¿Cómo caminar en los zapatos de otros cuando no hay zapatos o “chancletas” para usar? Cambiar zapatos es una metáfora que apunta a nuestra voluntad de al menos imaginar cómo otras personas viven, pero sobre todo es una expresión del deseo de compartir la vida que estos otros y otras tienen, y de estar allí. Desde los espacios de los caminos en las misiones, hemos vistos muchos tipos de zapatos y sandalias y muchos pies descalzos. Hemos visto también muchos tipos de caminos moldeados por muchos pasos. Esta es una reflexión desde los caminos y senderos; porque al fin y al cabo, con o sin zapatos, hemos caminado mucho, y sabemos (como muchos de ustedes) que se hace camino al andar.
En Pueblo Nuevo Sitalá, provincia de Simojovel, Chiapas, conocí a una mujer indígena maya de unos 33 años, Antonia. Ella tiene 5 hijas. Antonia es una mujer tímida y tranquila, de hablar y caminar pausado, típica de los pueblos mayas y participante de un esfuerzo de economía solidaria. El grupo es un ministerio que hemos desarrollado para ayudar a mejorar la calidad de vida de estas compañeras con la producción y venta de sus bordados. Antonia no usa zapatos, ni sandalias. Descalza camina su propio camino y se hace camino. Llegando al pueblo luego de 8 horas de viaje y un buen "paibil mut" (caldo de pollo) con tortillas, oí que Antonia estaba muy enferma. Así que fui a visitarla y me encontré con una mujer sin fuerzas, tumbada sobre un pedazo de madera contrachapada. Sus ojos estaban tristes y al igual que su cara, hinchados porque había llorado mucho. Antonia acababa de perder su sexto hijo - el varón que tanto quería. En estos entornos sociales se espera que las mujeres tengan varones porque los varones se consideran más valiosos que las niñas. Ellos heredan la tierra, el trabajo en los campos, y el cuidado de sus padres ancianos. Los varones representan su familia ante la comunidad. Por lo tanto, los varones son atesorados. Antonia es diabética y sin embargo arriesgó su vida para darle a su marido el niño que tanto esperaba. Durante su embarazo, la partera del pueblo, la hermana Chepa la cuidó y todo estaba bien. Sin embargo en el momento del parto, el niño cambió de posición y Antonia sufrió tres días y tres noches con dolores de parto. En las comunidades indígenas, la mortalidad infantil es un 60% superior al porcentaje nacional. Las madres igualmente sufren de una alta mortalidad materna que en Chiapas llega al 103%. La desnutrición, la pobreza y las estructuras que sistemáticamente marginan a estos pueblos construyen caminos de muerte y desesperanza. En Pueblo Nuevo no hay médico, ni clínica. No hubo un coche para llevar a Antonia al pueblo más cercano. El bebé nació muerto y a Antonia se le quebró su corazón. Según el decir de algunos, perdió su camino. Antonia entró en una fuerte depresión que la tuvo en cama por tres meses. Sin casi comer, sin atender su hogar, sus hijas, su marido, esta mujer perdió su camino. En Éxodo 13.21, se nos dice que Yahvé marchaba delante de los que salieron de Egipto, como columna de nube, y como columna de fuego, para guiarlos por el camino del desierto. Se usa el participio holek del verbo halak (ir caminar, entrar, salir, manera de vivir), para añadir la idea de la continuidad de la acción. Yahvé camina “delante y continuamente.” En estas palabras “delante” y “continuamente" se esconde un acompañar protector, que salvaguarda el bienestar de los que caminan.[1][1] La historia se nutre del núcleo de una tradición antigua que recuerda la liberación de la esclavitud egipcia y el andar en el desierto. Pero esta historia se recrea en múltiples momentos de crisis de la historia de Israel: durante la monarquía, tiempo de pobreza e injusticias; y durante el exilio, tiempo de violencia, de pérdidas, de comunidad destruida. El pueblo hebreo recrea el momento del acompañar del Dios y su caminar incondicional. ¿Cómo caminar con este sentido comunitario de acompañamiento y de protección en los entornos de vida cuyos caminos pasan por desiertos, brechas, precipicios o aún peor se nos desdibujan? Antonia forma parte de una comunidad de fe que atesora sus principios étnicos de solidaridad. Las mujeres del colectivo atendieron a Antonia, porque su sentido de colectividad es fuerte y porque habían aprendido que somos una familia, la familia de Dios que al igual que este Dios de los hebreos, comparte su caminar. Estas mujeres mayas saben y conocen el dolor de las espinas y piedras del camino que punzan, abren y cortan sus pies. Ellas saben del dolor de la pérdida humana. Ellas conocen también el sentido de paz, de cuidado y pertenencia cuando alguien tiende sus heridas. Las mujeres del colectivo ayudaron a esta familia con las tareas domésticas, con el cuidado de las hijas, con limpiar y alimentar a Antonia, con enjugar y secar sus lágrimas. Juntas fuimos capaces de crear una comunidad más fuerte al entender la profundidad de este caminar de Dios con su pueblo y con nosotras. La esperanza de hacer camino en el desierto nos animó a todas a organizarnos y a entregar lo nuestro para que hubiese luz en el camino de Antonia. Estas mujeres me enseñaron a caminar en otras chancletas, las chancletas de Jesús. Al caminar “delante y continuamente,” estas mujeres abrieron el camino de la esperanza para Antonia. La última vez que la ví, participó de un taller e incluso se rió de nuestros chistes. Cuando le pregunté: Bin awilel? (¿Cómo estas?) Me respondió "Yo estoy bien... Dios me levantó mi camino." ¡Mi corazón se alegró porque la comunidad que camina el camino del Dios del desierto – sabe levantar caminos en la soledad! En estos días donde los caminos se nos desdibujan o se muestran difíciles, caminemos juntos y juntas… el Espíritu que crea caminos en lo desértico y ríos en la soledad nos da la oportunidad de hacer caminos usando otros zapatos o chancletas o tal vez a pie desnudo. No perdamos de vista que esta oportunidad es única porque nos hace comunidad, compañeros, nos hace hermanas, nos hace pueblo de Dios y sobrevivientes del camino. "Vamos a caminar en otros zapatos" Filipenses 2:5-8. ¿Cómo caminar en los zapatos de otros cuando no hay zapatos o “chancletas” para usar? Cambiar zapatos es una metáfora que apunta a nuestra voluntad de al menos imaginar cómo otras personas viven, pero sobre todo es una expresión del deseo de compartir la vida que estos otros y otras tienen, y de estar allí. Desde los espacios de los caminos en las misiones, hemos vistos muchos tipos de zapatos y sandalias y muchos pies descalzos. Hemos visto también muchos tipos de caminos moldeados por muchos pasos. Esta es una reflexión desde los caminos y senderos; porque al fin y al cabo, con o sin zapatos, hemos caminado mucho, y sabemos (como muchos de ustedes) que se hace camino al andar. En Pueblo Nuevo Sitalá, provincia de Simojovel, Chiapas, conocí a una mujer indígena maya de unos 33 años, Antonia. Ella tiene 5 hijas. Antonia es una mujer tímida y tranquila, de hablar y caminar pausado, típica de los pueblos mayas y participante de un esfuerzo de economía solidaria. El grupo es un ministerio que hemos desarrollado para ayudar a mejorar la calidad de vida de estas compañeras con la producción y venta de sus bordados. Antonia no usa zapatos, ni sandalias. Descalza camina su propio camino y se hace camino. Llegando al pueblo luego de 8 horas de viaje y un buen "paibil mut" (caldo de pollo) con tortillas, oí que Antonia estaba muy enferma. Así que fui a visitarla y me encontré con una mujer sin fuerzas, tumbada sobre un pedazo de madera contrachapada. Sus ojos estaban tristes y al igual que su cara, hinchados porque había llorado mucho. Antonia acababa de perder su sexto hijo - el varón que tanto quería. En estos entornos sociales se espera que las mujeres tengan varones porque los varones se consideran más valiosos que las niñas. Ellos heredan la tierra, el trabajo en los campos, y el cuidado de sus padres ancianos. Los varones representan su familia ante la comunidad. Por lo tanto, los varones son atesorados. Antonia es diabética y sin embargo arriesgó su vida para darle a su marido el niño que tanto esperaba. Durante su embarazo, la partera del pueblo, la hermana Chepa la cuidó y todo estaba bien. Sin embargo en el momento del parto, el niño cambió de posición y Antonia sufrió tres días y tres noches con dolores de parto. En las comunidades indígenas, la mortalidad infantil es un 60% superior al porcentaje nacional. Las madres igualmente sufren de una alta mortalidad materna que en Chiapas llega al 103%. La desnutrición, la pobreza y las estructuras que sistemáticamente marginan a estos pueblos construyen caminos de muerte y desesperanza. En Pueblo Nuevo no hay médico, ni clínica. No hubo un coche para llevar a Antonia al pueblo más cercano. El bebé nació muerto y a Antonia se le quebró su corazón. Según el decir de algunos, perdió su camino. Antonia entró en una fuerte depresión que la tuvo en cama por tres meses. Sin casi comer, sin atender su hogar, sus hijas, su marido, esta mujer perdió su camino. En Éxodo 13.21, se nos dice que Yahvé marchaba delante de los que salieron de Egipto, como columna de nube, y como columna de fuego, para guiarlos por el camino del desierto. Se usa el participio holek del verbo halak (ir caminar, entrar, salir, manera de vivir), para añadir la idea de la continuidad de la acción. Yahvé camina “delante y continuamente.” En estas palabras “delante” y “continuamente" se esconde un acompañar protector, que salvaguarda el bienestar de los que caminan.[1][1] La historia se nutre del núcleo de una tradición antigua que recuerda la liberación de la esclavitud egipcia y el andar en el desierto. Pero esta historia se recrea en múltiples momentos de crisis de la historia de Israel: durante la monarquía, tiempo de pobreza e injusticias; y durante el exilio, tiempo de violencia, de pérdidas, de comunidad destruida. El pueblo hebreo recrea el momento del acompañar del Dios y su caminar incondicional. ¿Cómo caminar con este sentido comunitario de acompañamiento y de protección en los entornos de vida cuyos caminos pasan por desiertos, brechas, precipicios o aún peor se nos desdibujan? Antonia forma parte de una comunidad de fe que atesora sus principios étnicos de solidaridad. Las mujeres del colectivo atendieron a Antonia, porque su sentido de colectividad es fuerte y porque habían aprendido que somos una familia, la familia de Dios que al igual que este Dios de los hebreos, comparte su caminar. Estas mujeres mayas saben y conocen el dolor de las espinas y piedras del camino que punzan, abren y cortan sus pies. Ellas saben del dolor de la pérdida humana. Ellas conocen también el sentido de paz, de cuidado y pertenencia cuando alguien tiende sus heridas. Las mujeres del colectivo ayudaron a esta familia con las tareas domésticas, con el cuidado de las hijas, con limpiar y alimentar a Antonia, con enjugar y secar sus lágrimas. Juntas fuimos capaces de crear una comunidad más fuerte al entender la profundidad de este caminar de Dios con su pueblo y con nosotras. La esperanza de hacer camino en el desierto nos animó a todas a organizarnos y a entregar lo nuestro para que hubiese luz en el camino de Antonia. Estas mujeres me enseñaron a caminar en otras chancletas, las chancletas de Jesús. Al caminar “delante y continuamente,” estas mujeres abrieron el camino de la esperanza para Antonia. La última vez que la ví, participó de un taller e incluso se rió de nuestros chistes. Cuando le pregunté: Bin awilel? (¿Cómo estas?) Me respondió "Yo estoy bien... Dios me levantó mi camino." ¡Mi corazón se alegró porque la comunidad que camina el camino del Dios del desierto – sabe levantar caminos en la soledad! En estos días donde los caminos se nos desdibujan o se muestran difíciles, caminemos juntos y juntas… el Espíritu que crea caminos en lo desértico y ríos en la soledad nos da la oportunidad de hacer caminos usando otros zapatos o chancletas o tal vez a pie desnudo. No perdamos de vista que esta oportunidad es única porque nos hace comunidad, compañeros, nos hace hermanas, nos hace pueblo de Dios y sobrevivientes del camino. "Vamos a caminar en otros zapatos" Filipenses 2:5-8. ¿Cómo caminar en los zapatos de otros cuando no hay zapatos o “chancletas” para usar? Cambiar zapatos es una metáfora que apunta a nuestra voluntad de al menos imaginar cómo otras personas viven, pero sobre todo es una expresión del deseo de compartir la vida que estos otros y otras tienen, y de estar allí. Desde los espacios de los caminos en las misiones, hemos vistos muchos tipos de zapatos y sandalias y muchos pies descalzos. Hemos visto también muchos tipos de caminos moldeados por muchos pasos. Esta es una reflexión desde los caminos y senderos; porque al fin y al cabo, con o sin zapatos, hemos caminado mucho, y sabemos (como muchos de ustedes) que se hace camino al andar.En Pueblo Nuevo Sitalá, provincia de Simojovel, Chiapas, conocí a una mujer indígena maya de unos 33 años, Antonia. Ella tiene 5 hijas. Antonia es una mujer tímida y tranquila, de hablar y caminar pausado, típica de los pueblos mayas y participante de un esfuerzo de economía solidaria. El grupo es un ministerio que hemos desarrollado para ayudar a mejorar la calidad de vida de estas compañeras con la producción y venta de sus bordados. Antonia no usa zapatos, ni sandalias. Descalza camina su propio camino y se hace camino.Llegando al pueblo luego de 8 horas de viaje y un buen "paibil mut" (caldo de pollo) con tortillas, oí que Antonia estaba muy enferma. Así que fui a visitarla y me encontré con una mujer sin fuerzas, tumbada sobre un pedazo de madera contrachapada. Sus ojos estaban tristes y al igual que su cara, hinchados porque había llorado mucho. Antonia acababa de perder su sexto hijo - el varón que tanto quería.En estos entornos sociales se espera que las mujeres tengan varones porque los varones se consideran más valiosos que las niñas. Ellos heredan la tierra, el trabajo en los campos, y el cuidado de sus padres ancianos. Los varones representan su familia ante la comunidad. Por lo tanto, los varones son atesorados. Antonia es diabética y sin embargo arriesgó su vida para darle a su marido el niño que tanto esperaba. Durante su embarazo, la partera del pueblo, la hermana Chepa la cuidó y todo estaba bien. Sin embargo en el momento del parto, el niño cambió de posición y Antonia sufrió tres días y tres noches con dolores de parto.En las comunidades indígenas, la mortalidad infantil es un 60% superior al porcentaje nacional. Las madres igualmente sufren de una alta mortalidad materna que en Chiapas llega al 103%. La desnutrición, la pobreza y las estructuras que sistemáticamente marginan a estos pueblos construyen caminos de muerte y desesperanza. En Pueblo Nuevo no hay médico, ni clínica. No hubo un coche para llevar a Antonia al pueblo más cercano. El bebé nació muerto y a Antonia se le quebró su corazón. Según el decir de algunos, perdió su camino. Antonia entró en una fuerte depresión que la tuvo en cama por tres meses. Sin casi comer, sin atender su hogar, sus hijas, su marido, esta mujer perdió su camino.En Éxodo 13.21, se nos dice que Yahvé marchaba delante de los que salieron de Egipto, como columna de nube, y como columna de fuego, para guiarlos por el camino del desierto. Se usa el participio holek del verbo halak (ir caminar, entrar, salir, manera de vivir), para añadir la idea de la continuidad de la acción. Yahvé camina “delante y continuamente.” En estas palabras “delante” y “continuamente" se esconde un acompañar protector, que salvaguarda el bienestar de los que caminan.[1][1] La historia se nutre del núcleo de una tradición antigua que recuerda la liberación de la esclavitud egipcia y el andar en el desierto. Pero esta historia se recrea en múltiples momentos de crisis de la historia de Israel: durante la monarquía, tiempo de pobreza e injusticias; y durante el exilio, tiempo de violencia, de pérdidas, de comunidad destruida. El pueblo hebreo recrea el momento del acompañar del Dios y su caminar incondicional. ¿Cómo caminar con este sentido comunitario de acompañamiento y de protección en los entornos de vida cuyos caminos pasan por desiertos, brechas, precipicios o aún peor se nos desdibujan?Antonia forma parte de una comunidad de fe que atesora sus principios étnicos de solidaridad. Las mujeres del colectivo atendieron a Antonia, porque su sentido de colectividad es fuerte y porque habían aprendido que somos una familia, la familia de Dios que al igual que este Dios de los hebreos, comparte su caminar. Estas mujeres mayas saben y conocen el dolor de las espinas y piedras del camino que punzan, abren y cortan sus pies. Ellas saben del dolor de la pérdida humana. Ellas conocen también el sentido de paz, de cuidado y pertenencia cuando alguien tiende sus heridas.Las mujeres del colectivo ayudaron a esta familia con las tareas domésticas, con el cuidado de las hijas, con limpiar y alimentar a Antonia, con enjugar y secar sus lágrimas. Juntas fuimos capaces de crear una comunidad más fuerte al entender la profundidad de este caminar de Dios con su pueblo y con nosotras. La esperanza de hacer camino en el desierto nos animó a todas a organizarnos y a entregar lo nuestro para que hubiese luz en el camino de Antonia. Estas mujeres me enseñaron a caminar en otras chancletas, las chancletas de Jesús.Al caminar “delante y continuamente,” estas mujeres abrieron el camino de la esperanza para Antonia. La última vez que la ví, participó de un taller e incluso se rió de nuestros chistes. Cuando le pregunté: Bin awilel? (¿Cómo estas?) Me respondió "Yo estoy bien... Dios me levantó mi camino." ¡Mi corazón se alegró porque la comunidad que camina el camino del Dios del desierto – sabe levantar caminos en la soledad! En estos días donde los caminos se nos desdibujan o se muestran difíciles, caminemos juntos y juntas… el Espíritu que crea caminos en lo desértico y ríos en la soledad nos da la oportunidad de hacer caminos usando otros zapatos o chancletas o tal vez a pie desnudo. No perdamos de vista que esta oportunidad es única porque nos hace comunidad, compañeros, nos hace hermanas, nos hace pueblo de Dios y sobrevivientes del camino."Vamos a caminar en otros zapatos" Filipenses 2:5-8.
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Los protestantes empezaron a serlo el día en que criticaron las bulas papales y la posibilidad de acceder a determinados beneficios espirituales, como quien ofrece cromos, a cambio de dinero. Por eso optaron por un tipo de Iglesia más radical, más pobre, con más principios morales que los que ofrecía la Roma corrupta. Se desentendieron del lujo y la evidencia, y se establecieron con criterios de rigidez ética y de refugio carismático.
En lugar de los privilegios establecidos, apostaron por el establecimiento de unas leyes que permitieran el acceso a la riqueza fundamentado en el elogio del trabajo, el rigor y el destino individual. Aquí nace el capitalismo. No todo fue tan fácil, claro. Podríamos añadir un montón de variantes políticas y dinásticas que complicarían mucho la historia, pero, en cualquier caso, hay un asunto que aún pervive desde el siglo XVI. Mientras que los cristianos reformados no tienen una cabeza visible que sea símbolo de los distintos credos, la Iglesia católica sigue contando con la figura del Papa como enseña. Mientras, los católicos aún disfrutan de indulgencias y aún pagan por adquirir determinadas prestaciones, pero todo ello (si excluimos las oscuras prácticas de las finanzas vaticanas) no deja de tener, prácticamente, la categoría de suvenir, como quien envía cartas con matasellos desde la plaza de San Pedro. Es decir: se dan limosnas para oír misa o para casarse, pero sin que la cosa vaya a más. Asistir a los oficios es gratuito y también es gratuito confesarse y recibir la unción de los enfermos. Y, si decides pasar una semana en un monasterio, lo mínimo que puedes hacer es ofrecer a cambio algún billete, más que nada como muestra de educación y en pago a la generosidad de los monjes, y no porque haya tarifas oficiales colgadas detrás de la puerta. Edición Impresa Versión en .PDF Información publicada en la página 6 de la sección de Opinión de la edición impresa del día 07 de agosto de 2010 VER ARCHIVO (.PDF) Pagar para oír misa Todo ello, claro está, si el oficiante no es el Papa. En tierra protestante, en Birmingham, recibir la bendición papal (con misa incluida) costará 30 euros. En Glasgow será más barato y, además, podrás escuchar a la cantante Susan Boyle, pese a que, en este caso, más que un regalo parece una propina en forma de suplicio; será un cilicio que deberán superar los católicos que acudan a demostrar su fe. Quien no tenga tanto dinero en mano, podrá ir la víspera a Hyde Park. Ya se sabe que rezar no es tan importante como ir a misa. La vigilia será 24 euros más barata que la ceremonia de Birmingham y 18 euros más barata que el oficio de Glasgow. Si no fuera porque los protestantes ya no son lo que eran, sería para emprender una nueva Reforma. Los organizadores dicen que, a cambio del donativo o la aportación voluntaria (a las buenas o a las malas), ofrecerán una bolsa a los creyentes con un cederrón, un carnet y una postal. No sé si echarme a reír o a llorar. Muchos podrán decir que hacer correr arriba y abajo a un Papa es caro, y seguramente tienen razón. Quien quiera verlo, que pague, pero que luego no le llamen misa. Esto es lo que han logrado con tanta itinerancia y tanta devoción por el espectáculo. La idea es esta: quien no tenga dinero, que se haga de otra religión más económica. O que rece en una modesta parroquia de su barrio. Los católicos británicos, una minoría, deberían tomar nota de la organización de la visita de Benedicto XVI a España. Será subvencionada por empresas tan filantrópicas como Endesa, Iberia, Telefónica o el Banco Santander. Así, al menos podremos ir al cielo sin tener que pasar por Servicaixa. Este pasaje evangélico nos da la oportunidad de tener una visión global del mensaje de Jesús sobre el dinero. Este mensaje se puede concretar en tres aspectos.
En primer lugar, el texto de hoy hace un planteamiento básico, colocando el dinero en la perspectiva correcta de cualquiera de los bienes (talentos o sucesos) de la vida humana: si el dinero tiene valor de cara a la vida definitiva, tiene valor: si no lo tiene o la perjudica, no tiene valor o es un peligro. Hay que destacar la radicalidad del sentido escatológico de Jesús. Es la vida definitiva la que marca los valores, y solamente ella. Esta doctrina se ve expresada en las sentencias cortas recogidas en el Sermón del Monte: "No acumuléis riquezas aquí, donde roe la polilla y roban los ladrones; acumulad riquezas para el cielo". Y más radicalmente: "Si tu ojo o tu mano te estorba para la vida eterna, córtatelos...". La concreción positiva de esta doctrina la encontraríamos en la parábola de los talentos. El dinero es algo que Dios nos ha confiado; se espera de nosotros una administración correcta... En segundo lugar, la parábola del Rico Epulón y el pobre Lázaro muestra un giro violento, mucho más exigente. Se trata del que pervierte la finalidad del dinero, usándolo solamente para su propio disfrute y produciendo con ello la desgracia de otros. Es el dinero pervertido en su fin y la falta de com-pasión. La postura de Jesús no puede ser más violenta ni más radical. Pocas veces en los evangelios encontramos una condena tan dura; se recurre a toda la simbología tradicional de la condenación para siempre, con llamas y tormentos incluidos. La base de esta doctrina se encuentra sin duda en la parábola del juicio final. El "a mí me lo dejasteis de hacer" es la sentencia definitiva y su fundamentación: puesto que solamente podemos servir a Dios en sus hijos, abandonar a sus hijos es rechazar a Dios. En tercer lugar, Jesús toma postura de manera muy inquietante hablando del dinero en relación con El Reino. "Qué difícil es que los ricos entren en el reino de Dios: le es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino". Hasta aquí tratábamos de salvar o tirar la vida; ahora tratamos de seguir a Jesús, de aceptar la misión. Aquí se trata ya de la consagración al Reino; todo para el reino: las cualidades, el tiempo, lo que se posee... Y es aquí cuando Jesús habla de la riqueza como peligro, como droga. La escena en que todo esto se personifica es la del joven rico: muy buena persona, buen cumplidor de sus obligaciones; daría sin duda abundantes limosnas, pero no va a entrar en el Reino; es demasiado rico. Hagamos todavía algunas reflexiones. Leamos correctamente la historia: durante siglos, la apariencia de la iglesia ha sido de riqueza. La Iglesia ha sido más bien la jerarquía y las clases altas y poderosas. Y cuando se producen las grandes revoluciones obreras, la clase obrera en masa se aparta de la Iglesia mientras la burguesía acomodada permanece en la Iglesia. ¿Qué ha pasado con el evangelio? ¿No debería ser al revés? Incluso hoy se siguen haciendo afirmaciones tales como "la opción preferencial por los pobres". ¿Pueden los pobres hacer una opción preferencial por los pobres? ¿Por qué se puede hacer, de forma tan descarada, esta afirmación, dejando claro que los que hacen esa opción son ricos? Occidente es rico: y por eso no puede entrar en el Reino. Occidente ha perdido el sentido de la austeridad, se ha instalado en esta vida para disfrutar de ella lo más posible. Su verdadero dios es la vida cómoda, cuando no el puro consumo. La iglesia de Occidente “subsiste” solamente en comunidades o personas muy marginales poco contagiadas del nivel de vida general. A este occidente sólo le puede salvar la com-pasión. La constante presencia de noticias e imágenes sobre las atroces necesidades del mundo son la Palabra de Dios más urgente que recibimos. Responder a esa Palabra, sin embargo, suele limitarse a darles algo de lo que nos sobra (¡¡ ni el 0'7 % !!). Solucionamos un poco de sus necesidades y tranquilizamos la conciencia, pero seguimos adorando al mismo dios: vivir lo mejor posible. La situación de Occidente (el Norte, el Primer Mundo... como se quiera decir) se ve atacada por los tres posicionamientos del evangelio:
¡Qué estupenda frase termina el evangelio de hoy! "Ser rico ante Dios". Nos invita sin duda a una inversión de valores en nuestra manera de considerar a las personas y a nosotros mismos. Admiramos y respetamos la salud, la juventud, la fama, el dinero, el poder, la popularidad. Las revistas y los programas de radio o tele que se dedican a la vida social se hartan de exhibir estos ídolos. El empresario triunfador, el cantante del momento, el artista de cine, el personaje popular sin más... tantos y tantos y tantos, que encarnan al "rico ente el mundo". ¿Quiénes son "ricos ante Dios"? ¿Con qué ojos mira Dios a todos esos "ricos"? Sin duda con una enorme compasión, como se mira a un hijo tonto; con una enorme preocupación, como se mira al hijo atolondrado de incierto futuro; con una enorme angustia, como se mira al hijo cruel que produce daños irreparables a los demás. Debemos pedir los ojos de Dios para valorar a las personas, a los ídolos, a los modelos. A veces no me es fácil explicar con qué imagen de Dios uno viene programado. Una veces siento que, en general, estoy hecho de la imagen de un Dios que mucho nos quiere y nos quiso de niños, pero es como un Dios jubilado, al que en muchos casos no puedo ir con mis problemas domésticos y me la tengo arreglar solo.
Otras veces, veo que esta imagen se comparte con cierta cultura popular que exagera y ve a Dios como un bombero, al que hay que recordar sólo en los incendios. En no pocos casos percibo, en algunos ambientes, y no solo en la cárcel, a un Dios medio policía, que esta sólo para censurarnos, cuando nos dejamos tomar por un placer que a veces se nos torna inmanejable. Cuando papá cumplió ochenta años y le hicimos una fiesta sorpresa, en la que se conmovió entre abrazos con sus hijos y sus nietos, hubo un momento de máxima conmoción. Dirían los psicólogos transpersonalistas una “experiencia cumbre” Fue cuando abrazó y se dejó abrazar por un hermano de sangre, que se había distanciado por esas cosas de la vida. Allí, en los ojos de papá, vi el Dios que nos enseñó Chiara Lübich, que fundamentalmente se complace por el amor recíproco, cuando llegamos a amarnos con la intensidad de los que dan la vida casi espontáneamente. Dos experiencias me han pasado en estos dos últimos años que me hicieron comprender que también estoy hecho de aquel camino espiritual que nos enseñara Chiara, que nos hace ver que siempre por el dar y recibir estamos en la Trinidad. Y ésta no nos hace faltar nada. Si estamos en el amor también podemos percibir e intuir cosas como si Dios hubiera visto por los ojos nuestros La primera me paso en mi trabajo en el parque Pereyra Iraola, en una capilla sobretodo turística, que en el invierno pasado, con la gripe A, estuve a punto de cerrar. No podía pagarle a las personas que limpiaban el templo; ya que no venia gente por la prohibición de ir a los lugares cerrados. Pensé que había que confiar en serio y no dejar a estas personas sin trabajo. Recuerdo aquel día en que me afirmé en la idea de construir un salón más para la catequesis. En el momento que salía para saber dónde hacer el salón, pasó el padre de un chico de catequesis que justamente era el director de Obras Públicas de la Provincia, que me dio, esa misma noche, todo el material para construir. Al otro día, a la mañana, me puse a ver qué padre de catequesis podía ser albañil y golpearon la puerta. Era un señor muy feliz, diciéndome que la virgen le había otorgado un favor y que él, para cumplir su promesa, quería ponerse a nuestro servicio No sólo era albañil; tenía una empresa constructora. En definitiva, en el peor momento del año, me hicieron en dos meses, un hermoso salón, climatizado, que hoy disfruta toda lo comunidad Comprendí así que Dios puede construir su templo con nosotros y que su amor y el nuestro, pueden hacer cosas insólitas en los momentos más difíciles. La segunda cosa extraña que me pasó, fue que un amigo vino hacerme una consulta porque había dejado embarazada a su pareja. Sus hijos no aceptaban aquella relación porque su difunta madre se había enfermado, cuando supo de ella Todo era muy complicado para los chicos, que jamás aceptarían al próximo medio hermano. La nueva pareja estaba en una profunda crisis por todos juzgada. Él, mi amigo, estaba muy criticado por sus hijos, que tampoco querrían compartir afectos y herencia. Lo escuché y traté de ponerme en su lugar. Que se sintiera amado por mi, acallando los discursos antibortistas o abortista de mi formación de cura o de bioeticista, que me vienen por las diversas formaciones que recibí en mi vida. Y en un momento me vino como una visión extraña y le dije:- vos sabés que dentro de un año, veo a tus hijos adolescentes, jugando con nuevo hermano que gatea en living de tu casa de fin de semana. Me dijo: -vos estás loco; eso es imposible Hace dos semanas vino conmocionado, porque había visto a sus dos hijos, llenos de felicidad, jugando con su nuevo hermano, que gateaba en la alfombra del living de su casa de fin de semana. El nuevo hijo de mi amigo se llama Teo y yo tuve la impresión que lo vi vivir feliz un año antes porque a veces en serio puedo ver con los ojos de “Teo” A veces Dios es víctima de nuestra cultura, que lo ve como un relojero que da cuerda y desaparece y otras veces con puentes de comunicación, como los de Chiara Lübich nos llena de fascinación, porque El va haciendo los cielos nuevos y la tierra nueva, con nosotros, y nada es más hermoso que ser su compañero de viaje. Todo el capítulo 12 de Lucas es una recopilación de palabras de Jesús, de marcado carácter escatológico: la cintura ceñida, la lámparas, la espera del señor que viene... resuenan en estas expresiones varias e importantes enseñanzas evangélicas: las diez doncellas, los talentos... En tal sentido, no se añade ninguna idea no conocida, sino que se abunda en lo mismo, incluso con imágenes semejantes.
En mitad del verano, en ambiente nacional de vacaciones y de disfrutar de la vida benigna y relajada, las palabras de Jesús suenan como un trompetazo en mitad de la siesta. El verano (el verano mediterráneo en especial y como prototipo) se presenta a menudo como el ideal de la vida. Trabajar poco o no trabajar, dedicarse enteramente al ocio (más bien pasivo), trasnochar relajadamente..., en una palabra, disfrutar, deseando con toda el alma que se detenga el tiempo, que esta excepción anual de las vacaciones se convierta en norma. La cintura desceñida, las lámparas apagadas, sin esperar a nadie que interrumpa el disfrutar... toda una imagen. Una imagen terriblemente falsa de este mundo, de esta vida. Contemplando muchos ambientes vacacionales, que tan generosamente nos regala la TV, acabamos experimentando la sensación de que todos se han vuelto niños, de que los valores serios de la humanidad están aparcados, de que están jugando a cuentos de hadas. La vida, la humanidad, giran en la oscuridad en torno a este brillante círculo "caribeño": el hambre del mundo, la opresión creciente de los abusos de la globalización, los integrismos asesinos, la incultura envilecedora, la corrupción, el tráfico de armas y de drogas... Se sigue naciendo y muriendo, envejeciendo y enfermando, enriqueciéndose y arruinándose... mientras nuestra burbuja caribeña se evade por unas semanas de la vida real. Esta imagen es más honda de lo que parece: creo que muestra el fondo de nuestros ideales y la contradicción básica que existe entre nuestros criterios y los de Jesús. Caricaturizando un poco, lo que más íntimamente deseamos, lo que solemos pedir a Dios en nuestras oraciones de petición, se puede resumir en: una vida sin esfuerzo ni dolor, que Dios nos libre de cosas desagradables; si se pudiera, no envejecer, no enfermar, no tener problemas económicos; que se pueda disfrutar de la vida tranquilamente; y que no se acabe, que nuestra salud no vaya declinando, que nuestras capacidades no se vayan apagando, que nos libre alguien del angustioso fantasma de la vejez y de la muerte. Pero, si algún mensaje es inseparable del evangelio, éste es precisamente la trascendencia: esta vida está dirigida a LA VIDA, y pierde lo mejor de su sentido si se le priva de esa relación. Se ha hablado demasiado de la escatología reduciéndola al convencimiento de las primeras generaciones cristianas de que el mundo estaba a punto de terminar. La escatología de Jesús es más seria: es cada una de las personas las que se dirigen a un destino que no es esta vida sino LA VIDA. Y si esta vida no es entendida como camino hacia LA VIDA, pierde mucho de su sentido y validez. En realidad, ¿a mí qué me importa cómo ni cuándo se acabará el universo, si estaré muerto mucho antes de que eso suceda? A mí me importa a dónde voy yo, qué va a ser de mí. Y a Jesús le importa, le importa muchísimo, se nota en la gravedad de las expresiones, en la escenografía que emplea, en lo drástico de sus expresiones. En resumen, Jesús plantea una disyuntiva: vivir para disfrutar sin más, o vivir para el Reino. Y nos insta, repetidamente, con apremio, a elegir bien, a no tirar la vida, ni un mes ni una semana ni un segundo, de la misma manera que no desperdiciamos un solo euro y buscamos la mayor rentabilidad en nuestras inversiones. Todas estas consideraciones pueden hacer pensar que seguir a Jesús, buscar el Reino, estropea esta vida, destruye el disfrutar, amarga la existencia. Pero se trata de todo lo contrario. Se trata de disfrutar mejor, de dar sentido a la existencia, de vivir la vida con más plenitud. Es, en resumen, un mensaje mucho más realista. Querer convertir la vida en Paraíso, precisar como ideal de vida una perpetua vagancia en las Bahamas, es utópico e infantil. La vida no son vacaciones: la vida es un trabajo, la vida es una misión. Es ésta nuestra primera aceptación de Jesús: aceptar la vida como una misión. La misión es doble: realizarme yo hasta el límite de mis posibilidades y mis ambiciones, y desarrollar el mundo, las demás personas y el planeta entero, hasta el límite de los sueños de Dios. Esta es la maravilla de "El Reino": que nada de lo humano se queda sin sentido, que todo puede incluirse en el proyecto, que el esfuerzo y el descanso tienen valor, que todo es construir, que merece la pena. El objetivo del Reino no es la renuncia, sino la plenitud. Hay muchas renuncias que hacer, como hay siempre precios que pagar: pero las renuncias son liberaciones, renunciamos a lo que nos empequeñece, renunciamos a nuestras cadenas; y los precios son irrisorios en comparación con lo que se compra. Quizá el problema más agudo de todo ser humano es el conocimiento de los fines y los medios, y ser consecuente con tal conocimiento. Disfrutar es muy bueno, pero es un medio: convertirlo en fin es desastroso. Trabajar puede no ser agradable, pero es un medio: utilizarlo bien es de sabios. Y, mucho más adentro, perdonar o vengarse, acumular o compartir, consumir a tope o ser austero... son medios y expresiones del sentido de la vida y muestran a qué satisfacciones aspiramos. Jesús no es conformista: no se satisface con una mariscada, cuatro helados y una noche bailando salsa. Jesús sueña con que todos sean personas, es decir Hijos y le molesta que nos conformemos con menos y que nos dejemos engañar. Por eso repite tantas veces "estad alerta". ¿Qué quiso decir Jesús con la expresión “Hijo del hombre”? Hijo del hombre: éste es el título de Jesús más complicado y discutido.
[Pablo le llama “hijo de mujer” en Gal 4,4, y podía haber valido igualmente como título de Jesús, y sin discusión, pero a los primeros cristianos no les pareció así, y no se difundió, de modo que seguimos con el Hijo del hombre a vueltas]. Nadie niega que Jesús haya utilizado esa expresión, pero a partir de ahí todo se discute. Se discute si en tiempo de Jesús se le designaba así al personaje celeste de los últimos tiempos, y si Jesús se identificó a sí mismo con ese personaje apocalíptico... Se discute si Jesús lo utilizó como perífrasis para decir “yo” o si lo utilizó para decir “ser humano”. Es decir, se discute todo. El título que Jesús se dio a si mismo es el más oscuro de todos los títulos. 1. Una expresión utilizada por Jesús Hay tres razones fundamentales por las que cabe afirmar con seguridad que Jesús utilizó la expresión “Hijo del hombre”: 1) La frecuencia de la expresión: aparece 84 veces en el Nuevo Testamento y-cosa llamativa- siempre en los evangelios, salvo en algunos casos: · “Veo los cielos abierto y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios” (discurso de Esteban: Hch 7,56); · “¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, el hijo del hombre para que te preocupes de él?” (Heb 2,6); · ...Vi una especie de hijo de hombre figura (Ap 1,13; 14,14). 2) Por otro lado, en los evangelios sólo aparece en boca de Jesús; la expresión tendió, pues, a desaparecer y solamente se recogió en aquellos dichos que se recordaban como dichos de Jesús. 3) La expresión griega (ho huiós tou anthropou) resulta gramaticalmente extraña y sin sentido. Siendo una expresión tan rara e incomprensible, difícilmente la pudieron inventar los evangelistas y difícilmente la hubieran utilizado con tanta frecuencia, de no ser porque provenía de Jesús. Con ello no se dice de ningún modo que todas las expresiones Hijo del hombrede los evangelios sean auténticas del Jesús histórico; por ejemplo, en los anuncios de la pasión, en opinión de los exégetas, la expresión es pospascual (Mc 8,31: Jesús empezó a enseñarles que el Hijo del hombre debía padecer mucho...) (9,12.31; 14,41...). 2. “El hijo del hombre” como “ser humano” Vamos con el significado. El primer significado es sencillamente “ser humano”. Aquí no hay duda. La fórmula “hijo del hombre” es traducción del arameobar[e]nasa o del hebreo ben adam, y su primer sentido es precisamente ese:el ser humano, cualquier ser humano, alguien. Así es como se le dirige casi siempre Dios a Ezequiel (2,1: “Hijo del hombre, levántate...”; hasta 90 veces aparece esa fórmula). También Jesús utiliza a menudo la locución “hijo del hombre” para decir “ser humano” en general. Por ejemplo: “El hijo del hombre [el ser humano] tiene poder en la tierra paraperdonar los pecados” (Mc 2,10); “El hijo del hombre [el ser humano] es señor del sábado (Mc 2,28); “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros del cielo nidos; pero el Hijo del hombre [el ser humano] no tiene dónde reclinar la cabeza”(Mt 8,20). “Ser humano”: ése es seguramente el único título que Jesús se dio a sí mismo. 3. ¿“Hijo del hombre” equivale a “yo”? Se discute si esa expresión era utilizada en tiempo de Jesús para decir “yo” o “un ser humano como yo. Es posible que en algunos pasajes evangélicos, la expresión “Hijo del hombre” signifique simplemente “yo”. Por ejemplo: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” (Mt 16,13) es equivalente a “¿Quién dice la gente que soy yo?”. Algunos dichos de Jesús se recogen en los evangelios en dos formas distintas: con la expresión “Hijo del hombre” en un lugar y con el pronombre “yo” en otro lugar. He aquí unos ejemplos: En Lc 19,10: “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido” y en Mt 15,24: “Dios me ha enviado sólo a las ovejas perdidas del pueblo de Israel”; En Lc 6,22: “Dichosos seréis... cuando maldigan vuestro nombre a causa del Hijo del hombre”, y en Mt 5,11: “...Y digan contra vosotros toda clase de calumnias por causa mía”; En Mc 10,45: “Pues tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos”, y en Lc 22,27: “Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve”; En Lc 12,8: “Si uno se declara a mi favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre se declarará a favor suyo delante de los ángeles de Dios”, y en Mt 10,32: “Si alguno se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a su favor delante de mi Padre celestial”. ¿Cuál es la fórmula originaria: Hijo del hombre o yo? Parece que hijo del hombre es la fórmula más vieja, la utilizada por Jesús. 4. ¿“Hijo del hombre” es título del personaje apocalíptico? A menudo se ha dicho que Hijo del hombre es el título del personaje apocalíptico de los últimos tiempos, y se ha aducido el texto de Dn 7,13-14: Vi a alguien semejante a un hijo de hombre. Pero a ese personaje misterioso del futuro no se le da ahí ningún título; es una mera comparación: Daniel ve a un personaje celeste o un ángel, y dice que essemejante a un ser humano, no que sea el Hijo del hombre. Lo mismo sucede en Henoc Etíope 46,1 (escrito de la apocalíptica judía), etc. En consecuencia, en tiempo de Jesús la apocalíptica judía no conocía ni esperaba a un personaje llamado Hijo del hombre; simplemente esperaban del cielo un ser misterioso semejante a un ser humano. En cambio, en el Nuevo Testamento (sobre todo en los dichos de Jesús) sí que aparece claramente un personaje con el título de Hijo del hombre. ¿Cuándo se convirtió la mera comparación de Dn 7,13 en título o en denominación de un personaje? ¿Fueron los cristianos los que llevaron a cabo ese cambio? ¿O fue un neologismo introducido por Jesús mismo? Así piensan muchos. 5. ¿Anunció Jesús que el “Hijo del Hombre” iba a venir a juzgar? En opinión de muchos autores, Jesús utilizó la expresión Hijo del hombreúnicamente para decir ser humano, y, por lo tanto, Jesús no anunció la venida del Hijo del hombre como juez de los últimos tiempos. Otros muchos, por el contrario, piensan que sí, que Jesús anunció la venida de un personaje al que él llamó Hijo del hombre como juez de los últimos tiempos. Creo que esta segunda opinión es más probable. Pero aquí se plantea otra pregunta: cuando Jesús habla del Hijo del hombre, ¿habla de sí o habla de otro distinto de sí? 6. ¿El “Hijo del hombre” es Jesús mismo u otro? Jesús habla del Hijo del hombre siempre en tercera persona y, según la opinión mayoritaria, no se refiere a sí mismo, sino a otro. Es decir, Jesús esperaba seguramente que fuera otro el que viniera como Hijo del hombre a llevar a cabo el juicio definitivo. El hecho de que Jesús no pensara en sí, sino en otro como Hijo del hombrejuez de los últimos tiempos, no debe extrañarnos demasiado: Jesús no se ocupó de sí mismo, no se anunció a sí mismo, no se dio títulos a sí mismo. Y eso no le hace a Jesús más pequeño, sino más grande: dedicó su palabra y su vida al anuncio y al servicio del reino de Dios, y ésa es la única grandeza que cuenta. Ésa es la auténtica divinidad. Y en eso consiste la auténticahumanidad. “Cuanto más humano, más divino” (L Boff); cuanto más humilde, más digno. Jesús está pensando en esa nueva humanidad cuando anuncia al Hijo del hombre (y de mujer): · el juicio y la medida de la historia humana y de la humanidad no los dará un ángel celeste, sino el nuevo ser humano que viene de la tierra y del cielo, · el nuevo ser humano que encarna al mundo y a Dios, · el ser humano libre, dueño del sábado y de la ley, · el ser humano pobre y rico que no tiene dónde reclinar la cabeza y es heredero de todos los bienes de Dios, · el ser humano peregrino que tiene a Dios como origen y meta, · el ser humano filial, hermano y hermana de todos los otros seres humanos y de todos los seres, · el ser humano herido y bendito que tiene el reino de Dios como don y promesa. ¿Y quién ha dado la talla del ser humano mejor que el mismo Jesús? Por lo tanto, ¿qué importa que, al hablar del Hijo del hombre (y de mujer), la “conciencia” de Jesús estuviese pensando en sí mismo o en otro? Empujado por la esperanza de Dios, él habló y actuó a favor del ser humano, y así se convirtió en representante, imagen y mensajero del futuro Hijo del hombre y de la mujer. Jesús pensaba probablemente que él era el representante terreno de ese futuro Hijo del hombre y de la mujer: Si uno se avergüenza de mí y de mi mensaje en medo de esta generación infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Mc 8,38). La humanidad -para los cristianos, la humanidad plena de Jesús- será el criterio del juicio del Hijo del hombre y de la mujer. De modo que es igual que Jesús se identifique o no con el personaje llamado Hijo del hombre. Jesús espera al ser humano para el fin, y él también espera ser ese nuevo ser humano en el reino de Dios, y espera que lo sean también sus discípulos con él: “Os aseguro que vosotros, los que me habéis seguido, cuando todo se haga nuevo y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también en doce tribus, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mt 19,28). Así, aunque al hablar del Hijo del hombre se esté refiriendo a otro, puede decirse también que se refiere a sí mismo: de aquello que espera ser. En cualquier caso, el título más alto de Jesús es el de ser humano, y los cristianos no dudaron en creer que Jesús mismo era el Hijo del hombreanunciado por Jesús como “juez final”. También nosotros confesamos a Jesús como plenitud humana, como medida y cima de la humanidad. Dando la plena medida del hombre, Jesús nos manifestó al ser humano, y al Dios lleno de humanidad, y al ser humano lleno de divinidad. Y por eso lo confesamos Mesías e Hijo de Dios. Estamos reproduciendo varios fragmentos tomados de “Teología en serio y en broma”, en homenaje a José María Díez Alegría. Está escrito hace treinta y cinco años, lo que nos permite asombrarnos de la lucidez y el sentido profético de este hombre.
Y, sin embargo, la realidad a que ha conducido la platonización de la iglesia, es tan prosaica como la fabricación de la coca-cola. Me explicaré. La platonización idealista de la iglesia, el secuestro de Jesús por los jerarcas, que se han puesto entre Él y el pueblo, ocultándolo más o menos, y el consiguiente autoritarismo de esos hombres del «establecimiento» eclesiástico, han dado al tras te con la comunidad eclesial. El moderno mundo capitalista está lejos de la poesía de Platón. Su idealismo, o sea su superestructura conceptual, no se plasma en la suprema idea del bien, sino en la Sociedad Anónima por acciones. Y la iglesia, bajo la cobertura de un etéreo abstraccionismo, ha ido a parar, estruc- turalmente hablando, en una cosa muy parecida a una empresa anónima de pro-ducción y distribución de artículos de dietética religiosa. Una especie de fábrica de coca-cola espiritual. Una empresa anónima, una razón social que no se identifica con ninguna persona de carne y hueso. Y con eso la «responsabilidad limitada». Se pueden cometer atro pellos. Pero no responde nadie. Es «la empresa». (Es la iglesia: si Vd. es buen cris- tiano, debe callar; contra la iglesia no se puede decir nada). El presidente de la empresa. Los altos ejecutivos. Los empleados y empleadas. Y el público, que es el consumidor. Y que, para la empresa, sólo tiene esa función: ser cliente. El consumo es individualista; se va al comulgatorio como a la barra del bar. Yo voy a hacer mi consumición. Y el de al lado va a hacer la suya. Y cada uno a su casa. Esto no es ninguna caricatura. Es un esquema sociológico que sirve lo mismo para la empresa de coca-cola que para la iglesia católica, Ciertamente hay en esto un humorismo esperpéntico. Pero no es literario. Viene de la realidad. El papa dirige. Los obispos son jefes de departamento. Los curas y monjas fabrican sacramentos, catequesis, liturgias. Y el público de fieles consume. No hace más que recibir. Consumir. Los locales son públicos. Se entra a ellos como al cine o al bar. Individualmente, a recibir el servicio, la consumición. Y no existe la comunidad eclesial sino la empresa eclesial de servicios, de suminis- tro de celestiales ultramarinos. Y luego el público, la clientela. Y la clientela está fuera de la empresa. Esto es de tal manera contrario a la esencia de la iglesia, que es comunidad de creyentes, que nos deja perplejos. Es una tragicomedia, como «La Celestina». La iglesia es hoy, con apabullante realidad, una criatura con la cabeza en el suelo y los pies por el aire. No hay nada que hacer, mientras no ponga los pies en el suelo y se apoye en ellos. Los pies son la comunidad de creyentes. Creyentes con fe personal, que es una opción esencial de cada uno, y nada menos que una «gracia», una revelación del Espíritu en cada uno. ¿Pero cómo darle esta vuelta de campana, sobre todo teniendo en cuenta que se ha convertido en una armadura pesadísima, con una cabeza muy caliente y unos pies muy fríos? (Fríos no por culpa de ellos, sino porque la cabeza los puso hace mucho tiempo en hibernación). Con todas las dificultades y las ambigüedades que se quiera, el porvenir está en verdaderas comunidades de base. Y en que el «ministerio» sea servicio de la comu nidad, apoyado en ella y viviendo de ella. La comunidad está a la base del ministe-rio. Y no al revés. El primer paso sería renunciar al autoritarismo de los «hombres de iglesia», sobre todo de los más altos. Pero es éste un hueso duro de roer. No es blando y dulce como los «huesos de san to». Quizá estamos en una época en que hay que ir adelante con una gran libertad inte rior, recordando que donde están dos o tres reunidos en nombre de Jesús, allí está Jesús en medio de ellos. Y procurando ser pacientes con todos, como Pablo recomendaba a los fíeles de Te-salónica; o, como les decía a los romanos, en su carta: «en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres» (Rom 12, 18). El arzobispado de Valencia ha decidido “iluminar la sexualidad de los adolescentes con la luz del Evangelio”. Así, ha encargado sus propios manuales de educación sexual que se impartirán bajo el título “la verdad sobre la sexualidad”. Su primera recomendación para emprender una vida sexual sana es la abstinencia. Empezamos bien. Continúan arremetiendo contra la homosexualidad y concluyen asegurando que “la masturbación aleja de Dios”.
Se supone, siguiendo el esquema católico que el Altísimo ha revelado su voluntad a través de la Biblia. Curiosamente, las Sagradas Escrituras no mencionan la masturbación. Ni una vez. Pero ahí están los obispos, en su labor de apuntadores celestiales, corrigiendo los fallos de memoria divinos. Por otra parte, estos defensores de la estrechez sexual rara vez son personas de corazón amable, como puede comprobarse por su eterna cópula con el poder político y económico, por no hablar de su amor al militarismo y las dictaduras en tiempos pasados. De hecho, como aseguraba el inmortal Bertrand Russell, uno se siente tentado a pensar que esa forma de “moral” es tan solo un pretexto para causar dolor. Sí, la moral supersticiosa católica se ha constituido durante siglos en una fuente de sufrimientos. En primer lugar, si los padres no estaban casados, el hijo sufría un estigma de por vida. Anatemizados los métodos anticonceptivos, las familias de recursos escasos se hundían en la pobreza, desnutrición y, no pocas veces, el incesto. Muchos de aquellos infelices se hallaban condenados a morir prematuramente. Pero como ya eran seres formados, y no amasijos de células, los “defensores de la vida” miraban hacia otro lado. En realidad, el destino de las víctimas aztecas conllevaba menos sufrimiento que el de aquellos niños nacidos en entornos miserables, contagiados a menudo de venéreas y sin más horizonte que un espinazo tronchado. Si entonces la superstición católica era, en gran parte, culpable de aquellos millones de destinos tronchados, hoy, desde la impotencia, pretenden recuperar terreno. Lejos de contemplar la sexualidad como un acto natural y libre, pretenden domesticarlo en algo que, además, llaman “sacramento del santo matrimonio”. Y en sus catecismos enseñan que no ceñirse a esta conducta constituye un “pecado” cuyas consecuencia es el sufrimiento eterno. Por lo general, los obispos ocultan estas enseñanzas. Pero forman la base de su doctrina por más que, en pleno siglo XXI, cueste creerlo. Por supuesto, la práctica de la homosexualidad representa otro “pecado” con eternas consecuencias de suplicio, concretamente de “llanto y crujir de dientes”. La masturbación, como ya se dijo, “aleja de Dios”, si bien Éste olvidó referirla. Ignoro hasta dónde puede llegar la enseñanza de “la verdad sexual” por parte de los obispos. Me asusta pensar en las personas que viven en constante tortura mental a causa de estos disparates. Pero, sobre todo, me aterra lo que puede perpetrarse, a plena luz del día, incluso en un país democrático, si se permite actuar a los fanáticos, si ellos se sienten apoyados por fuerzas políticas y, lo más grave, si el Estado, en dejación de funciones, no imparte una auténtica educación sexual a los adolescentes. El Ramadán 1.431 de la historia debe comenzar el 10 o el 11 de agosto y terminará a mediados de septiembre. El respeto del ayuno es impuesto a todos los creyentes que han pasado la edad de la pubertad Cerca de 1.500 millones de musulmanes en el mundo están llamados a iniciar, a comienzos de la semana, el mes del ayuno y las oraciones rituales del Ramadán, que conmemora la revelación divina recibida por Mahoma.
El Ramadán corresponde al noveno mes del calendario de la Hégira, al cual los musulmanes se refieren para sus fiestas religiosas, y que se basa en el ciclo lunar. Dicho calendario cuenta con once días menos que el calendario solar. Por esta razón, las fechas del comienzo y el fin del Ramadán cambian todos los años. En 2010 el Ramadán, el 1.431 de la historia, debe comenzar el 10 o el 11 de agosto y terminará a mediados de septiembre. Este mes de ayuno y oraciones es uno de los cinco pilares del islam, junto con la profesión de fe, la obligación de orar cinco veces diarias, la limosna y la peregrinación a La Meca. Durante ese período, los creyentes deben abstenerse de comer, de beber, de fumar y de mantener relaciones sexuales, desde el amanecer hasta la puesta del sol. Para la religión musulmana, el Ramadán es un mes de piedad, de caridad y de frugalidad. El ayuno es concebido como un esfuerzo espiritual, una lucha contra la seducción de los placeres terrenales. El primer día está determinado por “la noche de la duda”, durante la cual se observa la aparición del primer cuarto creciente de la Luna, que debe ser visible y debidamente comprobada. Teólogos, sabios y religiosos se reúnen en consecuencia todos los años para fijar la hora precisa, variable según los lugares del globo. El respeto del ayuno es impuesto a todos los creyentes que han pasado la edad de la pubertad. Las familias, sin embargo, van acostumbrando progresivamente a los niños a ayunar. Las mujeres encinta o que están amamantando, los enfermos y los viajeros están autorizados a no ayunar, pero tienen el deber de someterse a ello tan pronto estén en estado de hacerlo. Cenas de fiesta reúnen tradicionalmente a las familias cuando llega la hora de la ruptura del ayuno. La comida del fin del Ramadán, el Aid El Fitr, es igualmente una fiesta. El hecho de que el Ramadán coincida este año con las vacaciones del verano inquieta a la industria turística de la región, preocupada porque los ricos visitantes árabes procedentes de Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait o Libia, prefieran quedarse en sus casas para pasar estas fiestas tradicionales en familia. “Los turistas árabes son muy importantes para Egipto”, subraya Samy Mahmud, del ministerio de Turismo de El Cairo, porque “gastan de media mucho más que los otros y sus estancias son mucho más largas”. Por ese motivo Egipto ha lanzado una campaña denominada ‘Festival del Fanus’ -farol tradicional egipcio que se enciende durante el Ramadán- destinada a convencer a los turistas de que una vez pasado el austero momento del ayuno podrán disfrutar de las animadas noches egipcias con fuegos artificiales, espectáculos, conciertos y danzas folclóricas a orillas del Nilo. La psicología social nos ofrece los rasgos fundamentales delverdadero líder. En primer lugar, va desde la independenciaemocional y de criterio, -para captar el sentimiento y emocionesdel grupo y adecuarlas a la realidad- pasando por laautoconfianza, que en este caso implica no depender de laaprobación o aplauso de los demás. En segundo lugar, el Iídernecesita reconocer sus propias limitaciones y saber cuandocontener o aplazar una acción determinada, es decir, priorizar lareflexión sobre el corazón. Una tercera característica es que elIíder debe también ser racionalmente apasionado, rasgo queimplica saber encauzar las emociones, en otras palabras, tenerla capacidad de apasionarse sin perder en reflexión. Por último,según la psicología social, el Iíder debe ser reflexivo desde lamodestia, es decir, ser flexible, tolerante y abierto a opiniones ycríticas contrarias.
Estos rasgos del perfil de los Iíderes nos permiten comprender mejor la condición de los dirigentes del pueblo de Israel. Este pueblo en su peregrinaje enfrentó todo tipo de dificultades. Sufrió profundas crisis, desconciertos, amenazas y derrotas. Pero también obtuvo y disfrutó de victorias sorprendentes y milagrosas que quedaron grabadas en su historia de pueblo. A lo largo de la historia del peregrinaje de Israel podemos ver como Dios suple la necesidad de hombres y mujeres que guíen, orienten y conduzcan al pueblo a la victoria y su destino final. Dios demuestra su capacidad de elección para otorgarle al pueblo Iíderes con sabiduría y arrojo, capaces de dejarse interpelar por los acontecimientos de la historia como también por Dios y su pueblo. Débora, Iíder del pueblo de Israel mostró los rasgos fundamentales del liderazgo. Motiva e integra las necesidades de su pueblo, se organiza y prepara una estrategia para conseguir los objetivos. Promueve en sus seguidores emociones más de identificación y amistad que de miedo y aversión. Rompe el ciclo del miedo que tenía el pueblo después de haber sufrido la opresión. Recuerda las promesas de Dios, infunde el valor y proyecta al pueblo a la victoria. "Iré contigo" son las dos palabras claves para la motivación del pueblo (Jue 4,9a). El líder en muchas ocasiones quiere estar seguro que los pasos que ha de dar sean los más apropiados para conseguir el triunfo de su pueblo. EI perfil de actuación de Gedeón (Jue. 6,19-21; 36-40) nos muestra unos rasgos que favorecen las tareas del liderazgo. AI ser lIamado a una tarea específica por Dios entiende sus limitaciones. Por otro lado, no actúa irreflexivamente, prioriza la reflexión para no actuar apresuradamente. Gedeón busca la confirmación porque entiende que la tarea es grande y requiere doble confirmación. Es un Iíder capaz de apasionarse sin perder su capacidad de reflexión ante la tarea encomendada por Dios. La idea que los líderes no se equivocan es una falacia. Las escenas que nos muestra la historia de Israel son un claro ejemplo de lo que estamos señalando. Así tenemos que algunos de los Iíderes más destacados de este pueblo, entre ellos, Sansón, Saúl, David, demostraron ser simplemente seres humanos sujetos a tentaciones, errores y derrotas. Pero el énfasis no está en el elemento puramente humano de los Iíderes del pueblo de Israel sino que el acento está en el Dios que hizo a estas personas Iíderes de su pueblo. De tal manera que entra en juego aquí el arrepentimiento verdadero, el perdón y restauración como acto soberano de Dios. Los Iíderes que experimentaron la derrota, se arrepintieron y clamaron a Dios por su restauración. EI peregrinaje de la existencia de estos seres humanos va desde la derrota al triunfo más importante de sus vidas. La dependencia en Dios por parte del líder es clave y fundamental según nos muestra la Escritura. Así tenemos que la caída de Saúl comenzó en el momento en que confió más en las habilidades de su ejército y el apoyo de su pueblo que en el poder de Dios. La clave del liderazgo está en la convocatoria de Dios y la respuesta del que ha sido elegido por él. Samuel supo responder al momento de la convocatoria de Dios para su pueblo. Respondió en el momento de crisis de su pueblo. Precisamente cuando el pueblo no caminaba en la voluntad del Dios. La triple misión que Dios Ie encomienda es clara: Ilamar al arrepentimiento, ser profeta, tener visión de futuro y ser ministro para su pueblo (I Sam. 7,3-12). Una de las escenas más significativas en relación a la convocatoria de Dios para dirigir a su pueblo está en la elección de David. Dios escoge de acuerdo a su forma de ver la vida, de acuerdo a su propósito. No mira aquello que es evidente y atractivo a los ojos del pueblo él mira lo que nosotros no vemos, aquello que vale más que la apariencia. Ve nuestro interior. Así, en este entorno, David es escogido por Dios para guiar a su pueblo. David demostró su sinceridad y aprecio por aquellos que amaba y respetaba como Iíderes del pueblo de Israel. La admiración y respeto que David sentía por el liderazgo de Saúl y su hijo Jonatán nos refieren a la sinceridad y valor de éste. EI estilo de liderazgo, con vocación de consenso y equilibrio en el poder, hizo que David se transformara en un Iíder respetado y querido por todos sus gobernados. EI hecho que el pueblo reconociera que su líder no era un extraño entre ellos nos muestra el grado de empatía del Iíder con su pueblo. EI sentido de pertenencia y adaptación como claves para un liderazgo efectivo y prometedor. Finalmente, el ejemplo más notorio del liderazgo con base en la piedad y la sabiduría lo tenemos en Salomón. Es el líder que ante tan grande oferta de pedir lo que quiera a Dios pide sabiduría para dirigir a su pueblo. Se destaca aquí su independencia emocional y de criterio. Sabe captar las emociones grupales con el fin de adecuarlas a la realidad sin aceptarlas tal y como son vividas por el resto de las personas. Preserva su versión de la realidad para poder juzgar. Salomón practica los ejercicios de espiritualidad, la piedad, oración, ayuno. Dios Ie concede su petición. Le pidió a Dios un corazón que entienda para juzgar con equidad. El liderazgo de Salomón nos enseña que podemos emprender, como Iíderes, grandes cosas para Dios y podemos esperar grandes cosas de Dios. Hoy necesitamos Iíderes del calibre psicológico, social, cultural y espiritual como los que hemos visto hasta aquí. Particularmente, que puedan demostrar la capacidad de apasionarse sin perder en la reflexión, que sean flexibles, tolerantes, abiertos, con capacidad de diálogo y sobre todo que aprendan a depender de Dios tanto en la derrota como en el triunfo. Necesitamos hombres y mujeres que ejerzan el liderazgo pastoral desde la perspectiva del Siglo XXI sin perder de vista la vocación a la cual han sido llamados. Que tengan presente las claves de la presencia del Espíritu de Dios que se traducen en inspirar a la iglesia a la unidad, removiendo barreras que nos convierten en extraños y haciendo real la oración del Señor Jesucristo que todos seamos uno. Si inspirar a otras personas es una clave ministerial otorgada por el Espíritu también lo es el fortalecer el servicio de los creyentes. Necesitamos líderes que ejerzan la función de estrategas de la misión del Señor entre nosotros como congregación y como pueblo de Dios en Puerto Rico. Luchar continuamente para que la timidez que existe muchas veces al interior de nuestras congregaciones se cambie en valentía y arrojo, riesgo y servicio. Animando a los desalentados y removiendo la indiferencia y apatía de algunos que se resisten a ser testigos de Dios hoy. |
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