Navidad descristianizada
Una Navidad que tiene en el centro a Santaclós, no es navidad cristiana. Una Navidad en que lo importante son los costosos regalos y el consumismo y las calles llenas de luces, no es Navidad Cristiana. Una Navidad en la que cada uno celebra con su familia y sus amigos, pero se olvida de los demás, no es una Navidad Cristiana. Una Navidad en que para consolar la conciencia, se regalan unos cuantos juguetes a los Niños pobres en Navidad, pero durante todo el año nos olvidamos de esos niños pobres, no es Navidad Cristiana. Una Navidad que se celebra con mucho guaro y con pleitos de familia, no es Navidad Cristiana. Una Navidad en que cenamos con muchísima abundancia, mientras tantas niñas y niños sufren hambre en el campo, en los barrios y en las calles, no es Navidad Cristiana. Una Navidad en que decimos que Dios está con nosotros, pero no trabajamos por hacer una sociedad más justa, no es una Navidad Cristiana. Navidad Cristiana Una Navidad que tiene en el centro a Jesús, a los niños y niñas de nuestras familias, y especialmente a los niños y niñas más abandonados, esa es una Navidad Cristiana. Una Navidad que celebramos con sencilla alegría, sin derroches, es Navidad Cristiana. Una Navidad en que compartimos algo importante de nuestra vida con los más pobres, es una Navidad Cristiana. Una Navidad en que renovamos nuestro amor a la niñez más desprotegida, es una Navidad Cristiana. Una Navidad en que renovamos nuestro compromiso para hacer una Nicaragua más justa, más fraterna con trabajo, techo y pan para los pobres, es una Navidad Cristiana. Sencillamente una Navidad Cristiana es una Navidad con Jesús que nace pobre y entre los pobres, que es Dios con nosotros y que nos manifiesta el Amor, la ternura de Dios y su clara voluntad y su llamado para que hagamos un mundo más fraterno y más justo. Esta sí es una Navidad Cristiana. * Del Equipo de Servicios CNP. Comunidades Eclesiales de Base de Nicaragua
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Después de haber hablado de la vida pública de Jesús durante ocho capítulos, el evangelio de Mateo vuelve a hablar de Juan de una manera sorprendente. Leídos esos capítulos, nosotros ya sabemos quién es Jesús, pero Juan desde la cárcel no las tiene todas consigo.
La pregunta a Jesús es muy concreta, pero él responde a dos cuestiones muy distintas.
La propuesta del evangelio de hoy es desconcertante. El Precursor dudando que elanunciado sea auténtico. ¡Cómo que Juan no sabía quién era Jesús!
¿A qué viene ahora la pregunta ingenua de, si es o no es, el que ha de venir? Mateo ha dejado ya muy claro qué es lo que Jesús predica y qué es lo que hace. Todo eso lo conocía ya el Bautista. Cuando dice: “las obras de Cristo”, “Cristo” no es aquí nombre, sino adjetivo (“Ungido”, “Mesías”). Una vez más vamos a dejar clara una cosa: Los evangelios no son crónicas de sucesos. Aunque hace referencia a hechos que sucedieron realmente, la intención al convertirlos en relatos es de plantear y resolver problemas teológicos. El tema que propone el relato de hoy fue muy difícil de resolver para los primeros cristianos, que eran todos judíos. Para ellos no fue fácil aceptar a Jesús como Mesías. Su mensaje y su manera de comportarse, nada tenían que ver con lo que los judíos de su tiempo esperaban. No se trata tanto de hablar de Juan, cuanto de intentar que todos se den cuenta del significado de Jesús, tan difícil de asimilar por aquella religiosidad anquilosada y materialista. Es muy importante que caigamos en la cuenta del lenguaje que se emplea en la Biblia. Estos escritos nacen en una cultura oriental, completamente distinta de la cultura grecorromana donde se desplegó más tarde el cristianismo. En aquella cultura, la manera de comunicar verdades era el relato. Contando una historia, se le dice al interlocutor lo que se le quiere comunicar. Nada que ver con la cultura grecorromana, que había desarrollado un lenguaje lógico, discursivo, racional, que por medio de silogismos se accedía y se comunicaba la verdad. Sigue siendo una catástrofe para la interpretación del evangelio que nos empeñemos en mirar como lenguaje lógico lo que no es más que un medio para comunicar algo, y tomarlo como crónicas de acontecimientos históricos. En estos días de Navidad, da verdadera pena oír hablar de los pastores, de los reyes magos, de los inocentes, de los ángeles apareciéndose a los pastores o de las apariciones a María y a José, como historias reales, cuyo objetivo es enterarnos de lo que pasó. Y todo, sin hacer puñetero caso a los exegetas que llevan más de dos siglos diciendo que esa no es la manera adecuada de entender la Biblia. No sólo distorsionamos los textos, haciéndoles decir lo que no dicen; sino que nos quedamos en ayunas del verdadero mensaje, y esto es mucho más grave. Podéis imaginar lo que yo siento cuando veo a una persona salirse de la iglesia por oírme decir que esos relatos no son historia. “Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro”. Jesús simplemente les dice: “Contadle” a Juan lo que estáis viendo. No les está diciendo que su misión es curar a los inválidos. Lo que hace Jesús es recordar la manera de hablar de Isaías, para que Juan asociara lo visto con los tiempos mesiánicos. Ni todos los leprosos van a quedar limpios, ni todos los sordos van a oír, (en realidad no llegan a una docena los milagros que nos cuentan los evangelios). Además, También dice Isaías que el lobo habitará con el cordero y la pantera se tumbará con el cabrito, que el desierto y el yermo se regocijarán, que se alegrarán el páramo y la estepa. Estas imágenes no tenemos más remedio que entenderlas como símbolos. ¿Por qué esperamos que los ciegos vean, los sordos oigan, cuando llegue el Mesías? “Id y anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo”. Los ciegos, sordos, cojos, inválidos, leprosos y hoy muchos otros colectivos siguen siendo símbolos de la marginación más radical que afecta a muchísimos seres humanos. El texto quiere decir que la llegada del Reino tendrá consecuencias para todos, pero sobre todo para los más desfavorecidos, que habían perdido toda esperanza. Quiere decir que el que acoja el Reino, saldrá de la dinámica de la opresión y entrará en la dinámica del amor. Por cierto, entre los signos de la presencia del Mesías no hay ni un solo signo religioso: ni culto ni rezos ni sacrificios... Esto tenía que hacernos pensar. Los cristianos nos olvidamos con frecuencia que, para Jesús, lo primero es el hombre; incluso antes que el culto (Dios). “A los pobres se les anuncia la buena noticia”. Esta buena noticia es la que hemos olvidado los cristianos. Es la noticia de que Dios es Abba para todos. La noticia de que la salvación viene de Dios y ya se la ha concedido a todos. La noticia de que Dios no va a pedirnos cuenta de nuestros pecados, sino que nos ha liberado ya de todos ellos. La noticia de que no son los sabios y entendidos los que descubrirán ese Dios sino los sencillos. La noticia de que no son los que detentan el poder, sea civil o religioso los que están más cerca de Dios, sino los que lo sufren y padecen. La noticia de que no son lo “buenos” los que encontrarán a Dios de cara, sino las prostitutas y los pecadores. “Y dichoso el que no se escandalice de mí”. Ni Juan, ni los rabinos, ni los sacerdotes, ni los apóstoles estaban capacitados para entender a Jesús. Su figura en absoluto se ajusta a lo que ellos esperaban del Mesías. Jesús rompe todos los moldes, desbarata todas las expectativas. Da mucho más de lo que nadie podía esperar, pero además lo que aporta va en la dirección contraria de lo que esperaban del Mesías. No viene con poder y fuerza. No viene a imponer nada, sino a proponer una dinámica de servicio. Su actitud de no-violencia, de no defenderse de los enemigos, de no destruir al adversario, escandaliza a todos, incluido a Pedro. No sólo no viene a imponer “justicia” sino que acepta la injusticia en su propia carne. De ahí la frase final de Jesús: “y dichoso el que no se escandalice de mí”. Jesús conocía muy bien las expectativas de los judíos de su tiempo con relación al Mesías, por eso no quería que le designasen con ese nombre. El Reino no lo hacen presentes los ciegos o sordos o cojos curados, sino el que se preocupa de ellos. Sólo los hechos en beneficio de los demás hacen presente a Dios. Por no tener esto en cuenta, la mayoría de nosotros creemos que lo importante es librar al pobre de sus carencias. El objetivo primero debe ser librarme yo de mi inhumanidad. Cuando hacemos un donativo por programación, efectivamente ayudamos al pobre que deja de pasar hambre, pero yo quedo exactamente igual que antes. Incluso para un ciego, más importante que ver, es recuperar su humanidad machacada por el que se siente superior y le desprecia. Que esa disponibilidad sea para con un rico o para con un pobre, no tiene ninguna importancia; lo que importa es la actitud. Tampoco importa que al necesitado se le dé un millón o sólo una sonrisa; en ambos casos allí está Dios. Esa advertencia sirve también para nosotros hoy. Seguimos escandalizándonos, porque la salvación que Jesús nos trajo no corresponde a la que nosotros seguimos esperando. Seguimos sin enterarnos de que el amor que predica Jesús es absolutamente eficaz si se hace vida, pero es completamente inútil si se queda en teoría. El amor nunca se pondrá al servicio de nuestro ego para conseguir seguridades o alcanzar provecho personal. El amor va siempre en dirección a los demás y se olvida de sí mismo. Nos empujará siempre a desprendernos de nuestro ego, potenciando la unidad con los demás. El amor compasivo es nuestra verdadera naturaleza. El egoísmo es nuestra destrucción Una última reflexión para terminar. En contra de lo que solemos pensar, la inmensa mayoría de las miserias humanas no están a la vista. Todos estamos rodeados de carencias, más importantes que las estrictamente vitales como pueden ser alimento y vestido. La falta de alimento me puede matar biológicamente, pero la falta de amor (activo o pasivo) me mata como ser humano, y eso es mucho más grave. Todos necesitamos ayuda de los demás en mil aspectos que ni siquiera queremos reconocer. Pero también yo puedo ayudar a todos los seres humanos que encuentro en mi camino. Cada uno necesitará algo distinto, pero puedo estar seguro de que todos esperan algo de mí. Entrar en la dinámica del Adviento, significa que estoy dispuesto a aprovechar cualquier ocasión para hacer presente el Reino, no defraudando al que espera algo de mí. Meditación-contemplación ¡Dichoso el que no se sienta defraudado por mí! Todos nos sentimos de una u otra manera defraudados. La realidad no suele ser como nosotros la imaginamos, Y seguimos esperando que Dios arregle por fin las cosas. ........................... La experiencia inmediata de nuestro ser biológico puede impedir el descubrimiento de nuestro ser más profundo y arruinar nuestras posibilidades como seres humanos. La única manera de buscarlo es la meditación. ............... Hay que nacer de nuevo, decía Jesús a Nicodemo. Para nacer del Espíritu, hay que trascender lo puramente biológico. La perla que hay en nuestro interior, está escondida. Si no pongo toda la carne en el asador para buscarla, nunca la encontraré. ........................ Como hacer un buen examen de conciencia
Llega el fin de año o las primeras comuniones de los hijos, y muchos adultos se preguntan cómo hacer una buena limpieza para empezar a vivir con más intensidad y conciencia. En mi país no son pocos los cristianos conservadores y progresistas que ven aun muy positiva la confesión y la optimizan, buscando un sacerdote amigo, de su línea que les dé el gusto de abrirse, sin tener “a priori” miedo de sentirse censurados. Muchos colegas, con teologías “aggiornadas”, intentan ayudar a sus fieles a salir de aquella moral, que era por demás escrupulosa en lo sexual y no reparaba sobre los daños sociales, los pecados estructurales ni los ecológicos en los que todos solemos estar inmiscuidos. Creo que tampoco las teologías aggiornadas nos han ayudado a distinguir en la educación de las conciencias, los simples errores que uno repite sin querer hacer el mal, por falta de un conocimiento claro, y los pecados, donde suele haber clara conciencia y deseo de hacer daño, o de lo que pertenece simplemente al orden de la fatalidad. También hoy se descubre que un buen examen de conciencia que nos ayude ver sólo el daño que nos hacemos y hacemos a los otros, es tan infructuoso como una entrevista terapéutica en la que sólo hablemos del daño que nos hicieron nuestros padres. Una psicóloga platense Nora Laynz había chequedo estas palabras en la memoria afectiva de algunos de sus pacientes …”No te van a querer ni los perros”, era la frase que ella siempre usaba para retar a sus hijos cuando se portaban mal. Primero, venía el pellizcón, y después, como de remate, esta frase punzante, aguda. Seguramente, si le preguntan, ella los educó con amor. Y en nombre del amor, dijo frases como estas… “¿Quién quiere otro choripán?”, preguntó Carlos en el cumple de su hija. Ella estaba festejando sus 19 y él se había ofrecido de asador. “¿Quién quiere otro choripán?”, insistió. “Vos no, mi amor, que estás muy gorda”, fue la frase que disparó delante de todos sus amigos. Ella se puso roja de vergüenza, un nudo enorme le cerró la garganta y no comió más. Se levantó despacio y la soledad de su cuarto adolescente fue el mejor refugio hasta la madrugada del día siguiente. El padre vivió preguntándose qué hizo mal esa noche. “Vamos, no seas mariquita”, le dijo su profesor de natación cuando él –que en ese momento tenía 6 años– pidió una toalla al salir de la pileta porque tenía frío. Y todos sus amigos empezaron a reírse. “Mariquita, mariquita”, le gritaron. Y el profesor, lejos de hacerlos callar, los alentó. Nunca más volvió a nadar. (Y nunca, en 34 años de vida, apoyó sus labios en los labios de una mujer.) “Sos un elefante dentro de la clase”, le dijo su profesora de Dibujo el primer día del primer año del secundario. Ella venía de un primario impecable, donde Dibujo era su materia preferida. Y era, para hacer honor a la verdad, una joven promesa. Ese año, se llevó Dibujo a diciembre. Volvió a dibujar 28 años después, cuando –terapia mediante–descubrió cuánto la había inmovilizado esa frase. El Perito Moreno fue el lugar elegido para festejar sus 10 años de casados. Caminata por el glaciar, todos los turistas en hilera para no resbalarse. Ella iba delante; él, detrás. “Tu trasero me tapa todo el sol”, fue la frase que eligió él para hacer un chiste. Y no entendió por qué esa noche ella se encerró en el baño a llorar. Son frases que, cuando se cuentan parece que uno está exagerando, que no pudieron ser así, que quizá las recuerdan mal… Entonces se descubre la crudeza de esas palabras: Fueron dichas fuera del amor, los responsables de escupirnos tamañas frases son seres que cargan, a su vez, con otras frases. Y entonces llegamos a ser benignos con ellos por su deterioro. Más adelante –bastante más adelante– viene la compasión, y si uno es un compañero de viaje del penitente, tan exaltado y humillado como su amigo, puede ser una compañía útil para que la confesión o reconciliación sea buena. Es ahí cuando volvemos a sentirnos felices, con ganas de caminar sobre el Perito Moreno más allá del tamaño de nuestro trasero, de nadar y gritar: “Tengo frío, traeme una toalla”; de hacer una lista con toda la gente que te quiere. Porque no solamente te quieren los perros…Una buena confesión tendría que conllevar una tertulia en la que, distendidamente, se nos ayude a ver los errores nuestros y de los de otros que nos irieron, los pecados y las fatalidades inexplicables, que, transmutadas nos puedan otorgar experiencias cumbres en lo espiritual. Hace 10 años atrás dos confesiones marcaron mi vida sacerdotal. La primera un chico de diez años me dice: “Leo, en el examen de conciencia me di cuenta que soy violento con mi hermano más chico,, queme tira el pelo y yo se lo tiro mas fuerte para que no me molesta y eso no es un pecado sino un error porque no consigo nada y sumo violencia a mi casa respondí : y sí…… después le robé tres chocolates al señor del kiosco y me di cuenta que eso era pecado y que si todos hicieran así ese hombre se pondría muy mal, y tendría que cerrar el trabajo con el que les da de comer a sus hijos…Respondí: y sí… Le pregunté cómo repararía esa mala acción, y me dijo: ni bien papá me regale dinero compraré tres chocolates a ese señor y se los pondré en el kiosco. Le respondí: y sí… Luego vino una madre que había hecho el mismo examen de conciencia, y me contó que 20 años atrás, con un chico que no era su actual marido, en una relación con poco compromiso había hecho un aborto. Le pregunté cómo lo veía ahora y me respondió: como un error, porque ahora le daba otro valor a la vida y otro lugar a las relaciones sexuales. Y luego me pidió una penitencia por su pecado. Le dije que yo no veía pecado, y que gracias a ese error hoy planificaba mejor los hijos, y que Dios y yo estábamos para ayudarla a ser feliz en su camino de liberación. Me abrazó entrañablemente, y pocas veces sentí tan fuerte la presencia de Dios en medio. Es curioso, incluso en ambientes muy secularizados de Argentina, desde distintos caminos espirituales, no son pocos los “peregrinos” que para las fiestas eligen hacer retiros con personas que ellos consideran sabias. Un cristianismo aggiornado con estas nuevas culturas debería estar más volcado a aprender a amar al cien por ciento en el momento presente, y no repetir errores, que en no cometer pecados. En la capilla orgánica Santa Elena, siete leyes se comparten con adultos y niños para reflexionar cada noche o por las mañanas, que pueden ser útiles para otras comunidades cristianas o de otros caminos espirituales para hacer un buen examen de conciencia. Como se señalo la focalización , no es desde los pecados y errores, sino desde lo positivo que nos proponemos. Para construir la comunión en la meditación de cada mañana. Desde este santuario bosque Nos proponemos: · Limpiar nuestro campo unificado desde los prójimos que nos pone la vida y desde allí construir la fraternidad universal. Entendemos que el propósito de Dios Padre es perfecto y todo lo que ocurre es vital y necesario. · Amar y aceptar a los demás para poder comprender que no me corresponde cambiarlos ni juzgarlos, y que cada prójimo es un candidato a la unidad. · Ante la necesidad de cambio tengo que ser el primero que hace el cambio en unidad (pareja, amigos, comunidad de micromilitancia), y debo ver los pasos para evolucionar dirirmiendo con ellos, si fuera necesario, la resistencia o la sumisión en situaciones claras de injusticia o de inmoralidad flagrante. · Para crecer en sabiduría buscar amar en todo momento, pensar lo mejor, decir lo adecuado, hacer lo necesario y alimentar nuestra vida de comunión con Jesús/ Eucaristía, y la compañía espiritual de la Capilla Santa Elena y de todos aquellos que en el presente y futuro nos despierten los grandes sueños del alma ! (Está en juego el sueño de Dios sobre esta historia: “ que todos seamos uno” ) · Tener una actitud beligerante con todo lo que sume postergación de los más pobres, teniendo una actitud de respeto y cuidado por el orden que subsiste en el Universo más allá del caos. Entender que es necesario ASUMIR el resultado de nuestras decisiones y de nuestra experiencia de vida; los pensamientos, sentimientos y emociones los genero yo mismo y no lo que sucede a mi alrededor, ni mucho menos lo que piensen, digan, hagan o dejen de hacer los demás. Entonces saber que por mi bien, no debo gastar energía sólo en buscar un culpable por lo que me suceda o deje de sucederme. · Darnos cuenta que es más adecuado actuar con la serenidad posible ante cualquier circunstancia que se presente, dando lo mejor de mí en las labores que me corresponda realizar. No hace a mi crecimiento agredir de pensamiento, palabra y obra. No me beneficia agredir a nada ni a nadie, en vez de eso, sería propicio tener absoluta firmeza y lealtad con los acuerdos y compromisos que libremente establezca. El hacer y el confiar es la clave del tener. · AGRADECER TODO incluso las situaciones difíciles y dolorosas, ya que son oportunidades que nos da la vida para aprender a duplicar el amor y crecer en sabiduría. · No me hace bien quedarme sufriendo en las dificultades, comienzo a comprender que contienen un profundo propósito de amor para estar en la Trinidad y en el movimiento de circulación que genera el Espíritu y liberarme de las limitaciones, las dependencias y el sufrimiento. · Sentir la necesidad de VALORAR y disfrutar intensamente todo lo que tengo y todo lo que hago. Reconozco que siempre tengo conmigo todo lo necesario, y valorándolo, desarrollaré la capacidad para disfrutar nuevas cosas y relaciones. · En ese entendimiento, saber que quejarme no sirve. La queja nos hace pobres. La prosperidad es el resultado de la valoración y del servicio que hacemos desde nuestro talento. El que no valora lo que tiene está en camino de perder lo que necesita. · Amar y RESPETAR a todas las personas en sus ideas, costumbres, creencias, comportamientos, con su derecho a tomar sus propias decisiones. Anhelamos no criticar, descalificar, juzgar, condenar y castigar a algún ser por motivos desproporcionados, porque comprendemos que cada quien hace lo mejor que puede con lo mejor que sabe, y no somos nosotros quienes para juzgarlo. Procurar dar información desde la experiencia vital que adquirí sólo a quien la pida expresamente o a quien acepte mi ofrecimiento sutil y respetuoso. · Buscar amar el lugar donde nos puso la vida y en donde cumplimos funciones. Es importante para lograr en él una vida llena de satisfacciones. No nos es evolutivo huir del lugar y de las situaciones que nos corresponden vivir, sólo postergamos el aprendizaje. · Descubrir que el grado de felicidad depende de nuestra sabiduría y del castillo interior que vamos forjando en los momentos tristes y alegres. Buscarla en otro lugar, es una falsa ilusión. Para niños Para construir la comunión en la meditación de cada mañana. Desde este santuario bosque Nos proponemos : · Ver a Jesús en cada prójimo que me ponga el día de hoy. Aceptando a los demás, puedo comprender que no me corresponde cambiarlos ni juzgarlos, y que cada prójimo es un candidato a la unidad familiar que esperaba Jesús. · Tener una actitud fuerte en contra, hacia todo lo que sume maldad, con nosotros o con los más pobres e indefensos, sabiendo que Jesús nos dijo que lo que hicimos con el más pequeño, lo hicimos con Él, teniendo una actitud de respeto y cuidado, por el orden que subsiste en el Universo, más allá de los líos que también hay . Para la paz buscamos actuar con paz, limpiando nuestra respiración de lo que la agita: quiero AGRADECER TODO incluso las situaciones difíciles y dolorosas, ya que son oportunidades que nos da la vida para aprender a duplicar el amor y crecer en sabiduría. · Darme cuenta que no me hace bien quedarme sufriendo en las dificultades, comienzo a comprender que contienen un profundo propósito de amor para estar en la Trinidad y en el dar y recibir de Dios que nos libra del miedo a la muerte y nos va llenando de Dios. · Sentir la necesidad de VALORAR y disfrutar intensamente todo lo que tengo y todo lo que hago. Reconocer que siempre tengo conmigo todo lo necesario, y valorándolo, desarrollar la capacidad para disfrutar nuevas cosas y relaciones. · Darnos cuenta que quejarme no sirve. La queja nos hace pobres. Que nos vaya bien también es el resultado del como jugamos nuestros dones. El que no valora lo que tiene está en camino de perder lo que necesita. · Aprender a no criticar, descalificar, juzgar, condenar y castigar a algún ser por motivos desproporcionados, porque comprendemos que cada quien hace lo mejor que puede con lo mejor que sabe, y no somos nosotros quienes para juzgarlo. Buscamos amar el lugar donde nos puso la vida, en especial nuestro cuerpo ( comiendo sano, haciendo deporte), nuestra habitación (ordenandola aireandola )y el lugar en donde aprendemos (escuela, aula, patio, campo de deportes ) . Para crecer en sabiduría buscamos amar en todo momento pensar lo mejor, decir lo adecuado, hacer lo necesario y alimentar nuestra vida de comunión con Jesús, eucaristía, y la compañía espiritual de la Capilla Santa Elena y de todos aquellos que en el presente y futuro nos despierten los anhelos y los sueños más profundos del alma. (Está en juego el sueño de Dios sobre esta historia “ que todos seamos uno”) Capilla Santa Elena Parque Pereira Iraola Diócesis de Quilmes Esta entrada no es para gente con prisa. Pero es una buena lectura para este fin de semana largo, con puente. El Movimiento TeologìaS de la Liberaciòn-Chile (opcion_porlospobres_chile@yahoo.com) nos ha permitido, a través de esta transcripción, asistir a una charla de José Comblin en un Foro de la Iglesia Bautista y al coloquio que siguió. Nosotros podremos continuarlo en ATRIO.
Buenas tardes, voy a hablarles acerca de todo el grupo que vive en medio del mundo de los pobres, en el mundo así de marginado. De tal modo que, yo vivo ahí también gracias a Dios, que es en el mundo popular. No estamos en el mundo de los privilegiados. Me han dado como asunto “El seguimiento de Jesús”. El Seguimiento de Jesùs. Reino de Dios y Conversiòn Bueno… ¿Cómo es eso? ¿El seguimiento de Jesús? Vamos a empezar por el comienzo. Para definir a Jesús hay que ver cuál es el “mensaje”. Cómo inauguró su misión. Ahí dice: “Ya está cerca el reino de Dios”. Conversión, porque está cerca. Hay que entrar. ¿Qué significa eso de Reino de Dios y conversión? Conversión lo entendieron claramente los oyentes. Es conversión total, por la superación, el rechazo de todo el sistema judaico, todo el sistema. Ahora viene otro camino, o sea, se termina el camino de los judíos, sobre todo de los judíos interpretados por sus doctores, por sus sacerdotes, por los ancianos, que en lugar de permanecer fieles a la palabra de Dios, al mensaje dado a Abraham. Noo, al revés… pues crearon todo un sistema de promoción de ellos dominando las masas populares y se transformaron en clase de privilegiados. Todo a nombre de la religión como si fuera la voluntad de Dios. ¿Y el reino de Dios? Bueno…se vincula directamente con el primer título, el título de Mesías, que probablemente el mismo Jesús, por lo menos lo aceptó. No proclamó “Yo soy el Mesías” -por lo menos en los evangelios sinópticos – , pero otros dijeron y aprobó. Mesías. La categoría de Mesías, una vez que el mensaje cristiano entró en el mundo greco-romano, desapareció, desapareció. Y en la historia de las teologías en los siglos posteriores también desapareció. No había traducción griega ni latina para esa palabra. Entonces debemos volver que en el mundo de Israel, que se entendía y que es lo que Jesús quería decir cuando se le mencionó el título de Mesías. Bueno, el Mesías es el que vendrá a salvar a su pueblo de las fuerzas que lo oprimen, que lo dominan, que lo desvían del verdadero camino. Entonces, él es más que profeta, porque el “ profeta anuncia ” y el “ Mesías realiza ”. Lo que los profetas habían anunciado, él lo realiza. Realiza entonces una obra colectiva, es la transformación de su pueblo, la transformación de Israel que ha sido desviado de su misión por falsos pastores, falsos profetas. Y el Mesías viene justamente a salvar ese pueblo y crear en él y por él un mundo nuevo. La promesa hecha a Abraham se dirigía a toda la humanidad. Toda la humanidad serían los descendientes, los hijos de Abraham. Pero después se hizo una contracción y en tiempos de Jesús pensaban “Solamente los que son de raza Hebraica, solamente ellos son hijos de Abraham”. Pero, el Mesías viene a restituir justamente la verdadera vocación de Israel que era la de salvar el mundo entero, toda la humanidad. O sea, Jesús entiende al Mesías no como el salvador de todos los judíos, de este pequeño pueblo, sino de toda la humanidad, así como estaba preanunciado en las promesas hechas a Abraham. Entonces, Jesús viene como Mesías anunciando y ya empezando la realización. O sea, su vida ya es el reino de Dios. Y con él los discípulos que lo siguen, ahí está el reino de Dios, ahí está el comienzo del mundo nuevo, del mundo de justicia, de fraternidad, del mundo sin opresión, sin dominación. Empieza en forma muy sencilla, muy humilde, pero con total convicción de que realmente a partir de ese pequeño comienzo, ahí comienza una vida nueva, un mundo nuevo. Por tanto, la preocupación de Jesús no son principalmente las personas individuales sino las personas dentro de un pueblo. Se trata de rehacer el pueblo que había sido fundado, creado, emancipado, de rehacerlo según la voluntad del Padre. Entonces, el seguimiento de Jesús será seguir el mismo camino, es decir, hacer lo que él hacía, es la referencia. Porque entonces, no vendría solo. Pero como Mesías venía a iniciar en esta tierra ese reino de Dios. Y para aquello necesitaba colaboradores, pues sus discípulos serían los que iban a dispersar, a enviar también el reino de Dios en todos los pueblos. Así es ese reino y el seguimiento es “entrar en ese camino”. O sea, la manera de actuar, la manera de ser, es hacer lo que Jesús hizo, en otras circunstancias, otras situaciones, pero el espíritu será dado para que seamos capaces de interpretar, de aplicar en la situación en que estamos lo que Jesús hizo. O sea, ¿qué haría si estuviera en mi lugar? ¿Qué haría? Esto dentro del conjunto de un pueblo actuando juntos lo más posible, unidos. Y ahí resulta que… ¿Qué es la fé? ¿Qué es la fe en Jesucristo? No se debe transformar como se hizo muchas veces en el pasado, la fe en una doctrina. Porque la doctrina siempre permanece superficial. O sea, es algo intelectual, un pensamiento, pero separado de la vida de la gente. Y entonces, la fe es justamente la actitud básica y fundamental, es decir; “yo creo que soy capaz, con la fuerza del espíritu de seguir el camino de Jesús en el mundo actual”. O sea, de rehacer lo que él mismo hizo en este mundo actual. La fe es difícil. ¿Por qué? Porque la mayoría de las personas se creen incapaces. Creen que no es posible actuar en una forma diferente. Creen que las costumbres, el modo de actuar en toda la sociedad, eso no puede cambiar, es imposible cambiar, ¡es imposible, entonces, nacer en una vida nueva! La mayoría de la gente en el mundo actual como en el pasado tiene un profundo sentimiento de que “no soy capaz”, “no tengo capacidad”, “¿quién soy yo?”. Y los más pobres, peor todavía. Claro que los más ricos se sienten capaces, pero ¿capaces de qué? De seguir el camino de Cristo ¡¡no!! De crear máquinas, de ganar plata, eso se creen. Los que son los fuertes, los poderosos. Pero en cuanto a creer, ¿creen que son capaces de aplicar hoy día el camino de Jesús? Eso es otra cosa. Entonces, porque esto supone justamente una conversión, una otra manera de ver el mundo. O sea, escaparse de la estructura del mundo que hay actualmente y buscar una transformación. Habitualmente los economistas afirman que no hay otro camino, que el camino que se instaló en Chile ¡es el único posible!, y no puede cambiar. Porque las leyes de la economía no permiten otra formulación. Esa es la doctrina oficial y la doctrina de la gran mayoría de los gobernantes, de los llamados representantes del pueblo, pero que lo representan muy poco. O sea, de que es el único camino posible! Igual, cuando están peleando con los vecinos, cuando hay problema, por ejemplo con el Perú. Ahí creen…, que es inevitable, siempre va a suceder, que no es posible cambiar la situación, crear una verdadera amistad. Porque los chilenos dirán los peruanos, porque los peruanos dirán los chilenos. Todos se acuerdan de la Guerra del Pacífico, y esto está en los subconscientes. Entonces, la paz. Realizar una paz verdadera de fraternidad, de intercambio, eso es difícil creerlo. Y entonces, lo que Jesús pide es la fe. Que somos capaces de transformar este mundo, de a poco, claro. No así con una fórmula mágica que de repente todo cambia, ¡no!…sino por un esfuerzo constante y perseverante, constante y perseverante. Empezó hace dos mil años y todavía vemos que tanto… ¡Tanto que hace falta todavía!… ¡Tanto que hay que hacer! Y bien sabemos una generación solo hace una pequeña parte. Y una persona en una generación, una pequeña parte, pero que puede ser importante, que puede ser muy significativa, que puede mover el pueblo y justamente transformar su modo de vivir, su modo de ser, entrando en el camino que Jesús mostró. La fe. La Esperanza La esperanza no es sencillamente la esperanza del porvenir de llegar algún día al cielo, de la vida futura. Si fuera así, no sería necesario que Jesús pudiera mostrarnos el camino. Muestra el camino para construir un mundo nuevo, no para sencillamente salvar su alma, que es mucho más fácil, pero para construir un mundo nuevo. Y el que está construyendo, ahí dice Jesús: “Este ya está en la vida eterna. Ya está. No tiene porque preocuparse para más tarde. El que está construyendo este reino ya está en la vida. Ya está en el reino de Dios”. Entonces, la esperanza tiene por objeto la posibilidad de un mundo nuevo, de un mundo de justicia y de fraternidad. Empezó con un pequeño grupo, los primeros discípulos de Jesús. Pero estos tuvieron confianza y fueron creciendo, aumentando, multiplicándose, en todas las provincias del imperio romano. Y después cuando descubrieron que el mundo era más grande que lo que habían pensado antes, bueno…se fueron a enviar el mensaje a todas partes, en todos los lugares. Entonces, esperar, como dice Pablo “contra toda esperanza”. Porque según las apariencias, realmente, mover este mundo, mover la economía actual para que aparezca un mundo de justicia, eso parece tan… pero tan imposible que uno se desanima y piensa como muchos judíos en tiempos de Jesús; que en este mundo no hay nada que esperar. Vamos a pensar en el mundo futuro, el mundo que viene, ya no en la creación después de la destrucción, porque aquí no hay nada que se pueda esperar. Es una tentación, pero no es lo que Jesús vino a decir, es justamente que…comienza aquí y el que no trabaja aquí en esta tierra para reestablecer este mundo nuevo, es que está fuera de la esperanza, está fuera del camino. O sea, caminando según todas las etapas de la historia humana, historia tan compleja, múltiple, pero caminando según ese camino de Jesús; el mundo va a cambiar. El mundo va a entrar en el proyecto del Padre, va a poder. Cada uno llamado a tener esa esperanza, llamado a la fe, llamado a la esperanza. ¿Y cuál es el modo, el método? ¿Cuál es el principio de orientación? ¿Qué hay que hacer? En lo concreto. O sea, ¿Cómo y qué hizo Jesús? Bueno, una palabra según San Juan, entonces dice: “Es una vida de amor”, o sea, quiere transformar el mundo por las fuerzas del amor. Es decir, sin armas, sin poder político, sin poder financiero, sin poder cultural, con la fuerza del amor y del testimonio anunciando ese camino. Así hace Jesús. Los enfermos Primera preocupación: los enfermos, porque son los que más sufren. En aquel tiempo más todavía, porque según las normas de la teología judaica de aquel tiempo, el enfermo es una persona castigada por sus pecados. Si se enfermó es porque pecó. Ahí que Jesús viene a desmentir “no es porque pecó”. Pero su presencia exige, pide la ayuda. Y con la ayuda si todo el mundo se empeña en salvar, provocar la vida de los enfermos, es una gran señal. Y Jesús se preocupa y cura a los enfermos. Claro que nosotros no vamos probablemente a hacer tantos, tantas curaciones así…tantos milagros…tan fuertes, pero no se puede limitar las posibilidades. O sea, el servicio a los enfermos. Los rechazados También se acerca a todos los que estaban rechazados. Por ejemplo, los publicanos, los cobradores de impuestos; malditos. Las prostitutas; malditas, pecadoras, rechazadas. Todos los que no observaban la ley. Porque la ley judaica era tan complicada. Imagínense… Antes de comer había que lavarse las manos. Pero ¿dónde estaba el agua? Ah…el agua estaba en un pozo situado a veces a dos kilómetros, tres, cinco kilómetros. El hombre que tenía esclavos mandaba a los esclavos a buscar agua. ¿Pero los pobres? Las pobres mujeres, entonces buscaban el agua necesaria para cocinar, para las necesidades inmediatas. Pero no podían darse el lujo de buscar agua cada vez para lavar las manos. Hoy día el problema no existe más, salvo en algunas regiones del mundo que todavía persiste ese problema. Y entonces, ahí Jesús se acerca justamente a los que están malditos, excomulgados, tratados como pecadores públicos. Y en Galilea, que era la región más pobre, había muchísima gente así, no tenían capacidad de observar todas las leyes. Pues, las leyes se transforman en modo de oprimir, de dominar y de justificar a los poderosos que ellos tienen la posibilidad de cumplir con esas leyes. Bueno, Jesús se va a dar esperanza y a suscitar a todos los que estaban rechazados. No les ofrece armas. No les ofrece dinero. No les ofrece un diploma de doctor. Ofrece, solamente la fuerza del amor que con ellos va a multiplicarse. Y entonces, con su palabra de testimonio, con su vida de generosidad van a despertar una vida nueva. Empezando por la fe, van entonces a suscitar y despertar la fe, la fe en el camino de Jesús, ahí en el mundo. ¿Cuál es el camino que Jesús, entonces, adoptó para realizar esa misión, esa forma de actuar? Bien, se hizo pobre. Nació pobre. Para estar en la condición semejante de la mayoría de la población. Nació pobre. Vivió sin tener propiedad, sin tener una distinción social, un prestigio social, sin tener ninguna fuerza política, ningún influjo como hacen los hijos de las grandes familias. Para ello, pueden influir en la dirección del país, porque tienen la fuerza. Y Jesús nació, vivió, sin fuerza humana, sin fuerza de lo que la gente entiende habitualmente como fuerza. Y cuando fue a vivir escogió la Galilea, que era la provincia más pobre. Es verdad que había en medio de la Galilea ciudades más ricas, ciudades griegas, y que vivían de la explotación de los campesinos pobres que estaban viviendo allá. Y Jesús nunca estuvo en una ciudad griega. Había una a seis kilómetros de Nazareth. Séforis. Nunca fue. Sólo visitó los pueblitos de los pobres agricultores que habitualmente todas las mañanas se iban a la puerta de la ciudad a ver si el encargado del latifundiario necesitaba mano de obra para ese día. Y entonces, el hombre venía, “hoy quiero veinte”, “hoy quiero diez” ¿Y los otros? Los otros nada. ¿Van a poder comer ese día? Difícilmente. O sea, vida de agricultores sin propiedad. Bueno… ¿Y los pescadores? La mayoría de los pescadores no eran dueño de su barco. El barco pertenecía a un propietario. Y entonces, claro que tenían que dar algo, darle la mayor parte de la pesca que habían realizado. Así que, ese fue el mundo que Jesús ha escogido para sacar de ellos, los discípulos que iban a anunciar su mensaje y a actuar como él. Su pobreza fue tan grande que…terminó…terminó en la condenación, terminó en la muerte y la muerte de cruz, que es la muerte infamante. O sea, es la muerte infringida a los esclavos desobedientes o que no obedecían lo suficiente. La gente de buenas familias no morían así, los mataban con métodos menos crueles. Pero como Jesús era pobre ahí lo trataron como…como un pobre. Còmo llegó a eso, ¿Por qué? Anunció su mensaje frente a las autoridades. Denunció, en medio de los pobres, las mentiras de los grandes, de los poderosos. Hoy día no faltan mentiras semejantes. Pero en fin, levantó la voz, sin dinero, sin apoyo político, sin armas, solamente con la fuerza de su palabra. Claro que…lo toleraron durante tres años, eso no podía durar más. Un pobrecito que levanta la voz y va a denunciar y condenar en medio de toda multitud las mentiras y las injusticias cometidas, claro que eso no puede durar mucho. Entonces, por su fidelidad a su misión de no transformar este mundo desde arriba hacia abajo, por la fuerza de las armas. Y cuantas veces…cuantas veces…los pueblos han recibido el cristianismo por la fuerza de las armas. Por ejemplo, en América. Entonces, pensando que se anuncia la fe con la ayuda de las armas o acompañando las armas o acumulando dinero, para realizar obras fantásticas, obras grandes, mostrando la superioridad de su civilización que con eso se forman pueblos cristianos, tampoco. Entonces, no se convierten y no se llega a la verdadera… a la verdadera fe. Claro que, se puede ser engañados. Por ejemplo, el influjo que tuvo el emperador Constantino cuando necesitó de una religión más fuerte que las religiones tradicionales de las tribus romanas y la religión tradicional de Roma, que eran muy particularizada y no tenían posibilidad de penetrar en la multitud de pueblos del imperio. Entonces, escogió la religión cristiana ¿Por qué? Ah…porque en la última batalla que tuvo contra su competidor al imperio, ahí habían dicho que el Dios más poderoso era Jesucristo y que había que invocarlo. Asi que lo invocó, izó la bandera, y ahí vio que Jesucristo le había dado la victoria. ¿Cómo es posible? ¿Será el Dios verdadero? ¿O será el diablo que le dio la victoria? ¿Cómo saber? Esa idea de que la victoria es dada por Dios, y entonces que los vencedores son siempre los fieles y los derrotados son los infieles. Eso perseveró durante muchos siglos y todavía hoy! … y todavía hoy. De ahì, si examinamos las guerras actuales, las guerras que se hacen actualmente, en Irak o en Afganistán, en el fondo està también. Nosotros somos los buenos porque somos los más fuertes. Y esta idea profunda està. Es lo que Jesús vino a denunciar; desenmascarar y denunciar. Hizo oposición para decir la verdad aceptando todas las consecuencias. Y dijo: “Felices ustedes cuando sean perseguidos porque así han tratado a todos los profetas”, y así lo trataron a él. Sin embargo, esa palabra no permanece ineficiente. No fue vivida en vano. Y esa fidelidad a su misión, después provocó millones y millones de adhesiones de fe, de personas como fe. O sea, quiso mostrar que el camino es el no-poder y la no-violencia. Claro que la tentación permanente siempre es la de pensar que no se puede evangelizar sin poder, sin alianza con los poderes, con los poderosos, ¡sin plata!. Entonces, acumulando para poder realizar construcciones grandes. Para realizar obras culturales que van a atraer y pensando que por ese medio se hace la conversión, la adhesión al mensaje de Jesús, cuando Jesús mostró lo contrario. Mostró el camino de la verdad en el puro amor sin violencia, sin forzar de ninguna manera. Claro que no es fácil, pero ahí llegó y hay en la historia, discípulos de Jesús que de hecho siguen ese camino. Hay unos que lo siguen un noventa por ciento, otros setenta, otros cincuenta, otros veinte, otros diez. Claro, porque es un camino exigente, difícil, pero sí existen, existe gente que toma ese camino y…se mueren. En los últimos quince años en el nordeste de Brasil, – donde vivo yo-, fueron muertos mil quinientos dirigentes campesinos, de movimientos campesinos, ¡mil quinientos! Jamás nadie ha sido condenado. Todos los asesinos han recibido cobertura de las autoridades, de los grandes, por haber sido fieles, pero continúa, la lucha pacífica continúa. Y en ese ejemplo, los otros encuentran ánimo, coraje, esperanza, y confianza en el camino que han elegido y que fue el camino de Jesús. Así es entonces como se produce una transformación de la humanidad. ¿En què consiste el acceso a la libertad? ¿En qué consiste el hombre, la mujer, nuevo, nueva? Entonces es, que tiene acceso a la libertad. Pablo dice en los Gálatas: “Ustedes han sido llamados a la libertad”. No dice la libertad así o asá… ¡No! ¡¡ La libertad !! O sea, ser, transformarse en seres humanos, libres… ¿Y libres que quiere decir? Es la persona que hace su vida, no se deja manipular, no se deja empujar. No hace sencillamente lo que todo el mundo hace, sencillamente no hacen lo que las autoridades esperan por miedo de perder su trabajo, de perder ventajas económicas. No, hacen su vida personalmente. Y… ¿cómo es esa vida? Es justamente la vida que consiste en amar a todos los seres humanos justamente llamados a entrar en el reino de Dios. Esto es la libertad verdadera, auténtica. La persona que no se subordina a necesidades, deseos, o cosas que necesita para sí mismo, sino la persona que es libre para poder ayudar a los otros donde los encuentra y donde encuentra necesidad. Es el acto de la libertad. Y a eso dice Pablo: “Hemos sido llamados”. Pero él mismo, en la misma carta, se queja de que varios que se creían ya discípulos de Jesús, ya se habían caído de nuevo en la esclavitud. Subordinándose a otros valores, otra religión, otra cosa, que los hacen esclavos. Esclavos de costumbres, de prácticas, de temores …Noo …El discípulo de Jesús es como Jesús. ¡Siente miedo! pero no se deja impresionar por su miedo. J esús también antes de su muerte sufrió miedo y tuvo miedo. ¿Y quién no tiene miedo si se ve que está cerca de una muerte violenta? ¿Quién no tiene miedo? ¡Tuvo miedo! …pero era libre para justamente no dejarse impresionar por el miedo. Y al frente siguiendo su camino, su misión mesiánica, sin volver para atrás, sin mirar para atrás, pero con la confianza de que ese era el camino del Padre, que esa es la verdad. Y dice Jesús: “Yo soy la verdad”. ¿Qué es eso? O sea, lo que él hace, eso es la verdad. Eso es el verdadero camino. Esa es la verdadera vida. Y entonces, entra en ese camino, en esa vida, eso que es entrar en la verdad. La Vocaciòn a la libertad La vocación a la libertad es difícil. Sucede muchas veces que las instituciones de Iglesia tienen un poco de miedo de la libertad. Entonces, a pesar del famoso libro de Lutero sobre la libertad cristiana, pero, tiene mucho miedo. Yo he visto en comentarios bíblicos en ese versículo de Gálatas; “ahí nosotros hemos sido llamados a la libertad”. El comentarista dice: “Tal vez Pablo esté un poco exagerando” (risas). Entonces, se deja llevar por el espíritu oriental. Pues, el espíritu oriental siempre exagera. Pero aquí no, el espíritu oriental era exactamente la traducción de lo que Jesús había vivido y que se presentó justamente como un hombre libre que hizo su camino y no se dejó desviar por nadie. No se dejò apartar de su misión por nadie, por nada, por ninguna, ninguna amenaza. Bueno, entonces eso sería. Diría yo como …el seguimiento de Jesús. ¿Cómo? ¿En qué consiste? ¿Cómo es? Esto se ha vivido en formas muy diversas en la historia de la humanidad, por supuesto. Porque las circunstancias son tan diferentes y las personas también son diferentes. O sea, nadie va a copiar sencillamente lo que otra persona ha hecho. Va a seguir su misma inspiración, pero en la circunstancia nueva en que está y con el tipo de carácter de disposición mental y física, que le permite actuar en este mundo. Hay una variedad inmensa de formas de imitación, de formas de seguimiento. Pero la línea fundamental es siempre la misma. Es aquella que Jesús vivió en su vida y que hay que entender siempre más claramente. Porque hubo desvíos. Hubo una época en que, por influjo de la filosofía griega la moral cristiana se tradujo en el lenguaje de los filósofos griegos, de las virtudes griegas. Ahí no aparece lo fundamental, lo básico del evangelio. Y ahí los griegos llamaban de la prudencia, la fortaleza, la templanza, todo bien. Pero en fin eso pasa al lado de lo realmente eficaz, de lo realmente el verdadero camino de Jesús. De tal modo que el esfuerzo de las Iglesias es siempre volver a la lectura de la Biblia, a la lectura de los evangelios, de la vida de Cristo que los profetas anuncian y anuncian claramente. Pero en fin los evangelios son de todos modos lo esencial y las cartas de los apóstoles explican en que llaman la atención sobre los puntos fundamentales. El evangelio más antiguo, según la opinión de la casi totalidad de los biblistas hoy día, fue el evangelio de Marcos. Escrito probablemente poco después del año setenta, en la década de los setenta. No voy hacer una demostración exegética… pero ahí alguien, según Marcos… ¿pero quién…? Ah… no se sabe quién. Pero alguien escribió esas memorias, esos recuerdos de Jesús, es decir, en toda la tradición oral, todo lo que se decía, que se transmitía oralmente fue escogido. No dijo toda la vida de Jesús, pues como dice San Juan “el mundo entero no sería capaz, de llenar, de recibir todas las palabras pronunciadas, todos los escritos”. Pero ha escogido y se ve claramente que…que es lo que Marcos ha escogido. Ha escogido el camino de la cruz. ¿Y por qué? Bueno, probablemente porque ya en su tiempo algunos ya le daban menos importancia o menos valor. Pero para ellos lo significativo de la vida de Jesús es justamente eso. Que se dejó matar porque no quiso ningún influjo político, ningún influjo económico, ninguna forma de armas. Entonces se entregó sin fuerza por la tentación que otros tienen de pensar que…una vez he escuchado a un prelado diciendo que… “sin la alianza con el gobierno no se puede evangelizar”. Según el evangelio sería al revés…“con la alianza del gobierno no se puede evangelizar”. Hay que mantenerse libre. Y claro que en el gobierno tienen que adaptarse a la situación, porque tiene que tomar decisiones inmediatas. Nosotros no buscamos así solucionarlo todo inmediatamente, pero sí entrar en un camino con perseverancia…con perseverancia. Y entonces ahí vino el autor del evangelio a destacar: “No…Jesús fue así…totalmente con audacia denunciando y enfrentando todo el sistema establecido y todas las autoridades establecidas para denunciar la mentira y la opresión”. El Pecado: La Mentira y La Opresiòn Mentira y opresión, porque este es el pecado. Jesús vino y dice: “Para terminar el reino del pecado”. ¿Qué es el pecado? Bueno, es lo que hacían los dirigentes de Israel en aquél tiempo. O sea, el pecado es el sistema de dominación que reaparece siempre en toda la historia, que es justamente lo contrario de la fraternidad y del amor. Toda forma de dominación que tiene como resultado la disminución de la vida. Es matar al otro, reducir su vida, destruir su vida, eso es dominación, opresión, ¡éste es el pecado!. Todos los pequeños pecados son puramente expresiones de este pecado global. Y por eso Jesús escoge más a los pobres, porque no tienen posibilidad de dominar. No tienen plata, no tienen recursos, entonces van a prestar más oídos. En cuanto a los que son de clases más alta no les gusta escuchar estas palabras. Ahí le dan un sentido espiritual a todo lo que el evangelio y lo que Jesús dice. Entonces, he visto tantas traducciones del famoso versículo de Mateo 5. Entonces ahí… “felices los pobres”…“el espíritu”. Y la traducción dice, por ejemplo…”felices los que tienen alma de pobre”. Pero no se trata de alma. O sea, los pobres son pobres corporalmente. Son los que de hecho…pero que tienen espíritu. O sea, son los pobres que se levantan, que van recibiendo y acogiendo la fuerza del espíritu. Si son los que se conforman, se resignan, permanecen pasivos, no son felices. Felices serán los que animados por el espíritu actúan con lo que los pobres tienen a su disposición. Sin poder, sin fuerza exterior, sin relaciones, sin apoyos…no. Con lo que son y fraternalmente unidos con otros que son del mismo camino. Uno solo, poco puede. Si son diez, pueden más. Si son cien, pueden más. Con el peligro de que entren ahí en medio algunos que ya van espiritualizando, y entonces desviando del contenido verdadero. Pero los pobres que tienen espíritu, entienden. Y justamente ven que ese es el camino que Jesús ha escogido. Bueno…voy a parar aquí. A lo mejor algunas personas quisieran dar un comentario, añadir algo, decir algo que se me olvidó decir, o en fin, un comentario o explicación final. Ahora, quisiera que, claro, que hablaran alto porque como ya tengo 86 años mis oídos ya no son así tan finos. Mis oídos entonces ahí…son esas cosas que uno…hay que soportar al final de la vida. COLOQUIO: Asistente: Bueno, vamos a hacer entonces una ronda de preguntas… Participante: Es cierto que no debemos recurrir al poder armado. Debemos escoger al parecer el camino de Jesús, que era el camino de la cruz. ¿Cómo es posible que pidiendo a un pueblo que renuncie al poder político, al poder económico, al poder armado y a la violencia, se le pida al mismo tiempo que denuncie la mentira y la opresión, que se levante y que no acepte la dominación? Esa es mi pregunta, tal vez no he entendido nada… J. Comblin: Bueno…teóricamente es algo incomprensible, pero es justamente eso que…en eso consiste lo misterioso y lo incomprensible. Entonces, como dice Pablo…“Dios ha escogido la locura más que a la sabiduría, para confundir a todos los sabios con la locura”. Y la locura es la locura de la cruz. La locura es justamente disponer de los medios pobres, es locura. Pero hay gente que practica esas locuras y que va en ese camino. O sea, la experiencia muestra que en todas las generaciones hubo personas, hitos de hoy, que de hecho practican esa locura. Algunos…algunos son muertos. Pero naturalmente, no tantos, numéricamente. Pero podemos recordar que en el tiempo del gobierno militar en Guatemala, ochenta mil campesinos fueron muertos por las fuerzas de la nación, por el ejército, por la policía solamente porque no querían…no querían cambiar, no querían aceptar el sistema y reivindicar sus derechos de indígenas. O sea, tenían miedo pero fueron más fuertes que su miedo. Y…bueno…al final, al final como se ve en América Central y en todas partes son los antiguos resistentes que logran convencer la mayoría. Y entonces, y que la mayoría del pueblo ya despertó para la conciencia de que no podemos aceptar nuestra situación de dominación, de humillación. O sea, la experiencia muestra que es posible aunque…aunque aparentemente parece una cosa imposible, pero lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. Es justamente eso lo que nos dice el evangelio. Asistente: Una última pregunta para el padre… Participante: Bueno…mi pregunta está un poquito relacionada con la anterior. Usted mencionó que la libertad en este camino, es una libertad, y mencionó el ejemplo del Estado, que a veces se piensa que para hacer una evangelización se necesita recurrir al Estado, que no es así. Pero…usted decía que debemos ser líder de ciertos influjos, entre ellos lo del Estado. Pero cuando habla de concientización y me recuerda un poco lo que hablaba Paulo Freire, que esta concientización nos lleva a una lucha para recuperar muchas cosas, pero esta lucha en la mayor de las partes va contra el Estado, contra poderes de la política y poderes similares, entonces… ¿Existe una cierta dicotomía entre esa lucha y la influencia del Estado hacia nosotros? Hacia allá apunta la pregunta. J. Comblin: A ver… ¿me explica un poco el alcance de la pregunta? Participante: Que usted decía que debemos ser líder de influjos como el Estado, pero la lucha que lleva a esa concientización es contra el Estado que nos lleva a depender un poco otra vez del Estado y de poderes como el Estado, como la política o similares. Entonces, me parece que podría haber una cierta dicotomía en eso. Luchar contra una influencia y a su vez terminar dependiendo de esa influencia, como el caso de los campesinos o de los indígenas. J. Comblin: Si…bueno, el problema no es directamente el Estado, porque quien manda en la política no es el Estado, son los poderes que dominan el Estado. El Estado es más bien figurativo, pero está escondiendo las fuerzas que quieren mantener la sociedad. En otras palabras, el Estado es el agente ejecutivo que hace la voluntad de los poderosos, de los que verdaderamente son fuertes. Entonces, el enemigo no es el Estado, porque el Estado es un instrumento, puede ser instrumento de una clase dominante, pero también ser instrumento de los pobres. O sea, el problema son los que realmente tienen el poder y quieren mantener, aumentar su poder, su fuerza por todos los medios. Cuando el Estado ya no es suficiente, entonces usan las armas. Y cuando se necesita convencer a la gente, a la justicia de su causa, ahí tienen la televisión y tienen los grandes periódicos. Estos tratan de explicar que no hay salida, hay que aceptar la situación tal como es. Entonces, en todo caso se va a mejorar. Pero …sin ninguna intención. Los discursos son bonitos, claro …los discursos son bonitos. Y como los discursos de los políticos, aunque hoy día hagan siempre menos…menos discursos. La propaganda por lo que he visto aquí es más bien…“voten por mí, porque yo soy el mejor”. O sea, pero… ¿en qué? ¿quièn? ¿Qué van hacer en lo concreto? ¿Cuáles son las medidas reales que van a tomar? Y entonces, ahí van a eliminar la delincuencia. ¿Cómo? ¿Matando a todos los delincuentes? O… ¿cómo?… ¿Colocando a todos en la cárcel, la vida toda como en Estados Unidos, donde hay dos millones de presos? Entonces, ¿se quiere así? O sea, no dicen …no dicen. Entonces ahí, ¿cuántos presos en Chile quiere tener? ¿Medio millón? ¿Cuánto? O sea, todo eso permanece vago porque la cuestión es que hay toda una estructura. Puede ser que las personas que están ahí dicen: “Yo no puedo hacer otra cosa, estoy metido en eso ¿Qué voy … qué voy a hacer?” “Estoy trabajando en una empresa ¿Qué voy hacer?” “Estoy siguiendo la política de la empresa”. Pero… pero de cualquier manera siempre hay brechas por las que se puede entrar y afirmar la aspiración a una situación nueva sin el recurso a las armas, el recurso al dinero, el que recibe mucho dinero de las empresas y… ¿Por qué las empresas dan mucho dinero? ¿Para qué? Ah… es para… mostrar que son buenos, para mostrar que quieren verdaderamente la salvación de los pobres, de la clase obrera. Entonces, tienen que fundar algunas obras que son además una parte del presupuesto de publicidad. Entonces, de tal modo que ahí el problema no es la autoridad, son las fuerzas y las estructuras que mantienen la situación actual. O sea, las personas, cada persona, no se puede juzgar a las personas, pero la estructura…ahí sí, la estructura. Y después las personas en la medida en que son cómplices…que son cómplices. Hay un ex presidente del Fondo Monetario Internacional. Después de jubilado, ahí confiesa que “nosotros en el Fondo Monetario hemos cometido mucha injusticia. Hemos provocado muchos sufrimientos inútiles”. Pero cuando era presidente no lo decía. O sea, cuando ya abandonó…ahí…, porque una vez que está dentro del sistema… ahí bueno, defiende el sistema, promueve el sistema. Después viene una conciencia que reaparece, y realmente lo que hemos hecho no era realmente de amor, no era verdaderamente de amor. Entonces, las personas, cada caso es diferente, no se puede juzgar las personas globalmente, pero la estructura sí. Y entonces las personas a medida que defienden (el sistema), ahí deshumanizan las estructuras que otros aprovechan. Participante: Don José…dentro de las fuerzas opresoras, a ver… en el camino de Jesús, estuvo Èl su manera de proceder con la mujer. Y fue realmente transformador, revolucionario. He dicho algo de la crisis católica, pero trato a muchas mujeres evangélicas y he tenido también con ellas y también lo que voy decir me parece que también se da en las Iglesias Evangélicas. ¿De qué manera, qué conversión necesita la Iglesia patriarcalista, machista como fuerza opresora hoy en día para liberarnos las mujeres? Yo sé que nosotros tenemos caminos…¿no?. Yo he hecho mucho camino, estamos haciendo…pero escuchar aunque sea una breve oportunidad suya que nos diga como ve en este momento la iglesia patriarcal todavía, dominadora, de tantas mujeres. No sé si me explico…Está clarito… (se escuchan risas) J. Comblin: Bueno…ahora ya se está calmando…la controversia contra el marxismo, incluso… ¡ el machismo !… (risas) Perdón…Entonces el machismo no… (risas) Ese está muy firme…muy firme y es difícil. Incluso en la iglesia bautista en Brasil, ahí hay pastoras, pero las pastoras son siempre o casi siempre inferiores, o sea, no tendrán el mismo destaque o la misma posibilidad. El machismo va a ser difícil…difícil destruirlo. Pero con perseverancia y sobre todo si las mamás educan a sus niños a tener las mismas exigencias que sus hermanos. Porque para las niñas…ahí tienen que hacer todo y tiene que ser perfecto. Y los niños hacen lo que quieren. Y mandan. Ya como guaguas empiezan a mandar. Ya saben que son machos, y entonces ya empiezan… empiezan a mandar. Gran parte del sistema de educación, todo el sistema de educación tiende a reforzar… reforzar eso. Entonces y esto supone un cambio de las mentalidades, ¿no? O sea, que las mujeres no tienen sentimiento suficiente de su fuerza, de su capacidad, de su humanidad y entonces, no debería inclinarse tan fácilmente ante el poder patriarcal. Patriarcal que empieza desde los primeros años de vida. Y entonces ahí, es una transformación…es una transformación progresiva, lenta que depende de la afirmación de las mujeres. En las Iglesias también. Es decir, hay algunas que son más machistas como la Iglesia Católica y otras que son menos, pero prácticamente todas …prácticamente todas porque es una herencia …una herencia. Porque el varón tradicionalmente es el que tiene el poder. Por lo menos en las civilizaciones del neolítico desde hace unos diez mil años. Antes podía ser diferente, en los pueblos pescadores de otros tiempos del paleolítico. Pero, lo que vemos desde miles de años es que el varón es considerado, y se considera y es aceptado como el que domina, el que manda. Sin insurrección de las mujeres, o sea, no se necesita tener armas, no hay problemas de tener armas, de tener dinero, de tener incluso diplomas universitarios porque se ve que las mujeres son siempre relegadas a las profesiones menos prestigiadas. ¿Cuántas mujeres que son profesoras? ¿Y por qué? Ah …porque profesor es una cosa que tiene poca consideración de la sociedad. O sea, no es algo. Entonces, mientras que en las empresas ahí es diferente…diferente. Entonces, hay una tendencia actualmente para que la medicina sea siempre más una misión femenina. ¿Pero por qué? Ah …porque exige mucho trabajo, mucha dedicación …mucha… Y entonces, eso es para las mujeres. Los varones prefieren carreras que sean menos cansativas, que sean más agradables. Y entonces, que la compañía de los enfermos no es precisamente mucho. Y entonces, en otros tiempos, claro todavía hoy, hay médicos que lo hacen con alma femenina, pero…siempre más parece que son las mujeres. O sea, hay que hacer insurrección, y en las iglesias igual porque no hablan mucho. Se inclinan. Entonces aceptan pensando que la vocación cristiana es vocación a la obediencia, a la sumisión. No, es vocación a la libertad, por lo tanto es la libertad, se conquista. O sea, no vendrá espontáneamente. Los derechos que las mujeres han conquistado, fue con muchas luchas, con mucha perseverancia. No fue fácil. Y el camino, todavía en la mitad del camino…todavía hay que hacerlo. Entonces, habrá que continuar perseverando. Asistente: Queremos agradecer al Padre José su presencia en este lugar, (aplausos). Antes de culminar quisiera extenderle la invitación para el día de mañana a las 19 hrs. en Valparaíso: va a estar nuevamente el Padre José hablando sobre doctrina social de la iglesia y pastoral social. El lugar será el salón Esmeralda 4to. Piso Intendencia Regional. Dirección Melgarejo 669, Valparaíso. Finalmente queremos agradecer también a Gonzalo Camaño que es el pastor de esta iglesia y que nos ha facilitado este lugar y tambièn quisiera pedirle a Ariel González que es director de nuestro instituto que haga una oración para que sellar esta significativa reuniòn. Charla Foro en Iglesia Bautista de Viña del Mar. Chile. Noviembre 2009 Editor: Enrique A. Orellana Fernàndez. Colaboraron: Leyla Reyes Z- Enrique Orellana Miranda-J. Subercaseaux Cuadernos Opciòn Por Los Pobres-Chile Movimiento TeologìaS de la Liberaciòn-Chile Correo: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com Rosas 2090 – D. Santiago – Chile DEMOCRATIZANDOLA OTRA IGLESIA ES POSIBLE Los hechos comenzaron en 1989. Antonio Meño, estudiante de Derecho, con 21 años, decide someterse a una rinoplastia (retoque de la nariz) en la clínica Nuestra Señora de América. Al cirujano le acompaña el anestesista Francisco González Martín-More. Asistía también el médico
aprendiz Ignacio Frade. La duración de la operación se presume de unos 20 minutos, pero el anestesista la programa como para una hora. Al terminar la operación, el paciente Meño sufre una alteración del ritmo cardíaco. El anestesista está ausente y, avisada, la enfermera llega y, al observar el tubo de respiración, grita: “Dios mío, está desconectado”. En pocos instantes, la desconexión produjo en Meño un bronco espasmo, con efecto de apnea transitoria con daño cerebral”. Antonio Meño trata de abrir los ojos, pero no conecta con el mundo exterior. Sin él saberlo entra en un proceso de coma, que no supera y le dura hasta el día de hoy: 21 años. La reacción inmediata de la clínica y de los médicos es tapar lo ocurrido, inventando que allí se ha producido un vómito sin motivo, tragado por el mismo paciente y que , al fatarle oxígeno, le ha producido una lesión cerebral. Al médico aprendiz Frade, presente en la operación, se le asegura para su tranquilidad que el accidente ha sido comentado con los padres y se ha convenido con ellos una idemnización. Parecía todo resuelto. Pero la verdad es otra. Los padres inician denuncia contra los responsables. En 1993, se produce sentencia en un Juzgado de lo Penal obligando a los responsables de la operación a indemnizar un millón de euros a la familia. Los demandados recurren la sentencia. La Audiencia Provincial primero (1998), y luego el Tribunal Supremo (2008) anulan la sentencia primera y dictan otra en contra: los padres deben pagar 400.000 € (unos 67 millones de pts). por los gastos de la clínica, el anestesista y las costas judiciales de los acusados. Los padres de Meño, que apenas encuentran ya abogado que quiera representarles, reciben al fín la ayuda gratuita del abogado Luis Bertelli y, a la par, escenifican pública protesta en una caseta montada cerca de la Puerta de Sol de Madrid, que ha durado 521 días. Uno de esos días, pasa por allí el médico aprendiz Ignacio Frade, testigo en la operación, y se entera con asombro que el acampado es Antonio Meño y que no era verdad lo que a él le habían asegurado. Sin dudarlo, el 3 de noviembre de 2010 hace denuncia y declara la verdad de lo ocurrido: no hubo vómito sino desconexión del tubo de respiración por ausencia del anestesista. El Tribunal Supremo abre la revisión del caso, descubre el fraude , anula las sentencias anteriores y da la razón a la familia. Han pasado 21 años y lo más aterrador es pensar que el tiempo pasado ha sido bajo la vigilancia del sistema judicial. No puedo entender que un joven, que acude sano a un hospital para una operación estética, salga de él muerto cerebralmente como un vegetal, en “coma vigil” y, encima, casi ignorando la tragedia de la familia, se le castigue a pagar una cantidad económica infame. La clínica supo perfectamente que allí había pasado algo imputable a los médicos. Lo ocurrido no fue ninguna casualidad. Fue efecto de una operación llevada a cabo por un equipo y, entre ellos, estaba clara la responsabilidad de cada uno. Supieron entonces y, se ha sabido ahora, que la causa de la tragedia fue la desconexión del tubo de respiración. La desconexión pudo ser inadvertida, involuntaria o pudo ocurrir por negligencia u otras razones, pero en modo alguno se le podía atribuir al paciente. Los médicos, al encontrarse con un resultado inesperadamente cruel, trataron de eximirse de toda responsabilidad, inventando la mentira: fallo imprevisto, vómitos sin motivo del paciente que le privaron del flujo de aire al cerebro y lo dejaron anulado. Esto se llama ocultamiento deliberado, intención de engañar a familiares, médicos no inmediatos, jueces, opinión pública, etc. Pero el ocultamiento no sólo no exime de culpabilidad a los médicos sino que, iniciado el proceso judicial contra los acusados, los jueces secundan las versiones dadas por ellos, hasta dar por “probado” que ellos son inocentes y obligan a que los padres paguen las costas del juicio: 400.000 € . A su hijo sano se lo devuelven en coma y son declarados culpables por haber iniciado un proceso arbitrario e injusto. Como si fuera poca la tragedia sufrida, ahora les toca correr con las costas judiciales y pasar ante la opinión oficial como los culpables del caso. Vista la película, al ciudadano le brotan seguidas las preguntas: ¿Cómo es posible que un caso de esta gravedad, que estalla con la evidencia trágica de que el joven entró sano y salió en coma de la clínica, tras una primera sentencia que les da la razón, se recurriera y demorara en procesos judiciales tan largos y se resolviera al final en contra, con el castigo añadido de 400.000 € para una familia que vivía de dos fruterías que tuvieron que cerrar y de una panadería que apenas podían atender? ¿Cuál fue el manejo que clínica, médicos y abogados urdieron para desfigurar los hechos y hacerlos creíbles a los jueces? Los jueces (Audiencia Provincial, Tribunal Supremo), sabiendo que se trataba de un caso grave, sobre le que ya había habido una sentencia a favor, ¿con quiénes hablaron, qué pruebas recabaron, a qué testigos citaron, por qué no citaron al médico aprendiz Frade testigo en la operación, qué argumentos adujeron para una sentencia contraria, cuando el caso requería una cautela extrema y rigurosa? ¿Cuál será ahora la solución final: pacto acordado para una indemnización o, además de ella, podrán saber los ciudadanos las responsabilidades que médicos, abogados y jueces ejercieron en el caso? No basta con pagar, hay que enumerar responsabilidades. Llevan años en el disparadero. Convertidos en blanco de las iras de los ultras, la Vida Religiosa española (los frailes y las monjas, para entendernos) están hartos. Y algunos se atreven ya a decirlo públicamente. La gota que colmó el vaso fue la intervención del cardenal Rodé, prefecto de la Vida Consagrada, en la última asamblea de la Confer. Lo denuncia el jesuita Norberto Alcover, que confiesa “estar harto y hasta las narices”. Y con toda la razón del mundo.
Norberto Alcover es un jesuita bien equipado intelectualmente, experto consumado en medios de comunicación. Un jesuita equilibrado, moderado, pero que no por eso renuncia a su capacidad de denuncia. Lo hizo, hace años, contra Jiménez Losantos y su presencia en la COPE. Cuando el locutor estaba en su máximo apogeo y contaba con todas las bendiciones púrpuras. Y lo vuelve a hacer ahora, en una crónica que no tiene desperdicio. Me sumo a la indignación y al hartazgo de Norberto. Lo del cardenal Rodé ante la plenaria de la Confer fue de bochorno. De vergüenza ajena. En el fondo y en la forma. En la forma, porque no debe utilizarse una invitación para insultar al huésped en su casa y en su cara. Y eso fue lo que hizo el purpurado curial, que, afortunadamente, se encuentra ya en la pista de salida de su carrera. Y sobre todo, imnpresentable actuación en el fondo. ¿Puede un cardenal, haciendo honor a la verdad, acusar a la Vida Religiosa española de crear una “Iglesia paralela”? ¿Puede un cardenal de la Curia, presidente precisamente del dicasterio de la Vida Consagrada, acusar a frailes y monjas de todos los desmanes que se produjeron en la Iglesia tras el Vaticano II? ¿Se puede acusar a los religiosos de ser culpables de romper el misterio de la comunión eclesial? Y todo así, en general. Generalizando. Sin matices. A lo bruto. Y sin enrojecer. Es verdad que, en la Iglesia, nunca pasa nada. Pero, ante tan atrevida desfachatez, la Vida Religiosa no puede dar la callada por respuesta. El presidente de la CONFER, Elías Royón, debería salir a la palestra y desmentir o confirmar las acusaciones del prefecto romano. Y los mismo deberían hacer tanto el todavía presidente de la comisión episcopal para la Vida Religiosa, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, como el presidente del episcopado, cardenal Rouco Varela. En el caso de que no digan nada, muchos pensarán qu enos ólo comparten el diagnóstico del prefecto curial, sino que han sido ellos sus directos “inspiradores”. Y dejarán a los religiosos/as a los pies de los caballos de una mentira histórica. En dos pequeñas parábolas, el texto del evangelio insiste en la actitud de la vigilancia.
En la primera de ellas, parece advertirse una intencionalidad clara: el mayor enemigo de la vigilancia es la inconsciencia, revestida de rutina y apego a lo acostumbrado (“comer, beber, casarse”). En la segunda, la insistencia se sitúa en la importancia de “estar en vela”, porque lo que se halla en juego es nada menos que la seguridad de la “casa”, es decir, la consistencia de la propia persona. Tanto en los sueños, como en los cuentos y en las parábolas, la casa es un símbolo arquetípico de la persona. Desde esta perspectiva, el mensaje de Jesús es una llamada a tomar conciencia de quienes somos, favoreciendo la actitud que nos permite “construirnos” –la vigilancia- y estando atentos a aquella otra que nos “rompe” o arruina –lainconsciencia-. Podemos comprender mejor a lo que apuntan ambas actitudes si las relacionamos con la atención, entendida como la capacidad de vivir en el momento presente. La inconsciencia es el estado habitual de quien se halla identificado con sus pensamientos, sentimientos, emociones o reacciones. En esa identificación consiste lo que llamamos ego: la creencia de que somos esos contenidos mentales y emocionales, en la ignorancia más completa de nuestra verdadera identidad. El pensamiento ha sustituido a la conciencia y el automatismo a la comprensión. La vigilancia, por el contrario, se refiere a la capacidad de no perdernos en la maraña de los pensamientos ni caer en la trampa de identificarnos con ellos. Requiere, por tanto, la actitud de observar todo lo que pasa por nuestra mente, tomando distancia de ello. Gracias a esa distancia y observación, venimos a descubrir que en nosotros hay pensamientos, sentimientos, emociones, reacciones…, pero que no somos eso. Como escribe Eckhart Tolle, cuando me hago consciente de… “que lo que yo percibo, experimento, pienso o siento no es en definitiva lo que yo soy, y que no puedo encontrarme a mí mismo en todas esas cosas que pasan continuamente…, cuando me conozco como tal [como la Conciencia, en la que van y vienen las percepciones, experiencias, sentimientos y pensamientos] lo que ocurra en mi vida ya no tendrá una importancia absoluta, sino sólo relativa” (E. TOLLE, Todos los seres vivos somos uno, Debolsillo, Barcelona 2009, p. 137). Sin distancia, nos vemos confundidos y perdidos en nuestros pensamientos: son ellos, con sus vaivenes, los que guían nuestra vida y los que dictan nuestra felicidad o infelicidad; somos marionetas en sus manos. No sólo eso. Sin distancia de ellos, vivimos convencidos de que somos el “yo” que nuestra mente piensa que somos; es decir, quedamos reducidos y constreñidos a una identidad puramente mental. Cuando ponemos atención, no sólo quitamos importancia a todos nuestros contenidos mentales –sean los que sean, no son más que “objetos” en nuestra conciencia; un conjunto de pautas o patrones condicionados por nuestra historia psicológica, que se nos repiten una y otra vez-, sino que empezamos a percibir que somos más que ellos. No somos los pensamientos, sino la Conciencia que está detrás y que es consciente de ellos. Porque no somos nunca lo observado, sino “Eso” que observa. Así leídas, esas dos pequeñas parábolas encierran una profunda sabiduría. Todo se juega en la atención. El maestro G. Gurdieff decía: “La atención es la moneda más valiosa que tengo para pagar la libertad interior”. Y tenía razón: donde pongamos la atención, estará nuestra vida (o nuestra falta de vida). La manera en que enfocamos nuestra atención es fuente de equilibrio o de desequilibrio, ya que nuestras emociones serán radicalmente diferentes. Dicho de un modo más tajante: la serenidad no viene de vivir en unas supuestas circunstancias “ideales”, sino de la capacidad de mantener centrada la atención, aun en medio de la dificultad, en aquello que es lo más constructivo. En ese sentido, puede afirmarse que el cuidado de la atención es el precio de nuestra libertad; no se puede ser libre, si no se es dueño de la propia atención. Planteado desde el ángulo inverso, significa reconocer que una mente vagabunda es fuente de esclavitud y de sufrimiento, que nos mantiene a merced de sus vaivenes sin sentido: es la “inconsciencia” de que habla la primera parábola. Los maestros espirituales han insistido siempre en la importancia decisiva de ser dueños de la propia mente, es decir, de mantener una atención constante y, así, trascender el pensamiento gracias a la práctica perseverante de la meditación. Eso es, exactamente, meditar: aquietar los movimientos mentales, gracias a la atención a aquello que está aconteciendo aquí y ahora; de ese modo, la práctica meditativa se convierte en una forma de vida, en una forma de ser, caracterizada por vivir habitualmente en el momento presente, del que surge la percepción de nuestra identidad más honda (transpersonal), que trasciende el yo mental o psicológico. Lo más novedoso, sin embargo, es que ahora no son sólo los maestros espirituales, sino los profesionales de la salud mental –médicos, psiquiatras y psicólogos- los que están descubriendo la potencialidad de la meditación, de cara a garantizar una buena salud psicológica, previniendo el estrés, la ansiedad, la depresión y, en general, todos aquellos trastornos relacionados con un funcionamiento exageradamente cerebral. ¿Por qué es tan eficaz la atención? Si tenemos en cuenta que “atención plena” es exactamente lo opuesto a “divagación mental”, en la que nos vemos tan frecuentemente perdidos, traídos y llevados, arrastrados en definitiva por una “mente de mono” vagabunda y errática, podremos empezar ya a intuir sus beneficios. A falta de esa atención, no somos en absoluto dueños de nuestra persona; ni siquiera usamos nuestra mente para pensar. Lo que ocurre realmente es que, más que pensar, “somos pensados”, a veces de una manera tan compulsiva e incontrolable como agudamente dolorosa. La mente nos tiraniza en la misma medida en que “va por libre”, es decir, siempre que no es observada. De esa mente no observada es de donde surge todo sufrimiento emocional, incluidos los funcionamientos psicológicos y mecanismos mentales autodestructivos. Basta reconocer que los pensamientos perturbadores no pueden existir si no se les presta atención, es decir, si no se alimentan desde la propia mente. La atención sanadora empieza, pues, con la observación de la propia mente. Observarla significa que hemos empezado a poner nuestra atención en ella y que, en esa misma medida, hemos tomado distancia de su cháchara interminable. “Atención” y “pensamiento no observado” se excluyen mutuamente. Por eso, basta atender a la mente –sin dejarse involucrar en ella-, para que el pensamiento se detenga. Ahora bien, como decía antes, para que sea tal observación, es preciso mantener en todo momento la distancia con respecto a cualquier contenido mental que pueda aparecer. Porque no se trata de querer modificarlos o eliminarlos, sino simplemente hacerse consciente de ellos. Si no se pierde la distancia, pronto caeremos en la cuenta de dos fenómenos igualmente importantes: 1) los pensamientos van ralentizándose, hasta silenciarse por completo; 2) emerge una percepción distinta y nueva de nuestra propia identidad: de pronto, constatamos, con una sensación de gran libertad interior, que no somos nuestra mente, sino “Eso” que la observa; no somos el pensamiento, sino la Conciencia en la que aparecen; no somos el “yo mental”, sino la Presencia atemporal e ilimitada, el “Yo Soy” universal, que compartimos con todo lo que es. De la misma manera que observamos nuestra mente y, así, llegamos a reconocer su carácter de “objeto” –como un “órgano” más- dentro de lo que somos, podemos dirigir nuestra atención directamente hacia el “yo” que creíamos ser. Al observar cualquiera de nuestros yoes –el yo sólo existe acompañado de un adjetivo: yo asustado, airado, triste, preocupado, juzgador, violento…-, nos veremos sorprendidos por el mismo descubrimiento: ese yo al que podemos observar no constituye nuestra verdadera identidad; es sólo el actor de una película que habíamos confundido con la realidad. Por tanto, en la medida en que nos liberemos de la mente no observada, estaremos liberándonos del ego. De un modo y otro, gracias a la observación-atención, empezamos a entrar por el camino de la calma y la serenidad, la ecuanimidad y el gozo, la maestría en ser dueños de nuestra vida y la libertad interior, la conciencia de quienes realmente somos y la plenitud… La conclusión no puede quedar más patente: la clave radica en ganar el dominio de nuestra atención, manteniéndonos presentes en el aquí y ahora, poniendo los medios que, gracias a una práctica perseverante, nos vayan haciendo diestros en ese arte, en el que nos jugamos nada menos que la calidad de nuestra vida y el encuentro con nuestra verdadera identidad. Es claro, por lo demás, que la atención únicamente puede vivirse en el momento presente. Cualquier escape al pasado o proyección al futuro no es sino una claudicación a la mente errática. Eso no significa que no se pueda programar el futuro; significa, más bien, que la programación no requiere huir del presente. Estando conscientemente aquí y ahora, atendiendo a lo que ocurre, logramos salir de la maraña del pensamiento que nos aturde, del parloteo mental interminable y agotador, y vivimos en la atención que descansa:quitamos pensamiento inútil y ponemos conciencia en nuestra vida; dejamos de percibirnos como un “yo” a merced de la mente y nos experimentamos como Conciencia ecuánime, la Presencia que –más allá de todo parloteo mental- sencillamente es. Eso es el “despertar espiritual”. ***** Anexo: Según estudios neurológicos, mente errática es sinónimo de infelicidad. Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, dos especialistas del equipo de neurología de la Universidad de Harvard, han publicado, en la prestigiosa revista Science, las conclusiones de un estudio, que confirma, punto por punto, lo que los sabios nos han dicho siempre: el precio que pagamos por divagar es nada menos que la propia felicidad. Según una reseña de este estudio, publicada en el diario El Mundo, el pasado día 11 de noviembre, Killingsworth y Gilbert afirman que “el cerebro es una especie de 'super ordenador', de funcionamiento complejo, del cual conocemos sólo una pequeña parte. Sabemos que tiene actividad consciente e inconsciente, ambas de igual importancia ya que permiten realizar acciones complejas a la vez y de forma fluida; y que es capaz de pensar en el menú de la cena mientras atendemos una llamada de trabajo, todo un logro evolutivo”. Esta capacidad de divagación "parece ser el modo operativo por defecto del cerebro". Pero 'abusamos' de este recurso. Killingsworth y Gilbert se preguntaron si centrarse en el 'ahora mismo' y dejar a un lado el pasado y el futuro es bueno para la salud emocional. En su estudio, analizaron los datos obtenidas a partir de 2.250 adultos representativos de las principales actividades laborales del mercado. Pero, fuera lo que fuera lo que hacía cada uno de ellos, sus mentes se dedicaban a divagar una media del 46,9% de las horas de vigilia. Así que, "nuestra vida mental está dominada en un grado destacable por el no-presente". Cuando menos nos invaden estos pensamientos es durante la actividad sexual, el trabajo o en una conversación. En los instantes en los que los participantes se ceñían a lo que estaban haciendo, es cuando eran más felices. Este fenómeno era cierto incluso cuando la actividad realizada no fuera especialmente entretenida e independientemente de si los pensamientos versaban sobre temas placenteros, neutros o negativos, aunque estos últimos eran los de peores consecuencias. La conclusión a la que llegaron fue la siguiente: Divagar, 'per se', es una fuente de infelicidad. Y "el pensamiento errático es una excelente forma de predecir la infelicidad de la gente". Estamos en el final de la vida de Jesús, en la última semana. Jesús se está enfrentando a los sacerdotes, a los jefes del pueblo y a los doctores. Va a ser rechazado. La palabra de Jesús se hace radical.
Quiere hacer ver a todos la importancia del momento que están viviendo. Están ante la luz, y van a preferir las tinieblas. Después de este texto vienen cuatro parábolas dramáticas: el mayordomo infiel, las diez vírgenes, los talentos, y el juicio final. Y todo con un mensaje apremiante: si no recibís la Palabra de Dios, os estáis perdiendo vuestra gran oportunidad. Del tema de aquel momento, Mateo se proyecta al tema más amplio: la consumación, el final de la vida del hombre y del universo, cuando todo comparezca ante Dios y quede claro lo que es válido y lo que es inválido. Es una urgente llamada a tomar la vida absolutamente en serio, porque se acaba, porque se puede echar a perder, porque llega lo definitivo. Todos estos textos insisten en un aspecto importante, uno de los ejes fundamentales de la fe: la urgencia de vivir bien, la urgencia de mirar al final. Expresamente, se habla de "la venida del Hijo del Hombre". Para nosotros, para cada uno, "Dios viene" significa "el fin de la vida es el encuentro con Dios". Aquí tenemos, por tanto, el primer significado del Adviento. Adviento es "llegada". ¿Qué llega? La muerte, es decir, el encuentro con Dios, la Vida definitiva. Eso es lo que llega, y eso es lo que condiciona toda la vida. La expresión de Pablo podríamos interpretarla así: "Daos cuenta de a dónde va la vida", y sed consecuentes, no tiréis la vida, dedicaos a lo que merece la pena. En este texto aparece la urgencia de la conversión, la importancia de la vida. La vida es pasajera, se va a terminar y no sabemos hasta cuándo tenemos tiempo: hay que aprovechar el tiempo de la vida. Y para que sepamos y podamos aprovechar la vida, salvar la vida, contamos con la luz y la fuerza de Dios, el Salvador, el que nos libera del pecado y de la muerte. Así que para nosotros cobran un significado especial algunas frases que se usan corrientemente, por ejemplo: "carpe diem" o "sólo se vive una vez". Es verdad, carpe diem, pero en el sentido de "aprovecha el tiempo”, y no "tira tu vida". "Sólo se vive una vez". Es verdad, ésta es nuestra oportunidad: es de locos tirarla, desaprovecharla, desperdiciarla. ¿Cómo hay que vivir, según esto? ¿Atemorizados? ¿Temerosos de encontrarnos con Dios? Ha sido frecuente una interpretación catastrofista y atemorizadora. Si el Hijo del hombre viene como un ladrón, parece que Dios nos acecha, que está esperando a cogernos en falta... Incluso se han hecho interpretaciones de este tipo. Y se ha utilizado a Dios como una amenaza, y se ha resaltado de Él solamente la imagen de Juez... Esta imagen es verdadera, pero es insuficiente. Dios Juez significa que Él es la verdad definitiva: al final Él es la verdad. No es verdad que todo dé igual. La vida se puede tirar, se puede echar a perder. El ser humano es un proyecto que se puede realizar y se puede quedar en el camino. Todo esto es verdad, y hace de la vida algo absolutamente serio. Pero Dios no es sólo, ni principalmente, eso. En la larga trayectoria de la Biblia, Dios se presenta siempre como "el que trabaja por el hombre contra el pecado". Es la tesis del Libro del Génesis, y, aún más explícitamente, del Libro del Éxodo. En este libro Dios es el Libertador. Y no principalmente porque saca a su pueblo de Egipto sino, sobre todo, porque le da la Ley para que, al cumplirla, deje de ser esclavo del pecado. Y además, "camina en medio de su pueblo", en la Tienda del Encuentro. Este tema lo recoge Juan en el Prólogo de su evangelio: Jesús es La Palabra "que puso su tienda entre nosotros". Ésta es pues la imagen entera de Dios. Por una parte, la Ley, la norma, el sentido de la vida: apartarse de Él es equivocarse, poner en peligro nuestro proyecto de vida. Por otra parte, él es La Palabra, la Luz, el Pan, que nos ayuda para salvar la vida, para llegar a término. Esto nos proporciona la oportunidad de recordar algo importante: cómo tenemos que leer, y cómo no debemos utilizar la Biblia. Si tomamos cualquier pasaje de la Biblia y aceptamos su contenido sin más, fuera de todo contexto, conseguiremos que la Biblia diga lo que nosotros queramos. Por eso, hay que leer toda la Biblia, todo el Evangelio, y entender todo el mensaje. Cada pasaje es una parte. Dios es juez, sí, y Padre, y Médico, y Luz, y Pastor, y Agua, y Pan... Si tomamos una sola de esas explicaciones, con exclusión de las demás, mutilamos el Mensaje. Por tanto, hemos de leer el mensaje completo: la importancia de la vida, la urgencia de volvernos a Dios, la necesidad de salvar la vida, de no tirarla. Y, para todo eso, contamos con el Señor que viene. Así, la Navidad no es "Dios viene para castigar" sino "Dios viene para iluminar". Por esto se colocan estos textos en el camino hacia la Navidad. Viene el Señor, preparaos, porque la salvación no es obra sólo de Dios: Dios nos ayuda en el trabajo de caminar bien, de no tirar nuestra vida... si nosotros lo queremos hacer. Para quien solamente quiere dormir, la luz es un estorbo. El primer mensaje del Año litúrgico es, por tanto, despertarnos. Recordarnos quiénes somos y qué es la vida. Y anunciarnos que, para caminar, contamos con la luz de Dios. El Adviento empieza con dos mensajes paralelos: por un lado, la urgencia de tomar en serio la vida, la urgencia de caminar, de no quedarse dormido, de no atender a lo que no tiene valor; por otro lado, la primera revelación de quién es Dios, el que ilumina, el que ayuda a caminar. Ése es el que va a nacer, la luz que ilumina el camino. Las palabras de Benedicto XVI sobre el uso del preservativo en casos de posibilidad de contagio han abierto una brecha en la doctrina oficial de la Iglesia. Es normal que algunos como Mons. Camino parezcan nerviosos y nieguen todo cambio, pues un cambio implicaría confesar que su “política” anterior en torno a la defensa de un tipo de familia cristiana y de un tipo de relaciones humanas ha sido equivocada.
La prensa ha resaltado el miedo de Mons. Camino quien (al parecer por mandato de Mons. Rouco), ha dicho públicamente que las palabras del Papa sobre el uso del preservativo son como si no se hubiera dicho, que nada nada ha cambiado. Es normal que Rouco y Camino respondan así a la “novedad” del Papa, pero yo me atrevería a pedirles, como antiguo colega universitario, que valoren lo que está en juego, que no defiendan un bastión perdido (¡que no está ahí Jesús!), que hay mucho camino de evangelio que recorrer. En esa línea, continuando lo que dije en el último post, quiero ofrecer unas reflexiones. A pesar de lo que defiende Mons. Camino, Benedicto XVI ha abierto una puerta. Es normal que eso no caiba bien en algunos, pues les obliga a rectificar ciertas políticas de Iglesia…, pero aprender a rectificar es de sabios y de cristianos. ¿No dice el Evangelio que el mismo Jesús fue cambiando y adaptando su programa según las circunstancias? Sólo el que cambia puede ser fiel a sí mismo. Necio es aquel que toma una linde y sigue, aunque la linde acabe. Pues bien, en esto de los preservativos, la linde ha terminado. El tema de la vida y del evangelio se sitúa en otras lindes, en otros caminos. Y estoy convencido de que, en el fondo, Mons. Camino Mons Rouco son de los prudentes, de aquellos que según Mt 25 tienen aceite en la alcuza, para encender la buena vela cuando llamen, aunque sea de noche. Ayer puso como ejemplo a A. Guidon. Hoy quiero citar a B. Häring. Una historia de pérdidas Es normal que muchos se sientan desubicados, pues de pronto sienten que corren el peligro de perder el control sobre la moralidad del conjunto de la población. Se suele decir, de un modo simplista que la Iglesia ha ido perdiendo bastiones: a) En el siglo XVI-XVI perdió el control sobre la conciencia, de manera que muchos empezaron a pensar en religión por sí mismos (Protestantismo) b) En el siglo XVII perdió el control sobre el pensamiento, de manera que surgió una filosofía autónoma, la gente empezó a pensar por sí misma c) El siglo XVIII perdió el control sobre la ciencia, que se hizo autónoma d) En el siglo XIX perdió el control sobre el mundo del trabajo, empezaron los movimientos obreros e) En el siglo XX ha perdido el control sobre la mujer, que empieza a pensar y vivir por sí misma f) En el siglo XXI ella ha perdido ya el control sobre la moral personal, entendida en el plano biológico. Una historia de ganancias Pero esos mismas pérdidas pueden convertirse en ganancias, siempre que la Iglesia sepa y quiera volver a lo que es su centro, es decir, al Evangelio. En esa línea, estrictamente hablando, la Iglesia no ha perdido nada, sino que ha salido ganando. Ahora, de manera radical, puede volver a lo que es su principio y fundamento, que es la experiencia de Dios, tal como se expresa en Jesús de Nazaret. Ella no tiene control ninguno, pero quiero ofrecer unos principios y utopías que están vinculadas a la experiencia de Jesús. a) La Iglesia no tiene control sobre la conciencia de nadie… pero puede y debe ayudar a descubrir el sentido radical de la conciencia, la voz interior como presencia de un misterio (Dios Padre) que nos desborda y fundamenta, en plena libertad, en la línea de Jesús. En ese sentido, todos tenemos que volvernos protestantes, pero no para romper la Iglesia, sino para descubrir y desarrollar desde dentro de ella nuestra vocación y tarea, como seres libres, personales. b) La iglesia ha perdido el control sobre la filosofía, es decir, sobre el pensamiento… pero puede y debe ofrecer una espacios y estímulos para pensar en libertad, sin que nadie ni nada dicte y decida desde fuera lo que debemos pensar. Frente a una cultura de la imposición ideológica, la iglesia debe animarnos a pensar y decidir en confianza básica, en autonomía personal. Es un momento para pensar, para decir a hombre y mujeres que sean capaces de madurar y decidir por sí mismos. c) La Iglesia ha perdido el control sobre la ciencia (sobre la astronomía y la física, sobre la biología y la psicología, la economía y la política…). Las diversas ciencias se han vuelto autónomas, gracias a Dios. Pues bien, es ahora cuando la Iglesia, es decir, la experiencia cristiana debe ofrecer a los científicos unos estímulos e ideales superiores: decirles que todos los poderes “científicos” han de estar y ponerse al servicio de la vida humana, es decir, de unos valores evangélicos (no al servicio de un sistema o de una Iglesia, sino de la humanidad presente y futura). d) La Iglesia ha perdido el control sobre el mundo del trabajo, es decir, de los obreros y de la economía (aunque todavía quiere ponerse, al menos de manera vergonzante) al servicio de un tipo de capitalismo. Pues bien, esa ahora cuando ella puede y debe decir una palabra y ofrecer un testimonio de humanidad, diciendo que trabajo y capital han de estar al servicio del ser humano. Es ahora cuando la Iglesia debe desmarcarse de todo totalitarismo de grupo de de sistema, para animar a todos en el camino que puede llevarnos a la construcción de una economía humana, al servicio de los menos favorecidos por la vida. e) Se dice que la iglesia ha perdido el control sobre la mujer, gracias a Dios. Sólo ahora que la mujer no se siente controlada de manera alguna por la iglesia, ahora que ella puede y quiere pensar y vivir en libertad, hombres y mujeres pueden vivir de un modo autónomo, buscando en madurez el bien de todos, en concordia. Es ahora cuando la iglesia puede ofrecer a hombres y mujeres su ideal de humanidad. f) He terminado diciendo que la Iglesia ha terminado perdiendo el control sobre un tipo de ética personal, en el campo biológico y sexual. Pues bien, sólo ahora ella puede ofrecer en libertad y dignidad los valores evangélicos de la vida, no para oprimir o prohibir, sino para descubrir que en el proceso del amor (del eros y el agape) hay un misterio de vida, de comunicación y de fecundidad, que nos vincula a Dios, no a través de prohibiciones vinculadas a un tipo de ética biologista, sino a través de la creatividad humana. Que no tenga miedo Mns. Camino Le conocí hace tiempo, era un hombre inteligente, capaz de distinguir los más hondos matices de la teología trinitaria de Jüngel y Pannenberg (dos colosos de la teología). Supongo que seguirá siendo inteligente y que podrá superar la situación en que se encuentra, condenado a decir lo que le obligan a decir. Que no tenga miedo, ni él, ni Mons. Rouco. La Iglesia jerárquica española, que ellos representan, es mucho más que una visión cerrada sobre el preservativo. Por favor, que nos presenten el aspecto positivo de un evangelio del amor, en claves de encuentro personal (erótico, amoroso) y de fecundidad también personal, al servicio de la Vida. UN EJEMPLO EN EL CAMINO HÄRING, BERHHARD (1912-1998). Teólogo católico alemán, de la Congregación de los Redentoristas. Estudia en Tubinga y enseña en el Alfonsianum de Roma. Es quizá la figura más importante de la teología moral del siglo XX. Su obra básica, titulada Das Gesetz der Christi (1954; versión cast. La ley de Cristo I-II, Barcelona 1961), ha marcado la reflexión moral de la iglesia cristiana, superando las discusiones de la casuística y la imposición de una ley natural de tipo más filosófico que cristiano. Häring defiende una moral de la libertad y de la responsabilidad personal partiendo del evangelio, es decir, del seguimiento de Jesús. A su juicio, el creyente no es un esclavo de la ley, ni un súbdito de la Iglesia, cuya jerarquía le marca desde fuera lo que ha de hacer, sino una persona responsable de sus actos. Ciertamente, debe dialogar con la jerarquía de la Iglesia, pero no en línea de sometimiento, sino de diálogo, en busca de una decisión responsable. De esa manera, él deja en manos de los fieles la última palabra en el desarrollo de su propia opción moral. El Papa Juan XXIII le nombró miembro de la Comisión preparatoria del Concilio Vaticano II. Trabajó de un modo especial en la elaboración de la Constitución Gaudium et Spes, en la que influyó de un modo notable. Predicó, además, una tanda de ejercicios espirituales par el Papa Pablo VI y la Curia Romana. Pero, pasados los años, el 1978, Häring publicó su segunda gran obra: Libertad y fidelidad en Cristo I-III (versión castellana: Barcelona 1981-1983). En ella quería integrar los avances de la ciencia moral, partiendo del Concilio Vaticano II, de la exégesis bíblica y de un pensamiento personalistas y relacional, superando así el modelo legalista. En esa línea, llegó a criticar un tipo de legalismo y rigorismo, que él veía reflejado en los nuevos documentos del Vaticano. Se opuso de un modo especial al rechazo de los métodos de control artificial de los nacimientos (tal como los formuló ya → Pablo VI en la Humanae Vitae). Esta actitud le costó muchos sufrimientos y amarguras, cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe le sometió a un proceso investigativo. Ese proceso contra Häring constituye una de las páginas oscuras y tristes del pensamiento católico del último tercio del siglo XX. Häring se sintió humillado por defender la conciencia del creyente por encima de la ley moral objetiva, aunque después no se le condenara. En una página impresionante de sus memorias, él recuerda que había sido juzgado por un Tribunal de Hitler, que podría haberle condenado a muerte, por razones objetivas (se había opuesto al nazismo); pero añade que el juicio ante la Iglesia fue más doloroso: “Preferiría encontrarme nuevamente ante un Tribunal de Hitler”. No hubo condena, pero su juicio ha quedado como testimonio de un tipo de conducta jerárquica e impositiva que debe ser superada en la iglesia, como él ha señalado en Mi experiencia con la Iglesia (Madrid 1989) y en Las cosas deben cambiar (Barcelona 1995). Entre sus obras traducidas al castellano, además las ya citadas, cf. Fuerza y Flaqueza de la religión (Barcelona 1958); Líneas fundamentales de una teología moral cristiana (Madrid 1969); Revolución y no-violencia (Madrid 1970); Shalom. Paz. El sacramento de la reconciliación (Barcelona 1970); La moral y la persona (Barcelona 1973); La no-violencia (Barcelona 1989). Hoy, primer domingo de Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. El tiempo de adviento se caracteriza por su complicada estructura.
Por una parte recordamos el largísimo tiempo de adviento que precedió a la venida del Mesías. Esta es la causa de que encontremos en el AT tantos textos bellísimos sobre el tema. Fue un tiempo de sucesivas expectativas, porque las promesas no terminaban nunca de cumplirse. Hay que decir con toda claridad que esas expectativas eran equivocadas, porque suponían una intervención directa, externa y puntual de Dios a favor de un pueblo. Todas las lecturas del AT van en este sentido y pueden despistarnos. Aun entendiendo todas las “profecías-promesas” metafóricamente, no termina de solucionarse el malentendido. Por otra parte tenemos la aparición histórica de Jesús. Aunque no sabemos ni el día ni el año de su nacimiento, se trata del punto de partida imprescindible para comprender nuestras expectativas como cristianos. Jesús hizo presente el Reino de Dios en su persona, a través de su trayectoria humana. La primera e imprescindible referencia para nosotros es su vida terrena, por eso empieza el año litúrgico ocupándose de su nacimiento. La preocupación por el “Jesús histórico”, que se ha despertado en nuestro tiempo con tanta fuerza, es el punto de partida para todo lo que podemos decir de Jesús teológicamente. Todo lo que sabemos de Dios nos lo ha manifestado él con su vida terrena. Jesús no sólo hizo presente el Reino, sino que hizo una propuesta a todos los hombres de todas las naciones, de todas las culturas, de todas las religiones. Se trata de una oferta de salvación definitiva para el hombre. Él quiso indicar, a todos los seres humanos, el camino de la verdaderasalvación. Celebrar el adviento hoy sería tomar conciencia de esta propuesta de salvación y hacerla realidad. Esa posibilidad de plenitud humana, tenía que ser nuestra verdadera preocupación. Ebeling decía: lo más real de lo real no es la realidad misma, sino sus posibilidades. Jesús, viviendo a tope una vida humana, desplegó todas las posibilidades encerradas en cada ser humano y propuso esa misma meta para todos. Hay otro aspecto del adviento que es necesario tener muy claro. Al constatar, siglo tras siglo en la historia de Israel, que las expectativas no se cumplían, se fue retrasando el momento de su ejecución, hasta que se llegó a colocarlo en el final de los tiempos. Surgió así la escatología, un genero literario que nos dice muy poco hoy día. Es sorprendente que ni siquiera la venida de Jesús se consideró definitiva para los cristianos. Es la mejor prueba de que la salvación que él propuso no nos convence. Por eso los cristianos sintieron la necesidad de inventar una segunda venida que sí traería la salvación que todos esperamos. Armonizar esta múltiple perspectiva es muy complicado para nosotros hoy. El tiempo anterior a Jesús, la vida terrena de Jesús, nuestra propia realidad histórica y el hipotético futuro escatológico nos puede llevar a una dispersión que convierta el adviento en un batiburrillo que nos impida enfocar bien su celebración. Creo que lo más urgente para nosotros hoy, es centrarnos en hacer nuestro el mensaje de Jesús y vivir esa posibilidad de plenitud que él vivió y propuso. Partiendo de su vida y su mensaje, debemos tratar de dar sentido a la nuestra. Recordar su trayectoria humana, empezando por su nacimiento, tiene que espabilarnos y motivarnos para encontrar el camino que nos marcó y que es el único que puede motivarnos para seguir caminando hacia la meta que el alcanzó. La visión de Isaías es fantástica, pero aún está muy lejos de ser una realidad. Es la utopía que puede mantenernos firmes dentro de una realidad que sigue siendo sangrante. La realidad no debe eliminar la esperanza de un mundo más humano. Debemos aferrarnos a la utopía de que otro mundo es posible. La esperanza se funda en que Dios no nos puede abandonar ni retirar la oferta de esa plenitud que anhelamos. Esa esperanza, a la que nos invitan las lecturas, no es de futuro sino de presente. La percibimos como de futuro, porque todavía no hemos hecho nuestras todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance. Lo que comenzó en la primera Navidad estará siempre ahí. La posibilidad de descubrirlo y vivirlo está siempre presente a pesar de que las apariencias puedan desanimarnos. Pablo nos repite que ya va siendo hora de espabilarse, pero seguimos portándonos como verdaderos insensatos. Seguimos caminando en una dirección equivo cada. Las advertencias que hace Pablo a los romanos, son las mismas que tendríamos que hacer hoy: nada de comilonas y borracheras, lujuria y desenfre no, riñas y pendencias. El excesivo cuidado de nuestro cuerpo, fomentará los malos deseos. El hedonismo que pretende el placer inmediato en nuestro proyecto vital, terminará por aniquilar nuestro verdadero ser. El evangelio nos invita a estar vigilantes. Estar despiertos es la condición mínima indispensable para desarrollar nuestra humanidad. Yo creo que estamos bien despiertos, pero para todo lo terreno y material. Esa excesiva preocupación por lo material, es lo que la Escritura llama “estar dormido”. Hoy empezamos el Adviento, preparación para la Navidad, pero los grandes almacenes, y todos los medios de comunicación ya hace casi un mes que han empezado su preparación. Menos de un 15 % de nuestra sociedad escuchará unos minutos cada domingo el anuncio de que Jesús nace, frente a las muchísimas horas que va a soportar la propaganda consumista. ¿Será suficiente para contrarrestar su efecto devastador? Incluso los cristianos sinceros nos sentimos en la necesidad de armonizar el aspecto religioso de este tiempo con la ineludible necesidad de consumir. Todo lo que nos ha aportado la evolución nos lleva a la comodidad. Solo la parte verdaderamente humana de nuestro ser nos exige esfuerzo y superación. Halagar la parte instintiva es mucho más fácil que espolear el espíritu. Esta realidad ha sido siempre explotada por todos los dirigentes. Los emperadores romanos ofrecían pan y circo a las masas para que no exigieran otras cosas. Hoy la oferta tranquilizante es fútbol y tele. Los políticos prometen un maravilloso e ilimitado progreso material. Nuestra religión, olvidando el evangelio, ha caído también en la trampa de una salvación acomodada a las apetencias de la inmensa mayoría. Ofrece al hombre la eliminación de sus limitaciones radicales: el dolor, el pecado, la muerte. Como eso es imposible aquí y ahora, porque son inherentes al ser humano, se ha proyectado la salvación para un más allá, a costa de dejar de ser seres humanos. Pero Dios quiere la plenitud para todos aquí y ahora, mientras aún somos humanos. Adviento no es solo la preparación para celebrar dignamente un acontecimiento que se produjo hace más de veinte siglos. El adviento debe ser un tiempo de reflexión profunda, que me lleve a ver más claro el sentido que debo dar a toda mi existencia. No hay tiempos más propicios que otros para afrontar un tema determinado. Soy yo el que tengo que acotar el tiempo que debo dedicar a los asuntos que más me interesan. Y lo que más me debía interesar, tal como nos lo advierte la liturgia, es mi verdadero ser, no mi falso ser. Dios está viniendo en todo instante, pero sólo el que está verdaderamente despierto se dará cuenta de esa presencia. Si no me espabilo y descubro esa presencia, mi vida puede transcurrir sin enterarme de la mayor riqueza que está a mi alcance. Dios no tiene que venir en ningún momento ni de ninguna parte, porque es la base y fundamento de mi ser y si se separara de mí un solo instante, mi ser volvería a la nada. Lo que llamamos Dios está en mí como fundamento aunque yo no descubra su presencia. Pero como ser humano, mi más alta posibilidad de plenitud consiste precisamente en descubrir y vivir conscientemente esa realidad. Dios está en todo, pero solo el ser humano se puede enriquecer de esa presencia. Tampoco tengo que esperar tiempos mejores para poder realizar mi proyecto como persona humana. Si tengo que esperar a que Dios cambie algo o cambien los demás para encontrar mi salvación, es que no he descubierto lo que soy ni lo que es Dios. La salvación que Jesús desplegó y predicó, no está condicionada por circunstancias externas. Aun en las situaciones más adversas, está siempre a nuestro alcance (bienaventuranzas). En cualquier momento puedo hacer mía esa salvación. En cualquier instante de mi vida puedo descubrir la plenitud en mí. Yo no tengo que esperar que cambie nada. Tengo que descubrir mi salvación en la circunstancia actual que me envuelve. Si no soy capaz de descubrir mi salvación en esta situación en que hoy me encuentro, no seré capaz de descubrirla nunca, porque ningún acontecimiento externo va a provocar ese descubrimiento. El error en el que estamos instalados, es esperar que esa salvación venga de fuera; y Dios viene siempre desde dentro. Aquí puede que esté la clave para cambiar nuestra mentalidad. Pero preferimos seguir pensando en el Dios todopoderoso que actúa a capricho y desde fuera. De esa manera no hay forma de hacer nuestro el Reino de Dios que está ya dentro de nosotros. Si el encuentro no se produce es porque seguimos dormidos. Meditación-contemplación “Daos cuenta del momento en que vivís”. Se trata de despertar, de tomar conciencia de las posibilidades. Soy un ser humano, no simple biología. Mi meta, mi plenitud está más allá de toda materialidad. ............... “Comían, bebían, se casaban...” ¿Qué hay de malo en ello? Lo único malo es poner el objetivo de tu vida en comilonas y borracheras. El fallo está en vivir enredado en las cosas de este mundo. .................. “¡Caminemos a la luz del Señor!” Aun desde las tinieblas, podemos vislumbrar esa luz que nos guíe si estamos despabilados, bien despiertos y ojo avizor. No me lo va a pedir el cuerpo. Hay que hacer un esfuerzo. Pero merece la pena porque en ello nos va la Vida. ................. |
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