Queridos hermanos:
Nos hemos reunidos este domingo, como todos los domingos, queridos hermanos, a dar una expresión de que somos el pueblo de Dios. Y las lecturas iluminan este caminar como pueblo de Dios en medio del mundo. Le quiero agregar a las lecturas bíblicas, este pasaje del Concilio Vaticano II, en que describe así el caminar del pueblo de Dios: "Caminando pues, la Iglesia, en medio de tentaciones y tribulaciones, se ve confortada con el poder de la gracia de Dios que le ha sido prometida para que no desfallezca de la fidelidad perfecta, por la debilidad de la carne, antes al contrario, persevere como esposa digna de su Señor y ,bajo la acción del Espíritu Santo, no cese de renovarse hasta que por la cruz llegue a aquella luz que no conoce ocaso". Hay dentro de la misma Iglesia, debilidades de la carne; y hay fuera de la Iglesia un conjunto de tribulaciones y de persecuciones. Todo eso constituye la Cruz de la Iglesia. Y en este domingo vamos a iluminar con esa palabra de Dios que nos habla de la Cruz, y al final de nuestras reflexiones, iluminando las realidades que nos circundan o las intimidades de nuestra Iglesia, vamos a pedirle al Señor lo que acaba de decirnos el Concilio. Que a pesar de las debilidades de su propia carne; y a pesar de las tribulaciones y persecuciones de la maldad, de la indiferencia que nos rodea, seamos el pueblo de Dios, fiel a su Señor, hasta que por la Cruz, lleguemos a la luz. Guárdense esa frase, que es como la síntesis de todo lo que les quiero decir. La Cruz en la vida, éste podía ser el título de mi pobre palabra, esta mañana: La Cruz en mi vida. Y como de costumbre, descompongo este título en estas tres ideas: 1) La Cruz, provoca las crisis de la vida; 2) Sólo la Cruz da sentido a la vida; y 3) Sin la Cruz la vida es un fracaso. Pero antes, ¿qué significa en el evangelio de hoy la Cruz? Porque no quiero que tengamos de nuestra religión una idea de conformismo. Tengamos paciencia, aguantemos, ya vendrá la vida eterna. Esto es lo que nuestros enemigos llaman: opio adormecedor del pueblo y la Iglesia no es opio, la Iglesia es estímulo, la iglesia provoca a que vivamos esa santa agresividad que Dios ha dado a todo hombre. Pero como digo en la Carta Pastora, una agresividad que ha de saberse orientar bien, por Cristo; no a destruir, sino a construir. La Cruz, pues, no es una paciencia sin valentía, no es un pasivismo, no es una conformidad sin esfuerzo. Cuando San Mateo, ha descrito la palabra en los labios de Cristo: " ... el que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su Cruz y sígame", ha querido recoger los ecos ya, de las primeras persecuciones. Ya el evangelio se escribió algunos años después de que Cristo lo predicó. Era el fruto de las reflexiones de la comunidad y esa comunidad podía mencionar, como en las reflexiones de nuestras comunidades de la Arquidiócesis, las persecuciones, los mártires; de allí sacaba pues, toda la comprensión de la palabra de la Cruz. Una valentía que da su cara por Cristo, una defensa de la justicia del evangelio. Un trabajar por la construcción de un mundo mejor. ¡Y vaya si lo lograron! Allá está en Roma, sobre las columnas paganas, la Cruz de Cristo, como para significar el triunfo, la victoria de la fe. A la base, hay mucha sangre de mártires; pero los cristianos pudieron decir que la sangre de mártires era semilla del rejuvenecimiento de la sociedad. Un nuevo mundo surge de las batallas de la Cruz. Y también... el signo de la Cruz, en la palabra de hoy, sobre todo a la luz de la segunda lectura, significa el cumplimiento de la voluntad de Dios. Grabémonos bien esto hermanos: la Cruz es el cumplimiento de la voluntad de Dios; y no atribuyamos a la voluntad de Dios, el fruto de nuestra pereza; no hagamos a Dios culpable de las desigualdades injustas; no hagamos a Dios culpable del subdesarrollo de los hombres. Dios no quiere eso, por eso cuando Pablo VI, modificaba el sentido de la penitencia en el pueblo cristiano, dijo que habla distintas maneras de entender el sentido penitencial de la vida cristiana. De un modo se ayuna en aquellos países desarrollados donde se come bien; y de otra manera se ayuna en los países subdesarrollados donde casi siempre se vive ayunando. La penitencia en este caso, decía, es poner austeridad donde hay mucho bienestar y poner valor y la solidaridad con los que sufren; y trabajar por un mundo más justo, allí donde se vive casi siempre ayunando. Esto es penitencia, esto es voluntad de Dios. Y son palabras, pues, que estoy respaldando con las frases de San Pablo, con los Documentos de la Iglesia que interpretan para el mundo de hoy el sentido de la Cruz, contra un falso sentido que no es la Cruz de Cristo, -como dijo Pío XI cuando en Roma se enarbolaba la Cruz de Hitler: "se ha enarbolado en Roma una Cruz que no es la Cruz de Cristo"- Y por eso, aquel Papa valiente se retiró de Roma y dijeron en el mundo diplomático, que había sido un bofetón al más grande de aquel momento: a Hitler. Porque la Cruz del Señor es distinta de las cruces que los hombres quieren enarbolar; porque la Cruz del Señor es distinta de las cruces con que quisieran adormecer. Siendo así, pues, que San Pablo y el mismo Cristo nos dice que no es digno de Cristo el que no toma su Cruz y la sigue. Es como yo digo en mi primer pensamiento de hoy: que la Cruz provoca las crisis más profundas de la vida. Y tomemos como ejemplo la vida modelo, la de Cristo. El evangelio de San Mateo nos coloca en un momento crucial de la misión de Nuestro Señor Jesucristo: Está con sus discípulos, apartado de la incomprensión y ha arrancado, allá en Cesarea de Filipo, la primera confesión de su mesianismo a los apóstoles que han de predicarlo por todo el mundo. Está satisfecho el Señor, siente que su siembra de fe en el corazón de los apóstoles está fructificando, está madurando la fe. Ya es hora, pues, de hacer el primer anuncio que traslada el mesianismo glorioso del Hijo de Dios vivo a la otra cara del mesianismo, el siervo que sufre, el siervo de Yahvéh y es entonces cuando anuncia por primera vez: el Hijo del Hombre va a subir a Jerusalén y los sumos sacerdotes y los dirigentes del pueblo van a orientar al pueblo para acusarlo, para calumniarlo y para llevarlo por fin a la Cruz y morir. Pero al tercer día resucitará. Por primera vez, brota de los labios divinos del Señor, el misterio pascual que será El mismo, el misterio pascual que nos va a reunir todos los domingos; porque a eso venimos, a recoger todos los domingos, la palabra del Señor: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección', de esto vive el pueblo de Dios; y Cristo por primera vez abre el misterio, no sólo de su resurrección -que es muy fácil, seguir al Cristo glorioso, al Mesías hijo de Dios vivo, al que a de venir en las nubes del cielo a juzgar a todos los hombres- sino que lo más difícil es el anuncio de que ese mesianismo tiene también como la medalla, -otra cara muy distinta, dolorosa, humillante; Cristo sufre aquí, la crisis de la tentación. Uno de los suyos, precisamente el que acaba de confesarlo Hijo de Dios vivo, le va a servir de escándalo, de estorbo y le dice:" aparte de ti Señor, no puede ser, no vayas a Jerusalén, no te tiene que suceder eso". Y oyeron en el evangelio, la respuesta dura de Cristo resolviendo su crisis, su tentación:" apártate Satanás, porque me sirves de estorbo, tú piensas como los hombres y no piensas como Dios". La Cruz, provoca en el mismo Cristo, la defensa de su misión, que es Cruz y sacrificio. Qué fácil era seguir como Pedro, huir como andan huyendo hoy muchos cristianos. Es más fácil esconderse, no hay que crear conflictos, prudencia... hay que ser más prudentes. Pero Cristo, no fue de ese parecer. Y a quien le aconsejó no meterse en el peligro lo llamó Satanás, lo llamó escándalo. Escándalo, palabra de origen griego que significa estorbo. La piedra que se pone para estorbar en el camino. Eso es crisis de la vida, como la crisis del caminante que va y se encuentra un obstáculo en su camino, la tentación de volverse, o la tentación, el valor de superar el obstáculo. La Cruz siempre es escándalo, La Cruz siempre provoca crisis. Si no veamos cómo Pedro también, está sufriendo una crisis en su fe. Le acaba de decir Cristo: -"bienaventurado Simón, me has confesado Hijo de Dios, eso no lo has aprendido de la carne y de la sangre, te lo ha revelado mi Padre que está en los cielos y yo te prometo que tú serás mi representante". Lo que este domingo es Juan Pablo I en Roma, era Pedro en aquel momento del evangelio que estamos reflexionando: el representante de Cristo. Y en esa hora solemne, cuando recibía esa promesa diríamos, cuando como un domingo como este, va a ser coronado Papa, siente la tentación de la fe. Hermanos, no estamos seguros, todos tenemos momentos terribles de crisis; y hasta el Papa. Por eso, no nos extrañemos de estas crisis de la fe. Pedro tuvo miedo, quiso aconsejar según los hombres y no según Dios... hizo presión a Cristo. Qué terribles son las presiones cuando nos quieren apartar de lo que Dios quiere para que hagamos como los hombres quieren. Pero el ejemplo, para mi, mas conmovedor en esta mañana es el de la primera lectura: el profeta Jeremías. Yo no encuentro en la Biblia unas frases que expresen más al vivo la crisis de un hombre en sus relaciones con Dios. Me sedujiste, -le dice al Señor- me has engañado, me has dicho que me mandabas a arrancar, a destruir; pero también a construir, a plantar, a edificar y de mi boca de profeta, donde quiere salir sólo lo que tú dices, no sale más que violencia, guerra, destrucción. Imaginen hermanos, el temperamento de Jeremías, un profeta dulce, un profeta más inclinado al amor, un profeta de delicadezas espirituales que representa precisamente, en el Viejo Testamento, la figura dulcísima de Cristo; pues este profeta de amor, de dulzura, de ternura, de bondad, es escogido por Dios para anunciar a un pueblo pecador, la destrucción, la amenaza de Dios si no se convierten. ¡Y le duele! Cuántas veces, dice, quise callar la voz de Dios en mi y la palabra de Dios era en mis huesos como fuego que devora y me obliga a hablar. Esta es la crisis del profeta. No quisiera decir lo que dice, pero Dios le manda a decir. Para que vean que la Cruz no es conformismo. Es exigirle al hombre, muchas veces, hasta contra su temperamento, contra su modo de ser, es lo que está pidiendo Cristo a Pedro: que no se acomode, que no se instale, que van a subir a Jerusalén a sufrir. Es lo que llora el profeta Jeremías, es lo que siente en esa misión durísima y es lo que en este primer pensamiento yo quisiera decir a mis queridos cristianos: Cuando Cristo nos dice, ya no a Pedro, ni a Jeremías, ni a los escogidos de la Biblia, sino a todos nosotros... el pueblo de Dios. Esta página del evangelio describe las condiciones del seguidor de Jesús. El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, cargue su Cruz. Tiene que perder su vida por mí... Son palabras que provocan crisis. Yo soy testigo hermanos, de cuántos hombres y mujeres están en esta -crisis, en este momento. Y me duele cuando son gente que han sido muy generosas, muy valientes y ahora se están acobardando. Pero me da gusto cuando siento que esta crisis está sirviendo para muchos, como cuando la crisis de la enfermedad. La crisis de la enfermedad, dicen los médicos, es aquel momento en que el enfermo o va a caminar hacia la muerte, o va a caminar hacia la salud , pues muchos esta crisis les está sirviendo para salir a la salud, mientras para muchos, es crisis de muerte. ¡Es el evangelio, es la Cruz! Queridos hermanos, yo les invito a que no vivamos un cristianismo sin Cruz. Yo les invito a confrontar, pero con valor, la vida del cada uno con la Cruz que me provoca. Y si de veras, como dice aquel poema del Cristo Roto: cada noche arrodíllate ante el Crucificado y besa su planta, no con un beso romántico, superficial, con un beso de convicción para decirle que estás dispuesto a amarlo aunque sea muriendo como él, crucificado. Que quieres besar su pie, cuando ese Cristo que besas, representa tal vez a tu peor enemigo y tienes que perdonarlo. Es difícil. Provoquemos estas crisis para que resurjamos a un cristianismo auténtico. Ustedes saben cómo los plateros prueban la autenticidad de la plata o del oro. Hay una piedra de toque, tocan contra la piedra a ver si suena y calculan sus quilates. La Cruz es nuestra piedra de toque. Golpeemos en la Cruz nuestra vida y miremos cómo suena. Suena a cobardía, suena a miedo, suena a pensamientos de los hombres y no de Dios. La Cruz es la auténtica prueba del hombre que quiere seguir a Cristo, por eso el Señor dice: el que quiera venir en pos de mí, tome su Cruz... Pero hermanos, e n segundo lugar, la Cruz es la que le da sentido a la vida. El cristianismo no es un masoquismo, esa filosofía de sufrir por sufrir, ese estoicismo de los griegos de sufrir por sufrir. ¡No.... Dios no nos ha hecho para el sufrimiento! Dios ha querido hacernos para la felicidad, pero así como la mamá que ama a su hijo y necesita el hijo una operación y sabe lo doloroso que es el bisturí en el cuerpecito de su hijo, pero para su bien lo somete. Corte, le dice al médico, haga lo que le parezca. Y la mamá se retuerce en el dolor, pero su hijo se salva, porque es necesario el bisturí. También hermanos, dice Cristo en el anuncio de su pasión: y al tercer día resucitará. ¡Qué promesa más bella sobre el calvario y sobre la Cruz! Resucitar es el destino del hombre, pero como perteneciente a una raza pecadora, que ha ofendido a Dios; necesita para llegar a la resurrección, pasar por el crisol de la Cruz y del sufrimiento. Y si con Cristo padecemos la Cruz, dice San Pablo, ¡con Cristo resucitaremos! Cargar la Cruz significa estas condiciones: seguir a Jesús, salvar la vida y es la recompensa de la gloria. Hay una frase paradójica en el evangelio de hoy: El que quiera salvar su vida la perderá, y el que la pierda por mí la salvará. ¿Qué quiere decir este juego de palabras? Más qué juego de palabras la filosofía del cristianismo. Aquél que quiera estar bien,- aquél que rehuya los sufrimientos de la vida; aquél que quiere salvar la vida del más acá, la perderá para el más allá. Y aún más acá, ya en la historia presente, nadie es tan feliz como el que le puede decir a Cristo su lealtad, su entrega, su generosidad. Nadie es tan libre, nadie ha encontrado su vida tan plenamente, como el que no tiene miedo de perderla por Cristo. El que tiene miedo de perderla no es libre, es miedoso, se condiciona. ¡Ah! tengo este problema, ¡ah! tengo esta circunstancia. Y aquí la crisis se revuelve en negación a la Cruz, pero sólo la Cruz le da sentido a la vida. Yo quiero fijarme especialmente en el sentido divino que San Pablo menciona hoy en su Carta a los Romanos, cuando dice que la vida del cristiano, el cuerpo del cristiano, tiene que exhibirse a Dios como hostia viva, agradable a Dios. Miren que aquí la Biblia le está dando a nuestro cuerpo, a nuestra vida un sentido de hostia, un sentido de holocausto, un sentido divino que tiene todo hombre hasta el más humilde. Y yo quisiera que esta palabra, ahora me la escucharan todos los que la están oyendo, allá también por la radio cualquiera que sea la circunstancia en que se encuentre,, tal vez es un enfermo desesperado en su dolor; tal vez un pobre que no ha encontrado trabajo y no tiene ni qué comer; tal vez alguien que trabaja y trabaja y no le produce; tal vez otro que tiene demasiado, que tiene demasiadas comodidades y es egoísta... no se quiénes me escuchan. Sólo agradezco la atención admirable que esta Catedral llena me está dispensando. Y yo les digo a ustedes, queridos hermanos en la fe, que si todo eso: el sufrimiento, la pobreza, el trabajo, el deber cualquiera que sea lo ofrecemos a Dios, para agradar a Dios, para hacer su voluntad, estamos haciendo hostias agradables, víctimas de suavísimo olor en el altar del Padre. Cuando encontramos un momento de la historia de la Iglesia de muerte y vida de un Pontífice, quiero recordar unas palabras inmortales de Juan XXIII cuando el médico le dijo que su enfermedad era grave y que tenia que acostarse, aquel anciano dijo: también la cama es un altar y necesita una víctima para ofrecerse a Dios. He aquí que yo soy ahora esa víctima del altar de la cama. Y cómo murió Juan XXIII, casi a la vista de todo el mundo. Yo no he visto una muerte más pública que aquella que iba diciendo minuto a minuto, la vida que se iba apagando, la hostia que se estaba consumando. En el último momento qué hermoso es un cuerpo, aunque sea obeso y feo como el de Juan XXIII, pero convertido en hostia agradable por el espíritu bellísimo que encerraba aquel cuerpo, por la ideología cristiana que le había dado a toda su vida. No hay cuerpo despreciable para el Señor. Lamentablemente, aquí también como Cristo, podemos decir a muchos hombres cuando miran el cuerpo de los hombres y de las mujeres: tú piensas según los hombres y no según Dios. Tú miras con miradas de concupiscencia viciosa y no con ojos de elevación. Pero si miráramos todos los cuerpos, desde el más hermoso hasta el más harapiento, hasta el más repugnante, diríamos esto de San Pablo: todo cuerpo es hostia cuando vive ofrendándole a Dios; sus energías, su voz, su caminar, sus manos, su inteligencia, todo, su profesión su trabajo para la gloria de Dios; es la Cruz, es hacer la voluntad de Dios en la vida. El bautismo, queridos hermanos, nos identifica con esta belleza de nuestro Cristo. Dice el Concilio Vaticano II, hablando precisamente a ustedes los seglares, los bautizados son consagrados por la regeneración y la unción del Espíritu Santo como casa espiritual, como sacerdocio Santo para que por medio de toda la obra del hombre cristiano, ofrezcan sacrificios espirituales y anuncien el poder de aquél que los llamó de las tinieblas a su admirable luz. Por eso todos los discípulos de Cristo, perseverando en la oración y alabando juntos a Dios, ofrézcanse a sí mismos como hostia viva, santa y grata a Dios; y den testimonio por donde quiera de Cristo y a quienes lo pidan den también razón de la esperanza de la vida eterna que hay en ellos. Es una invitación, hermanos, y ojalá que mi palabra encontrara ese eco que yo quisiera fuera el principal de esta mañana, de darle a la vida de todos nosotros, ese sentido divino de la Cruz. De abrazarnos con valentía a la Cruz de nuestro deber y hacer nuestras obligaciones, por más rutinarias que sean, no una manera de ganarme la vida,- no una condición para ganar un sueldo; no ganar' aplausos, todo esto se queda en la Tierra. La finalidad de nuestra vidas es la gloria de Dios. Por más humilde que sea una vida esto lo hace grande. Y finalmente, sin la Cruz, la vida es un fracaso. ¿Qué es no abrazar la Cruz ? Cuál es el fracaso de la vida? San Pablo en su segunda lectura de hoy nos dice: que no nos conformemos a este mundo. Eso es botar la Cruz, conformarse a este mundo, vivir según el mundo y no según el evangelio. El mundo dice que el dinero es la felicidad y Cristo dice: ¡bienaventurados los pobres de espíritu! Cristo dice que hay que perdonar y el mundo dice el adagio pagano: ojo por ojo, diente por diente, venganza, violencia, odio. No acomodarse, pues, al pensamiento del mundo, porque así podemos ir describiendo en infinito, dos. líneas que cada vez se apartan más. La línea de la conformidad con la voluntad de Dios y la línea de una conformidad con este mundo. Pobrecitos lo que cada día hunden más su pensamiento, sus criterios, con las maneras de pensar del mundo. El placer de la carne, el vicio, las drogas, la prostitución, el dinero, el robo, el secuestro, todo esto son los caminos del mundo. No conforméis vuestra vida con el pensamiento del mundo. Y Cristo lo dice de otro modo, cuando le dice a Pedro: piensas como los hombres y no piensas como Dios. Esta es la gran tarea de la evangelización, transformar el pensamiento de los hombres en el pensamiento de Dios. Para mi esta mañana y este momento, es precioso, porque eso es lo que estoy tratando de hacer: Transformar la mentalidad en el pensamiento de Dios. Otra frase de Cristo que dice lo mismo: querer salvar la vida, es también botar la Cruz. No se puede salvar la vida sin el peligro de perderla para siempre. Por eso el evangelio termina con esa frase que ha convertido a tantos pecadores y los ha hecho santos: ¡De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo... si al fin se pierde su vida! Es una leyenda, pero muchos la creen, que hay gente que tiene pacto con el diablo y es cuando a una persona le salen bien todas las cosas materiales, dicen que el diablo le ayuda y que después el diablo se cobra esa alma. Digo yo, no es una verdad de fe, pero sí es cierto, que para muchos solamente quieren salvar y amontonar las cosas de la vida... y las van a perder. Si aun materialmente vemos qué se hacen las grandes herencias, los herederos que fácilmente recogen todo aquello y no les ha costado, ¡cómo la botan! Pero en fin, el dinero también es sagrado cuando se sabe poner al servicio del pensamiento de Dios. Por eso queridos hermanos, esto marca la vida también de la Iglesia. Leía al principio el pensamiento del Concilio: Esta Iglesia, no es una cosa abstracta, es la composición de nosotros; nosotros somos la Iglesia, en la medida en que vivamos esta Cruz, en esa medida elevamos la Iglesia y en la medida en que nos apartemos de esa Cruz -los cristianos- en esa medida evacuamos, dejamos sin sentido a toda la Iglesia. Esta es mi preocupación más grande, de querer construir con Cristo, una Iglesia según su corazón. Las otras cosas, lo que ahora voy a seguir diciendo: las noticias, las cosas accidentales que se iluminan con esta Iglesia son accidentales, pasan, son historia de una semana; y por eso yo les suplico que en mi homilía, más que es esa especie, de noticiero que me obliga la misión profético de la Iglesia a iluminar, se fijen más bien en el esfuerzo de este pobre Pastor en construir una Iglesia según el corazón de Dios. Esta es la afirmación que yo estoy repitiendo y no quisiera que se la confundiera, esta afirmación, de lo que es la Iglesia verdadera de la Cruz de Cristo, con una especie de oposición política, con una especie de fantasía para ganar fama o ser oportunistas. No!. Algo de lo del profeta Jeremías, podía ser también mi papel. Me duele Señor, decir estas cosas, pero si están sucediendo, me obligan a decir los pecados del mundo, para destruirlos como tú quieres que el pueblo de Dios los destruya. Y así es queridos hermanos, cómo en este afán de construir la Iglesia y de iluminar la realidad, que les invito a que nos alegremos en esta semana con el nuevo Papa que la Providencia nos ha dado; y aquí quiero agradecer y felicitar a los medios de comunicación social: cómo ayuda cuando de veras -como les acaba de decir el Papa- sirven a la bondad y a la verdad. Gracias a la prensa, y a la televisión y a la radio, el mundo entero conoce el carácter bondadoso, el espíritu eclesiástico, el verdadero corazón de Pastor del Papa actual, Juan Pablo I. Dentro de una hora más o menos y ustedes lo podrán ver por la televisión, a las 10 menos 10 -tienen tiempo, no se preocupen- van a poder ir a ver la coronación, el Papa no quiere que se llame coronación, éste es uno de los rasgos más simpáticos, un hombre que ha roto tradiciones de siglos, para presentarse humilde. Hay muchas tiaras en el Vaticano, hay muchas sillas gestatorias también, y él dice no, no las vamos a usar, voy a entrar con el pueblo, caminando como un peregrino de esta tierra y no llamaremos coronación a la ceremonia, será la misa del Obispo del Mundo que celebra con su pueblo la primera Eucaristía para consagrar a Dios su trabajo. ¡Qué bello rasgo! Su primer mensaje al mundo, instó por establecer un orden social con más justicia, una paz más estable, una cooperación más sincera. Ya confirmó también la reunión de Puebla. A los periodistas les dice que trabajen con amor por la verdad, que tengan respeto por la dignidad humana, se concentren menos en lo trivial y más en los asuntos esenciales. Miren qué luz más hermosa y más oportuna. En su reunión con los diplomáticos, el Papa, también perfila la misión de la Iglesia y su relación con los gobiernos siempre evangelizadora, siempre en la línea de Jesús, siempre la Iglesia de la Cruz. Y recalcó que la Iglesia va a contribuir en la formación de conciencias y de amplia opinión pública, con respecto a los principios fundamentales que garantizan la auténtica civilización y la verdadera fraternidad entre los pueblos. Me alegro yo de veras al ver al actual Pontífice, caminando por los caminos de Juan XXIII, de Pablo VI. No estaban desviados los Papas anteriores, estaban caminando bien y él seguirá caminando en ese caminar. Desviaciones siempre las ha habido y es trabajo de todos también enderezarlas, pero el camino esencial de la Iglesia trazado por el Papa, vemos por donde va y gracias a Dios, nos encontramos con el Papa caminando en el mismo camino. ¡Bendito sea Dios! Quiero agradecer la acogida entusiasta que el pueblo de Dios y también el no pueblo de Dios, ha dado a la Carta Pastoral que escribimos con Monseñor Rivera, que tiene por título: "Relaciones entre la Iglesia y las Organizaciones Políticas Populares". Es una invitación a reflexionar, son temas nuevos, no podemos decir una palabra autoritaria, tenemos que invitar a la reflexión bajo la luz del evangelio en un diálogo, como dice Pablo VI en la Octogésima Adveniat. Al mismo tiempo que nuestra Carta Pastoral, otros cuatro obispos publicaron otra declaración sobre el mismo tema, pero con un enfoque distinto. Como esta declaración, de los cuatro obispos, ha sido presentada por los medios de difusión como una declaración del Episcopado de El Salvador, nuestra Secretaría de Medios de Comunicación Social, se apresuró a precisar que no ha sido el Episcopado el que firmó el pronunciamiento, sino algunos obispos de la Conferencia Episcopal y ofreció un amplio resumen de la Carta Pastoral de los otros dos obispos. Efectivamente, por encargo de la Santa Sede, se trató en la Conferencia Episcopal, la conveniencia de declarar que FECCAS y UTC, no son organizaciones de la Iglesia, y eso lo he venido repitiendo yo en mis homilías y queda muy claro también en la Carta Pastoral. Pero la redacción del pronunciamiento que evidentemente dice más de lo convenido, fue una redacción firmada sólo por los cuatro obispos, sin haberla llevado a una discusión de plenario como era lo correcto antes de firmarla. Por ese grave defecto de procedimiento, que cualquier cuerpo colegiado puede advertir, ese documento no puede atribuirse a la colegialidad del Episcopado de El Salvador. Lamentablemente, nuestra aclaración fue tergiversada, o mutilada, o silenciada en los medios de comunicación social, habiendo creado así más confusión y negado ese servicio de la verdad y de la información que les acaba de pedir el mismo Papa. Yo lamento y pido perdón, como solidario con la jerarquía de El Salvador, por este mal testimonio que le hace juego a los enemigos de la Iglesia; y yo quiero suplicar encarecidamente a mis queridos sacerdotes y a las comunidades de la Arquidiócesis, recoger con madurez de criterio lo bueno que puede haber en las dos complicaciones y no fomentar comentarios que abran más nuestras divisiones. El pueblo tiene un gran instinto que le da el Espíritu Santo y que Cristo lo dijo con aquellas bellas palabras: las ovejas conocen la voz del Pastor que las ama y está dispuesto a dar su vida por ellas. Agradezco la entusiasta acogida que va teniendo esta Carta Pastoral, cuya primera edición, se agotó antes de lo esperado. Pero la próxima semana tendremos ya una edición más numerosa y el periódico ORIENTACIÓN, la publicará entera. Les quiero recordar que no pido tanto una lectura, sino un estudio, una reflexión en comunidad, en grupo y que me transmitan sus reacciones, sus comentarios, sus críticas también. Nuestra emisora (Y. S. A. X.) ya ha estado haciendo unos comentarios muy interesantes. Esta Iglesia de la Cruz está cumpliendo también hoy 10 años en su labor benéfica de la Fundación Salvadoreña de Desarrollo y Vivienda Mínima. Al P. Ibáñez y a todos sus colaboradores, vaya una felicitación y una plegaria desde nuestra Misa de la diócesis. Quiero felicitar también, y llamar a la cooperación, por la iniciativa que los Párrocos de la Vicaría de la Asunción -que comprende las Parroquias Flor Blanca, San José de la Montaña, San Benito, Colonia Roma, Corazón de Maná, Cristo Redentor, La Ceiba- están llevando a cabo para organizar mejor la administración de los sacramentos con un sentido más cristiano, y también para fomentar la formación de la fe en un instituto de teología que va a organizarse en aquella Vicaria. También me alegro con la comunidad de la Vicaría de Chalatenango, porque sus religiosas que trabajan en aquel departamento, Carmelitas Misioneras, Betlemitas, de la Asunción, Guadalupanas , Oblatas al Divino Amor, Oblatas al Sagrado Corazón, tuvieron dos días de evaluación de su trabajo y dieron un respaldo muy bueno a su Vicario Episcopal -el P. Fabián Amaya- defendiéndolo de la tendencia y de la calumnia, como quisieron hacerlo cómplice de actividades sediciosas. El P. Fabián, dicen las religiosas, está trabajando plenamente en lo Pastoral y son testigos todas las comunidades de aquel departamento. También en la Colonia de Ayutuxtepeque, celebramos la Misa de desagravio por el robo sacrílego que allá se perpetró. Un grupo de jóvenes del Instituto Ricaldone me dio una alegría inmensa, cuando llegó al Arzobispado, diciendo que iban en peregrinación al obispo. Me sorprendió la expresión, pero sin embargo me ha hecho reflexionar mucho. Peregrinar a un lugar es ir a encontrar allí fortaleza, unidad, fe y sentí yo que recobraba esta responsabilidad del obispo, el que peregrina toda la diócesis, porque él tiene que ser el centro que ilumina esta unidad, esta verdad. Yo les agradezco, pues, por esta significativa visita que expresa un cariño que es mucho más grande que ese grupito de jóvenes del Ricaldone. También agradezco a la Legión de María que se presentó a ofrecer sus servicios al pensamiento de la Jerarquía. Y me alegro con la comunidad de Ateos, donde va a ser la sede parroquias de Tepecoyo y Sacacoyo, donde ayer celebramos una Eucaristía para inaugurar esta nueva iniciativa pastoral. Me dio mucho gusto también, y es gloria de esta Iglesia de la Cruz y de la Pascua, la comunidad de San Ramón en Cojutepeque -cerca de Cojutepeque- donde las hermanas Carmelitas de Santa Teresa están fomentando una comunidad muy viva. Fue muy impresionante el momento de la Ofrenda, exhibiendo la fertilidad de aquella tierra (trayendo frutas, hortalizas, cereales, etc.) para darle gracias al Señor. Saludo de paso a la Madre General de las Carmelitas de Santa Teresa, que se encuentra en El Salvador en estos días, visitando las comunidades de su Congregación. Queremos unirnos también al dolor del P. Eduardo Orellana, por la muerte de quien hizo las veces de mamá en su vida. También recordamos con cariño en el cuarto mes de su muerte, a un amigo de San Miguel, don Carlos García Prieto, por quien pido también hoy una plegaria. En el cumpleaños del P. Pedraz, ayer, quise felicitar no sólo a él, sino a todo el personal de Y. S. A. X., que está prestándonos tan maravilloso servicio a la difusión del pensamiento de nuestra iglesia. Quiero avisar a los sacerdotes y a todas las comunidades, que el próximo martes a las 12:15 del mediodía, vamos a concelebrar. Voy a tener la dicha de presidir a mis queridos sacerdotes, la concelebración por el nuevo Papa. Ojalá que las comunidades se hagan presentes para expresar, aquí en Catedral, la solidaridad que ya le expresamos por un telegrama de la Arquidiócesis, a Juan Pablo I. Porque la reunión del clero será el martes, a las 9 de la mañana, como también la reunión de religiosas será el día siguiente y las encargadas avisan que procuren estar a las 8:30 en Domus Marie el miércoles 6, las religiosas y los sacerdotes el martes 5 a las 9.00 . Quiero decirles también que hemos tenido una información, ya todos lo saben, pues, la libertad del Señor Monedero. Nos alegramos y lo felicitamos y al mismo tiempo informo como miembro de la Comisión encargada de distribuir el dinero que dio su familia, para lo que señalaron los captores del Señor Monedero, que está terminándose ya los detalles, para proceder posiblemente esta semana al reparto justo de ese dinero. Y quiero pedir al Gobierno, garantías para que las familias que se vean beneficiadas, no vayan a sufrir represalias, como muchos han manifestado sus temores. También quiero denunciar que dos señoritas, que en mi nombre andaban repartiendo ropa y alimentos a familias campesinas fueron víctimas; fueron capturadas y llevadas por la Guardia Nacional y les preguntaban por el dinero. Es peligroso pues, que este dinero que la familia Monedero destina según las exigencias del grupo captor del Señor Monedero, vaya a sufrir una interferencia. Ayúdennos por favor para que llegue a su destino. También queremos bendecir y pedir a Dios, por los 35 trabajadores que salieron para Arabia Saudita esta semana y que pronto van a completarse con 500. Solamente nos dice esto pues, cómo es triste tener que dejar la Patria, porque en la Patria no hay un orden justo donde puedan encontrar trabajo. Si este emigrar fuera más definitivo, hemos dicho que sería una gran solución para nuestro problema demográfico. Hubo una inspección de la Policía judicial al edificio del Centro Universitario Católico y se incautaron apuntes personales del P. Juan Deplant, que está ausente del país. Ha habido muchos traslades de procesados por la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público, por orden superior, de unas cárceles a otras. Esta anomalía trae mucho malestar a las familias, sobre todo cuando no se les informa o se les hace casi ignorar el paradero de sus familiares. Es aquí donde yo pedía pues, respetuosamente, al Ministerio de justicia, encargado de las Cárceles, poner más orden según los reglamentos a estas anomalías. En el Cantón los Mogotes, de Tacachico, capturaron en su cama de enfermo a Martín Cartagena Sánchez, lo golpean y lo llevan a rumbo desconocido. Sigue el misterio de Salvador Alejandro Beltrán Peña, a quien su mamá sabe que está en la Policía con una clavícula rota. Ella pide misericordia para su hijo. Una información para ella. Fíjense en la Orientación de este domingo, un estudio que se presenta para desenmascarar la calumnia que pretendió implicar al P. Fabián Amaya y al P. Rafael Barahona y al Dr. Morales, en actividades sediciosas, y podrán ver allí por ese ejemplo, como se montan aparatos para desprestigiar a las personas. También lamentamos al atropello que, en Talnique, hizo la Guardia Nacional a la niña Elvira Fuentes y a sus hijos, buscando dos catequistas. Y al encontrar la Biblia y dos textos de Medellín, se los incautaron y dijeron que era el cuerpo del delito. Ojalá decían los que me comentaban, la Biblia y los documentos de la Iglesia en América Latina, los hagan pensar de lo injusto que están procediendo. En el campo laboral también lamentamos: Sindicato de Trabajadores de Industrias Mecánicas y metálicas de El Salvador, denuncian anomalías de la parte patronal en las empresas Corinca, Conelca, Arco Ingenieros y Corcho y Lata; y el Sindicato de la Fábrica Inca de Santa Ana, ha quedado ya aniquilado, en tres meses de despedir obreros sindicalizados, y ayer mataron al último que quedaba, Guillermo Rivas González, con su compañero Julio Padilla, allá cerca de la plaza Colón de Santa Ana. ¡Más sangre! Y con la captura de Rolando Walter Ramírez Leiva, secretario también de Sindicatos de la Empresa Indeca, estamos viendo cómo este derecho de agrupación que tratamos de defender y con el pensamiento de la Iglesia en nuestra Carta Pastoral, se está privando cada día más -un atropello pues- al derecho que todo hombre tiene de agruparse para defender sus justas demandas y derechos. Queremos pedirle también, una oración y un apoyo moral también, al pueblo de Nicaragua para que en este enfrentamiento tan peligroso y tan sangriento no vaya a terminar en más baños de sangre. Nos alegramos de que el Gobierno de El Salvador contribuyó- a restablecer las relaciones entre Panamá y Guatemala, -y ojalá lo que ha logrado con otros países, lo logre también en su antagonismo con Honduras. Ya es suficiente tanto tiempo de una ruptura sin sentido. Y esta es queridos hermanos, la Iglesia de la Cruz. La Iglesia que dice el Concilio: cómo esta misión continúa y se desarrolla en el transcurso de la historia; la misión del propio Cristo que fue enviado a evangelizar a los pobres; la Iglesia a impulsos del Espíritu Santo debe caminar por el mismo sendero que Cristo, es decir, por el sendero de la pobreza, la obediencia, el servicio y la inmolación propia hasta la muerte de la que surgió victorioso por su resurrección. Porque así caminaron en la esperanza todos los apóstoles, que con múltiples tribulaciones y sufrimientos completaron lo que falta a la pasión de Cristo, en provecho de su cuerpo que es la Iglesia. Muchas veces fue también semilla la sangre de los cristianos. Hemos hablando pues, de la Iglesia de la Cruz, de esa Cruz que da sentido a la vida, y sin la Cruz no tiene más que fracasos la vida. Queridos hermanos, vamos ahora a celebrar en la Eucaristía, el recuerdo vivo de esa Cruz de Cristo, identifiquémonos con ella, y salgamos de esta Misa de la Catedral o de las comunidades donde hemos estado reflexionando con el Obispo, la fortaleza para seguir siendo dignos de la Cruz del Señor. Así sea.
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Queridos hermanos, quiero hacerme eco de la gran noticia que desde el balcón de la Basílica Vaticana, escuchó ayer el mundo: Os anuncio un gran gozo, tenemos Papa. Y así como aquella muchedumbre contestó a la noticia con un aplauso, yo quisiera pedir a la Catedral de San Salvador un gesto de adhesión a la Santa Sede, con un sonoro aplauso.
Porque en mi homilía de hoy, yo quiero decirle al nuevo Papa cómo lo queremos, por qué hemos aplaudido por él; pero al mismo tiempo decirle qué manos, qué pueblo es el que lo está aplaudiendo. Este ha sido mi perenne afán de pastor: traer la luz de la Iglesia Universal, del evangelio que ilumina a todos los hombres y concretarlo al querido pueblo, encarnarme en él con el mensaje divino. Cómo no le va a gustar a Juan Pablo I, hijo de obreros, hombre humilde -no se mencionaba entre los papables, nadie lo conocía de nosotros- sin embargo, en un colegio de electores, donde la mayoría no eran italianos, sino extranjeros, el dedo de Dios ha señalado a un italiano, pero que responde al ansia de una mayoría del mundo. ¡Bendito sea Dios! Creo, le decía ayer una religiosa, que nos vamos a entender bien. Creo que nuestro pueblo siente ya el palpitar de simpatía para un hombre oculto, sencillo, metido entre el pueblo, que sabe lo que es sufrir la pobreza, y sabe también comprender en el amor las dimensiones grandiosas de este evangelio que no quiere pleitos, pero que quiere mucho amor para solucionar los conflictos. ¿Por qué aplaudimos al nuevo Papa, queridos hermanos? Qué oportunidad más bella recibir la noticia del nombramiento del nuevo Pontífice, cuando en el evangelio de San Mateo, que ha sido y es durante todo este año, el eje principal de la liturgia de la palabra; y por eso les ofrecía yo un esquema que me lo han pedido de muchas partes -y lo estamos remitiendo ya- el esquema del evangelio de Mateo, se puede llamar así, un poema de la Iglesia en siete estrofas. Desde Jesús Niño, y estábamos ya durante este tiempo en la quinta estrofa. Son los Capítulos del 13 al 18. Los capítulos 13-18 del evangelio de San Mateo, nos ofrecen en la reflexión de la primitiva comunidad cristiana, cómo comienza ese Reino de Dios, agrupando unos discípulos. Y en ese grupo se destaca un hombre: Pedro, como jefe. Como primicia de esa Iglesia a la comunidad obedece, sigue, siente a Pedro como el núcleo de unidad de esa comunidad naciente. Allí, en esos capítulos 13 al 18, se dan las reglas de vida en una vida, comunitaria. Es el hermoso discurso comunitario de Cristo. Y es allí precisamente, en el capítulo 16, en plena sección del evangelio que nos habla de la comunidad Iglesia que va extendiéndose en tomo de un personaje escogido por Cristo, donde nos cuenta hoy aquel episodio en Cesarea de Filipo, unos 30 kilómetros al norte del Lago de Genezareth, allá donde nace el río jordán. Una ciudad fundada por Filipo -plenamente de ambiente pagano- Cristo se ha retirado con sus discípulos porque en su propio pueblo ha sido rechazado. Pero allá aprovecha para sentar las bases de lo que será el fundamento sólido de esta comunidad que nace. Es allí donde tiene realización este episodio, este diálogo que describe maravillosamente el papel del Papa. Y por eso yo titularía a esta homilía: El Papa, Lugarteniente de Cristo en su Iglesia. Ese es el resumen de las lecturas de hoy. Nos presenta precisamente a un día después de la elección de un Pontífice actual, qué es ese hombre, desconocido hasta ayer y ahora amado por todo el mundo, aplaudido como lo acaban de hacer ustedes. bendito sea Dios por la gran noticia de que ese hombre escondido ha sido asumido para tomar toda la rica herencia que Cristo entregó a Kefas, Simón -hijo de Jonás- el primer Papa hace 20 siglos. Después 263 hombres, el actual, el Cardenal Albino Luciani, Patriarca de Venecia, toma un nombre original, Juan Pablo. Pero lo que interesa es que bajo cualquier nombre -Pablo, Juan, León, Pío, etc.,- es la herencia de Pedro anunciada en el evangelio de hoy y que resumo en esa frase título de mi homilía: El Papa, el lugarteniente, el que hace las veces, el vicario, el que representa; más aún, como decía Santa Cecilia de Siena, el mismo es "il dolce Cristo in terra", el dulce Cristo de la tierra. Y para desarrollar este pensamiento, yo quisiera presentarles estas tres ideas, como de costumbre: lª.) es lugarteniente de Cristo, porque él refleja la presencia de Dios en la Iglesia; 2ª.) es lugarteniente de Cristo, porque el Papa es la garantía de la consistencia inmortal de la Iglesia; y en tercer lugar, Es lugarteniente de Cristo, porque el papa es el principio y fundamento de la unidad universal de la Iglesia. Pero para comprender como el Papa es reflejo de Dios, la segunda lectura nos da una idea grandiosa de Dios. San Pablo, al terminar sus profundas elucubraciones que han sido objeto durante estos domingos pasados, como ese proyecto salvífico de Dios entregado primero a los judíos y por no ser dignos, salido de allí al mundo gentil; pero que del mundo gentil, -envidiado por los judíos, porque se han hecho dueños de su herencia- hará que los judíos también vuelvan. Y los dos pueblos convertidos en plenitud de Cristo, serán la gloria de Dios. Al terminar estos análisis tan profundos, San Pablo explota en un himno a la grandeza de Dios que han escuchado hoy ustedes. ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimientos! ¡Qué insondeables sus decisiones! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? Y dice una frase, que es la síntesis de cuanto yo quiero decir: El es el origen, el camino y la meta del universo. Aquí está abarcado todo, fuera de Dios no hay nada. Y por más inmenso que parece el mundo de las estrellas, de los mares, de los volcanes, tiene un origen todo ese mundo inmenso: Dios. Y aunque no comprendamos el desarrollo de ese drama grandioso de la creación con sus hombres, con la historia de sus pueblos, con sus conflictos, con sus injusticias, Dios va siendo el camino incomprensible. ¿Por qué permite tantas cosas? Porque después de este camino hay una meta que es también Dios. Dios abarca la historia desde el principio hasta el fin y El sabrá explicar a su tiempo por qué sucedieron las cosas. Pues de este Dios, grandioso, incomprensible, infinito, que abarca en su grandeza los límites de lo creado por más grande que parezca, el Papa es un reflejo. Diríamos, como esos espejitos que abarcan un panorama, en el espejo se refleja toda la grandeza que no abarcamos a mirarla de conjunto, pero un lente apropiado, como esas cámaras fotográficas que abarcan extensiones grandes y las reducen, así es el Papa, es como una fotografía, como un espejo, pequeñito, insignificante. ¿Quién le hubiera dicho hace dos días a este humilde Cardenal Albino Luciani, que el Señor lo iba a recoger como el espejito, para reflejar sobre el mundo entero su grandeza de Dios? ¿Y por qué estoy diciendo yo que el Papa refleja esa grandeza del infinito? Me lo autoriza el mismo evangelio de hoy. La razón de ser del Papa, la hemos escuchado en la respuesta de Pedro. ¿Quién dicen los hombres que soy yo? -pregunta Cristo-. Los hombres tienen muchas opiniones, te confunden con profetas, con sabios, con gente grande. Pero yo les pregunto a ustedes que han estado conmigo tres años, ¿quién soy yo? Y entonces la voz del primer Papa es la que responde: -Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo,- en Ti, se ha encarnado toda la grandeza de Dios,,, Tú eres la esperanza de la redención de los hombres,,, tú eres todo". Y la respuesta de Cristo: -"Bienaventurado Simón, eso que acabas de decir no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Eso es fe. Tú crees y la re, como acaba de decir aquí el locutor de la Misa, es iniciativa de Dios. Dios la da y a ti te la ha dado en toda su plenitud. Tú me has descubierto, en medio de los hombres, yo soy el hijo de Dios, yo abarco la creación, por mí fueron hechas todas las cosas, yo soy la esperanza del mundo. ¡Dichoso que me conoces! Y por eso te digo, tú eres Pedro, tú eres piedra, esa fe que acabas de confesar es el fundamento de esta Iglesia, para eso voy a organizar mi Iglesia, para mantener entre los hombres la fe en el verdadero Dios, para que siga proclamando durante los siglos que yo soy Cristo, el Hijo de Dios vivo". Ven cómo el Papa, en el primer Papa, Pedro, nos refleja su razón de ser. El Papa es el que garantiza nuestra fe. Cristo mismo ha aprobado la confesión de San Pedro -así se llama este episodio del evangelio: la confesión de San Pedro Entonces nuestra fe de Iglesia, la que nos pregunta cuando nos van a bautizar. ¿Crees en Dios Padre creador del cielo y de la tierra? -Sí, creo. ¿Crees en Jesucristo su único hijo que nació de la Virgen, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre? -Sí, creo. ¿Crees en el Espíritu Santo que ese Cristo Redentor nos ha enviado y es la vida de esta Iglesia a la que tú quieres pertenecer? -Sí, creo. ¿Crees en la vida eterna, crees en el perdón de los pecados, crees en la redención omnipotente de Cristo? -Sí, creo. Y el Sacerdote, haciéndose voz de la Iglesia dice: Esta es la fe de nuestra Iglesia. ¿Quieres ser bautizado en esta fe? -Sí, quiero. ¡Qué honor pertenecer a esta confesión, pero cuya roca sólida está allá en el fundamento: El Papa! El Papa no puede fallar en su fe. Por eso el Papa disfruta una gran prerrogativa que se llama la infabilidad en materia de fe y de moral. Se puede equivocar en asuntos de matemáticas, de astronomía, de ciencias de los hombres; pero cuando se trata de la fe en Dios y de la moral que Dios exige a los hombres, el Papa, cuando asume su potestad de maestro supremo para definir una verdad que hay que creer, o cumplir un deber aunque los hombres no lo comprendan, el Papa es infalible, no se puede equivocar. No por ser hombre, sino por una asistencia especial que Cristo ha prometido al que es fundamento de un pueblo, que no se puede equivocar tampoco porque Dios no le puede engañar. En el día de la elección del Papa, reafirmemos nuestra fe. El es el reflejo de Dios. El es garantía de lo que creemos. El es la fe y la esperanza de nuestra Iglesia. Y hay otra razón también, hermanos... ser testigo de que esta Iglesia no la construyen los hombres. Oyeron las palabras del evangelio: tú eres Kefas, eres piedra, eres Pedro -eso quiere decir- y sobre esta Kefas, sobre esta piedra voy a construir mi Iglesia. ¡Qué belleza! no es el Papa, ni el Obispo, ni los sacerdotes; todos desde el Papa hasta el último catequista rural, no somos más que los peones, los trabajadores que colaboramos bajo el único constructor. Sobre esta piedra que eres tú, voy a construir yo mi Iglesia. No es tú Iglesia, no es la Iglesia del gusto de los hombres, es mi Iglesia. Venir a misa el domingo, bautizar un niño para que sea de la Iglesia, es injertarse en esta construcción que Cristo está realizando. De esto nos da garantía, pues, el Papa, el más humilde de los que construyen la Iglesia. Siervo de los siervos de Dios, porque él sabe que es Cristo el que construye su Iglesia. Es Cristo el que inspira la buena voluntad de los pueblos, de las diócesis, de las comunidades, de los hombres y mujeres que quieren trabajar por el Reino de Dios. No despreciamos al Obispo, ni al sacerdote, ni al catequista, cuando no queremos acudir a reflexionar con él, la palabra auténtica de la Iglesia, despreciamos al mismo Cristo que predica a través del obispo y del sacerdote y del catequista. El Papa es el primero en sentirse vicario de Cristo, gerente de la obra de Nuestro Señor Jesucristo. Hay otra tercera razón, ¿por qué el Papa es reflejo de Dios en su Iglesia? Porque él es el depositario de unos poderes que sólo Dios tiene. Aquí hay dos hermosas figuras en el evangelio de hoy. Las llaves y el poder de atar y desatar. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos. ¿Esta figura qué quiere decir? La ha iluminado la primera lectura de hoy. Escucharon al profeta Isaías dictando una profecía contra un tal administrador de la casa del palacio del rey -se llamaba Sobna- y este administrador, como muchos que suben al poder, se envalentonan y solamente quería favorecer a su gente. Se hizo indigno del poder, y sobre todo aconsejó mal al rey. Era el tiempo en que el ejército de Asiria iba a invadir la Tierra Santa, y el rey mal aconsejado por Sobna y otros consejeros, quiso hacer alianza con Egipto. Entonces, Isaías inspirado por Dios va a decirle al rey que no tenga miedo a Asiria, que no haga alianza con Egipto, que se mantenga neutral, que no le va a pasar nada. Pero el rey se dejó seducir por Sobna, hizo alianza con Egipto y vino la catástrofe. Entonces Isaías contra este mal consejero, contra este mal administrador -dice la profecía de hoy- dice el Señor: te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo y llamaré a Eliacín. Y es a Eliacín a quien le dice estas palabras que profetizan lo que Cristo le está diciendo ahora al Papa. A él le daré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes, será padre para los habitantes de Jerusalén. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David. La llave, era un símbolo; el símbolo, de la potestad de una casa. Todavía ahora cuando llega un personaje ilustre a un pueblo, le dan simbólicamente las llaves de la ciudad. Pero en Jerusalén, en Tierra Santa, todavía es más simbólico, las llaves es el signo de que un hombre es el administrador de una casa de la cual aquella llave, abre y cierra. Y dice aquí Isaías unas palabras que no se referían propiamente a Eliacín, sino que son una profecía del futuro: Colgaré de su hombro la llave del palacio de David, lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre, nadie lo abrirá. Ni siquiera el Papa realiza toda la plenitud de esta profecía, porque el Apocalipsis, en el capítulo versículo 7, nos presenta al mismo Cristo, cuando hablándole a la Iglesia de Filadelfia, dice: Esto dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, lo que él abre nadie lo puede cerrar y lo que él cierra nadie lo puede abrir. Esta. imagen de las llaves -anunciada ya por Isaías- realizada en el Papa, tendrá su consumación en Cristo. Después de todo, las llaves que recibe el Papa este día no son más que las llaves de Cristo. Por eso dice un gran escritor: las llaves de Pedro son las llaves de la historia. Nadie comprenderá la historia universal, si no cree en las llaves que abren y cierran. El Papa es el reflejo de Dios con sus llaves en la mano. Cristo se las entregó, El, Señor de la historia a ti te daré las llaves. Él es la clave del universo, con ese tesoro, no por ser un hombre, sino por recibirlas de Dios. Cristo es el que tiene las llaves. El veraz, el inmortal, el que abre, el que cierra. Por eso Cristo completa la imagen con otra comparación: todo lo que atares en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra desatado quedará en el cielo. No estamos locos pensando que un hombre diga una cosa para que Dios diga lo mismo. No es ese el ridículo que quiso hacer Cristo. Lo que está diciendo Cristo es: a ti te tengo mi lugarteniente. Tú representas lo que yo soy. Yo soy la cabeza invisible del Reino de Dios, de la Iglesia; pero tú eres la cabeza visible, tú eres la boca del Cuerpo Místico, tú eres mi voluntad, lo que tú dispongas -con la sabiduría, naturalmente del consejo, del discernimiento, que mi espíritu te inspirará- eso también quedará sancionado en el cielo. Queridos hermanos, cuando oímos tantas calumnias contra el Papa, da lástima pensar con qué alambre eléctrico de alta tensión están jugando ciertas gentes. Lo que el Papa sanciona en la tierra, Dios lo da por sancionado en el cielo. Si el Papa excomulga al que toca violentamente a un sacerdote, es Dios mismo el que está excomulgando; y nadie tiene que reírse de la excomunión, porque es un desconocimiento del mismo Dios, que si no se arrepiente y se incorpora, quedará separado de Dios para siempre. Cuando el Papa dice: esto es lícito, esto no es lícito, no estemos jugando con interpretar de otro modo sus palabras, esto es lícito y esto no es lícito. Cuando el Papa dice: excomunión al que cometa el horrendo crimen del aborto, no andemos jugando con falsas interpretaciones, queda excomulgado también ante Dios, quien realiza y aconseja y es cómplice de un aborto. Y cuando el Papa dice en la "Humane Vitae': no es lícito el uso de anticonceptivos artificiales, no busquemos interpretaciones permisorias. Lo que tú sanciones en la tierra, queda sancionado en el cielo. Quizá por que jugamos mucho, porque vemos tantas injusticias en el Poder judicial de nuestra tierra, pensamos que vamos a jugar con el poder judicial de Dios. Aquello es distinto. Los mismos jueces, la misma Corte Suprema de justicia, tendrán que recibir su merecido de Aquel que sanciona con verdadera justicia a los hombres y no tolerará el atropello, la injusticia de un hombre contra otro hombre. Por eso, la doctrina de los Papas que debemos de seguir, no es doctrina simplemente de hombres, tiene todo el respaldo de un Cristo. El lugarteniente de Dios en la tierra habla: es Cristo el que habla. En el segundo lugar hermanos, decíamos que el Papa refleja a Dios, es lugarteniente de Cristo en la tierra, porque él es la garantía de la consistencia inmortal de la Iglesia. Dicen que el nuevo Papa, el Cardenal Albino Luciani, llamado hoy Juan Pablo I, es un hombre muy sereno. Una de sus últimas intervenciones en Venecia, hablaba de que el mundo actual, tiende. a llamar inmensas las problemáticas. Y decía él: no nos hagamos esa mentalidad de inmensos problemas, veamos con serenidad el horizonte, confiemos en un Dios que es Padre que nos ama. Para mí estas palabras son un augurio de que en la alta torre de la Iglesia está un vigía que no se dejará sorprender ni asustar por nada. Por algo quiso llamarse también Juan, para llamar la serenidad de Juan XXIII y Pablo, para heredar también la prudencia exquisita de Pablo VI. La Iglesia lleva la garantía de su consistencia. Cuando Cristo le dice al primer Papa: las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y en una traducción más auténtica, quiere decir, los poderes de la muerte que han hecho sucumbir a tantos imperios que ya no existen, esa potestad de la muerte que acaba con todo, no tiene nada que ver con esta lancha de la eternidad que seguirá bogando en el tiempo, porque el horizonte '.o está marcando a aquél que es origen, camino y meta de la historia. La Iglesia llegará a la meta, y el Papa es la garantía. Mientras haya un Pontífice manejando el timón de la Iglesia... la tripulación, los pasajeros, todos los peregrinos, vamos tranquilos, tengamos mucha fe, porque el Papa es garantía de la consistencia de la Iglesia. La misma figura que usó Jesucristo cuando le cambió el nombre al hijo de Jonás -se llamaba Simón- de aquí en adelante te llamarás Pedro. En arameo la palabra que usó Cristo es Kefas, que significa roca. Ya traducido al español pierde mucho: Pedro. Pero si hubiera una traducción que significara Pedro como roca, como una sólida fundamentación, eso define al Papa. El Papa es la roca donde está construida una Iglesia de garantías inmortales. Y por eso, la tercera razón por que decimos que el Papa es lugarteniente de Cristo en su Iglesia, es porqué el Papa es garantía de la unidad universal. Parece que es imposible empalmar estas dos palabras: unidad y universalidad. Cuando uno mira la diferencia de un pueblo a otro pueblo; las opiniones tan contrarias y tan variadas; las razas tan distintas. )Por qué soñó Cristo hacer una sola Iglesia de negros y blancos; de chinos y europeos y americanos?. Respetando su idiosincrasia, la Iglesia no llega a ningún pueblo a arrebatarle sus valores, al contrario, nadie garantiza tanto los verdaderos valores autóctonos de un pueblo, como la Iglesia. Miren aquí en El Salvador, ¿quién respeta más el modo de ser de los salvadoreños?. ¿Quién se ha identificado tan profundamente con el pueblo? La Iglesia. Y a pesar de ese respeto a lo universal, a lo autóctono, a lo propio de cada pueblo, la Iglesia es una y única. ¿Cómo logró Cristo este milagro? El Concilio Vaticano II lo explica: Cada obispo es el fundamento de la unidad de su diócesis; y todos los obispos unidos con el Papa, representan a la Iglesia Universal, unida en el amor y en la paz. Yo creo que ayer se ha dado al mundo, un testimonio que no lo da nadie, sólo la Iglesia. Hombres venidos de diversos continentes -la mayoría no eran italianos y el mismo día se ponen de acuerdo y eligen un italiano que responde a las ansias de todos los pueblos. ¿Qué es esto? El milagro de Dios en una sociedad tan convulsivo, tan separatista, tan egoísta, en que hace prevalecer el bien común, sobre todos los bienes particulares. Es la unidad de Pedro, el fundamento en el cual los obispos de todo el mundo sentimos que a través del Papa aportamos nuestra idiosincrasia. ¡Qué honor para mí, queridos hermanos, las veces que he estado cerquita del Papa, saber que no estaba yo solo!. Saber que yo no era más que el humilde representante de todo un modo de ser de estos cuatro departamentos de El Salvador, que son la Diócesis de San Salvador ¿Y qué honor también saber que yo, la humilde bandeja de tanta riqueza, presentándole al Papá tantos valores cristianos y humanos de los salvadoreños, estoy aportando a la riqueza universal!. Es algo así como cuando las venas llevan la sangre al corazón y del corazón parte sangre oxigenada para todo el cuerpo otra vez. Este sistema sanguíneo explica un poco la unidad, el corazón en la universalidad, las venas repartidas por todo el cuerpo. Por eso hermanos, Cristo le dice a Pedro que él es el cimiento de la construcción. Por más complicada a que sea una construcción, no sería consistente, ni tendría unidad, si no existieran unos arranques donde está descansado todo el peso de la construcción. El Papa, éste es su oficio principal, ser el arranque donde se construye la pluralidad del mundo. Sentirlo todos, nuestro padre, sentirlo todos tan nuestro como si fuera el obispo de mi diócesis, el párroco de mi parroquia, el catequista de mi cantón. Allí va el torrente sanguíneo que brota del corazón del Papa hasta el último rinconcito del mundo que cree en esta fe católica. Por eso hermanos, les decía que ese aplauso que dimos al principio, ahora yo quiero preguntar: ¿qué manos, qué pueblo es el que lo está dando? Y por eso cuando yo insisto en estas notas tan propias de nuestra historia a salvadoreña, no me estoy metiendo a política, ni estoy buscando conflictos, simplemente estoy diciendo: esta Iglesia que me manda regar su sangre aquí a esta diócesis, es a esta historia a quien yo tengo que darla. Es la Iglesia de la Arquidiócesis, la cual tiene hoy la dicha de presentar junto con la Diócesis de Santiago de María, una Carta Pastoral que la puedo ofrecer como. un humilde servicio de iluminación, porque su tema es de mucha actualidad. Su título es: La Iglesia y las Organizaciones Políticas Populares. Tratamos de responder allí a esa inquietud de muchos, principalmente campesinos. ¿Qué significa la organización Popular? FECCAS, UTC, FAPU, etc. etc., es una proliferación de grupos políticos. Decirnos en la carta: este fenómeno es de esos que el Concilio llama... signos de los tiempos. Y que la Iglesia tiene que iluminar desde la luz del evangelio. Yo no quiero que la lean simplemente. Allí los invito a reflexionar junto con sus comunidades. Es un tema de profunda reflexión para no inventar cada uno, unas relaciones de la Iglesia con esas agrupaciones, distintas de las que estamos proponiendo allí, a la luz del evangelio. Yo espero que han de acoger esta labor, este esfuerzo pastoral, con el cariño con que lo estamos ofreciendo también los pastores. Tiene tres partes: La primera parte expone la situación de las organizaciones populares en El Salvador, defendemos el derecho de organización; el apoyo a sus justos objetivos; describimos y denunciamos cómo se viola en El Salvador, ese derecho que todo hombre tiene a organizarse; damos la razón por qué es legítimo el derecho de organización y cuando también se convierte en ilícito. No estamos defendiendo toda organización. Cuando esa organización se hace para el crimen, para el secuestro, para la guerrilla, cosas injustas, allí ponemos también las razones de la moral, por qué no todo se puede permitir. En la segunda parte, ya es el tema central. ¿Cuáles son las relaciones de la Iglesia con las organizaciones populares? Proponiendo tres principios básicos, describimos cuál es la misión de la Iglesia. Cuál es el servicio que la Iglesia tiene que prestar al pueblo, sobre todo en sus esfuerzos de reivindicaciones. Y allí recordamos con cariño, una palabra de Pablo VI que casi es un testamento para nosotros: "...acompañen a su pueblo con cariño de Pastores, pero iluminándolo siempre con la luz del evangelio". Y damos como un tercer principio la inserción que la Iglesia procura de todos los esfuerzos liberadores de los hombres, en la salvación universal de Cristo, diciendo que no sería completo un esfuerzo liberador económico, social o político, si no se incorpora a la gran liberación que cantábamos cuando entrábamos hoy a la Iglesia: El pueblo que camina esperando la gran liberación. La liberación es la del pecado, la que nos dará la gloria y la libertad eterna. Pero en esa esperanza hay que trabajar también por las liberaciones de la tierra. La Iglesia no es indiferente, pero tampoco quiere que se pierda a sólo en fines meramente temporales. Y la tercera parte trata un tema muy peligroso y lo van a estudiar con mucho cuidado. Es el juicio de la Iglesia ante la violencia. Sí, es cierto que la Iglesia tiene ideales de paz, pero distingue diversas categorías de violencias. Allí les recuerdo cómo en la cumbre del Tabor, junto a Cristo transfigurado, los cinco hombres que aparecen -Moisés, Elías, Pedro, Santiago y Juan- son hombres de carácter violento, y cometieron violencias tremendas. Moisés mató a un egipcio. Elías pasó a cuchillo a los profetas que no adoraban al verdadero Dios. Pedro sacó su espada contra Malco, para defender a Cristo. Santiago y Juan pidieron a Cristo que lloviera fuego sobre un pueblo que no les quiso, dar hospedaje. Pedro digo allí, lo que dice Medellín: "el cristiano es pacifista, no porque no pueda combatir, sino porque prefiere la fuerza de la paz". Y les invito pues, a que pongamos toda esa energía que Dios ha dado a nuestro pueblo salvadoreño, como un torrente, no al servicio de la sangre, de la violencia. Nada tenemos que temer cuando los salvadoreños ponga toda esa agresividad que Dios les ha dado, al servicio de una construcción de la justicia verdadera, del orden que verdaderamente hay que defender. Ojalá pues, que este llamamiento lo estudien con verdadero cuidado y se formen criterios propios de lo que la Iglesia piensa. Esta Arquidiócesis también tiene el gusto de ofrecer, ahora en ediciones de la UCA, un precioso volumen titulado: "Los obispos latinoamericanos entre Medellín y Puebla". Es una colección preciosa de 23 documentos episcopales de América Latina, teniendo en cuenta esta coyuntura económica y política de América Latina; obispos del Brasil, de Paraguay, de Perú, de México, de Guatemala, de Honduras y también de El Salvador, de Nicaragua y Panamá, aparecen allí con documentos que iluminan, que esta línea de la Arquidiócesis de San Salvador, no es una cosa que se aparta del evangelio. Por eso hermanos, yo les invito, queridos sacerdotes, religiosas, instituciones católicas, fieles, estudiar la hora de América Latina y la luz del Evangelio. No es luz solamente del Arzobispo de San Salvador, es una línea que se sigue en los episcopados de varios países de América Latina; y no puede ser una equivocación, cuando es el mismo evangelio el que nos obliga con aquella palabra de Cristo: "Todo lo que hagas por uno de estos pequeñitos que son mis hermanos, los injustamente tratados, por mí lo haces". Traicionar esta liberación sería traicionar el mismo evangelio. Allí tienen, pues, una colección de documentos, ustedes pueden conseguirlo en ese texto. Visitando las comunidades, yo recojo hoy para el nuevo Papa inmensos tesoros de nuestra Arquidiócesis. Por ejemplo, en San Juan, Cojutepeque -el domingo pasado- un grupo precioso de jóvenes para recibir el sacramento de la Confirmación. En Rosario de Cuscatlán, en la casa solariega de Monseñor Chávez, una reunión de obispos, que también me llenó de mucha satisfacción. En Aguilares, el martes de esta semana, estuve para hacer una evaluación con los dirigentes de aquella pastoral. Junto con el P. Cruz y las hermanas del Sagrado Corazón ¡qué riqueza de pastoral la que allí están cultivando todas aquellas personas que colaboran en la pastoral de nuestra Diócesis! El jueves 24, celebrando las fiestas de San Bartolomé, patrono de Arcatao, recibí la alegría profunda de un pueblo, que como dijo la hermanita que me dio la bienvenida, no se desespera a pesar de su pobreza, sino que tiene mucha fe y mucha esperanza.' Traje con cariño una cesta hermosa, llevada a la hora del Ofertorio, con productos de la tierra marcados con los nombres de aquellos cantones. Es una riqueza, de veras, de la tierra que produce El Salvador para felicidad de todos. El sábado 26, ayer, en Tejutla al celebrar el primer aniversario de Felipe de Jesús Chacón. También me di cuenta que nuestra tierra le ofrece al Papa, como lo dije en mis visitas pasadas, ¡mártires!. ¡Qué horror cuando me contaban... el rostro despellejado de Felipe de Jesús y lo que es peor, difamado en la prensa como un cuatrero, cuando se trata de un catequista valiente, que supo llevar el evangelio hasta sus consecuencias más arriesgadas! Allí también, por eso, junto a la misa de Felipe de Jesús, el párroco de Aldeíta, tuvo una denuncia muy valiente, cuando dijo que personas que se fingen amigos, anduvieron recogiendo allá firmas contra el Obispo y firmas contra, las comunidades cristianas. Esta es la traición de la puñalada por la espalda que la Iglesia va recibiendo en muchas partes. También esta diócesis puede recoger para ofrecerle al Papa, una rica vida religiosa. Ayer, las religiosas y los religiosos, se reunieron para estudiar un documento que es toda una esperanza. Se trata de un documento que estudia las relaciones entre los obispos y los religiosos. No deben ser dos mundos, sino en la perspectiva de un solo Reino de Dios que todos buscamos, tenemos que unir esfuerzos, aunar carismas; y cuántas cosas de ellas se pueden hacer cuando hay unidad entre estas fuerzas vivas de la Iglesia. Nos alegramos también con los PP. Agustinos, que mañana día de San Agustín, celebran a su Patrono y fundador. Nos hemos alegrado con los salesianos en el 75 aniversario de sus colegios de Don Bosco y de San José de Santa Ana; y ciertamente le podemos decir al Papa, que el espíritu de Don Bosco, que es el espíritu de la Iglesia, está muy arraigado también en nuestra tierra. Las religiosas de la Asunción, me ofrecieron la oportunidad de ver en el Barrio de Lourdes, sus esfuerzos también de promoción. Lo mismo que las Carmelitas de San José en la Colonia Utila de Santa Tecla, cuanto bien. están haciendo en aquel centro de promoción. También podemos ofrecerle al Papa una diócesis con un clero inquieto, sensible y por lo cual, tal vez mal comprendido. Tuve un diálogo muy hermoso con un grupo de sacerdotes, el miércoles. Y el viernes celebramos el 25 aniversario de la Cooperativa Sacerdotal, en la cual se trata también de ayudar al sacerdote en este problema económico, que muchos no conocen; pero que el sacerdote, muchas veces, el pobre más solemne de la sociedad... En Guatemala tenemos también hoy, varios sacerdotes participando en un curso de espiritualidad. Para que vean pues, nuestros esfuerzos. Esta es la diócesis que le ofrecemos al Santo Padre. Pero al mismo tiempo le decimos: Santo Padre, es una diócesis con estas riquezas pastorales, pero enmarcada en situaciones muy difíciles. Esta misma semana tenemos que presentar dos sacerdotes calumniados. El Diario de Hoy del 25 de agosto, publica la declaración "extrajudicial', de José Belmoris Martínez Herrera, en la que complica al P. Fabián Amaya, al P. Rafael Barahona y al Dr. Antonio Morales Carbonell, con acciones terroristas del Bloque Popular Revolucionario. El, Arzobispado se ha preocupado de desenmascarar esta mentira y ha reiterado su confianza en los sacerdotes falsamente calumniados. Tengo aquí para gran satisfacción de mi corazón de Pastor y también para la alegría de ustedes, el testimonio del P. Fabián que dice en su carta: "Monseñor: (Hago esta declaración de mi inocencia y de dónde estaba, cuando dicen que andaba haciendo acciones guerrilleras. Estaba en trabajos pastorales, bien comprobados con testigos). Hago esta declaración porque usted tenga algo escrito, no porque crea que ante usted sea necesario testimoniar mi conducta y mi trabajo. Entiendo también que es un plan prefabricado, quizá para algo más grave. Doy gracias al Señor por esta prueba, y quiero decirle que no lograría amedrentarme, me acompaña el Señor en quien he puesto mi confianza. Así habla quien trabaja por la verdad y no le teme a la mentira. Lo mismo el P. Barahona, publicó ya también su defensa y tenemos pues razones muy seguras, la más segura de todas es que el mismo declarante, dijo ya ante la cámara Segunda de lo Penal, que era mentira lo que había dicho y que lo había dicho porque lo estaban torturando. ¡Esta es nuestra justicia, y así se difama! Hablemos también de esta diócesis que llora también el crimen de los secuestros y se alegra también cuando ya termina un episodio como el del Señor Bjoerk a quien nos alegramos que ya esté libre. Pero sufrimos todavía el misterio del Sr. Matsumoto, al que han querido echarle polvo, pero que es necesario todavía la esposa está esperando la palabra que declare la verdad. Queda sobre todo el secuestro del señor Monedero, de Santa Ana. Las dos condiciones que han pedido quienes lo tienen: el reparto de e 100.000.00 entre las familias de los desaparecidos y de los acusados de violaciones a la Ley de Orden Público, y la publicación de cuatro comunicados en los medios de comunicación del país. Doy testimonio, porque soy parte de la comisión del reparto de los 0 100.000.00, que hemos recibido de su familia esa cantidad, la hemos depositado en el Banco y mañana lunes terminaremos los detalles para la forma en que se va a repartir a todas las familias que los mismos captores han enviado. De acuerdo con sus indicaciones esto se llevará a cabo. Pero al mismo tiempo lamentar que la segunda condición, la familia no la puede cumplir, porque el Gobierno ha dado órdenes terminantes de no publicar por ser "anticonstitucional y violar la Ley de Defensa y Garantía del Orden", fue una comunicación de la Secretaría de Información de la Presidencia, el 24 de agosto. A este propósito, también me alegro de que la Comisión de Derechos Humanos haya hecho una invocación al gobierno, cuando dice: a la par de pedir por este medio la pronta liberación del Señor Monedero, señalamos la grave responsabilidad del Gobierno de la República de prohibir a los medios de comunicación social la divulgación de proclamas calificadas de subversivas, cuando en oportunidades anteriores, donde han estado involucrados en situación similar otros ciudadanos, adoptó una actitud de tolerancia, sabiéndose que con ella se intentaba salvar una vida humana. En consideración a los derechos, ante una situación extremadamente delicada para garantizar la integridad física del señor Monedero, invita a todas las fuerzas vivas del país a reflexionar serenamente sobre la conveniencia de trabajar, y deprisa, por resolver las motivaciones reales que hacen posible perdurar y ampliar los brotes de la violencia". Y termina diciendo pues, que ojalá esta prohibición no vaya a tener un desenlace fatal. ¿Por qué?, -pregunto yo- no se prohibe la publicación de calumnias, de difamaciones? ¿Eso sí es constitucional?¿Por qué, no se cumple también el mandato constitucional contra la tortura, con la captura arbitraria, contra el destierro? Hacemos un voto por la libertad del señor Monedero, ojalá los captores me estén escuchando y tengan en cuenta este marco de, injusticia, para que no vayan a cometer otra injusticia semejante, si la familia ha cumplido lo que le es posible, justo es devolver a la familia lo que tiene ella derecho de recoger. Traslados arbitrarios de cárceles también, que son torturas sicológicas. Los profesores Pedro Bran Arévalo, Salvador Sánchez Cerón, los señores Orlando Cordero, Miguel Antonio Ramírez y Stefan, han sido trasladados de la cárcel de Santa Tecla a Santa Ana y algunos de Santa Ana a Gotera. Las pobres familias no los encuentran, y esto es también una tortura moral, de la cual no hay derecho. ¡Inmoralidad y tortura! Testigos presenciales de la trágica noche del 19 de agosto en El Paraíso de Chalatenango, denuncian la inmoralidad que está creando allá un nuevo cuartel que se va a poner y al mismo tiempo fuente de torturas y de amenazas... esa noche se vio golpear duramente a gente pacífica de aquel lugar. También queremos hermanos, en este marco de nuestra diócesis, referirnos a conflictos laborales. Continúan los despidos de obreros en las fábricas INCA e INSINCA, por el hecho de estar sindicalizados. El Sindicato de Industrias de bebidas, Gaseosas, Hielo, Agua Potable, Conexos y Similares, informó que el Sindicato logró ya la aprobación del contrato colectivo de trabajo con la Empresa Tropical, S.A, y se alegra de haber conquistado algunas mejores prestaciones, como aumentos de salarios. Finalmente, esta diócesis que está saludando al nuevo Papa, le cuenta también sus lágrimas en el sufrimiento. Varios centenares de personas quedaron a la intemperie por la alta marea en Acajutla, la semana pasada. También que 4196 personas, de julio, entre junio y julio -del año pasado a este- han muerto por causa de la diarrea. El dato es triste, porque sigue siendo la diarrea la causa que produce el mayor número de, defunciones en nuestro país. Y esto es síntoma de nuestro subdesarrollo, de las condiciones tan insalubres en que vive la mayoría de nuestro pueblo y de su desnutrición. También el dolor, y esto va también como un llamamiento: El Dr. Osmín Antonio Magaña ha dicho que el 40% de la masa obrera en El Salvador, ha caído en las garras del alcoholismo y que esto está siguiendo un ritmo ascendente. ¡Mucho cuidado queridos y amados obreros! ¡No empeoren su situación! Yo quisiera extender aquí el seno de esos grupos de salvación que veo en mucha partes con muchas esperanza: Alcohólicos Anónimos. ¡Agárrense a esa tabla de salvación, cuídense de no inundarse en este enorme mar que será más ruina para nuestra tierra! Esta es pues, queridos hermanos, la diócesis y el marco histórico y concreto con que saludamos llenos de esperanza a ese Pontífice, que sin duda se da cuenta de todo esto. El no es una espiritualidad desencarnada. Me alegro mucho de tener un Papa encamado en la realidad de nuestro mundo obrero, en la sencillez de convivir con el pueblo. Esto es lo que queremos: Pastores que como el Papa, y los últimos Papas han sido ejemplo de esto- nos invitan a comprender como el evangelio, la espiritualidad del pueblo de Dios, no puede prescindir de estos marcos concretos al que estamos llamados todos: ricos y pobres a dar unas soluciones eficaces. La Iglesia no tiene un afán, una pretensión de estar aquí sólo hablando por denunciar. ¡Yo soy el que siento más que todos los repugnancia de estar diciendo estas cosas,- pero siento que es mi deber, que no es una espectacularidad sino que simplemente una verdad! Y la verdad es la que tenemos que ver con los ojos bien abiertos y los pies bien puestos en la tierra., pero el corazón bien lleno de evangelio y -de Dios para buscarle soluciones, no a inmediatismos violentos tontos y crueles y criminales, sino la solución de la justicia. Sólo la justicia puede ser la raíz de la paz. Así sea. Queridos hermanos:
Es hermoso sentirse hermanos cada domingo, sobre todo en este momento, que es un momento de familia. Somos la familia de Dios que peregrina en la tierra y cada domingo, como las familias unidas, en un fin de semana se unen con sus padres a los otros miembros que están dispersos a lo largo del trabajo de la semana; y venimos a compartir, a sentir de veras que lo que cada uno hace le interesa a todos; y que así vamos unidos en una misma fuerza de amor, de fe, de esperanza en medio de un mundo que nos ofrece tantas dificultades, pero precisamente las familias se unen más, cuanto más arrecian por fuera las tempestades. Por eso en este ambiente de familia, es el Padre el que nos orienta, el que nos aconseja, el que nos habla; y el padre es nuestro Dios al que dentro de poco llamaremos: Padre Nuestro. El nos habla y el sacerdote o el Obispo que predica no es más que un mensajero suyo entresacado de la misma familia para comunicar su mensaje divino. Y se ha organizado este mensaje a lo largo del Año Litúrgico, de tal manera, que cada domingo es novedad, nos va presentando aspectos diversos de esta familia tan maravillosa que se llama, la Iglesia, principio del reino de Dios en la tierra. Cómo no va a ser maravilloso, si se trata del reino de Dios, aunque todavía envuelto en las limitaciones, en las imperfecciones de los hombres que la formamos; pero que vamos tratando de hacernos menos indignos de esa vida que Dios quiere participar con nosotros en su plenitud cuando esta peregrinación termine. De allí, que los aspectos que este domingo nos ofrece la divina palabra, como de costumbre yo lo resumo en este pensamiento: El dinamismo misionero, espiritual y social del reino de Dios en su Iglesia. Estos serán los tres aspectos de la homilía de hoy. La Iglesia tiene un dinamismo misionero, la Iglesia tiene un dinamismo espiritual y la Iglesia tiene un dinamismo social aquí en la tierra. Pero antes de adentrarnos en esta reflexión de la palabra, para que el marco concreto de nuestra Iglesia, tal como se va haciendo en detalles tan variados en nuestra Arquidiócesis, yo quiero evocar aquí, algunas noticias y avisos de nuestra vida eclesial. Allá al final, cuando hable del dinamismo social de la Iglesia, voy a presentar los aspectos que ya no son propiamente eclesiales que se viven en la vida política, en la vida económica, en la vida de nuestro pueblo, en nuestra historia; pero que no son ajenos, tampoco, sino que esta Iglesia dinámica tiene que iluminar, pero primero es... porque dice la Filosofía: Primero hay que ser para después actuar. La Iglesia ante todo tiene este trabajo: Ser, construirse. Yo les invito siempre, queridos hermanos, que en mi pobre palabra miren este esfuerzo ante todo. No es un esfuerzo de confrontación con nadie, no estoy peleando con nadie. Estoy ayudándole a Cristo a construir su Iglesia; y amando a todos ustedes bautizados, que son Iglesia, a que tomen conciencia, a que colaboren, a que hagamos de este pueblo de Dios que peregrina, verdaderamente una antorcha que ilumine al mundo. Por eso, nadie escuche mis palabras con ánimo polémico. Yo no quiero ser una oposición como se me dijo esta semana. Quiero ser simplemente una afirmación. Cuando un hombre dice si, a una convicción suya, no está confrontándose, simplemente está afirmándose y naturalmente que hay otros que no piensan como él y entonces viene la confrontación, pero no porque uno tenga intención de buscarla. En nuestra Arquidiócesis, como en el mundo entero, esta Iglesia que se construye vive días de una solemne expectativa que debe resolverse en una profunda oración. Estamos sintiendo la ausencia de Pablo VI y ya estamos amando -sin conocerlo- al que será su sucesor. Esta es la fe de la Iglesia. ¡Qué maravilla! ¿No les parece que este es un milagro portentoso? Cuando hay tanta confusión y tantas intrigas e intereses, una Iglesia repentinamente queda acéfala; pero esa acefalia se resuelve en una esperanza. Nadie está peleando por ser Papa-, No hay partidos, no hay intrigas, simplemente una fe que espera. Manda Señor al que hay que mandar. Tiene que ser esta semana de mucha oración. El 25 como ya han oído y ya han sido informados, se van a reunir ya los cardenales que van a elegir al nuevo Pontífice. No sabemos cuáles serán las estrategias y prácticas que van a llevar, a fin de dar al hombre que conviene a nuestro tiempo. Ya unos teólogos han dado una clave maravillosa: Tiene que ser un hombre de Iglesia, un hombre de mucha fe, un hombre profundamente eclesial y, por eso también, un hombre que represente una Iglesia abierta al diálogo como el mundo. ¡Este equilibrio maravilloso! Cuánto mal hacen en esta hora, los pastores y los católicos cerrados. Los que creen que no hay más verdad que la que ellos tienen. Se olvidan de que nadie es dueño de la verdad. Sólo Dios es la verdad. Y que si El, el infalible, el que no se puede equivocar, ha trasmitido a su Iglesia ese don de infalibilidad, cuyo órgano expresivo es el Papa; no es el Papa exclusivamente el infalible, es todo el pueblo de Dios que por medio de la boca que habla, como el organismo del hombre, habla todo él por la palabra que se pronuncia, tiene que vivir con agradecimiento, con respeto ese don del Espíritu y por tanto saber que todos los que estamos en comunión con esta verdad, aunque la manifestemos de formas muy diversas, tal vez desagradables a mi modo de pensar, pero que están dentro del conjunto de la verdad, respetarnos. Esto es lo que se llama apertura, comprensión que no llega tampoco a querer que quepa todo error y verdad dentro. Sino que la verdad con sus múltiples facetas, pero la verdad y firme también, para que dentro de este pluralismo de verdad, no entre el error, la herejía, la mentira. Seamos muy amplios, hermanos, en comprender este sentido que queremos para el nuevo Pontífice, que tiene que ser, ante todo, el hombre de la comunión eclesial. También muchos preguntan: Nosotros, la, Iglesia de este continente que prepara un acontecimiento tan grave como es la reunión de los Obispos en Puebla, ¿qué implica la muerte del Papa mientras se preparaba Puebla? Hasta ahora, el camino es legítimo y puede seguir ese camino. Para que una reunión de obispos de una región del mundo tenga validez jerárquica de Iglesia en comunión con el Papa, es el Papa el que tiene que convocar y el Papa el que tiene que presidir por sí mismo o por otro. Pues bien, Pablo VI había convocado al episcopado Latinoamericano, en Puebla, él, naturalmente, ya no lo puede presidir porque ya murió. El que viene puede ratificar el llamamiento de Pablo VI, tiene que convocar o darle validez a la convocación de Pablo VI y venir a presidirlo o mandar a alguien que lo represente en la Presidencia para que sea el episcopado en comunión con Pedro. Por tanto pues, Puebla seguirá adelante, pero siempre esperando la pasaba del nuevo Papa. Pidamos también mucho, pues, por este acontecimiento. Y ya dentro de nuestra vida íntima eclesial de la Arquidiócesis, perdonen hermanos que me refiera a mi persona, para decirles un voto de profundo agradecimiento por las múltiples manifestaciones de solidaridad, que con motivo de mi cumpleaños me manifestaron comunidades, personas particulares, sobre todo el Clero en el almuerzo de Domus Marie, donde tuvimos también la felicidad de estrechar la mano de Monseñor Chávez; sobre todo la misa de esa noche que me dejó tan colmado de consuelo, donde estuvieron presentes muchas personas y comunidades de nuestra Arquidiócesis. ¡Dios se los pague! Y como es comunidad nuestro peregrinar y nuestra Iglesia, he aquí unas cuantas noticias de nuestras comunidades eclesiales. El domingo pasado clausurábamos en una misa, una misión predicada por el P. Luis en el sector de Zacamil, llamado San Ramón. Una comunidad que nace. El miércoles 16 por la noche, en la fiesta del patrón del Barrio de San Jacinto dirigido por los PP. Paulinos, confirmábamos un bonito grupo de jóvenes. ¡Qué hermosa es la confirmación preparada para jóvenes! Hoy tendremos otro grupo de confirmación en la Parroquia de San Juan Cojutepeque, donde el P. Brizuela también ha comprendido la riqueza de este sacramento, que yo le suplico me ayude a valorarlo, hermanos, para que no lo demos a niños que no se dan cuenta; sino a jovencitos que ya van comprendiendo la necesidad de una nueva fuerza de juventud, que es la fuerza del espíritu que se da en la Confirmación. El jueves de esta semana habrá también una fiesta religiosa muy consiente, en Arcatao. Las religiosas Guadalupanas que llevan con tanto celo y cariño aquel apartado pueblo, están preparando la fiesta de San Bartolomé para el jueves de esta semana, a las 10 de la mañana. Y ya les auguro muchos triunfos y muchos éxitos. Tendré la dicha de participar en ella. Otra comunidad, la de la parroquia de Tejutla, va a celebrar el sábado de esta semana, a las 10, el aniversario primero del asesinato del catequista Felipe de Jesús, que todos recordamos con mucha admiración y cariño. Otra comunidad también, florece ya poco a poco, es el Paraíso de Chalatenango, donde las religiosas Betlemitas preparan estudios para darle un poco de vida también al aspecto social, industrial, que está un poco muerto; y como la Iglesia, vamos a decir., tiene un dinamismo social, también le interesa esta promoción. Refirámonos también un poco en esta vida de Iglesia nuestra y amémosla queridos hermanos, la vida religiosa. Las Carmelitas misioneras españolas, las que tienen la Policlínica y nos atienden también sectores pastorales en Plan del Pino y en la Laguna de Chalatenango, celebran en este año, 25 años de haber venido a El Salvador. Lo vamos a celebrar en Plan del Pino, con una confirmación de jóvenes que se está preparando con mucho entusiasmo. Los Jesuitas, tan puestos a la vista de nuestra Iglesia -muchos para admirarlos y quererlos, otros para desprestigiarlos y calumniarlos- están ofreciendo ya una obra maravillosa. Esta semana con el P. Sáenz tuve la oportunidad de visitar la construcción de un hermoso edificio que se llamará Centro de Loyola, en que se van a realizar esos carismas propios de los jesuitas: los Ejercicios Espirituales y las reflexiones para concientizar más en el verdadero cristianismo a nuestro pueblo. Quien quiera conocer esta obra grandiosa que va surgiendo, lo invito a hacer un paseo allá por Lomas de Morazán, cerca de la UCA, donde de veras tendremos dentro de poco, el año próximo desde luego, un centro de espiritualidad y reflexión abierto a todos los sectores de nuestro pueblo. También, hermanos, en la vida de la diócesis, cuentan mucho como instrumentos de la pastoral de la diócesis, los colegios católicos. Y esta semana ha habido mucha vida. Tenemos que lamentar, y nos hemos hechos solidarios del sufrimiento de miembros de la directiva de la Federación de Centros de Educación Católica que sufrieron golpes en un accidente de tránsito, allá por la diócesis de Santa Ana, donde trabajaban precisamente, el problema de su organización. Ya gracias a Dios mejoran, pero ha sido un sufrimiento por la buena causa. El Colegio Santa Cecilia de Santa Tecla, ha dado un espectáculo precioso en esta semana celebrando la cuarta semana de la juventud. Cuatro años en que convoca a los jóvenes para darles el mensaje del evangelio. El lunes tuve la dicha de estar entre jóvenes, más de mil jóvenes llenaban el teatro para inaugurar esta semana. El Instituto Ricaldone, también de los Salesianos, celebró con una preciosa Misa en la Iglesia de María Auxiliadora, el aniversario 163 del nacimiento de Don Bosco, que nació y fue bautizado el mismo 16 de agosto de 1815, tratamos de traducir ese mensaje de Don Bosco a la juventud, como lo haremos, primero Dios, mañana en el Colegio Don Bosco, donde se están celebrando las fiestas jubilaras: 75 años de la fundación de los primeros colegios salesianos en el país. Porque allí también está el Colegio San José, de Santa Ana. Nos dio también mucho consuelo recibir una visita de alumnas del Colegio de la Divina Providencia, a presentarnos en un folleto, el resumen de sus pensamientos de una semana de reflexión de preparación para el matrimonio. Interesante que las jóvenes, que ya van llegando al bachillerato, piensen seriamente que no se trata de una aventura loca, ni de prostituir un don tan grande como es la sexualidad, el matrimonio-, sino que a la luz de grabaciones que tenemos a la disposición, en el Servicio para América Latina: SERPAL, han reflexionado en episodios concretos esta preciosa temática. También nos alegramos -y esto de manera muy especial- con la vida de nuestro Seminario, que es como dicen los documentos de la Iglesia: El Seminario como la pupila del ojo de la Diócesis, donde se están formando las esperanzas de nuestro pueblo que camina guiado por los sacerdotes. Vamos a iniciar, ya se anunció en la reunión del clero, la intensidad de la pastoral vocacional, por todas las parroquias. Y aquí hacemos un llamamiento a todos los padres y familias cristianas y sacerdotes, a que busquemos entre nuestra juventud, dónde ha depositado el Señor ese don precioso de la vocación, para luego analizarlo y someterlo ya al proceso de elaboración que es el Seminario. Ya está llegando a su cumbre uno de estos jóvenes. Qué consuelo me dio Rafael Urrutia, que termina ya sus cuatro años de Teología en el Seminario de Guatemala, pidiéndome su ordenación sacerdotal para el 4 de noviembre. Ya desde ahora hermanos, alegrémonos y pidamos por él, porque aquí en Catedral el sábado 4 de noviembre, a las 11 de la mañana, vamos a tener el honor de imponer las manos a un joven que, como los jóvenes del Seminario en medio de un ambiente tan difícil, dan testimonio de que Cristo vive y cuenta con corazones jóvenes que lo quieren seguir hasta el heroísmo. En este mismo sentido, y ya esto para ustedes los laicos, el Club Serra, organización de laicos, va a tener una convención del 15 al 17 de septiembre donde van a poner entre sus números centrales, una información de los diversos seminarios, ya que es una organización laical que colabora, sobre todo moralmente, para darle ambiente, impulso a esta obra vocacional. Y hay otras noticias como la que recibí de San Miguel con esta alegría: Ya se oye en San Miguel la Y.S.A.X.! Siempre se ha oído pero con dificultades, espero que ahora nos estén escuchando con más claridad y que aquella ciudad tan querida, también reciba esta humilde palabra que tanto la ama. Muchos preguntan por la Carta Pastoral que anuncié el 6 de agosto. Me ha alegrado mucho el interés que se ha despertado y solamente me apena tener que decirles: Espérense un poquito, pero dentro de pocos días estará ya en circulación. ¡Primero Dios que ya desde el próximo domingo si Dios quiere! Y junto a estas noticias eclesiales, pues, falsas interpretaciones, por ejemplo la que el Diario de Hoy, en una notita muy arrinconada -si no me lo dicen, no me doy cuenta, tergiversa mi homilía, cuando dice que yo he dicho que agradecía al Poder Legislativo por tres días de duelo nacional por la muerte del Papa; y aquí entre comillas mis palabras que no son mis palabras: "Las buenas relaciones que existen entre el Estado y la Iglesia Católica desmienten la calumnia de que ha sido objeto el clero". Ustedes son testigo, que yo no he dicho eso. Simplemente mantengo una posición de que no estoy confrontándome con nadie, sino que estoy tratando de servir al pueblo y el que esté en conflictos con el pueblo, estará en conflicto conmigo. Pero mi amor es el pueblo y desde el pueblo pueden ver a la luz de la fe y del mandato que Dios me ha dado de conducir este pueblo por los caminos del evangelio, quiénes están conmigo y quiénes no están conmigo, viendo simplemente las relaciones del pueblo. Tengan mucho cuidado, también hermanos, como noticia eclesial se las doy, sé que se andan recogiendo firmas para mandar al Papa -ya no será Pablo VI, será al nuevo- y a Puebla a la reunión de Obispos, pidiendo la condenación del marxismo. Está muy bien eso, pero ya existe la condenación del marxismo, no es ninguna novedad. Pío XII ya tuvo un documento a ese respecto, si no lo conocen búsquenlo. Lo que me interesa más es esto: que estas firmas también piden mi destitución. Yo no tengo inconveniente en ser destituido, ni tengo ambiciones en el poder de la diócesis. Simplemente considero que esto es un servicio y que mientras el Señor, por medio del Pontífice, me tenga en él, seré fiel a mi conciencia a la luz del evangelio que es la que yo trato de predicar, nada más, ni nada menos. Porque ya entramos precisamente en materia, para que vean cuál es mi oficio, y cómo lo estoy cumpliendo: Estudio la palabra de Dios que se va a leer el domingo; miro a mí alrededor, a mi pueblo; lo ilumino con esta palabra y saco una síntesis para podérsela transmitir. Y hacerlo -a ese pueblo- luz del mundo para que se deje guiar por los criterios, no de las idolatrías de la tierra; y por eso naturalmente que los ídolos de la tierra y las idolatrías de la tierra sienten un estorbo en esta palabra y les interesaba mucho que la destituyeran, que la callaran, que la mataran. Suceda lo que Dios quiera, pero su palabra -decía San Pablo- no está amarrada. Habrá profetas, sacerdotes o laicos -ya los hay abundantemente que van comprendiendo lo que Dios quiere por su palabra y para nuestro pueblo. En la palabra de hoy quién no descubre -si la han oído con atención, sin que yo se las comente- que existen estos tres dinamismos. Cristo mismo garantiza que este reino de Dios tiene un dinamismo misionero, un dinamismo espiritual y un dinamismo social. Cuando digo, en primer lugar, dinamismo misionero, yo miro a Cristo en el evangelio de hoy de bondadoso, acercándose hasta los límites de Palestina para poder ver, desde allí, las fronteras del mundo gentil. Y una mujer gentil, una cananea, que viene a él, en busca del poder de Dios que Cristo trae. Y el diálogo de Cristo Salvador, con la representante del mundo gentil, parece duro; sin embargo, a quien se adentra en el ambiente de aquel tiempo y de aquel pueblo, no le parece duro, sino comprenderá mejor la situación. No está bueno tirar el pan de los hijos a los perros. Miren la diferencia que existía en la mentalidad judía. Ellos -los judíos- eran los hijos, los otros pueblos, los gentiles -allí estábamos nosotros también- éramos los perros. Y la humildad de la cananea gana el corazón del Redentor. Sí señor, dicen que esto es muy típico en el Medio Oriente, son muy sagaces en captar el pensamiento y hacerlo un chiste o hacerlo una respuesta maravillosa. La cananea da muestra aquí a Cristo y Cristo da muestra de vivir en un mundo encarnado, propio, con los modismos de su pueblo y de su tiempo. La cananea le dice: -Sí, señor, pero también los perritos comen de las migajas que caen de las mesas de sus señores. Mujer qué grande es tu fe. Pero antes de que Cristo se asomara a la ventana del mundo gentil, la primera lectura, nos ha dicho que Dios va no pondrá esos limites. Ya habla aquí de unos extranjeros que los atraeré a mi Monte Santo. Mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos. Este es el plan de Dios, no sólo salvar al pueblo de Israel, sino, como quien dice, hacer bien denso de Dios al pueblo de Israel, para que de ese pueblo -esta es la estrategia de Dios- de un pueblo endiosado, iluminado por la luz de Dios, llevar la luz a todos los pueblos; pero el designio de Dios es la salvación de todos. ¡Qué hermoso, dice el Concilio, que tiene un documento específico para explicar este dinamismo misionero de la Iglesia: "La Iglesia peregrina -dice- se llama misionera, porque es el fruto de aquel Dios Padre que manda". Esto quiere decir misión: del verbo latino "mitere" enviar. Así como mi Padre me envía, me hace misionero, así yo os envío, os hago mis misioneros. Pues dice el Concilio que el Padre envía como misionero suyo a su hijo y después que el Hijo ha realizado la obra en su persona y regresa, el Padre y el Hijo envían, hacen misionero, al Espíritu Santo que viene a animar esta Iglesia. Por tanto esta Iglesia, fruto de esa misión del Hijo y del Padre, es de verdad misionera y lleva un dinamismo universal. La estrategia, es que primero he sido enviado a las ovejas que perecieron de Israel, dice Cristo. El no podía salir de los confines de Palestina y no salió; -pero a los apóstoles sí les dijo: Ustedes serán mis testigos en Jerusalén, en Samaria y hasta el último confín de la tierra. Y cuando resucitó lleno del poder y majestad, manda su Iglesia al mundo, dice toda potestad señalada en el cielo y en la tierra. Vayan por todo el mundo. Hagan discípulos del cristianismo a todos los pueblos, bautícenlos en mi fe a todos los hombres. Se ha desatado el dinamismo misionero con la venida de Cristo y la venida del Espíritu Santo. Pero, en la segunda lectura, yo les invito, queridos hermanos, a que la reflexionen ustedes en sus hogares y miren esta estrategia descrita por San Pablo, en una forma diríamos, dialéctica pero eficaz. Habla que Dios dio preferencia a su pueblo, pero ese pueblo no fue digno de ese don de Dios. Sólo un resto, un pequeño grupo se mantuvo fiel. Los demás no aceptaron a Cristo. Han pasado veinte siglos y los judíos no han aceptado a Cristo. Esto le dolía a San Pablo. Recuerden el domingo pasado, cuando San Pablo dice: Quisiera ser maldito, pero que mis hermanos acepten a esa salvación. Y porque no la aceptaron, los apóstoles sacudiendo sus sandalias se van a los pueblos gentiles. Cristo sólo se asomó a través de la cananea. No caminó por caminos gentiles, porque había sido enviado solamente a saturar en el cumplimiento de las promesas el pueblo que debía de ser el misionero: Israel. Pero no fue digno. Entonces, los apóstoles salen a predicar y San Pablo en su carta dice: -Yo soy un judío, soy de la tribu de Benjamín, pero el Señor me ha escogido para ser apóstol de los gentiles, y como sigo amando a mi pueblo Israel, yo voy salvando a los gentiles y, con esto, estoy tratando de provocar el celo de mis paisanos. Esta es la estrategia del evangelio. Primero los judíos, no lo aceptan, se van a los gentiles. Al oírlo, aceptando a los gentiles, los judíos se llenan de celo. Miren cómo los gentiles se están aprovechando de una gracia que Dios nos ofrecía, y entonces los judíos se van a convertir. Y si la obstinación de los judíos, el rechazo que los judíos hacen de Cristo, ha sido salvación de los pueblos gentiles, dice San Pablo, lógicamente cuánto más será torrente de vida, cuando los judíos se conviertan y se llenen de Dios. Por eso muchos han llegado a creer que el fin del mundo será cuando se conviertan los judíos, pero no es eso lo que dice la Biblia. Lo que dice la Biblia es que cuando los judíos se conviertan, habrá una plenitud de vida en el pueblo judío que también se convertirá en plenitud de fe y de vida en el pueblo gentil. Poniendo aquí, pues, como en un antagonismo dialéctico: Pueblo gentil y pueblo judío, San Pablo nos presenta hoy el universalismo de la salvación. Y por eso su carta termina hoy con esta frase que nos parece un gran misterio: Todos han sido encerrados en la desobediencia para salvarlos a todos. La salvación supone pecado. Y tanto los judíos han pecado rechazando a Cristo, como los gentiles pecaron también cuando los judíos anunciaban al Dios verdadero y los gentiles no lo aceptaban. Pero ahora que ustedes, gentiles, lo aceptan, Dios está teniendo misericordia, les está perdonando su falta dé fe, su desobediencia y cuando por celos, por emulación el pueblo judío vuelva también, él que ya pecó de desobediente, volverá y se salvará. Hermanos, qué hermosa lección, todos nosotros encerrados en la desobediencia. Todo aquel que quiera señalar a otro hermano sus pecados, y no se mire así mismo que es pecador, no es digno de esta salvación de Dios. Cuando se le hecha en cara a la Iglesia, al Papa, a los obispos, precisamente, los pecados de la Iglesia, se están olvidando de esta gran estrategia de Dios. Del pecado, de la desobediencia, de una Iglesia miserable en sus elementos humanos, está Dios valiéndose para salvar en su misericordia. Lo único que vale aquí es la misericordia de Dios que se acepta por la fe. Y éste es el segundo pensamiento de las lecturas de hoy. Yo quisiera hermanos, que lo tengamos muy en cuenta, porque muchos -como lo van a leer en nuestra carta Pastoral- están queriendo manipular la Iglesia para valerse de su dinamismo en redenciones temporales. La Iglesia no rechaza esas redenciones temporales. En mi Carta Pastoral digo que la Iglesia será una aliada generosa de los objetivos justos y del derecho de agrupación que los hombres tienen. Nadie les puede quitar a los hombres el derecho de asociarse, con tal que sea una asociación para buscar las causas justas. Tampoco estamos defendiendo las agrupaciones de criminales, en cualquier sector que estén; si es para secuestrar, para robar, para matar. Para eso no hay derechos. Pero unirse para sobrevivir, para comer, para defender sus derechos; a esto si tiene derecho todo hombre. La agrupación es un derecho cuando los objetivos son justos. Y la Iglesia estará siempre al lado de ese derecho de organización y de esos justos objetivos de las organizaciones. Pero que no se le pida a la Iglesia en exclusiva su dinamismo solamente para eso. Yo baso allí, y aquí en esta homilía mi reflexión, en esta palabra del Concilio Vaticano II que es la palabra tomada también de la Biblia: "La misión propia que Cristo confió a su Iglesia, no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso" -pero fíjense bien- "Pero precisamente de esta misma misión religiosa, derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley divina. Más aún, donde sea necesario, según las circunstancias de tiempo y de lugar, la misión de la Iglesia puede crear, mejor dicho, debe crear obras al servicio de todos, particularmente de los necesitados, como son por ejemplo, las obras de misericordia o semejantes". Aquí están en este pensamiento del Concilio los dos dinamismos que yo quiero explicar ahora. El primero es el dinamismo espiritual. La misión específica de la Iglesia es religiosa. Quiere decir unir a los hombres con Dios, las relaciones con Dios. Y en las lecturas de hoy, aparecen varios de estos elementos. Por ejemplo cuando la primera lectura nos dice: -Mi casa es casa de oración y así la llamarán todos los pueblos. Siempre les he recordado hermanos, nuestra fuerza es la oración. Si un cristiano no reza, no puede contar con ese dinamismo espiritual. De allí que la cananea está haciendo una oración y Dios por medio de Cristo se siente movido hacia ella por la oración. Segundo, en la segunda lectura y en el evangelio se elogia la fe. Grande es tu fe, le dice Cristo a la mujer. Y San Pablo en la segunda lectura dice: -Los que han sido obedientes, encontrarán misericordia. La fe como una obediencia, una aceptación de Dios. Sin fe es imposible pertenecer a este reino de Dios. El dinamismo espiritual de la Iglesia, deriva de su fe. Me da lástima cuando algún católico dice: yo ya no tengo fe. Y me da alegría inmensa cuando he oído decir mucho en nuestros tiempos: He recobrado la fe en la Iglesia. Recobremos la fe. Es la que nos da fuerza mutuamente a unos y a otros. También la fe, la oración, la humildad, es una virtud muy desconocida en el mundo; y sin embargo, cuando uno escucha a la cananea que en vez de resentirse por la expresión dura de Cristo que la llama "perrita", ella más bien le devuelve con una sonrisa: También los perritos comen de lo que cae de la mesa de sus señores. Qué grande humildad también podía añadir Cristo. La humildad que es la verdad, porque la soberbia que es su antagonismo, es la peor locura de un hombre: creerse. Y llegarse hasta creer Dios insustituible. Todos debemos de ser humildes, en el sentido de la verdad, de reconocer nuestras limitaciones, nuestras pequeñeces. Sentido espiritual, esto que estamos viviendo ahora. Cuando dice el Señor: Los atraeré a mis montes santos, y mi casa de oración la llamarán así todos; y allí recibiré el sacrificio y los holocaustos. Ven el sentido litúrgico, venir a misa es servir. Eso quiere decir liturgia: Servicio. Los protestantes llaman muy bien a sus reuniones, un servicio. Nosotros podemos llamar también a nuestra Misa, un servicio; en el sentido en que venimos a traerle, como servidores, el pan y el vino, símbolo de nuestros sudores y de nuestros trabajos para que El se sirva y, al hacerlos su cuerpo y su sangre, alimente al mundo. Todos aportamos como servidores cuando venimos a Misa, todos colaboramos, hasta el pobrecito que viene a decirle: Señor, no tengo trabajo, toda la semana pasé buscando y no te traigo más que mis angustias, no tengo trabajo; eso también es servicio. Eso también es ofrenda, es holocausto, es sacrificio. O la madre que le viene a contarla enfermedad de su hijo o la del que le desaparecieron. O el torturado que le viene a ofrecer al Señor, hoy sufrí cárcel te traigo mis espaldas molidas, etc. O el que lleva la pena moral de una calumnia, como la que me escribió de un pueblito de Chalatenango, que es víctima de la calumnia por una mala lengua. Si me está escuchando le diré: Su situación moral no la debe afligir si su conciencia está limpia. Qué hermoso es el holocausto de su Misa, diciéndole al Señor. -Señor, tú sabes que soy inocente y aunque todo el mundo me señale yo te ofrezco este holocausto. Este es el servicio del pueblo sacerdotal. Esta es la misión de la Iglesia: Despertar, como lo estoy haciendo en este momento, el sentido espiritual de su vida; el valor divino de sus acciones humanas. No pierdan eso queridos hermanos, esto es lo que la Iglesia ofrece a las organizaciones, a la política, a la industria, al comercio, al jornalero, a la señora de mercado, a todos lleva la Iglesia este servicio de promover el dinamismo espiritual. ¿Quién no le puede ofrecer a Dios gran fuerza de su vida espiritual? Y también encuentro en las lecturas, otro elemento espiritual: La conversión. Toda la segunda lectura es un poema de la necesidad de conversión que tienen tanto los judíos como los gentiles. Los dos pueblos hemos sido encerrados en la desobediencia. Hemos pecado. Y los dos, judíos y gentiles, nadie se puede gloriar, solo esperar la misericordia del Dios que perdone nuestra desobediencia universal. ¡Convertíos! Y cuando señalamos desde aquí los pecados de los hombres, los pecados del gobierno, los pecados del capital, los pecados de los criminales, los pecados mismos de nuestra Iglesia, los pecados de los colegios católicos, los pecados de los mismos obispos entre los cuales se encuentra este servidor de ustedes, los pecados de nuestros sacerdotes, los pecados de los matrimonios. ¿Quién no tiene pecados? pecados de la juventud, pecados de la edad madura, hasta de la niñez, apenas llega a tener uso de razón, ya está desobedeciendo. A todos nos encerró Dios en la desobediencia, para redimirnos con su misericordia. Lo que hemos dicho al señalar el pecado de los hombres, repito, es llamarlos a conversión. A eso vino Cristo y a eso envió a su Iglesia. El reino de Dios cuenta con este gran dinamismo espiritual que se llama la conversión. Y hermanos, piensen bien, precisamente cuando un mundo necesita reivindicaciones sociales y políticas. Cuando necesitamos cambios profundos y audaces, ¿quiénes los van a hacer? Medellín lo dice claro: "Los hombres nuevos". Los hombres nuevos renovados en esa conversión. Los enquistados en los viejos sistemas caducos; los que quieren conservar, a fuerza de represión y de crímenes y de pecado, una situación que no se puede sostener no van a renovar al mundo. Así no se renueva. Es necesario que políticos y no políticos, gente de poder y gente del pueblo, todos tratemos de renovarnos en esta conversión interior. Ojalá pudiéramos hacer una semana a la luz de esta palabra, de buscar dónde está el mal de nuestra República. Y lo encontraremos en nuestra propia conciencia. Todos hemos pecado. Como dicen de aquellas tribus de indígenas que cuando aparece matado un hombre, todos tienen que pasar tendiendo la mano sobre el cadáver, y decir: Yo soy inocente. Y allí se conoce al verdadero culpable. Pero yo creo que aquí tenemos que pasar todos ante el cadáver ensangrentado de la Patria y decir como aquel poeta ante Cristo crucificado: Temblad, humanos, todos en Él pusimos nuestras manos. Entonces un movimiento espiritual de conversión. Desde el de más arriba hasta el de más abajo, como un torrente eléctrico que inunda de energía una instalación, corra también por nuestras venas, por nuestra alma, por nuestro corazón, este sentido de la palabra de hoy, una conversión para hacernos hombres nuevos. Porque dice Pablo VI -de feliz memoria-: ¿De qué serviría un cambio de estructuras si en esas estructuras nuevas los hombres que las manejan y los hombres que viven en ellas no se han renovado? No habrá sido más que un cambio de pecado. Un cambio de sistema, pero siempre en pecado. Por eso, antes que la renovación de estructuras, o mejor dicho, junto con la renovación de estructuras: renovación de corazones. Por eso hermanos, y ya lo estoy mencionando, mi tercer pensamiento es el dinamismo social de la Iglesia. Y no estoy inventando. Si todos estos pensamientos los estoy sacando de las lecturas de hoy, cuando el profeta Isaías dice que va a llamar también a los extranjeros, pero con una condición: "guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar y se va a revelar mi victoria". Qué hermosa promesa, cómo la oímos también en El Salvador como una esperanza. Se va a revelar la victoria de Dios. Dios tiene que triunfar. No va a triunfar el diablo instigando el pecado. Tiene que ser Dios instigando la renovación. Y la renovación está aquí en estas breves palabras: "guardad el derecho, practicad la justicia..." Para que vean pues, que no es simplemente un capricho de la Iglesia; ni que haya dejado su misión para meterse a política. Ya nos dijo el Concilio que su misión no es política. Pero por ser religiosa, de esa relación con Dios, derivan las fuerzas, el dinamismo para poderse convertir también en una fuerza de renovación política, de renovación social, de renovación moral, sin salirse de su papel religioso. Yo tengo la conciencia, hermanos, y quienes me han seguido de cerca están muy de acuerdo conmigo, en que jamás he ocupado esta cátedra para hacer política. He hecho religión, he cumplido el mensaje religioso de la Iglesia para derivar de allí -como dice el Concilio- los dinamismos, las fuerzas que pueden construir una sociedad, según el corazón de Dios. Por eso, cuando se me pide a mí diálogo con el gobierno, yo digo: Pero si eso es muy poco. No soy yo el que tiene que dialogar, son las fuerzas del país, son los partidos políticos, son las agrupaciones que tienen sensibilidad social. El gobierno tiene que abrir un cauce democrático para que puedan dialogar todas las fuerzas que pueden aportar al país. Este practicar el derecho, hacer la justicia, esto les dice la Iglesia, esto nos dice Isaías, esto dice el evangelio. Pero practicar ese derecho, realizar esa justicia no lo va a hacer un diálogo del Obispo con el Presidente, lo va a hacer el Gobierno de El Salvador que tiene que ser una fuerza moral -así dice el Concilio- no una fuerza despótica, sino una fuerza moral, que respetando la dignidad y la libertad de todos los hombres y agrupaciones inquietos por un Salvador mejor, dialoguen. Y ellos que son los técnicos. Yo no soy técnico ni en sociología, ni en política, ni en organización, simplemente un humilde pastor que le está diciendo a los que tienen la técnica: únanse, pongan al servicio de este pueblo, todo lo que ustedes saben, no se encierren, aporten. Entonces, sí se practicará el derecho, se hará la justicia. No es política, hermanos, lo que ahora les voy a decir. En nuestro Arzobispado se ha elaborado un estudio muy minucioso sobre los desaparecidos. Son 99 casos, bien analizados. Allí está el nombre, la edad, dónde lo capturaron, qué recursos jurídicos se han hecho, cuántas veces esa madre ha llegado buscando a ese ser querido. Y soy testigo de la verdad de estos 99 casos. Y por eso tengo todo el derecho de preguntar, ¿dónde están?. Y en nombre de la angustia de este pueblo decir: póngalos a la orden de un tribunal si están vivos, y si lamentablemente ya los mataron los agentes de seguridad, dedúzcanse responsabilidades y sanciónese, sea quien sea. Ha matado. Tiene que pagar. Yo creo que la demanda es justa. El otro estudio que hemos hecho es un análisis de la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público. Allí aparecen evidentemente los falsos presupuestos. En el contexto socio-político de El Salvador no caben esos supuestos para dar una ley tan represiva como ésa. Allí se demuestra la inconstitucionalidad, poniendo a la par de las disposiciones de la Ley de Orden Público los postulados de los Derechos Humanos y de la Constitución, aparece una serie de violaciones. Allí estudiamos casos concretos y recientes de la aplicación de esa ley que está haciendo un verdadero estrago, sobre todo para nuestros pobres. Porque me decía un pobrecito una frase que no se les va a olvidar a ustedes, como no se me olvida a mí: -"Es que la ley Monseñor, es como la culebra, sólo pica a los que andamos descalzados". Allí recogemos también, pronunciamientos de repudio. Son voces del pueblo que hay que oír. Llámenlos a dialogar, por eso digo que es necesario abrir un cauce auténticamente político, para que cuando llega una demanda de derogación de ésta ley a la asamblea, se le llame a ese grupo. Sobre todo si hay gente conspicua -abogados, gente que entiende- por qué se le responde con el silencio, no se le hace caso. Traemos también, allí, una lista de los presos por violaciones a esta ley. Son casos recientes como el de Adrián Serrano Peraza, capturado en Portillo del Norte; o el de Antonio de Jesús Hernández, que es un trabajador social de la diócesis de Santiago de María, donde trabaja en el Secretariado Social Cristiano; o el de José Neftalí Gutiérrez; o el de Salvador Alejandro Beltrán Peña, cuya madre, Vicenta de Jesús Beltrán, tiene conocimiento fidedigno de que su hijo está en la Policía Nacional, donde se lo niegan y que está con una clavícula fracturada. Muchas peticiones de exhibición personal no proceden. ¿Con qué derecho no se da a un abogado la facilidad de entrar a investigar esta petición de la familia?. También por informes fidedignos sabemos que ANDES busca la libertad de los señores Pedro Bran y Salvador Sánchez Cerón y que las razones de allanamiento no son válidas. Que el supuesto delincuente que dicen que iban persiguiendo y por él se metieron a la Casa de ANDES, ha declarado en el Hospital Rosales, ante el Juez, que fue baleado en la plaza Zurita. Se tergiversa también la noticia de que este profesor, Pedro Arévalo, se dice que es profesor del Externado y que un comité de alumnos del Externado, ya que los jesuitas no lo pueden hacer, son los que están tratando de libertarlo y que para eso han creado una dependencia de Socorro jurídico. Todo esto es falso. El profesor Arévalo, trabajó en el Externado, pero ya no es profesor desde hace un año. Un comité de alumnos no existe y el Comité de Socorro jurídico, es una oficina dependiente de la Iglesia, un servicio jurídico-social que comenzó prestando el Colegio Externado en favor de los necesitados durante el transcurso de tres años. No se ha inventado hoy. Tres años hemos intentado ser fieles a este ideal. Procurar en asuntos de derecho, y favorecer a las personas y sectores más pobres del país, sin importar de donde vengan. Yo soy testigo de la abnegación y generosidad, con que el Socorro Jurídico ha prestado tantos servicios a nuestra clase pobre. Y yo, como Pastor de la Arquidiócesis, con toda responsabilidad he asumido el respaldo moral de ese servicio jurídico. No es una cosa originalmente de El Salvador. Ya existen organismos parecidos en Chile, en Uruguay, donde quiera que haya que defender los reos, sobre todo pobres. Por eso también, la noticia que conectaba este Socorro Jurídico con AGEUS, es falsa. AGEUS no tiene nada que ver con el Socorro Jurídico de la Iglesia. Como ven, cómo se tergiversan las noticias, y es necesario tener criterios para leer el periódico. No podemos dejar de lamentar, hermanos, en esta mañana, a la luz de este mensaje que tiene dinamismo social y le preocupa la vida del mundo, el nuevo secuestro del Gerente General de Erickson, Sr. Kjell Bjork y como también lamentamos el misterio en que se envuelve el desaparecimiento de don Armando Monedero y lo mismo que del Sr. Matsumoto. Todo el montaje que se ha hecho en este último caso y que lleva implicaciones muy peligrosas, ojalá no sean pretextos para atropellar más personas. Yo quiero decirles aquí, mi admiración por la serenidad de espíritu de la señora de Matsumoto, la cual, yo le pido perdón, porque la quise contar entre las viudas, y me dijo: -"Yo no soy viuda. Yo considero vivo a mi marido mientras no tenga una noticia verdadera de su paradero". La felicité y le dije:-" Ojalá en nuestro pueblo se tuviera esa entereza, de no creerse de rumores hasta estar convencidos de que se nos ha dicho la verdad". Por otra parte nos alegra, hermanos, hay noticias buenas también. Que se lleva ya a negociación el contrato colectivo de la fábrica de guantes Eagle International y sobre todo me alegró mucho ayer esa noticia del Socorro jurídico, que ya se firmó un contrato de arrendamiento de tierras de 50 familias campesinas de una hacienda en Suchitoto. El comentario es muy bonito, dice: "... este ejemplo es importante señalarlo, para que se muestre que cuando al campesino se le dan oportunidades y sinceridad, verdaderamente les favorece, ellos cumplen. El problema radica en la falta de comunicación con estos grandes sectores de gentes desposeídas, etc." Por eso, hermanos, abogamos y lo seguiremos haciendo por las justas causas de cualquiera que las defienda. Ricos o pobres. Queridos hermanos, ahora pues con este dinamismo que la Iglesia nos inyecta en lo misionero, en lo espiritual y también en lo social, vamos a salir de nuestra Catedral robustecidos con el cuerpo del Señor, con nuestra liturgia y que ella nos lleve a un convencimiento de que la espiritualidad cristiana no consiste en elevarse muy cerca de Dios y olvidarse de la tierra, sino en el equilibrio dinámico de querer que todos los hombres se salven: Dinamismo misionero. De estar muy unidos con la trascendencia de Dios por la oración, por la humildad, por la fe, por las virtudes cristianas; pero de allí derivar también nuestro valor, nuestra entereza para saber dar la cara también en defensa de los derechos de un pueblo que necesita defensores y que solamente los puede esperar de aquellos que creen en Dios y en la verdad de Nuestro señor Jesucristo. A última hora se me informa, que en Mejicanos, al bajar del bus de la ruta 30, el joven Porfirio Cristales, ha sido capturado por tres policías municipales. Esperamos que no sea otro caso de atropello injusto, porque también estamos con lo justo. Si a un hombre lo capturan por criminal, por malo y eso se le prueba en los Tribunales, que lo castiguen. Lo que no estamos de acuerdo es, que por propia cuenta se tomen iniciativas de jueces y castigadores quienes no lo son. Que Nuestro Señor pues, ilumine en esta mañana a todos nosotros para vivir de veras ese bello mensaje de la conversión y buscar en Dios nuestra razón de vivir y esperar. Queridos hermanos y estimados radioyentes:
En la Palabra de Dios que se acaba de proclamar, yo encuentro un eco maravilloso de los dos grandes acontecimientos que hemos vivido esta semana. Nuestras fiestas agostinas del Divino Salvador y la muerte y sepultura, y expectativa de la sucesión de Pablo VI. Por eso quiero ante todo, felicitar a la Arquidiócesis y a todos los fieles que participaron en la fiesta de nuestro Divino Patrono, por haber dado nuevamente, este año un testimonio tan bello, tan elocuente de la solidaridad del pueblo con su Divino Patrono. Un pueblo que clava su mirada y su corazón en Jesucristo como Salvador del Mundo, es un pueblo que no puede perecer. Hay, pues, un signo de esperanza que hay que mantener: Nuestro amor al Divino Patrono. Tanto la tarde del 5 de Agosto en su tradicional "bajada", como en la misa celebrada allá al aire libre; porque nuestro templo no daba capacidad para contener esa muchedumbre, son por sí solas, señales elocuentes de un pueblo profundamente cristiano. Mantengamos este honor y tratemos de profundizar más en esa adhesión inquebrantable, llena de esperanza en el Hijo de Dios que, como lo explicamos en la homilía del domingo pasado, quiere llamarse el Hijo del Hombre. Y en cuanto a la muerte del Papa Pablo VI, también yo quiero en este domingo en que se cierra un ciclo breve pero denso de la vida de la Iglesia, expresar un agradecimiento muy profundo a esas múltiples manifestaciones de condolencia de solidaridad que he tenido el honor de recibir. Es la familia que quiere expresar, -aunque ella misma esta apesarado quiere compartir con alguien y encuentra en el Pastor de la diócesis como la expresión al cual dirigirle ese dolor, esa esperanza- y he sentido pues, que la muerte del Santo Padre que durante su vida me confirmó tantas veces en mi ministerio tan difícil, también en su muerte me está confirmando y me llena de esperanza, porque hay un pueblo que espera en la Iglesia y en sus pastores, y siente como compartiendo con ellos el dolor. Una Iglesia que es familia. ¡Bendito sea Dios!, porque aunque el dolor, la desaparición de un Pontífice es tan dolorosa, sin embargo está tan cargada de esperanza para la Iglesia, como escribí como expresión de mis sentimientos: Muerte que es esperanza. También quiero admirar y agradecer a los medios de comunicación social: Prensa, radio, televisión, todo se ha puesto al servicio de la gran noticia. Qué hermoso es ver que estos instrumentos que Dios ha permitido que el hombre invente para comunicarse socialmente, sirvan no para la mentira, para la intriga, para la calumnia, sino que sirvan para la verdad, para lo bueno. Ahora, si se han santificado esos medios maravillosos y han hecho sentir la potencia que ellos tienen para sacudir la opinión pública. Y qué hermosa es la opinión pública, cuando vibra con la verdad, con la bondad; cuando el sujeto de sus emociones, es un Pontífice que nos deja tan profunda huella para una civilización verdaderamente digna de los seres humanos. Ojalá que así como se han prestado para lo justo y lo bueno en honor del Pontífice, tuvieran un poco de sensatez para no dejar pasar, en esos canales tan maravillosos, la calumnia que por allí mismo ha pasado para ofender al mismo Papa. Que no se lean más esas columnas, que no se oigan más esas voces que parecen graznidos de cuervos en el paisaje hermoso de la verdad y de la bondad. Que los medios maravillosos de la radio, de la prensa y de la televisión, sean verdaderas escuelas para que se forme nuestra juventud. Y por eso insisto, queridos hermanos, mientras no tengamos garantías de unos medios al servicio libre y valiente de la verdad y del bien, toca a ustedes, a nosotros los lectores, los que oímos radio, los que vemos televisión: ser críticos. Me alegro mucho de una expresión que oí a una profesora esta semana: -"Yo antes creía todo lo que decían los diarios; pero cuando Ud. ha comenzado a decir que hay que saber leer, sé discernir, ¡gracias a Dios! Eso quiero hermanos, que sepan discernir y sepan alabar cuando los medios están al servicio de la bondad, y creer lo que es bueno; y sepan repudiar con repugnancia, con asco, cuando se sirven en platos tan bellos, manjares tan sucios y tan venenosos. Digo que la palabra de Dios ilumina maravillosamente estos dos hechos, aunque en la semana, que podríamos llamar también una semana gris, ha habido otros acontecimientos nacionales y de los cuales me voy a ocupar al final; sin embargo, estos dos me parece que son centrales, y son como focos de luz para iluminar toda la semana gris y todo el paisaje gris que pueda presentar nuestra historia concreta y sepamos distinguir lo que es el pueblo de Dios: La Iglesia. Los que formamos por el bautismo un compromiso de nuestra fe por esa luz que es Cristo y con esa columna de la verdad que se yergue en el mundo que se llama el Magisterio del Papa; y desde esa solidaridad con Cristo y con su representante en la tierra, nos hagamos cada día más, pueblo luminoso. Y aunque compartimos la historia triste del pueblo profano que está intrigado en tantas cosas que no son tan limpias como el Reino de Dios, sepamos ser lo que Cristo tanto soñó: Sal de la tierra, luz del mundo. Mi homilía de hoy, pues, por eso quiere titularse así: El Divino Salvador y el Papa, señal de Dios con Nosotros. Y sepamos explotar esas señales,- y sepamos hacernos luminosos con la luz del Divino Transfigurado, luminosos con la bondad y la verdad de la cabeza visible de la Iglesia. Mi pensamiento de desarrollo en estas tres ideas: 1ª.- Deseo de Dios y capacidad de los hombres para encontrarse mutuamente; 2ª.- Signos de la presencia de Dios entre nosotros; 3ª.- El Papa, la gran señal de la Iglesia, el gran sacramento de la Iglesia. DESEO DE DIOS Y CAPACIDAD DE LOS HOMBRES PARA ENCONTRARSE MUTUAMENTEEn la primera lectura se describe en forma bellísima este primer pensamiento, el deseo que Dios tiene de estar con los hombres; de sentirse presente en la humanidad; de que los hombres lo sintamos y la capacidad que el hombre tiene para captar esa visita, esa presencia esa inhabitación de Dios en el mundo. Y es un escenario que nos remonta otra vez al 6 de agosto. Elías, uno de los personajes que aparecen con Cristo, huyendo de una persecución por haber defendido los derechos de Dios, ha atravesado el desierto, difícil caminar de 40 días, y ha llegado al Monte Oreb. El monte Oreb es el mismo Monte Sinaí donde el otro personaje de la transfiguración Moisés, siglos antes de Elías, había platicado con Dios y había recibido de Dios los mandamientos. Quien ha visto la preciosa película del Exodo, recordará aquella escena sublime de Moisés recibiendo de Dios la legislación que ha de regir en su pueblo. Y así tenemos que ese Monte Oreb o Sinaí, Dios ha querido hacerlo un signo de su venida al mundo, de su presencia entre nosotros y los dos personajes conspicuos de esa presencia de Dios en el Sinaí: Moisés y Elías, son los dos protagonistas del Viejo Testamento que aparecen, con el Divino Transfigurado, el 6 de agosto de nuestras fiestas patrias. Lo que pasó con Moisés, está pasando este domingo con Elías. Dios le dijo a Moisés que se preparara porque iba a ver el paso de Dios y Moisés se cubre el rostro, porque nadie puede ver a Dios sin morir -dice la Biblia- para significar su trascendencia, su majestad infinita. Y sólo cuando ha pasado de frente a Dios, Moisés puede ver la espalda de Dios. Casi eso es lo que miramos siempre, hermanos, no podemos mirar a Dios así como nadie puede mirar al sol frente a frente. Por que si lo miráramos, sufriríamos los efectos del sol, a Dios tampoco lo podemos mirar de frente. Somos demasiado pequeños, nuestras pupilas demasiado limitadas; pero si ver su espalda, su paso, su rastro y es lo que Elías también en la teofanía de esta mañana, se nos presenta Dios diciéndole: - Sal y aguarda al Señor que va a pasar. Pasó antes un viento huracanado que agrietaba montes y peñascos; se sintió el estremecimiento de un terremoto; después las llamaradas de un incendio y en todas estas tres manifestaciones -dice la Biblia- no estaba allí el Señor. Pero después se escuchó un susurro, un vientecillo, algo insignificante y allí estaba el Señor. Parece como que de allí toma el Concilio Vaticano II cuando nos dice las dos clases de revelación que Dios ha hecho a los hombres. Dios se ha revelado en una forma natural: la creación y la conservación de la creación. El Concilio llama un testimonio perenne de si mismo, de Dios. Quien mira la creación, quien ve la conservación tan equilibrada y tan maravillosa de la naturaleza; y aun aquél que siente el estremecimiento de los terremotos; y siente las llamaradas de los incendios; las fuerzas de los huracanes; la belleza de la creación y la sublimidad de los fenómenos que el hombre sólo puede admirar, pero no puede frenar. La tempestad misma que Pedro sintió en el Lago de Genezareth. Qué chiquito se siente el hombre ante éstas manifestaciones de la omnipotencia del Creador en su creación. Son testimonio de sí mismo. Testimonio perenne, donde quiera que abramos los ojos o los oídos o captemos el susurro de la creación, Dios nos está hablando. Esta es la revelación natural, por eso San Pablo decía que ningún hombre es excusable ni se le puede perdonar el negar a Dios. Se necesita ser muy estúpido o muy soberbio para decir que Dios no existe. A Dios se le ve aunque sea en las espaldas de su creación. Va pasando el Señor... Hermosas poesías han surgido de los poetas que ven en las criaturas, como las huellas del Creador que va pasando; y así como se descubre que ha pasado un hombre cuando se mira su planta dibujada en un arenal, se siente que Dios ha pasado cuando su planta de creación y de conservación va pasando continuamente por nuestro mundo, tan cerquita de nosotros. Pero, cuando Dios distingue la brisa suave y una manifestación más exquisita suya, el Concilio la llama una revelación sobrenatural. Quiso revelarse y manifestar el misterio de su voluntad. Por Cristo y con él su espíritu, pueden los hombres Regar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina. Habla con los hombres como los amigos hablan entre sí. Quien tiene un amigo, comprende esta bella separación. Donde no hay secretos, donde hay confianza, donde hay desahogos, donde los secretos se comunican sin temor de ser denunciados; así habla Dios, sus secretos, sus destinos, sobre la creación, sobre el hombre, sobre su Iglesia. ¿Qué quiere Dios de la humanidad? El, el dueño de la historia. Qué hermoso es sentirse como Adán en el paraíso, donde la Biblia dice que Dios bajaba a platicar con él. Son los momentos sabrosos que Cristo hijo del hombre sentía. En ese momento que nos ha revelado el evangelio de hoy, subió solo a la montaña para orar. A Cristo lo encontramos muchas veces en este diálogo con su Padre. Y es que nos quería enseñar que hay que vivir en continua comunicación con El. Y que hay que vivir de su vida. Que no hay que vivir del pecado, de la mentira, que hay que negarse en la belleza, en la sublimidad de Dios para darle gracias por los favores recibidos; para pedirle perdón por nuestras infidelidades; para pedirle, cuando nuestras limitaciones topan ante la impotencia de lo grande que se nos pide. Es necesario saber comprender que tenemos esa capacidad y que Dios tiene el deseo de llenar esa capacidad. Esto es lo bello de la oración y de la vida cristiana, que el hombre logra comprender que un interlocutor divino lo ha creado y lo ha elevado con capacidad para poder hablar de tú a tú. Qué daríamos nosotros por tener esa potencia y crear un amigo a nuestro gusto y, con un soplo de nuestra vida, darle la capacidad de comprendemos mutuamente y de platicar tan íntimamente' Que sienta que él, verdaderamente, es otro yo. Eso lo ha hecho Dios. El hombre es el otro yo de Dios. Nos ha elevado para poder platicar y compartir con nosotros sus alegrías, sus generosidades, sus grandezas. Qué interlocutor más divino. Cómo es posible que los hombres podamos vivir sin orar. Cómo es posible que el hombre pueda pasarse toda su vida sin pensar en Dios. Tener vacía esa capacidad de lo divino y no llenarla nunca. Si sólo esto lograra, hermanos, en mi homilía de hoy: Despertar un interés por descubrir eso que tal vez nunca se ha descubierto. Como aquel Marcelino Pan y Vino que sube al piso donde se encuentra con Cristo para platicar con El. ¡Qué dicha poder encontrarlo! Nosotros tal vez no hemos subido a ese segundo piso y por eso vivimos a ras de tierra, sólo platicando miserias de hombres, intrigas de hombres, mentiras de hombres y no nos subimos a ese piso o como Cristo a la montaña para hablar a solas con nuestro Dios. Y ese segundo piso llevamos aquí dentro -dice el Concilio- Dios ha creado para el hombre la conciencia, como un santuario íntimo donde El baja para platicar a solas con el hombre y donde el hombre decide su propio destino. No seamos esclavos de nadie. A nadie llaméis maestros en la tierra, decía Cristo. ¡Miren que rebeldía más grande! Pero es la rebeldía santa del que ha encontrado al único que hay que llamar Señor. Cuando se ha encontrado a ese Señor y Maestro que ilumina la verdad en la intimidad de la propia conciencia, se es libre de verdad. Se pueden decir las cosas con la dad de que Dios respalda lo que se está diciendo. Ojalá, hermanos, que nuestro pueblo, devoto del Divino Salvador del Mundo, sepa comprender esta grandeza; este designio por el cual Dios nos ha creado con capacidad para entenderlo; para platicar con El y, sobre todo, comprender el deseo que Dios tiene de platicar con nosotros y de compartir su vida con nosotros. SIGNOS DE LA PRESENCIA DE DIOS ENTRE NOSOTROS¿Cómo sabemos que Dios vive en el mundo? Es mi segundo pensamiento. Las señales de la presencia de Dios. Además de esas señales naturales que decíamos, como rastros del Dios que pasa, revelación natural, tenemos señales maravillosas de la revelación sobrenatural. Y aquí invoco la segunda lectura: San. Pablo comienza a enfrentar en este capítulo noveno de la Carta a los Romanos, un problema que le duele tanto, que hasta dice que quisiera Regar a ser maldición para que su gente lo comprenda. Cuando Pablo ha llegado a platicar con Dios y a comprender que su pueblo Israel es una señal del Dios que quiere venir a salvamos; y cuando mira a sus compaisanos israelitas que han rechazado -el momento en que Dios vino: Cristo. Entonces le duele que sus paisanos sigan poniendo su confianza en la ley de Moisés, en las obras de la ley y que quieran creer más en las instituciones de los hombres que en el amor que justifica, de un Dios que nos manda a su propio Hijo. El que ha tenido la dicha de conocer a Cristo, que es como la cumbre de las revelaciones del Viejo Testamento, sabe que todas las escaladas del Viejo Testamento, no eran más que andamios, ni eran más que puntales; pero que una vez que Cristo ha venido y con su muerte y su resurrección ha llenado la plenitud de las promesas de Dios y ha salvado al mundo, ya no se necesita ni circuncisión, ni templo de Jerusalén, ni sacerdocio de Aarón, ni todas las leyes de Moisés; y este fue su gran conflicto, el gran conflicto que le toca tan íntimamente, que hasta llega a decir: Aunque me condene Dios, yo recibo esa condenación con tal que mis paisanos comprendan esta gracia del pueblo escogido, que no la han sabido comprender. Israel es la señal de Dios con nosotros. Israel con sus privilegios que hoy nos ha mencionado la segunda lectura, cuando Pablo ya había dejado la ley mosaica y se había hecho cristiano, puede decir con alegría: Como cristiano que soy, voy a ser sincero; mi conciencia iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento, ¡pobre Pablo! cuando se hizo cristiano, lo trataron como tratan los judíos a quien se hace cristiano; traidor, anatema -quiere decir maldición-, objeto de maldición esto era Pablo, objeto de maldición porque se había hecho cristiano. Pero él dice: -Créanme, mi conciencia iluminada por la verdad del espíritu, por ese Cristo que los está amando y que quiere darse a conocer, siento una gran pena y un dolor inmenso, incesante; pues, por el bien de mis hermanos, los de mi raza y sangre, quisiera incluso, ser un anatema, una maldición, lejos de Cristo. Y aquí comienza la enumeración: por qué Israel es señal de Dios entre los hombres y porqué fueron adoptados como hijos. A ningún pueblo le dijo Dios tú eres mi hijo, como a los descendientes de Israel. Segundo, tienen. la presencia de Dios. En ningún pueblo que marchaba por la historia, se hizo tan presente la gloria de Dios, como cuando Israel, caminando por el desierto, sentía que Dios bajaba en la luminosidad de una nube que iluminaba la noche y que en el día los defendía del sol. Y que cuando se consagró el templo de Jerusalén, una gran humareda y claridad lo llenó. La claridad de Dios, la presencia de Dios se hacía sensible en ese pueblo. Tercero, la alianza. Estamos en el Monte Sinaí, precisamente esta semana, con Elías, con Moisés, con el Divino Transfigurado y sabemos que en una montaña Dios ha hablado al pueblo: -Seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. Esta es mi ley. Y cuando Cristo inaugura la Eucaristía que estamos celebrando esta mañana, traslada toda esa riqueza de la Alianza a nuestro altar. Esta es mi sangre que se derrama como alianza con vosotros. Alianza del nuevo y eterno testamento. Ya no habrá otra alianza, pero la del Sinaí prefiguraba la del altar, y la del altar que estamos celebrando hoy. Hoy queridos hermanos, la Catedral y las comunidades que están en sintonía, somos el pueblo de Israel en alianza con Dios, celebrando nuestra alianza. Cuarto, la ley. Es otro privilegio. Ningún pueblo -dice la Biblia- ha recibido una ley tan sabida porque viene de la misma sabiduría de Dios, como el pueblo de Israel. Israel conocía por la ley qué quería Dios y qué no quería Dios. San Pablo elogia la ley, pero dice: -Ya no basta la ley, porque Cristo ha venido a completar la ley y a darnos la fuerza para cumplir la ley. Pero la ley siempre es un don, porque aunque en el Viejo Testamento se nos escribieron los diez mandamientos de la Ley de Dios, siguen vigentes ahora también. Al que cree en Cristo, plenitud de la ley, también le obliga el Decálogo del Viejo Testamento. La ley es un privilegio, es el que conoce de verdad qué quiere Dios y qué no quiere Dios. El culto, también, otro privilegio de Israel. El culto era toda aquella organización y legislación con que Dios inspiró a Moisés, escoger una familia para hacer sacerdotes y los ritos que desempeñaban en el Templo de Jerusalén. Eran maravillas aquellas liturgias donde Dios, se hacía presente para recibir de los hombres, representados por sus sacerdotes, el homenaje humilde, agradecido, arrepentido y desde donde bendecía a ese pueblo que seguía sintiendo pueblo de Dios, y que en su Templo sentía como el alma de su nacionalidad. Las promesas. Las promesas -dice San Pablo- son otros privilegios del Viejo Testamento. Son una señal de que Dios está presente con los hombres. Cuando un pueblo ha sido escogido para dictarle promesas tan certeras, tan eficaces, que podemos decir esto: Ningún hombre ha podido escribir su biografía antes de nacer, pero sí hay un hombre, es Cristo. Los profetas anunciaron desde siglos antes, la fisonomía, la figura, el espíritu, lo que Cristo venía a hacer. Eran las promesas de Dios. Y por eso San Pablo, cuando habla de Cristo, lo llamó el Amén, el cumplimiento de las promesas de Dios. Por eso a San Pablo le duele que no hayan querido aceptar el cumplimiento por quedarse con las promesas. Siente la tristeza de un pueblo, más pagado de su culto, institución humana, que por el amor de Dios que inspira ese culto. Y todavía sigue la lista. Los patriarcas. Aun el Nuevo Testamento se alegra cuando pronuncia: El Dios de Abraham, el Dios de Jacob, el Dios de Isaac. Aquellos hombres que nuestra tradición teológico llama los collados eternos, hombres que como cumbres de la humanidad, tocaron a Dios, se llamaron amigos de Dios, y ellos recibieron las primeras promesas y son como los padres de nuestra fe. Así llamamos todavía los cristianos a Abraham, el padre de nuestra fe. Y por último, Cristo, el Mesías. Que está por encima de todo. Dios bendito por los siglos. San Pablo que ha ido como poniendo esta montaña de privilegios, y en la cumbre ponía los Patriarcas de los cuales brota Cristo. Como que ya el pueblo, la humanidad, ha tocado lo divino y una flor de esta humanidad privilegiada: María, la Virgen, recoge en sus entrañas al Verbo de Dios y lo hace hombre que aparece en el mundo, Hijo de nuestros patriarcas, Hijo de las promesas de Dios. A este Cristo es al que hay que recibir, dice Pablo. Este Cristo es el que encarna la presencia de Dios en la historia de Israel. Dios estaba presente en toda la historia de Israel, porque venía como una historia embarazada con el gran Hijo del Hombre. Traía como preñada la divinidad de Dios en promesas, hasta que da a luz en la noche santa de Belén. La Virgen no es sólo una mujer, es toda una raza. Es todo un pueblo privilegiado que en las promesas de Dios ha encontrado una encarnación, allí, en María. Pero además de Israel, además de las promesas hechas a Israel y Cristo que es la flor de esas promesas, hermanos, en estos días, en que la Iglesia se hace noticia tan de primera página, yo les quiero decir también con alegría inmensa, la Iglesia es hoy a partir de Cristo, cumplimiento de las promesas, la Iglesia sigue prolongando la presencia de Dios entre los hombres. El Israel de Dios, llama a Pablo a este pueblo cristiano que está reunido hoy en Catedral. El Israel de Dios. Israel no vale tanto por ser hijo de Abraham, vale por ser hijo de las promesas de Dios. Vale por haber sido el encargado de traer a Cristo. Y el nuevo Israel, la Iglesia, es hoy también la encargada de hacer presente a Nuestro Señor y Salvador: Jesucristo. EL PAPA, LA GRAN SEÑAL DE LA IGLESIA, EL GRAN SACRAMENTO DE LA IGLESIAY aquí llegamos ya al tercer pensamiento de mi homilía, y es que el evangelio de San Mateo, escrito ya en las comunidades cristianas, en el nuevo Israel, es el fruto de reflexiones profundas como las que estamos haciendo ahora. Lean a San Mateo y continuamente encontrarán: -esto sucedió para que se cumpliera lo que habían anunciado los profetas. De modo que Mateo es como el traslado del viejo Israel al pueblo Cristiano. Y precisamente, en el pasaje de hoy, encontramos una descripción de la Iglesia, porque -y esto es bueno que lo tengan en cuenta, sobre todo aquellas comunidades que reflexionan mucho el evangelio, si quieren se los mando por escrito-, si todo el evangelio de San Mateo es como un poema cantado al reino de Dios, al reino de Dios que viene, reino de los cielos lo Rama Mateo que viene a este mundo y se hace presente entre los hombre, en un Mesías niño, en una promulgaci6n de lo que va a hacer su espíritu, las bienaventuranzas. Y los domingos recién pasados, en las parábolas nos estaba describiendo Cristo el reino de los cielos con su humildad, como la tenía demostrada; pero con su puerta expansivo que nadie la puede detener a pesar de los obstáculos de la cizaña y de los malos peces. Toda esa reflexión nos lleva a pensar ahora en los capítulos del 13 al 18 de San Mateo. Nos hablan de la comunidad humana, donde ese Reino de Dios comienza ya a ser realidad. Y en esa comunidad humana, concreta, hay un hombre principal que se distingue como cabeza. Y hay allí en esos tres capítulos, tres pasajes de San Pedro, uno de ellos es el de hoy, donde Pedro aparece en aquella nave como el principal. Pero la nave en sí, donde van unos apóstoles y que Cristo va cerca de ella, aunque no lo sientan, aunque lo confundan con un fantasma. Esa navecita, según San Mateo, representa la Iglesia, la comunidad de hombres que ha de creer en Cristo y que tiene unas autoridades dejadas por Cristo: Los apóstoles, entre los cuales se destaca el principal, el príncipe de los apóstoles que es en su sucesor, el Papa actual. Pero es hermoso pensar, en esta mañana, como hemos pensado tantas veces, en nuestra Iglesia perseguida. Que por más que se niegue esto sigue siendo una verdad. Se persigue a la comunidad cristiana que trata de ser fiel y de identificarse con ese Cristo. Es la borrasca, la tempestad que quiere aparecer a Cristo como un fantasma. Que hace sentir a Cristo como con miedo y muchos se apartan. Pero es allí cuando Cristo nos pide pruebas de fe valientes y donde Pedro aparece como el principal probado en la fe; y que necesita una fe especial y que entra en unas relaciones muy suyas que no tienen los otros apóstoles con el Cristo que le tiende la mano para identificar la unidad entre Cristo y Pedro y la Iglesia que va con Pedro. En la Constitución del Concilio sobre la Iglesia se describe una cosa que a mí me viene muy importante ahora, hermanos, y es que volviendo otra vez al problema de San Pablo, porque si Israel era la señal de la presencia de Dios en el Antiguo Testamento y si la Iglesia cristiana es la señal de la presencia de Dios entre nuestros contemporáneos, ¿por qué no es santa la Iglesia? Pero a pesar de todo, ¿por qué es necesaria la Iglesia? Yo les quiero proponer estos tres principios. Ténganlos muy presentes en estas horas en que la Iglesia esta en conflicto. Primer principio: Dios está en Cristo y Cristo está en la Iglesia,- pero Cristo desborda la Iglesia, es decir la Iglesia no puede pretender tener del todo a Cristo. Al modo de decir, sólo los que estén en la Iglesia son cristianos. Hay muchos cristianos de alma que no conocen la Iglesia, pero que tal vez son más buenos que los que pertenecen a la Iglesia. Cristo desborda, como cuando se mete un vaso en pozo abundante de agua, el vaso está lleno de agua, pero no contiene todo el pozo. Hay mucha agua fuera del vaso. Así dice el Concilio, que hay muchos elementos de verdad y de gracia que pertenecen a Cristo y que no están en la Iglesia. Esta es una de las grandes revelaciones, diríamos redescubrimientos de una gran verdad, para quienes se sienten orgullosos vanamente, de la institución Iglesia, sepan que podemos decir: Allí, no son todos los que están, ni están todos los que son. No están todos los que son, hay muchos cristianos que no están en nuestra Iglesia. Bendito sea Dios que hay mucha gente buena, buenísima fuera de los confines de la institución Iglesia: protestantes, judíos, mahometanos, etc. Un acontecimiento como el que he vivido esta semana, hace sentir algo de esto. La muerte del Papa, ha estremecido no solamente a la comunidad institucionalizada que se llama Iglesia. Ha trascendido, ha desbordado también la Iglesia, porque sienten en el Papa una presencia que ellos, a su modo, presienten. El segundo principio es este: Pero la Iglesia es signo de la presencia de Dios y por eso es necesaria. Aunque la Iglesia no contenga del todo Cristo, es señal de que Cristo está en el mundo. Volvamos a la comparación. El vaso de agua que se saca de la fuente, no contiene toda la fuente, pero es señal que aquella agua es de esa fuente, de que existe una fuente de la cual se pudo sacar ese vaso de agua. Oigan lo que dice el Concilio: "A esta sociedad de la Iglesia están incorporados plenamente, quienes poseen el espíritu de Cristo aceptan la totalidad de su organización y todos los medios de salvación establecidos en Ella, y en su cuerpo vivible están unidos con Cristo, el cual la rige mediante el Sumo Pontífice y los obispos por los vínculos de la profesión de fe , de los sacramentos, del gobierno y comunión eclesiástica. No se salva sin embargo, aunque esté incorporado a la Iglesia, quien no perseverando en la caridad, permanece en el seno de la Iglesia en cuerpo, más no en corazón". Se puede pertenecer a la Iglesia en cuerpo, se puede estar en la Misa de la Catedral corporalmente, pero no estar en corazón. Se puede estar en la Iglesia de cuerpo; pero no ser de la Iglesia, porque no se está de corazón. No basta decir: Soy una familia bautizada. Si no vives conforme con el cristianismo no perteneces de corazón a este cuerpo místico de la Iglesia. No olviden todos los hijos de la Iglesia que su excelente condición no deben atribuirla a los méritos propios, sino a una gracia singular de Cristo, a la que si no responden con pensamiento, palabra y obra, lejos de salvarse serán juzgados con mayor severidad. Quiere decir que nosotros los católicos, tenemos la dicha de haber conocido los medios de salvación que Cristo ha atraído. En este vaso que se llama la Institución Iglesia, está el Papa, la jerarquía, los sacramentos que son instrumentos de Dios para darnos la salvación. Pero no basta tenerlos a nuestra disposición. Y aun los mismos instrumentos podemos también ser condenados porque podemos ser instrumentos de la gracia de Dios y sin embargo no aprovechar para nosotros esa gracia de Dios. Por eso, ahora en que hablamos del Papa y de la Iglesia como institución, tengamos muy en cuenta esto. Que ni los sacerdotes, ni los obispos, ni el Papa, ni los sacramentos, ni las organizaciones eclesiásticas, contienen del todo a Cristo. Pero que son necesarias para hacerse presente y como un signo sensible, la presencia de Dios entre nosotros. Por eso el tercer principia es este: No todos los miembros de la Iglesia, poseen e irradian a Dios. San Pablo precisamente se está lamentando de que un pueblo tan privilegiado no haya querido aceptar a Cristo. Y dice: -Pero por gracia de Dios siempre queda un resto. La Virgen, San José, los apóstoles, los primeros cristianos convertidos del judaísmo, son el resto que fue fiel a la promesa y aceptó a Cristo. En cambio el pueblo, siguió creyendo en su institución. Mucho cuidado católicos-, comenzando por nosotros, los ministros de Dios, no creamos que por ser obispos o sacerdotes y por ser institución eclesiástica, somos lo mejor del cristianismo. Somos signo, pero puede ser como la campana que es signo y llama, pero se queda fuera. He aquí cómo Cristo también nos llama la atención a todos los que formamos esta institución, lo visible del cristianismo, para que tratemos de ser verdaderamente signos de una presencia de Dios, en el mundo. Y por eso el Papa, lo llamo yo, para terminar, hermanos, la gran señal de la Iglesia. "Ubi Petrus ibi eclesia", dice la teología. La Iglesia está donde está Pedro y esta es una de las cosas más bellas de esta semana. Hemos sentido dónde está el centro del catolicismo. Lo que no pueden mostrar otras confesiones cristianas. Lo que no pueden mostrar otras religiones. Por eso les digo, es necesario que exista la institución. El Papa en su humildad, se creía el hombre inútil. Y sin embargo, él mismo, frente a los protestantes en Ginebra, dice: -Mi nombre es Pedro. Yo soy Pedro. Cristo ha querido de mi humilde persona, el signo de su presencia, el centro de su Iglesia. Cuando el Concilio Vaticano II tomando también del Vaticano I, enseña qué es el Papa, nos dice esto: "Para que el episcopado fuese uno e indiviso, puso al frente de los demás apóstoles al bienaventurado Pedro que instituyó en la persona del él mismo el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de fe y de comunión". Esta doctrina sobre la institución, perpetuidad, poder y razón de ser del sacro primado del Romano Pontífice y de magisterio infalible, el Santo Concilio la propone nuevamente como objeto de fe inconmovible a todos los fieles. Es dogma de fe definido en el Concilio Vaticano I, 1870 que el Papa tiene un primado que es infalible, que es la autoridad suprema del pueblo de Dios universal. Por eso, hermanos, cuando ha muerto Pablo VI, nos está diciendo, a la luz de las palabras de Dios hoy, que Dios anhela estar con los hombres y que los hombres tenemos capacidad para estar con Dios, hasta el punto de poder hacer una organización humana que se llama Iglesia, donde Dios vive con los hombres, y la señal de verdad de esa presencia de Dios en su Iglesia, es el Papa. Es hermoso pensar, si hubiera tiempo para describir aquí, la figura, la fisonomía, que rico es el pontificado romano, cuando siendo un solo encargo de mantener el fundamento y unidad de su Iglesia, va tomando fisonomía, características tan propias, según la personalidad del hombre escogido para esa institución. Muchos de ustedes como yo, podemos mencionar Papas desde Pío XI, Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI, qué figuras más distintas en lo humano. Y cuando Juan XXIII subía, vestido ya como Papa, al balcón de San Pedro para anunciarse al mundo como Pastor del universo dijo: Muchos están esperando cómo será el nuevo Papa; será un estadista, será un diplomático, será un organizador. Todos esos andan equivocados, dijo el Papa, todas esas cosas pueden servir de adornos. Pero lo que deben de buscar en el Papa, es el Pastor. Y trataré de ser el Pastor, representante del Buen Pastor. De Pablo VI, yo les decía a los queridos sacerdotes en la reunión, ese carisma de poder hablar de Cristo y de la Iglesia, que defendió la identidad de la Iglesia a pesar de la audacia con que llevó la Iglesia hasta las fronteras de donde no puede pasar. Ese "aggiornamento", ese estar al día en la teología y en los problemas de la humanidad, esa primacía de lo espiritual, ese diálogo abierto con el mundo. etc. La fisonomía cambia con cada hombre que sube al romano pontificado, pero la institución es la misma. Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Por eso hermanos, terminamos diciéndole al Señor: Muchas gracias por haber creado el Pontífice Romano y por conservarlo a través de veinte siglos. Y cuando parece que todo se ha acabado, cuando Pablo VI muere y no hay ningún presagio de quién será su sucesor, precisamente entonces, cuando parece que la Iglesia está más acéfala y más confusa, cuando llora orfandad, está más llena de esperanza. Vendrá el Pontífice que convenga a nuestro tiempo. Los periódicos pueden cavilar ¿Cuál será, quién será? Pero tal vez será el que menos se menciona. El humilde Cardenal Sarto no se imaginaba que él iba a ser el gran sucesor de León XIII, humilde hijo de campesinos y fue Juan XIII. Y así nos da sorpresas la historia de la Iglesia, porque es la historia de la salvación, es el pensamiento de Dios encarnado en lo humano. Pidamos mucho al Señor, hermanos, para que este pontificado que se avecina, sea verdaderamente digno de la fe que tenemos en esta Iglesia. ACONTECIMIENTOS DE LA IGLESIAY ahora comprendemos en esta perspectiva de la Iglesia, por qué nuestra Iglesia vive aquí en la Arquidiócesis y el cuál debe ser la sabia que la alimenta; es la presencia de Dios, la confianza, la esperanza en Dios. Y allí tendríamos muchos acontecimientos eclesiales que mencionar en estos días. Por ejemplo, los días de los fundadores de grandes congregaciones religiosas que trabajan entre nosotros: 31 de julio, San Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas; 1 de agosto, San Alfonso María de Logorio, fundador de los Redentoristas; 8 de agosto, fiesta de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos; 15 de agosto, fiesta patronal de las religiosas de La Asunción. Una visita al noviciado de las Carmelitas de San José nos hace sentir la vida religiosa en nuestro ambiente. La solemne procesión que, en la capilla del Seminario, tuvo en estos días el Instituto Secular Paulino. Tengamos en cuenta, hermanos, que la vida religiosa desborda, ahora también, a la vida secular, que ustedes seglares pueden consagrarse también, a una vida consagrada al Señor. Y ahora también, en el mundo así de los laicos y de los pobres, qué emoción he sentido cuando estaba ayer en la comunidad de la Fosa celebrando la Misa con comunidades cristianas que se ven surgir por todas partes en nuestra capital. Y esta tarde estaremos también en San Ramón. Pero, por otro lado, también queremos ver que este sol de la Iglesia que trata de ser más brillante -y que le suplico a todos los católicos, trabajar para que hagamos verdaderamente un pueblo de Dios que sea presencia de Dios en el mundo- ilumine ese ambiente gris que nos rodea. ACONTECIMIENTOS DE LA SEMANAEn esta semana, todos saben las noticias misteriosas del caso del Señor Matsumoto. Declaraciones muy técnicas que nos llevan a pensar un poquito en aquel adagio filosófico "quod multum probat nihil probat". De todos modos, pedimos que se deduzcan responsabilidades. No sólo en el caso del Señor Matsumoto, sino en tantos casos que están quedándole en el misterio y también que no se vaya a ultrajar la fama y la vida de inocentes por cubrir misterios o con pretextos de seudo investigaciones. Expresamos con este motivo nuestra condolencia a la familia Matsumoto, especialmente a su viuda esposa, y las hemos invitado para ofrecer una misa mañana, a las cinco, en la Capilla del Hospital de la Divina Providencia. También lamentamos, en esta semana, el secuestro del Señor Tomás Armando Monedero y el asesinato de su viejo motorista José Bruno Díaz Velázquez. No podemos menos que repudiar siempre, estos medios y recursos a la violencia y pedir oraciones por el difunto y para que vuelva la paz a nuestro ambiente. Socorro Jurídico ha denunciado anomalías legales en capturas y procedimientos de profesores de ANDES y en capturas de campesinos. En Suchitoto, en cantones de SanVicente, en Cinquera, en Apopa, en Zacatecoluca, en Chalatenango. También por información de Socorro jurídico, hemos sabido que en el plazo de 15 días, son 22 las personas capturadas por violaciones a la famosa Ley de Orden Público; pero que mañana, gracias a Dios, una comisión respaldada por más de mil quinientas firmas, irá a la Asamblea Legislativa, a pedir la derogación de esa nefasta ley. Y piden también estar presente cuando se discuta la petición que se ha hecho. Se publica en Orientación hoy, una carta de los cristianos de Cinquera, les suplico que la tengan muy en cuenta. Denuncias de cosas muy crueles. A la Guardia Nacional y a ORDEN se les atribuye muchos crímenes. El último, el del pobre Irineo Valle que deja viuda y huérfanos; y en nombre de ellos, yo les pido a todos que sigan ayudando, que Cáritas de nuestra Arquidiócesis es la mano de caridad que pide a los que pueden dar para dar a los que no tienen. Tenemos que agradecer a la Asamblea, el gesto de simpatía con el Papa al declarar duelo por su muerte. Ojalá esto conlleve también, a un cuidado para que no se propalen tantas calumnias contra la Santa Sede y contra el Romano Pontífice. Queridos hermanos, como ven, un pueblo que peregrina, que lleva consigo esta gran misión: Hacer presente a Dios en el mundo. Recibamos con honor a esta gran reflexión y agradezcámosle al Señor; y vamos ahora, como quien alimenta su lámpara para que arda mejor. Nos acercamos al altar, que es nuestro Sinaí, donde Cristo en la montaña de la transfiguración ilumina a todo su pueblo para que siga caminando en medio de los ambientes grises de nuestra historia, iluminado con la claridad de Dios, las situaciones de nuestro país. |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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