Nos encontramos en el tercer domingo del Tiempo Ordinario. Se llama así, Tiempo Ordinario, ese período que está entre la Epifanía y la Cuaresma. Luego se interrumpe para celebrar el misterio de la redención que se prepara en Cuaresma y se celebra en Semana Santa prolongándose 50 días de Pascua hasta Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Entonces vuelve a re-emprenderse el tiempo ordinario después de Pentecostés. Total entre este período: Epifanía-Cuaresma, Pentecostés-Adviento, hay 33 ó 34 domingos y semanas que se llaman del tiempo Ordinario. La característica en cuanto al ornamento es que el sacerdote sale revestido de ornamentos verdes porque quiere significar la esperanza de un pueblo que peregrina y que a pesar de la rutina, de la habitualidad de un tiempo que para muchos puede ser coro desesperante, largo, duro como la peregrinación de la tierra, como la vida que a veces se sumerge sin sentido, pierde el horizonte, el cristiano debe de llevar siempre esa esperanza en su corazón. Esa es la característica de este Tiempo Ordinario.
EL EVANGELIO A TRAVÉS DE LOS CICLOS LITÚRGICOS Pero recién pasadas las fiestas de Navidad y de Epifanía, el Evangelio que corresponde a ese año trata de iniciar ya la predicación pública de Cristo. Se van a fijar que el Evangelio en la lectura dominical de la Iglesia se ha dividido en tres ciclos: Ciclo A, Ciclo B y Ciclo C. Tres años distintos en que se escoge como lectura para el Ciclo A, el Evangelio de San Mateo. Es, hoy, este año. Estamos leyendo y leeremos durante estas 34 semanas el Evangelio de San Mateo. El Ciclo B corresponde al Evangelio de San Marcos, y el Ciclo C corresponde al Evangelio de San Lucas. De aquí a 2 años estaremos en el tercer Ciclo. Y el Evangelio de San Juan, tan rico en el Misterio de Cristo se coloca todos los años en esas celebraciones que podíamos llamar tiempos fuertes del Año Litúrgico como son: ADVIENTO, NAVIDAD, CUARESMA Y PASCUA. Así tenemos que a lo largo de tres años, si hemos asistido fielmente a nuestra misa dominical tenemos un prospecto de los 4 Evangelios. Junto al pasaje evangélico de cada domingo se escoge un pasaje del Viejo Testamento para ver la concordancia que existe entre el Nuevo Evangelio, el Evangelio de Cristo -plenitud de los tiempos- y el Viejo Testamento que viene anunciando cómo en el Nuevo Testamento se da el cumplimiento del Viejo Testamento. LA EPÍSTOLA Las Epístolas -o sea las segundas lecturas- no tienen propiamente una conexión con las lecturas del Evangelio y la primera lectura, sino que se van leyendo para que a lo largo de los tres años tengamos también una idea de las Cartas de los Apóstoles. En esta temporada, por ejemplo, estamos leyendo la primera carta a los Corintios. Pero si queremos siempre encontraremos un nexo que presenta las tres lecturas como un mensaje bíblico cuya síntesis hemos de tratar de comprender para vivirla. LA HOMILÍA ¿Y por qué esta predicación del Evangelio, de la Biblia? Quiere ser una lectura, una reflexión vital. Es por eso, queridos hermanos, que se ordena la homilía. La homilía, una palabra que significa el actualizar, decir a la asamblea que se ha reunido que esta palabra, aunque pertenece a tiempos muy distantes de nosotros, es hoy para nosotros católicos que nos hemos reunido el domingo 22 de enero de 1978. Hoy, aquí y allá donde a través de la radio están reflexionando esta palabra, a través del humilde acento humano, imperfecto acento humano. No nos fijemos en el hombre que da este acento, fijémonos en la palabra que lleva ese acento que es palabra de Dios, mensaje de Dios para orientar, para darle vida, sentido cristiano a la sociedad de hoy, a los hombres de hoy. HECHOS DE LA SEMANA Por eso es mi afán de que antes de decir los pensamientos apropiados a la lectura bíblica poner un marco histórico, decir esta palabra de Isaías, de Pablo, de San Mateo, no la tenemos que leer desencarnada de nuestro tiempo, tiene que tener una luz para los acontecimientos de esta semana, tiene que orientar y decir algo. Como dice el Concilio: "El deber de un verdadero meditador de la palabra de Dios es iluminar los signos de los tiempos con la palabra de Dios; para darle a la historia y al momento que vive el sentido trascendente que lo une con Dios, y lo oriente hacia Dios". LO QUE LA IGLESIA PIENSA SOBRE LA EDUCACIÓN Quién puede descuidar, por ejemplo, en un sentido bien nacional de la palabra el acontecimiento pintoresco de esta semana: los niños con sus cuadernos y libros caminando para la escuela. Han comenzado las clases. Esto nos lleva a vivir esta semana también en una reflexión de ese acontecimiento patrio. ¿Qué piensa la Iglesia ante este espectáculo bello de una niñez, de una juventud, de unas escuelas que se abren, de unos maestros y maestras que están esperando después de sus vacaciones a los niños que vuelven? En primer lugar, hermanos, elogiar el esfuerzo del Gobierno por extender la educación a todas partes. Claro está, es una gran obra y ojalá hubiera escuela para todos. Pero por otra parte, la Iglesia junto con esta alabanza y este aplauso quiere exponer su pensamiento acerca de la educación, y lo dice con franqueza a través de los Documentos de Medellín. Cuando mencionamos los Documentos de Medellín muchas gentes se asustan, pero es porque no los saben leer. Medellín es el pensamiento de la Iglesia para el continente latinoamericano. Naturalmente que muchos han abusado de esos Documentos, así como otros también los consideran como un tabú, de miedo. No es otra cosa que la inspiración cristiana a los pueblos latinoamericanos. Un documento de Medellín se refiere a la Educación y de allí saco estos pensamientos para las escuelas que hoy abren: Que tenemos que criticar que la educación, por lo general en América Latina, no corresponde a la necesidad de unos pueblos que buscan su desarrollo. Es una educación que tiene un contenido abstracto, formalista, una didáctica más preocupada de transmitir conocimientos que de crear un espíritu crítico. La verdadera educación debería de crear en el niño y en el joven un espíritu crítico. Quiere decir que no se trague todo tan fácilmente, que sepa estar despierto. Que a la noticia del periódico no la crea sólo porque salió en el periódico; que analice, que critique. Que una ley que sale sepa analizarla, sepa ser crítico de su hora, de su ambiente. Actualmente es una educación orientada al mantenimiento de las estructuras sociales y económicas imperantes y propiamente no es una colaboración a la transformación que necesitan nuestros pueblos, es una educación uniforme. Mientras que en América Latina se está viviendo hoy la riqueza de un pluralismo humano, tantos valores humanos en los diversos países de América, que la verdadera educación tenía que descubrir lo propio, la creatividad de cada idiosincrasia y no tratar de dar un patr6n universal para todos los países. Está orientada por lo general la educación en nuestros países latinoamericanos al deseo de tener más, mientras que la juventud de hoy exige más bien ser más en el gozo de su autorrealización por el servicio y el amor. No fomentemos una educación que en la mente del alumno cree una esperanza de llegar a ser rico, de tener poder, de dominar. Esto no corresponde a nuestro momento. Formemos en el corazón del niño y del joven el ideal sublime de amar, de prepararse para servir, de darse a los demás. Lo demás sería una educación para el egoísmo, y queremos salir de los egoísmos que son las causas precisamente del gran malestar de nuestras sociedades. Tiene que proponer la Iglesia, entonces, una educación que haga de los hombres sujetos de su propio desarrollo, protagonistas de la historia. No masa pasiva, conformista, sino hombres que sepan lucir su inteligencia, su creatividad, su voluntad para el servicio común de la patria. Quien tiene que ver que el desarrollo del hombre y de los pueblos es la promoción de cada hombre y de todos los hombres "de condiciones menos humanas a condiciones más humanas". Hacerle ver en la educación, al sujeto de la educación, perspectiva de un desarrollo en el cual él tiene que estar comprometido. No esperar que se lo hagan todo, sino ser él un protagonista, poner su granito de arena en esta transformación de América. Una educación creadora ha de anticipar el nuevo tipo de sociedad que buscamos en América Latina. Nadie está contento con el tipo de sociedad que tenemos en nuestros pueblos. Si alguien finge estar contento o es por su propia ventaja o se está tratando de engañar; pero si somos sinceros todos aspiramos a una sociedad mejor, un mundo mejor. Entonces la educación tiene que anticipar en la escuela, en el colegio, la figura -aunque sea pequeñita- de una sociedad como la quisiéramos en América: unos maestros, unos padres de familia, unos niños que formen una comunidad modelo de amor, de colaboración, de corrección mutua, etc. También quiere la Iglesia para América Latina una educación personalizante, una conciencia en cada niño y en cada joven de su propia dignidad humana, de su sentido de libre autodeterminación y de un sentido comunitario. Nadie vive para sí solo, como caracol, sino que debe de vivir abierto para los demás: sentido comunitario. Una educación abierta al diálogo, en que estos conflictos de generaciones, de edades, de clases, en vez de ser barreras que nos dividen sean elementos que nos enriquecen mutuamente. Un gran aprecio en la educación por las peculiaridades de cada lugar, para integrarlas en la unidad pluralista del Continente y del mundo, es decir, el salvadoreño sepa que tiene valores salvadoreños que sólo El Salvador puede aportar al gran concierto de todos los países del mundo; y cultivar esos valores nuestros, autóctonos, no con un sentido de egoísmo como si no hubieran más hombres que los salvadoreños, sino para enriquecer con nuestro espíritu salvadoreño, con nuestras cosas tan bellas, el concierto pluralista de lo que son los diversos países. ¡Qué hermosa armonía resultaría cuando todos los países en vez de pensar sólo en sí piensen en el concierto de aquel Dios de las naciones: "Cantad al Señor todos los pueblos, porque Él es el que ha hecho maravillas"!. Y capacitar a todos, hermanos, en el cambio orgánico que necesita este continente. De allí que la Iglesia sinceramente está solidaria con los esfuerzos educativos de los países, pero quisiera pedirles que tengan en cuenta estas realidades de nuestro Continente para que ella también sienta que su aportación es válida. LA IGLESIA REIVINDICA LA LIBERTAD PARA CUMPLIR CON SU DEBER Y DERECHO DE EDUCAR De allí que la Iglesia –como lo acaba de decir el Papa a nuestro Embajador ante la Santa Sede- reivindica la libertad sin trabas para que la Iglesia pueda cumplir su deber y su derecho de educar a todos sus cristianos en el desarrollo de su fe bautismal. La Iglesia no está pidiendo aquí una limosna, ella tiene derecho a que toda la sociedad que se ha comprometido por el Bautismo con Cristo sepa ser al mismo tiempo que ciudadanos de un pueblo del continente latinoamericano, ciudadanos también del reino de Dios. Y que tienen que prepararse como salvadoreños cristianos no solamente a ser útiles a la patria de la tierra, sino a vivir las grandes esperanzas y traducirlas precisamente como cristianos en las grandes realidades salvadoreñas. Por eso la Iglesia predica, reúne grupos de reflexión, da catequesis y a pesar de las malas interpretaciones no puede callar. Es su deber enseñar el Evangelio integral, éste que está promoviendo la Iglesia en todos los países latinoamericanos. Por eso también, hermanos, la Iglesia aprovecha eso que se llama hoy la educación asistemática, es decir, aprovechar los medios de comunicación social para llegar con su mensaje educador a todas las comunidades, a los movimientos juveniles, a las comunidades de base. ¡Qué hermoso, por ejemplo, saber que en este momento yo soy el pobre maestro que estoy llevando el mensaje de la educación cristiana a todas esas comunidades! Donde sé que los parlantes sintonizados con esta radio, a veces puestos en los campanarios de las iglesias, están llevando este mensaje a la inmensa masa de cristianos de nuestra Arquidiócesis para decirles lo que Cristo quiere de cada uno de los cristianos. MENSAJE A LOS MAESTROS Y junto a este acontecimiento de la educación, que como ven se presta a profundas reflexiones, yo quisiera invitar a estas reflexiones a los queridos maestros con quienes, gracias a Dios, guardamos muchas amistades. Para que sepan traducir en sus aulas escolares -sin traicionar su propio deber de súbditos de un gobierno, a su propia conciencia cristiana- que no se trata propiamente de dar catecismo en las escuelas: se trata de que el maestro, aun desarrollando el programa del Ministerio de Educación, sepa ser un testimonio vivo. ¡Su vida es la que interesa! Un cristiano que ha logrado hacer de su vida y de su profesión una síntesis entre la fe y su cultura, una síntesis entre su fe y su vida. El maestro, la maestra que se presenta viviendo esta síntesis, es muy fiel a los programas del gobierno y al mismo tiempo es muy fiel a lo que le exige su Iglesia, su Cristo, su bautismo. HECHOS ECLESIALES De allí que la Iglesia trata de vivir también su propia realidad de Iglesia. Y en este ambiente de familia que nos congrega en la misa de 8 en todas partes, les digo con profunda satisfacción las noticias y avisos de esta Iglesia. ¡QUIEN TOCA AL ARZOBISPO TOCA EL ALMA DE LA IGLESIA! Yo quiero expresar hoy un agradecimiento profundo a mis queridos sacerdotes, a las queridas comunidades religiosas y laicos que han firmado ese documento de solidaridad que se publica en primera página hoy en "Orientación". Les agradezco, no por mi persona que ya merece todos los desprecios naturalmente, pero por lo que significa la persona del Obispo: signo de unidad, hasta poder decir que: ¡quien toca al Arzobispo, toca el alma de la Iglesia! No es un sentimiento de vanidad, sino de fe lo que me hace pensar así. Y no es por mi persona, sino por mi cargo que me duelen tantas injustas calumnias porque despedazan a la Iglesia. Y por eso agradezco ese llamamiento a la solidaridad que les recomiendo leer y reflexionar en "Orientación". CELEBRACIONES DE ÓRDENES RELIGIOSAS, ACTIVIDADES PASTORALES, ETC. Quiero alegrarme también con el Instituto de las Religiosas de Bethania, que durante esta semana han estado cumpliendo 50 años de su fundación. Que el Señor las haga ser comunidad de Iglesia útil a este momento de transformaciones tan difíciles; y que todos, religiosos, fieles, sacerdotes, tenemos que comprender las necesidades de estas renovaciones para ponernos al día en el servicio de una Iglesia que quiere estar también al día al servicio del mundo. En este sentido también quiero anticipar mis felicitaciones a las Religiosas Guadalupanas, a las Carmelitas Misioneras, que están celebrando en estos meses fechas jubilares de su fundación. Y de parte de las Carmelitas quiero ya anticipar una celebración que se efectuará aquí en San Salvador el día de la Virgen de Lourdes, 11 de febrero, en honor de la Virgen de los Enfermos. Vamos a hacer una concentración de enfermos allá junto al Colegio de la gruta de Lourdes, dirigido por las Hermanas Carmelitas que en esta forma quieren celebrar su aniversario de fundación. Desde ahora hago un llamamiento a todas las familias que tengan enfermos y puedan ser llevados a aquella explanada, para que allá celebremos una misa y los podamos ungir con el óleo de los enfermos para santificarles y darles un sentido más de consagración a sus enfermedades. En la vida religiosa también quiero recordar hoy aquí, ante ustedes, una preciosa reunión que se tuvo en Chalatenango del 18 al 20 de enero, en que 20 religiosas que ya trabajan en comunidades de aquel Departamento programaron sus actividades para el año. Y orientaron cada vez más, según la Pastoral de la Arquidiócesis, sus trabajos en las diversas comunidades de aquel Departamento que hoy es toda una esperanza. Las saludamos desde aquí a esas heroicas Hermanas que están trabajando en pueblos tan distantes, pero con tanto fruto. ¡Que el Señor las bendiga! Así también pido una bendición para la reunión de Religiosas que este día, con invitación a comunidades de todo el país, se está celebrando en el Colegio de la Asunción. Ha habido fiestas en las comunidades de San Antonio Abad. Muchos de ustedes habrán oído la abundancia de pólvora que se han gastado esos católicos celebrando a su patrón San Antonio Abad. También se celebró en Ciudad Delgado y en otras poblaciones al patrón San Sebastián, que entre nosotros tiene muchos devotos. SEMANA DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS Y sobre todo, hermanos, y lo dejaba por último, como para hacer el marco a mi homilía de hoy en esta semana, desde el miércoles se está celebrando la Semana de la Unidad de los Cristianos. Es una experiencia verdaderamente halagadora. Hemos estado el miércoles en la iglesia del Rosario, el jueves en el Liceo Salvadoreño, en la bonita capilla de los Hnos. Maristas; el viernes en la Primera Iglesia Bautista, donde fuimos acogidos por el Pastor con una hospitalidad muy exquisita y por esa congregación cristiana con un verdadero sentido de hospitalidad. Anoche aquí en Catedral; esta noche aquí en Catedral también. Mañana lunes en la iglesia Bautista Emmanuel, Barrio San Jacinto; pasado mañana martes, en la Basílica Sagrado Corazón; y el miércoles les invito de manera especial para la clausura de esta semana aquí en Catedral, a las 7 de la noche. Todas estas noches a las 7 hemos expresado ese anhelo que Cristo vivió en su Evangelio: "Padre, que todos los que creen en mí, sean una sola cosa para que el mundo crea que Tú me enviaste". Porque tanto protestantes de buena voluntad -y subrayo esta palabra porque también hemos encontrado protestantes de mala voluntad que no creen ni en la oración de Cristo que los une a todos los que creen en Él, pero están todos aquellos que son muy numerosos, hermanos cristianos no católicos, que los llamamos protestantes por designarlos con un nombre, con su buena voluntad- y los católicos que han acudido a esta invitación, nos hemos confundido en una sola familia que sigue el Evangelio de Cristo para orar, para que desaparezcan las diferencias que estorban la evangelización del mundo. Somos estorbo mientras estemos divididos, pero cuando estemos unidos y presentemos el EVANGELIO en una sola Congregación Cristiana, entonces el mundo se convertirá. No lo dudemos. Y a esto va precisamente mi reflexión de la palabra de Dios. Quisiera llamar a esta homilía: La Iglesia, Germen Segurísimo de Unidad para el género humano. Así la llama el Concilio: "La Iglesia es germen de unidad para todo el género humano". Y quiero ofrecerles estos tres pensamientos: 1º: Dios se hace presente en la historia de los hombres, en Cristo. 2º: Cristo, presencia de Dios en la historia, llama a todos los hombres a convertirse y a colaborar. 3º: La desunión de los cristianos, el estorbo del reino de Cristo. De allí un llamamiento a la unidad tanto dentro de la Iglesia como fuera de la Iglesia, a todos los cristianos no católicos. 1º. DIOS SE HACE PRESENTE EN LA HISTORIA DE LOS HOMBRES EN CRISTO Zabulón y Neftalí... brilló una luzEn la primera lectura está el primer pensamiento expresado con una elocuencia propia de Isaías: "el señor en otro tiempo humilló el país de Zabulón y de Neftalí, pero ahora le alegra con su presencia". Y cuando San Mateo en su Evangelio queriendo confrontar el Viejo Testamento con el Nuevo, anuncia que Cristo predicó precisamente en esos países de Zabulón y de Neftalí -que está en la Galilea- entonces se cumplió, dice el Evangelio, lo que anunció el profeta: "País de Zabulón, país de Neftalí, camino del mar, el pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, brilló una luz". ¡Qué hermosa manera de presentar la presencia de Cristo ya en la historia! DIOS ROMPE LOS YUGOS, LAS VARAS DEL OPRESOR ... Aquel rinconcito de Palestina, las regiones tribales de Zabulón y Neftalí fueron las tribus que primero invadió Teglás Balazar III, rey de Asiria, en su afán de conquistar toda la Palestina; de modo que el imperio de un pagano en la Tierra Santa cubrió de sombra los países de Neftalí y Zabulón. Por eso el profeta habla de una humillación. Pero ese profeta que ya preveía los tiempos de Mateo, anuncia la alegría cuando aparece otra vez la luz, la libertad sobre esos países esclavizados por la invasión extranjera. E Isaías describe ese momento en profecía cuando dice: "Acreciste la alegría, aumentaste el gozo, se gozan en tu presencia como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín". Y fíjense bien en lo que sigue: "porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como en el día de Medián". En Medián, Gedeón llevó una batalla vencida de una forma original. Muy fácil fue la victoria. Pues así dice Isaías: "llegará el reino de Dios a quebrar la vara del opresor". El yugo era el emblema de un pueblo subyugado, puesto bajo el yugo. "Dios quebrantará ese yugo, Dios dará la libertad, el pueblo oprimido cantará la alegría de un Dios que lo ha visitado para salvarlo". Hermanos, esto es lo que produce Dios cuando llega a un pueblo: romper los yugos, las varas del opresor. Esto es lo que debe clamar todo hombre, toda familia, todo pueblo cuando siente, como Zabulón y Neftalí, la humillación, la aflicción, la depresión: ¡Ha de tener esperanza! Y el profeta no se engaña. Cuando CRISTO aparece en esos países curando enfermos, resucitando muertos, predicando a los pobres, llevando esperanza a los pueblos, ha comenzado en la tierra como cuando se tira una piedra a un lago tranquilo y comienzan a hacerse ondas que llegan hasta los confines del lago. Cristo ha aparecido en Zabulón y Neftalí, con las mismas señales de una liberación: sacudiendo los yugos opresores, trayendo alegría a los corazones, sembrando esperanza. Y esto es lo que ahora está haciendo Dios en la historia. AFÁN DE LA IGLESIA: PREDICAR LA PRESENCIA DE DIOS EN LA HISTORIA Por eso el afán de la Iglesia es predicar esta presencia de Dios en la historia, la alegría de su presencia. Que nadie mate esa alegría, hermanos; que vivamos todos el amor con que Dios nos visita, nos ama de verdad. Y aunque permite a veces la humillación de Zabulón y Neftalí para purificar los pecados de los pueblos, Dios no nos ha abandonado, Dios está con nosotros. Mantengamos esta ilusión profunda de nuestra fe, oremos, pidamos. A mí me da tristeza ver mucha gente pesimista como que si ya todo estuviera perdido; como si estuviéramos en un callejón sin salida. ¡De ninguna manera! Tal vez estamos viviendo las tinieblas de Zabulón y Neftalí. Pero como Isaías, sin haber vivido la presencia de Cristo que vino 8 siglos después, nosotros esperamos no 8 siglos, porque Cristo ya está en la historia, esperamos otra cosa, esperamos lo que ahora quiero expresarles en mi segundo pensamiento. 2º. CRISTO LLAMA A TODOS LOS HOMBRES A CONVERTIRSE Y A COLABORAR Cristo ha venido y comienza a llamar. Miren el Evangelio, ¡qué precioso!: "Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: 'Convertíos porque está cerca el reino de los cielos'". Y el pasaje que se ha leído hoy nos cuenta las primeras vocaciones de cuatro apóstoles: Pedro y Andrés, hermanos; Juan y Santiago, hermanos. Junto al lago pescando, Cristo los llama: "¡Vengan, déjenlo todo, los necesito. Quiero hacer de ustedes más bien pescadores de hombres!" Y lo siguieron... Y en pos de esas cuatro primeras vocaciones, otras, y otras, y otras más. Ha sido el llamamiento de Cristo a todos los hombres. Dios ha dado la vida a cada persona para una vocación; no todos a la vocación ministerial, sagrada, la que yo tengo el honor de tener. Pero la vocación que ustedes tienen, laicos: vocación del matrimonio, vocación de la profesión, vocación de la situación económica, política, social; el cargo político también es un lugar desde donde se puede servir a Dios. ¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN? Y Cristo llama a todos, pero los llama a la conversión. Ya les expliqué un día qué significa esta palabra. Conversión es orientarse de frente hacia una parte. Los militares dan la orden: conversión a la izquierda, conversión a la derecha. Conversión, decimos nosotros, hacia CRISTO. Conviértanse, dice Cristo. Esta es la condición: convertirse. La conversión es necesaria para que se realice la liberación que los pueblos esperan. De allí que la Iglesia, predicando esta conversión, tiene que señalar el reino opuesto al reino de Dios: el reino del pecado. Predicación que no denuncia el pecado no es predicación de Evangelio; predicación que contenta al pecador para que se afiance en su situación de pecado está traicionando el llamamiento del Evangelio; predicación que no molesta al pecador sino que lo adormece en su pecado es dejar a Zabulón y Neftalí en su sombra de muerte. Predicación que despierta, predicación que ilumina como cuando se enciende una luz y alguien está dormido, naturalmente que lo molesta pero lo ha despertado. Esta es la predicación de Cristo: Despertad, convertíos. Esta es la predicación auténtica de la Iglesia. Naturalmente, hermanos, que una predicación así tiene que encontrar conflicto, tiene que perder prestigios mal entendidos, tiene que molestar, tiene que ser perseguida. No puede estar bien con los poderes de las tinieblas y del pecado. LA VOCACIÓN SAGRADA Convertirse, pues, es el llamamiento que Cristo hace y si entre esa conversión hay hombres o mujeres que sientan más de cerca el llamamiento de Cristo, surge entonces en el pueblo de DIOS la vocación sagrada: "¡Venid y os haré pescadores de hombres!" Es lo que están sintiendo en estos momentos los jóvenes que van a entrar al Seminario; es lo que sienten los que se están preparando para el sacerdocio. Y ojalá esta palabra despertara en muchos corazones juveniles, en muchos hogares, el sentido de la vocación sagrada. La señorita, la niña que quiere consagrar su amor como el de la Virgencita que celebrábamos ayer, Santa Inés, a quien quisieron casar con un pagano pero ella ya se habla desposado místicamente con Cristo; y por ser fiel a su místico desposorio con el Amor Eterno, murió Virgen y Mártir. Cuántas jóvenes, cuántos jóvenes, en este llamamiento de Cristo sienten el impulso del Espíritu de Dios que los llama. Me decía una religiosa en estos días: "¡Cómo se ven florecer vocaciones! Viera cuántas muchachas van buscando allá a ver si pueden ser religiosas". Lo mismo el Padre Segura en el Seminario ha sobrepasado sus esperanzas, y no le caben los muchachos que han despertado a la vocación. Y se están preparando allá en sus institutos, en su familia, para cuando llegue la hora de poder aceptarles. EL LLAMAMIENTO A LA CONVERSIÓN HA DESPERTADO A MUCHOS QUE ESTABAN DORMIDOS Hay una inquietud inmensa, hermanos; el llamamiento de la conversión ha despertado muchos corazones que estaban dormidos en Zabulón y Neftalí, en el pecado, pensando que la Iglesia estaba metiéndose en política, en otros campos que no son los suyos. Y han comprendido, al fin, que no está haciendo más que predicar el reino de Dios, el cual señala el pecado aunque el pecado se encuentre en la política y se encuentre también en las situaciones económicas y demás situaciones de la humanidad. La Iglesia no puede menos que ser la voz de Cristo, de decir: Convertíos porque el reino de Dios está cerca y el que lo quiera aprovechar, no lo logrará si no es convirtiéndose, arrepintiéndose de su pecado, acercándose a Dios. Este ha sido el clamor de la Iglesia en estos últimos tiempos: la conversión. Por eso, queridos hermanos: Convertíos. Yo el primero necesito conversión, todos necesitamos conversión porque el Apocalipsis dice: El que es santo, santifíquese más; el que es justo, justifíquese más y, naturalmente, el que está en pecado, póngase en gracia de Dios, renuncie a sus injusticias, a sus egoísmos, a sus atropellos. Póngase amigo de Dios; el pecado no lo quiere Dios. 3º. LA DESUNIÓN DE LOS CRISTIANOS. EL ESTORBO DEL REINO DE CRISTO. Y mi tercer pensamiento entonces surge: Si Cristo llama a todos a formar un solo equipo de salvación como nos dice el Concilio: "Todo aquello que desune este proyecto de Cristo es pecado", la desunión es pecado. LA IGLESIA, PUEBLO MESIÁNICO El Concilio dice una frase muy bonita; cuando habla de la Iglesia la llama "Pueblo Mesiánico". Todos ustedes, yo, somos el pueblo mesiánico. Dice así el Concilio: "Este pueblo Mesiánico -y estoy pensando en ustedes aunque no incluya a todos los hombres actualmente y con frecuencia aparezca una grey pequeña- es, sin embargo, para todo el género humano un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación. Cristo que lo instituyó para ser comunión de vida, de caridad y de verdad, se sirve también de él como de instrumento de la redención universal y lo envía a todo el universo como luz del mundo y sal de la tierra". LOS CRISTIANOS: COSAS QUE NOS UNEN Y COSAS QUE NOS DESUNEN. ¡Qué honor más inmenso, queridos cristianos, y digo expresamente cristianos porque al decir hoy esta palabra en la semana de la unidad, la palabra cristiano no solamente quiere decir los católicos, sino que quiere decir también las otras dos grandes ramas del Cristianismo que se desgajaron de la unidad. Una, la rama Ortodoxa. Allí por el Oriente, en el Siglo XI se apartaron de la comunión con Pedro, con la Santa Sede. Por pecados mismos de los hombres vinieron las desuniones, dice el Concilio. Y la otra rama que llamamos la Protestante, la de la Reforma que fue en el siglo XVI, comenzando por Lutero. De allí se disgregaron las diversas sectas que ahora forman el pueblo y que se llama Evangélico o que llamamos también protestante. Estos dos grandes desgajos son los que han quebrado la unidad del Cristianismo. ¡Pero somos Cristianos! Hay muchas cosas que nos unen. Con las del Oriente, por ejemplo: ¡Cuántas cosas bellas! Los primeros concilios que proclamaron la fe en la TRINIDAD, en la ENCARNACIÓN DE DIOS HECHO HOMBRE, fueron en un ambiente de unidad con los orientales. Es nostálgico pensar que nuestros grandes dogmas nos recuerdan precisamente aquella rama que se apartó de nosotros. Y luego, en el siglo XVI también el Protestantismo, proclamado el libre examen de la BIBLIA, se apartó de la autoridad del magisterio de la Iglesia para hacer una interpretación muy suya de la Sagrada Escritura. Pero ese amor a la Escritura, ese amor a Cristo, no lo han perdido. Lo tienen intensamente quizá mucho más que algunos católicos que de católicos no tienen nada de cristianos. Porque no odiaran tanto, no calumniaran, no despedazaran tanto al Cristianismo si de verdad fueran siquiera cristianos, no digamos católicos. LLAMAMIENTO A LA UNIDAD Entonces, la palabra Cristiano significa para este día un llamamiento a pertenecer a esta gran familia de la unidad. Hoy está trabajando la Iglesia unida con los Protestantes por el acercamiento, por la comunión; LA UNIÓN TIENE QUE SER A BASE DE UNA CONVERSIÓN INTERIOR Pero yo quiero que se tengan ideas muy claras de esta unión que buscamos con nuestros hermanos. El Concilio dice que esta unión tiene que ser a base de una CONVERSIÓN INTERIOR. Y esto es lo que yo he sentido en estas noches: que católicos y protestantes buscamos sinceramente a Cristo en una conversión hacia el Señor. Habla también de una comunión en la oración aunque no llegue a una conversión en todo lo que creemos pero que nos separa a unos de otros. UN CONOCIMIENTO RECÍPROCO Pide también el Concilio un CONOCIMIENTO RECÍPROCO. Hermanos, yo creo que gran parte de nuestras divisiones con los Protestantes es la falta de conocimiento; ni ellos a nosotros, ni nosotros a ellos conocemos muchas veces su psicología, su modo de pensar; pero cuando uno se acerca conoce tan buena voluntad en unos y en otros como también descubrimos las fallas humanas que como hombres tienen ellos y tenemos nosotros. FIDELIDAD A LA DOCTRINA De ahí que en este conocimiento mutuo el Concilio pide una cosa muy importante: Fidelidad a la Doctrina. No vayan a decir que porque el Arzobispo anda ya en los templos protestantes se está haciendo protestante; o porque la Catedral se abre hoy a los protestantes para que canten, a que prediquen aquí, ya no hay diferencias entre católicos y protestantes. Eso no lo hemos dicho. Estamos diciendo ahora claramente que cada uno tiene que ser fiel a su doctrina. El católico sabe que nadie le puede arrancar su fe en la confesión, en la Eucaristía, su amor a la Virgen, su devoción a los Santos, su obediencia al Papa. Esto, católicos, jamás lo puede traicionar un católico. El protestante tiene también que ser fiel a lo que cree en conciencia que es verdad. COOPERACIÓN EN LAS COSAS QUE NOS UNEN Pero esta fidelidad a la propia doctrina no impide que podamos llegar a una cooperación con aquellas cosas que nos unen. De ahí que, por ejemplo, hoy en nuestro tiempo es tan útil para los cristianos en común el trabajar por la dignidad humana, por la promoción de la paz en la justicia, la aplicación social del Evangelio, la inspiración cristiana de las artes y de las letras. Hay un inmenso campo en el cual católicos y protestantes en vez de andar peleando nos unamos en el amor sabiendo que hay diferencias doctrinales profundas. Pero hay muchas semejanzas que conociéndonos cada vez más, nos irán llevando a desaparecerlas para que pronto se realice de veras, sin traba alguna, lo que Cristo tanto soñó: Padre, que sean una sola cosa, con un solo rebaño, bajo un solo Pastor -que es Cristo Nuestro Señor-. Queridos hermanos: este es el llamamiento de la PALABRA DE DIOS para este día. ¡Qué oportuno en una semana de la unidad hacer un llamamiento a todos a que oremos intensamente para que se realice la unidad que Cristo ha pedido!, y para que formando esa presencia de Dios en la historia a través de su cristianismo, los hombres de todo el mundo encuentren nuestra Iglesia Unida, el germen segurísimo de la unidad, de la esperanza y del amor. Pongámonos de pie y vamos a proclamar nuestra fe...
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Hermanos:
Es importante que tengamos ideas cada día más claras de lo que pretende la Iglesia al reunirnos todos los domingos. Se va desplegando ante nuestra mirada de la fe el misterio de Cristo. Desde el principio del Año Litúrgico ese misterio se anuncia con los cuatro domingos y semanas de Adviento. Hemos seguido esas preparaciones divinas con que Dios disponía su gran proyecto de enviar a su Hijo a salvar el mundo. Hemos asistido al momento que llama la Sagrada Escritura "la plenitud de los tiempos". Cristo se encarna en las entrañas de una Virgencita de Nazaret y nace en Belén. La noche santa alegra aún hoy al mundo, muchos sin comprender que el motivo de tanta alegría debía de ser para todos el gran amor de Dios que de tal manera amó al mundo que envió a su propio Hilo para que el mundo fuera salvado. Después de Navidad siguen los domingos de Epifanía. De nada sirviera que ese niño nacido en Belén hubiera venido al mundo si no se hubiera manifestado. Eso significa Epifanía: MANIFESTACIÓN. Las primicias de esa manifestación son unos magos de Oriente que recordábamos el domingo pasado, y este domingo una nueva Epifanía es la del Bautismo de Cristo. En el Jordán Juan Bautista, inspirado por Dios, lo señala ya presente entre los hombres: "Ha empezado la era mesiánica, allí tienen al Cordero de Dios que quita el pecado del inundo. No hay salvación ya fuera de CRISTO." Este domingo, pues, venimos a celebrar esa prolongación de la Epifanía. Y en el corazón de cada asistente a Misa debe de cundir una alegría, una esperanza grande, porque Cristo es Dios, Redentor de los hombres. CELEBRACIÓN DEL SEÑOR DE ESQUIPULAS Durante el año litúrgico, además de este misterio de Cristo que vamos a ir desplegando, se celebran ciertas fiestas que también son evocaciones del misterio de Cristo: las fiestas de la Virgen, las fiestas de los Santos, las diversas advocaciones de nuestra fe. Quiero destacar este día, por ejemplo, en la piedad popular donde el año litúrgico se hace tan asequible a las masas, al pueblo. Hoy se celebra el día del Señor de Esquipulas. Es Cristo Crucificado, es una Epifanía. También es el amor de Dios tomado tan en serio que queda clavado en una cruz para salvar a los hombres. Y ese misterio de Cristo salvador -que aquí en Centroamérica llamamos el Señor de Esquipulas, centro de atracción de toda Centroamérica, verdadero lazo de unidad centroamericana- es la Iglesia la que posee esa fuerza que los hombres, los políticos, no pueden realizar. La Iglesia tiene unida a Centroamérica en una sola fe; se hace también salvadoreño ese Cristo centroamericano de Esquipulas. Y aquí en nuestra Arquidiócesis por lo menos tres lugares están celebrando hoy como fiesta patronal el Santo Cristo: Allá en San Bartolomé Perulapía donde se va a celebrar la solemne Eucaristía hoy a las 4 de la tarde; allá en Aguilares bajo el nombre del Señor de las Misericordias, donde a las 11 de la mañana también tendrán su solemne celebración; y en Colón donde se está celebrando también hoy al Cristo de Esquipulas. Cristo se encarna tan profundamente en nuestro pueblo que lo celebramos así como algo típicamente nuestro. Eso quiere ser Cristo: el Cristo de la Epifanía, el Dios que se hizo niño; y en Navidad sentimos que ese niño es de cada familia, todos lo sentimos nuestro. Así el misterio de Cristo que se despliega en el año litúrgico quiere sentirse tan íntimamente unido a cada uno de ustedes, a mí, que sintamos que es para mí, como decía San Pablo: "Me amó y se entregó por mí". Por eso mi afán de presentar en cada domingo este misterio de Cristo no en una forma lejana, vaporosa, una predicación que podía ser lo mismo aquí en El Salvador que allá en Africa o en cualquier tiempo de la historia, sino el Cristo que se encarna para hoy, aquí en El Salvador 1978. El Cristo que acompaña nuestras vicisitudes de la historia actual. El Cristo que ilumina esta semana. Esta es la Epifanía que tenemos que celebrar porque Cristo se ha encarnado, se ha hecho miembro de nuestra historia, quiere acompañar a cada hombre, a cada familia, a cada pueblo y hacer de la historia de cada cristiano y de cada pueblo la historia de la propia salvación de nosotros. HECHOS DE LA SEMANA De allí, hermanos, que el relatarles aquí ciertos hechos no es que yo me meta en asuntos ajenos a la Iglesia, es la predicación que debe enmarcarse en estas realidades. RECHAZO A LA PREDICACIÓN DEL P. ROBERTO DRINAN Y MANIPULACIÓN DE LA COMISIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA OEA ¿Cómo podríamos prescindir, por ejemplo, en la homilía de hoy, en el Bautismo de Cristo que se manifiesta como salvador de los pueblos, que aquí en San Salvador esta semana ha sido sacudida por una especie de contraste de dos clases de publicaciones en los periódicos? Por una parte, una reacción de rechazo a la predicación y al mensaje del Padre Roberto Drinan, a quien Uds. escucharon aquí hace 8 días; y por otra parte, una presentación de la visita de la Comisión de los Derechos Humanos de la O.E.A. Yo llamo contraste estas dos noticias; porque mientras las declaraciones del Padre Roberto Drinan provocan en muchos escándalo y en otros esperanza, el anuncio de la presencia de la O.E.A. en El Salvador se trata de presentarla manipulada por una parte; y, mientras, despierta dudas, temores, por otra parte. Es decir, el Padre Drinan provoca el escándalo porque toca la llaga. En la moral se habla de 3 clases de escándalo: El escándalo verdadero, el que provoca un pecado, una falta. El escándalo normal, el de la verdad, el del verdadero mal que produce escándalo en la gente madura, en la gente correcta. Otro escándalo que se llama de los pusilánimes, un escándalo infantil, aquellos que de todo se escandalizan. Y un tercer escándalo y éste sí es pecaminoso: escándalo de los fariseos. El escándalo de los que no toleran a Cristo, el escándalo que se escandaliza cuando se trata de señalar las injusticias, los desórdenes. Ustedes pueden concluir a cuál clase de escándalo pertenecen estas publicaciones. En cambio, tenemos en el pueblo que ha sentido en la voz de un sacerdote el valor de denunciar cosas que la Iglesia también ha venido denunciando, de señalar en el pueblo los temores que verdaderamente existen. El caso es, por ejemplo, que ha habido gente que debía presentarse hoy a la Comisión de los Derechos Humanos y no ha tenido el valor de venir porque tiene miedo. ¿Qué quiere decir eso? Que cuando el Padre Drinan señala que hay temor en el pueblo, en el campesino, no está diciendo mentira, es la realidad que podemos constatar en este momento. Hay campesinos que debían de venir y no tienen valor de venir. En cambio, digo: ¿cómo se habrá presentado la visita? ¿Cuáles son los retratos que han aparecido en los periódicos como víctima de atropello de derechos humanos? ¿Quién se hace eco de otro sector atropellado? Se parcializan, y podíamos decir que los que están acusando al Padre Drinan de haber hablado condicionado, prejuiciado, lo están queriendo hacer con la Comisión de la O.E.A.: prejuiciarla. ¡Ojalá que con la madurez y valentía con que habló el Padre Drinan, sepan también los exponentes de los Derechos Humanos en Latinoamérica que están presentes ahora con El Salvador, ser superiores a toda intriga, a todo amañamiento, y sepan descubrir la verdad oyendo a quienes deben de oír. Ellos han pedido colaboración y yo también en nombre de la Iglesia quiero decirles que la voz del Arzobispado siempre ha sido pidiendo colaboración para que relumbre la verdad y la justicia; que se han denunciado injusticias y en nombre de esa denuncia preguntamos a los señores de la O.E.A.: ¿Sabrán tener una respuesta a la pregunta que se hacen tantos hogares? ¿Dónde están los desaparecidos? Simplemente eso bastaría. Una información a tantos hogares que están sufriendo para que se sepa si están ya muertos, ¿en qué situaciones están?, ¿dónde están? Esta es la Encarnación de Cristo en nuestro pueblo, en nuestra historia. Por eso, hermanos, es doloroso presentar así a la pobre patria, pero es que la culpa de un mal retrato no es la fotografía, sino el objeto que se trata. MANIFESTACIONES DE SOLIDARIDAD Tenemos también que lamentar en esta semana, unidos al pueblo de Nicaragua, el asesinato del periodista Dr. Pedro Joaquín Chamorro. Ya en nuestra entrevista del miércoles manifestamos nuestra solidaridad en el dolor con la víctima y sus familiares, y con la verdad que él proclamó. Así como también el rechazo a cualquier clase de crimen. Han llegado a nuestra oficina muchas cartas de Amnistía Internacional preguntando por la situación de muchos prisioneros, pero entre ellos me conmueve mucho la pregunta en el caso de la Srta. Lil Milagro Ramírez. Y cartas familiares como también la de los familiares de Víctor Manuel Rivas y Julio Antonio Ayala. Y en esta carta se lee esta frase que a mí me llena de emoción: "Es que la voz de la Iglesia es para nosotros la voz de la justicia, la voz de los que no somos escuchados". Gracias por comprenderlo así. Hermanos, la Iglesia no quiere ser otra voz que se confunde en el barullo de la distorsión, de la confusión, del amañamiento de la noticia. Quiere ser la voz de los que no tienen voz. SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS Por otra parte, hermanos, en nombre del deseo de Cristo: "Que todos sean una sola cosa", anuncio con alegría la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Protestantes y Católicos hemos preparado un programa que se publica allí en "Orientación" y que aquí va a ser leído dentro de un rato para celebrar, del 18 al 25 de enero, la tradicional Semana de Oración. Yo les suplico a ustedes católicos y a ustedes también queridos hermanos protestantes -yo sé que me escuchan y ¡cuánto les agradezco cuando me han dicho que me escuchan con devoción! Gracias- a que con toda devoción si de verdad amamos a Cristo y al Evangelio, pidamos para borrar del mundo ese escándalo de la división de los cristianos. Porque la división de los Cristianos es estorbo para que Cristo sea conocido; y, en cambio, la unidad de los cristianos será el gran motivo de credibilidad de esta Iglesia de Cristo. No la estorbemos, hermanos protestantes y hermanos católicos. Unámonos en una sola fe como quería Cristo: Un solo rebaño bajo el cayado divino del único Pastor. JORNADA DE LA PAZ No he tenido la oportunidad de agradecer y felicitar a cuantos hicieron posible la Jornada de la Paz. Dejó ecos tan profundos, tan nobles, que ya por sí solas esas huellas valen por toda felicitación, por todo agradecimiento. Pero sí quiero recordarles, como ecos de esas celebraciones inolvidables, que no dejen de leer y reflexionar el mensaje Pastoral de Año Nuevo que con ese motivo publicamos algunos Obispos. También el mensaje que los miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz publicaron para comentar el mensaje de Pablo VI: SÍ A LA PAZ, NO A LA VIOLENCIA. Y también, hermanos, no tuve oportunidad de leerles un telegrama que llegó en esos días del Sr. Obispo de Tegucigalpa, a quien hubiéramos querido tener. Lo invitamos, pero dice: "Lamento no complacerle amable invitación. Augúroles exitosos triunfos jornadas Paz". Y un gesto muy fraternal: los padres del Seminario fueron a Tegucigalpa a hacer allá un cursillo de preparación para el Seminario. Cuando le obsequiaban a Monseñor Santos, el Arzobispo de Tegucigalpa, un cake, dijo: "Me le llevan, por favor, la mitad al Sr. Arzobispo de San Salvador como un signo de unidad". Otra vez lo que les decía del Señor de Esquipulas. La Iglesia vive la unidad en Centroamérica, es la política la que parte esta unidad. ¡Ojalá un día viviéramos esta fe que Cristo nos predicó: "Que sean todos una sola cosa". RECORDATORIO A LOS COLEGIOS CATÓLICOS Ha llegado la hora de abrirse ya los colegios, las escuelas. Y yo quiero recordar a los Colegios Católicos que tienen que meditar muy profundamente el reciente documento de la Sagrada Congregación para la Educación. Ustedes saben que la Iglesia vigila el ministerio de los Colegios Católicos a través de una Congregación, diríamos: de un Ministerio. El Papa ejerce su función de maestro también a través de los Colegios. Y yo quisiera recordar estas frases de ese Documento: "Que el Colegio Católico es un medio de servicio de la misión salvífica de la Iglesia, un medio para la formación integral del hombre en cuanto que es un centro donde se elabora y se transmite una concepción específica del mundo, del hombre y de la historia. Si un colegio católico quiere hacer honor a ese calificativo, tiene que estar al servicio de esa formación del juicio del hombre en la hora actual tal como la Iglesia lo promueve: Su identidad, sobre todo hoy cuando el cristianismo debe ser encarnado en formas nuevas de vida por las transformaciones que tienen lugar en la Iglesia y en la sociedad, particularmente a causa del pluralismo y de la tendencia creciente a marginar el mensaje cristiano". Son palabras del Papa -diríamos- exigiendo a los Colegios Católicos no vivir unas tradiciones que lo aparten del Magisterio, no vivir unas acomodaciones para quedar bien con ciertas familias sino ser mensajeros de la verdad de la Iglesia para nuestro tiempo cambiante. "Una verdadera misión -dice el Documento- por colaborar más inmediatamente con el apostolado jerárquico, ya sea por medio de la enseñanza de la religión, ya sea por la educación religiosa más general que trata de promover ayudando a los alumnos a lograr -este es el objetivo de un colegio católico- una síntesis personal entre la fe y la cultura, y entre la fe y la vida." Que no suframos ya esa vergüenza de que salen del colegio católico aquellos que aprendieron la fe pero en la vida no la traducen en obras y viven las injusticias, los pecados, los desórdenes de una sociedad corrupta. Si el colegio católico quiere ser un misionero de la Iglesia, tiene que recordar que toda misión debe estar en conexión, en comunión con el Magisterio de la Iglesia. "Y por eso, el colegio en cuánto a Institución Apostólica -dice el Documento- recibe un mandato de la jerarquía y tiene que estar en comunión con la jerarquía". No se puede concebir un colegio católico que quiera seguir una línea distinta del Magisterio de la iglesia. Tengámoslo muy en cuenta para saber calificar un colegio si es verdaderamente católico o no. VIDA RELIGIOSA Finalmente, hermanos, quiero alegrarme con la vida religiosa tan exuberante en nuestra Iglesia particular. En estos días hemos instalado a las Bethlemitas en una misión en El Paraíso. A las Religiosas de la Asunción en Chalatenango, desde donde atenderán Potonico. Las Guadalupanas irán muy pronto a Arcatao. Allá se está preparando un curso de adaptación, de capacitación para esta misión nueva que la Iglesia confía a las Religiosas. Tuvimos también el gusto de saludar a Superioras Generales de las Congregaciones que han visitado El Salvador en estos días. La Superiora General de las Dominicas de la Anunziata que trabajan en Santa Tecla, Suchitoto, Quezáltepeque. A la Superiora General de las Oblatas al Sagrado Corazón que trabajan en el Colegio Sagrado Corazón, en Aguilares, en Lourdes, en Dulce Nombre de María. A la Superiora General de las Oblatas al Divino Amor que dirigen el Colegio La Sagrada Familia, la Escuela Católica María Dimagio y trabajan pastoralmente en Citalá. Como ven, hermanos, hay tantas cosas en las cuales el mensaje evangélico se encarna que da gusto pensar en una Iglesia activa de verdad que prolonga el misterio de Cristo en El Salvador. De allí que la homilía es muy fácil deducirla. De las 3 lecturas que acaban de escuchar 3 preciosos pensamientos para vivirlos íntimamente como cristianos, ir aprendiendo a lo largo del año litúrgico el misterio de Cristo. 1º) DIOS QUIERE SALVAR A TODOS LOS HOMBRES. 2º) San Pablo en su Epístola dice que DIOS QUIERE SALVAR HACIENDO UN PUEBLO YA EN ESTA TIERRA. 3º) DIOS SALVA EN EL PUEBLO, QUITANDO LOS PECADOS DEL MUNDO. El evangelio de Cristo bautizado y presentado como el Cordero que quita los pecados del mundo. 1o) DIOS QUIERE SALVAR A TODOS LOS HOMBRES. EL SIERVO DE YAHVE, LUZ SALVÍFICA DE LAS NACIONES En el primer pensamiento donde el profeta Isaías nos habla en esos pintorescos capítulos del siervo de Yahvé. ¿Quién es ese siervo de Dios? Queda en un misterio: puede ser un personaje misterioso, puede ser el mismo pueblo de Israel, pero en todo caso es una profecía que señala a Jesucristo, el verdadero Siervo de Dios. Este Siervo de Dios recibe un encargo: Reunir las escasas fuerzas que han quedado al pueblo disperso en el destierro. Pero le dice Dios: Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob, te hago luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Cómo nos llena de esperanza, hermanos, nosotros hombres de 1978 aquí en El Salvador estamos abarcados por esa mirada universalista de Dios en Cristo. Te hago salvación de todos los confines de la tierra. He aquí el día del Señor de Esquipulas, Cristo Crucificado presente en Centroamérica, en nuestra Diócesis, es el Siervo de Dios, es Cristo en quien creemos que nos ha reunido en esta misa, en todas las comunidades donde están reunidas meditando esta palabra. "Cristo se hace presente -dice el Concilio- en la palabra del sacerdote que predica, en el misterio del altar que se celebra, en la comunión que recibimos, en los sacramentos que purifican. Es el Siervo de Dios salvando todos los confines de la tierra". NADIE ESTA EXCLUIDO DE LA SALVACIÓN Nos debe llenar de entusiasmo saber que nadie, yo, pues, no estoy excluido de la salvación. Que Dios llama a todos, y por eso este grito de la justicia de la Iglesia cuando rechaza la violencia, el escándalo de los fariseos, la mentira, el crimen, la persecución. No es con sentido de venganza, nunca. Es con sentido de amor llamando a los pecadores que se conviertan, que los está queriendo salvar Dios. Que los que mataron, que los que calumniaron, que los que persiguieron, son invitados por Dios, son el hijo pródigo que el padre está esperando para salvarnos. A mí me da mucho gusto, hermanos -perdonen Uds. que son fieles que me escuchan con amor, con devoción-, que les diga que me da más gusto que me escuchen los enemigos. Me están escuchando porque sé que les llevo una palabra de amor. No los odio, no deseo venganza, no les deseo males. Les pido que se conviertan, que vengan a ser felices con esta felicidad que ustedes los hijos de la parábola que siempre estuvieron con el Padre, gozaron las alegrías de su fe, sintieron como me dijo un amigo ayer con tanto cariño: "Sepa que todo lo bueno está con usted". Hermanos, yo no sé distinguir entre bueno y malo. Todos son hijos de Dios, a todos los quiere el Señor. Un llamamiento universal de salvación está aquí en las lecturas de hoy. 2º) DIOS QUIERE SALVAR HACIENDO UN PUEBLO YA EN ESTA TIERRA. a) EL SENTIDO DE PUEBLO Pero mi segundo pensamiento: quiere Dios salvarnos en pueblo. No quiere una salvación aislada. De ahí que esta Iglesia de hoy, más que nunca, está acentuando el sentido de PUEBLO. Y por eso la Iglesia sufre conflictos porque la Iglesia no quiere MASA, quiere PUEBLO. Masa es el montón de hombres; cuanto más adormecidos, mejor; cuanto más conformistas, mejor. Y la Iglesia rechaza la calumnia del comunismo de ser opio del pueblo. Ella no quiere ser opio del pueblo. Otros son opios que adormecen y quieren masas adormecidas. COMUNIDAD DE HOMBRES DONDE TODOS CONSPIRAN AL BIEN COMÚN. La Iglesia quiere despertar a los hombres en el verdadero sentido de pueblo. ¿Qué es pueblo? Pueblo es una comunidad de hombres donde todos conspiran al bien común. Y el bien común, ¿qué es? El Concilio dice: "Es una serie de condiciones donde los grupos humanos, las familias, los individuos, viven un ambiente para perfeccionarse, para hacerse cada vez más hombres". EL HOMBRE, SU RAZÓN DE SER La razón de ser de una sociedad, de una comunidad política no es la seguridad del Estado, es el hombre. Desde que Cristo dijo: "No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre", está poniendo al hombre como objetivo de todas las leyes, el objetivo de todas las instituciones. No es el hombre para el Estado, sino el Estado para el hombre. Y el hombre, tal como lo concibe el desarrollo de la humanidad. EL PASO DE CONDICIONES MENOS HUMANAS A MÁS HUMANAS Quiero leerles esta incomparable página del Papa Pablo VI en su Encíclica Populorum Progressio que la acaba de citar -el Papa- precisamente para los salvadoreños en el discurso al Señor Embajador. En la Populorum Progresio, en el No. 20 ustedes pueden leer esto: "Así podrá realizar en toda su plenitud el verdadero desarrollo, que es el paso para cada uno y para todos de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas". ¿Ven? No es un amontonamiento de gente, es el paso de cada hombre y de todos los hombres hacia condiciones más humanas y el Papa lo describe aquí. DE CONDICIONES DE VIDA MENOS HUMANAS Tengámoslo muy en cuenta porque esto es el pueblo: Cuando no se vayan realizando en cada salvadoreño estas cosas menos humanas: las carencias materiales de los que están privados del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por egoísmo. Menos humanas las estructuras opresoras que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. Estas son condiciones menos humanas. ¿No les parece aquí ver reflejadas ciertas cosas en El Salvador?. A CONDICIONES DE VIDA MÁS HUMANA Pasar a condiciones más humanas. Y el Papa lo describe: "Más humanas el remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. Más humanas también el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza". Es admirable que el espíritu de pobreza está puesto aquí por la Iglesia entre las condiciones más humanas. El ser pobre, vivir espíritu de pobreza no es infradesarrollo, es desarrollo humano. Cuando más vive un hombre el espíritu de pobreza, es más humano; y cuanto más sea víctima de la avaricia, es menos desarrollado moralmente. "Más humana -dice el Papa- la cooperación en el bien común, la voluntad de paz. Más humanas todavía el reconocimiento por parte del hombre de los valores supremos y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin. Más humanas, por fin, y especialmente la fe, don de Dios, acogida por la buena voluntad de los hombres. Y la unidad en la caridad en Cristo que nos llama a todos a participar como hijos en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres". ¡Qué bella expresión de un pueblo!. El día en que todos los salvadoreños salgamos de ese amontonamiento de condiciones menos humanas a situaciones personales y nacionales de condiciones más humanas, no solamente de desarrollo que se queda aquí en lo económico sino que nos eleve hasta la fe, la adoración de un solo Dios, será el verdadero desarrollo de nuestro pueblo. b) TENEMOS QUE HACER PUEBLO DESDE LA IGLESIA DE DIOS EN UNA SOCIEDAD PLURALISTA. Y aquí es donde San Pablo nos habla de una Iglesia de Dios en Corinto. Y podríamos trasladar de una Iglesia de Dios en San Salvador, de una Iglesia de Dios en cada pueblo; donde sacerdotes y obispo en comunión trabajan una promoción de los hombres que no es subversión, que no es comunismo, que no es afán de acaparar el poder. Respetamos el poder temporal, pero sí queremos crear en la conciencia del pueblo un sentido de pueblo, no de masa; una promoción de individuos, un bienestar que no sea atropello de nadie sino que sea el amor y la fe entre los hombres, hilos de un Padre de todos los hombres. Porque la Iglesia predica esta promoción se le ha calumniado; donde la Iglesia no predica esta promoción no tiene problemas. Por eso les digo a todos los agentes de pastoral -sacerdotes, religiosos, colegios católicos, movimientos pastorales-: tenemos que seguir esta línea de San Pablo que dice: Hacer la Iglesia de Dios, la comunidad que Cristo trajo. Inspirar en su amor para ser fermento de una sociedad pluralista. No es que la Iglesia quiera que todos se hagan católicos, sino que los católicos sean verdaderamente misioneros de este mensaje de promoción y sepan ser fermento de unidad, de promoción, de luz, de crítica también. Conciencias críticas que sepan, desde los diversos modos de pensar el pluralismo, la diversidad que Dios ha querido. No cortarlos a todos con un solo criterio, sino hacer de los hombres el pluralismo que engrandece -en la belleza del pluralismo- la unidad de la patria, la belleza de nuestras propias cosas salvadoreñas. 3º DIOS SALVA EN EL PUEBLO, QUITANDO LOS PECADOS DEL MUNDO Y por eso finalmente, hermanos, mi tercer pensamiento. Cristo presentado en el Jordán, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. "Existía antes que yo", dice Juan. Yo le voy anunciando porque la salvación de los hombres consiste en recibir este bautismo del Espíritu que Él trae. Vida de Dios que quiere injertar en el corazón de los hombres renovación interior del hombre. Quitarle los pecados al hombre, a la familia, a la sociedad. Esta es su misión encargada a la Iglesia. Misión difícil: arrancar de la historia los pecados, arrancar de la política los pecados, arrancar los pecados de la economía, arrancar los pecados allí donde estén. ¡Qué dura tarea! Tiene que encontrar conflictos en medio de tantos egoísmos, de tantos orgullos, de tantas vanidades, de tantos que han entronizado el reino del pecado entre nosotros. Tiene que sufrir la Iglesia por decir la verdad, por denunciar el pecado, por arrancar el pecado. A nadie le gusta que le toquen una llaga y por eso salta una sociedad que tiene tantas llagas cuando hay quien le toque con valor; tienes que curar, tienes que arrancar eso. Cristo, cree en Él, conviértete. Porque sólo Él puede quitar los pecados de la sociedad salvadoreña y hacer la verdadera comunidad Pueblo que sea verdaderamente orgullo de Dios. Porque Dios ha creado los diversos pueblos como una familia. ¡Qué hermoso es pensar a Dios Papá de los pueblos! De unos pueblos que viven según su pensamiento y se aman con el pluralismo también de las naciones. ¡Qué diversidad de idiosincrasias! Piensen nada más en los países de Centroamérica. Cada uno tiene su fisonomía: cinco hijos de Dios. ¡Qué hermoso sería que estos cinco países -arrancando los pecados de su historia, de su política, de su sociedad, de sus relaciones- nos presentáramos en el día del Señor de Esquipulas hermanos de Cristo, pueblos de Dios, promovidos de condiciones inhumanas a condiciones de Hijos de Dios, imágenes de su presencia en este pequeño mapa de Centro América. Queridos hermanos, ¿ven como la encarnación de Cristo que nace en Belén y se manifiesta en Epifanía tiene que ser luz concreta que ilumina nuestra realidad de El Salvador? Como salvadoreños y como Iglesia vamos a desear estas cosas, diciendo nuestro Credo. Queridos hermanos sacerdotes y fieles,
Distinguidos miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, Estimados radio-oyentes: INTRODUCCIÓN DESDE TODOS LOS CONFINES VAN LLEGANDO A JESÚS Esta noche esta Catedral repleta de fieles es protagonista de una procesión de siglos y de pueblo, que comenzó hace 20 siglos. El profeta Isaías en la primera lectura de esta noche nos anunciaba cómo desde la oscuridad del mundo iban a surgir los pueblos en busca de aquella mística luz que brillaba en Jerusalén: LA LUZ DE DIOS. Y con una poesía maravillosa nos ha cantado esta noche el profeta esa Epifanía de un Dios que se hace presente a los pueblos; encontradizo a los que en las tinieblas, en las dudas, en la oscuridad BUSCAN. Buscan la solidez de una paz, de una alegría que al fin encontraron, precisamente -según nos ha contado el Evangelio de San Mateo también esta noche- aquellos magos qué fueron precisamente la primicia de esa profecía que comenzaba a cumplirse. Aquellos magos del Oriente son los que van como a la vanguardia de esa procesión de siglos y de pueblos. Y entonces comenzó a cumplirse lo de Isaías: "Que desde todos los confines van llegando a la cuna de Jesús a reconocerlo Dios, Rey, Salvador de los hombres". Nosotros ahora, esta noche, somos parte de esa procesión. ¡Dichosos los que con fe sienten la alegría inmensa de los magos de haber encontrado a Jesús! y los que aún no tengan esta fe -que ciertamente habrá personas que dudan todavía en esas tinieblas del mundo en esta hora de confusión- se preguntarán: ¿Y existe de verdad esa paz? ¿Y existe de verdad ese Cristo Salvador? ¿Existe acaso ese Dios que puede salvar estas situaciones tan horrorosas en que vivimos? JORNADA DE LA PAZ. MENSAJE DE PABLO VI Hermanos, terminamos precisamente 3 noches de reflexión. Yo quiero felicitar muy cordialmente a los laicos de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, que han hecho eco tan profundo al Magisterio de la Iglesia. Gracias a ellos hemos escuchado en esta misma cátedra las profundas reflexiones teológicas del Sr. Arzobispo de Panamá, uno de los grandes teólogos actuales de América Latina, enfocando el mensaje de Pablo VI no solamente en 1978, sino a lo largo de toda la historia de la Iglesia, que no ha sido otra cosa que proponer a los hombres un mensaje de paz, que se hace más enfático en estos tiempos cuando la paz se deteriora por la violencia y se oye el grito rotundo del Magisterio de esa Iglesia: "NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ". Escuchamos anoche también a un hombre que, viviendo en la profesión y en el mundo, recoge la sintonía de los hombres del siglo, de los hombres que en el mundo saben que tienen que mirar a este Magisterio, a esta Iglesia; y cuando se tiene el corazón noble, la intención sana, se oye a la Iglesia. No hay prejuicio contra ella y se escucha con el corazón limpio que la Iglesia tiene razón en su grito tan actual como eterno: NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ. MENSAJE ESPECÍFICO DE PABLO VI PARA EL SALVADOR. Y yo creo, hermanos, que es providencial que junto con este regalo del mensaje Mundial de Pablo VI, haya resonado también un mensaje específico para El Salvador. Que junto al mensaje de los ángeles en Belén se concretara como una homilía dirigida a los salvadoreños, aquel "Paz a los hombres" en el discurso de Pablo VI al Embajador de los salvadoreños ante la Sede Apostólica, para decirles que esta búsqueda sincera de los salvadoreños de la paz, que ha caracterizado estas noches, tiene una respuesta. Y que si el corazón salvadoreño sigue esta búsqueda con sinceridad la encontrará. Yo quisiera recoger toda esa esperanza de Pablo VI para sembrarla precisamente en el corazón de los salvadoreños y hacer de esta Epifanía, como los magos, nosotros salvadoreños encontrar a Cristo en los brazos de MARÍA, REINA DE LA PAZ, precisamente bajo el signo más bello de Jesús: La Paz, el don que simboliza todo el fruto de la redención. Aquel con que saludaba resucitado, libre ya de las ataduras de los pecados que habían sido ya redimidos, libre de los cerrojos de la muerte y del infierno que ha quedado ya clausurado bajo el imperio de la redención. En una sola palabra, todo su saludo a los hombres de buena voluntad: "PAZ A VOSOTROS", "MI PAZ OS DOY", no como la da el mundo. La paz, la que sigue ofreciendo esta Iglesia. Entonces, Cristo, a quien San Pablo llama "Pax Nostra" -nuestra paz- porque Él reconcilió a los hombres con Dios y a los hombres entre sí y botando con su sangre el muro de odios de violencias, de rencores, de resentimientos, ha sembrado la condición ineludible de la Paz: la Justicia y el Amor. "AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS". De eso es eco Pablo VI cuando se refiere con una visión certera a nuestra realidad salvadoreña. En su discurso quisiera destacar yo estas 3 ideas y que sean como el mensaje final de estas noches maravillosas que ustedes, queridos hermanos presentes en la Catedral, han acentuado con su entusiasmo, con la acogida, con el hombre y la fe del pueblo que se expresa en ustedes. Expresión de una ansia de paz. Para nosotros habló el Papa. 1º. TRASCENDIENDO TODA DEBIDA CORTESÍA, QUEREMOS DARLE LA BIENVENIDA EN VD. A TODA LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR Y A CADA UNO DE LOS HABITANTES SIN DISTINCIÓN ALGUNA. La primera idea que yo encuentro en su discurso es que los salvadoreños miran a aquel centro de la Iglesia con esperanza, buscando la paz, y el Papa al abrir sus brazos al embajador, le dijo: "TRASCENDIENDO TODA DEBIDA CORTESÍA, QUEREMOS DARLE LA BIENVENIDA EN USTED A TODA LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR Y A CADA UNO DE SUS HABITANTES SIN DISTINCIÓN ALGUNA". ¡Qué amplio el corazón del representante de Cristo! Yo creo que en esta frase, hermanos, hay toda una Epifanía, hay todo el encuentro de un pueblo con aquel que representa a Cristo en la tierra para sembrar la Paz. El Papa da ese grito que ha resonado en todo el mundo: NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ. Se hacía corazón salvadoreño para recibir sin distinción ninguna, trascendiendo toda cortesía, como quien dice: rompiendo moldes para que el corazón de todos los salvadoreños, sin distinción, se sientan muy cerquita del Papa. Y le decía que pensaba muchas veces en nuestra República con la solicitud de quien ve en los salvadoreños unos hijos muy queridos. 2º. UNAS ORIENTACIONES DE CARÁCTER SOCIAL Aquí el segundo pensamiento del Papa: Unas orientaciones de carácter Social. "Sabemos bien -le dice el Santo Padre al Embajador- que la gran mayoría de los salvadoreños vive su existencia con una referencia ideal a su fe cristiana y no olvida las múltiples implicaciones prácticas que en lo personal, lo familiar y social, esa condición lleva consigo. Todo esto hace surgir un conjunto de relaciones y expectativas a los que la Sede Apostólica y la Iglesia, fieles a su deber, no pueden menos de prestar atenta reflexión. Ante todo este reconocer y alabar el empeño del pueblo salvadoreño por mejorar sus condiciones generales de vida, partiendo de esa visión global del hombre y de la humanidad que le enseña la Iglesia". DESDE LA FE HAY QUE LUCHAR POR UNA LIBERACIÓN INTEGRAL Hermanos, yo quiero sentirme orgulloso de ser salvadoreño esta noche, y decirle a todos mis compatriotas que nos sentimos profundamente elogiados por esta palabra del Papa que hace ver nuestras inquietudes sociales a partir de una visión cristiana, que hace ver en las luchas por nuestra liberación la trascendencia de una fe, que hace ver al revés de todos aquellos que nos han calumniado en nuestras luchas de Iglesia, que los salvadoreños no pueden romper esa relación entre sus preocupaciones sociales y sus referencias de fe; y que por eso la Iglesia, cumpliendo su deber, tiene que iluminar desde esa fe también estas realidades de la tierra, también esas preocupaciones de no tener pan, de estar marginados, de estar hambrientos, de ser pobre. La Iglesia se siente respaldada por todo el Evangelio y todo el mensaje de la Iglesia cuando el Papa ha hecho referencia a esa realidad salvadoreña. El salvadoreño lleva su fe en el corazón, y desde su fe ilumina las realidades de la tierra. Y por eso no puede pensar en una fe desencarnada, en una fe como la del sacerdote y el levita que miran al herido y no hacen caso porque van a rezar. Una fe que solamente se concretara en ese alejamiento de las realidades dolorosas de la tierra no sería la fe que tiene relación con el dolor humano, con las situaciones difíciles de la tierra. Bendito sea Dios que el Papa ha dicho que la Santa Sede y la Iglesia no pueden renunciar al deber de orientar a este pueblo que lleva en su corazón una fe trascendental muy profunda y desde su fe lucha por una liberación auténticamente cristiana. Yo hago un llamamiento también, para que en esta lucha renunciemos a liberaciones meramente temporales, a liberaciones que no trascienden más allá de la historia, a liberaciones que quieren resolver las cosas con odio, con violencia y con lucha. No es ese el modo de ser de los salvadoreños, es una deformación del corazón. Cuando en el corazón de un noble salvadoreño se enciende el odio, la lucha, el secuestro, el crimen, la sangre, no es un salvadoreño auténtico, no hace honor a su patria y a su fe, es un traidor de esa trascendencia que nosotros hemos -diría- amamantado en el mismo pecho de nuestras madres. VISIÓN GLOBAL DEL HOMBRE Cuando el Papa evoca esa visión global del hombre que ha aprendido en la Iglesia, cita su propia Encíclica Populorum Progressio en el No. 13 y 14, donde el mismo Papa dijo hace muchos años: "Que la Iglesia, tomando parte en las mejores aspiraciones de los hombres y sufriendo al no verlas satisfechas, desea ayudarlos a conseguir su pleno desarrollo". Y esto precisamente porque ella les propone lo que ella posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad. La Iglesia se siente orgullosa de poder decir esta frase: "el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre". Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera. Sepamos, hermanos, que hay quien nos comprende, quien comprende nuestras inquietudes de hombre: LA IGLESIA. Es humana y divina, y como humana sabe que no tiene nada humano que le sea extraño. Todas nuestras inquietudes humanas repercuten en su corazón y sabe que como hombre todo ser humano tiene derecho a ese desarrollo que es el nuevo nombre de la paz. Un desarrollo que no consiste sólo en tener más, sobre todo económicamente, sino en desarrollarse plenamente todo el hombre, todas sus facultades, su vocación divina sobre todo. 3º. UNA ORIENTACIÓN DE FE EN LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADO Y finalmente este tercer pensamiento del Papa en su discurso: Una orientación de fe en las relaciones Iglesia-Estado. "La Iglesia -dice el Papa al Embajador de los Salvadoreños- promueve y alienta esas aspiraciones dentro del ámbito de su propia competencia específica. Por esto, mientras en ese país (El Salvador) reivindica la imprescindible libertad para predicar la fe, enseñar su doctrina moral y social, y ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna, ella -la Iglesia- desea siempre respetar las competencias del poder temporal en su esfera propia y aceptar un diálogo constructivo con las autoridades civiles, con miras a mejor servir la vocación personal de quienes son a la vez fieles y ciudadanos". Cita el Papa en este lugar la Constitución del Concilio, en aquel punto en que en su relación con el mundo habla de las relaciones entre la Iglesia y la comunidad política. Las dos tienen como sujeto al hombre en su vocación de ciudadano de la tierra y en su vocación de fiel seguidor de Jesucristo. Por eso no debía haber conflictos entre estas autoridades que deben procurar el bien común, la felicidad del hombre en la tierra, al mismo tiempo que respetarle su vocación eterna, sus orientaciones hacia lo celestial, su espiritualidad, el desarrollo de toda la intimidad del hombre como cristiano. Por eso el Papa reivindica para El Salvador la libertad de la Iglesia, así como recuerda que la Iglesia respeta también la autonomía del poder civil y aboga por un diálogo constructivo, cuyo único objetivo no es sacar ventaja, privilegios. La Iglesia tiene que renunciar a ellos cuando su testimonio se empaña en esa relación; pero, en cambio, tiene que buscar el diálogo con miras a mejor servir la vocación personal de quienes son a la vez fieles y ciudadanos. Hermanos, éste es el ideal de la Iglesia: llegar a esa sana cooperación para buscar juntos -el gobierno encargado del bien común de la tierra y la Iglesia responsable de las orientaciones de la vocación eterna del hombre- una vocación que no está descoyuntada entre la tierra y el cielo, sino la vocación que unifique para felicidad del pueblo, para unidad de desarrollo de cada individuo su vocación de ciudadano y de fiel. EL "NO A LA VIOLENCIA" CONCRETADO EN EL SALVADOR Por eso termina el Papa señalando los frutos de estas orientaciones: "La Iglesia, en efecto, cree -son palabras del Papa- que este es el camino para prevenir males, superar un clima de violencia que por desgracia ha causado a veces lutos también en el campo eclesial". He aquí el Papa concretando su NO A LA VIOLENCIA en el ambiente salvadoreño: "Si se siguieran estas orientaciones cristianas -dice- prevendríamos los males, se superaría ese clima de violencia que ha llevado el luto y tiene sumergida en luto a la Iglesia y a muchos hogares". Como ven, el Papa no cancela el pasado, lo recuerda. Pero lo recuerda con una esperanza de que no se vuelva a repetir, que busquemos por el camino de una concordia bien entendida el superar ese clima de violencia. Ese NO A LA VIOLENCIA para 1978 tiene que buscarse por estos caminos que el Papa acaba de señalar. "Y también, será -dice el Papa- el camino para llegar a construir una atmósfera social en la que se enmienden adecuadamente injusticias evidentes que impiden que los bienes creados lleguen de manera equitativa a todos, bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad". Son palabras del Santo Padre reconociendo esta triste realidad salvadoreña: una atmósfera social donde los bienes creados por Dios no llegan a hacer felices a todos los salvadoreños. Y es necesario que, en un ambiente de justicia y de amor fraterno, sintamos que esta República tan bella, que estas tierras tan fértiles, que estos cielos tan lindos de El Salvador, sean alegría de todos los salvadoreños; que todos nos sintamos hermanos cobijados por los dones del mismo Dios para todos. EL "NO A LA VIOLENCIA" CIMENTADO EN LA JUSTICIA Por eso, hermanos, el NO A LA VIOLENCIA tiene que estar cimentado sobre fundamentos de justicia. En Medellín, los Obispos de América Latina -aprobados por este mismo Papa- dijeron que la paz en el continente no será posible mientras no se construya un orden más justo, que la paz no es ausencia de guerra, la paz no es miedo de represión, la paz no es equilibrio de dos poderes que se tienen pavor. La paz es el fruto de la justicia, la paz será flor de un amor y de una justicia en el ambiente. Sí a la Paz, dice el Papa, sí a Dios, sí -diríamos nosotros- a la justicia, sí al amor, sí a la comprensión de todos los salvadoreños. Sólo así tendremos esa afirmación neta de la Paz. UN LLAMAMIENTO A TENER PAZ Y A CELEBRAR LA EUCARISTÍA Queridos hermanos, esta es nuestra Epifanía, una Epifanía que nos ha presentado a Cristo bajo este nombre de Paz. Él es nuestra paz. Que estos inicios de 1978, bajo este augurio de la paz que tan intensamente ha resonado en esta Catedral y, a través de la radio, en muchos hogares, sea verdaderamente un llamamiento a la conversión. Que quienes no tienen sentimientos de paz porque tienen mucho egoísmo en su corazón, se conviertan al amor; quienes están lejos de la paz porque tienen sus manos manchadas de sangre y de crímenes, se laven en el arrepentimiento y sientan que también para los pecadores y los criminales hay paz cuando hay arrepentimiento y amor. Un llamamiento a tener paz en los hogares. Que haya reconciliación, que haya amor, que Cristo esté presente en toda la República y en cada uno de los salvadoreños. La homilía -que no es mía- sobre la paz, se inició en el Vaticano junto al Papa. Se hizo eco grandioso a través de la Comisión Nacional de Justicia y Paz. Vinieron a predicarla de otros lugares, de otras Iglesias. Escuchamos la simpatía de Panamá con El Salvador, escuchamos hombres del mundo de la profesión. La paz ha sido predicada, gracias a Dios. Ahora la homilía termina donde debe terminar: un llamamiento a celebrar la Eucaristía. Un llamamiento a decir: esta palabra no es simple palabra, esta palabra es vida, es Cristo en el misterio de su muerte y de su resurrección. Cristo que vive dándonos su paz, esperando que nosotros no prefiramos las tinieblas a su luz. Y que la luz de Epifanía, luz de paz, luz de amor, luz de Justicia, llene los ámbitos de El Salvador. Vamos a celebrar, hermanos, esta Eucaristía. Y quiero agradecer a los queridos sacerdotes el darle esa solemnidad de la concelebración; y a todos ustedes, su presencia, que la convirtamos ya en una plegaria fervorosa para que en la sangre de Cristo que vamos a adorar, y ese cuerpo que se da por nosotros, sea el precio por el cual quede pagado todo pecado, toda iniquidad, todo lo que haya sido ofensa a la paz y que en cambio el Señor nos repita también a los salvadoreños, esta noche, desde su altar: "MI PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY". Así sea. Amados hermanos, amados radio-oyentes:
Con el saludo bíblico que Dios mandaba cuando se dirigía a su pueblo, ya que los cristianos hoy somos el Israel espiritual de Dios, somos el pueblo de Dios, y para nosotros es este precioso augurio de Año Nuevo: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz", no podía hacerse un saludo más oportuno y espléndido para el año nuevo que estas palabras que la Biblia pone a nuestra consideración esta mañana, y al mismo tiempo unir a esta buena voluntad de Dios la presencia de María, la Virgen Madre. Hay una fiesta oficial de la Iglesia en honor de María y es hoy, 1º de enero. Ocho días después de dar a luz al Redentor del mundo la Iglesia quiere llamar la atención de todos sus hijos para celebrar la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Así se inicia el año bajo la bendición directa de Dios y bajo este título que es toda una inspiración de confianza en el poder de la Virgen, por ser de Dios. Se hace, entonces, nuestro momento en que compartimos, aquí en la Catedral y a través de la radio en todas las comunidades, el pensamiento de la Arquidiócesis. Se hace un pensamiento de hogar y sentimos que la Iglesia es nuestra casa y que allí hay una madre mucho más cariñosa, más fina que nuestras mismas madres terrenales que nos quieren tan bien, que no quisieran nada malo para nosotros. Pues María asume toda esa ternura de hogar, y la Iglesia, la Arquidiócesis, las comunidades, deben sentirla siempre presente. HECHOS DE LA SEMANA Ahora yo la siento como que fuera nuestra Madre a la que rodeamos todos nosotros, sus hijos, para comentar un poco estos días de Navidad y Año Nuevo como lo están haciendo en sus hogares muchas familias en torno de sus padres. Y le diré a mi madre, la Virgen María, que bendiga siempre este esfuerzo desde la catedral a quien trata de ser el servidor de la diócesis, para dar voz a los que no tienen voz. Que este es un servicio que, sin duda, gusta a la Madre: de ver unos hijos que sufren y que no pueden, muchas veces, manifestar sus sufrimientos, por ejemplo: ATROPELLOS QUE SUFRE EL PUEBLO Y LA IGLESIA La carta que recibí de Las Tres Ceibas, donde desmienten las publicaciones que oficialmente se han hecho acerca de los desórdenes que allá surgieron el 24 de diciembre en la noche y el 26 por la tarde. "No fueron los cristianos los que provocaron la balacera, sino elementos ebrios -dice la carta- de ORDEN." Sería bueno que se investigaran estas cosas; y, antes de echar la culpa a otros de cosas tan graves, se dedujeran las verdaderas responsabilidades. También se quejan en Aguilares de que la casa donde viven las religiosas, el convento parroquial, se vio de repente invadido por personas de autoridad que saltaron del solar vecino, por el tapial, al convento. Siguen llegando muchas quejas de capturas de reos sin ser sometidos a tribunales, de desaparecidos; injusticias también que se lamentan en fábricas, en fincas, acerca de aguinaldos, de medidas, de sueldos, de prestaciones. Hermanos, yo no quiero ser más que una voz que en nombre de Dios que nos quiere a todos hermanos, pide ese sentido de equidad, de justicia, nada más, de ley bien cumplida. También la Iglesia en esta reunión de familia lamenta el misterio de aquella bomba que destruyó la conocida bodega y el misterio que envuelve los secuestros: del Sr. Safie y de la Sra. de Ciurato. Ojalá que el nuevo año nos libre de veras, nos dé un aspecto de más tranquilidad y paz de todo lo que se ha venido lamentando en este año que ha terminado. LA JORNADA DE LA PAZ En esta reunión con Nuestra Madre, la Virgen, también nos alegramos de celebrar hoy, por voluntad del Santo Padre, la jornada de la Paz. Pero como el día 1º no es el más oportuno para esta reflexión que quiere llamar la atención de todos los hombres de buena voluntad, la Comisión de Justicia y Paz ha organizado para los días 4, 5 y 6 de enero tres reuniones de reflexión. En ellas van a participar el Sr. Arzobispo de Panamá, Monseñor McGrath; y de los salvadoreños, el Dr. Martínez Moreno a las 7 de la noche. Será aquí en Catedral esta reflexión los días 4, 5 y 6. El día 4 a las 4 de la tarde ya estará Monseñor McGrath, y quiere ofrecer a los sacerdotes y a los que tengan preocupaciones pastorales, religiosas y laicos, una información sobre la preparación de la 3ª reunión general del Episcopado Latinoamericano, que va a tener lugar en Puebla de los Ángeles el mes de octubre de este año que comienza hoy. Es bueno que todos los sacerdotes -ya han sido citados y por este medio les hago llegar nuevamente la invitación para el 4 de enero a las 4 de la tarde en el Seminario- nos reunamos. Lo mismo invito a las personas, religiosas o seglares, que tengan interés en conocer esta actividad del Episcopado de todo el Continente, en el cual se destaca Monseñor McGrath como representante de esta zona centroamericana. Quiero comunicarles también un saludo muy fraternal recibido ayer del señor Arzobispo de Tegucigalpa, al cual habíamos invitado para la Jornada de Paz, pero no podrá venir por razones ajenas a su voluntad; pero dice que cordialmente está con nosotros y orará mucho por la paz entre estos dos países. NOMBRAMIENTO DEL OBISPO AUXILIAR En este ambiente de la línea del Papa, en que reclama la construcción de un orden más justo en El Salvador, que se enmienden evidentes injusticias y que se dé plena libertad sin trabas a la misión y a la predicación de la Iglesia, y otras recomendaciones del Santo Padre, digo que en ese contexto quiero presentarles también la noticia que todos ya saben. Salió en la prensa de esta semana el nombramiento de Monseñor Revelo como Auxiliar de San Salvador. Ya he expresado mi parecer acerca de la persona de Monseñor Revelo. Se trata de un verdadero amigo, aunque muchos quisieran distorsionar su manera de pensar. Yo creo que cuando el Papa, que ha dado esas líneas del proceder de la evangelización en El Salvador y al mismo tiempo nombra un obispo, es decir, expresión de su confianza para la predicación en ese país, es porque el obispo designado es un eco de esta auténtica doctrina de la Iglesia actual. Por eso yo les suplico a todos acoger con benevolencia al nuevo Obispo Auxiliar que el Santo Padre ha designado para ayuda de la Arquidiócesis de San Salvador, y tener en cuenta, pues, cuáles son los pensamientos del Papa a los cuales todo maestro en la Iglesia, todo Obispo, tiene que atenerse para ser digno ministro de la Iglesia en aquel pueblo de Dios al cual es enviado. En este mismo sentido les dije, cuando nombraron a Monseñor Rivera obispo de Santiago de María, es una expresión de la confianza del Papa en aquella persona designada y por tanto nos da la garantía de que la predicación de estos obispos es verdaderamente acorde con la doctrina actual de la Iglesia, y que todos tenemos que ponernos al día en el pensamiento de una Iglesia que quiere ser cada vez más encarnada en las realidades del pueblo. DISTORSIÓN DEL MENSAJE DE PABLO VI En el número de "Orientación" de esta semana les voy a encarecer que lean detenidamente el discurso del Papa al Embajador de El Salvador ante la Santa Sede, porque las noticias parciales que salieron en los periódicos no dan la idea exacta de lo que el Papa desea de este país. Y allí nos daremos cuenta cómo lo que la Iglesia está predicando aquí, localmente en El Salvador, es la línea que el Papa señala también en el discurso dirigido a través del Embajador, a nuestro Gobierno y a nuestro pueblo salvadoreño. VISITAS PASTORALES Y COMUNIDADES DE BASE He visitado esta semana las comunidades de San Juan Opico, de Antiguo Cuzcatlán y de la Parroquia La Merced en su iglesia de San Esteban. Yo quiero agradecerles la acogida cariñosa que allí me dispensaron y felicitarlos, a sus párrocos y a sus comunidades, por las actividades eclesiales que están llevando tan magníficamente. También felicito a las diversas comunidades cristianas que en estos días de Navidad han reflexionado mucho en el Evangelio. Es una de las características más hermosas de Nuestra Iglesia: que se está haciendo más bíblica, más reflexiva; en esas Comunidades de Base que se llaman, porque son los pequeños grupos de fieles dirigidos naturalmente por sus párrocos o por las religiosas que cuidan esos pueblos. Estamos viendo crecer en reflexión y en fe a muchos hombres y mujeres que van comprendiendo cada día más lo que es ser miembro de una Iglesia que prolonga a Cristo en la historia. OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS También las Comunidades no católicas, los protestantes, han asumido los que pertenecen a la Comisión Ecuménica una entusiasta preparación de los 8 días de oración que desde hace muchos años se celebra en este mes de enero, del 18 al 25 de enero; se llama el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos. Me da verdadero gusto saber que no es la Iglesia Católica sola, sino en comunión con los hermanos protestantes, los que estamos preparando estos días de oración para pedirle al Señor lo que Cristo pidió en la última cena: "Padre, que todos los que crean en mí, sean una sola cosa, que no presentemos al mundo el escándalo de la división cristiana sino que seamos verdaderos seguidores del evangelio auténtico y allí nos encontremos como un sólo rebaño bajo un sólo Pastor que es Cristo". INVITACIÓN AL HOSPITAL DE LA DIVINA PROVIDENCIA Finalmente, hermanos, quiero invitarle hoy, 1º de enero, como 1º de cada mes, allá en el Hospital de la Divina Providencia. A las 5 de la tarde se tiene una Hora Santa, es una Capilla muy linda que quizá muchos no conocen, invita a la oración. El 1º de cada mes, allá, junto a los enfermos, podemos al mismo tiempo que hacer un acto de fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y ejercitar nuestra oración por las grandes necesidades de la Patria, de la Iglesia, de las familias, al mismo tiempo hacer un acto de caridad -que nos manda el Catecismo entre las obras de misericordia - visitar a los enfermos y ayudar a esa obra que verdaderamente tiene un nombre que no es sólo nombre sino realidad: La Divina Providencia. Allí se vive de caridad, del amor con que se llevan allá los donativos, no tiene subsidios sino simplemente la mano de la Providencia a través de sus generosos bienhechores. REFLEXIÓN COMUNITARIA Podíamos seguir comentando, hermanos, muchos hechos de la Iglesia que va apiñando cada vez más a sus católicos en la unidad que Cristo quiere, que va también conjurando todas las tentaciones de desunión que arrecian contra nuestra Iglesia. Pero ya bastan estas breves notas, a las cuales juntaría yo la historia íntima de cada uno de ustedes con quienes estamos haciendo esta reflexión: sus familias, Uds. mismos en particular, ¡cuántos problemas! ¡cuánta historia!, todo eso quisiera que lo pusiéramos en común para reflexionar en el cariño, en la grandeza, de esta Madre Bendita que la Iglesia nos ofrece hoy como centro de nuestra reflexión: la Virgen Madre de Dios. De las tres lecturas de hoy, yo sacaría tres notas para enfocar en su grandeza casi divina a esta Mujer bendita entre todas las mujeres. La primera lectura es Dios que presenta su pensamiento acerca del Viejo Testamento, toda la historia de Israel. La segunda lectura, San Pablo que nos presenta el momento llegado cuando Dios tenía que hacerse hombre, necesitó la colaboración de una mujer de la cual nace Dios hecho hombre; y el tercer pensamiento es el evangelio: los pastores encontraron a Jesús junto a María, María signo, camino hacia Cristo. 1º. DIOS PRESENTA SU PENSAMIENTO ACERCA DEL VIEJO TESTAMENTO: TODA LA HISTORIA DE ISRAEL En la primera lectura veo en esas breves líneas que hemos leído hoy, todo lo que significaba para Dios su pueblo. Habló el Señor a Moisés y le dijo: "Esta es la fórmula con que bendeciréis a los Israelitas" y luego sigue la bendición que ya la hice como saludo de Año Nuevo. ¿Qué siente Dios para su pueblo? y ¿qué siente el pueblo de Dios para su Dios? ¿Qué es Israel el de la Biblia? ¿Qué es el Viejo Testamento? Es toda una historia de un amor de Dios que va preparando con promesas santas la redención de los hombres. Quiso prepararlos durante largos siglos a ese advenimiento del Hijo de Dios para salvar a la humanidad, para que la humanidad fuera tomando conciencia de lo que es Dios Salvador. PUEBLO QUE SE FUNDA EN LA FE DE CUYA DESCENDENCIA SERÁN BENDECIDOS LOS DEMÁS Pero fijémonos como Dios para venir a salvar al mundo se forma un pueblo. El sentido de pueblo es muy grandioso; cuando decimos "el pueblo" no lo profanemos. El pueblo es el conjunto de hombres que va desarrollando en la historia una vocación de Dios. Cada pueblo tiene una vocación, así como cada hombre también tiene una vocación. La vocación de Israel es de lo más grande, pueblo escogido entre todos los pueblos porque su fundador Abraham recibió de Dios una promesa. Era ya anciano y estéril y le dice: de tu descendencia voy a formar un pueblo numeroso como las arenas del mar y las estrellas del cielo. Y aquel hombre que casi pudiera tomarlo como una burla, ya viejo y no teniendo hijos: "¿cómo voy a tener un pueblo tan numeroso?" "cree", dice la Biblia. Creyó contra toda esperanza. Es un pueblo que se va a fundar en la fe, en la fe de Abraham. Y le comienza a prometer que de su descendencia serán bendecidos todos los pueblos. Por eso, cuando se oían expresiones en el Antiguo Testamento como la que hemos leído hoy, "invocar el nombre del Señor", era recordarle a ese pueblo el pacto hecho con Dios, las promesas de Dios a ese pueblo. Cada vez que un nacional o extranjero bendecía a Israel, le estaba recordando: "tú eres un pueblo bendito, tú tienes una relación muy especial con tu Dios", hasta el punto de que cuando ese pueblo era humillado era el mismo nombre de Dios que se sentía también profanado. Y cuando ese pueblo vencía en sus dificultades, era glorioso en sus circunstancias, era Dios el que se glorificaba. Existía entre Dios e Israel la relación que existe entre un esposo y una esposa. La esposa lleva el nombre del esposo, el apellido del esposo y la suerte de la esposa compromete al esposo. Si esa esposa es fiel, honrada, gloriosa, es el esposo el que se siente glorificado en ella; así como también la esposa profanada, indigna, prostituida, es el nombre del esposo manchado en la conducta de su esposa. Eso era Israel, la esposa de Dios. Por eso los verdaderos israelitas, los verdaderos descendientes de Abraham tenían tanta fe en Dios. MARÍA, ENCARNACIÓN DE LA HISTORIA DE ISRAEL La expresión más bella de ese pueblo es la que nos ofrece hoy la Iglesia: "María, hija de Abraham, descendiente de David", ella encarna en su vida de Virgen sencilla, modesta, desconocida, pero allí como que han venido a concluir todos los torrentes de la historia. Por eso, cuando agradecida canta su Magnificat al Señor que la ha escogido para ser la Madre del prometido del pueblo, dice: "Acogió a Israel su siervo, según las promesas que hizo a Abraham y a su descendencia". Se sentía Ella la encarnación de toda una historia. Nadie ha sido tan nacionalista como María con su nación. ¡Es un ejemplo! Hermanos, yo quisiera que en este día de María, Madre de Dios, destacáramos esta nota: la Patriota, la que amó a su pueblo, la que vibró con su pueblo, la que conocía las tradiciones, la que no traicionaba los signos patrios. ¡Verdaderamente el corazón de una patriota! ¡Que signo más Bello! Para que en esta hora en que la nación de El Salvador necesita verdaderos espíritus patrióticos no traicionáramos por acomodarnos a situaciones de política, o de economía, o de sociedad, el verdadero interés del pueblo, la verdadera historia, la verdadera redención. LLAMAMIENTO DE LA VIRGEN Día 1º de enero. ¡Salvadoreños! Llamamiento de la Virgen para ser como Ella: amad a vuestra patria, estudiad vuestra historia, conoced vuestra idiosincrasia, sed salvadoreños profundamente. Quizás no tenemos todos la culpa, ni toda la culpa de no amar tan entrañablemente a nuestra Patria como María amó a su Patria. La vemos a veces tan fea, nos sentimos tan desubicados en nuestra propia patria, que muchos prefieren mejor irse a otros lados; no sienten el hogar, no sienten la tradición, no sienten la alegría de la propia sangre, de sus paisajes, de la propia belleza de su tierra, ¡y es tan bonito El Salvador! Pero María vibraba con los paisajes de Israel, con la historia de Abraham, de Moisés, de David, de las grandes mujeres; toda la historia de Israel palpitaba en su corazón de Virgen patriota, enamorada de su tierra. Hermanos, amemos a nuestra Patria, amémosla como María, que no desconocía sus pecados y pedía misericordia a Dios por los pecados de su pueblo, pero la amaba en su grandeza de vocación de pueblo de Dios. Por eso, cuando Dios escoge una mujer de su pueblo, del pueblo de las promesas, para encarnar en las entrañas de esa mujer a su Hijo que quiere ser un modelo de hombre en la historia, escoge a aquella mujer que encarne mejor todo el espíritu de su Patria. María es escogida por su santidad y por su patriotismo; María es Madre de Cristo porque ese Cristo tiene que ser el hijo de todo un pueblo, María es la expresión de todo un pueblo. Cuando ella le dice al ángel: "Hágase en mi según tu palabra, he aquí la esclava del Señor", es todo el pueblo escogido que está hablando. Para este momento había formado Dios un pueblo tan maravillosamente privilegiado por Dios. Los milagros y toda la historia del Viejo Testamento no tenía otro objetivo que formar una historia de un pueblo bendecido especialmente por Dios, para que de él naciera el Redentor, la fuente de bendición de todos los otros pueblos de la tierra. Por eso, María realiza en su vocación de Madre de Dios, de Madre de Cristo, el designio divino de la nación entera de Israel. Muchos paisanos, compatriotas suyos, no lo comprendieron. Cuánto se desviaron los falsos israelitas, cuando traicionaron a Dios en su designio de su vocación como pueblo los que se vendieron a poderes extranjeros, los que pusieron su afán en adorar el becerro de oro, los que pecaron ofendiendo a Dios hasta el punto de que Dios decía a su pueblo el dolor que siente un marido por su mujer que lo ha traicionado, así siente Dios los pecados de su Pueblo. Pero cuando encuentra siempre un resto de Israel, un pequeño grupo de fieles a las promesas de Dios -siempre lo hubo en Israel- en ese resto, en ese pequeño grupo, cuando llegó la plenitud de los tiempos era pequeñísimo de verdad. Analicen el momento en que Cristo nace; Israel ha vuelto las espaldas a Dios, pero hay un pequeño grupo, tal vez desconocido, pero allí está el alma del pueblo: María, José, los pastores que esperan al Redentor, los apóstoles que siguen a Cristo. El pequeño grupo. Este es el núcleo que Dios sigue bendiciendo aun cuando los demás se hayan hecho indignos de esa vocación. No nos vaya a pasar lo mismo, queridos salvadoreños; que Dios tiene un designio de amor, de salvación, en nuestro país y lo está dando a través de su Iglesia. Los salvadoreños que se aferran a esta Iglesia, la aman, trabajan con ella, son el núcleo, son el reducto, el pequeño grupo de los fieles de Israel; desde allí, desde la Iglesia, quiere Dios salvar a Nuestro Pueblo. Seamos Iglesia, seamos como María, alma que conserva la vocación de su pueblo, que cuando vengan días mejores nos encuentre Dios que hemos sido fieles a la misma vocación de nuestra tierra. 2º. MARÍA, INSTRUMENTO DE DIOS PARA ENCARNAR A SU HIJO EN LA HISTORIA El segundo pensamiento está en la 2ª lectura. San Pablo a los Gálatas les dice: "Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo nacido de una mujer". Calificaríamos esta lectura desde la fiesta de hoy de María, Madre de Dios: María, instrumento de Dios para encarnar a su hijo en la historia. Esto es María. MARÍA NOS DA LA PAUTA PARA COMPRENDER QUIEN ES CRISTO Cuando llegó la hora de que aquel pueblo tenía que ofrecer una mujer, para que el que naciera Hilo de Dios fuera también hilo de mujer, es decir, hombre verdadero, encontró en María la mujer adecuada, porque, como dicen los santos, María encarnó antes en su mente, en su fe, a Dios. Y sólo cuando Dios se sentía encarnado en la santidad de aquella mujer, la escogió. Y el ángel le dice: "has hallado gracia a los ojos de Dios. Entre los millones de mujeres que formaron el pueblo de Israel, sólo tú eres la bendita entre todas, vas a ser Madre del Redentor". Y María pide una explicación para salvar su virginidad y comprende una orillita del Misterio: "lo que nacerá de ti será Santo. El Espíritu Santo hará esta obra, para eso formó este pueblo. Para que así como de unos estériles, Abraham y Sara, nace un pueblo numeroso, de tu virginidad, sin menoscabarse en nada, quedando siempre virgen, vas a ser la Madre de aquel que va a ser el centro de la historia cristiana en el mundo". María, pues, nos da la pauta para comprender quién es Cristo. MARÍA ES PROCLAMADA MADRE DE DIOS Allá por el siglo IV surgieron doctrinas erróneas acerca de Cristo. Se decía que María solamente había dado a luz un hombre, un niño cualquiera al cual Dios asumió para hacerlo su Hijo, como nosotros que nacemos hijos de la carne pero después por el bautismo nos hacemos hijos de Dios. Entonces la Iglesia, encargada de guardar las verdades reveladas por Dios, se reunió en Concilios, uno de los cuales el más famoso, el Concilio de Éfeso, fue para proclamar que María había dado a luz a un Dios que ya se había encarnado en sus entrañas y que, por tanto, se le debía llamar Madre de Dios. Theotokos, decían en griego: la Madre de Dios. No solamente fue madre de un hombre que es Dios, sino Madre de un Dios que se encarnó en sus mismas entrañas. Cristo tiene naturaleza divina porque es Dios y tiene naturaleza humana porque se formó en las entrañas de una mujer, pero sólo tiene una persona, persona Divina, la 2ª persona de la Santísima Trinidad. De modo que la naturaleza divina como Dios y la naturaleza humana como hombre confluyen en una sola persona: Dios. Lo que hace Cristo como Dios, podemos decir, lo hace Dios, pero también lo que hace Cristo como hombre, como está unido con Dios, se dice, lo hace Dios. Por eso dice el Concilio que Dios se hizo hombre y desde entonces los hombres sentimos que nuestra naturaleza ha sido elevada en Él. Ya piensa con pensamiento de hombre, pero es Dios el que piensa; ama con corazón de Dios, pero es Dios el que ama; trabaja con manos de hombre, pero es Dios el que trabaja con esas manos; y por eso, cuando muere en la cruz, su sacrificio es de valor infinito, porque no es el sacrificio de un simple hombre, sino de un hombre que al mismo tiempo es un Dios; y su dolor, su sangre, vale para salvar a todos los hombres del mundo y pagar los pecados de todos los hombres. ¡Qué grande es Cristo! Ahora, del 60 para acá ha despertado en la teología una nueva inquietud para estudiar esta Cristología más profundamente. Y hay dos grandes corrientes, una corriente que llama la Cristología desde arriba y otra que dice la Cristología desde abajo. Entendiendo desde arriba, la consideración del Dios que se hace hombre; y la Cristología de abajo, el hombre que en Cristo se hace Dios. ¡Es maravilloso! Hermanos, cómo quisiera yo que en este día de la Madre de Dios, ella nos inculcara la verdadera fe que ella tenía cuando abrazaba a su niño Jesús, o como cuando al pie de la cruz recibe su cadáver. La Madre dolorosa sabe que está acariciando el cuerpo de un Dios; y que esa víctima que se ofreció en la cruz, el Niño de Belén, es Dios que nació de sus entrañas hecho hombre; y ella llevará para siempre ese título glorioso: Madre de Cristo, es decir, Madre de Dios. Esta es la doctrina verdadera acerca de Cristo y acerca de María. Por eso la Iglesia quiere que esta Navidad, a 8 días de su nacimiento, el centro de nuestra reflexión esta mañana -que nos perdone un poquito Cristo- sea María que no nos aparta de Cristo, sino que, al contrario, nos hace mas accesibles a Cristo. Porque no hay duda que una Navidad que no tuviera de por medio una mujer, que es una madre con el Niño en sus brazos, sería una Navidad de un Dios que se hizo hombre pero sin la ternura de una Madre. Así como al pie de la cruz una víctima que dio su vida por los pecados del mundo pero que no hubiera tenido unos brazos de madre que lo recibieran, sería, sí, el amor infinito de un Dios que se entregó por nosotros, pero le faltaría eso que saben dar las mujeres: la ternura, el amor, la compasión. La pasión de Cristo se hace más dulce, más hermosa, cuando pensamos en la Madre Dolorosa; y la Navidad se hace más encantadora cuando pensamos en la Madre del Niño Jesús. UN LLAMADO A LOS PROTESTANTES Sintamos mucha devoción a la Virgen, hermanos. Y ya que mi amistad con los hermanos protestantes me lleva a dirigirles mensajes desde nuestra grandeza y verdad católica, yo les digo, queridos hermanos protestantes, que sentimos esa nostalgia en ustedes, les falta mas amor a María y hay algunos que en su fanatismo hasta la apartan del culto a Cristo. ¡Si nada le quita a Cristo, María!. Al contrario, María hace más simpático, más bello, más atrayente a Cristo. Así como cuando el platero engarza una joya preciosísima en una montadura de oro fino, la hace más bella a la piedra por la montadura de oro. Cristo es la perla preciosa, no hay comparación; es el único salvador entre Dios y los hombres, María no nos ha salvado, es Cristo. Pero Dios quiso escoger que junto a Cristo, la perla preciosa, existiera esta montadura de oro. María es como el marco de oro para presentarnos a Dios, a Cristo Nuestro Señor. 3º MARÍA, SIGNO DE LA PRESENCIA DE JESÚS Por eso hermanos, mi tercer pensamiento tomado del Evangelio es esta frase de San Lucas: "Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre". ¡Qué cosa más bella! Encontraron a María y a través de ella a Jesús. Este es mi tercer pensamiento: María signo de la presencia de Jesús. Así como cuando fulgura la aurora es señal de que ya va a parecer el sol, cuando se siente a María es señal de que Cristo está cerca. María conduce a Cristo. Es su razón de ser. Como en nuestras noches de luna, sobre todo hoy que ya la descubrieron, la luna no es más que un inmenso cascajo de piedra, piedra muerta, pero cuando el sol la ilumina y esa piedra inmensa refleja sobre la tierra, ¡qué bella aparece la luz, la luna! Esa es María, por naturaleza una mujer de nuestra raza, pero cuando la ha invadido la belleza de lo divino, María es la luna preciosa que lanza su serena luz de ternura, de madre, sobre nuestras noches y nuestros días. En María, siempre nos referimos a Cristo. María es el signo de la presencia de Cristo. Por eso, hermanos, cuando decimos que María es la Madre de la Iglesia, estamos diciendo también esto: la Iglesia y María son la presencia de Cristo. Si la Iglesia salva, es porque prolonga la misión salvadora de Cristo. Si María es fuente de inspiración y de amor en nuestra plegaria, es porque trasluce el poder, la ternura, la redención de Nuestro Señor Jesucristo. María signo de la presencia de Cristo. No lo olvidemos. Cuando se va apagando la devoción a la Virgen en un corazón tengamos miedo. Es como que se va escondiendo la estrella que conduce a los magos hasta Cristo, nos perdemos. Cuando la devoción a la Virgen va sufriendo eclipse, se está eclipsando también la luz del sol divino: Cristo Nuestro Señor. Pero cuando en el corazón del pueblo, de la familia de cada cristiano hay ternura, hay confianza, hay amor que reza a María, Cristo está cerca, esa alma no está perdida. RECUPEREMOS LA VERDADERA DEVOCION A MARÍA Yo les inculco, hermanos, en esta mañana del día de la Virgen, Madre de Dios, Madre de Cristo, que si acaso cediendo a corrientes de moda se nos ha perdido un poco la ternura que aprendimos de nuestras madres para rezar a la Virgen Madre, hoy aprovechemos para recuperar, refrescar el corazón, que el hombre, por mas grande que llegue a ser en la historia, siempre es un corazón de hijo; y ante la Madre, todo hombre por más grande que sea se siente niño y no se avergüenza de las cosas de niño ante su mamá. También con María que es madre, la sencillez de nuestro rosario, la sencillez de nuestras peregrinaciones a los santuarios de María, la visita a las imágenes de María. Arrodillarnos ¿por qué no? Si no lo hacemos con sentido de idolatría sino con la ternura con que muchas veces nos arrodillamos ante nuestra madre que está sentada para platicarle con más cariño. Todas esas cositas; cositas digo, porque así las llama la mamá "cositas": el caramelo que la mamá da o que el niño le trae de la fiesta. Cositas insignificantes pero que llevan toda la ternura del amor de los hijos. Yo quisiera, hermanos, que en nuestra Arquidiócesis reverdeciera toda esa devoción que es tan proverbial, tan tradicional, entre nuestras familias. Ya en muchos hogares se ha dejado de rezar el rosario, ya en muchas familias no se invoca a María y, perdonen queridas comunidades cristianas, hasta en comunidades cristianas he sentido con tristeza, muchas veces, que se saben rezar bonitas oraciones espontáneas a Dios, a Cristo, pero no se hace mención de María. Volvamos a sentirla presente, porque su presencia es señal de que Cristo está con nosotros, está cerca. LA DEVOCIÓN A MARÍA DEBE DE GUARDAR UN EQUILIBRIO Seamos humildes como los pastores, sencillos como los ricos magos del Oriente pero que ante María se sintieron niños. También la reconocieron Madre del Redentor. Y hagamos de nuestra fiesta de la maternidad divina de María, una renovación de nuestra fe, de nuestro conocimiento de María. El Concilio advierte maravillosamente: "No exageremos, pero tampoco minimicemos". Este es el equilibrio que nos pide el Concilio, es decir, una devoción a la Virgen que no lleve al fanatismo, a exagerar como si ella fuera diosa, redentora, es falso; eso no es María. María es madre del Redentor, criatura de Dios creador. Pero tampoco seamos tan fuertes a nuestro modo, que ya no nos hace falta María y hablamos de ella con cierto desprestigio, con cierto desamor. Ni una cosa ni otra. Ni exagerarla, porque no necesita exageraciones, ¡es tan grande! Ni hacerla tan chiquita y tan insignificante, porque no lo es. El mismo Dios la reconoce como Madre de su Hijo y la ha querido colaboradora íntima de la redención de los hombres, dispensadora de todas sus gracias. Hermanos, este es el mensaje de la Iglesia en el 1º de enero. Yo deseo a todos, pues, que como pertenecientes a este pueblo de Dios seamos todos muy bendecidos en este año en Cristo, que fue para el pueblo de Dios como el fruto traído por María a todo el mundo, al cual pertenecemos nosotros. Tratemos de hacer en este año una verdadera Iglesia, tal como Dios la quiere, pueblo escogido suyo desde el cual junto a María que es miembro de este pueblo, seamos iluminación, salvación... |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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