Me llaman la atención y me dan que pensar no pocos de los comentarios que algunas personas hacen a las entradas que pongo en mi blog. Con frecuencia ocurre que no pocos comentaritas producen la impresión de no haber leído el artículo o entrada que pretenden comentar. Una impresión que resulta inevitable porque se trata de comentarios en los que no se hace mención alguna de los problemas más serios, que se plantean en el artículo, al tiempo que todo se centra y se reduce a enjuiciar (positiva o negativamente), no el contenido del artículo, sino al autor de ese artículo.
Por supuesto, cada cual debe sentirse enteramente libre para expresar su opinión sobre el asunto o el problema que le parece más importante para el bien o el mal de los demás, para el juicio que nos merece la Iglesia, para la fe o la crisis de fe que estamos viviendo y, sobre todo, para la felicidad o el sufrimiento de la gente, etc. Pero resulta que todo esto suele ser poco frecuente. Y sin embargo, es chocante la cantidad de comentarios que se hacen para agredir a alguien, a veces incluso insultar. Al tiempo que es infrecuente el caso de personas que dan la impresión de que su deseo es profundizar en los numerosos problemas evangélicos, eclesiológicos, sociales, políticos o simplemente humanos que hoy se nos plantean. Cuando todo esto, además, se hace desde la impunidad del anonimato, entonces - créanme - da pena. ¿Qué Iglesia tenemos? ¿Qué Iglesia queremos? ¿Qué Iglesia deseamos y esperamos? ¿O es que la Iglesia no nos interesa en absoluto y lo que de verdad nos interesa es dejar en ridículo a todo el que no coincide con nuestra manera de pensar y de vivir? Quiero ser sincero. Lo que más me preocupa en esta vida es el problema de la bondad. No el problema del bien o del mal. Porque, a fin de cuentas, el “bien” y el “mal” se refieren a contenidos que fijan aquellos que tienen poder para determinar lo que está bien y lo que está mal. La bondad, sin embargo, entraña siempre una relación con alguien. El bien se predica. La bondad se contagia. Es decir, el que es bondadoso, por su misma manera de ser y de vivir, incluso sin pretenderlo, por su sola manera der ser, hace que los demás se sientan mejor. Me temo que esto me falta a mí. Porque, de ser bondadoso de verdad, muchos de los comentarios de este blog serían distintos. De verdad, no me siento mal ante los insultos que algunas personas me propinan. Me siento mal por el mal que se hace a sí mismo el que insulta. Por favor, lean Mt 5, 21-22. Leyendo los evangelios, en ellos veo que Jesús le dijo a cada persona y a cada grupo humano lo que tenía que decirle. Por eso, no siempre Jesús dijo lo que agrada a todo el mundo. No pretendo compararme con Jesús. Lo que pretendo - aunque estoy muy lejos de ello - es aprender la forma de vivir que llevó Jesús. Si en este blog se aprende algo de esto, en tal caso estamos en el buen camino.
9 Comentarios
Mauricio
2/23/2014 03:23:10 am
De lo que usted tiene que estar seguro, es que dice lo que piensa y de buena fe, y lo poco de sus artículos que he leído en ninguna de ellos pretende apartar la fe en Dios de sus lectores, más bien, pretende que se comprenda mejor a Dios a través de lo expresado en la Biblia. Disentir siempre ha sido dificil en todos los ámbitos y sólo lo hacen los que son valientes. Como la mayoría no lo son prefieren criticar o insultar, sin fundamento alguno, sino simplemente basados en la tozudes de que nadie cambie o rebata su forma de pensar, o mejor dicho, la forma que le han enseñado que piense.
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Ernesto Corces
6/5/2014 06:20:16 am
Valiente amigo. Soy un sacerdote de Salta, Argentina, coincido en su manera de pensar, muchas cosas, y me identifico.
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Pepe
6/24/2014 09:26:42 pm
Muchas gracias, José María porque usted en el fondo es una persona bondadosa aunque le pasa como nos pasa a todos...que se nos va la fuerza por la boca y a veces somos poco asertivos, poco acertados... pero tiene usted una cosa: que sabe reconocer las cosas, no es orgulloso... pero nos remueve por dentro, nos acerca el evangelio a las entrañas, nos ayuda a ver con claridad el rostro de Dios.. que no es otro que el rostro de los pequeños, los que nada son, los que no tienen voz, los que se les quita la dignidad, los que solo les queda su humanidad. Gracias, José María.
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María Gil
7/1/2014 02:49:36 am
José María:
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Laura
2/7/2015 01:25:19 pm
José María, por fin contacto con usted. Soy una admiradora suya. Me recuerda usted los ratos que echábamos con mi padre, hombre místico y con ideas políticas de igualdad, siempre preocupado por el pobre. Coincido con usted en todo, y aprendo mucho de sus escritos. Yo también tengo mis teorías sobre los llamados ''buenos y malos''. He pensado mucho en ello y leído libros, revistas, etc. buscando la respuesta que nadie me podía dar acerca de por qué existe la maldad -me impactó mucho el Holocausto Nazi-. Mi conclusión es que los pecados son desórdenes mentales, enfermedades o ignorancia, pero nunca una opción completamente libre, por mucho que ellos crean que lo son; que cuando dijo Jesucristo: ''padre, perdónalos porque no saben lo que hacen'', realmente quiso decir lo que dijo. Las personas de mi entorno no están de acuerdo conmigo, pero un buen día oí al Padre Ángel decir lo mismo que yo sobre la maldad como síntoma de desorden mental o enfermedad: dijo que no hay personas malas, hay personas enfermas'. Me hizo ilusión, la verdad. Bueno pero esto no es teología sino psicología. No obstante me gustaría saber su opinión al respecto.
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Jose Rafael Piñero Garcia
2/19/2015 10:23:59 am
Buenas tardes señor Jose Maria, empiezo por comentarle que actualmente me encuentro leyendo uno de sus libros, LOS POBRES Y LA TEOLOGÍA ¿que queda de la teología de la liberación? me gustaría con mucho, DISENTIR y CONTRADECIR algunos puntos importantes mientras leo su obra, apenas estoy en el CAP 1 EL PROBLEMA HERMENÉUTICO y ya tengo como 100 cosas que decirle (RESPETUOSAMENTE CLARO ESTA, a forma de debate, el cual pienso que por su ideología y forma de pensar no tendrá problema alguno en tener conmigo, siendo usted un doctor en teología y yo un simple mortal, que lleva 15 años, la mitad de mi vida, estudiando la escritura, leyendo el vocabulario de teología bíblica de X. Leon Dufour, los padres de la iglesia, leyendo los concilios, algunos y sobre todo el CVII, el catecismo de la iglesia, un poco LA FILOCALIA y a diversos autores desde San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo, San Cirilo de Jerusalen, San Francisco de Asis, San Juan de la Cruz, Santo Tomas de Aquino, hasta Pedro Latorre Aztarain, Daniel Lifschitz y ahora, actualmente, usted), de mas esta decirle que soy católico, ya en el vientre de mi madre lo era, nací católico, y por gracia de Dios católico moriré. Entonces, aludo a su ideología y forma de pensar ya que siendo usted un sabio y letrado, culto y filosofo y yo tal ignorante que no podrá comprarse con sus estudios jamas, no tendrá usted problemas con entablar una pequeña conversación con este pobre que "no tiene nada que decir en la sociedad". La conversación (si decide usted emprenderla conmigo) sera totalmente cordial y profesional, sin insultos ni juicios ni agresiones, los cuales menciona usted en uno de los escritos de este blog. Agradeciendo de antemano su lectura y esperando su pronta respuesta a mi correo que ya tiene, me despido. Buenas tardes...
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Cristian David Muñoz Álvarez
4/12/2015 07:48:09 am
Hola Hermano José Maria Castillo, soy ciudano colombiano, exactamente de la ciudad de Medellín, acabo de graduarme como teólogo y mi primer acercaminto a sus escritos hace ya algunos años, y debo decir que me identifico con sus posturas, un conocimiento particular que en verdad apuntan a lo fundamental y más necesario de nuestra historia humana "la humanización", espero que nos siga acompañando por muy largos años más. Le cueto que he terminado de leer uno más de sus libros "La humanización de Dios" y es sorprendente descubrisr como hemos sido educados por la religión y el Estado para servir siedo sumisos imponiendonos cargas imposibles de soportar, coincido con usted, el único camino para conocer a Dios es siendo más humanos, viviendo en profundidad el proyecto de Jesús, siendo solidarios y cercarnos a la realidad tan dificil que viven muchos hermanos nuestros . Siga adelante con su proyecto Evangelizador, es usted un exelente portador de la Buena Nueva. Infinitas gracias por su cercania, sus libors nos acercan más y más a la verdad de Dios.
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Abelardo Muriel Lopez
8/27/2018 06:45:52 pm
Mi recordado amigo Jose Maria Castillo, mi maestro, porque he tenido la bendición de escuchar sus magistrales enseñanzas, en la bella tierra de El Salvador (UCA). ambos agarramos caminos distintos, pero no apartados del clima de la fe que una vez decidimos seguir. Agradezco infinitamente sus enseñanzas. Y que Dios se apiade de nosotros si estamos equivocados en el modo entender su PALABRA.
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Enrique Fernández Lópiz
3/10/2019 03:07:48 pm
Estimado profesor Castillo:
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Jose M. Castillo
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