liberaciones de la tierra. Que no se aprovechen las procesiones de Semana Santa para anunciar otras liberaciones que no son las que la Iglesia predica. PENSAMIENTO FINAL Les invitamos a todos. Tratamos de comprender a todos. Sepan comprendernos también a nosotros. Sepan comprender el lenguaje de la Iglesia, que en la Semana Santa es tan claro con un Cristo humillado hasta la cruz. Violento sí, pero para sí mismo, para dar su vida por los demás y no para quitarla a los demás. Un Cristo que se entrega nos hace reflexionar el verdadero camino de salida de este callejón de la patria: no puede ser otro más que el amor de Cristo, salvación del mundo. Imitémoslo, queridos hermanos, y que este Domingo de Ramos, entre las palmas que se agitan por el triunfo de Cristo entrando a San Salvador, sea todo un poema de esperanza de que El Salvador ha puesto en Cristo, toda su esperanza y le dice: en ti señor, hemos confiado y no quedaremos confundidos. Así sea... NOTA: Antes de la homilía del Sr. Arzobispo, los Padres de la Orden Somasca expresaron a la comunidad congregada en torno a su Pastor, su adhesión y fidelidad a Mons. Oscar A. Romero.
PALABRAS DE MONS. ROMERO Ante todo, queridos Padres Somascos y queridos jóvenes que se educan bajo ese carisma, mi agradecimiento por traer hoy a la Catedral todo un testimonio. Testimonio que coincide plenamente con los ideales que vamos predicando. Una preferencia sin exclusivismos, pero evangélicamente preferencia por aquellos que sufren, por los pobres, por quienes San Jerónimo Emilliani sintió como verdadero hijo de la Iglesia lo que el corazón de Cristo siente en los verdaderos católicos. Ojalá que este gesto tan bello de los Padres Somascos concelebrando con su Arzobispo esta mañana, sea bien percibido por todos nuestros queridos sacerdotes, religiosos y fieles y que entre todos construyamos la verdadera Iglesia de Cristo que peregrina aquí en la Arquidiócesis. Cabalmente, las voces de la Sagrada Escritura que se acaban de escuchar, nos invitan a eso. "La Alianza ha dado continuidad a nuestra preparación" Hemos ido entrelazando en los domingos de Cuaresma, la perspectiva de la alianza. La Alianza de Dios con Noé, después del diluvio, fue el primer domingo de Cuaresma. La alianza con Abraham, para prometerle un pueblo en el cual serían bendecidas todas las naciones, fue el segundo domingo. EL tercero, nos presenta ya ese pueblo a los pies del Sinaí en la alianza con Moisés, a la que responde el pueblo: "Haremos todo lo que el Señor diga". Se trataba del Decálogo. EL domingo pasado, esa alianza en una de sus vicisitudes más peligrosas y difíciles, en el cautiverio de Babilonia, pero del cual resurge nuevamente el resto de Israel para continuarle siendo fiel a Dios... Y así llegamos hoy, al 5º. Domingo de Cuaresma, siempre en la perspectiva de la alianza. Hoy Jeremías interpreta el sentido de la alianza anunciándonos una "nueva alianza". Pero hoy es uno de los profetas más delicados el que levanta su voz: Jeremías. EL cual no sólo ha comprendido todo el compromiso que supone la Vieja Alianza, la Alianza de nuestros padres -como decían los profetas- sino que ya lanza una perspectiva hacia un futuro que ya se ve acercarse. Y habla, el primero que habla en la Biblia de la Nueva Alianza, la que va a encontrar precisamente en Cristo la realización, la plenitud de todas esas promesas de Dios. - Esta ya no se comprende sin Cristo en su misterio Pascual Es hermoso, hermanos, ya, a ocho días de la Semana Santa, que un profeta nos indique qué significa la Semana Santa. ¿Qué ha significado la Cuaresma? Es como una vieja alianza que ahora se renueva con la promesa de una alianza que va a ser firmada no con sangre de animales, sino con el Cordero Inmaculado que quita los pecados del mundo: Jesucristo. Es la Nueva Alianza que se presagia, la que Cristo viene a rubricar. El cristianismo no es sólo doctrina moral. Hay que vivirlo como una historia, historia interpersonal... relación de alianza, o sea, comunión de vida del pueblo con Dios... Yo les invito a todos los que están escuchando esta palabra a tratar de comprender su religión cristiana no como un conjunto de verdades que hay que creer o como un conjunto de mandamientos que hay que cumplir; y peor todavía, un conjunto de prohibiciones: esto no se debe hacer. Cuando se mira así la religión como dogma, como leyes morales, como prohibiciones, yo comprendo que haya gente que sienta hastío, que no le guste la religión, porque no se trata de una teoría. Lo bello, lo atractivo de la religión cristiana es mirarla así como la hemos venido viendo en la Cuaresma: una alianza. ¿Qué cosa es una alianza?. Es una comunión de vida, es una historia que se va desarrollando en comunión de vida con aquel que es la plenitud de la vida. El hombre siente que no adora a un Dios sólo por un mandato teórico que cumple unas leyes, no porque las manda el Decálogo; que deja de hacer cosas porque son inmorales, sino que, todo eso: lo inmoral, lo moral, lo santo, lo verdadero, lo falso, conceptos teóricos, pasan a ser una relación vital, una inter-relación personal. Siento que Dios ha hecho conmigo y yo con Él, una alianza. Ahora comprendemos por qué la comparación del matrimonio: así como el esposo y la esposa no viven las leyes matrimoniales como precepto, como códigos, sino que las viven como amor, como relación, como diálogo, como compromiso interpersonal. Qué hermoso será el día en que todos los cristianos miremos hacia Dios con el amor con que el esposo o la esposa mira a su cónyuge y trata de agradarlo, de complacerlo; y si ha habido un desagrado, una incomprensión, hasta una infidelidad, se es capaz de perdonar. Es así como nos invita la Cuaresma y la Semana Santa a mirar nuestra religión. CUARESMA, PREPARACION PARA CELEBRAR LA ALIANZA PASCUAL Aquí ya no somos espectadores de un pueblo que vivió hace siglos. El pueblo de Israel: Abraham, Moisés, celebrando alianza con Dios, parece como que quedan en el horizonte lejano de la historia. Ahora vamos a vernos a nosotros mismos. Nosotros somos el pueblo que ha heredado las promesas de Abraham, los compromisos de Moisés, las renovaciones de los profetas. "Todo eso no tenía sentido –dice San Pablo-, sino como una figura de la gran realidad que es Cristo y su sacrificio redentor". Acerquémonos a la Semana Santa, no con reminiscencias históricas, acerquémonos a la Semana Santa con un compromiso presente, sintiendo que yo, con mi nombre y apellido, tal como soy: con mis pecados y mis miserias, con mis ilusiones y mis esperanzas, con mis proyectos y fracasos; yo, mi familia, mi pueblo; esta patria de El Salvador con su problemática tan difícil, con sus injusticias y sus atropellos, pero también con su gente que reza y que espera. Esta historia concreta de 1979 se acerca a la Semana Santa del año, para celebrar la alianza con Dios. ¡No nos ha abandonado el Señor! Cada año nos invita a celebrar la Alianza Nueva. 1. La interiorización, característica de la nueva alianza (Es una alianza que no consiste en leyes exteriores, tablas de piedra, sino que consiste en algo interior al corazón de cada uno. Esta es la nota típica a la que nos llama la Semana Santa: una alianza de vida espiritual, de intimidad.) 2. Cristo, autor de la nueva alianza 3. La nueva alianza se hace nuestra por el bautismo (Por eso, los invitaré a todos ustedes y a mí mismo, para que renovemos la gracia de nuestro Bautismo.) 1. LA INTERIORIZACIÓN, CARACTERÍSTICA DE LA NUEVA ALIANZA a) Figura y misión de Jeremías Hay que fijarse, en la primera lectura de hoy, quién es el profeta que nos habla. La figura y la misión del profeta Jeremías es de lo más interesante en ese ambiente profético-bíblico; - Temperamento delicado, expuesto a crueles vicisitudes de la historia de su pueblo. Es un hombre de temperamento fino. Un hombre que no quiere ofender y que, sin embargo, la trágica situación de las circunstancias le obligan a decir palabras desagradables. Nadie sufre tanto como Jeremías cuando tiene que echar en cara a aquel pueblo las infidelidades de la alianza con su Dios. Nadie sufre tanto como él cuando tiene que anunciar que este pueblo tendrá que sufrir las consecuencias de su pecado con el castigo de un Dios justiciero. - El que mejor comprendió los compromisos de la alianza. Pero nadie como Jeremías comprendió que esa alianza que Dios viene haciendo desde Noé, Abraham, Moisés, es una alianza que le pide, ante todo, el corazón al hombre que mira a su alrededor un conjunto de legalismos, de moralismos, de tradiciones que vienen a deshacer todo el espíritu de la alianza. Nadie como Jeremías comprendió la frase de Cristo: "La letra mata, el espíritu vivifica". - Su carisma (experiencia...) la interiorización. Por eso, su misión tiene que ser de acuerdo con ese carisma. Carisma es una experiencia que un hombre ha tenido con su Dios. Carisma es una gracia que Dios ha hecho a un hombre valiéndose de su temperamento o de la misión que le confía, dándole una experiencia, una sensación muy única. Y ese carisma de la intimidad que Dios ha conferido a Jeremías, es porque le va a encomendar una misión que se expresa precisamente en las lecturas de hoy. b) Mensaje - Recuerdo de la historia de la alianza antigua: -fidelidad y amor a Dios... Los versículos que hoy se han leído, son como la flor de todo el libro de Jeremías: "'Mirad, que llegan días en que haré con la casa de Israel y de Judá, una Alianza Nueva. No como la que hice con vuestros padres cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto". Esta es la primera experiencia y el primer pensamiento del mensaje de Jeremías para nosotros esta mañana. Es lo que hemos venido haciendo en la Cuaresma. ¡Recuerden qué historia de amor la de Dios con la humanidad! ¡Siempre fiel! Preciosa comparación: "Los saqué de la mano". Como cuando un papá saca de la mano a su hijo. Como cuando una mamá recoge a su hijo que lo había perdido y lo lleva: ¡Con qué cariño! Este es el amor fiel, incansable de Dios. - Infidelidad y desamor del pueblo... "Pero, aunque yo era su Señor, ellos quebrantaron mi alianza". Esta es la respuesta nuestra. Esta es la triste historia, la historia de la Alianza Vieja. - Cómo debe ser la nueva alianza: interioridad... Por eso dice: "voy a hacer una Nueva Alianza que consistirá en esto: meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones". Miren, ante todo se trata de una alianza interior. No va a poner Dios ya sobre los hombros pesados, cansados del pueblo de Israel, nuevas piedras con leyes. Así parecen las leyes: piedras. Sobre todo cuando el pueblo está cansado, ¡qué pesadas son las leyes!. "Ya no voy a escribir leyes en piedra, voy a escribirlas en vuestro corazón, voy a meterme dentro de vosotros, voy a transformaros por dentro". Este es el mensaje de interioridad con que la palabra de Dios hoy, nos invita a vivir una religión no de decálogos y de dogmas, un conjunto de teorías, sino unas opciones personales, íntimas por encima de prácticas interiores y de lugares y de cosas. No hagamos consistir la religión en esas exterioridades sino en la sinceridad, en la búsqueda íntima de Dios, de donde brotarán como fruto: el amor, la justicia, la sinceridad, la verdad. Y esto lo estamos viendo todos los días hermanos. Cuando tenemos amistad con una persona no nos pagamos de los aparatos externos. No nos fijamos tanto en los signos. Ante todo apreciamos la sinceridad, la estimación, el amor. A esto va llegando la relación de Dios con la humanidad, una relación en la que sí es cierto que habrá una jerarquía, unos aparatos exteriores, pero que no van a ser eso lo substancial, de nada serviría toda la belleza de nuestros templos, toda la magnificencia de nuestros ritos, si no tuviéramos un corazón que le habla con amor, con amistad, al Señor. Yo así siento cuando veo a ustedes en la Catedral, ante todo vienen por una relación de amor con el Dios en el que hemos puesto nuestra esperanza, y cuando predico, yo quisiera que ante todo se entendiera que mi lenguaje solamente quiere fomentar esa relación de esperanza, de fe, de amor, del pueblo con su Dios. "En ti Señor he esperado. Tú eres el motivo de mi esperanza". Me da verdaderamente placer, ver que las comunidades, los hombres, se convierten a esta relación de intimidad con su Dios. - Conocimiento vivencial, no sólo una fe teórica, de magisterio... Dentro de esa intimidad, de esa interioridad, la Palabra de Dios nos dice otra cosa: "No tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano diciendo: reconoce al Señor, porque todos me conocerán, desde el pequeño hasta el grande". Miren, ni siquiera el magisterio es suficiente con toda la belleza de nuestra doctrina que nos está orientando desde la palabra del Papa hasta la del humilde catequista, ¿dónde está Dios? ¿Cómo hay que servirlo? ¿Cómo hay que amarlo? Dice Dios en la nueva alianza: "eso será un subsidio, una ayuda, pero lo principal, es que cada hombre ha aprendido a conocer." Y este verbo, en hebreo, en el sentido bíblico, conocer: es algo vivencial. Es conocer sabroso de una cosa que gusta. Es ese conocer que lleva la vida con el conocimiento. Es la fe del que dice: yo creo, yo acepto lo que Dios dice pero no como cosa teórica, sino como entrega de la persona a su Dios. Es actitud de un hombre que ante Dios le dice: "yo creo en Ti Señor, no sólo lo que dices sino que toda mi vida se entrega a Ti". Eso es lo que será la Nueva Alianza. Una Alianza en la que ya no necesitamos que nos diga lo que hay que hacer ni lo que hay que creer. Siempre será necesario para que sepamos si vamos por la verdadera fe o por la verdadera moral. Por eso el Papa y el Magisterio de la Iglesia siempre serán necesarios. Siempre será como una piedra de toque para ver si nuestro caminar es auténtico. Pero no lo haré por miedo al castigo, que me van a excomulgar; no lo haré por quedar bien con nadie. Lo haré porque siento que Dios me llena, que esa doctrina de la Iglesia verdaderamente es la que llena mis aspiraciones. Que yo trato de vivir la moral cristiana porque en ella encuentro el camino más auténtico para encontrarme con mi Dios. O sea una interioridad de fe. - Reconciliación y paz con Dios... Finalmente, una interioridad de perdón. Así termina la lectura de hoy: "me conocerán cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados". Hagan la prueba si no la han hecho. En esta semana Santa, ¡confiésense!. Echen al arrepentimiento su conciencia. No les puedo explicar yo, con palabras, ya lo ha dicho aquí la Biblia: no será necesario que lo diga, ni lo podrá decir nadie. Solamente lo experimenta y lo vive el que lo siente, el que lo ha hecho. Por más grande que sea el pecador que me está escuchando, soy yo, quizás. Un arrepentimiento ante el confesor, un acto de dolor: "Señor, he pecado; ya no quiero pecar más. Echa al olvido todas mis hipocresías, todos mis egoísmos, todos mis materialismos, todos mis orgullos, todas mis sensualidades. ¡Límpiame, Señor! ". Un gesto de esos y un sacerdote que te dice en nombre de Cristo: "Yo te absuelvo de tus pecados", hace sentir esto que dice la Biblia hoy: me conocerán, con un conocimiento sencillo y práctico del amigo que había perdido la amistad del amigo y que se han vuelto a abrazar y eso no lo puede explicar nadie. O del novio que ha roto con la novia y de repente vuelven a establecer sus relaciones; o de los esposos que se habían peleado y luego vuelven a unirse y a hacer feliz a la familia. Eso es lo que está diciendo: que no hay quien lo pueda explicar. ¡Hay que vivirlo! A eso nos invita la Cuaresma y la Semana Santa: a esa alianza de interioridad. 2. CRISTO ES EL AUTOR DE LA NUEVA ALIANZA ¿En qué se basa la seguridad con que Jeremías promete esa felicidad de la alianza nueva? Ya lo presagia él. Pero nosotros tenemos la dicha de encontrarlo realizado en Cristo Jesús y precisamente las dos lecturas de hoy -la segunda y el Evangelio- nos explican, perfectamente en sintonía con Jeremías, lo que viene a hacer Cristo. a) Relación: Nueva Alianza - Pascua: Para esto yo quisiera, hermanos, que ya empalmáramos otro concepto que será como el tema de la Semana Santa: la Pascua. - Pascua es la fiesta de la alianza Porque la alianza se celebraba con una fiesta anual que se llamaba la Pascua. El misterio Pascual, la Pascua que celebraban los judíos era matar un corderito y comérselo en familia, porque así habla mandado Dios la noche de Egipto, cuando Faraón mataba a los israelitas: Que mataran un corderito y que con esa sangre marcaran las puertas de los judíos y esa señal era la marca donde el ángel exterminador no iba a hacer estragos. Señal de la sangre del cordero que nos va a librar del castigo, que nos va a dar el perdón. Cada Pascua, cuando el mayor de la familia partía el pan ázimo, recordaba: "Esto lo hacemos porque nosotros éramos prisioneros en Egipto y de allá nos sacó el Señor y tenemos compromiso con ÉL". Revivían su Pascua, su alianza. - En una Pascua, Cristo trasladó la antigua a la nueva. Por eso, Cristo quiso también aprovechar una Pascua... Era por estos meses de marzo y de abril, según los judíos, cuando se celebraba la Pascua. Cristo se reúne con sus apóstoles en un ambiente de Pascua. En un ambiente de Pascua va a derramar su sangre de la cual va a decir: "Esta es la sangre de la nueva y eterna alianza". Cristo es el que nos da el ejemplo de unir estos dos conceptos que ya son inseparables: alianza nueva, misterio pascual. Cristo derrama esa sangre y al mismo tiempo, después resucita. Muerte y resurrección. Los dos lados del misterio pascual que rubrican la Alianza Nueva de los cristianos. b) Cristo es autor de la Alianza Nueva porque avala con una muerte sufrida por obediencia. Cristo es autor de la alianza. Por eso quiero recordarles aquí, una frase genial de Juan Pablo II en esa nueva Encíclica Redemptor Hominis. Cuando habla de este sacrificio de Cristo Redentor del hombre, dice estas palabras: "La redención del mundo es, en su raíz más profunda, la plenitud de la justicia en un corazón humano". Demasiado sublime la frase para comprenderla en toda su grandeza. O sea que, Cristo, ofreciéndose al Padre en el sacrificio de la cruz, está ofreciendo en un corazón de hombre, la plenitud de la justicia. Desde entonces, Dios, a todo pecador que le pide perdón por Cristo, lo tiene que perdonar en justicia. No por los méritos del pecador arrepentido, sino por el Cristo que ofreció la plenitud de la justicia. ¿Por qué? Fíjense bien en este concepto. Porque el pecado es una desobediencia, la redención, en cambio, es una obediencia hasta la muerte. Por eso es redentor Cristo, porque obedeció a su Padre con una obediencia no sólo heroica, sino divina. De llevar su cuerpo y su dolor, para ofrecerlo a pago de las desobediencias de todos los hombres. Por eso dice el profeta Isaías: "Dios puso sobre sus espaldas todas nuestras iniquidades"; y cargando con nuestras propias miserias sube al Calvario y se entrega en un sacrificio. - Las lecturas de hoy nos describen este rostro del sufrimiento y de la muerte por obediencia - No es un Cristo impasible... Fíjense en la primera lectura. San Pablo dice en la Carta de los Hebreos: "Con gritos y lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte". Es necesario que ya nos vayamos acostumbrando al protagonista de la Semana Santa, mirarlo como lo presenta la Biblia. Hoy nos lo presenta, la segunda lectura, con súplicas y oraciones, con lágrimas y gritos. Completemos esta visión con lo del Evangelio, cuando Cristo como en una crisis de su vocación, exclama: "Ahora mi alma está agitada y ¿qué diré?: Padre líbrame de esta hora: pero si por esto he venido, para esta hora". ¡Fíjense qué instinto de conservación! Cristo no es un ser insensible. Cristo es un hombre de carne y hueso, de nervios y músculos como nosotros. Un hombre que siente lo que siente alguien cuando lo lleva la Guardia Nacional y lo lleva a ese lugar de tortura, ¿qué siente? He escuchado testimonios horrorosos, ¿pero qué es eso en comparación de Cristo que ve venir toda una tormenta de torturas que va acabar con Él en la cruz? - Se anticipa hoy la angustia de Getsemaní... Este domingo, hermanos, nos está anticipando la noche del Getsemaní. No olvidemos en nuestra reflexión cristiana de hoy, la figura de Cristo, gritando con lágrimas, bañado de lágrimas su rostro, al que lo podía salvar. Y el que exclama como anonadado ante lo que le viene: "Se ha turbado mi alma. Padre, líbrame de esta hora". Pero la reacción de Él es la de la obediencia: "pero si para esto he venido a esta hora". Esto es lo bello del sacrificio de Cristo, ¡que se entrega voluntariamente, por obediencia al Padre! Esta pasión de Cristo que vamos a contemplar durante el vía-crucis y la Semana Santa, ahondémosla con este pensamiento: De nada hubiera servido todo eso si no lo estuviera animando una obediencia. El alma de la pasión de Cristo es la entrega obediente al Padre. Es el sentido de desagravio con que Él se va ofreciendo: Padre, si es necesario que caigan esos látigos para que perdones tantos pecados del mundo, que caigan esos látigos. Si es necesario que tejan esa corona de espinas y puncen mis sienes, que se clave en mi cabeza para que perdones a todos mis hermanos. Si es necesario el horror de mis músculos atravesados con clavos y de mi costado abierto con la lanza, hágase Señor, porque eso es redención de mis hermanos. Esto es lo bello de Cristo. Lo más hermoso que Él es el sustitutivo del pecador que era yo: Yo debía de sufrir, yo debía de ser castigado, yo debía de ser lanzado al infierno, alejado para siempre del Padre. Pero Cristo quiere cargar toda esa culpa mía para que yo encuentre reconciliación. Ya es mía la obediencia de Cristo para pagar mis muchas desobediencias. c) Cristo es autor de la alianza porque la resurrección es garantía de su eficacia Cristo es el autor de nuestra alianza -he dicho- por la muerte obediente. Pero no olvidemos la otra cara de la medalla y es lo que más me interesa que lo tengamos bien presente. Cristo es autor de nuestra alianza y garantía de toda nuestra esperanza, porque ha resucitado. Porque la resurrección es la prueba de que el poder de Dios ha aceptado ese sacrificio y le ha dado una nueva vida que no morirá más: la resurrección. Por eso aquellos cristianos que celebran la Semana Santa únicamente hasta el Santo Entierro, han mutilado el misterio pascual. No nos presentan, la redención completa. Por eso, les estoy invitando ya, desde ahora, a que nuestra máxima celebración de Semana Santa sea la Pascua. Sobre todo el Sábado Santo por la noche, cuando nuestra fe nos haga ver a Cristo surgiendo de sus dolores, glorioso, tal como nos lo presentan las lecturas de hoy. Cuando la lectura que habla del Cristo con el rostro bañado de lágrimas, habla del desenlace de esa plegaria, dice esto como una paradoja: "A gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado" ¡Sarcasmo!, no fue escuchado, el Padre permitió que fuera hasta el colmo del dolor. Pero sí fue escuchado porque la lectura continúa diciendo: "y llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen, en autor de salvación eterna". Y el evangelio, también no se detiene en ese momento crítico de la vocación mesiánica de Jesús porque dice inmediatamente que tiene ese miedo: "Ahora mi alma está agitada pero para esto he venido". Entonces dice la plegaria con que ha comenzado el evangelio de hoy: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre". - La consumación. - la glorificación Dos palabras bíblicas hoy. La primera "la consumación", dice la carta a los Hebreos. Y el evangelio dice "la glorificación" ¿Cómo se entiende que Cristo, horrorizado ante su pasión, está hablando de que ya está siendo glorificado? Es necesario comprender un poquito esto, hermanos, si no, no comprendemos el misterio de la Redención. Cristo se hizo salvación de los hombres, su gloria ahora es enorme: desde el cielo nos manda ahora su vida, su espíritu. En Él ponemos toda nuestra esperanza, gracias a que se sometió a pasar por la muerte, pero de la muerte a pasar a la vida. ¡Esta es la consumación! Cristo puede decir: la glorificación comienza en Getsemaní. La consumación de esta obra comienza ya en los dolores de la pasión. Un Cristo resucitado sin haber pasado por la muerte, no tendría todo el mérito que ahora tiene. Una pasión sin resurrección sería el fracaso. Las dos cosas concluyen el Misterio Pascual, del cual hemos de vivir. De eso vive la Iglesia: del misterio Pascual, la muerte por obediencia de Cristo y la resurrección como firma de Dios de que ha aceptado este desagravio. La resurrección no tendría toda la alegría que tuvo si no fuera asumiendo la muerte. La victoria de Cristo no sería tan rotunda, si no hubiera dejado un calvario ensangrentado y una tumba que se quedó abierta para verlo salir glorioso después de haberlo visto entrar humillado. Esta es la mística de la redención cristiana: Morir para resucitar. 3. LA NUEVA ALIANZA SE HACE NUESTRA POR EL BAUTISMO a) La alianza nueva para un nuevo pueblo de Dios El Bautismo de cada uno de nosotros, tu bautismo, mi bautismo, es lo que ha hecho mío, tuyo, esa muerte y esa resurrección. Cuando nos bautizaron, el sacerdote, ministro de Dios, marcó mi vida para siempre con la muerte obediente de Cristo y con la resurrección gloriosa del Señor. Todo bautizado lleva la marca de la muerte y de la resurrección de Cristo. Por eso también es en Pascua, en Cuaresma, cuando los bautizados debemos de volver a nuestros compromisos. Antiguamente, -ya les dije- los bautismos se realizaban el Sábado Santo en la noche. Toda la Cuaresma se habían preparado los catecúmenos. Hoy quiere la Iglesia que los bautizados, cristianos renovemos en la Cuaresma la belleza de nuestro bautismo; y que el Sábado Santo en la noche, en una de las ceremonias más bonitas, sea la renovación de nuestros compromisos y de nuestra fe bautismal. Vamos a preguntar desde el altar -ojalá que haya muchos cristianos, sobre todo jóvenes-; "¿Renuncian ustedes a Satanás?" "Sí, renunciamos". -"¿Creen ustedes en Dios?" -"Sí creemos". Es el bautizado que dice: hago mío, me apropio la redención de Cristo. En eso confío, no en las cosas transitorias de la vida, sino en el Cristo el verdaderamente rico, verdaderamente poderoso, el eterno, el joven, el bello, aquel que es todo para todos. - Su paso "pascua" de muerte a nueva vida, es también el proceso de todo cristiano El bautismo nos incorpora a la redención pascual. Este Evangelio de hoy, que ya fue escrito por cristianos, nos lo dice. No olvidemos que si es cierto que aquí nos está narrando San Juan un episodio de la vida de Cristo que ya se acerca a su pasión, esa reflexión la estaba haciendo mucho después de que hubieran sucedido los hechos, como cuando un historiador escribe la historia de hace años. La está escribiendo ya en otra época y rodeado de otra gente. Son los cristianos que le están ayudando a San Juan a reflexionar en los compromisos del bautismo. Podíamos decir hoy: nosotros cristianos, de este domingo de 1979, reflexionamos este misterio de nuestro bautismo que nos incorpora al Misterio Pascual de Cristo. Y de allí sacamos las conclusiones, de modo que cuando Cristo habla hoy, pueda ser que sus palabras reflejen más bien la reflexión de aquella comunidad que está reflexionando. Por eso escuchamos esto que viene bien con la apropiación de la redención por medio del bautismo: "Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo. Pero si muere, dará mucho fruto". Y sigue el Evangelio: "El que se ama a sí mismo, se pierde; y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga; y donde esté Yo, allá estará también mi servidor. A quien me sirva, el Padre le premiará". ¡Esto es para nosotros!, ¡esto no es historia de hace veinte siglos! ¡Esto es el Misterio Pascual encarnándose en el Cuerpo de Cristo que somos hoy, nosotros, los bautizados de 1979! A cada uno de nosotros nos está diciendo Cristo: si quieres que tu vida y tu misión fructifique como la mía, haz como Yo: conviértete en grano que se deja sepultar, déjate matar, no tengas miedo. El que rehuye el sufrimiento, se quedará solo. No hay gente más sola que los egoístas, pero si por amor a los otros das tu vida como yo la voy a dar por todos, cosecharás muchos frutos. Tendrás las satisfacciones más hondas. No le tengas miedo a la muerte, a las amenazas, contigo va el Señor. El que quiera salvar su alma, es decir, en frase bíblica, el que quiera estar bien, el que no quiera tener compromisos, el que no se quiere meter en líos, el que quiere estar al margen de una situación en que todos tenemos que comprometernos, éste, perderá su vida. Qué cosa más horrorosa haber vivido bien cómodo sin ningún sufrimiento, no metiéndose en problemas, bien tranquilo, bien instalado, bien relacionado políticamente, económicamente, socialmente. Nada le hacía falta, todo lo tenía. ¿De qué sirve? Perderá su alma. Pero el que por amor a Mí se desinstale y acompañe al pueblo, y vaya en el sufrimiento del pobre, y se encarne y sienta suyo el dolor, el atropello; éste ganará su vida, porque mi Padre lo premiará. Hermanos, a eso nos llama la palabra de Dios en este día y yo quisiera, de veras, tener toda la capacidad de convicción para decirles: ¡vale la pena ser cristiano! HECHOS DE LA SEMANA Ya que la Iglesia nos ha dado pautas para vivir el cristianismo en nuestro tiempo, no está el problema en cerrar los ojos, en decir: Medellín, Puebla, Vaticano II, eso no sirve. Sino en ver qué dicen. EL bautizado de hoy tiene que estar dispuesto a estas cosas; y por eso, hagamos aquí una encarnación de nuestra doctrina, de nuestra reflexión. Ustedes mismos van a ser críticos de lo que yo les voy a contar. Por eso les he dicho: aprendan a leer periódicos. ¿Dónde está la verdad?, ¿dónde está la mentira? Lo que es peor, ¿dónde se oculta la maña que se quiere meter en este mensaje? HECHOS ECLESIALES Yo presento en este momento la Iglesia que tratamos de construir con su unidad central que es el Papa. Y el Papa ha dicho esta semana cuál es el verdadero sentido de compartir con los demás. No es darles de limosna, sino compartir con ellos y abrirles el corazón. Sobre todo a los más necesitados. Son palabras pues, del Papa que nos está diciendo que muchas veces nosotros como que ya nos sentimos satisfechos de haber tirado una monedita al pobre. No es eso lo que Dios quiere. Quiere compartir, aunque sean tus pobrezas, compártelas con el pobre también. Nuestro clero se va a reunir esta semana -el martes en San José de la Montaña- para celebrar una ceremonia penitencial, en la que todos los sacerdotes nos vamos a confesar mutuamente y vamos a celebrar, como debe de hacerlo todo "buen cristiano", el sacramento de la reconciliación. Si somos pecadores -sobra quien nos lo diga-, también somos penitentes y pedimos perdón. Y yo ya, desde este momento, y en nombre de todos mis queridos sacerdotes, pido perdón por no haber servido con toda entereza con que el Evangelio nos pide, al pueblo, al que tenemos que conducir: por haberlo confundido a veces, suavizando demasiado el mensaje de la cruz que es duro. Por todo eso vamos a pedir perdón. Yo les pido una oración por sus sacerdotes, sobre todo el próximo martes, para que de veras seamos cristianos de verdad. También quiero decirles, ya desde ahora, cómo vamos a celebrar nuestra Semana Santa. Nada más unas pequeñas modificaciones. Se refiere la primera al Domingo de Ramos, dentro de ocho días. La bendición de las palmas la vamos a hacer en la Iglesia del Calvario y de allá vamos a venir en procesión. Frente a la Catedral tendremos la misa del Domingo de Ramos. Otra modificación será el Jueves Santo en la famosa procesión del silencio, que muchos no la hacen acto de culto, sino que la profanan. Quisiera invitarles a que si de veras queremos hacerle un homenaje a Cristo en la noche trágica de su tribunal, vayamos con sentido cristiano; por eso, desde la Radio YSAX, vamos a estar animando la procesión desde las diez de la noche hasta las doce de la noche. Por si algún pueblo o cantón quiere incorporarse a esta reflexión, puede realizar a esa hora su procesión del silencio. También, en las parroquias de San Salvador, -y así descongestionaríamos un poco la procesión de Concepción que es excesivamente numerosa y por eso no puede haber orden- se organicen actos de reflexión o procesiones del silencio, para que esas dos horas estemos en meditación del mensaje de la Pasión de Cristo. Así será también el Santo Entierro, desde las 6 y media de la tarde del viernes, hasta las 9 de la noche, desde la emisora YSAX acompañaremos las procesiones de toda la diócesis que quieran aprovecharse de esta transmisión. A las 11 de la mañana, el Viernes Santo, habrá el Vía Crucis dentro de la Catedral. Y el Sábado Santo, es mi mayor ilusión. El Sábado Santo a las 7 de la noche nos encontremos frente a Catedral, para celebrar el triunfo de Cristo en la solemne Vigilia Pascual. Será también transmitida por radio. Quiero agradecer a UCA Editores el haber publicado mi Tercera Carta Pastoral, que es la primera de Monseñor Rivera; es un libro que va acompañado de otros estudios muy interesantes. Un librito que se llama "Iglesia de los Pobres y Organizaciones Populares". Yo se los recomiendo mucho porque, gracias a Dios, nuestra Pastoral ha servido de bastante orientación; y porque ahora ya comentada será más comprensible. Aquí mismo, en las puertas de Catedral, podrán encontrarla hoy a la salida. También se ha comenzado a publicar una serie de folletos que se llaman "Serie Cartas Pastorales", en que en forma sencilla, comprensible hasta del más sencillo, se dan los contextos de las pastorales. Agradezco a UCA, los felicito y espero que ese servicio que ha prestado al magisterio del Arzobispado, sea muy bendecido por Nuestro Señor. En esta semana que acaba de pasar nuestra Arquidiócesis ha reunido dos organismos que son muy vitales: El Senado, que es la representación de los presbíteros, con los cuales consulta el Obispo problemas de la Diócesis; y el otro organismo es el Consejo Pastoral, compuesto por sacerdotes, religiosas y fieles que ayudan al Obispo en el gran trabajo de la pastoral de toda la diócesis. Es un organismo que se está perfeccionando y desde el cual ofrecemos nuestros servicios a la Arquidiócesis. Hago un agradecimiento muy atento a la Universidad Nacional, cuya facultad de Ciencias y Humanidades me invitó, junto con los PP. Jesús Delgado y Octavio Cruz, a presidir una mesa Redonda sobre el tema: " EL Papel de la Iglesia en América Latina". Con mucha alegría puedo decirles, hermanos, sobre la acogida que se le dio a la Iglesia en ese alto centro de la cultura, la atención de aquel salón abigarrado, rebasando de gente -porque había mucha gente afuera- tributó. Y las preguntas tan interesantes que luego surgieron, indica qué sabio es que estos centros de tanta responsabilidad no marginen a la Iglesia, sino que la oigan, pero que la oigan de primera mano. No que se dejen influenciar de informes mal dados, calumniosos, sino que de veras, como en la Universidad, el miércoles, se la escuche. Después de la Mesa Redonda, con el Señor Rector y otros personeros, hablamos de la inquietud de hacer de veras, de la Universidad, un alto centro de cultura de nuestro pueblo. Eso tiene que ser. Yo les suplico a todos: los profesores, los alumnos, las organizaciones, que no se dejen manipular para echar a perder un centro que es esperanza para nuestra patria. Que sepamos ser allí, verdaderamente patriotas; y que hagamos de la Universidad un centro luminoso para la Patria. La Iglesia, por su parte esta dispuesta a poner su granito de arena en ese trabajo. Hoy, a las 5 de la tarde, como todo primero de mes, tendremos en el Hospital de la Divina Providencia, una hora de oración. Yo les suplico para que oremos allá por nuestra patria. Hago una invitación de parte de la familia del Licenciado Jaime Apolonio Baires, que va a cumplir 30 días de muerto el miércoles de esta semana, la Misa será aquí en la Catedral. Yo no quiero privarlos a ustedes de una frase muy bonita escrita en esta carta, de su propia mamá. "Nuestra familia -dice-, tiene la moral en alto, estamos unidos y fortalecidos en el dolor. Nuestro hijo ha muerto horriblemente torturado pero anhelamos fervientemente que su muerte contribuya a conquistar la justicia y la paz para nuestro pueblo, al que Jaime amaba y con el que se solidarizaba en su lucha. Aún, dentro de nuestro dolor, nos consideramos afortunados de haber podido brindar a nuestro hijo cariño y atenciones en sus últimos momentos y acompañarlo a su última morada, ya que innumerables familias, hasta la fecha, ignoran el paradero de sus hijos, su estado de salud, si continúan con vida o dónde reposan sus restos, después de haber sido capturados. Esto hace generar en nosotros comprensión y solidaridad para con esas familias angustiadas". También me encomiendan oraciones por Oscar Armando Interiano, que apareció muerto en el lago de Güija el 26 de febrero. Encomiendo a todos esta plegaria. HECHOS DE LA VIDA CIVIL Hay tres aspectos de la vida cívica que, desde la Iglesia, nosotros tenemos que enfocar cristianamente. Esta ha sido una semana de violencia que podríamos llamar ya: violencia selectiva. Por una parte las FPL asesinaron a un mayor retirado que era jefe de ORDEN en Santa Ana. También aparecieron asesinados: un oficial de enlace de ORDEN, en Cabañas; un ex-diputado y un ex-juez de paz en San Miguel; dos agentes de la Policía de Hacienda. A esto tenemos que añadir otros hechos, tal vez, no comprendidos en la violencia selectiva, pero si, también, pueden corresponder a esto, por ejemplo: en Tres Calles, un cantón de la diócesis de Santiago de María, me informaron que un nuevo operativo militar, parecido al del 21 de junio que yo viví allá en 1975, se llevaron torturado con rumbo desconocido, al jovencito Juan Francisco Ostorga de 19 años. Esta historia se une con la que yo acabo de recordar. Juan Francisco era niño, cuando hace cuatro años llegaron a su casa y mataron a su papá o sea a Alberto Ostorga y a sus tres hermanos: Jorge Alberto, José Alfredo y Héctor David. ¿Quién le iba a decir al pobrecito que ahora le iba a tocar a él su turno? Yo, entonces, pedí para esta familia al Gobierno, una indemnización que no llegó, naturalmente. En cambio, sigue llegando la tortura como si se tratara de un pecado de familia. También fue capturado un estudiante universitario, Fidel Nieto Laínez, por la Policía Nacional. En Cinquera, un acto cruel: una mujer embarazada que no pudo huir con los demás de su grupo, fue ultimada. Llegan unas cartas dolorosas de una campesina: "Soy madre de Carlos Martínez Carranza, quien fue capturado el 17 de mayo del 78 y hasta hoy no sé nada de él a pesar de que lo hemos buscado por todas partes". De Upatoro, dos madres dicen: "Somos madres de Julio Ayala Mejía y Víctor Manuel Rivas, capturados desde el 24 de abril de 1977 por cinco Policías de Hacienda, y hasta el momento no sabemos el paradero de ellos. Pedimos que les den pronto libertad porque nosotros estamos seguros que no tienen delito y si lo tuvieren y lo han encontrado, que sean consignados a los tribunales." Otra que nos dice: "Soy madre de Miguel Angel Rivas Mendoza capturado el 30 de marzo en Ciudad Arce". No saben tampoco nada de él. A última hora, aquí en la Catedral, me trajeron nombres de otras personas, siento no tenerlos a la mano. Todo esto, hermanos, y otros casos que se escapan -porque sólo en asesinatos, en homicidios, yo he contado doce en la prensa de esta semana- nos esta diciendo el exceso de los extremismos. Yo quisiera invitarlos, aún a los mismos extremistas, a reflexionar. Los que están a la derecha y miran a la izquierda, todo lo miran terrorista; y los que están a la izquierda y miran a la derecha, todo lo miran reaccionario. Una perspectiva más fina hace distinguir: no todo lo que está a la izquierda es terrorismo; hay muchas reivindicaciones que se buscan que son justas. No porque se pide justicia social, mejores sueldos, ya se es terrorista. Movimientos sindicales y todo ese legítimo movimiento de organización no se debe reprimir únicamente considerándolo de izquierda como si fuera todo terrorista ¡Tiene que distinguirse! Si es violencia fanática, ya lo hemos dicho, no estamos de acuerdo con nada de eso. Pero si es reivindicación justa, hay que atenderlo. Así como en la derecha no todo es pronunciamiento de "falange", hay también voces honradas, hay también capitales muy buenos, muy honrados que tratan de dialogar y de entenderse, de participar y de poner en práctica la doctrina de la Iglesia. ¡Esa seria la salvación! Los extremismos, sobre todo con esa miopía de mirarlo todo del color contrario, son muy peligrosos. A unos y otros, yo les quiero decir lo que Medellín, hablando de la paz: "Quisiéramos dirigir nuestro llamado, en primer lugar, a los que tienen una mayor participación en la riqueza, en la cultura o en el poder. Sabemos que hay en América Latina dirigentes que son sensibles a las necesidades y tratan de remediarlas. Estos mismos reconocen que los privilegiados en su conjunto, muchas veces, presionan a los gobernantes por todos los medios que disponen, e impiden con ello, los cambios necesarios. En algunas ocasiones, incluso, esta resistencia adopta formas drásticas con destrucción de vidas y bienes". Y es aquí donde se cita la palabra de Pablo VI, "de los que provocan las revoluciones explosivas de la desesperación". Otro aspecto de la perspectiva civil de esta semana, es la petición de renovación de reforma del Código de Trabajo. Para solucionar nuestros conflictos hace falta una ley más amplia y comprensiva. El Ministerio del Trabajo, la CUTS y la Cámara de Comercio, ya se han pronunciado por la necesidad de una reforma del Código de Trabajo. Me alegra de la Iglesia, coincidir con esta petición. Y el llamamiento lo vuelvo a repetir a los abogados, a los sindicatos. En una reforma no se debe dejar al margen a los sindicatos, así como también a las partes patronales, porque es en el conjunto de todos los intereses como se va a conjugar una ley que sea verdaderamente justa. La serie de conflictos continúan. Con laudo arbitral se resolvió la huelga de la Ruta 5 y 28. Se va resolviendo la huelga de La Delicia. Estalló una nueva huelga, la de los mineros de San Cristóbal. Finalmente en el campo se ha dado la noticia de una nueva legislación de arrendamiento de tierras, cuyo contenido tenemos que estudiarlo. Pero ya abre a unas nuevas esperanzas si se trata de una ley, como ha dicho la Asamblea, de finalidad eminentemente social. Pero nos preocupa que en la misma semana en que se dé esta noticia, no se recibe a los campesinos que quieren exponer sus peticiones al Ministerio de Agricultura y al Banco de Fomento Agropecuario, con respecto a que den facilidades para los créditos y rebajen los precios de la renta de las tierras y de los insumos. Pidieron con anticipación audiencia y ambas instituciones no les contestaron. Han tratado de que se publique su pensamiento en los periódicos y para ellos no hay lugar en los periódicos. Es este un ejemplo claro de lo que llamamos "violencia institucionalizada", que impide a los campesinos expresarse y defender sus intereses. Quisiéramos que unas leyes justas tuvieran en cuenta los anhelos de esa gran parte de nuestro pueblo; así como se oye con verdadera justicia, naturalmente, lo que piden terratenientes y agricultores, y hasta se les provee de subsidios cuando ello es necesario. ¡Que la Justicia sea para todos, es lo que deseamos! Hay otros rasgos de nuestra vida nacional. Sobre todo quisiera fijarme, hermanos, y esto en el aspecto de una moral sexual y matrimonial, lo que se publicó en esta semana. Hay 14 niños entre 2 y 15 años, abandonados de sus padres en el Tutelar de Menores. Ya son 737 los trabajadores que han tenido que ir a Arabia Saudita para conseguir trabajo. Sobre todo, en cuanto a la natalidad, una explosión demográfica tenida, no podrá encontrar solución mientras no haya una educación de la sexualidad, de las costumbres de nuestro pueblo. Yo hago un llamamiento también a revisar la ley de Dios, los deberes matrimoniales, la fidelidad conyugal, la honestidad de la vida de las jóvenes, de los jóvenes. No vivamos un libertinaje cuando está en peligro no solamente un bienestar social, sino sobre todo un bienestar de todo el país. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR Así tenemos, pues, encarnados en esta realidad tan compleja de nuestra Patria, hechos de violencias y de amor, de oración y de venganzas; es la complejidad de lo que es la vida de nuestro pueblo. La Alianza Nueva tiene mucho que decirnos en la próxima Semana Santa. Preparémonos queridos hermanos, y vivamos ya esta eucaristía junto al Cristo que da su vida por nosotros y que nos invita desde el ejemplo de su entrega por obediencia y por amor, a que busquemos solución a nuestros problemas; no en caminos de odios, de venganzas, sino en estos caminos del Crucificado ¡El amor nos hará libres!... Queridos hermanos, estimados radioyentes:
Una Cuaresma bien vivida puede ser la salvación de nuestro pueblo. Por eso, este cuarto domingo de Cuaresma lo celebramos con una nueva esperanza. Cuando parece que todo está perdido, está flotando el Espíritu de Dios: su palabra, haciendo llamamientos, dándonos orientaciones que son verdaderamente nuestra salvación. Año Litúrgico.- Cuaresma nos prepara para la fiesta de Pascua, renovándonos: vida nueva, resucitados... No olvidemos que la Cuaresma es un caminar hacia la Pascua, la perspectiva de la Cuaresma es Cristo resucitado ofreciéndonos una vida nueva. Cristo, que después de haber pagado con su cruz, con su pasión las miserias del hombre y del pueblo, nos está ofreciendo una vida mejor. ¡No lo despreciemos! En este caminar hacia la Pascua; ¡Obedezcámoslo! Mediante, no un moralismo frío, sino la incorporación al misterio pascual: individual, social. En el Concilio Vaticano II, la Iglesia actual dice: "Es la persona del hombre la que hay que salvar; es la sociedad humana la que hay que renovar. Es, por consiguiente el hombre: pero el hombre todo entero, cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad..." ¿Quién no se siente aquí arropado por una gran esperanza como hombre, como familia, como pueblo? ¡Dios nos está ofreciendo en esta Cuaresma una salvación! No es solamente una ley como lo meditamos el domingo pasado: un moralismo; es, sobre todo, un amor. ¿Quién no se mueve por amor? El amor a Cristo que dio su vida por mí, es el mejor motivo para vivir santamente, para agradar a Cristo. ¡Ah! si todos los hombres nos dejáramos arrebatar de ese amor que se entregó por nosotros. Pero en las lecturas de hoy el amor a Dios que nos está llamando desde hace cuatro domingos con modalidades nuevas, se nos presenta como un llamamiento a la reconciliación. CUARESMA, LLAMAMIENTO A LA VERDADERA RECONCILIACIÓN 1. Babilonia símbolo de la alianza rota y de la reconciliación. 2. La reconciliación con Dios en Cristo. (Teología de la historia). 3. El bautismo y la confesión, caminos de reconciliación. (Pensamiento ricamente contenido en el Evangelio y en San Pablo hoy: los grandes sacramentos de la Cuaresma). 1. BABILONIA, SIMBOLO DE LA ALIANZA ROTA Y PROFECIA DE LA RECONCILIACION. a) Empalma con homilías anteriores: historia de la alianza: Noé, Abraham, Moisés (la ley: religión mosaica). Yo quisiera, hermanos, que no se desligaran los domingos de Cuaresma que vamos meditando. La Iglesia nos ha ido proponiendo como los hitos, los mojones de la historia de nuestra salvación. Recordarán el primer domingo: Noé. La alianza de Dios con Noé, el arco-iris, es un llamamiento de Dios para usar bien la naturaleza, para conservarla, para no abusar de ella, para que los bienes que Dios nos ha dado en la creación, lleguen a la felicidad de todos; es una reconciliación cósmica, una alianza del hombre con el universo, como el arco-iris que abarca de un lado a otro de nuestra tierra. El segundo domingo ya no es la naturaleza entera, es un pueblo selecto: alianza de Dios con Abraham. De ese hombre anciano y sin hijos, Dios saca milagrosamente un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo y las arenas del mar. La fe de Abraham es modelo de todo el que quiera hacer alianza con Dios, la fe que se entrega y cree contra toda esperanza. ¡Cuánto necesitamos ese segundo capítulo de nuestra Cuaresma de 1979: una fe como la de Abraham! El tercer capítulo de nuestra historia en esta Cuaresma, ha sido Moisés. El domingo pasado, Moisés en el Sinaí ya no es simplemente Abraham como una promesa de un gran pueblo, ya es la realidad. Han pasado cuatro siglos y Abraham está representado en aquella muchedumbre que ya camina hacia la tierra de promisión; como pueblo, tiene que hacer alianza con Dios, tiene que responder a tantos privilegios que Dios hizo con él en el desierto y a través de toda su historia la respuesta tiene que ser el cumplimiento de este decálogo, en diez palabras, en diez preceptos, Dios ha encauzado todas las relaciones de los hombres con Dios y de los hombres entre sí. La alianza tiene una ley y desde ese momento comienza una nueva fase en la historia de la salvación que se llama la Era Mosaica o sea, Moisés. Le da características, le da orientación a un pueblo del cual San Pablo va a decir: "La ley no basta, la ley puede ser letra muerta, esa ley vale porque lleva la promesa de un hombre redentor. Es Cristo el que le da sentido a la ley". b) El pecado que rompe la alianza. Pero en ese tiempo Mosaico, en ese tiempo de la ley que abarca varios siglos, suceden cosas muy buenas pero también muy malas. Así la Sagrada Escritura nos coloca hoy en otro hito de la historia: Babilonia. ¿Qué es Babilonia? Es la ruptura de la alianza, es un pueblo que ha merecido el castigo del destierro por no haber sido fiel a Dios, es un pueblo agobiado, casi desesperado, un pueblo para el cual parece que ya no existe Dios. Y sin embargo, a ese pueblo amilanado, quebrantado, los profetas anuncian esperanza y salvación. Por eso, Babilonia, a pesar de ser la figura del pueblo que ha abandonado a su Dios y que está castigado, es también la figura de un pueblo que se va a recuperar. Para nosotros este lenguaje es sumamente interesante. Hay muchos que en El Salvador dicen: "¡ya no hay remedio!, ¿quién va a creer en el amor?", ¡Caminos de violencia: secuestros, odios, crímenes, represiones!. Como que nos ha hecho el Señor para entendernos a garrotazos. Dios nos ha hecho como imagen de su amor y aunque el ambiente se ha tornado de garrote, no es eso lo que Dios quiere. - "... multiplicaron sus infidelidades..." Sobre esta Babilonia brilla el amor y brilla la esperanza. Pero es necesario reconocer como lo hace la primera lectura: "El pecado que rompe la alianza". ¡Que tremendo el autor del libro de las Crónicas!. Las Crónicas es un libro que se escribió como para suplir ciertos vacíos en los libros históricos, donde se narran cosas o se amplifican cosas que no están o están muy pequeñas en otros lugares. Con qué franqueza describe la situación de esa hora mosaica en que los dirigentes civiles y espirituales del pueblo han hecho de la religión un legalismo, hasta una hipocresía, la que va a fustigar Jesucristo cuando venga. Dice así en la primera lectura: "Todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades... mancharon la casa del Señor. El Señor, Dios de sus padres, les envió profetas lleno de compasión. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras..." Esto hizo el pueblo predilecto de Dios así respondió a la alianza del amor: con el desprecio, el pecado. - "... Los hombres prefirieron las tinieblas a la luz para no verse acusados por sus obras". En las otras lecturas de hoy, aparece también esta triste situación del hombre con Dios. Dice el Evangelio, en labios de Cristo: "Los hombres, prefirieron las tinieblas a la luz para no verse acusados por sus obras". - "... estando muertos por los pecados". San Pablo, en la segunda lectura, una figura más trágica: ".....estábamos muertos por los pecados". Son pinceladas negras de la historia de los hombres, Dios dándonos una ley para salvarnos, dándonos profetas para orientarnos, dándonos amor, creándonos por amor, haciendo alianzas de salvación: y los hombres, volviéndole la espalda, rompiendo la alianza, desobedeciendo a Dios, creyendo más en las tinieblas, en la represión, en los ídolos dinero, en el ídolo política, todo menos Dios. ¡Aquí Dios no cabe! Este es el pecado: prefirieron buscar por sus propios caminos la felicidad que Dios les señalaba por el único camino. ¿Cuándo vamos a comprender, queridos hermanos -yo el primero entre todos ustedes, pecador-, que no son nuestros caprichos los que van a dar la solución de la verdadera felicidad? ¿Cuándo vamos a comprender que sólo Tú, Señor, tienes palabras de vida eterna? Nunca es tarde para el amor de Dios, pero Dios, dice la primera lectura: "...hasta que ya no hubo remedio". c) El castigo - Destrucción de Jerusalén... destierro. Hombres que son azotes de Dios. Entonces viene la revancha de Dios: Qué cosa tremenda cuando Dios se vale de ciertos hombres, no para ser bendición del pueblo sino para ser azotes del pueblo. Nabucodonosor es la figura del hombre instrumento de Dios para humillar, para pasear su bota sanguinaria sobre el pueblo. No pensemos que la represión, la tortura, el atropello por el dinero, la explotación del hombre por el hombre la están haciendo sólo los hombres. Dios coge como azotes de la humanidad a esos hombres. ¡Pobrecitos!, porque los parece que están triunfando, como el azote le parece que está triunfando cuando está castigando pero llega la hora en que el azote -dice la Biblia- es también echado al fuego. ¡Pero, que triste papel en la historia ser hombre-azote! ¿Qué hicieron estos hombres-azotes bajo el comando de Nabucodonosor en la tierra pecadora de Dios?. Oigan bien esta página de hoy: "... incendiaron la casa de Dios, derribaron las murallas de Jerusalén, pegaron fuego a todos sus palacios, destruyeron todos sus objetos preciosos y a los que escaparon de la espada, los llevaron cautivos a Babilonia -figura del castigo- donde fueron esclavos del rey y de sus hijos, hasta la llegada de un salvador". Fijémonos en esta hora tremenda del castigo, es la hora que está viviendo El Salvador. Es la hora de los capataces y de los que imponen sus caprichos, de los que dan leyes, de los que se sienten dueños de la vida y de las haciendas. ¡Pobrecitos, no saben que son azotes de Dios!. Es la hora en que Dios está abatiéndonos y casi surge, del corazón del hombre abatido, la queja: "¿Acaso existe Dios?". Porque para colmo vemos cómo los que están felices, no adoran a Dios sino que están de hinojos ante sus falsos ídolos. Y creemos que puede más el dinero que el Dios verdadero, que puede más el poder de los déspotas que el hombre que salva, que el Dios verdadero que nos ama. Viene la tentación de la desesperación, como dijo el Papa hablando de la violencia: "La tentación de la violencia". Hay muchos caídos también en esta tentación: los que creen que van a encontrar la salida al país por caminos de sangre y de odio. Por allí no hay salida mientras se ensangrienta más mientras hay más miembros doloridos por la tortura, mientras hay familias que lloran el atropello de los poderes. Es Dios que está valiéndose de esas cosas para castigar como con un azote, pero no es la última palabra. d) En el segundo éxodo alborea la reconciliación. Ciro rey de Persia... el resto de Israel... Entonces llega la última palabra, es Dios que vuelve a hablar. Ya alborea en las palabras de la primera lectura una redención que en la segunda lectura y en el Evangelio, se presenta como el sol en su cenit. ¡Cosa prodigiosa! Un rey pagano de Persia -se llama Ciro- Ciro II, a donde llegaron las crueldades de Babilonia. Él -lo llama la Biblia-, instrumento de Dios; lo llama también: Ungido de Dios. ¡Cómo debió escandalizar a los hipócritas judíos que no obedecieron a Dios que un hombre no judío, un pagano, fuera llamado por el espíritu de Dios: el Ungido de Dios. Es un ser misterioso y dice la primera lectura sobre este Ciro, Rey de Persia: "En cumplimiento de la Palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor, el espíritu de Ciro, Rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: " Así habla Ciro, Rey de Persia: El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una Casa en Jerusalén, en Judá -Se dirige ahora a los desterrados de Babilonia-. ¡Quién de entre vosotros pertenezca a ese pueblo, sea su Dios con él y suba!" Qué palabra liberadora más bella cuando un pagano tiene más misericordia muchas veces más que los mismos correligionarios. En el salmo responsorial que todos hemos respondido hoy a la Palabra de Dios, se mencionó el Salmo 136: el salmo de los israelitas cautivos en Babilonia. Nuestro 15 de septiembre podía tener en nuestro himno nacional, este salmo de libertad. De una libertad parecida a la del quetzal guatemalteco que dicen que no puede vivir prisionero porque si está preso se muere. Los judíos, encadenados junto a las orillas de los ríos de Babilonia, oían a sus enemigos, a sus capataces: "cántennos un cantar de aquellos de su religión en Judea". Y los judíos decían: "¡Cómo vamos a cantar en tierra ajena!, que se me pegue la lengua al paladar, si yo cantara con alegría en el destierro". Suspiraban por su patria, anhelaban la hora del retorno, lloraban sus pecados por los cuales habían sido llevados. Y la hora llegó cuando un rey pagano, inspirado por Dios, da ese edicto: "Queda terminado el cautiverio, si alguien se siente súbdito de ese Dios, suba a Jerusalén, quedan libres las fronteras, váyanse". Hasta los acompañaban para ir a reconstruir el templo que destruyeron los azotes del Señor. Miren como Dios ocupa a los hombres para castigar y ocupa a los hombres para liberar. El Dios de la historia, juega con la historia. No somos los hombres los que hacemos nuestro capricho, es Dios el que se vale de las malas conciencias para castigar horriblemente con castigos de infierno a los pueblos. Es Dios el que se vale de los hombres aunque sean paganos, aunque sean paganos, aunque no tengan fe cristiana. Estos hombres son instrumento de Dios para salvar, para dar amor, para dar aliento, ¡para dar esperanza!. ¿Qué quisiéramos ser nosotros, hermanos, en esta hora del pueblo salvadoreño, azotes o esperanzas? La Iglesia se alegra de ser esperanza del pueblo, así como lamenta y reprocha esos actos de azote de los déspotas de nuestro pueblo. La Iglesia es la voz de la profecía en medio del destierro y de Babilonia. Babilonia fue la figura de todos los pueblos. ¿Qué pueblo no ha pecado? Seamos humildes y reconozcamos lo que dice la primera lectura: "Los jefes de los sacerdotes y el pueblo, multiplicaron sus infidelidades". Allí está la explicación. Por eso les decía que en Cuaresma, comenzando por nosotros los sacerdotes y todos ustedes, el pueblo, nos convirtiéramos de verdad, oyéramos como se oye en un destierro el llamamiento de la patria querida; entonces, encontraríamos esa salvación que anhelamos. 2. LA RECONCILIACIÓN CON DIOS EN CRISTO a) Todo arranca del amor del Padre. "Movió el Señor el espíritu de Ciro". Es como un drama en tres actos. Todo comienza en el amor de Dios. Todo tiene su realización en el sacrificio de Cristo y todo se hace mío, en mi fe. Dios, Cristo, cada uno de nosotros, es el camino de la verdadera reconciliación. Todo arranca del amor de Dios. Ya vimos cómo, en la primera lectura, se menciona cómo fue el Señor el que movió el espíritu de Ciro. Dios es el que inspira brazos de amor aún en los corazones que no tienen fe. Cuántas veces, hermanos cristianos, los no cristianos tienen más misericordia que nosotros porque Dios les ha inspirado ese sentido de salvación y de amor. Pero esa inspiración que en forma misteriosa y profética le dio el Señor a Ciro, rey de Persia, se presenta ya sin figuras. Se presenta, diríamos, cara a cara en la Revelación del Nuevo Testamento. Con qué ternura debemos de recibir hoy estas palabras de San Pablo a los Efesios: "Dios, rico en misericordia por el gran amor con que nos amó...", de allá arranca todo, no somos nosotros los que hemos atraído la redención de los hombres. Es que dice San Pablo: "..... estando muertos por nuestros pecados, nos ha hecho vivir con Cristo". Cristo se acerca a un muerto para resucitarlo, no es porque el muerto lo llama; el muerto ya no vive, ya no siente, pero la misericordia del Redentor le devuelve la vida. Así es Dios, a una humanidad muerta, insensible, injusta, pecadora, la humanidad ya ni piensa en Él, pero Él sí piensa como cuando dice en Isaías: "puede una madre olvidarse de su hijo". Parece imposible, sin embargo dice: "aún cuando una madre se olvidara de su hijo, yo no me olvidaré de ustedes". ¿Quién no siente toda su vida, por más complicada que se sienta, como arropada de una gran ternura?; no voy solo, hay alguien que piensa en mí más íntimamente que yo mismo. ¡Dios me ama!. En el Evangelio, el mismo Cristo que ha aprendido en el seno de la eternidad los sentimientos de Dios, nos dice hoy una palabra que debía de estar vibrando durante toda nuestra Semana Santa: "Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que no perezcan ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna". Todo arranca del amor de Dios. Si Cristo vino a ser salvador de los hombres, fue iniciativa del Padre. Tanto amó al mundo que le envió a su propio Hijo. Vete hijo, hazte hombre, hazte compañero de su historia, introdúcete en sus mismas miserias, carga sobre tus espaldas los pecados de todos los hombres, sube con ellos al calvario, y en tu crucifixión yo miraré la reparación de todos los pecados. b) Cristo realiza en proyecto ese su "misterio pascual". - El signo de la serpiente levantada en alto... Cristo Salvador y Juez... Hubo una figura bellísima mientras Moisés conducía al pueblo por el desierto y esa figura la recuerda Cristo en el Evangelio de hoy. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre para que todo el que cree en Él, tenga vida eterna. ¿Qué fue esto de la serpiente? Dicen que cuando los israelitas conducidos por Moisés se adentraban ya en el camino pesado del desierto, murmuraron contra él. ¡Qué difícil es conducir un pueblo! prefieren muchas veces la esclavitud de Egipto: "allá estábamos mejor, las ollas, los amos, las serpientes; todo aquello de Egipto, era más bonito que este desierto donde nos estás matando de hambre y de sed". ¡Qué cuesta que el pueblo comprenda el camino de la liberación! Muchas veces son aquellos por quienes se trabaja más, los que menos comprenden ese esfuerzo de amor que inspira ese sacrificio, que pide sacrificio de colaboración. La fe de los hombres. Esta murmuración fue castigada en el desierto. Aparecieron unas serpientes venenosas que mordían y el que era mordido de la serpiente, moría. Ante esta calamidad corrieron a Moisés a contarle lo que estaba pasando. Moisés, como de costumbre, ora al Señor y el Señor le da la respuesta: "Construye una serpiente de bronce, levántala en un palo, todo aquel que mire con fe la serpiente, quedará libre de la ponzoña de esas serpientes venenosas". Esta es la imagen de Cristo crucificado que Cristo recuerda ya, realizándose en Él; así como Moisés levantó la serpiente y todo el que miraba se libraba de aquellas mordeduras, así el que ve al Cristo crucificado con fe, será libre también, porque el Hijo del Hombre ha venido a dar su vida para la salvación del mundo. Yo quisiera recoger en esta mañana, ese misterio que se llama el Misterio Pascual, o sea, el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesucristo; porque para allá caminamos en la Cuaresma, para celebrar el misterio de la muerte y resurrección del Señor. El Sábado Santo en la noche, es la gran noche del misterio pascual: yo quisiera que todos los que hemos seguido esta Cuaresma, este peregrinar espiritual de la historia de Dios con su pueblo, la fuéramos a terminar en esa noche luminosa. Hago un llamamiento especialmente a los jóvenes, para que esa noche miremos con fe al Cristo resucitado, levantado en alto más que la serpiente en el desierto, con todo el mérito de su cruz para dar salvación vida nueva a cada uno de los salvadoreños y a todo El Salvador en general. c) En qué consiste la reconciliación de Cristo Este es el misterio de la reconciliación, no importa el pasado, no importa cómo estemos de hundidos en nuestra situación económica, social o política, no importa lo que hayamos odiado, no importa lo violentos que hayamos sido: ni siquiera importa tener las manos manchadas de secuestros, de sangre, de torturas. Ojalá esta voz estuviera llegando a esos lugares donde Dios está usando su azote, valiéndose de hombres sin corazón y sin conciencia, para que el Señor tenga misericordia de ellos y anhelen en esta Pascua no ser el triste papel de azote de Dios sino convertirse en palabra de esperanza... Sí, queridos hermanos, desde el Señor Presidente hasta los policías -todos los que constituyen ese orden bajo el cual nuestro pueblo se siente tan miedoso, tan tímido-, no sean azote de Dios; sean gobierno de esperanza, sean cuerpo de seguridad, sean hombres del orden, sean verdaderamente instrumentos de Dios para la liberación de nuestro pueblo. No usemos, queridos capitalistas, la idolatría del dinero, el poder del dinero para explotar al hombre más pobre. Ustedes pueden hacer tan felices a nuestro pueblo si hubiera un poquito de amor en sus corazones. ¡Qué instrumentos de Dios serían ustedes con sus arcas llenas de dinero, con sus cuentas bancarias, con sus fincas, con sus terrenos, si no los usaran para el egoísmo, sino para hacer feliz a este pueblo tan hambriento, tan necesitado, tan desnutrido...! Y esto no es demagogia para arrancar aplausos, es que el pueblo siente y ama, ama también a los que lo azotan, ama también a los que lo explotan. Nuestro pueblo salvadoreño no está hecho para el odio, está hecho para la colaboración, para el amor y quiere encontrar fraternidad en todos los sectores que constituimos un pueblo tan bendecido de Dios, que ha recibido de Dios bienes abundantes pero que se hacen causa de tanta tristeza por la mala distribución, por el pecado de los hombres. 3. BAUTISMO Y PENITENCIA, CAMINOS DE RECONCILIACIÓN En este ambiente y antes de terminar esta homilía con el tercer pensamiento que habla del Bautismo y de la Penitencia como dos sacramentos cuaresmales, yo quiero hacer un llamamiento a los bautizados y a todos los que necesitamos el sacramento del perdón; para que en esta Cuaresma nos reconciliemos con Dios. Para que se vea la gran necesidad de esto, es aquí donde yo hago un paréntesis que es más bien como la encarnación de la palabra de Dios en nuestra semana. Esta Iglesia, instituida por Jesucristo para ser la presencia de Dios -más que Ciro para los desterrados de Babilonia, más que Moisés con los peregrinos del desierto- es Cristo mismo dándonos perdón y esperanza. Esta Iglesia es a la que yo trato de servir, queridos hermanos, cuando doy aquí noticias de carácter eclesial que son las primeras que me preocupan porque son mi Iglesia, mi pueblo de Dios al que yo pertenezco y al que sirvo como Pastor. Yo no soy político, yo no soy sociólogo, yo no soy economista, yo no soy responsable para dar solución a la economía y a la política del país. Ya hay otros laicos que tienen esa tremenda responsabilidad. Desde mi puesto de Pastor yo sólo hago un llamamiento para que sepan usar esos talentos que Dios les ha dado; pero como Pastor, sí me toca -y esto es lo que trato de hacer- construir la verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo. Por eso siento la alegría de toda esta Catedral llena de fieles y también yo quisiera que todos los que a través de la radio que me oyen no como políticos, ni curiosos, ni perseguidores, sino como católicos que están tratando de aprender el mensaje de su Pastor para orientarse en la construcción de la verdadera Iglesia, nos decidiéramos, queridos católicos, a hacer de nuestra Iglesia el verdadero Pueblo de Dios, antorcha luminosa que ilumine los caminos de la Patria, fuerza de salvación para todo nuestro pueblo ¡Seamos Iglesia!. HECHOS ECLESIALES Mi primera mirada en esta perspectiva eclesial siempre se dirige al Papa, centro de la unidad de este pueblo de Dios. Qué gusto me da ver todas las semanas un gesto, una palabra de orientación a la Iglesia que yo trato de seguir. Yo soy el más necesitado del Papa, yo no puedo prescindir del Papa. Y le doy gracias a Dios que toda mi vida sacerdotal la ha querido caracterizar por una solidaridad y fidelidad al Santo Padre, al representante de Cristo. Mis ojos están fijos en él, jamás pienso en traicionarlo. El Papa ha hecho un gesto precioso para América Latina: esta semana ha aprobado el Documento de Puebla... En su carta que él escribe a los obispos de América Latina, dice que se trata de un documento que sin duda estimulará la evangelización auténtica en el presente y en el futuro. "... que fortalece -dice- la vigorosa unidad de la Iglesia latinoamericana en su identidad específica y en la voluntad de responder a las necesidades y a los retos del Continente". Es precioso ver cómo el Papa, desde su magisterio universal, cuando se dirige a una región como que está pensando sólo en esa región. Dice de la identidad específica de América Latina como para decir: ustedes tienen un modo muy latinoamericano, ustedes son muy especiales, la Iglesia de ustedes tiene un modo de ser que no es la Iglesia de Europa, ni de Africa, ni de otra parte. Traten de descubrir cada vez mejor esa su identidad latinoamericana de su Iglesia y vívanla con sus problemas, con sus necesidades, con sus retos. "Toca a los obispos -dice el Papa-, trasladar su contenido -del Documento de Puebla-, a sus comunidades locales que ojalá muy pronto estén infundidas del espíritu de Puebla". Quiera Dios, hermanos, que con el Documento de Puebla no vaya a pasar lo de los Documentos de Medellín: que todavía hay gente que sospecha si se trata de unos documentos comunistas. Puebla no es otra cosa que un paso adelante de Medellín. Quienes no habían dado el paso de Medellín, quienes todavía están pensando que Medellín va a ser quitado del puesto, tienen que avanzar sobre Medellín y caminar por Puebla; porque no hay otro camino para encontrar la identidad, la problemática de la Iglesia que peregrina aquí en América Latina, con estos problemas nuestros. Es natural que todos aquellos que se sienten azote de Dios y quisieran siempre estar azotando a nuestro pobre pueblo, no quisieran que existiera un Dios que ya les comienza a anunciar: "¡Cuidado!", porque el azote será echado al fuego cuando el pueblo busque también unas soluciones más justas de sus problemáticas. Otro rasgo bonito del Papa Juan Pablo II, es el discurso que le dirigió al Embajador de Bolivia. Ratificó el Papa la predilección de la Iglesia "Por los más necesitados, suscitando en ellos esperanzas fundadas de promoción de sus condiciones de vida religiosa, social y cultural..." Y deseó "... que este compromiso evangélico sea apreciado y sostenido por quienes sientan los imperativos de una sociedad cada vez mejor". Ven, la Iglesia de los pobres no es una Iglesia de demagogia, es una Iglesia que desde el Papa y desde el Evangelio encuentra sus preferencias y su trabajo por los más necesitados, porque desde allí tiene más fuerza para reclamar la conversión de todos los hombres que no se salvarán mientras no se conviertan a aquella palabra de Cristo en el juicio final: "Todo lo que hagas con uno de estos necesitados conmigo lo haces". Y el que no lo haga así oirá la tremenda palabra: "apártate maldito al fuego eterno, porque tuve hambre y no me diste de comer", y te marginaste tú mismo de esta Iglesia que llamó desde los pobres a la conversión de todos los hombres. Otra noticia de carácter continental y por la cual yo quiero pedirles a todos ustedes mucha oración es que esta semana están reunidos en Caracas, Venezuela, dos representantes por cada país del Episcopado, junto con la directiva actual del CELAM, para tratar los programas de los próximos cuatro años y para elegir la nueva presidencia. El CELAM, palabra que quiere decir Consejo Latino-Americano, es un organismo de servicio de coordinación que los obispos latinoamericanos instituyeron para dar eso que el Papa dice: "la vigorosa unidad de la Iglesia Latinoamericana". Gracias a ese organismo, los obispos de toda América Latina nos sentimos más enlazados y preocupados de la gran problemática de estos veinte países tan parecidos y tan diferentes al mismo tiempo. Entonces, para que salgan programas muy eficaces y sobre todo para que tengamos una presidencia de obispos muy de acuerdo con la preocupación de América Latina, tenemos que pedir mucho al Espíritu Santo para que los electores saquen una buena presidencia de ese cuerpo colegiado del episcopado. A nivel latinoamericano tenemos también otra noticia que nos va a honrar mucho aquí en El Salvador. La CLARC, otra abreviatura que quiere decir Conferencia Latino-Americana de Religiosos y Religiosas. -Miles y miles de religiosos y religiosas que trabajan en los diversos países de América tienen un organismo que se llama la CLARC- se reunió esta semana pasada en la República Dominicana para cambiar también su directiva, para evaluar y para lanzar nuevos programas. El honor para El Salvador es éste: que una religiosa del pueblo salvadoreño: la Madre Juana Vanegas, Oblata del Sagrado Corazón, ha sido la elegida Vice-Presidente de ese Consejo Latinoamericano de Religiosos y Religiosas..... Mientras celebraban su reunión en Santo Domingo escribieron una carta que ustedes pueden leer hoy en primera página de Orientación, en la que en nombre de los miles de religiosos y religiosas de América Latina, han expresado un sentido de solidaridad con la Arquidiócesis y con el Arzobispo de San Salvador. Yo quiero agradecerles cordialmente... Otra noticia por la cual yo también pido una oración de acción de gracias al Señor: que hoy se está celebrando el 25 aniversario del Seminario Menor de Santa Ana. Monseñor Barrera ha tenido la bondad de invitarme y voy a tener el gusto de acompañarlo en esta fiesta jubilar, por la cual vamos a pedir mucho al Señor, para que ese Seminario sea siempre forjador de sacerdotes tal como los quiere nuestro mundo actual. Quiero unir aquí la oración de todos ustedes al nuevo sacerdote de nuestra Arquidiócesis. Ayer por la tarde, en una pintoresca celebración al aire libre, en Suchitoto, impusimos las manos para ordenar sacerdote a Ezequiel de Jesús Gámez, quien en este momento estará celebrando su primera misa en la Iglesia parroquial de Suchitoto. Le deseamos que tenga un sacerdocio muy santo y muy útil para nuestro pueblo salvadoreño. Saludo a los dos nuevos Párrocos de la Arquidiócesis: uno en Monte San Juan, Cuzcatlán, el P. Benjamín Rodríguez y otro en la parroquia de San Francisco, Mejicanos, el P. Rafael Palacios. Que este cambio sea para mayor fructificación de ambas parroquias. Quiero saludar con agradecimiento, por la cordial acogida que me brindaron, las parroquias de San José Villanueva, a la Comunidad de San José Cortés, a la de San Francisco Mejicanos y a la de Suchitoto. Si no he estado esta semana, hermanos, no ha sido por huir a las dificultades. Fue por atender una invitación del Instituto Internacional del Corazón de Jesús, que organizó un seminario de teología y Pastoral sobre el culto del Sagrado Corazón en la bella ciudad de Santo Domingo, República Dominicana. Yo traigo de allá mucha riqueza teológica y pastoral para nuestra comunidad. Y quiero decirles, ya que nuestro pueblo es tan devoto del Corazón de Jesús, que se trata de un culto que renovándolo de acuerdo con las exigencias actuales de la Iglesia, no hay por que arrinconarlo; al contrario, tratemos de darle, sí a nuestra devoción al Sagrado Corazón, todo el sentido teológico actual que tiene nuestra devoción popular. Ya habrá ocasión de tratar este tema más ampliamente. Pero, sí, les digo que mi semana en Santo Domingo ha sido de provecho para este trabajo pastoral que trato de llevar entre ustedes. Desde aquí quiero enviar un saludo a esta región de Honduras donde escuchan todas nuestras homilías; al P. Luis Alonso Díaz, que estuvo también allá y a su parroquia de Cucuyagua, Copán, Honduras, Que el Señor bendiga esta comunión que mantienen ustedes queridos hermanos hondureños, con nuestra comunidad arquidiocesana de San Salvador. Quiero agradecer la invitación y la atenta acogida que se ha dispensado a la Mesa Redonda, que, junto con otros dos sacerdotes: el P. Jesús Delgado y el P. Octavio Cruz, vamos a ir a dar a la Universidad Nacional el martes de esta semana a las 5 de la tarde, sobre: "El Papel de la Iglesia en América Latina". HECHOS DE NUESTRA REALIDAD NACIONAL Desde esta perspectiva de nuestra comunidad Iglesia la cual yo invito a vivirla cada vez más intensa, más en comunión con el Obispo y con el Papa somos la luz que Cristo ha encendido en el mundo para iluminar las realidades de nuestro ambiente. En mi ausencia de esta semana por el mencionado viaje a la República Dominicana, han sucedido aquí cosas muy graves. Principalmente quiero invitarles a reflexionar, yo no lo hago sólo por hablar, invitarles a reflexionar sobre estos tres hechos: 1º) Los conflictos laborales; 2º) El asesinato de don Ernesto Liebes y 3º) La toma de la Catedral. Primeramente quiero referirme a los conflictos laborales que han provocado una serie de huelgas de las cuales sin duda, la que ha tenido mayor repercusión para el país ha sido la huelga de la CEL, que llevó a los trabajadores a suspender la energía 23 horas. No cabe duda que esta medida trajo como consecuencia grandes pérdidas al país; afectó a todos los ciudadanos que gozamos de los beneficios de la luz eléctrica y ha obligado a todos a vivir durante 23 horas la manera como viven todos nuestros campesinos, pobladores de tugurios que nunca disfrutan de la energía..... Lo primero que creo es que debemos preguntarnos todos, esto: ¿Por qué hemos tenido que llegar en las relaciones obrero-patronales a una situación tan tensa como la que estamos viviendo? Yo no creo que la tensión sea fruto sólo de los sucesos de estos días, ni que haya sido provocada sólo por deseos irresponsables de causar intranquilidad en el país, mucho menos creo que sea el Arzobispo el que cause todas las huelgas. Existe en El Salvador, fijémonos bien, una estructura social injusta. Esta sí debe intranquilizarnos a todos. Esta es la causa radical de todos estos problemas. Los cauces legales actuales no permiten canalizar los intereses de los trabajadores, porque el Código de Trabajo y otras leyes laborales protegen predominantemente los derechos patronales. El mismo Ministerio del Trabajo ha confesado la incompetencia de estas leyes para la situación actual. Las condiciones para que los obreros puedan realizar una huelga legal son tales, que la hacen prácticamente imposible estas leyes actuales. El recurso a una inspección del Ministerio de Trabajo para que se impida que se cometan injusticias laborales contra los obreros en los centros de trabajo, es una inspección que, en la mayoría de los casos, resulta ineficaz. Es vergonzoso cómo hay enviados del Ministerio que no sientan más cordialmente con los trabajadores y que muchas veces se dejen hasta sobornar por la parte patronal... El que se haya llegado a un corte de energía de 23 horas nos debe hacer caer en la cuenta que: no sólo las leyes laborales sino también la situación de los obreros, las dos cosas, son insostenibles. Por tanto, requieren ser urgentemente revisadas y sustancialmente mejoradas. Las 23 horas sin energía eléctrica ha hecho que la iniciativa privada descubra, hasta ahora, "los cuadros de indescriptible dolor y verdadera angustia que se vivieron a lo largo y ancho del país por consecuencia de la falta de fluido eléctrico". Hasta aquí las palabras de ANEP. Ojalá, comento yo, que esta solidaridad sea sincera y los lleve a preocuparse efectivamente por solucionar la grave situación permanente de tantas personas que, día a día, carecen del beneficio de la electricidad y de otros medios más vitales. De lo contrario, esos pronunciamientos de estos días no serán más que un querer utilizar el dolor de los pobres para proteger sus propios intereses y conservar su situación de dominio y privilegio con respecto a los trabajadores..... Acerca de las muertes que según dicen se produjeron como consecuencia del apagón, lamento profundamente el que nuevas vidas inocentes se tengan que añadir a la larga serie de víctimas por causa de la situación actual. El que se hayan producido situaciones graves en los hospitales a consecuencia de esta huelga, está revelando también otra cosa: la ausencia de equipos adecuados para situaciones de emergencia como la presente. Por eso, yo me adhiero al Colegio Médico de El Salvador que oportunamente señaló el incumplimiento de funciones del Consejo Superior de Salud Pública y Junta de Vigilancia de la profesión médica. Los protagonistas del conflicto laboral de la CEL deben reflexionar cuál fue el grado de responsabilidad que tuvieron al no resolver el conflicto pacífica y justamente antes de que se tuviera que llegar a medidas tan graves como el corte de energía eléctrica por 23 horas. Los directivos de la institución autónoma CEL, de acuerdo a la resolución conciliatoria del conflicto, no deben tomar represalias en contra del Sindicato y sus dirigentes; y los trabajadores, ahora que son más conscientes de la fuerza que tienen si se organizan y se apoyan unos con otros, no deben abusar de ese poder, sino usarlo en beneficio del bien común que no puede estar ajeno a los intereses de las mayorías trabajadoras, así como también, deben tomar en cuenta proporcionalmente las necesidades de los patronos. Con esto no quiero decir que por temor al abuso de los trabajadores se les deba impedir su legítimo derecho de organizarse o se les deba perseguir o reprimir brutalmente. El hacer eso es también abuso de poder ya sea de la parte patronal, ya sea del Gobierno. Lo que hay que hacer es encauzar ambos poderes con leyes justas. Por eso, yo invito en esta ocasión a los abogados, a todos los competentes en la materia, también a los sindicatos, a los patronos, a que colaboren con el país proponiendo una legislación laboral que tome en cuenta los diversos intereses y los defienda imparcialmente. Debo reconocer que, gracias a Dios, el gobierno en este conflicto de la CEL no ha reaccionado brutalmente como en otras ocasiones, espero que siga siendo superior a esas fuertes presiones que lo quieren obligar a tomar medidas represivas injustas, en contra de los sindicatos. Considero que su función debe ser propiciar un diálogo abierto entre las distintas partes y crear canales efectivos y justos..... Ha habido en la empresa Delicia conflicto, también, muy grave. Yo quiero suplicar a ambas partes que tomen actitudes constructivas y agilicen la negociación con el fin de llegar a una solución justa. Tengo aquí para ustedes, queridos obreros, que están en la huelga de la Fábrica Delicia, una súplica. ¡Ojalá me la escuchen! El Lic. Napoleón Mina, empleado de la Fábrica Delicia en huelga, se encuentra como rehén de los huelguistas y no lo dejan salir pese a que ayer se murió su mamá y se encuentra inconsolable porque no podrá verla por última vez. Mi súplica a los huelguistas es que vean cómo arreglan para que el Lic. Mina vaya a dar este tributo de cariño filial a su querida madre. "No hagas a otro lo que no quieras que te hagan a ti". Por mi parte, quiero decir al Lic. Mina que en esta Misa de Catedral vamos a pedir una oración especial por el eterno descanso de su mamá y si me queda tiempo, iré a verla en su nombre por si él no puede ir. Ahora hablemos un poco de los otros casos. Otro de los sucesos es el desenlace trágico que están teniendo los cuatro secuestrados. Tengo que lamentar que las FARN hayan asesinado al Señor Ernesto Liebes. Me duele que en El Salvador haya una familia más que sea víctima de la violencia. A todos los parientes del Señor Liebes les expreso mis condolencias y ofrezco mis oraciones por el difunto. Toda muerte violenta me ha conmovido siempre, también la de los policías de las bombas. Como lo dije desde Puebla por medio del diálogo telefónico que publicamos en YSAX -porque yo sigo creyendo lo que dije en el entierro del Ing. Borgonovo y del P. Navarro- toda vida es sagrada, sea de rico o sea de pobre. Repito una vez más: que no se puede endiosar la violencia convirtiéndola en fuente única de justicia. El Papa Juan Pablo II, esta semana dijo que: "ninguna persona puede ser sacrificada en aras de intereses políticos, aunque éstos sean justos". Espero que no corran la misma suerte los demás secuestrados. Para ello me uno a las peticiones de sus familiares, la Cruz Roja Internacional, de Amnistía Internacional, de la Comisión de Derechos Humanos. Y hago un nuevo llamamiento a los de la FARN para que busquen una solución que no implique sacrificio de vidas humanas. ¡Ya basta!. Creo que también es deber solidarizarme con el dolor de las madres y familiares de 113 desaparecidos, y pedir nuevamente al Gobierno que deponga su actitud de hermetismo. Aquí tuviera yo muchos nombres que agregar de madres y esposas que siguen llegando con lágrimas en sus rostros denunciando atropellos de los Cuerpos de Seguridad; allá en los cantones, sobre todo. Yo pido al gobierno que libere a todos los desaparecidos que tiene en su poder o que informe qué ha hecho con ellos. Esto me parece que debe hacerlo por honradez, no por debilidad; por justicia, no por transigir con terroristas..... El gobierno ya no puede seguir negando que ha capturado a estas personas cuando hay pruebas evidentes de ello. Pruebas que han sido reconocidas por organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, Amnistía Internacional, etc. Me consta que la mayoría de los familiares de esos desaparecidos, han agotado todos los medios posibles para saber el paradero de sus seres queridos: han acudido infructuosamente al recurso de exhibición personal -la Corte Suprema de Justicia cada vez más sorda-, han escrito cartas al Presidente, han pedido apoyo internacional, han hecho manifestaciones, huelgas de hambre, etc. Ya es hora de que se les oiga y así se evite de raíz que se quiera seguir utilizando la violencia para lograr la libertad o la información de los desaparecidos. Desgraciadamente, hasta ahora, el gobierno no sólo no ha depuesto su actitud de hermetismo, sino que continúa desapareciendo capturados. Entre el 15 de febrero y el 11 de marzo, en menos de un mes han desaparecido 5 personas más, cuyos nombres pueden leerse en "Orientación". Por último, un breve comentario sobre la toma de la Catedral. Diferentes organizaciones en estos últimos días han estado utilizando esta medida para lograr hacer oír su voz o protesta en contra de algún hecho. ¿No se dan cuenta que con ello están impidiendo, estorbando, la labor pastoral-profética de la Arquidiócesis? Que ya esta Iglesia, gracias a Dios, está cumpliendo la misión que el Papa dijo: "¿llamar las injusticias por su propio nombre?" No suceda lo que dicen del que rompe la sombrilla que lo está defendiendo de la lluvia. Por ello pido a los cristianos y hombres de buena voluntad, que se abstengan de participar en este tipo de acciones. La toma de la Catedral, no es un recurso eficaz. Espero que en adelante no tengan que haber cortes de energía eléctrica de 23 horas, asesinatos de los secuestrados, para que caigamos en la cuenta de los males estructurales que afligen a nuestro país. Un sólo camino es el más eficaz y es la palabra de Dios en este Domingo: un llamamiento a la reconciliación. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTAR Les decía al comenzar la cuaresma, que en la Cuaresma caminaban juntos tres grupos de cristianos: los que ya iban a recibir el Bautismo se llamaban catecúmenos, se preparaban en el Bautismo. Los que habían sido infieles al bautismo se llamaban penitentes, cubiertos de ceniza iban peregrinando pidiendo misericordia. Y los fieles, que gracias a Dios, no tenían que lamentar traiciones a la ley de Dios. Pero los tres se sentían un solo pueblo necesitado de la única misericordia y, por eso, el Concilio nos invita a que la Cuaresma sea una especie de hermandad, de todos los hombres, justos y pecadores. Bautizados, penitentes, pecadores, todos hermanos, todos somos pecadores. Como en el destierro de Babilonia sintamos la voz del Señor que ya se acerca para liberarnos; pero, tomemos de nuestra parte el papel que nos toca: ¡Mucha fe!. "De tal manera amó Dios al mundo -dice le Evangelio de hoy- que le dio a su propio Hijo, para que el mundo sea salvado y para que todo aquel que crea en Él tenga vida eterna". Esta es la condición: creer, tener fe, poner en Él la esperanza. Ojalá que todo el pueblo salvadoreño sea hoy la peregrinación de la Cuaresma que con su fe puesta en Cristo espera que el domingo de Resurrección nos ha de traer no sólo el recuerdo de un resucitado de hace veinte siglos, sino la resurrección verdadera de un pueblo tan postrado pero llamado tan eficazmente a la resurrección por la misma voz del Señor. Así sea... |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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