Si algo está dejando patente el papaFrancisco, cada día más patente, es que se trata de un papa que cree más en el Evangelio que en el Papado, que toma más en serio lo que dijo Jesús que lo que imponen las normas vaticanas. No pretendo ahora discutir, ni siquiera insinuar, que haya, o pueda haber, contradicciones entre el Evangelio y el Vaticano. Me refiero a lo que es la “convicción determinante” en la vida.
Esa convicción puede ser la bondad o puede ser el poder. Ha habido papas cuya convicción determinante ha sido la bondad. Como ha habido papas cuya convicción determinante ha sido el poder. Ahora bien, el mecanismo que hace funcionar la bondad es el respeto a todos. Mientras que el mecanismo que hace funcionar el poder es el juicio. Esto quedó claro en el principio satánico que pronunció la serpiente, en el mito del paraíso, cuando le dijo a Eva: “Seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal” (Gen 3, 5). Lo que define a Dios, según el demonio, es el poder que delimita lo que está bien y lo que está mal. Y a eso se han dedicado, demasiadas veces, los llamados “representantes de Dios” en la tierra. Por eso, sin duda, el papa Francisco se ha dedicado, en su todavía corto pontificado, a atizarles fuerte a los clérigos, empezando por él mismo, por los papas, los cardenales, los obispos, los curas, los frailes.... Los clérigos, ha dicho Francisco, han sido los que han alejado a los jóvenes de la Iglesia. Una Iglesia que se ha dedicado a juzgar a buenos y malos. Una Iglesia que se ha dedicado a “hacer de Dios”, a producir la impresión de que tiene la última palabra, como si fuera Dios. Por eso, en pocos minutos, le ha dado la vuelta al mundo la respuesta que Francisco le dio a un periodista en el avión de vuelta que le llevaba de Río a Roma: “Si una persona gay busca al Señor, ¿quién soy yo para juzgarla?”. Francisco tiene conciencia de su responsabilidad. Pero también sabe que esta responsabilidad está limitada por su condición humana. Una condición, y su consiguiente limitación, que el papa lleva siempre consigo, por muy papa que sea. Jesús les prohibió a sus operarios arrancar la cizaña en el mundo porque - tengan el cargo que tengan - se pueden equivocar. Y bien puede suceder que, en lugar de arrancar la mala hierba, lo que hagan en la vida sea pasar por este mundo arrancando el trigo de Dios (Mt 13, 24-30. 36-43). Sólo los ángeles de Dios, en definitiva,solamente Dios puede saber y puede decidir lo que está bien y lo que está mal. Y para terminar, un criterio que dejó muy claro el papa Francisco: “Los pecados se perdonan, los delitos no”. El problema está en que abundan los clérigos (con sus monaguillos) que, si es preciso, se tiran a la calle para pedir que, en cuanto eso es posible,algunas cosas que dice el Catecismo se copien en el Código Penal. Ya es malo pecar y tener que confesarse. Pero, si encima de eso, tienes que pasar por el juzgado para acabar en la cárcel.... ¿No es eso pretender que vuelva el Nacional-Catolicismo? ¡Por Dios Santo!, no nos cansemos de ser buenas personas. Porque sólo la bondad - y siempre la bondad - tiene fuerza para cambiar el mundo. Y hasta para darle un giro nuevo a la historia.
2 Comentarios
Victor
3/7/2017 08:57:24 pm
Admiro su sinceridad para criticar a la religion catolica y orientar a los fieles hacia una real conviccion Jesusiana de vida (no cristiana), pero desapruebo su defensa, asi sea parcial, hacia el papa Francisco, protector como todos los anteriores, de los pedofilos y violadores de niños dentro de la jerarquia eclesiastica. Para su onformacion, el vaticano defiende a un directivo del Sodalicio del Perú, Luis Figari, de ser juzgado por el fuero legal como debe ser por los abusos mentales y sexuales que cometio contra numerosos jovenes militantes de este grupo laico. Pese a sus delitos es protegido por el Vaticano y el Papa no se pronuncia al respecto. No tiene defensa ni apoyo este papa. Solo con saber que es jesuita ya me dio muchas respuestas al respecto y una de ellas es su adhesión a los grupos de poder, cosa recurrente entre los jesuitas. Otro papa protector de pedofilos. Con ese ejemplo ¿como se espera que se reforme la Iglesia desde sus autoridades? Entonces lo mejor es no hacerle caso a nadie ni siquiera un sacerdote y cada uno que lleve su fe como lo considere siempre que siga el ejemplo de Jesus.
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Mercedes Zurdo Garay-Gordoovil
4/26/2017 11:43:34 am
Creo que esta frase es un punto de partida importante para reflexionar: "el mecanismo que hace funcionar la bondad es el respeto a todos. Mientras que el mecanismo que hace funcionar el poder es el juicio". Me refiero a la reflexión, no solo en torno al papa y al papado, sino a la manera de vivir el Evangelio de cada uno de nosotros como cristianos. Porque es imposible seguir a la persona o al proyecto de Jesús, juzgando.
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Jose M. Castillo
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