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Ascension del Senor 

5/20/2012

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Nota: Para esta fiesta, todos los años leemos las mismas lecturas, tanto la primera como la

segunda, - sólo la tercera varía. Por tanto, aquí nos limitamos al pasaje evangélico según San Marcos.

La Ascensión: Nacimiento de la Iglesia Misionera (v.15)
Hoy, en cierto sentido, es el ‘cumpleaños’ de la Iglesia. Pues hoy, en el momento de su Ascen-

sión, Cristo comisiona a su Iglesia a continuar su misión personal: “Así como el Padre me ha enviado a mí, así yo os envío a vosotros” (Jn.20.21). - Pues Él mismo es la Palabra eterna del Padre que, en el prin- cipio, ha creado el mundo. Luego, esta misma Palabra se ha encarnado, para irradiar su poder salvador en la humanidad, librándola de sus pecados y atrayéndola hacia el Padre. Por tanto, la tarea que Cristo nos encomienda a nosotros, su Iglesia, es: continuar esta irradiación de su Palabra. Esto significa que la esencia de la Iglesia es misionera, como dijo Pablo VI: “La tarea de la evangelización de todos los hom- bres es la misión esencial de la Iglesia. Evangelizar es la vocación propia de la Iglesia: su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar” (Evangelii Nuntiandi, # 14).

Esta misión o envío de la Iglesia es la segunda parte de la obra ‘misionera’ del propio Cristo. Pues, según el Plan de Dios, Jesús tenía que presentar la invitación del Padre primero al Pueblo de Israel. Él mismo lo dice: “Yo no he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt.15.24). Pero luego había de extender su llamado a toda la humanidad, como Cristo mismo dice: “También tengo otras ovejas que no son de este redil; también a ellas tengo que llevarlas; así habrá un solo rebaño y un solo Pastor” (Jn.10.16). Y esta misión suya al mundo entero la quiere realizar a través de nosotros, de ahí nuestro envío misionero: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (v.15). -

Creer y Bautizarse (v.16)
Para poder participar de la salvación que Cristo nos ofrece, normalmente se necesitan dos co-

sas: creer en Él y su mensaje, - y ser bautizado el Él. Sin fe no hay salvación: esto se entiende. - Pero ¿por qué lo del bautismo? ¿Un poco de agua nos puede salvar? Aquí nos topamos con una de las cosas más asombrosas del Plan de Dios: que aprecia aún la materia física que Él mismo ha creado y, por esto, quie- re servirse p.ej. del humilde elemento del agua material para regenerar espiritualmente al ser humano: para ¡convertirlo en hijo de Dios! Pues nosotros mismos, a quienes Dios quiere elevar a la dignidad divi- na, somos materiales. Aún más, la misma Segunda Persona de la SS. Trinidad ha asumido nuestra natu- raleza humana, con todos los aspectos corporales que esto conlleva. Y justamente mediante este Cuer- po material nos ha redimido del pecado en la cruz, - y mediante este Cuerpo ya ascendido al cielo, nos quiere hacer partícipes de su propia vida, hasta alimentándonos con su Cuerpo en cada comunión.

Las Señales de la Evangelización (v.17-18)
Así como Jesús en su carrera terrestre había hecho algunos milagros para suscitar la fe de la gen-

te, así hacían sus enviados durante los primeros tiempos de la Iglesia: expulsando demonios, hablando lenguas, escapando de serpientes y venenos y, sobre todo, curando enfermos. De esta forma la gente veía que Dios estaba obrando por medio de sus siervos y, por esta experiencia, eran confirmados en su fe en el Señor. – Hoy en día podemos tener la misma admiración y alegría por las curaciones, las medici- nas, la ayuda profesional sicológica o siquiátrica: pues aún el progreso de las ciencias humanas es acción maravillosa de Dios en la humanidad. De ahí que gran parte de la obra de lo/as misionero/as de la Igle- sia es: establecer centros de salud y de promoción humana. Por la generosidad totalmente gratuita de lo/as misionero/as irradia su convicción de fe evangélica: que, en último término, busca el real bien del ser humano entero, cuerpo y alma. Más aún, en ellos y en su trabajo, se da a conocer el Salvador mismo: “que coopera con ellos, confirmando la Palabra con las señales que la acompañan” (v.20). - 

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    Felix Struik OP

    Fraile Dominico profesor y director del CEDOC en Puerto Rico

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