La escena del Evangelio que acaban de escuchar, queridos hermanos, tiene todavía actualidad. Ese gentío que se va acercando a Jesús, no ha terminado de acercarse; somos esta mañana nosotros, los que hemos venido a la Catedral o los que se reúnen en torno de la palabra de Dios en cualquier templo o ermita o reunión, para reflexionar esa palabra. Nos acercamos a Jesús y Él se puso a hablar enseñándoles. Este magisterio de Jesús se pro1onga y va tomando una actualidad, de tal manera que Jesús siempre se siente presente en el pueblo, en la sociedad, en la familia, en el grupo, en la comunidad, que quiere alimentarse de esas divinas orientaciones.
ENSEÑANZA ETERNA Y REALIDADESPor eso, hermanos, para mí, este momento de la misa de 8 en Catedral y a través de la radio, en comunión de tantas comunidades de la Arquidiócesis, es un momento solemne, es un momento de Sermón de la Montaña, es un momento en que yo siento que junto a Jesús estamos todos. Él es el maestro, yo no soy más que su humilde repetidor, pero es Él el que a ustedes y a mí nos quiere enseñar cómo guiar nuestros pasos, hacia las Bienaventuranzas, hacia la felicidad. Por eso, hermanos, a mí me preocupa siempre, en la predicación de cada domingo, hacer que esa enseñanza eterna y actual de Jesús se enmarque en las realidades que vivimos. Y cada uno tiene que hacer ese esfuerzo de actualizar por él, para su familia, para su pueblo, esa eterna palabra que vale para todos, pero no de igual manera, sino que a cada uno según sus necesidades, sus circunstancias. Por eso tengo cuidado de narrarles aquí por lo menos aquellos aspectos más salientes de la semana. VISITA DEL SECRETARIO ADJUNTO DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO DE LOS EE.UU.De parte de la Curia Arzobispal, por ejemplo, esta semana ha tenido un signo de los tiempos, y ha sido su visita que le hizo el Sr. Secretario Adjunto del Departamento de Estado de los EE.UU. Sr. Todman. Estando en El Salvador tuvo la atención de visitar al Arzobispo, donde hubo una conversación muy cordial, de la cual entresaco estos pensamientos: Él dice que el celo por los derechos humanos es parte de su vida. Hay que tener en cuenta que él pertenece a la raza negra, la cual significa en EE.UU. una de las marginaciones más anticristianas. Él lleva en su vida, en su raza, como muy grabado en su existencia, este derecho de la igualdad de los hombres. También me gustó oír la coincidencia de su pensamiento con el pensamiento de la Iglesia, cuando dijo que la raíz de toda violencia, de todo terrorismo, es la injusticia social de los pueblos, y que es un deber hacer funcionar las estructuras de un país para lograr el bien de todos. Y si esas estructuras no están adecuadas para ese bien común, la obligación de cambiarlas, porque no es el hombre para las estructuras -añado yo de parte del Evangelio- sino las estructuras para el hombre. Aplicando este pensamiento tan sabio, digo yo que esta es la voz de la Iglesia. La adaptación de unas estructuras políticas, económicas, sociales, en que el hombre salvadoreño se pueda desenvolver con toda esa libertad y dignidad que Dios le ha dado. Que hay unas estructuras que no funcionan en este bien común, es necesario, pues, cambiarlas. También el Sr. Todman comprendió cuando personalmente le decía yo que las buenas relaciones Iglesia-Gobierno no deben ser para beneficio o prestigio personal, sino para positivo servicio del pueblo. "Me gusta mucho -me dijo- oír esas frases". VISITA DE SOLIDARIDAD DE HOLANDAEntonces, hermanos, también quiero recordar otra visita muy significativa de parte de la Solidaridad Católica de Holanda. Unos cristianos que quisieron hacer un viaje hasta nuestra patria, oír nuestras circunstancias y prometernos su ayuda, su solidaridad. Quiero agradecérselos públicamente y comunicar a ustedes, radiooyentes y queridos católicos, la alegría de esta comunión. Esa es la Iglesia: Comunión, de tal manera que los méritos, las alegrías, las penas de un cristiano, redundan en bien de todo el organismo cristiano. Estos gestos de solidaridad que han abundado para nosotros, Iglesia de la Arquidiócesis de San Salvador, tengámoslos siempre muy en cuenta, para que también nosotros sepamos palpitar con las preocupaciones, las angustias de otras diócesis de otros países. Esto es vivir como familia, la familia de Dios extendida por el mundo. ANIVERSARIO DEL PRIMER SACERDOTE EXPULSADOAyer en la Parroquia de Apopa conmemoraron que hace un año fue expulsado su párroco, Padre Mario Bernal. Yo quiero aprovechar esta circunstancia para aclarar qué es lo que la Iglesia quiere respecto de estos sacerdotes echados del país o prohibidos de entrar. No es cierto que yo esté exigiendo que entren; lo que estoy pidiendo es que se revisen las causas, ¿por qué fueron echados? Esto lo exige la justicia, lo exige el prestigio de la Iglesia y el prestigio personal de cada sacerdote; para que no queden cargando con eso que fue como la falsa motivación para echarlos: son comunistas, son subversivos, no respetan las leyes del país... Yo sólo pido que se aclaren esas acusaciones y si son culpables, que se les castigue. Pero si se les ha echado simplemente y se presenta como un hecho consumado, creo que no es justa esa actitud. De modo que quede bien claro, que no estoy pidiendo yo que regresen, sino que se examinen sus causas. VIDA DE LA IGLESIAEn la vida de la Iglesia, queridos hermanos, tenemos cosas muy interesantes y consoladoras. Saludamos al nuevo párroco de María Auxiliadora, el Padre Giraudo, que ha sustituido al Padre Alas, quien ha pasado a ayudarle a Monseñor Rivera en Santiago de María. NUEVO SEMINARIOUna alegría muy grande para mí fue la de ayer por la tarde en Chalatenango: Se inauguró allá, con pequeño grupo de jóvenes estudiantes de Bachillerato, el Seminario Menor que lleva el nombre del patrono de Chalatenango: San Juan Bautista. Es toda una esperanza aquel Departamento tan fecundo en vocaciones, teniendo ya cerca un centro de educación eclesiástica, estamos seguros que nos dará muchos consuelos sacerdotales. Queremos felicitar al P. Fabián Amaya, a todos los colaboradores que hicieron posible este sueño de un Seminario en Chalatenango. También les anuncio que dentro de pocos días se abrirá el curso nuevo de San José de la Montaña, que como ya les he ido informando, estará repleto de jóvenes, tanto en el Menor como en el Mayor. Menor son aquellos jóvenes que están sacando su Bachillerato y Mayor son los Bachilleres que ya estudian su Filosofía y estudian su Teología. En uno y en otro, nuestra Arquidiócesis ha recibido de parte del Señor una abundante bendición de vocaciones. Les invito a que agradezcamos eso al Señor. EL SEMINARIO ES DE TODOSY como les decía ayer en Chalatenango, hoy lo digo para toda la Diócesis: Yo quisiera, hermanos, que todo el pueblo de Dios sintiera como suya la obra del Seminario, porque así es. La renovación del sacerdocio por los jóvenes llamados al servicio de Dios es alegría, esperanza de todo el pueblo, no sólo del Obispo. Y por eso necesitamos que todos oren y todos apoyen moralmente, impulsen que el joven del Seminario no se sienta solo ni raro, sino que sienta que es alguien que se prepara y lo espera el pueblo con ansia, con cariño. Manifestemos para nuestro Seminario, pues, un ambiente de apoyo moral y también no me avergüenzo de pedirles el apoyo económico. Nos hemos lanzado a una tremenda aventura cuando recogemos en un verdadero internado -ya saben los maestros, lo que cuesta hoy un internado, pero todo sacrificio es poco, si logramos sacerdotes según el corazón de Dios-, y para ese apoyo económico, hemos pensado volver a aquella costumbre de consagrarle los terceros domingos. El tercer domingo de cada mes, la colecta que se haga en las parroquias y también donativos en víveres y en otras maneras de ayudar por medio del párroco, háganlas llegar a los Seminarios. Aquí los terceros domingos, pues, seremos mendigos del Seminario para que todos puedan ayudarnos y que cada párroco en su parroquia recuerde esta colaboración que generosamente nos va a dar sin duda el Pueblo de Dios. A LAS CARMELITAS DE SAN JOSÉ GUADALUPANAS Y CARMELITAS MISIONERASEn la vida religiosa, quiero felicitar a las Carmelitas de San José por su profesión y, sobre todo, por la abundancia de vocaciones que están teniendo. Cuando se pregunta a las jóvenes qué es lo que les atrae a esa Congregación, es un bello testimonio decir: Es la sencillez de su vida, es la unidad y el amor que se muestra entre ellas y, sobre todo, ese generoso servicio de Iglesia que prestan en parroquias, en centros de promoción. Gracias a Dios que no son sólo las Carmelitas sino que hay varias congregaciones que están en este apostolado directo con nuestro pueblo y que sin duda Dios las va a recompensar con muchas vocaciones. Las Madres Guadalupanas esta semana van a cumplir su centenario de vida. Las encomendamos al Señor y las felicitamos. También las Carmelitas Misioneras, que tienen el Hospital de la Divina Providencia, invitan para mañana a las 6 de la tarde a una misa de acción de gracias, al cumplirse 12 años de existencia y de beneficencia en ese Hospital, que de verdad es obra de la Divina Providencia. Es una obra milagrosa y el que quiera palpar lo que es Dios con su providencia, visite y ayude esa obra. Mañana sobre todo, en su aniversario. OTRAS VISITASHe visitado las comunidades de San Antonio en Santa Tecla, donde un fiel servidor de la Iglesia nos da ejemplo de perseverancia: Monseñor Alvarenga, llegando casi al centenario de su vida, fiel al servicio de su parroquia que él mismo originó y ha administrado. Visité también la obra del Buen Pastor, donde hay cambio de Superioras y donde se nota un generoso espíritu de amor a esta juventud que se alberga bajo sus aulas. Visité también Aldeíta, un cantón de Tejutía, donde junto con el pueblo de El Paraíso, van a constituir una nueva parroquia. Las Hermanas Betlemitas y el Padre Gabriel Rodríguez están haciendo una obra muy hermosa de apostolado en aquella región. También tuve el gusto de ser peregrino de Esquipulas, en el Santuario de Santa Cruz Michapa, donde el Padre Ayala y su comité muy entusiasta trabajan por la obra de aquel pueblo. En el Calvario se está celebrando este domingo la fiesta patronal del Señor del Calvario. Es un lindo Crucifijo que marcha con esa comunidad, que nos remonta hasta los orígenes de esta ciudad de San Salvador. SEMANA POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOSMis queridos hermanos, sobre todo quiero alegrarme y darle gracias al Señor por la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se clausuró en forma muy fervorosa, en esta Catedral, el miércoles de esta semana. Los que no pudieron venir y estuvieron ofreciendo al Señor sus enfermedades, su dolor, su ausencia, son generosos bienhechores de esta obra de unidad. El precioso telegrama del Padre Cortés dice: "Desde mi lecho de enfermo, participé Semana de Unidad, escuchando y ofreciendo mi sufrimiento. Felicítole por celebración nunca vista aquí". De veras, hermanos, el Señor nos ha bendecido con esta idea, que ha sido acogida por católicos y protestantes de buena voluntad y que saben que mientras no logremos esa unidad querida por Cristo seremos un estorbo para la evangelización del mundo, y que, en cambio, el día en que la unidad de todos los que creemos en el Evangelio de Cristo se manifieste al mundo entero ya esa unidad será la más elocuente llamada al Cristianismo. Todo el mundo será cristiano el día en que los cristianos de hoy compactemos nuestra unidad. De modo que, aunque haya terminado la semana de unidad, yo les suplico que sigan encomendando en sus oraciones, ofreciendo sacrificios, haciendo esfuerzos de acercamiento, católicos y protestantes y también ortodoxos, aunque entre nosotros esta rama de la separación, los ortodoxos, no es muy numerosa. Pero todos busquemos la unidad, sobre todo dentro de nuestra Iglesia. Y por esos hermanos, el sentido de la homilía de hoy podría ser éste: La Iglesia de las Bienaventuranzas. Domina en las lecturas de hoy, en la liturgia de la palabra, esa preciosa página de San Mateo: las Bienaventuranzas. Pero para comprender un poco el sublime misterio de esas ocho normas dadas por el mismo Cristo para conocer si un hombre es verdaderamente cristiano o sólo es de apariencia, es necesario tener en cuenta todo el marco litúrgico de la palabra de hoy. Remontarse hasta la primera lectura de un profeta del Antiguo Testamento, llamado Sofonías, y luego mirar la realización de esa palabra de Cristo en las primitivas comunidades cristianas, tal como nos narra hoy la segunda lectura de San Pablo a la comunidad de Corinto. Así comprendemos lo profundo de esta invitación del Divino Maestro. Pero todavía les adelanto esto: No comprendemos toda la grandeza de las Bienaventuranzas porque desde que las pronunció Cristo, se ha desatado sobre el mundo una revolución moral que todavía no ha llegado a su cúspide, estamos en camino hacia ella y no la comprenderemos hasta que llegue a ser una realidad esa meta: El Reino de los Cielos, que se promete como premio de cada una de las Bienaventuranzas. Son ocho caminos, pues, abiertos hoy a la humanidad por los cuales hay que caminar llenos de fe. Para comprender esta Iglesia de las Bienaventuranzas, yo quiero proponerles como de costumbre, estas tres ideas. Las tres son tomadas del Viejo Testamento, encarnándose en el Nuevo. 1ª.) EL RESTO DE ISRAEL SE PROLONGA EN LA IGLESIA. 2ª.) EL DÍA DEL SEÑOR NOS ABRE A PERSPECTIVAS ESCATOLÓGICAS, A LA ESPERANZA CRISTIANA. 3ª) CRISTO ES LA FUERZA DE ESTA IGLESIA QUE PEREGRINA EN FE Y ESPERANZA. Son tres frases de las lecturas de hoy. 1ª) EL RESTO DE ISRAEL SE PROLONGA EN LA IGLESIAEl resto de Israel es la manera de describir los profetas a ese pequeño grupo de fieles que permanecen fieles a la promesa, al seguimiento de Dios. Dios ha llamado a hacer una alianza con su pueblo, el pueblo del Viejo Testamento; pero este pueblo, propenso a la idolatría, al materialismo, a la búsqueda de las cosas fáciles de la tierra, se olvida de Dios. Pero siempre queda un resto, un grupo fiel y a éstos se dirigen los profetas. Y desde ese resto de Israel se denuncian todos los abusos, todas las injusticias, todos los materialismos del Israel infiel. Por eso les digo, hermanos, que es necesario leer la Biblia, teniendo en cuenta las circunstancias en que vivimos nosotros. Y San Pablo empalma este grupo cristiano que sigue a Cristo con ese grupo fiel: EL RESTO DE ISRAEL. Por tanto, este grupo de fidelidad a Cristo tendrá que vivir en la historia de sus pueblos las mismas vicisitudes que el resto de Israel. EL RESTO DE ISRAELEs conveniente leer el Viejo Testamento, leer sobre todo los profetas y escuchar en el acento de los profetas las reprensiones severas, los llamamientos al orden que los profetas hacían, incluso a los reyes, a los gobernantes, a los ricos, a los que abusaban, a los que atropellaban a su pueblo. Ustedes son la causa de que Dios rompa su alianza con este pueblo, les decían los profetas; y llamaban a penitencia: Conviértanse, renuévense. Es el Cristo que continúa en la Iglesia, el reclamo del deseo de ser fiel a Cristo para reclamar a quienes frágiles, así como todos nosotros, pero no hacen el esfuerzo de secundar el llamamiento de la santidad, sino que se hacen idólatras del dinero, del poder, de las cosas de la fierra. Conviértanse, sean fieles a la alianza de su Bautismo, sean fieles a su Señor. Este es el Resto de Israel, al que alude Sofonías después de describir las terribles injusticias de aquel tiempo: los orgullos, los lujos de los poderosos, para llamarlos y prometer: "en medio de ti dejaré un pueblo pobre y humilde", dice la palabra de hoy de Sofonías. Esto es lo que quiere la Iglesia: un pueblo humilde, un pueblo seguidor de Cristo, UN RESTO. Hermanos, no son las grandes muchedumbres las que nos deben entusiasmar sino la autenticidad, la calidad de los cristianos, la sinceridad de buscar a Cristo. ¿QUIÉN PERTENECE A ESE RESTO?Por eso me alegra que en estas horas que es difícil ser fiel a Cristo haya muchos cristianos en la Arquidiócesis, en la ciudad, en el campo, en todas las categorías. Pero aquí se conoce, pues, quién es fiel, quién pertenece a ese RESTO de fidelidad. Que mi llamamiento, pues, en nombre de Jesucristo, llegue a los corazones y todos queramos, no ser impecables, no ser ángeles de la tierra -todos somos pecadores, todos tenemos malas tendencias-, pero que al menos, se note un esfuerzo de autenticidad, de confesar los pecados y de luchar por no estar contentos nunca, entronizando el pecado en el mundo. Que luchemos por derribarlo. Llámese egoísmos, orgullos, vanidades, etc. El esfuerzo de un RESTO de Israel es no estar contento con la mediocridad del pueblo, sino ser verdaderamente un pueblo pobre y humilde. Ya vamos a explicar el sentido de esas palabras. EL ESPÍRITU DE AVARICIAPero antes, hermanos, quiero leerles una palabra de la Encíclica Populorum Progressio, para que vean lo que el Papa describe como ruina del espíritu de avaricia, que va contra el espíritu de pobreza: "Es legítimo el deseo de lo necesario y el trabajar para conseguirlo, es un deber; pero la adquisición de los bienes temporales puede conducir a la codicia, al deseo de tener cada vez más y a la tentación de acrecentar el propio poder. La avaricia de las personas, de las familias y de las naciones puede apoderarse lo mismo de los más desprovistos que de los más ricos". Tengamos en cuenta esto, hermanos: el espíritu de avaricia puede ser también el espíritu de los que llamamos pobres pero que no son pobres porque tienen el corazón apegado a la avaricia. De modo que puede hacer víctimas tanto en la clase desposeída como en la clase rica; y lo que hace es suscitar en unos y otros un materialismo sofocante. LA AVARICIA, SUBDESARROLLO MORAL"Así, pues -continúa el Papa-, el tener más, lo mismo para los pueblos que para las personas, no es el fin último. Todo crecimiento es ambivalente, necesario, para permitir que el hombre sea más hombre, lo encierra como en una prisión desde el momento en que se convierte en el bien supremo que impide mirar más allá". He aquí las consecuencias: "Entonces los corazones se endurecen, los espíritus se cierran, los hombres ya no se unen por amistad sino por interés, que pronto les hace oponerse unos a otros y desunirse. La búsqueda exclusiva del poseer, se convierte en un obstáculo para el crecimiento del ser y se opone a su verdadera grandeza". Y fíjense en esta frase lapidaria con que termina el Papa: "Para las naciones como para las personas, la avaricia es la forma más evidente de un subdesarrollo moral". Quiere decir que subdesarrollados no sólo son los que carecen de bienes materiales: también son subdesarrollados morales los que, teniendo todas las comodidades, tienen espíritu de avaricia. 2ª) EL DÍA DEL SEÑOR NOS ABRE A PERSPECTIVAS ESCATOLÓGICAS, A LA ESPERANZA CRISTIANAPor eso, hermanos, mi segundo pensamiento es abrirnos a las Bienaventuranzas. La bella página que hoy domina en la liturgia de la palabra, debía de ser objeto de reflexión durante toda la semana. ¡DICHOSOS LOS POBRES DE ESPÍRITU, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS! San Mateo añade: DE ESPÍRITU, en el espíritu, pero en su origen esta frase simplemente dice: DICHOSOS LOS POBRES. San Lucas no agrega en el ESPÍRITU. Y cuando el profeta Isaías anuncia que Cristo predicará el Evangelio, dice simplemente A LOS POBRES. Y cuando se escribía el Evangelio de Mateo en aquel mundo, judío o grecorromano, abundaba como hoy, la clase pobre. ¿QUIÉN ES EL POBRE?No tengamos miedo, pues, de decir que esta Bienaventuranza se refiere a los pobres, pero no a cualquier pobre como nos dice el Papa, que hay pobres con espíritu de avaricia, sino al pobre que hace de su pobreza toda una ética. El pobre es aquel que no tiene suficiencia en sí mismo y hasta corre el peligro de hacerse servil, porque hay un sentimiento psicológico de incapacidad, de inseguridad. Esta inseguridad psicológica del pobre es la que Cristo quiere aprovechar para abrirlo a la esperanza del que todo lo tiene, para el que nada es imposible: DIOS. Dichosos, pues, los que aprovechan su pobreza para abrirse a la esperanza. Es una página que nos abre a la esperanza, en medio de las tribulaciones. No para predicar el conformismo, ¡JAMÁS LA IGLESIA ES CONFORMISTA!, sino para decirle al hombre que lucha en esta tierra, que no lo haga como nos acaba de decir Pablo VI, poniendo como finalidad de su trabajo el tener, la avaricia. Eso es despersonificar al hombre, eso es llevar al hombre al subdesarrollo moral; sino que trabaje, que luche por tener comodidad para él y su familia, pero que su corazón esté abierto a la esperanza y su amor al servicio de los demás. ¡DICHOSOS LOS SUFRIDOS!, dice Cristo, porque ellos heredarán la tierra. Casi se oye aquí en las palabras de Cristo el eco de Dios prometiéndole a Abraham una tierra, la tierra de la esperanza, el cielo nuevo, la tierra nueva; el de la justicia, el del amor que los cristianos esperamos, no en este mundo, aunque si se debe de reflejar en este mundo, pero cuya realidad está más allá de la historia y será nuestro destino. ¡DICHOSOS LQS QUE LLORAN! Lloran porque no tienen las alegrías mundanas que otros tienen; lloran también porque ven los pecados del pueblo y piden perdón a Dios. Dichosos los que lloran con estos sentimientos nobles porque ellos recibirán el más grande de los consuelos: El ver que Dios perdona a su pueblo, el ver que hay alegrías que no pertenecen a esta tierra. ¡DICHOSOS LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE LA JUSTICIA! Justicia en sentido bíblico es la buena relación entre el hombre y Dios. Es también la victoria de Dios sobre la maldad del hombre. Esto es lo que ansía un verdadero justo, mantener sus relaciones con Dios sin que las perturbe el pecado de la tierra; afligirse, porque hay tanta gente que no tiene buenas relaciones con Dios, porque han hecho su Dios en otra cosa que no es el Dios verdadero. Y la justicia por la cual Dios triunfará sobre la maldad de los hombres. ¡Dichosos los que la anhelan!, porque ellos quedarán saciados, verán cómo se cumple esta alegría, se llena esta hambre. ¡DICHOSOS LOS MISERICORDIOSOS, PORQUE ELLOS ALCANZARÁN MISERICORDIA! Es uno de los anhelos bíblicos más profundos. El hombre no está hecho para la venganza, para el odio, para la violencia, sino para la reconciliación, para el amor, para el perdón. Y en la medida en que nosotros perdonamos, así le decimos a Dios: Perdónanos, como nosotros perdonamos. ¡Dichosos los corazones misericordiosos!, los generosos, los que son instrumentos de paz, los que van sembrando concordia donde hay discordia. ¡DICHOSOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN! Se refiere aquí el Evangelio a aquella sinceridad que hizo conflicto entre Cristo y los fariseos. Los fariseos solamente tenían una limpieza exterior, ritual, legalista. La hacían consistir la limpieza en lavarse las manos, en hacer ciertas purificaciones exteriores. Y Cristo les decía: ¡HIPÓCRITAS! ¿De qué sirve lavar el plato por fuera si por dentro está sucio? ¿De qué sirve tener la tumba bien pintada por fuera, si por dentro está llena de podredumbre? Limpio de corazón es aquel que con sinceridad se limpia en su corazón, porque no es lo que entra al estómago lo que mancha al hombre comiendo con las manos sucias, sino lo que sale del corazón: los pensamientos, los malos deseos, las avaricias. Esto es lo que mancha el corazón del hombre. Es un llamado, pues, a la sinceridad. ¡DICHOSOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ, PORQUE SERÁN LLAMADOS HIJOS DE DIOS! Hermanos, esta es una hora en que Dios quiere muchos hijos suyos trabajando, no por la violencia, sino por la paz; haciendo que la paz no sea simplemente apariencia, sino que sea obra de la justicia y del amor. Y finalmente ¡DICHOSOS LOS PERSEGUIDOS POR CAUSA DE LA JUSTICIA, PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS! Sin duda que San Mateo ya sentía la murmuración, la crítica, la persecución del mismo pueblo judío a los cristianos. Persecuciones que han de ser la herencia de la Iglesia a través de los siglos. Pero, entonces, es la hora de poder decir que son bienaventurados los que sufren esta persecución. 3ª) CRISTO ES LA FUERZA DE ESTA IGLESIA QUE PEREGRINA EN FE Y ESPERANZAY finalmente, queridos hermanos, este tercer pensamiento que ojalá sea como la síntesis de todo: Cristo es la fuerza de la Iglesia. Y por eso San Pablo escribiendo a los Corintios, quiere responder a lo que ha motivado las divisiones de Corinto. Las divisiones han venido, porque los cristianos ya pusieron sus ojos en la sabiduría de la tierra; yo soy de Apolo, el gran predicador; yo soy de Cefas; yo soy de Pablo, ya sólo se fijan en la elocuencia de los hombres. Y San Pablo llama la atención: Miren quiénes están reunidos en esta asamblea, aquí no hay gente de mucho prestigio, según el mundo, somos pobres. Ya tenía Pablo la experiencia de haber predicado en el Areópago a los sabios de Grecia, de haber predicado a los judíos y tanto unos como otros lo despreciaron, lo apedrearon, lo persiguieron. En cambio aquí, a las orillas del mar, en un puerto en Corinto, ente sencilla, gente humilde, aquella que decía Sofonías: "un pueblo pobre y humilde". Esto es lo que Dios escoge, dice San Pablo, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por Él, vosotros sois en Cristo Jesús que se ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. LOS GRANDES BIENES DE UN CRISTIANOO sea, hermanos, los grandes bienes que un cristiano espera no deben de ser lo que espera la gente que llamamos de prestigio, si es que esa gente espera subir políticamente, socialmente, económicamente, ¡tener más! No es eso lo que interesa a un cristiano. Por eso un cristiano no pone su esperanza en estar bien con los poderes de la tierra; la Iglesia auténtica es la que apoya su propia debilidad, su propia pobreza, en la riqueza que ella espera. Cristo es para mí sabiduría, justicia, santificación, redención. ¿Qué más quiero? Quiero que todos sigan a este Cristo, que todos sintamos que esta es la verdadera grandeza y el verdadero apoyo de nuestra Iglesia. Hay algunos cristianos en nuestro tiempo y en nuestro ambiente, hermanos, que casi miran a la Arquidiócesis como un fracaso, como un impasse: "¿Qué va a pasar ahora?" Pues que el que tiene fe en Cristo y se apoya en Él es buen cristiano, y si esta Iglesia de la Arquidiócesis se apoya en Cristo y espera en su sabiduría, en su redención, ya se está construyendo, no hay un impasse, estamos trabajando en sólido. NADA QUE ESPERARYo quisiera, hermanos, que esta lectura de San Pablo hoy, nos convenciera de que no tenemos nada que esperar si tenemos a Cristo como fundamento de nuestra construcción de Iglesia. Que no estamos esperando otras circunstancias. Si viene, como nos dijo el Sr. Todman, será para bien de este pueblo, pero mientras tanto, la Iglesia ya está haciendo el bien de presentar a Cristo y decirle a todos los cristianos: Apóyense en esta roca, crean en esta verdad, anhelen esta sabiduría, esta es la riqueza del corazón del que es pobre y humilde y hace consistir su felicidad no en las cosas transitorias, que se quedan con la muerte y se las lleva el tiempo, sino en lo consistente, que es la sabiduría de Cristo, su justicia, su santificación, su redención. ¡Dichosos los pobres! porque saben que aquí está su riqueza, en Aquel que siendo rico, se hizo pobre para enriquecemos con su pobreza, para enseñarnos la verdadera sabiduría del cristiano. LA OPCIÓN DE LA IGLESIAPor eso les dije al principio, queridos hermanos, que esta página de las Bienaventuranzas no la podemos comprender plenamente, y así se explica que haya sobre todo jóvenes que crean que no es con el amor de las Bienaventuranzas que se va a ser un mundo mejor, sino que optan por la violencia, por la guerrilla, por la revolución. La Iglesia jamás hará suyo ese camino, que quede bien claro una vez más, que la Iglesia no opta por esos caminos de violencia, que todo lo que se diga en este sentido es calumnia. Que la opción de la Iglesia es esta página de Cristo: LAS BIENAVENTURANZAS. No me extraña, digo, que no se comprenda, porque sobre todo el joven es impaciente y quiere ya un mundo mejor, pero Cristo, que hace veinte siglos predicó esta página, sabía que sembraba una revolución moral de largo alcance, de largo plazo, en la medida en que los hombres nos vayamos convirtiendo de los pensamientos mundanos. BIENAVENTURANZAS Y SUBVERSIÓNRevolución quiere decir eso: sub-vertir un orden, sub-vertir el orden moral que domina generalmente en el mundo. El mundo no dice: ¡Dichosos los pobres! El mundo dice: ¡Dichosos los ricos!, porque tanto vales, cuanto tienes. Y Cristo dice: Mentira, ¡Dichosos los pobres!, porque de ellos es el Reino de los Cielos, porque no ponen su confianza en eso tan transitorio. Y así, todas las Bienaventuranzas son una sub-versión de lo que el mundo cree pero está puesta pues, la semilla de una transformación que no la contemplaremos terminada hasta que sea ya realidad esa meta que Cristo señala abriéndonos a horizontes infinitos, el Reino de los Cielos. ¡Bienaventurados los que caminan aunque les parezca que caminan a obscuras y que este camino no lleva a ninguna parte!, sigamos por allí, es el de Cristo, y llegaremos a esa meta que nos señala como esperanza y perspectiva la lectura de hoy. Vamos a proclamar, pues, nuestro Credo en estas verdades de Cristo.
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Queridos hermanos:
EL TIEMPO ORDINARIO Y SU CARACTERÍSTICA DE ESPERANZANos encontramos en el tercer domingo del Tiempo Ordinario. Se llama así, Tiempo Ordinario, ese período que está entre la Epifanía y la Cuaresma. Luego se interrumpe para celebrar el misterio de la redención que se prepara en Cuaresma y se celebra en Semana Santa prolongándose 50 días de Pascua hasta Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Entonces vuelve a re-emprenderse el tiempo ordinario después de Pentecostés. Total entre este período: Epifanía-Cuaresma, Pentecostés-Adviento, hay 33 ó 34 domingos y semanas que se llaman del tiempo Ordinario. La característica en cuanto al ornamento es que el sacerdote sale revestido de ornamentos verdes porque quiere significar la esperanza de un pueblo que peregrina y que a pesar de la rutina, de la habitualidad de un tiempo que para muchos puede ser coro desesperante, largo, duro como la peregrinación de la tierra, como la vida que a veces se sumerge sin sentido, pierde el horizonte, el cristiano debe de llevar siempre esa esperanza en su corazón. Esa es la característica de este Tiempo Ordinario. EL EVANGELIO A TRAVÉS DE LOS CICLOS LITÚRGICOSPero recién pasadas las fiestas de Navidad y de Epifanía, el Evangelio que corresponde a ese año trata de iniciar ya la predicación pública de Cristo. Se van a fijar que el Evangelio en la lectura dominical de la Iglesia se ha dividido en tres ciclos: Ciclo A, Ciclo B y Ciclo C. Tres años distintos en que se escoge como lectura para el Ciclo A, el Evangelio de San Mateo. Es, hoy, este año. Estamos leyendo y leeremos durante estas 34 semanas el Evangelio de San Mateo. El Ciclo B corresponde al Evangelio de San Marcos, y el Ciclo C corresponde al Evangelio de San Lucas. De aquí a 2 años estaremos en el tercer Ciclo. Y el Evangelio de San Juan, tan rico en el Misterio de Cristo se coloca todos los años en esas celebraciones que podíamos llamar tiempos fuertes del Año Litúrgico como son: ADVIENTO, NAVIDAD, CUARESMA Y PASCUA. Así tenemos que a lo largo de tres años, si hemos asistido fielmente a nuestra misa dominical tenemos un prospecto de los 4 Evangelios. Junto al pasaje evangélico de cada domingo se escoge un pasaje del Viejo Testamento para ver la concordancia que existe entre el Nuevo Evangelio, el Evangelio de Cristo -plenitud de los tiempos- y el Viejo Testamento que viene anunciando cómo en el Nuevo Testamento se da el cumplimiento del Viejo Testamento. LA EPÍSTOLALas Epístolas -o sea las segundas lecturas- no tienen propiamente una conexión con las lecturas del Evangelio y la primera lectura, sino que se van leyendo para que a lo largo de los tres años tengamos también una idea de las Cartas de los Apóstoles. En esta temporada, por ejemplo, estamos leyendo la primera carta a los Corintios. Pero si queremos siempre encontraremos un nexo que presenta las tres lecturas como un mensaje bíblico cuya síntesis hemos de tratar de comprender para vivirla. LA HOMILÍA¿Y por qué esta predicación del Evangelio, de la Biblia? Quiere ser una lectura, una reflexión vital. Es por eso, queridos hermanos, que se ordena la homilía. La homilía, una palabra que significa el actualizar, decir a la asamblea que se ha reunido que esta palabra, aunque pertenece a tiempos muy distantes de nosotros, es hoy para nosotros católicos que nos hemos reunido el domingo 22 de enero de 1978. Hoy, aquí y allá donde a través de la radio están reflexionando esta palabra, a través del humilde acento humano, imperfecto acento humano. No nos fijemos en el hombre que da este acento, fijémonos en la palabra que lleva ese acento que es palabra de Dios, mensaje de Dios para orientar, para darle vida, sentido cristiano a la sociedad de hoy, a los hombres de hoy. HECHOS DE LA SEMANAPor eso es mi afán de que antes de decir los pensamientos apropiados a la lectura bíblica poner un marco histórico, decir esta palabra de Isaías, de Pablo, de San Mateo, no la tenemos que leer desencarnada de nuestro tiempo, tiene que tener una luz para los acontecimientos de esta semana, tiene que orientar y decir algo. Como dice el Concilio: "El deber de un verdadero meditador de la palabra de Dios es iluminar los signos de los tiempos con la palabra de Dios; para darle a la historia y al momento que vive el sentido trascendente que lo une con Dios, y lo oriente hacia Dios". LO QUE LA IGLESIA PIENSA SOBRE LA EDUCACIÓNQuién puede descuidar, por ejemplo, en un sentido bien nacional de la palabra el acontecimiento pintoresco de esta semana: los niños con sus cuadernos y libros caminando para la escuela. Han comenzado las clases. Esto nos lleva a vivir esta semana también en una reflexión de ese acontecimiento patrio. ¿Qué piensa la Iglesia ante este espectáculo bello de una niñez, de una juventud, de unas escuelas que se abren, de unos maestros y maestras que están esperando después de sus vacaciones a los niños que vuelven? En primer lugar, hermanos, elogiar el esfuerzo del Gobierno por extender la educación a todas partes. Claro está, es una gran obra y ojalá hubiera escuela para todos. Pero por otra parte, la Iglesia junto con esta alabanza y este aplauso quiere exponer su pensamiento acerca de la educación, y lo dice con franqueza a través de los Documentos de Medellín. Cuando mencionamos los Documentos de Medellín muchas gentes se asustan, pero es porque no los saben leer. Medellín es el pensamiento de la Iglesia para el continente latinoamericano. Naturalmente que muchos han abusado de esos Documentos, así como otros también los consideran como un tabú, de miedo. No es otra cosa que la inspiración cristiana a los pueblos latinoamericanos. Un documento de Medellín se refiere a la Educación y de allí saco estos pensamientos para las escuelas que hoy abren: Que tenemos que criticar que la educación, por lo general en América Latina, no corresponde a la necesidad de unos pueblos que buscan su desarrollo. Es una educación que tiene un contenido abstracto, formalista, una didáctica más preocupada de transmitir conocimientos que de crear un espíritu crítico. La verdadera educación debería de crear en el niño y en el joven un espíritu crítico. Quiere decir que no se trague todo tan fácilmente, que sepa estar despierto. Que a la noticia del periódico no la crea sólo porque salió en el periódico; que analice, que critique. Que una ley que sale sepa analizarla, sepa ser crítico de su hora, de su ambiente. Actualmente es una educación orientada al mantenimiento de las estructuras sociales y económicas imperantes y propiamente no es una colaboración a la transformación que necesitan nuestros pueblos, es una educación uniforme. Mientras que en América Latina se está viviendo hoy la riqueza de un pluralismo humano, tantos valores humanos en los diversos países de América, que la verdadera educación tenía que descubrir lo propio, la creatividad de cada idiosincrasia y no tratar de dar un patr6n universal para todos los países. Está orientada por lo general la educación en nuestros países latinoamericanos al deseo de tener más, mientras que la juventud de hoy exige más bien ser más en el gozo de su autorrealización por el servicio y el amor. No fomentemos una educación que en la mente del alumno cree una esperanza de llegar a ser rico, de tener poder, de dominar. Esto no corresponde a nuestro momento. Formemos en el corazón del niño y del joven el ideal sublime de amar, de prepararse para servir, de darse a los demás. Lo demás sería una educación para el egoísmo, y queremos salir de los egoísmos que son las causas precisamente del gran malestar de nuestras sociedades. Tiene que proponer la Iglesia, entonces, una educación que haga de los hombres sujetos de su propio desarrollo, protagonistas de la historia. No masa pasiva, conformista, sino hombres que sepan lucir su inteligencia, su creatividad, su voluntad para el servicio común de la patria. Quien tiene que ver que el desarrollo del hombre y de los pueblos es la promoción de cada hombre y de todos los hombres "de condiciones menos humanas a condiciones más humanas". Hacerle ver en la educación, al sujeto de la educación, perspectiva de un desarrollo en el cual él tiene que estar comprometido. No esperar que se lo hagan todo, sino ser él un protagonista, poner su granito de arena en esta transformación de América. Una educación creadora ha de anticipar el nuevo tipo de sociedad que buscamos en América Latina. Nadie está contento con el tipo de sociedad que tenemos en nuestros pueblos. Si alguien finge estar contento o es por su propia ventaja o se está tratando de engañar; pero si somos sinceros todos aspiramos a una sociedad mejor, un mundo mejor. Entonces la educación tiene que anticipar en la escuela, en el colegio, la figura -aunque sea pequeñita- de una sociedad como la quisiéramos en América: unos maestros, unos padres de familia, unos niños que formen una comunidad modelo de amor, de colaboración, de corrección mutua, etc. También quiere la Iglesia para América Latina una educación personalizante, una conciencia en cada niño y en cada joven de su propia dignidad humana, de su sentido de libre autodeterminación y de un sentido comunitario. Nadie vive para sí solo, como caracol, sino que debe de vivir abierto para los demás: sentido comunitario. Una educación abierta al diálogo, en que estos conflictos de generaciones, de edades, de clases, en vez de ser barreras que nos dividen sean elementos que nos enriquecen mutuamente. Un gran aprecio en la educación por las peculiaridades de cada lugar, para integrarlas en la unidad pluralista del Continente y del mundo, es decir, el salvadoreño sepa que tiene valores salvadoreños que sólo El Salvador puede aportar al gran concierto de todos los países del mundo; y cultivar esos valores nuestros, autóctonos, no con un sentido de egoísmo como si no hubieran más hombres que los salvadoreños, sino para enriquecer con nuestro espíritu salvadoreño, con nuestras cosas tan bellas, el concierto pluralista de lo que son los diversos países. ¡Qué hermosa armonía resultaría cuando todos los países en vez de pensar sólo en sí piensen en el concierto de aquel Dios de las naciones: "Cantad al Señor todos los pueblos, porque Él es el que ha hecho maravillas"!. Y capacitar a todos, hermanos, en el cambio orgánico que necesita este continente. De allí que la Iglesia sinceramente está solidaria con los esfuerzos educativos de los países, pero quisiera pedirles que tengan en cuenta estas realidades de nuestro Continente para que ella también sienta que su aportación es válida. LA IGLESIA REIVINDICA LA LIBERTAD PARA CUMPLIR CON SU DEBER Y DERECHO DE EDUCARDe allí que la Iglesia –como lo acaba de decir el Papa a nuestro Embajador ante la Santa Sede- reivindica la libertad sin trabas para que la Iglesia pueda cumplir su deber y su derecho de educar a todos sus cristianos en el desarrollo de su fe bautismal. La Iglesia no está pidiendo aquí una limosna, ella tiene derecho a que toda la sociedad que se ha comprometido por el Bautismo con Cristo sepa ser al mismo tiempo que ciudadanos de un pueblo del continente latinoamericano, ciudadanos también del reino de Dios. Y que tienen que prepararse como salvadoreños cristianos no solamente a ser útiles a la patria de la tierra, sino a vivir las grandes esperanzas y traducirlas precisamente como cristianos en las grandes realidades salvadoreñas. Por eso la Iglesia predica, reúne grupos de reflexión, da catequesis y a pesar de las malas interpretaciones no puede callar. Es su deber enseñar el Evangelio integral, éste que está promoviendo la Iglesia en todos los países latinoamericanos. Por eso también, hermanos, la Iglesia aprovecha eso que se llama hoy la educación asistemática, es decir, aprovechar los medios de comunicación social para llegar con su mensaje educador a todas las comunidades, a los movimientos juveniles, a las comunidades de base. ¡Qué hermoso, por ejemplo, saber que en este momento yo soy el pobre maestro que estoy llevando el mensaje de la educación cristiana a todas esas comunidades! Donde sé que los parlantes sintonizados con esta radio, a veces puestos en los campanarios de las iglesias, están llevando este mensaje a la inmensa masa de cristianos de nuestra Arquidiócesis para decirles lo que Cristo quiere de cada uno de los cristianos. MENSAJE A LOS MAESTROSY junto a este acontecimiento de la educación, que como ven se presta a profundas reflexiones, yo quisiera invitar a estas reflexiones a los queridos maestros con quienes, gracias a Dios, guardamos muchas amistades. Para que sepan traducir en sus aulas escolares -sin traicionar su propio deber de súbditos de un gobierno, a su propia conciencia cristiana- que no se trata propiamente de dar catecismo en las escuelas: se trata de que el maestro, aun desarrollando el programa del Ministerio de Educación, sepa ser un testimonio vivo. ¡Su vida es la que interesa! Un cristiano que ha logrado hacer de su vida y de su profesión una síntesis entre la fe y su cultura, una síntesis entre su fe y su vida. El maestro, la maestra que se presenta viviendo esta síntesis, es muy fiel a los programas del gobierno y al mismo tiempo es muy fiel a lo que le exige su Iglesia, su Cristo, su bautismo. HECHOS ECLESIALESDe allí que la Iglesia trata de vivir también su propia realidad de Iglesia. Y en este ambiente de familia que nos congrega en la misa de 8 en todas partes, les digo con profunda satisfacción las noticias y avisos de esta Iglesia. ¡QUIEN TOCA AL ARZOBISPO TOCA EL ALMA DE LA IGLESIA!Yo quiero expresar hoy un agradecimiento profundo a mis queridos sacerdotes, a las queridas comunidades religiosas y laicos que han firmado ese documento de solidaridad que se publica en primera página hoy en "Orientación". Les agradezco, no por mi persona que ya merece todos los desprecios naturalmente, pero por lo que significa la persona del Obispo: signo de unidad, hasta poder decir que: ¡quien toca al Arzobispo, toca el alma de la Iglesia! No es un sentimiento de vanidad, sino de fe lo que me hace pensar así. Y no es por mi persona, sino por mi cargo que me duelen tantas injustas calumnias porque despedazan a la Iglesia. Y por eso agradezco ese llamamiento a la solidaridad que les recomiendo leer y reflexionar en "Orientación". CELEBRACIONES DE ÓRDENES RELIGIOSAS, ACTIVIDADES PASTORALES, ETC.Quiero alegrarme también con el Instituto de las Religiosas de Bethania, que durante esta semana han estado cumpliendo 50 años de su fundación. Que el Señor las haga ser comunidad de Iglesia útil a este momento de transformaciones tan difíciles; y que todos, religiosos, fieles, sacerdotes, tenemos que comprender las necesidades de estas renovaciones para ponernos al día en el servicio de una Iglesia que quiere estar también al día al servicio del mundo. En este sentido también quiero anticipar mis felicitaciones a las Religiosas Guadalupanas, a las Carmelitas Misioneras, que están celebrando en estos meses fechas jubilares de su fundación. Y de parte de las Carmelitas quiero ya anticipar una celebración que se efectuará aquí en San Salvador el día de la Virgen de Lourdes, 11 de febrero, en honor de la Virgen de los Enfermos. Vamos a hacer una concentración de enfermos allá junto al Colegio de la gruta de Lourdes, dirigido por las Hermanas Carmelitas que en esta forma quieren celebrar su aniversario de fundación. Desde ahora hago un llamamiento a todas las familias que tengan enfermos y puedan ser llevados a aquella explanada, para que allá celebremos una misa y los podamos ungir con el óleo de los enfermos para santificarles y darles un sentido más de consagración a sus enfermedades. En la vida religiosa también quiero recordar hoy aquí, ante ustedes, una preciosa reunión que se tuvo en Chalatenango del 18 al 20 de enero, en que 20 religiosas que ya trabajan en comunidades de aquel Departamento programaron sus actividades para el año. Y orientaron cada vez más, según la Pastoral de la Arquidiócesis, sus trabajos en las diversas comunidades de aquel Departamento que hoy es toda una esperanza. Las saludamos desde aquí a esas heroicas Hermanas que están trabajando en pueblos tan distantes, pero con tanto fruto. ¡Que el Señor las bendiga! Así también pido una bendición para la reunión de Religiosas que este día, con invitación a comunidades de todo el país, se está celebrando en el Colegio de la Asunción. Ha habido fiestas en las comunidades de San Antonio Abad. Muchos de ustedes habrán oído la abundancia de pólvora que se han gastado esos católicos celebrando a su patrón San Antonio Abad. También se celebró en Ciudad Delgado y en otras poblaciones al patrón San Sebastián, que entre nosotros tiene muchos devotos. SEMANA DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOSY sobre todo, hermanos, y lo dejaba por último, como para hacer el marco a mi homilía de hoy en esta semana, desde el miércoles se está celebrando la Semana de la Unidad de los Cristianos. Es una experiencia verdaderamente halagadora. Hemos estado el miércoles en la iglesia del Rosario, el jueves en el Liceo Salvadoreño, en la bonita capilla de los Hnos. Maristas; el viernes en la Primera Iglesia Bautista, donde fuimos acogidos por el Pastor con una hospitalidad muy exquisita y por esa congregación cristiana con un verdadero sentido de hospitalidad. Anoche aquí en Catedral; esta noche aquí en Catedral también. Mañana lunes en la iglesia Bautista Emmanuel, Barrio San Jacinto; pasado mañana martes, en la Basílica Sagrado Corazón; y el miércoles les invito de manera especial para la clausura de esta semana aquí en Catedral, a las 7 de la noche. Todas estas noches a las 7 hemos expresado ese anhelo que Cristo vivió en su Evangelio: "Padre, que todos los que creen en mí, sean una sola cosa para que el mundo crea que Tú me enviaste". Porque tanto protestantes de buena voluntad -y subrayo esta palabra porque también hemos encontrado protestantes de mala voluntad que no creen ni en la oración de Cristo que los une a todos los que creen en Él, pero están todos aquellos que son muy numerosos, hermanos cristianos no católicos, que los llamamos protestantes por designarlos con un nombre, con su buena voluntad- y los católicos que han acudido a esta invitación, nos hemos confundido en una sola familia que sigue el Evangelio de Cristo para orar, para que desaparezcan las diferencias que estorban la evangelización del mundo. Somos estorbo mientras estemos divididos, pero cuando estemos unidos y presentemos el EVANGELIO en una sola Congregación Cristiana, entonces el mundo se convertirá. No lo dudemos. Y a esto va precisamente mi reflexión de la palabra de Dios. Quisiera llamar a esta homilía: La Iglesia, Germen Segurísimo de Unidad para el género humano. Así la llama el Concilio: "La Iglesia es germen de unidad para todo el género humano". Y quiero ofrecerles estos tres pensamientos: 1º: Dios se hace presente en la historia de los hombres, en Cristo. 2º: Cristo, presencia de Dios en la historia, llama a todos los hombres a convertirse y a colaborar. 3º: La desunión de los cristianos, el estorbo del reino de Cristo. De allí un llamamiento a la unidad tanto dentro de la Iglesia como fuera de la Iglesia, a todos los cristianos no católicos. 1º. DIOS SE HACE PRESENTE EN LA HISTORIA DE LOS HOMBRES EN CRISTO Zabulón y Neftalí... brilló una luzEn la primera lectura está el primer pensamiento expresado con una elocuencia propia de Isaías: "el señor en otro tiempo humilló el país de Zabulón y de Neftalí, pero ahora le alegra con su presencia". Y cuando San Mateo en su Evangelio queriendo confrontar el Viejo Testamento con el Nuevo, anuncia que Cristo predicó precisamente en esos países de Zabulón y de Neftalí -que está en la Galilea- entonces se cumplió, dice el Evangelio, lo que anunció el profeta: "País de Zabulón, país de Neftalí, camino del mar, el pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, brilló una luz". ¡Qué hermosa manera de presentar la presencia de Cristo ya en la historia! DIOS ROMPE LOS YUGOS, LAS VARAS DEL OPRESOR ...Aquel rinconcito de Palestina, las regiones tribales de Zabulón y Neftalí fueron las tribus que primero invadió Teglás Balazar III, rey de Asiria, en su afán de conquistar toda la Palestina; de modo que el imperio de un pagano en la Tierra Santa cubrió de sombra los países de Neftalí y Zabulón. Por eso el profeta habla de una humillación. Pero ese profeta que ya preveía los tiempos de Mateo, anuncia la alegría cuando aparece otra vez la luz, la libertad sobre esos países esclavizados por la invasión extranjera. E Isaías describe ese momento en profecía cuando dice: "Acreciste la alegría, aumentaste el gozo, se gozan en tu presencia como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín". Y fíjense bien en lo que sigue: "porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como en el día de Medián". En Medián, Gedeón llevó una batalla vencida de una forma original. Muy fácil fue la victoria. Pues así dice Isaías: "llegará el reino de Dios a quebrar la vara del opresor". El yugo era el emblema de un pueblo subyugado, puesto bajo el yugo. "Dios quebrantará ese yugo, Dios dará la libertad, el pueblo oprimido cantará la alegría de un Dios que lo ha visitado para salvarlo". Hermanos, esto es lo que produce Dios cuando llega a un pueblo: romper los yugos, las varas del opresor. Esto es lo que debe clamar todo hombre, toda familia, todo pueblo cuando siente, como Zabulón y Neftalí, la humillación, la aflicción, la depresión: ¡Ha de tener esperanza! Y el profeta no se engaña. Cuando CRISTO aparece en esos países curando enfermos, resucitando muertos, predicando a los pobres, llevando esperanza a los pueblos, ha comenzado en la tierra como cuando se tira una piedra a un lago tranquilo y comienzan a hacerse ondas que llegan hasta los confines del lago. Cristo ha aparecido en Zabulón y Neftalí, con las mismas señales de una liberación: sacudiendo los yugos opresores, trayendo alegría a los corazones, sembrando esperanza. Y esto es lo que ahora está haciendo Dios en la historia. AFÁN DE LA IGLESIA: PREDICAR LA PRESENCIA DE DIOS EN LA HISTORIAPor eso el afán de la Iglesia es predicar esta presencia de Dios en la historia, la alegría de su presencia. Que nadie mate esa alegría, hermanos; que vivamos todos el amor con que Dios nos visita, nos ama de verdad. Y aunque permite a veces la humillación de Zabulón y Neftalí para purificar los pecados de los pueblos, Dios no nos ha abandonado, Dios está con nosotros. Mantengamos esta ilusión profunda de nuestra fe, oremos, pidamos. A mí me da tristeza ver mucha gente pesimista como que si ya todo estuviera perdido; como si estuviéramos en un callejón sin salida. ¡De ninguna manera! Tal vez estamos viviendo las tinieblas de Zabulón y Neftalí. Pero como Isaías, sin haber vivido la presencia de Cristo que vino 8 siglos después, nosotros esperamos no 8 siglos, porque Cristo ya está en la historia, esperamos otra cosa, esperamos lo que ahora quiero expresarles en mi segundo pensamiento. 2º. CRISTO LLAMA A TODOS LOS HOMBRES A CONVERTIRSE Y A COLABORARCristo ha venido y comienza a llamar. Miren el Evangelio, ¡qué precioso!: "Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: 'Convertíos porque está cerca el reino de los cielos'". Y el pasaje que se ha leído hoy nos cuenta las primeras vocaciones de cuatro apóstoles: Pedro y Andrés, hermanos; Juan y Santiago, hermanos. Junto al lago pescando, Cristo los llama: "¡Vengan, déjenlo todo, los necesito. Quiero hacer de ustedes más bien pescadores de hombres!" Y lo siguieron... Y en pos de esas cuatro primeras vocaciones, otras, y otras, y otras más. Ha sido el llamamiento de Cristo a todos los hombres. Dios ha dado la vida a cada persona para una vocación; no todos a la vocación ministerial, sagrada, la que yo tengo el honor de tener. Pero la vocación que ustedes tienen, laicos: vocación del matrimonio, vocación de la profesión, vocación de la situación económica, política, social; el cargo político también es un lugar desde donde se puede servir a Dios. ¿QUÉ ES LA CONVERSIÓN?Y Cristo llama a todos, pero los llama a la conversión. Ya les expliqué un día qué significa esta palabra. Conversión es orientarse de frente hacia una parte. Los militares dan la orden: conversión a la izquierda, conversión a la derecha. Conversión, decimos nosotros, hacia CRISTO. Conviértanse, dice Cristo. Esta es la condición: convertirse. La conversión es necesaria para que se realice la liberación que los pueblos esperan. De allí que la Iglesia, predicando esta conversión, tiene que señalar el reino opuesto al reino de Dios: el reino del pecado. Predicación que no denuncia el pecado no es predicación de Evangelio; predicación que contenta al pecador para que se afiance en su situación de pecado está traicionando el llamamiento del Evangelio; predicación que no molesta al pecador sino que lo adormece en su pecado es dejar a Zabulón y Neftalí en su sombra de muerte. Predicación que despierta, predicación que ilumina como cuando se enciende una luz y alguien está dormido, naturalmente que lo molesta pero lo ha despertado. Esta es la predicación de Cristo: Despertad, convertíos. Esta es la predicación auténtica de la Iglesia. Naturalmente, hermanos, que una predicación así tiene que encontrar conflicto, tiene que perder prestigios mal entendidos, tiene que molestar, tiene que ser perseguida. No puede estar bien con los poderes de las tinieblas y del pecado. LA VOCACIÓN SAGRADAConvertirse, pues, es el llamamiento que Cristo hace y si entre esa conversión hay hombres o mujeres que sientan más de cerca el llamamiento de Cristo, surge entonces en el pueblo de DIOS la vocación sagrada: "¡Venid y os haré pescadores de hombres!" Es lo que están sintiendo en estos momentos los jóvenes que van a entrar al Seminario; es lo que sienten los que se están preparando para el sacerdocio. Y ojalá esta palabra despertara en muchos corazones juveniles, en muchos hogares, el sentido de la vocación sagrada. La señorita, la niña que quiere consagrar su amor como el de la Virgencita que celebrábamos ayer, Santa Inés, a quien quisieron casar con un pagano pero ella ya se habla desposado místicamente con Cristo; y por ser fiel a su místico desposorio con el Amor Eterno, murió Virgen y Mártir. Cuántas jóvenes, cuántos jóvenes, en este llamamiento de Cristo sienten el impulso del Espíritu de Dios que los llama. Me decía una religiosa en estos días: "¡Cómo se ven florecer vocaciones! Viera cuántas muchachas van buscando allá a ver si pueden ser religiosas". Lo mismo el Padre Segura en el Seminario ha sobrepasado sus esperanzas, y no le caben los muchachos que han despertado a la vocación. Y se están preparando allá en sus institutos, en su familia, para cuando llegue la hora de poder aceptarles. EL LLAMAMIENTO A LA CONVERSIÓN HA DESPERTADO A MUCHOS QUE ESTABAN DORMIDOSHay una inquietud inmensa, hermanos; el llamamiento de la conversión ha despertado muchos corazones que estaban dormidos en Zabulón y Neftalí, en el pecado, pensando que la Iglesia estaba metiéndose en política, en otros campos que no son los suyos. Y han comprendido, al fin, que no está haciendo más que predicar el reino de Dios, el cual señala el pecado aunque el pecado se encuentre en la política y se encuentre también en las situaciones económicas y demás situaciones de la humanidad. La Iglesia no puede menos que ser la voz de Cristo, de decir: Convertíos porque el reino de Dios está cerca y el que lo quiera aprovechar, no lo logrará si no es convirtiéndose, arrepintiéndose de su pecado, acercándose a Dios. Este ha sido el clamor de la Iglesia en estos últimos tiempos: la conversión. Por eso, queridos hermanos: Convertíos. Yo el primero necesito conversión, todos necesitamos conversión porque el Apocalipsis dice: El que es santo, santifíquese más; el que es justo, justifíquese más y, naturalmente, el que está en pecado, póngase en gracia de Dios, renuncie a sus injusticias, a sus egoísmos, a sus atropellos. Póngase amigo de Dios; el pecado no lo quiere Dios. 3º. LA DESUNIÓN DE LOS CRISTIANOS. EL ESTORBO DEL REINO DE CRISTO.Y mi tercer pensamiento entonces surge: Si Cristo llama a todos a formar un solo equipo de salvación como nos dice el Concilio: "Todo aquello que desune este proyecto de Cristo es pecado", la desunión es pecado. LA IGLESIA, PUEBLO MESIÁNICOEl Concilio dice una frase muy bonita; cuando habla de la Iglesia la llama "Pueblo Mesiánico". Todos ustedes, yo, somos el pueblo mesiánico. Dice así el Concilio: "Este pueblo Mesiánico -y estoy pensando en ustedes aunque no incluya a todos los hombres actualmente y con frecuencia aparezca una grey pequeña- es, sin embargo, para todo el género humano un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación. Cristo que lo instituyó para ser comunión de vida, de caridad y de verdad, se sirve también de él como de instrumento de la redención universal y lo envía a todo el universo como luz del mundo y sal de la tierra". LOS CRISTIANOS: COSAS QUE NOS UNEN Y COSAS QUE NOS DESUNEN.¡Qué honor más inmenso, queridos cristianos, y digo expresamente cristianos porque al decir hoy esta palabra en la semana de la unidad, la palabra cristiano no solamente quiere decir los católicos, sino que quiere decir también las otras dos grandes ramas del Cristianismo que se desgajaron de la unidad. Una, la rama Ortodoxa. Allí por el Oriente, en el Siglo XI se apartaron de la comunión con Pedro, con la Santa Sede. Por pecados mismos de los hombres vinieron las desuniones, dice el Concilio. Y la otra rama que llamamos la Protestante, la de la Reforma que fue en el siglo XVI, comenzando por Lutero. De allí se disgregaron las diversas sectas que ahora forman el pueblo y que se llama Evangélico o que llamamos también protestante. Estos dos grandes desgajos son los que han quebrado la unidad del Cristianismo. ¡Pero somos Cristianos! Hay muchas cosas que nos unen. Con las del Oriente, por ejemplo: ¡Cuántas cosas bellas! Los primeros concilios que proclamaron la fe en la TRINIDAD, en la ENCARNACIÓN DE DIOS HECHO HOMBRE, fueron en un ambiente de unidad con los orientales. Es nostálgico pensar que nuestros grandes dogmas nos recuerdan precisamente aquella rama que se apartó de nosotros. Y luego, en el siglo XVI también el Protestantismo, proclamado el libre examen de la BIBLIA, se apartó de la autoridad del magisterio de la Iglesia para hacer una interpretación muy suya de la Sagrada Escritura. Pero ese amor a la Escritura, ese amor a Cristo, no lo han perdido. Lo tienen intensamente quizá mucho más que algunos católicos que de católicos no tienen nada de cristianos. Porque no odiaran tanto, no calumniaran, no despedazaran tanto al Cristianismo si de verdad fueran siquiera cristianos, no digamos católicos. LLAMAMIENTO A LA UNIDADEntonces, la palabra Cristiano significa para este día un llamamiento a pertenecer a esta gran familia de la unidad. Hoy está trabajando la Iglesia unida con los Protestantes por el acercamiento, por la comunión; LA UNIÓN TIENE QUE SER A BASE DE UNA CONVERSIÓN INTERIORPero yo quiero que se tengan ideas muy claras de esta unión que buscamos con nuestros hermanos. El Concilio dice que esta unión tiene que ser a base de una CONVERSIÓN INTERIOR. Y esto es lo que yo he sentido en estas noches: que católicos y protestantes buscamos sinceramente a Cristo en una conversión hacia el Señor. Habla también de una comunión en la oración aunque no llegue a una conversión en todo lo que creemos pero que nos separa a unos de otros. UN CONOCIMIENTO RECÍPROCOPide también el Concilio un CONOCIMIENTO RECÍPROCO. Hermanos, yo creo que gran parte de nuestras divisiones con los Protestantes es la falta de conocimiento; ni ellos a nosotros, ni nosotros a ellos conocemos muchas veces su psicología, su modo de pensar; pero cuando uno se acerca conoce tan buena voluntad en unos y en otros como también descubrimos las fallas humanas que como hombres tienen ellos y tenemos nosotros. FIDELIDAD A LA DOCTRINADe ahí que en este conocimiento mutuo el Concilio pide una cosa muy importante: Fidelidad a la Doctrina. No vayan a decir que porque el Arzobispo anda ya en los templos protestantes se está haciendo protestante; o porque la Catedral se abre hoy a los protestantes para que canten, a que prediquen aquí, ya no hay diferencias entre católicos y protestantes. Eso no lo hemos dicho. Estamos diciendo ahora claramente que cada uno tiene que ser fiel a su doctrina. El católico sabe que nadie le puede arrancar su fe en la confesión, en la Eucaristía, su amor a la Virgen, su devoción a los Santos, su obediencia al Papa. Esto, católicos, jamás lo puede traicionar un católico. El protestante tiene también que ser fiel a lo que cree en conciencia que es verdad. COOPERACIÓN EN LAS COSAS QUE NOS UNENPero esta fidelidad a la propia doctrina no impide que podamos llegar a una cooperación con aquellas cosas que nos unen. De ahí que, por ejemplo, hoy en nuestro tiempo es tan útil para los cristianos en común el trabajar por la dignidad humana, por la promoción de la paz en la justicia, la aplicación social del Evangelio, la inspiración cristiana de las artes y de las letras. Hay un inmenso campo en el cual católicos y protestantes en vez de andar peleando nos unamos en el amor sabiendo que hay diferencias doctrinales profundas. Pero hay muchas semejanzas que conociéndonos cada vez más, nos irán llevando a desaparecerlas para que pronto se realice de veras, sin traba alguna, lo que Cristo tanto soñó: Padre, que sean una sola cosa, con un solo rebaño, bajo un solo Pastor -que es Cristo Nuestro Señor-. Queridos hermanos: este es el llamamiento de la PALABRA DE DIOS para este día. ¡Qué oportuno en una semana de la unidad hacer un llamamiento a todos a que oremos intensamente para que se realice la unidad que Cristo ha pedido!, y para que formando esa presencia de Dios en la historia a través de su cristianismo, los hombres de todo el mundo encuentren nuestra Iglesia Unida, el germen segurísimo de la unidad, de la esperanza y del amor. Pongámonos de pie y vamos a proclamar nuestra fe... Queridos hermanos:
Antes de hacer la homilía vamos a tener el gusto de escuchar al P. Roberto Drinan de la Compañía de Jesús. Sacerdote que nos visita, es miembro del Congreso de los EE.UU. Con permiso de sus superiores está dedicado en una forma muy eficiente a la política norteamericana, ex-Decano de la Facultad de Derecho de Boston College. Un gran elogio de él hizo monseñor McGrath, en estos días que estuvo con nosotros, cuando dijo que sus funciones políticas no han disminuido en nada su sentido sacerdotal. Y uno de los gestos sacerdotales es éste que me ha impresionado mucho: ha querido él concelebrar conmigo esta mañana para expresar su comunión con la Iglesia. Yo quiero expresar en el P. Drinan la gratitud de toda esta Arquidiócesis presente en la Misa de Catedral, porque de la Iglesia hermana de EE.UU. hemos recibido múltiples manifestaciones de solidaridad, de ayuda, de apoyo. La presencia, pues, del P. Drinan entre nosotros es la presencia de la Iglesia Norteamericana con la cual sentimos que se estrechan estos lazos de la fraternidad católica. Vamos a escucharlo, que él quiere dirigir un saludo a nuestra Arquidiócesis. Va a traducir el P. Ronald. PALABRAS DEL P. ROBERTO DRINAN"Su excelencia Mons. Romero, hermanos, clero, mis hermanos y hermanas aquí presentes: Hoy recordamos la fiesta de los tres Reyes Magos que llegaron del Este siguiendo una estrella y finalmente encontraron a Cristo en el pesebre. Y cada uno de nosotros tenemos que seguir nuestra estrella también, la estrella que nos guía hacia Cristo. Naciones y todos los países también tienen estrellas para seguir. El Salvador hoy está siguiendo su estrella en un camino difícil. El pueblo de El Salvador reconoce que tiene derecho al respeto a su persona, a su dignidad. El pueblo de El Salvador reconoce, se da cuenta de que tiene derecho a que las leyes de su país sean respetadas. El pueblo bueno de El Salvador se da cuenta que tiene derecho a sus derechos humanos, económicos y políticos. El pueblo de El Salvador no quiere marxismo ni comunismo; y cualquier persona que dice que el pueblo salvadoreño, el clero salvadoreño, está invitando al comunismo aquí, esas personas están insultando la inteligencia de todo salvadoreño. El pueblo salvadoreño quisiera tener sus derechos humanos como son proclamados por el Evangelio y en las leyes internacionales en todos los países. Algunas personas, aquí en este país, y algunos oficiales públicos tienen miedo a la igualdad de las personas, a la dignidad de toda la gente. Y esta misma gente, estos mismos oficiales, quisieran silenciar, callar a los sacerdotes o echándolos del país, llevándoles presos, eliminándolos, en una forma u otra la gente que proclama esta dignidad, esta igualdad. Pero el pueblo, los feligreses de El Salvador, están unidos con su clero, con su Arzobispo -muy dedicado- y están solidarios con todos los principios católicos El Congreso de los Estados Unidos quiere con mucho vigor que los derechos humanos lleguen a todos ustedes y a todos los pueblos del mundo. El Congreso está firmemente con el Presidente Carter, Jimmy Carter, en su proclamación de que los Estados unidos va a luchar para que en todos los países se respeten los derechos humanos. Estos derechos incluyen: no ser amenazado, no ser molestado por el Gobierno o por otros. Estos derechos también incluyen derecho de tener una prensa creíble, una prensa en la cual se pueda creer. Estos derechos incluyen también el derecho a comida, trabajo, a una vivienda decente. Hace 7 años entré en el Congreso con un mandato para que la gente tenga estos derechos humanos en todos los países. La lucha para la igualdad aquí en este país está vigilada cuidadosamente por el Congreso de los Estados Unidos. El Congreso tiene mucha esperanza; ofrece corazones, sus labores, sus oraciones. Como todos nosotros, como los Reyes Magos, en este nuevo año seguimos nuestra estrella. Recordemos las palabras del fundador de los Jesuitas, San Ignacio, que dijo: "Cuando queremos libertad, igualdad, derechos, tenemos que rezar como que todo dependiera de nosotros. Y cuando queremos esa libertad, también tenemos que trabajar como si todo dependiera de nosotros". Muchas gracias. MONSEÑOR ROMEROPersonalmente mi primera palabra es de gratitud y de admiración para este ilustre congresista de Estados Unidos, que ha unido en su mensaje al pueblo salvadoreño la valentía de un cristiano al servicio de una política; y que ha superado sobre todos los vaivenes de la política los valores eternos del Evangelio. Yo le agradezco porque su palabra es muy válida, nos respalda enormemente y nos confirma en eso que decía al principio: de una comunión más estrecha con las Iglesias de todo el mundo. Nos da la impresión de que nuestra Arquidiócesis, en comunión con el Papa y en comunión con las Iglesias de todo el orbe, va caminando en pos de su estrella. La expresión es bella: ¡cada pueblo tiene su estrella! nos ha dicho el P. Drinan. Y yo creo que ese es el sentido precisamente de nuestra festividad de hoy. Como los Magos de Oriente siguieron su estrella y se encontraron con Jesús llenándose de inmensa alegría su corazón, nosotros también, aun en las horas de la incertidumbre, de las sombras, de la oscuridad como las tuvieron también los Magos, no dejemos de seguir esa estrella, la de nuestra fe. La de la fidelidad de la idiosincrasia salvadoreña a esa fe que ilumina todos los pueblos. Y cabalmente, hermanos, yo quería que mi reflexión de Epifanía fuera en ese sentido. Yo encuentro en las lecturas bíblicas de hoy tres pensamientos que coinciden con este mensaje que necesita el pueblo de El Salvador: 1º) La universalidad del llamamiento de Cristo. 2º) La igualdad de todos los hombres, proclamada hoy por San Pablo. 3º) El gran pensamiento de la trascendencia es la luz de Dios que penetra hasta la renovación íntima de cada hombre, la que necesitamos. 1º: LA UNIVERSALIDAD DEL LLAMAMIENTO DE CRISTO A LA LUZ DE DIOS LOS PUEBLOS VAN CAMINANDOLa primera lectura de Isaías nos describe el hermoso panorama de un reino de Dios que es presencia de Dios en Jerusalén. Y con esa presencia Dios se hace luz, y a la luz de esa aurora los pueblos que viven en tinieblas van caminando. Es inigualable la expresión del profeta Isaías: "Levántate, brilla Jerusalén que llega tu luz. La gloria del Señor amanece sobre ti y las tinieblas cubren la tierra; la oscuridad, los pueblos. Pero sobre ti amanecerá el Señor. ¡Levanta la vista, mira! Todos esos se han reunido, vienen a ti. Los hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá". Como que comienza una larga lista de pueblos que se van acercando en pos de los Magos. NACE UNA ESPERANZAEpifanía es el nombre de la fiesta de hoy. El Niño que nació en Belén y que convirtió en luz la mitad de la noche más larga del año es el signo de un Dios que ya está presente y a su luz, como una aurora que despunta sobre las tinieblas, los pueblos sienten nacer una esperanza. Los Magos de un Oriente misterioso son la primicia. Este día es el principio de esa larga procesión a la que se van a ir agregando pueblos y pueblos. Hoy, 8 de enero, se traslada la Epifanía a este domingo. Somos nosotros, aquí en la Catedral junto con las comunidades que con nosotros están en reflexión, esa procesión de pueblo. Nuestro salvadoreño pueblo siguiendo su estrella va también en pos de esa luz, de esa esperanza. Ya no sólo son los dromedarios de Madián y de Efá, no sólo son los reyes de Sabá, son ya todos unos continentes: Latinoamérica, Africa, Asia; de todas partes convergiendo a esa unidad de la fe en Cristo. TODAS LAS MARAVILLAS DE LA TIERRA SON DE DIOSFijémonos, hermanos, en esta mañana en esta Iglesia que desde nuestro puntito geográfico, El Salvador, se extiende. Y sentimos hermanos nuestros a todos los pueblos de Centro América, del Continente, de América del Norte, del Canadá, de Europa; y todos somos llamados a seguir esta luz. Pero es hermoso pensar que en esta convocación de pueblos, Dios -el Dios de las naciones- respeta la libertad, la índole, el modo de ser de cada pueblo. Porque la lectura de Isaías nos dice: "Cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los pueblos". Es un reino de Dios que ciertamente no necesita nuestros bienes materiales; pero que nosotros al reconocer que es Dios el autor de nuestros cafetales, de nuestros cañales, de nuestras algodoneras, de nuestras riquezas y de las riquezas de todo el mundo, tiene derecho a todas estas cosas; y se las damos con la generosidad, mejor dicho, con el reconocimiento de que Él es el dueño de todo como los Magos que depositaban a su cuna incienso, oro, mirra. Todo lo que el mundo produce es de Dios. Y la riqueza de la Iglesia como reino de Dios es pensar que toda la idiosincrasia de todos los pueblos del mundo son de Dios, y que Dios ha hecho en esta tierra un reino rico como no hay otro reino. Porque suyas son todas las maravillas de la tierra. Todo lo que producen las culturas humanas son de Dios. Toda la riqueza y el progreso de los pueblos Dios es quien lo promueve y a Dios hay que orientarlo. En el signo del pan y del vino los sacerdotes de todas las latitudes del mundo le dicen al Señor que le ofrecemos en este pan y en este vino el trabajo de los hombres. Y cuando decimos el trabajo de los hombres, entendemos el trabajo de todas las latitudes de la tierra. Todo se lo ofrecemos a Dios, porque sin Dios no tiene sentido la laboriosidad humana, el progreso humano. Todos aportamos a este reino de Dios. Es la hora, hermanos, en esta Epifanía, de sentirnos profundamente salvadoreños y decirle al Señor que estas riquezas que él nos ha dado son suyas y que nosotros, como imágenes suyas en la tierra, tenemos que trabajar para que en ellas se beneficien, se hagan felices todos sus hijos. "Un sentido más justo -decía el Papa al Embajador de El Salvador- que enmiende las evidentes injusticias que hacen que los bienes creados por Dios no lleguen a la felicidad de todos". Esta es la riqueza de esta Epifanía: un llamamiento a que todos los pueblos, iluminados por la luz del Señor, sean hermanos y dentro de cada país sean todos también hermanos e iguales en la substancia de su naturaleza humana. 2º. LA IGUALDAD DE TODOS LOS HOMBRES PROCLAMADA POR SAN PABLO SAN PABLO, LLAMADO A LOS GENTILESEste es mi segundo pensamiento, hermanos, el pensamiento de que San Pablo nos ha dicho hoy que a él, perseguidor altivo precisamente porque su corazón era estrecho, era perseguidor porque creía, con los judíos de su tiempo, que Dios sólo existía para su clase, que Dios sólo existía para su judaísmo; y le parecía una profanación de lo nacional que se predicara un Cristo que anunciaba un reino para todos los hombres. Y este Pablo, estrecho de corazón cuando era judío, siente que su corazón se ensancha a las anchuras del mundo y que Dios lo ha llamado para ser el heraldo del gran designio que Dios tenía oculto en los siglos. Lo dice en su carta a los Efesios: que también los gentiles son co-herederos, miembros del mismo cuerpo, partícipes de la promesa en Jesucristo. EN CRISTO SOMOS COHEREDEROS... RAZÓN DE NUESTRA IGUALDADEsta es la razón de nuestra igualdad. Ya no hay distinción entre judío ni gentil, ya no hay pueblo privilegiado y pueblo marginado, todos en el misterio de Cristo somos co-herederos, es decir, la herencia de nuestro Padre Dios es para todos los que somos hermanos. Cristo el hermano mayor, el heredero de todas las promesas, nos hace hermanos suyos, co-herederos. Es una palabra inventada por San Pablo. Ese co significa una igualdad como no se puede expresar de otra manera que dos hermanos iguales para heredar una misma herencia, co-herederos de todo lo que Dios ha prometido. SOMOS MIEMBROS DE UN MISMO CUERPOEn Cristo todo hombre es llamado a esta riqueza del reino de Dios. Miembros del mismo cuerpo. Y San Pablo desarrolla a lo largo de toda su teología lo que significa esta igualdad en la que todos los hombres somos miembros de un solo cuerpo, que Dios no nos ha hecho para vivir dispersos ni para vivir separados; que unos de otros nos necesitamos; y que la cabeza nunca le puede decir a los pies: no te necesito, y que las manos no le pueden decir al corazón, tampoco el corazón a los demás miembros. Todos, cada uno en su propia función, es miembro de un cuerpo vivo. De allí que nuestra función como cristianos, como salvadoreños cristianos, es reconocer en este país de bautizados cuál es el puesto que cada uno tiene que ocupar para hacer una patria feliz, una patria sin violencias, una patria sin represiones, una patria en que unos no se sientan con derecho a todo y otros marginados sin derecho a nada. Una patria en que todos nos sintamos miembros vivos aunque seamos pie en la pobreza, pero desde la pobreza y del trabajo saber amar a todo el organismo, en sentido de servicio. O desde la cabeza y del corazón no sentir ninguna superioridad, sino sentir razón de servicio a todo el organismo que se necesita mutuamente. He ahí la igualdad que el cristianismo predica. No una igualdad de quitar cabezas para que todos sean iguales. ¡Eso es locura! ¡Eso es utópico! No una igualdad que consiste en que todos callen, sino la igualdad en que todos se sientan como los hijos en un hogar para aportar, para dar lo bueno de sí como hemos dicho en estos días de la Jornada de la Paz: la paz no es el producto del terror ni del miedo, la paz no es el silencio de los cementerios, la paz no es producto de una violencia y de una represión que calla. La Paz es la aportación generosa, tranquila, de todos para el bien de todos; la paz es dinamismo, la paz es generosidad, es derecho y es deber en que cada uno se sienta en su puesto en esta hermosa familia que la Epifanía nos ilumina con la luz de Dios. SOMOS PARTÍCIPES DE LAS PROMESAS EN JESUCRISTOY hay todavía otra comparación en la lectura de San Pablo para expresar la igualdad: "que todos vosotros sois partícipes de la promesa en Jesucristo". Cuando uno lee la Biblia, ¡cuántas promesas de amor de Dios a la humanidad pero a través de Cristo! Fuera de Cristo Dios no promete nada, únicamente llama a la conversión en Cristo. Pero en Cristo, que es el resumen, el sí de las promesas de Dios. En Cristo todos los hombres tenemos esta igualdad. Que Cristo cumplirá las promesas de Dios para la felicidad de los pueblos y las esperanzas del cielo en la medida en que aceptemos esa doctrina de Él. LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS NO ES SOLO ASUNTO DE POLÍTICA, TIENE SUS RAÍCES EN EL EVANGELIOPor eso me alegra haberlo oído hoy de un congresista de los Estados Unidos, un sacerdote que, prestando funciones al bien común del gran pueblo norteamericano, no ha perdido de vista la visión del Evangelio que él, por esencia y por vocación, tiene que predicar. Me da gusto -digo- haberlo oído aquí, sacerdote y congresista, para decir que esa defensa de los derechos, y de la igualdad, y de la libertad de los hombres, no es un asunto de política solamente. Es asunto de política pero enraizada en el Evangelio. El Evangelio es el gran defensor, el proclamador de todos los grandes derechos fundamentales del hombre. Es la igualdad que aún cuando desaparecieran las conveniencias políticas no desaparecerán las raíces evangélicas. Supongamos que mañana no le conviene a Estados Unidos defender los derechos de El Salvador, en ese sentido humano puede fallar la política pero no fallará el Evangelio que siempre gritará la libertad de los hombres, la dignidad de los hombres aún en las peores situaciones de la persecución. El Papa lo acaba de decir: que la Iglesia reivindica esa libertad sin trabas para predicar su Evangelio que es, precisamente, la defensa de los pueblos, la dignidad y la libertad de los hombres. Por eso, hermanos, esta mañana de Epifanía en esta aportación de pueblos al bien común cristiano, es muy simbólico que un hombre de los Estados Unidos, trayéndonos un mensaje en lenguaje sacerdotal, nos diga que la Epifanía no es sólo recuerdo de unos Magos de hace 20 siglos sino la aportación, el apoyo, la comunión de todos aquellos que en Cristo y en su Evangelio encontramos que somos participantes de las grandes promesas de Dios a la humanidad, para el cual no hay distinción más que todos sus hijos, miembros de un mismo cuerpo, cuya cabeza es su Hijo hecho hombre y todos herederos de una felicidad en la tierra y de una esperanza más allá de la historia. 3º. LA TRASCENDENCIA ES LA LUZ DE DIOS QUE PENETRA HASTA LA RENOVACIÓN DE CADA HOMBRE LA IGLESIA PARTE DE LA TRASCENDENCIAFinalmente, queridos hermanos, no olvidemos que esta prédica de la Iglesia no tiene nada de subversivo, que esta prédica de la Iglesia no es revolucionaria. El Padre lo acaba de recordar aquí con todo el prestigio de su cargo y su sabiduría de jurista, que aquellos que quieren atacar o criticar a la Iglesia de comunista, insultan el pensamiento cristiano. Es decir, lo que la Iglesia predica cuando defiende estos derechos, y esta libertad, y esta igualdad, es porque parte de una "trascendencia". Yo quisiera que se grabara bien este mensaje de la "trascendencia". Y lo hemos escuchado en la lectura de Isaías: "¡Brilla Jerusalén que llega tu luz! ¡La gloria del Señor amanece sobre ti!". Y lo ha expresado San Pablo, también, cuando nos habla del espíritu que reveló a los santos apóstoles y profetas el gran designio de Dios. SENTIDO DE LA TRASCENDENCIA¿Qué es esto? El sentido de trascendencia quiere decir que nosotros en la Iglesia no predicamos una liberación a ras de tierra, una revolución que quisiera resolver las cosas con violencias, con secuestros, con represiones, con crímenes. No es esta la voz de la Iglesia. La Iglesia siempre que predica que los hombres tienen que ser libres, iguales, dignos, se remonta a la luz de Dios. La luz de Dios brilla sobre ti. Y la dignidad que la Iglesia predica parte de la libertad del hombre que rompe las cadenas del pecado y se hace Hijo de Dios. Se promueve no en una economía, en tener más. Esto es muy secundario, la promoción del hombre es a partir de su propia conciencia, de sentirse Hijo de Dios, iluminado por Dios, renovado desde la intimidad de su corazón. Y en Medellín dijeron los Obispos: "No habrá continente nuevo sólo con cambiar estructuras nuevas, mientras no haya hombres nuevos", es decir, la trascendencia de la renovación en Dios. LA LUZ DE DIOS ILUMINA LA LUCHA DE LA IGLESIALa Luz de Dios es la que debe de iluminar esta lucha de la Iglesia, la renovación en Cristo, la esperanza de que el paraíso no existe en esta tierra pero que ya hay que reflejarlo. El reino de Dios que será perfecto en la eternidad hay que reflejarlo ya en las relaciones de esta tierra porque no se va a improvisar. El ciudadano del cielo tiene que ser antes un buen ciudadano de la tierra. El que quiera ser partícipe de las promesas de la eternidad tiene que ser colaborador con Dios en la justicia y en la paz y en el amor en este reino de la tierra. De ahí, hermanos, que la lucha de la Iglesia es por sembrar más amor, por despertar más esperanza, por arrepentir de los pecados a los pecadores, por acercarlos en la conversión a Dios, por renovarnos internamente. Mientras no comprendamos este lenguaje de luz de la Epifanía, no tenemos el concepto claro de la liberación que la Iglesia predica. Queridos hermanos, allí están esos tres pensamientos de Epifanía: la universalidad de la doctrina que estamos perfeccionando, la igualdad de los hombres aprendida en esta doctrina a la luz de Cristo y la trascendencia, es decir, nuestra mirada como la de los Magos más allá de los horizontes de la tierra, más allá de las estrellas, cerca de la vida de Dios que nos vino para iluminarnos y hacernos verdaderamente felices. PENSAMIENTO QUE NOS LLEVA AL ALTARHermanos, junto con mi querido hermano, el P. Roberto Drinan, y junto con el querido sacerdote que también nos ha hecho tan buen servicio en su interpretación, P. Ronald, vamos a acercarnos al altar llevando la representación de todo el pueblo. No olvidemos que esta mañana, todos, no sólo los que vamos a acercarnos al altar sino todo el pueblo que representamos nosotros, ministros del altar, debe de llevar en su corazón los sentimientos de los Magos: Una fe grande en el Cristo que hemos encontrado como fuente de alegría y de esperanza. Y una alegría inmensa de haber conocido a Cristo. Y un compromiso de colaborar con Él para que su reino, que se inició en la cuna de Belén y que ya comienza a agrandarse por los horizontes del mundo con la adoración de los Magos, tenga que ser reconocido por todos los hombres de nuestro país y de todos los países de la tierra, para hacer de El Salvador y del mundo el reino de Dios en esta tierra. Así sea. EL MISTERIO DE CRISTO DURANTE EL AÑO LITÚRGICOHermanos:
Es importante que tengamos ideas cada día más claras de lo que pretende la Iglesia al reunirnos todos los domingos. Se va desplegando ante nuestra mirada de la fe el misterio de Cristo. Desde el principio del Año Litúrgico ese misterio se anuncia con los cuatro domingos y semanas de Adviento. Hemos seguido esas preparaciones divinas con que Dios disponía su gran proyecto de enviar a su Hijo a salvar el mundo. Hemos asistido al momento que llama la Sagrada Escritura "la plenitud de los tiempos". Cristo se encarna en las entrañas de una Virgencita de Nazaret y nace en Belén. La noche santa alegra aún hoy al mundo, muchos sin comprender que el motivo de tanta alegría debía de ser para todos el gran amor de Dios que de tal manera amó al mundo que envió a su propio Hilo para que el mundo fuera salvado. Después de Navidad siguen los domingos de Epifanía. De nada sirviera que ese niño nacido en Belén hubiera venido al mundo si no se hubiera manifestado. Eso significa Epifanía: MANIFESTACIÓN. Las primicias de esa manifestación son unos magos de Oriente que recordábamos el domingo pasado, y este domingo una nueva Epifanía es la del Bautismo de Cristo. En el Jordán Juan Bautista, inspirado por Dios, lo señala ya presente entre los hombres: "Ha empezado la era mesiánica, allí tienen al Cordero de Dios que quita el pecado del inundo. No hay salvación ya fuera de CRISTO." Este domingo, pues, venimos a celebrar esa prolongación de la Epifanía. Y en el corazón de cada asistente a Misa debe de cundir una alegría, una esperanza grande, porque Cristo es Dios, Redentor de los hombres. CELEBRACIÓN DEL SEÑOR DE ESQUIPULASDurante el año litúrgico, además de este misterio de Cristo que vamos a ir desplegando, se celebran ciertas fiestas que también son evocaciones del misterio de Cristo: las fiestas de la Virgen, las fiestas de los Santos, las diversas advocaciones de nuestra fe. Quiero destacar este día, por ejemplo, en la piedad popular donde el año litúrgico se hace tan asequible a las masas, al pueblo. Hoy se celebra el día del Señor de Esquipulas. Es Cristo Crucificado, es una Epifanía. También es el amor de Dios tomado tan en serio que queda clavado en una cruz para salvar a los hombres. Y ese misterio de Cristo salvador -que aquí en Centroamérica llamamos el Señor de Esquipulas, centro de atracción de toda Centroamérica, verdadero lazo de unidad centroamericana- es la Iglesia la que posee esa fuerza que los hombres, los políticos, no pueden realizar. La Iglesia tiene unida a Centroamérica en una sola fe; se hace también salvadoreño ese Cristo centroamericano de Esquipulas. Y aquí en nuestra Arquidiócesis por lo menos tres lugares están celebrando hoy como fiesta patronal el Santo Cristo: Allá en San Bartolomé Perulapía donde se va a celebrar la solemne Eucaristía hoy a las 4 de la tarde; allá en Aguilares bajo el nombre del Señor de las Misericordias, donde a las 11 de la mañana también tendrán su solemne celebración; y en Colón donde se está celebrando también hoy al Cristo de Esquipulas. Cristo se encarna tan profundamente en nuestro pueblo que lo celebramos así como algo típicamente nuestro. Eso quiere ser Cristo: el Cristo de la Epifanía, el Dios que se hizo niño; y en Navidad sentimos que ese niño es de cada familia, todos lo sentimos nuestro. Así el misterio de Cristo que se despliega en el año litúrgico quiere sentirse tan íntimamente unido a cada uno de ustedes, a mí, que sintamos que es para mí, como decía San Pablo: "Me amó y se entregó por mí". Por eso mi afán de presentar en cada domingo este misterio de Cristo no en una forma lejana, vaporosa, una predicación que podía ser lo mismo aquí en El Salvador que allá en Africa o en cualquier tiempo de la historia, sino el Cristo que se encarna para hoy, aquí en El Salvador 1978. El Cristo que acompaña nuestras vicisitudes de la historia actual. El Cristo que ilumina esta semana. Esta es la Epifanía que tenemos que celebrar porque Cristo se ha encarnado, se ha hecho miembro de nuestra historia, quiere acompañar a cada hombre, a cada familia, a cada pueblo y hacer de la historia de cada cristiano y de cada pueblo la historia de la propia salvación de nosotros. HECHOS DE LA SEMANADe allí, hermanos, que el relatarles aquí ciertos hechos no es que yo me meta en asuntos ajenos a la Iglesia, es la predicación que debe enmarcarse en estas realidades. RECHAZO A LA PREDICACIÓN DEL P. ROBERTO DRINAN Y MANIPULACIÓN DE LA COMISIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS DE LA OEA¿Cómo podríamos prescindir, por ejemplo, en la homilía de hoy, en el Bautismo de Cristo que se manifiesta como salvador de los pueblos, que aquí en San Salvador esta semana ha sido sacudida por una especie de contraste de dos clases de publicaciones en los periódicos? Por una parte, una reacción de rechazo a la predicación y al mensaje del Padre Roberto Drinan, a quien Uds. escucharon aquí hace 8 días; y por otra parte, una presentación de la visita de la Comisión de los Derechos Humanos de la O.E.A. Yo llamo contraste estas dos noticias; porque mientras las declaraciones del Padre Roberto Drinan provocan en muchos escándalo y en otros esperanza, el anuncio de la presencia de la O.E.A. en El Salvador se trata de presentarla manipulada por una parte; y, mientras, despierta dudas, temores, por otra parte. Es decir, el Padre Drinan provoca el escándalo porque toca la llaga. En la moral se habla de 3 clases de escándalo: El escándalo verdadero, el que provoca un pecado, una falta. El escándalo normal, el de la verdad, el del verdadero mal que produce escándalo en la gente madura, en la gente correcta. Otro escándalo que se llama de los pusilánimes, un escándalo infantil, aquellos que de todo se escandalizan. Y un tercer escándalo y éste sí es pecaminoso: escándalo de los fariseos. El escándalo de los que no toleran a Cristo, el escándalo que se escandaliza cuando se trata de señalar las injusticias, los desórdenes. Ustedes pueden concluir a cuál clase de escándalo pertenecen estas publicaciones. En cambio, tenemos en el pueblo que ha sentido en la voz de un sacerdote el valor de denunciar cosas que la Iglesia también ha venido denunciando, de señalar en el pueblo los temores que verdaderamente existen. El caso es, por ejemplo, que ha habido gente que debía presentarse hoy a la Comisión de los Derechos Humanos y no ha tenido el valor de venir porque tiene miedo. ¿Qué quiere decir eso? Que cuando el Padre Drinan señala que hay temor en el pueblo, en el campesino, no está diciendo mentira, es la realidad que podemos constatar en este momento. Hay campesinos que debían de venir y no tienen valor de venir. En cambio, digo: ¿cómo se habrá presentado la visita? ¿Cuáles son los retratos que han aparecido en los periódicos como víctima de atropello de derechos humanos? ¿Quién se hace eco de otro sector atropellado? Se parcializan, y podíamos decir que los que están acusando al Padre Drinan de haber hablado condicionado, prejuiciado, lo están queriendo hacer con la Comisión de la O.E.A.: prejuiciarla. ¡Ojalá que con la madurez y valentía con que habló el Padre Drinan, sepan también los exponentes de los Derechos Humanos en Latinoamérica que están presentes ahora con El Salvador, ser superiores a toda intriga, a todo amañamiento, y sepan descubrir la verdad oyendo a quienes deben de oír. Ellos han pedido colaboración y yo también en nombre de la Iglesia quiero decirles que la voz del Arzobispado siempre ha sido pidiendo colaboración para que relumbre la verdad y la justicia; que se han denunciado injusticias y en nombre de esa denuncia preguntamos a los señores de la O.E.A.: ¿Sabrán tener una respuesta a la pregunta que se hacen tantos hogares? ¿Dónde están los desaparecidos? Simplemente eso bastaría. Una información a tantos hogares que están sufriendo para que se sepa si están ya muertos, ¿en qué situaciones están?, ¿dónde están? Esta es la Encarnación de Cristo en nuestro pueblo, en nuestra historia. Por eso, hermanos, es doloroso presentar así a la pobre patria, pero es que la culpa de un mal retrato no es la fotografía, sino el objeto que se trata. MANIFESTACIONES DE SOLIDARIDADTenemos también que lamentar en esta semana, unidos al pueblo de Nicaragua, el asesinato del periodista Dr. Pedro Joaquín Chamorro. Ya en nuestra entrevista del miércoles manifestamos nuestra solidaridad en el dolor con la víctima y sus familiares, y con la verdad que él proclamó. Así como también el rechazo a cualquier clase de crimen. Han llegado a nuestra oficina muchas cartas de Amnistía Internacional preguntando por la situación de muchos prisioneros, pero entre ellos me conmueve mucho la pregunta en el caso de la Srta. Lil Milagro Ramírez. Y cartas familiares como también la de los familiares de Víctor Manuel Rivas y Julio Antonio Ayala. Y en esta carta se lee esta frase que a mí me llena de emoción: "Es que la voz de la Iglesia es para nosotros la voz de la justicia, la voz de los que no somos escuchados". Gracias por comprenderlo así. Hermanos, la Iglesia no quiere ser otra voz que se confunde en el barullo de la distorsión, de la confusión, del amañamiento de la noticia. Quiere ser la voz de los que no tienen voz. SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOSPor otra parte, hermanos, en nombre del deseo de Cristo: "Que todos sean una sola cosa", anuncio con alegría la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. Protestantes y Católicos hemos preparado un programa que se publica allí en "Orientación" y que aquí va a ser leído dentro de un rato para celebrar, del 18 al 25 de enero, la tradicional Semana de Oración. Yo les suplico a ustedes católicos y a ustedes también queridos hermanos protestantes -yo sé que me escuchan y ¡cuánto les agradezco cuando me han dicho que me escuchan con devoción! Gracias- a que con toda devoción si de verdad amamos a Cristo y al Evangelio, pidamos para borrar del mundo ese escándalo de la división de los cristianos. Porque la división de los Cristianos es estorbo para que Cristo sea conocido; y, en cambio, la unidad de los cristianos será el gran motivo de credibilidad de esta Iglesia de Cristo. No la estorbemos, hermanos protestantes y hermanos católicos. Unámonos en una sola fe como quería Cristo: Un solo rebaño bajo el cayado divino del único Pastor. JORNADA DE LA PAZNo he tenido la oportunidad de agradecer y felicitar a cuantos hicieron posible la Jornada de la Paz. Dejó ecos tan profundos, tan nobles, que ya por sí solas esas huellas valen por toda felicitación, por todo agradecimiento. Pero sí quiero recordarles, como ecos de esas celebraciones inolvidables, que no dejen de leer y reflexionar el mensaje Pastoral de Año Nuevo que con ese motivo publicamos algunos Obispos. También el mensaje que los miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz publicaron para comentar el mensaje de Pablo VI: SÍ A LA PAZ, NO A LA VIOLENCIA. Y también, hermanos, no tuve oportunidad de leerles un telegrama que llegó en esos días del Sr. Obispo de Tegucigalpa, a quien hubiéramos querido tener. Lo invitamos, pero dice: "Lamento no complacerle amable invitación. Augúroles exitosos triunfos jornadas Paz". Y un gesto muy fraternal: los padres del Seminario fueron a Tegucigalpa a hacer allá un cursillo de preparación para el Seminario. Cuando le obsequiaban a Monseñor Santos, el Arzobispo de Tegucigalpa, un cake, dijo: "Me le llevan, por favor, la mitad al Sr. Arzobispo de San Salvador como un signo de unidad". Otra vez lo que les decía del Señor de Esquipulas. La Iglesia vive la unidad en Centroamérica, es la política la que parte esta unidad. ¡Ojalá un día viviéramos esta fe que Cristo nos predicó: "Que sean todos una sola cosa". RECORDATORIO A LOS COLEGIOS CATÓLICOSHa llegado la hora de abrirse ya los colegios, las escuelas. Y yo quiero recordar a los Colegios Católicos que tienen que meditar muy profundamente el reciente documento de la Sagrada Congregación para la Educación. Ustedes saben que la Iglesia vigila el ministerio de los Colegios Católicos a través de una Congregación, diríamos: de un Ministerio. El Papa ejerce su función de maestro también a través de los Colegios. Y yo quisiera recordar estas frases de ese Documento: "Que el Colegio Católico es un medio de servicio de la misión salvífica de la Iglesia, un medio para la formación integral del hombre en cuanto que es un centro donde se elabora y se transmite una concepción específica del mundo, del hombre y de la historia. Si un colegio católico quiere hacer honor a ese calificativo, tiene que estar al servicio de esa formación del juicio del hombre en la hora actual tal como la Iglesia lo promueve: Su identidad, sobre todo hoy cuando el cristianismo debe ser encarnado en formas nuevas de vida por las transformaciones que tienen lugar en la Iglesia y en la sociedad, particularmente a causa del pluralismo y de la tendencia creciente a marginar el mensaje cristiano". Son palabras del Papa -diríamos- exigiendo a los Colegios Católicos no vivir unas tradiciones que lo aparten del Magisterio, no vivir unas acomodaciones para quedar bien con ciertas familias sino ser mensajeros de la verdad de la Iglesia para nuestro tiempo cambiante. "Una verdadera misión -dice el Documento- por colaborar más inmediatamente con el apostolado jerárquico, ya sea por medio de la enseñanza de la religión, ya sea por la educación religiosa más general que trata de promover ayudando a los alumnos a lograr -este es el objetivo de un colegio católico- una síntesis personal entre la fe y la cultura, y entre la fe y la vida." Que no suframos ya esa vergüenza de que salen del colegio católico aquellos que aprendieron la fe pero en la vida no la traducen en obras y viven las injusticias, los pecados, los desórdenes de una sociedad corrupta. Si el colegio católico quiere ser un misionero de la Iglesia, tiene que recordar que toda misión debe estar en conexión, en comunión con el Magisterio de la Iglesia. "Y por eso, el colegio en cuánto a Institución Apostólica -dice el Documento- recibe un mandato de la jerarquía y tiene que estar en comunión con la jerarquía". No se puede concebir un colegio católico que quiera seguir una línea distinta del Magisterio de la iglesia. Tengámoslo muy en cuenta para saber calificar un colegio si es verdaderamente católico o no. VIDA RELIGIOSAFinalmente, hermanos, quiero alegrarme con la vida religiosa tan exuberante en nuestra Iglesia particular. En estos días hemos instalado a las Bethlemitas en una misión en El Paraíso. A las Religiosas de la Asunción en Chalatenango, desde donde atenderán Potonico. Las Guadalupanas irán muy pronto a Arcatao. Allá se está preparando un curso de adaptación, de capacitación para esta misión nueva que la Iglesia confía a las Religiosas. Tuvimos también el gusto de saludar a Superioras Generales de las Congregaciones que han visitado El Salvador en estos días. La Superiora General de las Dominicas de la Anunziata que trabajan en Santa Tecla, Suchitoto, Quezáltepeque. A la Superiora General de las Oblatas al Sagrado Corazón que trabajan en el Colegio Sagrado Corazón, en Aguilares, en Lourdes, en Dulce Nombre de María. A la Superiora General de las Oblatas al Divino Amor que dirigen el Colegio La Sagrada Familia, la Escuela Católica María Dimagio y trabajan pastoralmente en Citalá. Como ven, hermanos, hay tantas cosas en las cuales el mensaje evangélico se encarna que da gusto pensar en una Iglesia activa de verdad que prolonga el misterio de Cristo en El Salvador. De allí que la homilía es muy fácil deducirla. De las 3 lecturas que acaban de escuchar 3 preciosos pensamientos para vivirlos íntimamente como cristianos, ir aprendiendo a lo largo del año litúrgico el misterio de Cristo. 1º) DIOS QUIERE SALVAR A TODOS LOS HOMBRES. 2º) San Pablo en su Epístola dice que DIOS QUIERE SALVAR HACIENDO UN PUEBLO YA EN ESTA TIERRA. 3º) DIOS SALVA EN EL PUEBLO, QUITANDO LOS PECADOS DEL MUNDO. El evangelio de Cristo bautizado y presentado como el Cordero que quita los pecados del mundo. 1o) DIOS QUIERE SALVAR A TODOS LOS HOMBRES. EL SIERVO DE YAHVE, LUZ SALVÍFICA DE LAS NACIONESEn el primer pensamiento donde el profeta Isaías nos habla en esos pintorescos capítulos del siervo de Yahvé. ¿Quién es ese siervo de Dios? Queda en un misterio: puede ser un personaje misterioso, puede ser el mismo pueblo de Israel, pero en todo caso es una profecía que señala a Jesucristo, el verdadero Siervo de Dios. Este Siervo de Dios recibe un encargo: Reunir las escasas fuerzas que han quedado al pueblo disperso en el destierro. Pero le dice Dios: Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob, te hago luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra. Cómo nos llena de esperanza, hermanos, nosotros hombres de 1978 aquí en El Salvador estamos abarcados por esa mirada universalista de Dios en Cristo. Te hago salvación de todos los confines de la tierra. He aquí el día del Señor de Esquipulas, Cristo Crucificado presente en Centroamérica, en nuestra Diócesis, es el Siervo de Dios, es Cristo en quien creemos que nos ha reunido en esta misa, en todas las comunidades donde están reunidas meditando esta palabra. "Cristo se hace presente -dice el Concilio- en la palabra del sacerdote que predica, en el misterio del altar que se celebra, en la comunión que recibimos, en los sacramentos que purifican. Es el Siervo de Dios salvando todos los confines de la tierra". NADIE ESTA EXCLUIDO DE LA SALVACIÓNNos debe llenar de entusiasmo saber que nadie, yo, pues, no estoy excluido de la salvación. Que Dios llama a todos, y por eso este grito de la justicia de la Iglesia cuando rechaza la violencia, el escándalo de los fariseos, la mentira, el crimen, la persecución. No es con sentido de venganza, nunca. Es con sentido de amor llamando a los pecadores que se conviertan, que los está queriendo salvar Dios. Que los que mataron, que los que calumniaron, que los que persiguieron, son invitados por Dios, son el hijo pródigo que el padre está esperando para salvarnos. A mí me da mucho gusto, hermanos -perdonen Uds. que son fieles que me escuchan con amor, con devoción-, que les diga que me da más gusto que me escuchen los enemigos. Me están escuchando porque sé que les llevo una palabra de amor. No los odio, no deseo venganza, no les deseo males. Les pido que se conviertan, que vengan a ser felices con esta felicidad que ustedes los hijos de la parábola que siempre estuvieron con el Padre, gozaron las alegrías de su fe, sintieron como me dijo un amigo ayer con tanto cariño: "Sepa que todo lo bueno está con usted". Hermanos, yo no sé distinguir entre bueno y malo. Todos son hijos de Dios, a todos los quiere el Señor. Un llamamiento universal de salvación está aquí en las lecturas de hoy. 2º) DIOS QUIERE SALVAR HACIENDO UN PUEBLO YA EN ESTA TIERRA. a) EL SENTIDO DE PUEBLOPero mi segundo pensamiento: quiere Dios salvarnos en pueblo. No quiere una salvación aislada. De ahí que esta Iglesia de hoy, más que nunca, está acentuando el sentido de PUEBLO. Y por eso la Iglesia sufre conflictos porque la Iglesia no quiere MASA, quiere PUEBLO. Masa es el montón de hombres; cuanto más adormecidos, mejor; cuanto más conformistas, mejor. Y la Iglesia rechaza la calumnia del comunismo de ser opio del pueblo. Ella no quiere ser opio del pueblo. Otros son opios que adormecen y quieren masas adormecidas. COMUNIDAD DE HOMBRES DONDE TODOS CONSPIRAN AL BIEN COMÚN.La Iglesia quiere despertar a los hombres en el verdadero sentido de pueblo. ¿Qué es pueblo? Pueblo es una comunidad de hombres donde todos conspiran al bien común. Y el bien común, ¿qué es? El Concilio dice: "Es una serie de condiciones donde los grupos humanos, las familias, los individuos, viven un ambiente para perfeccionarse, para hacerse cada vez más hombres". EL HOMBRE, SU RAZÓN DE SERLa razón de ser de una sociedad, de una comunidad política no es la seguridad del Estado, es el hombre. Desde que Cristo dijo: "No es el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre", está poniendo al hombre como objetivo de todas las leyes, el objetivo de todas las instituciones. No es el hombre para el Estado, sino el Estado para el hombre. Y el hombre, tal como lo concibe el desarrollo de la humanidad. EL PASO DE CONDICIONES MENOS HUMANAS A MÁS HUMANASQuiero leerles esta incomparable página del Papa Pablo VI en su Encíclica Populorum Progressio que la acaba de citar -el Papa- precisamente para los salvadoreños en el discurso al Señor Embajador. En la Populorum Progresio, en el No. 20 ustedes pueden leer esto: "Así podrá realizar en toda su plenitud el verdadero desarrollo, que es el paso para cada uno y para todos de condiciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas". ¿Ven? No es un amontonamiento de gente, es el paso de cada hombre y de todos los hombres hacia condiciones más humanas y el Papa lo describe aquí. DE CONDICIONES DE VIDA MENOS HUMANASTengámoslo muy en cuenta porque esto es el pueblo: Cuando no se vayan realizando en cada salvadoreño estas cosas menos humanas: las carencias materiales de los que están privados del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por egoísmo. Menos humanas las estructuras opresoras que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. Estas son condiciones menos humanas. ¿No les parece aquí ver reflejadas ciertas cosas en El Salvador?. A CONDICIONES DE VIDA MÁS HUMANAPasar a condiciones más humanas. Y el Papa lo describe: "Más humanas el remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. Más humanas también el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza". Es admirable que el espíritu de pobreza está puesto aquí por la Iglesia entre las condiciones más humanas. El ser pobre, vivir espíritu de pobreza no es infradesarrollo, es desarrollo humano. Cuando más vive un hombre el espíritu de pobreza, es más humano; y cuanto más sea víctima de la avaricia, es menos desarrollado moralmente. "Más humana -dice el Papa- la cooperación en el bien común, la voluntad de paz. Más humanas todavía el reconocimiento por parte del hombre de los valores supremos y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin. Más humanas, por fin, y especialmente la fe, don de Dios, acogida por la buena voluntad de los hombres. Y la unidad en la caridad en Cristo que nos llama a todos a participar como hijos en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres". ¡Qué bella expresión de un pueblo!. El día en que todos los salvadoreños salgamos de ese amontonamiento de condiciones menos humanas a situaciones personales y nacionales de condiciones más humanas, no solamente de desarrollo que se queda aquí en lo económico sino que nos eleve hasta la fe, la adoración de un solo Dios, será el verdadero desarrollo de nuestro pueblo. b) TENEMOS QUE HACER PUEBLO DESDE LA IGLESIA DE DIOS EN UNA SOCIEDAD PLURALISTA.Y aquí es donde San Pablo nos habla de una Iglesia de Dios en Corinto. Y podríamos trasladar de una Iglesia de Dios en San Salvador, de una Iglesia de Dios en cada pueblo; donde sacerdotes y obispo en comunión trabajan una promoción de los hombres que no es subversión, que no es comunismo, que no es afán de acaparar el poder. Respetamos el poder temporal, pero sí queremos crear en la conciencia del pueblo un sentido de pueblo, no de masa; una promoción de individuos, un bienestar que no sea atropello de nadie sino que sea el amor y la fe entre los hombres, hilos de un Padre de todos los hombres. Porque la Iglesia predica esta promoción se le ha calumniado; donde la Iglesia no predica esta promoción no tiene problemas. Por eso les digo a todos los agentes de pastoral -sacerdotes, religiosos, colegios católicos, movimientos pastorales-: tenemos que seguir esta línea de San Pablo que dice: Hacer la Iglesia de Dios, la comunidad que Cristo trajo. Inspirar en su amor para ser fermento de una sociedad pluralista. No es que la Iglesia quiera que todos se hagan católicos, sino que los católicos sean verdaderamente misioneros de este mensaje de promoción y sepan ser fermento de unidad, de promoción, de luz, de crítica también. Conciencias críticas que sepan, desde los diversos modos de pensar el pluralismo, la diversidad que Dios ha querido. No cortarlos a todos con un solo criterio, sino hacer de los hombres el pluralismo que engrandece -en la belleza del pluralismo- la unidad de la patria, la belleza de nuestras propias cosas salvadoreñas. 3º DIOS SALVA EN EL PUEBLO, QUITANDO LOS PECADOS DEL MUNDOY por eso finalmente, hermanos, mi tercer pensamiento. Cristo presentado en el Jordán, el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. "Existía antes que yo", dice Juan. Yo le voy anunciando porque la salvación de los hombres consiste en recibir este bautismo del Espíritu que Él trae. Vida de Dios que quiere injertar en el corazón de los hombres renovación interior del hombre. Quitarle los pecados al hombre, a la familia, a la sociedad. Esta es su misión encargada a la Iglesia. Misión difícil: arrancar de la historia los pecados, arrancar de la política los pecados, arrancar los pecados de la economía, arrancar los pecados allí donde estén. ¡Qué dura tarea! Tiene que encontrar conflictos en medio de tantos egoísmos, de tantos orgullos, de tantas vanidades, de tantos que han entronizado el reino del pecado entre nosotros. Tiene que sufrir la Iglesia por decir la verdad, por denunciar el pecado, por arrancar el pecado. A nadie le gusta que le toquen una llaga y por eso salta una sociedad que tiene tantas llagas cuando hay quien le toque con valor; tienes que curar, tienes que arrancar eso. Cristo, cree en Él, conviértete. Porque sólo Él puede quitar los pecados de la sociedad salvadoreña y hacer la verdadera comunidad Pueblo que sea verdaderamente orgullo de Dios. Porque Dios ha creado los diversos pueblos como una familia. ¡Qué hermoso es pensar a Dios Papá de los pueblos! De unos pueblos que viven según su pensamiento y se aman con el pluralismo también de las naciones. ¡Qué diversidad de idiosincrasias! Piensen nada más en los países de Centroamérica. Cada uno tiene su fisonomía: cinco hijos de Dios. ¡Qué hermoso sería que estos cinco países -arrancando los pecados de su historia, de su política, de su sociedad, de sus relaciones- nos presentáramos en el día del Señor de Esquipulas hermanos de Cristo, pueblos de Dios, promovidos de condiciones inhumanas a condiciones de Hijos de Dios, imágenes de su presencia en este pequeño mapa de Centro América. Queridos hermanos, ¿ven como la encarnación de Cristo que nace en Belén y se manifiesta en Epifanía tiene que ser luz concreta que ilumina nuestra realidad de El Salvador? Como salvadoreños y como Iglesia vamos a desear estas cosas, diciendo nuestro Credo. Queridos hermanos sacerdotes y fieles,
Distinguidos miembros de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, Estimados radio-oyentes: INTRODUCCIÓN DESDE TODOS LOS CONFINES VAN LLEGANDO A JESÚSEsta noche esta Catedral repleta de fieles es protagonista de una procesión de siglos y de pueblo, que comenzó hace 20 siglos. El profeta Isaías en la primera lectura de esta noche nos anunciaba cómo desde la oscuridad del mundo iban a surgir los pueblos en busca de aquella mística luz que brillaba en Jerusalén: LA LUZ DE DIOS. Y con una poesía maravillosa nos ha cantado esta noche el profeta esa Epifanía de un Dios que se hace presente a los pueblos; encontradizo a los que en las tinieblas, en las dudas, en la oscuridad BUSCAN. Buscan la solidez de una paz, de una alegría que al fin encontraron, precisamente -según nos ha contado el Evangelio de San Mateo también esta noche- aquellos magos qué fueron precisamente la primicia de esa profecía que comenzaba a cumplirse. Aquellos magos del Oriente son los que van como a la vanguardia de esa procesión de siglos y de pueblos. Y entonces comenzó a cumplirse lo de Isaías: "Que desde todos los confines van llegando a la cuna de Jesús a reconocerlo Dios, Rey, Salvador de los hombres". Nosotros ahora, esta noche, somos parte de esa procesión. ¡Dichosos los que con fe sienten la alegría inmensa de los magos de haber encontrado a Jesús! y los que aún no tengan esta fe -que ciertamente habrá personas que dudan todavía en esas tinieblas del mundo en esta hora de confusión- se preguntarán: ¿Y existe de verdad esa paz? ¿Y existe de verdad ese Cristo Salvador? ¿Existe acaso ese Dios que puede salvar estas situaciones tan horrorosas en que vivimos? JORNADA DE LA PAZ. MENSAJE DE PABLO VIHermanos, terminamos precisamente 3 noches de reflexión. Yo quiero felicitar muy cordialmente a los laicos de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, que han hecho eco tan profundo al Magisterio de la Iglesia. Gracias a ellos hemos escuchado en esta misma cátedra las profundas reflexiones teológicas del Sr. Arzobispo de Panamá, uno de los grandes teólogos actuales de América Latina, enfocando el mensaje de Pablo VI no solamente en 1978, sino a lo largo de toda la historia de la Iglesia, que no ha sido otra cosa que proponer a los hombres un mensaje de paz, que se hace más enfático en estos tiempos cuando la paz se deteriora por la violencia y se oye el grito rotundo del Magisterio de esa Iglesia: "NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ". Escuchamos anoche también a un hombre que, viviendo en la profesión y en el mundo, recoge la sintonía de los hombres del siglo, de los hombres que en el mundo saben que tienen que mirar a este Magisterio, a esta Iglesia; y cuando se tiene el corazón noble, la intención sana, se oye a la Iglesia. No hay prejuicio contra ella y se escucha con el corazón limpio que la Iglesia tiene razón en su grito tan actual como eterno: NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ. MENSAJE ESPECÍFICO DE PABLO VI PARA EL SALVADOR.Y yo creo, hermanos, que es providencial que junto con este regalo del mensaje Mundial de Pablo VI, haya resonado también un mensaje específico para El Salvador. Que junto al mensaje de los ángeles en Belén se concretara como una homilía dirigida a los salvadoreños, aquel "Paz a los hombres" en el discurso de Pablo VI al Embajador de los salvadoreños ante la Sede Apostólica, para decirles que esta búsqueda sincera de los salvadoreños de la paz, que ha caracterizado estas noches, tiene una respuesta. Y que si el corazón salvadoreño sigue esta búsqueda con sinceridad la encontrará. Yo quisiera recoger toda esa esperanza de Pablo VI para sembrarla precisamente en el corazón de los salvadoreños y hacer de esta Epifanía, como los magos, nosotros salvadoreños encontrar a Cristo en los brazos de MARÍA, REINA DE LA PAZ, precisamente bajo el signo más bello de Jesús: La Paz, el don que simboliza todo el fruto de la redención. Aquel con que saludaba resucitado, libre ya de las ataduras de los pecados que habían sido ya redimidos, libre de los cerrojos de la muerte y del infierno que ha quedado ya clausurado bajo el imperio de la redención. En una sola palabra, todo su saludo a los hombres de buena voluntad: "PAZ A VOSOTROS", "MI PAZ OS DOY", no como la da el mundo. La paz, la que sigue ofreciendo esta Iglesia. Entonces, Cristo, a quien San Pablo llama "Pax Nostra" -nuestra paz- porque Él reconcilió a los hombres con Dios y a los hombres entre sí y botando con su sangre el muro de odios de violencias, de rencores, de resentimientos, ha sembrado la condición ineludible de la Paz: la Justicia y el Amor. "AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS". De eso es eco Pablo VI cuando se refiere con una visión certera a nuestra realidad salvadoreña. En su discurso quisiera destacar yo estas 3 ideas y que sean como el mensaje final de estas noches maravillosas que ustedes, queridos hermanos presentes en la Catedral, han acentuado con su entusiasmo, con la acogida, con el hombre y la fe del pueblo que se expresa en ustedes. Expresión de una ansia de paz. Para nosotros habló el Papa. 1º. TRASCENDIENDO TODA DEBIDA CORTESÍA, QUEREMOS DARLE LA BIENVENIDA EN VD. A TODA LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR Y A CADA UNO DE LOS HABITANTES SIN DISTINCIÓN ALGUNA.La primera idea que yo encuentro en su discurso es que los salvadoreños miran a aquel centro de la Iglesia con esperanza, buscando la paz, y el Papa al abrir sus brazos al embajador, le dijo: "TRASCENDIENDO TODA DEBIDA CORTESÍA, QUEREMOS DARLE LA BIENVENIDA EN USTED A TODA LA REPÚBLICA DE EL SALVADOR Y A CADA UNO DE SUS HABITANTES SIN DISTINCIÓN ALGUNA". ¡Qué amplio el corazón del representante de Cristo! Yo creo que en esta frase, hermanos, hay toda una Epifanía, hay todo el encuentro de un pueblo con aquel que representa a Cristo en la tierra para sembrar la Paz. El Papa da ese grito que ha resonado en todo el mundo: NO A LA VIOLENCIA, SÍ A LA PAZ. Se hacía corazón salvadoreño para recibir sin distinción ninguna, trascendiendo toda cortesía, como quien dice: rompiendo moldes para que el corazón de todos los salvadoreños, sin distinción, se sientan muy cerquita del Papa. Y le decía que pensaba muchas veces en nuestra República con la solicitud de quien ve en los salvadoreños unos hijos muy queridos. 2º. UNAS ORIENTACIONES DE CARÁCTER SOCIALAquí el segundo pensamiento del Papa: Unas orientaciones de carácter Social. "Sabemos bien -le dice el Santo Padre al Embajador- que la gran mayoría de los salvadoreños vive su existencia con una referencia ideal a su fe cristiana y no olvida las múltiples implicaciones prácticas que en lo personal, lo familiar y social, esa condición lleva consigo. Todo esto hace surgir un conjunto de relaciones y expectativas a los que la Sede Apostólica y la Iglesia, fieles a su deber, no pueden menos de prestar atenta reflexión. Ante todo este reconocer y alabar el empeño del pueblo salvadoreño por mejorar sus condiciones generales de vida, partiendo de esa visión global del hombre y de la humanidad que le enseña la Iglesia". DESDE LA FE HAY QUE LUCHAR POR UNA LIBERACIÓN INTEGRALHermanos, yo quiero sentirme orgulloso de ser salvadoreño esta noche, y decirle a todos mis compatriotas que nos sentimos profundamente elogiados por esta palabra del Papa que hace ver nuestras inquietudes sociales a partir de una visión cristiana, que hace ver en las luchas por nuestra liberación la trascendencia de una fe, que hace ver al revés de todos aquellos que nos han calumniado en nuestras luchas de Iglesia, que los salvadoreños no pueden romper esa relación entre sus preocupaciones sociales y sus referencias de fe; y que por eso la Iglesia, cumpliendo su deber, tiene que iluminar desde esa fe también estas realidades de la tierra, también esas preocupaciones de no tener pan, de estar marginados, de estar hambrientos, de ser pobre. La Iglesia se siente respaldada por todo el Evangelio y todo el mensaje de la Iglesia cuando el Papa ha hecho referencia a esa realidad salvadoreña. El salvadoreño lleva su fe en el corazón, y desde su fe ilumina las realidades de la tierra. Y por eso no puede pensar en una fe desencarnada, en una fe como la del sacerdote y el levita que miran al herido y no hacen caso porque van a rezar. Una fe que solamente se concretara en ese alejamiento de las realidades dolorosas de la tierra no sería la fe que tiene relación con el dolor humano, con las situaciones difíciles de la tierra. Bendito sea Dios que el Papa ha dicho que la Santa Sede y la Iglesia no pueden renunciar al deber de orientar a este pueblo que lleva en su corazón una fe trascendental muy profunda y desde su fe lucha por una liberación auténticamente cristiana. Yo hago un llamamiento también, para que en esta lucha renunciemos a liberaciones meramente temporales, a liberaciones que no trascienden más allá de la historia, a liberaciones que quieren resolver las cosas con odio, con violencia y con lucha. No es ese el modo de ser de los salvadoreños, es una deformación del corazón. Cuando en el corazón de un noble salvadoreño se enciende el odio, la lucha, el secuestro, el crimen, la sangre, no es un salvadoreño auténtico, no hace honor a su patria y a su fe, es un traidor de esa trascendencia que nosotros hemos -diría- amamantado en el mismo pecho de nuestras madres. VISIÓN GLOBAL DEL HOMBRECuando el Papa evoca esa visión global del hombre que ha aprendido en la Iglesia, cita su propia Encíclica Populorum Progressio en el No. 13 y 14, donde el mismo Papa dijo hace muchos años: "Que la Iglesia, tomando parte en las mejores aspiraciones de los hombres y sufriendo al no verlas satisfechas, desea ayudarlos a conseguir su pleno desarrollo". Y esto precisamente porque ella les propone lo que ella posee como propio: una visión global del hombre y de la humanidad. La Iglesia se siente orgullosa de poder decir esta frase: "el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre". Lo que cuenta para nosotros es el hombre, cada hombre, cada agrupación de hombres, hasta la humanidad entera. Sepamos, hermanos, que hay quien nos comprende, quien comprende nuestras inquietudes de hombre: LA IGLESIA. Es humana y divina, y como humana sabe que no tiene nada humano que le sea extraño. Todas nuestras inquietudes humanas repercuten en su corazón y sabe que como hombre todo ser humano tiene derecho a ese desarrollo que es el nuevo nombre de la paz. Un desarrollo que no consiste sólo en tener más, sobre todo económicamente, sino en desarrollarse plenamente todo el hombre, todas sus facultades, su vocación divina sobre todo. 3º. UNA ORIENTACIÓN DE FE EN LAS RELACIONES IGLESIA-ESTADOY finalmente este tercer pensamiento del Papa en su discurso: Una orientación de fe en las relaciones Iglesia-Estado. "La Iglesia -dice el Papa al Embajador de los Salvadoreños- promueve y alienta esas aspiraciones dentro del ámbito de su propia competencia específica. Por esto, mientras en ese país (El Salvador) reivindica la imprescindible libertad para predicar la fe, enseñar su doctrina moral y social, y ejercer su misión entre los hombres sin traba alguna, ella -la Iglesia- desea siempre respetar las competencias del poder temporal en su esfera propia y aceptar un diálogo constructivo con las autoridades civiles, con miras a mejor servir la vocación personal de quienes son a la vez fieles y ciudadanos". Cita el Papa en este lugar la Constitución del Concilio, en aquel punto en que en su relación con el mundo habla de las relaciones entre la Iglesia y la comunidad política. Las dos tienen como sujeto al hombre en su vocación de ciudadano de la tierra y en su vocación de fiel seguidor de Jesucristo. Por eso no debía haber conflictos entre estas autoridades que deben procurar el bien común, la felicidad del hombre en la tierra, al mismo tiempo que respetarle su vocación eterna, sus orientaciones hacia lo celestial, su espiritualidad, el desarrollo de toda la intimidad del hombre como cristiano. Por eso el Papa reivindica para El Salvador la libertad de la Iglesia, así como recuerda que la Iglesia respeta también la autonomía del poder civil y aboga por un diálogo constructivo, cuyo único objetivo no es sacar ventaja, privilegios. La Iglesia tiene que renunciar a ellos cuando su testimonio se empaña en esa relación; pero, en cambio, tiene que buscar el diálogo con miras a mejor servir la vocación personal de quienes son a la vez fieles y ciudadanos. Hermanos, éste es el ideal de la Iglesia: llegar a esa sana cooperación para buscar juntos -el gobierno encargado del bien común de la tierra y la Iglesia responsable de las orientaciones de la vocación eterna del hombre- una vocación que no está descoyuntada entre la tierra y el cielo, sino la vocación que unifique para felicidad del pueblo, para unidad de desarrollo de cada individuo su vocación de ciudadano y de fiel. EL "NO A LA VIOLENCIA" CONCRETADO EN EL SALVADORPor eso termina el Papa señalando los frutos de estas orientaciones: "La Iglesia, en efecto, cree -son palabras del Papa- que este es el camino para prevenir males, superar un clima de violencia que por desgracia ha causado a veces lutos también en el campo eclesial". He aquí el Papa concretando su NO A LA VIOLENCIA en el ambiente salvadoreño: "Si se siguieran estas orientaciones cristianas -dice- prevendríamos los males, se superaría ese clima de violencia que ha llevado el luto y tiene sumergida en luto a la Iglesia y a muchos hogares". Como ven, el Papa no cancela el pasado, lo recuerda. Pero lo recuerda con una esperanza de que no se vuelva a repetir, que busquemos por el camino de una concordia bien entendida el superar ese clima de violencia. Ese NO A LA VIOLENCIA para 1978 tiene que buscarse por estos caminos que el Papa acaba de señalar. "Y también, será -dice el Papa- el camino para llegar a construir una atmósfera social en la que se enmienden adecuadamente injusticias evidentes que impiden que los bienes creados lleguen de manera equitativa a todos, bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad". Son palabras del Santo Padre reconociendo esta triste realidad salvadoreña: una atmósfera social donde los bienes creados por Dios no llegan a hacer felices a todos los salvadoreños. Y es necesario que, en un ambiente de justicia y de amor fraterno, sintamos que esta República tan bella, que estas tierras tan fértiles, que estos cielos tan lindos de El Salvador, sean alegría de todos los salvadoreños; que todos nos sintamos hermanos cobijados por los dones del mismo Dios para todos. EL "NO A LA VIOLENCIA" CIMENTADO EN LA JUSTICIAPor eso, hermanos, el NO A LA VIOLENCIA tiene que estar cimentado sobre fundamentos de justicia. En Medellín, los Obispos de América Latina -aprobados por este mismo Papa- dijeron que la paz en el continente no será posible mientras no se construya un orden más justo, que la paz no es ausencia de guerra, la paz no es miedo de represión, la paz no es equilibrio de dos poderes que se tienen pavor. La paz es el fruto de la justicia, la paz será flor de un amor y de una justicia en el ambiente. Sí a la Paz, dice el Papa, sí a Dios, sí -diríamos nosotros- a la justicia, sí al amor, sí a la comprensión de todos los salvadoreños. Sólo así tendremos esa afirmación neta de la Paz. UN LLAMAMIENTO A TENER PAZ Y A CELEBRAR LA EUCARISTÍAQueridos hermanos, esta es nuestra Epifanía, una Epifanía que nos ha presentado a Cristo bajo este nombre de Paz. Él es nuestra paz. Que estos inicios de 1978, bajo este augurio de la paz que tan intensamente ha resonado en esta Catedral y, a través de la radio, en muchos hogares, sea verdaderamente un llamamiento a la conversión. Que quienes no tienen sentimientos de paz porque tienen mucho egoísmo en su corazón, se conviertan al amor; quienes están lejos de la paz porque tienen sus manos manchadas de sangre y de crímenes, se laven en el arrepentimiento y sientan que también para los pecadores y los criminales hay paz cuando hay arrepentimiento y amor. Un llamamiento a tener paz en los hogares. Que haya reconciliación, que haya amor, que Cristo esté presente en toda la República y en cada uno de los salvadoreños. La homilía -que no es mía- sobre la paz, se inició en el Vaticano junto al Papa. Se hizo eco grandioso a través de la Comisión Nacional de Justicia y Paz. Vinieron a predicarla de otros lugares, de otras Iglesias. Escuchamos la simpatía de Panamá con El Salvador, escuchamos hombres del mundo de la profesión. La paz ha sido predicada, gracias a Dios. Ahora la homilía termina donde debe terminar: un llamamiento a celebrar la Eucaristía. Un llamamiento a decir: esta palabra no es simple palabra, esta palabra es vida, es Cristo en el misterio de su muerte y de su resurrección. Cristo que vive dándonos su paz, esperando que nosotros no prefiramos las tinieblas a su luz. Y que la luz de Epifanía, luz de paz, luz de amor, luz de Justicia, llene los ámbitos de El Salvador. Vamos a celebrar, hermanos, esta Eucaristía. Y quiero agradecer a los queridos sacerdotes el darle esa solemnidad de la concelebración; y a todos ustedes, su presencia, que la convirtamos ya en una plegaria fervorosa para que en la sangre de Cristo que vamos a adorar, y ese cuerpo que se da por nosotros, sea el precio por el cual quede pagado todo pecado, toda iniquidad, todo lo que haya sido ofensa a la paz y que en cambio el Señor nos repita también a los salvadoreños, esta noche, desde su altar: "MI PAZ OS DEJO, MI PAZ OS DOY". Así sea. Amados hermanos, amados radio-oyentes:
Con el saludo bíblico que Dios mandaba cuando se dirigía a su pueblo, ya que los cristianos hoy somos el Israel espiritual de Dios, somos el pueblo de Dios, y para nosotros es este precioso augurio de Año Nuevo: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz", no podía hacerse un saludo más oportuno y espléndido para el año nuevo que estas palabras que la Biblia pone a nuestra consideración esta mañana, y al mismo tiempo unir a esta buena voluntad de Dios la presencia de María, la Virgen Madre. Hay una fiesta oficial de la Iglesia en honor de María y es hoy, 1º de enero. Ocho días después de dar a luz al Redentor del mundo la Iglesia quiere llamar la atención de todos sus hijos para celebrar la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Así se inicia el año bajo la bendición directa de Dios y bajo este título que es toda una inspiración de confianza en el poder de la Virgen, por ser de Dios. Se hace, entonces, nuestro momento en que compartimos, aquí en la Catedral y a través de la radio en todas las comunidades, el pensamiento de la Arquidiócesis. Se hace un pensamiento de hogar y sentimos que la Iglesia es nuestra casa y que allí hay una madre mucho más cariñosa, más fina que nuestras mismas madres terrenales que nos quieren tan bien, que no quisieran nada malo para nosotros. Pues María asume toda esa ternura de hogar, y la Iglesia, la Arquidiócesis, las comunidades, deben sentirla siempre presente. HECHOS DE LA SEMANAAhora yo la siento como que fuera nuestra Madre a la que rodeamos todos nosotros, sus hijos, para comentar un poco estos días de Navidad y Año Nuevo como lo están haciendo en sus hogares muchas familias en torno de sus padres. Y le diré a mi madre, la Virgen María, que bendiga siempre este esfuerzo desde la catedral a quien trata de ser el servidor de la diócesis, para dar voz a los que no tienen voz. Que este es un servicio que, sin duda, gusta a la Madre: de ver unos hijos que sufren y que no pueden, muchas veces, manifestar sus sufrimientos, por ejemplo: ATROPELLOS QUE SUFRE EL PUEBLO Y LA IGLESIALa carta que recibí de Las Tres Ceibas, donde desmienten las publicaciones que oficialmente se han hecho acerca de los desórdenes que allá surgieron el 24 de diciembre en la noche y el 26 por la tarde. "No fueron los cristianos los que provocaron la balacera, sino elementos ebrios -dice la carta- de ORDEN." Sería bueno que se investigaran estas cosas; y, antes de echar la culpa a otros de cosas tan graves, se dedujeran las verdaderas responsabilidades. También se quejan en Aguilares de que la casa donde viven las religiosas, el convento parroquial, se vio de repente invadido por personas de autoridad que saltaron del solar vecino, por el tapial, al convento. Siguen llegando muchas quejas de capturas de reos sin ser sometidos a tribunales, de desaparecidos; injusticias también que se lamentan en fábricas, en fincas, acerca de aguinaldos, de medidas, de sueldos, de prestaciones. Hermanos, yo no quiero ser más que una voz que en nombre de Dios que nos quiere a todos hermanos, pide ese sentido de equidad, de justicia, nada más, de ley bien cumplida. También la Iglesia en esta reunión de familia lamenta el misterio de aquella bomba que destruyó la conocida bodega y el misterio que envuelve los secuestros: del Sr. Safie y de la Sra. de Ciurato. Ojalá que el nuevo año nos libre de veras, nos dé un aspecto de más tranquilidad y paz de todo lo que se ha venido lamentando en este año que ha terminado. LA JORNADA DE LA PAZEn esta reunión con Nuestra Madre, la Virgen, también nos alegramos de celebrar hoy, por voluntad del Santo Padre, la jornada de la Paz. Pero como el día 1º no es el más oportuno para esta reflexión que quiere llamar la atención de todos los hombres de buena voluntad, la Comisión de Justicia y Paz ha organizado para los días 4, 5 y 6 de enero tres reuniones de reflexión. En ellas van a participar el Sr. Arzobispo de Panamá, Monseñor McGrath; y de los salvadoreños, el Dr. Martínez Moreno a las 7 de la noche. Será aquí en Catedral esta reflexión los días 4, 5 y 6. El día 4 a las 4 de la tarde ya estará Monseñor McGrath, y quiere ofrecer a los sacerdotes y a los que tengan preocupaciones pastorales, religiosas y laicos, una información sobre la preparación de la 3ª reunión general del Episcopado Latinoamericano, que va a tener lugar en Puebla de los Ángeles el mes de octubre de este año que comienza hoy. Es bueno que todos los sacerdotes -ya han sido citados y por este medio les hago llegar nuevamente la invitación para el 4 de enero a las 4 de la tarde en el Seminario- nos reunamos. Lo mismo invito a las personas, religiosas o seglares, que tengan interés en conocer esta actividad del Episcopado de todo el Continente, en el cual se destaca Monseñor McGrath como representante de esta zona centroamericana. Quiero comunicarles también un saludo muy fraternal recibido ayer del señor Arzobispo de Tegucigalpa, al cual habíamos invitado para la Jornada de Paz, pero no podrá venir por razones ajenas a su voluntad; pero dice que cordialmente está con nosotros y orará mucho por la paz entre estos dos países. NOMBRAMIENTO DEL OBISPO AUXILIAREn este ambiente de la línea del Papa, en que reclama la construcción de un orden más justo en El Salvador, que se enmienden evidentes injusticias y que se dé plena libertad sin trabas a la misión y a la predicación de la Iglesia, y otras recomendaciones del Santo Padre, digo que en ese contexto quiero presentarles también la noticia que todos ya saben. Salió en la prensa de esta semana el nombramiento de Monseñor Revelo como Auxiliar de San Salvador. Ya he expresado mi parecer acerca de la persona de Monseñor Revelo. Se trata de un verdadero amigo, aunque muchos quisieran distorsionar su manera de pensar. Yo creo que cuando el Papa, que ha dado esas líneas del proceder de la evangelización en El Salvador y al mismo tiempo nombra un obispo, es decir, expresión de su confianza para la predicación en ese país, es porque el obispo designado es un eco de esta auténtica doctrina de la Iglesia actual. Por eso yo les suplico a todos acoger con benevolencia al nuevo Obispo Auxiliar que el Santo Padre ha designado para ayuda de la Arquidiócesis de San Salvador, y tener en cuenta, pues, cuáles son los pensamientos del Papa a los cuales todo maestro en la Iglesia, todo Obispo, tiene que atenerse para ser digno ministro de la Iglesia en aquel pueblo de Dios al cual es enviado. En este mismo sentido les dije, cuando nombraron a Monseñor Rivera obispo de Santiago de María, es una expresión de la confianza del Papa en aquella persona designada y por tanto nos da la garantía de que la predicación de estos obispos es verdaderamente acorde con la doctrina actual de la Iglesia, y que todos tenemos que ponernos al día en el pensamiento de una Iglesia que quiere ser cada vez más encarnada en las realidades del pueblo. DISTORSIÓN DEL MENSAJE DE PABLO VIEn el número de "Orientación" de esta semana les voy a encarecer que lean detenidamente el discurso del Papa al Embajador de El Salvador ante la Santa Sede, porque las noticias parciales que salieron en los periódicos no dan la idea exacta de lo que el Papa desea de este país. Y allí nos daremos cuenta cómo lo que la Iglesia está predicando aquí, localmente en El Salvador, es la línea que el Papa señala también en el discurso dirigido a través del Embajador, a nuestro Gobierno y a nuestro pueblo salvadoreño. VISITAS PASTORALES Y COMUNIDADES DE BASEHe visitado esta semana las comunidades de San Juan Opico, de Antiguo Cuzcatlán y de la Parroquia La Merced en su iglesia de San Esteban. Yo quiero agradecerles la acogida cariñosa que allí me dispensaron y felicitarlos, a sus párrocos y a sus comunidades, por las actividades eclesiales que están llevando tan magníficamente. También felicito a las diversas comunidades cristianas que en estos días de Navidad han reflexionado mucho en el Evangelio. Es una de las características más hermosas de Nuestra Iglesia: que se está haciendo más bíblica, más reflexiva; en esas Comunidades de Base que se llaman, porque son los pequeños grupos de fieles dirigidos naturalmente por sus párrocos o por las religiosas que cuidan esos pueblos. Estamos viendo crecer en reflexión y en fe a muchos hombres y mujeres que van comprendiendo cada día más lo que es ser miembro de una Iglesia que prolonga a Cristo en la historia. OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOSTambién las Comunidades no católicas, los protestantes, han asumido los que pertenecen a la Comisión Ecuménica una entusiasta preparación de los 8 días de oración que desde hace muchos años se celebra en este mes de enero, del 18 al 25 de enero; se llama el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos. Me da verdadero gusto saber que no es la Iglesia Católica sola, sino en comunión con los hermanos protestantes, los que estamos preparando estos días de oración para pedirle al Señor lo que Cristo pidió en la última cena: "Padre, que todos los que crean en mí, sean una sola cosa, que no presentemos al mundo el escándalo de la división cristiana sino que seamos verdaderos seguidores del evangelio auténtico y allí nos encontremos como un sólo rebaño bajo un sólo Pastor que es Cristo". INVITACIÓN AL HOSPITAL DE LA DIVINA PROVIDENCIAFinalmente, hermanos, quiero invitarle hoy, 1º de enero, como 1º de cada mes, allá en el Hospital de la Divina Providencia. A las 5 de la tarde se tiene una Hora Santa, es una Capilla muy linda que quizá muchos no conocen, invita a la oración. El 1º de cada mes, allá, junto a los enfermos, podemos al mismo tiempo que hacer un acto de fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía y ejercitar nuestra oración por las grandes necesidades de la Patria, de la Iglesia, de las familias, al mismo tiempo hacer un acto de caridad -que nos manda el Catecismo entre las obras de misericordia - visitar a los enfermos y ayudar a esa obra que verdaderamente tiene un nombre que no es sólo nombre sino realidad: La Divina Providencia. Allí se vive de caridad, del amor con que se llevan allá los donativos, no tiene subsidios sino simplemente la mano de la Providencia a través de sus generosos bienhechores. REFLEXIÓN COMUNITARIAPodíamos seguir comentando, hermanos, muchos hechos de la Iglesia que va apiñando cada vez más a sus católicos en la unidad que Cristo quiere, que va también conjurando todas las tentaciones de desunión que arrecian contra nuestra Iglesia. Pero ya bastan estas breves notas, a las cuales juntaría yo la historia íntima de cada uno de ustedes con quienes estamos haciendo esta reflexión: sus familias, Uds. mismos en particular, ¡cuántos problemas! ¡cuánta historia!, todo eso quisiera que lo pusiéramos en común para reflexionar en el cariño, en la grandeza, de esta Madre Bendita que la Iglesia nos ofrece hoy como centro de nuestra reflexión: la Virgen Madre de Dios. De las tres lecturas de hoy, yo sacaría tres notas para enfocar en su grandeza casi divina a esta Mujer bendita entre todas las mujeres. La primera lectura es Dios que presenta su pensamiento acerca del Viejo Testamento, toda la historia de Israel. La segunda lectura, San Pablo que nos presenta el momento llegado cuando Dios tenía que hacerse hombre, necesitó la colaboración de una mujer de la cual nace Dios hecho hombre; y el tercer pensamiento es el evangelio: los pastores encontraron a Jesús junto a María, María signo, camino hacia Cristo. 1º. DIOS PRESENTA SU PENSAMIENTO ACERCA DEL VIEJO TESTAMENTO: TODA LA HISTORIA DE ISRAELEn la primera lectura veo en esas breves líneas que hemos leído hoy, todo lo que significaba para Dios su pueblo. Habló el Señor a Moisés y le dijo: "Esta es la fórmula con que bendeciréis a los Israelitas" y luego sigue la bendición que ya la hice como saludo de Año Nuevo. ¿Qué siente Dios para su pueblo? y ¿qué siente el pueblo de Dios para su Dios? ¿Qué es Israel el de la Biblia? ¿Qué es el Viejo Testamento? Es toda una historia de un amor de Dios que va preparando con promesas santas la redención de los hombres. Quiso prepararlos durante largos siglos a ese advenimiento del Hijo de Dios para salvar a la humanidad, para que la humanidad fuera tomando conciencia de lo que es Dios Salvador. PUEBLO QUE SE FUNDA EN LA FE DE CUYA DESCENDENCIA SERÁN BENDECIDOS LOS DEMÁSPero fijémonos como Dios para venir a salvar al mundo se forma un pueblo. El sentido de pueblo es muy grandioso; cuando decimos "el pueblo" no lo profanemos. El pueblo es el conjunto de hombres que va desarrollando en la historia una vocación de Dios. Cada pueblo tiene una vocación, así como cada hombre también tiene una vocación. La vocación de Israel es de lo más grande, pueblo escogido entre todos los pueblos porque su fundador Abraham recibió de Dios una promesa. Era ya anciano y estéril y le dice: de tu descendencia voy a formar un pueblo numeroso como las arenas del mar y las estrellas del cielo. Y aquel hombre que casi pudiera tomarlo como una burla, ya viejo y no teniendo hijos: "¿cómo voy a tener un pueblo tan numeroso?" "cree", dice la Biblia. Creyó contra toda esperanza. Es un pueblo que se va a fundar en la fe, en la fe de Abraham. Y le comienza a prometer que de su descendencia serán bendecidos todos los pueblos. Por eso, cuando se oían expresiones en el Antiguo Testamento como la que hemos leído hoy, "invocar el nombre del Señor", era recordarle a ese pueblo el pacto hecho con Dios, las promesas de Dios a ese pueblo. Cada vez que un nacional o extranjero bendecía a Israel, le estaba recordando: "tú eres un pueblo bendito, tú tienes una relación muy especial con tu Dios", hasta el punto de que cuando ese pueblo era humillado era el mismo nombre de Dios que se sentía también profanado. Y cuando ese pueblo vencía en sus dificultades, era glorioso en sus circunstancias, era Dios el que se glorificaba. Existía entre Dios e Israel la relación que existe entre un esposo y una esposa. La esposa lleva el nombre del esposo, el apellido del esposo y la suerte de la esposa compromete al esposo. Si esa esposa es fiel, honrada, gloriosa, es el esposo el que se siente glorificado en ella; así como también la esposa profanada, indigna, prostituida, es el nombre del esposo manchado en la conducta de su esposa. Eso era Israel, la esposa de Dios. Por eso los verdaderos israelitas, los verdaderos descendientes de Abraham tenían tanta fe en Dios. MARÍA, ENCARNACIÓN DE LA HISTORIA DE ISRAELLa expresión más bella de ese pueblo es la que nos ofrece hoy la Iglesia: "María, hija de Abraham, descendiente de David", ella encarna en su vida de Virgen sencilla, modesta, desconocida, pero allí como que han venido a concluir todos los torrentes de la historia. Por eso, cuando agradecida canta su Magnificat al Señor que la ha escogido para ser la Madre del prometido del pueblo, dice: "Acogió a Israel su siervo, según las promesas que hizo a Abraham y a su descendencia". Se sentía Ella la encarnación de toda una historia. Nadie ha sido tan nacionalista como María con su nación. ¡Es un ejemplo! Hermanos, yo quisiera que en este día de María, Madre de Dios, destacáramos esta nota: la Patriota, la que amó a su pueblo, la que vibró con su pueblo, la que conocía las tradiciones, la que no traicionaba los signos patrios. ¡Verdaderamente el corazón de una patriota! ¡Que signo más Bello! Para que en esta hora en que la nación de El Salvador necesita verdaderos espíritus patrióticos no traicionáramos por acomodarnos a situaciones de política, o de economía, o de sociedad, el verdadero interés del pueblo, la verdadera historia, la verdadera redención. LLAMAMIENTO DE LA VIRGENDía 1º de enero. ¡Salvadoreños! Llamamiento de la Virgen para ser como Ella: amad a vuestra patria, estudiad vuestra historia, conoced vuestra idiosincrasia, sed salvadoreños profundamente. Quizás no tenemos todos la culpa, ni toda la culpa de no amar tan entrañablemente a nuestra Patria como María amó a su Patria. La vemos a veces tan fea, nos sentimos tan desubicados en nuestra propia patria, que muchos prefieren mejor irse a otros lados; no sienten el hogar, no sienten la tradición, no sienten la alegría de la propia sangre, de sus paisajes, de la propia belleza de su tierra, ¡y es tan bonito El Salvador! Pero María vibraba con los paisajes de Israel, con la historia de Abraham, de Moisés, de David, de las grandes mujeres; toda la historia de Israel palpitaba en su corazón de Virgen patriota, enamorada de su tierra. Hermanos, amemos a nuestra Patria, amémosla como María, que no desconocía sus pecados y pedía misericordia a Dios por los pecados de su pueblo, pero la amaba en su grandeza de vocación de pueblo de Dios. Por eso, cuando Dios escoge una mujer de su pueblo, del pueblo de las promesas, para encarnar en las entrañas de esa mujer a su Hijo que quiere ser un modelo de hombre en la historia, escoge a aquella mujer que encarne mejor todo el espíritu de su Patria. María es escogida por su santidad y por su patriotismo; María es Madre de Cristo porque ese Cristo tiene que ser el hijo de todo un pueblo, María es la expresión de todo un pueblo. Cuando ella le dice al ángel: "Hágase en mi según tu palabra, he aquí la esclava del Señor", es todo el pueblo escogido que está hablando. Para este momento había formado Dios un pueblo tan maravillosamente privilegiado por Dios. Los milagros y toda la historia del Viejo Testamento no tenía otro objetivo que formar una historia de un pueblo bendecido especialmente por Dios, para que de él naciera el Redentor, la fuente de bendición de todos los otros pueblos de la tierra. Por eso, María realiza en su vocación de Madre de Dios, de Madre de Cristo, el designio divino de la nación entera de Israel. Muchos paisanos, compatriotas suyos, no lo comprendieron. Cuánto se desviaron los falsos israelitas, cuando traicionaron a Dios en su designio de su vocación como pueblo los que se vendieron a poderes extranjeros, los que pusieron su afán en adorar el becerro de oro, los que pecaron ofendiendo a Dios hasta el punto de que Dios decía a su pueblo el dolor que siente un marido por su mujer que lo ha traicionado, así siente Dios los pecados de su Pueblo. Pero cuando encuentra siempre un resto de Israel, un pequeño grupo de fieles a las promesas de Dios -siempre lo hubo en Israel- en ese resto, en ese pequeño grupo, cuando llegó la plenitud de los tiempos era pequeñísimo de verdad. Analicen el momento en que Cristo nace; Israel ha vuelto las espaldas a Dios, pero hay un pequeño grupo, tal vez desconocido, pero allí está el alma del pueblo: María, José, los pastores que esperan al Redentor, los apóstoles que siguen a Cristo. El pequeño grupo. Este es el núcleo que Dios sigue bendiciendo aun cuando los demás se hayan hecho indignos de esa vocación. No nos vaya a pasar lo mismo, queridos salvadoreños; que Dios tiene un designio de amor, de salvación, en nuestro país y lo está dando a través de su Iglesia. Los salvadoreños que se aferran a esta Iglesia, la aman, trabajan con ella, son el núcleo, son el reducto, el pequeño grupo de los fieles de Israel; desde allí, desde la Iglesia, quiere Dios salvar a Nuestro Pueblo. Seamos Iglesia, seamos como María, alma que conserva la vocación de su pueblo, que cuando vengan días mejores nos encuentre Dios que hemos sido fieles a la misma vocación de nuestra tierra. 2º. MARÍA, INSTRUMENTO DE DIOS PARA ENCARNAR A SU HIJO EN LA HISTORIAEl segundo pensamiento está en la 2ª lectura. San Pablo a los Gálatas les dice: "Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo nacido de una mujer". Calificaríamos esta lectura desde la fiesta de hoy de María, Madre de Dios: María, instrumento de Dios para encarnar a su hijo en la historia. Esto es María. MARÍA NOS DA LA PAUTA PARA COMPRENDER QUIEN ES CRISTOCuando llegó la hora de que aquel pueblo tenía que ofrecer una mujer, para que el que naciera Hilo de Dios fuera también hilo de mujer, es decir, hombre verdadero, encontró en María la mujer adecuada, porque, como dicen los santos, María encarnó antes en su mente, en su fe, a Dios. Y sólo cuando Dios se sentía encarnado en la santidad de aquella mujer, la escogió. Y el ángel le dice: "has hallado gracia a los ojos de Dios. Entre los millones de mujeres que formaron el pueblo de Israel, sólo tú eres la bendita entre todas, vas a ser Madre del Redentor". Y María pide una explicación para salvar su virginidad y comprende una orillita del Misterio: "lo que nacerá de ti será Santo. El Espíritu Santo hará esta obra, para eso formó este pueblo. Para que así como de unos estériles, Abraham y Sara, nace un pueblo numeroso, de tu virginidad, sin menoscabarse en nada, quedando siempre virgen, vas a ser la Madre de aquel que va a ser el centro de la historia cristiana en el mundo". María, pues, nos da la pauta para comprender quién es Cristo. MARÍA ES PROCLAMADA MADRE DE DIOSAllá por el siglo IV surgieron doctrinas erróneas acerca de Cristo. Se decía que María solamente había dado a luz un hombre, un niño cualquiera al cual Dios asumió para hacerlo su Hijo, como nosotros que nacemos hijos de la carne pero después por el bautismo nos hacemos hijos de Dios. Entonces la Iglesia, encargada de guardar las verdades reveladas por Dios, se reunió en Concilios, uno de los cuales el más famoso, el Concilio de Éfeso, fue para proclamar que María había dado a luz a un Dios que ya se había encarnado en sus entrañas y que, por tanto, se le debía llamar Madre de Dios. Theotokos, decían en griego: la Madre de Dios. No solamente fue madre de un hombre que es Dios, sino Madre de un Dios que se encarnó en sus mismas entrañas. Cristo tiene naturaleza divina porque es Dios y tiene naturaleza humana porque se formó en las entrañas de una mujer, pero sólo tiene una persona, persona Divina, la 2ª persona de la Santísima Trinidad. De modo que la naturaleza divina como Dios y la naturaleza humana como hombre confluyen en una sola persona: Dios. Lo que hace Cristo como Dios, podemos decir, lo hace Dios, pero también lo que hace Cristo como hombre, como está unido con Dios, se dice, lo hace Dios. Por eso dice el Concilio que Dios se hizo hombre y desde entonces los hombres sentimos que nuestra naturaleza ha sido elevada en Él. Ya piensa con pensamiento de hombre, pero es Dios el que piensa; ama con corazón de Dios, pero es Dios el que ama; trabaja con manos de hombre, pero es Dios el que trabaja con esas manos; y por eso, cuando muere en la cruz, su sacrificio es de valor infinito, porque no es el sacrificio de un simple hombre, sino de un hombre que al mismo tiempo es un Dios; y su dolor, su sangre, vale para salvar a todos los hombres del mundo y pagar los pecados de todos los hombres. ¡Qué grande es Cristo! Ahora, del 60 para acá ha despertado en la teología una nueva inquietud para estudiar esta Cristología más profundamente. Y hay dos grandes corrientes, una corriente que llama la Cristología desde arriba y otra que dice la Cristología desde abajo. Entendiendo desde arriba, la consideración del Dios que se hace hombre; y la Cristología de abajo, el hombre que en Cristo se hace Dios. ¡Es maravilloso! Hermanos, cómo quisiera yo que en este día de la Madre de Dios, ella nos inculcara la verdadera fe que ella tenía cuando abrazaba a su niño Jesús, o como cuando al pie de la cruz recibe su cadáver. La Madre dolorosa sabe que está acariciando el cuerpo de un Dios; y que esa víctima que se ofreció en la cruz, el Niño de Belén, es Dios que nació de sus entrañas hecho hombre; y ella llevará para siempre ese título glorioso: Madre de Cristo, es decir, Madre de Dios. Esta es la doctrina verdadera acerca de Cristo y acerca de María. Por eso la Iglesia quiere que esta Navidad, a 8 días de su nacimiento, el centro de nuestra reflexión esta mañana -que nos perdone un poquito Cristo- sea María que no nos aparta de Cristo, sino que, al contrario, nos hace mas accesibles a Cristo. Porque no hay duda que una Navidad que no tuviera de por medio una mujer, que es una madre con el Niño en sus brazos, sería una Navidad de un Dios que se hizo hombre pero sin la ternura de una Madre. Así como al pie de la cruz una víctima que dio su vida por los pecados del mundo pero que no hubiera tenido unos brazos de madre que lo recibieran, sería, sí, el amor infinito de un Dios que se entregó por nosotros, pero le faltaría eso que saben dar las mujeres: la ternura, el amor, la compasión. La pasión de Cristo se hace más dulce, más hermosa, cuando pensamos en la Madre Dolorosa; y la Navidad se hace más encantadora cuando pensamos en la Madre del Niño Jesús. UN LLAMADO A LOS PROTESTANTESSintamos mucha devoción a la Virgen, hermanos. Y ya que mi amistad con los hermanos protestantes me lleva a dirigirles mensajes desde nuestra grandeza y verdad católica, yo les digo, queridos hermanos protestantes, que sentimos esa nostalgia en ustedes, les falta mas amor a María y hay algunos que en su fanatismo hasta la apartan del culto a Cristo. ¡Si nada le quita a Cristo, María!. Al contrario, María hace más simpático, más bello, más atrayente a Cristo. Así como cuando el platero engarza una joya preciosísima en una montadura de oro fino, la hace más bella a la piedra por la montadura de oro. Cristo es la perla preciosa, no hay comparación; es el único salvador entre Dios y los hombres, María no nos ha salvado, es Cristo. Pero Dios quiso escoger que junto a Cristo, la perla preciosa, existiera esta montadura de oro. María es como el marco de oro para presentarnos a Dios, a Cristo Nuestro Señor. 3º MARÍA, SIGNO DE LA PRESENCIA DE JESÚSPor eso hermanos, mi tercer pensamiento tomado del Evangelio es esta frase de San Lucas: "Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre". ¡Qué cosa más bella! Encontraron a María y a través de ella a Jesús. Este es mi tercer pensamiento: María signo de la presencia de Jesús. Así como cuando fulgura la aurora es señal de que ya va a parecer el sol, cuando se siente a María es señal de que Cristo está cerca. María conduce a Cristo. Es su razón de ser. Como en nuestras noches de luna, sobre todo hoy que ya la descubrieron, la luna no es más que un inmenso cascajo de piedra, piedra muerta, pero cuando el sol la ilumina y esa piedra inmensa refleja sobre la tierra, ¡qué bella aparece la luz, la luna! Esa es María, por naturaleza una mujer de nuestra raza, pero cuando la ha invadido la belleza de lo divino, María es la luna preciosa que lanza su serena luz de ternura, de madre, sobre nuestras noches y nuestros días. En María, siempre nos referimos a Cristo. María es el signo de la presencia de Cristo. Por eso, hermanos, cuando decimos que María es la Madre de la Iglesia, estamos diciendo también esto: la Iglesia y María son la presencia de Cristo. Si la Iglesia salva, es porque prolonga la misión salvadora de Cristo. Si María es fuente de inspiración y de amor en nuestra plegaria, es porque trasluce el poder, la ternura, la redención de Nuestro Señor Jesucristo. María signo de la presencia de Cristo. No lo olvidemos. Cuando se va apagando la devoción a la Virgen en un corazón tengamos miedo. Es como que se va escondiendo la estrella que conduce a los magos hasta Cristo, nos perdemos. Cuando la devoción a la Virgen va sufriendo eclipse, se está eclipsando también la luz del sol divino: Cristo Nuestro Señor. Pero cuando en el corazón del pueblo, de la familia de cada cristiano hay ternura, hay confianza, hay amor que reza a María, Cristo está cerca, esa alma no está perdida. RECUPEREMOS LA VERDADERA DEVOCION A MARÍAYo les inculco, hermanos, en esta mañana del día de la Virgen, Madre de Dios, Madre de Cristo, que si acaso cediendo a corrientes de moda se nos ha perdido un poco la ternura que aprendimos de nuestras madres para rezar a la Virgen Madre, hoy aprovechemos para recuperar, refrescar el corazón, que el hombre, por mas grande que llegue a ser en la historia, siempre es un corazón de hijo; y ante la Madre, todo hombre por más grande que sea se siente niño y no se avergüenza de las cosas de niño ante su mamá. También con María que es madre, la sencillez de nuestro rosario, la sencillez de nuestras peregrinaciones a los santuarios de María, la visita a las imágenes de María. Arrodillarnos ¿por qué no? Si no lo hacemos con sentido de idolatría sino con la ternura con que muchas veces nos arrodillamos ante nuestra madre que está sentada para platicarle con más cariño. Todas esas cositas; cositas digo, porque así las llama la mamá "cositas": el caramelo que la mamá da o que el niño le trae de la fiesta. Cositas insignificantes pero que llevan toda la ternura del amor de los hijos. Yo quisiera, hermanos, que en nuestra Arquidiócesis reverdeciera toda esa devoción que es tan proverbial, tan tradicional, entre nuestras familias. Ya en muchos hogares se ha dejado de rezar el rosario, ya en muchas familias no se invoca a María y, perdonen queridas comunidades cristianas, hasta en comunidades cristianas he sentido con tristeza, muchas veces, que se saben rezar bonitas oraciones espontáneas a Dios, a Cristo, pero no se hace mención de María. Volvamos a sentirla presente, porque su presencia es señal de que Cristo está con nosotros, está cerca. LA DEVOCIÓN A MARÍA DEBE DE GUARDAR UN EQUILIBRIOSeamos humildes como los pastores, sencillos como los ricos magos del Oriente pero que ante María se sintieron niños. También la reconocieron Madre del Redentor. Y hagamos de nuestra fiesta de la maternidad divina de María, una renovación de nuestra fe, de nuestro conocimiento de María. El Concilio advierte maravillosamente: "No exageremos, pero tampoco minimicemos". Este es el equilibrio que nos pide el Concilio, es decir, una devoción a la Virgen que no lleve al fanatismo, a exagerar como si ella fuera diosa, redentora, es falso; eso no es María. María es madre del Redentor, criatura de Dios creador. Pero tampoco seamos tan fuertes a nuestro modo, que ya no nos hace falta María y hablamos de ella con cierto desprestigio, con cierto desamor. Ni una cosa ni otra. Ni exagerarla, porque no necesita exageraciones, ¡es tan grande! Ni hacerla tan chiquita y tan insignificante, porque no lo es. El mismo Dios la reconoce como Madre de su Hijo y la ha querido colaboradora íntima de la redención de los hombres, dispensadora de todas sus gracias. Hermanos, este es el mensaje de la Iglesia en el 1º de enero. Yo deseo a todos, pues, que como pertenecientes a este pueblo de Dios seamos todos muy bendecidos en este año en Cristo, que fue para el pueblo de Dios como el fruto traído por María a todo el mundo, al cual pertenecemos nosotros. Tratemos de hacer en este año una verdadera Iglesia, tal como Dios la quiere, pueblo escogido suyo desde el cual junto a María que es miembro de este pueblo, seamos iluminación, salvación... |
Monseñor Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Ciudad Barrios, El Salvador; 15 de agosto de 1917 – † San Salvador, (Id.), 24 de marzo de 1980) conocido como Monseñor Romero,[1] fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980). Se volvió célebre por su predicación en defensa de los derechos humanos y murió asesinado en el ejercicio de su ministerio pastoral. Archivos
Agosto 2021
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