“Si el celibato es una gracia que Dios da, no se puede imponer”. “La jerarquía tiene que bajar del pedestal, ganarse la confianza con humildad y reconociendo sus defectos”
“Si viniera Jesús de nuevo, seguro que nos echaría del templo, empezando por mí” “No hay paridad en la Iglesia Católica, que usa un lenguaje machista”. Lo dijo, hace unos días, Luis Ángel Rodríguez Patiño, un cura de pueblo gallego que atiende cinco parroquias de la diócesis de Ferrol. Un cura entregado, que lleva 28 años al pié del cañón. Un cura creativo, con numerosas iniciativas pastorales novedosas en el mundo rural gallego. Como la UNED senior. Y un cura libre, que dice lo que piensa. Y por decirlo, el obispo de Mondoñedo-Ferrol, monseñor Sánchez Monje, lo acusó públicamente de “escándalo” y le instó a “adherirse al Magisterio de la Iglesia”. Aunque la reacción de su obispo le “hizo daño”, tampoco le da más importancia. Y sigue en sus trece. Advierte que “a la Iglesia se le pedirá cuentas por la flagrante marginación de la mujer” y asegura que “juega a la gallina ciega con el preservativo”. ¿Su denuncia sobre la situación de marginación de la mujer en la Iglesia le salió del alma? -Sí ¿Esperaba la reacción del obispo? -No, aunque no me extraña ¿La reacción episcopal y la advertencia pública no le parecen desmedidas, dado que no atentó contra ningún dogma ni nada parecido y se limitó usted a decir algo obvio? Me parece exagerada y me hizo mucho daño. No por mí, sino porque tengo que dar la razón a mucha gente que habla mal de la jerarquía eclesiástica. Y tienes que callar, porque tienen más razón que santos. ¿Qué va a contestar a su obispo, tras el comunicado público que hizo sobre sus declaraciones? Espero lo que diga y veremos lo que pasa. ¿Las mujeres son las que sostienen a la Iglesia católica en estos momentos? Claro que sí. Las mujeres son las que nos mantienen tanto en el número de las que acuden al templo, como en las que los cuidan y los arreglan. Sin ellas, sin su cariño y su asistencia, habría que cerrar muchas iglesias. Sobre todo, en los pueblos pequeños. ¿Se pedirá cuentas a la institución por esta flagrante discriminación de la mujer? Espero que sí. Hay muchos colectivos empeñados ya en conseguir que la Iglesia católica no siga violando el art.14 de Constitución española en un Estado de derecho y democrático. ¿Es una herejía ser partidario del sacerdocio femenino, como lo es usted? -Pienso que no. Pero, según la jerarquía eclesiástica, parece que sí. 28 años de cura de pueblo, de vocación y de permanencia, cuando todos escapan de las aldeas -Es lo que más les joroba a algunos. Porque, a pesar de que pronto terminaré mi séptima carrera universitaria, sigo en las aldeas desde hace 28 años y, además, la gente me quiere y está a mi lado. UNED senior, consello de ancianos y tantas otras iniciativas pastorales…Y, sin embargo, de arriba sólo te llueven palos. -No me importa. Es como si lo llevaras en la sangre y no puedes parar ese fluido, porque de lo contrario, paralizaría mi propio corazón. ¿Qué le pareció la reciente visita del Papa a Santiago? -Me pareció bien. Es necesario que el Papa salga de su sillón, pero no con tanta parafernalia ¿Sigue pensando que el celibato debería ser opcional? Creo, desde hace tiempo, que el celibato debería ser opcional. Si es una gracia que Dios da, no se puede imponer. Y la jerarquía eclesiástica no puede manejar esa gracia divina. Lo único que pido es que se diga que el no casarse los curas es de derecho eclesiástico humano y no de derecho divino. Dicho esto, también digo que lo acato, porque es una norma de una organización y, si quieres pertenecer a ella, la tienes que aceptar. Lo que no pueden hacer es estar mintiendo siempre a los fieles, diciéndoles que es Dios el que lo impuso. Todos sabemos que fue en el siglo IV, en el Concilio de Elvira, cuando se empezó a decir que los sacerdotes no se podían casar, ya que había un desmadre enorme. Y además, si admiten a los curas anglicanos casados y se les acepta en la Iglesia católica como casados, no tiene sentido que no se aplique la misma norma para todos. ¿Cómo viven este tema sus feligreses? Me preocupa más la gente que la jerarquía. Puedes ser el mejor cura del mundo que, como te vean con una chica, ya sales en las revistas del corazón del cotilleo local. Por eso en mi parroquia, organicé, hace ya años, un encuentro de curas casados. Para decirles que los necesitamos. En el encuentro, estuvimos acompañados por el Consejo de Ancianos en pleno, que siempre ha apoyado este tipo de iniciativas. ¿Qué opina del gallego y todopoderoso cardenal Rouco Varela? El cardenal Rouco no me preocupa lo más mínimo. Me pilla muy lejos, en todos los sentidos. Él es un canonista y no tiene preocupación pastoral. Es fruto de monseñor Suquía, el arzobispo de Santiago que, cuando le pedí la incardinación en su diócesis, me dijo que no podía ordenarme, porque estaba estudiando medicina. Fue Monseñor Araujo, un prelado siempre activo pastoralmente, el que me aceptó y me incardinó por encima de toda presión. ¿Cómo puede recuperar su credibilidad social perdida la Iglesia católica española? La Iglesia española tiene que limpiar con alcohol la suciedad de la herida que levantó en los cristianos que quieren ser fieles al evangelio en este mundo y con sus circunstancias. Esto supone reconocer que ha sido un aparato ideológico, reconocer que tiene que estar al servicio del pueblo y que Dios sigue hablándonos a través de la historia de cada uno y del pueblo en general. La Iglesia jerárquica tiene que asumir la realidad en que vivimos y no ser ajena a ella, estando en las nubes y en su pedestal, y ganarse la confianza con humildad y reconociendo sus defectos, sin abandonar su brújula que es Cristo y su Evangelio. A pie de obra pastoral, ¿cómo se ve y se vive la polémica del preservativo y el Papa? La gente no entiende la cerrazón de la jerarquía ante el condón. La gente no quiere la perversión sexual, pero ve lo que pasa en África, ve la explotación sexual de niñas (muchas veces por parte de católicos apostólicos y romanos) y se da cuenta de que la Iglesia juega a la gallinita ciega. Nadie quiere el aborto, pero es mejor prevenir que lamentar. Un día le dije a un cura cerrado que viera el dolor de esas niñas que fueron violadas. Y continuó con su no, no y no. Después, tuvo problemas con su sobrina y la cosa ya era distinta. Somos unos hipócritas. En la Iglesia católica se puede encontrar lo mejor y lo peor. ¿Eso la salva? La Iglesia tiene un 90 por ciento de cosas muy buenas, pero como siempre la manzana podrida mancha más y contamina más. Como me decía el otro día un alcalde socialista, gracias al cristianismo somos libres. Valoraba, y mucho, el papel de la Iglesia. Hay, en general, una valoración muy positiva de los agentes pastorales que luchan por los más pobres y necesitados y se juegan día tras día la vida. Aprovechemos ese don maravilloso que Dios nos dio y hagamos realidad el reino de justicia, paz y verdad aquí ya y ahora. Pero, cuando en la Iglesia institucional pueden más sus normas que el Evangelio y que las personas humanas, pierde toda credibilidad. Incluso del Derecho Canónico, repleto de artículos, normas y penas, dice: “….Todo por la salvación de las almas”. Lo demás es secundario. ¿El “tinglado” vaticano le pilla lejos y no le quita el sueño, ni siquiera cuando aparece como un gran poder? Me queda muy lejos el Vaticano, pero claro es lo más visible. Y, hoy más que nunca, ante tanta pobreza e incluso miseria, destaca todavía más su pompa. Pero lo veo normal. Somos seres humanos y vivimos en una sociedad que está montada así. Lo único que nos queda es ser coherentes y mostrar ese otro lado de una Iglesia al servicio de los más necesitados. Si viniera Jesús de nuevo, seguro que nos echaría del templo, empezando por mí. ¿Qué consejos le daría a los curas de pueblo (o de ciudad) desilusionados? Que la gente nos necesita. Necesita seres humanos que le digan que la vida es muy bonita y que vale la pena vivirla a fondo y hasta el final. Que Cristo tuvo muchas dificultades en su aldea y estuvo allí. Tenemos que aplicarnos lo que me decía mi bisabuelo canteiro: ‘meu neniño, de frente non vayas, que te rompes a cabeza. E de lado ten cuidado, que ainda asi saltan chispas’. Tenemos que ser conscientes de la realidad y de nuestra gente. En general, para ellos somos los mejores curas del mundo siempre que les guste, pero, si un día metes la pata o actúas por el bien común, ya lo jorobaste. Eso o lo asumimos o nos destruimos interiormente.
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El escándalo de pederastia en la Iglesia católica no ha sido más que la punta del iceberg de un problema de fondo que hay en ella desde hace décadas. A lo largo del siglo XX, se han ido configurando en la Iglesia dos grandes modelos de cristianismo, por supuesto con matices que aquí no podemos desarrollar.
En el modelo conservador se afirma que la verdad habita en la Iglesia de modo indiscutible: frente a cristianos no católicos, frente a otras religiones y frente al laicismo moderno. No se admite el diálogo libre interno, sino sólo ponerse firmes ante lo que diga el Papa. Juan Pablo II y Benedicto XVI quedaron embelesados por este modelo, cuyos defensores llenaban los estadios con jóvenes que gritaban con el entusiasmo del Domingo de Ramos. Sus defensores han apoyado que teólogos del otro modelo fueran acallados y hasta condenados, que los presbíteros del otro modelo se encontraran con un techo muy bajo de responsabilidades eclesiales, y que los movimientos eclesiales que lo promovían tuvieran que escuchar la acusación de ser católicos infieles a la Iglesia. El modelo abierto, que se inspira en la Ilustración, tanto en su rama liberal como en su rama social, ha promovido una Iglesia cercana a las primeras comunidades cristianas, dialogante con otras iglesias, con otras religiones y con los no creyentes. En él se considera que la fe cristiana une, y no desune, y que el ser cristiano no consiste en llevar una camiseta que nos diferencie de los demás, sino en afirmar que Cristo habita en el corazón de cada ser humano: juntos, no separados, construiremos un mundo mejor. Se fomenta el diálogo, la libertad y la confianza, y también la denuncia de estructuras socioeconómicas injustas. Este segundo modelo ha transparentado mucho mejor el mensaje del Resucitado en medio del mundo, mientras que el conservador, enemigo del diálogo crítico interno y partidario de los silencios, ha acabado haciendo un mal enorme a la Iglesia. Juan Pablo II, libremente, se hizo mil fotos con Marcial Maciel, superior de los Legionarios de Cristo, y casi ninguna con el P. Arrupe, superior de los jesuitas. Ahora recogemos lo sembrado. Es urgente iniciar ya una seria reforma en la Iglesia, inspirándose en el papa Juan XXIII y en el concilio Vaticano II. Habría que haberlo hecho hace cuarenta años, más aún, hace cinco siglos. Más vale tarde que nunca. (La Vanguardia) Nothing then is unchangeable but the inherent andinalienable rights of man. Thomas
Jefferson= Nada es inmutable, pero son inherentes e inalienables los derechos humanos.- Montevideo, 1 de diciembre de 2010 Hace mucho, mucho tiempo, que el poder en Estados Unidos, le ha vendido el alma al capital…la explotación sistemática y minuciosa de las riquezas del mundo, que crearon un sistema monstruoso que durante muchos años, mantuvo un flujo de riqueza desde los países del Sur geopolítico al los del norte geopolítico, hizo que tanto Europa como Estados Unidos disfrutaran de enriquecimiento y crecimiento… Ya después de la segunda guerra mundial, desarrollaron los sucesivos gobiernos una política de defensa nacional que tendía a obtener una supremacía militar sobre todo el orbe y la utilizó más de una vez, para adueñarse de países invadiéndolos, o mediante intrigas varias e injerencia directa, efectuar golpes de estado, en varios países que se atrevían a no tomar los caminos mandatados por Washington a tal punto que se acuño, muy asertivamente el concepto de identificar su comportamiento al comportamiento imperial de su madre patria Inglaterra… Y desde entonces la acción internacional de Estados Unidos, fue la propia de un imperio…como bien sabemos el imperio tiene su auge y su decadencia, hoy en todo el norte geopolítico se nota un desmoronamiento su sistema impuesto a sangre y fuego sobre los pueblos, pero este desmoronamiento no se verifica ya sólo en el aspecto económico, podemos decir que estamos asistiendo a un desmoronamiento civilizacional… Mientras las riquezas de otros países, alimentaron su prosperidad, inmerso en el sistema capitalista, explotaban a sus trabajadores, pero era tanta la abundancia en el norte rico (debido al saqueo del Sur pobre) que la calidad de vida de sus asalariados, a pesar de tener un plusvalía amplia…era alta y los trabajadores no notaban que del fruto de su trabajo la mayor parte se la llevaba el gran capital… Pero con el neoliberalismo, la voracidad se volvió aditiva y creciente, pronto vieron que esta crecimiento acumulativo tenía un techo en la economía productiva y crearon un constructo típico más de un juego de financista que de la economía global, comenzaron lo que se llamo la economía especulativa, todo papeles, todas proyecciones de algo que no existe…pero que seguramente existirá, como el pago futuro de las hipotecas inmobiliarias… Eso desfondó el sistema, lo llevo a la bancarrota y si la misma no ha sido total, es porque mediante convenciones, hoy los papeles que nada valen, pero existe un acuerdo internacional de los poderosos, que les asigna un valor que no tienen, cuando los papeles circulantes superen a los productos circulantes, entonces nos enfrentaremos a la realidad y a la caída de la economía especulativa… Ante esta situación el gran capital ha mandatado a los gobiernos del norte geopolítico (como si fueran títeres)- al parecer la soberanía no radica en los pueblos sino en el gran capital- condenar a esos pueblos a un proceso de ajustes constante que se lleve la protección social primero y el poder adquisitivo de su salario después…para que, para continuar acumulando… Ante esto los pueblos están respondiendo con movilizaciones, Estados Unidos, ha hecho alardes y ha paseado por los océanos, sus fuerzas de tareas navales con capacidad nuclear y a desatado una suerte de carrera armamentista…una militarización que obligue a otros países a seguir sus dictados, la famosa escuela de las Américas que estuvo en Panamá y ahora esta en Fort Bening, fue escuela de militares latinoamericanos, golpistas, torturadores y asesinos… El caso más reciente es el delincuente de Romeo Vázquez en Honduras que dio el golpe estado, perfectamente asesorado por Estados Unidos… En este marco también en que se conjuga una creciente resistencia interna del pueblo estadounidense a las sangrientas aventuras bélicas y a los monumentales gastos, coadyuvado esto a alimentar el crecimiento imparable del desempleo y la baja de salario, esta resistencia ha generado pánico de los pretorianos de siempre, le tienen miedo al pueblo y por eso criminalizan la protesta social… En este marco el artículo publicado en redes cristianas y consignado del entrañable portal de SICSAL, nos cuenta que “Miles de ciudadanos estadounidenses protestaron este fin de semana en el frontis del Fuerte Benning, Georgia, en los Estados Unidos, donde funciona la Escuela de las Américas. 26 de ellos fueron detenidos, entre ellos tres periodistas que cubrían el evento. En la acción no violenta, de desobediencia civil, los activistas de SOAW protestaban contra la academia militar siendo detenidos por la policía de Columbus. En la ocasión hubo arrestos indiscriminados y ataques contra periodistas.* No cabe duda que el poder esta nervioso y la manifestación de la voluntad del pueblo, en un país donde las autoridades de gobierno lo decide a veces menos del 50% de la población real, prefieren salvaguardar el poder y no la democracia y la libertad… La protesta ha sido etiquetada como extremismo y como tal se trata, sin embargo, hay que reconocer que cada vez más el pueblos norteamericano esta abriendo los ojos y su participación en este tipo de protesta, es cada vez mayor… “Recordemos que el año pasado, cuatro activistas fueron a parar a prisión por similar acción y que, en los 20 años de este movimiento contra la Escuela de las Américas, ya suman más de 200 las personas que han ido a parar a prisión por oponerse al funcionamiento de la “Escuela de Asesinos” como también se le conoce.* Saludamos solidarios y emocionados a la heroica acción de un grupo de personas que se agrupa en SOA WATCH…que a pesar de las crecientes amenazas, incluso, el despliegue que esta efectuando el FBI, amenazando con convocar a un gran jurado contra militantes activistas, continúan reclamando el que se desmonte esa ESCUELA DE LA MUERTE DE FORT BENING… Y pagan por ello el precio cada año…Justamente por eso la criminalización crece y el miedo del poder crece exponencialmente, le tienen miedo a su pueblo, han desarrollado una verdadera Fobia con la movilización social pacifica…podíamos decir sin ambages que le tienen miedo a la libertad… Como contrapartida y como símbolo de aquellos que se comprometen con la justicia y la libertad, la organización SOAW, enfrenta cada año, una represión mayor… “Theresa Cameranesi, parte del Consejo de SOAW, informó que este año la presencia policial fue mucho mayor que otros años. “Había helicópteros volando sobre nuestras cabezas y militares filmando nuestros pasos y palabras. Había tres veces más policía que años anteriores. Dos personas, incluyendo el Padre Luis Vitale, entraron a la base. También 26 personas fueron arrestadas por salir del lugar “aprobado” y van a pasar la noche en la cárcel. Incluyendo a tres periodistas y a un padre Jesuita de 90 años que caminaba con andador”. * Tal vez como un símbolo del pueblo que resiste, podamos entender, a ese Jesuita contumaz, que concurrió a la movilización con andador…y con sus noventa años…y paso la noche en la cárcel…sea el símbolo de nuestras ansías y nuestra lucha por la justicia, por la paz y por la libertad… (Información recibida de la Red MUndial de Comunidades Eclesiales de Base) Estamos ya en el centro del mistero de la Encarnación. El texto de Mateo responde a la pregunta que se hace todo cristiano: ¿Quién es Jesús?
Hoy la clave nos la da Pablo: “Nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios.” Si hubiéramos tenido en cuenta esta simple distinción no habríamos caído en el foso de la confusión en el que estamos. Pero hay otra frase en el evangelio de Juan todavía más esclarecedora; cuando Jesús propone a Nicodemo que hay que nacer de nuevo, dice: “lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu”. Lo cual quiere decir, que de la carne no puede surgir el espíritu, pero tampoco del Espíritu puede nacer la carne. Pablo considera normal la procedencia de la humanidad de Jesús, pero deja muy claro que lo importante es lo que hay en él de divino; y eso, sin duda ninguna, ha nacido del Espíritu. Los relatos “de la infancia” de Mateo y Lucas no son crónicas de sucesos, no se trata de una biografía de Jesús, no son “historia” en el sentido que hoy damos a la palabra. Son teología narrativa. Marcos, el evangelista que primero escribió, no sabe nada de la infancia de Jesús. Su evangelio empieza con la predicación del Bautista. Pero es que Juan, que fue el último, tampoco quiere saber nada de esas historias. Parece ser que la fuente Q tampoco hace alusión alguna a ellas. Por otra parte, los relatos de Mateo y Lucas, solo coinciden en lo esencial. En los detalles, no se parecen el uno al otro en nada. Su intención no fue hacer una crónica de sucesos. Pensemos un poco. El interés por la figura de Jesús empezó con su vida pública, y sobre todo, con la muerte-resurrección. Antes de eso, nada extraordinario sucedió en él que se pudiera descubrir desde el exterior. Nadie reparó en aquel niño. Para poder resaltar de una manera convincente lo que Jesús fue para los primeros cristianos, vieron la necesidad de hablar de las maravillas de su infancia, fue una necesidad de comunicación, para hacer creíble lo que ellos habían descubierto con tanta dificultad. Los conocimientos que hoy tenemos nos hacen pensar que la infancia de Jesús fue de lo más normal. Nadie pudo adivinar lo que después iba a manifestar con su vida y con su muerte. Sus padres lo trataron siempre como un niño normal. La mejor prueba de ello es que, cuando empezó a salirse de la norma, creyeron que estaba loco y quisieron impedírselo. Solo después de la experiencia pascual, se intentó explicar quién era Jesús más allá de su figura humana. El modo en que lo hicieron era lógico para aquella época. Ni se engañaban ni quisieron engañar al contarnos estas historias. Nos engañamos nosotros al entender literalmente el texto, pero desde nuestra perspectiva, dando al relato un sentido distinto al que ellos le dieron. En todas las culturas, incluida la Bíblica, se ha intentado explicar la grandeza de algunos personajes, contando historias sobre su nacimiento portentoso. De más de cuarenta personajes anteriores a Cristo, se dice, que han nacido de madre virgen. Esa afirmación no pretende afirmar nada sobre su madre sino sobre ellos. Es ridículo tratar de determinar, desde nuestra manera de entender el mundo, a Dios y al hombre, si es verdadero o es falso lo que dicen. Todas esas afirmaciones tienen su verdad. En todos los casos se habla de esos personajes después de haber constatado que su vida sobrepasó lo que se puede esperar de un ser humano. Si lo que hacen es más que humano, tiene que ser divino. Es una manera de hablar que todos entendían perfectamente y que no causaba conflicto alguno. Los primeros cristianos, después de descubrir en la experiencia pascual lo que Jesús significaba para ellos, razonaron: si de personas famosas se puede decir que son hijos de un dios, de Jesús con mucha más razón. Que a nadie se le ocurra pensar que estamos devaluando los evangelios. Todo lo contrario, solo superando la literalidad miope, podremos acceder al profundo significado de cada relato. Nuestra religión y toda la cultura occidental están impregnadas de la teología que rezuman esas historias. Un vistazo a nuestro arte sería suficiente para convencernos. En el evangelio de hoy se nos habla de la Anunciación de José. ¿Por qué ha tenido tan poca repercusión en nuestra religión este anuncio, comparada con la que ha tenido la Anunciación de María? Vamos a dar un somero repaso al texto que acabamos de leer. “María estaba desposada con José”. El matrimonio, en aquella época, constaba de dos partes: el contrato y la boda. Lo importante a todos los efectos era el contrato (desposorio). Lo que se celebraba en la boda era la acogida de la esposa en casa del novio. Esto quiere decir que María y José estaban casados a todos los efectos jurídicos. “Antes de vivir juntos”. Está claro que Mateo quiere transmitirnos el origen divino de Jesús. Por dos veces lo dice sin rodeos. Todo lo que es y significa Jesús, es obra del Espíritu Santo. Pero, ¿creéis que eso queda explicado diciendo que Dios se hizo espermatozoide? El pensar que Dios garantiza su presencia en Jesús por vía biológica es una monstruosidad. Dios no puede manipular la materia biológica. Dios no tiene actos puntuales. En Dios ser y actuar es la misma realidad. La presencia de Dios en Jesús, se manifiesta en lo humano, pero no se reduce a lo biológicamente humano. Lo divino es una presencia en Espíritu. “Por obra del Espíritu Santo”. Dos veces hace Lucas referencia al Espíritu. No se trata de la tercera persona de la Trinidad, (faltaban varios siglos para que se concretara la idea de Espíritu Santo como “persona” de la Trinidad). En los dos casos está sin artículo. Al traducirlo con artículo determinado, estamos empujando a entenderlo mal. “Pneumatos Agiou”, hace referencia a Dios Espíritu (viento, aliento vital, fuerza, energía). Sería: “por obra de la fuerza de Dios”. “Agiou” (Santo) tampoco coincide con nuestro concepto de santo; significa, más bien, separado, incontaminado, completamente distinto, y además separador y purificador. Apunta a una absoluta originalidad. Jesús no es obra de la casualidad, ni de una evolución progresiva, sino que responde a la expresa presencia en él de Dios Espíritu. “José, su esposo que era bueno.” José es el centro del relato. Ni la palabra “bueno” ni la de “justo”, traducen la riqueza del término griego. Significaría un israelita auténtico, temeroso de Dios y cumplidor de la Ley. Simboliza el “resto de Israel” fiel. María, para Mateo, simboliza la nueva comunidad. En las dificultades que encuentran estos dos personajes, se está manifestando el conflicto que se vivía en tiempo de Mateo, entre el judaísmo fiel al AT y la nueva comunidad asentada sobre la figura de Jesús. El origen divino simboliza la superioridad sobre el AT. El encargo a José de recibir a María, está indicando que todo buen israelita debe aceptar la novedad, aunque cause problemas, porque es lo que Dios quiere. “El ángel del Señor”, no es una naturaleza angélica como lo concebimos nosotros, sino la presencia misteriosa del mismo Dios. Es Dios mismo el que hace la invitación a dar el salto. Los judíos pueden sentirse seguros al abandonar lo antiguo y hacerse cristianos. “En sueños”, es la manera normal de dirigirse Dios a los hombres en todo el AT. “Hijo de David”. La referencia a David, deja bien clara la pertenencia al pueblo judío. José es el encargado de legitimar la transición. Se trata de deshacer toda posible prevención. “Tú le pondrás por nombre Jesús”. Si conociéramos lo que significaba en todo el AT poner el nombre a una persona, descubriríamos la importancia que toma José en este relato. El nombre resume todo lo que va a ser una persona. El innombrable va a tener nombre, y la imposición de ese nombre va a depender de un hombre, José. Recordemos que en el relato de Lucas el nombre se le revela a María y ella será quien se lo imponga. “Salvará de los pecados”. Aquí también patinamos al aplicar el concepto que nosotros tenemos de pecado (siglo VII). Para Mateo, salvar de los pecados era liberar al pueblo de todas las injusticias y opresiones. Ese era el único pecado que se consideraba entonces. Nada que ver con el perdón de nuestros pecados personales por la muerte de Jesús. “Para que se cumpliera la Escritura”. Mateo hace especial hincapié en el cumplimiento de lo anunciado por el AT. En el párrafo de Isaías citado, la palabra hebrea ‘almâ’, que significa ‘joven’, fue traducida de manera incorrecta por ‘párthenos’ que significa ‘célibe’, ‘soltera’, ‘doncella’, ‘virgen’. En hebreo hay una palabra (betûâ) que significa de manera precisa ‘virgen’ pero no fue la usada en el pasaje. El malentendido lo denunció ya Trifón (s II). Se refiere a la joven esposa de Acaz que va a tener su primer hijo, y que iba a suponer la salvación para el reino. Jesús será salvador, como aquel hijo fue la salvación del pueblo. “Enmanuel (Dios-con-nosotros)”. La ausencia de Dios era la causa de todos los males para Judá. Su presencia garantizaba que las cosas iban a ir bien. Jesús no será un enviado más de Dios. Al no tener padre humano, no tiene en la tierra nadie a quien imitar. Su modelo será exclusivamente Dios. Será Hijo porque en todo imita al Padre. Para nosotros es un lenguaje extraño, pero en aquella época, la referencia de un hijo al padre no se medía por lo biológico, sino por la capacidad del hijo para hacer lo que hacía el padre. Meditación-contemplación “Constituido, según el Espíritu, Hijo de Dios”. Pablo tenía muy claro la diferencia entre carne y espíritu. Nada que ver con la interpretación biológica que hemos hecho. Jesús nació de la carne; y nació del Espíritu. .................... Lo que soy biológicamente me viene dado por la naturaleza. Lo que puedo llegar a ser espiritualmente me viene de Dios. Pero tengo que nacer del agua y del Espíritu. Nadie puede hacerlo por mí; ni siquiera el mismo Dios. ...................... El Espíritu ya está dentro de mí. Mi tarea es darle a luz; es decir, tomar conciencia de esa realidad, Vivirla conscientemente y manifestarla en mi vida, para que la vean los demás. Ese proceso me llevará a la plenitud humana. .................... Ayer se presentó en Añastro la “versión oficial” de la Biblia de la Conferencia Episcopal, un texto que, a partir de ahora, servirá como referencia para textos litúrgicos, libros de religión, apuntes oficiales o comentarios evangélicos varios… Ello implicará, en breve espacio de tiempo, el cambio de todos los libros litúrgicos, de las Horas y demás en todas las parroquias de España, con el consiguiente coste -e ingreso para las arcas de la Conferencia Episcopal, ¿propietaria de los derechos? de esta “versión oficial”-.
Más allá de la extrañeza que produce que haya una Biblia “oficial” (¿el resto son apócrifas, oficiosas o mediopensionistas?), molesta el negocio que se esconde detrás de la misma. A partir de ahora, cualquier editorial católica que quiera reproducir el Evangelio, o hacer comentarios al mismo, tendrá que hacerlo utilizando -y pagando- la “versión oficial”. Ya sucedió con el Catecismo, y tras la disolución del grupo de editores del mismo. La Biblia es un libro común a varias culturas y confesiones religiosas. Del Libro sagrado manan judíos, cristianos y musulmanes. La civilización occidental se ha construido sobre la Palabra de Dios que se recoge en ella. “El gran código de la Humanidad”, como la definió ayer Fernández Sangrador, corre el riesgo de llevar copyright. Y eso sí que es triste. baronnrampante@hotmail.es “Dios está con nosotros. No pertenece a una religión u otra. No es propiedad de los cristianos. Tampoco de los buenos. Es de todos sus hijos e hijas. Está con los que lo invocan y con los que lo ignoran, pues habita en todo corazón humano, acompañando a cada uno en sus gozos y sus penas. Nadie vive sin su bendición.” (José Antonio Pagola) Gustavo Gutiérrez se pregunta “¿Dónde dormirán esta noche los pobres?”. Es una pregunta interpelante que expresa la preocupación angustiosa por tanta gente que vive a la intemperie, sin hogar ni trabajo.
Pero yo quisiera completar esta pregunta con otra, que quizás nos puede extrañar: ¿Por qué no se suicidan colectivamente los pobres? No pretendo aquí hacer un estudio sociológico del fenómeno del suicidio en el mundo, ni presentar estadísticas sobre el número de suicidios individuales en los países ricos del Norte frente a los países pobres del Sur, aunque seguramente constataríamos que su número es mayor en el Norte que en el Sur, donde también hay suicidios individuales por motivos sentimentales, familiares y a veces económicos. Mi pregunta tiene otra intención: ¿cómo es que en los países pobres del Sur, en América Latina muy concretamente, no se dan esos suicidios colectivos que a veces en algunas “sectas” fundamentalistas y apocalípticas se han producido, bajo las órdenes de un líder fanático? ¿Por qué los grupos indígenas no deciden extinguirse y desaparecer? En América Latina los pobres, los grupos marginados, los campesinos, los indígenas y afrodescendientes, padecen muchas veces hambre, desnutrición, muchos de ellos no tienen agua ni electricidad, no gozan de un empleo estable, no poseen una vivienda digna, sufren por falta de escuelas y de hospitales, se sienten excluidos, muchos emigran al exterior en busca de mejores condiciones de vida…Y sin embargo siguen adelante y luchan por la vida, se enamoran y se casan, tienen hijos, los niños juegan y ríen, las mujeres compran flores y celebran fiestas, se levantan cada día con la esperanza de mejorar su vida, con la ilusión de construir un mundo mejor, de luchar para que sus hijos vivan una vida más digna y no padezcan la estrechez económica que ellos han sufrido. Cuando en el Primer mundo las Utopías han muerto y los Grandes relatos han desaparecido, cuando los ideales del Mayo del 68 son objeto de crítica y de ironía, y cada uno busca vivir lo mejor posible prescindiendo de los demás…en América Latina todavía la gente sueña con un mañana mejor, con un mundo donde haya justicia, solidaridad, respeto a las diferencias étnicas y sexuales, libertad, inclusión, armonía con la naturaleza, donde, como el profeta anunciaba, el lobo y el cordero puedan pacer juntos y el niño pueda jugar con la serpiente (Is 11, 6-8). ¿De dónde nace esta esperanza de que otro mundo es posible y necesario? Esta esperanza no es fruto de sus estudios sobre economía política, ni de una reflexión sobre la historia de las civilizaciones, sino de algo más sencillo y profundo. Frente a todos los agoreros de la sociología que anunciaban que en América Latina la secularización rabiosa y lineal del occidente ilustrado iba a barrer con la religión y producir una sociedad agnóstica y atea como la europea, la religión pervive con fuerza en América Latina, dentro de un gran pluralismo religioso. Esta religiosidad pluriforme es sin duda la fuente última de su esperanza existencial en la vida. Sin querer hacer un estudio pormenorizado del pluralismo religioso en América Latina podemos afirmar que junto a las viejas raíces culturales y religiosas de las cosmovisiones ancestrales anteriores al cristianismo, pervive una fuerte religiosidad popular que es la forma más inculturada de vivir la fe desde sus raíces culturales y que es la más extendida en los sectores pobres. Junto a esta forma de religiosidad popular están los practicantes dominicales y un grupo minoritario de cristianos que podemos llamar comprometidos, militantes, discípulos y misioneros. Indudablemente forman parte de este pluralismo religioso los que pertenecen a comunidades evangélicas y también los que integran grupos para-cristianos o no cristianos. Podríamos decir, simplificando y generalizando un poco, que en todos estos grupos religiosos persiste un sentido de lo sagrado y de lo trascendente, al mismo tiempo que en muchos de ellos coexiste una cierta relativización (¿postmoderna?) de las instituciones, una creencia con poca o sin pertenencia institucional. Es una fe y una religión “a la criolla”, a su aire, bastante libre y atípica frente a las enseñanzas y normas oficiales, una especie de religión e Iglesia informal, casi subterránea. Pero en medio de este gran pluralismo religioso, sobre todo en los más pobres hay un sentido convergente y profundo de amor a la vida, de que Dios no nos abandona sino que escucha el clamor de los pobres, que Dios da fuerza para luchar por la vida, que nos acompaña siempre, que nos perdona y salva, que está con el pueblo en su marcha por la historia. ¿De dónde nace esta convicción? ¿Son las raíces ancestrales de las culturas y religiones originarias? ¿Son fruto de la tradición bíblica que recuerda que Dios salvó al pueblo de Israel de la opresión de Egipto y lo llevó a la tierra de promisión? ¿Se fundamenta en el conocimiento del evangelio, de la cercanía y cariño de Jesús de Nazaret hacia los pobres, a los que llama bienaventurados, sana y perdona? ¿Está ligada a la figura materna de María que nunca abandona a sus hijos e hijas? ¿Se apoya en el testimonio de mucha gente de buena voluntad y de Iglesia que se ha solidarizado con ellos? ¿O es más bien una misteriosa convicción interna, inexplicable racionalmente, que les asegura que Dios está siempre con ellos, que “Diosito” siempre les acompaña? El Espíritu del Señor, que es vida y esperanza, es quien interiormente les hace experimentar esta esperanza y les da fuerza para seguir adelante en la vida. Esta misteriosa convicción se convierte en fuerza, en esperanza, en no desilusionarse, en luchar, amar, casarse, tener hijos, celebrar fiestas, no suicidarse colectivamente. El Dios de la vida les infunde ánimos para vivir, aunque todo ello sea misterioso y difícilmente conmensurable. Los pobres intuyen que el mal, el dolor, la pobreza, la injusticia, la muerte no pueden tener la última palabra, que un día triunfará la justicia y la verdad, y esto es lo que en sus fiestas ya anticipan simbólicamente. Es la actitud de la mujer del Apocalipsis que frente al dragón que la amenaza de muerte, ella engendra vida (Apoc 12), convencida de que la vida vencerá a la muerte. Es la fe de las mujeres que van al sepulcro y que al hallarlo vacío, creen que el crucificado ha resucitado y vive (Lc 24, 1-11). Teológicamente podríamos acudir a los textos evangélicos donde Jesús da gracias a su Padre porque ha ocultado a los sabios y prudentes de este mundo los misterios del Reino y los ha revelado a los sencillos y pequeños (Lc 10, 21-22). Desconocemos cómo evolucionará esta religiosidad en el futuro, pero actualmente esta esperanza y estos sueños constituyen una lección para los que viven (también en América Latina…) en un Primer mundo que ha hecho del dinero su sacramento burgués, el signo visible de la gracia invisible, que no tienen sueños ni utopías, están encerrados en la cárcel de la más crasa inmanencia, sólo desean disfrutar de la vida. Algunos ya no quieren tener hijos, otros piensan seriamente en quitarse la vida cuando ésta decline y ya no tenga aliciente para ellos. Frente a esta realidad, los pobres nos enseñan que, a lo mejor, con menos se puede vivir más humanamente, que se puede soñar, que se puede arriesgar, luchar por un mundo mejor, que tiene sentido esperar, aunque no veamos plenamente sus resultados, que la vida es digna de fe, que hay Alguien que nos acoge y envuelve misteriosamente con su cariño, porque estamos en buenas manos, en las manos bondadosas de un Padre-Madre. A pesar de todos estos males, los pobres intuyen que no hay por qué suicidarse, porque la vida es bella, es un don del Dios de la vida. Cochabamba, Bolivia, Adviento 2010. “El colonialismo no es un periodo histórico superado, un fósil inerme. Es una semilla que aún da sus frutos, reproduciendo una característica administración del pensamiento y sustentando un sistema de extracción de la mayoría de población del planeta…
Aunque el sistema político de los imperios coloniales en sentido estricto quedó felizmente en el pasado, sus secuelas están presentes en las nuevas formas de imperialismo económico y político (y religioso, añado yo) liderado por capitalistas neoliberales en todos los rincones del mundo. Esta globalización tan trillada tiene efectos perversos para las mujeres. Aunque ciudadanas, estas dinámicas nos están empujando hacia una mayor pobreza, más responsabilidades nuevas, formas de migración, nuevas formas de control y violencia”1 ——————————- 1 Liliana Suárez Navaz y Rosalva Aída Hernández (eds.), Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde los márgenes, Cátedra-Universitat de València-Instituto de la Mujer, Madrid, 2008, pp. 31-32. ——————————– Este análisis de la antropóloga Liliana Suárez Navaz es perfectamente aplicable al colonialismo en América Latina en sus diferentes manifestaciones, y muy especialmente en el cristianismo. Aquí voy a centrarme en el papel jugado por el cristianismo liberador en los actuales procesos descolonización y en la necesidad de descolonizar la religión como condición irrenunciable, si bien no suficiente, para que dichos procesos lleguen a buen puerto. En el imaginario colectivo está fijada la imagen del cristianismo como uno de los factores ideológicos e institucionales más importantes de legitimación de la conquista y de la colonización de América Latina, y como uno de los poderes fácticos que más se resistieron a la descolonización, a las corrientes ideológicas emancipatorias y a los movimientos de liberación en América Latina. Con la historia en la mano es obligado reconocer que así fueron las cosas en el pasado y que lo siguen siendo en el presente en el catolicismo institucional y oficial que, desde los tiempos de la conquista, ha sido el remedo del catolicismo español o si se prefiere, la reproducción de un cristianismo antimoderno, antiliberal, contrarrevolucionario y procolonial. Ha habido, empero, otro paradigma de cristianismo crítico de la conquista, contrario a la colonización, defensor de los indígenas y colaborador en los procesos de descolonización desde el principio ético-evangélico de la opción por los excluidos, si bien no sin contradicciones. Era un cristianismo que defendía la persuasión y la tolerancia, el diálogo y el encuentro con el otro, la autocrítica, la denuncia y el sentido comunitario-igualitario. Ejemplo emblemático de dicho cristianismo durante la conquista fue el obispo y teólogo Bartolomé de Las Casas, considerado el precursor de la interculturalidad. Cristianismo liberador y movimientos revolucionarios A partir de la segunda mitad del siglo XX y bajo la inspiración de Las Casas, el proceso descolonizador en América Latina recibió un significativo impulso por la vía del compromiso liberador del naciente movimiento de las comunidades de base, de los teólogos y teólogas que iniciaban una nueva metodología teológica desde la realidad social y la identidad cultural de los pueblos latinoamericanos y de obispos sacerdotes ubicados en el mundo de la marginación. Fue entonces cuando, en un clima de lucha popular y de cambio de paradigma del cristianismo, numerosos sacerdotes, cristianos y cristianas de las diferentes iglesias, individual o grupalmente, se incorporaron a los movimientos de liberación junto con otros militantes revolucionarios. Lugar destacado en el camino hacia la descolonización por vía de la transformación de la realidad social latinoamericana han jugado los teólogos brasileños Fray Betto y Leonardo Boff. El primero a través de la lucha contra la dictadura de su país durante las décadas de los sesenta y setenta, la creación del Movimiento Sin Tierra y, durante el primer mandato del presidente Lula, la puesta en marcha del programa “Hambre Cero”, que logró reducir considerablemente la pobreza en Brasil. Leonardo Boff ha creado una nueva corriente dentro de la teología de la liberación: la teología ecológica, que parte de dos heridas que sangran, la de la pobreza, que destruye el tejido vital de millones de seres humanos, y la de la violencia contra la tierra, e intenta responder en clave liberadora al doble grito: el de los pobres y el de la naturaleza. Ha colaborado activamente en los programas de formación del Movimiento Sin Tierra aportando a la descolonización la clave ecológica. Fernando Lugo: “sueño de un futuro con identidad paraguaya” El proceso descolonizador de la religión continúa desarrollándose en la primera mitad del siglo XXI. Una de las figuras religiosas que más está contribuyendo a él es el ex obispo Fernando Lugo, quien, tras el triunfo electoral en abril de 2008, accedió a la presidencia de la República de Paraguay y logró terminar con la hegemonía del Partido Colorado en el poder durante sesenta y un años en Paraguay, incluidos treinta y cinco de dictadura.. Lugo dio los primeros pasos simbólicos del proceso descolonizador en el discurso de la toma de posesión de la Presidencia de la República en el que habló del “sueño de un futuro con identidad paraguaya” y se comprometió a encontrar en el pasado “sus valores y signos para que en la semiótica del futuro se encuentren nítidas las motivaciones que claman por un mañana que reitere los logros y no repita los errores”. En el IV Foro Social de las Américas, celebrado en Asunción, del 11 al 15 de agosto se refirió a las profundas transformaciones que vienen produciéndose en América Latina durante las dos últimas décadas y expresó su convicción de que el continente se está convirtiendo en una “fábrica de sueños realizables” y está creando nuevos paradigmas de desarrollo “no construidos por tecnócratas foráneos ostentadores de falsas premisas y ocultos intereses”, sino a partir de la soberanía y la integración de los pueblos, por la vía del diálogo y de la negociación, y mediante el aprendizaje autónomo de millones de latinoamericanos que ofrecen resistencia al voraz modelo económico colonizador del neoliberalismo. La teología de la liberación: ideología contrahegemónica Un papel fundamental en el proceso de descolonización de la religión en América Latina ha jugado la teología de la liberación, nacida a mediados de los años sesenta, una teología de la resistencia frente al Imperio norteamericano. Cuarenta años después, se ubica en el mundo de la marginación cultural y de la exclusión social de toda América Latina y el Caribe. Está del lado de las víctimas de las sucesivas colonizaciones y ha recuperado el carácter originariamente subversivo del cristianismo. Ha dejado oír de nuevo la proclama de Jesús de Nazaret contra los poderes políticos, económicos y religiosos de su tiempo y la denuncia profética de Bartolomé de Las Casas ante el Imperio hispánico. Ha hecho suya la causa de los libertadores de principios del siglo XIX y se ha convertido, hoy, en un movimiento de proyección universal que está presente en el Foro Social Mundial y el Foro de las Alternativas bajo el signo de “Otro Mundo Posible”, y ha creado su propio espacio alter-globalizador, el Foro Mundial de Teología y Liberación (FMTL), que revoluciona las conciencias de los creyentes desde la convicción de que otra teología, otra Iglesia, otro Dios son posibles ¡y necesarios! La teología indígena, en el horizonte de la descolonización En los procesos de descolonización de América Latina adquiere protagonismo y pujanza cada vez mayores la teología indígena. Una teología nueva, pero también antigua, quizá las más antigua de Amerindia, que resistió al Imperio hispano y no logró ser controlada ni destruida a pesar de las masacres, ecocidios, etnicidios y deicidios cometidos por los conquistadores, que destruyeron la mayoría de los centros religiosos, administrativos y políticos precolombinos por la voraz, compulsiva, alocada e idolátrica apropiación del oro y por asegurarse la conquista de las nuevas tierras para la monarquía española. Experimentada comunitariamente y transmitida oralmente, ha logrado sobrevivir en el silencio meditativo de la sabiduría popular haciendo realidad la canción de Atahualpa Yupanqui: “La voz no la necesito. Sé cantar hasta en el silencio”. Actualmente opera como narración mítico-simbólica que recupera la identidad cultural de las comunidades indígenas, como relato discursivo en el horizonte de la liberación de los pueblos de América Latina y como movimiento espiritual de resistencia frente a la globalización neoliberal y a los restos de colonialismo que todavía perviven en el continente. Se mueve en el horizonte de las teologías de la liberación desarrolladas en América Latina, pero superando el carácter ligeramente colonial —al menos ideológico y conceptual— con el que nacieron y que algunas todavía conservan. Posee su propia identidad, pero en diálogo inter-identitario con otras tradiciones culturales. Tiene su propia metodología y no se somete a la metodología teológica dominante, aunque está abierta a la comunicación con la metodología de otras teologías liberadoras. Posee sus propios contenidos más sapienciales que doctrinales, conforme a sus mejores tradiciones, pero, al mismo tiempo, mantiene el diálogo con los nuevos climas cultuales, sin por ello sucumbir miméticamente o asimilarse acríticamente a ellos. Se podrá objetar que estamos ante un mundo mítico. Es verdad. Pero también Prometeo era un mito, un mito portador de luz, de liberación, de utopía. ¿Por qué no va a serlo la teología indígena? Eduardo Galeano hace un certero relato de la actitud de superioridad colonizadora de la cultura dominante en relación con las culturas indígenas y afrodescendientes: “La cultura dominante admite a los indígenas y negros como objeto de estudio, pero no los reconoce como sujetos de la historia; tienen folklore, no cultura; practican supersticiones, no religiones; hablan dialectos, no idiomas; hacen artesanías, no arte”. Y yo añado: tienen ídolos, no dioses; practican cultos idolátricos, no ritos sagrados; hacen magia y carecen de sacramentos. Dada la influencia de la religión en todos los terrenos de la vida y en todos los espacios del poder en América Latina, la descolonización de la religión es condición necesaria, si bien no suficiente, para llevar a feliz término la descolonización del continente latinoamericano. Debe ir acompañada de otras descolonizaciones, como las del feminismo, del conocimiento, de los derechos humanos y del universalismo globalizante, por citar algunas de las más importantes. Juan José Tamayo Acosta Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones, Universidad Carlos III de Madrid Madrid, 13 de diciembre de 2010 Encerrado en la fortaleza de Maqueronte, el Bautista vive anhelando la llegada del juicio terrible de Dios que extirpará de raíz el pecado del pueblo. Por eso, las noticias que le llegan hasta su prisión acerca de Jesús lo dejan desconcertado: ¿cuándo va a pasar a la acción? ¿cuándo va a mostrar su fuerza justiciera?
Antes de ser ejecutado, Juan logra enviar hasta Jesús algunos discípulos para que le responda a la pregunta que lo atormenta por dentro: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro» ¿Es Jesús el verdadero Mesías o hay que esperar a alguien más poderoso y violento? Jesús no responde directamente. No se atribuye ningún título mesiánico. El camino para reconocer su verdadera identidad es más vivo y concreto. Decidle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Para conocer cómo quiere Dios que sea su Enviado, hemos de observar bien cómo actúa Jesús y estar muy atentos a su mensaje. Ninguna confesión abstracta puede sustituir a este conocimiento concreto. Toda la actuación de Jesús está orientada a curar y liberar, no a juzgar ni condenar. Primero, le han de comunicar a Juan lo que ven: Jesús vive volcado hacia los que sufren, dedicado a liberarlos de lo que les impide vivir de manera sana, digna y dichosa. Este Mesías anuncia la salvación curando. Luego, le han de decir lo que oyen a Jesús: un mensaje de esperanza dirigido precisamente a aquellos campesinos empobrecidos, víctimas de toda clase de abusos e injusticias. Este Mesías anuncia la Buena Noticia de Dios a los pobres. Si alguien nos pregunta si somos seguidores del Mesías Jesús o han de esperar a otros, ¿qué obras les podemos mostrar? ¿qué mensaje nos pueden escuchar? No tenemos que pensar mucho para saber cuáles son los dos rasgos que no han de faltar en una comunidad de Jesús. Primero, ir caminando hacia una comunidad curadora: un poco más cercana a los que sufren, más atenta a los enfermos más solos y desasistidos, más acogedora de los que necesitan ser escuchados y consolados, más presente en las desgracias de la gente. Segundo, no construir la comunidad de espaldas a los pobres: al contrario, conocer más de cerca sus problemas, atender sus necesidades, defender sus derechos, no dejarlos desamparados. Son ellos los primeros que han de escuchar y sentir la Buena Noticia de Dios. Una comunidad de Jesús no es sólo un lugar de iniciación a la fe ni un espacio de celebración. Ha de ser, de muchas maneras, fuente de vida más sana, lugar de acogida y casa para quien necesita hogar. Papa Noel es el nuevo rey y el Niño Dios solo aparece como accidente. Hay muchos arbolitos con luces y pocos nacimientos con pesebre.
Pavo y panetón son un imperativo social, pero solo una minoría cumple los sacramentos que ordena la liturgia. Mientras, la gente de los estratos socioeconómicos A, B y C corretea alocadamente de tienda en tienda en busca de algún regalito para sus familiares o amigos. Hasta se compra cosas con dinero que no se tiene, asumiendo deudas que después uno se agobia en pagar. Tal navidad entonces no tiene ya nada que ver con la conmemoración del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. La celebración de estos tiempos se parece más bien a los ritos salvajes y paganos de la antigüedad: solo faltan los sacrificios humanos. El origen inmediato de tal error está en la desesperación de los comerciantes por vender y la complicidad de una publicidad que promueve el consumo desorbitado, acomplejando a la gente con el mensaje subliminal de que no regalar o no recibir es un estigma de inferioridad. Presión social que afecta especialmente a los niños pobres D y E que anhelan juguetes que nunca alcanzarán, lo que genera un proceso de frustración y resentimiento que, sumado a otros factores, podrá explotar más tarde en actos de violencia. El problema de fondo es ideológico. Se apagó la fé de que Jesús nació precisamente para redimirnos del mal, darnos ejemplo de vida por valores del espíritu y que inclusive, para mejor seguirlo, había que abandonar la posesión de bienes materiales. La corrupción del nuevo significado de la navidad se hace evidente cuando comprobamos que, no obstante las apariencias de jolgorio, muchísimas más son las personas que sufren por lo que no pueden dar ni recibir, que aquellas contentas con lo que regalan o reciben. Entonces, ahora, la Navidad es una terrible derrota del catolicismo. Pues somos nosotros los que hemos aceptado someternos a esta dictadura del consumo, de la cual casi nadie puede rebelarse so pena de ser expulsado de su entorno. Así es como nos ponemos de rodillas ante el nuevo altar del dios material, sin percibir que cuanto más llenos de cosas estemos, más vacía se queda el alma. Por eso pensamos que la Navidad de “paz y amor” ya caducó. Publicado en “Hildebrandt en sus trece” N º 32 pag 18, Nov 26, 2010 Monseñor Óscar Romero y la lucha por los derechos de los pobres por: Carlos Ayala Ramírez12/12/2010 El próximo 10 de diciembre es el Día Internacional de Derechos Humanos, que tiene su origen en el año 1950 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas invitó a todos los Estados y organizaciones interesadas, a que se dedicara ese día a conmemorar la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos, suscrita en 1948; por tanto, estamos pronto a cumplir 62 años de esa importante fecha.
Los antecedentes históricos de las distintas declaraciones de derechos humanos, ya sea de la Revolución Norteamericana (1776), de la Revolución Francesa (1789) o de las Naciones Unidas (1948), se encuentran en lo que, a lo largo de la historia, ha constituido la lucha contra la prepotencia, la arbitrariedad, el abuso y la injusticia de los poderosos. Pero la conmemoración de este año, está precedida por otro hecho histórico que ha pasado más o menos desapercibido por la mayoría de medios de comunicación del país; nos referimos a la resolución de las Naciones Unidas emitida el 11 de noviembre en la que se proclamó el 24 de marzo “Día Internacional por el Derecho a la verdad, en relación con graves violaciones y de la dignidad de las víctimas”, en honor a Monseñor Óscar Romero, quien ha sido constituido por ese organismo mundial como un referente universal de lucha por los derechos humanos; pero no debemos olvidar que su universalidad se produce desde una defensa histórica concreta : la de las víctimas de El Salvador que se producían en su momento. En efecto, la visión y posición de Monseñor Romero con respecto a los derechos humanos estuvo configurada cuando menos por tres realidades específicas: una situación de agravio (opresión y represión históricas), su fe cristiana (de la que se nutre su utopía y denuncia), y una práctica inspirada en esa fe (su reacción ante el sufrimiento de las víctimas). Monseñor Romero constató que los derechos de los pobres eran estructural e institucionalmente violados a causa de la injusticia social y de la represión. Ante esa realidad, que calificó de “desorden espantoso”, consideraba que la Iglesia traicionaría su mismo amor a Dios y su fidelidad al Evangelio si dejara de ser defensora de los derechos de los pobres. En coherencia con ese amor y esa fidelidad, defendió a las víctimas de la opresión y la represión; y lo hizo de una forma sorprendentemente humanizadora: los defendió con misericordia (”Me duele mucho el alma de saber cómo se tortura a nuestra gente, de saber cómo se atropellan los derechos de la imagen de Dios”, homilía 5/12/77); con verdad (”Queremos ser la voz de lo que no tienen voz para gritar contra tanto atropello de los derechos humanos”, homilía 28/08/77); con solidaridad (”Un bienestar personal, una seguridad de mi vida no me interesa mientras mire en mi pueblo un sistema económico, social y político que tiende cada vez más a abrir esas diferencias sociales”; homilía 14/01/79). Pero Monseñor Romero también buscó y comunicó la verdad frente a lo que la impedía, es decir, frente al ocultamiento de la realidad de las mayorías, el cierre de espacios a las voces críticas o populares, y la manipulación de la noticia en los medios grandes de comunicación. En ese contexto Monseñor Romero proclamó: “Todo está comprado, está amañado y no se dice la verdad” (Homilía, 2/04/78); “La verdad está esclavizada bajo los intereses de la riqueza y el poder” (Homilía, 15/02/80); “Vivimos una hora de lucha entre la verdad y la mentira (Homilía, 30/07/78). Su opción ante esa realidad fue comunicar la verdad de lo que ocurría en el país, ser voz de los que tenían oprimida su voz, y desarrollar conciencia crítica en la sociedad salvadoreña. Ignacio Ellacuría planteó en uno de sus escritos que los derechos humanos pueden y deben alcanzar una perspectiva y validez universal, pero que esto no se logrará, si no se tiene en cuenta el “desde” dónde se consideran y el “para” quien y para qué se proclaman. En consecuencia, añadía, hay que tener claro y explícito ese “desde” y ese “para”. En Monseñor Romero ambas cosas estaban sumamente claras: no fue un defensor de derechos genéricos y universales, sino de derechos concretos que estaban siendo violentados. Sin ambigüedades afirmaba: “En esta situación conflictiva y antagónica, en que unos pocos controlan el poder económico y político, la Iglesia se ha puesto del lado de los pobres y ha asumido su defensa. No puede ser de otra manera, pues recuerda a aquel Jesús que se compadecía de las muchedumbres. Por defender al pobre ha entrado en graves conflictos con las poderosas oligarquías económicas y poderes políticos y militares del Estado” (Discurso en Lovaina, 2/02/80). Su defensa y lucha por los derechos humanos no era abstracta y a-histórica, era defensa del débil contra el fuerte. Y lo hacía desde su fe en un Dios que se ha revelado como protector y defensor del huérfano, la viuda, el emigrante y el pobre; un Dios que se enfrenta a los gobernantes llamados dioses del mundo para exigirles que “hagan justicia al que sufre y al pobre” (Salmo 82). En el Día Internacional de los Derechos Humanos, necesario, justo y bueno es dejarnos animar e inspirar por personas como Monseñor Romero, un ejemplar defensor de los derechos de los pobres hasta llegar al martirio. * Director de Radio Ysuca |
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