Me choca que cada vez que nos anuncian y nos ofrecen un año jubilar, se reduce fundamentalmente a acciones de tipo espiritual: oraciones, indulgencias, confesiones, eucaristías... Pero de ahí no saltamos a unos hechos sociales fuertes que supongan alivio al dolor humano y de la realidad injusta.
Estoy viviendo una serie de realidades; personas que están sufriendo pérdidas muy fuertes: Una familia deja al hijo en el Proyecto Hombre, para que se recupere y le esperan en casa mujer y tres hijos. Una familia es desahuciada y despedida de su casa. Enfermos con fuerte dolores. Discapacidades. Hambre, miseria Millones de parados perdieron su trabajo y esperan poderlo recuperar. Un hombre en la prisión espera que le concedan el tercer grado. Muertos a millares en el mediterráneo y en otras tierras, al intentar huir de la guerra y la muerte hacia la vida. Ancianos solos. Podemos seguir. Yo siento que estas personas están como los pobres de Israel en tiempo de Moisés, según nos narra la Biblia. Pensando en estas calamidades, Moisés creó un intento de remedio, con el año jubilar. Moisés, los legisladores, crearon el año jubilar. La ley de Moisés, estableció que después de 49 años en que se podían perder las tierras, la casa, la mujer, los hijos y hasta la propia libertad, después de esos 49 años de servidumbre y de abandono en manos de la voracidad de explotadores y acreedores, tenía que venir un año jubilar (de alegría), El quincuagésimo en este año tenían que reintegrarse al propietario o si éste no estaba, a su familia, las propiedades inmuebles que hubiesen sido enajenadas. De este modo ni la más extrema pobreza podía alterar definitivamente la equitativa distribución inicial de la tierra entre todas las familias. Así mismo recobraban la libertad. Y esto les produjo una enorme alegría: un júbilo, jubileo. Siento que ahora los años jubilares insisten sobre todo en ganar las indulgencias, celebrar muchos actos religiosos, pasar por la puerta del perdón y recoger unas limosnas, pero no llevan a ninguna trasformación de la sociedad ni de las personas. Sueño que ahora creemos un año jubilar: que trabajemos todos para que esas personas recuperen la alegría, puedan solucionar su realidad. Y eso sí, sin esperar 49 años. ¿Lo podríamos intentar entre todos lo antes posible? Cómo cada uno sufre o conoce algún caso, ¿Nos animamos a que todas las personas trabajemos para resolver esas realidades y poder así celebrar un año jubilar? Una manera concreta de vivir el adviento en la realidad puede ser crearnos y realizar un jubileo en nuestras vidas, en nuestra sociedad y en nuestra iglesia.
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