BLOG DE TEOLOGIA
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English
  

Las lagrimas de mi pueblo por: Juan José Aguirre

9/3/2011

0 Comentarios

 
El 15 de marzo pasado los rebeldes sanguinarios de la LRA (unos paramilitares que vienen de Uganda y se hacen llamar Ejercito de Resistencia del Señor), atacaron un pueblo llamado Nzacko (diócesis de Bangassou en Centroáfrica).

Llegaron un domingo por la tarde, cuando la mayor parte de los soldados de la guarnición jugaban al fútbol y los cosieron todos a balazos. La población se desperdigó alocadamente y los rebeldes tuvieron tiempo de robar casa por casa, de mirar debajo de los catres para ver si había alguna chica escondida y aprovechar la coyuntura, amontonar lo robado en el centro del mercado y hacer una cordada con chicos y chicas (algunas que acababan de violar), ponerles 30-40 kilos en la cabeza y llevárselos a sus campamentos de la selva, a unos 10 días de marcha.

Eran 56 jóvenes, algunas embarazadas y dejaban 56 familias angustiadas por su suerte. Como obispo de esta diócesis, grité contando esta fechoría en la radio, en periódicos, en encuentros… Todos dicen: ¡oh, qué barbaridad! Pero todo sigue igual.

Vivimos caminando sobre una cuchilla de afeitar y muchos golpes bajos de la economía mundial, como el control del coltán (colombio-titanio) para fabricar nuevas marcas de móviles o de ordenadores, rebotan en el cuerpo inerte de la población de Bangassou y del norte del Congo. Esta parece un macabro sparring sobre el que las compañías de telefonía hacen rebotar los puñetazos de la agresividad del mercado o las dentelladas de sus trajeados “tiburones”.

La mayoría de aquellos jóvenes volvieron 20 días después, destrozados, algunos con hernia discal. Unos 15 niños de 11-13 años, aún no volvieron y sus familias temen que no vuelvan nunca más. Lo que acabo de contar ya lo he denunciado otras veces y es la misma nefasta canción archi-repetida desde hace 6 años.

Lo nuevo es que ese día, Karine, aprovechando la confusión de los kalasnikoff y la refriega generalizada, se escapó de las manos de estos indeseables. Llevaba 9 meses con ellos en la selva desde que la raptaron en su pueblo natal. La apartaron violentamente de sus 3 hijos y de su madre y, a sus 23 años, se la fueron rifando 150 rebeldes en la selva entre labores de aseo, culinarias, de transporte u otras.

Pero ese 15M fue su gran día. Huyó a la misión católica y los padres centroafricanos la condujeron a una plantación para ponerla salvo. Al día siguiente la llevaron 80 km abajo donde una franciscana guatemalteca me la trajo a Bangassou, otros 120 km más al sur.

Cuando vi a Karine delgada como un alfiler, cuando sus ojos huían de los míos y la respuesta a mis preguntas eran sólo murmullos, supe que había un problema. Más que un problema, había muchos problemas y aquella pobre chica parecía zombi.

Después de lavarse varias veces con jabón perfumado, inútil esfuerzo de quitarse de encima toda la vergüenza y la rabia acumulada, Karine seguía en estado de shock.

Me enteré de que sus hijos y su madre, después de su rapto, se habían desplazado a 25 km de Bangassou y me ofrecí a devolverla a los suyos. Me dijeron que en su pueblo todos creían que estaba muerta, pero no había tiempo de mandar una avanzadilla con la noticia de su vuelta a la vida y la monté en el asiento de atrás del coche.

Conforme íbamos llegando y unos pocos habían comenzado a reconocerla, Karine, hierática y asustada, no movía un músculo. Al pararnos al lado de la veranda de sus abuelos, alguien le dio un bebé por la ventanilla, pero ella seguía K.O. El coche ya estaba parado pero ella no se movía. Tuve que salir yo mismo y abrir su puerta, y conminarla con una cierta dureza en la voz: “Karine, sal fuera”.

La multitud ya se había juntado y, al reconocerla, gritaban, rezaban, lloraban, se ponían de rodillas o cantaban cantos de Iglesia de diferentes confesiones. Karina salió del coche y se dejó tocar por los suyos que la acariciaban, la sobaban, la bendecían o simplemente la miraban con los ojos como platos. Ella, de pie, mirando al suelo, lloraba y temblaba.

Tardó 20 minutos en reaccionar y ofrecer su primera sonrisa. Una sonrisa de resurrección. Pensé que el coche había sido como su ataúd de muerta, que esos 20 minutos fueron como un parto y ahora, finalmente, sonreía. Es decir, resucitaba a la vida.

La mitad de la población de mi diócesis vive desde hace años escondida en campos de refugiados. En unos hay 4.000, en otros son gente huida del Congo, 3.500, en otros unos centenares. Pero todos perdieron sus campos, sus cosechas y graneros, sus casas y sus espacios sagrados, las cosas que no pudieron transportar y todas sus esperanzas.

Sobre ellos han caído desde hace meses, como moscas sobre una llaga, ONGs de todo tipo y condición, de nombres difíciles de pronunciar (alguna tiene nombre de un famoso mago), otras son conocidas y lo hacen medianamente bien.

Pero muchas de ellas están formadas de personas interesadas que llegan en avión por cuestiones de seguridad y ofrecen sus productos e intuiciones durante unos días, escriben sapientes informes sobre las condiciones de vida en África en general (capítulo primero) y en los campos de refugiados en particular (segundo capítulo) para concluir que sus fuentes de alimentación (organismos internacionales de todo tipo, organismos humanitarios, filántropos y afiliados) tienen que seguir dando plata porque las letrinas hay que ponerlas un metro más allá o las azadillas no han sido suficientes.

Los padres y las hermanas de la misión, que están allí desde hace años, día a día, aguantando el chaparrón de la mañana a la noche, se preguntan si no es una contradicción que lo que costaron las azadillas sea apenas, una cincuentésima parte de lo que costó fletar un avión ida y vuelta para llevar y traer a los especialistas de lo humanitario dos veces por semana, sus dietas, sus cursos de preparación intensiva y sus flamantes ordenadores para escribir sus puntuales informes, exactos en puntos y comas, parágrafos y firmas, en cuatro ejemplares.

Todos se mueven con escolta militar pagada a precio de oro y todos piden pasar la noche en la misión donde haya agua “muy fría” y electricidad para encender los ordenadores.

Un día, pidieron hospedaje 4 especialistas enviados por la Embajada americana. Cuando terminaron su trabajo, viendo que tenían la tarde libre antes de coger la avioneta que los llevaría de vuelta a Bangui y a Washington, les propusimos de visitar el centro de enfermos terminales de sida y el nuevo quirófano. Muy educadamente nos dijeron que les habían pagado solo para ver letrinas, no quirófanos.

Aunque muchos vendrán de buena fe e intentan hacerlo lo mejor que saben, acabamos preguntándonos quién está mejorando su calidad de vida: los miembros de la ONG aparecida de buenas a primeras o la gente de los campos de refugiados que tienen que aguantar una lección magistral sobre el uso y el abuso de las letrinas a cambio de azadas y azadillas que reparten después de la lección.

Hay algunas que dan signos de seriedad y sentido común. La mayoría, sin embargo, parece ser gente que quiere ver en directo lo que ayer vieron por televisión. Entre tanto la población local, paupérrima, la que ha acogido a los refugiados sin pedirles visado ni papeles, ahora tiene que negociar con estos inmigrantes una gallina por una azadilla o les cambian un lebrillo por una manta made in HCR (Alto Comisariado para los refugiados) o un cubo de cacahuetes a cambio de una mosquitera “impregnada”.

Las ONGs crean los status. En el último escalón está la población local y el farolillo rojo son los campesinos que no pueden salir a cultivar sus tierras a causa de la presencia de la LRA, pero para las ONGs no cuentan para nada.

Algunos escalones más arriba los refugiados, enseguida después las misiones y al final de la escalera, kilómetros más arriba, los especialistas de cuestiones humanitarias, algún embajador que se deja caer por allí o algún majadero despistado, director general de algo.

¡Así es la vida! ¡Así la hemos hecho entre todos!

0 Comentarios



Deja una respuesta.

    Picture
    Ayuda al Blog que publica todos los días diferentes áreas, queremos seguir publicando

    EL BLOG

    El blog es uno dedicado al análisis en general de muchos puntos desde la ópica teológica. La meta es impulsar el estudio amplio y profundo de la fe y de la razón, siendo ambos elementos fundamentales de la vida.

    Picture
    Picture
    Picture
    Picture
    SABES QUE PUEDES HACER COMENTARIOS A LAS REFLEXIONES O ENSAYOS TEOLOGICOS QUE APARECEN EN EL BLOG, SI PUEDES INTENTALO...

    Archivos

    Enero 2021
    Diciembre 2020
    Noviembre 2020
    Octubre 2020
    Septiembre 2020
    Agosto 2020
    Julio 2020
    Junio 2020
    Mayo 2020
    Abril 2020
    Marzo 2020
    Febrero 2020
    Enero 2020
    Diciembre 2019
    Noviembre 2019
    Octubre 2019
    Septiembre 2019
    Agosto 2019
    Julio 2019
    Junio 2019
    Mayo 2019
    Abril 2019
    Marzo 2019
    Febrero 2019
    Enero 2019
    Diciembre 2018
    Noviembre 2018
    Octubre 2018
    Septiembre 2018
    Agosto 2018
    Julio 2018
    Junio 2018
    Mayo 2018
    Abril 2018
    Marzo 2018
    Febrero 2018
    Enero 2018
    Diciembre 2017
    Noviembre 2017
    Octubre 2017
    Septiembre 2017
    Agosto 2017
    Julio 2017
    Junio 2017
    Mayo 2017
    Abril 2017
    Marzo 2017
    Febrero 2017
    Enero 2017
    Diciembre 2016
    Noviembre 2016
    Octubre 2016
    Septiembre 2016
    Agosto 2016
    Julio 2016
    Junio 2016
    Mayo 2016
    Abril 2016
    Marzo 2016
    Febrero 2016
    Enero 2016
    Diciembre 2015
    Noviembre 2015
    Octubre 2015
    Septiembre 2015
    Agosto 2015
    Julio 2015
    Junio 2015
    Mayo 2015
    Abril 2015
    Marzo 2015
    Febrero 2015
    Enero 2015
    Diciembre 2014
    Noviembre 2014
    Octubre 2014
    Septiembre 2014
    Agosto 2014
    Julio 2014
    Junio 2014
    Mayo 2014
    Abril 2014
    Marzo 2014
    Febrero 2014
    Enero 2014
    Diciembre 2013
    Noviembre 2013
    Octubre 2013
    Septiembre 2013
    Agosto 2013
    Julio 2013
    Junio 2013
    Mayo 2013
    Abril 2013
    Marzo 2013
    Febrero 2013
    Enero 2013
    Diciembre 2012
    Noviembre 2012
    Octubre 2012
    Septiembre 2012
    Agosto 2012
    Julio 2012
    Junio 2012
    Mayo 2012
    Abril 2012
    Marzo 2012
    Febrero 2012
    Enero 2012
    Diciembre 2011
    Noviembre 2011
    Octubre 2011
    Septiembre 2011
    Agosto 2011
    Julio 2011
    Junio 2011
    Mayo 2011
    Abril 2011
    Marzo 2011
    Febrero 2011
    Enero 2011
    Diciembre 2010
    Noviembre 2010
    Octubre 2010
    Septiembre 2010
    Agosto 2010
    Julio 2010
    Junio 2010
    Mayo 2010
    Abril 2010

    Categorias

    Todos

    Fuente RSS

    Dirigido por:
    Picture
    Centro Humanistico
Centro Humanístico © Derechos Reservados 2010-2021
  • Blog
  • Escritos de Teólogos
    • + Mons. Romero
    • Leonardo Boff
    • David Guadalupe EJ
    • Jose Maria Castillo
    • José Arregui
    • Felix Struik OP
    • José Antonio Pagola
    • Sor Lucia Caram OP
    • Hans Kung
    • Jesus Bastante
  • Poemas
  • Preguntas
  • Envía tu escrito
  • Información
    • Contactenos
    • Centro Humanístico
    • Términos y Condiciones de Uso
    • Política de Privacidad
    • Derechos de Autor
  • Languages
    • Francés
    • Italiano
    • English