Sin darnos cuenta nos han metido las elecciones y los mítines en unas semanas en las que los cristianos celebramos la muerte y Resurrección de Jesús. Parece que en esos mismas días van a existir los mítines de los partidos políticos ante las próximas elecciones. Pero no hay problema, que para todo hay tiempo. Y en último caso… ¿Qué elegimos? ¿A dónde vamos?
De momento podemos tener unos días con más tiempo para pensar; Y pensar por nosotros mismos. Ni los mítines ni los sermones nos han de atraer sin que estemos convencidos. El silencio y la reflexión nos vienen muy bien. Y no son cosas tan opuestas, porque celebramos el compromiso de Jesús por hacer una humanidad nueva. Buena razón para votar a uno u otro partido; si nos mueven a hacer una sociedad nueva: sin miseria, sin ignorancia, sanando el dolor, creando una sociedad de hermanos, acogiendo a todos, en la paz y la justicia. Haciendo un mundo en el que no haya crucificados por ninguna causa y de ninguna manera. Tienen también el peligro de un parecido: los mítines y las procesiones. Es oír, ver, pero sin implicarnos en la sociedad. Buen motivo el testimonio de Jesús para que nos animemos a participar desde un partido u otro según sea en beneficio de toda la humanidad. Y los que se presenten que tengan muy claro: que es un servicio-real- a los demás; sin esperar sacar nada, sin beneficio; solamente por servir. Al servicio del pueblo: escuchando y sirviendo. No sería bueno que en uno u otro caso nos dediquemos a mirar; O que sea simplemente tarea de un rato más o menos largo. Necesitamos, en todo, profundidad, implicación, compromiso… Hay muchas personas que no van a poder participar ni en los mítines ni en las procesiones: enfermos, trabajadores, ancianos, presos…. Ojalá, en las dos celebraciones, sean éstos el eje de nuestra reflexión. Los costaleros que llevan los pasos, que de verdad sean costaleros de las personas necesitadas; que carguemos con ellos y que lo mismo hagamos en la política: que la preocupación por los pobres sea prioritaria en nuestro voto. En unos y otros actos vamos a oír muchas trompetas y altavoces con himnos partidistas. Cada uno participará en lo que crea mejor. Se pueden participar en las dos cosas. Otros se irán de vacaciones y se separarán de los distintos actos. Yo sencillamente, quiero ir a las celebraciones de la iglesia -las rituales-, -las de dentro del templo- en las que celebramos la muerte y resurrección de Jesús, porque espero el día nuevo -no del triunfo de un partido- sino de una humanidad nueva: La de Jesús Resucitado. Pero también me leeré los programas de los partidos. Al final, resulta que no son cosas tan dispares.
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