Vivir como resucitado
Cuando contemplo la noche
y no me cierro a su oscuridad
más densa,
sino que mi retina
estalla de admiración
en miles de estrellas fugaces...
es tiempo de Resurrección.
Si mi actitud vital busca
pacificar tensiones,
renovar ilusiones,
tejer lazos de acuerdo,
liberar los corazones del odio...
es tiempo de Resurrección.
Cuando abrazo a alguien
que llora desconsolado,
cuando mis manos
cierran las heridas causadas
por los zarpazos de la vida...
es tiempo de Resurrección.
Cuando siento a todos
como hermanos,
como ciudadanos
de un mismo mundo,
si les acojo y no les margino
por su piel...
es tiempo de Resurrección.
Si llevo una vida sencilla,
sin dejarme consumir
por el consumo,
y comienzo a ser...
es tiempo de Resurrección.
Cuando el silencio penetra
en la cama de mi alma,
me llena de paz
y me conduce al encuentro
en soledad con mi buen Dios...
es tiempo de Resurrección.
Si mi existencia la empleo
en una entrega sincera
hacia los empobrecidos
y marginados,
si mi felicidad es la suya,
y son asiduos
en mi casa, en mi mesa...
es tiempo de Resurrección.
Cuando comprenda que mi fe
no tiene sentido
sin creer en la Vida,
en la Esperanza
de unos nuevos Cielos,
de una nueva Tierra,
y comprometa para ello
mi vida...
será el tiempo
de mi Resurrección.
Miguel Ángel Mesa
y no me cierro a su oscuridad
más densa,
sino que mi retina
estalla de admiración
en miles de estrellas fugaces...
es tiempo de Resurrección.
Si mi actitud vital busca
pacificar tensiones,
renovar ilusiones,
tejer lazos de acuerdo,
liberar los corazones del odio...
es tiempo de Resurrección.
Cuando abrazo a alguien
que llora desconsolado,
cuando mis manos
cierran las heridas causadas
por los zarpazos de la vida...
es tiempo de Resurrección.
Cuando siento a todos
como hermanos,
como ciudadanos
de un mismo mundo,
si les acojo y no les margino
por su piel...
es tiempo de Resurrección.
Si llevo una vida sencilla,
sin dejarme consumir
por el consumo,
y comienzo a ser...
es tiempo de Resurrección.
Cuando el silencio penetra
en la cama de mi alma,
me llena de paz
y me conduce al encuentro
en soledad con mi buen Dios...
es tiempo de Resurrección.
Si mi existencia la empleo
en una entrega sincera
hacia los empobrecidos
y marginados,
si mi felicidad es la suya,
y son asiduos
en mi casa, en mi mesa...
es tiempo de Resurrección.
Cuando comprenda que mi fe
no tiene sentido
sin creer en la Vida,
en la Esperanza
de unos nuevos Cielos,
de una nueva Tierra,
y comprometa para ello
mi vida...
será el tiempo
de mi Resurrección.
Miguel Ángel Mesa
Al Cristo del Calvario
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Maldita sea la cruz…
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Vivir sin vivir en miPor: Santa Teresa de Jesús
Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor; porque vivo en el Señor, que me quiso para sí: cuando el corazón le di puso en él este letrero, que muero porque no muero. Esta divina prisión, del amor en que yo vivo, ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero, que muero porque no muero. ¡Ay, qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel, estos hierros en que el alma está metida! Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, que muero porque no muero. ¡Ay, qué vida tan amarga do no se goza el Señor! Porque si es dulce el amor, no lo es la esperanza larga: quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero, que muero porque no muero. Sólo con la confianza vivo de que he de morir, porque muriendo el vivir me asegura mi esperanza; muerte do el vivir se alcanza, no te tardes, que te espero, que muero porque no muero. Mira que el amor es fuerte; vida, no me seas molesta, mira que sólo me resta, para ganarte perderte. Venga ya la dulce muerte, el morir venga ligero que muero porque no muero. Aquella vida de arriba, que es la vida verdadera, hasta que esta vida muera, no se goza estando viva: muerte, no me seas esquiva; viva muriendo primero, que muero porque no muero. Vida, ¿qué puedo yo darle a mi Dios que vive en mí, si no es el perderte a ti, para merecer ganarle? Quiero muriendo alcanzarle, pues tanto a mi Amado quiero, que muero porque no muero |
Canción del AlmaPor San Juan de la Cruz
I En una noche oscura con ansias en amores inflamada ¡oh dichosa ventura! salí sin ser notada estando ya mi casa sosegada, a oscuras y segura por la secreta escala disfrazada, ¡oh dichosa ventura! a oscuras y en celada estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa en secreto que nadie me veía ni yo miraba cosa sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía adonde me esperaba quien yo bien me sabía en sitio donde nadie aparecía. ¡Oh noche, que guiaste! ¡Oh noche amable más que la alborada! ¡Oh noche que juntaste amado con amada, amada en el amado transformada! En mi pecho florido, que entero para él solo se guardaba allí quedó dormido y yo le regalaba y el ventalle de cedros aire daba. El aire de la almena cuando yo sus cabellos esparcía con su mano serena y en mi cuello hería y todos mis sentidos suspendía. Quedéme y olvidéme el rostro recliné sobre el amado; cesó todo, y dejéme dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado. II ¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! pues ya no eres esquiva, acaba ya si quieres; rompe la tela de este dulce encuentro. ¡Oh cauterio suave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe y toda deuda paga!, matando muerte en vida la has trocado. ¡Oh lámparas de fuego en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido que estaba oscuro y ciego con extraños primores calor y luz dan junto a su querido! ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi senodonde secretamente solo moras y en tu aspirar sabrosode bien y gloria lleno cuán delicadamente me enamoras! |
Nada te turbePor: Santa Teresa de Avila Nada turbe, Nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: Sólo Dios basta. Eleva tu pensamiento, al cielo sube, por nada te acongojes, nada te turbe. A Jesucristo sigue con pecho grande, y, venga lo que venga, nada te espante. ¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; nada tiene de estable, todo se pasa. Aspira a lo celeste, que siempre dura;fiel y rico en promesas, Dios no se muda. Ámala cual merece bondad inmensa; pero no hay amor fino sin la paciencia. Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera todo lo alcanza. Del infierno acosado aunque se viere, burlará sus furores quien a Dios tiene. Vénganle desamparos, cruces, desgracias; siendo Dios tu tesoro nada te falta. Id, pues, bienes del mundo; id dichas vanas; aunque todo lo pierda, sólo Dios basta. |
Un artePor: Elizabeth Bishop El arte de perder no es un arte difícil; tantas cosas parecen vivir por un propósito de pérdida que cuando se pierden no es muy trágico. Pierdan a diario algo. Acepten la molestia de extraviar el llavero, la pérdida de tiempo. El arte de perder no es un arte difícil. Practiquen perder, luego, más cosas y más rápido: lugares, nombres, dónde era que estaban yendo. Ninguna de estas cosas es demasiado trágica. Perdí el reloj materno. Y miren, se me ha ido la última, o penúltima, casa que tanto amaba. El arte de perder no es un arte difícil. Dos hermosas ciudades, perdí. Y algunos reinos que poseía, dos ríos y un continente. Y aunque, sí, los extraño, no fue una cosa trágica. Incluso tras perderte (la voz mordaz, un gesto que amo) no tendría que haber mentido. Es obvio que el arte de perder no es cosa muy difícil aunque parezca a veces (¡anoten!) algo trágico. |