BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor

Conozco a un hombre...

6/8/2011

0 Comentarios

 
 Esbelto, de figura elegante, fumando siempre su cigarro de paja, fue un pionero. Cuando los colonos italianos ya no tuvieron tierras para cultivar en la Sierra Gaúcha, emigraron en grupos hacia el interior de Santa Catarina, a las tierras de Concórdia, conocida por ser la sede de las más conocidas empresas de carnes del país, la Sadia y la Perdigão. Allí no había nada, excepto algunos mestizos, sobrevivientes de la guerra del Contestado y grupos de indígenas kaigan. Reinaban los pinares, soberbios, hasta donde se perdía la vista.

Los colonos italianos venían organizados en caravanas, traían su profesor, su animador de rezos y una inmensa voluntad de trabajar y de construir la vida a partir de nada. Él había estudiado varios años con los jesuitas de São Leopoldo y había acumulado un amplio saber humanístico. Sabía latín y griego y leía en lenguas extranjeras. Vino para animar la vida de aquella povera gente. Era maestro de escuela, figura de referencia, respetadísimo. Daba clases por la mañana y por la tarde. Por la noche enseñaba portugués a los colonos que sólo hablaban italiano y alemán en casa. Además de esto, abrió una escuelita para los más avanzados, para formarlos como tenedores de libros, para hacer la contabilidad de las bodegas y ventas de la región.

Como los adultos tenían especial dificultad para aprender, usó un método creativo. Se hizo representante de una distribuidora de radios y obligaba a cada familia a tener una radio en casa, así aprendían «brasilian» oyendo programas en portugués. Montaba catavientos y pequeños dínamos allí donde había una cascada para que pudiesen recargar las baterías. Como maestro de escuela era un Paulo Freire avant la lettre. Consiguió montar una biblioteca de dos mil libros. Cada familia se llevaba un libro a casa, lo leía y el domingo, después del rezo del rosario en latín, se formaba un corro donde cada uno contaba en portugués lo que había leído y entendido. Nosotros los niños, nos reíamos a más no poder del mal portugués que hablaban. No enseñaba solamente lo básico, sino todo lo que un colono debía saber: medir tierras, tejar el tejado del depósito para las municiones, calcular los intereses, cuidar del bosque ciliar y tratar los terrenos con gran pendiente. Nos introducía en los rudimentos de la filología, enseñándonos las palabras latinas y griegas. De pequeños, sentados junto al fogón por causa del frío helador, debíamos recitar todo el alfabeto griego, alfa, beta, gamma, delta... y más tarde en el colegio, nos llenábamos de orgullo al mostrar a los compañeros y a los profesores de dónde venían las palabras. A sus once hijos los incitaba a leer mucho. Yo decía de memoria frases de Hegel y de Darwin, sin entenderlas, para impresionar a los otros.

Era un maestro en todo el sentido de la palabra porque no se restringía a las cuatro paredes del aula. Salía con los alumnos a contemplar la naturaleza, a explicarles los nombres de las plantas, la importancia de las aguas y de los árboles frutales. En aquellos lugares del interior, distantes de todo, actuaba como farmacéutico. Salvó decenas de vidas usando la penicilina cuando le llamaban, frecuentemente en plena noche. Estudiaba en libros técnicos los síntomas de las enfermedades y cómo tratarlas.

En aquellas tierras ignotas de nuestro país había una persona angustiada por problemas políticos y metafísicos. Creó hasta una pequeña tertulia de amigos que se reunían para discutir de «cosas serias», pero más que todo para oírlo. Sin interlocutores, leía a los clásicos del pensamiento como Espinoza, Hegel, Darwin, Ortega y Gasset. Por la noche pasaba muchas horas pegado a la radio para escuchar programas extranjeros e informarse de la segunda guerra mundial.

Era crítico con la Iglesia de los curas, porque éstos no respetaban a los vecinos, todos protestantes alemanes, condenados ya al fuego del infierno por no ser católicos. Se oponía con dureza a quienes discriminaban a los «negriti» y los «spuzzetti» (los que olían mal). A nosotros, sus hijos, nos obligaba a sentarnos en la escuela al lado de ellos para aprender a respetarlos y a convivir con los diferentes.

Su piedad era interiorizada. Nos transmitió un sentido espiritual y ético de la vida: ser siempre honesto, nunca engañar y confiar incondicionalmente en la Providencia divina. Para que sus once hijos pudiesen estudiar y llegar a la universidad iba vendiendo, a trozos, todas las tierras que tenía o heredara. Al final llegó a vender su casa. Su alegría no tenía límites cuando veníamos de vacaciones pues así podía discutir horas y horas con nosotros. Y nos ganaba a todos. Murió joven, a los 54 años, extenuado de tanto trabajo y servicio en función de todos. Sabía que iba a morir. Soñaba conversar con Platón, discutir con San Agustín y estar entre los sabios. A la misma hora y el mismo día en que me embarqué para estudiar en Europa su corazón dejó de latir. Sólo lo supe una vez en Múnich. Mis hermanos y hermanas escribieron sobre su tumba su lema de vida: «De su boca oímos, de su vida aprendimos: quien no vive para servir no sirve para vivir».

El 25 de mayo de 2011 habría cumplido cien años. Este maestro de escuela, sabio e interiorano, era Mansueto Boff, mi querido y añorado padre.

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture

    Leonardo Boff

    Nació en Concórdia, Santa Catarina (Brasil), el 14 de diciembre de 1938. Es nieto de inmigrantes italianos venidos delVéneto a Rio Grande do Sul a finales del siglo XIX. Hizo sus estudios primarios y secundarios en Concórdia-SC, Rio Negro-PR y Agudos-SP. Estudió Filosofía en Curitiba-PR y Teología en Petrópolis-RJ. En 1970 se doctoró en Teología y Filosofía en la Universidad de Munich-Alemania. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores, franciscanos, en 1959.

    Durante 22 años fue profesor de Teología Sistemática y Ecuménica en el Instituto Teológico Franciscano de Petrópolis, profesor de Teología y Espiritualidad en varios centros de estudio y universidades de Brasil y del exterior, y profesor visitante en las universidades de Lisboa (Portugal), Salamanca (España), Harvard (EUA), Basilea (Suiza) y Heidelberg (Alemania).

    Es doctor Honoris Causa en Política por la Universidad de Turín (Italia) y en Teología por la Universidad de Lund (Suecia), y ha sido galardonado con varios premios en Brasil y en el exterior por su lucha a favor de los débiles, oprimidos y marginados, y de los Derechos Humanos. El 8 de diciembre del 2001 le fue otorgado en Estocolmo el Right Livelihood Award, conocido también como el Nóbel Alternativo.

    Entre 1975 y 1985 participó del consejo editorial de la Editorial Vozes. En este periodo formó parte de la coordinación de la colección “Teología y Liberación” y de la edición de las obras completas de C. G. Jung. Ha sido redactor de la Revista Eclesiástica Brasileira (1970-1984), de la Revista de Cultura Vozes (1984-1992) y da Revista Internacional Concilium (1970-1995).

    Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1984, en razón de sus tesis ligadas a la Teología de la Liberación expuestas en su libro Iglesia: Carisma y Poder, fue sometido a un proceso por parte de la Sagrada Congregación para la Defensa de la Fe. En 1985 fue condenado a un año de “silencio” y depuesto de todas sus funciones editoriales y académicas en el campo religioso. Dada la presión mundial sobre el Vaticano le fue levantada la pena en 1986, pudiendo retomar algunas de sus actividades.

    Estuvo a punto de ser silenciado de nuevo en 1992 por Roma, para evitar que participara en el Eco-92 de Río de Janeiro, lo que finalmente le movió a dejar la orden franciscana, y el ministerio presbiteral.Actualmente vive en el Jardim Araras, región campestre ecológica del municipio de Petrópolis-RJ, con su pareja Marcia Maria Monteiro de Miranda.

    En 1993 presentó concurso, y fue aprobado, como Profesor de Ética, Filosofía de la Religión y Ecología en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ).

    Es autor de más de 60 libros en las áreas de Teología, Espiritualidad, Filosofía, Antropología y Mística. La mayor parte de su obra ha sido traducida a los principales idiomas modernos. Habla con fluidez alemán.



    Archivos

    Agosto 2020
    Mayo 2020
    Febrero 2020
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Enero 2016
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Enero 2013
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todo

    Canal RSS

Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2023
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor